Continuacion—¿Crees que es un criminal o algo así?
—No seas tonta, por supuesto que no. Sólo quiero decir que parece fuera de lugar aquí —continuó la señora Peale—. Es inteligente y sofisticado y no actúa como los vaqueros que trabajan por aquí, ¿no te has dado cuenta? Es el tipo de hombre que se sentiría en casa en un entorno elegante. Está muy bien educado y va impecable.
—Me contó que algún día quiere convertirse en encargado de rancho —le confesó ____________—. Seguramente se esfuerza por crear una imagen que pueda impresionar a la gente.
—Podría ser. Pero creo que hay algo más en él de lo que muestra.
—Tú y tu intuición —bromeó _____________.
—Tú también la tienes —le recordó su madre—. Es nuestra conocida capacidad premonitoria. Mi abuela también la tenía. Podía ver lo que iba a suceder con antelación —frunció el ceño—. Hizo una predicción que no tenía sentido. Y sigue sin tenerlo.
—¿Qué dijo?
—Me dijo que yo sería pobre, pero que mi hija viviría como una reina —se rió—. Lo siento, cariño, pero no parece que eso vaya a suceder.
—Todo el mundo puede cometer algún que otro error —admitió ___________.
—En cualquier caso, ve a vestirte. Le dije a Nick que cenamos a las seis.
_______________ sonrió.
—Me arreglaré, pero no servirá de nada. Seguiré pareciéndome a mí misma, no a una reina.
—El aspecto se estropea. La personalidad, no —le recordó su madre.
____________ suspiró.
—No hay muchos hombres jóvenes que estén buscando una personalidad.
—Puede que éste sea el primero. ¡Date prisa!
Nick era un hombre de facciones duras, alto, fuerte y muy educado. Sonrió a _____________ y le clavó los oscuros ojos en la cara mientras se sentaba a la mesa con las dos mujeres y la niña. Estaba sirviendo como cabo en una unidad del ejército en Afganistán, les contó. Era especialista en comunicaciones, aunque también se le daba bien arreglar motores.
—¿Las cosas están muy mal por allá? —preguntó la señora Peale, que había conseguido sentarse a la mesa con ayuda de Nick.
—Sí, pero estamos haciendo progresos —aseguró el joven.
—¿Tienes que disparar a la gente? —quiso saber Selene.
—¡Selene! —exclamó _____________.
—Intentamos no hacerlo —le contestó Nick a la niña con una sonrisa—. Pero a veces nos disparan a nosotros. Estamos acampados en lo alto de las montañas, en zona de terroristas.
—Debe de ser aterrador —comentó ____________.
—Lo es —respondió Nick con sinceridad—. Pero nosotros cumplimos con lo que nos han manado y tratamos de no pensar en el peligro —miró a Selene y volvió a sonreír—. Hay muchos niños alrededor de nuestro campamento. Nos piden caramelos y galletas.
—¿Y también hay niñas? —quiso saber Selene.
—No, no se ven muchas —respondió él—. Tienen costumbres muy diferentes a las nuestras. Las niñas se quedan con las madres y los niños van por ahí con sus padres.
—A mí también me gustaría estar con mi padre —dijo Selene con tristeza—. Pero se ha marchado.
—Murió —susurró _____________, y Nick asintió rápidamente.
—Tómate otra taza de café, Nick —le pidió la señora Peale.
—Gracias. Está muy bueno.
__________ había racionado el suficiente como para hacer una cafetera. Era muy caro y raramente lo bebían, pero su madre le había dicho que a Nick le encantaba el café y, después de todo, había contribuido a la comida.
Después de cenar se reunieron en torno a la televisión para ver las noticias. Poco después Nick consultó el reloj y dijo que tenía que regresar a Billings porque su tía quería que la llevara al cine y él le había prometido que lo haría.
—Pero me gustaría volver antes de reincorporarme a mi misión —les dijo—. He pasado un rato muy agradable esta noche.
—Nosotras también —dijo _____________—. Vuelve cuando quieras.
—La próxima vez te haremos unos deliciosos macarrones con queso —se ofreció la señora Peale, Nick vaciló un instante.
—¿Os importa si colaboro con el queso? —preguntó—. Hay un tipo en particular que es el que me gusta.
Ellas entendieron lo que quería decir, pero fingieron que no. Tenía que resultar obvio que eran pobres.
—Eso sería muy amable por tu parle —dijo la señora Peale con genuino agradecimiento.
—Será un placer —contestó él—. _____________, ¿me acompañas a la puerta?
—Claro.
____________ lo acompañó hasta la camioneta. Caleb se dio la vuelta antes de subir.
—Mi tía tiene una prima que vive aquí. Dice que tu madre está muy mal —dijo.
—Cáncer de pulmón —respondió ella.
—Si hay algo que yo pueda hacer, lo que sea…
—Eres muy amable, pero nos vamos arreglando —sonrió ____________— Gracias por el pollo. Se me había olvidado su sabor —añadió imitando a su madre.
Él se rió ante su sinceridad.
—Siempre has tenido mucho sentido del humor, _____________.
—Es más fácil reír que llorar —aseguró ella.
—Eso dicen. Mañana por la tarde me pasaré por aquí, si te parece bien, para decirte cuándo estoy libre. Mi tía me ha embarcado en una rueda de obligaciones sociales sin fin.
—Puedes llamarme por teléfono —sugirió _____________.
—Prefiero venir —insistió él—. Así me escapo de tomar el té con una de las amigas de mi tía que tiene una hija soltera.
—¿Estás huyendo del matrimonio? —preguntó _____________ con una sonrisa.
—Eso parece —respondió Nick apretando los labios—. ¿Tú estás con alguien?
—No —contestó ella con un suspiro—. ¿Y tú?
—Ojalá lo estuviera —aseguró él encogiéndose de hombros—. Pero ella es la novia de mi mejor amigo.
____________ se relajó. No estaba buscando una mujer.
—Yo estoy viviendo también algo parecido. Sólo que él no tiene novia, que yo sepa.
—¿Y no le gustas?
—Al parecer, no.
—Fíjate qué casualidad. Dos compañeros de sufrimiento que se encuentran por casualidad.
—Así es la vida.
—Sí —Nick la miró con ternura—. ¿Sabes qué? En el instituto era tan tímido que nunca tuve el valor de preguntarte si querías salir conmigo. Me habría gustado. Siempre estabas alegre, sonriendo. Me hacías sentir bien.
Aquello era sorprendente. _____________ lo recordaba como un chico distante y estirado que no parecía darse cuenta de que ella existía.
—Yo también era tímida —le confesó—. Pero aprendí a disimular.
—El ejército me enseñó a mí a hacerlo —aseguró Nick—. Este hombre que te gusta… ¿es alguien de por aquí?
Ella suspiró.
—Lo cierto es que es el capataz de un rancho. El hombre para el que trabaja, uno de los hermanos Jonas, ha comprado el rancho Bradbury.
—He oído hablar de ellos —asintió Nick—. Viven en Medicine Ridge. Uno de sus trabajadores estuvo en mi unidad. Dijo que era el mejor lugar en el que había trabajado nunca. Yo me estoy sacando un título en el ejército. Cuando me licencie entraré de aprendiz en un taller mecánico de Billings, y con un poco de suerte algún día seré socio del dueño. Me encanta arreglar motores.
_________________ lo miró un instante.
—Ojalá pudieras arreglar el mío —dijo—. Echa humo negro.
—¿Cuántos años tiene? —preguntó Nick con curiosidad.
—Unos veinte.
—Seguramente necesitará cambiar el motor completo —respondió él sin vacilar—. Tal y como están hoy los precios, te compensa más venderlo para chatarra y comprarte uno nuevo.
—Eso es imposible —aseguró ___________—. Necesitamos hasta el último penique que yo llevo a casa.
—¿No has pensado en mudarte a Billings? Allí podrías encontrar un trabajo mejor.
—Tendría que llevarme a mamá y a Selene conmigo —respondió ella—. Y tendría que alquilar un sitio para vivir. Aquí al menos tenemos un techo.
Nick frunció el ceño.
—Tienes un buen lío —le dijo con simpatía.
—Así es. Pero amo a mi familia —añadió—. Prefiero estar con ellas que ser millonaria.
Los oscuros ojos de Nick se cruzaron con los suyos.
—Eres una buena chica, _____________. Ojalá te hubiera conocido mejor antes de cruzarme con la novia de mi mejor amigo.
—Ojalá te hubiera conocido yo mejor a ti antes de que Joe Adam apareciera en el pueblo —____________ suspiró—. En cualquier caso, me encantaría ser tu amiga. Podemos llorar el uno en el hombro del otro. Y, si me das tu dirección, te escribiré cuando vuelvas a tu misión.
A Nick se le iluminó el rostro.
—Eso me encantaría. Me ayudará a despistar a mi amigo. Me pilló mirando la foto de su novia durante demasiado tiempo.
—Te mandaré una foto mía —se ofreció ___________—. Puedes decirle que su novia te recordaba a mí.
Nick alzó las cejas.
—No sería ninguna mentira. Os parecéis bastante: tiene el cabello oscuro y los ojos claros. ¿Harías eso por mí?
—Por supuesto que sí —aseguró la joven—, ¿Para qué están los amigos? Él sonrió.
—Dile a tu familia buenas noches de mi parte. Vendré mañana.
_____________ también sonrió.
—Te estaré esperando.
Nick se despidió agitando la mano y se puso en marcha. Ella lo vio irse y recordó que todavía quedaba algo de pollo. Tenía que darse prisa en entrar y guardarlo antes de que Selene comiera demasiado. Si estiraban aquel pollo, podrían comer casi toda la semana.
Joe Jonas había pasado un fin de semana muy agradable con su hermano, Kasie y las niñas. Le vino bien librarse del constante dolor de cabeza provocado por la reforma y estar con la familia, pero tenía que regresar a Hollister y arreglar las cosas con _______________. Debió encontrar un modo más sutil de mantener las distancias mientras se acomodaba a su cambiante relación. La joven había palidecido cuando la apartó. Joe odió tener que dejarla con aquella errónea impresión, pero el deseo súbito que sintió por ella lo había sorprendido e incomodado. No fue lo suficientemente fuerte como para volver y enfrentarse a ella hasta que fue capaz de ocultar sus sentimientos.
Tenía que haber algún modo de arreglar las cosas con ella. Pensaría en algo en el camino de regreso a Hollister, se dijo. _____________ tenía un corazón de oro y sabía que no le guardaría rencor.
Pero cuando entró en el almacén el lunes por la mañana, se llevó un susto. ____________ estaba apoyada en el mostrador, sonriéndole encantada a un joven muy atractivo vestido con pantalones y camisa vaqueros.
Si no veía mal, el chico le estaba agarrando la mano. Joe sintió en su interior una explosión de dolor y resentimiento. ____________ le había puesto las manos en el pecho y lo había mirado con sus cálidos ojos verdes, y Joe la había deseado hasta la locura. Y ahora estaba haciendo lo mismo con otro hombre, un hombre más joven. ¿Acaso era una seductora sin corazón?
Joe se acercó al mostrador y se dio cuenta de que el muchacho no parecía en absoluto molesto por su presencia.
—Hola, _______________ —la saludó con frialdad—. ¿Ha llegado esa mezcla especial de pienso que te pedí que encargaras?
—Lo voy a comprobar, señor Adam —respondió ella educadamente y con una sonrisa.
Entró en la parte de atrás del almacén para comprobar el último pedido que acababa de llegar por la mañana. Se sentía muy orgullosa de sí misma por haber sido capaz de disimular que le temblaban las piernas. Joe Adam tenía un efecto devastador sobre sus emociones. Pero él no la quería a su lado, y más le valía recordarlo. Era una bendición que Nick hubiera ido aquel día al almacén. Tal vez Joe pudiera pensar que tenía otros intereses y que no lo perseguía a él.
—Buenos días —le dijo Joe al joven—. Soy Joe Adam, el supervisor del viejo rancho Bradbury.
El muchacho sonrió y le tendió la mano.
—Soy Nick Danner, _____________ y yo fuimos juntos al instituto.
Joe le estrechó la mano.
—Encantado de conocerte.
—Lo mismo digo.
Joe miró hacia las estanterías con aire indiferente.
—¿Trabajas por aquí? —preguntó como quien no quiere la cosa.
—No, estoy en el ejército —respondió el muchacho, sorprendiendo a Joe—. Estoy destinado en el extranjero, pero me han dado un permiso de dos semanas y he venido a estar con mi tía en Billings.
Los ojos miel de Joe se cruzaron con la mirada oscura del muchacho.
—Eso está bastante lejos de aquí.
—Sí, ya lo sé —respondió Nick con naturalidad—. Pero le prometí a _____________ que iríamos un día al cine y esta noche estoy libre. He venido a preguntarle si quiere venir conmigo.
Listo chicas gracias por pasarrrrr
aqi les dejo cap esperoooo
i les guste ok seguire aki si comentan muchoooo
subire otra parte jjjj ok bno bye
las qiero