Experiencias Intimas - Joe y tu (solo para mayores)

aacp escribió:: JAJAJAJAJAJA!!! sabia que todas "NOS" (me incluyo) enojariamos
ese día estaba un tanto molesta quizas por eso la pague con joe...JAJAJAJAJA!!!

Me alegra que les guste la novela!!!
Gracias a todas por comentar, no hay comentario que no deje de leer!!
desde los mas creativos hasta los mas sencillos!!!
GRACIAS!

Por cierto! queria decirles que comenzare a publicar un día si y uno no...es que he comenzado las clases y este
semestre esta un poco fuerte
espero sigan leyendo!!!
Okkkk te entiendoooo y OBVIO q la seguire leyendo es genial.. Amo tu novela... Y Joe tannnn sexi y lindooo! Oooooo! Espero caps! Gracias por ser tannn buena escritora... Sos lo mas!

xoxo

Capítulo XVIII

“Decepción”

Al verlo frente a mí con sus cálidos ojos envolviéndome sentí como mi respiración se detenía, cómo podía estar enojada cuando me veía de esa forma ¿Cómo podría mantener mi enojo? La verdad me sorprendió, no estaba enojada con Joe, estaba decepcionada, nunca había necesitado que me defendieran o me dieran la razón en algo, nunca necesité apoyo de nadie más allá del mío mismo pero cuando lo vi de frente ignorando mis acusaciones me sentí herida, esperaba que por lo menos me apoyara pero no lo hizo –lamento lo que sucedió, Luis es solo un chico que está más tiempo caliente que otra cosa, creo que deberías dejar pasar esto, prometo que no volverá a suceder– Joe estaba estirado sobre la cama, delineé con la vista cada uno de los músculos de su espalda hasta que llegue a su deseable trasero, pero eso no era suficiente, la vista de su cuerpo no recompensaba la manera en que me sentía, quizás me había adelantado al tomar la decisión, no me arrepentía pero quizás debí esperar más tiempo –no tienes que prometerme nada, dejemos eso atrás, ahora quiero irme a casa a descansar– sentía un nudo en la garganta, que no identificaba hasta que recordé la época de mi niñez en que no paraba de sentirlo había pasado tanto tiempo que lo había olvidado, la verdad tenía ganas de llorar y lo odié por eso –puedes descansar aquí– la verdad no podía, pero si quería, no era de esta forma como imaginaba seria todo, su mirada era tierna, su mano aun descansaba con tranquilidad sobre mí pierna, Joe me miraba como si entendiera lo que sentía, pero seguro no lo hacía “los hombres nunca entienden” escuché a mi madre en la cabeza la frase que tantas veces repetía, quizás tenía razón –no quiero incomodar, además tengo una clase que preparar– su ojos se entrecerraron –Nunca incomodarías, si quieres irte puedes hacerlo pero no me digas que incomodas porque es la peor excusa que he escuchado, si quieres irte lo dices de una y listo– su tono de voz fue mordaz mientras se colocaba de pie frente a mí, sentí el enojo inundar mi cuerpo, me coloqué de pie para encararlo – ¡Hey, baja el tono de voz! Ya te he dicho que quiero irme, te espero en la puerta para que puedas vestirte– le dije antes de salir – ¡Claro, ahora si quieres que me vista, hace rato no lo querías!– gritó – ¡Idiota!– le respondí – ¡Amargada!– replicó, escuché como si pateara algo y como varios muebles se movían, estaba enojada, en este preciso momento deseaba tener la suficiente fuerza como para patearlo y dejarlo inconsciente “Gracias Dios” pensé con sarcasmo al pensar en el momento que eligió para que tuviéramos nuestra primera pelea, Joe caminó por el pasillo con el ceño tan fruncido que no había separación entre sus cejas, solo se había colocado una camisa de algodón negra además del Jean que ya tenía, pasó la mano por su cabello en un inútil esfuerzo por peinarlo, desvíe mi mirada al ver que me observaba, la verdad aun con una apariencia desarreglada seguía siendo igual de hermoso –¿quieres comer algo?– preguntó hostilmente –No, solo quiero que me lleves a casa, aunque me parece extraño que me ofrezcas, la verdad se te despertó lo caballero en el peor de los momentos– los ojos de Joe llamearon antes de entrecerrarse –Voy a comer primero, si consigo trafico me moriré de hambre– no hice comentario – ¡Por Dios ¿Te quedaras ahí parada?!– me encogí de hombros –perdí el apetito cuando descubrí que un hombre al que no conozco me observaba mientras intentaba alimentarme, no sé, considerando la situación no creo que sea algo muy común, en otro momento me habría defendido pero pensé que algún caballero podría ayudarme– Joe entrecerró su mirada sobre mí, podría jurar que luchaba por no estrangularme, no dijo nada mientras se preparaba un emparedado, como un niño mal criado lanzaba los trastes haciendo el mayor ruido posible, una que otra maldición se le escapaba –¿Podrías acompañarme a comer?– me preguntó entre dientes, quería negarme pero no podía, cuando era niña mi madre trabajaba varios turnos para poder ganar más dinero lo que me llevaba a tener que comer en solitario la mayoría de las veces, odiaba hacerlo, en aquel entonces habría dado cualquier cosa a cambio de que pudiera quedarse a mi lado, aun en la actualidad prefería no comer cuando no tenía la compañía de otra persona, no podía dejar que alguien se sintiera de la misma forma, me senté en el taburete al otro lado del largo mesón que separaba el juego de recibo de la lujosa cocina, Joe se sentó frente a mí, sus largas piernas se entrelazaron con las mías, el pareció ignorarlo aunque yo sabía que no lo hacía –deberías probarlo, me ha quedado de maravilla– mi estómago protestó pero mi orgullo se adelantó negándose –no gracias, ya te lo he dicho, he perdido el apetito– Joe asintió lentamente mientras continuaba comiendo, así fue durante un buen rato en el que sacaba cualquier cosa de la nevera, no entendía cómo podía comer tanto y aun verse tan espectacularmente bien ¿A dónde se iba toda esa comida? Cuando creía que había terminado iba y se preparaba otro plato–Ya estoy listo– dijo mientras hacia su particular palmeo de estómago, me levanté para dirigirme hasta la puerta, cuando sentí su mano tomar mi brazo, con suavidad me haló contra él golpeando nuestros pechos, una de sus manos se colocó en el centro de mi espalda manteniéndome firme contra él y la otra ahuecó mi mejilla –No quiero que te vayas– sus palabras salieron como terciopelo de sus labios mientras pegaba su frente de la mía –que mil maldiciones caigan sobre mí si dejo que cruces esa puerta aun enojada conmigo, perdóname por no haber interferido, perdóname por cualquier cosa que haya hecho mal, quiero que este día termine perfectamente y eso no pude suceder si no duermes a mi lado, no como amantes sino como enamorados– me quede atónita ante su declaración, el hombre más hombre de todos, ese que intimidaba con solo verlo tenía un lado blando y lo había descubierto frente a mí, el corazón se me entibió para luego comenzar a latir como frenesí “No sea estúpida, déjalo solo” pensé con rabia pero no podía, la verdad no quería –no podía esperar menos para completar este día, pasaremos la noche juntos y si te caen esas mil maldiciones las viviré contigo, por lo menos hoy– me sentí una estúpida al perdonarlo quería era abofetearlo pero no podría hacerlo, no sería capaz de lastimarlo, no después de esas palabras, Joe encontró mis labios, su energía era apasionante, sentí como mi espalda golpeaba la pared, Joe me presionaba contra ella dejándome acorralada contra su sólido cuerpo, su mano acaricia mi abdomen por debajo de mi camisa, frotó su nariz contra mi cuello mientras deslizaba su mano sobre mi pierna recogiendo la larga falda que las cubría –deberías probar con faldas más cortas– susurró –y también más apretadas, así llamaría la atención de más hombres– su mirada encontró la mía –tendré que convertirme en un asesino en serie– sus celos me emocionaron, para cuando besó mi cuello la falda hindú que llegaba hasta mis talones estaba enrollada sobre mis caderas, sin esperar a que lo hiciera saqué por mi cabeza la camisa y desprendí mi brasier, Joe rió suavemente –¿quieres ayudarme?– preguntó mientras se tomaba un tipo para acariciar mi cuerpo, su propuesta me calentó, Joe alzó sus largos brazos para permitirme quitar su camisa, nunca dejaría de sorprenderme su perfecto cuerpo, al ver su pecho desnudo la cabeza empezó a darme vueltas –aun no has terminado– comentó, tome el botón de su pantalón, torpemente se deslizaba entre mis dedos sin poder abrirlo, los ojos de él brillaban con deleite mientras lo desnudaba, al quitárselos me incliné para llevárselos hasta la rodillas, tomé a Joe en mis manos pero antes de que pudiera entretenerle me alzó por los hombros, iba a protestar pero sus labios me silenciaron, con fuerza me apretó nuevamente contra la pared, escuché como mi ropa íntima se desgarraba y en un solo movimiento lo tenía adentro, encorvé mi cuerpo movimiento del que se aprovechó tomando uno de mis senos en su boca, gracias a la pared los movimientos de Joe eran rápidos y profundos, su respiración jadeante traspasaba mi garganta mientras nos besábamos, mis piernas estaban envueltas sobre sus caderas y mis manos apoyadas de su cuello, con agilidad Joe colocó su espalda contra la pared –móntame tn_______ – me pidió aun manteniéndome en el aire y cuando lo hice descubrí que eso no era lo que tenía planeado, con el final de uno de mis movimientos comenzaba uno suyo haciendo nulo el tiempo en que no nos embestíamos, de nuevo el placer penetraba cada centímetro de mi cuerpo haciéndome estremecer sobre sus fuertes brazos, cuando estaba al borde del placer Joe sorprendentemente entró más en mí llevándome a la cúpula del éxtasis, cinco embistes más tarde temblaba entre mis piernas, su espalda se deslizó contra la pared dejándonos caer al suelo con suavidad, sentí como su cuerpo protestaba ante el frio mármol que tocaba su piel acalorada –he debido persuadirte para que hiciéramos esto antes– dijo aun con la respiración agitada, simplemente reí ante su sincero comentario –se suponía que dormiríamos como enamorados no como amantes–
–No sé cómo duerman en tu casa pero aquí dormimos en la cama, considerando que estamos en el medio de la casa… – lo silencie con un beso –si sabes cómo duermen en mi casa aunque… – no pude terminar la frase cuando un gemido se escapó de mi garganta al sentir como salía de mí, ambos nos deleitamos con la caricia, Joe empujó mi cuerpo aún más contra el suyo y cuando estuvo seguro de la firmeza de su agarre nos levantó, no permitió que colocara un pie en el suelo –te has portado muy mal Joe– le dije contra su cuello –merezco un fuerte castigo–
–Indudablemente– ambos reímos antes de dejarnos caer sobre la cama, al verlo acostado sobre las sabanas la lujuria me volvió a poseer, me di media vuelta y me coloqué sobre él, entrecerró sus ojos, negó varias veces con la cabeza antes de acomodarse contra mí, en un rápido movimiento colocó nuestros cuerpos de lado, los cortos vellos de su pecho acariciaban mi sensible espalda, Joe se acomodó contra mi cuerpo, apoyó su mentón de mi hombro para acariciar mi mejilla con la suya, el rocé de sus barba me encantó –te dije que dormiríamos como enamorados y si eso significa sufrir la codena de tenerte desnuda entre mis brazos y no hacerte nada lujurioso la sufriré, no podría faltarte nunca– y con eso me silenció, estaba perdidamente enamorada, solo deseaba no estar cometiendo el mismo error que mi madre, solo eso esperaba.

Hey!!! Soy nueva lectora!!
Siguela, me encanta!! Me encantó el último cap!

.

AAAAAAAAAAAA MEE MUEROO! JOE AND MEE Twisted Evil

XDXD

SIGUELAAA ME ENCANTO EL CAPI! Wink

que fuertee joee!!

uuyy me encanta como arreglamos las peleas jajaj
siguelaa me encantaaaaaa

oh Dios ame el cap..!!!siguela..!!la nove esta increible..!!la amo..!!sigueeeeeee...!!

Me encantaron
los dos capitlos.
de verdad los ame.
Porfavor siguela
Amo tu nove .. Siguelaa.

Mas tierniiii!!...
Ame este final!!...
Hermoso capi!! woowwwww que buena manera de perdonar a Joe!
Siguelaaaaaa
Siguelaaaaaa
Siguelaaaaaa
Siguelaaaaaa
Siguelaaaaaa
Siguelaaaaaa
Siguelaaaaaa

ame encuentros sexuales, amigo sexual y esta es totalmente encantadora soy una gran fan de tus noves esperoalgun dia ver alguna publicada!!!!!!!!!

XoXo Luka!

Wooooooooooooooooooowwwwwww!!!!! Shocked

tuu nove es lo máximo, pensaras que estoy loca, Rolling Eyes

pero es que siento que estuviera viviendo todo lo que escribes... de verdad era buena escribiendo y síguela Twisted Evil

:

Capítulo XIX

“Repentina decisión”

Abrí los ojos con confusión cuando el sonido del teléfono me despertó, debían ser las tres de la madrugada quizás un poco mas, Joe roncaba ligeramente mientras el teléfono casero sonaba y al terminar comenzaba a repicar el celular, me estiré buscándolo, considerando la hora debía ser una emergencia, mientras palpaba ciegamente a mi lado toqué a Joe, la lujuria me poseyó nuevamente, en contra de mi voluntad me concentre en el teléfono –¿hola?– respondí al ver que se trataba de Ángel, el silencio reinó por unos segundos –Hola lindura ¿se encuentra Joe cerca?– su tono era muy calmado, observé a Joe quien seguía durmiendo absorto de todo, uno de sus brazos cubría sus ojos, su bíceps se tensaba con la posición, mordí mi labio inferior –¿Halo?– la voz de Ángel me devolvió a la realidad –um…si está aquí, pero profundamente dormido–
–Necesito que lo despiertes por favor– dudé pero luego decidí obedecer, no estaba en mi naturaleza obedecer pero algo me decía que era la mejor decisión –dame un segundo– coloqué una de mis manos sobre su pecho dándole suaves empujones –Joe creo que debes despertarte– Joe se quejó aun estando medio dormido, luego se movió dándome la espalda, su cuerpo desnudo quedo totalmente expuesto ante mis ojos, me acerque para disminuir la distancia entre mis labios y su oreja –Joe, necesito que te despiertes, Ángel necesita hablarte– uno de sus ojos se medió abrió –¿Quién quiere hablarme?¿tu o él?– preguntó volviendo a cerrarlos –él– dio un chasquido con la lengua –que se joda, que llame en unas siete horas– se dio media vuelta quedando de frente a mí, igual de descubierto, me haló contra él –vamos a ponernos juguetones– me dijo mientras gateaba sobre mi cuerpo, por un momento olvidé que Ángel aún estaba en el teléfono –¡Deja de ser tan malditamente cachondo y atiéndeme, es una emergencia!– escuchamos los dos a Ángel gritar, con un gruñido tomó el celular de mi mano, se dejó caer a un lado de la cama halándome para colocarme sobre él –¿Qué quieres?– gruñó, su mano libre acariciaba desde el inicio hasta el final mi espalda, dando unos apretones a mis caderas cada vez que culminaba su recorrido –estoy tranquilo, termina de hablar ¿De qué aprieto debo librarte ahora?– le gruñó antes saborear con su lengua mi cuello, Joe dio otra vuelta colocándose sobre mí, su ceño ahora estaba fruncido, me dio un corto beso y se levantó, sentándose en la orilla de la cama –no entiendo– le dijo a Ángel, rodeé sus caderas con mis piernas desde atrás para pegar mi pecho de su fornida espalda, el contacto de su piel caliente contra mis sensibles senos me deleitó, coloqué mis manos sobre su firme abdomen para así bajar y tomarlo en mis manos, Joe jadeó profundamente –¿Qué sugieres que haga?– continuó con su conversación sin detenerme –no lo pienso dos veces ¿En dónde están Nick y mi cuñada?– aumenté mis movimientos, Joe dejo caer parte de su peso sobre mi mientras su cabeza reposaba en mi hombro, le daba suaves besos alrededor del cuello –¿Cómo se encuentra mi madre?– un gemido se le escapó cuando tomé su saco en mis manos –dame un minuto– le dijo a Ángel, colocó el teléfono contra la almohada para entregarse al orgasmo, besé sus labios al estilo spiderman, su cuerpo se contorsionó al sentir que mi mano aun después de haber conseguido su orgasmo seguía trabajando, segundos después me detuve, Joe respiró hondo dos veces tomó una toalla y nos limpió a ambos luego se levantó tomando de nuevo el teléfono –aquí estoy– Joe abrió el vitral que daba hacia el balcón, apoyó su cuerpo de un de las columnas mientras observaba hacia el océano, la brisa era tibia cuando entraba por la ventana, su cuerpo desnudo era dibujado por los rayos de luz plateada que soltaba la luna, enredé una de las sabanas en mi cuerpo para luego levantarme y llegar hasta él –ok, nos vemos– dijo antes de colgar el teléfono, al verme tomó una de las esquinas de la sabana y la haló dejándola caer hasta el suelo, observó con detenimiento todo mi cuerpo una y otra vez –debo ser el hombre más afortunado de este mundo– no pude responder a su cumplido, tomó mi rostro con ambas manos y me dio un suave beso –si tuviera tiempo te tomaría aquí bajo la luz de la luna, luces hermosa– su tono de voz me preocupó, su mirada estaba distante y fría y aun bajo la oscuridad era evidente que algo le preocupaba, algo que tenía que ver con la llamada de Ángel –¿Qué sucede?– le pregunté al sentir que su preocupación se trepaba por mi sentido común, su mirada se llenó de duda –No te obligare a hablarme, para mi es suficiente con que compartas esta maravillosa noche conmigo– tomé su mano y la coloqué sobre mi corazón –pero quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que sea, no es algo que diga por decir, lo siento aquí– acentué su mano aún más contra mi pecho, Joe me haló apretándome contra su cuerpo, su abrazo fue cariñoso y penetrante, aunque ambos estábamos desnudos no había lujuria, solo nos abrazábamos nos apoyábamos –debo volar a primera hora a Nueva York, el asistente de mi cuñada me consiguió un vuelo dentro de dos horas, mi padre esta grave y debo estar allá– subí la mirada para encontrar sus ojos cristalizados, quise sollozar al ver el dolor dibujado en su rostro –no te preocupes, todo saldrá de maravilla, se pondrá bien solo debes tener fe, ahora vamos a arreglar la maleta que te llevaras– lo solté y caminé hacia el interior de la habitación, me dolía el pecho por su dolor, prendí la luz luego de colocarme una camisa de Joe que llegaba lo suficientemente abajo como para cubrir lo que necesitaba cubrir, ahora me daba cuenta de que mi estatura podría ser un problema sin embargo él aún era más alto, ya había estado antes aquí en situaciones diferentes así que supe que colocar en su maleta, Joe parecía pensativo pero preferí ignorar ese hecho considerando la presión de que debería tener sobre sus hombros en este momento, el simple hecho de imaginar a uno de mis familiares enfermo hacia que se me encogiera el estómago, era algo que no le desearía ni a mi peor enemigo –iré a ducharme– me dijo antes de entrar al cuarto de baño, al terminar fui hasta allá para recoger del baño lo que podría necesitar, crema para afeitar, aunque no lo hiciera muy a menudo podría necesitarla, Joe aun no entraba a la ducha, coloqué mi mano sobre su espalda –¿te encuentras bien?– le pregunté aun sabiendo la respuesta, Joe dio media vuelta, parecía enojado por algo –¿solo eso deseas preguntar?– su pregunta me confundió, mi mirada debía ser un poema ya que al instante comenzó a explicarse –me voy a ir a Nueva York solo me preguntas eso ¿te interesa cuando vuelvo?– entrecerré la mirada sobre él –con que tienes un ataque de ego masculino, creo que no importa cuando vas a volver si se trata de tu padre, no quería sonar impertinente preguntándote algo que para ti creí no tenía tanta importancia como para mí– su mirada llena de tormento apareció nuevamente –lo siento– dijo mientras bajaba el rostro, su gesto me hizo recordar a un niño al que habían regañado, me acerqué hasta él –no tienes nada que sentir, estas preocupado solo eso– coloqué mi mano sobre su mejilla para subir su mirada –ahora dúchate para que puedas arreglarte, tienes un vuelo que tomar– asintió lentamente –solo con una condición– replicó –¿Cuál?– Joe se acercó a mí y comenzó a desabotonar la camisa –necesito ayuda para ducharme– su mirada era picara y su sonrisa era cálida, esa que me deleitaba –no creo que haya tiempo– le dije sin detenerlo, se encogió de hombros –solo quiero ducharme– para cuando lo dijo ya estaba completamente desnuda me tomó de la mano y nos introducimos en la ducha, ahogué un jadeó, la ducha era del tamaño del baño completo de mi casa, con llaves de agua que caían de todas las paredes, parecía una máquina para lavar coches, Joe abrió solo una regulando el agua, su cuerpo se humedeció mientras pasaba su manos través de su cabello, estaba excitada de solo verlo, tomé un frasco de jabón líquido y se lo apliqué a la esponja, Joe gimió al sentir como acariciaba su cuerpo, comencé a enjabonar su ancha espalda –¿Qué tiene tu padre?– le pregunté –Cáncer– mi corazón se encogió ante la simple mención de la palabra –pero ya ha tenido varias recaídas, creo que aún puede salir de esto– continuó –seguro lo hará– afirmé, bajé mi mano para acariciar su firme trasero, lo hale de uno de los hombros para darle vuelta, el agua caía sobre su cabeza corriendo por todo su cuerpo, su cabello cubría la mayor parte de sus ojos, comencé a enjabonar su pecho y brazos, sus parpados permanecían cerrados, Joe ya estaba de nuevo listo para la acción pero no había intentado nada, bajé mi mano entre sus muslos para enjabonarlo, se desequilibró un poco pero luego se enderezo, enjaboné sus muslos, su abdomen, todo, Joe tomó mi mano entre las suyas para quitarme la esponja, abrió la regadera que se encontraba sobre mí, cuando comenzó a enjabonarme descubrí que había dejado de un lado la esponja para comenzar a utilizar solo su mano lubricada por el líquido jabonoso, cuando tocó mis senos supe que ya no me enjabonaba simplemente, ahora estaba deleitándose, fue hasta que termino de explorar cuando no se contuvo –te daré aún más placer para que no me olvides–
– Nunca podría olvidarte–
– Igual quiero estar seguro– con un movimiento colocó mi espalda contra su pecho, sus fuertes manos guiaron las mías hasta la húmeda pared para ayudarme a mantener el equilibrio, su dedo entró en mí y sus labios jugaron sobre mi nuca, el placer me inundo y cuando sentí que entraba en mí creí que moriría de locura, Joe tomó mis pechos en sus manos apretándolos y acariciándolos mientras aumentaba los embistes contra mis caderas, sus labios besaban mis hombros y mi cuello mientras salía y entraba, esta posición no la habíamos practicado y debía admitir que me encantaba, Joe hacia pequeños movimientos circulares llegando a lugares a donde creí imposible que llegara, fue minutos más tarde cuando sentí que nuestros cuerpos llegaban al orgasmo en una línea simétrica, al mismo tiempo ambos temblábamos de placer, apoyó su espalda de la pared permitiendo que mi cuerpo descansara sobre el suyo –debes vestirte o llegaras tarde– le dije mientras me separaba de él, su rostro se desfiguro como si no quisiera irse –puedo intentar posponer el vuelo–
– ¡No! Vas a vestirte y vas a ir a visitar a tu familia, deben necesitar tu apoyo–
– ¡Ok mi general!– respondió mientras hacia el simulacro de que marchaba, al estar en la recámara se giró a verme – ¿me ayudaras a vestirme?– me preguntó con la mirada llena de malicia –no caeré de nuevo en tu trampa, vístete– cuando me aseguré de que lo hacía yo también comencé a hacerlo, la verdad era que lo extrañaría y una parte de mi corazón temía que por alguna razón me dejara aquí y no volviera, solo rogaba a Dios porque eso no sucediera.

Wow... Siguela!!!

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Forista! Cantidad de envíos : 131 Edad : 32 Fecha de inscripción : 16/08/2009

Me encanta tu nove!...

Siguela Wink

aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii siguelaaaaaaaaaaaaaaa me encanto el cap ... ya quiero ver a nick *-*

Siguelaaaa pleaseee--- El cap estuvo buenisimooo! Me en encanto el cap!!! Siguelaaaa PLEASEEE!

QUE?? n piedo creer que Joe se valla!
Pero es por una gran causa... asi que lo entendere....
Hermoso capi!! Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa]

Oh! Se va
Siguelaaaaa.
Me encantoo.

Wooooww!!! este capitulo me gustó mucho... síguela!!! quiero saber que pasa con Joe.. volverá?? me dejará?? Mmm

por favor sube otro capitulo.. o haz un maratón!!! tiste

Ohhh siguelaaaaaaaaaaaaaaa haz maraton eso gustara muchooo!! Smile

ohohohohhoho se va joe Sad

pero es por su padre Sad

SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

oh Dios Joe se va Sad

q pasara conmigo si el se va?? Sad

lo extrañare mucho pero su familia lo neceita es mejor q se vaya..!!

Siguelaaaaaaaaaa..!!!
Siguelaaaaaaaaaa..!!!
Siguelaaaaaaaaaa..!!!
Siguelaaaaaaaaaa..!!!
Siguelaaaaaaaaaa..!!!
Siguelaaaaaaaaaa..!!!
Siguelaaaaaaaaaa..!!!
Siguelaaaaaaaaaa..!!!

Capítulo XX

“Despedida”

Fue hasta que llegamos al aeropuerto que asimilé lo que sucedía, me estaba separando de Joe por miles de Kilómetros de distancia, pero a pesar de todo lo que aquello significaba en este momento no era solo eso lo que inquietaba – ¿Cómo regresaras el coche?– le pregunté mientras se estacionaba, su mirada llena de diversión se posó sobre mí, aun el sol no salía completamente –no parece una pregunta que harías tú, la respuesta es evidente, no se regresara solo–
–Tampoco se regresara conmigo así que me imagino que el degenerado de tu empleado te ayudara en esto–
–No te expreses así de él y NO nunca confiaría en él para que tocara mi coche, eres tu quien la llevara a casa– comencé a negar con la cabeza –estas equivocado, yo no conduzco bien, estaría más seguro con él–
–Si a seguridad te refieres a diez adolescentes alcoholizadas vomitando sobre los asientos de piel no lo creo– Joe se bajó del coche horrorizado, me uní a él mientras sacaba el equipaje –estoy hablando con mucha seriedad, no soy la mejor al volante– Joe me dio un corto beso en la frente –no te preocupes por eso, hoy aprenderás, solo debes asegurarte de no pisar mucho el acelerador porque mi bebé tiene mucha fuerza– me enojaba cuando no tomaba en serio lo que le decía, caminamos hasta llegar a la entrada del pequeño aeropuerto –Joe, por favor no me dejes esta responsabilidad–
– ¿Podrías solo darme un beso y un abrazo? Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión– su petición me encantó, al instante rodeé su cuerpo con mis brazos, al subir la mirada encontré sus labios –te amo– me susurró entre cortos besos, mis ojos se cargaron de lágrimas llenas de rabia ¿Por qué me lo decía cuando se iba? –Yo también te amo– le respondí aun enojada, Joe sonrió con suavidad –Espero todo salga de maravilla, llámame cuando llegues–me dio un corto beso –lo hare– soltó mi cuerpo y se encamino hacia la zona de abordaje – ¡Suerte!– gritó – ¡No es el mejor coche para aprender a conducir, la necesitaras!– gritó luego al ver la confusión en mis ojos, el enojo volvió a mí y cuando le mostré el dedo del medio su simple expresión me llenó de gloria, su ceño de frunció tanto que no dejaba espacio entre sus cejas, me di media vuelta y caminé, la verdad era que no quería que viera directamente mis cristalizados ojos –las debilidades son herramientas para lastimarte– murmuré para mí misma mientras caminaba, respiré hondo antes de encender el coche, todas las personas volteaban a ver la camioneta con fascinación “¿Por qué no podía tener un coche convencional? Quizás uno más económico” pensé para mis adentros antes de colocar la palanca en retroceso, recordé lo de la fuerza del motor que me había advertido Joe así que sin acelerar solté el freno, la camioneta se deslizó hacia atrás con agilidad, odiaba que la gente fuera tan poco discreta, incluso tomaban fotos, al acelerar mi cuerpo se pegó contra el asiento, el motor rugió obligándome a frenar de golpe “¡Gracias a Dios no pueden verme!” aceleré ahora con mucho cuidado lo que me dio resultado, el auto robaba las miradas de todos, al estar en la autopista todo fue más sencillo, en unos diez minutos estaba entrando al pueblo, sorprendida por lo rápido vi el tablero, frené de golpe al ver que iba a ciento ochenta kilómetros por hora y no me había percatado de ello, incluso a veces dudaba si el motor estaba encendido, me estacioné torpemente frente a la casa de mis abuelos, al entrar noté que no había nadie, por lo menos algo había salido bien, me ahorraba las preguntas sobre la camioneta de Joe, me vestí lo más rápido posible sin embargo al salir descubrí que ya estaba sobre la hora, tendría que irme conduciendo o llegaría tarde a la primera clase, la ida a la universidad fue más sencilla, conseguir puesto fue un asunto diferente, aunque los profesores teníamos un estacionamiento privado no se me hizo del todo sencillo y la vergüenza que sentí al tener a dos vigilantes haciéndome señas para que no golpeara a otro coche fue incalculable “Gracias” fue lo único que pude decirles cuando sus ojos se dilataron y no disimularon su asombro al ver que era yo quien conducía la única camioneta de ese estilo en toda la zona, ni siquiera el Rector tenía un coche como ese, sentí alivio al salir de la ultima hora de clases, ya no debía venir hasta el miércoles y esperaba que Joe estuviera aquí para conducir su coche – ¡Wuauh! Bonita camioneta señorita ta______– al girarme me encontré con el Rector y uno de los Decanos menores –Gracias– respondí cortante abriendo la puerta para subirme y acabar con la conversación –dígame ¿de dónde la ha traído? Es la primera que veo– preguntó mientras su compañero le daba una vuelta como inspeccionándola –no lo sé, la verdad es que solo me pareció bonita– no podía decirle que no era mía, preguntaría mucho más –vi un programa en donde decían que podía llegar de 0 a 160 k/h en quince segundos ¿es cierto?– rogué porque se ahogara –la verdad no lo he cronometrado pero le preguntare a mi novio– me arrepentí luego de la respuesta, ambos hombres intercambiaron una significativa mirada, los hombres podían ser más chismosos que las mujeres –ya veo, bueno dígale a su afortunado compañero que tiene un gusto excelente para elegir coches– acomodé mi cabello con una de mis manos en un gesto impaciente, quería que se fueran –¿Tiene mucho tiempo con él?– arqueé una ceja ante su indiscreta pregunta –¿A qué se refiere?–
–Considerando que el coche salió hace muy poco me refiero a usted con su novio–
–Eso no le incumbe– le respondí sin voltear la mirada, el Decano alzó las manos –era simple curiosidad, saber cuándo habíamos perdido la oportunidad de conquistarla– sentí como la rabia subía hasta mis mejillas y cuando el Rector rió perdí mis estribos –no sé a qué oportunidades se refiere porque la verdad nunca las tuvo, claro sabemos que la imaginación es libre y el soñar hasta ahora es gratis, lo único que le voy a exigir como colega es que se ahorre esa clase de comentarios si no quiere tener problemas conmigo– el Decano abrió los ojos como platos –Y usted como Rector no debería permitir que este sujeto me hable de esa forma, no sé cómo puede permitirlo–
–Espero me perdone, usted tiene toda la razón– se disculpo el Rector –No quiero una disculpa quiero que no se repita o lo denunciare con la comisión– con ese comentario cerré la conversación sentándome y cerrando la puerta del coche, sin que me temblara el pulso retrocedí y me puse en marcha, cuando me aleje de ellos recordé respirar, el enojo no me dejaba pensar, un sonido empezó lo que me inquieto, lo que me faltaba era quedarme accidentada pero luego me percaté de que era mi teléfono celular, me orille para contestar, escuché varias bocinas seguro había cometido alguna infracción sin notarlo –hola mi amor ¿Cómo estás?– su voz me tranquilizo sin embargo aún tenía la mayor parte del cuerpo tensa –bien mi vida ¿y tú? ¿Tú papá como está?– el silencio reinó –Digamos que mejor– el corazón se me encogió – ¿te encuentras bien?–
–Sí, estoy bien, cuéntame ¿Cómo está mi bebé?– giré los ojos ante su pregunta, aunque pensándolo mejor yo también la haría tratándose de que yo era quien la conducía –Bien, aunque sea increíble está intacta, por cierto cometí el abuso de traerla hasta la universidad, se me hacía tarde–
–No te preocupes, para eso te la deje, no quiero que andes en transporte público–
–Entonces me engañaste–
–La verdad, lo hice, bueno a medias porque no se la dejaría a más nadie– escuché como rió a través del parlante –te extraño– me dijo casi en susurro –Joe no han pasado más de seis horas– la verdad yo también lo extrañaba, el solo hecho de saber que estaba lejos me hacía querer abrazarlo, infantil pero cierto –igual te extraño–
–Yo también te extraño– imaginé su hermoso rostro dibujando una cálida sonrisa, definitivamente lo extrañaba – ¿Qué harás hoy?– preguntó –Nada, debo corregir algunos exámenes, quizás me pase por la panadería–
–Mmm…Ok, te llamo más tarde, debo entrar a cuidar a papá, hablamos después, cuídate–
–Tú también, besos–
– ¿En dónde me darás esos besos?–
–No te lo diré, hablamos después– escuché como chasqueaba con la lengua –hablamos te quiero–
–Te quiero– y en eso terminó, descubrí que mi vida era increíblemente aburrida sin él ¿Qué hacía antes de conocerlo? Estudiar y trabajar y ambas ahora me daban pereza, decidí ir a la panadería a ayudar a mi familia.

ya quiero qe regrese mi joe..en seriolo extrañooo
siguelaaaa

AU:) QUE LINDO JOE:) DONDE LE DARIA
ESOS BESOS! JAJAJA, BUENO EN FIN!
ME ENCANTA TU NOVEE! DEMAS:)
ESPERO CAPI:)

OMG!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

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