Hoy el frio es más intenso que cualquier otro día, podría aparecer una tormenta; por esa misma razón suspendieron las clases de hoy. Eran las 3:50 y parecía más tarde. Si, como ya sabrán iba camino a su casa. Vaya que me costó salir de mi casa, mis padres no me lo permitieron pero sabía cómo convencerlos.
Este frio era insoportable, ya quería estar en aquel cálido hogar al cual ya estaba empezando a apreciar más de lo que debería.
Toque la puerta un par de veces pero no recibí respuesta. Volví a insistir y al hacer presión esta se abrió un poco.
-¿Qué hace abierta? –la empuje un poco mas abriendo paso para adentrarme en ella.
No era usual que se encontrara abierta, y aunque resulte un poco atrevido de mí parte sabía que si esta estaba así era porque algo había pasado.
-¿Hola? – cerré la puerta con cuidado y comencé a buscar a la Sra. sin siquiera quitarme las prendas de mas. - ¿hay alguien en casa?
Fui camino a la cocina y allí estaba ella. Podía verla tirada en el suelo.
-¡Señora! –Corrí tras ella.- ¿está bien? –ella levanto su rostro y enseguida la vi sonreír pero… su rostro estaba lleno de lagrimas. -¿Qué le paso? –pregunte confundida.
-Soy un poco torpe ¿no lo crees? –dijo mientras seguía recogiendo unos pequeños pedazos de vidrio del suelo. – agg, era una de mis vasijas favoritas. –Los recogió y se levanto.
-¿E-está todo bien? –pregunte extrañada.
-Sí, ¿Por qué no ha de estarlo? –dijo mientras se volteaba y secaba sus lagrimas.
-Señora… ¿Por qué llora? –pregunte sin más.
Pasaron unos segundos de silencio y luego este fue interrumpido por la misma.
- ¿Por qué lloro?... pues, porque me duele el corazón. Y es tonto ¿sabes? Después de un año se supone que me debía acostumbrar ¿no? Pero… no fue así.
¿Después de un año? ¿A que se refi-?
-S-señora, ¿de… de que está hablando usted? –dije teniendo una idea de lo que se refería, por lo tanto estaba un poco nerviosa.
-Sí, es justamente lo que estas pensando.-Volteo a verme con una sonrisa nuevamente. – Bueno, será mejor que siga con mis deberes, tengo que ir a comprar algunas cosas para el almuerzo.-camino de largo y siguió hasta el final de la cocina, voltee a verla ya que me dejo atrás y detuvo su paso.
-….señora.-no sabía que decirle.
-No te preocupes por mí, yo estoy bien pero… -hizo una pausa sin siquiera mirarme, solo dándome la espalda.- él te necesita.
Mi corazón se detuvo por unos segundos y ella siguió su camino. Yo no podía responder nada.
¿Estaba preparada para ayudarlo de verdad en estos momentos?
Escuche la puerta abrirse y de inmediato cerrarse, ella se había ido dejándome sola con él. ¿Sera conveniente que yo me acerque a él?
Sin pensarlo dos veces subí esas escaleras y inmediatamente quede cara a cara con aquella puerta.
Mi mano se poso sobre aquella helada perilla y enseguida abrí paso para mí.
Pude divisar el gran desorden de su habitación y luego…
-¿Joseph? …-su nombre se escapo de mi boca al no verlo de inmediato pero enseguida sentí como una presión en mi ante brazo hizo que volteara a un costado para encontrarme nuevamente con esos ojos.
-¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres? –su voz expresaba una furia inexplicable al igual que sus ojos. No pude evitar demostrarme intimidada por él.
-Yo… yo solo- no pude articular bien las palabras.
-¿vienes a burlarte de mi otra vez? ¿Eso es a lo que vienes?
-¿Qué? ¡No! Yo nunca-
-Por favor, déjame solo. –dijo dejando mi brazo libre y caminado para darme la espalda.
-No Joseph, yo no podría- intente acercarme a él nuevamente.
-¡Te dije que me dejaras solo! –Me grito fuertemente, se volteo a verme y tomo mi rostro con sus fuertes manos. - ¿Qué es lo que quieres? Dime ¿Qué quieres de mí?
-J-Joseph… suelt-tame –dije tratando de quitar sus manos de mi rostro.
- ¿Por qué no me puedes dejar solo? ¿Por qué no puedes entender el desprecio como lo hacen los demás? –Sus palabras fueron tan fuertes para mí que sentí mi corazón desgarrarse, mis lagrimas no esperaron ni un segundo mas y empezaron a recorrer mi rostro sin poder emitir ni una sola palabra pero aun así, con más fuerza trataba de quitar sus manos de mi rostro.- ¿Por qué eres tan persistente? Maldita sea, ¿Qué es lo que quieres? –cerré mis ojos con fuerza y ya mis brazos no tenían energías con que forcejear. El pego más su cuerpo al mío. - ¿me quieres a mi? ¿Es eso lo que quieres?
-Por favor suéltame- dije entre sollozos.
- ¿Eso es lo que quieres? ¿Esto? –Sus manos me sujetaban con fuerza y enseguida sentí como este se acercaba más a mí hasta que… sus labios hicieron presión sobre los míos.
¿Qué era esto? Él… él ¿me estaba besando?
Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo. Él… él definitivamente hacia que yo me estremeciera. Sí, yo… yo lo amaba y mucho.
Sus labios empezaron a jugar con los míos y yo no podía detenerlo, simplemente no podía y entonces… sentí las lagrimas recorrer mi rostro pero… estas no eran mías; si, eran de él.
Eso me hizo entrar en la realidad, una realidad que lograba encoger cada vez mas mi corazón, el corazón que él hace unos minutos había roto en mil pedazos y que ahora lograba reconstruir de manera inmediata pero, sabía que estos sentimiento eran falsos y engañosos y nuevamente… volvía a romperse en mil pedazos.
Lo amaba, vaya que lo hacía… y mucho pero, debía amarme más a mí, debía hacerlo.
Lo empuje con las pocas fuerzas que me quedaban apartándolo de mí y enseguida logre impactar mi mano con su mejilla. ¿Cómo podía atreverse? ¿Cómo podía jugar con mis sentimientos tan fríamente?
Sin esperar más salí de ese cuarto, de esa casa; solo quería alejarme de allí y no volver más. Mis lágrimas no me dejaban ver mi camino pero yo debía seguir corriendo… lo necesitaba.
La blanca nieve enfriaba mi cálido corazón. Y mis lágrimas bañaban mi rostro. Era inevitable callar esos sollozos y mucho menos curar mi corazón.
Fin del Capitulo