Mermaid [Joe Jonas]

voy a poner el capitulo 5 pero no en dos partes solo en una asi que es bastante largo ojala les guste y MUCHAS GRACIAS LECTORAS !

Capitulo 5

Comprimía mi espalda y mis labios ya eran sus prisioneros. Las gotas que caían por sus cabellos
empapaban mis mejillas, su beso era tan c{lido, tan sensual…como se adentraba su lengua en mi paladar era algo que me llenaba de placer, las caricias de sus manos en mi espalda eran suaves y delicadas,
pero aún así no dejaba de hacer presión para lograr mantenerme pegada a su cuerpo.

Me dejé llevar y mis manos terminaron entre sus rizos húmedos, las gotas recorrían mi piel,
desde mis dedos hasta mis codos, barrían con la misma velocidad a la que sus labios se movían capturando los míos. Empezaba a avanzar arrastrándome con él, no podía actuar bien, sus besos me aturdían
enteramente, no sabía a dónde me llevaba o donde terminaríamos, el contacto de su piel me tenía vuelta loca.

¿Por qué pedía perdón? ¿Por hacerme enloquecer? ¿Por darme el mejor beso de la historia? ¿Por
ser tan sensual? ¿Por ser perfecto? O ¿por besar perfecto?

Sentí la pared impactar en mi espalda, pero su cuerpo seguía pegado al mío, sin un espacio para
que circulara el aire ¿alguien me explica como llegué a esto? No sé ni su apellido y miren como estoy
ahora. Hasta ayer yo estaba enamorada —sin ser correspondida— de Martin ¿por qué me besaba con
Joe? ¿Desde cuándo soy así? ¿Por qué nadie me avisa que iba a terminar en esta situación con un pasajero del crucero?

Pasajero del crucero, resonó en mi cabeza como un eco interminable, crucero en el que trabajo,
Dios, además del hecho de que no lo conozco, él es como mi jefe y esto está completamente mal, por
donde lo mire. Además, ¿quién me dice que él no está jugando conmigo como lo hizo Martin? Nadie,
nadie puede.

—No, no ¡NO! —con pesar lo aparté de mí, no puedo darme el lujo que se burlen de mí otra
vez, es algo que le prometí a Moni y voy a cumplirlo— esto no está bien, yo soy una empleada de este
lugar y no me está permitido relacionarme con los pasajeros y tú eres eso y… y… —¿Qué no entiende
inglés? Le dije que no y se vuelve a acercar, vuelve a poner sus manos en mi cintura. Quizás es sordo.

—Lo sé, lo sé… pero no puedo evitarlo, desde que te vi algo me pasó, no puedo controlarme
cuando te tengo cerca, yo…

—¿Sabes? No me gusta que se rían de mí, lo que me dices es imposible y yo no soy un juguete,
podré trabajar aquí pero eso no te da derecho a burlarte de mí. No sabes nada de mí, con suerte como
me llamo, no te puede pasar lo que dices, es imposible así que… —sentí un nudo en la garganta antes
de decir las palabras ¿realmente era lo que quería?— así que te agradecería que no te acercaras más a
mí —me miró incrédulo, quizás no sea lo que más deseo en este mundo, pero es lo correcto— usted no
necesita hablar conmigo, hay muchas otras empleadas con las que se puede divertir, ahora…. Con
permiso caballero, tengo mucho que hacer hoy, terminaré con su recamara cuando usted haya salido.

—Te dije que no me trataras de usted, no soy un viejo, sólo tengo 21 años —me reprochó tomándome la mano, al parecer no me creía nada. Debía ser más clara.


—Con permiso.

Me solté con fuerza, tomé la canasta y salí de la habitación, no me volteé a mirar, ni cuando
gritó mi nombre, me haría respetar. Era mejor frenar esto antes de que se involucraran sentimientos,
aunque sé que voy a extrañar esos labios, los probé un par de veces pero ya me había vuelto adicta a su
sabor, al elixir de sus besos, a la suavidad de sus caricias, la profundidad de su mirada, sus ojos almendrados… un momento ¿qué estoy diciendo?

Sacudí mi cabeza para borrar de ella toda imagen de Joseph, no podía seguir pensando en él, no
corresponde. Debía concentrarme en mi trabajo, en hacerlo bien y no en esto que sólo me traerá problemas.

Seguí con la limpieza de cada habitación, traté de pensar en cualquier cosa en vez de recordar
los encuentros con Joseph, si lo hacía terminaba encontrándolo más bello de lo que antes lo había hecho
¿llegaría al punto en el que ya no podía hallarlo más perfecto?

Antes de la hora en que el casino empezaba a funcionar, ya sea con la parte de casino mismo o
el comedor, nosotros teníamos una hora libre. Ni idea de donde andaba mi amiga, no la veía desde la
mañana y como de costumbre, había olvidado su blackberry en la habitación. Así que estaba sola y
debía buscar algo que hacer. Estoy en un crucero, ¿cómo no voy a encontrar nada? Decidí que dar una
vuelta sería lo mejor, a esta hora, casi todos, o estaban en la pileta, o se estaban arreglando para cenar y
como la pileta está en la popa del barco, la proa debía estar sola. Como lo supuse, no había nadie en
ese sector. Una verdadera lástima porque el paisaje era hermoso, me acerqué un poco más para ver
como el sol se escondía en el horizonte y como el acero del barco rompía el océano en dos mitades. Era
maravilloso, la brisa marina rozaba mi piel delicadamente, jugaba con mis cabellos haciéndolos danzar
con una gracia única. Cerré mis ojos dejándome disfrutar tranquila de las bondades de la naturaleza, la
paz de estar aquí. Me senté en el piso y traté de relajarme, al menos así podía estar más tranquila para
cuando —de lo más probable— vuelva a ver a Joseph en el comedor.

—Te ves tan hermosa… —pegué un salto por la sorpresa— perdón ¿te asusté?

—No, no se preocupe, estoy bien, ya me retiro para que esté tranquilo —me paré para irme, pero me detuvo.

—Por favor no me trates de usted, ¿Acaso tienes diez que me tratas así?

—¡No! tengo diez y ocho y sólo quiero evitar problemas —no lo mires a los ojos Lucía, no lo mires.

—¿Cuál es el problema que quieres evitar? Yo no lo veo

—Primero, los problemas con mi jefa, segundo… evitar salir lastimada.

—¿Por qué pasaría eso?

—Porque sí, sé que será así, tú sólo estás jugando conmigo, no soy nada serio, una aventura más
que no vale nada para ti, un juguete. Pero si dejo que esto continué terminaré sintiendo algo muy fuerte
y al final sólo yo saldré perjudicada y a ti no te pasará nada.

—¿Por qué estás tan segura? ¿Qué te hace pensar que eres una aventura para mí? —me tomó
por los hombros y me obligó a mirarlo a los ojos.


—¿Ah no? —esbozó una sonrisa de campeón con la que casi me derrito.

—Claro que no, ya te dije, esto es algo especial y puedo probarlo.

—Eehh… —¿desde cuándo olvidé como se habla? ¿Por qué nadie me avisó que alguien podía
convertirme en idiota?— no hay necesidad, las cosas están muy claras, no necesito que pruebes nada,
no voy a permitir que nadie más se ría de mí.

—¡Dios que terca eres!

Me zafé como pude de su presa, tuve que zamarrearme bien para lograr escapar, pero no
avancé ni tres pasos cuando él volvió a tomarme de la mano y halar de ella con fuerza, en cosa de segundos tomó de mí con una brutalidad que me estremeció, me pegó a su cuerpo y se encargó de robarme el aire.

ayy OMJ!!!!
esto esta cada vez mas interesanteeee
no la dejes ahiiii
sube otro capxfaaaa
me muero x saber q va a pasar
SEGUILA YA YA YA YA!

aww.... yo quiero ir en ese crucero!!!! :twisted;
haha amo a joe. aww...

siguela cada vez esta mejor la nove..
y me encanta

siguela lo mas pronto que puedas

OMJ k geneal!! kuendo estaba el tan hermoso jaja ia me lo imagino!! asi d lindo!! bno siguela!!!! y gracias por poner cap!

OMJ siguela por lo que mas quieras en el mundo
esta demasiado buenaaaaaa

Capitulo 6

Nuevamente era prisionera de sus labios, de sus caricias y aunque mi mente me repetía una y
otra vez que me alejara, no podía hacerlo, mi cuerpo no reaccionaba, no hacía caso a los impulsos nerviosos que enviaba mi cerebro, o quizás era que estaba fallando y no enviaba nada. ¿Cómo saberlo? No
podía concentrarme en nada, sus labios unidos a los míos, su lengua recorriendo con suavidad mi paladar, acariciando mi miembro, sus manos contrayéndome en un abrazo cual boa constrictor, me aferraba con fuerzas, no quería que me escapara, aunque a ser sincera, no lo haría.

Sentí como sus manos recorrían mi espalda y se colaban entre la prenda que me cubría, a los segundos la piel de sus palmas rozaba la parte dorsal de mi anatomía, subía lentamente arrastrando la
remera blanca que traía puesta, luego descendía y recorría lentamente la cadera de mi chupín, había
relajado la intensidad de su abrazo al ver que correspondí sus caricias, cuando mis manos arrugaban su
remera amarilla comprobó que ya no me escaparía, ya no podía liberarme, era como una esclava de sus
movimientos.

En un instante se alejó de mis labios, iba a tomarle la cara para volver a deleitarme con el jugo
de sus besos, pero me detuve cuando sus labios se posaron en la piel de mi cuello, en una sucesión de
lentos y húmedos besos fue recorriendo esta zona, me estremecía por completo cuando sentía un delicado roce de su lengua, el calor de su carnoso miembro reptando en mí, sus manos acariciando mi abdomen. Sus labios se curvaban en una sonrisa cada vez que perdía fuerzas y él tenía que sostenerme
para que no me desvaneciera.

En mi fuero interno sabía muy bien que esto estaba mal, que mañana me arrepentiría, que lamentaría haber cedido y no haber salido corriendo cuando tuve la oportunidad, pero ya no podía volver atrás, cualquier vestigio de conciencia había sido enterrado y las responsables eran: mis hormonas.

Su mano derecha descendió por mi muslo lentamente hasta tomar de mi pierna, en un solo movimiento la alzó dejándola en su cadera, sin que hiciera más y de un salto llevé mi otra extremidad hasta formar una fuerte llave en su cadera, él con sus manos fuertemente adheridas en mi espalda, me
mantenía en aquella posición. Listo, confirmado, había perdido todo lo que se llama razón también, con
lujuria comencé a desordenar sus cabellos, halar de ellos cuando sus dientes hincaban en la piel de mi
cuello.

Comenzó a bajar conmigo encima, con delicadeza me recostó sobre el piso y acomodando su
cuerpo sobre mí sin dejar que su peso me aplastara. Se alejó de mi cuello creando un camino de descenso desde mi hombro, siguiendo por todo mi brazo hasta besar la yema de cada dedo, con la lengua los
rozó delicadamente. Era indescriptible el placer que tan sencillo y pequeño acto lograba en mí, la respiración se me empezaba a hacer dificultosa, el corazón latía a mil por hora, jamás nadie había logrado
algo así en mí, nadie me había exaltado de esta manera, nadie había logrado que perdiera el control y la
compostura.


Sus manos seguían vagando por mi vientre y mi remera descansaba bajo mis senos, la piel de mi
abdomen estaba al descubierto pero él con sus caricias, se encargaba de que no perdiera el calor.

Seguía acomodado entre mis piernas, pero se alejó un poco, con ambas manos tomó de mi rostro, en una serie de pequeños y delicados besos fue recorriendo cada parte de mi rostro; la frente, los
pómulos, cada ojo con los párpados cerrados, el perfil de mi nariz, la línea de la mandíbula, mordió el
lóbulo de mi oreja y sentí como una descarga eléctrica, todo mi cuerpo temblaba ¿pero que era ese sonido? No sabía que mis hormonas cantaban… wait a minute! Mis hormonas no son las que cantan es mi
blackberry indicando una llamada entrante.

Joseph se alejó, estaba tan agitado como yo pero mantenía esa sonrisa de ganador que me encantaba. Traté de recuperar el aliento antes de contestar, no quería que empezara un interrogatorio por
mi estado.

—¿Diga? —traté de sonar lo más normal posible.

—¿Lucy? ¡Mujer! ¿Dónde estás? En cinco minutos abrimos, ya deberías estar aquí, Madeleine se
va a enojar mucho.

—Dios, no sabía que era tan tarde, voy corriendo, cúbreme lo más que puedas ¿sí?

—Descuida, yo me encargo, trata de no tardar mucho.

—Voy en camino, Moni.

Corté la llamada y miré a Joe, estaba apoyado en sus palmas aún sobre mí, mirándome fijo, aún
tenía su respiración agitada y sus labios estaban abultados y más rojos de lo normal. Se veían tan tentadores.

—Debo irme… ya —aclaré.

—Lo sé, pero esto queda pendiente ¿ok?

—Ok —concordé.

Wooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
oooooooooooooooooooow!!!!!
no no no no no no no no
pero como tu eres capaz de dejarla hasta alli??
a caso me quieres asesinar???
siguela
esta demasiado
pero re contra demasiado BUENA!!

la voy a continuar hoy pero.... a la noche eso si ya que ahora estoy mas o menos ocupada LAS QUIERO MUCHO ..
Mila

Nueva lectora plisss siguela esta super buena///

si siguela!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Besó fugazmente mis labios y se paró de un solo salto, me extendió su mano la que acepté sin
dudar. Haló de mí y casi me hizo volar, aterricé en su pecho en el que mis palmas quedaron totalmente
extendidas deleitándose con sus músculos, perfectamente trabajados. Me miraba deseoso pero no podía caer nuevamente, o perdería mi empleo y no quiero ser una náufraga.

Me alejé tratando de dejar mi aturdimiento de lado y empecé a caminar, olvidé que atrás estaba
Joe pero de un momento a otro tomó de mi mano y empezó a correr arrastrándome en su carrera. En
menos de lo que tardo en decir Yugopotamia estaba en la puerta del comedor, evidentemente agitada,
había sido una carrera intensa, pero ambos reíamos.

Aún tenía mi mano sujeta, sólo cuando Moni apareció y se nos quedó mirando extrañada me
soltó, ambos nos sonrojamos, él se rascaba la nuca, un gesto que me pareció encantador y que lo hacía
ver tan comestible.

Calma hormonas, clama. Me dije a mi misma.


—Yo… este… tengo que irme o recibiré un sermón que no quiero escuchar… aún —dijo con
una risita divertida— nos vemos luego —se fue corriendo nuevamente. Moni me miraba seria de brazos cruzados y dando golpecitos en el suelo con el pie derecho.

—¿Algo que explicar? —preguntó mi amiga con aires maternales.

—Mejor vamos a trabajar, no quiero problemas por esto —traté de escapar del tema, prefería
hablarlo en otro momento.

—Ok, pero no creas que te vas a librar de contarme que hacían, hoy en la noche me cuentas
TODO, ¿entendido?

—Señor, sí, señor —choqué mis talones y llevé mi palma a mi frente en un saludo militar.

Amabas reímos y nos fuimos corriendo a la cocina. Me puse el uniforme más que rápido y tomé
la libreta para anotar cada orden, fui a abrir con Connie, otra de las que trabajaban ahí. A los minutos
empezaron a llegar los clientes. Reconozco que me costó mucho concentrarme, pensaba en lo que había
hecho ¿por qué era tan inconsecuente? Si le había dicho que no, ¿cómo podía dejar que me besara como
lo hizo? Sé que es sumamente placentero, delicioso, lo mejor que puede haber, pero más tarde sufriré
las consecuencias… no quiero que nadie se vuelva a reír de mí, no quiero que me usen como un juguete, otra vez.


Las quiero vere si puedo subir capitulo mañana si no mas tardar el miercoles !

ayy dios! seguila x lo q mas querras
no puedo esperar x el otro capitulo
esta demasiadoo interesanteee!

si! sube cap! kuando puedas!

siguela

SIGUELAAA POR FAVOOOOR!!!! ME ENCANTA... ESTOY OBSESIONADA CON TU NOVELAAAAAAAAAAAAAAAAAAA *-*

wow..!!
estoy sin palabras muy buena la nove..
siguela esta super genial
me encantaron los capis..
haha
yo tengo una amiga que siempre le tengo que contar todo.. por que si no no me deja de atosigar haha

esta super la nove.. siguela pronto please

Capitulo 7

Traté de hacer mi trabajo lo mejor que pude, pero era difícil concentrarse, más si después de un
rato veo entrar por la puerta con una magnificencia única a Joe y toda su familia, se veían tan encantadores, tan unidos que llegaba a dar envidia. Aún así, yo no tenía nada que envidiar, mi familia es sorprendente, amo a mis padre y les agradezco mucho, de hecho, gracias a ellos conocí a Moni y ahora ella
me es tan vital como la sangre. Es algo mutuo, siempre me lo dice. El asunto es que cuando sus padres
murieron, hace un par de años, ella quedó sola en este país extraño, fue ahí que mis padres de alguna
forma, la “adoptaron” así que ahora somos hermanas legales. No me quejo de esa situación y ella menos, siempre agradece por integrarla a la familia.

Sucede que en cuanto lo vi llegar, juro que se me congeló el cuerpo, no podía moverme, apenas
y recordaba como respirar. Se veía tan glorioso, tan hermoso, caminaba con una gracia única. Con cada
paso su cabello se movía creando una atmósfera de perfección a su alrededor. Era utópico mirarlo, de
no ser por la insistencia de un pequeño halando de mi delantal, me hubiese quedado admirándolo toda
la noche, porque ni loca me acercaba a atender su mesa. Un metro más cerca de su radio y mi corazón
se disparaba al recordar aquel momento en que su cuerpo se adhirió al mío, aquel momento en que sus
labios y los míos se fusionaron en un beso quimérico. De sólo recordar el sabor de su lengua en mi paladar se me erizaba la piel por completo y un escalofrío me recorría la espina dorsal sin consuelo.

Sentí que las mejillas me explotaban cuando clavó sus ojos en mí, era como dos puñales atravesándome sin piedad. Casi de inmediato desvié mi mirada y traté de esconderme en la cocina.

Atendí las mesas más lejanas y en todo momento traté de no mirar a ese punto, enfocarme en no
tirar nada para evitar los problemas.

La noche fue lenta y tediosa, todos pedían los platos más complejos por lo que tenía que esperar mucho, dar las explicaciones cuando se demoraba más de la cuenta, enfrentarme a todos esos ricachones estirados que me desesperaban con su actitud prepotente. La única que me animaba era Moni
que intentó hacer malabares con las bandejas, me reí tanto de su intento de malabarista, aunque más
parecía payasito… aunque ahora que lo pienso, siempre ha querido ser eso.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —inquirió mi amiga mientras guardábamos los uniformes y salíamos del comedor.

—No sé, me gustaría ir a la pileta, es relajante ¿tú quieres acompañarme?

—Mmm la verdad es que yo quería ir a probar mi suerte al casino, aprovechar las generosas
propinas de la noche —se chocaba la punta de los dedos índices.

—Pero tú siempre pierdes en ese tipo de juegos, vas a quedar totalmente endeuda, te van a embargar hasta la ropa —ambas reímos.

—Tienes razón, mejor voy a terminar ese libro que me recrimina haberlo abandonado hace unos
días, esta noche puede tomar venganza —lo dijo con tanta seriedad que casi me lo creo.


—Posiblemente… —toqué mi barbilla como si fuera un tema complicado, hasta que ella explotó
en carcajadas— ve a leer, yo vuelvo más tarde, esta vez llevaré toalla.

—Así me gusta, no quiero tener que andar de enfermera luego, ya dejé esa vocación semanas
atrás.

—Aún lo recuerdo, mujer topo.

Soltó la última risotada y se fue en dirección opuesta, yo seguí mi camino hacia la pileta, necesitaba relajarme, olvidarme de todo lo que había pasado en las últimas veinte y cuatro horas, necesitaba
reflexionar sobre todo lo que había acontecido. Era más de lo que alguna vez pude llegar a imaginarme,
cuando me subí a este crucero en ningún momento se me cruzó por la cabeza que iba a sucumbir bajo
los encantos de un hombre del que no sabía nada. Sé que es hermoso, perfecto, escultural, con una voz
aterciopelada que me pone los vellos de punta y… y… ¿qué se supone que estoy diciendo?

Sacudí mi cabeza de un lado a otro para librarme de todos estos pensamientos, me quité todas
mis prendas hasta quedar en mi amado bikini blanco con estampados de frutillas. Lo amo. De un solo
chapuzón me introduje en el agua, al principio fue un golpe frío que quemó mi piel, pero luego me
acostumbré. Salí despejándose la cara de todos los mechones rebeldes que me cubrían. Di un salto
olímpico cuando lo vi enfrente, con una sonrisa de vencedor que me empezaba a irritar.

—Sabía que estarías aquí, las sirenas no pueden estar lejos del agua —expuso con aires de superioridad.

—Joe… —solté con el último aliento que me quedaba.

—¿Por qué no te acercaste esta noche a la mesa? Quería presentarte a mi familia —¿por qué
quería hacer eso? ¿Qué tenía en mente? ¿Cree que eso me va a demostrar que realmente esto no es una
aventura más? ¿Por qué no le hago estas preguntas a él?

las quiero

seguila pliss!
te lo ruegooooo
pon capiiii

woooooooooooooow
siguela...quiero saber que va a pasar

Yo… esto… estuve muy ocupada —me traté de alejar, tenerlo tan cerca me ponía muy nerviosa y no podía concentrarme. Era difícil de explicar cómo me ponía cuando lo tenía cerca, ni yo lo entiendo aún— estaba trabajando.

—No te iba a tomar mucho tiempo, en todo caso ya habrá otra oportunidad, duran dos meses
estas vacaciones, así que puede esperar. Lo que no puede esperar —comenzó a acercarse más hasta
estar en la orilla, apoyado sólo en sus talones, en cualquier momento se caía— es un tema pendiente de
esta tarde.

—¿A-a-a a qué te refieres? —la comisura de sus labios se elevaron formando una sonrisa torcida
que me hizo estremecer ¿qué pretendía?

No alcancé a reaccionar cuando con una agilidad que me sorprendió tomó de mi mano y me
arrastró hasta la orilla, cuando me tuvo lo suficientemente cerca me tomó por los hombros y me sacó
del agua, me estremecí ante el cambio de temperatura, pero se me olvidó eso en cuando sus brazos se
acomodaron alrededor de mi cuerpo para evitar la pérdida de calor corporal. Su frente se pegó a la mía
y ahora podía respirar su aliento, una mezcla de dulzura pero siempre con esa fragancia mentolada que
ya había memorizado a la perfección.

—¿Sigues creyendo que para mí esto es una aventura más?


—Yo… esto… entonces… bueno… —perfecto, me he ganado el premio como la mejor declama-
dora del año, nadie me supera— no… sí… o sea, no sé —rió con sutileza al ver lo nerviosa que me pon-
ía entre sus brazos.

—¿Acaso esta cercanía te incomoda? —Hacerse el inocente no le salía tan bien— ¿te habían dicho que el rubor en tus mejillas te hace ver más hermosa? —Sí, el mismo me había dicho algo similar
antes— eres tan linda que me cuesta creerlo.

—Eso es difícil de creer, serías en el único que piensa así.

—¡Vamos, eso es imposible! Si no te lo han dicho antes, es porque vivías en un mundo de ciegos. En todo caso, sólo importa el ahora y yo te lo estoy diciendo en este momento porque así lo creo,
pienso que eres hermosa como una sirena, una belleza única y deslumbrante, me cautivaste desde la
primera mirada que cruzaste conmigo… Lucy, tú… —nunca lo había visto sonrojado, era una imagen
que me tentaba sobremanera— tú… —parecía estar buscando las palabras correctas— tú me atraes mu-
cho, en serio.

Me congelé, no por el frío de la noche, no por el agua que escurría por mi piel, sino por sus palabras que me tomaron tan desprevenida, no me lo vi venir y no sabía cómo reaccionar. Él al notar mi
grado de desconcierto actuó por instinto, rápidamente me aferró con más fuerza por la cintura y en un
par de segundo convirtió en su presa a mi labio inferior.

Capitulo 8

Sus manos se movían con suavidad y lentitud en mi espalda a la par que ejercía más y más presión para aferrarme a su cuerpo sin posibilidad de una escapatoria. Sus labios jugaban con los míos y
de a poco adentraba su lengua en mi boca. El sabor de su beso es indescriptible, cada vez tienen una
dulzura mayor, producen en mí lo que nadie más puede. La suavidad de su lengua, la fuerza con la
que azotaba en mi paladar provocaban una explosión de adrenalina en mi interior.

Ya no podía contenerme, disfrutaba tanto de su beso, de su lengua y quería más, ya no me bastaba con lo que él solo me brindaba, yo también quería actuar. Llevé mis manos hasta su nuca y enredé
mis dedos entre sus cabellos. Mi cuerpo mojado se secaba en su ropa, sus caricias se hacían más intensas y placenteras. Yo cada vez me descontrolaba más.

Con más furia me aferré de su cuerpo, él tomó de mis muslos y me ayudó a formas una llave en
su cadera. Avanzó con migo a cuestas hasta no sé donde, sólo sentí el delgado cojín de una de las sillas
de playa a los costados de la pileta, luego su cuerpo sobre el mío sin dejar de besarnos.

Sus manos se alejaron de mi espalda para recorrer todo mi abdomen y subir hasta mis senos. Literalmente exploté cuando con una de sus manos capturó uno de mis pechos. Nunca nadie había llegado a tanto conmigo y no sabía que se sentía tan placentero. No sé de donde saqué este lado tan salvaje,
pero sin pedir permiso ni nada dejé que mis manos se aventuraran en terrenos nuevos. El abdomen de
Joseph. Con mis caricias lentamente iba subiendo su remera y dejando al descubierto una perfecta y tan
suave piel.

Sentí como sus labios se curvaron sobre los míos en una sonrisa. Disfrutaba de mi momento de
arrebato y no voy a negarlo. Yo también. En cuanto se alejó de mis labios aproveché para deshacerme
de la prenda. Su piel ardiente ahora se impregnaba de la humedad que aún permanecía en mí.

Su lengua ya no luchaba con la mía, al parecer había encontrado un mejor entretenimiento.
Barría las gotas de agua en mi cuello con una parsimonia única, propia de él. Se me escapó algo que no
esperaba, un gemido de placer mientras él hincaba sus dientes en mi epidermis y sus manos masajeaban mis senos como si fueran de su propiedad. Tanto era el placer que necesitaba canalizarlo y no encontré mejor manera que arañar su espalda, la triangular y gran espalda que me volvía loca en mis
pensamientos. Estoy segura que si lo veía en unos segundos más tendría marcas rojas por la fuerza que
estaba haciendo.

Comenzó a trazar una línea mientras descendía por mi torso, besó con suavidad la loma de mis
pechos y luego pasó por entre ellos hasta llegar a mi abdomen. Pasaba su lengua con crueldad y yo sólo
podía estremecerme ante sus caricias.

Mientras tanto sus manos reptaban en mis muslos y él se acomodaba entre mis piernas. Con una
habilidad que no sé de donde la saca, acomodó mis extremidades alrededor de las suyas y ascendió con
sus besos nuevamente hasta encontrarse con mi boca que lo esperaba deseosa de más. Al primer contacto de sus labios lo tomé con mis manos y no lo dejé escapar, quería robarme su aliento como él se
robaba los latidos de mi corazón.

Creí morir cuando sentí su cuerpo más pegado al mío, ejerciendo más presión de lo que hacía
antes. Cuando ya no lo creía posible él me llevaba a un nuevo nivel de éxtasis.

Decir que estaba agitada era poco, ¡casi no podía controlar mis respiración! Sus manos recorrían
mi cuerpo a diestra y siniestra. Su lengua gobernaba mi cavidad bucal.

Lo liberé de la presa que formaba en su nuca para ir con mis manos a su espalda nuevamente,
descendía hasta llegar a su cadera, volvía a ascender. Esto una y mil veces. Él decidió volver hasta mi
abdomen, al parecer le había gustado esa parte de mi cuerpo. Dibujaba figuras abstractas a la par que
acariciaba mis piernas y yo me volvía loca de placer.

Como era posible que Joseph me hiciera confundir de esta manera. Si lo tengo lejos estoy segura
que para él no soy nada, pero cuando me besa, cuando me toca me hace sentir como si fuera a única
mujer en esta tierra, la única que tiene importancia para él. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Sucumbir
bajo sus caricias o proteger a mi corazón de ser roto, otra vez?

Mi mente dice que me aleje, que de una sola patada lo tire lejos, mas mi cuerpo no está de
acuerdo, mis hormonas quieren seguir de fiesta y lo manifiestan en más caricias. Mis manos se vuelven
locas recorriendo su espalda al desnudo, delineando cada músculo y pasando con suavidad por todas
las zanjas creadas en su anatomía por la unión de músculo y huesos. Dejé que sus besos se esparcieran
por toda mi piel ignorando por completo los pensamientos racionales. Quería disfrutar aunque sabía
que más tarde me arrepentiría.

Volvió a ascender con sus besos y caricias y todo su peso nuevamente se acomodaba sobre mí
en una delicada presión que me encantada. Iba directo a mis labios pero le interrumpí el ascenso al decidirme atacar la piel de su cuello, a morder cada uno de sus lunares. Su piel tenía un sabor tan exquisito como todo en él.

Sus manos se fueron moviendo por mi espalda colándose entre el cojín de la silla de playa y mis
músculos, se detuvieron cuando entre los dedos de él se hallaba los cordones de mi bikini. Con dificultad se movían tratando de desatar ese nudo. Sabía muy bien que estaba demasiado bien atado y si yo
no lo ayudaba, nunca podría lograr cumplir su objetivo.

¡Al diablo con la razón!

Me erguí en la silla, así le sería todo más fácil y luego de reptar hasta su boca, llevé mi mano izquierda para ayudarle aunque fuera un poco en su tarea. Sus labios se tensaron formando una sonrisa
sobre los míos. Realmente lo hacía feliz que yo perdiera el control, o más bien dicho, la razón.

Mis uñas largas eran un gran elemento a favor, ya estaba logrando soltar el nudo que mantenía
la prenda en su lugar firme y decidida, cuando un estruendoso silbato de una de las tantas chimeneas o
lo que sean del crucero me despertó, le dio las fueras a mi razón para que controlara a mis hormonas.
Mientras sonaba dejándonos sordos, dentro de mí se desataba una lucha entre el placer versus la razón.
Aunque sea raro decirlo, yo apoyaba al placer, estaba disfrutando tanto de esta situación que quería
más.


En cuanto se terminó ese horripilante y tan fuerte ruido, los labios de Joe fueron en busca de los
míos nuevamente, pero la batalla había terminado y el vencedor había sido la razón.

Las manos que antes acariciaban su espalda ahora se desplazaron hasta su pecho y con las palmas pegadas a su piel húmeda lo alejé, lo separé de mí aunque eso no era lo que, sinceramente, más
quería.

—¿P-pero q-qué pa… pasó? —Dijo con la respiración entrecortada y la mirada de desconcier-
to— ¿Hice algo mal? ¿Te lastimé? —negué con la cabeza, no me lastimó y él no era el que obraba mal,
era yo. Desde un principio sabía que estaba mal— ¿Entonces qué pasó?

—Está mal, sólo eso.

—¿Aún crees que para mí esto es un juego? ¿No te quedó claro que es todo lo contrario? —me
quedé callada, en parte era por eso.

Ambos estábamos sentados sobre la silla, frente a frente. Él tomó de mi cintura y me volvió a
pegar a su cuerpo, suspiró sonoramente sobre mis labios y yo me estremecí entre sus grandes y fuertes
manos. Su pecho lentamente se acoplaba al mío otra vez.

—¿En qué idioma tengo que decirte que para mí eres algo más que una aventura? Lucy, te hablo
enserio cuando te digo que me atraes demasiado para ser real, a veces pienso que eres un sueño y no
quiero abrir los ojos para darme cuenta que no estás.

—Si eso fuera cierto, está el asunto que tú eres un pasajero de este crucero y yo una empleada.
Partiendo por eso ya, todo esto está mal.

—P-pero… —sus labios vibraban sobre los míos con sus dubitaciones.

—No hay pero. Es así y esto está mal.

Sentí como un puñal que me atravesaba el corazón, ¿tan difícil era alejarse de Joe? Tomé mis
prendas y salí corriendo de ese lugar. Aunque tratara de impedirlo, lágrimas se juntaron en mis ojos y
ahora todo se volvía más confuso, la vista se me nublaba y ese dolor en mi corazón se acrecentaba.

si quieren les subo otro cap pero depende de ustedes y sus comentarios las quiero un monton GRACIAS POR TODO

Mila