La Guerra Entre 2 Mundos (hot & romantica)

-tu cuerpo fue maltratado severamente, lo que produjo un dolor tan fuerte que tu organismo no lo soporto dejándote inconsciente. Ahora, necesito saber que sucedió, necesito que me digas si ¿fuiste víctima de una… una… un atentado?- dijo buscando términos decentes para explicarse, pero la situación no ameritaba esa delicadeza, un degenerado sin escrúpulos abuso de mi –si- dije nostálgicamente dirigiendo mi mirada hacia mis manos entrelazadas. Admitirlo era duro. Era asimilar que eso me había ocurrido, significaba que un desquiciado había hurtado mi dignidad y en conjunto mi orgullo como mujer. Nunca imagine que algo parecido me sucedería. Quizás mi mente de adolescente no era tan sabia o simplemente podría ser la ingenuidad que me envolvía.
-¿podría dejarnos a solas?- pregunto gentilmente la señora al doctor –claro- respondió el saliendo de la habitación. La señora se acerco hasta la camilla y se sentó a mi lado -¿es eso lo que paso? Pregunto suavemente –si- dije dejando salir de mi garganta algunos sollozos -¡oh por Dios!- dijo exaltada llevándose las manos a la boca –oh pequeña, no te preocupes, no temas, yo estoy aquí y te protegeré. Ahora comprendo cuanto has sufrido- continuó ella estrechándome en sus brazos.

Generosidad, un valor esencial para la fraterna convivencia de la humanidad que, obrado por el mal, se ha perdido. Pocas personas en el mundo son generosas, entre ellas, la señora que oportunamente se apiadó de un alma en pena vagando por las calles.
Un alma noble, era como al describía, pues sin pedir nada a cambio me brindo todo su apoyo, sin siquiera importarle si podría representar una amenaza.
Honesto, era cada sentimiento que me profesaba, una persona rodeada por un aura celestial, tan limpia y pura como la de un ángel.
-¿Por qué hace todo esto por mi?- le pregunté, por lo que ella me dedico una tierna sonrisa –no todo lo que hacemos tiene un ¿por qué? Como el que deseas te responda. Cuando tu corazón es bueno, actúas bajo efecto del amor. Cuando eres feliz, procuras que todos a tu alrededor lo estén también. Algo en ti llamo mi atención, una criatura indefensa caminando por allí sin rumbo fijo. Tal vez tu mirada llena de sufrimiento y dolor. No esperabas que respondiera con argumentos parecidos, pero es que es ese el verdadero porque de mis actos- dijo sinceramente ella entregándome de esta forma su cariño.
“hace mucho tiempo atrás deje de sentir que era apreciada” pensé mientras brotaban de mis ojos lágrimas de felicidad, pues mi alma había sido conmovida.
-¿Quién te hizo daño?- preguntó ágilmente; desvié mi mirada hacia el iluminado ventanal que a mi derecha se encontraba –un hombre al que creí conocer… tal vez el hombre de mi pesadilla… no lo sé, es todo muy confuso- dije recordando con pesar el rostro de Nicholas, el roce de sus manos con mis mejillas y ese beso tan anhelado convertido en una pesadilla. –Debes descansar- dijo luego dejándome sola en la camilla. Pose lentamente mi cabeza sobre la almohada y poco después cedí ante el sueño.

La noción del tiempo no era mi aliada, no recordaba porque había despertado, hasta que una intensa punzada de fijara en mi vientre; no pude evitar contraer mi cuerpo llevando mis rodillas al pecho y dejar salir de mi garganta un alarido en plena demostración del dolor extremo que experimentaba en ese momento. Coloque mis manos, haciendo presión, sobre mi vientre; para mi sorpresa palpe desagradablemente algo húmedo un poco más abajo, de inmediato retire las blancas mantas que protegían mi cuerpo del gélido ambiente de la habitación y me encontré con una gran mancha roja. Toqué suavemente mi entrepierna para entonces confirmar lo que temía, estaba tan manchada de sangre como las sábanas del fino colchón de la camilla.
¿Qué sucedía? Me preguntaba a mi misma torturándome con los recuerdos. Lágrimas de desconsuelo brotaban de mis ojos, rodaban por mis mejillas y caían a mi pecho luego del precipicio al final de mi mentón como la quebrada deja caer sus perturbadas aguas en el río para ser llevada por las fuertes corrientes al mar.
-¿Qué sucede?- preguntaron al unísono el doctor y la señora entrando a la habitación para luego pasmarse al verme toda ensangrentada. –Iré por algunas enfermeras- dijo el doctor rápidamente saliendo de nuevo de la habitación. La señora se llevo, nuevamente, las manos a la boca, estaba totalmente sorprendida, pero luego se acerco a donde me encontraba y me tomo en un gran abrazo reconfortante. –tranquila, esto pasará- me dijo entre ¿sollozos? El impacto de su nuevo estado de ánimo desembocó en mí un llanto desesperado.
-Gretta debes esperar afuera- le dijo a la señora, quien muy obediente pero poco convencida salió –encárguense de limpiar esto y ayúdenla, busquen algo para que se coloque en ese maletín de allí- ordenaba a las enfermeras mientras señalaba un maletín en la esquina de la habitación –respira profundo- pedía al examinar con su estetoscopio los latidos de mi agitado corazón. Las agiles enfermeras cambiaron rápidamente las manchadas sábanas por unas limpias para que pudiese acostarme nuevamente, puesto que el doctor seguía examinándome -¿te duele?- preguntaba continuamente mientras presionaba diferentes zonas de mi abdomen y vientre. –Me duele mucho- respondí al fin sin aliento –suminístrele un analgésico y el antibiótico prescrito en su tratamiento- dictaminó a una de las enfermeras.
-todo está bien; este dolor será frecuente mientras tu cuerpo sana completamente, podrás irte a casa mañana, pero con un tratamiento para el dolor. Eres una chica muy fuerte- concluyó, saliendo luego de la habitación dejándome con la mujer vestida de blanco que me colocaba una intravenosa.

Mas rápido de lo que esperaba el dolor se despareció dejando en mi cuerpo un gran alivio. La señora entro de nuevo a hacerme compañía, en realidad, se quedó todo el día a mi lado velando por mi bienestar.

Con el pasar de las horas llego la noche, con el pasar de las noches dejábamos atrás días y semanas, y con cada semana transcurrida completaba meses llenos de un sentimiento desconocido “el amor”. La señora Gretta me adopto podría decir, ella me dio el aprendizaje que no tenia, ella me lleno de bienes materiales con los que jamás había soñado, me dio su confianza y su comprensión, pero el detalle que más he apreciado es el de su amor maternal. Como toda una madre me defendió cuando era necesario, me cuido como toda una madre cuando enfermaba por las noches y especialmente me aconsejo y llevo a superar aquel espantoso momento que marco mi vida.
Gretta descubrió mi talento culinario; me presentó ante unos amigos suyos profesionales en la materia gourmet, quienes vieron en mí un alto potencial por lo que me dieron la oportunidad de demostrar cuan buena soy en el campo de chef.
Gracias a esos señores y al apoyo económico y personal que me brindó Gretta pertenezco a la alta sociedad, impulsada por la calidad de los platillos servidos en mi propio restaurante “La qualitá della memoria” (calidad del recuerdo). Algo simbólico poniendo sobre la mesa de cada cliente el valor sentimental de cada recuerdo, de lo que una vez cuando era niña la Sra. Matilde me enseñó, de los platillos que mi padre adoraba y de los que por algunas varias oportunidades fui halagada en casa de los Jonas.
Extraño a mi familia, extraño Joseph y a Demetria, extraño a Matilde y especialmente extraño a mi amigo Kevin. No recuerdo con claridad lo que sucedió el día de la desgracia de mi vida por tanto no recuerdo cuando nos despedimos para ir cada uno por su lado.
Aun recuerdo aquel rostro que amargura me produce, recuerdo aquel ser que tanto daño me hizo e instantáneamente a mi llega “la sed de venganza”.
¿Por qué? Por arruinar mi juventud, por estropear mi dignidad y orgullo, por marcar con tinta permanente mi vida.

Superar esa etapa fue forzoso, pero no imposible bajo el apoyo de personas tan especiales como Gretta y Miley su hija, ahora mi hermana mayor. Ella es una chica muy linda, su tez blanca contrasta perfectamente con su cabello castaño, el cual acostumbra a llevar suelto dejando bailar con su caminar las ondas naturales que este posee.
Ella y yo no nos hemos compenetrado totalmente, pero luchamos por sostener una relación llevadera, más que como hermanas, como amigas.

- ¿estás lista?- preguntó Gretta ansiosa –si, aunque estoy muy nerviosa- inquirí dudosa, presentarse ante los gobernantes de Italia era mi gran sueño hecho realidad gracias a mi esplendido talento y a las agiles piezas que movió Gretta. –Tranquila, todo saldrá bien, eres muy buena- dijo Miley despistada –gracias- repuse ante su comentario.

Como lo soñaba, fue premiada por los entes de poder que gobiernan el país, unas medallas y un bello trofeo de cristal con una base de oro chapeado. Me sentía orgullosa de mi misma, había cumplido mi sueño, el sueño con el que sueñan muchos chef.
-lo logre- dije en un susurro de victoria – ¡lo sabía, sabía que lo lograrías!- exclamo emocionada Gretta mientras me estrechaba en sus brazos –esto es vivir un sueño, esto es magnífico, irreal, especial. Y todo se lo debo a usted- dije luego a Gretta tomando sus manos y dedicándole algunas lagrimas de felicidad –sabes que todo lo hice porque lo mereces, mereces este premio- dijo tomando el trofeo que posaba en mis manos –aunque quien amerita los créditos eres tú, pues no fui yo quien cocino- continuó con ese momento tan emotivo.
Me sentía feliz, me sentía realizada, algo que creí imposible era premiado por las personas más importantes en lo que convenía en mi país.

Me encontraba en el estudio de la mansión en la que vivía junto a Gretta y Miley; colocaba alegre el trofeo sobre el pedestal de madera que habían puesto allí para que colocara específicamente ese premio, por el que me había esforzado tanto. Me senté detrás del escritorio para observarlo con detenimiento y recordar mis inicios en el campo “Un modesto restaurante en un pequeño pueblo del que me despedí en un día de desgracias” pensé dejando salir de mis ojos algunas lagrimas plenas de sentimientos encontrados.
-Valentina- pronunció suave Gretta sacándome de mis pensamientos a lo que reaccione limpiando mi rostro –ha llegado esto para ti- continuo entregándome un pequeño sobre -¿Qué es?- dije intrigada, jamás había recibido algo parecido, además ¿Quién podría enviarlo? –El cartero dijo que venía de un pueblo que se llama… se llama…- la verdad forzaba su mente, no se acordaba. Observe el sobre y con sorpresa me encontré de donde provenía –Saint Savin- repuse sin aliento al percatarme de que el pasado volvía a mi –así es- dijo aliviada –te dejare para que lo veas con suma comodidad- dijo luego al verme expectante hacia el sobre, sin abrirlo, sin moverlo, solo observándolo. Note que estaba sola en el lugar cuando el sonido de la puerta al cerrarse me saco de mis pensamientos.
Sin consentimiento alguno empezaron a brotar sendas lágrimas de mis ojos, con cada frase que leía de aquella carta de despedida.
Aquí algunos fragmentos de dicha carta:
""te he visto en las televisoras más exclusivas, estoy muy orgullosa por ello, pero los años pasan y la gente envejece aun mas. Mi corazón ha sufrido mucho desde tu partida inoportuna, mi cuerpo esta tan desgastado que el mismo impide que trabaje, el restaurante pende de un hilo atendido por tu pequeño hermano Sebastián. Le digo pequeño de cariño, pero se ha convertido en un hombre con una moral y ética respetable""
""ya no resisto mas, la vitalidad de esta mujer fiel a la vida a caducado, ahora solo me queda esperar a que la hora de partir llegue, que será más pronto de lo que esperaba, puesto que el sol se oculta poco a poco tras las montañas""
""querida hermana, esta carta fue empezada por Matilde, pero debido a un fuerte dolor en su pecho se vio interrumpida y no logro terminarla. Ella ha fallecido luego de sufrir un infarto. Me ha dejado encomendado el restaurante, en realidad nos lo ha dejado a nosotros dos. No es tu obligación venir. Sé que tu vida se ha convertido en un éxito rotundo allá en la ciudad. Decidí enviarte la carta con el fin de cumplir el último deseo de nana""

No podía con el peso de mi alma, no podía con el remordimiento de conciencia; la mujer que me planto bases para este presente tan prospero había fallecido y, por causas del olvido quizás, no estuve allí. No estuve para verla cerrar por última vez sus ojos, no estuve allí para escuchar sus últimas palabras, no estuve en el tiempo de su enfermedad, en el tiempo que necesito de mí.
Todo había sucedido, ya no había mas nada que hacer, debía doblegarme ante los recuerdos y el poco orgullo que poseía para conciliar mi alma y continuar mi vida.

Pasaron algunos días en los que mi mente se mantuvo ocupada tomando decisiones, una de ellas “el fin de mi carrera como exitosa chef en la ciudad” era un sacrificio al que estaba dispuesta y por otro lado -¿estás segura?- pregunto Gretta –si- -pero ese hombre del que huyes se encuentra allí- repuso ella argumentando una excusa para que me quedara –no, el solo estaba pasando la temporada allí, es posible que no haya vuelto más- -¿es una decisión de la cual no te retractaras?- -no, es algo que necesito hacer, no lo tomo como una obligación sino como una necesidad- le dije –bueno, si no hay remedio. Te hospedaras en la casa que ordené compraran en ese lugar- era algo que no me había dicho –no era necesario- dije apenada –lo es, cuando quiera ir a visitarte puedo quedarme allí contigo y no solo eso, es por tu comodidad. Me han dicho que es un pueblo muy modesto- dijo sonriendo maternalmente.
Le debo tantas cosas a Gretta, es muy detallista conmigo, dice que soy la hija que no se ausenta, puesto que Miley nunca está en casa.
Emprendería entonces un viaje en el tiempo, un viaje al lugar de mis penas del recuerdo, un viaje hacia el lugar que me vio crecer entre penumbras y el mismo lugar que me vio huir del dolor, el sufrimiento y el abuso.