CAPÍTULO 4- MEET AND GREET
-NARRA NICK-
La mañana del concierto me desperté pronto, mucho antes de que nos tuviéramos que poner en marcha hacia Pasadena para las pruebas de sonido. Para liberar estrés, me metí en la habitación en la que tenía el piano, la batería, etc. Papá mandó hacer una sala insonorizada en la que pudiéramos desahogarnos cada vez que estuviéramos nerviosos, ya que a ellos no les hacía gracia despertarse en medio de la noche con el ruido de mi batería. Me senté delante del teclado para pensar. Esa chica, April, había conseguido que sólo pensara en ella, había hecho que me obsesionara hasta tal punto que llevaba siempre su foto, aquella en la entrada del Starbucks. No podía evitar pensar en ella cada vez que tenía un momento libre y sabía que esa noche tendría que concentrarme al máximo y evitar volverme loco buscándola entre el público. Empecé a tocar distraídamente acordes en el piano, y sin proponérmelo salió una melodía. Y de esa melodía, salió una letra, sobre ella, claro. Entró mi madre, interrumpiéndome.
-Te gusta de verdad, ¿no? –me preguntó- Esa chica...
-¿Cómo lo sabes? –le pregunté.
-Cariño, una madre sabe esas cosas –se sentó conmigo en la banqueta, frente al piano -¿quieres contármelo?
La verdad, no sabía si contárselo o no... no tuve oportunidad, ya que Frankie entró con ojos soñolientos.
-Mamá, he tenido una pesadilla –gimoteó. –Venía un monstruo gigante y me quería pisar.
Mamá suspiró.
-Nicholas, dejamos esta conversación para otro rato, pero esta noche tienes que estar concentrado –se giró hacia Frank –Vamos, cielo, mamá te va a preparar un desayuno que te va a encantar.
-¿Pancakes? –se le iluminó la cara. Pancakes... se me hizo la boca agua.
-Mamá, ¿crees que...? –empecé.
-Sí, pequeño, les prepararé a todos –me sonrió y se fue. Miré el móvil pensando si la hora no era muy indecente... decidí llamarla, pero le costó contestar.
-Jack... –me dijo con voz adormilada.
-Lo siento April –le dije –¿te desperté?
-Sí, bueno... pero no importa, tenía que levantarme ya.
-¿Segura? –no quería molestarla, pero necesitaba oír su voz.
-Si, sí... ¡buenos días! ¿qué tal todo? –sonó animada de pronto.
-Pues muy bien, hace un rato que me levanté y nada...
-Necesitabas oír mi voz, ¿verdad? –dijo entre risitas. Exacto. Me había descubierto.
-¿Con qué soñabas? –le pregunté para cambiar de tema. Tardó en contestar.
-¿Quieres saber la verdad? –me preguntó.
-Claro que quiero.
-Soñaba contigo. Ha sido extraño, no te veía la cara, pero sabía que eras tú.
Me emocioné. Los sueños son el reflejo de nuestros mayores deseos, ¿no?
-¿Y qué hacíamos? –pregunté.
-Pues, creo que sólo hablábamos, pero estábamos muy animados hasta que a mi me aparece un bigote falso como el que llevó Liz aquel día... raro.
Comencé a reírme. Esta chica era muy rara, y quizá un poco loca. No una locura preocupante como la de su amiga, sino una locura sana.
-¿Y tú qué soñaste? –me preguntó ella.
-No suelo acordarme de mis sueños, sólo cuando son importantes –le dije. Pareció decepcionada.
-No es justo. Yo te cuento el mío y tú no te acuerdas...
Oí a mi madre llamándonos desde la cocina para que fuéramos a desayunar todos.
-April, tengo que irme, mi madre me llama. ¿Hablamos otro rato?
-Sí, por supuesto, cuando quieras. Cuídate Jack –me dijo.
-Lo mismo te digo, April. Espero verte pronto. Buenos días, ¡un beso! –y colgué.
El día pasó bastante rápido y a la hora del concierto había conseguido estar más o menos concentrado y olvidarme un poco de ella. Hice todo lo posible: encendí mi iPhone y me puse los auriculares con el volumen al máximo.
-¿Blancos o dorados? –me sobresaltó Joe.
-¿Qué? –pregunté confundido.
-¿Pantalones blancos o dorados? ¿Tú qué crees? –repitió.
-Blancos, Joseph –se añadió Kev. –Con los dorados pareces una bola de navidad.
Empecé a reírme consiguiendo que Joe me lanzara una mirada fulminante.
-Entonces dorados –dijo- No tienes sentido del gusto rockero.
Y se fue a ponérselos.
-¿Estás bien? –me preguntó Kevin. –Estos días estás como ausente.
-Kevin, ¿cómo sé si estoy enamorado? –le pregunté. Él era el mayor, él debía saberlo. Me miró con ojos brillantes.
-Cuando lo sepas y lo descubras, me avisas –me dijo. –Pero una cosa es segura: si no puedes dejar de pensar en ella, es grave.
-¿Te ha pasado alguna vez? –le pregunté. Él me miró y bajó la cabeza.
-No lo sé –y se fue apesumbrado.
¿Estaba Kevin también enredado como yo? Pero... ¿de quién? No tuve tiempo para nada más, ya que en seguida nos llamaron a todos. El concierto iba a empezar. Salimos al escenario a través de una especie de ascensor, así que al público le daba la sensación de que salíamos del suelo. Miré a toda la gente que había venido. Bueno, eso era relativo, ya que sólo veía puntitos entre luces y oscuridad. Empezamos tocando Burnin' Up, con Joe ya ganándose a las chicas enloquecidas gritando. Me coloqué en mi lado del escenario, agarrado a mi guitarra y continué la canción. Se podían ver montones de carteles con cosas como "CÁSATE CONMIGO, JOE" o "KEVIN: MY GUITAR HERO". Me llamó mucho la atención una enorme pancarta en la que ponía: "USTEDES SON MI RED-BULL". Estaba aguantándome la risa al tocarme cantar a mi, cuando me acordé de April. ¿Habría venido? ¿en qué parte del público estaría? Me equivoqué de letra, pero por suerte pude improvisar y seguir con la siguiente parte. Se me hacía muy difícil concentrarme teniendo su imagen en mi mente, pero tuve que hacerlo, debía hacerlo. Éramos un grupo y no podía fallarles a mis hermanos. Cuando acabamos la primera canción, Joe habló:
-Hola a todas... ¡y a todos! –gritos ensordecedores. -¿Hay algún hombre en la sala? –las chicas rieron. –Espero que la estén pasando bien, pero esto es sólo el principio.
Los gritos y proposiciones indecentes de las fans empezaron a subir de volumen. Mi costumbre era que, cada vez que Joseph daba su discursito de bienvenida, yo echaba un vistazo alrededor de la primera fila, esas "afortunadas" que solían estar desesperadas. Como siempre, nada que destacar, excepto...
-¡INSEPARABLE! –gritó Kev.
No pude seguir mirando, tuve que empezar a tocar inmediatamente... además de que esa canción la empezaba cantando yo...
"Take my hand Tonight, we can run so far, we can change the world to anything we want, we can talk for hours just staring to the stars…"
Normalmente cantaba mirando a la multitud, sin fijarme en nadie en concreto, pero esa noche ella hizo que me olvidara de los demás y cantara sólo para ella. Le lanzaba miradas para asegurarme de que no me había vuelto loco... ¡era April! Estaba seguro, en primera fila, disfrutando del concierto con Liz al lado. Miré a Joe y conseguí que se diera cuenta de a quien miraba. Él, claro está, se fijó en Liz otra vez. Una sonrisa le iluminó la cara. Hubo un momento en el que descubrí a April mirándome, no estaba seguro, pero aún no sabía qué Jonas era su favorito. Podía ser Joe o Kevin. Sin embargo, la decisión de Liz estaba clara, ya que se comía con los ojos a Joe (cosa que él estaba disfrutando al máximo). Cuando Joseph tuvo oportunidad, se acercó al borde del escenario, justo donde estaban ellas y mirando a Liz, le cantó:
"Listen girl, you gotta be good, I don't wanna hurt you, I wanna kiss you!"
Creí que a Lizzie le iba a dar un infarto pero en vez de eso, se puso a dar saltos como una loca, al lado de April. Pero yo sabía que me costaría mucho más trabajo evitar mirarla... iba a ser un concierto muy largo.
-NARRA APRIL-
Estaba siendo increíble. Joe le había provocado a Liz un mini ataque cardíaco cuando se acercó a cantarle sólo a ella, y yo pude notar como las locas a nuestro alrededor morían de envidia e intentaban aplastarla contra la barandilla. Pero eso a Liz le daba igual. Parecía una niña con juguetes nuevos y sin apartar la vista de Joe. Yo, por mi parte, estaba alucinando. ¿eran imaginaciones mías o Nick me echaba miraditas? Intenté mirarlo todo el rato que pude, ¡me encantaba! Y sentí la canción "INSEPARABLE" con un significado nuevo, distinto. El concierto acabó, pero mi corazón no dejaba de latir agitadamente. Miré a Liz.
-¡Los pases! Nos dijeron que en media hora podríamos entrar a verlos –le dije.
-¿Sólo media hora? Tenemos que encontrar un baño ¡ya! ¡Mira qué pintas tenemos!
-NARRA NICK-
-Ha sido increíble –dijo Kev con la emoción aún a flor de piel. –Creía que iba a quedarme sin mano de tanto tocar. Por cierto, ¿esas eran...?
-Sí –dije yo. –Eran ellas. ¿no es genial?
Joseph empezó a pegar saltos alrededor de la habitación, siempre le pasaba, aún le duraba la excitación.
-¿Han visto que linda estaba Liz? –preguntó.
Papá entró con Big Rob.
-ok, todo el mundo a la ducha. Dentro de media hora vendrán 2 chicas que tienen un pase VIP. Supongo que será lo de siempre: autógrafos, fotos..etc. Sean amables –dijo papá.
-¿Media hora? Me voy volando –dijo Joe saliendo veloz.
Mientras nos dirigíamos a nuestros camerinos, Kev me preguntó:
-¿Y bien? ¿Qué tal esa sensación de mareo?
-Eeh.. ¿de qué me hablas? –me hice el distraído.
-Te has olvidado 4 veces de la letra, Nicholas. Sé que era por ella.
Salvado por mi camerino. Entré rápidamente dejando a Kevin hablando sólo en el pasillo.
-No te librarás tan fácilmente –me gritó a través de la puerta.
Me metí en la ducha con una sonrisa: April.
-NARRA APRIL-
-ok señoritas, pueden pasar –dijo Big Rob. Era mucho más grande en persona, pero tan simpático como gigante. –Los chicos llegarán en un momento, puden tomar lo que quieran
Liz, emocionadísima le contestó:
-Gracias.. Big. ¿Puedo llamarte Big? ¿O cómo prefieres?
-Como quieras, linda Me llaman de muchas formas –respondió.
Entramos en una habitación bastante grande, perfecta para 5 personas. Había una barra, como la de los bares, al fondo, con 5 taburetes. A nuestra derecha habían unos sofás y cojines gigantes alrededor, con aspecto muy cómodo, mientras que a la izquierda se encontraba la "zona de juego" con un pinball, una mesa de hockey para dos.. etc.
-¿Qué hacemos? –le pregunté a Liz. –Estoy muy nerviosa.
Era verdad, me temblaban las piernas.
-Tenemos varias opciones: sentarnos en el sofá, ir a la barra y tomar algo de beber o ponernos a jugar –dijo.
Decidimos sentarnos a esperarnos, pero primero cogimos unas coca colas de la nevera que había en la zona del mini bar. De repente, se abrió la puerta, haciendo que nos levantáramos de un salto. El primero en entrar fue Kevin, seguido de Joe y Nick. Entraron sonrientes, de buen humor. Nadie podría pensar que hacía algo más de media hora que habían acabado un concierto ¡estaban tan guapos! Se habían duchado y al entrar nos embargó el olor a jabón. Kevin llevaba una camisa azul cielo (¡a conjunto con mi vestido!), vaqueros y botas, Joe se había puesto unos pantalones ajustados blancos y una camiseta roja de manga corta con letras gigantes en el pecho "DJ". Por último, Nick había decidido comodidad ante todo (aunque con ese look me mataba): camiseta blanca de manga corta, vaqueros y converse verdes. Su plaquita de la diabetes asomaba por encima de la camiseta, brillando a la luz. Cuando entraron y nos miraron, se detuvieron en seco y pusieron cara de sorpresa. Me fijé en que Nick parecía a punto de abrir la boca por el impacto.
-Eeh... buenas noches, chicas –dijo Kev. –Yo soy Kevin.
Había sido el primero en salir del shock y Liz y yo aún no sabíamos porqué habían reaccionado así.
-Hola Kevin –le dije yo. Me acerqué a abrazarlo –Yo soy April y ella es Lizzie. Bueno, Liz. ok. ¿cómo te llamas hoy? –miré a mi amiga.
-Liz, soy Liz –se acercó a saludar a Kev, dándole un abrazo –Hola Kevin, has estado fabuloso hoy... bueno, siempre lo estás.
Yo asentí. El segundo en saludar fue Joseph y mientras no pude evitar darme cuenta de que Nick me miraba todo el rato. ¡Aaahh! Tenía ganas de esconderme... ¡Qué vergüenza! ¿Qué estaría pensando?
-Hola Liz, hola April –se acercó Joe a abrazarnos. –Liz, ¿estás bien? Estás temblando...
Empecé a reírme. Ella estaba perfectamente, lo que pasaba era que no estaba segura de si su corazón aguantaría un abrazo de Joe, su enamorado. Liz me dio un codazo.
-Sí, estoy bien, gracias –dijo Liz. Miraba a Joe como si fuera un pastelito cremoso.
Nicholas sonrió (empecé a derretirme por dentro) y dio un paso hacia delante, acercándose a la loca.
-Liz, yo soy Nick, encantado de conocerte –y la abrazó.
-Igualmente –dijo ella. -¿Crees que podría tomar más de esto? –señaló su vaso –muero de sed.
-Claro, creo que está todo allí –contestó Nicholas. –Joe, ¿te importaría servírselo tú?
De un salto Joseph tomó a Liz de los hombros y se la llevó hacia la barra.
-Creo que yo también tomaré algo –dijo Kev dirigiéndose a la barra con ellos.
¡Aahh! ¡Mierda, mierda, alerta, alerta! Nos habían dejado solos (relativamente, claro está). La situación era un tanto extraña: Nick, el chico de mis sueños, estaba delante de mi. Estábamos los dos de pie, frente a frente. Él me miraba a los ojos... y yo me miraba los pies. Me armé de valor y levanté la vista para mirarle. Sus ojos marrones aún inspeccionaban mi cara. Creí que nunca hablaríamos, que nos quedaríamos ahí, mirándonos, pero él sonrió y habló.
-Hola April, soy Nick, no sabes lo contento que estoy de que estés aquí.
Mi corazón latía enloquecido. ¿Puede alguien morir de amor?
-Lo mismo digo –le dije. Sonreí y me acerqué a él para darle un abrazo. Cuando me rodeó con sus brazos estaba segura de que él podría sentir mi corazón, que estaba a punto de salirse de mi pecho.
-¿Tú quieres tomar algo? –me preguntó cuando nos separamos. Sí, quería "tomármelo", a él, pero desgraciadamente, él no estaba en el menú.
-No, gracias. La verdad es que ahora nada cabría en mi estómago.
Sonrió.
-bueno, entonces, ¿nos sentamos? –señaló el sofá. Asentí y me dirigí allí. Nick se sentó a mi lado, con aspecto de cansado. Nos quedamos mirando los dos hacia la barra, donde Joe ejercía de barman y Liz y Kev estaban sentados mirándole y riéndole las gracias. Por alguna razón, Joseph había confundido los términos "barman" y "batman" porque, no sabía de dónde, pero había conseguido ponerse una capa negra y una máscara de Batman.
-Debe de ser genial vivir con Joe, ¿no? –le pregunté a Nicholas. Él se reía.
-Sí, la mayoría de veces sí. Pero está demasiado loco. Nunca sé si lo que dice es verdad o me está tomando el pelo –dijo. –Eso sí, a veces tiene que ser serio, como todos.
-A mi me gustan más calmados, ¿sabes? –le dije sonriendo. Me miró.
-Entonces, Kevin es el que buscas –me contestó. –Él es calmado, sensible y tiene muy buen humor.
Justo en ese momento nos llegaron las risas del hermano mayor, contagiándome.
-Me encanta su risa –le dije a Nick. Él siguió mirándome y sonriendo.
-¿Cuál de nosotros es tu favorito? –preguntó de repente.
La pregunta me cogió por sorpresa y debí ponerme tan roja como la camiseta que llevaba Joe. Yo miraba ahora mis manos, ya que no quería encontrarme con los ojos de Nick.
-Contéstame, por favor –me tomó de la mano –me interesa mucho.
Creí que en ese mismo instante moría, me desmayaba o... me dio la risa tonta histérica. Empecé tímidamente, pero luego mi risa fue subiendo de volumen, haciendo que Joe, Liz y Kev me miraran desde la otra parte de la habitación. Nicholas esperaba, mirándome como si estuviera loca. Cuando me calmé, "los tres tertuliantes" siguieron a lo suyo, dejándonos a Nick y a mi de lado otra vez.
-¿Era tan gracioso? –dijo él riéndose. Volví a ponerme roja.
-No, es que es una pregunta comprometedora –contesté.
Me miró a los ojos poniendo cara de niño pequeño triste.
-¡No vale! A esa cara no puedo decirle que no... –dije. Sonrió seductoramente.
-Pues dímelo, por favor...
Bajé la cabeza y murmuré en voz baja.
-Tú –notaba que me ardía la cara. Él me tomó de la barbilla para que le mirara a los ojos.
-Perdona... no te he oído –me dijo –Repítemelo, por favor.
Siguió manteniendo mi barbilla sujeta, impidiendo que bajara la vista.
-Tú –le dije más convencida. Su reacción fue buena, sonrió y siguió mirándome con ojos brillantes, emocionado. Sin embargo, Big Rob rompió ese momento mágico entrando de repente.
-Muchachos, hay que irse –les dijo. –Mañana tienen cosas que hacer.
Los tres se quejaron, ya que se lo estaban pasando bien y no querían irse, pero debían hacerlo. Liz y yo nos despedimos de ellos con un abrazo. Cuando me tocó abrazar a Nick, me susurró al oído:
-También te queda muy bien el azul.
Me agarró por sorpresa. ¿También? Liz y yo salimos de la habitación aún emocionadas, sin hablar, debido al shock en que nos encontrábamos.
-Me hago pis de la emoción –dijo Liz. –espérame aquí.
Y se fue a buscar un baño. Me quedé en el pasillo esperándola cuando mi móvil sonó. ¡Número oculto! Jack no podía vivir sin mi. Sonreí.
-¡Hola Jack! ¿Qué tal todo?
-Muy bien... ¿sabes una cosa? Acabo de pasar un rato fantástico.
¿Qué? ¿De qué me hablaba?
-¿A qué te refieres Jack? –le pregunté.
-Conocí a una chica genial.
Me callé. ¿Por qué me contaba eso? Me sentí de repente triste, pero intenté disimular. Se suponía que tenía que estar contenta por él.
-¿En serio? ¡Qué bien! Me alegro muchísimo, Jack...
-Pero tengo que decirte algo...
Me encontraba en un pasillo, rodeada de puertas, el backstage del concierto de los Jonas Brothers, que ya habían acabado. Los técnicos iban de un lado a otro recogiendo las cosas para prepararlas para el siguiente show, y al teléfono el que iba a ser "el chico misterioso" me estaba diciendo que se lo había pasado muy bien con una chica...
-Sí, claro. Dime –le dije a Jack.
-Gírate.