La Guerra Entre 2 Mundos (hot & romantica)

awwwwwwww migaaaa
super perdidaaaa de tu noveeeee.....
ahh estaba de viajee como sabes
y no habia inter en ese pueblo
peroo ya me pusee al dia con los capis de tu noveee....
siguelaaaaaaaa.... sabes
q me encanta como escribes ...
kisss

Personas de todo tipo se adentraban al local muy animosas, saliendo horas después aun más felices, así como también, personas con cara de pocos amigos entraban y al salir eran el perfecto ejemplo de un cambio, al poderse escuchar las carcajadas que emitían. Era satisfactorio presenciar el fruto de sus manos, de sus preparaciones y de su esencia, y es que ella posee esa magia que puede cambiar, que puede alegrar, que puede cautivar, que puede enamorar; ella posee esa magia que lo puede todo.

Entre recuerdos de momentos que alegaba haber olvidado, el día se marcho y la fría noche llego. Pronto pude ver como los empleados salían en un grupo, pero en éste no se encontraba ella y fue entonces cuando un horrible sentimiento de derrota alcanzó mi corazón.
“intente mantenerme en pie ante las guerras del amor, intente combatir hasta el final, pero cuando dos mundos enamorados se pierden rastro y cada uno, por separado, toma inéditas decisiones no queda otra opción más que la resignación. Y es que busque intensamente en la pista que me diste, y fue imposible encontrarte. Ahora con la mente en blanco, la piel fría y el corazón partido, regresaré solo al lugar en el que las paredes mantienen viva tu esencia y mantienen latente tu presencia”
Me puse en pie y observando nuevamente mi alrededor note que una luz radiaba desde la parte trasera del local; decidido camine hacia el espacio pudiendo escuchar algunas voces desconocidas –que tengas muy buenas noches preciosa- dijo un hombre alto y delgado dirigiéndose a una mujer que se encontraba frente a él –lo mismo te deseo- dijo ella besando al hombre –adiós cariño- volvía a decir ella concluyendo y dándose media vuelta para marcharse. ¿Qué hacía allí? me pregunte riendo, tal vez me había equivocado, o eso pensé hasta que una nueva voz emergió haciendo estremecer y calentar cada célula de mi cuerpo –amore ya estoy lista- dijo ella apoyándose cariñosamente en el pecho del hombre –entonces vamos a casa, ambos merecen un descanso- respondió él muy sonriente tomando la mano de ella para emprender camino.
“en solo segundos he contemplado la mas asquerosa traición hacia ella. Ese hombre es un desgraciado al engañarla y prácticamente en su cara. La desilusión es fuerte al igual que la derrota, mi vida, mi ingenua lindura”
Me costaba asimilar la situación y formular una acción que me diera una escapatoria rápida –Valentina- inquirí suave. Ambos voltearon y de forma inmediata el hombre escudo con su cuerpo el de ella -¿Qué quiere?- pregunto a la defensiva –Valentina, debemos hablar- -ella no tiene nada que hablar con un desconocido como usted- continuo el idiota llenando el ambiente de tensión y presión –Lucciano, espera- intervino ella alejándolo de mi -¿Qué quieres?- pregunto despectiva –necesitamos hablar- -no hay nada que decir, todo fue aclarado en el pasado. Nicholas mejor vuelve de dónde vienes, pues aquí perderás tu tiempo- dijo tratando de disipar en su voz incomprensibles nervios –no digas lo que debo hacer con mi tiempo, si estoy aquí es porque quiero estar aquí. Por favor, hay mucho que debemos hablar. Como: ¿Por qué te marchaste de esa forma? Me diste una explicación muy poco lógica…- -no es el mejor lugar para charlar. Iremos a mi casa- dijo viendo a Lucciano -¿estás segura? No me parece una buena idea- replicó el la palabra de ella –tampoco me parece una buena idea, pero él tiene razón, debemos hablar y sabes que no puedo exponerme por mucho en este invierno- -¿Por qué no puedes?- -vamos…- interrumpió ese Lucciano dejándome con la intriga. Ambos se dieron vuelta instándome a seguirlos, por lo que sin decir nada mas, hirviendo de celos y observando a esa gran mujer, iba tras ellos. Y es que algo diferente había en ella, tal vez era la elegancia que denotaba el gran abrigo que portaba o la forma en la que me trató, pero lo más cierto es que la seguía amando y parecía que ella se había olvidado de lo que entre nosotros pasó.
Abordamos el auto de él y este nos condujo a la que parecía ser la casa de Valentina, donde nos bajamos -¿quieres que me quede?- le pregunto él insinuante a Valentina –tranquilo, solo será una charla. El no se atrevería a hacerme algún daño. Nos vemos mañana- le dijo ella dándole un beso en la mejilla, para luego guiarnos dentro de su casa con cierta indiferencia -¿Por qué lo hiciste en realidad?- pregunte directamente cuando estábamos cómodos en el estudio –no valía la pena continuar con esa mentira- -¿de qué mentira hablas?- -en el pasado lo hice fácil y menos doloroso, pero tú has venido a buscar respuestas. No te amaba, lo que paso entre nosotros fue algo parecido a un desliz o un consuelo- -ambos sabemos que mientes- -¿Qué te hace pensar eso?- pregunto ella de inmediato retándome a una explicación más razonable, madura, lógica y cierta a la que ella me expresaba. Cerré los ojos por unos segundos, en los que respire hondo un par de veces para armarme de valor y pronunciar palabras del recuerdo que podían derrocar mi más estable estado de ánimos y cualquier tipo de fuerza con la que contaba para enfrentar al ¿amor?.
Me acerque a ella y en un ágil y rápido movimiento tome su mano para acariciarla mientras desgarraba mi recuerdo –tus ojos lo dicen, tus labios lo niegan, tu corazón se acelera y mi mente se debate entre los más valiosos recuerdos. Esa primera vez me demostraste lo valioso que es amar, así como también me demostraste que me querías de una u otra forma. Y en esa segunda y mágica vez, cada centímetro de tu anatomía conjugada a los sentimientos expresados y la forma en la que todo paso, me demostró que esa barrera de un “te quiero” la estábamos dejando atrás. Mi hermosa lindura…- me tome unos segundos para secar una lagrima que corría por su mejilla –vi el fin de mis días cuando tu adiós se presento, pero la voz del cielo me dio la respuesta a la más grande interrogante que me agobiaba “¿Qué hago ahora que ella no está?” algo tan simple como un “sigue a tu corazón” fue el impulsor de mi corazón, fue el que hizo que mis sentimientos regresaran a su caudal y las lagrimas a su recóndito lugar…- -entiende, lo nuestro no puede ser- musito ella entre sollozos intrigantes –si puede ser, yo te amo…- hice una pausa nuevamente mientras acariciaba la punta de su nariz con la mía -¿tú me amas?- pregunte preparándome para recibir la más dolorosa y cruel respuesta, esperaba que mil dagas atravesaran mi pecho, pero ella no daba respuesta alguna. Era el peor sufrimiento que podía experimentar, su silencio significaba tantas cosas, tan malas y rencorosas. Sentía que las puertas del infierno se habrían para mí, podía percibir el ardiente calor que emanaba el lugar mientras que mi corazón se quebrantaba lentamente brotando por mis ojos entre sendas de lagrimas –esto pasa a ser más que la busca del amor, la guerra del amor; una de las más grandes guerras de amor- dije dándome golpes de pecho por la inútil perseverancia que había conservado –mírame a los ojos y dime que no me amas. Sería el fin de todo, me marchare si lo haces- pronuncie luego pegando mi frente de la suya buscando su mirada para obtener una única y decisiva respuesta. –No puedo…- dijo ella casi sin aliento para luego cerrar sus ojos y de una forma muy extraña dejar caer su cuerpo sobre mis brazos. Era obvio que se había desmayado pero ¿Por qué? La tome cargada y la recosté en uno de los muebles que allí se encontraban y proseguí a quitarle el gran abrigo tras ver como largas gotas de sudor corrían por su sien perdiéndose en su cuello. Me lleve una gran sorpresa al hacerlo, pero no quedaba más que ayudarla por más doloroso y confuso que me resultara. Tome una carpeta ubicada sobre el escritorio para darle un poco de fresco agitando la misma mientras intentaba desesperadamente hacerla reaccionar con palabras y frases de aliento como “por favor, no me hagas esto” “eres fuerte, despierta. Tu puedes” y aunque parecía inútil, en alguno de los miles intentos ella empezó a cobrar conciencia moviendo levemente su cabeza hacia mí, para tomar mi mano y detener el movimiento de la misma; luego, como si unos pesados yunques se posaran en sus parpados, ella fue abriendo sus ojos muy lentamente. –yo también te amo…- murmuro sorprendiéndome, a eso no sabía que decir, no sabía qué hacer más que sonreír y acumular inconscientemente lagrimas en mis ojos al observar como ella lloraba por alguna razón desconocida, pero note que acariciaba su vientre pronunciado con cierta nostalgia o remordimiento –es difícil para ti admitir algo tan hermoso y preciado como lo es el amor, pero no hay algo que me haga más feliz. Tú me amas y yo te amo, es lo importante…- me interrumpió –este bebe que llevo en mi vientre…- hizo una pausa en la que decidí intervenir –mi amor por ti es inmenso, ese niño no me impedirá amarte, no importa quién sea su padre solo me importas tu. yo podría cuidarlo y amarlo…- -permíteme hablar, es difícil para mí- replico sentándose –Nicholas, me has demostrado la intensidad de tu amor, jamás un hombre había hecho algo parecido y no solo eso, es que con ningún otro hombre había experimentado sentimientos como los que contigo experimente…- poso su mano en mi mejilla y con la otra guió la mía sobre su vientre –este bebe es una niña, esta hermosa criaturita que crece en mi es el grandioso y más maravilloso fruto de nuestro amor. Nicholas, esta pequeña es nuestra hija, no es de nadie más que de nosotros- dijo ella al fin sin reticencia nublando mi mente. Y es que no encontré palabras para describir la conmoción emocional que me causaba, tan solo lágrimas de dicha pudieron brotar de mis ojos como la más plena demostración de felicidad ante la magnitud significativa de su confesión.