Capitulo 15
—¡ARRIBA BELLA DURMIENTE! —desperté con los gritos de mi amiga y una almohada decorando mi rostro— y más vale que te arregles porque hay alguien esperándote —me sonrió picarona.
Me tomó unos segundos reaccionar, o más bien dicho, hacer a mi cerebro darse cuenta de quién
podía ser. Corrí hasta el pequeño bañó, no me fijé si había alguien más en el camarote, no era grande,
pero pasé más rápido que flash que no importaban las dimensiones del cuarto.
Antes de que pudiera decir etildiaminotetracetico, —como diría Moni— salí del baño hecha una
diosa, o lo más cercano a lo que pude llegar. Como me lo había imaginado, ahí estaba él, sentado en un
pequeño banquito a nuestra disposición, jugando con sus dedos simulando que tocaba la batería, concentrado en nada más que en el sonido que producían los golpeteos en su mente. Me quedé unos segundos contemplándolo, se veía tan bien como todos los otros días, con unos pantalones chupines ajustados de color blanco, una remera roja con estampados negros, su cabello perfectamente desordenado,
el característico brillo de sus labios. Me encanta como resaltan sus pómulos en su cara, la nuez de su
cuello, siempre tan perfecta, tan tentadora, decorada con ese lunar que bien conocía yo, su sabor. Se me
escapó un suspiro y al fin él supo que me encontraba presente. Me preguntaba qué sería de Moni, había
desaparecido tan rápido como sentí mis mejillas arder en cuanto su mirada se cruzo con la mía.
—Te ves preciosa… —lentamente se acercó a mí hasta que uno de sus brazos se pasó por mi espalda pegándome a su cuello— como siempre.
Besó mis labios con suavidad, luego me penetró con su mirada tan profunda que no dejaba de
robarme suspiros. Enterró su cara en mi cuello y aspiró con fuerza. Me estremecí por completo con ese
simple movimiento. Al parecer hoy estaba más sensible.
—¿Recuerdas que hoy te voy a secuestrar? —susurró sobre mi piel, era tan cálido el contacto
con su aliento.
—No deberías recordármelo, se supone. De todas formas, lo tenía muy presente. —lo alejé de
mi cuello, si no lo hacía, terminaría derritiéndome en sus brazos— ¿Qué tienes pensado?
—Muchas cosas, nadie más podrá ocupar tu tiempo, ni Moni, ni Nick ni ese tal Martin. —Noté
su expresión de desprecio al pronunciar el nombre del último— Primero, tomaremos desayuno, juntos,
pasearemos, una tarde en la pileta, te presentaré a mi familia y por último, una noche en el boliche del
crucero. ¿Te gustaría agregar algo más?
—Para mí está perfecto.
De verdad lo era, me importaba un comino si íbamos a estar todo el santo día encerrados en este
camarote mirando las paredes o recorriendo el mundo, sólo me importaba tenerlo a mi lado.
Anoche reflexioné muchas cosas, o más bien dicho, mi subconsciente las meditó y yo las procesé
esta mañana mientras me vestía. En mi vida había sentido algo así de importante por alguien, Ni por
Martin ni por nadie. Lo que me hace experimentar Joseph es único, casi indescriptible, me faltan los
calificativos para hacerle justicia a esa hermosa sensación que me hace querer volar. No llevo ni una
semana de haberle conocido, pero ya me basta para sentir que mi corazón le pertenece. Nunca creí en
el amor a primera vista, es decir, amar a una persona con sólo cruzar una mirada, pero es lo más cercano a lo que me pasó con Joseph. Fue más allá de un flechazo, fue más que una simple atracción… Joe,
prácticamente, me embrujó cuando clavó sus ojos marrones en mí. Claro está, que el día que lo vi
quedó decidido que él sería el dueño de mi corazón, que me robaría los suspiros y me haría perder la
cordura.
Tomó mi mano y me sonrió, esa sonrisa de niño que me hace soñar. Me guió por los pasillos
hasta llegar al comedor. Que agradable era sentarse y disfrutar en vez de servir mesas. Más allá pude
ver a mi amiga acompañada del mayor de los hermanos. Al parecer no había sido la única “secuestrada”.
Fue un desayuno exquisito y tranquilo. Me sirvió mucho para conocer más a Joe. No somos almas gemelas, pero tiene todo lo que me gusta y que busco en alguien, más allá de su perfecta apariencia, está él, su corazón. Es un chico dulce y sensible, con un alma de niño, capaz de hacerme reír por la
cosa más absurda del planeta. Sin olvidar mencionar que cerca de él me siento protegida, cuidada. Sé
que en sus brazos nada me podrá pasar. En su compañía puedo olvidarme de ese estúpido miedo que
creó en mí la experiencia con Martin. Disfrutaba cada segundo a su lado, me encantaba todo de él, desde como respira hasta como me mira haciéndome sentir la mujer más deseada e importante de su
mundo. Sé que si me alejo, todas las dudas reaparecen, por lo mismo, prefiero estar la mayor parte del
tiempo a su lado, quiero sentirme así de bien siempre. ¿Es amor lo que siento? Si no lo es, se le parece
mucho.
Luego del desayuno nos dedicamos a recorrer el barco. Nos tomó mucho tiempo y ni siquiera
alcanzamos a conocer todos los lugares, además, Joe se demoraba más de lo común, por alguna razón
que no me explico, siempre encontraba algo que hacer, siendo específicos, algo idiota que hacer y con
lo que terminaba agarrándome las costillas de tanto reír. Cuando estábamos cerca de la cabina del capitán, tuvimos unos pequeños problemas con un guardia. Nada que no se solucionara con una exitosa
fuga.
Así se nos pasó toda la mañana, entre juegos y unos que otro momento romántico. Otra de las
razones por las que nos demoramos, porque antes de seguir con el recorrido, debía recuperar el aliento
que sus besos me quitaban.
El momento de mayor nerviosismo para mí, fue cuando me invitó a almorzar con su familia.
—No quiero separarme de ti hoy. —fue su justificación para la invitación.
Yo tampoco quería separarme, por lo que no me quedó otra más que aceptar. Cada día me quedaba más claro que no todos los pasajeros de este crucero eran unos ricachones estirados. La familia de
Joe era gente tan humilde, tan agradable. Dios, su madre, Denise, es la mujer más encantadora que conozco, hermosa y tan buena. Me encantó conocerla. Todos en el grupo eran excelentes personas, obviamente, con los que más confianza tenía eran Joe y Nick, quien se comportó muy amistoso. Me agradaba eso, no sólo había encontrado a un ladrón de corazones, sino también, a un amigo. Todos los
hermanos tenían un apetito voraz, al contrario de mí, que no ingerí ni un cuarto de la porción que a
ellos les sirvieron.
Luego de la agradable comida, todos fuimos hasta la pileta. Nick y Frankie no esperaron mucho
para meterse al agua, por más que Denise les pidió lo contrario. Kevin desapareció en cuanto nos paramos de nuestros lugares y Kevin padre, dijo que nos acompañaría cuando el sol no fuera tan intenso.
Denise se sentó en una de las blancas sillas playeras, yo a su lado y abrazándome por la espalda, Joe. A
él no parecía importarle, pero a mí me ponía algo incómoda tanta demostración de cariño frente a su
familia. O sea, nos conocemos hace unos cuantos días y ya así frente a todos, no somos nada formal.
Evidentemente han pasado cosas importantes entre nosotros y me siento precoz por ello, pero no me
arrepiento. Traté de restarle importancia a la confianza de Joe frente a su familia y concentrarme en
disfrutar de sus caricias, el calor de su piel que iba aumentando con ayuda del sol. De pronto llamó mi
atención la aparición de Kevin en la escena acompañado nada más y nada menos que por mi amiga
personal. Sí, Moni. Según parece, no fui la única flechada en este viaje. Luego de que el hermano de
ojos verdes presentara a mi amiga y yo la molestara con una risita picarona, se retiraron para chapotear
en la pileta.
—Ya vengo. —le dije a Joe y me levanté hasta llegar a la orilla de la estructura en la que nada-
ban mis nuevos y viejos amigos.
Simplemente había ido a molestar a Moni, ella me había hecho confesar todo, pero nunca ha sido específica con respecto a sus sentimientos. Era tan gracioso verlos a ambos colorados como tomates
cada vez que les decía algo. Sí, me gustaba torturar a mi amiga.
Mientras yo disfrutaba del sufrimiento de Moni, Joe conversaba muy serio con Denise, parecían
discutir algo de importancia, eso demostraba el semblante de ambos. De un momento a otro él empezó
a saltar y abrazó con fuerza a su madre, llenándola de besos. Sea lo que sea que pidió, obviamente lo
había conseguido. Casi corriendo legó a nuestro lado, así como se encontraba, en bermudas y con el
torso descubierto, me abrazó con fuerza y besó mi cuello.
—Lo siento Moni —enunció luego de que sus labios dejaran de rozar la piel de mi cuello— Me
tengo que raptar a Kevin unos minutos.
El mayor no parecía entender mucho de lo que hablaba Joe o lo que pretendía, de igual forma,
se levantó y lo acompañó a un lugar alejado mientras que con Moni mirábamos extrañadas. Volvieron a
los minutos, ambos con sonrisa cómplice. Cada vez me intrigaba más. Antes de que lograra formular
una pregunta, ellos se retiraron con la excusa de volver pronto. Algo raro traían entre manos y el bichito de la curiosidad me había picado muy fuerte. Ni modo, debíamos esperar hasta que regresaran y ahí,
bombardearlos de preguntas.
Tardaron alrededor de cuarenta minutos, cuando volvieron, tenían una sonrisa aún más marcada que antes de retirarse. Nosotras estábamos al lado de Denise tomando un poco de sol mientras platicábamos de la vida.
—Les tenemos una sorpresa… —comenzó Kevin sentándose al lado de mi amiga.
—Regalo de navidad atrasado. —completó Joe.
—Podrían hablar ahora que me están poniendo nerviosa. —se quejó Moni, yo solté una carcajada.
—Aún no… esta noche, cuando vayamos al boliche.
—¡No es justo! —nos quejamos ambas. Denise reía. Ella era cómplice del secreto.
Les pondria 3 capitulos pero .... no lo se tendria que pensarlo jojojojojojo (6)
Ustedes me avisan pongo otro capitulo ?????
Mila.-