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| AMIGOS desconocidos (hot) | |
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angenick Comprometida Con...
Cantidad de envíos : 912 Edad : 31 Localización : Venezuela Fecha de inscripción : 14/12/2009
| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:29 | |
| Joe dejó la mirada fija en un punto en el infinito, intentando calmarse y que la dolorosa erección que se apretaba contra su pantalón desapareciese ¡Era inútil! El olor de ella lo emborrachaba, su presencia le hacía vibrar y el sonido de su voz era un deleite para sus sentidos.
- Yo opto por volver a casa -comentó (Tu name) sin malicia.
- ¡Sí! -rugió Joe, dejándose apoderar por su instinto animal.
- ¿Es que tienes mucho sueño? -bromeó la chica ante la impaciencia de él por volver al hogar.
- ¿Sueño? Te aconsejo que te vayas olvidando de lo que significa ese término porque no vas a dormir en mucho tiempo.
Su penetrante mirada le decía que eso era una promesa. Todo el cuerpo de la chica se estremeció ante la expectativa ¡Como deseaba a ese hombre!
Caminaron hacía la salida exhortos en su deseo, mirándose con hambriento amor. No había dudas de lo que ambos querían. Fundirse en uno solo por el resto de la eternidad. CApitUlOo 90
- ¡(Tu apodo)! -se escuchó gritar desde la distancia.
(Tu name) se estremeció de nuevo, pero esta vez de aprehensión. No podía estar allí ¡No cuando ella había encontrado la felicidad al fin! Tenía que ser un retorcido producto de su imaginación. Ni siquiera ella podía ser tan desdichada de encontrárselo después de tantos años, allí y en un momento como ese: la vida no podía ser tan injusta con ella
- ¡(Tu apodo)! -llamó de nuevo la voz masculina.
(Tu name) tragó trabajosamente, esperando a que en cualquier momento apareciese ante ella. No podía creerse que estuviese allí después de tantos años ¡Volverlo a ver! No sabía si estaba preparada para ello. Quiso concientizarse de que ya no era ninguna adolescente y que podría manejar la situación, pero todo su cuerpo temblaba de ansiedad.
Había estado tan absorta en el reconocimiento de la voz que no se percató de la presencia de una niñita de unos seis años. Había corrido por el camino hasta que la pareja le bloqueó el paso y se paró frente a ellos. Con una animada sonrisa y tirabuzones tan negros como el carbón, (Tu name) sintió conocerla. Y cuando vió los enormes ojos verdes rasgados, supo de qué.
- ¡(tu apodo)! -repitió en tono de reproche un hombre a la niña, acercándose hacía ellos.
(Tu name) reconoció los mismos ojos verdes en él. Unos ojos que conocía muy bien. Y que no esperaba volver a ver nunca más. Pero ¿a quién pretendía engañar? Era algo típico que eso pasase cuando todo iba tan bien. La realidad tenía que caer sobre ella. Y su pasado volvía para morderle el trasero.
- ¡(Tu apodo) te dije que no te alejases de mi! -le regañó el joven a la niña, una vez se unió a ella frente a la pareja.
Ella observó los rasgos duros y esculpidos de su cara. Era incluso más varonil y atractivo que antes. Aunque se veía extraño un ceño fruncido en su, siempre, alegre cara. (Tu name) se retorció en su lugar cuando el joven dejó de atender a la niña y dirigió su mirada hacía ella. La alegría pareció brotar de cada poro del cuerpo del hombre.
[aClaro x las dUdaAs xD La NenitAA se llAMaA Como vOSs xD]
- ¿(Tu apodo)? -dijo perplejo, esta vez a la mujer.
- Que si papá, que no iré a ningún sitio sin tu permiso -respondió la niña dándose por aludida ante la llamada.
(Tu name) rezaba por un agujero donde esconderse. Y ni siquiera estaba segura de saber cómo se reza. Esa niñita era su hija. Tendría aproximadamente la misma edad que años hacía que no se veían. Él tenía un hogar, una familia. Probablemente ese fuese el motivo por el que la abandonó. No podía creerse que lo tuviese frente a ella. Había deseado tanto ese momento... Al principio con la esperanza de volver a estar juntos, después con la necesidad de estrangularlo. Y ahora... simplemente era extraño y desconcertante.
- ¡(Tu name)! -se confirmó en voz alta el hombre, mirándola de arriba a bajo- ¡Estás preciosa!
- ¿(Tu name)? ¡Uhm! -dijo la chica, al darse cuenta que la atención de su padre ya no estaba dirigida hacia ella- ¿Te llamas como yo? -le preguntó a la muchacha, acercándosele, como si supiese de quien se tratase en realidad.
- Eso creo -corroboró (Tu name), con una sonrisa que deslumbró a todos- Miguel -se dirigió al hombre que se la comía con la mirada- ¿es en esta parte cuando tú me dices que es mi hija? -bromeó la chica con un cliché de cualquier drama cinematográfico.
- ¡Uhm! No quería que te enterases así pero... -le continuó la broma el hombre riendo. Después miró a la niña y continuó- Ella es mi hija (Tu apodo) -confirmó, abrazándola.
- ¿No había más nombres? -preguntó burlona la rubia.
- Quería que tuviese algo tuyo -afirmó Miguel con nostalgia en la mirada.
Se hizo un silencio incómodo entre ellos. El pasado volvió ferozmente para paralizar a ambos. Él le había dado su primera vez, fue su primer amor ¡y su primer desengaño! Aún recordaba con claridad los días encerrada en su habitación sin querer salir ni comer, solo llorar sin parar. Había prometido que ningún otro hombre le haría tanto daño y había cerrado su corazón a todos ellos ¡Y ahora lo tenía frente a ella! Con una hija y mirándola con deseo y añoranza. Nada era como debería ser.
Un carraspeó la hizo salir de sus pensamientos y atender a la presencia masculina a su lado. Joe la miró con una expresión inescrutable y después a él, con una expresión bastante más clara, pura ira. (Tu name) parpadeó para aclarar sus pensamientos y obrar consecuentemente. CApitulO 91
- Miguel, él es mi novio Joe -los presentó la chica, aferrándose al brazo de su amado, esperando reconfortarlo.
- ¿Novio? -preguntó Miguel con sorpresa- ¿Desde cuando dices palabras malsonantes? -bromeó el joven, sin pizca de humor en su expresión.
- Muchas cosas han cambiado desde que te fuiste -aclaró (Tu name), apartándose de Joe, con el rostro ensombrecido por la tristeza.
- (Tu apodo)... -la llamó Miguel con pena, haciendo el amago de acercársele para consolarla, pero parándose en seco al encontrarse con la mirada acusadora de Joe- Yo no quise...
- ¿Qué no quisiste? -estalló (Tu name) finalmente- ¿Qué? ¿Hacerme daño? ¿Abandonarme con si no significase nada para ti?
- Lo eras todo para mí -susurró Miguel con un nudo en la garganta- No me dejaste explicarte lo que pasó. No respondías a mis llamadas y no podía regresar para explicarte.
- ¡Pobrecito! -bufó (Tu name) con irritación- Y estabas tan amargado que te echaste nueva novia -afirmó mirando de soslayo a su hija.
- ¡Eso también puedo explicarlo! -afirmó el joven acercándosele.
- A mi no me tienes que explicar absolutamente nada. Pero puede que la madre de tu hija si tenga interés en saber que clase de persona eres -aclaró la chica con rabia.
- Un beep sin corazón, según ella -explicó Miguel, agachando la cabeza.
- ¡Mujer inteligente! Más de lo que lo fui yo. Pero esa descripción de tu persona es más compartida de lo que crees -espetó airada.
- Deja que lleve a la niña con mi madre y te explico todo -rogó el muchacho.
- ¿Tu madre? -se calmó (Tu name) instantáneamente- ¿Está aquí?
- ¡Sí! Y le encantaría verte -afirmó Miguel con una tierna sonrisa.
Elena -la madre de Miguel- se había convertido en poco tiempo en alguien muy especial para ella. Era una auténtica madre, que le reñía por la ropa que llevaba, por las travesuras que hacía y las horas indecorosas a las que se recogía. Todo lo que su madre nunca había hecho. Había querido a toda esa familia como si fuese la suya propia. Y por eso había sufrido aún más. Ella nunca tendría un hogar así, y solo podía conformarse en ser una invitada provisional. Por eso prefería no hacerse ilusiones con formar una familia. Ella no estaba destinada a tener una, al menos no una normal.
Joe se había mantenido al margen de la disputa. Aunque su orgullo le hacía rugir por ser el espectador de lo que parecía una pelea de enamorados y su sentido común le decía que allí sobraba. Pero algo le decía que si ella no era capaz de intentar ser feliz, que si había rechazado el amor hasta ahora, ese tipo tenía algo que ver con ello. Y quería enterarse. Pero obviamente no iba a ser tan estúpido de dejarla irse con él para que le diese una explicación ¡No era tan tonto!
- (Tu apodo) creo que ya es hora de que volvamos a casa -sugirió Joe, con una calma que no tenía.
- Deja que yo te lleve a casa -rogó Miguel, agarrándola de la mano- y hablamos de todo para aclararlo.
- Volveré con mi novio, a NUESTRA casa -aclaró (Tu name), sintiéndose culpable después por la expresión dolida en el rostro que una vez creyó sería su único amor.
- ¿Crees que podamos hablar antes de que me marche de nuevo? Solo estaré una semana más -anunció el joven con ruego en la mirada.
(Tu name) se sentía afligida. Había odiado a ese hombre por todo el daño que le había hecho. Pero verlo así le hacía pensar si realmente tendría una buena excusa para lo que le hizo. Su corazón se le paró al notar cono la niña tiraba de sus vaqueros para que la atendiese. Se agachó hasta estar a su altura.
- ¿Podrías hablar con mi papá antes de que nos vayamos? Es que sino no va a haber quien lo aguante -explicó la niña sin importancia- Estaba histérico con la idea de volver y...
- ¡(Tu apodo)! -reprochó su padre, interrumpiéndola.
- Y se pone muy triste cuando la abuela te nombra o sus amigos le preguntan por ti -continuó la niña ignorando la advertencia de su padre- ¿Porque tú eres esa novia de la que todos hablan desde que llegue, verdad? Mi papá me contó que te quería mucho y por eso me puso mi nombre -concluyó la infante dejando a todos sin saber qué decir.
- Creo que es mejor que nos vayamos -excusó a su hija, agarrándola para llevársela.
- Entonces ¿no vas a hablar? -preguntó la niña con incomprensión-¿Por qué no haces como el novio de mamá y te la llevas en brazos hasta el dormitorio hasta que te escuche? -bromeó a medias la niña.
- No creo que ellos hablen mucho en esos casos -aclaró su padre soltándose en carcajadas.
- ¡Yo sé! Pero al menos ellos no están tan solitos como tú -le dijo a su padre y después miró a (Tu name)- Mi papá no muerde, podes hablar -se interrumpió y miro con irritación a Joe- ¡Si te dejan!
(Tu name) no pudo más que reír por la ocurrencia de la niña. Estaba claro que era hija de Miguel. Tan atrevida y picaresca como él. Sacó su tarjeta del bolsillo y se la extendió a la niña.
- Este es mi número, que me llame y vemos cuando podemos ¿Ok? -le pregunto a la niña y sonrió al verla asentir.
Agarró del brazo a Joe y salieron del parque. Ella aún reía por el comportamiento de la niña. Aunque debería llorar ¡Había aceptado verse a solas con Miguel! Era cierto que tenía curiosidad por saber que le tenía que decir. A veces se sentía como si le faltase una pieza de su puzle. Pero no quería saber nada del hombre que no solo la había abandonado sino que había provocado que rechazase el amor y la felicidad. CApiitulO 92
Al legar al departamento (Tu name) fue directa a la cocina para preparar algo de almorzar. Joe le dejó su espacio para que pensase en todo lo que había ocurrido. Él también lo necesitaba. Se tendió en el sofá y maldijo su mala suerte.
El ex novio de su gran amor volvía por ella. Y estaba seguro de que así era. Le había dejado claro que estaba soltero y hasta le había hablado a su hija de ella ¡Maldito fuese, le había puesto su nombre! Ese tipo la quería reconquistar. Pero él no podía negarle que lo viese si es lo que ella quería hacer. Por mucho que le pudiese doler. Tenía tanto miedo de que ella lo aceptase, que estaba apunto de ir corriendo hasta la cocina y prohibirle que se acercase a él. Pero con ello solo conseguiría que le fuese a buscar con más urgencia. A (Tu name) no se le podía prohibir nada, lo había aprendido hacía muchos años. Y tantos años no le servían de nada en esos momentos. Había un trozo de su vida que él desconocía y que ese tipo parecía conocer a la perfección ¡Cuanto lo odiaba! De todas las maneras posibles. El amigo posesivo estaba celoso de los conocimientos que él tenía y el novio no soportaba que ese tipo hubiese sido el primero. Porque estaba convencido de que ese habría sido el primero. El chico que cuando ella tenía solo dieciséis años la había amado como a él le habría gustado hacer. Y también la había dañado ¿Se habría enamorado de él y no la correspondía?
El pensar que ella pudiese haber amado a otro le hizo encogerse de dolor. Sin poder evitarlo caminó hasta la cocina. Ella preparaba algo de pasta, con la salsa favorita de Joe. Sonrió con la imagen. Deseaba tanto poder verla el resto de su vida, que no estaba seguro si sería capaz de dejarla salir de esa habitación.
- ¿Puedes esperar unos minutos? -preguntó (Tu name) sacándolo de su ensueño.
- ¿Qué? -no entendió el chico.
- Aún no terminé de hacer la comida y lo que quieres que hablemos nos llevará un rato ¿Esperas hasta que termine? -preguntó (Tu name) con una dulce sonrisa.
Él solo asintió y salió de la cocina. Ella si lo conocía bien. Le contaría todo lo que pasó entre ellos, en cuanto acabase de cocinar.
De pronto, el miedo se apoderó de él ¿Quería escucharla decir que se había enamorado de otro? ¿Que le contase su historia de amor y cuanto había sufrido por perderlo? No estaba muy seguro de estar preparado ¿Por qué tenía que pasar todo aquello en ese momento? Al fin la tenía a su lado, sabiendo que les unía el amor ¿Por qué tenía que aparecer ese tipo?
(Tu name) salió de la cocina con dos platos y ambos los degustaron hasta quedar saciados. Una vez que él recogió el almuerzo, se sentó junto a ella y la abrazó, a la espera de que ella comenzase su historia.
- Como habrás deducido, Miguel era el chico con el que te dije que había estado saliendo antes de que regresaras -comenzó (Tu name), acariciándole distraídamente el pecho.
- Sí, lo imaginé -corroboró él.
- Cuando tú te fuiste, yo comencé a salir con los chicos más a menudo. No tenía con quien más hacerlo -se encogió de hombros la chica con resignación- Un día Taylor y yo íbamos al encuentro de los chicos, cuando ella se fijo en Miguel. Él era mayor y muy guapo y ella cayó rendida a sus pies. Hizo que nos presentásemos y él fue muy educado, pero ni la pelo.
- Te prefirió a ti -anunció Joe, disimulando la irritación.
- ¡Para nada! Creo que al principio creía que yo era un chico -explicó ella riendo- Pero empezamos a vernos a diario, jugábamos a baloncesto y hablábamos por horas.
-Él es el que me sustituyo -afirmó Joe, sin disimular la irritación esta vez.
- Podría decirse. Necesitaba un amigo y él estaba allí.
Joe quiso gruñir ante la afirmación. Estaba claro que lo culpaba por haberse ido. Él también lo hacía. Si se hubiese quedado nunca le habría dejado acercarse a ese tipo. CApiitulOO 93
- Pasábamos el día juntos -continuó (Tu name), aún acurrucada junto a él- En mi casa o en la suya. Conocía a toda su familia. Normalmente nos tocaba cuidar a su hermana menor, mientras la madre salía a hacer sus compras. Me presentó a muchos amigos y comencé a cambiar en mi estilo de vestir y de comportarme. Se puede decir que hizo aflorar mi lado femenino. Él tenía a sus amiguitas y yo estuve con algunos chicos.
- ¿No se ponía celoso? -preguntó él extrañado.
- Solo éramos amigos, no pareja. Y tú eres el único que con solo el titulo de amigo se sentía con derecho a estar celoso -bromeó la chica abrazándolo.
- Es que no me gusta compartirte -gruño Joe, aferrándola posesivamente.
- No te preocupes ¿sí? -le pidió ella acariciándole la mejilla- Él nunca sería una amenaza para ti. Es el último hombre al que desearía ver.
Y era eso lo que más le preocupaba a él. (Tu name) no era de las que odiaban. Cuando alguien se atrevía a enfrentarse a ella, (Tu name) solía tomárselo a la ligera e ignorar la afrenta. Después, de por supuesto, haber dejado en evidencia a quien se atreviese a retarla. Pero ella nunca guardaba rencor. Y ese odio que procesaba a ese hombre, le preocupaba muchísimo ¿No lo habría olvidado? Tenía que saber qué era lo que había pasado entre ellos.
- ¿Qué es lo que pasó entonces entre ustedes? -quiso saber sin perder tiempo.
- Pues un día de repente me confesó que me amaba y... -se interrumpió para mirar a su novio ¿Cómo podría decirlo sin que él quisiese matarlo?
Joe sintió como el miedo se apoderaba de todo su cuerpo ¿Iba a decirle que ella también lo amaba? Sí, estaba seguro de ello.
- ¿Y? -repitió Joe con irritación.
- Fue entonces cuando él y yo... ya sabes -dijo la chica haciendo un leve gesto con la mano.
- ¡Ah, lo hicieron! -suspiró Joe de alivio, y se obligo a no pensar en ese tema.
- ¡Sí! Poco después él se tuvo que ir con toda su familia fuera del país -concluyó (Tu name) con un rastro de tristeza.
- ¿Te dejó después de...? -gruño airado Joe.
- No fue así -intentó justificarlo (Tu name)- A su padre le habían dado un nuevo trabajo y él entraba en esa universidad.
- Pues si sabía que se iba a ir podía haber mantenido las manitas quietas -bramó su novio, colérico.
Ella pensaba exactamente igual. Pero si lo decía, él iría a por Miguel y lo mataría. Y no es que le preocupase en exceso lo que le pasase pero no quería que metiesen en la cárcel a su novio.
- Eso ya no importa. Él se fue y yo lo pasé un poco mal pero me recuperé. Después tú volviste y regresé a tener la vida que tenía antes de conocerlo -aclaró (Tu name), queriendo zanjar el asunto.
- No es cierto. Nunca lo has superado porque desde que ese tipo te hizo daño te has negado a dejarte amar. Y cuando yo volví no eras la de siempre. Pensé que me guardabas rencor por irme, pero ahora sé que no era eso. Intentabas fingir ser quien no eras. Intentaste volver a ser uno más de los chicos cuando sabías que ya no era posible. Por eso creaste esa doble vida. Y excluiste a todos de ambas, para que nadie pudiese conocerte al cien por cien -explicó Joe, viendo todo al fin claro- Él te hizo dejar de creer en el amor.
(Tu name) no pudo soportar escucharlo ni un minuto más. Se levantó del sofá y corrió hasta encerrarse en el baño. Era de la última persona de la que aguantaría escucharlo. Podía tener razón, pero ni siquiera sabía lo que estaba diciendo. Se había enamorado y la había abandonado era lógico que sufriese por ello. Era normal que se pusiese una coraza para que nadie más la dañase ¿Cómo se atrevía a juzgarla por ello?
Joe quiso destrozar la casa de pura rabia. Él tenía razón ¡ella se había enamorado de ese tipo! No soportaba la idea ¿Aún lo amaría? ¿Sería ese tipo su gran amor? ¿Podría olvidarlo alguna vez y aceptarlo a él? Joe no podía con todas las emociones que se agolpaban en su pecho. No podía perderla. Aunque... ¿realmente la había tenido alguna vez? Ella no podría tener una vida real hasta que no espantase los fantasmas de su pasado. Pero Joe temió que esos fantasmas se convirtieron en su futuro y él solo fuese un recuerdo.
No podía estar allí ni un minuto más. Salió del departamento cerrando la puerta enérgicamente tras de él. cApiitulOo 94
(Tu name) se enjuagó las lágrimas y salió del baño al escuchar la puerta. Buscó a Joe con la mirada, solo para comprobar que efectivamente se había marchado. Se sentó en el sofá hecha un ovillo y pensó en todo lo ocurrido.
¡Él no tenía derecho a enfadarse con ella! Ella no le había dañado. Él no podía decir lo mismo .Pero el pasado era mejor dejarlo donde estaba. Él le había confesado que la amaba y eso era lo único que debería importarle.
Lo esperó durante toda la tarde pero no llegó. Ya entrada la noche, llamaron a la puerta. Esperando que fuese él, sin pensar en que él podía entrar con su llave, abrió sin preguntar. Se congeló al ver a Miguel al otro lado. Su decepción se vio reflejada en su rostro y por pura educación le dejó entrar.
- No son horas de hacer visitas -condenó la chica, sin preocuparse por cómo la había encontrado.
-Tu novio me pidió que viniese -anunció Miguel dejándola estupefacta- No se cómo me encontró pero hace como veinte minutos apareció en mi hotel y me dijo que me esperabas.
(Tu name) no sabía qué decir. Nada podría haberla sorprendido más que eso ¿Para qué habría ido Joe a buscarlo? No era lógico. Aunque si él pensaba que ella tenía un trauma por lo que ese tipo le había hecho, podía creer también que se "curaría" hablando con él ¡Que equivocado estaba!
Sonrió ante la ternura de su novio y lo erróneo de sus deducciones.
- Te ama muchísimo -afirmó Miguel, llegando a las mismas conjeturas que ella.
- ¡Lo sé! -exclamó ella hundiéndose en el sofá.
- Me alegro que hayas podido enamorarte al fin. Pensé que nunca olvidarías a ese wey -se interrumpió al ver reír a (Tu name)- ¿Qué dije?
- Joe es ese wey -aclaró ella con una sonrisa irónica.
- ¡Oh! ¿Volvió? -preguntó extrañado.
- Sí. Poco después de que tú te fueses. Se puede decir que se han ido sustituyendo el uno al otro -bromeó sin restos de humor, la chica.
- ¡Vaya! No sé si decirte en hora buena por recuperarlo o darme el pésame -comentó Miguel ceñudo mientras prestaba toda su atención a sus nudillos.
- ¿Por qué lo hiciste? -preguntó sin rodeos (Tu name), viendo que él iba a confesarle sus intenciones de recuperarla.
- ¡No pensé! Solo sabía que me iría y no volvería a verte. Te quería (Tu apodo), necesitaba demostrártelo al menos una vez -explicó él con tristeza.
- Y dejarme después -lo acusó ella, enfrentándolo.
- Había pensado en hacerlo mucho antes. Pero tú no me amabas (Tu apodo). Me habrías aceptado porque era lo único que tenías. Te aferrabas a mí. Pero después de que te entregases a mi sabrías que no me amabas y me dejarías. Pero cuando supe que de todas formas te perdería, no aguanté más. Quise explicarte que te amaba de verdad y que si querías seguir con una relación, yo te esperaría pero no me cogías el teléfono -le aseguró el joven, acariciándole la mejilla.
- No fue fácil que desaparecieses después de tal intimidad -replicó (Tu name), más calmada.
- Yo no quería hacerlo. Ojalá me hubiese podido quedar a tu lado. Hice muchos planes. Pensé en regresar para verte cuando tuviese libre e ir a la misma universidad cuando terminases la prepa. Pero... -se interrumpió, ensombreciéndose con los recuerdos.
- ¿Qué? -preguntó sorprendida por el cambio de actitud.
- No me cogías el teléfono, así que en cuanto tuve algo de dinero y tiempo libre volví para hablarte -explicó Miguel, ceñudo.
- Nunca te vi -reprochó (Tu name).
- Llegué hasta tu casa. Tú ibas saliendo con un chico. Estabas muy sonriente. Y te veías más feliz de lo que nunca te había visto. Aún así me acerqué. Pero tú corriste de nuevo para la casa a por algo y me encontré con el chico. Ahora creo que era Joe, tu novio. Hace muchos años y todos hemos cambiado, pero estoy casi seguro que era él.
- ¿Qué pasó? -quiso saber ansiosa.
- Cuando iba a llamar a la puerta, él me paró y me preguntó qué quería. Le dije que venía a buscarte, que necesitaba hablar contigo -comenzó a contar el muchacho.
- ¿No te dejo pasar? -dedujo (Tu name), al pensar en lo posesivo que había sido siempre Joe.
- ¡No! Pero se me quitaron las ganas de hablarte cuando se presentó como tu novio.
(Tu name) se quedó boquiabierta ¿Joe había hecho eso? ¿Por qué? Cuando lo viese le armaría tal pleito que desearía estar muerto. Él no tenía derecho a hacer algo así ¿A cuantos más habría espantado? ¡Quería matarlo! Y a la vez no podía estar más feliz. Eso había pasado cuando solo tenía dieciséis años ¿Era posible que la amase desde entonces? ¡Oh, sí, lo mataría, pero a besos!
- Veo que a ti no te afectó tanto como a mí -dijo Miguel, al verla sonreír.
- ¡Perdón! Lo que hizo Joe estuvo muy mal. Te mintió y no tiene excusa -lo reprobó (Tu name), intentando arrugar el ceño.
- ¡Claro que la tiene! Te quería solo para él. Puedo entenderlo -afirmó en un suspiro- Pero el pensar que pudiese estar con otro me afectó mucho. Estuve intentando olvidarte. De formas poco adecuadas, hasta que hubo una consecuencia.
- ¡Tu hija! -concluyó ella.
- Sí. Y yo la amo. Pero no era como deseaba que pasase todo. Su madre quiso que nos casáramos y al principio accedí. Pero me arrepentí. Recordé cuantas veces habíamos hablado tú y yo de que a veces lo que creemos es lo adecuado solo crea infelicidad. Y ese era un caso claro. Ninguno habríamos sido felices.
- ¡Lo siento! -susurró (Tu name) de corazón.
- Aún te echo de menos (tu apodo) -confesó él sin mirarla.
- Estoy enamorada de Joe -repuso ella.
- Nada ha cambiado ¿eh? -intentó bromear el muchacho- Siempre supe que lo amabas y por eso nunca intenté nada hasta que supe que me iría.
- Creo que tienes razón y que me habría alejado de ti, si no te hubieses ido tú antes. Cuando te marchaste estaba más enojada por la idea de que te hubieses ido como había hecho Joe, que por la idea de no volver a verte -confesó apenada (Tu name)- Creo que esos días desahogué todo el despecho que sentía por el abandono de él y no tanto por el tuyo. Quise engañarme diciéndome que solo lo echaba de menos porque estaba mal y quería un amigo pero la realidad era que estaba enamorada y él me había abandonado.
- Me alegro de que al fin puedas ser feliz -afirmó Miguel, mientras caminaba hacía la puerta, no soportando más verla.
- Miguel -lo llamó antes de que saliese por la puerta que ya había abierto- Yo siempre he negado el amor que sentía ¡no lo hagas tú!
Iba a continuar diciéndole que encontraría a alguien a quien amar y que no debía cerrarse a esa oportunidad. Pero cualquier palabra desapareció de su garganta al ver el rostro duro y ensombrecido por la ira de Joe. Antes de que ella se pudiese acercar a él, él ya se había marchado. Había estado todo el tiempo al otro lado de la puerta. Pero por desgracia para (Tu name) solo había escuchado la última frase, ya que Miguel había abierto dejándole acceso a escuchar lo que él había malinterpretado como un ruego de amor.
(Tu name) quería gritar y llorar. Estaba furiosa por verlo huir y no pedir una explicación. Ella no le estaba declarando su amor y pidiendo que la correspondiese, le estaba deseando lo mejor ¿Por qué Joe tenía que pensar así? ¿Por qué tenía que haber huido sin dejarla explicarse? Ella lo amaba. Siempre lo había amado. Él era el motivo por el que no se dejaba amar por ningún otro. Lo había esperado toda su vida. Y si no se lo había confesado antes era porque él ya la había abandonado antes, haciéndola miserable. No quería volver a sufrir ¿Por qué todo tenía que salirle tan mal?cApiitulOo 94
(Tu name) se enjuagó las lágrimas y salió del baño al escuchar la puerta. Buscó a Joe con la mirada, solo para comprobar que efectivamente se había marchado. Se sentó en el sofá hecha un ovillo y pensó en todo lo ocurrido.
¡Él no tenía derecho a enfadarse con ella! Ella no le había dañado. Él no podía decir lo mismo .Pero el pasado era mejor dejarlo donde estaba. Él le había confesado que la amaba y eso era lo único que debería importarle.
Lo esperó durante toda la tarde pero no llegó. Ya entrada la noche, llamaron a la puerta. Esperando que fuese él, sin pensar en que él podía entrar con su llave, abrió sin preguntar. Se congeló al ver a Miguel al otro lado. Su decepción se vio reflejada en su rostro y por pura educación le dejó entrar.
- No son horas de hacer visitas -condenó la chica, sin preocuparse por cómo la había encontrado.
-Tu novio me pidió que viniese -anunció Miguel dejándola estupefacta- No se cómo me encontró pero hace como veinte minutos apareció en mi hotel y me dijo que me esperabas.
(Tu name) no sabía qué decir. Nada podría haberla sorprendido más que eso ¿Para qué habría ido Joe a buscarlo? No era lógico. Aunque si él pensaba que ella tenía un trauma por lo que ese tipo le había hecho, podía creer también que se "curaría" hablando con él ¡Que equivocado estaba!
Sonrió ante la ternura de su novio y lo erróneo de sus deducciones.
- Te ama muchísimo -afirmó Miguel, llegando a las mismas conjeturas que ella.
- ¡Lo sé! -exclamó ella hundiéndose en el sofá.
- Me alegro que hayas podido enamorarte al fin. Pensé que nunca olvidarías a ese wey -se interrumpió al ver reír a (Tu name)- ¿Qué dije?
- Joe es ese wey -aclaró ella con una sonrisa irónica.
- ¡Oh! ¿Volvió? -preguntó extrañado.
- Sí. Poco después de que tú te fueses. Se puede decir que se han ido sustituyendo el uno al otro -bromeó sin restos de humor, la chica.
- ¡Vaya! No sé si decirte en hora buena por recuperarlo o darme el pésame -comentó Miguel ceñudo mientras prestaba toda su atención a sus nudillos.
- ¿Por qué lo hiciste? -preguntó sin rodeos (Tu name), viendo que él iba a confesarle sus intenciones de recuperarla.
- ¡No pensé! Solo sabía que me iría y no volvería a verte. Te quería (Tu apodo), necesitaba demostrártelo al menos una vez -explicó él con tristeza.
- Y dejarme después -lo acusó ella, enfrentándolo.
- Había pensado en hacerlo mucho antes. Pero tú no me amabas (Tu apodo). Me habrías aceptado porque era lo único que tenías. Te aferrabas a mí. Pero después de que te entregases a mi sabrías que no me amabas y me dejarías. Pero cuando supe que de todas formas te perdería, no aguanté más. Quise explicarte que te amaba de verdad y que si querías seguir con una relación, yo te esperaría pero no me cogías el teléfono -le aseguró el joven, acariciándole la mejilla.
- No fue fácil que desaparecieses después de tal intimidad -replicó (Tu name), más calmada.
- Yo no quería hacerlo. Ojalá me hubiese podido quedar a tu lado. Hice muchos planes. Pensé en regresar para verte cuando tuviese libre e ir a la misma universidad cuando terminases la prepa. Pero... -se interrumpió, ensombreciéndose con los recuerdos.
- ¿Qué? -preguntó sorprendida por el cambio de actitud.
- No me cogías el teléfono, así que en cuanto tuve algo de dinero y tiempo libre volví para hablarte -explicó Miguel, ceñudo.
- Nunca te vi -reprochó (Tu name).
- Llegué hasta tu casa. Tú ibas saliendo con un chico. Estabas muy sonriente. Y te veías más feliz de lo que nunca te había visto. Aún así me acerqué. Pero tú corriste de nuevo para la casa a por algo y me encontré con el chico. Ahora creo que era Joe, tu novio. Hace muchos años y todos hemos cambiado, pero estoy casi seguro que era él.
- ¿Qué pasó? -quiso saber ansiosa.
- Cuando iba a llamar a la puerta, él me paró y me preguntó qué quería. Le dije que venía a buscarte, que necesitaba hablar contigo -comenzó a contar el muchacho.
- ¿No te dejo pasar? -dedujo (Tu name), al pensar en lo posesivo que había sido siempre Joe.
- ¡No! Pero se me quitaron las ganas de hablarte cuando se presentó como tu novio.
(Tu name) se quedó boquiabierta ¿Joe había hecho eso? ¿Por qué? Cuando lo viese le armaría tal pleito que desearía estar muerto. Él no tenía derecho a hacer algo así ¿A cuantos más habría espantado? ¡Quería matarlo! Y a la vez no podía estar más feliz. Eso había pasado cuando solo tenía dieciséis años ¿Era posible que la amase desde entonces? ¡Oh, sí, lo mataría, pero a besos!
- Veo que a ti no te afectó tanto como a mí -dijo Miguel, al verla sonreír.
- ¡Perdón! Lo que hizo Joe estuvo muy mal. Te mintió y no tiene excusa -lo reprobó (Tu name), intentando arrugar el ceño.
- ¡Claro que la tiene! Te quería solo para él. Puedo entenderlo -afirmó en un suspiro- Pero el pensar que pudiese estar con otro me afectó mucho. Estuve intentando olvidarte. De formas poco adecuadas, hasta que hubo una consecuencia.
- ¡Tu hija! -concluyó ella.
- Sí. Y yo la amo. Pero no era como deseaba que pasase todo. Su madre quiso que nos casáramos y al principio accedí. Pero me arrepentí. Recordé cuantas veces habíamos hablado tú y yo de que a veces lo que creemos es lo adecuado solo crea infelicidad. Y ese era un caso claro. Ninguno habríamos sido felices.
- ¡Lo siento! -susurró (Tu name) de corazón.
- Aún te echo de menos (tu apodo) -confesó él sin mirarla.
- Estoy enamorada de Joe -repuso ella.
- Nada ha cambiado ¿eh? -intentó bromear el muchacho- Siempre supe que lo amabas y por eso nunca intenté nada hasta que supe que me iría. | |
| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:31 | |
| - Creo que tienes razón y que me habría alejado de ti, si no te hubieses ido tú antes. Cuando te marchaste estaba más enojada por la idea de que te hubieses ido como había hecho Joe, que por la idea de no volver a verte -confesó apenada (Tu name)- Creo que esos días desahogué todo el despecho que sentía por el abandono de él y no tanto por el tuyo. Quise engañarme diciéndome que solo lo echaba de menos porque estaba mal y quería un amigo pero la realidad era que estaba enamorada y él me había abandonado.
- Me alegro de que al fin puedas ser feliz -afirmó Miguel, mientras caminaba hacía la puerta, no soportando más verla.
- Miguel -lo llamó antes de que saliese por la puerta que ya había abierto- Yo siempre he negado el amor que sentía ¡no lo hagas tú!
Iba a continuar diciéndole que encontraría a alguien a quien amar y que no debía cerrarse a esa oportunidad. Pero cualquier palabra desapareció de su garganta al ver el rostro duro y ensombrecido por la ira de Joe. Antes de que ella se pudiese acercar a él, él ya se había marchado. Había estado todo el tiempo al otro lado de la puerta. Pero por desgracia para (Tu name) solo había escuchado la última frase, ya que Miguel había abierto dejándole acceso a escuchar lo que él había malinterpretado como un ruego de amor.
(Tu name) quería gritar y llorar. Estaba furiosa por verlo huir y no pedir una explicación. Ella no le estaba declarando su amor y pidiendo que la correspondiese, le estaba deseando lo mejor ¿Por qué Joe tenía que pensar así? ¿Por qué tenía que haber huido sin dejarla explicarse? Ella lo amaba. Siempre lo había amado. Él era el motivo por el que no se dejaba amar por ningún otro. Lo había esperado toda su vida. Y si no se lo había confesado antes era porque él ya la había abandonado antes, haciéndola miserable. No quería volver a sufrir ¿Por qué todo tenía que salirle tan mal? cApituloO 95
"Yo siempre he negado el amor que sentía ¡no lo hagas tú!".
Esa maldita frase resonaba en su cabeza una y otra vez. Nunca había escuchado un tono tan dulce en los tiernos labios de (Tu name). Y estúpido de él, había creído que lo amaba.
Joe miró con furia el fondo de su vaso de whisky y lo vació de un trago. Ella solo había amado a un hombre y seguramente ahora sería muy feliz a su lado. A esas alturas habrían formado una preciosa y perfecta familia feliz, se dijo con repugnancia.
Ese era el motivo por el que no hablaba con ninguno de sus antiguos amigos. No soportaría que le dijesen lo fantástico que le iba todo sin él y al lado de ese tipo. Se había alejado de sus amigos, de su familia, de todo lo que había sido su vida, huyendo de ella. Pero para ser correctos no podía decir que fuese totalmente cierto. No permitía que nadie supiese de él pero él estaba al tanto de todo lo que pasaba con todos ellos. Se había graduado de puro milagro ya que había abandonado las últimas clases por no encontrarse con ella. Y naturalmente, no había asistido a su propia graduación.
¡Pero ella estaba bellísima! En la distancia la había visto abrazar a su familia, sonreír de felicidad, con ese glorioso y angelical rostro, y marcharse con sus amigos para celebrarlo. Se había extrañado de no ver al "novio" con ella, pero descartó el tema para no hacerse más daño.
A finales de verano Miley y Lincoln habían sido padres. Deseó tanto poder estar con ellos. Pero de nuevo se quedó en la distancia. (Tu name) había estado al lado de su amiga en todo momento. Él vio al bebé sin que nadie lo supiese, y envió una enorme cesta con preciosos regalos para madre e hijo. Pero tenía que concienciarse que esa ya no era su vida.
Miró a su alrededor. Un despacho vacío, iluminado por la tenue luz de una lámpara de mesa. Las carpetas apelotonadas sobre el escritorio y el único sonido de un enorme reloj de pared.
¡Como odiaba ese maldito reloj! Le recordaba día a día, que todos volvían a casa con su familia, mientras él solo esperaba que este se parara para que el mundo estuviese tan congelado como él y su maltrecho corazón.
Se levantó tambaleándose de su cómodo sillón para rellenar su copa. La puerta se abrió dando paso a una preciosa rubia de esbelta figura y falda ajustada, que se contoneó hasta él.
- Any márchate. Deberías haberte largado de aquí hace horas -reclamó Joe, dando la espalda a la ceñuda chica.
- Vuelve a hablarme así y te tragarás uno de mis zapatos. Y te aviso que tienen un mínimo de diez centímetros -replicó acercándose a él.
- ¡Soy tu jefe! ¡No puedes hablarme así! -exclamó él malhumorado.
- Ya, ya -ignoró la joven, quitándole la copa de la mano- ¡Como si pudieses vivir sin mí! -bromeó Anahi con una sonrisa coqueta mientras se tomaba la copa de un trago- Y ahora te llevaré a casa.
- Aún no quiero volver a casa -protestó el ceñudo hombre.
- Cariño, no recuerdo haberte preguntado.
¡Esa mujer le volvía loco! ¿No sabía lo que significaba "querer estar solo"? ¿O instinto de conservación? En los pocos meses que llevaba trabajando en esa empresa había conseguido que todos lo odiasen y temiesen por su agrio carácter. Excepto su secretaria, que había sonreído como respuesta a todas sus salidas de tono y replicado con una dura y cínica parodia. Tenía que admitir que admiraba a esa chica. Pocos habrían aguantado todo lo que ella le soportaba a él. Tanto dentro como fuera del despacho.
Una noche más, como se había acostumbrado a hacer, se resignó a que discutir con ella sería inútil. Ella ganaría y haría con él lo que quisiese ¡Como le recordaba a (Tu name)!
- ¡Mueve el culo! ¿No pretenderás que te lleve en brazos con esta minifalda? -bromeó ella ceñuda, con sus finas manos enmarcando sus caderas- Date prisa que ya casi todos se han ido y tengo que hacer una salida estelar con mi nuevo conjuntito -ronroneó juguetona, exhibiendo su cuerpo ante él.
- Te recuerdo que no eres soltera ¿Me harás pelearme con todos los empleados de esta empresa? -preguntó burlón, sin que el humor llegase a sus ojos.
- ¡No! -replicó con fingida inocencia- Solo con los heterosexuales -añadió sacándole la lengua- Pero no te hagas úlcera, que coquetear no es malo. Si ya hago más, me puedes recriminar.
- Si haces más, habrá doble asesinato -le corrigió él enarcando una ceja y esbozando media sonrisa.
- ¡Puf! Me caes mejor cuando estás comatoso por el alcohol -gruñó saliendo de la oficina.
- Sí, yo se que me amas -replicó con sarcasmo riendo por primera vez en mucho tiempo.
- ¡Con locura! -protestó la chica, cruzada de brazos, contorneándose ante la babosa mirada de todos a su alrededor. cApitulOo 96
Anahi había sido un bálsamo para sus heridas. Su manera de reírse del mundo le hacía ver a veces que no todo era tan negro como él creía. Era la única que le hacía reír. La única a la que le consentiría que se burlase de su decadente estado. Era la única que sabía exactamente como consolarlo.
- Intenta mover un poco más el trasero -dijo Joe mirándoselo- Creo que aún no has conseguido dislocarte la cadera del todo.
La chica se volvió y lo fulminó con la mirada. Él también sabía fastidiarla. Por mucho que ella tentase con los coqueteos, era todo fingido. Joe estaba seguro que ella se amputaría un brazo antes de sonreír servicial a un baboso que la piropease. Por eso le encantaba echar abajo su fachada superficial que no tenía nada que ver con ella.
- Recuérdame que te eche cianuro en la cena -replicó la muchacha enfrentándolo.
- Y tú que despida a ese -dijo Joe señalando a un guardia de seguridad que la miraba como si fuese el último pastel de un buffet libre.
La chica sonrió con diversión y lo agarró por el brazo, arrastrándolo hasta el ascensor. Joe gruñó al hombre al pasar a su lado y este dio un paso atrás asustado, para después recomponerse rápidamente. La rubia soltó una carcajada y lo encaminó hasta el coche.
Como todas las noches volverían a casa, ella lo obligaría a comer algo y lo sacaría de quicio hasta que se quedase dormido, con ella a su lado. Una deprimente existencia que no quería compartir con nadie. Y día tras día vivía sin cambiar un ápice su rutina. Solo esa despampanante chica hacía algo más amena su labor de seguir adelante ¡Pero era tan difícil sin (Tu name) a su lado! Todas las noches soñaba con sus besos, sus caricias,... A veces creía oler su fragancia. Necesitaba tanto verla, que las horas en las que la espiaba cuando iba a almorzar con Miley a su restaurante favorito, no era suficiente. Todo el infierno que había imaginado que sería perderla no era nada para el vacío que le había dejado en realidad. Nada tenía sentido o valor. Nada importaba lo más mínimo.
- Cariño vamos a casa y hablamos un rato antes de dormir -susurró la chica acariciándole la mejilla- Sino mi querido novio no nos pillará acostados en tu cama y será una noche muy aburrida -se burló Anahi con una radiante sonrisa.
- Un día Jean Carlo se creerá una de tus bromas y habrá problemas -predijo Joe, sonriendo tiernamente.
- Para eso te tengo a ti mi querido cuñadito ¡Tú me protegerás!
Joe sonrió ante eso ¡Lo último que necesitaba ella era su ayuda! ¡Pero adoraba a su cuñada y sus locuras!
Vivir con su hermano y trabajar para Tiziano, no le agradaba. Pero era la única opción que había visto posible para alejarse de su antigua vida. Su padre le guardaba el secreto porque él así se lo había pedido y en esas circunstancias, Tiziano habría hecho cualquier cosa por él. Y Jean Carlo no le había confesado al mundo su paradero porque Anahi habría hecho un llavero con sus testículos. Y así se lo había hecho saber. Por lo que él estaba tranquilo de que nadie lo vería y solo tenía que cuidarse de que su madre y hermana no lo vieran cuando visitasen a su hermano. Pero eso era fácil gracias a Anahi y a que pasaba casi todo el día en la oficina. Hablaba con su madre y Franco por teléfono sin dar detalles y se negaba a contestar a cualquier intento de contacto que hacía Lincoln.
Miró a Anahi que conducía a su lado. Su hermano tenía suerte de tenerla. Era bella, inteligente, ingeniosa y tenía el corazón más grande que había conocido nunca. Y nada más conocerla deseó matarla.
Sonrió ante el recuerdo. Ella lo había mirado con desprecio y había hecho un comentario poco sutil sobre su olor corporal excesivamente varonil. Y que le dijese que apestaba no le molestó tanto como la reacción que le provocaba el escucharlo. No sabía si era porque le recordaba a (Tu name), por esa fuerza y seguridad que emanaba de todo su ser. O porque había leído en él como un libro abierto. Pero era la única persona con la que era capaz de hablar. Probablemente porque ella siempre respondía con sarcasmo y bromas a todo lo que él decía, por muy penoso que fuese.
(Tu name) también habría bromeado pero ella no se quedaría de brazos cruzados hasta que él estuviese preparado para hablar. Le habría sacado una confesión completa ¡O habría muerto en el intento! Ella era así, necesitaba conocer toda la historia o su loca cabecita empezaba a teorizar con miles de argumentaciones hasta llevarla hasta los límites de la histeria. ¡Cuanto la echaba de menos!
cApitulo 97
Por las calles abarrotadas de gente en una soleada mañana, (Tu name) y Miley caminaban charlando distraídamente.
- Mi Mai como sigas retrasando la boda, acabarás organizándosela a Diego -bromeó (Tu name) sorbiendo un poco de su humeante capuchino para llevar que acababan de comprar unas tiendas más atrás.
- ¡No digas esas cosas de mi bebé! No quiero imaginármelo de mayor y siendo un... hombre -terminó diciendo la morena con expresión de asco.
- ¡Asimílalo, lo será! -exclamó la rubia seria.
- Deja de fastidiarme o tu vestido acabará siendo rosa -amenazó Miley ceñuda.
- ¡Cruel! ¡Tú nunca me harías algo así! -quiso pensar la chica asustada.
- ¡Pruébame!
(Tu name) decidió no arriesgarse y cambió de tema. Lo último que deseaba era parecer un pastelito en una boda que ya de por si le daba grima ir. No era dada a reuniones sentimentales, en las que el único propósito era mostrar emociones. Para alguien que se negaba a reconocer que las tenía, era lo más parecido a la tortura. Pero iría por su amiga. Ni loca se vestiría de rosa, pero iría.
- Esto... -dijo Miley nerviosa- ya he enviado todas las invitaciones. Solo me queda la de... Joe -concluyó la morena, observando a su amiga cabizbaja.
Joe había desaparecido semanas antes, preocupándolos a todos y dejando a (Tu name) al borde de la histeria. Durante semanas la chica lo había esperado en su departamento sin salir ni cinco minutos, por si volvía mientras ella se había ido. Había perdido su trabajo en la empresa y en la discoteca. Casi suspende los últimos exámenes para terminar la carrera y licenciarse. Su vida fue un auténtico caos hasta que Ninel se puso en contacto con ella para decirle que Joe estaba bien. Al parecer al maldito no le había costado mucho rehacer su vida lejos de todos, mientras ella se moría por su abandono. Una vez más.
- Uhm -murmuró (Tu name) ante la simple mención del hombre.
- ¿Crees que debería mandársela a Ninel para que ella le diga? -preguntó Miley, ignorando su ceño fruncido.
- Creo que deberías mandarle la invitación a la mierd*a, es donde yo espero que esté -replicó la rubia airada.
Miley resopló con paciencia. Ya le había quedado más que claro en esos meses, que (Tu name) deseaba mandar a Joe, a la mierd*a. Y era bastante educada en ese comentario. Ese día estaba de buen humor. Sino habría maldecido contra él y enumerado las millones de formas en las que le gustaría que muriese, cada una más dolorosa que la anterior. Para ser alguien que no le gustaba demostrar sus emociones, expresaba con mucha facilidad la ira.
- Estoy segura de que no sería nada práctico -aseguró Miley, en un suspiro.
- Pues mándasela a Ninel entonces ¿Para qué me preguntas? -espetó irritada la chica- Tengo cosas más importantes que hacer que estar pensando en ese ¡imbécil!
Imbécil o no, (Tu name) estaba enamorada de él. Y su amiga podía ver el dolor en ella, por mucho que lo enmascarase tras el rencor.
(Tu name) había pasado de ser una novia desconsolada a proclamar su odio por él, de forma tan brusca que todos temieron por su salud mental. Habían aprendido a no discutir con ella sobre ese tema. A no nombrar al innombrable, o atenerse a las consecuencias. Todos la habían apoyado y había hecho caso omiso de los fingidos intentos de la chica por seguir adelante. No importaba que todos supiesen lo mal que se encontrase, si ella sonreía, todos sonreían. Un teatro bien montado, que ya estaba durando demasiado.
Las chicas entraron por la puerta trasera del local "El Ritual". Estaba cerrado, al ser aún de día. Estaba muy oscuro en su interior, por lo que tuvieron que esperar un poco hasta que su vista se acomodara a la leve luminosidad. Cuando pudieron entrar y vislumbrar a las chicas de servicio limpiando, buscaron y se acercaron hasta el gerente. Seguía siendo Tony, su antiguo amigo y compañero.
- Hola cielo, dime que tienes buenas noticias para nosotras -rogó (Tu name), segura de que se pondría a gritar de lo contrario.
- Para ustedes, siempre -comentó coqueto el chico.
- Yo voy a buscar los números de teléfonos que necesitamos y empezar a hacer llamadas -informó Miley haciendo un gesto en dirección al despacho- Ustedes pueden seguir obsesionados con los detalles más nimios.
- Nosotros también te queremos Mai -dijeron ambos al unísono, al verla alejarse.
Tony y (Tu name) se enfrascaron en una disputa de decoración, luces, inventario y empleados, que duró horas. Miley no se equivocaba al dejarlos solos. En muy poco tiempo había prendido que, Aunque eran unos genios para organizar las mejores fiestas, era imposible soportarlos discutir. Se emocionaban con el más mínimo detalle y no paraban hasta que todo era perfecto. Miley había sido inteligente y se había alejado de todo eso. Estaría distraída buscando personal de refuerzo y asegurando los envíos de todos los envíos. Después se iría con su bebé y se lo comería a besos. Y no dudaba que algún día acabaría haciéndolo de verdad. Porque cada día estaba más bello.
Esa noche habría una fiesta. Aunque el calendario no mostrase festividad. Las chicas querían festejar que un día como ese ellas se habían conocido en ese mismo lugar. Y ser las nuevas dueñas les permitía hacerlo. De todas formas cualquier excusa era buena para mimar a sus clientes.
Cuando (Tu name) había abandonado su empleo, y todo su mundo, para esperar por Joe, el negocio se había resentido. "El Ritual" había dejado de ser lo que era, en un tiempo record. Era conocido por todos que un lugar tiene el estatus que le da quienes lo dirigen. Y la relaciones públicas del local, era el alma del mismo.
El dueño, pese a seguir ganando una considerable suma, quiso venderlo porque no se conformaba con un segundo puesto. Y había bajado bastante más que a esa posición.
Una vez que (Tu name) se había dado cuenta del egoísmo de su ex novio y había decidido continuar con su vida, se planteó la compra. Obviamente no tenía capital para ello y necesitaba socios. Ahí entraban en juego Tony y Miley. Aunque las dueñas legales del lugar eran ellas, Tony tenía una pequeña porción y apenas voz y voto cuando ellas estaban juntas. Y no es porque fuesen dueñas absolutas -que lo eran- sino porque él era un hombre inteligente que no discutía con dos mujeres unidas.
(Tu name) se caminó hacía su coche, al igual que hizo Tony. Ellos volverían más tarde y estarían hasta el cierre. Miley se quedaría hasta su vuelta ya que, aunque iría a la fiesta, apenas asistiría para ser vista. No se lo perdería por nada, pero tenía un recién nacido al que cuidar. Y aún no estaba preparada para pasar mucho tiempo lejos de él. Pero definitivamente esa noche ambas necesitaban unas copas.
(Tu name) se paró con las llaves en la mano. Le pareció ver a... ¡No, no podía ser! Sacudió la cabeza y abrió el coche. Pero la duda le hizo volver a mirar a su alrededor. Sabía que no sería él. Joe no iba a estar por allí. Y menos escondido en una esquina, asomándose como si buscase o se escondiese de alguien.
- ¡(Tu apodo)!
La chica se sobresaltó y se giró de inmediato.
- Mi coche no funciona ¿me llevas?
- Claro Tony. Sube. CApitulo 98
Joe apoyó el mentón sobre sus nudillos entrelazados. Con los codos clavados en su sillón de cuero de su despacho y la mirada perdida.
- Entonces... -se hizo ver el hombre frente a él, esperando su atención- ¿qué debo hacer?
Volviendo a los negocios, Joe se incorporó para mirar al ejecutivo frente a él. Para todos en esa empresa era el hijo del jefe y no podía permitirse distracciones. Ni aunque fuese una rubia de largas piernas y sonrisa hipnótica que lo hacía obsesionarse con ella noche y día. Aunque ella se viese de lo más feliz con otro hombre.
No podía juzgarla. Solo los había visto irse juntos en su coche. Además, ella se suponía que estaba con Miguel ¿No? Ese era el motivo por el que Joe se había alejado de ella. Para que pudiese ser feliz junto a su verdadero amor. Y si no estaban juntos.... Entonces él solo habría sido un ¡imbécil que había dejado el campo libre a otros más inteligentes. Y no dudaba de que Tony hubiese aprovechado la oportunidad. Nunca le había gustado ese tipo.
- Déjame tu propuesta y la estudiaré -aseguró Joe con un tono de autoridad que esperaba que fuese convincente.
- Yo desearía explicarle más detenidamente algunos detalles
Y él desearía saber de lo que estaba hablando. Pero era incapaz de concentrarse en lo que ese hombre le estaba contando. Así que la mejor opción era largarlo de su despacho
- Tengo muchos asuntos que atender -dijo Joe, ignorando una risa sardónica de su secretaria- Déjamela y mañana te daré una respuesta.
Una vez que el hombre dejó la carpeta sobre la mesa y salió por la puerta, Any se sentó sobre la esquina más cercana a él y lo miró atentamente
- ¿Asuntos que atender? -se burló la chica colocando sus manos sobre sus caderas, bellamente envueltas en un llamativo vestido- ¿Como escabullirte para ir a espiar a una chica de enormes ojos azules?
A Joe no le agradaba que lo conociese también. Y aún menos que le recordase los bellos ojos de (Tu name). Así que se limitó a gruñirla y poner toda su atención sobre la carpeta en sus manos.
- ¡Oh, no! Eso ya lo has hecho. Ahora es cuando te pasas el resto del día lamentándote por lo que crees haber visto -se burló Any, muy seria.
- Tengo mucho trabajo que hacer y tú también -protestó Joe, dirigiendo toda su furia hacia la chica.
- Sí, sí. Lo que tú digas. Tú eres mi jefe y yo te obedezco.
Joe puso los ojos en blanco ante el sarcasmo. Lo último que esperaba era que su cuñada le obedeciera en algo. No conocía a una mujer más independiente que ella. No seguía órdenes de nadie y siempre hacía lo que creía más correcto, aunque eso perjudicase a otra persona. Nunca se arrepentía de nada de lo que hacía porque decía que si lo había echo era porque lo creía correcto y arrepentirse de hacer las cosas bien era una estupidez. Si no favorecía a otra persona se limitaba a encogerse de hombros y decir que el mundo no era perfecto y continuaba con otra cosa ¡Aún no entendía como el cabeza loca de su hermano había conseguido a tal mujer! Estaba claro que Jean Carlo tenía una buena excusa para querer sentar cabeza. Anahi era una chica increíble. Pero la relación de su cuñada y su hermano le parecía algo desequilibrada.
- El día que eso pase le daré gracias a Dios y recuperaré la fé -replicó Joe, regresando a la conversación, más relajado.
- ¡Oh, mala persona! Pareces un ser humano gracias a mis atenciones y en lugar de agradecérmelo me has gruñido toda la mañana ¡Podrías dar las gracias! O recompensarme -repuso con una sonrisa pícara la chica.
- ¡Ni hablar! ¡No te pienso invitar a cenar! -exclamó el hombre viendo por donde iba su secretaria.
- ¡Malo! -protestó la chica haciendo pucheros.
- Prefiero ser malo que no acabar en la ruina. No se como puedes comer tanto y caber en ese diminuto vestido -afirmó con expresión sorprendida, el muchacho.
- ¡Es elástico! -explicó Anahi, pellizcando un trozo de tela de su vientre plano y estirándolo para demostrarlo, con una sonrisa infantil.
cApitULOoo 99
Tenía que admitir que tenía el poder de hacerle reír en los peores momentos. Eso bien merecía una cena. Además, ambos sabían que acabarían pidiendo comida para llevar y se sentarían durante horas mientras él le contaba lo que había visto esa tarde.
- Si quieres podemos pedir comida en el chino de abajo de casa -sugirió Joe levantándose.
- ¿No habías dicho que tenías mucho que trabajar? -le recordó con una sonrisa burlona- Lo que tú quieres es hacer que me sangren los oídos con tu cháchara de siempre, de lo mucho que la amas y lo imposible que es su amor- suspiró Anahi antes de sonreír ante una idea- ¿Chino? Podemos pedir unos tallarines fritos, un pan de gambas, un pollo con almendras y un par de rollitos de primavera ¡Oh, y algo para ti también!
Joe quiso replicar pero se limito a agarrar a su cuñada que daba saltos de alegría ¡Aún le sorprendía lo feliz que se ponía esa mujer cuando escuchaba hablar de comida! Empezaba a pensar que no tenía fondo.
Acabó desilusionándola, al tener que atender a un cliente de última hora. Le prometió llevar la cena a casa y así opacar un poco su furia. Era más que consciente de que si no quería perder una extremidad era mejor que se dejase el sueldo en esa comida. Pediría todo lo que hubiese en la carta y así no tendría que temer mientras dormía.
Como muchas veces pasaba, se citó con un cliente para tratar sus asuntos mientras tomaban una copa. Para desgracia de él, el lugar elegido estaba justo enfrente del local en el que trabajaba (Tu name). Tenía la esperanza de que al no ser fin de semana ella no trabajase. Pese a haberla visto esa mañana allí.
No tuvo suerte. Y tras terminar apresuradamente su reunión, acabó encontrándosela en el aparcamiento.
(Tu name) no estaba segura si la alucinación de esa tarde había aumentado o verdaderamente Joe estaba frente a ella. Sin pensar caminó hasta él como una autómata. Con el ceño fruncido, examinó cada detalle de él. Tenía el pelo más largo, aunque parecía que intentaba domar sus rizos, no lo conseguía del todo. Estaba bien afeitado aunque era ya evidente una sombra en su viril mentón, que marcaba sus facciones cansadas. Era tan atractivo y masculino como lo recordaba. Y más. No la ayudaba en lo absoluto, el verlo vestido de traje de chaqueta.
Un escalofrío recorrió su columna vertebral al deslizar la mirada por la cara ropa que se amoldaba al apuesto hombre como un guante. Verse así tenía que ser ilegal, seguro.
Joe se quedó rígido al verla. Fue incapaz de dar un paso al darse cuenta de que ella lo había reconocido. Y su cuerpo se tenso aún más al verla acercársele. La rigidez fue aún peor en su entrepierna al pasear la mirada por el ceñido vestido que le recordaba cada una de las curvas que había podido saborear en tantas ocasionas. Y que tanto añoraba. Y deseaba ¡Se veía perfecta! Tanto que no supo como fue capaz de estar allí quieto y mirarla en lugar de correr para abrazarla.
(Tu name) continuó contorneando su espectacular cuerpo hasta él. Al principio más tímidamente, indecisa, puede que sorprendida. Después apareció un brillo en sus ojos y una sonrisa pícara en su rostro que le decía que había recuperado el control de sus movimientos y se acercaba voluntaria y sensualmente a él.
- Hola Joseph... cApitULoO 100
Anahi estaba sentada en el sofá del departamento, leyendo un libro. Acurrucada en una esquina estaba inmersa en la historia hasta que escuchó la puerta abrirse bruscamente. Joe entró gruñendo y maldiciendo. Dejó varias bolsas de comida sobre la mesa frente a ella.
La habitación pronto se inundo al sabroso aroma de la comida oriental. Tati concentró toda su atención sobre las bolsas, abandonando a un lado su libro.
Joe continuó su andadura hasta su habitación. Cerrándola de un portazo, con el mismo mal genio con el que había entrado.
Anahi miró la puerta por la que había desaparecido su cuñado y después las bolsas de comida. De nuevo dirigió la atención a la habitación en la que Joe estaría desahogando su frustración y después atendió a la deliciosa comida ¡Era una dura decisión! ¿Ir a ver cómo se encontraba su amigo o calmar el hambre? En fin, Joe seguiría igual de enfadado dentro de cinco minutos pero ella tendría más hambre. La elección estaba clara.
Suspirando decidió no ser egoísta e ir a atenderlo. Después comería. Su deber era para con él primero. Por lo que se encaminó hacía el dormitorio. Un segundo después estaba devuelta a la mesa, extrajo una bolsa con pan de gambas y corrió de nuevo al cuarto ¿Quién decía que no podía comer mientras escuchaba lamentarse a su amigo?
Abrió lentamente la puerta, hallando a Joe caminando de un lado a otro, como un león enjaulado. Cerró suavemente y se dirigió hacía la cama sin hacer el menor ruido. Se sentó en el centro de la enorme cama, con las piernas desnudas cruzadas bajo ella. Deposito la bolsa de comida sobre el regazo de su corto camisón y comenzó a saborear su manjar como si no hubiese nada más en el mundo.
- ¡Me odia! -gruñó Joe sin dejar de caminar de un lado a otro, con la mirada fija en el suelo.
Any suspiró resignada a no poder disfrutar de su cena. Ya empezaba la sesión de autocompasión.
- ¡Me odia! -gritó Joe alzando las manos al cielo, esperando una replica o una respuesta a tal hecho inusual.
Any lo miró burlona, alzando una perfecta ceja.
- No entiendo porqué ¿Quién podría odiarte después de abandonarla sin ninguna explicación y desaparecer de su vida sin importarte mirar atrás? De verdad que no me lo explico -se mofó la chica.
Joe se paró frente a ella y se irguió como un muro sólido e imponente. La miró como si fuese un ser inferior al que desease pisotear y se cruzó de brazos de forma intimidatoria.
- La dejé porque era lo mejor para ella. Estaba enamorada de otro y mientras yo estuviese allí se aferraría al amigo que le da seguridad y no sería sincera consigo misma y buscaría el amor -soltó el discurso aprendido que repetía siempre en esas ocasiones. Las cuales se daban demasiado a menudo para su gusto.
- ¡Oh, yes! Olvidaba que tú eres un dios todopoderoso que lee la mente y sabe lo que ella sienta mejor que ella misma. Tonta de mí, siempre se me olvida -se burló ella, sin dejarse intimidar en lo más mínimo. Mostrando todo su interés a la delicia que estaba saboreando.
- La escuché perfectamente. Sé lo que siente y hacía quien -replicó él furioso.
- Claro, claro -dijo la chica rebuscando en su bolsa, quitando toda la importancia a la conversación.
- Aunque lo hubiese malinterpretado, como tú siempre dices ¡Lo nuestro nunca funcionaría! -aseguró Joe esperando una replica. No la obtuvo y continuó- Yo la amo más que nada en este mundo. Y ella no siente lo mismo.
Miró a su cuñada que continuaba con el escrutinio de la bolsa, sin prestarle atención. No sabía que lo enloquecía más que siempre supiese qué decir para hacerle ver que era un ¡imbécil que malinterpretaba todo o que se quedase allí sin decir nada.
Esperó a que dijese algo. Sin duda, le enfurecía más que no dijese nada.
- Lo mejor que pude hacer es irme y dejar que prosiguiese con su vida -se aseguró a si mismo en voz alta, sin saber a quien pretendía convencer.
- Y eso era lo mejor para ella -continuó ella por él.
- ¡Sí! -afirmó tajante.
- Y eso lo sabes porque ella te lo dijo... ¡Oh, no, espera! Te largaste sin dejarla explicarse -recordó ella mientras se rascaba pensativa el mentón- Y eso lo hiciste porque... espacio en blanco para que pongas una estúpida excusa tuya para no reconocer que fuiste un cobarde -recriminó la chica ceñuda mientras lo juzgaba con una sola mirada.
Después de todo iba a preferir que no le hubiese echado cuenta. La miró y vio el delicado cuerpo sonrosado sobre las blancas sábanas. Con la bolsa de comida en su regazo, cruzada de piernas y con los rizos revueltos a su alrededor. Era la imagen de una niñita ceñuda. Preciosa e irritante. No podía enfadarse con ella. Era la personificación de la inocencia, pese a que dudaba que jamás hubiese sido tal cosa.
Suspiró cansadamente y se sentó sobre los pies de la cama frente a ella. Any se compadeció de él y suavizó su gesto. Gateó hasta él, sentándose a su lado y apoyando su cabeza sobre el hombro de él.
- ¿Qué ha pasado? -preguntó finalmente Any, sabiendo que lo que necesitaba era desahogarse.
- ¡Me odia! -exclamó de nuevo Joe recordando lo que había pasado unos momentos antes.
Se había quedado en shock al verla. No solo porque fuese inesperado y estuviese nervioso por lo que pudiese pasar. Sino por lo hermosa que estaba y lo rápido que la reconoció cada centímetro de su cuerpo. Su deseo estalló dentro de él, como oleadas que lo hicieron estremecerse. Y cuando ella se le había acercado tan sensual y directa, todo su ser había rugido por puro hambre de ella. Apenas había conseguido farfullar un "hola" como respuesta a su saludo. Nerviosamente había comenzado a explicarle, sin saber la razón, los motivos por los que estaba allí. Monopolizó la conversación -o mejor dicho monólogo- hablándole de sus negocios. Ella se había mantenido estoica frente a él. Fría, sin ningún rastro de emoción, pese a que su boca se curvaba en una pequeña sonrisa, que describía más indiferencia que interés.
No quería hacerse más daño pensando en el despreció que ella sentía por él. Así que se limitó a explicarle a su cuñada lo más importante del encuentro.
(Tu name) se había hartado de escucharlo divagar sobre trabajo y se había despedido cortésmente para ir al local. Al parecer había una fiesta y él cometió la estupidez de preguntara a qué era debida.
- ¿Acaso te importa? -le había reprochado la chica, sin emoción en la acusación.
- Yo...
- Sí, ese es tu problema Joe que solo te importas tú -concluyó (Tu name), dándose media vuelta y caminando hacía el local.
Joe sintió como esas palabras le dinamitaban el corazón. Por unos segundos no pudo respirar. Todo se iba haciendo cada vez más vacio hasta que se dio cuenta que era porque ella se estaba alejando de él. Sin pensarlo fue hacía ella y la agarró del brazo, girándola hasta que su suave cuerpo choco contra él. Sintió como su ingle rugía al notar los redondos pechos contra él. Su garganta se cerro, al bajar la mirada y encontrársela a solo unos centímetros de él. Solo tendría que bajar un poco más y podría besar esos dulces labios que tanto lo atormentaban por las noches. Que tanto añoraba besar.
- Tú no has querido saber nada de nosotros -le había recordado la chica- Que un desafortunado encuentro no haga cambiar tus planes.
No había manera de dejar más claro que no quería saber nada más de él. Pero Joe no era capaz de pensar en esos momentos. Solo sintió que ella se quería alejar de él y no podía consentirlo. Así que la apretó más contra él. Hipnotizado por sus rosados labios.
- ¡Suéltame! -le había gritado ella consiguiendo deshacerse de su agarre y haciéndolo reaccionar- Mandaste a la mierd*a lo nuestro sin importarte nada. Me abandonaste y huiste como un maldito cobarde. Si esperas una explicación por mi parte de lo que escuchaste, ya es tarde. Y si pretendes darme la tuya por marcharte, me encantaría decirte donde te la puedes meter.
Pero él no quería nada de aquello. Ni siquiera quería estar allí. Pero no podía alejarse de ella. La necesitaba cerca. Su deseo de abrazarla era mayor que su cordura. Y se sorprendió a si mismo acercándose para atraerla hacía él. Ella se alejó de su agarré, empujándolo y golpeándolo.
- ¡No te me acerques! ¡Te odio! -gritó (Tu name) histérica- ¿Me has escuchado? ¡Te odio!
Y en ese instante el cuerpo de él se convirtió en piedra que inmediatamente se iba quebrando con cada golpe que ella le daba. Pero no sentía dolor físico. Era el alma lo que le dolía. Ella no podía odiarlo. Sin embargo allí estaba mostrándole que así era. La rabia la dominaba. Y el dolor se reflejaba en cada gesto que ella hacía ¡Y él era el único culpable de todo aquello!
- No te odia -aseguró Any al ver como el dolor inundaba a su amigo al terminar de contarle lo sucedido- Es solo resentimiento -aclaró la chica abrazándolo.
Fuese lo que fuese, ella no lo quería cerca. Y eso le dolía más que cualquier tortura. Pero él era el único culpable. No podía juzgarla por querer alejarlo de ella, cuando fue él el primero en irse.
Se hundió en su dolor, acurrucándose contra su amiga. Ella era el único consuelo que había tenido esos meses. Y daba gracias a Dios todos los días porque la cínica chica ignorase sus intentos de alejarla y continuase a su lado.
La puerta se abrió inesperadamente sobresaltando a Joe que estaba hundido en el hombro de Any. Miró hacía la puerta y después analizó la escena.
Any estaba sentada sobre sus pies, con las rodillas separadas y entre ellas acunaba a Joe, rodeándolo con sus brazos. Él estaba totalmente echado sobre ella, abrazándola por la cintura. Y para mayor disgusto, la chica estaba vestida con un diminuto camisón, que dejaban expuestas sus largas piernas y magnífico escote. Que si le añadía los tirabuzones que caían alrededor de su sonrojado rostro, significaba la muerte de Joe segura.
¡Maldición ese no era su día! cApituloO 101
Any miró aturdida hacía la puerta. Jean Carlo estaba inmóvil frente a ellos, con la puerta de par en par. Agarrando fuertemente el pomo de esta y mirándolos con una expresión sin emoción.
- Amore -dijo finalmente el italiano mirando con una sonrisa a su novia- ¿Tienes planes para cenar?
La chica parpadeó perpleja, miró a Joe que aún se encontraba sentado entre sus piernas desnudas y después miró de nuevo a su novio. Tragó el nudo de su garganta y se obligó a contestar.
- Joe ha comprado comida china -agradeció que su voz se escuchase más que un susurró.
- ¡Bien! Yo comeré algo por ahí. Los chicos me esperan para tomarnos unas copas ¡No me esperes despierta! -le aconsejó el chico risueño.
Y con esto cerró tras él, dejándolos solo y atónitos. Joe se levantó lentamente de la cama sin dejar de mirar a la puerta. Any reaccionó más rápido. Y con un grito de frustración se tiró sobre la cama y comenzó a patalear y sacudir las sábanas y almohadas hasta deshacerlas por completo. Enmarañada, con la ropa liada a su alrededor, despeinada y exhausta, se tendió bocarriba perdiéndose en sus pensamientos. Como si en el techo pudiese encontrar sus respuestas.
Joe observó la escena con compasión y se le acercó con toda la ternura que le fue posible. Se unió a ella en la cama, tendiéndose a su lado y atrayéndola hacía él para abrazarla. Ella se dejó consolar y ocultó el rostro en su pecho.
- Él te ama -le aseguró Joe, acariciándole el pelo.
- Pues lo disimula muy bien - farfulló ella desde su escondite.
- Simplemente no es celoso -explicó él, no muy convencido. Algo no andaba bien con su hermano.
- ¡Oh por Dios! ¡Cuéntale eso a otra! -replicó Any irritada- Tú has armado todo un drama solo por escuchar a tu novia darle un consejo a otro hombre ¿Qué habrías hecho si te la hubieses encontrado abrazada a tu hermano, medio desnuda y en la cama?
¡De acuerdo, él los habría matado! Y no entendía como su hermano no hacía lo mismo. Él tenía una mujer impresionante a su lado ¿Cómo no podía darse cuenta? Cualquier hombre mataría por tener algo como lo que él tenía. Y acabaría perdiéndola por desatenderla. Aunque probablemente lo merecería. Sabía que su hermano la amaba. Podía verlo en sus ojos cuando la miraba. Había amor a raudales en ellos. Pero después tenía comportamientos como este que hacía que ella dudase. Y Joe entendía sus motivos. Era posible que él no fuese objetivo. Nunca había hablado con su hermano del tema y sabía lo que estaba sufriendo su cuñada con el abandono del joven. Pero nadie podía culparlo por estar junto a ella cuando lo necesitaba, al igual que hacía ella.
Ignoró el comentario erróneo sobre su dramatización de lo que había escuchado decir a (Tu name) e intentó calmarla. Lo más convincente que pudo, para no ser un actor profesional.
- Él y yo somos diferentes. Tienes que plantearle tus dudas sobre su relación antes que el problema se agrave -sugirió Joe, acariciándole gentilmente el brazo.
- No hay ningún problema. Para él es la relación perfecta. Puede irse de fiesta con los amigos sin que nadie le pida explicaciones y cuando vuelve tiene a una tonta calentándole la cama -se reprochó la chica, arrugando su pequeña nariz contra el duro pecho de su cuñado.
- ¡Tú no eres tonta y dudo que lo esperes de forma tan pacífica! -se burló Joe, levantándole el mentón- ¿Por qué no sigues tus propios consejos y hablas con él?
- Porque no quiero tener pruebas de que no me ama. Tendría que dejarlo y no quiero.
Y sin querer hablar más del tema se acurrucó unos segundos bajo su brazo para después salir corriendo hacía la sala. Joe se levantó y la siguió para asegurarse de que estaba bien. No tardó más de un minuto y ella ya estaba engullendo comida como si fuese una contrarreloj. Sacudió la cabeza y se sentó a su lado. Sino se daba prisa no quedaría nada para él.
CAp 102
Mientras Joe intentaba robarle algo de comida a su cuñada, al otro lado de la ciudad existía una discusión bien distinta.
- ¿Como que te encontraste con Joe? -gritó Miley sorprendida- ¿Cuando? ¿Donde? ¿Qué te dijo?
(Tu name) suspiró pesadamente, apoyándose sobre la mesa del despacho privado. La música se escuchaba de fondo. La fiesta había comenzado pero ella no podía estar más lejos de querer festejar nada.
- Te lo acabó de contar. En el aparcamiento, hace un rato y salvo irritarme profundamente, no ha dicho nada de importancia -aclaró la chica inmersa en el recuerdo.
Por unos segundos había olvidado todo lo que había pasado entre ellos y lo único que había deseado era correr a él y abrazarlo. Estrecharla contra él. La necesidad había sido tan fuerte que aún le dolía todo el cuerpo por resistirse. Pero a medida que se iba acercando a él todo su sufrimiento fue apareciendo en oleadas de rabia. Imágenes de su patética existencia una vez que él la había abandonado.
Hacía casi diez años él la había abandonado por primera vez. Ella se había hecho la fuerte y seguido con su vida. Pero cuando él regresó, ella amoldó su vida para ajustarse a él. Creo toda una farsa para estar a su lado. Había vivido para él ¿Y qué había hecho él? ¡Abandonarla de | |
| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 17th 2010, 13:38 | |
| nuevo! había sido tonta una vez para creer que el amor y la felicidad se le era permitido. Pero ya había comprobado a base de muchas lágrimas, que ella nunca tendría ninguna de las dos cosas.
No pudo evitar exhalar un pequeño gemido, al recordar la abrasadora belleza del hombre. Se veía más descuidado que de costumbre, a pesar de su elegante porte. Había algo desdeñoso en él, en su expresión, que decía que le era indiferente llevar un Armani que un chándal. Y para la maldita desgracia de (Tu name), tuvo que admitir que ella lo vería mucho mejor sin ninguna de las dos cosas encima.
Podrían ser los meses de celibato, pero desde que lo había visto no podía dejar de tener pensamientos indecorosos. Y su calor corporal no dejaba de aumentar. Había ignorado esa parte de su vida durante esos meses. Pero al parecer había despertado y no deseaba volver a dormir ¿Tan concentrada había estado en el trabajo que había olvidado su vida sexual? No, ella sabía que ese no era el motivo. Y de nuevo sus pensamientos se dirigieron al moreno de ojos miel que la torturaba incluso ausente.
- Necesito más detalles que eso -protestó su amiga, reanudando el tema- No me puedes decir que has visto a Joe y ya ¡Como si nada!
- Te conté hasta el último detalle -aseguró (Tu name) perdida en una niebla de emoción, confusa y fría.
- Solo me dijiste que lo odias y que se lo hiciste saber.
Sí, se lo había gritado con toda la energía de su cuerpo. Y podría haber seguido haciéndolo si él no se hubiese mantenido inmóvil. Ella no pudo soportar el enfrentar a una estatua. Quería discutir, gritar, ¡pegarle! Pero él solo se quedó allí quieto mientras la rabia de ella iba sustituyendo a la histeria. Decidió no humillarse más frente a él y recomponiendo su postura lo fulminó con la mirada y se marchó.
Cuando él había empezado a hablar de su trabajo como si fuese dos ex compañeros de clase que se encuentran después de u tiempo, (Tu name) deseó apalearlo. Pero al menos pudo controlar la rabia. Hasta que se atrevió a preguntar como si le importase lo más mínimo lo que hicieran cualquiera de ellos. Él se había marchado y abandonados a todos los que eran su familia. Sin preocuparse por ellos y sus vidas. Eso la enfureció tanto que fue incapaz de seguir con la fachada de indiferencia.
Pero lo que verdaderamente la puso histérica como para comenzar a gritarle su odio, fue la respuesta que tuvo su cuerpo ante el contacto con el de él. Cada hormona de su traicionero cuerpo había brincado de júbilo ante su abrazo. El tenerlo tan cerca, poder oler su fragancia, notar sus duros músculos contra ella,... ¡Era más de lo que pudo soportar! Y se odió por ello ¡Lo odió por ello! Por abandonarla y hacerle daño. Por dejarla y privarla de él. Y eso es lo que más dolía, que pese a todo lo que más le destrozaba era no tenerlo a su lado.
Quiso llorar al descubrir que aún era tan tonta como para seguir enamorada de él. Pero la puerta se abrió en ese momento sacándola de cualquier pensamiento y sustituyendo su caos mental y pena por pura sorpresa.
- ¿Qué haces aquí? -preguntó (Tu name) boquiabierta.
Miley se levantó de un salto al ver al hombre entrar en el despacho y se acercó a su amiga en señal de apoyo. Estaba tan atónita como ella y la curiosidad invadió a ambas. Y otro sentimiento que les decía que no era una visita que fuese a traerles buenas noticias. Algo estaba por ocurrir y (Tu name) no estaba muy segura de querer que sucediera. CAp 103
El joven entró al despacho cerrando la puerta tras él. Se acercó a las chicas y las saludó afectuosamente. Algo turbadas ellas le devolvieron el saludo.
- Mai, ¿crees que nos podrías dejar solos? -pidió el chico, con una dulce sonrisa.
- Sí, claro -aseguró la chica. Estaba por empezar una charla de la que ella no quería ser testigo, pese a que llamaría a primera hora a su amiga para informarse- Ya tendría que haberme ido al encuentro de mi bebé.
- Oh, me enteré de tu maternidad. Siento no haber sido más cortés y tardar tanto en felicitarte -se disculpó besándole las mejillas- ¡Felicitaciones!
- Gracias Jean Carlo.
Y tras despedirse Miley se marchó dejándolos solos. Jean Carlo cambió su expresión por completo al quedarse a solas con (Tu name). Ella podría jurar que veía pura furia en su mirada, mientras se mantenía inmóvil frente a ella, inmerso en sus pensamientos.
- ¿Y a qué debo el honor de tu visita? Porque tengo el presentimiento que no pasabas por aquí precisamente -presintió la chica, acercándosele un paso.
- ¡Quiero que vuelvas con Joe! -afirmó Jean Carlo con expresión férrea.
(Tu name) se quedó petrificada en el sitio. Sabía que no le iba a gustar la conversación, pero no podía imaginarse que fuese a ser tan directo y mucho menos comprendía su actitud. Parecía enfadado ¿Con ella? ¿La odiaba por no correr a los brazos de Joe cuando lo había visto antes? No entendía nada. Estaba confundida y atónita por la confesión de él. Nunca pensó que el hermano de Joe fuese de los que intercedían por nadie. Y mucho menos de ese modo.
Luchó por volver a la realidad y encajar de nuevo la mandíbula en su lugar. Parpadeó varias veces para que su rostro dejase de ser el de una bobalicona aturdida e intentó hablar sin saber que decir.
- Yo quiero un Ferrari y a Brad Pitt dentro con un diamante en la mano y una propuesta de matrimonio. Pero creo que ambos nos quedaremos con las ganas -bromeó (Tu name), sonriendo finalmente.
- Tienes que regresar con Joe -insistió el hombre, acercándosele decidido- ¡O juro que acabaré matándolo!
(Tu name) boqueó sorprendida. Lo miró y analizó lo dicho intentando encontrar un rastro de humor. No lo había. Nada en su conducta explicaba tal comportamiento. Y la curiosidad pudo más que ella.
- No es que me interese mucho el bienestar de ese patán, pero ¿qué te hizo? -preguntó la chica sin mostrar la menor emoción.
- Por su propio bien, nada. Pero no me quiero arriesgar a tener que matarlo por meterse donde no debe.
De acuerdo, eso en un mundo paralelo probablemente tendría lógica. En este para (Tu name), no la tenía en lo absoluto.
- ¿Es posible que mantengamos una conversación en la que los dos sepamos de qué hablamos? ¿O jugamos a los acertijos? -se burló la joven comenzando a irritarse.
- Joe está viviendo en mi casa desde que... -se interrumpió Jean Carlo para mirarla. Por primera vez desde que había entrado en ese despacho era consciente de ante quien estaba y la situación a la que se enfrentaba.
- Me abandonó -concluyó por él- Eso explicaría que quieras matarle -bromeó la chica- Es difícil de soportar a veces en convivencia. Lo que no entiendo es qué carajos tiene que ver conmigo.
- No me molesta que viva allí -aclaró el muchacho, de repente incómodo- Lo que no me gusta es parecer el tercero en discordia en mi propia casa -confesó el italiano ceñudo.
¿Tercero en discordia? Eso implicaba a alguien más además de ellos dos ¡Una mujer! Ya no le cabía duda de que esa conversación no le iba a gustar nada.
La rabia de unos momentos al verlo se multiplicaba a un ritmo asombroso. Sino tenía poco con estar todavía enamorada de un hombre que la había humillado y abandonado, ahora además tenía que soportar que él rehiciese su vida en sus narices ¿Y con la novia de su hermano? No es que le extrañase algo así del antiguo Joe. Antes de salir juntos no se podía decir que tuviese muchos escrúpulos a la hora de elegir pareja. Pero que en una situación como esa ella tuviese que ser testigo de tal hecho ¡era el colmo!
- Me da auténtica pena tu situación. Y lo digo en el amplio sentido del termino ¡Da pena! -gruñó (Tu name) acercándosele- Pero me temo que si quieres alejar a Joe de quien sea que no quieres que este cerca suya, tendrás que buscarte otro cebo. O siempre tienes la opción de matarlo ¡No te limites!
Jean Carlo suspiró frustrado. Sabía que ella estaría enfadada con Joe. Ese era el motivo por el que no había ido antes. Pero no soportaba ni un día más el ver a Any con él. Estaba seguro de que ella se estaba enamorando de él. Joe era todo lo que él nunca sería. Eran amigos pero no la agobiaba con su posesión. Aceptaba su independencia pero era cariñoso y estaba pendiente de ella. Jean Carlo había intentado acercarse a ellos. Ser uno más en esa amistad, pero Joe había sido cortante y había dejado claro que no quería a nadie cerca. Su hermano lo había aceptado pero al parecer Any no, consiguiendo así que solo confiase en ella. Y ahora tenía que ser espectador en una relación que rozaba la infidelidad. Él desearía haber hecho algo para separarlos. Gritarle sus celos al mundo. Pero temía perderla. Y ella lo era todo para él. La única mujer que había hecho que desease llegar a casa solo para verla. La única que consiguió que desapareciesen las demás de su foco de atención. La amaba y estaba decidido a no perderla.
- Mira (Tu apodo), yo sé que estabas resentida con Joe. Tienes motivos. Pero él anda de confidente con mi novia. Y no me gusta nada esa relación -continuó al ver como ella intentaba decir algo- Sé que tiene que ser duro para ti escuchar esto. Y no digo que él la ame. Solo digo que quiero amputarle todos sus miembros cuando lo veo cerca de ella.
- Pues a no ser que quieras ayuda con lo de amputarle algún miembro, no sé para que soy buena -protestó (Tu name) irritada.
Jean Carlo suspiró con resignación. Los celos lo habían cegado y estaba cometiendo un error. Pero aun tenía grabada la imagen de ellos dos abrazados en la cama. No entendía como no había saltado sobre ellos y matado a Joe en esos momentos. Pero en el fondo sabía que su hermano solo amaba a (Tu name). Lo que no sabía era si Any aceptaría ese hecho. O si para consolarse él la aceptaría a ella.
- (Tu apodo) -recondujo la conversación para no pensar más- Joe te quiere. Él lo ha pasado muy mal sin ti.
- Ajá -se rió la chica- ¿tu novia no lo ha consolado lo bastante? CApitulOo 104
Jean Carlo hizo un gesto de dolor ante el comentario malicioso y ella se arrepintió de haberlo dicho en el mismo instante de hacerlo. Todo eso era demasiado para ella. Quería llorar y gritar. Y sobretodo apalear a ese maldito bastardo ¿Cómo se atrevía a estar con otra? ¡Él era suyo!
Bueno, era posible que técnicamente no fuese así. De cualquier manera, él tenía que guardarle luto ¡De por vida! No tenía la menor intención de aceptarlo o por lo menos no se quedaría allí para escucharlo.
- Lo siento mucho por ti Jean Carlo. Sabes que te aprecio. Pero en esto no puedo ayudarte -le explicó (Tu name) con un tono más cariñoso- Te aconsejo que hables con tu novia. Si has venido hasta aquí para hablar conmigo es que ella te importa mucho. No la pierdas por no comunicarte con ella.
(Tu name) sintió como las lágrimas se le acumulaban queriendo salir. Aspiró con fuerza esperando a que las emociones se diluyesen e intentó continuar.
- No huyas de ella. No la dejes sin aclarar lo que existe entre ustedes -sugirió la chica, recordando su mala experiencia.
- Aun lo amas ¿verdad? -juzgó el hombre, deduciendo que hablaba de su situación.
- El amor es dolor y puedo asegurar que sé muy bien lo que se siente -comentó (Tu name) perdida en su dolor- Tengo que ir afuera, hay mucho trabajo. Quédate si quieres, pero yo que tú iría a hablar con ella.
- ¿Por qué no haces lo mismo? -preguntó Jean Carlo, olvidando por un momento su drama y preocupándose por la chica.
- No hay motivos para hacerlo -aseguró ella caminando hacia la puerta.
- Sé que le correspondería a él venir a ti, pero no dejes que tu orgullo haga que pierdas la oportunidad de ser feliz -aconsejó el muchacho, mirando como se tensaba la espalda de ella.
- No es cuestión de cual de los dos deba dar el paso. Sino que yo no quiero que haya ningún acercamiento. No lo quiero en mi vida -afirmó girándose para mirarlo fijamente a los ojos- ¡Lo amo con toda mi alma! Y siempre me preocuparé por él y me dañará saber de él. Pero no más de todo el daño que me hizo por estar a su lado. Confiar en él es lo peor que he hecho en mi vida. Y aunque me quede con los buenos recuerdos, nada hace que dejen de doler los malos.
Jean Carlo pudo ver la agonía reflejada en su mirada un segundo antes de que se girase y saliese por la puerta. Ella amaba a Joe y él sabía que era correspondida. No debería ser justo que estuviesen separados. Pero la realidad era que Joe había hecho todo lo posible para que eso sucediese. Jean Carlo nunca había escuchado la historia de cómo había pasado todo. Pero estaba claro que Joe había huido sin pedir explicaciones. Y él no sería tan estúpido para seguir su ejemplo. Había visto el resultado y no deseaba ver tal angustia en los ojos de su amada Any. Volvería a casa y lo hablaría con ella. Le gritaría que la ama y que no soporta verla con otro hombre. Y le daba igual cuan posesivo sonase ¡No la perdería! CapitUlOo 105
A pesar de si misma, (Tu name) acabó pidiéndole a Tony que se ocupase de la fiesta él solo. Con el objetivo de volver a casa y llorar hasta dormirse. No le gustaba lo débil que le hacía eso sentirse pero era lo único capaz de hacer en ese momento.
Todos regresaron al hogar considerando la noche terminada. Pero aún la historia no cerraba un capítulo ese día.
Miley no regresó a tiempo de ver despierto a su bebé. Pero si para disfrutar de la soledad con su novio.
(Tu name) lloró amargamente hasta quedar exhausta. Mientras que Jean Carlo echó a Joe del departamento nada más llegar.
- No te estoy pidiendo que te vayas para siempre Joe. Solo quiero hablar a solas con mi novia -le había aclarado su hermano, con la mirada dura clavada en la chica.
Los dos habían estado tan desconcertados que no se lo habían reprochado al chico. Así que Joe obedeció, perplejo de que su hermano al fin hiciese algo para recuperar a su novia.
Joe sonrió al vaso vacío de whisky y se acomodó en la butaca de la barra del bar. Jean Carlo amaba a su cuñada y pese a que estaba seguro que habría una guerra entre ellos, acabarían aclarándolo todo esa misma noche. Se alegraba por ellos.
Probablemente debería estar pensando en buscar un nuevo apartamento. O cualquier otra cosa que fuese efectiva para su futuro. En lugar de eso, su mente vagaba por los recuerdos de la dulce imagen de (Tu name). Cada parte de ella le hacía ansiar tenerla más cerca. Abrazarla y amarla por el resto de su vida. Pero ahora solo podía tener de ella su odio.
Llenó su copa, con la botella junto a él y se la bebió de un trago. No es que aquello fuese a ayudarle en nada, pero tampoco tenía nada mejor que hacer.
- ¿Ahogando las penas? -se escuchó tras de él.
cApitulO 106
Joe se giró inmediatamente ante el reconocimiento de la voz masculina.
- ¡Linc! -masculló, parpadeando como si esperase que se desvaneciese ante él- ¿Qué haces aquí?
- Iba a la... -una sonrisa desdibujó la seria expresión del chico- farmacia. Me temo que cuando tengo a mi novia para mi solo, tiendo a olvidarme de lo que es la cordura -suspiró frustrado- Pero ella siempre está atenta a esos... detalles -explicó Lincoln sentándose junto a él.
- Es bueno, o acabarían siendo padres de nuevo en breve -comentó Joe haciéndole saber que había entendido a lo que se refería.
Ambos se mantuvieron unos minutos en silencio mientras miraban al interior de la barra sin ver nada.
- Te vi al pasar -continuó la explicación el rubio- Y aunque pensé que estarías fuera de la ciudad y no serías tú, algo me dijo, después de lo que me contó Mai de tu encuentro con (Tu apodo), que un bar era el lugar más adecuado en el que encontrarte.
- No estoy ahogando mis penas por haberla visto -replicó Joe ceñudo- Simplemente mi hermano necesitaba la casa para estar a solas con su novia.
- Así que has estado todo este tiempo viviendo con Jean Carlo -afirmó Lincoln, recordando la angustia de su amiga al no saber nada de su paradero- Eso lo explica todo -pensó en voz alta, dándole sentido a la visita que Mai le había dicho que Jean Carlo le había hecho a (Tu name).
- ¿Qué? -preguntó Joe extrañado.
- Nada. Olvídalo -cambió de tema su amigo- ¿Puedo preguntar porqué te desapareciste así?
- ¿(Tu apodo) no les contó? -dedujo indiferente, mientras miraba su vaso.
- Los primeros meses apenas dejaba que alguien la viese. Estaba encerrada y las pocas veces que salía era porque la obligábamos. Hacía la tarea que nos habíamos inventado para sacarla de casa y después volvía para seguir llorando desconsolada -confesó Lincoln con expresión dura- En realidad el primer mes lo pasó al teléfono intentando averiguar donde estabas. Cuando tus padres le comunicaron que seguías en contacto con ellos, fue cuando se derrumbó. Después, cuando supo que te habías marchado y hecho una vida nueva lejos de todos, ella cambió.
- ¿Qué quieres decir? -preguntó asustado Joe.
No le gustaba la mueca que había hecho cuando había hecho ese comentario. Ya estaba siendo bastante duro imaginar todo el daño que le había hecho. La imagen de ella llorando le desgarraba el alma ¡Y él era el culpable! No había hecho otra cosa que hacerla sufrir ¿Tan mal lo había hecho todo? ¡Era un patán! Intentando hacer lo mejor para ella solo había conseguido dañarla.
- Comenzó a salir -contestó Lincoln a la curiosidad del chico- Hizo planes para su futuro. Dejó su apartamento, invirtió en "El Ritual" e hizo vida normal, ante todos. Supongo que el saber que tú habías rehecho tu vida la dio fuerzas para hacer lo mismo.
¿Rehecho su vida? Joe quiso reír ante eso. Lo que él tenía estaba lejos de ser una vida. Se levantaba, trabajaba y comía. Y muchas veces Tati tenía que obligarlo a hacer alguna de ellas, sino todas. Él había dejado de vivir en cuanto la había dejado en su apartamento con...
- ¿Qué fue de Miguel? -recordó Joe intrigado.
- No sé, no lo conozco. Cuando estuvo mejor, (Tu apodo) nos contó que un ex había aparecido y que tú te habías largado después de que los habías dejado hablando a solas -explicó su amigo.
- La escuché decirle que lo amaba -aclaró él irritado.
- No te creo -dijo sin darle importancia- Si ella amase a ese tipo habría hecho algo por estar con él. Y no habría estado tan destrozada por tu abandono.
- ¡Yo no la abandoné! Solo dejé que hiciese su vida con quien creí que deseaba hacerlo -gruñó Joe a la defensiva.
- Espero que esa mentira te deje dormir por las noches. Porque la realidad es que fuiste un cerdo que hiciste daño a una mujer que habría dado todo por ti. La abandonaste sin importarte cómo la dejabas.
La rabia de Joe iba creciendo. Él no deseó hacerla daño. Solo quería que fuese feliz. Creía que se estaba sacrificando por ella ¿Por qué nadie podía verlo así?
- ¿Crees que fue fácil para mí? Saber que amaba a otro era más de lo que podía soportar -aseguró Joe furioso.
- ¿Así que le jodiste la vida por tus absurdos celos? -conjeturó Lincoln con despreció.
El que abreviase todo su dolor en un acto tan egoísta fue más de lo que Joe pudo soportar. Se tiró sobre él haciendo que los dos rodasen por los suelos. Y comenzó a golpearlo y defenderse de los ataques del muchacho, que supo reaccionar. No había mandado toda su vida a la mie&$a para que nadie se atreviese a juzgarlo sin saber nada de lo que había pasado en realidad. Puede que se sintiese como un muerto andante, pero aún le corría sangre en las venas. Y le hirvió ante la mera idea de haber hecho un infierno de la vida de la mujer que amaba.
cApitulO 107
Un ruido armonioso e irritante inundó la habitación. En penumbras, el sonido fue ignorado. Pero no cesaba. (Tu name) se revolvió en la cama y escondió la cabeza bajo la almohada. El ruido no cesó.
Percatándose de que se trataba de su teléfono, hizo un intento por despertarse y contestar. Se incorporó, suspiró frustrada y descolgó el teléfono.
- ¿Quién a muerto o está apunto de morir? –farfulló (Tu name) malhumorada. La muerte de alguien era lo único que justificaba que la despertasen a esa hora. Y si no era así, sería ella quien mataría al inoportuno.
- ¡Lincoln! –sollozó Miley al otro lado de la línea.
(Tu name) se quedó petrificada y cualquier rastro de ensañamiento desapareció al instante. Se levantó de la cama de un salto, al reaccionar y descorrió las cortinas. La luz del amanecer la aturdió más aún, costándole hablar. Pero un sollozo de su amiga la hizo actuar. Miley la necesitaba y aún no sabía qué pasaba.
- ¿Qué ha ocurrido? –preguntó (Tu name) impaciente.
- ¡Voy a matar a Linc! –balbuceó la chica intentando ser enérgica.
(Tu name) respiró aliviada. Miley estaba enojada con su novio y Lincoln estaba bien. No es que eso fuese a ser relevante, porque si ella escuchaba que él había hecho daño a su amiga, sería ella misma la que lo matase. Pero al menos no había ocurrido ninguna tragedia.
- Mejor me lo cuentas en persona ¡Voy para allá! –aseguró la chica encaminándose al baño, para alistarse.
- Estoy en mi antiguo depa –explicó Miley en un sollozo.
De acuerdo, eso no era bueno. Miley había mantenido su antiguo apartamento como un tipo de almacén. Ya que lo tenía atestado de pertenencias que no deseaba usar pero que se negaba a tirar. No tenían necesidad económica de venderlo, así que lo mantuvo como si del trastero de una casa fuese. Y que ella estuviese allí no era una buena señal.
No quiso preparar el funeral de Lincoln antes de tiempo. Su amiga tendía a exagerar y dramatizar todos los problemas porque nunca les veía soluciones. Pero (Tu name) era más práctica. Decapitaría a su amigo solo si era necesario. Para ello tenía que enterarse de lo sucedido lo antes posible.
Se despidió apresuradamente de su amiga, se vistió y corrió a su encuentro. Nada más verla, Miley se abalanzó a sus brazos para llorar desconsolada. (Tu name) le devolvió el abrazo y la condujo hacía el interior del apartamento.
Tras calmarse un poco la chica comenzó a explicar lo ocurrido.
- Se marchó a hacer una compra y no apareció hasta varias horas más tarde ¡Apestando a bar y con carmín en la camisa! –gimoteó la chica.
¡Vale, ella podía matar a su amigo por eso! Pero no cometería el mismo error que "otros". No juzgaría hasta saber lo ocurrido realmente. Dejaría que él se explicase y después ¡lo mataría!
- Bien ¿y él qué explicación te ha dado? –intentó razonar (Tu name).
Miley la miró como si hubiese dicho algo incomprensible y arrugó el ceño.
- ¿Qué quieres decir? Olía a bar y tenía carmín en la camisa ¡No necesito que me diga lo que estuvo haciendo, ya lo sé! –protestó la chica indignada.
- ¿Como Joe sabía que lo que yo le estaba diciendo a Miguel era una declaración de amor? –intentó hacerla ver con más calma la situación.
- ¡No es lo mismo! –aseguró Miley.
- No seas cabezota. Ve y habla con él y si de veras pasó algo con otra tipa... –se interrumpió para imaginárselo muriendo de mil formas distintas- yo me encargo de que le sea imposible volver a hacerlo.
- De acuerdo, pero tienes que venir conmigo. Porque no me fío de mi misma. Tan pronto como lo vea puedo querer matarlo que perdonarle todo sin importar lo que haya hecho –explicó Miley abatida.
Y (Tu name) sabía que era cierto. Los planes a largo plazo no eran la especialidad de Miley. Ella era más de actuar en el momento o dejarse arrastrar por la situación.
Las dos chicas se dirigieron a la gran casa de Lincoln. El coche de este estaba aparcado de cualquier manera en la entrada. Es posible que Miley hubiese tenido razón y el chico hubiese llegado borracho. Pero aún tenía que escuchar su versión antes de hacer una bola de carne con él.
Abrazó a su amiga para darle ánimos a seguir y entraron al interior de la gran casa. No les costó encontrarlo porque toda la casa estaba inundada con sus gritos. Al parecer había alguien más con él. Y a juzgar por las críticas de este, (Tu name) diría que se estaba desahogando a su costa.
Cuando entraron a la sala de la que provenían las blasfemias se encontraron tanto a Lincoln como a su acompañante. El muchacho se quedó inmóvil al ver a su novia con la cara inundada de surcos de lágrimas, algunas secas y otras aún húmedas. Pero no fue el único conmocionado, (Tu name) y Joe se quedaron mirándose sin poder evitarlo, como la atracción de un mosquito a la luz. De nuevo el sollozo de Miley la hizo reaccionar. A todos ellos, en realidad. CapitulOo 108
- ¡Cariño! –balbuceó tiernamente Lincoln acercándose a su novia.
- ¡No te acerques! –exigió la chica, escondiéndose tras su amiga- Solo he vuelto porque (Tu apodo) me lo ha dicho.
Lincoln la miró comprensivo y después regalo a su amiga una sonrisa de agradecimiento.
- Solo lo hice porque no creo que sea justo para ninguno de los dos que terminen algo tan especial sin haber aclarado lo que ha sucedido en realidad –explicó (Tu name) serena y autoritaria- No te he hecho ningún favor. Si lo que ella ha entendido que pasó es cierto ¡estás muerto! Pero si es un malentendido... –suprimió la oleada de dolor que quiso apoderarse de ella- ¡No permitiré que lo estropeasen todo por no hablar! No me quedaré de brazos cruzados mientras ella huye y destruye la felicidad de ambos por nada.
Joe sintió como si le diesen un puñetazo en el estómago. Podía ver el dolor reflejado en cada palabra. Daba igual cuan fría se presentase ella, él podía distinguir todo el daño provocado. Quiso llorar y pedirle perdón. Gritarle que la amaba y que jamás volvería a dañarla. Pero era absurdo. Ella lo odiaba y con toda la razón.
Intentó disimular su propio dolor y dirigió la mirada a su amigo como si esperase una respuesta de este. Pero este como respuesta solo asintió con la cabeza, sabiendo lo mucho que significaba todo lo que acababa de decir.
- Mai –farfulló el joven, intentando mirar a su novia a través de su amiga- Todo fue un malentendido.
- ¡Cállate, no te creo! –Espetó Miley enojada, sin salir de la seguridad de la espalda de su amiga- Volviste inconsciente de tanto tomar.
- ¡No! Volví inconsciente porque este bruto –señaló a Joe, que se encogió de hombros instintivamente- me dio una paliza.
- ¡Eh! Que yo no fui el único que golpeó –protestó Joe a la defensiva.
- ¡Tú mejor estate calladito! –aconsejó (Tu name) como una férrea orden, que Joe obedeció al instante.
Aunque absurdo, Joe había sentido un brote de felicidad al escucharla dirigirse a él. El solo hecho que le mandase callar y no lo ignorase como si no existiese, lo hacía enormemente feliz.
- ¿Te hizo mucho daño? –preguntó Miley cariñosa acercándose a su novio, saliendo finalmente de su escondite.
Pero no llegó hasta él porque la mano de su amiga la sujeto en su sitio.
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| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 17th 2010, 13:39 | |
| - ¿Qué tal si te enteras de la historia completa antes de perdonarle todo? –protestó (Tu name), poniendo los ojos en blanco ante el cambio de actitud de su amiga.
Miley se recompuso en su sitio. Y miró a su novio con una fría irritación, como si fuese el culpable del descontrol de sus emociones.
- ¡Ok! Imaginemos que me trago lo de la pelea. Que por sus pinta es posible –dijo observando más en profundidad a ambos. Lincoln llevaba la camisa rota y varios morados en el cuello, como si le hubiesen intentado asfixiar. Joe tenía el labio roto y sangrando, y su camiseta deformada decía que otros tantos golpes había bajo ella- ¿Qué tiene que ver eso con que tengas carmín en tu camisa?
Lincoln la miró como si no entendiese de lo que hablaba y después se apresuró a mirar en su camisa hasta encontrar dicha marca. Al verla pareció tan sorprendido como ella y la volvió a mirar con su dulce cara de asombro.
- Esto... –comenzó a decir Joe mirando a (Tu name) para que no lo mandase a callar otra vez. A esta le costó horrores no hacerlo, pero hizo un esfuerzo y miró a otro lado con desprecio para que pudiese hablar libremente. Joe suspiró con tristeza y prosiguió- Él estaba inconsciente y no podía levantarlo yo solo. Estaba un poco borracho además de dolorido –explicó el chico, apenado porque a nadie le fuese a importar su estado- Así que me tuvo que ayudar una de las camareras. Es posible que al agarrarlo, como era mucho más bajita, se topase con el pecho de él y lo manchó sin querer. Él no te ha sido infiel Mai, solo entró al bar porque me vio y quiso hablar conmigo.
- ¿Y tú lo golpeaste? –protestó Miley, agradecida de saber que su novio era inocente de los cargos que ella misma le imputó.
Lincoln estaba demasiado agradecido de que su novia confiase en lo escuchado y no deseó más peleas. Así que fue hacía su novia la besó y abrazó, y apretó contra él hasta que ella se quejó del intento de asesinato. Ignorando la presencia de los dos presentes, se marcharon abrazados, cariñosos y bromistas. Un estúpido malentendido no había estropeado su relación y se juraron que nada lo haría. cApitUloO 109
Jean Carlo le había gritado a su novia cuanto la amaba y asegurado que no iba a permitir que ella lo abandonase. Y para su sorpresa ella había saltado del sofá a sus brazos para besarlo apasionadamente. Aturdido y emocionado el chico se propuso demostrarle su amor durante toda la noche. Acabando felices y extasiados el uno en los brazos del otro. Aquello sí era amor.
Lincoln y Miley hablaron durante horas mientras la chica desahogaba los restos de sollozos que aun se escondían en su garganta. Mientras su novio la consentía y decía cuanto la amaba. Tenían un bebé juntos, al cual había dejado la noche antes de pura desesperación. Pero ahora sabían que eran mucho más. Eran una familia.
Y mientras todos se procesaban su amor (Tu name) y Joe estaban aun en la sala de Lincoln sin saber qué hacer, decir o cómo marcharse del lugar.
La salida apresurada de la pareja los había dejado un poco aturdidos. Se miraban sin poder evitarlo. Estaban solos. No se escuchaba ningún otro sonido salvo sus respiraciones y el apresurado latido de sus corazones.
(Tu name) estaba hipnotizada por su imagen. Hacía demasiado tiempo que no lo tenía frente a ella. Demasiado tiempo sin tenerlo de cualquier forma. Deseaba gritarle, pegarle, ¡besarle! Lo que más deseaba era estrecharlo contra ella e imaginar que nada hubiese pasado entre ellos. Pero había pasado. Él la había abandonado, otra vez. Le había hecho daño, otra vez. Y ella no permitiría que se volviese a dar el caso, ¡otra vez!
Joe observaba el rostro perfecto de (Tu name). Reconocía cada milímetro de él. Esa imagen le había perseguido cada minuto de cada día de su ahora patética vida. La amaba tanto que no entendía como había conseguido respirar sin tenerla cerca. Y ahora que sabía cuanto daño le había hecho, no estaba seguro de si era capaz de seguir haciéndolo.
Él estaba demasiado fascinado con ella como para pensar en otra cosa. Fue ella quien rompió el momento carraspeando suavemente y desviando la mirada para aclarar su mente y recuperar la cordura.
- No he visto otro coche fuera salvo el de Lincoln así que supongo que no tienes el tuyo –dijo (Tu name) antes de fulminarlo con la mirada- Te aconsejo que llames a un taxi. Tu tarea de fastidiar a todo el mundo puede esperar para otro día.
- No pretendo tal cosa. Solo quise ayudar a Linc trayéndolo a casa –explicó Joe tolerante.
- ¿Ayudarlo? ¿Peleándote con un amigo que hace meses que no ves? –lo acusó la chica, dando un paso hacía él para enfrentarlo.
- Él me provocó –aseguró Joe, dando también un paso hacía ella, con expresión más dura.
- ¡Oh, por Dios! ¿Qué pudo decirte el pobre Linc para hacerle tal salvajada? Si te reclamó por no darle señales en este tiempo, tenía derecho. Él era tu amigo y tú simplemente le diste la espalda sin más –recriminó ella enfrentándolo.
- No fue por eso –aclaró él con tristeza.
En ese momento se dio cuenta de lo cerca que estaba de ella. Lo bella que se veía, incluso enfadada, le hizo estremecerse. Quiso extender la mano y tocar la suave piel de su mejilla. Pero se contuvo. Se limitó a suspirar con frustración y desviar la mirada a un punto más seguro de la habitación.
- Fue una pelea absurda y lo lamento. Hablaré con él para disculparme –afirmó Joe, sin dejar de mirar a su punto en el infinito.
- Disculparte era lo que tendrías que haber hecho en lugar de golpearlo. Y con Mai, por ni siquiera felicitarla cuando dio a luz. O con tus padres por solo mantenerlos informados por teléfono como si hablar con ellos fuese una obligación. ¡Con todos los que se consideraban tus amigos por dejarlos sin ni una palabra! –exclamó en un sollozo, dando gracias por no romper a llorar allí mismo.
- Contigo... –susurró Joe, dejando que el dolor y la culpa lo inundasen.
- ¡No, conmigo no! No quiero nada de ti, ni siquiera una disculpa –musitó la chica dando media vuelta para marcharse.
- ¡Lo siento! –dijo a pesar de todo él.
Una lágrima rodó por la mejilla de (Tu name), al pararse frente a la puerta para marcharse. Eran solo palabras sin valor. Y verdaderamente no lo tenía, porque ella no quería que él se arrepintiese de lo sucedido. Ella deseaba que nunca hubiese sucedido.
- Pensé que lo amabas –explicó Joe con voz rota.
Varias lágrimas más inundaron los dolidos ojos de la chica. No era justo sentir tanto dolor en la voz de él cuando decía esas palabras. Ella había sufrido demasiado como para sentir compasión por nadie. No iba a permitir que la conmoviese.
- Creí que deseabas estar con él. Que yo solo era un estorbo para ti y que sería mejor que me largase para que no te sintieses obligada a estar conmigo –aclaró Joe, odiándose por lo absurdo que sonaba todo aquella al tenerla tan cerca.
No pudo evitar caminar hacía ella y colocarse tras su espalda. No podía tocarla, pero estaba lo suficientemente cerca para absorber su aroma ¡Cuánto lo echaba de menos!
CApitUlo 110
- Es cierto que he sido un cerdo insensible. No me he preocupado por nadie estos meses. Pero en eso me incluyo a mi mismo. No he sido nada lejos de ti. Si he hecho algo bien en estos meses es porque mi hermano y mi cuñada me han obligado –aseguró Joe, mirando su dorada melena.
Una oleada de ira la inundó al escuchar hablar de la famosa chica. Sin pensar ni razonar, se enjuagó las lágrimas con el dorso de la mano antes de girarse rápidamente para enfrentarlo. Se paralizó al encontrarle tan cerca, justo frente a ella. Incluso, podría jurar que sentía su respiración sobre sus mejillas. Parpadeó conmocionada y fue incapaz de articular palabra.
- No soy nadie sin ti, (Tu apodo) –afirmó él, acercándose más a ella- ¡Te amo! Siempre te he amado y siempre te amaré. No te pido que me perdones, solo que entiendas porqué lo hice. Eres lo único real en mi vida, y en este último año he vivido con el temor de perderte y dejar de existir. Fui un egoísta, que no pensaba en lo que querrías tú. Y pensé que dejar que pudieses encontrar el amor y felicidad junto a otro sería lo correcto, después de haberte obligado a estar a mi lado a la fuerza.
La rabia se iba apoderando de ella. No solo no soportaba escucharlo decirla que la amaba, sino que además se atrevía a justificar todo el daño que le había hecho. Hablaba como si ella no hubiese tenido poder de decisión en todo aquello. Ella había sido la tonta que se había arriesgado a estar con él por amor. Y él lo había interpretado como sumisión. Estaba furiosa y quería arrancarle la vida que él decía que no poseía.
- ¡Ya sé que me odias! –se le adelantó Joe, incapaz de soportar escucharla decirlo de nuevo- Sé que nunca podrás perdonarme. Y no sé porqué sigo frente a ti –dijo posando una enorme mano sobre su mejilla- Simplemente no puedo dejar que mi vida se consuma aun más cuando me siento tan vivo al estar cerca tuyo.
(Tu name) podía entender eso. Ella había respirado todo este tiempo sin saber cómo lo lograba. Solo frente a él la actividad de su cuerpo se rehabilitaba. Era como una inyección de energía. Pero conocía demasiado bien el dolor que le seguía con la separación.
De nuevo fue incapaz de hablar al notar como Joe acariciaba suavemente su mejilla con el pulgar. Veía tanta tristeza en él, que le sorprendía que fuese el mismo chico que ella conocía. Y a pesar de ella, sintió pena por él. Y aun peor, preocupación.
- ¡Te amo! –susurró como despedida Joe, antes de dejar caer la mano de su cara y abandonar la guerra que tenía para aguantar las lágrimas.
(Tu name) se sobrecogió al verlo llorar. Pero se obligó a no abrazarlo. Era posible que él la pudiese amar de verdad. Y ella lo amaba a él más que nada en ese mundo. Pero era una relación destinada al fracaso. Si algo había aprendido a lo largo de su vida era que amar no siempre era suficiente.
- Yo también te amo pero... –intentó excusarse (Tu name).
Joe notó como su cuerpo gritaba sobreexcitado. Sin pensarlo, cogió a (Tu name) de la cintura y la apretó contra él. Antes de que pudiese explicar cualquier "pero" que continuase a la gran revelación, ¡la besó!
El beso era tan apasionado que Joe creyó estar dándole su corazón en él. Era la primera vez que ella le decía que lo amaba. Daba igual el tono con el cual lo hubiese dicho o que intentase alejarse de él. Esas palabras habían hecho que su cuerpo cobrase vida y la buscase con desesperación.
La abrazó más fuerte, hundiendo una mano en su cabello y acariciando frenéticamente su espalda con la otra, mientras la apretaba más contra su duro y necesitado cuerpo. Había olvidado lo que era estar en el paraíso. Durante meses solo había visto oscuridad. Y en ese beso la luz era cegadora. Se sentía mareado y débil de pura felicidad. No entendía como conseguía mantenerse en pie. Pero las ganas de tenerla en sus brazos eran más fuertes que el temblor de sus rodillas.
(Tu name) estaba en una nube de confusión de la que no era capaz de salir. Una dulce y excitante nube, que no la dejaba reaccionar. Pero el tierno y devastador roce de la lengua de Joe no iba a borrar tanto dolor. Aunque en esos momentos ni siquiera lo recordase. Ella no podía perdonarlo. No estaba dispuesta a que su vida fuese una montaña rusa de emociones. No quería que le hiciese más daño, por muy bien que se sintiese en sus brazos. Ella no quería una relación como la de...
Se apartó bruscamente de él, haciéndolo tambalearse. Se tapó automáticamente la boca con las manos, sintiendo sus propios labios hinchados por el beso. Y sin poder evitarlo comenzó a llorar.
Amaba a Joe y nada que pudiese hacer cambiaría ese hecho. Seguiría derritiéndose ante sus besos y caricias. Y por primera vez en su vida, comprendió la teatral relación de sus padres. Daba igual cuanto discutiesen y cuantas horribles cosas se dijesen haciendo que ella se sintiese tan mal como para huir del hogar cuando pasaba, ellos siempre se reconciliaban y besaban como quinceañeros. Ella había vivido ese horror desde fuera y no estaba dispuesta a vivirlo desde dentro.
- (Tu apodo) no huyas de mí –le suplicó Joe acercándosele de nuevo- Sabes tan bien como yo que no podemos vivir el uno sin el otro.
(Tu name) negó lentamente con la cabeza. Sabía que tenía razón. Sabía que salir de esa casa significaba volver al oscuro pozo en el que había estado inmersa esos meses. Pero no soportaría que estar juntos significase discusiones diarias, gritos y reclamos, desesperación y llantos desconsolados.
Cada recuerdo de las discusiones de sus padres fueron a su mente. No quería amarlo tanto que soportar ese infierno le pareciese justo para no perderlo. No iba a permitir que ningún hijo suyo fuese testigo o víctima de esa relación. No iba a repetir los errores de sus padres.
- No quiero una relación de amor y sufrimiento –aclaró (Tu name) con sus ojos llorosos clavados en él.
Joe pudo distinguir la agonía en su mirada. Y entonces comprendió lo que le pasaba. En ese momento supo porqué nunca le había dicho que lo amaba, porqué temía tanto al amor. Sus padres eran esclavos de él. Y ella había sufrido por cada intento de estos por negarlo. Pero había una gran diferencia entre ellos. Y Joe no permitiría que ella la pasase por alto.
- ¡No somos tus padres! –Afirmó Joe abrazándola cuando esta intentó alejarse horrorizada- Ellos no se conocen a pesar de llevar toda una vida juntos. Cada uno tiene una vida que el otro desconoce.
- Nosotros también –espetó ella ceñuda.
- No es cierto –rectificó él con una dulce sonrisa- Tú me conoces mejor que yo mismo. Y yo, por muy ¡imbécil que sea a veces, sé todo sobre ti –explicó Joe acariciándole gentilmente el mentón.
- Te he ocultado toda una vida –le recordó ella.
- Pero solo fueron acciones. Tus sentimientos solo los conozco yo –afirmó con rotundidad y tanta seguridad que (Tu name) deseó llorar de felicidad.
Sus padres conocían cada minuto de la vida del otro, pero eran incapaces de saber cómo se sentía. Se hacían daño sin saber que lo hacían o lo hacían queriendo para vengarse de que el otro se hubiese atrevido a hacérselo. Nunca había ningún vínculo emocional, salvo el estúpido enamoramiento que exponían en sus reconciliaciones.
(Tu name) tenía que reconocer que ellos no eran así. Joe y ella a pesar de todo lo sucedido siempre habían intentado pensar en los sentimientos del otro. Aunque esto les llevase a malinterpretarlos y dañar al otro. Es posible que solo les faltase comunicación. Y ella tenía mucha culpa de ello. Nunca había querido admitir ante él sus sentimientos porque la realidad de ese fuerte vínculo se manifestaría. Y ella temía perder al que siempre había sido su apoyo por conflictos amorosos. No quería una guerra abierta como era el matrimonio de sus padres. No quería sufrir más. Ni dañarlo a él o a cualquier otra persona que los quisiese.
Pero ¿podrían realmente estar juntos y ser felices?
- Prometo hacerte feliz –susurró Joe contra sus labios, antes de besarla apasionadamente.
Y como siempre él supo leerle la mente. Sabía de sus temores, y conocía la manera de apaciguarlos. Todo su cuerpo se relajaba ante su toque y su alma flotaba entre la calma y el éxtasis. Era cierto que ellos no inferían los sentimientos del otro en su beneficio. Intentaban comprender al otro realmente ¡No eran ningunos desconocidos!
CApitulO FinAl!!!
Any entró en la luminosa habitación, de grandes ventanales, con una intrincada bandeja de plata, en la que llevaba tres finas copas y una botella de champán. Se encontró con (Tu name) y Miley, absortas aún ante la imagen que reflejaba el espejo ante ellas.
(Tu name) suspiró ansiosa y alisó su vestido por decimoquinta vez ese minuto.
- ¡Mai recuérdame porqué hacíamos esto! –rogó (Tu name) con mirada suplicante, ante el espejo.
Su amiga también suspiró hasta quedarse sin aire, para inhalar profundamente, intentando darse fuerzas.
- Se supone que los amamos –respondió a su petición la chica.
- ¡Oh, sí! –asintió (Tu name) como si asimilase las palabras.
- ¡Y ellos a nosotras! –añadió Miley mirándola a través del espejo.
- ¡Oh, sí! –aceptó de nuevo la rubia.
- Pero... -arrugó su vestido entre sus puños y sollozo asustada- ¡Siguen pareciéndome pocos argumentos! –exclamó Miley como fin a un diálogo que habían repetido demasiadas veces esa mañana.
- Yo tengo dos más –les hizo saber Any, llenando las copas del burbujeante elixir y repartiéndolas.
(Tu name) y Miley se giraron para encontrarse con la más reciente de sus amigas y aceptar el licor. Any se había convertido en ese año en parte de la familia. Las tres chicas habían compartido días de compras, confesiones y risas. Habían creado una bonita amistad, pese a que la coqueta rubia no se dejaba engañar y aceptaba el vínculo tan especial que existía entre ellas dos.
Las ceñudas chicas bebieron de un trago su copa y esperaron expectantes su respuesta.
- Primero, los atan legalmente a ustedes –afirmó viendo el interés en el rostro de (Tu name)- Y segundo –se interrumpió para regalarles una sonrisa malévola- si se divorcian pueden dejarlos en calzoncillos.
(Tu name) y Miley se miraron y encogieron de hombros ante los argumentos para no huir de su inminente boda.
- ¡A mi me valen! –aseguró (Tu name) con una sonrisa pícara.
- Con la de millones que tiene Lincoln en el banco, a mí también – bromeó Miley haciendo estallar en risas a las tres.
Las novias se relajaron y volvieron a su sitio frente al espejo. Miley llevaba un sencillo vestido de manga corta y hombros descubiertos, de fina pedrería. (Tu name) había optado por una seda blanca resplandeciente que se ceñía desde su pecho hasta el comienzo de sus caderas, dejando al descubierto sus hombros y unas delicadas mangas de encaje. Mientras que el moreno cabellos de Miley estaba recogido y adornado con pequeñas flores blancas, el de (Tu name) caía en cascada sobre su espalda en un semi recogido oculto por el velo.
Todo un año había conseguido posponer la boda Miley. Y aunque prácticamente vivía como una mujer casada, el miedo no desaparecía. Pero Lincoln le había demostrado tanto amor que ya no podía dudar de él.
Llamaron a la puerta y las tres chicas se sobresaltaron. Se giraron para ver asomar lentamente el sonriente rostro de Joe.
Unos meses antes (Tu name) había bromeado con que el único modo de hacer que sus amigos se casasen era acompañarlos en la boda. Al día siguiente Joe estaba de rodillas, en su parque con un diamante entre las manos, pidiéndole compartir el resto de sus vidas. Ella no había dudado en aceptar. Joe se había desvivido en recuperar su confianza y hacerla sentir segura y querida. Mientras que (Tu name) había conseguido eliminar sus desinhibiciones y declarado su amor cada día con tanto entusiasmo que aún le hacía emocionarse al escucharla.
- ¿Puedo hablar con mi novia un minuto? –preguntó Joe con una sonrisa tierna.
- ¿No sabes que ver a la novia antes de la boda da mala suerte? –protestó Any colocándose frente a él.
- ¿Tú crees en esas cosas? –se extrañó el chico, mirándola ceñudo.
- No, pero en las películas siempre lo dicen y me pareció un bonito cliché –explicó la joven caminando junto a él para salir del cuarto.
- Nunca pensé que diría esto –afirmó Miley con un exagerado suspiro- pero esa mujer está más loca que (Tu apodo).
- ¿Qué? –Protestó (Tu name) fingiendo estar ofendida- ¡Obvio que yo lo estoy más! –bromeó la chica haciendo reír al resto.
- ¡Claro que sí, mi amor! –Afirmó Joe acercándose para abrazarla- Que nadie te quite el puesto nunca.
Miley sonrió a la pareja entrelazada y salió de la habitación. Joe observó cada detalle del suave maquillaje, los dorados tirabuzones y el precioso vestido de su novia. Estaba espectacular, y quería memorizar cada detalle en ella.
- ¿Qué haces aquí, en lugar de junto a Lincoln muerto de los nervios, como cualquier novio? –preguntó ella curiosa y juguetona.
- Pensé que en un momento como este necesitarías tener a tu lado a tu mejor amigo –explicó Joe con el rostro iluminado por el amor.
(Tu name) sonrió de felicidad y lo besó con ternura. Sí, era exactamente lo que necesitaba ¡A él a su lado, para siempre!
- Me has hecho el hombre más feliz del mundo ¡Nada podría cambiarlo! –aseguró Joe extasiado.
(Tu name) se alejó de él nerviosa y se miró de nuevo al espejo para alisarse el vestido una y otra vez.
- Puedo asegurarte que todo puede cambiar muy rápido –afirmó la chica, ansiosa.
- ¿Vuelves a tener dudas? –preguntó extrañado, rogando interiormente para que no fuese así.
- ¡No! –Negó efusivamente ella- Es que como soy una chica muy solidaria –bromeó ella con una sonrisa nerviosa- no puedo permitir que dieguito juegue solo –aclaró acariciándose el vientre, esta vez sin disimular alisarse el vestido.
- Voy... a ser... ¿papá?
(Tu name) asintió lentamente y el rostro sorprendido de Joe se transformó en pura felicidad. La abrazó por la cintura, la subió por los aires y comenzó a dar vueltas con ella a salvo entre sus brazos y riendo sin parar.
De mejores amigos a amigos desconocidos ¡a amor real!
FIN | |
| | | angenick Comprometida Con...
Cantidad de envíos : 912 Edad : 31 Localización : Venezuela Fecha de inscripción : 14/12/2009
| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 17th 2010, 13:41 | |
| hola keridasssssss lectoras espero ke les haya gustado..porfis disculpenme por ausentarme tanto.... mi pc estaba dañada.... mañana comienzo una nueva nove porfis comenten si les gusto | |
| | | nikifriky Casada Con
Cantidad de envíos : 1889 Edad : 28 Localización : Haciendo maldades con mi befo ::) Fecha de inscripción : 24/04/2010
| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 22nd 2010, 18:23 | |
| i dont mind is really cool. i like it. | |
| | | OriGabi Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 506 Edad : 28 Localización : Los Teques - Venezuela Fecha de inscripción : 14/12/2009
| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 22nd 2010, 23:29 | |
| ESTUVO EXCELENTE!!.. MUY MUY MUY MUY MUY MUY MUY MUY MUY MUY!!!! MUY! BUENA TU NOVE!!
ME ENCANTO!
ME ENAMORE ..
( DE LA NOVE Y DE JOE! xD)
ESPERO SEGUIR LEYENDO TUS NOVES X AQUI!!!
MIL GRACIAS POR CONTINUARLA
BESOS!! | |
| | | phaw jonas Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 161 Edad : 29 Localización : Colombia/Chiizylandia Fecha de inscripción : 02/07/2010
| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 29th 2011, 22:07 | |
| ESA NOVELA *W* ME ENCANTO ENCERI QUE SI]1!! MMUY BUENA TU NOVELA GENIALISIMA!!! | |
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) | |
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| | | | AMIGOS desconocidos (hot) | |
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