La Guerra Entre 2 Mundos (hot & romantica)

La Guerra Entre Dos Mundos
Quizás sea el día mas caluroso de este verano, las nubes se han esfumado del cielo dándole paso a un sol ardiente. El trabajo en el restaurante fue duro, todos querían ir a tomar algo para refrescarse.
Hoy vi de nuevo a ese muchacho, fue al local rodeado de su grupo de amigos. Aun no consigo llamar su atención, no he tenido la oportunidad de cruzar mirada con él. Es tan indiferente.
Luego de una ardua jornada de trabajo decidí, junto a Sebastián, ir a dar una caminata por los bosques cercanos con el objetivo de llegar a la laguna yacida en el centro para darnos un chapuzón y aliviar el calor que recorría nuestros cuerpos.
Como lo esperaba, el agua estaba fría, tan deliciosa como ella misma. Nadamos un rato, jugamos con los peces y disfrutamos del fabuloso paisaje. Se hacía tarde, por lo que debimos salir de la laguna. Aproveche que Sebastián había ido tras una ardilla detrás de un arbusto, para cambiarme la empapada ropa que llevaba por una limpia y seca. Empecé a escuchar algunos pasos chasqueando entre las hojas secas que los arboles habían dejado caer sobre el suelo. Retrocedía a medida que el sonido se hacía más cerca, pero de repente se esfumó, era sorprendente cuan nerviosa me había puesto, llegue al punto en el que mis manos se encontraban temblorosas.
Mientras recogía la ropa mojada que había dejado en el suelo llamaba a mi pequeño hermano para volver a casa.
No sé como sucedió todo, pero en cuestiones de segundo me encontraba en el suelo debajo de él - ¿Qué haces?- le pregunte un poco desconcertada debido a que permanecía sobre mi –vamos corre- me dijo mientras nos poníamos de pie y, tomando mi mano, me obligaba a seguirlo. Era muy extraño todo, por lo que me solté de su agarre y detuve mi marcha -¿Qué te pasa? ¿Por qué te detienes?- dijo algo ofuscado por la intensa carrera -¿Por qué corremos?- dije al fin luego de tomar una gran bocanada de aire –pues por si no te habías percatado un felino nos asecha- sus palabras retumbaron en mis oídos y como reacción fui yo quien tome su mano y dio partida de nuevo a la carrera. Cuando habíamos salido del bosque recordé un pequeño detalle –Sebastián- dije asustada y entrando de nuevo al bosque -¿estás loca? ¿Cómo es que volverás?- -mi hermano, Sebastián esta allá dentro, debo buscarlo- dije con un nudo en mi garganta –pero puedes pedirle ayuda a los oficiales del pueblo- -no puedo esperar más, es decir, mi hermano esta allá dentro, mientras una bestia asecha, que me asegura que mi hermano no es su presa- -yo no volveré a entrar- dijo molesto –yo no te he pedido que lo hagas, yo puedo sola- -así como pudiste ser comida de un animal hace algunos minutos- dijo retándome –no entiendes que se trata de mi hermano menor, es un indefenso niño- dije mientras me daba vuelta para introducirme en aquel sepulcral lugar –por Dios, estás loca, claramente perdí mi tiempo acá tratando de salvar la vida que no tienes- hice caso omiso a sus palabras y seguí mi camino.
Temerosa e indefensa recorría los caminos rodeados de arboles y en susurros temblorosos pronunciaba el nombre del niño intentando que el acudiera a mi llamado. Empecé a escuchar el llanto de un niño, mis nervios estaban de punta y a mi mente llegaban cualquier tipo de pensamientos; pensamientos de los que me arrepentí al ver a mi pequeño hermano sentado en la sombra de un árbol mientras tenía su rostro entre sus manos, de él era el llanto que había oído. Me acerque rápidamente y lo tome en un fuerte abrazo –nunca más te alejes así de mi- le dije en un tono de reproche –lo siento, prometo no hacerlo de nuevo- dijo el chiquillo entre sollozos –vamos a casa, no es bueno que estemos acá- con esto nos pusimos de pie para marcharnos pero cuando nos dimos vuelta nos encontramos con el pelaje oscuro como la noche y esos ojos de fiera, el felino estaba frente a nosotros. Oculte a mi hermano detrás de mí mientras retrocedía hasta quedar acorralada por un gran roble. Sebastián se aferraba a mis ropajes con gran firmeza, lloraba intensamente y producto del miedo empezaba a temblar. La bestia empezó a acercarse lentamente, por lo que observe el cielo y eleve una plegaria, tal vez esa era la única esperanza que teníamos, pero un estruendoso ruido se escucho y el gran felino herido se lanzo sobre mí con sus garras afiladas. Sentí un profundo dolor en mi pierna derecha, baje la mirada y me encontré con el inminente cadáver del animal en mis pies, me había herido, pero fue lo menos importante, tome en mis brazos a mi hermano y lo aleje de la bestia y fue allí donde se apodero de mi un intenso llanto. Escuche de nuevo pasos, por lo que me voltee y sorprendida quedé.