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 AMIGOS desconocidos (hot)

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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 11th 2010, 16:13

Si ya era patética dejando que él la tratase como un trapo, sin motivo, no iba a darle más munición para que la atormentase aún más.

No se reconocía cuando se miraba al espejo. No podía creerse que estuviese de verdad tan mal por un hombre. Pero no era un hombre, se dijo pesarosa, ¡era Joe! Su Joe. Creía que siempre lo tendría a su lado, que nada lo alejaría de ella. Le gustaría tanto poder hacer algo para que así fuese. Pero ¿el qué? ¿Haciéndose su amante? Tampoco tenía claro que él le hubiese ofrecido tal cosa. Seguramente estaría con una cada noche y ya ni la recordaría. Estaba segura de ello. Ella no significaba nada para él. Joe estaría feliz sin tenerla a su lado. La habría sustituido por alguien mejor tanto en su cama como en su vida. Capítulo 38

Joe estaba desesperado, (tu name) no había ido a trabajar y nadie sabía el motivo. Había preguntado disimuladamente a algunas bailarinas. Ya preocupado había interrogado a todas ellas junto a camareros, porteros y conocidos. Ni Miley y Lincoln sabían nada. No sabía qué hacer, así que sin importarle la hora fue a su casa. No tenia clara la nueva dirección. Ya que desde que se había mudado a la casa con la que siempre había soñado su madre, él no la había visitado. Pero la encontró.
Adormilada la madre de ella le abrió la puerta sorprendida por la visita. Le regañó por aparecer a esa hora de la madrugada y le dejó pasar sin hacer muchas preguntas. Lo adoraba como a un hijo. Siempre lo había dicho y tratado como a tal.
Tras un rato de charla y sin mencionar que (tu name) no había aparecido por el trabajo, Joe se quedó petrificado al enterarse de que se había ido a vivir sola. Sabía que ella lo deseaba. Siempre habían soñado que lo harían juntos. Pero eran fantasías de niños y sus vidas nunca serían compatibles a tal grado. Vivir juntos sería absurdo, cuando ni siquiera se hablaban.
Se despidió y disculpó con la emocionada mujer, tras pedirle que le diese la nueva dirección de su hija. Le había puesto la excusa de haber estado incomunicado por un viaje de negocios con su padre, y por eso no conocer los hechos. Era cierto que pasaba mucho tiempo trabajando con su padre últimamente. Incluso, había pensado irse a vivir solo él mismo ahora que estaba ganando algo de dinero. Pero era incapaz de hacer planes de futuro. Su cabeza solo podía pensar en una cosa. En una persona ¡(tu name)! Iría a verla y hablaría con ella. No soportaba ni un día más de tortura.
No estaba preocupado por ella, se aseguro sin poder dejar de imaginar que estaba enferma y sola en un pequeño departamento, o que le hubiese pasado algo.
Sin darse cuenta había aumentado la velocidad para llegar antes a su destino. Sabía que estaría bien. (tu name) era fuerte y no necesitaba de nadie. Ni siquiera de él, a su pesar. Pero tenía que asegurarse de que estaba bien.
Largo rato más tarde llegó a la dirección indicada. Eran unos departamentos muy modernos y en buen estado. Se veía desde fuera que ninguna familia vivía allí. Seguramente solo hombres y mujeres de negocios que necesitaban un lugar en la ciudad de paso entre cada viaje. No sabía como (tu name) se podía permitir estar en un lugar así. Era consciente de que su puesto en el local de moda implicaría grandes beneficios, pero no recordaba que ella fuese de las que gastaban todo lo que ganaba sin ahorrar. Si seguía siendo la misma de antes guardaría la mayor parte en el banco y daría una generosa porción a su familia. Pero no era la de antes. Un motivo más para darse cuenta de que era una egoísta superficial. Viviendo por encima de sus posibilidades.
Respiró hondo frente al apartamento 306 y llamó al timbre. Viendo que nadie abría volvió a llamar varias veces más. Se escuchó un pequeño ladrido, una leve regañina al autor del ladrido y segundos después se abrió la puerta. Suavemente ella se asomó para asegurarse de que era alguien conocido y cuando lo vio, abrió del todo. Se veía preciosa con el pelo revuelto y la fina bata. Se encontró sonriéndola como un bobo. Ahora que la veía se daba cuenta lo muchísimo que la había echado de menos.
(tu name) no estaba segura de que estuviese despierta del todo ¿Qué hacía Joe en su casa? ¿Cómo había conseguido su dirección? ¿Y para qué? Lo miraba atónita esperando una explicación. Pero viendo que él solo la miraba muy sonriente intentó reaccionar ¡Estaba en bata! Seguro que tenía que estar horrible. No le extrañaba que él se hubiese reído de su aspecto. Tenía que tener el pelo hecho un asco. Se peino disimuladamente con los dedos mientras hacía un gesto para dejarlo pasar.
Él observó la vanguardista decoración. No era el hogar acogedor de una familia ni el pequeño apaño de una asalariada media. Aquello había sido decorado por un especialista, estaba seguro ¿De donde había sacado ella el dinero? ¿Qué más ocultaba?
- Siéntate si quieres -dijo (tu name) tímidamente señalando al sofá de diseño.
- Gracias -repuso ceñudo sentándose- Una casa muy bonita.
- Sí lo es. Algún día cuando tenga la mía espero que se parezca a esta -explicó ella emocionada admirando de nuevo cada detalle como llevaba haciendo desde que se mudó allí.
- ¿Ya estaba decorada cuando tu viniste? -preguntó sinceramente interesado.
- ¡Oh sí! Pedro, un compañero de la oficina, en realidad, uno de mis jefes, es el dueño. Sabía que yo buscaba donde quedarme y me la ofreció. Me cobra una miseria por vivir aquí. A cambio tengo que mantener libre la otra habitación para cuando él vuelva de sus negocios. No es normal que pase mucho por aquí y cuando lo hace suele quedarse en su casa, que es más grande. Pero como la casa esta lejos y este depa esta justo al lado de la oficina, no quería perder su acceso a él -concluyó la explicación con una sonrisa.
- Entiendo -contestó Joe examinando la mesa como si estuviese probando si fuese capaz de atravesarla con la mirada.
De todo lo dicho por (tu name), Joe solo había entendido que ella se había hecho amante de un ricachón que le había regalado un bonito sitio donde vivir y poder meterse en su cama cuando quisiese.
Maldijo a la maldita superficial que tenía frente a él. Pero ¡que hermosa era! aún despreciándola como lo hacia en esos momentos, lo dejaba sin aliento con una sonrisa.
- Y... -se aventuró a decir (tu name)- ¿qué haces aquí?
- No has ido a trabajar y todos estaban preocupados -afirmó sin interés.
"Todos estaban preocupados" ¿Él lo estaría? se preguntó (tu name) intentando no tener esperanzas por ello. Pero fue imposible, y una oleada de felicidad la invadió.
- Estaba muy cansada por la mudanza y no me encuentro con la energía suficiente para enfrentar a un puñado de millonarios consentidos con ganas de desinhibirse -explicó (tu name) bromista.
- Pensaba que te gustaba tu trabajo -afirmó Joe pensando que una vez más se equivocaba con ella.
- Se me da bien. Tampoco me disgusta. Es solo que a veces no es fácil sonreír y dar la cara ante tanta gente cuando no te sientes bien -comentó con pesar.
- Supongo -dijo él asintiendo. Estaba seguro de que en el estado en el que él estaba sería incapaz de hacer un trabajo de cara al público. Pero ella era una manipuladora profesional y no tendría problemas en fingir. Aunque no sería necesario porque ella no tenía motivos para estar mal. Era evidente que todo le iba a las mil maravillas.
(tu name) sabía que si él había ido hasta allí era por algo. No era para asegurarse de que estaba bien y ya está. Estaba segura de que la habría buscado aunque no hubiese desaparecido sin dar señales. Le pareció que quizás él tenía algo de lo que hablar con ella.
- Creo que no es de mi trabajo o mi casa de lo que has venido a hablar -aseguró (tu name) mirándolo expectante.
Joe la miró atónito durante unos segundos y después sonrió. Ella si seguía leyéndolo como un libro abierto. Estaba claro que no podía ocultar lo que deseaba decirle, lo que deseaba que pasase, lo que deseaba de ella ¡Lo que la deseaba!
- Quería saber si te has planteado mi propuesta -dijo Joe sin dar más rodeos.
¡Hablaba en serio! ¡La quería como su amante! (tu name) no sabía si ofenderse por la proposición, otra vez, o alegrarse de que aún la deseara. Su cuerpo optó por alegrarse sin consultarle primero. No deseaba meterse en su cama, sino en su corazón. Pero eso no sería posible. Había sido muy duro estar sin él. Pero no estaba segura de que estar con él en esos términos no lo fuese a ser más.
No podía decidirse a darle una respuesta y menos cuando la estaba mirando con esa cara inescrutable. Parecía no tener ninguna emoción hacía ella ¿Cómo podía plantearse mantener una relación con alguien a quien le importaba un rábano qué fuese de ella? Daba igual que solo fuese una relación sexual, para ella tenía que haber algún sentimiento. No iba a acabar bien parada si decía que sí
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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 11th 2010, 16:14

Nunca en su vida había conocido a un hombre tan despreciable, se dijo (tu name) furiosa. Admitía que lo amaba y que no podía estar sin él. Se había planteado convertirse en su amante todos los días desde que él lo insinuó. Pero escucharlo de sus propios labios con tanta frialdad hacía que cualquier esperanza de que pudiese ser algo más, desapareciese.

- Lo he pensado -admitió (tu name) con reservas.

Joe suspiró aliviado. Había contenido el aliento desde que confesase sus intenciones hacía ella, temeroso de que lo echase de allí de una patada. Por una parte estaba furioso por corroborar que ella pudiese aceptar tal degradación, la cual jamás se le habría planteado discutir con su buena amiga. Pero la parte de felicidad por tenerla de nuevo entre sus brazos fue mayor.

Pero no había dicho que sí, solo se lo había pensado. Tenía que decirle que sí. O sería capaz de secuestrarla y no dejarla salir nunca de su cama. En el estado en el que estaba sería capaz de cualquier cosa.

- ¿Y qué has decidido? -preguntó Joe serio. Se recordó que debía respirar mientras esperaba impaciente la respuesta.

No sabía qué responder. Hasta un segundo antes de verlo la respuesta era "no". Pero en el mismo instante en el que lo vio su decisión se tambaleó. Ya lo había perdido. Si no funcionaba no perdería nada. Salvo su integridad, orgullo, autoestima,... además, de estar segura de que le haría daño.

- Dependerá de los términos -respondió con la misma frialdad que él.

¿Eso era un sí? Joe se vio a si mismo dando saltos de alegría en su mente. Exteriormente puso cara de disgusto. No tenía claro a que se refería, pero había posibilidades de que no hiciese falta secuestrarla.

- ¿Quieres un contrato o algo así? -bromeó Joe.

- Algo así -afirmó (tu name) desconcertándolo.

¿Qué tenía en mente esa malévola mujer? No tenía la menor intención de ceder a su chantaje. Era una manipuladora y lo sabía. No había nada que ella pudiese hacer para convencerlo.

Habría seguido maquinando en contra de ella, pero se quedó embobado con la suave piel que la bata dejó entrever al cruzar las piernas ¡Era perversa! Pero era aún más bella.

(tu name) no se iba a dejar pisotear por ese cretino. Aceptaba ser tan estúpida como para convertirse en su amante porque lo amaba pero no se dejaría humillar. Ya lo estaba haciendo bastante bien como para empeorarlo. Su concepto de si misma había descendido a grados inferiores del lodo, y no dejaría que él la hundiese más.

- No me voy a meter en tu cama sabiendo que me odias -explicó (tu name) intentando aguantar la oleada de dolor y reprimendas que vagaba en su interior.

- Ya te dije que no te odio -repuso Joe con avidez.

- Solo me desprecias -dijo ella y él no pudo corregirla ¡Lo sabía! se grito a si misma conteniendo las lágrimas. Era lo que siempre había temido, ser una mala persona y que él la odiase por ello. Se había esforzado tanto en creer que él tenía razón cuando le decía que era especial y única. Pero ya nadie lo pensaba. Todos sabían que no era más que una chica sin gracia a la sombra de lo que fingía ser. Intentó recomponerse y continuó segura de poder llegar a un trato- Me da igual cuales sean tus sentimientos -espetó mientras él la fulminaba con la mirada- pero no voy a soportar que me insultes ni trates mal.

- Yo nunca he hecho tal cosa -musito Joe intentando recordar cómo la había tratado esas últimas semanas.

- Lo has hecho -afirmó ella con fingida tranquilidad- Si tú quieres mi cuerpo, yo quiero mi dignidad.

- Hablemos entonces de tus términos.

No podía creerse que se le estuviese vendiendo en un contrato hablado. Era lo que él quería, pero le sorprendía que aceptase. Era aún más frívola que su madre. Seguramente querría que le hiciese regalos, toda su atención y que la siguiese como el perrito faldero que siempre fue. Si ella aceptaba volver a su cama, él aceptaría todas sus condiciones. Pero no dejaría que ella lo viese tan dispuesto a ceder.

(tu name) nunca se había sentido más humillada en toda su vida. Se dijo que lo hacía para recuperarlo, que estando cerca de él podría reconquistarlo, al menos, como amigos. Pero nada la convencía de que lo que estaba haciendo era lo más deshonroso que había hecho en su vida. Y lo peor era que, para él, parecía que le estaba haciendo un favor invitándola a su cama. No sabía por qué la buscaba a ella y no a otra cualquiera. Seguramente pensaba que ella era la única ¡imbécil que aceptaría semejante trato. Pero lo haría solo si él aceptaba tratarla con respeto.

- Yo no soy Taylor-aclaró (tu name) irritada por los recuerdos- No vas a tener la puerta abierta a mi dormitorio siempre que tú quieras.

- La propuesta es precisamente esa -protestó furioso. La quería tener siempre que él quisiese. No quería tener que hacer méritos para poder poseerla. Ella quería tenerlo a sus pies y no lo iba a permitir.

- No. La propuesta es, y vamos a ser claros, que me convierta en tu amante -afirmó ella levantándose y caminando frente a él- Pero hasta una amante tiene sus principios.

- ¿Y cuales son los tuyos? -preguntó airado pensando que ella pudiese ser la amante de otros hombres ¿Habría tenido esa conversación con otros? ¿Con el dueño de ese departamento?

- Volverás a tratarme como antes -ordenó la rubia cruzándose de brazos tajantemente.

- No he dejado de hacerlo. Nadie ha notado nada diferente entre nosotros hasta que tú te has desaparecido -explicó Joe confuso.

- No solo frente a los demás. Me tratarás con dulzura y respeto, siempre -concluyó esperando la aceptación.

- ¿Tengo que ser un hipócrita que te pone buena cara aunque este enfadado? -preguntó crítico.

- No. Tienes que volver a tratarme como a un ser humano y no un desecho. Puedes enfadarte cuanto quieras siempre que discutas conmigo de una forma civilizada y no me insultes sin fundamentos -informó (tu name).

- Me parece justo -aceptó él algo más relajado- ¿Algo más?

- Nadie puede conocer nuestro trato -respondió (tu name) autoritaria.

Dudaba de que fuese para preservar su buen nombre, ya que ella misma se encargaba de echarlo por tierra siempre que tenía oportunidad. Seguramente no quería que sus otros amantes se enterasen. Y eso lo ponía más furioso. Si ella tenía sus exigencias él también las tenía.

(tu name) se alarmó al verlo levantarse furioso y plantarse frente a ella con el rostro sombrío.

- Como te he dicho, yo no soy Taylor-dijo antes de que él pudiese gritarle nada- No quiero exhibirte como un trofeo. Mi intimidad es solo asunto mío. No tiene por qué enterarse todo el mundo -explicó (tu name) viendo como se relajaba la expresión en el rostro de Joe.

- De acuerdo. Yo tengo otra condición -afirmó él serio.

- ¿Cual? -preguntó alarmada y sorprendida.

- No habrá ningún otro hombre -ordenó posesivamente Joe reprimiendo el deseo de abrazarla.

- Solo si no hay ninguna otra mujer -repuso ella más relajada. Sería una relación exclusiva. Podía respirar aliviada.

Si pudiese estar con otra mujer no estaría tan desesperado como para ir a rogarle que volviese a su cama. Ese era el problema que no podía estar con otra que no fuese ella. Pero no se lo diría.

- Si no hay otro remedio -dijo Joe con fingido pesar- ¿Tenemos un trato?

- No. Aún queda algo -aclaró ella- No solo será sexo. Volveré a estar con el grupo y haremos cosas juntos como antes.

- Vale. Yo también tengo otra condición. Dos en realidad -se corrigió sonriendo malévolamente.

- Adelante ¡Suéltalo! -le pidió (tu name) con fingida tranquilidad.

- La primera es que no pasaremos más de dos noches separados -informó él mientras observaba atentamente la expresión de ella.

- De acuerdo -aceptó (tu name). Si fuese por ella ni cinco minutos.

- Y la otra... -dudó unos segundos y continuó- Da igual si estamos enfadados o no, el lugar donde estemos o quien esté delante, tengo derecho a un beso por día.

¿Solo uno? Ella había pensado en ciento, miles... No le gustaba como pensaba ese hombre. Cada vez estaba más segura de que esa relación iba a ser una tortura parar ella.

- Quiero decir -intentó aclarar Joe al ver la cara de sorpresa de ella- que tengo una especie de carta bajo la manga. A parte de los besos que nos podamos dar voluntariamente y por mutuo deseo, yo puedo pedirte un beso aunque tú no quieras.

- ¿Un beso contra mi voluntad? -preguntó intentando comprenderlo.

- Estoy seguro de que no vamos a estar muy amistosos todos los días. Así me aseguro de tener al menos un beso como yo lo desee -explicó él deseando finalizar el trato.

- Ya veo- pudo decir (tu name). Ella estaba de acuerdo en eso.

- Entonces ¿hay trato? -preguntó ansioso.

- Sí hay trato -le confirmó (tu name) con media sonrisa.

Ninguno de los dos supo como sellar el pacto. El ambiente se puso tenso, sus miradas recorrían una y otra vez el cuerpo del otro, y ambos notaron como se les secaba la boca, el corazón les latía más rápido y una extraña molestia inundaba su estomago. Pero no había dolor en todo aquello, solo era nuevo y desconcertante. No había con otra persona con la que les pasase eso. Cada uno contemplaba la visión del protagonista de sus fantasías de las últimas desesperadas semanas. Al fin, nada se interpondría entre ellos. Podrían dar rienda suelta a su deseo. Capítulo 40

Con un movimiento casi imperceptible, comenzaron a acercarse buscando el contacto con el otro. Las ganas de besar y acariciar al objeto de deseo, era superior a cualquier lógica. No importaban los reproches que cada uno tuviese sobre el otro. Si eran justificados o no. La naturaleza del desprecio de cada quien por el otro. Lo único importante era la urgencia de sus cuerpos por unirse. Ambos parecían aceptarlo e intentar calmar el fuego entre ellos.

El contacto era inminente. Sus labios casi se rozaban cuando un pequeño quejido los saco de su ensimismamiento. Se miraron algo aturdidos y volvieron a escuchar el mismo ruido. Esta vez lo distinguieron como un ladrido. (tu name) se agachó y cogió en brazos a su pequeña perrita, dándole gracias en silencio por su interrupción. No debía dejarse llevar. Tenía que controlar aquello o sería su perdición. Él no perdía nada con ese acuerdo, pero ella podía perderlo todo. Lo amaba y sabía lo mucho que podría sufrir si dejaba que él la utilizase como estaba claro que pensaba hacer.

Se recordó que el objetivo del trato era hacer que se rehiciese un lazo de cariño entre ambos. La cercanía y el tiempo juntos a la fuerza tendría que hacerlo. Le recordaría a Joe lo bien que estaban juntos, y haría que él desease volver a ser su amigo. Tenía claro que eso era lo que quería lograr.
Sabía que al principio tendría que luchar contra la lujuria, de ambos. Pero tenía clara su meta. Lo hacía todo para recuperar a su amigo.
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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 11th 2010, 16:16

Joe quiso jugar a fútbol con esa pequeña bola de pelo cuando los interrumpió. Estaba tan cerca de tenerla de nuevo... Pero era posible que aún fuese pronto, se dijo entre suspiros de frustración. Pero temía que si esperaba ella cambiase de opinión. No podía aplazarlo mucho. Esa no sería la noche, el ambiente era demasiado tosco y ella se veía cansada de verdad. Decidió que lo retrasaría hasta el día siguiente. Pero no podía aparecerse y reclamar su parte del trato, tenía que ser algo más sutil.
Recordó que al día siguiente los chicos habían quedado en casa de Kevin para hacer una barbacoa. Él no había aceptado ir porque se aburría en presencia de ellos. Sin (tu name) o Lincoln la compañía del resto era insoportablemente aburrida. Cumpliría su parte del trato y haría aparición pública con ella, para volver a hacer cosas juntos.

Maldijo a la mascota al ver que se llevaba su ansiado beso. Se quedo embelesado al verla sonreír y cuidar tan dulcemente al pequeño animal. Cuando lo soltó de nuevo para que este corretease por toda la sala, reaccionó.

- Mañana -consiguió decir Joe saliendo sus fantasías- he quedado con los chicos en casa de mi primo. Puedes venir y así acallas los rumores.

- ¿Cuales son los rumores? -preguntó curiosa.

- Unos dicen que te me declaraste y yo te rechacé -contuvo un gruñido al verla reírse.

- Veamos si adivino ¿Esa gran deducción fue de la mundialmente conocida por su intelecto, Taylor? -se burló (tu name) riendo.

- Y la mayoría de las chicas. Los chicos creen que... -no continuó y la devoró con la mirada.

- ¿Qué? -quiso saber (tu name) impaciente. Sabía que lo chicos la consideraban como una especia de estrella televisiva desde que dejó de ocultarse. Tenía curiosidad por saber que habrían pensado.

- Que te buscaste amigos o un novio más cool y te hartaste de mí -confesó furioso por la idea.

- Siempre los he tenido y nunca le he dado la espalda a nadie -afirmó ella seria.

- ¿Vendrás entonces? -le pidió Joe sorprendido por la ansiedad que le provocaba el que pudiese negarse.

- Claro. Dime hora y allí estaré -anunció muy sonriente, despejando todos sus temores.

- Vendré a recogerte sobre las diez. Abrígate la casa de Kevin no es como la mansión de Lincoln. Es probable que la carne se nos congele en vez de hacerse -bromeó irritado al recodarla en la fiesta de su amigo. No conseguía quitarse la imagen de su perfecto cuerpo envuelto en esa prendo minúscula, y a todos los hombres babeando por ella.

- ¿Lincoln no irá? -vio como Joe se encogió de hombros- Lo llamaré para que venga. Avisa de que cuenten con dos más. Es incapaz de separarse de Miley más de cinco minutos.

- Sí -aprobó Joe con una mueca- Creo que ya lo atraparon.

- Pobre de mi Mai. Es ella la que está secuestrada -bromeó risueña, provocando un sentimiento de ternura en Joe- No puede ni venirse de compras conmigo sin que él la llame cada dos segundos para ver que está bien, preguntarle si le echa de menos o para recordarle lo mucho que la ama ¡Dios! ¡Es agobiante! Por suerte ella tiene más paciencia que yo. No mucha, pero más que yo.

- Por suerte para ti no tienes que aguantar a ningún hombre pendiente de tu bienestar -replicó irritado
¿Si no quería sus atenciones para que había aceptado el trato? Se supone que lo que deseaba de él era que la consintiese, y ahora decía que no soportaba que estuviesen pendientes de ella. Sabía que la antigua (tu name) no soportaba a las parejas empalagosas. Pero esa no era ella, se dijo furioso.

Su amiga nunca había existido. Seguramente estaría haciendo de nuevo un papel y lo que quería era que él la buscase y diese cuanto quisiese sin parecer que lo pedía ella. Si quería que fingiese que sus atenciones le salían de puro deseo de complacerla, lo haría. A cambio se encargaría de que ella lo complaciese a él después.

(tu name) se recriminó por haber hablado de ese tema. Era verdad que no soportaba que los hombres o mujeres agobiasen tanto a sus parejas. Pero si deseaba volver a tener cerca suya a su amigo no era la manera diciéndole que no soportaba que estuviesen pendientes de ella. Sabía que en el estado en el que estaba su relación lo último que obtendría de él es exceso de atenciones. Era mejor que aceptase la cita y cambiase rápido de conversación.

El ambiente era muy tenso y Joe vio como se le escapa un lánguido bostezo a ella. Así que se acercó a la puerta lentamente haciendo clara su intención de irse. (tu name) la aceptó y sonrió como despedida. Esperó a que él dijese algo para dar por concluida la visita.

- Nos vemos mañana. Vendré por ti, no te retrases -le sugirió Joe con una tímida sonrisa. No quería irse. Sabía que tenía que hacerlo pero no lo deseaba.

- Yo nunca me retraso. Estaré más que lista cuando llegues -le informo ella desbastándolo con una sonrisa- Además, tengo que levantarme temprano, tengo algunas cosas que hacer.

- Bien. Entonces... -la partida era inminente y a Joe no le quedó de otra que despedirse- Adiós. Hasta mañana.

-Adiós -repitió (tu name) a la puerta vacía, triste y sorprendida por lo rápido que se había marchado.
Caminó aprisa por los pasillos deseando golpear algo. Había conseguido lo que quería ¿no? Ella había aceptado meterse en su cama de nuevo. No tenía que impacientarse. La tendría al día siguiente. Podía aguantar un día.

No, no podía aguantar, afirmó mientras corría de nuevo al departamento de (tu name). Llamó desesperadamente como si hiciese años que no la veía. Cada segundo que tardaba en abrir le parecían horas ¿Cómo podía tardar tanto en abrir esa maldita puerta? Apoyado en el marco y frotándose impaciente la nuca, esperó que abriese.

A (tu name) le sorprendió escuchar de nuevo que llamasen a su puerta. No podía ser él ¿Se habría dejado algo? No recordaba que trajese nada. Miró a su alrededor pero no vio nada. A toda prisa abrió la puerta y se lo encontró frente a ella. No parecía el déspota que la miraba por encima del hombro ni tampoco el extraño que tanto la desconcertaba por sus conductas impredecibles. Se veía ansioso, inseguro y algo vulnerable. Era el Joe que ella conocía. Y no pudo más que sonreír.

Joe intento tragar el nudo que se formó en su garganta cuando la volvió a ver tan despampanante como para no cansarse de mirarla nunca. Se recordó que tenía que decir algo y respiró hondo.

- Según el trato tengo derecho a un beso por día -le recordó Joe con una sonrisa devastadora.

- ¡Oh! -susurró ella parpadeando algo confundida. Notaba como el corazón se le aceleraba. Y el que él quisiese besarla, no ayudaba en nada a que sus emociones se relajasen.

Joe observó maravillado la perfección de su rostro. Su sonrosada boca entreabierta y sus enormes ojos abiertos como platos por la sorpresa. Era la imagen más tierna que nunca había tenido de ella ¿Cómo podía ser tan sexy y tierna a la vez?

(tu name) exigió a las mariposas de su estómago que se estuviesen quietas e intentó enlazar varias palabras en una frase coherente.

- Yo... ¡ahm! Pues... -no consiguió su objetivo de decir algo comprensible.

Joe sonrió con seductora malicia y la rodeó por la cintura mientras que su otra mano se hundía en su cabello, cubriéndole la nuca. Se acercó a su rostro sin dejar de mirarle los labios, con la misma sonrisa, seguro de su poder devastador. Rozó con su nariz la mejilla de ella, preparándola para el contacto, creando una intimidad excitante y sensual. Se retraso unos segundos en dar el beso, para después devorarla con hambrienta pasión.

Ella tenía claro que era incapaz de pensar y con cada suave toque de su lengua lo tenía aún más claro. Disfrutó ese bendito beso hasta su odiado final. Por unos segundos fue incapaz de abrir los ojos y volver a la realidad. Nadie en su vida la había besado así. Nada podía compararse a lo que sentía cuando él la tocaba. Cualquier encuentro de cualquier tipo que pudiese haber tenido antes, se convertía en un chiste comparado con el cosquilleo que dejaba cada huella sobre su piel, la facilidad con la que le hacía estremecerse, el paraíso que encontraba en su contacto y el arrebatador deseo por repetir cada sensación obtenida de cada caricia.

Verla allí frente a él, con los labios hinchados del beso, las mejillas sonrosadas y sus preciosos ojos cerrados como si aún saborease el beso, era demasiado para su autocontrol. Se exigió salir rápido de allí, porque sabía que sino no lo haría nunca. Le dio un fugaz beso en los labios como despedida y con un simple "adiós" se marchó de nuevo.

Ese beso impidió que (tu name) volviese a recuperar la cordura cuando estaba apunto de conseguirlo. Respiró hondo y se tranquilizó para solo poder encontrarse con un pasillo vacío, cuando al fin abrió los ojos. Cerró la puerta y se apoyó en ella. El amor le hacía patéticamente vulnerable. Pero que rico se sentía. Capitulo 41

A la hora prevista Joe fue a recogerla. Había pasado la noche calculando cuanto de cerca era recomendable que estuviese de ella. La noche anterior se había sobrepasado y ni siquiera habían llegado a la cama. Era algo físico, se recordó Joe haciendo un esfuerzo por creérselo. No debía tratarla como a una novia o una amiga especial. No lo era. Solo tenían en común el sexo. Y si tenía que actuar frente a todos, era para conseguirlo. No lo hacía porque echase de menos a su amiga. Para él sería un sacrificio para conseguir su objetivo. Pero un cuerpo como ese, bien merecía la pena. Solo tendría que soportar un almuerzo aburrido con los chicos y después podría estar toda la noche con ella.

Al llegar ella ya estaba lista y como le había pedido, iba muy abrigada. Llevaba unos vaqueros ajustados que Joe pensó que moriría de placer cuando se los quitase, unas botas altas blancas a juego con el abrigo de piel, un gorro que solo dejaba al descubierto su cara y dos hileras de tirabuzones, y una blusa entallada apenas perceptible por la gran bufanda que la tapaba casi por completo. Daba igual qué o cuanta ropa llevase siempre se veía bellísima. Pero que ¡imbécil había sido de no darse cuenta antes. Siempre se lo reprocharía. Al igual que el dejarse engañar por una mujer. Se había jurado que no lo haría.

Cuando volvió a vivir con su padre prometió no dejarse enredar por ninguna mujer como su madre. Había conseguido librarse de ella y no necesitaba a otra parecida. Pero (tu name) era igual, bella y superficial. Lo manipulaba para que pensase que lo quería cuando lo único que deseaba era un payaso a su lado que saltase cada vez que ella se lo pidiese. Pero él no lo haría.

(tu name) intentó asimilar que tenía algo parecido a una cita con Joe. No lo consiguió. Si había sido duro tenerlo lejos, en ese momento era aún más incómodo y desconcertante ir frente a todos como si fuesen los amigos de siempre cuando ambos sabían que no era así. Tenía claro que él solo la llevaba para cumplir su parte del trato y así obtener sus favores. Pero aprovecharía el día, le recordaría lo que era pasar tiempo juntos, como amigos.

Fueron los primeros en llegar. Poco después, llegaron los chicos. A continuación Lincoln y Miley. Y por último las chicas con mil excusas por su tardanza. Los hombres se reunieron alrededor de la parrilla y las animadoras cotorreaban a la par que servían algunas bebidas. (tu name) se alejó de ambos grupos una vez explicado que su desaparición se debía a un nuevo trabajo y mudanza, y se sentó junto a su pareja de amigos.

Joe los observaba desde la distancia. Ella se veía preciosa cuando se reía, pensó extasiado, ignorando lo que su primo le estaba contando. Era evidente que las chicas habían hecho complot en contra del pobre Lincoln y se estaban riendo a su costa. Le gustaría poder estar allí. Pero no debía hacerlo. Se había prometido mantener las distancias con ella. No caería en su telaraña. Solo hablaría con ella lo justo y necesario. Solo cuando ella se lo pidiese. Había decidido que acabasen los conflictos, así que haría todo lo posible para no enfadarla de nuevo. Pero no se dejaría engañar. Ella era una víbora y él lo sabía.
Inmerso en la visión más bella que sus ojos nunca antes habían tenido el placer de admirar con tanta devoción, no se percató de que Taylor se le había acercado. Le acarició suavemente el brazo haciéndolo bajar de nuevo a la realidad. Le entregó una cerveza y este se lo agradeció. Y continuó mirando a su preciosa y secreta amante. Como deseaba el momento en el que se hiciese un hecho. Pero tendría que esperar unas horas aún.

Taylor se dio cuenta del ensimismamiento de Joe y la dirección en la que miraba. Ya todo el mundo llevaba tiempo hablando de que se miraban de una forma diferente, aunque nadie le dio mayor importancia. Pero ella sabía que sí la tenía. Sabía que Joe era un don Juan y el afecto que le tenía a (tu name). Si unía ambas cosas el resultado no le gustaba.

- Que bien que haya vuelto (tu name) -dijo Taylor intentando, sin éxito, parecer sincera. Joe desvió la mirada para ver a la morocha (Tay es morocha chicas xD) a los ojos y soltar una sincera carcajada.

- Estoy seguro de que si te hubieses enterado antes de que venía le habrías hecho una fiesta de bienvenida -repuso Joe en tono sarcástico.

- No somos amigas pero creo que tampoco enemigas. No le deseo ningún mal -protestó la chica verdaderamente ofendida.

- Me alegro de que no la consideres tu enemiga porque acabarías perdiendo la guerra contra ella -comentó él con un tono casi imperceptible de desprecio y orgullo a la vez por la bella rubia (tu).

- Ni ella es tan inteligente ni yo tan tonta ¿sabes? –replicó Taylor irritada.

- No lo decía por eso. Ella tiene bastante más maldad que tú -le explicó fulminando en la distancia a (tu name)- Si ella quisiese hacerte daño, tiene más armas que tú para hacerlo.

- Pareces enfadado ¿Se han peleado? -preguntó la morocha esperanzada.

- ¡No! Solo decía -concluyó Joe recapacitando en el error que había cometido casi descubriéndose frente a Taylor.

La conversación con Taylor continuó tan aburrida como era de esperar, pero el interés por seguir escuchándola fue mínimo cuando vio a su primo sentarse junto a (tu name). Observó complacido la cara de desprecio que le puso ésta, y como sus amigos se reían tras la marcha apresurada de su primo. Imaginó que ella lo había espantado ¿Se suponía que él debía hacer lo mismo con Taylor? No estaba haciendo nada malo. Además, ellos no eran pareja. Mantendría su acuerdo de exclusividad, ya que no tenía ningún interés por ninguna otra mujer. Pero no se debían explicaciones.

Sus propias palabras se volvieron en su contra al verla acercarse a la mesa donde estaban las bebidas. Todos los chicos la rodearon y comenzaron a charlar animadamente. Ella los sonreía y contestaba a todos los comentarios. Quiso matarlos a todos y encerrarla a ella en un lugar donde nadie la pudiese ver nunca. Caminó a toda prisa hacía ellos y se unió al grupo haciéndose un hueco al lado de (tu name) de un empujón.

- Hola -saludó Joe marcando territorio, colocándole el brazo por encima de los hombros a (tu name). Todos captaron la indirecta y se fueron- ¿Qué haces? -le preguntó irritado.

- He venido por algo de beber. Esperaba a que una cerveza viniese mágicamente hasta mí, pero viendo que no pasaba, me he tenido que levantar -bromeó (tu name) risueña.

Joe ignoró tanto el chiste como a ella y caminó, dándole la espalda, hacía Lincoln y Miley. Ella lo siguió, no porque desease hacerlo sino porque se dirigían al mismo sitio.
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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 11th 2010, 16:31

Él decidió que su idea de mantenerse lejos no era conveniente cuando había tantos buitres cerca. Así que se quedaría con ella. Aunque no le gustase la idea de compartir tanto tiempo con ella.
(tu name) supo desde el mismo momento en el que vio a todos los chicos cerca de la mesa donde estaban las bebidas, que era el momento perfecto de ir por algo para tomar. Si Joe pensaba que se iba a librar de ella tan fácilmente, estaba equivocado. Sabía que era un posesivo y un celoso. Siempre lo había sido, incluso, de pequeños cuando su papá lo fastidiaba diciendo que ella quería más a su padre que a él. Joe se había puesto a llorar desconsoladamente hasta que (tu name) le había dicho que no era cierto, que él era la persona a la que más quería en el mundo. Ese era su punto débil y lo pensaba explotar.

No entendía como había podido olvidar todo lo que habían vivido juntos. Eran demasiados recuerdos para desechar por un error. Ni ella, que se consideraba la peor persona sobre la tierra, creía que se mereciese el trato que le estaba dando. La trataba como a una desconocida con la que compartió una noche loca y quería repetir la experiencia sin ataduras. Pero si él pensaba que era una manipuladora, podía estar seguro de que lo sería. Convertiría su gran plan de sexo sin compromiso en su perdición. Volvería a tratarla como se merecía o se alejaría de el para siempre, pero no lo dejaría aprovecharse de ella. Nunca.

A Joe le costaba mucho esfuerzo mantenerse al margen de las bromas y fingir desinterés. No quería que ella supiese que estaba disfrutando de la conversación. Así que se mantendría como un espectador, mientras las pequeñas arpías se divertían a costa de las anécdotas de Lincoln.

- ¡Oh, vamos, Mai! No te rías del pobre Linc -ordenó risueña (tu name)- Ya ha dicho que estaba borracho. Y nosotras hemos hecho cosas peores en ese estado.

- Nunca me he desnudado en una clase a primera hora de la mañana -replicó Miley recordando la historia contada por su novio.

- ¡Ya! Porque nuestras borracheras solían acabar a eso de las diez -le recordó la rubia con una sonrisa maliciosa.

- Que peligrosas tenían que haber sido ustedes juntas -afirmó Lincoln examinando la sonrisa pícara de ambas.

- Es una pena que ya no podamos. Cuando éramos bailarinas, después del show nos íbamos de fiesta. Pero ahora yo tengo que quedarme a recoger la barra y (tu name) es la última en irse -explicó la chica añorando los viejos tiempos.

- Hablas demasiado en pasado. Y tengo toda la intención de no dejar de divertirme simplemente porque a ustedes se les haya dado por ser formalitos -protestó (tu name) con el ceño fruncido haciéndole un mohín a su amiga.

- Claro que puedes contar conmigo. Siempre que no acabemos como en la fiesta del Vodka -replicó Miley, estallando ambas en carcajadas.

- ¡Quiero saber qué pasó! -rogó Lincoln con una gran sonrisa.

- Nada. Solo que tu novia quería irse a vivir a una maquina de tabaco -comentó (tu name) sin poder parar de reír.

- No lo entendí, pero estoy ansioso por escuchar la historia -afirmó el rubio divertido.

- Pues aquí mi amiga, que con la borrachera se me perdió, y cuando me la encontré estaba frente a una maquina de tabaco dándole desesperadamente a los botones y pidiendo que le abriesen que quería subir a acostarse -contó (tu name) llorando de la risa. Joe no supo cómo consiguió no soltar una carcajada. Pero la aguantó.

- ¡Aich! ¡Cállate! -le tiró unas patatas a la cabeza mientras también se reía con el recuerdo- Yo solo confundí los botones con los de un portero automático, no me dio como a otras -recalcó la palabra pronunciando cada sílaba para que supiese que se refería a ella- por montarme en un árbol y quedarme dormida allí.

- ¿Qué? -preguntó Lincoln sorprendido.

- Como lo oyes. Se subió a un árbol y se quedó dormida. No sé como no se cayó y se mató -protestó Miley, con una mirada de reproche.

- De pequeña la hacía mucho. Cada vez que no la encontrábamos por ninguna parte, estaba sobre algún árbol cercano -explicó Joe en un tono tierno por los recuerdos.

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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 11th 2010, 16:37

- Pero ¿a qué no llevaba minifalda y tacón de aguja? -le aseguró Miley.

- ¡No! -se dio por vencido en la batalla y soltó una carcajada. Imaginársela con ese atuendo subiéndose en un árbol, era una locura que solo ella podía hacer.

- Tú lo que tienes es envidia porque ni con ropa deportiva eres capaz de subir -se burló (tu name) de Miley sacándole la lengua.

Joe se estaba divirtiendo, no lo quería admitir pero así era. Y (tu name) era la misma chica loca y divertida que él conocía. Se negaba a ceder tan rápido pero no quiso estropear la charla. Y aunque de vez en cuando conseguía volver a ponerse serio, su amiga contaba algo que lo hacía recaer. La echaba tanto de menos. Su risa. Sus locuras. Su compañía ¡A ella! Capitulo 42

La felicidad de (tu name) al ver como Joe se reía y compartía una tarde agradable entre amigos, se esfumó en cuanto se montaron en el coche. Una vez solos él había vuelto a su expresión indescifrable y respuestas toscas. Se había dado por vencida y no había vuelto a hablar, ni preguntar nada más. No soportaba la idea de que la tratase mal de nuevo, y prefirió evitarlo.

Por unas horas Joe había vuelto a ver a su compañera de travesuras, su amiga del alma, la única persona sobre la Tierra en quien había confiado. Y eso lo destrozó. Prefería pensar que su amiga no existía, a pensar que era esa niña superficial y egoísta. No, lo que en realidad no soportaba era que ella pudiese seguir siendo ese ser tan especial que él conocía. Cuando la consideraba única, era única en todo. Solo él la veía así. Pero esa radiante (tu name), lo era para todos. Todos podían verla. No soportaba que todos pudiesen tener acceso a algo que él consideraba solo suyo. Y la odiaba por ello.

En breve llegarían a su casa y no quería que ella notase lo furioso que estaba. Así que decidió hablar de algo. Calmarse un poco. Si seguía comportándose como un gruñón ella se desharía de él. Le había quedado más que claro que su puesto podría ser ocupado por cualquier otro. Estaba seguro de que la lista de espera para sustituirlo era enorme.

- ¿Hoy no trabajas? -preguntó al fin Joe, rompiendo el silencio.

(tu name) lo miró. Se extrañó que su tono fuese tan amable y relajado. Estaba claro que lo hacía por educación. Estaba tanteando el terreno para lo que sucedería después.

Se reprochó por lo que estaba apunto de hacer ¡Se iba a meter en la cama con alguien que la odiaba! Pero era Joe. Su Joe ¿Cómo podía odiarla? Por mucho tiempo que pasase no dejaría de preguntárselo. No entendía qué era lo que había descubierto en ella para que cambiase tanto. Ella nunca se había considerado una buena persona, aunque él se lo repitiese una y otra vez. Nunca había fingido serlo. Lo único que había ocultado era su físico, y por ende, su sensualidad. Pero nunca había fingido ser otra persona ¿Por qué la despreciaba?

- No -respondió (tu name) en tono suave y algo nerviosa- Hablé esta mañana con mi jefe. Como no he pedido nunca vacaciones, no le ha importado que me tome unas semanas. Con la condición de que esté de vuelta para la fiesta de Año Nuevo -explicó relajándose por minutos- Él estaba encantado. Ya que se asegura de que no le fallaré en fechas más importantes, y tendré más tiempo para preparar tranquila la gran fiesta.

- Entonces si que trabajarás -replicó Joe ceñudo- No me parece justo que te pida que organices nada cuando estás de vacaciones -protestó verdaderamente molesto. (tu name) sonrió feliz por su reacción.

- Eso cree él. En realidad, ya lo tengo todo organizado. Pero es bueno que piense que trabajo en mi tiempo libre, justifica mi desmesurado sueldo -comentó risueña, desbastándolo con su mejor sonrisa.

- ¿Tanto ganas? -preguntó Joe uniéndose a ella en su diversión.

- No sería justo ni lógico que me quejase. Me paga bastante bien -afirmó relajando la sonrisa a un simple gesto amable.

- Ya veo -dijo él dando por finalizada la conversación al llegar al edificio de apartamentos donde vivía ella.

Subieron en silencio y algo incómodos por lo que sabían iba a ocurrir. El nerviosismo no hacía que el deseo disminuyese. Joe estaba ansioso por estrecharla entre sus brazos. Y (tu name) se moría por el más mínimo contacto. Pero ambos consideraban ser los únicos en ese estado.
Joe temeroso de que ella se pudiese echar para atrás y rechazarlo, se mantuvo en un discreto segundo plano, mientras ella entraba, encendía las luces y daba a su perrita algo de comer y beber. Observó su nueva imagen, en su nuevo hogar. Y sintió ser un intruso en su nueva vida.

(tu name) se distrajo con cualquier cosa que impidiese fijarse en el ceño fruncido de él. No quería pensar en cuales nuevos reproches tendría que espetarle ahora. Una vez que se le terminaron las excusas, se paró frente a él. Era tan guapo que le costaba respirar si lo miraba por mucho tiempo. Le sonrió intentando disimular el nerviosismo y esperó a que dijese algo.

Tenía claro lo que iba a decir, hasta que ella sonrió y se le olvido hasta su nombre. Era la misma sonrisa de siempre, se recriminó Joe intentando controlar sus nervios. Y era la misma reacción que provocaba siempre, se contestó asumiendo que siempre lo descontrolaría con tanta facilidad.

- ¡Ahm! Parece que estuviésemos apunto de cometer un delito, en vez de... -trago saliva y se recordó que ella no era una novata en eso- ¡Oh, Dios! ¡Esto es absurdo! No podemos quedarnos quietos mirándonos esperando a que algo pase -protestó (tu name) con una sonrisa que Joe malinterpretó como serena.

- No sé qué se supone debemos hacer. Nunca me he encontrado con esta situación -replicó manteniendo su aspecto inamovible.

- ¿Crees que yo sí? -preguntó ella intentado no parecer ofendida.

- Quiero decir, que cuando me he acostado con alguna mujer suele haberle precedido un coqueteo -explicó Joe inexpresivo.

- Normal. Eso es lo lógico. Para acostarte con alguien tienes que desearlo y saber que eres correspondido -afirmó (tu name) mientras le daba la espalda para quitarse la ropa de abrigo. Quedándose solo con la blusa escotada.

- ¡Aja! -fue lo único que pudo decir al ver como sus tirabuzones caían sobre sus pechos enmarcando la cumbre de estos.

(tu name) decidió que si iba a hacer aquello, al menos, lo haría bien. Desde que él la descubrió y ella admitió sus sentimientos, había estado tan ocupada auto-compadeciéndose, que había olvidado lo divertido que podía ser el sexo. Y con Joe era mucho más que eso ¿Por qué no iba a disfrutarlo? Quería que él la apreciase por quien era, pero eso no ocurría. Tenían un trato. Y aunque ella quería aprovecharlo para recuperarlo, de todas formas tenía que acostarse con él. Para qué fingir que era algo desagradable si lo estaba deseando. Pero si iban a tener una relación íntima sería bajo su control. Ya le había hecho bastante daño.

Se acercó a él lentamente con la sonrisa más provocativa que pudo esbozar. Comenzó a quitarle el abrigo suavemente, sin tocar ninguna parte de su piel. Lo que hacía que él desease aún más el contacto.

- Aquí hace calor. Quítate el abrigo -comentó (tu name) mientras se lo quitaba por completo y lo echaba sobre una silla, para regresar rápidamente frente a él. A escasos centímetros de sus labios, observó como él se la comía con la mirada- Vamos a mi dormitorio, porque creo que si me acerco más a ti, nunca llegaremos a la cama.

Él estaba seguro de ello. Desde que se le acercó irradiando sensualidad por cada poro de su piel, en lo único que había pensado era en desnudarla allí mismo y hacerla suya. Se maldijo por tener tan poco autocontrol y ser tan obvio ante ella. Pero no pudo evitar seguir a las curvas insinuantes que se contoneaban ante él hasta el dormitorio.

(tu name) se quitó las botas y se sentó en la cama risueña y sensual. Ladeó la cabeza levemente para observar al crispado chico en la puerta y se rió. Él estaba tan nervioso como ella y la deseaba de igual forma. Pero ella disimulaba mucho mejor.

Así que ella quería jugar. Había conocido a demasiadas mujeres para saber que ella había tomado el control de la situación. Pero él nunca lo permitía. Siempre era él el que hacía que su acompañante sexual se muriese de deseo. Y no iba a ser ella la primera en hacer que su deseo lo controlase a él. Ya lo había hecho con anterioridad. Pero nunca más.
Su seguridad en mantener su deseo a raya, se esfumó como si nunca hubiese existido al verla quitarse la blusa y quedarse en sujetador.

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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 11th 2010, 16:40

- Como te veo algo pasivo, pensé en echarte una mano -dijo (tu name) burlona tirándole la blusa a la cara.

Eso fue demasiado para el frágil dominio de Joe. Tiró la blusa a un lado, y con ella su propia camiseta, y se tiró en la cama sobre ella. La tendió de espaldas sobre el colchón, cubriéndola con su esbelto cuerpo. Arremetió contra su boca en un apasionado beso. La apretó fuertemente contra él, aferrándose a su cintura. Ella le devolvió el beso con la misma ansia, hundiendo sus dedos en su oscuro cabello. Una mano se desplazó de la pequeña cintura a un turgente pecho, masajeando el sonrosado pezón que lo coronaba. (tu name) se arqueó de deseo por el contacto, buscando desesperadamente su roce. Él aceptó lo que se le ofrecía y tras deshacerse del sostén, rodeó el duro pezón con sus labios. Jugó y se deleito con él y su gemelo. Bajo sus besos por la suave piel del plano vientre, pasando de largo los rizos dorados, hasta llegar a los muslos. Le quitó con lentitud los vaqueros y las pequeñas braguitas. Besó cada centímetro de piel, mordisqueando el interior de los muslos. Torturándola al no llegar nunca donde más lo deseaba.

- Joe... -musito (t name) desesperada mientras se revolvía sobre las sábanas.

Comprendió la plegaria. Dibujo suaves círculos con un dedo sobre los casi inexistentes rizos que escondían su feminidad. Separó los carnosos pliegues y lo introdujo con anhelo, tan profundo como le fue posible. Ella gimió y él se juró era el sonido más melodioso que había escuchado nunca. Acompañó la siguiente embestida con otro dedo más, haciendo que (tu name) sintiese que iba a estallar de desesperación. Cuando notó como su interior se contraía sobre sus dedos, Joe no fue capaz de controlarse más. Se separó con rapidez de ella, se deshizo de sus pantalones y calzoncillos, buscó en su cartera y miró a (tu name) enseñándole un preservativo. Ella asintió. Como él había imaginado ella ya no tomaba la píldora. Eso provocó una oleada involuntaria de felicidad. No había estado con ningún otro hombre desde él. O al menos, no con regularidad.

Se colocó la protección y volvió junto a ella. Le acarició con ternura el cabello y la besó. Era un beso dulce y profundo, trasmitiéndole todo lo que no era capaz de decirle con palabras. Se colocó sobre ella al notar como la coqueta mujer le acariciaba la pantorrilla con su pequeño pie. Separó más sus muslos y se acomodó entre ellos, teniendo plena accesibilidad a su sexo. (tu name) gimió al notar su dura erección contra la entrada de su ansioso centro de placer. Él se posicionó pero no la embistió. Ella alarmada por no notarlo allí donde quería lo miró. Eso era exactamente lo que él estaba buscando, encontrarse con sus enormes y preciosos ojos. Quería verla y que lo viese en el momento en el que entraba en ella.

Con inquietante suavidad fue entrando en ella. Torturándola con cada centímetro. Disfrutando del océano que mostraban sus apasionados ojos. La embistió con profundidad, como protesta, cuando ella cerró los ojos. Secuestró su cara entre las manos, obligándola a mirarlo. Con lánguido interés ella lo hizo, mordiéndose el labio, disfrutando de la invasión. Él buscó sus labios con desesperación y comenzó a moverse suavemente sobre ella. (tu name) ya estaba demasiado excitada para tanta represión. Lo rodeó por la cintura y lo invitó a que aligerase las embestidas. Y así lo hizo.

Joe intentaba mantener la cordura pero fue imposible seguir respirando cuando notó como ella lo apretaba como si lo quisiese engullir. Los espasmos de ella lo llevaron a él a acompañarla a un éxtasis poco conocido, pero infinitamente más placentero que cualquier otro.
Solo con ella podía sentir que volaba dejando atrás cualquier realidad. Solo con ella podía sentir tal grado de felicidad. Solo con ella podía sentir que encontraba su lugar en el mundo ¡Solo con ella! Capitulo 43
No había sido solo sexo para él. Había sido el encuentro con lo que siempre había buscado. Una revelación de lo que ya sabía. En ella estaba su hogar.

Se estremeció de miedo y se apartó rápidamente de ella. Dándole la espalda, fingió intentar dormir.

No podía necesitarla de aquel modo. Ella no debía ser nadie imprescindible en su vida. El único motivo por el que antes lo era, tenía una causa meramente amistosa. Sabía lo importante que era para él. Más que nadie en el mundo. Pero no tenía el poder de usar su cuerpo para torturarlo si no hacía lo que ella deseaba. Ahora sí. Se había vuelto un pelele más a las órdenes de una mujer.

¡Jamás! grito una voz en su cabeza, en protesta por esa afirmación. No se dejaría vencer. No sería el esclavo de nadie, como había sido su padre durante tantos años. No le permitiría utilizarlo a su antojo ¡Nunca!

(tu name) sintió que el corazón se le hacía pedazos cuando él se separó de ella, de una forma tan brusca, nada más terminar con la relación carnal. Se sintió como una prostituta. Sucia y humillada. Solo era un trozo de carne para él.

Habían pasado una tarde como amigos. Y a él no le había importado nada. Como si hubiese sido un espejismo, que solo ella vio.

Habían hecho el amor de una forma tierna y con más amor del que ella nunca se hubiese podido imaginar. Y él le dio la espalda como si no estuviese presente.

No era su amigo. Él que estaba a su lado no era el mismo que ella conocía y amaba ¿Quién había engañado a quién durante tantos años? No podía creerse que la tratase con tanto desprecio.

No eran amigos ni tampoco amantes. Para él solo era un desahogo. Pero si pretendía tal cosa se podía ir buscando a otra. Podría estar enamorada e incluso, desesperada por no perderlo. Pero nunca, jamás, se dejaría tratar de una forma tan denigrante.

Se levantó de la cama de un salto y tiró de la sábana. Se la envolvió alrededor del cuerpo, dejando a Joe desnudo sobre el colchón.

Él la miró sorprendido ¿Qué demonios estaba haciendo? La observó allí de pie, con el ceño fruncido y la sábana liada sobre su perfecto cuerpo ¡Era una diosa! Tan bella que era imposible no desearla.

Continuó mirándola embelesado mientras ella se colocaba las manos en las caderas, preparada para la batalla. Lo fulminó con la mirada, diciéndole sin palabras que se fuese preparando para lo que le iba a caer encima. Pero él hizo caso omiso a su advertencia y siguió admirándola.
No iba a dejar que nadie la humillase, se dijo (tu name) furiosa. No es que desease que la abrazase. Solía evitar esas señales de afecto tras un encuentro sexual. Pero no recordaba ni una sola vez en la que él no la hubiese abrazado mientras dormían juntos. En este caso era diferente. Y podía entender que él la tratase más como una amante a la que no quiere tratar con mucho afecto, que como una amiga a la que desea cuidar y proteger con sus amorosos brazos. Pero no de esa forma. No apartándose de ella como si tuviese la peste. No podía, ni quería entender que él la despreciase de una forma tan vil justo después de llegar juntos al puro éxtasis ¡No se lo perdonaría!

- Ya has conseguido lo que querías. Ahora ¡lárgate! -le ordenó furiosa (tu name).

- ¿Qué? -dijo perplejo, no estando seguro de lo que había escuchado.

- ¡Que te largues! ¡Que te esfumes! ¡Desaparezcas! ¡Te vayas! ¡Ya! -gritó perdiendo la poca paciencia que tenía.

- Pero... yo... -es lo único que pudo decir antes de que ella lo echase de la cama a empujones- ¡(tu name)! -la llamó agarrándola por los hombros- ¿qué te pasa? -preguntó confundido.

- ¿Que qué me pasa? ¿Que qué me pasa? -repitió rezando por encontrar algo punzante a su alcance.

- ¡Relájate! -le sugirió sentándola en la cama- Respira hondo y tranquilízate -le pidió él mientras la soltaba lentamente, esperando que no se le tirase encima para matarlo. La creía capaz. Sabía muy bien de lo que era capaz cuando tenía esa cara. La última vez que la vio así tenían once años y acababan de encontrarse con un grupo de niños que habían matado a un perro a golpes. Su ira fue tal que no midió las consecuencias y corrió tras ellos para golpearlos de la misma manera. Si él no la hubiese agarrado y calmado, solo Dios sabe lo que habría ocurrido.

Con los recuerdos del pasado, todo su cariño se arremolino alrededor de ella. Se sentó junto a ella y la abrazó con ternura. No sabía si ella se sentía mejor cuando lo hacía. Pero él se sentía en la gloria cuando la tenía entre sus brazos. La sentía segura, protegida, y solo cuando ella no corría peligro, él podía ser feliz.

(tu name) quería gritarle, reprocharle lo cruel y odioso que era. Pero estaba demasiado conmocionada por su repentino cambio de actitud ¡La iba a volver loca! ¡Que se decidiera de una vez! ¿Iba a ser un déspota y malvado mujeriego o su tierno y adorado amigo? ¡No podía ser ambas cosas! Iba a conseguir que le estallase la cabeza.

Joe notó como ella se relajaba entre sus brazos. Le acarició suavemente el cabello y la miró a la cara. Tenía el ceño fruncido, como si no entendiese sus propios pensamientos. La abrazo un poco más y le besó con ternura la sien. Dejaría que se serenase un poco más antes de preguntarle qué le pasaba.
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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 12th 2010, 12:01

Seguila! Seguila!
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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 12th 2010, 14:31

Al fin subes Hahahaha Hahahaha
Te amo, te amo, te amo
por subir muchos capitulos
ahora quiero mas, es maravillosa
tu novela

Siguela!!!!!111

xoxo
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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 12th 2010, 16:23

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaw al fin subes cap me encantaron..ash joe es un odioso es que no se da cuenta que estoy locamente enamorada de el ash....siguela pleaseeeeee
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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 19th 2010, 19:31

VOLVISTEEEE!!! Very Happy

GRACIASSSSSSSSSSSS!!
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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 25th 2010, 14:44

Citación :
SUIGUELA PLISS
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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeAbril 26th 2010, 15:52

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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 15th 2010, 15:16

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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:16

-¡Estás loco! -exclamó (tu name), tras recapacitarlo mucho.

Joe se sorprendió y se apartó confundido de ella ¿A qué venía ahora eso? No era él el que se había levantado como un energúmeno tirándola de la cama a empujones.
Lo había maltratado y encima se atrevía a insultarlo ¿Qué se creía? Se levantó de la cama de un salto y la contempló desde su nueva posición de superioridad, con el ceño fruncido. Si era una de sus tácticas para tenerlo como un perrito a sus pies, ¡estaba equivocada!

- No sé que demonios te hayas fumado, esnifado o tomado. Pero en tu vida me vuelvas a tratar como lo has hecho antes -ordenó finalmente (tu name), levantándose para enfrentarlo.

- ¿De qué hablas? -replicó Joe como si no fuese con él.

- Si estás acostumbrado a darle la espalda a tus conquistas después de obtener lo que quieres de ellas, me parece perfecto. Yo no tengo el más mínimo interés en dormir en tus brazos -mintió (tu name), agradeciendo sonar sincera- Pero que nunca más se te ocurra tratarme como un trozo de carne, al que después de serte útil lo desechas como si no valiese nada -protestó furiosa.

Joe la miró perplejo. No se había dado cuenta de que en su intento de no parecer dependiente de ella, la había apartado con brusquedad. Entendía que se hubiese enfadado con él por dicho trato. Pero ahora era él el ofendido ¿No quería estar entre sus brazos? ¡Perfecto! No volvería a tocarla. Al menos, de una forma tierna y protectora. Ya se estaba descubriendo como era en realidad. No necesitaba a nadie que le diese cariño. Era tan fría como su madre. Una mujer sin corazón, que lo utilizaba para satisfacer sus egoístas propósitos. Él no significaba nada para ella

- Solo quería dormir un poco -espetó Joe en un tono neutro.

- Pues en tu casa tienes una cama muy cómoda esperándote -replicó (tu name) irritada.

Su orgullo le decía que recogiese su ropa y se largase de allí. Su cuerpo le decía que la abrazase, la besase y le hiciese de nuevo el amor. Pero no le hizo caso a ninguno de los dos.

Se acercó lentamente, con pasos pesados y mirada fulminante. Le arrebató la sábana y se acostó tapándose con ella. No podía irse, porque sabía que si lo hacía nunca lo dejaría volver. Se juró que ese era el motivo y no que quisiese dormir con ella. El enfado solo se le pasaría si ella estaba cerca. Si había aprendido algo de ella con los años era que sus enfados eran una tormenta que no se calmaba con ninguna suplica ni explicación. Pero se les pasaban rápido. Volvería a sonreírle en cuanto se calmase un poco. Eso sí, estaba seguro de que se lo recordaría de por vida.
Estaba furiosa. Él muy ¡imbécil se había atrevido a ignorarla, meterse en la cama y taparse con su sábana dejándola desnuda en medio de la habitación ¡Desgraciado! No pensaba perdonarle por todo lo que le estaba haciendo. Si creía que se iba a salir con la suya, no podía ser más ingenuo. Pero no esa noche. Dormiría un poco y pensaría en la forma más adecuada de descuartizarlo sin que hubiese pruebas en su contra.

Rodeó la cama para acostarse en el lado opuesta al de él. Se acostó dándole la espalda con un gesto exagerado para que él notase que no lo quería cerca, y tiró de la sábana dejándolo sin su protección. Joe sonrió satisfecho. Estaba furiosa y probablemente estuviese imaginando formas de torturarlo, cada una más dolorosa que la anterior. Pero no era un enfado real. Cuando ella se enfadaba de verdad con él podía ver la decepción en sus ojos, la pena en sus palabras, y no permitía que estuviese en la misma habitación que ella. Solo la había visto una vez así, el día que le dijo que se iba de la ciudad para vivir con su madre. Desde ese día hasta que se marchó no dejó que la viese. Tardó un mes, después de instalarse, en que ella le contestase a una carta o una llamada. Para ello solo había tenido que llamarla diariamente mañana, tarde y noche, y rogarles a todos sus conocidos que le diesen sus recados. Pero ella había cedido finalmente y habían vuelto a entablar la misma íntima relación.

Sonrió con el recuerdo de la pequeña rubia de ojos turquesas llorosos porque él la dejaba. Recordó lo mucho que lo ayudó en los malos momentos aunque en la distancia ella no supiese qué le pasaba.

No pudo evitarlo, se giró la cogió por la cintura y le dio la vuelta hasta estrecharla contra su pecho. La apretó con toda la fuerza que le fue posible sin hacerle daño y hundió el rostro en su pelo.

(tu name) protestó y pataleó intentando quitárselo de encima. Pero notó su cuerpo tenso y un suave estremecimiento que lo recorría. Algo le pasaba. Se dijo que eso a ella no debía importarle. Pero le importaba. Cedería y le daría ese abrazo que él necesitaba. Pero después lo mataría por haberla tratado mal.

Ella se acurrucó sobre su pecho y él saboreó el contacto sintiéndose de nuevo en paz. Y abrazados, ambos conciliaron el sueño. Capítulo 44

El despertador de (tu name) lo despertó. Lo apagó y se estirazó. Notó un pequeño peso sobre su pecho y un dulce olor a moras. Se incorporó un poco y la vio acurrucada aún sobre su pecho, dormida y preciosa. Con el pelo extendido por su brazo y hombro, creando una maraña que le hacía cosquillas sobre la piel desnuda.

¡Desnuda! La miró de hito a hito ¡Era perfecta! Suave, bella y voluptuosa. Deseaba volver a hacerle el amor. Recordó la paz que sintió al poseerla, la felicidad que obtuvo tras adorar aquel maravilloso cuerpo. Quería repetirlo de nuevo.

Pero el miedo y el recuerdo de sus propias palabras regresaron para quedarse. "No dejaría que ninguna mujer lo utilizase a su antojo". No lo permitiría. Se recriminó por haber cedido y haber sido tan débil de haberla buscado para abrazarla, a pesar de que ella misma había afirmado no querer que lo hiciese. Era el peor de los peleles.

(Tu name) comenzó a despertarse y notó la calidez de la piel bajo su tacto. Sonrió al reconocer al dueño del cuerpo esbelto y duro al que estaba abrazada. Se estirazó suavemente y apartó su cabello para verle la cara. Estaba serio y la fulminaba con la mirada. Entonces recordó sus cambios de humor y todo lo sucedido la noche anterior. También que ella estaba enfadada. En ese momento no lo estaba, pero pensaba hacer tremendamente bien el papel. Si él tenía derecho a enfadarse con ella sin razón, ella debería hacerlo también ya que si tenía razones.

Tras levantarse de la forma más rápida que le fue posible, dejando caer una mirada despreciativa sobre él, caminó hacía el baño. Se paró en la puerta y sin girarse se dirigió a él en un tono de fingida tranquilidad.

- En el armario tiene que haber alguna playera tuya, por si quieres cambiarte antes de ir a clases -comentó (tuname) entrando en el baño.

Joe aceptó la sugerencia, aunque pensó que antes no le vendría mal una ducha. Abrió el armario y se encontró con una infinidad de vestidos, blusas, faldas y pantalones, de telas finas y cortes sensuales. Nunca había abierto un armario de ella. Lo normal era que ella estuviese en casa de él, no al revés. Pero cuando él iba a visitarla, solían estar en la puerta de su casa, sentados en la escalera jugando y peleando a una distancia prudente de las ojos indiscretos de su madre.

Tras haber memorizado cada prenda y habérsela imaginado con ellas, y a él quitándoselas, comenzó a buscar algo para ponerse. Encontró un cajón lleno con cosas de él. Ropa, recuerdos, regalos,.. Vio algo que no encajaba allí. Una camiseta que no era suya. Pero le era conocida. Era la misma camiseta que ella había dicho a Lincoln que se quedaría, el día que los había encontrado juntos en casa de este. Ahora entendía que un hombre como él se hubiese fijado en una mujer como ella. Lincoln si había visto lo bella y sensual que era. Pero no se había dejado engañar por ella. Cuando ella se cansó de él y le dio la patada, sin piedad, él no había lloriqueado. Lincoln conocía a las arpías como ella y no se la había tomado en serio. Cuando ella terminó con él...

Hizo cálculos del día en que eso pasó ¡La noche de la fiesta de disfraces! Se habían dado su primer beso cuando ella aún estaba con Lincoln ¿Lo sabría él? ¿Sería verdad que fue ella la que lo dejó a él? ¿O la habría dejado él al enterarse de lo que había hecho?

(Tu name) salió del baño y se quedó algo aturdida al ver como Joe miraba atónito una camiseta. Se acercó un poco, sin que él notase aún su cercanía, y la reconoció. La camiseta que Lincoln le había regalado ¿Qué nuevo delirio estaría maquinando su mal pensada cabecita? Se irritó al pensar en soportar un nuevo número de celos y de furia injustificada. Se acercó a él, llegando por su espalda, le quitó la camiseta y tras doblarla cuidadosamente, la guardó en otro cajón.

Él quería espetarle a la cara todo lo que pensaba de ella. Decirle que era una arpía sin sentimientos, que utilizaba a los hombres a su antojo y que él no sería uno de ellos. Le habrían encantado poder lograr decir todo eso. O cualquier otra cosa. Pero en cuanto la vio, envuelta en la blanca toalla, con el pelo mojado y salpicada de pequeñas gotitas por toda su piel desnuda, fue incapaz de soltar otra cosa que no fuese un gruñido. La observó por toda la habitación, moviéndose como si él no estuviese allí, preparando la ropa que se iba a poner. La muy perversa había elegido un conjunto de ropa interior de encaje negro.

Tras colocar todo sobre la cama se giró para mirarlo con una impaciente mirada.

- Ya puedes entrar en el baño. Por si quieres ducharte o adecentarte un poco -sugirió (tu name) empujándolo en esa dirección- Mientras yo me visto.

Él quería verla vestirse, y desvestirla después. Se dejó arrastrar al baño. Pero una vez llegados a la puerta, cuando ella se giró para regresar al cuarto, él la cogió por la cintura y la metió dentro con él.
- Vamos a ducharnos -afirmó Joe desvistiéndose.

- Yo ya me he duchado -aclaró (tu name) señalado su pelo mojado.

- Nadie te dijo que lo hiciese sola -dijo Joe como si hubiese aclarado cualquier duda con una gran explicación.

Tras desnudarse por completo, le quitó la toalla a ella, mientras que esta no dejaba de protestar. La cogió en brazos y la dejó bajo el chorro de agua, acorralándola para que no pudiese salir. Se enjabonó todo el cuerpo y se acercó al chorro de agua donde ella estaba para aclararse. La abrazó para que no se escapase mientras dejaba que el agua templada se llevase cualquier rastro de espuma de su bronceada piel.

Estaba sufriendo la mayor de las torturas. Deseaba rodearle la cintura con sus piernas y que él estuviese muy dentro de ella. Poder besar cada centímetro de aquella deliciosa piel. Pero él no parecía tenerla allí para hacerle el amor. La quería tener cerca para asegurarse de que no se escapaba. Como si fuese un objeto nuevo que había adquirido y quería verlo una y otra vez, hasta que la novedad pasase y el interés por la adquisición se evaporase.

Joe quería poseerla allí mismo. No entendía como se podía controlar. Pero no debía hacerlo. No sería bueno para su orgullo ceder de nuevo. Mentira. El único motivo por el que no la había empujado contra la pared y penetrado con ansia, era que se había olvidado los preservativos en el cuarto. Pero al menos podría disfrutar de su cuerpo y abrazarla con la excusa de retenerla.

Era patético, se dijo. Que fingiese no ser su perrito faldero no hacía menos verdad que se había convertido en él desde que la hizo suya la primera vez. Quizás antes. Puede que siempre lo hubiese sido. Pero con la excusa de que solo eran amigos, no le había importado. Para ella habría sido la relación perfecta. No tenía que dar nada y lo obtenía todo de él. Pero ahora tenía que sacrificarse y cederle su cuerpo ¡No le extrañaba que quisiese recuperarlo como amigo! Así se ahorraba el tener que meterse en su cama.

¿Estaba obligándola a acostarse con él? ¿A su (tu name)? Una voz le dijo que no era su (tu name), que solo era una fachada, puros engaños para atraparlo. Pero él tenía demasiados recuerdos para saber que eso no era verdad. Se protegía de ella, sabía que debía hacerlo sino quería necesitarla tanto que fuese incapaz de vivir sin ella. Pero ¿sería capaz de hacerlo a costa de ella? ¿Podría utilizarla para satisfacer su lujuria y así poder dejar a un lado su obsesión por ella, sin importarle lo que ella sintiese?

La soltó con brusquedad y salió de la ducha a toda prisa dejando a una (tu name) conmocionada y aturdida. Ya empezaba a acostumbrarse a ese estado ¡Que Dios le diese paciencia! Si ese cavernícola la despreciaba otra vez, haría picadillo de cretino con patatas.

Eso le recordó que tenía hambre. Y con sus habituales cambios de humor, que solo Joe comprendía, recogió la toalla. Entró en el cuarto ignorando al hombre allí presente y se vistió, como si nadie la viese. Escuchó un gemido cuando dejó caer la toalla. Un gruñido lo sucedió al colocarse la ropa interior. Y un sin fin de maldiciones se escucharon como fondo mientras ella se embutía unos vaqueros ajustados y una camisa ancha de la cual solo se puso dos botones. Tras ponerse unas botas de tacón del mismo ocre que su abrigo, escondió su melena mojada en un gorro de algodón. Y con prisa porque llegaban tarde a clases, se encaminó a la puerta.

No iba a perder su tiempo peleando con un orangután que ni sabía lo que quería. Desayunaría, iría a clases y después planearía su muerte. Lenta y dolorosa.

¿Y él se había planteado que le estaba haciendo daño? se reprochó Joe, corriendo tras la mujer que estaba apunto de dejarlo encerrado en su apartamento. Para hacerle daño a alguien primero debe tener corazón. Y esa pequeña víbora ni sabía lo que era eso. Se divertía torturándolo. Lo menos que podía hacer a cambio era obtener sus favores. No se iba a recriminar por no tratarla de las mejores formas ¡No se las merecía! Capítulo 45

(tu name) asistió a sus clases algo nerviosa, incapaz de concentrarse en nada en absoluto. Ya era un hecho ¡Eran amantes! ¿Cómo se debía comportar a partir de ahora? Eso era un misterio que no conseguía obtener respuesta. Habían compartido mayor intimidad de lo que nunca había conseguido con nadie. Sin embargo, se sentía más lejos de él que nunca. Se sentía como un barco a la deriva, dejándose llevar por los acontecimientos. Y no estaba acostumbrada a que eso pasase. Lo normal era que todo su mundo estuviese bajo control. Bajo su control. Pero ya nada lo estaba. Sus estúpidas emociones no la dejaban pensar con frialdad ¿Por qué se tendría que haber enamorado de él? Aunque seguramente siempre lo habría estado. Por eso era incapaz de tomarse en serio a ningún hombre. Por eso nunca se había enamorado antes. Ya lo estaba, ¡de él!

¡Maldito fuera! Su vida sería más fácil si él fuese uno más. Mucho más fácil, se dijo suspirando mientras caminaba por los pasillos hasta su última clase. En la puerta como todos los lunes a esa hora, la esperaba Lincoln para dar esa clase juntos. Al pasar junto a él, ni lo miró. Él hizo caso omiso del hecho y le cubrió los hombros con un brazo mientras se encaminaba a su asiento.

La clase comenzó y tras varios intentos por parte de Lincoln por entablar una conversación, (tu name) le pidió que se callase que deseaba atender a esa clase. Él era muy consciente de que eso no era cierto e insistió en darle charla.

- ¿Vas a contarme o vas a esperar a que me cuente él? -preguntó él muchacho, seguro de que sabría lo que ocurría antes de que acabase el día.

- No entiendo qué haces aquí -cambió de tema (tu name) sin inmutarse por la perspicacia de su amigo- ¿No tienes una empresa que dirigir?

- Sí y una novia a la que consentir. Pero tengo tiempo para todas -comentó con una sonrisa pícara.

- Reza para que no lo malinterprete y se lo diga a Mai o te quedarás sin tus apreciados testículos.

- ¡Uy, no! -replicó el joven tapándose la zona mencionada- Les he cogido mucho cariño con los años.
Y Mai también. No creo que haga nada en contra de ellos. No podríamos tener hijos, entonces.

- ¿Hijos? -repitió abriendo los ojos como platos- ¡Dime que cuando mencionas tal cosa Mai te pega! -ordenó (tu name) exigente.

- Sí, y no entiendo por qué -informó extrañado.

- Porque la he enseñado bien -contestó risueña mientras se levantaba al terminar la clase.

Miley y ella siempre habían sido de la opinión de que el amor no existe tal cual dicen los cuentos de hadas, solo la satisfacción de las necesidades, carnales o emocionales. Su amiga no tenía las ideas tan claras. Ella pensaba que el amor si existía, aunque fuese doloroso. Pero (tu name) siempre había opinado que si provocaba dolor, no merecía la pena sentir ese devastador sentimiento. Pero claro para ella había sido fácil. Había estado enamorada -aunque no lo supiese- de un hombre que la adoraba y le daría todo lo que le pidiese. Pero ahora que sabía que lo amaba y él la despreciaba, entendía que era doloroso e inevitable. Por mucho que quisiese dejar de amarlo y alejarse, no podía.
Lincoln vio la cara de pura tristeza de su amiga y la agarró suavemente por los brazos, haciendo que se parase frente a él. Espero unos segundos a que saliese de sus atormentados pensamientos. Viendo que no lo hacía, colocó con ternura una mano bajo su mentón y lo alzó hasta mirarla a los ojos.

- Preciosa cuéntame qué te pasa -le rogó su amigo preocupado.

- Nada -fue capaz de decir con una leve sonrisa.

- Él te quiere como antes. Es solo que esta confundido. No se esperaba que fueses tan... -no supo como justificarlo más, porque en realidad no lo entendía. Cada día estaba más convencido de que Joe se estaba volviendo loco. Si él hubiese compartido con alguien lo que ellos habían tenido, nunca habría destrozado tal milagro por, Dios sabe qué estupidez que le pasaba por la cabeza a ese cretino. Pero él no era nadie para juzgarlo.

- ¿Tan? ¿Tan qué? Si no le gusta como soy lo podría entender y aceptar. Lo que no soporto es que me desprecie y aún así me busque -comentó (tu name) alterada.

- ¿Qué quieres de él (tu name)? -preguntó intentando poner luz al asunto.

- ¡A él! ¡Lo quiero a él! -afirmó ella tragándose todo su dolor.

- Te conozco. Eres de las pocas personas que son tan claras y sinceras que es imposible no conocer si pones atención -señaló con un tono de admiración- Y como hombre y como amigo, puedo afirmar sin ninguna duda de que si lo que quieres es a él, no te costaría nada conseguirlo.

- ¡En mi cama! ¡Vaya cosa! -exclamó exasperada.

- Puedes conseguir lo que quieras de él. Como siempre has hecho con todos. Pero además, tienes la ventaja de que a él lo conoces mucho más -explicó Lincoln con una sonrisa malévola- Los hombres nunca te han intimidado.

- Pero él no es un hombre. Es Joe ¡Mi Joe! -exclamó (tu name) frustrada- No puedo tratarlo como a los demás. Él no...

¿Por qué no? ¿Por qué no iba a tratarlo como a un hombre más? Él se comportaba como los demás. La buscaba solo por su cuerpo. Ignoraba su personalidad y sus sentimientos como el resto de los hombres. Sería capaz de hacer cualquier cosa por llevársela a la cama, como el resto de los hombres. Definitivamente era un hombre más.

- Veo que ya te has dado cuenta -afirmó Lincoln sonriendo ante la expresión de felicidad que se estaba formando en el rostro de su amiga.

- ¡Oh, sí! -corroboró (tu name) muy sonriente- Si él prefiere ser un hombre a mi amigo, tendrá que correr con las consecuencias -declaró mordiéndose el labio mientras planeaba su siguiente movimiento.

- ¡Al fin! Volvió la (tu name) que todos queremos, admiramos y, especialmente los hombres, tememos -dijo su amigo con sorna.

- ¡Aja! He estado algo confundida por eso de enamorarme y demás -explicó (tu name) como si de algo sin importancia se tratase- Pero mi querido Joe va a conocer a la verdadera (tu name) ¿Piensa que soy mala? Pues no es nada para lo que le espera.

- En realidad, piensa que eres perversa –corrigió Lincoln.

- ¡Y tiene razón! Pero démosle más motivos para que lo piense -dijo la rubia con una sonrisa traviesa- Mientras este distraída maquinando contra ese imbécil, será más difícil que me afecten sus desaires.

- Tomártelo como un reto o un juego es bueno para que no te afecte. Pero no olvides la meta -le recordó el muchacho con comprensión.

- ¿Matarlo? -se burló la chica irritada por todos los recuerdos de la noche anterior.

- ¡Recuperarlo! -rectificó entre risas.

- Yo sabía que terminaba en "arlo".

Tras despedirse, algo más animada, de su amigo, (tu name) se marchó a casa. Tenía toda una tarde por delante de trabajo, donde Joe no la molestaría. Podría pensar con serenidad cual sería su próximo movimiento. Conocía a su amigo como bien había dicho Lincoln. Sabía cuales eran sus puntos débiles. Y entonces recordó algo.

¡El parque!

¡Oh, sí! Sería perfecto para lo que tenía planeado. Joe dejaría claro si seguía sintiendo algo por ella después de esa noche. Si seguía siendo el mismo de siempre, o le daba igual lo que ella hiciese con su vida.

Satisfecha con su plan se dispuso a preparar todo lo necesario. Feliz de poder conseguir entender al neandertal que tenía de amigo. O de amante.

Lincoln quería un hoyo donde meterse. Después de aconsejar a (tu name) que jugase un poco con Joe para que se espabilase y dejase de tratarla tan mal, se lo encuentra hecho un Cristo en su siguiente clase ¡No entendía a su amigo! Si la quería y le afectaba tanto lo que hacía ¿por qué la trataba tan mal?

Se sentó junto a él, que estaba sentado en la última fila, con la cabeza hundida entre los brazos, apoyado sobre la mesa. Esperó a que se incorporara para hablarle, pero no lo hizo.

- Y a ti ¿qué te pasa? -preguntó Lincoln irritado por ser incapaz de comprenderlo.

- ¡Nada! ¡Déjame! -ordenó Joe sin levantar la vista de la mesa.

Estaba de mal humor. Y aunque Lincoln no tenía ningunas ganas de que la pagase con él, decidió quedarse. Había aconsejado a su amiga, y debía hacer lo mismo con él.

- Acabo de tener una clase con (tu name) -sonrió al ver como él lo miraba expectante- Ya se ha ido a casa -dijo mientras su amigo volvía a hundirse sobre la mesa.

Estaba claro que Joe estaba interesado en (tu name). Bueno, todos los hombres que conocía lo estaban. Él mismo lo había estado. Pero Joe tenía el aspecto de ser un hombre atormentado por sus sentimientos.

No entendía como dos personas que se querían tanto no estaban juntas. Eran el ejemplo claro del amor. Sin embargo, seguían haciéndose daño. Pero al menos,
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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:17

sabía por qué lo hacía (tu name).
Estaba apunto de sacar otro tema de conversación,
ya que no sabía qué decirle. Pero sonó su teléfono. (Tu name) le mandó un
mensaje.

"Dile a Joe que hemos hablado y te he
comentado que saldré con un amigo esta noche, a un parque"
¿A un parque? ¿Qué parque? No tenía sentido. Pero
si ella así lo quería es que era parte de su plan.
La ayudaría como ella ayudó a que estuviese con
Miley.

- ¿Tú lo conoces? -preguntó Lincoln a su amigo,
que aún seguía hundido sobre la mesa.

- ¿Qué? ¿Quién? -miró a su alrededor con desgana,
buscando a la persona de la que hablaba.

- Al chico con el que va a salir (tu name) esta
noche ¿lo conoces? -preguntó de nuevo, sonriendo por la reacción de su amigo.
Estaba claro que el plan de (tu name) funcionaba. Joe estaba tan furioso que
parecía querer matarlo a él, aunque solo fuese el mensajero.

- ¡Ella no va a salir con nadie esta noche!
-afirmó Joe, seguro de que si ella lo hacía acabaría haciendo una locura.

- Yo solo sé lo que me ha dicho -explicó Lincoln
con inocencia.

- ¿Qué te ha dicho? -exigió saber sin paciencia.

- Que esta noche había quedado con un chico -llevó
a cabo las órdenes de su amiga, y observó como se le transformaba la cara en
pura ira a su amigo- ¡En un parque!

La cara de Joe ya no se podía describir con la
ira. Era dolor y sorpresa. Se quedó mirándolo como si viese a través de él.
Perplejo. Inmóvil.

"¡En un parque!". No se atrevería a
llevar a nadie al parque. No podía hacerle eso. Por muy rastrera que fuese, no podía
hacerle algo así. Ella no sería tan cruel.
De repente, para Joe todo lo pasado en esos
últimos meses desapareció y solo quedó el pasado. Un pasado juntos. En el que
vivieron muchas cosas. Tantas historias juntos que era difícil recordarlas
todas.

Nadie iría a ese parque con (tu name). Sabía muy
bien lo que significaba ese parque. Él mismo le dio el significado. Ella no
iría con nadie. No se lo permitiría. Capitulo 46

Lincoln no entendió qué pasaba. Pero si lo que
esperaba (tu name) que pasase después de que dijese lo del parque, era que Joe
se fuese soltando pestes sobre ella, ¡lo había conseguido! Tenían una relación
demasiado extraña para poder entenderla. Se dio por vencido y continuó
escuchando la clase.

Joe salió de la universidad como alma que lleva el
diablo. No iba a permitir que ella hiciese tal cosa. No llevaría a ningún
hombre allí ¡A nadie excepto a él!

Se paró a pocos pasos de su coche, asustado por
sus propias palabras ¿Él quería ir al parque con (tu name)? Eso significaba
que... ¡No! Si le molestaba era porque tenían un pacto. Ella había prometido no
estar con ningún otro hombre e iba a romperlo. Eso era lo que le importaba, se
aseguró.

Llegó hasta el departamento de (tu name) y ella no
estaba. Tras pensar mil posibilidades, cada una más indecente que la anterior,
recordó que estaría trabajando.

Se sentó en el portal y comenzó a recordar lo que
sucedió en ese parque.

Una noche en la que se había pasado bebiendo,
hacía ya tres años, acabó caminando hasta llegar a la entrada de un parque
abandonado cerca de su casa. Poco antes de caer al suelo semiinconsciente,
llamó a (tu name) para decirle lo mal que se encontraba. Ella había abandonado
todo lo que estaba haciendo y fue a buscarlo. Minutos más tarde aparecía con un
gran abrigo que la cubría completamente y una gorra escondiéndole el cabello.
Le extrañó que llevase gafas de sol cuando apenas estaba amaneciendo y le
pareció verla maquillada.

Ahora entendía que si lo estaba. Probablemente
estaba trabajando cuando la llamó. Pero estaba tan borracho que no notó nada
diferente en ella. Necesitaba una amiga y allí estaba ¡Que estúpido había sido!

Ella lo había levantado del suelo y le había
regañado por alocado. Aún recordaba lo mal que se había sentido por haberla
decepcionado. Sin duda, había sido un estúpido.

Habían caminado por el parque esperando que se le
pasase un poco la borrachera. La había sentado en un banco y le había confesado
que algún día llevaría a su novia a ese lugar y le pediría que se casase con
él. Ese sería el lugar donde se le declararía a la que fuese su novia.

No entendía por qué había dicho tal cosa si no
quería casarse. No confiaba en las mujeres, como para compartir toda la vida
con una de ellas. Sin embargo, en ese momento había estado seguro de que así
sería.

Ella se había reído de él, le había acariciado la
mejilla y le había dicho que borracho era un sentimental.

- Yo no creo en el amor -le había confesado (tu
name)- Así que si alguna vez traigo a alguien a este lugar significará que
estaba equivocada, y que me he enamorado.

Desde entonces había bromeado con que, por su
promesa, ya no volvería a pisar ese parque, ya que estaba segura de que nunca
se enamoraría ¿Y ahora había quedado con alguien para ir al parque? ¿Cómo podía
hacerle eso? Él no había llevado a nadie a ese parque, porque mantenía su
promesa de que solo llevaría a la que fuera a ser su prometida.

Si ella seguía manteniéndola es que se había
enamorado. Y si no, es que utilizaba ese romántico lugar para encandilar a más
hombres.

A su pesar, Joe deseaba que hubiese roto su
promesa. Era mejor pensar que era una cruel y perversa mujer sin corazón -cosa
que ya sabía-, a saber que estaba enamorada.

¡No podía estar enamorada! Si lo estuviese, no
habría aceptado el trato. No se habría convertido en su amante. Ella no amaba a
nadie más ¡No amaba a nadie!
Sin que se diese cuenta, las horas habían pasado y
seguía sentado allí, pensando en ella. Imaginándosela con otros hombres.
Enamorada de otro. Feliz, sonriéndole y diciéndole cuanto lo amaba ¡No lo soportaba!
¡Ella no podía amar a nadie! Era una mujer sin corazón ¿no? Ellas no se
enamoraban ¿Por qué demonios se iba a enamorar de alguien? ¡De alguien que no
fuese él!

Se habría recriminado por sus pensamientos, pero
en ese momento apareció la protagonista de sus sueños y pesadillas. Llevaba una
falda gris ceñida hasta las rodillas y una camisa blanca cruzada ¡Estaba
preciosa! Con el maquillaje casi imperceptible y sus rizos dorados haciéndole
la competencia al Sol ¡Era una diosa!

(tu name) sonrió satisfecha. Volvía a controlar la
situación. Suspiró aliviada. Ya no tenía que temer por lo que él fuese a hacer.
Él haría lo que ella quisiese, como todos lo hacían. Los hombres eran unos
juguetes fáciles de manejar en sus manos, cuando solo querían meterse en su cama.
Y eso era lo único que él quería de ella.

Entonces ¿por qué se sentía tan mal? Nada más
verlo, supo que llevaba toda la tarde allí sentado esperándola. Parecía tan
dolido. No debería haberlo hecho. Podría haberlo hecho recapacitar de otra
manera. No era necesario remover el pasado y hacerle daño.

Pero ¿por qué estaba dolido? Si no recordaba mal,
llevarse a un hombre a ese parque significaba que lo amaba ¿qué le importaba a
él que estuviese enamorada de otro?

¡Oh, sí! ¡Su trato! Seguramente pensó que perdería
sus derechos carnales. Era lo único que le importaba de ella. No la amaba, solo
la deseaba.

Había planeado aquello para irritarlo un poco y
que fuese a exigirle que cumpliese su parte del trato y no viese a otros
hombres. Pero no parecía furioso, sino dolido. Y no lo entendía. Y lo peor era
que ella se sentía aún peor que él. Podía usar a los hombres como trapos, pero
no a él. Era una realidad que no le gustaba. Pero la única que había.

Aún así decidió mantenerse tan fría como pudiese y
seguir con su plan. Aunque la idea de abrazarlo y decirle que todo era mentira
no dejase de pasar por su cabeza.

- ¿Qué haces sentado en mi puerta? -preguntó
serena, aunque sabía la respuesta.

- ¡Te esperaba! -le confirmó Joe, mientras la
fulminaba con ojos dolidos.

- ¡Entra! -le pidió (tu name) mientras abría a
toda prisa para evitar mirarlo a la cara.

Dejó sus cosas sobre la mesa y lo miró algo
nerviosa sin saber qué decir. Había obtenido lo que quería. Él recordaba lo del
parque y la había ido a buscar para asegurarse de que no fuese con nadie hasta
allí. Entonces ¿por qué deseaba tanto que se fuese para meterse debajo de una
manta y no salir nunca?

- ¿Con quién vas a ir? -preguntó seco,
fulminándola con la mirada.

- ¿Qué? -fue incapaz de reaccionar. Sonó su
teléfono. Caminó hacía él para cogerlo.

- ¡No lo cojas! ¿Quién es? -insistió furioso.

- Yo... yo... tengo que coger el teléfono.

Dio los últimos pasos hasta alcanzarlo y justo
cuando lo cogió, Joe se acercó y conecto el altavoz. Ella no supo qué hacer.
Estaba demasiado nerviosa. Así que no hizo nada.

- Preciosa, lo de esta noche se retrasa media hora
-anunció una voz masculina al otro lado de la línea.

¿Cómo? No recordaba haber involucrado a nadie en
su farsa para hacer creer a Joe que tenía una cita. Reconoció la voz, era Tony
¿Había quedado con él esa noche? Claro que no. Hacía días que no lo veía a
solas.

- ¿No lo habrás olvidado, verdad? -sospechó el
muchacho al notar el silencio de su amiga.

- No, claro que no. Nos veremos esta noche sin
falta -afirmó (tu name) sin saber qué decir.

Ahora solo le quedaba averiguar a donde tenía que
ir y saber por qué. No recordaba haber quedado con él en nada. La última vez
que hablaron ella estaba muy ocupada organizando los últimos preparativos de la
fiesta de Año Nuevo y él la de...
¡Su cumpleaños! ¿Cómo podía haberlo olvidado?
Tenía la cabeza demasiado atestada de pensamientos dirigidos, única y
exclusivamente a Joe. Había quedado en cenar con su amigo y todos sus
compañeros de trabajo. Al estar cerrado el local esa noche, no tenían problemas
para reunirse.

- En una hora estaré allí -afirmó (tu name), esta
vez segura de lo que decía.

- ¡No la esperes, no irá! -dijo Joe antes de
colgar el teléfono sin esperar una replica.

- ¿Qué demonios haces? -protestó la chica
irritada.

- No pienso dejarte ir a ningún parque para que te
le declares a un patán cualquiera -gritó Joe furioso.

¡El parque! Pensaba que iba al parque. Era mejor
que le aclarase las cosas o no la dejaría arreglarse en paz, y tenía poco
tiempo.

- No voy a ningún parque. Vamos a cenar a un
restaurante -explicó ella serena.

- No irás a ningún lado -le ordenó tajante.

- ¡Tú no eres nadie para ordenarme nada! -le
espetó perdiendo la paciencia.

- Tenemos un trato ¡Ningún otro hombre! -le
recordó Joe acercándose hasta enfrentarla a tan escasos centímetros que sus
respiraciones se entremezclaban.

- Dije que no me acostaría con ningún otro y no lo
haré. Pero Tony se ha convertido en uno de mis mejores amigos. Ha estado cuando
lo he necesitado, en estas semanas. Y lo he necesitado mucho. Es su cumpleaños
y no le voy a hacer el feo de no asistir -le aseguró (tu name) irritada.

¿Uno de sus mejores amigos? ¿Lo había sustituido a
él? Parecía que perderlo como amigo no le había afectado mucho, ya se había buscado
a otro. No sabía qué le irritaba más, que ese tipo pudiese sustituirlo en la
cama o en el corazón de ella. Él era el único al que debía acudir cuando
necesitara algo. No iba a dejar que nadie le quitase ese puesto.

- ¡No vas a ir! -afirmó Joe furioso.
- ¿Quieres apostar algo? Y te recuerdo que nunca
en toda mi vida he perdido una apuesta.

Y él bien lo sabía. Era tan cabezota que hasta que
no conseguía lo que quería, no paraba. Pero esta vez no la dejaría salirse con
la suya. No iba a dejar que ningún tipo recién llegado se llevase lo que él
había conseguido tras años de amistad.

- ¡No irás! -exclamó con expresión férrea y mirada
profunda.

(tu name) se asustó al verlo de aquella manera.
Nunca lo había visto tan serio, tan frío, tan... hostil. Pero no podía fallarle
a Tony. Le había ayudado demasiado en esas semanas, como para decepcionarle
ahora.

Si pensaba que se iría sin más, estaba equivocada,
pensó Joe. Por una vez sería él el que conseguiría que ella cediese. Hacía años
que deseaba que llegase el día en que él dijese algo y ella solo dijese
"sí" sin rechistar.
Ahora ni siquiera podría hablar, se afirmó a si
mismo muy sonriente. Ser su amante le daba una ventaja sobre la posición de
amigo. Y pensaba aprovecharla ¡Pero no se iría con ningún otro, a ninguna
maldita cena! Capítulo 47

(Tu name) ignoró al hombre exasperado frente a
ella, y caminó hasta su cuarto. Tenía que arreglarse en un tiempo récord, y no
había lugar para las peleas.

Comenzó a quitarse la ropa y caminar hacia el baño
cuando vio que Joe la había seguido hasta allí.

- Si no vas a enjabonarme la espalda te aconsejo
que te largues -dijo (tu name) antes de quitarse la ropa interior y entrar en
la ducha.

Pero Joe hizo caso omiso de lo que dijo. La sacó
de la ducha y la llevó en brazos hasta la cama, mientras ella no dejaba de
patalear.

- ¡Suéltame bruto! -exigió mientras le aporreaba
el pecho para librarse de él- Tengo que arreglarme para ir al cumpleaños de
Tony.

Le importaba bastante poco que fuese el cumpleaños
de ese tipo. La agarró de las muñecas, inmovilizándola, al colocarlas por
encima de su cabeza y tenderse sobre ella.

- Exijo mi beso -espetó Joe.

¿Su beso? Tenía que esperar a que ella tuviese
prisa para salirle con esas tonterías.

- ¡Ok! Dame el beso y suéltame rápido que tengo
que irme -le ordenó (tu name) retorciéndose bajo él.

- Muy bien -dijo Joe con una sonrisa malévola.

Por alguna razón a (tu name) eso no le pareció
buena señal. Y cuando la soltó y se bajo de la cama, lo pudo afirmar. No
entendía lo que hacía. Hasta que se colocó a los pies de la cama y le separó
suavemente los muslos ¡No se atrevería!

- ¿Qué haces? -preguntó dando un respingo.

- Voy a darte mi beso del día -afirmó Joe muy
sonriente.

- ¡No ahí! -protestó ella atónita por lo que
pretendía hacer.

- No se especificó, en ningún momento, que los
besos solo pudiesen ser en la boca -informó satisfecho de salirse con la suya.

- Pero... pero...

Fue incapaz de decir nada coherente cuando sintió
los labios de él desplazándose por el interior de su muslo. Derramando pequeños
besos hasta los rizos dorados de su feminidad. Con dos dedos separó los labios
externos, sonriendo al notar su humedad ¡Estaba tan excitada como él!

Ese fue suficiente motivo para no dar marcha atrás
y desearla aún más. Le dio un pequeño beso, y al escuchar el gemido de placer
que salió de los labios de (tu name) con el contacto. No pudo controlar su
hambre de ella. La mordisqueó y lamió suavemente haciéndola gemir sin parar. Él
estaba tan excitado como ella. La invadió con su lengua, en el sitio exacto
donde deseaba estar, ¡dentro de ella!
La saboreó hasta que ella no pudo controlarse más
y estalló de deseo. Pero él no paró. Continuó torturándola hasta que en el
tercer orgasmo la notó débil bajo su boca.

- Por favor... -suplicó (tu name) sin fuerzas-
¡para!

- ¡Uno más! -afirmó Joe sonriendo antes de bajar
de nuevo hasta su exquisito manjar.

Y no tardó en llegar el último y devastador
orgasmo, que la dejó tan exhausta que se quedó dormida.
Joe se tendió junto a ella. Observándola mientras
dormía. Acariciándole su dorado cabello. Devorando con la mirada su desnudo y
delicioso cuerpo. La apretó contra él, aferrándola contra su pecho.

¡Era tan bella! Tan maravillosamente bella, que
aún no creía que fuese posible. Era tan difícil de asimilar que aquella diosa
fuese su amiga, que sin más, no lo creía. Era otra persona. Una perversa ninfa
que estaba allí para torturarlo con su sensualidad. Una pequeña arpía de la que
no podía enamorarse ¡Y no lo haría!

Si fuese su amiga, con la que había compartido
tantas cosas... Ese ser excepcional que siempre estaba cuando lo necesitaba.
Traviesa, inteligente y fuerte. Si fuera ella podría correr el peligro de
ceder. Y posiblemente cediese encantado. Pero ninguna mujer era así de verdad.
Solo había dos tipos de mujeres: bellas y
superficiales, de las que te enamoras y les darías el mundo, mientras que ellas
seguirían exigiendo más; y las amable y dulces, con las que te casas, aunque no
sientas amor, solo para formar una familia.

Él lo sabía bien. Su madre había sido de las
primeras. Y probablemente seguiría siéndolo. Su padre le dio su vida para
contentarla. Pero ella lo repudió. Lo trataba como un miserable bueno para
nada. Y ahora el pobre hombre se había casado de nuevo. Era una mujer
fantástica, pero no había pasión entre ellos. Su padre no la besaba y buscaba
cada dos segundos como hacía con su madre. No la amaba. Solo era una buena
chica con la que casarse. Pero de esa clase de chicas no te enamoras.
Apoyó la cabeza sobre la almohada, inclinándose sobre
(tu name), mientras esta se acurrucaba en su pecho. La abrazó muy fuerte. Tanto
que creyó que podría hacerle daño, y la soltó.

(tu name) no debería ser de las mujeres de las que
él podía enamorarse. Tenía todo para tenerlo bajo su control. Era la mujer más
bella que había visto nunca. Ingeniosa y apasionada. Virtudes que la hacían un
peligro para todos los hombres. Y lo peor era que ella lo sabía y lo utilizaba.
Si ella se daba cuenta de que él podía caer en sus redes y decidía seducirlo,
¡estaba perdido!

Le acarició la mejilla con el pulgar, sonriendo
suavemente al verla intentar abrir los ojos para despertarse. Sus largas
pestañas abanicaron suavemente el aire y su boca se entreabrió. Joe se acercó
lentamente y le dio un pequeño beso en los labios.

- Duerme -le susurró separándose tan solo unos
centímetros.

Ella le hizo caso y se dejó llevar por un sueño
profundo. Joe la apretó más contra él y llenó sus pulmones de su fragancia.

Sabía que tenía que alejarse de ella si no quería
convertirse en un esclavo de sus encantos. Pero no podía. Ya solo le quedaba
ser lo suficientemente fuerte para que ella no se diese cuenta de que podía
hacer con él lo que desease.

Por suerte para él, no era un gran partido, pensó
Joe intentando convencerse de que eso era algo bueno. Ella tenía muchos mejores
partidos a su alrededor como para elegirlo a él para ser su pelele. No querría
casarse con él y formar una familia, aunque fuese una farsa como la suya. Ella
elegiría a un millonario de éxito, tan atractivo como ella.

¿Por qué eso no lo reconfortaba? Debería estar
feliz de que ella no desease que la amase. Así solo corría el peligro de seguir
obsesionado con ella. Pero cuando encontrase a otro todo acabaría y podría
volver a su vida normal.

"Encontrase a otro".

Sintió como si le diesen un puñetazo en la boca
del estómago. La miró y la apretó de nuevo contra él.
¡Era tan suya! ¡No podían quitársela! Pero ella no
se sentía suya. Era una diosa que jamás se fijaría en un cualquiera como él.
Solo estaba allí, en sus brazos, porque se conocían desde pequeños, y ella se
había acostumbrado a sus atenciones. Sabía lo difícil que era para ella abrirse
a la gente. Aunque era tan extrovertida que parecía imposible que eso fuese
verdad. Por eso, ahora él tenía la oportunidad de consentirla.

Pero no podía olvidar que era una mujer capaz de
destrozarle la vida con una sonrisa. Tenía que mantenerla a raya. Mantener su
corazón fuera de ese trato o acabaría dañado.
¡Debía ser como ella! Disfrutar de lo que tienen
juntos sin ataduras ni sentimientos. Ser tan manipulador y calculador como ella
era. O acabaría enamorándose. O aún peor, ¡perdiéndola! Capítulo 48

Joe continuó observando el magnífico cuerpo
acurrucado contra él. Admirando cada centímetro de suave piel, voluptuosas
curvas y sedoso cabello. Hasta que un sonido lo suficientemente fuerte para
despertarla irrumpió en la habitación.

El teléfono de la sala sonaba sin parar. Decidió
levantarse a toda prisa a cogerlo antes de que su bella durmiente se despertara
para matarlo.

- ¿Quién? -preguntó soltando un suspiró al llegar
lo suficientemente deprisa como para que dejase de hacer ruido.

- Mai ¿Donde esta (tu name)? Todos la estamos
esperando desde hace rato -explicó la chica preocupada.

- No va a ir -afirmó él relajadamente.

- Ella no se perdería el cumpleaños de un amigo
sin avisar ¿Qué ha pasado? -quiso saber Miley algo irritada.

- ¡Esta dormida! -exclamó con un claro tono de
diversión. Al otro lado de la línea hubo un silencio, que se rompió poco
después por una risita. Joe se desconcertó un poco. Entendía que ella supiese
de lo que hablaba pero no sabía por qué eso le hacía gracia. Un colega se
habría reído de su hazaña y habría bromeado sin parar. Pero Mai no era su
amiga.

- Alguna vez le tenía que tocar ser la victima
-comentó risueña. Hacía unos años no habría entendido nada de esa conversación.
Pero tanto tiempo con alguien como (tu name) le había enseñado mucho. Sobretodo
a pensar mal, muy mal.

- ¿Qué quieres decir? -exigió Joe notando como se
tensaba todo su cuerpo de rabia. La había entendido. Sabía lo que quería decir.
Y no se iba a parar a pensar que su pequeña ninfa torturadora había jugado a
ese juego con otros hombres. La simple idea le hacía querer romper algo ¡La
cabeza de todos esos tipos!

- ¡Nada! -se corrigió inútilmente. También había
aprendido que era una bocazas y no paraba de meter la pata.

- ¡No irá! -gruñó Joe, dando por finalizada la
conversación. Con toda la intención de colgar y pagar su frustración con algún
objeto valioso a su alcance.

- ¡Espera! -le ordenó Miley- Si esta dormida, la
despiertas. Si se pierde esta cena, te aseguro que no querrás saber cual será
su venganza.

Joe meditó lo que decía la chica. Tenía razón, (tu
name) se las haría pagar. No le preocupaba un posible castigo, pero la idea de
que rompiese su acuerdo, sí le preocupaba. Aunque él no había hecho nada que
estuviese en contra de su acuerdo. Pero ella no estaba atada a ese trato. Podía
romperlo cuando quisiese. Aún así se negó a verla rodeada de hombres.

- ¡No irá! -repitió ceñudo.

- Lincoln está aquí. Si quieres venir tú también,
lo pasaremos bien ¡Pero despiértala ya!

- ¡No irá! -dijo justo antes de colgar.

No iba a ir a ninguna cena con todos los
gigantones que trabajaban con ella. Él sabía como la miraban, como babeaban por
ella ¡Todos lo hacían! Aún no sabía como soportaba todo aquello. Ella era una
diosa deseada por todos los simples mortales. Sentía que tendría que luchar
contra el mundo para tenerla. Por eso era mejor apartarla del mundo y tenerla
solo para él.

Caminó hacía la habitación esperando poder
descansar un poco y aliviar la angustia que se apretaba en su pecho. Pero esta
se multiplicó al no ver a (tu name) en la cama. Escuchó un ruido y se giró para
verla salir del baño. Su fresca y deliciosa fragancia le llegó como una oleada
de sensaciones. Ya estaba vestida y levemente maquillada. Aunque era evidente
que se había duchado, no tenía el pelo mojado, ni había rastro alguno de prisa
en su imagen. Había tenido suficiente tiempo para una ducha rápida y alistarse.

Ella le sonrió mientras se colocaba unos
pendientes y recogía su bolso.

- ¿Quién era? ¿Mai? -preguntó (tu name) sonriente,
haciéndole saber que había estado despierta mientras él hablaba.

- ¡Sí! -corroboró tenso. No sabía qué hacer.

- La llamaré para avisarle que voy de camino
-explicó la rubia ignorando su cara de pura furia.

¿Qué podía hacer para impedírselo? Aunque solo era
una cena. No iba a pasar nada. Pero allí estarían esos musculitos que siempre
la rodeaban. Axel, Tony, los guaperas de los camareros... ¡No, no iría!
- ¿Cuanto tiempo llevas despierta? -preguntó
cambiando de tema para hacer tiempo.

- Un ratito. Poco antes de que sonara el teléfono.
Me mordiste un pecho. Eso me despertó. Pero seguía adormilada hasta que te
levantaste -explicó (tu name) sin interés.

- Y aprovechaste para alistarte -le reprochó
iracundo.

- ¡Sí! -corroboró ella devastándolo con una
sonrisa- No te esfuerces Joe - le sugirió risueña- Por mucho tiempo que te
tomes, no vas a conseguir que me quede.

- ¿Y si simplemente, no te dejo salir? -amenazó
Joe colocándose como un muro ante la puerta.
Ella como respuesta solo soltó una carcajada llena
de seguridad, diversión y sensualidad. Lo hacía sentirse como un novato ante
una maestra en las artes de la manipulación. Ella miró el reloj y sonrió.

- Cuatro orgasmos no harán que me pierda la cena.
Pero puede que cinco sí ¿Quieres comprobarlo? -preguntó coqueta mientras se
desabrochaba el vestido.

Eso no se lo esperaba. Estaba confundido. Y
excitado, muy excitado. Aunque sabía que era una trampa ¿Cómo no caer en ella
teniéndola desnuda frente a él?

Corrió hacía ella besándola apasionadamente.
Devorándola. La llevó hasta la cama. Las caricias volaban en uno y otro
sentido. Y la unión fue exigente y profunda. Ella lo torturaba con movimientos
suaves y profundos, encima de él. Joe tenía claro que quería demostrarle que
ella dominaba la situación ¡Y así era!

Ella lo miró con una sonrisa malévola que lo
advirtió de que algo se traía entre manos. La vio erguirse sobre él y desplazar
una pierna de un costado, para unirla a la otra, que se encontraba en el otro
costado, por encima de sus narices. Su fragancia lo devastó al tenderse sobre
él de espaldas y cubrirle un hombro y un brazo con su dorada melena, sin
deshacer la unión. Su delicioso trasero aplastado contra el estomago de Joe era
demasiado para su autocontrol. Pero cuando se arqueó lo suficiente para que la
penetración fuese profunda pese a estar de espaldas y con las piernas muy
unidas, él no aguantó más y soltó un desesperado gemido.

- ¡Eres perversa! -gruñó contra la suave curva del
cuello de la chica.

- ¡Gracias! Me esmero cada día para no
decepcionarte -se mofó ella entre gemidos.

¡Y Dios sabía que lo lograba! No creía que algo
así pudiese ser. Era un hombre experimentado, muy experimentado. No entendía
como era posible que nunca hubiese probado tal deliciosa postura. Probablemente
porque no muchas mujeres podían curvarse como una gata en celo como esa
perversa ninfa hacía.

Observó las cumbres de sus pechos que se exponían
ante su mirada y las atrapó con sus exigentes manos. La tenía a su completa
disposición. Sin embargo, era muy consciente de que solo en un sentido de
comodidad. Él podía acceder a cada centímetro del cuerpo de la chica. Pero era
ella quien dominaba la situación.

Había visitado ya muchas veces el paraíso junto a
ella. Pero cuando ella se contoneó sobre él y notó la estrechez que ahorcaba su
miembro, descubrió que el paraíso tenía una puerta trasera hacía un lugar mucho
mejor.

¡No!, se corrigió ¡No era el paraíso, sino el
infierno! Un infierno lleno de pura y maravillosa lujuria.
La chica lo miró satisfecha de haber logrado lo
que pretendía. Se separó de él y se tendió sobre su pecho descansó su mentón
sobre sus manos apoyadas contra el suave bello negro del torso bajo ella.
Pudiendo mantenerle la mirada fijamente.

- ¿Te ha gustado? -preguntó (tu name) con una
carcajada burlona.

- No ha estado mal -respondió, manteniendo su
orgullo. O intentándolo. Era un experto en la materia, se recordó Joe algo
inseguro.

- ¡Oh! -susurró mordiéndose el labio inferior
provocativamente- Algo me dice que has aprendido algunas cosas esta noche
-espetó sardónicamente.

- ¡Tienes mucho que enseñar! -protestó irritado.
No soportaba la idea de que hubiese estado con tantos hombres. Y aún menos que
lo controlase tan endemoniadamente bien.

- ¿Quieres aprender más? -preguntó (tu name)
coqueta.

- ¿Eh? -musitó sorprendido. Quería mantener un
poco de dignidad y no ponérsele de rodillas y suplicarle que le dejase hacerle
el amor el resto de sus vidas. Pero la oferta era demasiado tentadora para
negarse.

- Si quieres -dijo (tu name) mordisqueando el
lóbulo de su oreja- morir de deseo y satisfacción esta noche, podemos llegar a
un trato -le explicó mientras hacía pequeños círculos con un dedo sobre los
diminutos rizos negros de su pecho- Yo voy a la cena y tú dejas de darme
problemas.
Iba a protestar. Él no era uno de esos idiotas a
los que se ganaba con unas caricias. No iba a ceder porque ella...

Se olvidó de lo que iba a decir y del mundo cuando
ella le lamió suavemente el cuello mientras le acariciaba la nuca.

¡Perversa y manipuladora! ¡Pero que bien lo hacía!

Se tuvo que rendir. Y aunque no lo dijo, fue claro
que aceptaba. Pero no sería un patético pelele más. No la esperaría mientras ella
se iba con otros.

- Mai dijo que Lincoln también ha ido -comentó Joe
algo inseguro. Ella le sonrió comprendiendo a qué se refería.

- Dúchate rápido y nos vamos -dijo (tu name) y se
levantó a toda prisa. Joe vio como recogía su ropa y entraba al baño. Minutos
más tarde ambos estaban listos para marcharse.

(tu name) nunca en todo su vida había tenido una
prueba de autocontrol parecida. Al parecer él no había notado lo nerviosa que
estaba. Lo había abordado muy segura de lo que haría. No era la primera vez que
lo hacía. Pero sí era la primera vez que se derretía de placer al hacerlo. Aún
así había conseguido aparentar mantener sus emociones bajo control. No sabía
cómo. Merecía un premio por ello. Se tomaría una copa nada más llegar al
restaurante, quizás dos. Cuando lo vio ducharse, frotándose todo su delicioso
cuerpo bronceado, decidió que sería una botella entera.

Solo Dios sabía cómo había conseguido salir de esa
cama y no se había degradado hasta el punto de suplicarle que la amara. Pero
había logrado contenerse ¡Sería botella y media! Capítulo 49

Tras cenar con sus amigos, Joe notó que (tu name)
no era una seductora con todos los hombres. Pudo ver como bromeaba y se burlaba
como una más entre sus compañeros de trabajo. Salvo en algunos momentos en los
que tuvo que interrumpir a alguno un poco más amable de la cuenta, en general,
todos la trataban como la loquita traviesa que él conocía.

Le disgustaba ver que todos tenían una confianza
que él creía tener en exclusiva. Pero se decía no tener derecho a reclamarle
nada. En ese aspecto. Tras dos semanas compartiendo cama y prácticamente los
días completos, se acostumbraron a su nueva relación.

Dormía frecuentemente -todas las noches- con ella
e iban juntos a clase. Salvo cuando él tenía que trabajar en la empresa de su
padre, o ella tenía que preparar la gran fiesta o trabajar en la empresa de
publicidad, siempre estaban juntos.

Solo quedaban unos días para Nochebuena y todos
estaban reunidos hablando de lo que harían ese día. (Tu name) notó que Joe llevaba
unos días más serio de lo acostumbrado. Aunque empezaba a ser amable y
cariñoso, llevaba unos días muy secos.

- ¿Qué tal si hacemos una gran cena en mi casa?
-sugirió Lincoln.

- Siempre que yo no cocine, ¡perfecto! -advirtió
Miley.

- Por mí, esta bien. Pero... -se interrumpió (tu
name) para mirar a Joe que seguía mirando al suelo como si esperase que se
abriese la boca del infierno bajo él.

- Joe ¿tú que piensas? -preguntó Lincoln al notar
la preocupación que tenía su amiga por él.

- No podré -contestó muy serio, como si pensase en
algo que lo martilleaba por dentro.

(Tu name) pudo leer su expresión con total
facilidad y miró a sus amigos con un claro ruego, para que se marchasen y los
dejasen a solas. Estos lo entendieron y se fueron. (Tu name) se acurrucó al
lado de Joe, acunando uno de sus fuertes brazos y apoyando la cabeza sobre su
hombro. Él la miró con ternura y le besó la frente. El rastro de dolor de su
cara desapareció tras una devastadora sonrisa.

- ¿Qué pasa? -se atrevió a preguntar finalmente
(tu name). Llevaba días notándolo extraño. Pensó que había sido en vano todos
los esfuerzos de recuperar su confianza. Pero ahora sabía que no era con ella
con quien estaba enfadado. Su expresión vulnerable cuando se habían quedado
solos, le decía que la necesitaba.

- Nada -susurró besándole de nuevo la frente.

- ¿Por qué no podrás venir a cenar ese día? Tu
padre siempre se lleva a su mujer a ver a su familia fuera del país -recordó
ella extrañada.

- Y lo hará -corroboró él sin ganas de dar más explicaciones.

- ¿Entonces? -insistió ella- ¿Has quedado para
cenar con alguien? -conjeturó ella sin asimilar lo que aquello significaba.

- ¡Sí! -respondió Joe con frialdad.

¡Había quedado con otra! Pasaría la Nochebuena con
otra mujer. No es que (tu name) esperase ser la novia oficial esa fiestas pero
al menos, si esperaba ser la única. Ese era el acuerdo ¿no? ¡Él no podía irse
con otra!

Aunque la idea de que pudiese estar con otra,
besarla, acariciarla,... ¡le repugnaba! Fue consciente -pese a sus celos
cegadores- del poco deseo que mostraba en que esa noche llegase ¿No quería
estar con esa chica? ¿Por qué había quedado con ella entonces?

Observó la cara ceñuda y dolida de Joe.
Verdaderamente se encontraba mal. (Tu name) sintió la necesidad de reconfortarlo
y lo abrazó muy fuerte. Ante el gesto, Joe intentó sonreír sin mucho éxito.
- ¡Ojalá no tuviese que ir! -exclamó con tristeza
mientras le acariciaba la mejilla con los nudillos.
- Joe...-dijo (tu name) con preocupación- ¿Qué
ocurre?

- Mi madre quiere que vaya a conocer a su nueva
familia -explicó por fin Joe, con un rastro de furia contenida- Supongo que
quiere hacer el papel de madre ejemplar delante de su nueva victima.
(Tu name) sabía que él deseaba ver a su madre más
que nada en el mundo. Desde que, con dieciséis años, se fuese de su casa para
volver con su padre, no la había vuelto a ver. Era comprensible que estuviese
resentido. Pero no engañaba a nadie diciendo que no deseaba verla.

- Aprovecha el tiempo que estés allá. No lo
pierdas en peleas que no te llevarán a ningún sitio -le aconsejo la chica.

- No quiero pasar esa noche rodeado de extraños
-confesó Joe con tristeza.

¿Qué podía decir para reconfortarlo? Ella entendía
que sería duro para él. Si ya era difícil enfrentar a su madre después de tanto
tiempo, ahora tenía que añadirle a un extraño -con probable familia- a la, ya
desagradable, ecuación.

- Dile que prefieres conocerlos en un día menos...
especial. Conocerlos poco a poco -sugirió (tu name).

-Ya lo ha pensado. Por eso me hace ir unos días
antes. En dos días sale mi avión al infierno -resopló cabizbajo.

- ¡Oh! -fue lo único que se le ocurrió decir a la
joven.

Joe miraba al suelo perdido en sus pensamientos.
Algo se le ocurrió, ya que ella pudo ver como todo su cuerpo se removía sobre
el asiento nervioso. La miró como si fuese la única cosa que había en esa
habitación y apartó la mirada. Era obvio que luchaba contra una idea.

- ¿Puedo ayudarte en algo? -dijo Joe por cortesía.

Él la miró con los ojos como platos, como si
hubiese adivinado sus pensamientos.

- Yo... yo... -comenzó a decir nervioso,
retorciéndose los nudillos. Suspiró y sonrió con calma- Solo había pensado que
podías acompañarme.

"¡Acompañarlo!". La idea le retumbaba en
la cabeza como si fuese una declaración de sentimientos. Pero no lo era. Solo
necesitaba a una amiga que estuviese a su lado. No la amaba. Podría llevarse a
cualquiera y sería lo mismo para él. Pero no para ella. Ella lo amaba y
compartir aquello con él sería especial y probablemente doloroso.

Cada día estaba más enamorada y sufría más. No le
ayudaba ver que cada vez él era más posesivo y estaba más pendiente de ella.
Aunque pasaban horas haciendo el amor, también había conseguido algunas horas
de risas y juegos, que le recordaba a los viejos tiempos.

Pero no era igual. Ella estaba enamorada y él no.
Eso lo cambiaba todo. Pero no quería perderlo. Así que seguiría sufriendo en
silencio y mendigándole un poco de amor.

- Yo... -iba a decir (tu name) cuando él la acalló
con un gesto con la mano.

- Tranquila, tranquila. Entiendo que tienes planes
o trabajas. O... -se interrumpió con sus pensamientos y frunció el ceño.

(Tu name) entendió su gesto y soltó una carcajada.
Pensaba que saldría con otro. Le alegraba que eso lo disgustase. Pero era obvio
que había estado ausente toda la tarde porque había dejado claro que tenía la
noche libre. Seguía de vacaciones hasta la fiesta de Año Nuevo y su trabajo en
la empresa le permitía tener libre las fiestas.



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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:18

- Podré ir, si quieres -afirmó ella con una tierna sonrisa.

A él se le iluminó la cara, como a un niño ante un
juguete nuevo. Contuvo las ganas de abrazarla y besarla, y solo aprobó la idea.

- Bien -contestó Joe, cruzándose de brazos para no
abalanzarse sobre ella.

Llevaba unos días tan estresado con ese tema, que
saber que ella estaría con él lo había aliviado tanto como si le quitasen un
piano de cola de encima. No quería ver como su madre manipulaba a un pobre
hombre otra vez. No sabía si resistiría una cena con esa farsa de familia. Pero
lo que menos le gustaba, era saber que dejaría sola a (tu name). La quería a su
lado. Siempre a su lado. Esas semanas juntos le había demostrado que no era
capaz de quitarle las manos de encima ni un minuto, mucho menos pasar toda una
semana sin verla.

Era absurdo plantearse que podría lograr estar
lejos de ella. Necesitaba estrecharla entre sus brazos cuando dormía,
despertarse con su fragancia. Escucharla reír hacía que su interior se hinchase
de ternura y pasión a la vez. Ella tenía que ir con él. Ella quería ser su amiga,
y eso es lo que haría una buena amiga. Y aunque ella no lo quisiese a él, si
deseaba complacerlo. Todo iría bien mientras la estuviese a su lado. Capítulo
50

La idea de que (tu name) lo acompañase empezaba a
no parecerle tan bueno idea a Joe. Si su miedo era lidiar con una mujer sin
corazón que lo manejaba a su antojo, no era una buena idea llevar a una que era
mucho peor.

Sentado en la terraza de una cafetería junto a
Lincoln y Miley, observaba como (tu name) sonreía a un hombre, al que se había
apresurado a ir a saludar, dejándolo solo. Y celoso, muy celoso.

El tipo era alto, treinta y pocos, atractivo, y
demasiado interesado en lo que (tu name) le contaba, para su gusto. Los fulminó
con la mirada a ambos, esperando que algo les pasase. No paso nada. Pero se
escuchó una sonora carcajada junto a él. El responsable de dicha burla,
Lincoln, le colocó la mano en el hombro y negó con la cabeza, diciendo sin
palabras "no cambiarás".

Miley intentó desviar su atención preguntándole
por el viaje que harían al día siguiente. Minutos más tarde (tu name) se les
unió. La llegada de la rubia provocó un incómodo silencio. Joe miraba su taza
de café mientras que la pareja lo miraba a él.

- No conozco a ese tipo ¿Es alguien del trabajo?
-preguntó Miley, antes de que lo hiciese Joe de forma menos sutil.

- Es mi jefe en la empresa. Y el dueño del
departamento donde vivo -explicó (tu name) sorbiendo un poco de su capuchino
despreocupadamente- Es una suerte verlo. Le pagué el primer mes en metálico
pero no me ha dado un número de cuenta a la que enviar el resto -comentó sin
dar importancia- Pero su secretaria se va a ocupar de todo. No se si lo
descuenten de mi sueldo o hagan un tramite... No sé. El caso es que está
solucionado.

- ¿Su jefe? -susurró Joe irritado- ¡Como no! -dijo
en un suspiro apenas audible.

- Me alegro -dijo educadamente Lincoln, ignorando
los celos de su amigo- He pensado -continuó tras una leve pausa- que podríamos
ir al cine.

- ¿Otra vez? -protestaron el resto al unísono.

- ¿Qué le has visto a la taquillera que tantas
ganas tienes de volver a verla? -se burló su novia.

- ¡Mai, que cruel! La tipa es vieja, fea y gorda.
A él el que le gusta es el niño de las palomitas -se mofo (tu name) entre
carcajadas.

- Sí, cariño -le apoyó Joe cubriéndola los hombros
con un brazo- Es muy sospechoso que vaya tan a menudo por palomitas, agua,
golosinas,... ¿Qué te traes con ese chico? -le preguntó a Lincoln con mirada
burlona. Olvidándose de lo ocurrido unos minutos antes y disfrutando del
contacto de ella.
- ¿Es que ustedes no tienen otro entretenimiento
que no sea reírse de mi? -los acusó Lincoln ceñudo.
Los tres se miraron entre si y después a él.

- ¡No! -contestaron estallando en carcajadas.

- ¡Muy graciosos, muy graciosos!

Finalmente cedieron y fueron al cine, por segunda
vez esa semana. Como ya se había vuelto costumbre discutieron por elegir la
película. Como siempre, las chicas ganaron, tras dejar fuera de juego a los
chicos con sus sensuales caricias y coqueteos. Ellos se dejaron vencer con una
sonrisa indefensa, mezclada con diversión.

Durante la película las chicas no dejaron de
comentarla, mientras ellos las mandaban a callar -sin éxito- una y otra vez. Se
empacharon de dulces, se rieron y discutieron lo que cada uno pensó del
argumentó. Como era habitual Joe le llevaba la contraria en todo a (tu name)
porque le gustaba verla irritada. Y esa vez lo consiguió con bastante
facilidad.

Lincoln y Miley se reían mientras Joe huía de (tu
name). Ella lo perseguía con toda la intención de arrancarle la lengua cuando
lo pillase. Como niños pequeños corrieron durante minutos hasta que se cansaron
y él se dejó ganar. Pero ella solo le dio un suave golpe en el brazo y le dio
la espalda con dignidad.

Antes de que (tu name) llegase hasta sus amigos,
Joe la rodeó con sus brazos, abrazándola por detrás inmovilizándola de la parte
superior. En esa posición caminaron el resto del recorrido, mientras el le
mordía suavemente la dulce curva entre el cuello y el hombro.

- ¡Que bonito! -exclamó Lincoln burlón.

En ese mismo instante Joe la soltó y miró a su
amigo con pura furia. Aunque eran conscientes de que la pareja de novios estaba
más que informada de lo que había entre ellos, siempre fingían que solo eran
amigos. Como siempre había hecho ante todo el mundo, negaba tener nada más con
ella. Y aunque esta vez si había mucho más, no lo reconocería en público.
Jugaban, reían y hasta coqueteaban, pero no daban muestras de ser algo
diferente a los amigos de siempre.

Obviamente Lincoln y Miley ignoraban sus intentos
por disimular. Ambos hablaban del "trato" que habían hecho, pese a
que ellos no lo deseasen. Pero procuraban que no hubiese nadie más presente.
(Tu name) se sintió una vez más ofendida. Él se
avergonzaba de ella, y seguía apartándola de él como si fuese la peste cada vez
que alguien estaba cerca. Pero no era capaz de tener las manos quietas. Ella lo
amaba y él adoraba su cuerpo ¿se suponía que debía ser suficiente?

(Tu name) se arregló el pelo de donde Joe había
apoyado su cabeza e intentó cambiar de tema, como ya se había acostumbrado a
hacer, cada vez que Joe era incapaz de resistirse a no tocarla.

- ¿Vamos a cenar algo? -preguntó agarrándose del
brazo de su amiga.

- Dudo que me quepa nada más -protestó Mai
frotándose el vientre.

- Eso dices todas las noches -bromeó Lincoln a una
distancia prudencial.

- ¡Cochino! -le gritó Mai corriendo tras él.

- Me refería a que siempre dices que no te cabe el
postre pero te lo comes -intentó arreglarlo su novio con evidente burla.

- Y después dicen que nosotros peleamos como niños
-le dijo (tu name) a Joe mientras los otros correteaban alrededor de ellos.

Finalmente, como los chicos si tenían hambre,
acabaron cenando en un restaurante cercano. Al llegar a los postres una morena
se acercó a Joe cuando este estaba distraído eligiendo el más apetitoso.

- Te recomiendo el de chocolate -dijo la morena
desconcertándolo.

Joe iba a contestar pero estaba demasiado ocupado
intentando recordar donde había visto esa cara antes.

- El chocolate es delicioso -continuo la morena
coquetamente.

En ese momento (tu name) apareció, ignoró a ambos
y observó las tartas que se exponían en la vitrina. Colocándose junto a Joe
pero sin siquiera dirigirle una mirada.

Pero este si la miró. Recorrió cada rasgo de su
cara mientras ella se relamía observando los postres. Después observó a la
morena. Era atractiva y en cualquier otro momento habría intentado acostarse
con ella. Pero no podría hacer tal cosa sin pensar en (tu name).

Y entonces la recordó. Era la chica que conoció en
el bar. Con la que se acostó imaginándose que era su amiga, antes de saber lo
sensual y apasionada que era.

El reconocerla no ayudó a que saliesen palabras de
su boca ¿Qué podía decirle a una chica que había tratado tan mal? Aunque ella
no parecía ofendida. Aún así, la situación no podría denominarse como cómoda.

Como era incapaz de hablar a la morena decidió
hablarle a (tu name).

- ¿Qué haces? -preguntó ceñudo mientras seguía
maldiciéndose por no poder evitar querer besar esos dulces labios que ella no
dejaba de maltratar con mordiscos sensuales, al mirar los postres.

- Elijo un postre -contestó (tu name), en un tono
que dejaba claro que la pregunta era una tontería.

- Pero tú siempre te pides la de chocolate y yo
elijo otra diferente, y las compartimos –protestó Joe irritándose.

- ¡Sí! Yo elegiré la de chocolate. Pero como veo
que tienes problemas para decidirte, he venido a ayudarte -aclaró ella
fulminando a la morena.

- ¿Eres su novia? -preguntó la chica con desdén.

- No, soy el polvo de una noche ¡Espera! ¿Esa no
eres tú? -dijo (tu name) sardónica. Ella era el polvo de muchas noches. Pero
eso no se lo iba a decir a esa vampiresa. Aunque tuviese claro que solo era eso
para Joe, ¡un polvo!

La morena se unió al estupor de Joe y ambos la
miraron sin saber qué decir. Unos segundos más tarde, Joe intentaba decir algo
coherente, pero fue imposible. Estaba sorprendido por la reacción de (tu name).
Ella solía ser muy sarcástica pero no tan directa ¿Y cómo sabía lo de él con
esa chica, si ni él la recordaba?

- Me gusta la de queso -afirmó (tu name), como si
no hubiese pasado nada- Pero si quieres otra elígela rápido que no quiero estar
aquí hasta el año que viene -le ordenó con calma y miró a la chica- Me
presentaría, pero me parece una perdida de tiempo y esfuerzo aprenderme tu
nombre cuando tengo claro que no nos volveremos a ver. A Joe no le gusta
repetir. Aunque... siempre hay excepciones ¿verdad, Joshep? -exclamó
fulminándolo con la mirada, dejándolo inmóvil en el sitio. Después le dio la
espalda y caminó hacía la mesa.




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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:19

Joe notó como su corazón era pisoteado por un elefante ¿Lo que había
visto en sus ojos era dolor? ¿Ella pensaba que solo era un polvo que se repetía
diariamente? Bueno, lo era ¿No? Sí, sí lo era ¡No podía ser nada más! Como
amiga había perdido su confianza. Como mujer nunca la había tenido ¡Ni la
tendría!


Pero esos ojos... ¡Le había hecho daño! Podía
verlo en su mirada. En sus preciosas turquesas. Él dijo que nunca le haría daño
y ahora se lo estaba haciendo. Ella no quería estar con él solo lo hacía para
no perderlo. Si seguía aprovechándose, acabaría perdiéndola para siempre. Pero
no podía alejarse de ella. Ni tampoco estar cerca y no tocarla. Era un egoísta
por atarla a él, pero la necesitaba. Capítulo 51

El trayecto en avión se hizo interminable. (Tu name)
no sabía a donde mirar para evitar ver a Joe, sentado junto a ella. No era
agradable para alguien que no creía en el amor, darse cuenta de que amaba a
alguien que nunca la miraría como otra cosa más que una aventura. Lo intentaba
asumir. Se había dicho que no importaba mientras lo tuviese cerca. Pero cada
vez era más difícil. Y no se sentía con fuerzas de soportarlo mucho más.

Agradeció que Joe no le dirigiese la palabra ni
intentase llamar su atención. Sabía que le ocurría algo pero estaba demasiado
preocupada por su frágil estado emocional como para preocuparse por el de otra
persona. Y no quería añadirle a sus problemas una nueva paranoia de él. Se
conformaba con que fuese lo que fuese que ahora pensase de ella, fuese lo
suficientemente grave como para no hablarle el resto del día. Pero ¿qué podía
pensar que fuese peor que lo que ya pensaba sobre ella?
La llegada al aeropuerto fue incómodamente
silenciosa, en contraste con el bullicio de alrededor. Fue valiente y lo miró a
la cara. Estaba triste, absorto en sus pensamientos. Probablemente temía ver a
su madre, pensó (tu name), caminando para recuperar su maleta.

Momentos después, la espectacular Ninel apareció
con una radiante sonrisa. Abrazó a su hijo como si quisiese exprimirlo y lo
soltó solo para comérselo a besos. Todo el mundo los miraba, pero a la mujer le
daba igual.

- ¡Mamá, ya! -protestó Joe irritado- Estás armando
un espectáculo -acusó mientras se lavaba la cara con el dorso de la mano.

Su madre ignoró el comentario y comenzó a lavarle
ella misma la cara con sus enjoyadas manos. (Tu name) rió ante la imagen.
Parecía el niño que ella conoció. Avergonzado por las muestras de amor de su
madre. Pero sabía que en el fondo las adoraba.

La risa de (tu name) hizo que la mujer se
percatase de su presencia. La miró de arriba a bajo y después a su hijo, con
expresión interrogante. Él solo abrió la boca levemente, pero nada salió de sus
labios. Ninel se acercó a la joven y la abrazó.

- Hola cariño. Cuanto tiempo sin verte -dijo Ninel
sin dejar de abrazarla.

- Pensé que no me había reconocido -confesó (tu
name).

- ¡Oh! Claro que sí. Mi hijo y tú eran
inseparables. No podías ver a uno sin el otro. Pero me ha extrañado que no me
dijese que venías -afirmó la mujer acariciándole la mejilla- Antes eras una muñeca
pero ahora eres toda una belleza.

A (tu name) no le costó darse cuenta de que Joe
apretaba los dientes al escuchar el comentario. Incluso, creyó poder
escucharlo.

- Una auténtica belleza -repitió la señora- Seguro
que tienes a todos los hombres locos por ti. Mi pobre hijo se llevará todo el
día peleando con ellos -bromeó abrazándola de nuevo. Pudo ver sobre su hombro
como Joe la fulminaba con una mirada inquisidora.

- Claro que no -negó con suavidad (tu name), con
media sonrisa.

- Estoy segura de que sí. Conozco a mi hijo. Y
cuando se refiere a ti, es el más celoso del mundo -explicó Ninel con seriedad-
Aún recuerdo la que armó para poder hablar contigo diariamente cuando vivía
acá. Él...

- ¡Ya! ¡Suficiente! -interrumpió Joe malhumorado-
¿Podemos irnos ya? Estoy cansado del viaje.

- Pero hijo, si ha sido un viaje muy corto. Yo
pensé... -comentó la mujer apenada.

- Eterno. Ha sido eterno -espetó Joe sin más
mientras caminaba dándole la espalda a ambas mujeres.

Las bellas féminas se miraron sorprendidas y
caminaron tras él. A su paso hombres y mujeres se giraban para mirarlas. Ajenas
a este hecho, lo único que ellas escuchaban era maldecir una y otra vez a Joe.
Ambas agradecieron la presencia de la otra. (Tu name) estaba segura que iba a
necesitar hablar con esa mujer si no para ayudarlos a salvar su vínculo
madre-hijo, si para evitar acabar matando al hijo, por ¡imbécil!

¿Quién lo mandaría a él pedirle a (tu name) que lo
acompañase?, se recriminó Joe. Había unido a dos mujeres que eran capaces de
hacer que una habitación entera -incluso, un aeropuerto- se girase para
contemplarlas. Lo único que le faltaba es que se ayudasen entre ellas a ser aún
más arrebatadoras. Si el silencio del avión le hizo congelar la sangre, la
cháchara que llevaban las dos mujeres durante el trayecto en coche, se la hizo
hervir. Se reían, bromeaban y eran tan encantadoras que cualquier hombre caería
rendido a sus pies. Pero él las conocía de verdad y no caería en la trampa. Se
alejaría de ambas todo lo posible. Ignoraría su existencia.

- ¿Y tienes novio preciosa? -preguntó Ninel a (tu
name), haciendo que Joe fracasase en su intento de ignorarlas. Aunque disimuló,
mirando por la ventanilla, estaba atentó a la respuesta.

- ¿Novio? -repitió soltando una carcajada- Dudo de
que haya un hombre sobre la tierra capaz de soportarme.

Él era capaz de soportarla. Adoraba hacerlo. Y
para su desgracia, el resto de los hombres también, se dijo furioso.

- No me creo que una chica tan guapa este solita
-insistió Ninel- Seguro que hay alguien. En la universidad en el trabajo. En
ese local del que me has hablado, seguro que hay chicos guapísimos ¿No hay
ninguno que te llame la atención?

- Mamá ya te ha dicho que no -contestó Joe por
ella- ¡No insistas más!

- Seguro que este -dijo señalando a su hijo- tiene
la culpa. Apuesto lo que sea a que te los espanta.

(Tu name) no pudo evitar soltar una carcajada ante
el tono cómplice y sigiloso de la mujer. Por su parte Joe volvió su atención al
paisaje que divisaba por la ventanilla, aún más furioso que antes.

- No, para nada -mintió (tu name) con media
sonrisa- En realidad, me apoyó mucho en mi última relación. Pero no duró mucho.

- ¡Oh, pobre! -exclamó Ninel acariciándole el
cabello.

- ¡Oh, no! No me malinterpretes. Ambos deseábamos
terminar. Estábamos mejor como amigos.

Ahora es el novio de una de mis mejores amigas, y
son muy felices -explicó con una sonrisa.

- ¿Y tú? -insistió la mujer- Tienes cara de
enamorada... ¡Lo sabía! -gritó sobresaltando a todos- Te has sonrojado, eso
significa que estás enamorada.

Joe dejó de ver interesante el paisaje en ese
mismo instante, y se giró inmediatamente para ver como (tu name) intentaba
esconder el rostro entre su cabello y miraba por su ventanilla. Pero pudo ver
que tenía razón su madre, estaba sonrojada.

- No, no estoy... ahm... enamorada. Es solo que...
me da vergüenza este tema -mintió (tu name), entre susurros.

- Bueno, pues me alegro. Porque el hijo de Tiziano
tiene tu misma edad ¡Y es divino! -afirmó Ninel mordiéndose el labio- ¡Te va a
encantar! Y tú a él ¡Estoy segura! Es alto, moreno, de ojos verdes y piel
dorada, ¡Es un dios! Y su acento italiano te va a derretir. Además, estudia...

Ninel continuó describiendo las miles de virtudes
de su nuevo hijastro y Joe se negó a seguir escuchando o acabaría cometiendo
una locura. Ahora también tenía que lidiar con un guaperas, que seguramente
caería rendido a los pies de (tu name)¡ ¿Qué hombre no lo haría?

Ese viaje cada vez le parecía peor idea. No le
gustaba ver a su madre y (tu name) juntas. No le gustaba que hubiese un tipo
que seguramente le haría la vida imposible esa semana. Y sobre todo, no le
gustaba que (tu name) no hubiese dicho que estaba ocupada y nada interesada en
ese italianucho. Ellos tenían un pacto, y aunque no fuesen pareja, estaban
juntos.

- ¡Mamá déjala en paz, ya sale con alguien!
-afirmó Joe sin dejar de mirar al exterior del coche.
- Pero ella dijo que no tenía novio -replicó
ceñuda.

- No tiene novio, pero sale con alguien -explicó
el joven sin mucho interés. (Tu name) sintió como si le hubiesen dado una
patada en la boca del estómago.

- ¡Oh, que pena! Estoy segura de que te iba a
encantar Jean Carlo y él se enamorará de ti nada más verte.

Joe decidió que su nuevo objetivo en la vida era
alejar al maldito Jean Carlo y ponerle un saco a (tu name), que impidiese que
el resto del planeta pudiese verla. Y no es que estuviese celoso, es que
simplemente no le gustaba que el resto del planeta mirase a su... amiga.

- Yo... ahm ¡lo siento! Pero si salgo con alguien
-corroboró (tu name), más sorprendida que el resto por su afirmación ¿Salían
juntos?

- Bueno, pues entonces solo tendré que buscarle
una buena chica a mi Joe -comentó Ninel entre suspiros de resignación.

Joe miró a su madre y después a la muchacha junto
a ella, esperando ver en ella los mismos celos que a él lo consumían. No hubo
ningún cambio de expresión ¡Oh, sí, sí lo hubo! ¡Se estaba riendo!
¿Era mucho pedir que, al menos, tuviese un poco de
miedo a perderlo? No era la clase de mujeres que temen perder las atenciones de
un hombre. Ella sabía como él que era la única en su vida. Y Joe odió sentirla
tan segura. No sentía nada por él. Y nunca lo sentiría.

- No creo que Joe necesite tu ayuda para eso -le
aclaró (tu name)- Es un auténtico rompecorazones. Tiene a todas las chicas de
la universidad locas por él. Por no decir del resto. No creo que necesite ayuda
para encontrar novia.

- Pero mi hijo no puede acabar con cualquiera.
Tiene que ser guapa, inteligente, ingeniosa y que la quiera y lo quiera de
verdad.

Joe sintió como se le encogía el corazón. Esa era
exactamente, la (tu name) que él había conocido. Y salvo porque ya no había
amor entre ellos, seguía siendo tan espectacular y arrebatadoramente
deslumbrante.

- Así como tú -dijo Ninel a (tu name),
desconcertándola- Es una pena que se vean como hermanos. Habrían hecho una
pareja perfecta.
Por una vez estaba de acuerdo con su madre. No en
lo de hermanos, ya que era absurdo. Pero sí en que ella estaba mejor con él y
no buscándole más problemas metiéndose con italianos inoportunos. Capítulo 52

Al fin, el chofer paró frente a una gran casa
cerca de la playa. El lugar era precioso, con grandes jardines, bien cuidados.
No se veía ningún vecino cercano. Pero era lógico teniendo en cuenta las
dimensiones de la propiedad.

Joe fue todo un caballero y cogió las maletas de
ambos, después de que su madre lo obligase. Caminaron hasta la puerta, mientras
(tu name) alababa el hogar de la orgullosa mujer. Joe estaba acostumbrado a ver
a su madre rodeada de ostentosos lujos, por lo que el lugar no le resultó nada
espectacular. Siempre habían tenido más dinero del que necesitaban, pero él
como su padre no era de los que presumían o lo exhibían en público. Su madre
sí. Vivía para ello.

La puerta principal se abrió, dejando salir a un
joven con evidente prisa. Iba tan despistado mirando el reloj que casi choca
con Joe. Pero fue inevitable que una maleta cayera. Con una agradable sonrisa,
la recogió del suelo y se la entregó.

- Discúlpame. Llegó tarde a una... -el joven se
quedó en completo silencio al ver a la muchacha tras Joe. Observó la cascada de
dorado pelo rizado, las perfectas curvas envueltas en un ceñido vaquero y una
escotada blusa, apenas tapada por un entallado abrigo a juego con unas altas
botas. Subió de nuevo hasta su rostro y se perdió en su mirada. Se ahogó en el
océano que veía en ellos. Y así lo hizo saber con un pequeño gemido.

- Te lo dije -susurró Ninel a la joven. Pero Joe
también lo escuchó.

No tenía que ser muy inteligente para saber que
ese tipo se interesaría por ella. Todos lo hacían. Era demasiado bella para
pasar desapercibida. Iba a ser una semana muy dura, pensó Joe. Y en ese
momento, decidió que la pasaría en guardia. No le gustaba nada ese clon de dios
griego que tenía frente a él.

- Jean Carlo -lo llamó Ninel, acercándose a él-
Estos son Joe, mi hijo, -presentó señalando suavemente con un gesto de mano- y
(tu name), una amiga de la familia.

- ¡Oh! -fue lo único que fue capaz de decir el
joven, sin dejar de mirarla.

(Tu name) empezaba a sentirse avergonzada por el
claro interés del muchacho. No pudo evitar sonrojarse al mirarlo para saludar,
porque no dejaba de devorarla con la mirada. Pero su vergüenza se evaporó -en
parte- al ver la cara de pura furia de Joe ¡Estaba celoso! Adoraba el lado
posesivo de ese neandertal. Era lo único que aún le daba esperanzas de que
pudiese sentir algo por ella. Vio como una adolescente de hormonas revueltas,
daba saltos en su cabeza de pura alegría por el hecho.

Ninel intentó cortar la tensión del lugar. Veía
que su joven amiga estaba incómoda por el excesivo interés de su futuro
hijastro. Y este no dejaba de babear en su presencia. Así que era mejor sacar
algún tema de conversación. Cualquiera.

- Hijo, te quedarás en la única habitación libre
que nos queda -informó Ninel, sacando a todos de sus pensamientos- (tu name)
compartirá habitación con Dulce, la hermana de Jean Carlo.

- ¿Qué? -espetó Joe malhumorado.

- Lo siento, hijo. No me avisaste de que vendrías
acompañado, y todas las habitaciones están ocupadas. Dul es muy buena chica,
(tu name) y ella se llevarán muy bien. Ya lo verás -le dijo a (tu name), en un
suave abrazó.

- Tranquila. No me importa compartir habitación
-contestó (tu name) tímidamente.
A Joe tampoco le importaba compartir la suya. Más
concretamente, su cama. Con ella. Y por la cara del italianucho, él pensaba lo
mismo.

- Cierto -dijo al fin, Jean Carlo- Dul te
encantará. Si necesitas cualquier cosa solo tienes que decírmelo. Puedo
mostrarte el lugar. Por aquí no vas a encontrar mucha compañía. La casa está
atestada de viejos magnates, amigos de mi padre. Así que si necesitas algo....
Lo que quieras. Solo dímelo.

La idea de querer mantener a ese tipo lejos de (tu
name) ya no le parecía atractiva ¡Quería matarlo! Era un descarado. Flirteaba
con ella en sus narices ¡Con su (tu name)! ¿Quién se creía que era? (tu name)
era suya ¡Suya! Y ningún italiano de cuarta iba a quitársela.

- ¿No tenías prisa? -le recordó Joe al que acababa
de declarar como su enemigo.

- Con una belleza así en casa, no puedo irme -explicó
Jean Carlo, sin dejar de mirar a (tu name)- ¿Vamos, cara? -le pidió
cortésmente, mientras le cedía su brazo para acompañarla hasta dentro.
¿Cara? ¿El ¡imbécil se había atrevido a llamarla
cariño en italiano, coqueteándola? Eso fue demasiado para su autocontrol. Dejó
caer las maletas al suelo y miró con cara de asesino al joven.

(Tu name) estaba disfrutando de las expresiones de
Joe. Pero decidió que era mejor dejarlo todo ahí, o alguien acabaría herido. Y
por la cara de Joe, sabía quien sería.

- Gracias, puedo sola -le dijo (tu name) al joven,
alejándose rápidamente, hasta llegar junto a Joe- Mejor cojo yo mi maleta
-afirmó recogiéndola del suelo- Es la segunda vez que acaba en el suelo y llevo
objetos frágiles.

- Bella, déjame a mí -pidió Jean Carlo mientras
arrebataba el objeto de sus manos. Aprovechando para acariciar suavemente sus
nudillos.

Joe vio el gesto y entró en cólera. Pero antes de
que se le echase encima, ella lo abrazó por la cintura, impidiendo que se
acercara al joven pícaro. Apoyó la cabeza sobre su hombro y disimuló,
distraída, no notar lo que ocurría.

- Estoy cansada -afirmó (tu name) aún abrazada a
él.

- ¡Yo también! -espetó furioso. Cansado de todos
los hombres que se le tiraban encima.

- Les enseñare sus habitaciones, para que
descansen un poco antes de la cena -les indicó Ninel algo desconcertada por la
situación.

- Con que nos indiques una habitación será
suficiente -informó Joe, abrazando a (tu name) posesivamente.

Jean Carlo se dio cuenta del gesto y miró a Ninel
esperando una confirmación de que eran pareja. Pero esta no parecía sorprendida
por el gesto.

- Hijo, ya no son niños. No pueden compartir la
habitación -explicó Ninel- Solo hay una cama.
- Solo indícanos donde está, madre. Estamos
cansados.

- Pero... -comenzó a decir Ninel sorprendida-
Joseph, estará mejor con Dul, en su habitación.

- No me apetece tener que escabullirme a la
habitación de una desconocida y asustarla, a horas indecentes de la madrugada,
para poder ver a (tu name). No tengo quince años -protestó Joe, dejando
atónitos a todos- Enséñanos nuestra habitación.

El plural de la petición y el brazo posesivo sobre
la cintura de (tu name) dejó claro su relación. Ella se sonrojó hasta la raíz y
solo escondió el rostro entre su espesa melena.

- ¿Nuestra...? ¿Son...? -intentó asimilar su
madre.

- Madre deja de preparar mentalmente la boda y
enséñanos donde podemos descansar.

Ninel ignoró el tono seco en el que se dirigió a
ella su hijo y fue a abrazar a (tu name).

- Yo sabía que estaban hechos el uno para el otro
-exclamó la mujer muy sonriente- Desde que eran pequeños eras la única a la que
podía mirar.

Y a las cientos de mujeres con las que se había
acostado entre tanto, pensó (tu name) celosa. Pero ella no podía protestar. No
eran pareja. Y ella tampoco había sido célibe, precisamente, todo ese tiempo.

- En los años que vivió conmigo no le vi ni una
sola novia. Sabía que te echaba de menos. Siempre llamándote y escribiéndote
-explicó Ninel orgullosa de su intuición- Han tardado en hacerlo oficial ¿Cuanto
tiempo llevan juntos?

(Tu name) estaba ahogada por la idea de que todos
pensasen que eran novios. Atónita por no saber qué decir. No podía fingir que
eran pareja. Pero tampoco sabía si Joe quería fingir serlo para alejarla de
Jean Carlo. Porque era evidente que solo lo había hecho para marcar territorio.

Joe protestó y le pidió a su madre que dejase de
delirar con la idea de que ellos estaban juntos. No dijo que fuesen novios.
Tampoco lo negó. Se limitó a conseguir lo que quería. Tendría a (tu name) a su
lado.

Pensar en pasar toda una semana durmiendo solo
hacía que todo el aire desapareciese de sus pulmones. La necesitaba cerca.
Tenía que abrazarla mientras dormía, besarla al despertarse, contemplarla
mientras se sumergía en un sueño profundo... Capítulo 53

Joe tenía claro que era la persona con menos
suerte del mundo. Tras la tarde a solas -cosa difícil porque su madre no dejó
de interrogarlos- consiguieron dormir algo. A pesar de que él no deseaba tal
cosa. Pero ella se empeñó en descansar. Después de arreglarse y reunirse con
los demás para la cena, descubrió que el atractivo de la familia Uckermann, era
generalizado. Dulce era muy bella. En el instante de verla y tras observar como
ella lo devoraba con la mirada pensó en vengarse de (tu name) y coquetearle un
poco a la chica. Para su desgracia, la joven que al principio parecía odiar a
(tu name) acabó adorándola como todos. Las chicas bromearon y rieron durante
toda la cena.
Incluso (tu name) llamaba cariñosamente
"gatita" a Dul. Todo le salía mal.

Jean Carlo los había invitado a ir a la playa tras
la cena con unos amigos. Obviamente él se había negado. Pero (tu name) había
aceptado y tuvo que ir a vigilar que "el manos largas" dejase de ser
tan "cortés" con su... amiga. Había decidido que la próxima vez que
le pusiese la mano en la cintura para darle paso o con cualquier otra excusa,
se la cortaría.

Observó como (tu name) y Dulce charlaban sentadas
en una roca, a una distancia prudencial de todos los chicos. Centenares de
muchachos con las hormonas revueltas que alabaron cada centímetro de la
anatomía de su... amiga.

¡(tu name)! Se llamaba (tu name). No eran...
eran... Ella era... ¡suya! Eso era, toda suya, se aseguró furioso Joe, cuando
vio como un osado se le acercaba. Dio las zancadas exactas para llegar hasta
ellas antes de que el muchacho comenzase su cortejo.

- Hola chicas. Están muy solas acá ¿Por qué no
vienen a tomar algo con nosotros más cerca del fuego? -le dijo el muchacho en
tono coqueto a (tu name). Joe rechinó los dientes y se mantuvo a escasos pasos
escuchando.

- Gracias –contestó (tu name)- Pero aquí estamos
bien. Además, cuanto más me acerque allí más frío pasaré.

- No. Si está calentito. Tenemos un fuego -dijo el
muchacho señalando lo obvio.

- Sí. Pero no sirve de mucho si no paras de
desnudarme con la mirada.

La respuesta de (tu name) dejo atónito tanto al
muchacho como a Joe que estaba tras ella. Las chicas aún no lo habían visto,
pero estaba lo suficientemente cerca como para enterarse de toda la
conversación.

- ¡Que creída! -espetó el muchacho irritado.

- Y este es el momento en el que tú te vas -dijo
(tu name) con una sonrisa malévola señalándole el camino.

El joven la miró despectivamente y se marchó. Joe
no podía creer que la chica que él conocía hubiese tratado a alguien así. Sabía
que a ella no le preocupaba caer mal a la gente, pero siempre hacía todo lo
posible para que no pasara. Había sido superficial, engreída y tenía que
admitir, que ingeniosa.

- ¡Oh! ¿Cómo haces eso? -protestó Dulce a (tu
name), aún sin percatarse de una presencia tras ellas- Te dije que ese chico me
gustaba ¡Lo has espantado!

- ¿Prefieres escucharlo piropeándome? -replicó (tu
name) con una sonrisa tierna- Déjame a mi que se lo que me hago. En unos
minutos volverá y tendrás tu oportunidad.

- ¿Cómo lo sabes? -preguntó la morena de enormes
ojos verdes, con curiosidad.

- Está furioso conmigo y quiere replicarme. Pero
su intelecto no le da para mucho ¡Es hombre! -bromeó soltándose en carcajadas-
Volverá cuando tenga pensado algo hiriente para decirme. Como no tiene ninguna
excusa para acercarse te utilizará a ti. Te pedirá que vayas con ellos o algo
parecido.
Dul iba a replicar insegura de que tal cosa
pasase. Joe a sus espaldas le veía lógica a lo dicho pero no creía que fuese
realmente tan buena manipulando a la gente, para que todo le saliese tan bien.
Pero ambos se tuvieron que tragar su opinión al ver como el chico se acercaba
de nuevo.



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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:19

-Dul, ¿vienes con nosotros? He pensado que puedes congelarte si te
quedas mucho tiempo cerca de la reina de hielo -espetó fulminando a (tu name)
con la mirada.


- Cuidado, no te lesiones -respondió (tu name) con
total tranquilidad haciendo que el chico la mirase incrédulo- Pensar para
alguien que no está acostumbrado puede ser toda una actividad de desgaste -se
burló (tu name) haciendo que Dul soltase una carcajada e intentase disimularla
inútilmente con la mano- Y no soy "Reina de hielo". Aún soy princesa.
Pero cuando me coronen te avisó -concluyó y caminó hacía la orilla dejando a la
chica muerta de risa y al joven desconcertado.

Joe sabía que ese chico no estaría muy
acostumbrado a encontrase con mujeres tan seguras de si mismas y con tanta
agilidad mental. (Tu name) tenía una personalidad realmente única. Sonrió y
caminó tras ella.

(Tu name) chapoteada en la orilla. Descalza y con
los pantalones remangados. Había sido un día muy largo. Y deseaba que acabase
lo antes posible. Había comprobado que era realmente buena manipulando a la
gente. Pero ¿por qué debe ser algo malo si las consecuencias son positivas? Al
menos, para ella.

Se había negado a hacer el amor con Joe por la
tarde porque sabía que lo hacía para marcarla de una forma invisible, no porque
la amase. Y eso le repugnaba. Cuando habían bajado para cenar, pudo comprobar
que todos habían sido informados de que eran paraje. Incluso, la famosa
"Dul" que se lo comió con los ojos nada más verlo, sin importarle que
estuviese acompañado. Pero no se pondría nerviosa por ello. Mostrar una
debilidad es perder la batalla antes de comenzar. Habló con la chica aunque no
tenían nada en común y era evidente que la despreciaba. Poco a poco fue
mostrándose como digna de admirar. No fue muy difícil. La chica era bastante
superficial y ella era un icono en ese mundo. En cuanto supo que trabajaba en
una discoteca de moda y nombró a dos diseñadores, ya la había convencido de que
era un modelo a seguir. Realmente le daba pena.

Suspiró mientras le daba una patada a una concha,
hundida en la arena húmeda. Ella se caracterizaba por su sinceridad, y en
realidad no había mentido en nada de lo que le había dicho, pero el único
motivo por el que se había acercado a esa chica era evitar que hiciese contacto
con Joe. Y funcionó. La chica, al igual que ella, ignoró a Joe toda la noche.
Le dio otra patada a otra concha.

- Ellas no te están haciendo nada. Deja de
molestar a las pobres conchas -se burló Joe con sonrisa tierna.

Se giró completamente para observarlo con mayor
claridad. La luz de la Luna iluminaba y daba sombras a su rostro con una
sensualidad mágica. Tuvo que tragar trabajosamente para poder deshacer el nudo
de su garganta. Era endiabladamente guapo.

- Se han puesto en mi camino -replicó (tu name)
con fingida tranquilidad.
- ¿Como Dul? -preguntó él risueño

(Tu name) se desconcertó ¿Se había dado cuenta de
que lo único que pretendía era alejarla de él? Aunque fuese así sería fácil
negarlo. Tenía que relajarse. Odiaba como le hacía perder el control sobre ella
misma, ese hombre.

- ¿Tienes celos de ella? -replicó (tu name)
sardónica.

- Debería. Te has pasado toda la noche con ella
-afirmó perdiendo por un instante la diversión en su rostro- Pero te has
librado rápido de ella, y se la has encasquetado a otro.

- Ella me pidió que le ayudase a estar a solas con
él -explicó la rubia a la defensiva.

- Y tú manipulaste al chico para que hiciese lo
que querías -concluyó Joe con expresión insondable.

No sabía como interpretarlo, pero no pudo evitar
estremecerse con la idea de que él la despreciase por lo que había hecho. Antes
de que pudiese pensar en ello, se encontró a si misma justificándose.

- Hacer que alguien me odie para beneficiar a otro
no es algo malo -protestó (tu name).

Y para su sorpresa Joe soltó una carcajada.

- Cariño, tú eras la más beneficiada.

No soportaba que él pudiese ver cuan vulnerable y
necesitada de él era. Se había dado cuenta de que lo había hecho por celos.
Porque no soportaba la idea de tener que ver a Dulce coqueteándolo. Y aún peor,
porque no sabía si él cedería a sus encantos.

- No le encuentro el beneficio a que ese chico me
odie. No es que me preocupe en lo absoluto, pero tampoco obtengo nada a cambio
-dijo (tu name), convencida de que en otra vida tuvo que ser actriz.

- Te libras de todos ellos y te quedas a solas
conmigo. Sin duda, sales ganando -bromeó acercándosele.

- ¡Vaya, que engreído! -replicó risueña.

- Tanto como la reina de hielo -repuso agarrándola
por la cintura y rozándole suavemente con la nariz en su mejilla.

- No soy tal cosa -protestó (tu name) sin
convicción, cruzándose de brazos, poniendo algo de espacio entre ellos.

- ¡Oh, es cierto! Princesa de hielo -se rectificó
besándole la punta de la nariz.

- ¡Tampoco! El hielo se derrite, y no es fácil
conseguir tal cosa conmigo -explicó burlona.

- Creo que puedo hacer algo al respecto -aseguró
Joe hundiéndose en la curva de su cuello.

- Y yo creo que te valoras demasiado -espetó ella
con desdén. Le dio la espalda y comenzó a contonearse alejándose lenta y
sensualmente de él.

Era increíblemente sexy, pensó Joe. No podía
evitar ponerle las manos encima ni cuando ella le demostraba en sus narices que
era la manipuladora que él detestaba.

Ya ni él se creía eso. No la detestaba. Nunca
podría hacerlo. La deseaba, la necesitaba. No importaba como fuese. Aunque
fuese todo lo que odiaba de una mujer. Era difícil despreciarla cuando lo hacía
de una forma tan natural.

Había manipulado a esos chicos como marionetas. Y
en lugar de despreciarla por ello, la admiraba por su ingenio. Definitivamente,
estaba perdido. Pero se reconfortaba con la idea de que él no caía en esas
trampas. O eso creía. Capítulo 54

(Tu name) estaba sorprendida con la actitud de
Joe. Se había negado a ir a almorzar con su madre. Finalmente había aceptado
cuando ella lo hizo. Pero todo el almuerzo se comportó de una forma fría y
distante. Pensaba que había cambiado su actitud con ella. Pero no sabía que con
los demás también.
A lo largo del día notó que sus acciones escondían
un rencor desconocido para ella. Estaba claro que no conocía tanto a ese hombre
como creía. Pero le sorprendió aún más ser testigo de una conversación entre
ellos que la dejó helada.

- Tu padre me ha dicho que has comprado un
apartamento para independizarte -dijo Ninel a su hijo.
- Si -corroboró sin interés.

(Tu name) estaba petrificada. No tenía ni idea de
que él se fuese a mudar. Y era extraño porque se pasaban el día juntos.

- No sabía que siguieses en contacto con él
-continuó Joe fulminando a su madre con la mirada.
- Es tu padre. Es natural que estemos en contacto.
Además, él me informa de cómo te va, ya que tú apenas te dignas a llamarme.

La chica cada vez se sentía más fuera de lugar.
Necesitaba escabullirse pero no había forma de hacerlo, que no fuese muy obvia.

- No hay mucho que contar. Mi vida no es tan...
ajetreada como la tuya -espetó con desdén.

Ambas mujeres lo miraron atónitas. Había sido
descaradamente cruel, y eso no era normal, en la despreocupada actitud de Joe.

- Te vas a vivir solo, tienes novia... Creo que
son suficientes cosas que desconocía y que una madre debe saber -reprochó Ninel
indignada.

- Hay cosas con un hijo debe saber y tú nunca le
has dicho -replicó Joe con la mirada más fría que ambas mujeres habían visto
jamás.

Ninel se quedó perpleja y tembló unos segundos,
después sacudió la cabeza como si se negase a que sus pensamientos fuesen
ciertos. Esbozó una sonrisa que sorprendió a (tu name), y continuaron con un
tema superficial el resto de la tarde.

No sabía qué hacer o cómo comportarse. Notaba la
tensión en Joe. Pero no sabía qué ocurría. Al subir a la habitación para
cambiarse antes de bajar a cenar no pudo más.

Joe daba vueltas por la habitación, como si se le
quedase pequeña, tirando su ropa en cada rincón. Con solo los vaqueros, se
sentó en el borde de la cama. Hundiendo sus dedos en sus oscuros rizos,
escondiendo de ella su rostro.

- ¿Qué ocurre? -preguntó (tu name) insegura.

- Nada -contestó rápidamente.

- No es lo que parece. Has esparcido tu ropa por
toda la habitación -replicó ella dispuesta a enterarse de lo que le pasaba-
Estás furioso ¿Por qué?

Él levantó el rostro hasta cruzar la mirada con la
de ella. Sus ojos reflejaban dolor, rencor, ansiedad, furia,... ¿miedo? Se veía
tan frágil que le corto la respiración. Y una necesidad primitiva de protegerlo
y consolarlo se apoderó de ella.

Pero antes de que ella hiciese el más mínimo amago
de acercarse a él, él cambio su actitud. Nublando todos esos sentimientos, con
una expresión insondable.

- ¡Frustración sexual! -exclamó acariciándola con
la mirada- Eso es lo que tengo.

Desde que habían llegado a casa de su madre no
habían hecho el amor. (Tu name) se había negado a ser un objeto sexual en
presencia de otros. Cada día, cada minuto, estaba más segura de no poder seguir
con esa farsa.

Él había intentando seducirla, y en innumerables
ocasiones ella había estado apunto de ceder. Pero para suerte de ella, siempre
algún obstáculo había impedido que se dejase llevar por la lujuria. Él le había
coqueteado a Dulce, y la chica no había sido inmune a sus encantos, a pesar de
ser consciente de que "traicionaba" a su nueva amiga. Pero ella se
había contenido los celos, porque básicamente no le había quedado otro remedio.
Siempre estaban rodeados de gente. Y para suerte de ella -de nuevo, muy
afortunada- Jean Carlo siempre estaba dispuesto a distraerla cuando Joe estaba
ocupado en otros menesteres.

Los celos de Joe siempre podían más que sus deseos
de vengarse, y acababa buscándola para marcarla como "propiedad
privada". Suspiró con los recuerdos de esos dos últimos días. Ella quería
a ese hombre. Pero cada día descubría que lo desconocía más de lo que pudiese
imaginarse. Aunque en otras cosas fuese totalmente predecible.

- Ya te he dicho que no habrá sexo en casa de tu
madre -le repitió por decimoséptima vez ese día.
Joe suspiró frustrado y se levantó de la cama con
brusquedad.

- Habría sido mejor que te quedases en el cuarto
de Dul -replicó malhumorado.

- De acuerdo. Siempre puedo ir si no deseas que
compartamos la cama -informó (tu name), encogiéndose de hombros con
despreocupación.

Él la miró con expresión sombría. Achicó los ojos
hasta que fueron dos puntos de pura furia en su rostro. Se levantó, caminó
hasta el baño y entró dando un portazo tras de sí.

- ¿Eso es un sí o un no? -preguntó (tu name) a la
habitación vacía.

Como respuesta se escuchó un objeto frágil
haciéndose pedazos contra la puerta del baño.
No estaba de humor para que indagase en el asunto,
y mucho menos para sus típicas peleas de "quien puede más". Estaba
realmente furioso. Y ella no quería ser la afortunada con la que decidiese
desahogar toda su rabia.

Salió de la habitación para evitar ser ella la
próxima victima de su enfado. Caminó por los pasillos enormes y desiertos.
Todos estarían seguramente preparándose para la cena. Bajó por las escaleras y
se sorprendió al ver una luz encendida en un cuarto apartado. Pensando que
podía ser Dul o Ninel se acercó.

Desde la puerta pudo ver que efectivamente Ninel
estaba dentro. Acurrucada frente al fuego, en los brazos de Tiziano. Era una
visión tan romántica que no puedo evitar contemplarla y sonreír.

- Piccola mía, no te preocupes -le decía él
besándola con ternura.

- Pero creo que sabe la verdad -comentó Ninel con
angustia, sorprendiendo a (tu name), que se quedó estupefacta en el sitio.

- Si lo supiese habría dicho algo. Y con el
temperamento que ha demostrado tener, probablemente me habría roto la nariz o
algo parecido -bromeó Tiziano abrazando con más fuerza a su mujer.

- Deseo tanto ser tu esposa y que todo se aclare
-dijo Ninel en un suspiró.

(Tu name) se detestó por estar espiando. Pero le
fue imposible moverse. Sabía que hablaban de Joe ¿Él sabía un secreto sobre su
madre? Ella estaba segura de que así era. La actitud de Joe lo demostraba.
Fuese cual fuese el temor de la bella mujer estaba justificado, porque Joe
estaba evidentemente molesto con ella. Y él no lo estaría sin razón.

- ¿Nunca te dijeron que es de mala educación
espiar detrás de las puertas? -pregunto una sensual voz masculina llena de
sarcasmo. Capítulo 55

(Tu name) se encogió de sorpresa y vergüenza. La
había pillado y no podía más que intentar que la pareja de dentro no la
descubriese también. Se giró lentamente con ojos inocentes que suplicaban
silencio absoluto. Su descubridor la sonrió con devastador encanto y la agarró
de un codo para guiarla lejos de allí.

- Cara, que aficiones más extrañas tienes -comentó
con grandes pinceladas de sorna- ¿Qué otros hobbies tienes además del
espionaje?

- Rapto bebés y torturo a héroes de guerra -se
burló ella, caminando junto a él hasta el jardín.
- No creo que haya un solo hombre en el mundo que
no se dejase torturar por una belleza como tú -aseguró Jean Carlo con
adoración.

Ese chico nunca se cansaba de adularla. Y había
algo en él que le resultaba irresistible. No sabía el qué. Era obvio que era
uno de los hombres más atractivos que había visto nunca. Pelo moreno y rizado,
ojos de un verde tan claro que llegaba a confundirse con un dorado
deslumbrante. Su perfecto rostro era tan solo comparable al de su amado Joe.
Había conocido a muchos hombres guapos, pero ninguno llegaba a poder hacerle la
competencia en sensualidad a Joe. Pero ese chico le hacía recordar esa misma
pasión ¿Sería su acento italiano o había algo más? Fuese lo que fuese no era
suficientemente fuerte para olvidarse de Joe.

Charlaron durante largo rato dando un paseo, hasta
regresar al mismo punto del que partieron. Entraron a la casa para despedirse y
arreglarse rápidamente para cenar.

- Estate preparada -le advirtió Jean Carlo con una
sonrisa malévola- La cena va a ser muy interesante.

- ¿Y eso? ¿Qué ha pasado? -preguntó curiosa.

- Dul esta furiosa. Mi padre le ha armado tremenda
escena esta tarde. Hubo insultos en italiano y todo -se interrumpió en
carcajadas- Ella no se va a quedar de brazos cruzados ante las órdenes de mi
padre.

- ¿Cuáles órdenes? -quiso saber (tu name)¡, seguro
de que no le iba a gustar lo que iba a escuchar.

- Que se alejase del codiciado Joseph. Y es
extraño, porque mi hermana suele coquetearle a todo bicho viviente y con tu
novio se ha comportado -señaló Jean Carlo frunciendo el ceño- No sé por qué se
ha enfurecido tanto mi padre. Aunque Ninel estaba también allí. Supongo que fue
ella la que pidió que no se metiese en tu camino. Aunque la advertencia de
alejarnos de tu querido novio fue para los dos. Al parecer quieren protegerlo
de nuestras malvadas garras -bromeó con una sonrisa pícara.

(Tu name) no se molestó en desmentir el noviazgo.
Tiziano más que un favor le había causado un problema. Cuando a una chica
superficial y caprichosa se le prohíbe algo es como decirle donde está
escondido el tarro de la galletas, no dudará en ir a buscarlo. Suspiró con
frustración. No necesitaba aquello. Pero había mucho más que una amenaza a una
relación inexistente.

Ella se había librado recientemente de sus
secretos -o la gran mayoría-, pero allí flotaba la angustia de esconder la
verdad. No entendía qué ocurría allí, pero tenía la desagradable intuición de
que iba a explotar una bomba en cualquier momento.

- No te preocupes, cara -susurró Jean Carlo
desdibujando con el pulgar el ceño fruncido de ella.

(Tu name) desechó sus pensamientos y volvió a la
realidad. Se encontró con unos ojos verdes pendientes de ella. Unos labios
carnosos humedecidos de deseo y unas dóciles manos acariciándole el rostro. Se
quedó rígida ante él. Antes de que pudiese decir o hacer algo para separarse,
escuchó un sonido muy característico. Eran... ¿aplausos?

Se giraron inmediatamente hacia el lugar donde
provenía el sonido y se encontró con la esbelta y poderosa figura de Joe sobre
el penúltimo escalón, observándolos con ojos chispeantes. Pero ¿qué era lo que
se veía en ellos? ¿Diversión o ira?

- ¡Que bonito! -se burló Joe caminando hacía ellos
como un enorme muro que se expandía ante ella- ¿He interrumpido el momento
tierno? -la ridiculizó cogiéndola por el brazo, apretándola contra él- ¿No
decías que nada de sexo en la casa? ¿O solo iba por mí?

Así que había decidido seguir torturándola con
desconfianzas e insultos ¡Perfecto! Ella se había hartado de ser la buena
chica. No valía para serlo. Y le demostraría lo bien que se le daba no serlo.

- Estaba barajando mis opciones. Como Dul esta
enojada, no me resulta nada atractiva la idea de compartir su cuarto -comentó
(tu name) con tranquilidad y un rastro de burla- Así que esperaba que Jean
Carlo me hiciese un huequito en su cama ¿Crees que lo consiga? -preguntó con
fingida inocencia y un fondo de malévola sensualidad.
Pudo ver como las chispas de sus ojos ardían con
furia. Sonrió satisfecha, antes de que él la cogiese del brazo y la arrastrase
escaleras arriba. Y como por primera vez en mucho tiempo se sentía segura de sí
misma y con muchísimas ganas de fastidiar a ese hombre, decidió meter más leña
al fuego.

- ¡Ciao, amore! -gritó (tu name) a Jean Carlo
muerta de risa, mientras era arrastrada- Nos vemos en la cena -dijo antes de
perderlo de visto al entrar en los pasillos que llevaban a los dormitorios.

- ¡Ciao, cara! -escuchó replicar al joven entre
risas.

Miró a Joe que la sujetaba del brazo, con tanta
fuerza que le hacía daño. Pero no se lo iba a decir. Lo último que diría en ese
momento era algo que le hiciese saber que podía dominarla, física o
emocionalmente.

Abrió con brusquedad la puerta de la habitación y
la tiró contra la cama. Se separó de ella solo unos segundos para ir a cerrar
la puerta con llave y volvió a ella. (tu name) estaba sentada en medio de la
cama con las piernas cruzadas bajo ella y una enorme sonrisa en los labios.

- ¿Crees que esto es un juego? -protestó Joe
furioso.

- ¡Tú sabrás! Eres el que lo ha empezado. Yo solo
lo he continuado. Y obviamente, lo he ganado -replicó (tu name) ampliando una sonrisa
condescendiente.

- No juegues con fuego -advirtió furioso.

- ¿O qué? ¿Me voy a quemar? -espetó (tu name)
inesperadamente triste- ¿Qué puedes hacer o decir que me haga más daño del que
ya me has hecho? -preguntó rogando porque la irritación de sus ojos para dejar
salir las lágrimas, desapareciese.

Vio como cada músculo del cuerpo de Joe se
tensaban. La miró con algo parecido a culpa y después de apenas unos segundos,
todo rastro de emoción desapareció de sus ojos. Se mantuvo frente a ella,
quieto, inmóvil, sin hacer ni decir nada.

- Tengo que arreglarme para la cena -dijo (tu
name) corriendo hasta la confortable soledad del baño.

Cerró tras ella y se dejó caer sobre la puerta
hasta dar en el suelo. Le había confesado que le estaba haciendo daño. Si la
conociese como ella siempre había creído que hacía, ataría cabos. Deduciría que
lo amaba. Pero si la conociese, se habría dado cuenta antes que nunca habría
estado con él por simple sexo. Si la conociese...

¡Ni ella se conocía a sí misma, en esos momentos!
Enamorada de su mejor amigo. Dejándose utilizar. Soportando sus insultos y
acusaciones. Y esa mirada de desdén que siempre lo acompañaba. Ella no tenía
por qué soportar nada de aquello ¡y no lo haría!




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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:20

Se lavó la cara, miró en el espejo a la (tu name) fuerte y segura de
sí misma que había desaparecido hacía meses, y salió del baño. Pero la
habitación estaba vacía. Se había ido. Una vez más, daba la espalda a hablar
del problema y se encerraba en sí mismo. Pero esta vez no sería ella quien
corriese tras él para estar a su lado sin hacer preguntas.


¡No la quería como su amiga! Pues que buscase
alguien que soportase y entendiese sus cambios de humor. Que supiese que estaba
mal aunque sonriese. Que se sentase durante horas a su lado en silencio sabiendo
que necesita a alguien a su lado pero no era capaz de hablar. Ya no sería ella
la que hiciese todo eso. Ya no eran amigos.

Y en ese mismo instante lo decidió. Nunca
recuperaría lo que una vez tuvieron. Había desaparecido la oportunidad de que
él la viese como algo más que un cuerpo que le diese calor en la cama. No había
ninguna posibilidad de volver a ser amigos. Y por tanto, era absurdo seguir
siendo amantes. Ella solo recibía dolor de esa relación. Destellos de lo que
podrían tener juntos y nunca tendrían. Capítulo 56

Al bajar para la cena se encontró con el asiento
de Joe vacío. Ninel le dio una vana excusa para su ausencia y ella fingió
aceptarla sin pesar. Jean Carlo aprovechó para hacerle compañía y animarla con
sus ingeniosos chistes y coqueteos.

¡No se iba a sentir culpable!, se dijo tajante.
Ella no era nada de Joe y en cuanto lo viese le dejaría claro que el tiempo de
validez del contrato había espirado.

Al llegar el postre se escuchó el sonido de la
puerta. Minutos más tarde, Joe entraba al comedor, haciendo que toda la
atención se centrase en él.

(Tu name) estaba sorprendida por la aparición.
Pero aún lo estuvo más por sus acciones. Caminó hacía ella, cogió a Jean Carlo
del cuello de la camisa como si no pesase nada y lo levantó de su asiento, para
hacerlo a un lado. Sentándose él al lado de (tu name). No dijo una palabra.
Rechazó la comida cuando una sirvienta se la iba a colocar frente a él, y
aceptó el postre. Todos continuaron con sus respectivas charlas al verlo comer.

Al terminar la cena e ir todos hacía el salón para
tomar una copa, observó como Ninel se acercaba a su hijo para hablar y este la
ignoraba, dándole la espalda y caminando hacía ella. No supo qué decir cuando
lo tuvo frente a ella. No estaba acostumbrada a verlo tan serio, durante tanto
tiempo.

Definitivamente no era quien ella creía que era.

Él la rodeó con una mano la cintura y la guió
hasta el jardín. Era el momento de hablar. Y ella tenía mucho que decir. Pero
¿por donde empezar?

Vio como él se sentaba en unas escaleras de piedra
y miraba al cielo estrellado como si buscase respuestas. Lo imitó y se sentó
junto a él. No le costó ver la decisión en su cara. Había algo concreto que
quería contarle. Pero ella sabía que si era sobre ellos, no le gustaría
escucharlo. Y si no lo era, iba a hacer que se ilusionase de nuevo con
significar algo para él. Y ya le había demostrado que no era nadie en su vida.

Decidió que sería ella la que hablase y terminase
con aquel teatro, en cuanto lo vio abrir la boca. El temor dio vida a sus
palabras.

-Tenemos que hablar -dijo (tu name)
atropelladamente. Joe cerró la boca con brusquedad, como si se tragase sus
propias palabras antes de que saliesen al exterior. Con el ceño fruncido la
observó e hizo un leve gesto con la mano de cortesía para que continuase.

(Tu name) no tenía claro cómo diría aquello. Pero
el amor que sentía por él la estaba consumiendo. Tenía que alejarlo de ella, de
su lastimado corazón. Cogió fuerzas de donde no la había y se decidió a hablar.

- Nuestro trato... -intentó decir nerviosa- No
creo que sea prudente que continúe.

- ¡Prudente! -repitió él en un susurro y esbozó
una pequeña sonrisa sarcástica.

Ella sintió que todo el oxígeno abandonaba sus
pulmones, y toda su decisión de continuar con aquello se tambaleó. Pero tenía
que hacerlo antes que el daño fuese irreversible. Si es que no era demasiado
tarde ya.

- Nos aporta más problemas que ventaja -dijo (Tu
name) finalmente decidida a que era lo mejor- No paramos de hacernos daño.
Pensamos que podíamos disfrutar de momentos juntos, pero esos momentos se han
convertido en una batalla diaria.

La mirada de Joe era inescrutable. Pero estaba
pendiente de ella, sin dejar de mirarla ni un segundo, con una leve sonrisa.
Nerviosa decidió seguir hablando sin importarle si tenían o no sentido sus
palabras.

- Está claro que no podemos ser amantes. Y has
dejado claro que no quieres que seamos amigos. Así que es mejor que dejemos la
farsa antes de que digamos o hagamos algo que pueda herir más al otro.

Cuando dejó de hablar notó que él se contrajo
levemente, como si un dolor insoportable le hubiese cruzado todo el cuerpo.
Suspiró y miró al oscuro cielo, esperando que dijese algo.

- Tienes razón -es lo único que dijo Joe, antes de
levantarse y caminar hacía el interior de la casa.
¿Tan poco le importaba lo que habían tenido? ¿No
lucharía nada por mantenerlo? ¿Ella no le importaba ni lo más mínimo? Pero era
lógico. Ella solo le daba sexo. Y no le costaría nada reemplazarla. No tenía
por qué afectarle en absoluto.

Antes de que pudiese evitarlo una lágrima se
escapó de sus ojos y corrió bajo su mejilla. Se puso en pie rápidamente, se
secó la lágrima y se prometió que sería la última que derramaría por ese
hombre.
Escuchó las voces a lo lejos de los invitados de
Tiziano y Ninel. Decidió que no era momento de socializar. Subiría, haría su
maleta y le explicaría a Ninel que debía irse. Y se alejaría de Joe para
siempre.

Convencida de que sería lo mejor. Y herida por no
tener más opción, caminó hasta el cuarto. Al abrir se quedó estupefacta. Joe
estaba sentado en el suelo, mirando a la nada. Apoyando la cabeza sobre los
pies de la cama y los antebrazos sobre sus rodillas flexionadas. Se permitió un
segundo para contemplarlo y después caminó hacía el armario sacando su maleta.
La dejó sobre la cama y comenzó a colocar su ropa en ella. Joe no se movió.
Cuando toda su ropa ya estaba guardada fue al baño por el resto de sus cosas.
Al salir vio que él no se había movido del sitio. Guardó todas sus propiedades
en la pequeña maleta y la cerró. Con esfuerzo la bajó de la cama y se paró
junto a Joe para despedirse.

- No te puedes ir -dijo Joe sin más, antes de que
ella abriese la boca.

- ¿Por qué no? -preguntó ella irritada por la
indiferencia en su voz.

- Por varias razones -explicó él ausente y sin
mirarla aún- No hay ningún vuelo hasta mañana...

- ¡Oh! -gimió frustrada soltando la maleta.

- Y no puedes dejarme solo -añadió él con voz
ahogada.

(Tu name) sintió como el corazón se le encogía de
emoción. Lo miró atónita, con ojos como platos y la boca abierta. No creía que
lo que acababa de escuchar fuese cierto.

- Me harán muchas preguntas que no deseo contestar
-rectificó Joe, mirándola al fin, con indiferencia- Todos creen que eres mi
novia. Y si te vas me harán la vida imposible.

- Solo serán unos días. Y estoy segura de que
encontrarás la forma de distraerte -espetó irritada.
Seguramente se distraería con Dul, pensó furiosa.
Él pareció leerle la mente y sonrió.

- No soy tan ingenioso como tú, cariño. Estoy
seguro de que me meteré en más de un lío -advirtió él sonriente- ¿Podrías hacer
esto por lo que fue nuestra amistad? -le pidió expectante.

- ¿Quedarme el resto de la semana? -preguntó
insegura.

- Fingir ser mi novia, unos días –corrigió Joe
férreo.

¿Fingir ser su novia? ¿Estaba loco? Lo que ella
más deseaba era alejarse de él y le estaba pidiendo que fingiese ser la persona
que más cerca estaba de su corazón ¡Estaba loco!

Pero ella estaba aún peor por pensárselo, se
recriminó furiosa. Unos días juntos harían que el final de su relación fuese
más civilizado. Podría aprovechar para dejarle claro a Joe que lo hacía porque
una vez fueron amigos pero que en ese momento ella no deseaba volver a verlo
más porque le había hecho mucho daño. Podría...

¿A quien pretendía engañar? No estaba preparada
para abandonarlo. Simple y llanamente. Él la necesitaba y una vez más ella se
sacrificaría por él.

- De acuerdo -aceptó con voz pesada.

Él se levantó y la miró como si acabase de darle
una mala noticia. Después asintió levemente y se marchó de la habitación. Ella
rompió su juramento y se echó a llorar sobre el edredón ¿Por qué tenía que
enamorarse de alguien que parecía disfrutar haciéndole daño?- Capítulo 57

Desde la noche antes de comenzar esa visita, Joe
se sentía el hombre más miserable del planeta. Había visto el dolor en los ojos
de (tu name) y se había dado cuenta de que todo lo que hacía era engañarse para
poder tener una excusa para tenerla cerca. Si se decía que ella no tenía
sentimientos no tenía que preocuparse por herirlos. Pero ella los tenía y él le
había hecho daño.

Se había repetido durante el trayecto en avión,
una y otra vez que hablaría con ella, que se disculparía y haría lo que fuese
necesario para enmendar su error. Pero entonces llegó su madre y después, Jean
Carlo. Y los celos nublaron su juicio -una vez más-, siendo incapaz de hacer
otra cosa que no fuese herirla aún más.

Habían jugado a un juego peligroso de celos, pero
sabía que ella no temía por él. Solo lo quería como un amigo, por lo que no
importaba que otras lo deseasen.
¡Y él se aprovechó de su amistad para atarla a él!
se reprochó avergonzado.

Sabía que ella lo quería y haría cualquier cosa
para no perderlo. Habían sido muchos años juntos.
Pero él se había pasado exigiendo y era justo que
ella quisiese alejarse de él para siempre. No tenía derecho a pedirle que fuese
su amante. Hacía días que se reprochaba por ello. Cada noche se quedaba
despierto observándola y ordenándose que al día siguiente le diría que ya no
hacía falta que se sacrificase más por él. Nunca la abandonaría. Pero después
la abrazaba y su olor y la sensación de la suave piel femenina contra la suya,
le decía que no podría vivir un solo día sin eso. Frustrado lo había pagado con
ella, siendo grosero y tratándola mal. Pero no podía alejarla de él. Cuando vio
todo ese dolor en sus ojos esa misma noche supo que no podía continuar con lo
que estaba haciendo. Y huyó.

Caminó durante más de dos horas. Intentó encontrar
la manera de seguir junto a ella y no tratarla como a un objeto sexual. Pero no
había ninguna. No podían ser amigos, porque deseaba besar cada centímetro de su
cuerpo cada vez que la miraba, y no soportaría verla con otro. Ella no era solo
un cuerpo bonito, era mucho más.

Pero no había manera de tenerla en su cama sin
tratarla como un objeto. Y ella no se merecía ese trato, por mucho que él se
hubiese intentado convencer.

Había acabado aceptando que la única solución era
alejarse el uno del otro y seguir con sus vidas. Decidió volver a la casa y
contarle su decisión. Pero al ver a Jean Carlo en su asiento, junto a (tu
name), todo su autocontrol y decisión se había evaporado. Suspiró irritado con
el recuerdo, se frotó los ojos y se sentó en las escaleras de piedra del
jardín.

Allí había decidido pedirle disculpas por ser un
cretino y aprovecharse de ella. Pero ella, siempre más inteligente que él, se
le había adelantado, haciendo que terminase su peculiar relación. No supo qué
decir. Pensó que si pedía disculpas ella iba a pensar que era una manera de
querer seducirla para que cambiase de opinión. Y si seguía allí frente a ella,
tan hermosa como estaba, seguramente lo intentaría. Así que se marchó. Se
encerró en su cuarto y entonces lo dominó el pánico ¡La iba a perder para
siempre!

En estado de shock se había dejado caer en el
suelo. No la volvería a ver, ni a tocar. Otros la besarían, se embriagarían con
su perfume, se perderían en la inmensidad de su mirada, se extasiarían con su
risa. No volvería a disfrutar de esa pequeña seductora nunca más. El corazón se
le encogió tanto que creyó haberlo perdido por completo. No podía perderla. Aún
no estaba preparado.
Bajó a la realidad al ver como ella entraba en el
baño y recogía sus cosas. Estaba haciendo la maleta ¿Cuanto tiempo llevaría
allí? Había estado tan absorto intentando encontrarle sentido al caos que había
en su interior que no la había visto. Pero ella estaba por marcharse y no había
encontrado ninguna solución. Así que se limitó a decir que simplemente no podía
irse. Soltó la primera excusa que se le vino a la cabeza. Y sin pensar dijo la verdad
¡No podía abandonarlo! La quería junto a él. No se creía capaz de respirar si
no era así.

Se levantó con brusquedad de la escalera de piedra
y caminó por los jardines. Se había inventado otra estratagema más para
mantenerla atada a él. Y encima se lo había pedido en nombre de su antigua
amistad ¡Era rastrero! Se detestaba a sí mismo. Pero tenía que hacer algo para
no perderla. Era algo temporal. Pero aún no estaba preparado para alejarse de
ella para siempre.

Continuó caminando hasta encontrarse con la luz
del despacho de Tiziano. Él y su madre se besaban apasionadamente en el
interior. Podía verlos con claridad, en la distancia, por los grandes
ventanales. Los dejó atrás en su camino.

¡Otra victima más en la lista de su madre!, pensó
con pesar. Ella era una mujer sin corazón, incapaz de enamorarse. Por su culpa
había juzgado así a (tu name). Pero ellas no eran iguales. (Tu name) era
sincera con sus sentimientos. Si odiaba a alguien lo decía y si le gustaba
también. Su madre, sin embargo, podía decir estar locamente enamorada de uno y
no solo no ser cierto, sino que lo traicionaba de la forma más vil. Había
tratado a su padre como un perrito faldero, siempre dispuesto para acatar sus
órdenes. Y él había sido testigo del desprecio que obtenía a cambio. No
entendía cómo su padre la había aguantado por tanto tiempo.

Lo peor de todo aquello era que había pagado todo
su enojo con (tu name), en vez de hacerlo con la verdadera responsable. Suspiró
con tristeza y se encaminó hacía su habitación. No estaba seguro de lo que
haría esos días pero a pesar de que lo último que deseaba era quedarse en ese
lugar, era su única excusa para tenerla cerca.

Al llegar a la habitación, la encontró a oscuras.
Caminó a ciegas hasta la cama, hasta que sus ojos se acostumbraron a la escasa
luz. Ella estaba acurrucada a un lado de la cama y le había dejado libre el
resto, para que se acostase él al llegar.

Rodeó la cama hasta quedar junto a ella. Se
arrodilló para quedar frente a su preciosa cara y la contempló. Su melena dorada
caía por su hombro y se extendía por la almohada. Estaba hecha un ovillo, con
las manos apretadas bajo su rostro. Le acarició la mejilla y rió al ver como
ella movía su naricita, como una pequeña brujita que intenta hacer magia con su
pequeña nariz.

Se puso de pie y se obligó a alejarse de ella. No
podía dormir en la misma cama que ella. No podría controlarse y acabaría como
todas las noches, apretándola contra él para sentirla parte de sí mismo.
- Duerme, cariño -dijo antes de alejarse de ella.

Lo mejor sería una buena ducha fría. Eso aclararía
todas sus dudas y amortiguaría su deseo. Le había rogado hacerle el amor un
millón de veces desde que había llegado. Y aunque realmente lo deseaba, en
realidad lo más insoportable era la idea de tenerla lejos de su abrazo.
Necesitaba el contacto de su piel. No tenía claro como sobreviviría sin ese
contacto.

Mientras se duchaba recapacitó en el hecho de no
tenerla nunca más, y sintió que su corazón hecho pedazos se perdía por el
desagüe.

Al llegar al cuarto aún entre sombras, volvió a
esperar a que su vista se acostumbrase. A medida que se acercaba a la cama,
sentía que sería un infierno mucho peor de lo que él pudiese imaginar.

El paraíso era estar dentro de ella, y él nunca
más lo volvería a sentir.

Caminó de nuevo junto a ella, envuelto en una
pequeña, mullida y blanca toalla. Y se deleitó con la preciosa imagen que le
dejaba ver la suave luz de la Luna que entraba por el ventanal.

- Te necesito tanto... -le susurró mientras le
acariciaba los rizos dorados.

Se acercó suavemente hacía ella, como si tuviese
todo el tiempo del mundo y quisiese aprovechar cada centímetro de la
aproximación. Rozó suavemente los rosados y carnosos labios femeninos con los
suyos y deposito un casto y tierno beso. Un simple beso que le hizo
estremecerse. Haciendo que la ducha fría no hubiese servido para nada. Ella era
la única persona capaz de tener tal poder sobre él. Su pequeña y traviesa
ninfa.

Se colocó algo de ropa para dormir y se acostó en
el pequeño sofá de la gran habitación. No se sentía con el suficiente
autocontrol para dormir en la misma cama. La miró. Solo estaban a un escaso
metro y le pareció que estaba en otro planeta. Un lugar inalcanzable. La había
perdido. Y solo tenía unos días para hacerse a la idea antes de perderla por
completo. Capítulo 58

Los rayos de sol inundaban la habitación. (Tu
name) comenzó a despertarse. Se tapó el rostro con una mano, intentando que la
luz no la cegase. Se estiró perezosamente sobre las sábanas y miró la parte
intacta de la cama que había reservado para que él durmiese. Después, miró
hacía el sofá del cuarto. Estaba sola. Él habría salido temprano esa mañana.
Probablemente para no tener que verla. Se tiró sobre el colchón de nuevo y
cerró los ojos. No quería pensar en lo que había significado todo lo ocurrido
la noche anterior.

Joe la había dejado en el cuarto hecha un mar de
lágrimas. Había llorado hasta dormirse, acurrucada en un lado de la cama.
Después, había notado un cosquilleo en la cara que casi consiguió despertarla.
Pero estaba en un magnifico sueño en el que Joe la amaba y eran felices, y por
supuesto ella tenía un fabuloso Ferrari para acompañarlos en esa vida de
ensueño. Pero entonces lo había escuchado susurrarle que se durmiese. Él estaba
allí, junto a ella, acariciándole la cara. Y le había dicho "cariño".
Solo lo hacía sarcásticamente cuando estaba enojado. Pero esa vez su voz era
suave, dulce, tan tierna que casi llora de felicidad.

Pero después, no pasó nada más. Vacío. Escuchó la
ducha y se dijo que todo era producto del ensueño. Intentó dormir de nuevo,
pero no pudo. Escuchó cada paso que dio él en la oscuridad. Notó como se
acercaba a ella, y apretó los párpados intentando recordar que debería estar
dormida. Iba a acostarse junto a ella, y todo su cuerpo contestó al hecho. Pero
no lo hizo. Durmió en ese pequeño -y estaba segura que incómodo- sofá.

"Te necesito tanto..." le había
susurrado antes de darle un dulce beso. Y estaba segura que eso no había sido
un sueño. Porque pasó las siguientes tres horas intentando darle una lógica a
lo sucedido ¿Qué quería decir que la necesitaba? Si fuese tan cínica como le
gustaría pensar que era, pensaría que se refería a algo práctico, como que la
necesitaba para hacerse pasar por su novia. Pero la verdad era que se había sorprendido
a ella misma creyendo en cuentos de hadas en los que el príncipe acaba
enamorado de la princesa, y no aprovechándose de su cuerpo para pasar a la
siguiente.

¡Cielos, era patética! se dijo irritada. Un casto
beso en la comisura de los labios y ya estaba haciéndose toda una película de
amor. Él no la amaba. Y si había oído ternura en sus palabras era porque había
vuelto el Joe dulce que ella conocía. Con suerte, se quedaría lo suficiente
para no acabar matándolo antes de separarse para siempre. Porque ella también
había vuelto a ser la que era, y no se dejaría pisotear de nuevo.

Se levantó con decisión de la cama y se metió en
el baño. Unos minutos después estaba lista para lo que se le avecinaba. Pero
¿qué sería exactamente? Habían concordado fingir ser novios. Pero no sabía que
esperaba de ella exactamente. Seguiría actuando como hasta entonces, se dijo
relajadamente.

¿Ignorándolo y coqueteando con su futuro
hermanastro? No estaba segura de que esa fuese la imagen de una buena novia.
Aunque ella nunca había sido tal cosa. Solo estaría allí unos días, y ese mismo
tiempo duraría su amistas con Joe, así que haría todo lo posible para ser la
mejor novia del mundo. Después, lo sacaría de su vida y acabarían los
problemas.

Sonrió al espejo y se dispuso a salir. Se encontró
a Dulce y Joe en la cocina. Ambos hablaban relajadamente y reían sin parar.
Pero no se sintió amenazada. Era un ambiente cómodo y distendido. Se preparó un
zumo de naranja y se sentó a la mesa, junto a ellos. Pero nada más colocarse al
lado de Joe él se levantó.

¡Se acabó el cuento de hadas! ¿Cuanto le había
durado? ¿Cinco minutos? Suspiró y sonrió a la muchacha que tenía frente a ella.

- Joe me estaba contando sus planes para hoy
-informó Dulce- ¡Es tan romántico!

¿De qué estaba hablando? Iba a hacer esa misma
pregunta cuando Joe se sentó de nuevo junto a ella, le colocó un enrome tazón
de leche, como a ella le gustaba y sus bollos preferidos ¿Qué estaba pasando
ahí?

- ¡Come! Ya se que no te gusta desayunar nada más
levantarte. Pero el día será pesado y no se a qué hora podremos almorzar
-explicó Joe suavemente evitando mirarla a los ojos.

Estaba atónita, y como una autómata comenzó a
engullir bollos. No sabía si estaba en un sueño o en una realidad paralela.
Estaba segura de que en cualquier momento aparecería un elefante rosa por
alguna parte.

Tras desayunar, sin apenas dirigirse la palabra,
él la informó de que se irían a pasear por la playa. Explorarían un poco y se
llevarían una cesta de picnic por si les entraba hambre.

Con un pantalón blanco hasta las rodillas,
mostrando sus fuertes piernas y una camiseta sin mangas se presentó ante ella,
cesta en mano. (Tu name) decidió seguirle la corriente, se colocó un bikini
blanco y una minifalda vaquera del mismo color.

- ¿No va a hacer mucho frío para esto? -protestó
(tu name).

- Aquí si. Pero en la playa con el Sol que hace
hoy, estaremos perfectamente. Colócate una chaqueta hasta que lleguemos -le
sugirió con una suave sonrisa.

Dulce. Muy dulce. Demasiado dulce, se dijo (tu name)
desconfiada. Aun así, hizo lo que le decía y llegaron a una solitaria playa.
Estaba llena de rocas y jugaron entre ellas, escalándolas y recordando las
innumerables veces que se habían caído. Normalmente por culpa de ella, porque
su espíritu aventurero acababa arrastrando a Joe a todas sus locuras. Y siempre
acababan magullados.

- Tengo cientos de cicatrices por tu culpa -acusó
Joe risueño.

- Son heridas de guerra -bromeó ella subiendo una
enorme roca.

- ¡Ten cuidado! Esta resbaladizo -aconsejó preocupado-
Creo que es mejor que volvamos.

- ¡Espera! ¡Ven rápido! Aquí hay algo... -dijo (tu
name) perdiéndose unos segundos de su vista para después volver muy sonriente-
Hay una cueva preciosa ¡Sube!

Ella lo ayudó con la cesta de picnic y subió.
Entraron en la pequeña gruta. Tuvieron que agacharse para poder entrar. Pero se
sorprendieron con su enorme interior. Estaba formado por rocas oscuras
iluminadas por un foco de luz que venía desde arriba, haciendo un efecto
impresionante de colores al impactar con el agua que corría desde las paredes
hasta un riachuelo.

- ¡Es precioso! -dijo (tu name) asombrada.

- ¡Increíble! -corroboró Joe, pasando una mano por
las fuentes de agua natural que caían de las paredes.

- Yo creía que esta clase de maravillas solo se veían
en islas paradisíacas reservadas para millonarios -susurró la chica admirando
el paisaje- Aunque supongo que esta lo es.

- ¡Sí! Hasta tú, con lo despistada que eres,
deberías haberte dado cuenta de que estamos rodeados de millonarios -se burló
el joven salpicándola de agua.

- Tú eres uno de ellos -espetó devolviéndole el
gesto.

- ¡Oh! No deberías haberme mojado -afirmó Joe con
una sonrisa malévola dirigiéndose lenta y poderosamente hacía ella.

- ¡Tú empezaste! -exclamó huyendo de él.

Por mucho que corrió, fue en vano. Acabó en lo que
ellos habían considerado un riachuelo. En realidad los cubría a ambos. Él acabó
en el agua intentando sobrevivir a los ataques de ella. Reían sin parar y
tragaban agua del mismo modo. La agarró por la cintura para llevarla a la
superficie. Ella se estaba despejando el pelo mojado de la cara distraídamente,
mientras él intentaba recuperarse del impacto de tenerla tan cerca, entre sus
brazos, cara a cara.

Una vez despejado el rostro, (tu name) abrió los
ojos y se encontró con la mirada penetrante de Joe. Le costó unos segundos
recordar como se respiraba y después se apartó de él suavemente.

- Este lugar es fantástico -dijo (tu name) con una
gran sonrisa, apoyando el rostro sobre sus manos, que la mantenía a flote
gracias a las rocas de alrededor.

- ¡Fantástico! -murmuró él, perdiéndose en la piel
mojada frente a él. La suave espalda cubierta por la melena empapada.

Sonrió al ver como goteaba la preciosa nariz de
(tu name) y la seco con un suave gesto con el dedo índice. Tenía que aprovechar
esos días porque no tendría ninguno más.

- ¿Quieres comer algo? -sugirió Joe señalando a la
cesta de comida que habían llevado. Ella asintió y ambos salieron del agua.

Tras comer algo y reír mucho más, pasearon toda la
tarde. Al llegar a la casa, ambos estaban muy relajados. No se dieron cuenta de
cuando o por qué, pero llegaron cogidos de la mano y muy sonriente. (Tu name)
se iba a separar, ya que no quería que él supiese de sus sentimientos. Pero en
ese momento vio a la familia Vitale al completo y decidió que era parte de su
papel de novia ejemplar.
Era tan extraño, pensó Joe cuando llegaron al
cuarto y ella se encerró en el baño para alistarse para la cena. Era la primera
vez desde que supo toda la verdad sobre (tu name), que la veía tal y como
siempre había sido. Tan bromista y traviesa como recordaba. Pero era muy
diferente verla con ese diminuto bikini, que dejaba a la vista cada perfecta y
voluptuosa curva. Una necesidad de abrazarla y no soltarla jamás se apoderó de
él

¿Cómo un día tan fabuloso como el que había pasado
podía resultarle tan doloroso? Ella era maravillosa, más de lo que nunca habría
podido imaginarse. Pero él no era digno ni siquiera de compartir el mismo
espacio físico con ella. Le deseaba que fuese muy feliz y que encontrase a un
hombre que supiese valorar lo mucho que valía. Pero dudaba de que fuese a ser
capaz de ser testigo de ello. Lo mejor para ambos sería no verse más. Aunque
sintiese que eso fuese imposible. Capítulo 59

(Tu name) estaba más feliz de lo que debería ser
aconsejable para su sufrido corazón. Pero habían pasado un día fabuloso y no
quería bajar a la realidad. Hasta que salió del baño y se encontró a Joe con la
expresión más triste que le había visto jamás, entonces supo que no todo era como
parecía ser. Él había disimulado y sonreído en cuanto la había visto. Habían
bajado para cenar, encontrándose solo con la familia Vitale, ya que el resto de
invitados había abandonado esa misma tarde la propiedad.

Jean Carlo estaba siendo tan considerado con ella
como siempre y Joe intentaba no ponerse celoso. Ella pudo ver el evidente
esfuerzo que hacía. Notaba como una ráfaga de ira lo invadía y después solo
veía pena. No sabía en qué estaría pensando, pero podía ver en sus ojos
añoranza.

- ¡Hacen una pareja tan linda! -exclamó Ninel, de
nuevo, como hacía sin parar cada vez que los veía juntos.

Por primera vez desde que todo aquello pasó, Joe
no corrigió a su madre o protestó por la observación. Solo miró con dulzura a
(tu name) y le besó el dorso de la mano.

¡Aquello era una auténtica pesadilla! quiso gritar
(tu name). Era más fácil lidiar con el amante egoísta.

Ver la cara de pura tristeza de Joe, la
desconcertaba. Cada minuto tenía que ponerse la mano en el pecho para notar los
latidos de su corazón, para asegurarse de que no se le había derretido.

- ¡Les tengo que echar una foto! -aseguró Ninel,
al ver que ninguno se quejaba por sus comentarios.

Tras la cena, posaron para varias fotos en el
jardín. Al menos, alguien tendría el recuerdo de esa relación. Joe la abrazó
muy fuerte contra él y ella se estremeció. No estaba segura, pero creyó notarlo
temblar. Habría sido por el frío, pensó la chica sin darle importancia.

Se reunieron con el resto en el acogedor salón,
para tomar la última copa antes de despedirse hasta el día siguiente. Dulce y
Jean Carlo hablaban con el ceño fruncido en el sofá. Eran unos auténticos
hermanos típicos. No podían pasar ni cinco minutos sin pelearse. Tiziano les
acercó unas copas al verlos llegar, con una gran sonrisa. Joe pensó que era una
pena que un hombre tan agradable se hubiese dejado manipular por una arpía como
su madre.

Se sentó en un sofá cercano al de los hermanos y
sonrió a (tu name) cuando esta lo acompañó.
Se veía tan bello y vulnerable, pensó (tu name)
con todo su amor acumulado en el pecho. Cualquiera que no lo conociese de
verdad -todo el mundo- pensaría que era feliz. Pero ella sabía que escondía
mucho en su interior. Destellos de cólera, resentimiento y tristeza le cruzaban
continuamente, en sus preciosos y penetrantes ojos.

Charlaron todos un poco más. Todo fue muy educado
y sosegado. Y cuando llegó el momento de volver a la habitación, se llevó la
sorpresa de volver sola. Joe le había pedido gentilmente que fuese a dormir,
que en unos minutos se reuniría con ella.

Obviamente la explicación se la dio para seguir
con su papel de novio, pensó (tu name) rápidamente. No se dejaría convencer por
la adolescente deseosa de amor que tenía en su interior. Él estaba siendo
educado pero eso no significaba nada. Nunca la amaría. Y sería mucho más feliz
si lo aceptaba cuanto antes y se alejaba de él para siempre.
Con ese pensamiento se metió en la cama e intentó
dormir.

Joe por su parte, decidió que la forma perfecta de
caer inconsciente era una botella de whisky, y fue en su busca. Se encerró en
una sala con un pequeño mini bar y bebió sin parar. Deseando que todo el dolor
que se acumulaba en su interior desapareciese. Si se sentía tan desolado
teniéndola a su lado ¿como sería de insoportable sin ella? No quería pensarlo
así que tomó otro trago más. Y con cada pensamiento sobre la perdida, la culpa
y los fantásticos recuerdos, toma tragos sin parar.

Cuando la habitación en sombras se volvió borrosa
y los ruidos a su alrededor se escuchaban amortiguados, la puerta se abrió ante
él. No consiguió enfocar la vista lo bastante para saber de quien se trataba.
Ignoró el hecho de estar acompañado y siguió bebiendo
.
La figura borrosa se sentó junto a él. Consiguió
distinguirlo entre los leves rayos de luz que se filtraban por el ventanal.
Tiziano era un hombre grande, corpulento. Con los mismos ojos verdes, casi
dorados, de sus hijos. Y el mismo pelo negro rizado.

Ignoró el parecido de la familia pensando que
probablemente era normal entre los italianos, esos rasgos tan característicos.
Se perdió de nuevo en su copa, sin hacer el menor caso de la presencia
masculina.

- ¿Mal de amores? -preguntó el hombre mirando la
botella vacía.
Joe lo miró entonces con expresión algo confusa.

- ¿Amor? -repitió Joe y suspiró- (Tu name) no es
mi novia -confesó con expresión insondable.

- Eso no contesta a mi pregunta -afirmó Tiziano.
Joe lo miró sorprendido y asintió.

- Supongo que no, no contesta a tu pregunta
-corroboró bebiendo de nuevo.

Tiziano alcanzó un vaso y sacó otra botella. Lleno
su vaso y el del joven, y bebió en silencio junto a él.

- ¿No se supone que me debes convencer de que ya
he bebido suficiente? -pregunto Joe con sarcasmo.

- Cuando se trata de entender a una mujer, ninguna
cantidad de alcohol es suficiente -afirmó Tiziano sorprendentemente serio- Yo
pase mi primer año de casado prácticamente borracho. Si no hubiese sido por el
nacimiento de Jean Carlo... - le confió con tristeza.

- ¿No amaba a su esposa? -quiso saber Joe,
olvidando por un segundo el agujero de su interior.

- Fue un matrimonio de conveniencia entre dos
familias amigas tradicionales. Ninguno éramos felices. Tardamos en darnos
cuenta de que habría sido mejor negarnos, pero el divorcio no estaba permitido.
Así que para mantener el buen nombre de ambas familias seguimos casados
-explicó el hombre bebiendo de su copa.

- ¿Siguen casados?

- No. ella murió hace un año -informó Tiziano con
un gesto de pena- No nos amamos pero sentí mucho su perdida.

- Habrá sido duro para sus hijos -afirmó Joe.

- Lo venían venir. Llevaba mucho tiempo enferma.
Ellos son muy inteligentes, saben que no había amor entre nosotros, y saben lo
mucho que amo a tu madre -comentó deseando que él pudiese aceptarlo también.

- Ya veo -fue lo único que Joe le dijo.

Una familia intentando superar una tragedia se
aferraba a su madre buscando la felicidad. Era verdaderamente irónico, pensó
Joe. Ninel sería la última persona sobre el planeta que curaría sus heridas. Él
sabía que ni siquiera había intentado hacer feliz a su propia familia ¿Cómo iba
a hacer feliz a otra?

El día que el tuviese su propia familia, no les
engañaría ni les haría ningún daño. Él los amaría con todo su corazón y les
daría todo a su alcance, pensó Joe con rencor y esperanza. Y la imagen de (tu
name) volvió a su mente. Ella había sido toda su familia y él la había engañado
y herido. Probablemente no era mejor que su madre.

- ¿Qué ocurre muchacho? -preguntó Tiziano,
colocando una mano sobre su hombro para que pusiese los pies sobre la tierra.

- Es todo tan difícil -dijo Joe desesperado- Si la
tengo a mi lado, le hago daño. Y si la alejo de mí, sufro yo.

- ¡Oh! -exclamó Tiziano muy sonriente como si
supiese la respuesta a esa situación- ¿Por qué crees que le haces daño?

- Ella no se merece que la traten como... -se interrumpió
y miró al hombre ¿Por qué estaba compartiendo todo aquello con él? Desechó sus
objeciones. Necesitaba desahogarse y continuó- Ella se merece que la traten
como una princesa. Que le den amor y las estrellas si es lo que pide -explicó y
se interrumpió de nuevo para mirar a su vaso- El whisky me convierte en un
auténtico calzonazos.

- No es el whisky -le aseguró Tiziano- Sube
arriba, duerme un poco y mañana intenta darle a esa chica un poco de lo que tú
crees que necesita.

Joe no estaba seguro de entender lo que le había
dicho, pero estaba tan débil que hasta le costaba levantar el vaso. Así que
decidió dormir un poco. Se tambaleó hasta la habitación. Y aunque se había
dicho que dormiría de nuevo en el sofá, cayó en la cama semiinconsciente. Capitulo
60

Al notar el movimiento del colchón bajo el peso de
Joe, (Tu name) se giró para verlo. Apestaba a alcohol. Lo miró con reproche
unos segundos y después se levantó para rodear la cama hasta acabar junto a él.
Observó su postura y aspecto desaliñado y suspiró pensando en lo difícil que
sería desvestirlo estando en ese estado. Comenzó quitándole los zapatos y
cuando llegó a la camisa decidió que después de aquello no sería necesario ir
al gimnasio en un mes. No es que fuese, pero estaba segura de que al día
siguiente tendría agujetas.

Tras meditarlo decidió que sería imposible
colocarle el pijama. Tendría que dormir en bóxers. Tampoco sería la primera vez
que lo viese así. Humedeció una toalla del baño y limpió la suave capa de sudor
de su rostro y nuca, mojó sus labios y lo arropó bajo las sábanas. Se acostó de
nuevo, acurrucándose junto a él. Se dijo que lo hacía para estar pendiente a él
por si necesitaba algo durante la noche. Siempre había tenido debilidad por
aquellas personas que la necesitaban.

Y estuvo pendiente a él. Tan pendiente que fue
incapaz de dormir, observándolo. Se apoyó contra su pecho y comenzó a rondar su
masculino rostro con dedos ansiosos ¡Era tan perfecto, que debería ser ilegal
causar tales estragos en las mujeres! Miró los carnosos labios entreabiertos y
no pudo evitar morder el suyo propio por la anticipación. Sabía demasiado bien
cual era el sabor de esos labios. No creía que fuese capaz de olvidarlo nunca.


No pudo evitar que escapase un pequeño gemido de
sus labios. Acto seguido el hombre que estaba contemplando comenzó a abrir los
ojos. Y aunque en la oscuridad debería ser imposible que la viese con claridad,
su mirada penetrante le aseguró que la veía completamente.


De una forma posesiva casi animal, la agarró por
la cintura ciñendo el cuerpo femenino sobre el suyo. La comenzó a besar con
pasión desesperada, y rodó con ella hasta estar dominándola por completo, con
su poderoso cuerpo. La habitación se convirtió en una neblina de deseo y
confusión. Gemidos y humedad los rodeaba. Besos y caricias vagaban sin objetivo
específico. Y millones de sensaciones los inundaban. Sus propios quejidos se
escuchaban muy lejanos, sin saber si ellos mismos eran los autores de tales. La
unión fue ansiosa y exigente. Una total desinhibición que les hizo sentirse
extasiados. Confusos tras la explosión de emociones.

La realidad fue llegando poquito a poco, pasando
de largo ante (Tu name) y golpeando directamente sobre Joe. Rodó sobre su
espalda y la llevó con ella en un abrazo posesivo. La acurrucó sobre su pecho y
comenzó a acariciarle la espalda con manos distraídas ¡Lo había vuelto a hacer!
pensó furioso. Se había aprovechado de la compasión de su amiga por su patético
estado y le había exigido más de lo que merecía. Se sentía como la peor de las
personas. Pero ni eso haría que la soltase en esos momentos.

¡Su piel era tan suave!, se maravilló mientras
seguía acariciándola. Él era un cerdo y ella una princesa ¿Cómo podía exigirle
que siguiese a su lado? Simplemente no podía. Y por mucho que hubiese cambiado
exteriormente seguía siendo la misma (Tu name). La chica que no creía en el
amor. La misma que le dijo que el matrimonio era la manera de que los hombres
creyesen tener en su propiedad a una mujer. Ella no sentía, ni sentiría nunca,
nada por él. Solo hacía aquello para no perder su amistad. Y él como un
despreciable asno se había aprovechado de ello.

Había conocido a dos mujeres inolvidables en ella.
Una traviesa amiga con la que siempre podía contar. Y una sensual mujer que le
hacía estremecerse de placer con una simple sonrisa ¿Cómo podría estar con
cualquier otra con dichos antecedentes? Ninguna podría compararse con ella. Su
cuerpo se tensó con la idea de que ella estuviese con otros. La idea le causaba
tal fatiga que creyó marearse ¡Sería el whisky!, se dijo, sabiendo que no era
cierto.

El resto de la noche pasó sin dejar de abrazarla.
Sabía que estaba despierta porque la notaba tensarse y relajarse, como si al
igual que él no dejase de pensar en lo que allí había sucedido. No quiso hablar
por miedo a que ella le dijese lo mucho que lamentaba lo ocurrido. Él no lo
lamentaba en lo absoluto, y no podría soportar escucharla decir tal cosa. Así
que se mantuvo en silencio hasta que Morfeo lo arrastró a un dulce sueño horas
más tarde. Un lugar perfecto donde nada importaba. No existían dudas ni dolor.
Pero no era el paraíso. Ese ya lo había encontrado en ella.

Por un fuerte ruido que entró por la ventana, (Tu
name) comenzó a despertar. De forma innata, a la defensiva, se incorporó con
celeridad y miró a su alrededor buscando la amenaza. No había nada ni nadie. Y
como la mañana anterior se tendió sobre las sábanas para rememorar lo
acontecido la noche pasada. Habían hecho el amor de una forma tan sensualmente
extasiada, que creyó haber sido ella la ebria. No recordaba detalles de lo
sucedido, como en otras ocasiones. Solo recordaba el deseo, la pasión y las
miles de sensaciones que recorrieron su cuerpo estremeciéndolo de placer.
Podría haber muerto de placer esa noche, se aseguró suspirando.

Pero Joe no estaba junto a ella al despertarse.
Había sido una desinhibición producto del alcohol y probablemente por la mañana
se arrepentía. Y ella debería hacerlo también. Aquello no era bueno para su
pobre corazón. Le estaba haciendo crear expectativas que estaban lejos de la
realidad. La desease aún o no, solo era sexo para él. Aunque comenzase a
tratarla con dulzura y se preocupase por ella. Simplemente se comportaba como
un amigo que había tenido un ataque de lujuria. Pero nada más.



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AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Empty
MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:20

Se levantó segura de que seguir con su papel y que pasasen los días para
irse, era lo mejor. Se vistió con unos vaqueros y una camiseta cualquiera y
bajó a desayunar. De nuevo se encontró en la cocina con Joe y Dulce. Pero esta
vez si le molestó lo que se encontró. Ella estaba recostada sobre su brazo
susurrándole algo al oído y él miraba distraídamente su taza de café. Caminó
ante ellos para coger un zumo de naranja y ninguno de los dos se movió del
sitio. Se sentó frente a la descarada chica y esta siguió ignorando su
presencia. Juró que antes de acabará el día cometería un crimen. Pero ella no
tenía derecho a exigirle nada. No eran absolutamente nada.


Pero su novia sí, dijo una vocecita traviesa en su
cabeza. Si ella tenía que fingir ser su novia, debería ser en todos los
sentidos. Cualquier mujer haría algo ante aquella situación. Y como
descuartizarlo le pareció excesivo para un simple papel, decidió al menos
separarlos.

- Dul ¿no has dormido bien? -preguntó (Tu name)
inocentemente, haciendo que ambos la mirasen.

- ¿Yo? Ahm, sí ¿Por qué? -balbuceó la chica
confundida.

- Como tratas a mi novio de almohada, pensé que el
sueño se adueñaba de tu autocontrol -espetó con una sonrisa sarcástica- Supongo
que simplemente querías mostrarte... amistosa.

La chica se sonrojó y se separó lentamente de Joe.
Este pareció regresar a la vida y la miró con ojos burlones.

- ¿Y tú? ¿Has dormido bien? -preguntó Joe con ojos
llenos de deseo.

- La verdad es que no -contestó ella
relajadamente- Alguien invadía mi espacio en la cama y no me dejaba moverme.

Joe rió divertido. Sin duda era cierto. La había
tenido secuestrada entre sus brazos toda la noche. Pero le gustaba la forma
burlona en la que lo recordaba. Toda la tensión acumulada por miedo al
encuentro se fue diluyendo. No se veía furiosa por lo sucedido. Ella no parecía
estar resentida. Y él sintió una oleada muy conocida de deseo. Pero no era el
carnal, que se había apoderado de él durante esos últimos meses. Era el deseo
de fastidiarla y reírse como hacían antes.

- ¡Uhm! Cuando ya no cabes en la cama es momento
de empezar a hacer ejercicio -se burló Joe desconsideradamente.

- No, gracias. Ya tengo bastantes agujetas de
anoche -dijo (Tu name), viendo como ambos la miraban con sorpresa- ¡Oh, Dios!
¡Que mal pensados! Tengo agujetas de haberlo desvestido -intentó explicar
dejando a Dulce aún más horrorizada y haciendo que Joe se soltase en
carcajadas- Lo desvestí porque el señorito llegó borracho y cayó inconsciente
sobre la cama ¡No seas mal pensada! -le ordenó a la chica irritada por tener
que dar una explicación concreta.

- Son novios pueden hacer lo que quieran -comentó
Dulce, sin el menor rastro de enfado.

- Gracias por tu permiso -bromeó (Tu name)
relajadamente- Pero no me gusta compartir -miró a Joe- los detalles íntimos.
Por eso quería dejar claro mi comentario. Para una vez que es inocente, quiero
que se me valore el esfuerzo -bromeó robándole una tostada a Joe de su plato.

Joe la miraba como si nadie más hubiese en la
habitación. Y eso la estaba poniendo nerviosa. Consiguió distraerse al ver
entrar a Jean Carlo y sentarse junto a ella. Una oleada de satisfacción la
invadía al ver la cara de Joe. Y se reprochó por aumentar las esperanzas de que
él la llegase a amar. Pero solo estaría unos días más a su lado. Después,
tendría que aprender a vivir sin él.

- Cara, ¿cómo amaneciste? -le preguntó Jean Carlo
a (Tu name) ignorando al resto.

- Radiante ¿no me ves? -afirmó con una gran
sonrisa. Él miró como se ceñía la camiseta a sus turgentes pechos y los
vaqueros enmarcaban sus deliciosas caderas y gruñó.

- ¡Oh, sí! ¡Lo veo! -susurró con voz ronca de
deseo.

- El escaparate no esta en venta -protestó Joe
colérico- Así que si no quieres que lo próximo que veas sea mi puño acercándose
a tu cara, te aconsejo que mantengas las distancias.

Todos miraron la perdida de control de Joe
sorprendidos. Todos los presentes eran conscientes de los celos que le
procesaba al italiano. Pero hasta entonces no había dicho nada para afirmarlo.

(Tu name) no pudo evitar que la adolescente que
llevaba dentro diese saltos de alegría. Un deseo de abrazarlo, que casi la hace
caerse de la silla, la invadió. Pero solo hacía un papel, se dijo la chica
intentando dominar sus hormonas. Aunque siempre había sido celoso. No era
ninguna señal. Él no la amaba. Punto.

Una frustración la invadió de repente y la niña
mala de su interior luchó por salir.

- Deberías seguir tus propios consejos -dijo (Tu
name) con más rencor del que le
gustaría haber expresado. Él había dejado que
tocasen la mercancía aunque otra fuese la dueña. Y estaba verdaderamente
celosa. No podía quitarse la imagen de Dulce sobre él.

Joe frunció el ceño y agachó la cabeza. (Tu name)
le reprochaba que no hubiese sido capaz de mantener las manos quietas, se
aseguró Joe. Y tenía todo el derecho. Había hecho que confiase en él de nuevo
como un amigo y después, se le abalanzó como un perro hambriento. Tenía derecho
de recriminarlo.

- Dos chicos peleando por una chica ¡Que bonito!
-exclamó Dulce sin emoción- Pero al no ser yo la chica, esto me resulta un
tanto incómodo -afirmó mirando a todos a su alrededor y centrándose en su
hermano- ¿Por qué no te das por vencido? Está claro que no vas a conseguir
nada.

- Dul, cállate -protestó furioso Jean Carlo- Y no
te hagas la inocente, que todos sabemos que le coqueteas a Joe para fastidiar a
papá.

- Al menos, yo no pretendo separar una pareja como
tú -acusó su hermana irritada.

- Si se separan porque yo la cortejo un poco,
definitivamente es que no estaban hechos para estar juntos -explicó Jean Carlo
ignorando a la pareja junto a ellos- Pero que tú los separas por tus juegos, no
tiene excusa.

Joe y (Tu name) se miraron atónitos por la riña
entre hermanos. Hablaban de ellos y sin embargo, se sentían fuera de lugar.
Ella no pudo aguantar tremendo numerito y carraspeó audiblemente.

- No quiero molestar su entretenida charla. Pero
lo que uno u otro haga no afecta a nuestra relación tanto como piensan -informó
(Tu name) con expresión serena- Y Dul, estoy bastante acostumbrada a que todas
las mujeres deslicen su número de teléfono por el bolsillo de Joe, o lo busquen
de forma bastante más explicita que tú.

- Y yo -continuó explicando Joe- aunque no me
acostumbre ni me haga ninguna gracia, me he encontrado con hombres bastantes
más insistentes de lo que lo hace Jean Carlo. Por ejemplo; mi propio primo
-concluyó mirando al italiano- Pero si te le acercas, de verdad que te parto la
cara -advirtió con expresión férrea.

(Tu name) sonrió y desdibujó el ceño fruncido de
Joe con un dedo ¡Adoraba su vena posesiva! La echaría tanto de menos... Pero se
estaba acostumbrando con demasiada facilidad al papel de novia. Y tenía que
recordar que solo era un teatro ante la futura familia de Ninel. Después,
dejaría que su maltrecho corazón intentase recomponerse. Capitulo 62

Mientras (Tu name) hacía sus maletas, Joe salía a
toda prisa del salón para perderse en el despacho de Tiziano en busca de una
copa.

¡Menos mal que estaba bebiendo agua!, pensó
mientras se secaba el rostro y soltaba una carcajada. Vació la copa de un trago
mientras recordaba lo bella que se veía ella cuando se enojaba con él. Lo
perfecta que era su sonrisa cuando iluminaba la habitación con ella. Lo
devastadoramente inteligente que era. Tan ingeniosa que no conocía a nadie que
hubiese conseguido dejarla sin habla. Tan perfecta que hacía que los simples
mortales deseasen montarle un altar para adorarla. Tomó otra copa de un trago.
Él no era nadie para ella. Un admirador más. Lo único que lo diferenciaba era
que estuvo en el momento adecuado en el lugar oportuno. Privilegios de la
infancia, que había expirado al aprovecharse en exceso. Un trago más y vuelta a
rellenar la copa.

- En lugar de emborracharte ¿por qué no vas a
pedirle perdón por tu comportamiento? -escuchó decir a su madre desde la
puerta.

¿Perdón? ¿Ella hablaba de pedir perdón? Era
irónica que la mujer que jamás tuvo remordimientos por sus actos, se atreviese
a darle lecciones de moralidad. No pudo evitar soltar una carcajada.

- (Tu apodo) no se merece que le hables así
-protestó Ninel caminando hacía él- No sé qué haya pasado entre ustedes. Pero
lo mejor es hablar de ello.

- ¿Desde cuando eres una experta en relaciones?
-espetó el joven con furia contenida- Hasta donde yo sé, lo único que sabes
hacer es exigir que te complazcan. No tienes el más mínimo conocimiento de cómo
devolver el favor.

- ¿Cómo te atreves? -vocifero su madre
sorprendida- No voy a permitir que me hables así. Por muy enfadado que estés
con tu novia. No tienes derecho de faltarnos al respeto a ninguna de las dos.

- Habré heredado ese defecto de ti -replicó Joe a
la defensiva. Estaba harto de callarse lo que sabía, y furioso por la doble
moral de la mujer.

- ¡No le hables así a tu madre! -le ordenó la voz
autoritaria de Tiziano entrando al despacho.

Ese hombre adoraba a su madre y estaba cegado por
ella. Ya era el momento de desenmascararla.

Joe suspiró con arrogancia y en un deje mostrando
aburrimiento por la situación, abandonó la copa sobre el escritorio. Miró al
hombre y después a su madre.

- ¡Por supuesto! Mi querida y fabulosa madre no se
merece tal denigrante trato -dijo Joe con sarcasmo hiriente.

- ¡Hijo...! -balbuceó Ninel atónita por el
comportamiento de este.

- Creo Tiziano que deberías saber unas cuantas
cosas de mi excepcional madre -comenzó a decir el muchacho- La ex esposa de
Jonas solo se casó con él por su dinero. Y ya que estás en la misma posición
que él, me parece adecuado que lo sepas.

- ¿Cómo te atreves? -protestó indignada la mujer.

- Eso ya lo dijiste madre -desechó sus palabras
con un gestó desconsiderado con la mano- Deja de actuar frente a mí. He tenido
toda una infancia para ver a la verdadera Ninel. Mi padre te consentía en todo
lo que querías y tú lo despreciabas. Cada día volvía con una joya o ramo de
flores nuevo y más caro, y solo sabías insultarlo.

- ¡Eso no es cierto! -se defendió ella- Yo nunca
insulté a tu padre. Discutíamos y por eso decidimos divorciarnos. Pero no fue
como lo cuentas.

- ¡Yo estaba allí! -gritó Joe invadido por los
recuerdos. Recordaba como su padre le entregaba una gargantilla de diamantes y
ella ni siquiera la miró, solo mostró su despreció y se fue para no volver
nunca a esa casa.

- Lo malinterpretaste. Yo... -quiso explicar la
mujer.

- ¡No! -la interrumpió el muchacho colérico- No
quiero que te excuses. Sé muy bien lo que pasó.

- No, no lo sabes -intervino Tiziano, dando un
paso hacía adelante. Cogió a su mujer por la cintura en un gesto protector y lo
miró con expresión indescifrable.

Joe se paralizó por un momento. La seguridad en el
hombre y ver temblar a su madre le hizo dudar. Pero los recuerdos de su pasado
eran reales. Nada los haría desaparecer.

- Usted no sabe nada de nuestra familia -protestó
Joe con frialdad.

- Al parecer sé más que tú -replicó el hombre.
Entreabrió los labios para seguir hablando pero su futura esposa lo
interrumpió.

- Por favor, no -rogó Ninel casi en un suspiró.
Aferrándose al pecho de su amado, luchando contra las lágrimas- Debe hablar con
Franco sobre esto. No debe enterarse así.

- ¡No metas a mi padre en esto! -gruñó Joe
secamente- No fue él quien fue infiel.

- ¿Ah, no? -comentó sarcásticamente Tiziano,
conteniendo a su mujer entre sus brazos- Creo que tienes mucho que hablar con
tu padre.

- ¡No te atrevas a insultar a mi padre! -avisó Joe
con rabia desmesurada- Él se hizo cargo de mucho más de lo que le correspondía.

Ninel tembló entre los brazos de Tiziano y este la
tuvo que sujetar con más fuerza para que no cayera al suelo. El miedo se
reflejaba en sus ojos. Su mentón mostraba el tibio movimiento de la sospecha.

- Sí, madre -corroboró Joe sus temores con una
sonrisa inexpresiva- Sé hace muchos años, que Franco no es mi padre.

Como él esperaba su madre se echó a llorar. Y
Tiziano se congeló de la impresión. Al fin, el hombre sabría qué clase de mujer
iba a tomar como esposa, pensó Joe con rencor.

El ambiente era tenso y la pareja en su estupor no
dijo nada. Así que Joe decidió continuar con sus palabras hirientes.

- Lo sé todo -repitió Joe con frialdad- Así que ni
intentes hacerte la victima.

Los sollozos de Ninel se intensificaron y Tiziano
tuvo que cogerla en brazos y llevarla hasta el sofá. Esperando que se
tranquilizase con palabras tiernas y dulces besos sobre sus húmedas mejillas.
Joe lo miró un tanto confuso y se dijo que él era aún más servicial de lo que había
sido su padre.

- Ella lo engañó. Le fue infiel e hizo que cargase
con el hijo de otro hombre -explicó Joe su rabia.

- No -negó Ninel insistentemente con la cabeza- Yo
no hice tal cosa. Yo... -balbuceó y fue incapaz de seguir debido a las lágrimas
que se le atoraban en la garganta.

- Tranquila, piccola mia -le susurró Tiziano con
amor- Yo me encargo de esto -le prometió él con dulzura y ella aceptó
agradecida.

- No hay nada que arreglar o de que hablar. Ella
fue infiel y mi padre tuvo la suerte de librarse de ella. Fin de la historia
-dijo Joe inexpresivo- No quiero saber quien es mi verdadero padre, ni te acuso
de no decírmelo. Pero no me iba a quedar de brazos cruzados cuando insultas a
un hombre que se hizo cargo de un hijo que no era suyo. Hasta hoy en día que no
necesito que me mantenga, sigue haciéndolo.

- Y siempre se lo agradeceré -afirmó Ninel entre
sollozos- Él se portó muy bien conmigo -paró para tragar trabajosamente y
Tiziano la abrazó en señal de apoyo- Yo le agradezco mucho que se hiciese cargo
de nosotros.

- ¡Como si le hubieses dado otra opción! -la acusó
con desdén.

Tiziano se levantó con brusquedad y lo enfrentó.
Caminó hacía él con paso duro y decidido. Mostrando autoridad, pero no
intimidante.

- Tu madre se casó estando ya embarazada -explicó
Tiziano.

- Sí, de otro hombre -agregó Joe.

- Y Franco lo sabía -aseguró el hombre
infranqueable.

- Haz cálculos Joe -rogó su madre- Te he dicho un
millón de veces que Franco y yo nos conocimos dos meses antes de casarnos. Y tú
naciste tres meses después.

- Lo que significa que estaba embarazada de cuatro
meses cuando lo conoció -continuó su futuro esposo por ella.

Joe recordó el día en que se había enterado de que
no era el hijo de quien siempre había creído era su padre. Ellos discutían
-como era frecuente en esos días- y Ninel le decía que se iría lejos con Joe.
Franco le había prohibido que saliese de la ciudad y ella había ignorado la
orden. Tras mucho discutir, él le había dicho con mucha claridad "Que no
sea mi hijo no hace que lo quiera menos ¡No te lo llevarás!". Y su mundo
se había derrumbado para siempre. Su madre había conseguido salir del país,
pero solo con la condición de que Joe se quedaría con el progenitor de su
elección. Y al saber que Franco no era tal cosa, había decidido irse con su
madre. Pero nunca imaginó que Franco lo supiese todo desde un principio.

La habitación le dio vueltas un segundo, pero
mantuvo el tipo. Miró a su madre y al hombre que la abrazaba.

- No te creo ¿Por qué se iba a casar contigo
estando embarazada de otro hombre? -expuso sus dudas Joe, vacilante.

- Yo buscaba trabajo, porque no tenía como
mantenerte -se interrumpió Ninel para acariciar el rostro tenso de Tiziano-
Franco me dio trabajo y dos meses después, me llevó a Las Vegas y me prometió
que se haría cargo de nosotros, Para mi fue como encontrar un héroe que me
salvó la vida. Puede que no lo amase, pero lo quería y lo admiraba mucho. Me
pareció suficiente para casarme con él.

- Puedes llamar a Franco para que te lo confirme
-agregó Tiziano con sorprendente dolor en la mirada.

Joe volvió a notar como todo giraba sin cesar a su
alrededor y tuvo que apoyarse sobre el escritorio. Todo y todos se veían muy
lejos de él. Se sentía tan solo y vulnerable que quiso llorar. Pero entonces
unos suaves y acogedores brazos, lo rodearon. Miró la deliciosa cara de (Tu
name) y se acurrucó sobre su pecho. Capitulo 63

(Tu name) había hecho la maleta y buscó a los
anfitriones para despedirse. Pero al encontrarse con tremenda escena en el
despacho, se mantuvo paralizada en la puerta. No pudo evitar correr hacía Joe
para consolarlo. La necesitaba. Nunca se imaginó que pudiese estar sufriendo
tanto. Había pensado lo peor sobre su madre. Y esta segura de que se sentía
como un bastardo en casa de su padre. Lo abrazó muy fuerte y dejó que él se
recompusiese.

Joe hundió las manos en la espalda de ella,
atrayéndola a él. Escondió el rostro en su pecho, intentando controlar sus
emociones. Suspiró aclarando sus ideas y se retiró de la calidez de la
muchacha. Miró a la pareja que se encontraba en el sofá y recuperó su expresión
fría. Su único síntoma de debilidad fue la búsqueda desesperada de la mano de
(Tu name). La apretó contra él y se irguió para proseguir la batalla.

- Hablaré con él y lo aclararé. Pero que él supiese
que no era mi padre desde un principio, no explica la forma en que lo tratabas
-dijo Joe con sequedad- Si no lo amabas, al menos podrías haber mostrado
agradecimiento por mantenerte y tratarte como una reina.


- Yo quería mucho a tu padre, sino no me habría
casado con él. Y nunca lo desprecié como dices -protestó Ninel con más calma.


- Dudo que sepas lo que es el amor -espetó Joe,
sorprendiendo a todos con sus duras palabras- Él te amaba y tú lo dejaste.


- ¡Ya basta! -gruñó Tiziano levantándose de nuevo-
Si vas a hablar con Franco, pregúntale de camino el motivo por el que se
separaron.


- ¡Ella quería más dinero, o simplemente se hartó
de él! -contestó Joe con ligereza.


- ¡Bien! ¿Quieres la verdad? -preguntó Ninel
irritada- ¡De acuerdo! Nunca te lo dije porque le agradezco a Franco por su
ayuda, más de lo que te puedas imaginar. Pero ya va siendo hora de que te
enteres -aseguró la mujer, irguiéndose con orgullo.


- ¡Ilumíname! dijo Joe sardónico. Pero se calló al
notar que (Tu name) le soltaba la mano y lo miraba con reproche. Recuperó la
mano de la chica entre las suyas y miró a su madre.


- Su actual esposa es su gran amor. Y no lo
critico por ello. Pero si por comenzar su relación cuando aún estaba casado
conmigo -explicó Ninel irritada.


- Eso no es cierto. Él no la ama de verdad. Solo
esta con ella porque es una buena mujer -le aseguró su hijo- No la busca y la
mima como hacía contigo.


- No necesita perseguirla porque la tiene siempre
que quiere. Es su esposa. Y si a mi me intentaba comprar con regalos era porque
se sentía culpable por engañarme -informó Ninel apenada por su hijo- Por eso no
aceptaba sus regalos. No me gustaba que intentase comprarme con joyas.

Joe recordó cada detalle de su pasado. Incluso
episodios que no sabía que habían sucedido. Siempre estaban su madre y él
solos. Su padre llegaba tarde y con un regalo carísimo para ella. Él estaba
deseando ver a su padre y culpaba a su madre de que nunca estuviese en casa.
Porque el poco tiempo que estaba, lo pasaba discutiendo con ella. Siempre había
considerado que su madre era la culpable de no tener a su padre junto a él.

- Pero aunque mi relación con Franco no
funcionase, intenté seguir para que tuvieses a un padre a tu lado -dijo Ninel
sacándolo de sus pensamientos.


- Y creíste más conveniente darme un padre con el
que no tenía ninguna relación ¿O es que mi verdadero padre no quiso saber nada
de mi? -sospechó Joe con tristeza.


- ¡No! -musito Ninel horrorizada- Cuando me enteré
de que estaba embarazada, él ya no estaba y no supe como contactar con él.


- ¡No importa! No quiero saber nada de ningún otro
padre -aseguró Joe, acercándose al teléfono- Voy a hablar con el único padre
que he conocido. Quiero aclararlo todo -dijo descolgando el teléfono y
esperando a que lo dejasen solo.

Para él Franco Jonas era un mártir que había
soportado las mentiras de su mujer, había aceptado un hijo de otro hombre y se
había conformado con una gris esposa para compartir su vida. Por ello, a los
dieciséis años había decidido volver con aquel magnífico hombre, aunque nunca
lo hubiese tratado con mucha intimidad ni fuese su verdadero padre. Pero tras
hablar durante una hora por teléfono con él, todo aquello se desmoronó en sus
narices. No solo amaba a su esposa, sino que era verdad que había engañado a su
madre con ella.

Tras colgar el teléfono, buscó donde sentarse.
Toda su visión del mundo había cambiado. Sus teorías sobre las mujeres, la
visión de sus padres, hasta la de él mismo. Había formado un vínculo en esos
últimos años con su padre, que no se rompería por lo sucedido. Se alegró de
saber que ahora era feliz de verdad. Y él lo quería mucho. Pero se despreció
por la opinión que había tenido sobre su propia madre. Para ella no habría sido
fácil encontrarse embarazada y sola, engañada por el hombre que creyó la
protegería de cualquier mal. La había culpado por muchas cosas de las que no
era responsable. Y había generalizado su odio a todas las mujeres. Sobre todo,
había extendido su rencor hasta marcar con él a (Tu name) ¡Había estado tan equivocado!

Ya habían pasado casi dos horas desde que dejaron
solo a Joe. Ninel y (Tu name) estaban angustiadas y preocupadas por él. Tiziano
las había estado conteniendo pero no soportó más y las condujo de nuevo hasta
el despacho. Al entrar se lo encontraron hundido en el sofá con otra copa en la
mano. Tiziano se mantuvo en la puerta con expresión férrea mientras su mujer se
entraba en la habitación. (Tu name) corrió hacía él y lo abrazó. Él se
incorporó un poco y le devolvió el abrazo. La separó un poco y le besó la
frente. Después miró a su madre y la culpa lo hizo desviar la mirada.

- Lo siento tanto mamá. Yo… -comenzó a decir Joe
con pena.


- ¡Ah, olvídalo! -replicó Ninel con una sonrisa-
Lo importante es que está todo aclarado. Franco tiene su vida y yo la mía. No
hay rencor entre nosotros. Y él siempre será tu padre -aseguró sentándose junto
a él y quitándole el vaso de whisky.


- ¡Sí! Hablé con papá y todo está aclarado. Él y
yo somos más amigos de lo que fuimos cuando era un niño. Nos vino muy bien
vivir estos años juntos -dijo Joe mirando fijamente a su madre- Siento mucho
como te he tratado mamá.


- Fue todo un malentendido -lo excusó su madre.


- Fui cruel contigo -afirmó el muchacho
avergonzado.


- Un poco -dijo la mujer con fingido rencor- La
próxima vez, háblalo conmigo.


- Lo siento tanto mamá -repitió Joe apenado.


- Has tenido que sufrir tanto estos años... -pensó
en voz alta su madre, mientras le acariciaba el cabello.


- No tengo excusa -se recriminó él.


- ¡Dejemos el drama! -contestó Ninel con una
sonrisa y miró a (Tu name)- Estamos preocupando a tu preciosa novia.



"Su novia" ¡Ojalá lo fuera! pensó Joe
perdiéndose en el mar de sus ojos. Era tan bella... ¡Y estaba preocupada por
él! La había juzgado tan mal como a su madre. Ella no se había ido por su mal
educado comportamiento, sino que se había quedado junto a él cuando la había
necesitado. La había tratado tan mal, que no había palabras para disculparse.

- Yo... -gimió Joe a escasos centímetros de (Tu
name).


- ¡Shh! -dijo ella colocándole un dedo sobre los
labios- Después hablaremos. Ahora es momento de estar con tu madre. Aclarar
cualquier duda. O festejar porque todo se aclaró finalmente.

Y él estaba feliz por saber la verdad. Pero no era
con su madre con quien quería aclarar las cosas. Quería hacerle saber a ella lo
mucho que lamentaba lo ocurrido entre ellos. Explicarle que lo hizo por miedo a
admitir sus sentimientos. Porque si la trataba como a la mujer que deseaba y
necesitaba, no le quedaría más remedio que admitir que la amaba. Y sí, ¡la
amaba! Con toda su alma. La amaba tanto que le dolía. Y por eso se había negado
a admitirlo. Porque si amarla era doloroso, perderla sería insoportable.
Miró el delicado rostro de (Tu name) frente a él y
lo acarició con dedos trémulos. Ella era todo lo que necesitaba en la vida. Con
quien quería compartir su felicidad. La persona que quería que estuviese a su
lado en los malos momentos, cogiéndole de la mano, como hizo unas horas antes.
Era la mujer con quien quería compartir el resto de su existencia ¡Su amada! Su
amiga. Su mujer. Capítulo 64

Desde la puerta Tiziano veía la escena con
expresión sombría. Joe temió que sus palabras hirientes contra su madre,
hubiesen convencido al hombre para abandonarla. Sabía que él la amaba pero el miedo
y el sentido de culpa se apoderaron de él. Si él dejaba a su madre por su culpa
nunca se lo perdonaría.

Se levantó como pudo, evitando los efectos del
alcohol y la conmoción de todo lo sucedido esa noche. Caminó hacía el hombre e
intentó pensar qué decir.

- Tiziano, yo sé que todo lo que he dicho puede
haber afectado un poco a tu visión sobre mi madre -comenzó a decir Joe,
inseguro de cómo continuar- Pero yo estaba muy equivocado sobre ella. Ella es
una buena mujer.

- Es la mejor mujer del mundo -afirmó Tiziano sin
cambiar su expresión triste.

- Yo sé que la amas -continuó el muchacho
defendiendo la idea de que estuviesen juntos- No debe afectarte su pasado.

- El pasado me afecta, muchacho. Más de lo que te
puedas imaginar -aseguró el hombre. Joe pudo ver como una ráfaga de dolor
inundaba los ojos de Tiziano.

Ninel se levantó a toda prisa del sofá y abrazó a
su futuro marido. Este le devolvió el abrazo y le acarició la mejilla con
ternura.



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AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Empty
MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:23

- Si la amas ¿qué importa
el resto? -preguntó Joe algo confundido.


(Tu name) desde el sofá sintió una punzada de
dolor, por el comentario. Cuando hay amor el pasado no importa. Pero en su
caso, el pasado había sido un muro insondable. Lo que dejaba aún más claro que
él no la amaba… De repente, se sintió fuera de lugar. Era una conversación
privada y ella no era su novia de verdad. Sería mejor que se fuese, pensó (Tu
name), mientras se levantaba lentamente.

- ¡Siempre la he amado! -afirmó Tiziano, haciendo
que (Tu name) se sentase de nuevo.

Algo iba a pasar, se dijo (Tu name). Estaba segura
de que las sorpresas no había acabado esa noche. Y rezaba a Dios para que si
era lo que ella estaba pensando, Joe se lo tomase bien. Decidió quedarse. Joe
la necesitaría. Aunque no fuese fuerte podría contenerlo un poco.

Joe los miraba sin entender nada y Ninel se apartó
de su futuro marido para acercarse a su hijo.

- Hijo, hay algo que debes saber -le aseguró su
madre casi en un susurro- Tu verdadero padre no te abandonó. Él no sabía que
existías y cuando se ha enterado ha querido contártelo.

- ¿Se ha enterado? -repitió atónito- ¿Mi padre
sabe que existo? ¿Y por qué no da la cara?

- Es lo que intentó -dijo Tiziano, para la
sorpresa de Joe.

¿Tiziano Vitale era su padre? se preguntó Joe,
confuso. Repitió sus palabras en su cabeza una y otra vez. Eso era lo que
parecía ¡Era su verdadero padre!


La sorpresa y el estupor lo inundaron. Miró
atónito a sus progenitores ¡Sus padres! Y se tambaleó. Sintió de nuevo la ya
conocida calidez del cuerpo de (Tu name), y se apoyó en ella.

- Me enamoré de él nada más conocerlo, pero ambos
sabíamos que para él solo serían unas vacaciones. Después volvió a Italia y no
supe más de él -explicó su madre apresuradamente- Él no sabía que estuviese
embarazada...

- ¡No hay excusa! -gruñó Tiziano- Yo debí estar
seguro de que nuestros encuentros no habían tenido consecuencias antes de irme
¡Te abandoné! -exclamó con tristeza.

- No es cierto, amor. Tus padres te obligaron a
casarte con otra mujer. No sabías que yo estaba esperando un hijo tuyo -lo excusó
Ninel desesperada.

- Él tiene motivos para echármelo en cara -afirmó
Tiziano- Otro hombre se ocupó de ustedes, cuando debería haberlo hecho yo.

- ¡No te culpes! -le rogó Ninel.

Joe dispersó la maraña de sentimientos que se
acumulaba en su interior y se aferró a uno de ellos. Rabia. Se separó de (Tu
name) y enfrentó al hombre que le había dado la vida, para aparecer cuando ya
no lo necesitaba.

- Por supuesto que se tiene que culpar -vociferó
Joe- No estuvo cuando era un niño. Durante años, después de enterarme de que no
era hijo de Franco, me sentí como un apestado. Tan insignificante que ni mi
propio padre había querido saber de mí ¡Tiene mucho de qué culparse!

- Lo sé, hijo -dijo Tiziano.

- ¡No me llames así! ¡No soy tal cosa! -protestó
él iracundo.

- Un momento, Joe -le recriminó su madre- No seas
injusto. Tiziano no sabía nada de tu existencia. Y en cuanto se enteró quiso
conocerte. Por eso te pedí que vinieses esta semana.

- ¡Una bonita reunión familiar! -exclamó Joe con
sarcasmo.

- Quería conocerte -admitió Tiziano, con expresión
paciente- Entiendo que estés furioso. Aún lo tienes que asimilar...

- ¡No! -gritó Joe- No hay nada más de qué hablar.

Sus gritos habían despertado al resto de los
ocupantes de la casa. Y Dulce y Jean Carlo aparecieron por la puerta.

- ¡No le grites a mi padre! -ordenó Dulce,
abrazando a Tiziano.

- Al parecer también es el mío -comentó Joe y rió
con arrogancia al ver la cara que ponía la chica- Ahora también quieres
gritarle tú ¿eh?

- ¡Eso no es verdad! -gruñó la joven.

- Sí, lo es -aseguró Jean Carlo desde la puerta.

Todos lo miraron atónitos. Nadie se esperaba que
el muchacho lo supiese. Este miró a su padre y sonrió.

- A parte del parecido familiar, no es difícil
atar cabos -aseguró Jean Carlo con desgana- Insististe mucho para que lo
conociésemos. Y hablabas de él como si quisieses vendérnoslo ¡Todo virtudes!
Sin embargo, te pusiste colérico cuando viste a Dul coquetearle. Y tú nunca le
has negado nada a tu niña consentida. Pero imagino que el incesto te pareció
demasiado -se burló el muchacho de su padre, caminando para acercarse al resto.

(Tu name) había hecho unas deducciones parecidas.
Siempre que veía a Jean Carlo sentía algo conocido y atrayente. Era el parecido
con Joe. Pero en ese momento hacía otra deducción. Si dejaba a Joe allí,
acabaría la cosa a golpes. Jean Carlo y él tenían un sentido de la oportunidad
igual de distorsionado. Cuando deberían ser cautelosos, decidían ser sardónicos
e irritantes. Con dos temperamentales como aquellos, furiosos, en la misma
sala, nada podría salir bien.

- Creo que es mejor que descanses un poco -le dijo
(Tu name) a Joe- Mañana podrás hablar con más calma.

Pero Joe la ignoró y siguió mirando al que según
acababa de saber, era su hermano.

- Sí, hermanito. Ve con mi cuñadita a dormir un
poco -bromeó Jean Carlo entre risas- Y si eres un buen hermano podrías
compartirla.

Joe hizo el amago de lanzarse contra él, pero
Tiziano se le adelantó. El hombre lo cogió por la camisa y lo subió un palmo
del suelo.

- Todos estamos muy tensos -dijo Tiziano con voz
tranquila y autoritaria, sin soltar a su hijo- Tenemos mucho que aclarar. Pero
no voy a permitir que se insulten entre ustedes. Y mucho menos que ofendas a
una dama - le advirtió a Jean Carlo, soltándole en el suelo.

- Creo que (Tu name) tiene razón. Vayamos a
intentar dormir un poco. O dar vueltas en la cama intentando pensar con
claridad -intentó bromear con pesar, Ninel- Mañana continuaremos la charla.

Pero nadie se movió. Los tres jóvenes morenos de
idénticos ojos verdes casi miel, miraban a su padre con miles de preguntas en
su expresión. Tiziano suspiró abatido. Y (Tu name) supo que tenía que hacer
algo. No se aclararía nada si estaban todos presentes. Solo se atacarían los
unos a los otros. Estaban a la defensiva e igual de irritables ¡Tenía que hacer
algo! Tenía que llevarse de allí a Joe, y permitirle que pensase con claridad.
Los ataques de Jean Carlo no contribuirían en nada a aclarar las cosas ¡Tenía
que sacarlo de allí!

- Bueno, es hora de irme -afirmó (Tu name),
haciendo que todos la miraran- Llamaré a un taxi para que me lleve al
aeropuerto. Seguro que a estas horas no pillo tráfico, ni cola para conseguir
un billete.

- ¿Irte? -repitió Joe, como si no hubiese
entendido el significado de la palabra.

- Sí. Ya tengo hecha la maleta. Solo necesito un
taxi -aseguró la muchacha relajadamente.

- Si quieres puedo llevarte, cara -sugirió Jean
Carlo con una sonrisa pícara.

Joe miró al descarado provocador y después a la
muchacha ¿Irse? ¿En ese momento? No tenía la menor intención de dejarle que
hiciese tal cosa. La necesitaba a su lado. Si en un día normal, no verla le
hacía gemir de dolor, esa noche que su vida se derrumbaba ante él, no iba a
dejar que se alejase ni un centímetro de él.

Cogió de la muñeca con fuerza y decisión a (tu
name) y la arrastró hasta la puerta. Pasó junto a su hermanastro, empujándolo
con fiereza, con la mano libre. El joven le iba a responder pero su padre se lo
impidió. Joe salió del despacho con (tu name) y la condujo hasta las escaleras.
Allí se encontró la maleta abandonada de la chica y la recogió con decisión.
Subió a grandes zancadas los escalones, haciendo que (tu name) corriera para
seguirle el ritmo. Al llegar al cuarto soltó la maleta y a la chica ¡Ella no
iría a ningún sitio sin él!

(Tu name) suspiró aliviada. Aliviada no solo por
llegar sana y salva hasta el cuarto -cosa que dudo durante el trayecto-, sino
porque su plan había funcionado. Cuando Joe se enfadaba le costaba razonar, y
sus instintos primitivos se apoderaban de él. Y para la fortuna de ella, el más
fuerte de todos ellos era el de posesión. Sabía que no la dejaría ir a ninguna
parte estando tan furioso. En ese estado necesitaba controlarlo todo, y que
ella lo abandonase entonces no era aceptable. Suspiró de nuevo y se sentó en la
cama. Había sido una noche muy larga. Y sería una madrugada interminable.
Capitulo 65

(Tu name) se descalzó y acomodó una almohada tras
su espalda. Sentada relajadamente sobre la cama, veía a Joe dar vueltas por la
habitación.

- No te irás a ninguna parte -bramó Joe, sin dejar
de caminar de un lado para otro.

- De acuerdo –aceptó (Tu name) sin resistencia.

- ¡No te irás! -afirmó contundentemente, mientras
volvía sobre sus pasos.

- Lo he escuchado la primera vez -aclaró la chica
con una sonrisa paciente.

- ¡Bien! -exclamó Joe, parándose al fin.

Aún mirando al suelo y con el ceño fruncido, se
dejó caer sobre la cama. Hundiendo el rostro entre sus manos, con expresión
abatida. Le iba a estallar la cabeza. Había tanta información nueva que
digerir, que era incapaz de asimilar nada. Toda su vida había cambiado en unos
minutos. Su madre no era una egoísta y mentirosa, sino que había hecho todo lo
posible para mantenerlo y darle un hogar. El que pensaba que era su padre no
era el desdichado que él pensaba. Su verdadero padre... ¡No! No quería pensar
en él, se dijo Joe, sintiendo que le estallaría la cabeza. Tampoco quería
pensar en que nunca había sido hijo único. Tenía un hermano de su edad y una
hermana. Y sin duda no quería pensar en los coqueteos que se habían procesado,
su hermana y él ¡Todo aquello era una pesadilla!

- ¡Ven aquí, grandullón! -ordenó (Tu name)
risueña, mientras lo agarraba por un brazo y tiraba de él para que cállese
tendido, junto a ella.

Joe se dejó arrastrar y se tendió junto a ella.
Cuando ella volvió a tirar para que subiese lo suficiente para abrazarlo, él la
miró, por primera vez desde que entraron al cuarto. Todo el caos de su mente
giró a una velocidad que lo mareó y se echó en los brazos de la chica. Ella lo
meció suavemente en su regazo y le acarició el cabello.

- No tienes que encontrarle una solución -le
aseguró (Tu name), como si leyese su mente- No son problemas, es la realidad
¡No hay soluciones! Solo te queda asimilarlo. Pero no hace falta que lo hagas esta
noche ¡Duerme un poco!

La abrazó más fuerte y le besó la frente. Ella
tenía razón, no había soluciones. No podía cambiar el hecho de que Tiziano era
su padre y Dulce y Jean Carlo sus hermanos. No podía cambiar el pasado y
rectificar su mal comportamiento con su madre. No podía hacer nada para que
todo lo que había escuchado esa noche no fuese verdad. Y sin duda, no podía
hacer nada para dejar de amar a (Tu name), se aseguró Joe emborrachándose con
la fragancia de la chica.

- ¡Joe, duérmete! -le reprobó la chica, al notar
una oleada de placer cuando él hundió el rostro en su cuello.

Joe se alejó un poco de la tentación de su cuello,
con una sonrisa y se apoyó sobre su pecho para intentar dormir.

¡Mala idea! le dijeron todas las alarmas de su
cuerpo, al notar los turgentes pechos contra su mejilla. Todo su cuerpo se
tensó y se quedó inmóvil, maldiciendo por no poder alejarse. En ese momento
habría agradecido que su sangre continuase regando el cerebro y pensando en los
miles de pedazos en los que había estallado su vida. Pero no, toda su sangre
había emigrado al sur. No debería excitarse en un momento así. No debía
aprovecharse de ella de nuevo. Ella lo estaba consolando y si él comenzaba un
contacto más intimo ella no lo pararía ¡No podía aprovecharse de nuevo de ella!

(Tu name) se estremeció de placer al notar el
aliento de él sobre su cuello y reprimió un gemido al notarlo sobre ella. Pero
sabía que se estaba conteniendo, podía notar la tensión de todos sus músculos.
Y era lo mejor, se aseguró (Tu name) convencida. Tenía mucho en lo que pensar y
una noche de pasión no le ayudaría en nada. Aunque lo podría dejar exhausto y
así dormiría, dijo una vocecita maliciosa en su mente ¡Pero, no! ¡No lo haría!

Se giró suavemente, quedando tendida de costado y
haciendo que él retrocediese e hiciese lo mismo. Se acurrucó en su pecho y él
suspiró aliviado. La abrazó e intentó dormir.

Pasó casi una hora y ni siquiera era capaz de
mantener los ojos cerrados. (Tu name) lo notó y fue incapaz de dormir.

- ¿Quieres que hablemos de lo que ha pasado esta
noche? -preguntó la chica, alejando el rostro de su escondite.

- No, duerme -dijo Joe, besándole la frente.

- No puedo. Decir en voz alta lo que piensas
ayuda.

- Lo dice la más reservada de las personas. Nunca
dices en lo que piensas. Aunque tu mente tiene que ser tal caos que seguro ni
tú te entiendes -bromeó Joe, pellizcándole la nariz.

- Me di por vencida hace mucho. Solo proceso
pensamientos simples. El resto los dejo vagar. Con suerte se unen y crean un
sentido propio -le continuó la broma (Tu name).

En la oscuridad de la habitación, abrazados y
bromeando, Joe recordó las miles de veces que habían hecho aquello en el
pasado. Estaba seguro que siempre la había amado. Ella había sobrepasado
incluso, su barrera contra las mujeres. Su aprehensión hacía el sexo femenino y
sus dotes manipulativas, no habían sido suficientes para alejarse de ella. Y no
era porque la hubiese considerado como un hombre al principio, sino porque
sabía -aunque no lo quisiese reconocer- que ella no era así. Podía confiarle
sus secretos. Ella lo escuchaba y aconsejaba, sin juzgarlo. Siempre estaba
cuando la necesitaba. Y también estaba el pequeño detalle de que tenía un
cuerpo increíble ¿Cómo no se iba a enamorar de ella?

- ¿Qué piensas hacer mañana? -preguntó (Tu name),
encaminando de nuevo la conversación.

- No lo sé. Podríamos volver a casa -sugirió el
muchacho, pensativo.

- No. Nada de escaparse. Eso nunca ayuda -le
aconsejó ella abrazándolo- Habla con ellos. Plantea tus dudas.

- ¿Dudas? Ni siquiera sé por donde empezar -dijo
exasperado- Mi madre se va a casar con mi verdadero padre y este quiere
conocerme ¿Qué se supone que debo hacer?

- ¿Hablar con él? -le susurró suavemente, mientras
le acariciaba la mejilla- Yo sé que es solo un extraño para ti. Y no hace falta
que lo aceptes como tu padre y olvides quien eres. Pese a todo, eres un Jonas.
Te has criado como tal y nadie te va a exigir que dejes de serlo. Pero podrías
intentar conocerlo. Ser amigos. Con el tiempo el vínculo irá cambiando. Como te
ocurrió con Franco.

- Para mí, Franco siempre ha sido mi padre
-aseguró Joe.

- No es cierto. Recuerdo muy bien que se trataban
como extraños al principio de vivir juntos -le recordó la muchacha-Incluso, me
obligabas a cenar todas las noches con ustedes para no tener que hablar con él.

Era cierto. Ellos no eran padre e hijo, de ninguna
forma, salvo legalmente. Aún así había aceptado volver con él. Se había tragado
su orgullo, sabiendo que lo mantendría un hombre que no era su padre. Pero en
ese momento habría hecho cualquier cosa para volver. Había pasado años lejos de
(Tu name). Había conocido chicas y hecho amigos, pero el pensar que ella
continuase con su vida sin él era insoportable. Había regresado a su lado y se
había pegado tanto a ella, que se había cegado a cualquier cosa que pudiese
separarlos. Como el amor. Amarla era la razón más importante para separarse.
Ella no creía en el amor y él la amaba desesperadamente.

Intentó que su corazón no se rompiese en mil
pedazos y se ocupó de su problema actual. Tenía una nueva familia que
desconocía. Aunque tampoco era muy acertada la opinión que había tenido de la
antigua, se recriminó culpable.

- No puedo bajar y fingir que nada pasa -dijo Joe,
tras meditar la situación.

- Y no hace falta que lo hagas -le aseguró ella
con voz serena- Tiziano y Ninel necesitan hablar contigo. Déjalos que expresen
todo lo que desean decirte. Escúchalos e intenta entenderlos. No tienes que
fingir, solo deja que todo cobre sentido -explicó la chica comprensiva- Y Dul y
Jean Carlo están tan sorprendidos como tú por la situación. No puedes
reprocharles nada. Cuando los veas actúa con naturalidad. No les debes
explicaciones, ni reproches.

- Jean Carlo me debe unas cuantas -afirmó él
furioso.

- Es igual de irritable e irritante que tú -bromeó
(Tu name) con una enorme sonrisa que lo devastó- Solo te ataca porque esta tan
confuso como tú.

- Me da igual que me ataque. Pero podía dejar de
"atacarte" a ti.

- ¡Uhm! Cuidado Joecito o voy a pensar que estás
celoso -afirmó (tu name), apoyándose sobre el torso masculino, con una sonrisa
pícara.

- ¡Lo estoy! Sabes de sobra que no me gusta que te
coqueteen -dijo Joe serio.

- Tu adorable instinto de posesión -comentó ella
sinceramente, intentando que pareciese sarcástico.

"Posesión", se repitió Joe. Él no la
poseía. No era nada suyo. Ni siquiera eran amigos. Aunque la tuviese allí entre
sus brazos. Solo era una ilusión. En unos días ella se iría y él... No quería
imaginarse qué le depararía el futuro sin ella. Nunca había estado alejado de
ella. Ni cuando vivían en países diferentes permitió que hubiese un solo día
sin comunicación. Salvo al principio que ella no quería saber nada de él y en
una ocasión que desapareció durante semanas. Solo supo que estuvo enferma. Y
había sido una tortura no saber nada de ella. En ese momento había decidido
volver a su lado. Si ella volvía a enfermar él estaría a su lado. Y pensar que
ya no lo estaría más, era devastador.


Capitulo 66

Con mucho esfuerzo, Joe alejó a (Tu name) de entre
sus brazos. Aunque su cuerpo se resistía a dejarla, su corazón necesitaba un
respiro. Tenía que huir de esa habitación, antes de que acabase padeciendo un
infarto. Ella estaba dormida. Él caminó a pies puntillas hasta estar lejos del
cuarto.

Los pasillos estaban oscuros y fríos. Y
sorprendentemente, se sintió muy cómodo en ellos. Bajó la escalera
perezosamente, distrayéndose con cada losa del suelo que veía. Caminaba hacía
el jardín, pero una luz lo distrajo. Se acercó lentamente hasta el despacho
levemente iluminado y se asomó al interior desde la puerta. No se escuchaba
ningún ruido. Ninguna voz. Ninguna discusión, en un lugar donde él había
deseado gritar lo suficiente para quedarse afónico.

Solo estaba el cuerpo inmóvil de un hombre.
Tiziano parecía dormido. Descansando la cabeza sobre sus antebrazos, en el
escritorio. En una mano tenía una copa y la otra estaba apretada con fuerza.
Indicativo de que no estaba dormido. Joe recordó todos los consejos de (Tu
name). Pensó en lo culpable que puede hacerle sentir el pasado a una persona.
Puede que ese hombre no hubiese estado lejos de él a propósito. Pero era un
desconocido y pese a que pudiese tener grandes explicaciones, él no podía verlo
como nada más. Recordó de nuevo las palabras de la chica.

Suspiró exasperado ¿Podría escucharlo sin que ese
hombre diese por hecho que lo aceptaba? La duda lo invadió. Pero de nuevo la
imagen angelical de (Tu name) fue en su encuentro. Sonrió dándose valor y
recorrió el breve trayecto hasta el escritorio.

- ¿Ahora tengo que quitarte la copa o llenártela?
-preguntó Joe burlón, haciendo que el hombre se incorporará inmediatamente para
mirarlo.

- Lo único que te he enseñado en mi vida y no te
ha quedado claro -se recriminó su padre.

- Soy egoísta. Así que beberé solo -dijo Joe
retirándole la copa y llenándola, antes de sentarse en el sofá y beberla de un
trago. Con el vaso en una mano y la botella en la otra.

- ¡Bien! No creo que aguantase beber una gota más
-aseguró Tiziano, frotándose los ojos cansadamente.

- Supongo que solo está permitido beber hasta
desmayarte cuando se trata de una mujer -comentó el joven, vaciando su copa de
nuevo.

- Solo está permitido cuando no entiendes algo o
no hay solución. Y normalmente, eso siempre implica a una mujer -se mofó el
hombre.

- Dijiste anoche - comenzó a decir Joe muy serio-
que pasaste el primer año de matrimonio borracho ¿Fue por culpa? ¿Por
abandonarnos? -preguntó sin rencor, por simple curiosidad.

El rostro medio risueño de Tiziano, se
ensombreció. Parecía haberse perdido en sus pensamientos. Con brusquedad salió
de ellos para enfrentarse a la pregunta. Y miró a su hijo con semblante sincero
y vulnerable.

- No sabía que Ninel estuviese embarazada -aseguró
Tiziano, deseando recuperar su copa- Bebía para olvidar que mi corazón la amaba
tanto que era incapaz de estar en la misma habitación que otra mujer.

- Tuviste dos hijos -le recordó Joe.

- Afortunadamente, mi esposa se quedó embarazada
pronto. Así nuestras familias no se involucrarían si sabían que no hacíamos una
vida juntos. Teniendo un heredero, lo demás era irrelevante.

- ¿Y Dul? -preguntó el joven, desconfiado.

- Fue lo único que me pidió su madre -suspiró
Tiziano cansado- Se sentía sola y quería intentar un matrimonio real. Pero yo
no fui capaz de dárselo. Así que cedí ante la idea de tener otro hijo.

Había tenido a dos hijos, que gozaron de todas sus
atenciones, con una mujer a la que no amaba. Sin embrago, el hijo de la mujer a
la que amaba, ni siquiera fue consciente de su existencia. Joe deseó creer su
historia. Lo deseó tanto que le sorprendió. Pero al fin y al cabo, pesé a ser
un desconocido, era su padre.

- ¿Eras infeliz? -preguntó casi, afirmó, Joe.

- No era la vida que quería -le quitó importancia
el hombre, encogiéndose de hombros- Cada noche pensaba qué habría sido de la
mujer que había conocido en la playa.

- ¿En la playa? -repitió el chico, sorprendido.

- Sí, aquí mismo -respondió Tiziano muy sonriente-
Por eso decidimos venirnos acá a vivir. Ambos estábamos de vacaciones. Aunque
lo mío era algo así como la última aventura antes de la horca -bromeó con una
falsa sonrisa.

- Amas a mi madre ¿verdad? -afirmó su hijo
vaciando de nuevo la copa.

- ¡Mucho! -le aseguró levantándose lenta y
trabajosamente- Siempre ha sido la mujer de mi vida.

Tiziano dudo unos segundos, pero después se armó
de coraje y se sentó junto a Joe en el sofá. Este no protestó. Y ambos
comenzaron a hablar de irrelevancias para distraer la mente de otros asuntos.
Joe siguió bebiendo, más por costumbre que por deseo y Tiziano empezó a notar
que el alcohol dejaba de hacerle efecto.

Los hombres estaban riendo tras una ocurrencia de
Joe, sobre las mujeres y el efecto que tiene el alcohol sobre la percepción de
la belleza de estas. Pero ambos se callaron de inmediato y se pusieron muy
serios cuando vieron a dos bellas mujeres cruzadas de brazos en la puerta
frente a ellas. (Tu name) y Ninel, caminaron hasta ellos con el ceño fruncido y
cara de pocos amigos.

- Bajo a desayunar y mira con lo que me encuentro
-dijo Ninel irritada.

Joe se giró para mirar por el ventanal y se
percató de que habría amanecido hacía horas, sin que ellos se diesen cuenta.

- ¿Les parece bonito emborracharse como
adolescentes descerebrados? -protestó la mujer una vez más.

- Yo no estoy borracho, piccola mia -aseguró
Tiziano frotándose la sien.

- Es verdad, él esta ya con la resaca -se burló
Joe entre carcajadas.

- Eso, ayúdame -replicó risueño, el hombre a su
hijo.

- Mamá no seas cruel con él hasta que no se le
pase el crudo -se mofó de nuevo Joe.

- Yo que tú -dijo (Tu name) muy seria- me callaba.

Le quitó la copa y la botella. Tras fulminarlo con
la mirada se cruzó de brazos, amenazantemente. Joe se puso serio al instante y
trago trabajosamente. Miró a su padre, que tenía la misma cara de preocupación.
Ninel en cambio miraba a su nuera con una sonrisa e imitaba su gesto,
cruzándose de brazos, dispuesta para la batalla.

- Yo creo que ya han bebido bastante -dijo (Tu
name), sin mirar a los hombres, sino buscando la aceptación de Ninel.

- Sí, es mejor que duerman un poco -apoyó la
mujer.

- Ya hablaré después contigo -le aseguró la joven
a Joe como una amenaza inevitable.

- Sí, y yo contigo -imitó Ninel a su nuera,
fulminando a su futuro marido.

Los hombres suspiraron y se miraron vencidos.
Ellas se giraron y caminaron hasta la puerta con postura rígida. Se pararon
antes de salir, en claro indicativo para que las siguieran. Antes de que
pudiesen protestar porque los hombres seguían sentados, estos se levantaron a
toda prisa. Olvidaron que la habitación les daba vueltas, se miraron indefensos
y siguieron a sus mujeres.

Ya en la escalera, las mujeres subían ceñudas
mientras los sumisos hombres las seguían cabizbajos. A mitad de trayecto, Dulce
y Jean Carlo se pararon para observar la peculiar escena. Jean Carlo abrazó a
su hermana con una enorme sonrisa burlona.

- Dul, si alguna vez me ves así, hazme un favor y
pégame un tiro -dijo el joven mirando a los fieles corderos persiguiendo a dos
simples y arrebatadoras mujeres.

- Prometo hacerlo aunque tenga dudas -aseguró la
chica socarronamente.

Las mujeres los metieron en sus habitaciones.
Colocando las manos en jarras los miraron de arriba abajo. Les quitaron la
camisa, los empujaron contra la cama, haciéndolos caer sentados y les quitaron
los zapatos y pantalones. Se alejaron ceñudas y apuntaron con decisión hacía el
centro de la cama, exigiendo que se metiesen bajo las sábanas. Cada quien desde
su cuarto lo hizo sin replicar. Y ellas salieron de las habitaciones dejándolos
escondidos bajo las sábanas. Se encontraron en el pasillo, se miraron con
perspicacia y se giraron sobre sus pasos, asomándose al cuarto de su respectivo
hombre. Ellos se habían incorporado y al verlas, se acostaron de nuevo,
tapándose hasta el mentón. Ellas los fulminaron con la mirada y volvieron a
cerrar la puerta.

Ya en la cocina, las dos mujeres muy irritadas,
comentaban lo insensatos que eran padre e hijo. Ninel comenzaba a ceder pero
(Tu name) se mantenía igual de furiosa que cuando los había encontrado.

- ¿Les llevamos un café? -preguntó Ninel preocupada
por los hombres.

- Si no es para echárselo por la cabeza, no
-contestó (Tu name) irritada- Se han emborrachado ellos solitos y van a pasar
la resaca de igual modo.

- Pero y si nos necesitan -insistió la mujer
angustiada.




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AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Empty
MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:24

- ¿Acaso ellos han pensado en cómo nos hemos sentido nosotras cuando nos
despertamos y no los vimos? -protestó la joven, irritada.


- Es cierto -afirmó Ninel furiosa- Son dos niños
egoístas que necesitan una lección. Nosotras nos hemos preocupado por ellos,
mientras que ellos estaban de risitas en el despacho, bebiendo -continuó
ceñuda- Pero... ¿podríamos llevarles unos cafés? -preguntó tímidamente.

- ¡Oh! -suspiró (Tu name)- ¡De acuerdo!

Las mujeres regresaron a sus habitaciones y
colocaron la taza de café humeante junto a la cama. Se sentaron suavemente
sobre el colchón, y miraron al hombre que invadía la cama.

Ninel bajó todas sus barreras inmediatamente, al
ver como su futuro esposo se frotaba la sien.

- ¿Te duele la cabeza, amor mío? -preguntó la
mujer preocupada, mientras se tendía junto a él.

(Tu name) resistió un poco más. Joe estaba
dormido, y eso era una ventaja. Parecía que se acababa de pelear con las
sábanas, y estas habían ganado y lo tenían de rehén. Lo miró atentamente y
suspiró con vencida resignación, mientras lo arropaba adecuadamente. Capitulo
67


Cuando Joe se levantó, ya a mediodía, se vistió a
toda prisa para reunirse con su amada y hacer cualquier cosa para que se le
pasase el enfado. Bajaba las escaleras perezosamente cuando escuchó tras él,
que alguien lo seguía. Miró y esperó a que el hombre ojeroso lo acompañase en
la bajada. Tiziano descendía abrochándose los últimos botones de la camisa. Era
evidente que también se acababa de despertar y estaba en tan mal estado como
él.

- ¿Preparado para el sermón? -preguntó el hombre
con una sonrisa.

- Supongo –suspiró Joe, resignado.

- Ninel ha pasado toda la mañana cuidándome, pero
en cuanto me vea bien, intentará matarme –aseguró Tiziano, rodeando a su hijo
por los hombres, al bajar las escaleras y encaminarse hacía el salón.

- (Tu apodo) es al revés. Se enfada en el momento
pero después es incapaz de mostrar rencor. Aunque creo que esta vez hará una
excepción -se auto compadeció el muchacho, temeroso.

Entraron en la sala, en busca de sus mujeres y no
las encontraron. Solo estaba Jean Carlo hablando por su teléfono móvil. Al
verlos colgó y les sonrió.

- ¿Que tal la resaca? -preguntó burlón el
italiano.

- Despiadada -contestó el padre, sentándose junto
a él, frotándose los párpados.

- Pues despéjense que las chicas están furiosas. Y
en cuanto los vean, empezará una guerra -informó Jean Carlo, serio, por una
vez.

- Ya lo imaginamos -dijo Joe sentándose frente a
ellos.

- Yo no querría estar en sus lugares -aseguró el
joven- No tengo muy claro por qué están enojadas, pero han convencido a Dul
para que las apoye -explicó Jean Carlo, haciendo que su padre resoplase.

- Tranquilo, que cuando vengan nos harán saber el
porqué -afirmó Tiziano, pesadamente- ¡Unas mil veces!

- ¡Sí! -suspiró Joe vencido- Solo nos queda escuchar
y callar.

- Por eso yo no tengo novia -admitió Jean Carlo,
risueño- No voy a dejar que me armen pleitos por unas copas de más.

El joven estuvo a punto de tragarse sus propias
palabras, cuando aparecieron las mujeres por la puerta. Su sonrisa desapareció
al instante.

- Supongo que ninguna mujer se enfadará contigo
porque te emborraches, porque ninguna se preocupa por tu bienestar -replicó (Tu
name), liderando el comité "en contra de los hombres", seguida por
Ninel y Dulce, ceñudas.

- Puede ser -admitió el muchacho.

- Ni tampoco, hay quien se ocupe de cuidarte por
tu insensatez -prosiguió la chica, con las manos clavadas en su cadera.

- Velando tu sueño, muy preocupada, mientras que
tú no pensabas en ella -añadió Ninel, colocando sus manos en la cadera también.

- Los hombres beben sin pensar en que somos
nosotras las que los tenemos que aguantar después -intervino Dulce, imitando el
gesto defensivo.

- De acuerdo, de acuerdo -aceptó Jean Carlo,
levantando las manos, en signo de rendición- Esta guerra no es mía. No quiero
ser la primera baja.

- ¡Estas exagerando! -aseguró Joe, pese a la cara
de advertencia que tenía su padre- (Tu apodo), tú te has emborrachado tantas
veces como yo.

- ¿Cuantas me has tenido que llevar a la cama,
desvestirme y quedarte a mi lado como si fuese una enferma que no sabe cuidarse
de sí misma? -replicó furiosa.

- ¡Ninguna! -admitió el chico cabizbajo.

- ¡Exacto! -espetó la chica ceñuda- Estábamos
preocupadas por ustedes.

- Sí, nos despertamos y no los vimos. Salimos de la
cama a toda prisa -explicó Ninel angustiada por el recuerdo- No sabíamos qué
les habría pasado. Y cuando (Tu apodo) y yo nos encontramos en el pasillo,
pensamos lo peor.

- ¡Y los encontramos juntos y borrachos! –concluyó
(Tu name), cruzándose de brazos.

Padre e hijo se miraron, entendiendo qué era lo
que podían haber sentido las mujeres. Habrían estado angustiadas pensando que
se habrían ido por no enfrentar la situación o que se habían encontrado y
estarían peleando. Había muchas posibilidades. Y los hombres agradecieron al
cielo que esas mujeres se preocupasen por ellos. La felicidad los invadía. Pero
aún la prudencia estaba presente.

- Lo sentimos mucho -aseguró Tiziano acercándose a
su mujer- No queríamos preocuparlas -aclaró, acariciándole la mejilla.

- Bajé para pasear un poco y aclarar las ideas
-explicó Joe, caminando hacía (Tu name)- Me encontré con Tiziano y estuvimos
hablando.

- Y nosotras nos alegramos de que eso pasase
-aseguró la joven- Pero ¿tenían que emborracharse?

- En realidad, yo ya lo estaba cuando él llegó
-intervino en su ayuda Tiziano.

- ¿Y él decidió imitarte? -replicó (Tu name)
ceñuda.

- Estaba inquieto y quería relajarme un poco
-explicó Joe acariciándole tiernamente la mejilla.

- Lo entiendo -suspiró la chica- Pero me angustié
cuando me desperté y no estabas.

- Lo siento, cariño -dijo Joe estrechándola entre
sus brazos con dulzura.

Dulce se había alejado de la escena de
reconciliación y observaba a las dos parejas abrazadas, desde el sofá, sentada
junto a su hermano.

- Hoy he comprado sin control ¡Me he gastado una
fortuna! -aseguró la chica a su hermano, ignorando al resto.

- ¿Me has comprado algo? - replicó burlón.

- Sí, tu regalo de Navidad -contestó Dulce, sin
importancia.

- ¿Has esperado hasta ahora para comprarlo?
-protestó irritado.

Joe ignoró la nueva pelea entre sus hermanos y
condujo a (Tu name) hasta el sofá. Se sentaron y la abrazó, acurrucándola
contra su pecho.

- ¿Y tú? ¿Me has comprado algo? -preguntó Joe con
una sonrisa picarona.

- No -contestó (Tu name) con ligereza y sin
mirarlo a la cara. Segundos después añadió- Te lo compré hace semanas.

La sonrisa de Joe se ensanchó y un brillo de amor
inundó sus ojos. Pero (Tu name) estaba acurrucada entre sus brazos, escuchando
a los demás, sin prestar atención al efecto que tuvo en él sus palabras. Joe
también le había comprado su regalo, sus dos regalos, semanas antes. Había
modificado levemente uno de ellos, pero en cuanto los había visto había pensado
en ella, sabiendo que le encantaría tenerlos.

- ¡Vamos! -exclamó Ninel sacando a todos de sus
respectivas conversaciones y pensamientos- ¡Vamos a comer!

Como una auténtica familia, todos siguieron a la
matriarca hasta la mesa, entre risas. Joe no dejaba ni un segundo de abrazar a
(Tu name) y Tiziano hacía lo mismo con su mujer. Agarrados de la mano, la joven
pareja se sentó a la mesa, frente a los hermanos de él.

- Necesito la mano para comer -le exigió la chica
a Joe.

- Tienes otra -contestó él, negándose a soltarla.

- Cuñadita, si tienes problemas para comer, yo
puedo dártela en la boquita -bromeó Jean Carlo, sin rastro de malicia.

- Al que le van a tener que dar de comer es a ti,
después de que te rompa los brazos -aseguró Joe, fingiendo enfado.

- ¡Eso habría que verlo! -bramó su hermano.

- ¡Cuando quieras! -espetó él.

- ¡Ya, basta chicos! -ordenó Tiziano con una
sonrisa- ¡Dejen de pelear!

- ¡Déjalos papá! Están recuperando los años
perdidos -bromeó Catherine mirando a sus hermanos con ternura.

- Son muchas peleas de hermanos que recuperar
-aseguró Jean Carlo con una sonrisa.

Joe sintió como se le encogía el corazón.
"Hermanos". Tenía hermanos, al fin tenía una auténtica familia. Una
familia de verdad, no una de acogida. Adoraba a su padre, Franco, pero siempre
se había sentido en deuda por recibir su amor. Pero Dulce y Jean Carlo no le
estaban regalando su cariño y compasión, eran sus hermanos y bromeaban y lo
fastidiaban como si deseasen serlo de verdad. Se sentía increíblemente cómodo
en esa situación. Con sus padres, sus hermanos y su…. (Tu name). Capitulo 68

El día anterior, las chicas habían pasado la
mañana de compras. Además de porque necesitaban los ingredientes para la gran
cena de esa noche, también porque pensaron que Ninel y (Tu name) necesitaban
comprar compulsivamente para olvidar el mal trago de esa mañana. Se rieron y
compraron mucho. Ninel conocía a la chica desde que era muy pequeña, pero ahora
más madura, le pareció una muchacha muy sensata, con la que le gustaba hablar.
Dulce, también disfrutó con las charlas feministas y estrategias de venganza
contra los hombres insensibles.

La tarde había sido igual de divertida. Todos
habían estado en casa reunidos, charlando y riendo. Tiziano y Ninel contaron su
historia de amor a todos, y aunque era algo incómodo, todos escucharon atentamente.
Jean Carlo bromeó con la idea de que le gustaba más ser el hermano mediano que
el mayor.

- Hermanito, te paso toda la responsabilidad de
ser un ejemplo a seguir -le había dicho el italiano, fingiendo seriedad.

Aún les quedaba mucho para sentirse como hermanos,
pero estaban intentando no ponerles barreras. Como la misma Dulce había dicho
"era difícil negar que eran hermanos cuando había tanto parecido entre
ellos". Con solo mirarse, la comodidad de la relación iba aumentando.

Esa mañana, las mujeres se habían reunido para
comenzar a preparar la cena de Nochebuena. Se colocaron un delantal,
repartieron las tareas y comenzaron a parlotear sin descanso. Los hombres
habían protestado por dejarlos solos. Para lo que (Tu name) había tenido una
respuesta perfecta.

- Tranquilo cariño, que después ustedes harán lo
mismo, cuando les toque fregar todo esto -había dicho la chica, señalando los
cientos de cacharros sucios por toda la cocina.

Joe había huido y no había vuelto más. Ellas se
habían reído y proseguido con su charla. Aunque Ninel tuviese una cocinera que
preparaba todas sus comidas, deseaba hacer esta personalmente, con ayuda de su
hijastra y nuera. Estas habían aceptado encantadas y habían añadido un plato de
su cosecha.

El día anterior juntas y esa mañana de cotilleos,
había creado una confianza especial entre las mujeres.

- ¿Ya se ha arreglado lo que fuese que pasase
entre Joe y tú, para que hubieses decidido hacer la maleta y marcharte?
-preguntó Ninel a (Tu name) probando la salsa que le servía esta- ¡Uhm!
¡Deliciosa!

- ¡Gracias! Es un experimento que hice hace algún
tiempo. Me gusta probar cosas nuevas en la cocina -explicó la chica antes de
responder a la pregunta.

- Bueno -dijo Dulce, encaminando la conversación-
Es evidente que te ibas a marchar por lo grosero que fue en la cena, antes de
que todo pasase. Y te quedaste para apoyarlo.

- Así es Dul. Pero después no hemos tenido
oportunidad de hablar del tema -afirmó (Tu name), dejándose invadir por la
tristeza.

- Pero ¿qué ocurre entre ustedes? -preguntó Ninel
preocupada- Olvida que soy su madre. Hoy seré solo una amiga.

(Tu name) sonrió y miró a ambas, insegura. No
sabía cómo explicar todo aquello. Se supone que debía seguir fingiendo ¿O no?
No tenía nada claro lo que había entre ellos. Y entonces recordó lo que había
pasado la noche anterior.

Después de dejar a todos tras la cena, había
subido juntos a dormir. Y efectivamente, solo habían dormido. Pero él la había
abrazado y envuelto con todo su cuerpo, sin dejarla separarse ni un centímetro.
Había sentido sus caricias hasta que se había dormido. Entrelazando una pierna
entre las suyas. Y hundido el rostro en su pelo.

Cuando solo eran amigos, muchas veces había
dormido en sus brazos y él le acariciaba el cabello hasta que se dormía. Pero
no era lo mismo después de admitir que lo amaba. Todo había cambiado tras haber
sentido esas manos por todo su cuerpo ¿Se supone que él deseaba recuperar lo
que una vez tuvieron? ¿Era así como la estaba tratando? ¿Como una amiga? Aunque
pudiese parecer que fuese algo más, siempre la había tratado así cuando solo
eran amigos. Por eso la gente pensaba que había mucho más que una amistad.
Podría ser que él volviese a verla como la misma de antes. Que el tiempo
hubiese curado su herida y viese quién era ella en realidad, haciendo que él
desease tenerla de nuevo como amiga.

Eso debería alegrarla. Pero no lo hacía. No lo
quería de amigo. Bueno,... sí ¿O no? Estaba confundida. Lo quería a él. De
cualquier forma. Siempre que lo tuviese cerca.

- No sé si me podré alejar de él -pensó en voz
alta.

Las mujeres la miraron sorprendida y dejaron lo
que estaban haciendo, para ir junto a ella.

- ¿Por qué desearías dejarlo? - dijo Ninel,
mientras que Dulce apoyaba la pregunta asintiendo efusiva y confundida.

(Tu name) suspiró y miró atentamente a cada mujer.
Podía confiar en ellas para hablar del tema. Además, necesitaba hacerlo.

- Cuando empezamos con esto, ninguno estaba muy
seguro. Fue todo muy extraño. De pronto somos los mejor amigos y al día
siguiente, hay una explosión de sentimientos desconocidos entre nosotros
-explicó la chica cabizbaja.

- Tiene que haber sido muy duro para ustedes. Eran
amigos con una intimidad definida y ahora todo cambia -afirmó Dulce,
comprensiva- Supongo que si se quieren de verdad, solo tienen que adaptarse a
la situación.

- Que haya otros ámbitos de su relación que se
hayan agregado, desconcertándolos, no significa que sea lo único entre ustedes
-aconsejó Ninel, leyéndole la mente- Pueden compartir las mismas cosas que
cuando eran amigos, aunque hayas descubierto que lo amas.

- Pero él no me ama –afirmó (Tu name) con
tristeza.

- ¡OH, por Dios! ¡Vaya estupidez! -exclamó Dulce
abrazándola- Yo no lo conozco mucho. Pero es evidente que te adora. Besa el
suelo que pisas.

- ¡Siempre lo ha hecho! -comentó Ninel.

- ¡Exacto! Me trata como siempre ha hecho. Me
abraza, besa y cuida como una amiga -explicó la chica removiendo la salsa con
la cuchara nerviosamente.

- No te trata como una amiga -aclaró Dulce.

- Sí, sí lo hace. Él ha sido así conmigo siempre.
Desde que éramos pequeños. Celoso, posesivo y muy cariñoso. Puede llevar a
confusiones, pero esa era su manera de tratarme cuando solo éramos amigos
-explicó (Tu name)- Y es así como me trata ahora.

- Pero eso no quiere decir que ahora no te quiere.
Sino que siempre te ha querido -anunció Ninel, haciendo que un escalofrío de
placer recorriese a (Tu name).

- Me quiere sí, pero no me ama -se negó ella a
tener esperanzas.

Sus amigas se miraron impotentes y decidieron no
involucrarse más.

- Dile lo que sientes -aconsejó Dulce.

- Y pregúntale a él por sus sentimientos. No des
nada por hecho -aconsejó también Ninel.

Dejaron de preparar la cena, para hacer algo de
comer. Almorzaron junto a los hombres. Estos notaron que ellas estaban algo
serias y procuraron animarlas. Ellas les aseguraron que todo estaba bien. Y al
final de la comida, ya se habían dejado embriagar por las constantes bromas de
Jean Carlo. Después, ellos habían insistido en recoger y limpiar todo, antes de
que ellas volviesen para asegurarse de que sus platos iban como debían, y no
acababan quemados o incomestibles.

- Las chicas estaban muy serias -afirmó Tiziano
aclarando los platos bajo el grifo.

- Y (Tu apodo) parecía triste -añadió Jean Carlo,
mirando a su hermano, mientras secaba un plato.

- Yo no le hice nada -espetó a la defensiva Joe
mientras buscaba donde guardar unos vasos.

- ¿han hablado después de la pelea en la que casi
se va? -preguntó su padre, adivinando la respuesta.

- No, no hemos tenido la oportunidad -contestó él
ceñudo.

- Pues ve ahora, que ni esta noche ni mañana
podrás. Y no es aconsejable que lo dejes para cuando se vayan -aconsejó
Tiziano, indicándole que se fuese a buscarla.

- ¡Oh, no! Que vaya cuando ya hayamos terminado
¡Nada de escaqueos! -protestó Jean Carlo burlón.

- Sí, mejor voy después -aceptó Joe, en un
suspiro.

- ¡Cobarde! -espetó su hermano, con sorna.

No quería hablar con (Tu name). Había visto el
dolor en su perfecto rostro. Y no quería escucharla decir lo mucho que había
sufrido por su culpa. Si ella quería alejarse de él para siempre lo aceptaría
con resignación. O se emborracharía hasta que algo parecido a la aceptación
apareciese. Aprovecharía lo poco que le quedaba con ella. Menos de dos días y
no la volvería a ver. Emborracharse cada vez le parecía mejor opción. No creía
que pudiese ser capaz de aguantar sobrio el perderla para siempre. Capitulo 69

(Tu name) estaba sentada en el tocador, frente al
espejo. Asegurándose que no estaba poniendo tanto esmero en arreglarse para
impresionar a Joe. No se creyó. Suspiró a la imagen frente a ella y se dio por
vencida. No había más que pudiese hacer. Maquillada, peinada y vestida. No
había tiempo para cirugías, así que se tendría que conformar con lo que había.

La puerta se abrió y Joe entró distraídamente.
Ella se levantó y se paró frente a él. Al verla, se quedó atónito. Y su mirada
le hacía sentirse desnuda pese a los metros de tela que la cubrían.

Un vestido gris perla se amoldaba a la figura de
ella, haciendo que Joe contuviese la respiración, al pasear la vista por cada
curva. Sus hombros y brazos estaban desnudos, debido al gran escote. Y la falda
dejaba entrever la forma de sus caderas, aunque no se ciñese a ellas. Era de
gran vuelo y con el más mínimo gesto, los metros de tela jugueteaban a su
alrededor, acariciando sus muslos. Llevaba el pelo recogido, dejando expuesto
su delicioso cuello. Pero decenas de tirabuzones caían por su espalda.

¡Estaba preciosa! ¡Increíblemente bella!

Joe intentó hablar, sin éxito. Se acercó con paso
torpe y le acarició un brazo con los nudillos. Bajó la acaricia suavemente
hasta su muñeca y la rodeó con su mano. Deslizó el dedo pulgar por su palma y
la acarició, haciendo que ambos se estremeciesen.

- ¡Estás preciosa! -consiguió decir al fin.

- ¡Gracias! -contestó (Tu name) con un pudor poco
frecuente en ella.

La observó ruborizarse y agachar la vista mientras
una de sus delicadas manos se acomodaba allí donde palpitaba su pulso, en el
delicado cuello. Como si pudiese frenar su acelerado descontrol. La miró con
deseo. Era tan perfecta que cualquier mujer la envidiaría y cualquier hombre la
desearía. Tan perfecta, que era imposible no enamorarse de ella cuando la
conocías. Tan perfecta, que no podría alejarse de ella aunque quisiese.

- ¡Preciosa! -repitió Joe admirando cada detalle
de su imagen.

(Tu name) levantó la vista para encontrarse la
suya y deseó no haberlo hecho. Una oleada de fuego líquido recorrió sus venas y
sintió arder cada centímetro de su cuerpo. Él la miraba como si fuese la mujer
más deseable del planeta. Y así se sentía cuando él estaba cerca.

Al encontrarse con el azul intenso de sus ojos,
Joe perdió el poco y nervioso control que mantenía. La agarró por la cintura
atrayéndola contra él y buscó sus labios, devorándolos al instante. La besaba
con hambre voraz. Lamiendo, succionando y mordiendo suavemente sus labios. No
la dejaba escapar de la prisión de su abrazo. Pretendía devorarla por completo.
No se sentiría satisfecho de otra manera.

Alguien llamó a la puerta.

(Tu name) escuchó los golpes y se alejó del cálido
cuerpo masculino. Pero él no la dejó ir muy lejos. La agarró de las caderas y
la apretó de nuevo contra él. Haciendo que (Tu name) gimiese de puro placer al
notar su excitación. Pero la puerta volvió a interrumpir y traerla a la
cordura. Posó su mano sobre sus labios. Los notó calientes e hinchados. Y el
rubor subió a sus mejillas. Entonces, Joe la dejó marchar y corrió hacía el
baño.

Maldiciendo entre dientes el hombre fue a abrir la
puerta. Lo hizo con brusquedad y fulminó a su hermano que estaba al otro lado
de ella.

- ¿Qué quieres? -gruñó sin disimulo.

- ¿Interrumpo algo? -preguntó Jean Carlo
perspicaz.

- ¡Sí! ¿Qué quieres? -repitió Joe, sin paciencia.

- ¡Uy, que humores! Venía para invitarlos a una
fiesta. Después de la cena los viejos querrán tomar una copa y dormir. O subir
a hacer sus cochinadas -bromeó Jean Carlo amistosamente- Dul y yo iremos a una
fiesta con unos amigos. Hemos pensado que les gustaría acompañarnos.

- Le preguntaré a (Tu apodo) -respondió Joe, relajándose.
capitulo 70

(Tu name) salió del baño y se encontró con la
mirada de ambos morenos de ojos penetrantes. Todo su cuerpo se estremeció y el
rubor inundó sus mejillas de nuevo.

¿Desde cuando se ruborizaba con tanta facilidad?,
le reprendió una vocecilla jocosa.

- Es mejor que no vengan -aseguró el italiano sin
dejar de mirar a la chica- Tú eres demasiado celoso y ella está demasiado
buena.

Las mejillas de (Tu name) ardían en respuesta.
Desvió la vista, pero notaba la mirada de ambos sobre su cuerpo.

- No quiero que acabes descuartizando a todos mis
amigos -continuó Jean Carlo, sin dejar de admirar la belleza de la chica- Mejor
se quedan y hacen sus propias cochinadas.

Joe habría matado a su hermano por el escrutinio
al que la estaba sometiendo. Pero era incapaz de hacer otra cosa más que
mirarla y desear quitarle el hermoso vestido ¡con los dientes!

(Tu name) notó que era el momento perfecto para
hablar, demostrando que estaba viva y no era una muñeca a tamaño natural, en
exposición.

- ¿No ir, a donde? -preguntó la chica, sacando a
ambos de su ensimismamiento.

Al fin Joe reaccionó y le golpeó en la nuca a su
hermano para que dejase de comérsela con la mirada.

- ¡Auch! -protestó el chico frotándose la nuca-
¡Que bruto! Solo admiraba lo bella que es tu novia. No es para enojarse.

- Búscate una propia -le aconsejó Joe amenazante.

- Pienso buscarme unas cuantas esta noche -replicó
con una sonrisa pícara.

(Tu name) puso los ojos en blanco ante los alardes
típicos masculinos y se acercó a ellos.

- Serías el hombre más feliz del mundo en mi
fiesta de Año Nuevo -aseguró la chica risueña. Cientos de hermosas
superficiales a su alcance, sin duda sería el paraíso para él.

- Dul me ha hablado de ella ¿De verdad es tan
impresionante? -preguntó el joven curioso. Joe se encogió de hombros y ella
sonrió.

- Me he esforzado mucho para que así fuese. El año
pasado muchas celebridades estuvieron en ella y todos los locales del país
están intentando hacerme sombra este año -explicó (Tu name) irritada- Me lo han
puesto muy difícil, pero los superaré una vez más.

- Estás muy segura -comentó el italiano
desconfiado- ¿Cómo sabes que no tienen preparadas sorpresas que hagan que tu
fiesta sea inferior a ellas?

- Sé exactamente qué hará cada relaciones públicas
de cada local de la ciudad. Llevo mis añitos en el negocio y conozco mucha
gente -aseguró la joven con una sonrisa- Hay muchos que desean cosas de mi y
para ello me regalan información confidencial.

-¿Qué quieren de ti? -preguntó Joe celoso.




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MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:25

- Entradas para algún partido u obra exclusiva, que los dejé entrar a
alguna fiesta, presentarles a alguien al que no tienen acceso, ser mis
distribuidores para el local,... o simplemente tenerme contenta por si en algún
momento necesitan cualquiera de esas cosas -concluyó la chica devastándolo con
una sonrisa.


- ¡Uf! Suena a que eres una mujer importante
-afirmó Jean Carlo, impresionado.

- Tengo contactos -respondió ella quitándole
importancia, encogiéndose de hombros.

- Hermanito, creo que la vas a tener que estar
vigilándola toda la noche sin disfrutar de la fiesta -especuló el italiano,
apoyando una mano sobre su hombro en señal de apoyo.

Joe miró a (Tu name) con una mezcla de furia y
tristeza. Ella deseó gritar que era su trabajo y que no estaría con ningún
hombre. Supo al instante, que él pensaba que no estaría allí para poder
vigilarla, como estaba segura deseaba. Y ella deseaba que lo estuviese. Aunque
le complicase la noche con sus celos y no la dejase hacer su trabajo. Aunque se
pelease con todos los hombres de la fiesta ¡Maldita sea! ¡Aunque la echasen del
maldito trabajo! Quería que estuviese allí, con ella.

- Podrías venir si lo deseas -dijo cortésmente la
chica.

- ¿Enserio? -preguntó Jean Carlo emocionado- Dul
se morirá de gusto cuando se lo diga.

- Estoy segura -contestó ella con una sonrisa.

Jean Carlo se marchó a toda prisa, sin despedirse.
Joe cerró la puerta y la miró con una enorme sonrisa.

- ¿Sabes lo que acabas de hacer? -preguntó Joe
acercándosele coqueto.

- Invitar a tus hermanos a pasar el Año Nuevo
-respondió relajadamente- ¿Te molesta?

- No -contestó con una sonrisa pícara- no me
molesta. Pero que ellos vayan a la fiesta implica que tu supuesto novio, o sea
yo, también irá ¡Acabas de invitarme a pasar Año Nuevo contigo! -aclaró Joe con
una enorme sonrisa.

¡Oh, no! ¡Que horror!, dijo una vocecita
sarcástica en la cabeza de la chica. Intentó no reír. Pobre de ella, tendría
que hacer todo un sacrificio y pasar la fiesta con él. La risa fue inevitable.
Podría torturarla un poco más y que también la acompañase a casa después, pensó
jocosa.

Como respuesta a su -al parecer, según él- nefasta
aclaración, (Tu name) se encogió de hombros y sonrió sin darle la menor
importancia. Joe la miró incrédulo y la persiguió con la mirada hasta que salió
de la habitación ¿Le traía sin cuidado? ¿Debía alegrarse o entristecerse?
Confundido, decidió mejor ducharse para la cena. Capitulo 71

Una vez listas las chicas se encontraron en la
cocina para revisar que todo estuviese listo. Después, observaron bajo lupa
cada detalle de la mesa. Una vez que todo estuvo conforme a sus deseos, los
hombres bajaban risueños por las escaleras. Las tres bellezas los esperaron y
admiraron la visión. Los tres vestidos con elegantes trajes negros amoldándose
a los masculinos cuerpos. Estaban aún más atractivos, si eso podía ser posible.

- ¡Que depresión! -exclamó Dulce, en un sollozo.

- ¿Por qué? -preguntó Ninel extrañada.

- Los tres hombres más guapos que he conocidos y
son de mi familia -explicó la chica haciendo pucheros- ¡Es para deprimirse!

Todos rieron y se unieron para caminar juntos
hasta la mesa. Tiziano besó a su mujer y Joe rodeó por la cintura a (Tu name),
en un gesto posesivo casi innato.

Ya en la mesa, las bromas no cesaron. Jean Carlo
continuó con su tarea de sacar de quicio a su hermano y Dulce estaba encantada
de no ser el centro de las burlas. Tiziano y Ninel estaban radiantes de
felicidad por el cuadro ante ellos. Y Joe y (Tu name) estaban pasándoselo en
grande aunque a veces se sintiesen un poco fuera de lugar. Todo iba demasiado
deprisa para Joe, pero las bromas de su hermano ayudaban a quitarle hierro al
asunto. O mejor dicho, lo distraía haciendo que olvidase su caos de vida, al
querer matarlo por no cesar de coquetear con (Tu name).

- ¡Uhm! Ninel, esta salsa te salió deliciosa
-comentó Jean Carlo, relamiéndose.

- Sí, que lo está. Pero la hizo (Tu apodo)
-explicó la mujer, acaparando la salsera.

- ¡Dios! ¿Es que no hay nada que no sepas hacer?
-preguntó el chico admirando a (Tu name)- Guapa, inteligente, ingeniosa,
divertida,... ¿y también sabes cocinar? ¡Por Dios, cásate conmigo!

- ¡Uhm! -contestó la joven con desinterés- De
acuerdo. Pero no te extrañe si no me presento en la iglesia. Soy muy
despistada.

- ¡Oh, sí! -aseguró Joe- Una vez planeamos un
viaje con todos nuestros amigos. Estábamos muy ilusionados, era la primera vez
que iríamos todos sin adultos. Llegó la hora de irnos y ella que no aparecía.
Cuando llegué a su casa estaba hecha un ovillo bajo la almohada -dijo sin parar
de reír- Me miró como si fuese un extraño y siguió durmiendo.

- No me acordaba de que era ese día -explicó (Tu
name) a la defensiva

- No sabes en el día que vives. Después de eso le
compré una agenda -comentó risueño.

- Es la única vez que he llegado tarde en mi vida
-replicó (Tu name) irritada- Siempre soy la primera en llegar a las citas.

- Eso es cierto. Cuando te acuerdas de que has
quedado siempre llegas una hora antes -se burló Joe sin compasión- Y es una
tontería porque no tienes paciencia para esperar y antes de que sea la hora ya
estás llamando a todos para preguntar por qué tardan tanto.

Como en eso tenía razón no replicó. Pero con toda
la seriedad que le fue posible le volvió la cara y se hizo la indignada. Todos
rieron y continuaron las bromas hasta el postre, en el que Tiziano y Ninel
avisaron que tras la cena irían a visitar a unos amigos que hacían una fiesta
cerca. Dieron por hecho que Joe y (Tu name) acompañarían a Jean Carlo y Dulce.
Así que estos aceptaron la idea. Tras la cena, tomaron una copa y repartieron los
regalos. (Tu name) sorprendió a Joe repartiendo regalos para todos, en nombre
de los dos. El resto hizo lo mismo. A Joe se le formó un nudo en la garganta
con cada detalle. No esperaba emocionarse tanto, pero ese momento fue realmente
hogareño. Parecían realmente una familia ¡Su familia! Hizo un gran esfuerzo por
reprimir las lágrimas.

- Compré los regalos la mañana que fui de compras
con las chicas -explicó (Tu name) en un susurro, al ver la cara de asombro de
Joe.

- ¡Gracias! -exclamó el joven con una enorme
sonrisa- No esperaba nada de esto -comentó, señalando a los múltiples objetos
en su regazo.

- Ninel ya tenía tu regalo y a Dul le ayudé yo a
elegirlo. Lo que me ha sorprendido es que Jean Carlo se haya acordado. Supongo
que Dul le habrá avisado de que yo le compré uno en nombre de los dos -especuló
la chica.

- Es todo perfecto. Pero me falta un regalo.

Ninguno de los dos había entregado al otro su
regalo. (Tu name) sonrió y miró al resto con una sonrisa tierna.

- Muchas gracias por todo, nos han encantado
nuestros regalos. Pero voy a secuestrar un segundito a Joecito para entregarle
el suyo -comunicó (Tu name) levantándose.

- No será nada obsceno ¿no? Porque si lo es,
¡quiero verlo! -bromeó Jean Carlo, mientras jugaba como un niño pequeño con el
regalo que ella le había hecho.

- Sigue matando marcianitos -ordenó (Tu name)
despeinándolo como a un niño desobediente- Después bajamos y vamos a la fiesta.

Subieron las escaleras hasta el cuarto, escuchando
tras ellos la replica malhumorada de Jean Carlo.

- ¡Son ninjas, no marcianos! Capitulo 72

(Tu name) sonrió y abrazó al risueño Joe, que la
miraba con adoración. Al llegar a la habitación (Tu name) fue hasta su maleta y
sacó una caja, que ocupaba gran parte de esta. La dejó sobre la cama y lo instó
para que la abriese. Joe la miró algo inseguro y se paró frente al regalo.
Abrió lentamente la caja y vio dos pequeños papeles en el centro. Pero los
reconoció enseguida. Su cara se transformó en pura felicidad. Tuvo que
contenerse para no dar saltos de alegría.

- Son entradas... son... son entradas para...
¡Dios! -grito Joe emocionado.

Corrió hacia (Tu name), la cogió por la cintura y
comenzó a darle vueltas sin cesar en el aire.

- ¿Cómo demonios las has conseguido? Llevo más de
tres meses detrás de una y no hay manera. Y eso que dije que pagaría lo que
fuese necesario -explicó Joe admirando los boletos- Aún queda meses para el
partido y desde el primer día que salieron a la venta no había manera de
conseguir asientos ¡Y estos son increíbles!

- En la caja hay algo más -dijo (Tu name) sin más.

Aún emocionado y concentrado en las entradas, miró
la caja sin atención. El fondo estaba cubierto por una tela con los colores de
su equipo. La cogió y pudo ver que era una camiseta. Le dio la vuelta para
comprobar que era la de su jugador favorito ¡Y estaba firmada!

- ¿Cómo demonios la has conseguido? -preguntó Joe
atónito.

- Haces mucho esa pregunta -observó la chica
risueña.

- ¿Le llevaste una camiseta para que te la
firmase? ¿Cómo...? -balbuceó excitado.

- En realidad, no. No he comprado esa camiseta.
Fui a verlo para que me diese esas entradas y me regaló su camiseta. Y ya que
estaba allí, me la firmó -explicó sin darle mayor importancia.

Joe la miraba sin parpadear y con la boca abierta.
(Tu name) soltó una carcajada por la expresión de su cara y le acarició
suavemente la mejilla.

- Ya te dije que conozco a mucha gente -le recordó
la chica pacientemente.

- ¿Co... Conoces a...? ¡Lo conoces! -exclamó Joe,
intentando asimilarlo.

- Su representante quería algo de mí y no suelo
ser de las que dejan las deudas sin cobrar -explicó (Tu name) con una sonrisa-
Por cierto, es probable que tu adorado ídolo vaya a la fiesta de Año Nuevo.

Cada vez le parecía más surrealista. Había visto a
varios famosos en el local las veces que había ido. Y sabía que los hombres y
mujeres más ricos de la ciudad consideraban ese local de los pocos dignos de
ser visitados. Pero saber que el único hombre al que había admirado en su vida
estaría allí... Simplemente, no podía creerlo.

Apretó contra él la camiseta y las entradas,
asegurándose de que eran reales. Miró a (Tu name) con tanto cariño que creyó
que podría leer en sus ojos cuanto la amaba. Ella lo conocía bien. Sabía
exactamente lo que le gustaba y cuanto significaba para él aquellos regalos. Y
por mucho que fingiese que no le había costado nada conseguirlos, sabía que
nada es gratis en la vida y menos algo tan valioso.

Caminó hacía ella y la agarró por la cintura con
una mano, apretándola contra él. Hizo a un lado los regalos y colocó su mano en
la delicada y suave nuca, bajo los tirabuzones dorados.

- ¡Gracias! -susurró Joe sobre sus labios.

La ciñó más a su cuerpo y hundió el rostro en su
cuello. Aspiró su aroma hasta emborracharse con él. La habitación estaba en
silencio. Solo el sonido de sus respiraciones y la velocidad de sus pulsos, se
distinguían entre tantas emociones. Ambos nerviosos balbuceaban intentando
pensar en algo que decir. Abrir la boca para luego cerrarla sin nada que
saliese de ella, fue lo único que hicieron durante unos minutos. Al fin, Joe se
separó de (Tu name), con una sonrisa.

- Ahora me toca a mí darte mi regalo -comentó Joe
buscando en su maleta.

Le entregó un paquete muy delgado y rectangular.
Le pareció un libro muy fino, al abrirlo vio que así era. Una lágrima rodó por
su cara al reconocerlo y se abrazó a él.

- ¡La Cenicienta! -balbuceó (Tu name) entre
sollozos.

- En cuanto lo vi, me acordé de ti -explicó él con
una sonrisa mientras la abrazaba con fuerza.

Durante unos meses cuando era pequeña había estado
viviendo con unos tíos. Para ella solo habían sido unas vacaciones, al
principio. Con los días al ver que sus padres no aparecían ni llamaban para
preguntar por ella empezó a preocuparse. Su tía para que no estuviese triste le
dio algo de dinero para que se comprase lo que quisiese y ella eligió ese libro
y lo leyó una y otra vez, cada noche que pasó en ese lugar. Con los años se
había enterado de que había sido una de las pataletas de su madre, que para
castigar a su marido le había quitado a la niña y huido a casa de sus padres.
Como el abuelo de (Tu name) no quería que esta fuese testigo de los berrinches
que hacía su madre, la mandaron con su tía hasta que todo se solucionó.

No había tenido señales de ninguno de los dos,
pero si de Joe. Aún recordaba la felicidad con la que le contó que tenía su
propio cuento, comprado por ella. Se había sentido como una niña mayor al
entrar en la tienda y elegir lo que deseaba comprar. Era un cuento de hadas y
ella nunca había creído en ellos, pero ese en particular la enternecía.

- Siempre has sido una cenicienta, preocupándote
por los demás y dando más de lo que nos merecemos -comentó Joe, acariciándole
la mejilla.

(Tu name) estaba absorta en cada página del libro.
Cada palabra le hacía sonreír. Miraba las ilustraciones, recordando las miles
de veces que había visto unas parecidas. Al llegar a la última, se quedó
inmóvil. Bajo la imagen del príncipe y Cenicienta el día de su boda, con los
impecables trajes de fiesta, había un post-it pegado.

"Nunca me alejaré de ti", decía la nota,
con la clara letra de Joe.

Los ojos de (Tu name) se llenaron de lágrimas de
nuevo y miró a Joe. Tragó el nudo de emociones e intentó hablar. Pero un
sollozo salió de su garganta en vez de palabras. Joe la abrazó y consoló hasta
que sus sollozos descendieron un poco. Después se apartó un poco y la sonrió,
inundándola de paz.

- Solo es un detalle -dijo Joe, en su defensa- El
regalo de verdad es este -explicó mientras se sacaba una fina caja del
bolsillo.

- El cuento es el mejor regalo que me han hecho
nunca -afirmó la chica sollozando de nuevo. Apretando el cuento contra su
pecho.

- Ya te lo había regalado antes, así que no vale
-bromeó Joe. Y le extendió el fino estuche- ¡Ábrelo!

Abrió la cajita lentamente y encontró una preciosa
pulsera de oro blanco con seis figuritas colgando de ella. Parpadeó sorprendida
por el detalle y miró a Joe. Este sonrió y cogió la pulsera y comenzó a
ponérsela.

- Son amuletos -explicó Joe suavemente y cogió
entre sus dedos el primero- El angelito lo elegí porque eres mi ángel de la
guarda, siempre estas cuando te necesito. La estrella simboliza para mi el
cielo, donde sueles perderte cada dos por tres -bromeó consiguiendo que ella
dejase de llorar y soltase una carcajada- El símbolo de la música, no es solo
porque te encante, sino porque eres muy creativa e ingeniosa. El libro abierto
es porque eres una "sabelotodo" -explicó burlón y le beso la punta de
la nariz- No, es porque además de ser muy inteligente, eres como un libro
abierto. Eres muy clara, pero hay que haber leído mucho para entenderte. La
mariposa, la elegí simplemente porque sé que te encantan. Y el corazón...
-suspiró pesadamente- Quedaría genial que dijese que es porque tienes el
corazón más grande que he visto nunca, pero no simboliza tu corazón -se
interrumpió de nuevo para suspirar, tomando fuerzas- ¡Es el mío! Elegí el
corazón porque siempre has tenido el mío en tus manos y ahora podrás tenerlo
físicamente. Sabes que eres la persona más importante en mi vida. Eres lo único
constante en mi vida. Cuando pensé que nunca conocería a mi padre y que mi
madre era la peor persona del mundo, solo tú eras un bálsamo para mis heridas.
Mi corazón tiene un enorme hueco reservado para ti y siempre estarás en él.

(Tu name) apretó con fuerza su muñeca tapando la
preciada pulsera y la acurrucó contra su pecho. No pudo evitar un gemido casi
desgarrado, de emoción. Se echó en los brazos de Joe, rodeándole el cuello con
sus brazos, y lloró sin cesar. Era lo más bonito que le habían dicho nunca y lo
más maravilloso de todo es que sabía que lo decía de verdad. Él seguía
queriéndola como antes. Daba igual que no la amase ¡Ella era especial para él!
Y eso le bastaba. Capitulo 73

Consiguieron salir de la habitación sin desvelar
sus sentimientos. Cosa que les costó muchísimo a ambos. Bajaron por las
escaleras cogidos de la mano. Y por primera vez en mucho tiempo, estaban
seguros de estar junto a la persona que mejor los conocía del mundo. Se sentían
felices y seguros. Como cuando eran pequeños y dejaban de lado a sus compañeros
para estar juntos. Nadie era más importante.

- Pareces una princesa bajando por las escaleras
-admiró Joe, viendo como el largo del vestido se esparcía a su alrededor.

- Es que lo soy -bromeó ella con una sonrisa
dulce.

Llegaron hasta la sala donde les esperaban sus
hermanos. Ninel y Tiziano ya se habían ido. Se pararon frente a ellos y su
pícaro hermano comenzó a silbar bromista.

- Sí que se han tardado ¿Me estaban haciendo tio?
-se burló el italiano, palmeando su hombro.

- ¡Cállate! Me estaba dando su regalo -explicó Joe
enseñándole las entradas.

- ¡No! -gritó Jean Carlo quitándoselas de las
manos- Definitivamente, quiero una novia como la tuya.

- ¿Y a ti? -preguntó Dulce a (Tu name), ignorando
a su hermano emocionado- ¿Qué te ha regalado?

- Esta pulsera -señaló (Tu name), mientras los
hombres seguían emocionándose con el que sería el partido del siglo.

- Es preciosa -afirmó la chica y después miró a
sus hermanos- Son como niños.

- ¡Peor! ¡Son hombres!

Las chicas se rieron mientras arrastraban a sus
acompañantes hasta la puerta. Ellos no dejaron de hablar del mismo tema una y
otra vez. Jean Carlo intentó convencer a su hermano para que le invitase a ir
con él. Y aunque no lo hubiesen hablado, él tenía la esperanza de ir con (Tu
name).

Llegaron a una fiesta bulliciosa. Y, por una vez,
Joe no se molestó de que todos se girasen para mirar a la belleza que iba de su
brazo. Si uno se atrevía a acercarse era otra cosa. Pero que la mirasen no le
importaba. Él sabía mejor que nadie que era la más hermosa del lugar. Y, al
menos esa noche, era toda suya. No importaba que todos la deseasen porque ella
no se alejaría de él.

¡De acuerdo, sí estaba celoso! Pero no estropearía
la noche demostrándolo. A no ser que algún idiota se atreviese a intentar algo.
Entonces lo mandaría al hospital y pediría misericordia después, hasta que a
ella se le pasase el enfado.

- ¿Y esa mala cara? -preguntó (Tu name),
observando como el rostro amado se retorcía con cada pensamiento.

- Nada -disimuló él, con una sonrisa- Este lugar
está muy oscuro. No se ve nada.

(Tu name) miró a su alrededor y observó la tenue
luz de miles de pequeñas lámparas de colores esparcidas por toda la amplia
sala. La diversidad de atuendos, la mayoría muy llamativos. Las risas y la
música inundaban el lugar. Era perfecto. Todo estaba tan animado como su feliz
corazón. Un fiel reflejo de como se sentía. Y además, no tenía que ocuparse
ella de que la fiesta fuese un éxito. Podía relajarse y disfrutar. Y teniendo a
Joe a su lado, eso sería muy fácil. Capitulo 74

(Tu name) sonreía ante las expectativas de la
noche cuando Jean Carlo se les acercó.

- Bueno -dijo el joven frotándose las manos, como
un hambriento ante su festín- es momento de que nos dividamos. Siéntanse como
en casa que yo me encargaré de encontrar quien me arrope.

- ¡Ag! Ahórrate detalles -rogó (Tu name) asqueada-
Ve en busca de tu victima ahora que están borrachas y vulnerables.

- Graciosa -gruñó Jean Carlo antes de irse hacía
una exuberante rubia.

La pareja observó como el italiano hacía reír a la
muchacha y se marchaban muy acaramelados. (Tu name) sacudió la cabeza con
desaprobación y miró a Joe, como si fuese una copia del depredador que acababa
de marcharse.

- Hay que reconocer que es rápido -concedió Joe
con una sonrisa.

- Los hay mejores -replicó ella, con una mirada
que le decía que se refería claramente a él.

- Yo no soy así -protestó el chico ofendido-
Admito que no he sido muy formal en mis relaciones. Pero nunca me he ido con la
primera que se me ha pasado por delante -se interrumpió para meditarlo- Quiero
decir, que sí, puede que no haya sido muy selectivo, pero nunca las he
engañado.

- Joecito -dijo (Tu name) rodeándole los hombros
con un brazo, en un gesto fraternal- Te recuerdo que me conozco tus líos
amorosos mejor que tú. A diferencia tuya, yo me sé los nombres de todas las
mujeres con las que has estado. Al menos, de las que has conocido en nuestro
circulo de amigos.

- Yo también los recuerdo -bramó indignado.

- ¿En serio? -preguntó ella risueña- ¿Cómo se
llamaba la prima de Taylor con la que estuviste una semana encerrado en su casa
de la playa el verano pasado?

Joe se paralizó. No sabía que le conmocionaba más,
el darse cuenta que de verdad no recordaba el nombre de la chica o el hecho de
estar hablando de ello con (Tu name). No debería extrañarle que ella supiese lo
que pasó ¡Cielo santo, él mismo se lo había contado! Pero no era a su amiga, la
que conocía todos sus escabrosos secretos, a la que veía frente a él. Sino a la
mujer que amaba. Y por mucho que confiase en ella y el tema del que hablasen
fuese pasado, le resultaba imposible sentirse cómodo en la conversación. Tras
años sin importarle que ella pensase mal de su vida amorosa, ahora su único
pensamiento era dejarle claro que no era ningún patán desconsiderado. Él podía
amar y hacer feliz a una mujer. La amaba a ella. Y deseaba más que nada hacerla
inmensamente feliz.

- No soy ningún bastardo que vaya de una mujer a
otra sin consideración hacía ellas -afirmó a la defensiva.

- No era una critica -aclaró la chica, agarrándolo
del brazo y caminando hacía algún lugar menos ruidoso- Pero me parece absurdo
que finjas ser lo que no eres.

- ¿Y qué soy, según tú? -preguntó él, parándose en
seco.

- Un chico que ha aprovechado su atractivo para satisfacer
todas sus necesidades -explicó (Tu name), encogiéndose de hombros, sin darle
importancia- Todos lo hacemos, si se nos da la oportunidad.

Debería aliviarlo saber que ella no lo juzgaba.
Pero no era idiota y sabía que tras ese argumento estaba explicito que ella
había disfrutado de esa ventaja tanto como él. Y lo enfurecía pensar en todos
los hombres que habrían tenido la fortuna de acapararla en su cama. No, no le
gustaba nada esa idea.

- ¿Hay muchos nombres que tú no recuerdes de tu
lista? -preguntó Joe irritado.

- La verdad es que sí -admitió (Tu name),
ignorando el ceño fruncido del chico- Suelo no escucharlos en exceso para no
involucrarme más de lo necesario.

- ¿Por miedo a enamorarte? -quiso saber sin pensar
en que podría descubrirse ante ella.

- No -respondió la chica sin percatarse del
interés de la pregunta- No me gusta hacerme amiga suyas porque después me dan
pena cuando los tengo que dejar. O aun peor los tengo que soportar cerca.
Siempre es mejor no relacionarse con alguien cercano.

(Tu name) se arrepintió de sus palabras en cuanto
salieron de su boca. Quería hacerle saber que nunca había estado con ningún
amigo o compañero de trabajo. Que nunca había tenido nada serio con ningún
hombre. Pero en lugar de eso le había dado un argumento para que se alejase de
ella ¡Era una maldita estúpida! ¿Cuando aprendería a mantener la boca cerrada?
Era novata en esto de preocuparse por los sentimientos de un hombre. Y tenía
que admitir que era realmente difícil no herirlos cuando toda su vida lo había
hecho como pura diversión. Bajar la autoestima de un hombre y darle a entender
que no le interesaba era el juego que más la divertía a la hora de conquistar a
un hombre. Y ahora tenía que hacer que él supiese que era alguien especial ¡Era
un asco estar enamorada!

- Quiero decir que es más fácil tener algo sin
importancia con alguien que no conoces -rectificó la joven- Si es alguien
cercano es más probable que te preocupes por él y la relación sea más formal.

- Y no deseas eso -dijo él con un brillo en los
ojos que (Tu name) no supo descifrar.

¿Era una pregunta o una afirmación? ¿Intentaba
mantener una conversación o...? ¿Estaba proponiéndole algo? ¿Una relación? ¿Con
él? ¡No, no era posible! Se estaba dejando guiar por la maravillosa noche que
estaban pasando. Él no querría estar con ella de esa manera. No la amaba.

Se habría hundido en su autocompasión si no fuese
porque su cuerpo estaba demasiado ocupado en atender a todos los estímulos que
le brindaba el potente cuerpo bajo el traje de chaqueta ¡Estaba hermoso! Y si a
un hombre se le podía llamar "hermoso" sin duda, era a él. Era la
personificación de la sensualidad y misterioso poder de atracción.

- Yo... pretendo que cuando tenga un novio -fingió
atragantarse con la palabra y le sonrió burlona- Cuando llegue el hombre capaz
de soportarme no será un desconocido al cual no valore. No he estado con ningún
amigo porque creo que para estropear una amistad tiene que haber un buen
motivo. Y si no es amor, es desperdiciar una amistad.

- Entonces, nunca has estado enamorada -dijo Joe
vacilante. Al no obtener respuesta insistió- ¿Y?


- ¿Qué? No has hecho ninguna pregunta -afirmó
aliviada de no tener que contestar.

- De acuerdo -aceptó el muchacho, reprochándose
por no haber sido más sutil y haber preguntado sin descubrirse- Entonces ¿sí
serías capaz de reemplazar una amistad por amor? Y por si te cabe alguna duda,
es una pregunta.......... Capitulo 75


¡Oh,sí, era una pregunta! Y ni siquiera ella era
capaz de ignorar las connotaciones
que el interés por la respuesta implicaba. Él
estaba interesado en algo más que
una amistad. Y no era sexo a lo que se refería.


De repente el lugar se volvió muy pequeño y
agobiante. Y a (Tu name) le costaba
horrores respirar. Tenía que responderle. Y aunque
la respuesta no la
comprometería, el saber que él no escondía su
interés por ella la desconcertaba
¿Por qué se estaba planteando una relación con
ella? ¿Estaría intentando
compensarla por todo el daño hecho?


"¡No! Nada de autocompasión esa noche",
protestó una vocecita en su cabeza. Si
él se exponía ante ella, ella haría lo mismo.


- Sí -balbuceó (Tu name) e intentó pensar en una
explicación.


Joe tomó esa aceptación como la respuesta a todos
sus deseos. No se había planteado
que pudiese estar siendo tan obvio ante ella. Y
realmente le daba igual. Estaba
harto de ocultar lo que sentía. A ella y a si
mismo. Ya ambos sabían lo que él sentía. Y por si a ella le cabía dudas, la
cogió por la cintura y antes de que pudiese decir nada la invadió con un
apasionado beso.

(Tu name) fue incapaz de pensar o asimilar nada en
esos momentos. Solo sabía que los labios más pecaminosos que había conocido
nunca estaban obrando milagros sobre los suyos. Sin darse cuenta de lo que
hacía, lo abrazó por el cuello y le devolvió el beso.

La hambrienta unión fue deshecha por Joe. Sin
soltarla ni alejarse de ella un centímetro,resopló contra sus labios.

- Me voy a tener que hacer a la idea de que voy a
pelearme con todos los hombres del planeta que se atrevan a mirarte -bromeó Joe
con una sonrisa tierna en los labios, mientras le acariciaba la nariz con la
suya.

Ella entendió lo que quería decir aquello. No eran
necesarias más palabras ¡Estaban juntos! No de una forma temporal o sexual. Él
quería algo más. Quería estar junto a ella. Y ella lo deseaba más que nada en
el mundo.

- Cariño -dijo en tono burlón- hace años que te
lías a golpes con cualquiera que se me acerca -aclaró ella antes de echarse
sobre sus brazos y perderse en un devastador beso.

Los minutos pasaban y ellos eran incapaces de
moverse. Se besaban una y otra vez.
Eran incapaces de hablar, más que en susurros de
amor.

- Te adoro, estás tan bella -susurró una vez más
Joe.

(Tu name) volvió a besarlo otra vez como
respuesta. Tenía el corazón acelerado de felicidad, y notaba que él estaba en
el mismo estado. Aún no podía creer que de verdad estuviese pasando. Lo abrazó
una vez más para asegurarse que no era un sueño.

- No sabes lo que agradezco que compartamos
habitación esta noche -bromeó él,besándole el cuello.

Ya no tenían que fingir ser pareja ¡Lo eran! Joe
tenía ganas de gritárselo al
mundo entero. Ella era toda suya. Y le daba igual
cuan posesivo sonase eso. Capitulo 76


¡Oh,sí! Agradecía que toda su familia pensase que
eran pareja desde antes. Así podría dedicar toda la noche a deshacerse de ese
precioso vestido y besar cada centímetro bajo él. Era fabuloso poder pensar en
ello y no sentirse culpable por sus pensamientos. Ella deseaba estar con él y
aunque no entendiese el porqué, él estaba feliz de que así fuese.

- ¡Dejen de armar una escena porno aquí en medio!
-se burló Jean Carlo mientras pasaba de largo, con una chica bajo el brazo.

- Esa -dijo Joe señalando a la chica- ¿es la misma
de antes?

- ¡No! -exclamó (Tu name), observando a la morena
que se contorneaba junto a su cuñado.

- ¡Oh! ¿Me pegarás si digo que lo admiro?
-preguntó burlón él mientras sonreía con malicia.

- ¡Oh sí! -afirmó ella sin dudar.

- ¡Que cerdo! ¿Cómo puede estar con dos en la
misma fiesta? -bromeó Joe sin dejar de reír.

Como respuesta ella lo golpeó en el brazo. Él la
agarró y apretó contra él. Y de nuevo se besaron con pasión.

- ¿Se la están pasando bien? -preguntó Dulce,
acercándose.

Había desaparecido nada más llegar y todos dieron
por hecho que el motivo de su fuga era el chico con el que había tenido un
acercamiento aquella primera noche en la playa.

- Fantásticamente bien –afirmó Joe abrazando a (Tu
name).

- Pero si lo único que han hecho toda la noche es
besarse sin parar -protestó la chica- Podrían intentar bailar o tomar algo.

- Me parece bastante más divertido el besar a mi
novia -aclaró él, besándola fugazmente.

¡Su novia! ¡Oh, sí! Ya era oficial. Nada de fingir
o de malinterpretar. (Tu name) tuvo que esforzarse por dejar de sonreír como
una estúpida y obligar a la adolescente que daba saltos de alegría en su
cabeza, que se estuviese quieta.Pero en realidad, quería ser ella la que
estuviese dando saltos de pura felicidad.

- Bastante más divertido -corroboró (Tu name),
abrazándolo por la cintura.

Joe no se había dado cuenta del miedo que tenía de
que ella lo rechazase, hasta que dijo en voz alta lo que más deseaba ¡Que fuese
su novia! Y al fin lo era. Una novia real, a la que podía amar y mimar.
Consentir sin importarle lo que todos dijesen. No quería pararse a pensar en el
motivo por el que ella había aceptado. Una mujer como ella no podía amarlo. La
conocía y sabía que así era.Pero ella tendría sus motivos para aceptar y no iba
a ser él quien los criticase.

- ¡Vayan a un cuarto y dejen de dar envidia! -bufó
Dulce irritada.

- ¿El asno ese te rechazó? -preguntó su hermano
sorprendentemente protector.

- No. Solamente aceptó a otra -explicó la chica
cabizbaja.

- ¿Qué? -gruñó Joe, soltándose de su abrazo.

Si (Tu name) no lo hubiese agarrado se habría ido
a buscar al imbécil que había hecho daño a su hermana. Aunque apenas la
conocía, un sentimiento tierno y hogareño le calentaba el pecho cada vez que la
veía. No dejaría que ningún idiota le hiciese daño. Miró a la chica de ojos
llorosos y la abrazó para consolarla.

- Recuerda hermanito que es tu hermana. Si quieres
hacer un trío te aconsejo que busques a otra con la que no te juzguen de
incesto -se burló Jean Carlo mientras pasaba junto a ellos abrazado a una
pelirroja.

Todos lo miraron mientras se alejaban. Joe y Dulce
abrieron la boca intentando expresar con palabras su confusión, a la vez que
señalaban a la exuberante mujer que se alejaba con él.

- ¡Sí! -afirmó (Tu name) leyendo sus mentes- Es
una distinta.

Hasta ella empezaba a admirar al joven. O la
estupidez de algunas mujeres. Ella estaba a favor de divertirse sin ataduras.
Pero apoyaba más la idea de que la mujer tenía que conservar su dignidad entre
tanto.

Sacudió la cabeza con desaprobación. Había pasado
mucho tiempo deshaciéndose de tipos como él. Don Juanes que la tomaban como un
reto, para conquistarla. Y cuando todos se habían hecho una idea de que ella
era quien elegía con quien estar, había pasado aún más tiempo espantándolos de
los alrededores de Miley. Su amiga podía llegar a ser muy ingenua y (Tu name)
era muy protectora con ella.

¡Cuanto la echaba de menos! Tenía tanto que
contarle. Al día siguiente volverían a casa y en cuanto llegasen la llamaría
para una sesión de cotilleo y café. Solo que sustituirían el café por cerveza.

- ¿Qué te ocurre? -preguntó Joe preocupado.

La cara de (Tu name) se había ido entristeciendo
con cada pensamiento. Y el miedo había empezado a inundar a Joe. Temía que
estuviese reconsiderando lo que había pasado entre ellos.

- Hecho de menos a Mai -sollozó (Tu name),
abrazándolo.

Joe suspiró aliviado y le devolvió el abrazo.

- ¿No han hablado en toda la semana? -preguntó él,
frotándole suavemente la espalda.

- No. Me olvidé el teléfono en casa -explicó ella
cabizbaja.

- Podrías habérmelo dicho o llamar desde la casa.
No creo que a Tiziano le
importase -dijo Joe, acariciándole la mejilla.

- No quise molestar -aclaró la joven con media
sonrisa.

Joe la atrajo hacía él y la besó con más pasión de
lo que pretendía. Quería
mostrarle ternura, para que supiese cuanto
admiraba todo lo que había tenido que soportar esos días. Ella se había ido
allí con un tipo que la trataba como una basura y le había ayudado en todo sin
exigir nada a cambio. Era la mujer más espectacular que nunca conocería. En
todos los sentidos posibles.

- ¡Ag! En serio, vayan a la casa y enciérrense en
su cuarto. Todos seremos más felices -dijo Dulce con cara de asco.

- Que mala es la envidia -afirmó Jean Carlo
acercándose. Para la sorpresa de todos, solo.

- Chico, eres patológicamente rápido -bromeó (Tu
name), cuando él se paró frente a ellos.

- Si me estás acusando de eyaculación precoz, te
diría que te lo demuestro cuando quieras, pero probablemente acabaría con un
ojo morado -supuso el italiano.

- No -aclaró Joe- Optaría por patearte las
pelotas, para que se te quitasen las ganas.

- Es bueno saberlo -comentó el joven agarrándose
las susodichas- Les tengo demasiado cariño como para arriesgarlas.

Todos rieron con las bromas de Jean Carlo y las
respuestas ingeniosas de (Tu name). Hasta que estos dos se unieron para darle
venganza a Dulce. El chico que se atrevió a jugar con ella, se arrepintió de
tal cosa, ambos se encargaron de ello. Y aunque deberían tener pena por el
estado en el que lo dejaron-semidesnudo en el jardín, unos minutos antes de
hacer que toda la fiesta saliese a contemplarlo, atado y amordazado-, no la
tenían. Por el contrario, decidieron que escribir sobre su pecho, con un
pintalabios "estoy orgulloso de tenerla pequeña", era más divertido.



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AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Empty
MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:25

Dulce y Joe se mantuvieron al margen. Básicamente porque eran incapaces
de hacer nada con el ataque de risa que tenían. Sabían que Jean Carlo y (Tu
name) eran traviesos e ingeniosos, y no les cabía la menor duda de que podían
ser malévolos, pero cada día se sorprendían más de lo que eran capaces de
hacer. Capitulo 77



Desde la puerta del cuarto hasta la cama, había un
rastro de prendas. El vestido de (Tu name) se perdía entre las sábanas a los
pies de la cama. Los dos cuerpos desnudos yacían unidos en el centro del
colchón. Hacía horas que había amanecido. Pero ninguno de los dos deseaba hacer
otra cosa más que amarse. Joe le besaba el cuello mientras embestía contra la
sensible carne, una vez más. (Tu name) gemía y se aferraba a él, deseando que
nunca terminase y rogando a su vez porque la tortura concluyese. Estaban
hambrientos el uno del otro. Pero no era la lujuria lo que los movía. Sino el
amor. Ambos notaron el cambio.

Joe embistió por última vez con un grito ahogado
al notar como ella se estrechaba contra él. No era simple sexo. Ella respondía
a sus caricias con tanto amor como él. Jamás dudaría de ella de nuevo. Él la
amaba y si ella estaba junto a él era porque también lo quería. Puede que no al
mismo grado, pero se conformaba con lo que le pudiese dar.

Rodó sobre su espalda y se la llevó con él. La
acurrucó sobre su pecho. Y ambos se permitieron descansar y abandonarse al
sueño.

Pocas horas después, el despertador les hizo
maldecir. Tenían que preparar las maletas y marcharse pronto al aeropuerto.
Pero ninguno de los dos deseaba salir de la cama.

- Tenemos que despedirnos de todos -recordó (Tu
name), cuando intentó levantarse y él no le dejó.

- Los veremos en Año Nuevo -repuso él.

-Solo a los chicos. Ninel y Tiziano no irán.
Debemos despedirlos -ordenó con
calma, como si hablase con un niño desobediente.

- ¡No chero! -protestó Joe haciendo pucheros,
mientras se abalanzaba sobre ella.

- ¡Me estás asfixiando! -gimió (Tu name),
intentando apartarlo- Joe -dijo con ternura mientras le acariciaba la mejilla-
Yo sé que tienes miedo de volver a la realidad. Yo también lo tengo. Pero no me
arrepiento de lo que ha pasado entre nosotros. Y no deseo que cambie cuando
lleguemos a casa.

Una enorme sonrisa se dibujo en el rostro de Joe.
Ignorando las leves protestas de ella y el tiempo que corría en su contra,
comenzó a besar cada parte a su alcance, del delicado cuerpo bajo él. Ella dejó
de quejarse en cuanto llegó a su intimidad y millones de estrellas comenzaron a
danzar a su alrededor. Una vez más hicieron el amor. Fuerte, exigente y con
tanto amor, que ambos desearon embotellarlo para no perderlo. Sin apartar la
mirada el uno del otro, llegaron al éxtasis de su unión. La felicidad, la paz y
el amor, se reflejaba en sus miradas. No había dudas entre ellos. Nunca más.

(Tu name) consiguió convencer a Joe para que se duchase
solo, mientras ella hacía su maleta. Después cambiaron los papeles. Cuando todo
estuvo listo, a la hora de almorzar, bajaron para encontrarse con toda la
familia. Tiziano y Ninel estaban felices pero con un rastro de duda en su
expresión. Jean Carlo no se deshizo de sus gafas de sol, que enmascaraban el
estado post-borrachera. Y Dulce se limitó a decir mil veces lo mal que se
encontraba por la resaca, aunque su aspecto fuese saludable. Echarían de menos
a esa familia.

¡Su familia!, pensó Joe. No había motivos para
pensar que era la última vez que se verían. Y aun así se entristecía de tener
que marcharse. Pero tenía muchos planes por delante. Y más ahora que tenía a
(Tu name) a su lado. Todo había sido muy extraño estando allí. Había sido una
montaña rusa de emociones. Había aprendido más sobre su familia y sobre él
mismo en esa semana, que en el resto de su vida. Y a la vez, se había dado
cuenta de que la (Tu name) que conocía seguía estando a su lado. Aunque más
hermosa y especial de lo que nunca se podría haber imaginado.

La miró con ojos de enamorado y le besó los
nudillos. No importaba cuanto la conociese, cada vez que la miraba su corazón
daba un vuelco de felicidad. Aunque supiese todos y cada uno de sus defectos.
Como que no soporta ir acompañada de compras porque le atrasan en su afán
consumista. O que era incapaz de escuchar una canción, película o poema de
amor, sin reírse de lo cursi que sonaba. No era ninguna flor delicada. Y esa
fuerza con la que vivía era exactamente lo que lo enamoró de ella. Desde que
eran pequeños y le decía que él era su "esclavo". Sin duda, ahora lo
sería gustoso. Aunque tenía que reconocer que por entonces también lo era. La
mayoría de las veces obedecía a cada deseo que la caprichosa chiquita tenía y si
no estaba de acuerdo, ella acababa pegándole hasta que lo estuviese.

- ¿De qué te ríes? -preguntó (Tu name) extrañada.

- Recordaba el día que me negué a ayudarte a
robarle la caja de bombones a la profesora -explicó él con una enorme sonrisa.

- ¡Oh! -exclamó la chica sonrojada- No te pegué
tan fuerte -protestó hundiéndose en su silla- Es que eras muy quejica.

- ¿De qué hablan? -preguntó Jean Carlo curioso.

- Recordábamos viejos tiempos -dijo Joe, soltando
una carcajada al ver como ella se encogía- Una profesora llevó una caja de
chocolates a escondidas a clase y pretendía comérselos con el resto de
profesores. Pero a (Tu apodo) no le
pareció buena idea.

- Yo solo dije que si podía darnos algunos
-replicó ella irritada.

- Y como la profesora dijo que no sabía de que
bombones hablaba, ella se enojó -explicó Joe, sonriente.

-No me gusta que me mientan -aclaró ella, casi en
un susurro.

- Así que decidió vengarse y robar todos los
chocolates -concluyó el chico, con un brillo de admiración en la mirada.

- ¡No los robé! Me hice responsable de su
distribución -argumentó indignada.
Todos rieron con el ingenio de la chica.

- Pero lo peor -continuó Joe su historia- es que
me obligó a ayudarla. Y como no quise me puso un ojo morado.

- Pensé que te lo habías hecho jugando al fútbol
-dijo la madre con sorpresa.

- ¿Qué querías que dijese? ¿"No, me lo ha
hecho una niña que pesa la mitad
que yo, porque no quise ayudarla a robar unos
chocolates"? -se burló Joe
sin dejar de reír.

- Hermano, me decepcionas -comentó Jean Carlo en
fingido tono de desaprobación.

- No lo victimicen tanto, que al final se comió la
mitad de los chocolates y yo
ni los probé -aclaró (Tu name) indignada.

- Era para compensar el daño físico y psicológico
que me habías afligido -bromeó Joe con una sonrisa pícara.

- Sabía que te tenía que haber dado en el labio en
vez de en el ojo -farfulló (Tu name) irritada.

El almuerzo concluyó y la hora de partir llegó.
Todos intentaban disimular la
tristeza que les provocaba. Excepto Jean Carlo,
que no era dado a ocultar nada en absoluto.

- Te echaré tanto de menos -dijo el italiano a (Tu
name), burlón, mientras la
abrazaba exageradamente- Si te cansas de este
-señalando a su hermano- me llamas y yo te consuelo.

- No te sacrifiques tú tanto, hermanito -protestó
Joe, apartándolo de su novia- Ella estará perfectamente bien conmigo -aseguró
el joven, abrazándola.

- Tengan cuidado -sollozó Ninel, echándose en sus
brazos.

- ¡Tranquila mamá! Te llamaremos en cuanto
lleguemos para que sepas que el viaje fue bien -dijo él, alejándose del abrazo
de su madre.

Todos callaron al ver que el muchacho se acercaba
a su padre. Le extendió la mano y Tiziano la apretó.

- Espero que la lleves a verme pronto -concedió
Joe con media sonrisa.

- Será un placer -aceptó Tiziano, disimulando la
alegría que le producía saber que su hijo no le daría la espalda.

- Iremos a verlos a tu depa nuevo. Cuando te
instales -sugirió Ninel risueña,
acercándose a los brazos de su futuro esposo- Y
también tienen que venir a la boda. Aún queda unos meses, porque hay miles de
detalles que arreglar -continuó la mujer su discurso mientras todos los hombres
ponían los ojos en blanco, al pensar en la hermosa mujer discutiendo con
floristas, meseros y cura, por cada detalle- Pero no pueden faltar.

- Claro que no, mamá -aclaró Joe, agarrando de la
cintura a (Tu name)- Allí
estaremos sin falta.

Tras un abrazo más de su madre y de Dulce, y
darles los datos de (Tu name) a los hermanos para su encuentro la próxima
semana, se marcharon hacía el aeropuerto.Había decidido que su madre no los
acompañara o haría una escena en público.Los miró como se iban perdiendo de su
vista. La imagen de una familia ¡Su
familia!

Toda la tristeza que ese pensamiento le produjo se
esfumó en cuanto notó el calor del cuerpo acurrucado sobre su hombro. (Tu name)
había sido toda su familia durante toda su vida. Y ahora más que nunca lo era
todo para él.

La abrazó con más fuerza y se perdió en su aroma
¡Cuanto la amaba! Capitulo 78


La llegada a casa fue un caos. Miley y Lincoln los
esperaban impacientes, con miles de preguntas y reproches por no haber tenido
contacto. Ellos intentaban contactar con sus padres para informarlos de que
estaban sanos y a salvo, en el departamento de (Tu name). Y Miley no dejaba
respirar a su amiga, con un apretado abrazo, al enterarse de la nueva relación.

- ¡No me lo puedo creer! ¿Estás hablando en serio?
-preguntó Miley, por
decimoquinta vez, desde que se lo había contado.

- Sí Mai -repitió de nuevo la chica, cogiendo una
bandeja con algo de comida- Nada de fingir, ni juegos ¡Estamos juntos!

Su amiga chilló y saltó de alegría de nuevo y la
volvió a abrazar. Mientras (Tu name) hacía malabares para no caer la comida,
los chicos entraban en la cocina.

- Amor, deja respirar a (Tu apodo) -pidió Lincoln
con ternura.

- Estoy tan feliz -dijo la chica, mirando a su
amiga e ignorando a su novio-
Sabía que estarían juntos. Por muy cabezotas que
se pusiesen fingiendo que no sentían nada ¡El amor siempre vence a la
cabezonería!

- Wey -protestó (Tu name), mirando a Lincoln- te
la dejo una semana ¡y me la vuelves fresa!

Joe abrazó a su bromista novia, sin dejar de reír.
Era muy fácil enfadarse con ella si te tomabas en serio lo que decía. Pero para
aquellos que la conocían, era imposible ¡Nunca hablaba en serio! Era cristalina
para él. Sabía que de verdad pensaba que todo aquello era una cursilería. Pero
también sabía que sus sentimientos hacía él eran reales. Y cuando ella sonreía,
era incapaz de razonar. Solo deseaba complacerla en todo lo que quisiese.

Pasaron todo el día juntos, pese a que Joe no
cesaba de quejarse. La quería solo para él. Pero concedió porque ella aceptó
que él siguiese con su rutina de dormir juntos. Incluso sugirió que llevase
algo de ropa al departamento. Pero él se negó a alejarse de ella. Irían por sus
cosas cuando ella pudiese acompañarlo. Y ese no sería el día porque Miley la
tenía envuelta en cotilleos, de todos los conocidos de la ciudad. Además,
acabaron planeando los últimos detalles de la gran fiesta. Al parecer habían
surgidos algunos problemas en su ausencia. Y (Tu name) estaba concentrada en su
conversación. Por lo que Joe resignado tuvo que prestar atención a su amigo.

- No pareces el mismo –afirmó Lincoln risueño-
Babeas con solo mirarla.


- Eso también lo hacía antes, solo que ahora no
disimulo -aclaró él con una gran sonrisa.

- ¿Qué milagro paso en casa de tu madre? -preguntó
el chico curioso.

- Conocí a mi verdadero padre y reconocí estar
enamorado de mi mejor amiga ¡Lo normal en un viaje! -se mofó Joe, riéndose de
la cara de su amigo.

Le contó más detalladamente lo ocurrido con
Tiziano y sus hermanos. Miley, cedió su charla para enterarse del chisme y la
retomó al terminar. Los chicos rieron ante la imagen de sus novias poniéndose
al día de sus vidas. Solo habían pasado una semana separadas y parecía que
tuviesen años que explicar. Lincoln volvió su interés por el cambio de actitud
de su amigo.

- Entonces ¿la amas? -quiso saber, serio.

-Creo que siempre lo he hecho. No quería ver lo
que tenía delante por miedo a que si la veía como una mujer, de verdad se
convirtiera en una de ellas. Y como tal se enamorará de un hombre ¡Uno que no
fuese yo! -admitió cabizbajo- No sabes lo que siento cuando la imagino con
otro.

-¿Ahora te vas a poner en plan celoso? –preguntó
Lincoln bromista.

- ¡No! -exclamó Joe, riendo- Yo la conozco bien.
Sé que nunca haría algo así. Si está conmigo es porque quiere. Y si quisiese
estar con otro, me lo haría saber sin dudar. No es de las que anda a dos bandas
por inseguridades.

- Sí. De eso no te puede caber ninguna duda -dijo
Lincoln con media sonrisa.

- Nunca hemos hablado de esto pero... -comentó Joe
inseguro- ¿Por qué cortaron?

- ¡La besaste! Y como tú has dicho, no está con
uno cuando quiere estar con otro ¡Y te puedo asegurar, que quiere estar contigo!
-afirmó mirando a las chicas- Ambos hemos encontrado lo que nunca pensamos
encontrar. Nuestra relación solo fue una diversión. Quiero decir, que no fue
nada importante -se corrigió al ver como se ensombrecía el rostro de su amigo-
Compartíamos la misma visión cínica de la vida.

- ¡Yo no soy así! No creía en el amor, por razones
equivocadas. Pero en el fondo, siempre quise una familia -explicó Joe, con
tristeza.

- Por eso hacen tan buena pareja. Lo que a mi me
enamoró de Mai es esa mezcla entre inocencia y picardía -aclaró el joven
mirando con adoración a su novia- Es inteligente pero no ve la malicia en las
cosas que le rodea. (Tu apodo) se fija en las espinas de una rosa, Mai en su
olor. Cada una es como es. Tienen su encanto. Pero mi Mai es única.

-Si dices que estás enamorado nadie te cree
-afirmó con sarcasmo Joe- Mai es adorable, es verdad. Pero mi (Tu apodo)
eclipsa al mundo sin proponérselo.

Durante el resto de la noche los chicos siguieron
alabando las virtudes de sus novias mientras estás los ignoraban para hablar de
los últimos romances conocidos. Capitulo 79

Una vez se habían ido sus amigos, (Tu name) y Joe
pudieron abrazarse y relajarse al saber que por fin estaban completamente
solos.

- He estado pensando en algo -comentó Joe, acariciándole
la cintura con los pulgares.

- ¡Que peligro! -bromeó la chica, aferrada a su
cuello- Sabes que hacerlo en exceso te puede perjudicar. No estás acostumbrado.
Tienes que empezar por pensamientos simples y de ahí ir avanzando.

- ¡Graciosa! -protestó pellizcándole el trasero-
Quería comentarte lo de mi nuevo depa.

- ¡Ahm! ¡Tú dirás!

- Pensé que ya era hora de independizarme. He
empezado a trabajar, algunas horas a la semana con mi padre. Y cuando acabe el
año estaremos licenciados y será un trabajo fijo -explicó Joe, divagando.

- Ventajas de ser el hijo del dueño de la empresa
-bromeó la chica sin alejarse de su abrazo.

- Lo que quiero decir -retomó el tema, inseguro-
es que pronto tendré el depa a mi disposición. Seré el dueño, lo compré con mis
ahorros.

- Está claro que a los niños ricos la paga les
llega para más que a los de clase media -se mofó (Tu name) de nuevo.

- ¡(Tu apodo)! -suspiró el joven dándose valor- Lo
que intentó pedirte es que dejes este depa de alquiler y te vengas al mío.

- ¿Me estás pidiendo que vivamos juntos? -preguntó
(Tu name) sorprendida.

El valor desapareció por completo en Joe. Quiso
excusarse diciendo que ellos, como amigos, siempre habían comentado que
vivirían juntos. Pero eran pareja y él no deseaba compartir una vivienda
¡Quería un hogar! Saber que ella estaría en casa cuando llegase, o esperarla
ansioso a que ella llegase. Quería tenerla a su lado el mayor tiempo posible.

(Tu name) lo miraba como si lo viese por primera
vez en su vida ¿Quería vivir con un hombre al que amaba tanto como para
destrozarla si la dejaba? Aquella relación perfecta empezaba a tener lagunas.
Ella lo último que deseaba era atarse más a él. No soportaría otro abandono.
Pensar en crear una nueva vida a su lado para que después se destrozase de
nuevo, fue como si le clavasen miles de alfileres en el corazón.

- Piénsatelo ¿sí? -dijo Joe comprensivo.

La besó tiernamente y se encaminó hacía el
dormitorio, dejándola inmóvil, en medio de la sala ¿Podía darse en cuerpo y
alma a ese hombre sabiendo que la acabaría dejando?- Capitulo 80

La semana pasó más rápido de lo que ninguno pudo
imaginar. Entre los trabajos y preparativos para la fiesta, no tuvieron tiempo
de pensar en nada más. Apenas estaban juntos por las noches y las aprovechaban
para demostrarse todo su amor, aunque fuesen incapaces de admitir cuanto se
amaban en voz alta. Joe rogaba por escucharla decir que deseaba vivir con él.
Pero no quería presionarla, así que se limitaba a esperar y desesperar. Dudaba
a cada minuto de los motivos por los que ella quería estar con él, pero después
la tenía entre sus brazos y nada importaba. La amaba y no la iba a dejar
escapar. Si ella necesitaba tiempo, se lo daría. Aunque esto le hiciese tanto
daño que era incapaz de respirar cuando pensaba en la posibilidad de que lo
rechazase. Siempre la había tenido a su lado, e imaginarse sin ella, era
completamente insoportable.

(Tu name) pensaba en la idea de vivir juntos a
cada segundo. Lo amaba más que nada en el mundo. Siempre lo había sido todo
para ella. Pero aún recordaba el pasado. Ella ya sabía lo que era que la
abandonasen. Y se juro que nunca más lo harían. Prometió que nunca se
involucraría con nadie que pudiese hacerle daño. Y sin duda, Joe era la persona
que más daño podía hacerle. No soportaría que se fuese ¡Otra vez!

Año Nuevo llegó. (Tu name) y Joe invitaron a sus
hermanos a cenar con la familia de ella. La madre de la chica estaba emocionada
con la nueva pareja. Siempre había adorado a Joe e insistía a menudo para que
tuviesen algo más que una amistad. Pero a (Tu name) le había parecido absurdo.
No porque no le gustase ¡lo adoraba! Sino porque nunca se imaginó de novia con
él. Pero allí estaban en una cena familiar, cogidos de la mano, como una pareja
formal. Jean Carlo y Dulce se acomodaron en el departamento de Joe, que aunque
no estaba listo del todo, era más grande que el de (Tu name).

Tras la cena llegaron, al fin, a la fiesta. Habían
reformado el local para la ocasión. Sedas blancas caían en cascadas desde el
techo, abrazándose a pilares de diseño. Un número superior de hombres,
acompañaban a las bailarinas sobre pequeños escenarios. Toda la minimalista
decoración era blanca y fresca. Las luces apenas iluminaban el lugar, pero los
cuerpos bronceados de bailarines brillaban bajo una capa de brillantina. El
enorme lugar se vería completamente vacío si no fuese por el gentío que lo
inundaba y una enorme piscina en el centro. Una especie de acuario improvisado,
en el que una chica practicaba una mezcla de natación sincronizada y baile
sensual. Los antifaces blancos y sombreros inundaban el lugar, homogeneizando a
todos, haciendo que ninguno fuese reconocible. Apenas acababa de empezar y
todos hablaban del éxito que estaba siendo.

(Tu name) estaba orgullosa de los resultados
aunque no dejó de arreglar problemas desde que llegó. Miró a Jean Carlo que
coqueteaba con una bailarina que descansaba, y después a Dulce que charlaba
animadamente con un empresario exitoso, que ella misma le había presentado. Sin
separarse un segundo de ella, Joe la acompañaba a la última disputa que se
había organizado.

- No deberías meterte en las peleas de borrachos
-protestó Joe abrazándola por detrás y hundiendo el rostro en su pelo.

- Sí, si los borrachos son dos de los actores más
cotizados del momento. Sus managers me matan si les pasa algo a sus caras
-explicó (Tu name) medio en broma.

- Entonces ¿nos vamos a llevar toda la noche
separando a famosos para que no se desfiguren por la peda? -preguntó
malhumorado.

- No. También me tengo que encargar que no armen
un escándalo o cometan un error incorregible. Hace un minuto tuve que convencer
a ese cantante que tanto te gusta, de que no se fuese a Las Vegas a casarse con
una de mis camareras -comentó ella, resignada.

- ¡Uhm, que gran idea! ¿Por qué no nos vamos
nosotros a casarnos? Siempre he querido ver Las Vegas -bromeó Joe, besándole el
cuello.

- Es una buena manera de asegurarme que no me
dejas. Así si lo intentas, te dejo en calzoncillos con el divorcio -se burló
(Tu name), deseando que pudiese ser verdad una alianza sin fecha de caducidad.

- ¡Oh! Entonces tendré que quedarme a tu lado a la
fuerza ¿Cuando nos vamos? -preguntó burlón con ansiedad.

(Tu name) rió con la parodia de un novio deseando
ser atado de por vida a ella. Aunque era lo que más deseaba, sabía que nunca
era así. Ella sabía por experiencia que confiar en alguien era igual a que la
acabasen abandonando.

Joe la dejó respirar unos minutos al ver a su
admirado deportista. Hablaron y discutieron jugadas hasta que el hombre se
hartó del fanático y se fue por una copa. Estaba emocionado y no dejaba de
repetir una y otra vez la conversación que había tenido con su gran ídolo,
mientras (Tu name) seguía vigilando la fiesta. Lo sonreía cariñosamente
mientras él seguía hablando. Le hizo un gesto a Tony para que llevase a cabo
una pequeña sorpresa que tenía preparada. Segundos más tarde, pequeños y
brillantes papelitos inundabas el aire sobre las cabezas de todos. Pero estaba
preparado para que no cayesen al suelo, mediante corrientes de aire. Una voz
hipnótica comenzó a cantar y surgió de entre las nubes de plata, la cantante
más bella y conocida por todos. La muchedumbre aclamó el espectáculo y continuó
divirtiéndose con más bebida y bocados exquisitos ¡La fiesta era un éxito!

(Tu name) estaba tan feliz que no podía
disimularlo. Había estado tan angustiada de que saliese algo mal, que a esas
alturas pensaba que ya se habría desmayado. Pero pronto acabaría todo y no
había recibido más que felicitaciones.

Una canción movida y sensual sonaba cuando (Tu
name) se acercó a Joe, con una enorme sonrisa. Era el momento de asimilar lo
que había entre ellos. Ya no había más excusas. No se respaldaría tras la
fiesta o el trabajo. Debía ver con claridad la realidad. Su realidad ¡De ambos!

- ¿De verdad quieres que vivamos juntos? -gritó
(Tu name) por encima de la música, contra el oído de Joe.

Joe la miró sorprendido. Era lo que más deseaba
¿Debía decírselo así? ¿Cómo podía dudarlo? Lo que él más quería era tenerla
noche y día a su lado. Por supuesto que quería vivir con ella. Y la encerraría
en su dormitorio si se dejara.

- Por supuesto -contestó Joe subiendo el tono para
hacerse escuchar.

- ¿Por qué? -preguntó ella mirándolo fijamente.

- ¿Qué? -replicó el joven sorprendido.

- ¿Por qué quieres vivir conmigo? Necesito saberlo
-explicó (Tu name) mostrando su inseguridad.

Joe volvió a ver a su vulnerable amiga de enormes
ojos turquesas que se clavaban en él esperando las respuestas a sus miedos. Y
por una vez él las tenía. Ella siempre había confiado en él para consolarla y
Joe siempre había temido que ella acabase dándose cuenta de que no tenía ni la
menor idea de cómo hacerlo. Pero esta vez si sabía porqué debía aceptar vivir
con él. Debía hacerlo porque él la amaba. Porque él la necesitaba. Porque
quería hacerla feliz. Y lo más importante, porque no tenía otra opción. Él no
se planteaba una vida sin ella. Eso nunca pasaría.

La abrazó, aplastándola contra su pecho, y besó el
cabello. La separó lentamente hasta pararla frente a él.

- No es que quiera vivir contigo -susurró
suavemente contra su oído, con una canción más suave de fondo- ¡Es que no puedo
vivir sin ti!

De acuerdo, se había enamorado de un romántico.
Pero ¿no era para comérselo? Sin duda, era lo que ella deseaba hacer. Lo habría
desvestido y demostrado lo mucho que lo amaba allí mismo. En cambio, sollozó
levemente y aguanto las lágrimas como pudo ¡Adoraba a aquel hombre! ¿Cómo le
iba a negar nada? Sin riesgo no se consigue nada en el mundo. Y ella necesitaba
creer que era posible amar y ser amada.

- ¡Oh, Joe! -sollozó contra su pecho y se separó
rápidamente para mirarlo muy seria- Ni creas que me voy a ocupar yo sola de la
casa.

Joe la miró con una enorme sonrisa y la abrazó,
haciéndola girar por los aires ¡Había aceptado! La tendría sola para él. Podría
pasar toda la vida observándola mientras dormía, mirando como se contoneaba al
cocinar o engañándola para que se duchasen juntos. Pasaría el resto de su vida
a su lado. Porque no tenía la menor intención de alejarse de ella nunca más.

La soltó y se separó, mirándola con fingida
seriedad. Se frotó la mandíbula mientras la observaba.

- Eso tendremos que negociarlo -bromeó Joe con una
sonrisa pícara. CApitUlOO 81

La mudanza estaba siendo un caos. Joe se había
empeñado en que abandonase su departamento lo antes posible y había involucrado
a todos en el proceso. Sus hermanos habían pasado unos días después de las
fiestas con ellos y se habían marchado, afirmando que se verían pronto. Y así
lo demostraron cuando una semana después se aparecían con Tiziano y Ninel. Joe
había estado encantado de la visita y aún más de la ayuda. No quería
arriesgarse de que (Tu name) se echase atrás y obligó a todos a acomodar la
nueva vivienda.

(Tu name) llevaba una caja no muy pesada, pero
como las anteriores, desapareció de sus manos en cuanto Joe la vio. Empezaba a
enfurecerse por el trato. Ella no era una princesita enclenque y no le gustaba
que la tratasen como tal. Intentó controlar la oleada de ira y suspiró
frustrada.

- Inspira, espira -aconsejó Miley mientras pasaba
por su lado con una caja.

- Antes de que acabe el día me he quedado sin
novio ¿Te apuestas algo? -gruñó (Tu name), mirándolo furiosa como se cargaba
con varias cajas.

- Ya -se rió su amiga- ¡Lo adoras! No lo dejarías
por nada del mundo.

- ¿Quién ha hablado de dejarlo? -preguntó la
joven, cruzándose de brazos- ¡Lo que voy hacer es matarlo!

- Ok, por mi perfecto. Pero no me hagas
desempaquetar para buscar una lima para llevártela a la cárcel -bromeó Miley
alejándose.

(Tu name) miró furiosa como todos cargaban paquetes
y cajas sin cesar. Hizo un nuevo intento de coger una caja y de nuevo Joe se
acercó a toda prisa para recoger su cargamento, mientras la besaba tiernamente.
Lo habría descuartizado en ese momento, pero intentaba recordar cómo se
respiraba. No le gustaba nada los efectos que tenía ese hombre sobre su
autocontrol. Y lo que menos le gustaba era el nuevo trato de damisela en apuros
que le había adjudicado. Eran amigos desde hacía años. Él más que nadie sabía
que ella podía cargar con todo aquello sin problema ¡Él mismo la había obligado
a mover todos los muebles de su cuarto! Y ahora no la dejaba ni despeinarse.
Empezaba a estar realmente frustrada.

- ¡Eh, tú! -protestó Jean Carlo acercándose con su
butaca favorita- ¿Por qué no haces nada si eres tú la que te mudas?

En lugar de responder, le quitó la butaca de las
manos. Segundos después apareció Joe, que inmediatamente le arrebató el objeto
de las manos y lo cargó hasta la casa, con una tierna sonrisa. (Tu name) miró a
su cuñado como si acabase de demostrar una teoría y suspiró frustrada. Jean
Carlo la miró a ella y después a su hermano, y se echó a reír.

- Pobre de mi cuñadita –bromeó el muchacho
abrazándola- No la dejan cargar peso.

(Tu name) lo fulminó con la mirada y se separó.

- No me hace ni maldita gracia –gruñó la chica
ceñuda.

- Piensa que él lo hace para que no te canses y
así no tengas una excusa para rechazarlo esta noche –se burló Jean Carlo,
estallando en risas.

- Si quieres morir, no hace falta que te esmeres
tanto. Tú me dices y yo te hago el favorcito –amenazó (Tu name) irritada.

- Ok, ok. Voy a cargar que aún queda mucho y Joe
grita feo cuando ve a alguien parado. A alguien que no seas tú, claro –se
corrigió con malicia, alejándose.

Resignada a no poder ayudar, se ocupó de acomodar
lo que Joe le permitía, dentro de la casa. Consiguió que las chicas la
acompañasen ¡Si ella no podía trabajar las demás tampoco! Así que observaban
como ellos trabajaban mientras ellas se tomaban unas cervezas en la cocina.

- ¡Uhm! El lado machista de mi hijo tiene su parte
positiva –dijo Ninel saboreando su cerveza.

- Por su propia salud, más le vale no tener ese
lado nada desarrollado –gruñó (Tu name) sacando otra cerveza del frigorífico-
No me gusta nada que me trate así.

- Uy, pues si que van a empezar bien la
convivencia –bromeó Miley, indagando entre la comida de las estanterías.

- Deja ya de rebuscar ¡Aún no hice la compra y no
hay golosinas! -explicó su amiga mirándola con perspicacia- Últimamente te la
pasas comiendo todo el día. Parece que estuviese ansiosa.

- O embarazada –añadió Ninel, sin darle
importancia.

(Tu name) giró inmediatamente sobre si misma y
miró a su amiga. Miley tenía los ojos como platos y la boca abierta por la
sorpresa. Su amiga corrió hasta ella y la agarró por los hombros.

- ¿Estás embarazada? –preguntó rápidamente (Tu
name).

- ¡Claro que no! –contestó automáticamente Miley.

- Mai… -dijo su amiga en tono de reproche.

La chica no dijo una palabra más y se limitó a
mirar a otro lado mientras se acomodaba el pelo. Gesto que (Tu name) había
aprendido a interpretar como señal de incomodidad. El silencio en Miley decía
más que cualquier discurso en otra persona.

- ¡Voy a ser tía! –afirmó (Tu name) sin dudas.

- ¿Qué? –se escuchó desde la puerta.

Todas voltearon inmediatamente para ver a Joe
entrando. Miley se frotó el rostro con irritación y ansiedad.

- ¡Cállense! –Ordenó exigente- No quiero que
Lincoln sepa que todos se enteraron antes que él.

- O sea que es verdad que estás embarazada
–concluyó (Tu name) con una sonrisa.

- ¡Sí! Pero no digan nada más sobre el tema. No
quiero que Linc se entere así –explicó Miley malhumorada.

- ¡Voy a ser tía! –gritó (Tu name) de alegría
mientras la abrazaba.

- ¡Que te calles! –gruñó su amiga de nuevo. (Tu
name) la ignoró y continuó abrazándola y hablándole a su pancita como si fuese
uno más en la conversación. Joe la observó mientras ella mostraba su felicidad
por la noticia. Parecía que no estaba tan en contra de formar una familia como
él creía. Si quería ser tía quizás más adelante, querría ser madre. La idea de
un hijo de ambos le hizo sonreír. Pero tenía que ir poco a poco. Aún había una
barrera entre ellos. Y aunque no sabía de qué se trataba, intentaba derribarla
con pequeños golpes.

Miley golpeaba las manos de (Tu name) para que
dejase de sobarle la pancita y resoplaba frustrada por la insistencia de su
amiga.

- No tengo hermanos. Está es mi única oportunidad
de ser tía. Así que te aguantas y soportas que consienta a mi ahijado –se
justifico (Tu name), abrazándola de nuevo.

- ¡Pues espera a que nazca! –protestó Miley,
separándose como pudo.

- ¡Eh! ¡Que yo también te puedo hacer tía! –Afirmó
Dulce indignada- Y estoy segura de que Jean Carlo ya lo habrá hecho, en uno de
sus descuidos –bromeó haciendo que todos rieran.

El resto de los hombres entraron a la cocina y se
hizo el silencio. Al ver a Lincoln, Miley se puso nerviosa y para disimular (Tu
name) se la llevo al dormitorio.

- Tienes que contárselo –comentó (Tu name)
sentándose en la cama a su lado- Sé que tienes miedo de su reacción o de lo que
puede afectar a tu vida. Pero es un asunto de los dos. Y también sé que quieres
tenerlo –afirmó ante la cara atónita de su amiga- Si no fuese así, habrías
acudido a mí para solucionarlo, hace mucho.

- He pensado mucho en este asunto –corroboró Miley
cabizbaja- He decidido tenerlo. Pero tengo mucho miedo.

- Tu vida va a cambiar. Pero no tienes que pensar
que vaya a ser para peor. Tienes a un hombre que te quiere a tu lado. Y no
pretendo decir que él se vaya a encargar de ti ¡Soy yo! ¡Nunca diría semejante
estupidez! –Bromeó (Tu name) abrazándola- Él querrá a ese bebé y lo mantendrá
sin problemas ¡Está forrado! –Bromeó de nuevo haciéndola reír esta vez- Tendrás
que hacer reformas en tu rutina.

Miley la miró con cara de "estás de broma
¿no?".

- ¡Ok! Cambiará toda tu vida. Pero ¿y qué? Podrás
encontrar otro trabajo o modificar los turnos de este si es lo que quieres.
Tienes a Linc y a mí a tu lado –explicó (Tu name) sin dejar de abrazarla.

- No quiero ser una mantenida –protestó Miley.

- Tener un hijo no implica que se casen ni nada de
eso. Pero por lo que tengo entendido se comportan como un matrimonio hace
mucho. Compartir una vida juntos no es cuestión de medir cuanto aporta cada
quien al hogar. A él no le cuesta nada llevar dinero a casa. Y tú estás
acostumbrada a ser autosuficiente. Van a haber muchas discusiones entre ustedes
–aseguró (Tu name), acariciándole el cabello- Pero lo importante es que cada
uno tenga su propia vida, aunque la comparta con el otro. No dejes de ser quien
eres y no le pidas a él que lo haga.

- ¿Y si se empieza a comportar como un gilipollas
y tratarme como si no fuese capaz de hacer nada por mi misma, como ha hecho
Joe? –preguntó medio en broma Miley.

- ¡Oh, gracias por recordármelo! –protestó (Tu name)
tirándose sobre la cama.

- Todos tenemos que aprender a que los cambios en
una relación no hacen que cambien la persona –afirmó su amiga, tendiéndose
junto a ella- ¿Tienes helado?

(Tu name) tenía dos cosas claras. Joe tenía que
darse cuenta de que lo que había dicho Miley era cierto. Y que su amiga iba a
ser una embarazada de lo más antojadiza.



CApiTUlO 82

Por mandato de Miley, (Tu name) y Joe abandonaron
su nuevo hogar para cenar con sus amigos. Había pasado la primera semana de
convivencia, y habían estado demasiado distraídos "probando" cada una
de las habitaciones como para salir o pensar en alguien más que en ellos
mismos. Pero Miley los necesitaba e iban a acudir en su ayuda. La chica aún no
se atrevía a hablar con su novio del tema y ellos querían ayudar en lo que
fuese. Aunque solo pudiesen distraerlos un poco para que su amiga se relajase y
cogiese fuerzas para confesar su estado.

(Tu name) seguía emocionada con la noticia. Joe
estaba casi tan contento como ella, pero disimulaba el hecho. Había cogido
mucho cariño a esa pareja en muy poco tiempo. Y sabía que el futuro bebé sería
el más consentido del mundo.

Habían llegado a un local donde podían hablar a
pesar de la música. Se sentaron en su mesa favorita. Habían cenado en el
restaurante preferido de Miley y tras permitir que esta repitiese por segunda
vez postre, habían decidido tomar una copa.

Lincoln estaba ceñudo. No entendía algunos
comportamientos a su alrededor. Sabía que Joe estaba supe protector con (Tu
name) y no le dejaba ni que moviese ni una silla para sentarse, pero le extrañó
ver que se comportaba de igual manera con su novia. También le sorprendió no
escuchar las quejas de arrepentimiento de Miley después de hartarse de
chocolate. O no escuchar a (Tu name) reñirla -en broma- por su gula. Y aún más
sorpresivo, ¡que no le quitase ni una cucharada de su tarta! Todos estaban muy
raros y lo miraban a él como si fuese el que no encajaba en aquello. No le
gustaba nada la situación.

- Bueno ¿qué quieren tomar? -preguntó Christopher
nada más sentarse en el sofá de cuero acolchado junto a sus amigos y novia.

- ¿Tequila? -preguntó (Tu name) a su novio y este
aceptó con un leve gesto de cabeza.

- ¿Y tú, amor? ¿También tequila? -preguntó el
joven a su novia.

- No, gracias -contestó la chica intentando
disimular los nervios.

- ¿Qué? Miley estamos hablando de ALCOHOL. Aquí es
cuando tú gritas emocionada y te haces dueña de la botella -bromeó Lincoln
risueño- ¿Quieres mejor un vodka? -intentó de nuevo.

- ¡No! -exclamó con rotundidad Miley.

- ¡Ok! O no me estás escuchando o le has cogido
una fobia al alcohol que yo desconocía ¿Desde cuando dices no a una copa?
-bromeó Lincoln y la miró cada vez más ceñudo- ¿Estás bien? ¿Te ocurre algo?

Era para preocuparse. En cualquier otra persona
decir que no se le apetece beber sería comprensible. Pero Miley, al igual que
(Tu name), serían capaces de vender a sus novios por una botella de tequila.
Ambos lo sabían bien. Y que ella se negase a tomar cuando se habían reunido con
ese objetivo, era realmente desconcertante. Tendría que estar realmente enferma
para no querer tomar.

Recordó la última vez que Miley se había enfermado
y no había podido ni siquiera trabajar. (Tu name) le había llevado su medicina,
consistente en una botella de vodka, que se bebieron entre las dos en un abrir
y cerrar de ojos. Él se había ido del departamento de su novia, dejándola entre
risas con su amiga. Siempre encontraban un buen motivo para emborracharse.

Así que si no era porque estuviese enferma ¿qué
podría hacer que Miley no quisiese beber? Y aún peor ¿qué sabía (Tu name) para
no convencerla para que se le uniera? Estaba empezando a hacer muchas
elucubraciones, se dijo Lincoln intentando quitarle hierro al asunto.
Seguramente es que hoy se le apetece otra cosa ¡Solo eso!

- Entonces -continuó paciente- ¿qué vas a querer
tomar?

- Un jugo -contestó Miley sin mirarlo a la cara.

¡Se iba a acabar el mundo! Lincoln estaba seguro
de ello. Miró a sus amigos esperando burlas o que la animasen a tomar, pero
ellos se mantuvieron oportunamente al margen ¡Oh, sí, allí pasaba algo! Pero
qué. No encontraba ningún motivo para que ella no quisiese tomarse una copa. No
ella. Aunque fuese un simple cerveza. Pero ¿un jugo? Estaba seguro que Miley no
lo había probado en su vida. A no ser que estuviese acompañado de una bebida
mucho más fuerte y perturbadora.

Intentó pensar de nuevo en los motivos por los que
no querría beber. Los desechó. Entonces pensó en que no podría. Pero aún siendo
perjudicial para su salud ella había tomado, reprochándole que solo era para
acompañarlos ¿Qué haría que ella no pudiese tomar alcohol? ¿Qué lleva a alguien
a rechazar una copa? Una persona que adora tomar. Una mujer...

- ¡Estás embarazada! -afirmó sin dudarlo Lincoln,
mirando atónito a su novia. - ¿Qué? Yo... ¿qué? -dijo confusa y nerviosa la
chica.

- ¡Estás embarazada! -repitió su novio más suave.

- ¡No! ¿Por qué...? ¡No! -intentó mentir Miley sin
éxito.

(Tu name) carraspeó como reproche por la mentira y
fulminó a su amiga. Esta bajó el rostro con vergüenza y se hundió en su
asiento.

- ¡Estás embarazada! -se corroboró Lincoln sin
asimilar el significado.

Él también entendía muy bien los silencios de su
novia. Y este significaba un enorme "sí" ¡Estaba embarazada! Eso
quería decir... ¡iba a ser padre! Había un bebé creciendo en su vientre, fruto
de su amor. Miró la pansa de su novia, e intentó imaginárselo. Nacería un
pequeño ser de ellos ¡Y él sería el responsable de cuidarlo!

¡Oh, Dios! ¡Iba a ser padre! Con responsabilidades
y deberes que afectarían a una pequeña vida a su cargo ¡Un hijo! ¡Su hijo!

- ¡Estás embarazada! -repitió de nuevo el chico
palideciendo.

- Tranquilo que a la que le toca parirlo es a ella
-bromeó (Tu name) intentando animar a su amiga que miraba asustada a su novio.

Miley sonrió levemente a (Tu name) en
agradecimiento de su apoyo. Volvió la mirada de nuevo a su novio, para verlo
aún más pálido.

Ella no quería aquello. No deseaba verlo asustado
por el compromiso que implicaba un embarazo. Tampoco quería tener que soportar
sus miedos ¡Ella ya tenía suficiente con los suyos propios! Por alguna razón
había esperado que él lo tomase con más madurez que ella. Y lo había hecho, él
no había pataleado sobre una cama. Pero no podía evitar querer llorar por su
respuesta ante la noticia.



Lo miró con ojos llorosos y vio la confusión y los
sentimientos encontrados en ellos. Después vio a una mujer que pasaba por su
lado con un paquete de patatas y su atención se desvió por completo.

¡Patatas! Quería un paquete, o dos ¿Tendrían sus
favoritas? Tendría que preguntarlo ¡Oh, sí! Pero no entonces, se suponía que
estaban en un momento crucial en el que ella no podía estar pensando en comida.
Claro que ella tenía hambre entonces y él tenía más de siete meses para
aceptarlo ¡Lo suyo era más urgente!

Miley se levantó decidida, ante la sorpresa de
todos.

- ¿A donde vas? -preguntó su novio preocupado.

- ¡Patatas! -dijo sin más Miley antes de salir
corriendo hasta la barra del local.

- Puedes estar tranquilo, tu hijo no tendrá ni un
solo antojo ¡Ella se los consiente todos! -le comentó Joe amistosamente.

- Yo que tú daba gracias a Dios por los cambios de
humor y hambre de las embarazadas, porque llega a no ser así y te mata por la
cara que le pusiste -afirmó (Tu name) con un resto de rencor.

- Estoy algo aturdido, eso es todo -explicó
Lincoln, en su defensa.

- ¡Estás imbécil! Tienes a tu lado a una mujer que
te ama y a la cual amas. De ese amor va a nacer un bebé. El cual todos sabemos
que vas a adorar. Así que hazte a la idea pronto antes de que el próximo antojo
de Mai sea novio a la brasa -bromeó (Tu name) con malicia.

Lincoln miró a sus amigos y después a su novia.
Ella regresaba cargada con bolsas para un regimiento. Se sentó sin mirar a
nadie, concentrada en su tarea. Y cuando comenzó a saborear con deleite cada
patata de la primera bolsa, no pudo más que sonreír. Amaba a aquella mujer. Con
la claridad que sabía que Joe y (Tu name) estaban hechos el uno para el otro,
sabía que esa mujer era su futuro. Su destino. Su nueva familia.

Los cuatro estuvieron en silencio, sintiendo que
sus vidas iban cambiando y cobrando un nuevo sentido. Sabiendo que todo en sus
vidas les había llevado hasta ese lugar. Recordar los desengaños hizo fruncir
el ceño a (Tu name). Los malentendidos que habían creado un caos en la vida de
Joe. La superficialidad que siempre había rodeado y desesperado a Lincoln. Y
probablemente Miley habría pensado en las penurias que le habían llevado hasta
ese día, sino estuviese tan concentrada en engullir esas grasas saturadas.
Todos la miraron y rieron, sin hacer que ella cambiase su actividad en lo más
mínimo. CApiTULo 83

(Tu name) estaba muy preocupada por su amiga. No
había dejado de llamarla en todo el día y no le contestaba al teléfono. El día
anterior, la velada había concluido con un silencio incómodo. Miley había
ignorado a su novio y este se había pasado toda la noche mirando a la joven
como si fuese lo único en el mundo. Pero sin decir una sola palabra. (Tu name)
y
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AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Empty
MensajeTema: Re: AMIGOS desconocidos (hot)   AMIGOS desconocidos (hot) - Página 7 Icon_minitimeMayo 16th 2010, 20:26

Joe se habían abstenido de involucrarse en la disputa esperando a que su
amigo enfrentase la noticia. Pero nada había pasado. La pareja se había
marchado junta, dejando a (Tu name) muy preocupada.


Y ahora no le atendía el maldito teléfono! quiso
gruñir la joven colgando de nuevo. Era la décima vez que lo intentaba. Se hartó
de esperar noticias y después de sus clases, se dirigió al departamento de
Miley ¡No había nadie! Decidió probar en casa de Lincoln. Al llegar a la enorme
mansión, supo que la encontraría allí. Su coche estaba fuera.

No tuvo que esperar mucho para saber de ella, pues
fue su amiga la que le abrió la puerta. La cara de la muchacha se iluminó al
verla y la abrazo como si hiciese años que no la veía. (Tu name) lo achacó a
los cambios hormonales y no dijo nada.

- ¡Gracias a Dios! No sabes lo mucho que te he
necesitado hoy ¡Me voy a volver loca! -grito Miley en un gesto desesperado- ¡O
acabaré convirtiéndome en una asesina!

-¿Qué pasó? -preguntó (Tu name) confundida,
mientras se dejaba guiar hasta el interior de la casa.

- ¿Recuerdas lo callado que estaba Lincoln anoche?
Pues ya averigüé el porqué. Andaba planeando la mejor forma de fastidiarme
-gruñó la chica, tirándose sobre el gran sofá blanco de la enorme sala.

- ¡Oh! Ya imagino que Joe a su lado debe parecer
un feminista -bromeó (Tu name), sentándose junto a ella- ¿No te deja hacer nada
como si fueses una invalida, verdad?

- ¡Aparte! Pero de verás ¡se volvió loco! -exclamó
Miley, mostrando un rostro temeroso.

- ¡Exagerada! Él solo quiere mimarte y consentirte
porque vas a ser la mamá de su bebé -explicó la rubia, quitándole importancia.

- ¿Tú crees? -preguntó su amiga, levantándose y
saliendo de la sala- ¡Sígueme y verás!

(Tu name) la siguió con una sonrisa en la cara.
Todo estaba bien entre sus amigos. Lincoln parecía haber asimilado su futura paternidad
y ahora solo deseaba mostrárselo a su novia. Ella podía entender eso.

Llegaron hasta la primera planta y Miley abrió
lentamente una habitación. (Tu name) entró en ella, quedándose paralizada en el
centro de esta. Las paredes estaban cubiertas por papel pintado, con un bonito
fondo amarillo, nada chillón, y ositos con coloridos globos. Una enorme cuna
ocupaba parte del cuarto, abarrotada de un zoológico de peluches de todo tipo.
Había todo lo necesario para cuidar y mantener a una guardería de recién
nacidos. E incluso, cosas que no necesitaría hasta que el bebé fuese algo más
mayor.

(Tu name) miró petrificada la habitación. No se le
pasó por alto el indiscutible olor. El papel del cuarto estaba recién puesto, y
por tanto el resto también acabaría de ser colocado.

- ¿Cómo...? ¡Si se enteró anoche! -exclamó
sorprendida.

- ¿Me lo dices o me lo cuentas? -suspiró Miley
cansinamente- Una legión de empleados lo pusieron todo esta mañana ¡Oh y por
supuesto a mi no se me permitió ni mirar! No fuese a pasarme algo por estar a
menos de un kilómetro de esa cola apestosa que usan para el papel pintado-
refunfuñó la chica, girándose para alejarse de la imagen que tanto la hacía
enojar.

- Mira el lado positivo, al menos sabes que está
de acuerdo con lo de tener el niño -bromeó (Tu name), abrazándola mientras
bajaban las escaleras- ¡Y yo me quejaba de Joe!

(Tu name) miró petrificada la habitación. No se le
pasó por alto el indiscutible olor. El papel del cuarto estaba recién puesto, y
por tanto el resto también acabaría de ser colocado.

- ¿Cómo...? ¡Si se enteró anoche! -exclamó
sorprendida.

- ¿Me lo dices o me lo cuentas? -suspiró Miley
cansinamente- Una legión de empleados lo pusieron todo esta mañana ¡Oh y por
supuesto a mi no se me permitió ni mirar! No fuese a pasarme algo por estar a
menos de un kilómetro de esa cola apestosa que usan para el papel pintado-
refunfuñó la chica, girándose para alejarse de la imagen que tanto la hacía
enojar.

- Mira el lado positivo, al menos sabes que está
de acuerdo con lo de tener el niño -bromeó (Tu name), abrazándola mientras
bajaban las escaleras- ¡Y yo me quejaba de Joe!

CApitulO 84:


(Tu name) se soltó en carajadas mientras su amiga
seguía con el ceño fruncido. Definitivamente ninguna estaba dispuesta a
soportar a unos novios sobre protectores. Pero ambas parecían haber decidido
esperar a que se acostumbrasen a la nueva situación antes de descuartizarlos
por agobiantes.

Las chicas pasaron la tarde juntas, intentando
ignorar los cambios que iban sucediendo en sus vidas. Asimilando como podían
todo lo que ocurría a su alrededor. Hablaron de trabajo y el futuro. (Tu name)
había vuelto a su pluriempleo y Miley había decidido que reduciría su jornada
laboral solo a los fines de semana. Así podría tener toda la semana para
relajarse y hacer mucho yoga, para así no acabar asesinando a su novio.

Joseph y Lincoln pasaron junto a ellas, cruzando
el jardín. Ignoraron la presencia de las dos bellezas tumbadas en hamacas y
continuaron su charla.

- No puedo comprarle eso. Aun no sé si será un
niño o una niña -explicaba Lincoln, señalando un catálogo que tenía su amigo en
las manos.

- ¿Qué más da? ¡Esto es la bomba! Estoy por
comprármelo yo! Y ahora ya no hay que diferenciar tanto entre sexos -aseguró
Joe, caminando hacía la casa- (Tu apodo) me quitaba todos mis cochecitos cuando
éramos pequeños ¡y mírala!

- ¡Por eso! ¿Una hija como (Tu apodo)? No gracias.
Ya me va a costar mucho hacer que no se parezca a su madre, para que me tenga
que preocupar de eso también -se burló el joven consciente de la presencia de
las chicas. Soltándose ambos en risas.

Sus novias se miraron con furia en los ojos. Un
juramento estaba escrito en ellos ¡Dormirían solos mucho tiempo!

Las voces de los chicos se iban perdiendo entre
las risas y la distancia.

- Ya quisieras tener una chiquita como mi
preciosidad -intentó arreglar Joe. Al menos tenía que intentar que no lo
mandasen al sofá esa noche.

- No, prefiero una pequeña Mileycita - deseó poder
salvarse Lincoln.

Una vez entraron en la casa las chicas se miraron
de nuevo y se incorporaron, fulminando el lugar por donde habían visto entrar a
sus novios.

- ¿De verdad creen que nos hemos tragado eso?
-bufó Miley, cruzándose de brazos.

- Ni idea. Pero puedo asegurarte que hay algo que
les va a costar recordar como se hacía -aseguró su amiga con chispas en los
ojos.

- ¡Oh sí! Lincoln va a tener que volver a hacer
uso de su colección de videos para adultos.

Las chicas se regodearon en los planes para hacer
la vida miserable a sus novios, mientras estos continuaban su charla en el
interior de la casa.

- ¿Preparado para dormir en le sofá? -preguntó Joe
muy sonriente.

- ¡Oh no! Esta casa es enorme, puedo coger
cualquier habitación -afirmó al chico, con un suspiro- Cualquiera
suficientemente lejos de Mai, como para que no me mate mientras duermo.

- Pues gracias a tus bromas, yo sí que voy a
dormir en el sofá -refunfuñó Joe, ceñudo. Tras un silencio de autocompasión,
sonrió a su amigo- ¡Como han cambiado nuestras vidas en tan poco tiempo!

- Sí, nosotros seremos papás y ustedes ya viven
juntos. Pero... -dijo Lincoln con una enorme sonrisa- yo no podría ser más
feliz.

- ¡Uhm! -suspiró Joe pensativo.

- ¿Qué te ocurre? Debería ser yo el acojonado por
mi situación, no tú que vives una luna de miel sin boda -bromeó su amigo,
palmeándole la espalda.

- Ni boda, ni ataduras, ni compromiso, ni...
-suspiró nuevamente- Ojalá pudiese estar tan seguro como lo estás tú de que
todo irá bien.

- No seas negativo hombre. (Tu apodo) y tú se
conocen de toda la vida. Mejor que tú no la conoce nadie ¿Crees que estaría
contigo si no te quisiese? -le reconfortó Lincoln animadamente.

- Sí que la conozco mejor que nadie. Y por eso
mismo. Ella no es de las que se permitan ser feliz. Y sinceramente no sé si
este conmigo porque es lo que desea en este momento o porque... - se
interrumpió el mismo con la idea de que esa otra opción nunca sería realidad.

- ¿Qué te ame? ¿No crees que te pueda amar?
-preguntó sorprendido- ¡Joe por Dios! ¿Qué tonterías piensas? Ella no está
contigo por un capricho o por inseguridad o ninguna otra babosada que se te
haya podido pasar por la mente ¡Ella te ama! Solo hay que verlos para saber lo
mucho que se aman.

- No sé lo que sienta exactamente. Tampoco puedo
obligarla a que sienta lo mismo que yo. Solo quiero que no se aleje de mí. Y
con suerte... -de nuevo se interrumpió para mirar pensativo sus nudillos
entrelazados.

- ¿Qué? -quiso saber su amigo.

- Con suerte algún día se conforme con tener una
vida normal y desee compartirla conmigo -confesó Joe con un aro de tristeza a
su alrededor.

Él la conocía mejor que nadie. Ella nunca en toda
su vida había sido común y corriente. Peleaba con todos los niños de su clase
para defender a los más débiles, en lugar de hacerse amiga de las niñas y jugar
felizmente. Se escapaba de casa sin rumbo fijo en busca de la aventura,
acabando normalmente en más problemas de los que nadie se pudiese imaginar.
Ella era un pájaro libre que nunca se ataría a nadie. Él solo podía ser un
lastre para ella. No podía permitirse imaginar un hogar con una mujer que se
guiaba por sus impulsos, infravalorando lo que podía permitirle la seguridad de
una familia.

Joe era muy consciente de que él era lo más
cercano a una familia que ella tenía ¿Y qué había hecho ella? Le había ocultado
casi toda su vida. Ella no confiaba en nada ni en nadie. Tuviese motivos o no.
Él la amaba pese a eso, pero sabía que ella aún se cerraba a un futuro juntos.
Estaban en una luna de miel como había dicho Linc. Y temía que esta pasase, que
(Tu name) se encontrase con la realidad de su situación y se asustase. No
quería perderla. Aún no sabía lo que haría, pero tenía claro que perderla no
era una opción.
CApitulo 85

Las semanas iban pasando y la realidad de su
relación iba cayendo sobre la conciencia de (Tu name). Desde que se presentaron
ante todos como pareja, ni una sola chica se le había acercado a Joe. Ella
estaba feliz por ello, no quería tener que dañar a ninguna estúpida por
resbalosa. Pero también se había percatado de que Joe vivía pendiente de ella.
No era algo nuevo, siempre lo había hecho. Aunque desde que eran pareja,
parecía que no hacía otra cosa. Le gustaba la idea de que la consintiese tanto
pero no tenía tan claro si sería una de sus obsesiones circunstanciales, que
pasaría cuando encontrase otra cosa con la que entretenerse.

Ella nunca hablaba de sentimientos, así que era
normal que no le hubiese confiado su amor. Pero Joe siempre había sido de
aquellas personas que le decían "te amo" al panadero por darle el pan
caliente. Y en todo ese tiempo aun no le había dicho nada ¿Sería que no la
amaba? ¿Que habría confundido los sentimientos sobre protectores y celosos de
un hermano mayor con algo más? ¿Se habría dejado deslumbrar por su físico
olvidando quien era en realidad y ya iba tomando conciencia?

Miles de dudas se iban agolpando y acumulando cada
día más en la mente de la chica. Mientras tanto Joe se dejaba llevar por el
miedo. Había notado que (Tu name) estaba demasiado pensativa. Y eso nunca era
buena señal en ella. Sus temores de que lo dejara o que se agobiara por su
relación, cada vez aumentaban más. Así que había decidido no gritarle al mundo
cuanto la amaba. Seguro que ella saldría corriendo en el mismo instante que lo
escuchase. Era mucho mejor tenerla cerca y demostrárselo. Ella era capaz de
abrazar a un desconocido, sin tener ningún significado. Decía de si mismo que
era una "tocona", así que no se espantaría porque su novio estuviese
encima de ella todo el rato. Pero saldría huyendo en cuanto se hablase de
sentimientos.

Desde hacía años ella ocultaba sus sentimientos a
todo el mundo. Joe había pensado al principio que se trataba de un enojo
pasajero por haberse mudado con su madre. Pero los años iban pasando y ella
nunca más volvió a abrirse de la misma manera. Ese era uno de los motivos por
los que se arrepentía de haberse marchado. Haber perdido su confianza, fue lo
peor para él. Pero se suponía que con los años deberían haber recobrado ese
vínculo y no fue así. Ahora con todo lo que sabía de ella, se preguntaba si no
habría pasado algo más que él no supiese.

Miley y Lincoln continuaban peleando por todo lo
referente a su futuro hijo. No les solía durar mucho, ya que él siempre acababa
cediendo y a ella se le olvidaba por lo que discutían al minuto. Sin embargo,
ella disfrutaba de los mimos de todos a su alrededor. Sobre todo de las
atenciones de su amiga. A la que no cesaba de pedir favores con la excusa de
estar embarazada. (Tu name) se quejaba, tan solo en broma, ya que estaba
encantada de consentir a la futura mamá.

Ese día como tantos otros (Tu name) y Joe estaban
tendidos en el césped de su facultad, esperando para su próxima clase. Miley
apareció tras su abultada barriga, corriendo hacía (Tu name) con cara asustada.
Esta se preocupó al ver a su amiga y aún más al ver a Lincoln correr tras ella.
Así que se levantó de inmediato y alcancanzo a la chica, que se protegió de su
novio, colocándose tras ella. Quedando (Tu name) frente al chico.

- ¿Qué ocurre? -le preguntó a su amiga, sobre su
hombro.

- ¡Dile que no se acerque a mi! -exclamó Miley,
ahogada por la carrera, hundida en la espalda de su amiga.

- ¿Otra pelea? -intentó saber de nuevo, probando
esta vez con él.

- ¡No! Estábamos hablando y salió corriendo
-explicó Lincoln, parándose junto a ellas.

- Chicos tienen que dejar de discutir como niños.
O no se sabrá quien de los tres es el bebé cuando nazca su hijo -bromeó Joe
uniéndose a ellos.

- Vamos Mai -comenzó a decir su amiga- no te
escondas de él como si te hubiese confesado un crimen. Seguro no es para tanto.

- ¿Ah no? -dijo la chica con rotundidad- ¡Me ha
pedido matrimonio! CApitulo 86

A (Tu name) se le cayó la mandíbula al suelo de la
sorpresa. Miraba a su amiga con pavor ¡Oh, sí, ahora la entendía! Ella también
habría corrido, pero estaba segura que habría llegado bastante más lejos.

- ¡Oh, es eso! -dijo Joe sin importancia- Era
lógico que lo acabase planteando, teniendo un hijo en camino.

Las chicas se miraron asustadas y dieron un paso
atrás, alejándose de esos dos hombres que parecían querer atarlas como si
fuesen ganados.

- ¡Joe no me ayudes! -gruñó Lincoln al ver las
caras de terror de las chicas.

- Yo sólo digo que no es nada descabellado querer
casarse con la madre de tu hijo -explicó Joe, aún sin percatarse de los efectos
de sus palabras sobre su novia y amiga- Es lo que deberían hacer si quieren
formar una familia.

De nuevo las chicas se miraron, sin poder evitar
abrazarse como instinto de protección y dieron un nuevo paso atrás.

¿Lo que deberían hacer si querían formar una
familia? se preguntó (Tu name), rezando para haber escuchado mal ¿Deberían?
¿Estaba hablando de deber? No podía creerse que lo desconociese tanto como para
que él pensase de una forma tan anticuada. Nadie estaba en la obligación o
"deber" de casarse con nadie. Solo el amor puede ser una buena excusa
y solo si ambos creen en el matrimonio. Y que Joe pensase así le hacía llegar a
nuevas conclusiones ¿Sería el deber con ella por todo lo pasado lo que le
habría llevado a pedirle estar juntos? ¿Se sentía tan culpable de haberla
tratado casi como una prostituta y la "recompensaba" con esa
relación? ¡Más le valía que no fuese así! Porque de estar en lo cierto, su
"deber" sería amputarle un miembro vital de su anatomía.

- ¡En serio Poncho cierra la put*a boca! -gritó
Lincoln con más miedo que enfado, observando a su novia, que lo miraba como un
cachorro en sus últimos minutos de vida.

Al fin Joe captó lo que ocurría. Las chicas
estaban agazapadas y huyendo de ellos lentamente, con el rostro tan expresivo
que se podía leer en ellos sin problema. Su huida fue truncada por el árbol
tras ellas, en el que unos minutos antes (Tu name) y Joe descansaban
relajadamente. Joe quiso gritarse por su inutilidad. No quería asustarlas de
ese modo. Solo quería expresar que "cuando amas a alguien, quieres pasar el
resto de tu vida con ella y formar una familia, el matrimonio es una opción a
discutir". Pero una vez más lo había fastidiado. Tenía que recordar que no
podía hablar de sentimientos frente a ella. No podía expresarle el deseo que
tenía de querer amarla el resto de su vida. El rostro de la chica le decía que
hacerlo lo llevaría a perderla.

- Lo siento. Esto no es asunto mío. Creo que
deberían discutirlo a solas -afirmó Joe, con expresión inescrutable.

- Sí, yo también lo creo -confirmó Lincoln,
acercándose a su novia- Mai... -la llamó ofreciéndole la mano.

La chica miró la mano amada y se acurrucó más
junto a su amiga. Negó con la cabeza enérgicamente y la abrazó todo lo cerca
que le permitió su creciente vientre.

- Chiquita -le susurró (Tu name) a su amiga, acariciándole
el pelo- ve a hablar con él y le explicas lo que crees tú al respecto... -se
negó a si misma a decir la palabra "matrimonio" en voz alta. Estaba
segura que acabaría atragantándose si lo intentaba.

Miley acabó aceptando con reticencia y acompañó a
su novio a un lugar más privado. Sin dejar ni un minuto de mirar hacía atrás en
busca de la mirada de apoyo de su amiga.

Seguramente Miley no le habría confiado a Lincoln
por completo su pasado, pensó (Tu name) deseando que todo se aclarase. La chica
tenía como ejemplo un matrimonio frio y formal. Su padre era un dictador que
imponía las leyes en su casa sin preocuparse de hacer saber cuales eran los
derechos, ya que no los había. Su madre se conformaba con esa relación y se
mantenía al margen de las repercusiones que esa actitud absolutista tenía sobre
su hija. Además para empeorar el concepto que tenía del matrimonio, Miley había
tenido una larga relación con un manipulador que la menospreciaba y hacía
sentir inferior solo para que no prosperase en la vida y así tenerla siempre a
su merced. Era lógico que no creyese en las ataduras y que desease poder tener
una cierta libertad. El saber que un hombre estaba con ella porque deseaba
estarlo y no porque un papel lo decía era mucho más gratificante para ellas. Y
a (Tu name) le dolió el pecho al pensar que para Joe casarse era una cuestión
de "deber" y no de amor. CApitulo 87

Todo lo ocurrido con Miley y Lincoln hizo pensar a
(Tu name) ¿por qué se había involucrado en una relación cuando se había
prometido nunca hacerlo? ¡Además estaba enamorada! ¿Es que era ¡imbécil!?
¿Nunca escarmentaría? La felicidad no existía y mucho menos para ella. Eso lo
había aprendido hacía muchos años. No se podía confiar en nadie y mucho menos
en aquellas personas que crees amar. Esta vez no era una excepción.

Recogió su bolso y su abrigo y se dispuso a ir a
trabajar. En los últimos días pasaba más horas de las necesarias en la empresa,
con la excusa de querer dar una buena imagen. La realidad era que no quería
volver a casa y encontrarse con Joe. Por alguna razón, el solo verlo la hacía
hervir la sangre ¿No podría amarla tanto como ella a él y así poder dejar ese
maldito miedo que la consumía? ¡Oh, no, claro que no! Él volvería a hacerle
daño como todos hacían cuando ella bajaba la guardia. Pero esta vez no se lo
permitiría. Habían pasado muchos años y ella era mucho más madura como para
dejarse vencer tan fácilmente.

- ¿No es demasiado temprano para irte? Apenas has
terminado de almorzar -protestó Joe, manteniendo un tono suave, que había
aprendido en esos días a fingir.

- ¡Tengo prisa! -dijo (Tu name) sin más, saliendo
del departamento.

- ¡Como no! -suspiró Joe mirando la puerta cerrada
por la cual había salido su novia.

Empezaba a acostumbrarse a hablarle a las paredes.
Solían tener respuestas más amenas de las que ella le procesaba. Estaba
evitando hablar sobre el tema porque sería como abrir la caja de Pandora. Sabía
que una vez empezasen a hablar no se acabaría la discusión hasta que estuviese
todo aclarado y estaba seguro de que no sería en su beneficio. No podía
imaginarse que era lo que le ocurría. Era posible que se hubiese hartado de él
y que lo considerase un lastre. El fin de semana anterior le había dicho
claramente que no deseaba que fuese al "Ritual" porque la distraía
del trabajo. Pero sabía que lo que le pasaba era que no quería verlo.
Posiblemente allí, rodeada de solteros guapos y ricos, se olvidase de que tenía
un compromiso.

¿Compromiso? Pero ¿tenían tal cosa? A lo mejor
habría sido más prudente seguir siendo solo amigos. Al menos así no la
perdería. Durante años la había tenido más cerca que a ninguna otra y él se
había sentido el único en la vida de ella. Pero ahora que debería ser así, se
sentía más solo que nunca. Ella no lo amaba y él tendría que aprender a
asimilarlo. Pero ¡aún no! Todavía no estaba preparado para alejarse de ella.
Aún tenía la esperanza de que todo cambiase y que solo fuese un malentendido.
Una mala semana. O cualquier otra estúpida razón que le diese la posibilidad de
estar a su lado.

Tras recoger sus cosas decidió distraerse en el
trabajo y como hacía en las últimas semanas, se marchó para la empresa de su
padre para no volver hasta entrada la noche. Y como todas las noches ella aun
no había llegado. Suspiró cansado y se acostó. Si ella no quería verlo, era una
estupidez esperarla despierto. Aunque era imposible no hacerlo.

Dos horas después de haberse acostado la escuchó
llegar. El traqueteo de sus tacones sobre el suelo, le decía que estaba en la
cocina preparándose algo para comer antes de dormir. Su cuerpo se endureció al
instante con la imagen de la esbelta rubia contoneándose por la cocina. Le
encantaba observarla mientras cocinaba. Sus caderas balanceándose de un lado a
otro en busca de los miles de condimentos que utilizaba normalmente, o la
manera en que le caía el pelo sobre la cara y ella intentaba retirarlo con una
sensual sacudida, lo hacía gemir. No soportaba tenerla tan cerca y a la vez no
tenerla en absoluto. No sabía como lo haría para no abalanzarse sobre ella cuando
entrase en la habitación. Cuando se cambiase y se pusiese su diminuto
camisón... ¿Cómo demonios había resistido en esas semanas? Tenía que recurrir a
su autocontrol. No podía...

Un gemido de placer se filtro hasta llegar a él.
Recordó haber comprado el postre favorito de (Tu name). Probablemente en ese
momento estaría comiéndolo, saboreándolo... Su cuerpo vibró dolorosamente, se
levantó de un salto de la cama y caminó hacía la cocina. Con paso pesado y
mirada desenfocada de deseo, la encontró sentada en una butaca lamiendo
sensualmente una cucharita como si fuese el mejor de los manjares. Su cabello
caía sobre su espalda, en un revoltijo de rizos dorados y sus labios no dejaban
de torturarlo, relamiéndose. Cualquier rastro de cordura desapareció en él. A una
velocidad imperceptible llegó a ella, haciéndola levantarse y apretándola
contra él. Era suya, ¡toda suya! Y no hablaba el hombre sino el animal posesivo
en él. La deseaba, la amaba y no era capaz de apartarse de ella. Tenía que
tenerla allí y en ese momento. cAPitULoo 88


(Tu name) se quedó congelada al verlo. Era puro
deseo. Y la miraba como si fuese la última botella de agua en el más caluroso
desierto. Era incapaz de articular palabra. Él estaba bello como nunca.
Masculino y duro. Puro musculo que se apretaba contra su débil carne, que lo
aceptaba sin luchar ¡No debería ser justo que tuviese ese efecto sobre ella!
¡No era nada justo!

Él solo llevaba sus bóxers y la prueba de su
excitación estaba más que visible (y Siii xD) y apretada contra el vientre de
ella. Y la hacía derretirse. Tragó con dificultad y se perdió en el oscuro
brillo pecaminoso de los ojos de él. Prometían lujaría y pasión. (Tu name) no
pudo más que gemir. Ese era el motivo por el que llegaba cuando él ya se había
acostado, no tenía defensas contra él. Era tocarla y se convertía en gelatina
en sus manos.

No hablaron, ni lo intentaron. Joe la cogió en
brazos y la condujo hasta la mesa, dejando un rastro de besos en su cuello. (Tu
name) cerró los ojos para saborear el delicioso placer que le provocaba y se
dejó caer sobre la mesa, exponiéndose por completo ante él. Joe la devoró con
la mirada y comenzó a acariciarla suavemente, conteniendo la urgencia de su
cuerpo. Quería alargar más el placer. Le subió lentamente la falda, dejando su
huella caliente sobre la piel de sus muslos. Masajeó el interior de estos,
haciendo que ella no pudiese evitar sollozar ante la tortura. Rozaba la zona
más intima de la chica pero no disminuía el palpitante deseo de esta. Ninguna
caricia llegaba hasta donde ella más las quería. Quiso gemir indignada, pero se
convirtió en un nuevo sollozo al notar las grandes y magistrales manos sobre
sus senos. Haciendo a un lado la camisa, se hizo cargo de que también
desapareciese el sostén. Ella grito de placer al sentir los dulces labios
contra el duro pezón, jugando y mordisqueándolo suavemente. Su lengua hacía la
misma labor de diablo, tentándola. Cada lamentón era una subida al cielo. Sus
manos vagaban hambrientas por su liso vientre y sensuales caderas.

- ¡Te amo! [AAAii mORiii….xD] -susurró Joe,
bajando sus besos, sustituyendo el lugar de sus manos.

(Tu name) era incapaz de razonar y mucho menos de
descifrar lo que acababa de escuchar cuando sus besos rondaban sus caderas.
Completamente desnuda ante él, gritó de placer, cuando al fin llegó a la zona
que rogaba por su atención. La saboreó en su boca, haciendo que ella llegase
más allá de la realidad y se topase con el puro éxtasis. Joe continuó su
deleite de besos por cada rincón del dulce y sedoso cuerpo bajo él. (Tu name)
gimió extasiada y reclamó su boca en un exigente beso. Los bóxers de él fueron
desapareciendo bajo las manos ansiosas de la chica. Joe no se pudo contener ni
un segundo más y se posicionó para una penetración profunda y lenta. Llegó
hasta lo más hondo de ella, en cualquier sentido posible. Se aferró a la fina
cintura, embistiéndola con fuerza y más paciencia de la que ella desearía. (Tu
name) se retorcía sobre la mesa, con deseo y frustración. Contorneaba las
caderas bajo él, exigiéndole más. El contacto del tierno trasero sobre sus
muslos fue demasiado para el autocontrol de Joe y la poseyó con fiereza hasta
hacerla subir de nuevo al clímax y acompañándola en él.

Una vez saciados, Joe se dejó caer sobre el frágil
cuerpo bajo él. Ella parecía una muñeca de porcelana, capaz de romperse al
tocarla. Adoraba el sonrojo en sus mejillas después de hacer el amor. Y los
rastros sonrojados en toda su piel, producto de la aspereza de su propia piel
al restregarla con desenfreno, con habidos besos. Era la personificación de la
belleza en esos momentos.

Se obligó a separarse de ella, con un gruñido de
protesta hacía él mismo y la cogió en brazos. Ella no dijo ni hizo nada. Solo
lo miraba con sus enormes ojos muy abiertos, pendientes a él. La sonrió cuando
ella le rodeó el cuello con sus temblorosos brazos y la llevó hasta la cama.

(Tu name) no podía creer lo que había pasado.
Nunca pensó que hacer el amor con Joe pudiese ser mejor de lo que ya lo era.
Pero esa noche supo que el amor iba creciendo y hacía que las sensaciones
aumentasen a su vez.

¡Amor! Eso era lo que había entre ellos. Porque él
le había confesado que la amaba. Quería gritar de felicidad, pero quiso ser
razonable. En un momento como ese ella misma habría gritado cualquier cosa con
tal de que no parase. Probablemente se dejó guiar por la excitación y no pensó
lo que decía.

- ¡Te amo! [nAA nAA naAAaa Morii DE nuevO xD]-le
susurró de nuevo Joe, en el oído al dejarla sobre la cama y tenderse
rápidamente junto a ella.

¡De acuerdo, ahora no lo había dicho en un momento
de excitación! ¡La amaba! ¡Oh, sí, ella quería gritar de alegría! ¿Quién dijo
que no se podía ser feliz? ¿Ella? Bueno, siempre había sido un poco estúpida
¿Qué más daba si todo funcionase o no, que todo acabase al día siguiente? ¿Qué importaba
si se acababa el mundo en ese mismo momento? Él la amaba y eso la hacía tan
enormemente feliz que nada más importaba.

Joe estaba preparado para agarrar a (Tu name)
cuando intentase huir de él al escuchar su confesión, para besarla si intentaba
discutirlo. Estaba preparado para cualquier cosa menos para lo que hizo. Todo
su cuerpo se quedó rígido al notarla acurrucarse sobre su pecho ¿El infierno se
había congelado? ¿Qué llevaba a la mujer que consideraba el amor un insulto, a
abrazarlo después de haberle confesado el suyo?

La apretó más contra él para asegurarse de que no
estaba alucinando por el éxtasis del increíble placer que había obtenido de la
unión ¡Era real! La tenía allí, sobre su pecho, notando su regular respiración
contra sus duros músculos.

Aún inseguro, la aferró más a él, mirando al
techo, esperando que en cualquier momento lloviese fuego. O cualquier otro
indicio del fin del mundo. CApitulOo 89

Joe se había decidido, si ella quería alejarse de
él para siempre, que al menos se fuese sabiendo cuanto la amaba. Pero no
esperaba que su reacción ante la declaración fuese tal. Aún no se recuperaba de
la imagen de felicidad que había visto en su rostro mientras ronroneaba contra
su pecho. Ese si había sido un auténtico momento de éxtasis para él. No podía
creerse que en lugar de huir o discutir, lo hubiese besado durante toda la
noche y hubiesen vuelto a hacer el amor, cada vez que la chica se despertaba de
un corto descanso reparador.

Nunca había estado más confundido ¡Y feliz! La
tenía a su lado, le había dicho cuanto la amaba y ella le devolvía tanto amor
como recibía. Pero él tenía que saber lo que ella sentía. Si podía tener la
esperanza de un futuro juntos. Lo quisiese o no, esta ya se había encendido en
su interior. Y si ella no era capaz de hablar de sentimientos, entonces tendría
que probarlos. Y él sabía exactamente como hacerlo.

Se levantó de la cama con urgencia y energía,
haciendo que (Tu name) a su lado se despertase al notar el repentino frio que
la rodeaba, al desaparecer el cuerpo caliente bajo ella. Se frotó los ojos
somnolientos y vio al sonriente chico frente a ella. Él se le acercó lento y
sensualmente, y la beso suavemente.

- Me voy a duchar. Después te duchas tú mientras
yo preparo el desayuno. Pero date prisa ¿ok? -le pidió Joe, con voz ansiosa.

(Tu name) no sabía que hora era. Pero fuese cual
fuese era demasiado temprano y ella estaba demasiado cansada para hacer ninguna
replica. Así que solo asintió.

Él estuvo listo en pocos minutos y se marchó a
preparar el desayuno como había prometido. Tras la ducha, (Tu name) comenzó a
vestirse, con una enorme sonrisa en la cara al recordar la noche anterior. Él
la amaba y ella ya no tenía que temer vivir ese amor con tanta fuerza como lo
sentía. Irían a clases juntos y no huiría de él poniendo como excusa el
trabajo. Era tan feliz que podría gritarlo. Y se encontró a si misma dando
vueltas por todo el cuarto como una colegiala. Pero todo daba igual ¡Él la
amaba!

Una vez lista, compartieron un delicioso desayuno.
Ambos se miraban como bobos enamorados y no podían evitar risitas ansiosas de
reconocimiento. Veían tanto amor en el otro como en si mismos.

Joe tenía trazado su plan y lo quiso llevar a cabo
con urgencia. Cogió a su novia y la arrastró fuera del departamento. Un rato de
camino en dirección opuesta a la facultad o cualquier vehículo, (Tu name)
dedujo que no irían ese día a clases. Y cuando él se paró frente al escondido y
precioso parque supo qué era lo que él quería. Él se había expuesto a ella pero
ella no lo había retribuido. Le pedía una confirmación.

- ¡Nuestro parque! -exclamó Joe, como si toda la
historia implícita en ello cayese sobre ellos dos.

- ¡Sí! -corroboró (Tu name) con una sonrisa-
¿Entramos? -preguntó la chica extendiéndole la mano.

Joe no supo como lo hizo para cogerla de la mano y
entrar con ella al interior, cuando realmente lo que quería era comérsela a
besos allí mismo. Él había prometido llevar allí a la mujer con la que querría
pasar el resto de su vida. Y algo siempre le había dicho que esa mujer sería
ella. Ella mejor que nadie sabía para qué estaban allí. No temía su declaración
y además, ella también había prometido algo. Solo iría allí con el hombre que
amaba. Y el fuerte apretón en su mano le decía que ese era él.

No pudo contenerse más y la cogió por la cintura
elevándola por los aires y girando sin parar con ella en sus brazos. Ocultó el
dulce rostro de la chica entre besos y rio sin cesar de pura felicidad.

- No puedo creer que esto sea real -afirmó el
joven, dejándola suavemente sobre el suelo.

Ella quiso decirle que ella se sentía igual, que
lo amaba y era la mujer más feliz del mundo. Pero él la acalló con un
apasionado beso. Aferró su mano y corrieron por el parque hasta que Joe
encontró el banco donde habían hecho sus promesas. Se sentaron en él y comenzó
a mirarla con adoración mientras le acariciaba la aterciopelada piel del rostro
¡Cuanto la amaba! Sabía que este día llegaría y serías tú a la que traería
-confesó Joe, con todo su amor reflejado en el rostro.

- Pues yo estaba convencida de que no volvería a
pisar este sitio nunca más -aclaró la chica, riendo junto a él.

- Pues me alegro de que por una vez te equivocases
-afirmó él bromista.

- ¡Yo no me equivoco! Simplemente las cosas han
salido de forma diferente a como me las había planteado -refunfuñó (Tu name),
con fingida irritación.

- ¡Ok! -exclamó el chico abrazándola mientras no
cesaba de reír- Pues me encanta tenerte aquí conmigo -explicó mientras la
sentaba en sus rodillas y le besaba el cuello- y que tú lo desees tanto como
yo.

- ¡Uhm! -fue lo único que pudo decir ella al notar
los sensuales labios sobre su sensible piel.

Ese hombre la hipnotizaba. Ella recordaba tener un
cerebro por alguna parte ¿Donde lo habría metido? Todo razonamiento o lógica se
evaporaba ante su contacto. Y no podía más que suspirar de satisfacción.

- Joe, estamos en un lugar público a la luz del
día -farfulló sin desear que cesase pero haciendo un esfuerzo por terminar- No
podemos seguir o ambos sabemos como acabaremos.

¡Oh, sí! Él sabía como acabaría. O mejor dicho
donde ¡Muy dentro de ella! Pero tenía razón, no era el lugar ni el momento.

- Sí -aceptó Joe esforzándose por levantarse y
ayudándola a ella para acompañarlo- Será mejor que caminemos un poco. O no
respondo de mis actos.



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