Era una sensación inexplicable, estaba tan alegre y aunque realmente no era nada, para mi si lo era. Al solo recordar aquellas palabras…
“Ya se había hecho algo tarde y yo me había quedado dormida. El tiempo paso sin que yo me diera cuenta. Levante mi rostro y aun podía ver mi mano sujeta a la de él ¿Cómo después de tantas horas aun nuestras manos podían estar aun sujetas? Unas cosquillas agradables se apoderaron de mi estomago y no pude evitar sonreír.
Mis ojos vieron a aquella ventana y realmente podía darme cuenta de lo tarde que era. Deslice mi mano fuera de la suya y con mucha delicadeza me levante del suelo. Antes de cualquier otro movimiento pose mi cálida mano, ahora cálida gracias a él, sobre su frente y pude notar la normalidad de su salud. Y antes de hacer un torpe movimiento me aleje un poco y decidí irme pero… en el instante que tome esa fría perilla…
-¿Podrías…volver mañana?-escuche su débil voz al instante que se acomodaba nuevamente para darme la espalda. Solo presentí sus movimientos ya que realmente yo era quien le daba la espalda.
Inmediatamente sentí como mis mejillas se ponían cada vez las ruborizadas y mis palpitaciones aumentaban con su dulce voz. Mis labios inconscientemente se ensancharon formando una pequeña e imperceptible sonrisa.
- Aquí estaré.-dije, y sin más me fui de aquel cuarto.
¿Qué significaba esto? No podía describir exactamente lo que estaba pasando pero por lo menos podía crearme la idea de que él… me estaba empezando a apreciar.”Y aunque el ruido estuviera presente yo no podía escuchar nada, solo veía a mi profesora mover los labios mientras mis pensamientos divagaban en todo lo relacionado con él. Ya quería que pasaran las horas de clases solo para dirigirme a esa casa y ver que otro escalón más llegaba a subir pero… esas horas pasaron tan lento que creí que nunca terminarían.
Ya estaba recogiendo mis cosas, lo más rápido que podía, estaba emocionada. Si, vaya que lo estaba.
Me coloque mi suéter, mi gorro y mis guantes y sin pensarlo ni un segundo mas salí de ese lugar.
Pasaron los minutos y ya podía ver su casa, cada vez más cerca y al instante que llegue a unos pasos a ella… encontré con la persona menos apropiada.
- Oh, mira a quien nos encontramos.-mijo aquella arrogante rubia a sus amigas.
No, esto no podría ser posible. Justo ahora cuando estoy más emocionada que otros días aparece ella solo para molestarme.
- Ahora ¿Qué quieres? –dije de la forma más fastidiada que podía existir.
- Dime, ¿cuando piensas rendirte? ¿Cuándo abrirás los ojos? - dijo ignorando mi comentario con aquel mismo tono.
-¿De qué hablas? –pregunte fastidiada, salía que iba a tratar de envolverme en sus intrigas estúpidas.
- ¿Cuándo podrás entender el desprecio?
Agg, ya sabía a qué se refería. Voltee mis ojos y seguí mi camino pasando frente a ella ignorándola.
- ¿Acaso no vez que te estoy hablando? –Dijo de manera molesta y yo solo la ignore pero…
Sentí un mano tomar mi hombro y su fuerte impulso me hizo voltear de manera drástica. La blanca nieve hacia al suelo mas resbaladizo de lo normal lo cual ayudo a que mi caída fuera peor, junto con el impacto pude sentir una presión en mi rodilla y después un agudo dolor. Sí, me había dislocado la rodilla derecha.
No pude evitar soltar un pequeño grito de dolor, simplemente no podía ocultar aquello.
Estaba en esa blanca nieve tirada mientras mi rodilla tomaba un color más oscuro, enseguida apreté mis puños y mordí mi labio inferior. Tenía que tragarme mis gritos, solo mantuve mi mirada baja. Ya podía sentir que mis lagrimas se asomaban, no solo por el dolor sino también por la impotencia y por no poder hacer nada en ese momento para defenderme.
-Mira lo que hiciste -susurro una de las otras chicas. Pude escuchar como una puerta se abría rápidamente pero mi mente estaba tan bloqueada que no le preste atención- s-será mejor que nos vayamos de aquí.
Y sin esperar mas las vi correr lejos de allí, ¿Cómo podrían ser tan perras?
Realmente… realmente me estaba doliendo mucho.
Entonces… escuche que se abría algo muy rápidamente pero esta vez supe que era aquel pequeño portón de hierro. Voltee a ver la dirección de ese sonido y….
El estaba corriendo, corriendo descalzo hacia mí.
Mi mente me estaba jugando una mala pasada. Mis ojos estaban empañados y no podía ocultar en mi cara aquel sentimiento pero… todo ese juego se desvaneció al sentir sus cálidas manos posarse en mi espalda.
-¿Estás bien? ¿Qué te hicieron? –sus ojos de inmediato se posaron en los míos sin esperar. Yo no pude responder nada, solo perderme en su mirada la cual en estos momentos mostraba preocupación. El desvió su mirada hacia mi rodilla y yo hice lo mismo.- ¿te duele? Sera mejor que te lleve a dentro, tal vez pueda ser una torcedura grave.
Intente levantarme pero no pude, otro intenso dolor me dejo inmóvil dejando que saliera otro pequeño grito de mi boca.
-N-no, no puedo… l-levantarme.-Estaba asustada. Si, lo estaba, sabía que si la intentaba mover de nuevo esta me dolería más todavía y realmente no quería que eso pasara. El llevo uno de sus brazos dejado de mis rodilla y otro a mi espalda. Intento levantarme pero enseguida lo interrumpí.
-N-no-
-solo…-clavo sus ojos en los míos- confía en mí.
Yo… ¿Por qué tenía que ser tan hermoso? ¿Por qué tenía que ser justamente él el que hacía que mi mente se desconectara de la realidad?
-sí. –dije sin más.
Me levanto y, aunque la presión se aumento no fue tan dolorosa. Lentamente me llevo hasta dentro de la casa y me sentó en aquel sofá color café.
-espera aquí –dijo poniendo mi rodilla al mismo nivel.- traeré algo para eso.
Fue hacia la cocina y sin esperar volvió.
-te dolerá un poco pero tendrás que aguantar, ¿ok? –el me miro y yo asentí con la cabeza afirmando su próximo acto.- Ok.
Masajeo aquella área con sus cálidas manos y enseguida sentí que aquel dolor me cortaba la respiración.
-¡Ha! –grite cerrando los ojos con fuerza y podía sentir mis lagrimas correr por mis mejillas.
El hizo caso omiso a mis quejas y acto seguido; cubrió mi rodilla con unas vendas y las apretó con fuerza y nuevamente me grite.
-Listo. Esto es necesario pero es solo por los momentos, tendrás que ir a un médico. Solo espero no sea grave.
Abrí mis ojos poco a poco y pude ver sus profundos ojos enseguida sobre los míos.
El estaba sentado a la orilla del sillón mientras yo lo abarcaba todo con mis piernas.
- No deberías llorar por estas cosas. -dijo al tiempo que acercaba sus manos y delicadamente secaba mis lágrimas.
- Es que me duele. –dije con un tono bajo, no quería arruinar ese pacifico momento.
- Lloras por todo. –dijo sacando una corta sonrisa.
- Lloro cuando algo me duele. –me escondí un poco de hombros y el quito su mano.
- no tiene caso hacerlo… no lograras nada con eso. –su expresión cambio de inmediato y su voz fue fría.
-No es malo hacerlo. Si algo te duele lloras para desahogarte y… aunque pareciera que no sirve de nada…. logra quitarte un peso de encima. –Dije recordando sus tristes ojos llenos de lágrimas en aquella vez en los casilleros. Sabía que él se privaba de llorar y decidía alejarse de todo.
El inmediatamente desvió su mirada, ambos sabíamos que hablábamos de él.
-No, tu no- lo interrumpí posando mi mano sobre su suave mejilla logrando que este volviera a verme.
-No tienes por qué avergonzarte de hacerlo. Aunque yo también tengo que tomar el mismo concejo –no pude evitar reír sabiendo que yo contradecía mis palabras.
-Es difícil, yo no puedo-intento desviar su mirada nuevamente pero lo detuve.
-Si puedes, ya lo has hecho ¿recuerdas?
El se levanto rápidamente y me dio la espalda.
-y dime ¿Qué logre con eso? ¿Acaso….-dudo- acaso ellos volvieron a la vida por mis lágrimas? No sirvió de nada, no sirve de nada llorar.- dijo molesto.
-Pero… lo estas reprimiendo. So-solo te estás lastimando más. –dije un poco alterada.
-¿Qué rayos sabes tú de todo esto? ¿Cómo puedes decir palabras tan vacías? No tienes idea de nada por lo que yo estoy pasando. –Dije mas alterado que yo pero…el silencio reinó por unos segundos y cuando él lo rompió su voz era más calmada, esta vez solo expresaba… tristeza. Se sentó nuevamente en la orilla del sofá sin voltear su cuerpo, solo veía su espalda - Esto duele ¿sabes?, duele mucho. No tienes idea como quisiera arrancarlo de mi corazón pero… no puedo. Siento que cada vez crece mas y mas y ya no se qué hacer, no sé cómo detener este dolor. Todavía no lo puedo creer.
-Joseph…-puse delicadamente mi mano en su hombro y él sin hacer ningún tipo de fuerza volteo a verme.- déjalo ir. –lo atraje a mi cuerpo y él sin más dejo caer sobre mi pecho.
-No puedo. Es… es como si todo reventara en mi cara, como una pesadilla que- Sus palabras fueron ahogadas en su llanto. Fueron las últimas de aquel momento.
Podía escuchar sus sollozos, él lloraba; sí, eso hacía. Mis lágrimas no se hicieron esperar al verlo en esta situación, mi corazón se retorcía como nunca antes lo había hecho. Como quería aliviar sus angustias y desaparecer sus tormentos pero, yo no sabía cómo hacerlo.
Sus manos rodearon mi espalda con fuerza, sentía como cada vez más se aferraba a mi cuerpo y podía sentir mi camisa mojada por sus lágrimas. No lo detendría, no aria nada para hacerlo.
Ya no existía nada, ya no había nada solo… estábamos nosotros.
Fin del Capitulo