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| AMIGOS desconocidos (hot) | |
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angenick Comprometida Con...
Cantidad de envíos : 912 Edad : 31 Localización : Venezuela Fecha de inscripción : 14/12/2009
| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Abril 11th 2010, 16:13 | |
| Si ya era patética dejando que él la tratase como un trapo, sin motivo, no iba a darle más munición para que la atormentase aún más.
No se reconocía cuando se miraba al espejo. No podía creerse que estuviese de verdad tan mal por un hombre. Pero no era un hombre, se dijo pesarosa, ¡era Joe! Su Joe. Creía que siempre lo tendría a su lado, que nada lo alejaría de ella. Le gustaría tanto poder hacer algo para que así fuese. Pero ¿el qué? ¿Haciéndose su amante? Tampoco tenía claro que él le hubiese ofrecido tal cosa. Seguramente estaría con una cada noche y ya ni la recordaría. Estaba segura de ello. Ella no significaba nada para él. Joe estaría feliz sin tenerla a su lado. La habría sustituido por alguien mejor tanto en su cama como en su vida. Capítulo 38
Joe estaba desesperado, (tu name) no había ido a trabajar y nadie sabía el motivo. Había preguntado disimuladamente a algunas bailarinas. Ya preocupado había interrogado a todas ellas junto a camareros, porteros y conocidos. Ni Miley y Lincoln sabían nada. No sabía qué hacer, así que sin importarle la hora fue a su casa. No tenia clara la nueva dirección. Ya que desde que se había mudado a la casa con la que siempre había soñado su madre, él no la había visitado. Pero la encontró. Adormilada la madre de ella le abrió la puerta sorprendida por la visita. Le regañó por aparecer a esa hora de la madrugada y le dejó pasar sin hacer muchas preguntas. Lo adoraba como a un hijo. Siempre lo había dicho y tratado como a tal. Tras un rato de charla y sin mencionar que (tu name) no había aparecido por el trabajo, Joe se quedó petrificado al enterarse de que se había ido a vivir sola. Sabía que ella lo deseaba. Siempre habían soñado que lo harían juntos. Pero eran fantasías de niños y sus vidas nunca serían compatibles a tal grado. Vivir juntos sería absurdo, cuando ni siquiera se hablaban. Se despidió y disculpó con la emocionada mujer, tras pedirle que le diese la nueva dirección de su hija. Le había puesto la excusa de haber estado incomunicado por un viaje de negocios con su padre, y por eso no conocer los hechos. Era cierto que pasaba mucho tiempo trabajando con su padre últimamente. Incluso, había pensado irse a vivir solo él mismo ahora que estaba ganando algo de dinero. Pero era incapaz de hacer planes de futuro. Su cabeza solo podía pensar en una cosa. En una persona ¡(tu name)! Iría a verla y hablaría con ella. No soportaba ni un día más de tortura. No estaba preocupado por ella, se aseguro sin poder dejar de imaginar que estaba enferma y sola en un pequeño departamento, o que le hubiese pasado algo. Sin darse cuenta había aumentado la velocidad para llegar antes a su destino. Sabía que estaría bien. (tu name) era fuerte y no necesitaba de nadie. Ni siquiera de él, a su pesar. Pero tenía que asegurarse de que estaba bien. Largo rato más tarde llegó a la dirección indicada. Eran unos departamentos muy modernos y en buen estado. Se veía desde fuera que ninguna familia vivía allí. Seguramente solo hombres y mujeres de negocios que necesitaban un lugar en la ciudad de paso entre cada viaje. No sabía como (tu name) se podía permitir estar en un lugar así. Era consciente de que su puesto en el local de moda implicaría grandes beneficios, pero no recordaba que ella fuese de las que gastaban todo lo que ganaba sin ahorrar. Si seguía siendo la misma de antes guardaría la mayor parte en el banco y daría una generosa porción a su familia. Pero no era la de antes. Un motivo más para darse cuenta de que era una egoísta superficial. Viviendo por encima de sus posibilidades. Respiró hondo frente al apartamento 306 y llamó al timbre. Viendo que nadie abría volvió a llamar varias veces más. Se escuchó un pequeño ladrido, una leve regañina al autor del ladrido y segundos después se abrió la puerta. Suavemente ella se asomó para asegurarse de que era alguien conocido y cuando lo vio, abrió del todo. Se veía preciosa con el pelo revuelto y la fina bata. Se encontró sonriéndola como un bobo. Ahora que la veía se daba cuenta lo muchísimo que la había echado de menos. (tu name) no estaba segura de que estuviese despierta del todo ¿Qué hacía Joe en su casa? ¿Cómo había conseguido su dirección? ¿Y para qué? Lo miraba atónita esperando una explicación. Pero viendo que él solo la miraba muy sonriente intentó reaccionar ¡Estaba en bata! Seguro que tenía que estar horrible. No le extrañaba que él se hubiese reído de su aspecto. Tenía que tener el pelo hecho un asco. Se peino disimuladamente con los dedos mientras hacía un gesto para dejarlo pasar. Él observó la vanguardista decoración. No era el hogar acogedor de una familia ni el pequeño apaño de una asalariada media. Aquello había sido decorado por un especialista, estaba seguro ¿De donde había sacado ella el dinero? ¿Qué más ocultaba? - Siéntate si quieres -dijo (tu name) tímidamente señalando al sofá de diseño. - Gracias -repuso ceñudo sentándose- Una casa muy bonita. - Sí lo es. Algún día cuando tenga la mía espero que se parezca a esta -explicó ella emocionada admirando de nuevo cada detalle como llevaba haciendo desde que se mudó allí. - ¿Ya estaba decorada cuando tu viniste? -preguntó sinceramente interesado. - ¡Oh sí! Pedro, un compañero de la oficina, en realidad, uno de mis jefes, es el dueño. Sabía que yo buscaba donde quedarme y me la ofreció. Me cobra una miseria por vivir aquí. A cambio tengo que mantener libre la otra habitación para cuando él vuelva de sus negocios. No es normal que pase mucho por aquí y cuando lo hace suele quedarse en su casa, que es más grande. Pero como la casa esta lejos y este depa esta justo al lado de la oficina, no quería perder su acceso a él -concluyó la explicación con una sonrisa. - Entiendo -contestó Joe examinando la mesa como si estuviese probando si fuese capaz de atravesarla con la mirada. De todo lo dicho por (tu name), Joe solo había entendido que ella se había hecho amante de un ricachón que le había regalado un bonito sitio donde vivir y poder meterse en su cama cuando quisiese. Maldijo a la maldita superficial que tenía frente a él. Pero ¡que hermosa era! aún despreciándola como lo hacia en esos momentos, lo dejaba sin aliento con una sonrisa. - Y... -se aventuró a decir (tu name)- ¿qué haces aquí? - No has ido a trabajar y todos estaban preocupados -afirmó sin interés. "Todos estaban preocupados" ¿Él lo estaría? se preguntó (tu name) intentando no tener esperanzas por ello. Pero fue imposible, y una oleada de felicidad la invadió. - Estaba muy cansada por la mudanza y no me encuentro con la energía suficiente para enfrentar a un puñado de millonarios consentidos con ganas de desinhibirse -explicó (tu name) bromista. - Pensaba que te gustaba tu trabajo -afirmó Joe pensando que una vez más se equivocaba con ella. - Se me da bien. Tampoco me disgusta. Es solo que a veces no es fácil sonreír y dar la cara ante tanta gente cuando no te sientes bien -comentó con pesar. - Supongo -dijo él asintiendo. Estaba seguro de que en el estado en el que él estaba sería incapaz de hacer un trabajo de cara al público. Pero ella era una manipuladora profesional y no tendría problemas en fingir. Aunque no sería necesario porque ella no tenía motivos para estar mal. Era evidente que todo le iba a las mil maravillas. (tu name) sabía que si él había ido hasta allí era por algo. No era para asegurarse de que estaba bien y ya está. Estaba segura de que la habría buscado aunque no hubiese desaparecido sin dar señales. Le pareció que quizás él tenía algo de lo que hablar con ella. - Creo que no es de mi trabajo o mi casa de lo que has venido a hablar -aseguró (tu name) mirándolo expectante. Joe la miró atónito durante unos segundos y después sonrió. Ella si seguía leyéndolo como un libro abierto. Estaba claro que no podía ocultar lo que deseaba decirle, lo que deseaba que pasase, lo que deseaba de ella ¡Lo que la deseaba! - Quería saber si te has planteado mi propuesta -dijo Joe sin dar más rodeos. ¡Hablaba en serio! ¡La quería como su amante! (tu name) no sabía si ofenderse por la proposición, otra vez, o alegrarse de que aún la deseara. Su cuerpo optó por alegrarse sin consultarle primero. No deseaba meterse en su cama, sino en su corazón. Pero eso no sería posible. Había sido muy duro estar sin él. Pero no estaba segura de que estar con él en esos términos no lo fuese a ser más. No podía decidirse a darle una respuesta y menos cuando la estaba mirando con esa cara inescrutable. Parecía no tener ninguna emoción hacía ella ¿Cómo podía plantearse mantener una relación con alguien a quien le importaba un rábano qué fuese de ella? Daba igual que solo fuese una relación sexual, para ella tenía que haber algún sentimiento. No iba a acabar bien parada si decía que sí | |
| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Abril 11th 2010, 16:14 | |
| Nunca en su vida había conocido a un hombre tan despreciable, se dijo (tu name) furiosa. Admitía que lo amaba y que no podía estar sin él. Se había planteado convertirse en su amante todos los días desde que él lo insinuó. Pero escucharlo de sus propios labios con tanta frialdad hacía que cualquier esperanza de que pudiese ser algo más, desapareciese.
- Lo he pensado -admitió (tu name) con reservas.
Joe suspiró aliviado. Había contenido el aliento desde que confesase sus intenciones hacía ella, temeroso de que lo echase de allí de una patada. Por una parte estaba furioso por corroborar que ella pudiese aceptar tal degradación, la cual jamás se le habría planteado discutir con su buena amiga. Pero la parte de felicidad por tenerla de nuevo entre sus brazos fue mayor.
Pero no había dicho que sí, solo se lo había pensado. Tenía que decirle que sí. O sería capaz de secuestrarla y no dejarla salir nunca de su cama. En el estado en el que estaba sería capaz de cualquier cosa.
- ¿Y qué has decidido? -preguntó Joe serio. Se recordó que debía respirar mientras esperaba impaciente la respuesta.
No sabía qué responder. Hasta un segundo antes de verlo la respuesta era "no". Pero en el mismo instante en el que lo vio su decisión se tambaleó. Ya lo había perdido. Si no funcionaba no perdería nada. Salvo su integridad, orgullo, autoestima,... además, de estar segura de que le haría daño.
- Dependerá de los términos -respondió con la misma frialdad que él.
¿Eso era un sí? Joe se vio a si mismo dando saltos de alegría en su mente. Exteriormente puso cara de disgusto. No tenía claro a que se refería, pero había posibilidades de que no hiciese falta secuestrarla.
- ¿Quieres un contrato o algo así? -bromeó Joe.
- Algo así -afirmó (tu name) desconcertándolo.
¿Qué tenía en mente esa malévola mujer? No tenía la menor intención de ceder a su chantaje. Era una manipuladora y lo sabía. No había nada que ella pudiese hacer para convencerlo.
Habría seguido maquinando en contra de ella, pero se quedó embobado con la suave piel que la bata dejó entrever al cruzar las piernas ¡Era perversa! Pero era aún más bella.
(tu name) no se iba a dejar pisotear por ese cretino. Aceptaba ser tan estúpida como para convertirse en su amante porque lo amaba pero no se dejaría humillar. Ya lo estaba haciendo bastante bien como para empeorarlo. Su concepto de si misma había descendido a grados inferiores del lodo, y no dejaría que él la hundiese más.
- No me voy a meter en tu cama sabiendo que me odias -explicó (tu name) intentando aguantar la oleada de dolor y reprimendas que vagaba en su interior.
- Ya te dije que no te odio -repuso Joe con avidez.
- Solo me desprecias -dijo ella y él no pudo corregirla ¡Lo sabía! se grito a si misma conteniendo las lágrimas. Era lo que siempre había temido, ser una mala persona y que él la odiase por ello. Se había esforzado tanto en creer que él tenía razón cuando le decía que era especial y única. Pero ya nadie lo pensaba. Todos sabían que no era más que una chica sin gracia a la sombra de lo que fingía ser. Intentó recomponerse y continuó segura de poder llegar a un trato- Me da igual cuales sean tus sentimientos -espetó mientras él la fulminaba con la mirada- pero no voy a soportar que me insultes ni trates mal.
- Yo nunca he hecho tal cosa -musito Joe intentando recordar cómo la había tratado esas últimas semanas.
- Lo has hecho -afirmó ella con fingida tranquilidad- Si tú quieres mi cuerpo, yo quiero mi dignidad.
- Hablemos entonces de tus términos.
No podía creerse que se le estuviese vendiendo en un contrato hablado. Era lo que él quería, pero le sorprendía que aceptase. Era aún más frívola que su madre. Seguramente querría que le hiciese regalos, toda su atención y que la siguiese como el perrito faldero que siempre fue. Si ella aceptaba volver a su cama, él aceptaría todas sus condiciones. Pero no dejaría que ella lo viese tan dispuesto a ceder.
(tu name) nunca se había sentido más humillada en toda su vida. Se dijo que lo hacía para recuperarlo, que estando cerca de él podría reconquistarlo, al menos, como amigos. Pero nada la convencía de que lo que estaba haciendo era lo más deshonroso que había hecho en su vida. Y lo peor era que, para él, parecía que le estaba haciendo un favor invitándola a su cama. No sabía por qué la buscaba a ella y no a otra cualquiera. Seguramente pensaba que ella era la única ¡imbécil que aceptaría semejante trato. Pero lo haría solo si él aceptaba tratarla con respeto.
- Yo no soy Taylor-aclaró (tu name) irritada por los recuerdos- No vas a tener la puerta abierta a mi dormitorio siempre que tú quieras.
- La propuesta es precisamente esa -protestó furioso. La quería tener siempre que él quisiese. No quería tener que hacer méritos para poder poseerla. Ella quería tenerlo a sus pies y no lo iba a permitir.
- No. La propuesta es, y vamos a ser claros, que me convierta en tu amante -afirmó ella levantándose y caminando frente a él- Pero hasta una amante tiene sus principios.
- ¿Y cuales son los tuyos? -preguntó airado pensando que ella pudiese ser la amante de otros hombres ¿Habría tenido esa conversación con otros? ¿Con el dueño de ese departamento?
- Volverás a tratarme como antes -ordenó la rubia cruzándose de brazos tajantemente.
- No he dejado de hacerlo. Nadie ha notado nada diferente entre nosotros hasta que tú te has desaparecido -explicó Joe confuso.
- No solo frente a los demás. Me tratarás con dulzura y respeto, siempre -concluyó esperando la aceptación.
- ¿Tengo que ser un hipócrita que te pone buena cara aunque este enfadado? -preguntó crítico.
- No. Tienes que volver a tratarme como a un ser humano y no un desecho. Puedes enfadarte cuanto quieras siempre que discutas conmigo de una forma civilizada y no me insultes sin fundamentos -informó (tu name).
- Me parece justo -aceptó él algo más relajado- ¿Algo más?
- Nadie puede conocer nuestro trato -respondió (tu name) autoritaria.
Dudaba de que fuese para preservar su buen nombre, ya que ella misma se encargaba de echarlo por tierra siempre que tenía oportunidad. Seguramente no quería que sus otros amantes se enterasen. Y eso lo ponía más furioso. Si ella tenía sus exigencias él también las tenía.
(tu name) se alarmó al verlo levantarse furioso y plantarse frente a ella con el rostro sombrío.
- Como te he dicho, yo no soy Taylor-dijo antes de que él pudiese gritarle nada- No quiero exhibirte como un trofeo. Mi intimidad es solo asunto mío. No tiene por qué enterarse todo el mundo -explicó (tu name) viendo como se relajaba la expresión en el rostro de Joe.
- De acuerdo. Yo tengo otra condición -afirmó él serio.
- ¿Cual? -preguntó alarmada y sorprendida.
- No habrá ningún otro hombre -ordenó posesivamente Joe reprimiendo el deseo de abrazarla.
- Solo si no hay ninguna otra mujer -repuso ella más relajada. Sería una relación exclusiva. Podía respirar aliviada.
Si pudiese estar con otra mujer no estaría tan desesperado como para ir a rogarle que volviese a su cama. Ese era el problema que no podía estar con otra que no fuese ella. Pero no se lo diría.
- Si no hay otro remedio -dijo Joe con fingido pesar- ¿Tenemos un trato?
- No. Aún queda algo -aclaró ella- No solo será sexo. Volveré a estar con el grupo y haremos cosas juntos como antes.
- Vale. Yo también tengo otra condición. Dos en realidad -se corrigió sonriendo malévolamente.
- Adelante ¡Suéltalo! -le pidió (tu name) con fingida tranquilidad.
- La primera es que no pasaremos más de dos noches separados -informó él mientras observaba atentamente la expresión de ella.
- De acuerdo -aceptó (tu name). Si fuese por ella ni cinco minutos.
- Y la otra... -dudó unos segundos y continuó- Da igual si estamos enfadados o no, el lugar donde estemos o quien esté delante, tengo derecho a un beso por día.
¿Solo uno? Ella había pensado en ciento, miles... No le gustaba como pensaba ese hombre. Cada vez estaba más segura de que esa relación iba a ser una tortura parar ella.
- Quiero decir -intentó aclarar Joe al ver la cara de sorpresa de ella- que tengo una especie de carta bajo la manga. A parte de los besos que nos podamos dar voluntariamente y por mutuo deseo, yo puedo pedirte un beso aunque tú no quieras.
- ¿Un beso contra mi voluntad? -preguntó intentando comprenderlo.
- Estoy seguro de que no vamos a estar muy amistosos todos los días. Así me aseguro de tener al menos un beso como yo lo desee -explicó él deseando finalizar el trato.
- Ya veo- pudo decir (tu name). Ella estaba de acuerdo en eso.
- Entonces ¿hay trato? -preguntó ansioso.
- Sí hay trato -le confirmó (tu name) con media sonrisa.
Ninguno de los dos supo como sellar el pacto. El ambiente se puso tenso, sus miradas recorrían una y otra vez el cuerpo del otro, y ambos notaron como se les secaba la boca, el corazón les latía más rápido y una extraña molestia inundaba su estomago. Pero no había dolor en todo aquello, solo era nuevo y desconcertante. No había con otra persona con la que les pasase eso. Cada uno contemplaba la visión del protagonista de sus fantasías de las últimas desesperadas semanas. Al fin, nada se interpondría entre ellos. Podrían dar rienda suelta a su deseo. Capítulo 40
Con un movimiento casi imperceptible, comenzaron a acercarse buscando el contacto con el otro. Las ganas de besar y acariciar al objeto de deseo, era superior a cualquier lógica. No importaban los reproches que cada uno tuviese sobre el otro. Si eran justificados o no. La naturaleza del desprecio de cada quien por el otro. Lo único importante era la urgencia de sus cuerpos por unirse. Ambos parecían aceptarlo e intentar calmar el fuego entre ellos.
El contacto era inminente. Sus labios casi se rozaban cuando un pequeño quejido los saco de su ensimismamiento. Se miraron algo aturdidos y volvieron a escuchar el mismo ruido. Esta vez lo distinguieron como un ladrido. (tu name) se agachó y cogió en brazos a su pequeña perrita, dándole gracias en silencio por su interrupción. No debía dejarse llevar. Tenía que controlar aquello o sería su perdición. Él no perdía nada con ese acuerdo, pero ella podía perderlo todo. Lo amaba y sabía lo mucho que podría sufrir si dejaba que él la utilizase como estaba claro que pensaba hacer.
Se recordó que el objetivo del trato era hacer que se rehiciese un lazo de cariño entre ambos. La cercanía y el tiempo juntos a la fuerza tendría que hacerlo. Le recordaría a Joe lo bien que estaban juntos, y haría que él desease volver a ser su amigo. Tenía claro que eso era lo que quería lograr. Sabía que al principio tendría que luchar contra la lujuria, de ambos. Pero tenía clara su meta. Lo hacía todo para recuperar a su amigo.
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| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Abril 11th 2010, 16:16 | |
| Joe quiso jugar a fútbol con esa pequeña bola de pelo cuando los interrumpió. Estaba tan cerca de tenerla de nuevo... Pero era posible que aún fuese pronto, se dijo entre suspiros de frustración. Pero temía que si esperaba ella cambiase de opinión. No podía aplazarlo mucho. Esa no sería la noche, el ambiente era demasiado tosco y ella se veía cansada de verdad. Decidió que lo retrasaría hasta el día siguiente. Pero no podía aparecerse y reclamar su parte del trato, tenía que ser algo más sutil. Recordó que al día siguiente los chicos habían quedado en casa de Kevin para hacer una barbacoa. Él no había aceptado ir porque se aburría en presencia de ellos. Sin (tu name) o Lincoln la compañía del resto era insoportablemente aburrida. Cumpliría su parte del trato y haría aparición pública con ella, para volver a hacer cosas juntos.
Maldijo a la mascota al ver que se llevaba su ansiado beso. Se quedo embelesado al verla sonreír y cuidar tan dulcemente al pequeño animal. Cuando lo soltó de nuevo para que este corretease por toda la sala, reaccionó.
- Mañana -consiguió decir Joe saliendo sus fantasías- he quedado con los chicos en casa de mi primo. Puedes venir y así acallas los rumores.
- ¿Cuales son los rumores? -preguntó curiosa.
- Unos dicen que te me declaraste y yo te rechacé -contuvo un gruñido al verla reírse.
- Veamos si adivino ¿Esa gran deducción fue de la mundialmente conocida por su intelecto, Taylor? -se burló (tu name) riendo.
- Y la mayoría de las chicas. Los chicos creen que... -no continuó y la devoró con la mirada.
- ¿Qué? -quiso saber (tu name) impaciente. Sabía que lo chicos la consideraban como una especia de estrella televisiva desde que dejó de ocultarse. Tenía curiosidad por saber que habrían pensado.
- Que te buscaste amigos o un novio más cool y te hartaste de mí -confesó furioso por la idea.
- Siempre los he tenido y nunca le he dado la espalda a nadie -afirmó ella seria.
- ¿Vendrás entonces? -le pidió Joe sorprendido por la ansiedad que le provocaba el que pudiese negarse.
- Claro. Dime hora y allí estaré -anunció muy sonriente, despejando todos sus temores.
- Vendré a recogerte sobre las diez. Abrígate la casa de Kevin no es como la mansión de Lincoln. Es probable que la carne se nos congele en vez de hacerse -bromeó irritado al recodarla en la fiesta de su amigo. No conseguía quitarse la imagen de su perfecto cuerpo envuelto en esa prendo minúscula, y a todos los hombres babeando por ella.
- ¿Lincoln no irá? -vio como Joe se encogió de hombros- Lo llamaré para que venga. Avisa de que cuenten con dos más. Es incapaz de separarse de Miley más de cinco minutos.
- Sí -aprobó Joe con una mueca- Creo que ya lo atraparon.
- Pobre de mi Mai. Es ella la que está secuestrada -bromeó risueña, provocando un sentimiento de ternura en Joe- No puede ni venirse de compras conmigo sin que él la llame cada dos segundos para ver que está bien, preguntarle si le echa de menos o para recordarle lo mucho que la ama ¡Dios! ¡Es agobiante! Por suerte ella tiene más paciencia que yo. No mucha, pero más que yo.
- Por suerte para ti no tienes que aguantar a ningún hombre pendiente de tu bienestar -replicó irritado ¿Si no quería sus atenciones para que había aceptado el trato? Se supone que lo que deseaba de él era que la consintiese, y ahora decía que no soportaba que estuviesen pendientes de ella. Sabía que la antigua (tu name) no soportaba a las parejas empalagosas. Pero esa no era ella, se dijo furioso.
Su amiga nunca había existido. Seguramente estaría haciendo de nuevo un papel y lo que quería era que él la buscase y diese cuanto quisiese sin parecer que lo pedía ella. Si quería que fingiese que sus atenciones le salían de puro deseo de complacerla, lo haría. A cambio se encargaría de que ella lo complaciese a él después.
(tu name) se recriminó por haber hablado de ese tema. Era verdad que no soportaba que los hombres o mujeres agobiasen tanto a sus parejas. Pero si deseaba volver a tener cerca suya a su amigo no era la manera diciéndole que no soportaba que estuviesen pendientes de ella. Sabía que en el estado en el que estaba su relación lo último que obtendría de él es exceso de atenciones. Era mejor que aceptase la cita y cambiase rápido de conversación.
El ambiente era muy tenso y Joe vio como se le escapa un lánguido bostezo a ella. Así que se acercó a la puerta lentamente haciendo clara su intención de irse. (tu name) la aceptó y sonrió como despedida. Esperó a que él dijese algo para dar por concluida la visita.
- Nos vemos mañana. Vendré por ti, no te retrases -le sugirió Joe con una tímida sonrisa. No quería irse. Sabía que tenía que hacerlo pero no lo deseaba.
- Yo nunca me retraso. Estaré más que lista cuando llegues -le informo ella desbastándolo con una sonrisa- Además, tengo que levantarme temprano, tengo algunas cosas que hacer.
- Bien. Entonces... -la partida era inminente y a Joe no le quedó de otra que despedirse- Adiós. Hasta mañana.
-Adiós -repitió (tu name) a la puerta vacía, triste y sorprendida por lo rápido que se había marchado. Caminó aprisa por los pasillos deseando golpear algo. Había conseguido lo que quería ¿no? Ella había aceptado meterse en su cama de nuevo. No tenía que impacientarse. La tendría al día siguiente. Podía aguantar un día.
No, no podía aguantar, afirmó mientras corría de nuevo al departamento de (tu name). Llamó desesperadamente como si hiciese años que no la veía. Cada segundo que tardaba en abrir le parecían horas ¿Cómo podía tardar tanto en abrir esa maldita puerta? Apoyado en el marco y frotándose impaciente la nuca, esperó que abriese.
A (tu name) le sorprendió escuchar de nuevo que llamasen a su puerta. No podía ser él ¿Se habría dejado algo? No recordaba que trajese nada. Miró a su alrededor pero no vio nada. A toda prisa abrió la puerta y se lo encontró frente a ella. No parecía el déspota que la miraba por encima del hombro ni tampoco el extraño que tanto la desconcertaba por sus conductas impredecibles. Se veía ansioso, inseguro y algo vulnerable. Era el Joe que ella conocía. Y no pudo más que sonreír.
Joe intento tragar el nudo que se formó en su garganta cuando la volvió a ver tan despampanante como para no cansarse de mirarla nunca. Se recordó que tenía que decir algo y respiró hondo.
- Según el trato tengo derecho a un beso por día -le recordó Joe con una sonrisa devastadora.
- ¡Oh! -susurró ella parpadeando algo confundida. Notaba como el corazón se le aceleraba. Y el que él quisiese besarla, no ayudaba en nada a que sus emociones se relajasen.
Joe observó maravillado la perfección de su rostro. Su sonrosada boca entreabierta y sus enormes ojos abiertos como platos por la sorpresa. Era la imagen más tierna que nunca había tenido de ella ¿Cómo podía ser tan sexy y tierna a la vez?
(tu name) exigió a las mariposas de su estómago que se estuviesen quietas e intentó enlazar varias palabras en una frase coherente.
- Yo... ¡ahm! Pues... -no consiguió su objetivo de decir algo comprensible.
Joe sonrió con seductora malicia y la rodeó por la cintura mientras que su otra mano se hundía en su cabello, cubriéndole la nuca. Se acercó a su rostro sin dejar de mirarle los labios, con la misma sonrisa, seguro de su poder devastador. Rozó con su nariz la mejilla de ella, preparándola para el contacto, creando una intimidad excitante y sensual. Se retraso unos segundos en dar el beso, para después devorarla con hambrienta pasión.
Ella tenía claro que era incapaz de pensar y con cada suave toque de su lengua lo tenía aún más claro. Disfrutó ese bendito beso hasta su odiado final. Por unos segundos fue incapaz de abrir los ojos y volver a la realidad. Nadie en su vida la había besado así. Nada podía compararse a lo que sentía cuando él la tocaba. Cualquier encuentro de cualquier tipo que pudiese haber tenido antes, se convertía en un chiste comparado con el cosquilleo que dejaba cada huella sobre su piel, la facilidad con la que le hacía estremecerse, el paraíso que encontraba en su contacto y el arrebatador deseo por repetir cada sensación obtenida de cada caricia.
Verla allí frente a él, con los labios hinchados del beso, las mejillas sonrosadas y sus preciosos ojos cerrados como si aún saborease el beso, era demasiado para su autocontrol. Se exigió salir rápido de allí, porque sabía que sino no lo haría nunca. Le dio un fugaz beso en los labios como despedida y con un simple "adiós" se marchó de nuevo.
Ese beso impidió que (tu name) volviese a recuperar la cordura cuando estaba apunto de conseguirlo. Respiró hondo y se tranquilizó para solo poder encontrarse con un pasillo vacío, cuando al fin abrió los ojos. Cerró la puerta y se apoyó en ella. El amor le hacía patéticamente vulnerable. Pero que rico se sentía. Capitulo 41
A la hora prevista Joe fue a recogerla. Había pasado la noche calculando cuanto de cerca era recomendable que estuviese de ella. La noche anterior se había sobrepasado y ni siquiera habían llegado a la cama. Era algo físico, se recordó Joe haciendo un esfuerzo por creérselo. No debía tratarla como a una novia o una amiga especial. No lo era. Solo tenían en común el sexo. Y si tenía que actuar frente a todos, era para conseguirlo. No lo hacía porque echase de menos a su amiga. Para él sería un sacrificio para conseguir su objetivo. Pero un cuerpo como ese, bien merecía la pena. Solo tendría que soportar un almuerzo aburrido con los chicos y después podría estar toda la noche con ella.
Al llegar ella ya estaba lista y como le había pedido, iba muy abrigada. Llevaba unos vaqueros ajustados que Joe pensó que moriría de placer cuando se los quitase, unas botas altas blancas a juego con el abrigo de piel, un gorro que solo dejaba al descubierto su cara y dos hileras de tirabuzones, y una blusa entallada apenas perceptible por la gran bufanda que la tapaba casi por completo. Daba igual qué o cuanta ropa llevase siempre se veía bellísima. Pero que ¡imbécil había sido de no darse cuenta antes. Siempre se lo reprocharía. Al igual que el dejarse engañar por una mujer. Se había jurado que no lo haría.
Cuando volvió a vivir con su padre prometió no dejarse enredar por ninguna mujer como su madre. Había conseguido librarse de ella y no necesitaba a otra parecida. Pero (tu name) era igual, bella y superficial. Lo manipulaba para que pensase que lo quería cuando lo único que deseaba era un payaso a su lado que saltase cada vez que ella se lo pidiese. Pero él no lo haría.
(tu name) intentó asimilar que tenía algo parecido a una cita con Joe. No lo consiguió. Si había sido duro tenerlo lejos, en ese momento era aún más incómodo y desconcertante ir frente a todos como si fuesen los amigos de siempre cuando ambos sabían que no era así. Tenía claro que él solo la llevaba para cumplir su parte del trato y así obtener sus favores. Pero aprovecharía el día, le recordaría lo que era pasar tiempo juntos, como amigos.
Fueron los primeros en llegar. Poco después, llegaron los chicos. A continuación Lincoln y Miley. Y por último las chicas con mil excusas por su tardanza. Los hombres se reunieron alrededor de la parrilla y las animadoras cotorreaban a la par que servían algunas bebidas. (tu name) se alejó de ambos grupos una vez explicado que su desaparición se debía a un nuevo trabajo y mudanza, y se sentó junto a su pareja de amigos.
Joe los observaba desde la distancia. Ella se veía preciosa cuando se reía, pensó extasiado, ignorando lo que su primo le estaba contando. Era evidente que las chicas habían hecho complot en contra del pobre Lincoln y se estaban riendo a su costa. Le gustaría poder estar allí. Pero no debía hacerlo. Se había prometido mantener las distancias con ella. No caería en su telaraña. Solo hablaría con ella lo justo y necesario. Solo cuando ella se lo pidiese. Había decidido que acabasen los conflictos, así que haría todo lo posible para no enfadarla de nuevo. Pero no se dejaría engañar. Ella era una víbora y él lo sabía. Inmerso en la visión más bella que sus ojos nunca antes habían tenido el placer de admirar con tanta devoción, no se percató de que Taylor se le había acercado. Le acarició suavemente el brazo haciéndolo bajar de nuevo a la realidad. Le entregó una cerveza y este se lo agradeció. Y continuó mirando a su preciosa y secreta amante. Como deseaba el momento en el que se hiciese un hecho. Pero tendría que esperar unas horas aún.
Taylor se dio cuenta del ensimismamiento de Joe y la dirección en la que miraba. Ya todo el mundo llevaba tiempo hablando de que se miraban de una forma diferente, aunque nadie le dio mayor importancia. Pero ella sabía que sí la tenía. Sabía que Joe era un don Juan y el afecto que le tenía a (tu name). Si unía ambas cosas el resultado no le gustaba.
- Que bien que haya vuelto (tu name) -dijo Taylor intentando, sin éxito, parecer sincera. Joe desvió la mirada para ver a la morocha (Tay es morocha chicas xD) a los ojos y soltar una sincera carcajada.
- Estoy seguro de que si te hubieses enterado antes de que venía le habrías hecho una fiesta de bienvenida -repuso Joe en tono sarcástico.
- No somos amigas pero creo que tampoco enemigas. No le deseo ningún mal -protestó la chica verdaderamente ofendida.
- Me alegro de que no la consideres tu enemiga porque acabarías perdiendo la guerra contra ella -comentó él con un tono casi imperceptible de desprecio y orgullo a la vez por la bella rubia (tu).
- Ni ella es tan inteligente ni yo tan tonta ¿sabes? –replicó Taylor irritada.
- No lo decía por eso. Ella tiene bastante más maldad que tú -le explicó fulminando en la distancia a (tu name)- Si ella quisiese hacerte daño, tiene más armas que tú para hacerlo.
- Pareces enfadado ¿Se han peleado? -preguntó la morocha esperanzada.
- ¡No! Solo decía -concluyó Joe recapacitando en el error que había cometido casi descubriéndose frente a Taylor.
La conversación con Taylor continuó tan aburrida como era de esperar, pero el interés por seguir escuchándola fue mínimo cuando vio a su primo sentarse junto a (tu name). Observó complacido la cara de desprecio que le puso ésta, y como sus amigos se reían tras la marcha apresurada de su primo. Imaginó que ella lo había espantado ¿Se suponía que él debía hacer lo mismo con Taylor? No estaba haciendo nada malo. Además, ellos no eran pareja. Mantendría su acuerdo de exclusividad, ya que no tenía ningún interés por ninguna otra mujer. Pero no se debían explicaciones.
Sus propias palabras se volvieron en su contra al verla acercarse a la mesa donde estaban las bebidas. Todos los chicos la rodearon y comenzaron a charlar animadamente. Ella los sonreía y contestaba a todos los comentarios. Quiso matarlos a todos y encerrarla a ella en un lugar donde nadie la pudiese ver nunca. Caminó a toda prisa hacía ellos y se unió al grupo haciéndose un hueco al lado de (tu name) de un empujón.
- Hola -saludó Joe marcando territorio, colocándole el brazo por encima de los hombros a (tu name). Todos captaron la indirecta y se fueron- ¿Qué haces? -le preguntó irritado.
- He venido por algo de beber. Esperaba a que una cerveza viniese mágicamente hasta mí, pero viendo que no pasaba, me he tenido que levantar -bromeó (tu name) risueña.
Joe ignoró tanto el chiste como a ella y caminó, dándole la espalda, hacía Lincoln y Miley. Ella lo siguió, no porque desease hacerlo sino porque se dirigían al mismo sitio.
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Abril 11th 2010, 16:31 | |
| Él decidió que su idea de mantenerse lejos no era conveniente cuando había tantos buitres cerca. Así que se quedaría con ella. Aunque no le gustase la idea de compartir tanto tiempo con ella. (tu name) supo desde el mismo momento en el que vio a todos los chicos cerca de la mesa donde estaban las bebidas, que era el momento perfecto de ir por algo para tomar. Si Joe pensaba que se iba a librar de ella tan fácilmente, estaba equivocado. Sabía que era un posesivo y un celoso. Siempre lo había sido, incluso, de pequeños cuando su papá lo fastidiaba diciendo que ella quería más a su padre que a él. Joe se había puesto a llorar desconsoladamente hasta que (tu name) le había dicho que no era cierto, que él era la persona a la que más quería en el mundo. Ese era su punto débil y lo pensaba explotar.
No entendía como había podido olvidar todo lo que habían vivido juntos. Eran demasiados recuerdos para desechar por un error. Ni ella, que se consideraba la peor persona sobre la tierra, creía que se mereciese el trato que le estaba dando. La trataba como a una desconocida con la que compartió una noche loca y quería repetir la experiencia sin ataduras. Pero si él pensaba que era una manipuladora, podía estar seguro de que lo sería. Convertiría su gran plan de sexo sin compromiso en su perdición. Volvería a tratarla como se merecía o se alejaría de el para siempre, pero no lo dejaría aprovecharse de ella. Nunca.
A Joe le costaba mucho esfuerzo mantenerse al margen de las bromas y fingir desinterés. No quería que ella supiese que estaba disfrutando de la conversación. Así que se mantendría como un espectador, mientras las pequeñas arpías se divertían a costa de las anécdotas de Lincoln.
- ¡Oh, vamos, Mai! No te rías del pobre Linc -ordenó risueña (tu name)- Ya ha dicho que estaba borracho. Y nosotras hemos hecho cosas peores en ese estado.
- Nunca me he desnudado en una clase a primera hora de la mañana -replicó Miley recordando la historia contada por su novio.
- ¡Ya! Porque nuestras borracheras solían acabar a eso de las diez -le recordó la rubia con una sonrisa maliciosa.
- Que peligrosas tenían que haber sido ustedes juntas -afirmó Lincoln examinando la sonrisa pícara de ambas.
- Es una pena que ya no podamos. Cuando éramos bailarinas, después del show nos íbamos de fiesta. Pero ahora yo tengo que quedarme a recoger la barra y (tu name) es la última en irse -explicó la chica añorando los viejos tiempos.
- Hablas demasiado en pasado. Y tengo toda la intención de no dejar de divertirme simplemente porque a ustedes se les haya dado por ser formalitos -protestó (tu name) con el ceño fruncido haciéndole un mohín a su amiga.
- Claro que puedes contar conmigo. Siempre que no acabemos como en la fiesta del Vodka -replicó Miley, estallando ambas en carcajadas.
- ¡Quiero saber qué pasó! -rogó Lincoln con una gran sonrisa.
- Nada. Solo que tu novia quería irse a vivir a una maquina de tabaco -comentó (tu name) sin poder parar de reír.
- No lo entendí, pero estoy ansioso por escuchar la historia -afirmó el rubio divertido.
- Pues aquí mi amiga, que con la borrachera se me perdió, y cuando me la encontré estaba frente a una maquina de tabaco dándole desesperadamente a los botones y pidiendo que le abriesen que quería subir a acostarse -contó (tu name) llorando de la risa. Joe no supo cómo consiguió no soltar una carcajada. Pero la aguantó.
- ¡Aich! ¡Cállate! -le tiró unas patatas a la cabeza mientras también se reía con el recuerdo- Yo solo confundí los botones con los de un portero automático, no me dio como a otras -recalcó la palabra pronunciando cada sílaba para que supiese que se refería a ella- por montarme en un árbol y quedarme dormida allí.
- ¿Qué? -preguntó Lincoln sorprendido.
- Como lo oyes. Se subió a un árbol y se quedó dormida. No sé como no se cayó y se mató -protestó Miley, con una mirada de reproche.
- De pequeña la hacía mucho. Cada vez que no la encontrábamos por ninguna parte, estaba sobre algún árbol cercano -explicó Joe en un tono tierno por los recuerdos.
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Abril 11th 2010, 16:37 | |
| - Pero ¿a qué no llevaba minifalda y tacón de aguja? -le aseguró Miley.
- ¡No! -se dio por vencido en la batalla y soltó una carcajada. Imaginársela con ese atuendo subiéndose en un árbol, era una locura que solo ella podía hacer.
- Tú lo que tienes es envidia porque ni con ropa deportiva eres capaz de subir -se burló (tu name) de Miley sacándole la lengua.
Joe se estaba divirtiendo, no lo quería admitir pero así era. Y (tu name) era la misma chica loca y divertida que él conocía. Se negaba a ceder tan rápido pero no quiso estropear la charla. Y aunque de vez en cuando conseguía volver a ponerse serio, su amiga contaba algo que lo hacía recaer. La echaba tanto de menos. Su risa. Sus locuras. Su compañía ¡A ella! Capitulo 42
La felicidad de (tu name) al ver como Joe se reía y compartía una tarde agradable entre amigos, se esfumó en cuanto se montaron en el coche. Una vez solos él había vuelto a su expresión indescifrable y respuestas toscas. Se había dado por vencida y no había vuelto a hablar, ni preguntar nada más. No soportaba la idea de que la tratase mal de nuevo, y prefirió evitarlo.
Por unas horas Joe había vuelto a ver a su compañera de travesuras, su amiga del alma, la única persona sobre la Tierra en quien había confiado. Y eso lo destrozó. Prefería pensar que su amiga no existía, a pensar que era esa niña superficial y egoísta. No, lo que en realidad no soportaba era que ella pudiese seguir siendo ese ser tan especial que él conocía. Cuando la consideraba única, era única en todo. Solo él la veía así. Pero esa radiante (tu name), lo era para todos. Todos podían verla. No soportaba que todos pudiesen tener acceso a algo que él consideraba solo suyo. Y la odiaba por ello.
En breve llegarían a su casa y no quería que ella notase lo furioso que estaba. Así que decidió hablar de algo. Calmarse un poco. Si seguía comportándose como un gruñón ella se desharía de él. Le había quedado más que claro que su puesto podría ser ocupado por cualquier otro. Estaba seguro de que la lista de espera para sustituirlo era enorme.
- ¿Hoy no trabajas? -preguntó al fin Joe, rompiendo el silencio.
(tu name) lo miró. Se extrañó que su tono fuese tan amable y relajado. Estaba claro que lo hacía por educación. Estaba tanteando el terreno para lo que sucedería después.
Se reprochó por lo que estaba apunto de hacer ¡Se iba a meter en la cama con alguien que la odiaba! Pero era Joe. Su Joe ¿Cómo podía odiarla? Por mucho tiempo que pasase no dejaría de preguntárselo. No entendía qué era lo que había descubierto en ella para que cambiase tanto. Ella nunca se había considerado una buena persona, aunque él se lo repitiese una y otra vez. Nunca había fingido serlo. Lo único que había ocultado era su físico, y por ende, su sensualidad. Pero nunca había fingido ser otra persona ¿Por qué la despreciaba?
- No -respondió (tu name) en tono suave y algo nerviosa- Hablé esta mañana con mi jefe. Como no he pedido nunca vacaciones, no le ha importado que me tome unas semanas. Con la condición de que esté de vuelta para la fiesta de Año Nuevo -explicó relajándose por minutos- Él estaba encantado. Ya que se asegura de que no le fallaré en fechas más importantes, y tendré más tiempo para preparar tranquila la gran fiesta.
- Entonces si que trabajarás -replicó Joe ceñudo- No me parece justo que te pida que organices nada cuando estás de vacaciones -protestó verdaderamente molesto. (tu name) sonrió feliz por su reacción.
- Eso cree él. En realidad, ya lo tengo todo organizado. Pero es bueno que piense que trabajo en mi tiempo libre, justifica mi desmesurado sueldo -comentó risueña, desbastándolo con su mejor sonrisa.
- ¿Tanto ganas? -preguntó Joe uniéndose a ella en su diversión.
- No sería justo ni lógico que me quejase. Me paga bastante bien -afirmó relajando la sonrisa a un simple gesto amable.
- Ya veo -dijo él dando por finalizada la conversación al llegar al edificio de apartamentos donde vivía ella.
Subieron en silencio y algo incómodos por lo que sabían iba a ocurrir. El nerviosismo no hacía que el deseo disminuyese. Joe estaba ansioso por estrecharla entre sus brazos. Y (tu name) se moría por el más mínimo contacto. Pero ambos consideraban ser los únicos en ese estado. Joe temeroso de que ella se pudiese echar para atrás y rechazarlo, se mantuvo en un discreto segundo plano, mientras ella entraba, encendía las luces y daba a su perrita algo de comer y beber. Observó su nueva imagen, en su nuevo hogar. Y sintió ser un intruso en su nueva vida.
(tu name) se distrajo con cualquier cosa que impidiese fijarse en el ceño fruncido de él. No quería pensar en cuales nuevos reproches tendría que espetarle ahora. Una vez que se le terminaron las excusas, se paró frente a él. Era tan guapo que le costaba respirar si lo miraba por mucho tiempo. Le sonrió intentando disimular el nerviosismo y esperó a que dijese algo.
Tenía claro lo que iba a decir, hasta que ella sonrió y se le olvido hasta su nombre. Era la misma sonrisa de siempre, se recriminó Joe intentando controlar sus nervios. Y era la misma reacción que provocaba siempre, se contestó asumiendo que siempre lo descontrolaría con tanta facilidad.
- ¡Ahm! Parece que estuviésemos apunto de cometer un delito, en vez de... -trago saliva y se recordó que ella no era una novata en eso- ¡Oh, Dios! ¡Esto es absurdo! No podemos quedarnos quietos mirándonos esperando a que algo pase -protestó (tu name) con una sonrisa que Joe malinterpretó como serena.
- No sé qué se supone debemos hacer. Nunca me he encontrado con esta situación -replicó manteniendo su aspecto inamovible.
- ¿Crees que yo sí? -preguntó ella intentado no parecer ofendida.
- Quiero decir, que cuando me he acostado con alguna mujer suele haberle precedido un coqueteo -explicó Joe inexpresivo.
- Normal. Eso es lo lógico. Para acostarte con alguien tienes que desearlo y saber que eres correspondido -afirmó (tu name) mientras le daba la espalda para quitarse la ropa de abrigo. Quedándose solo con la blusa escotada.
- ¡Aja! -fue lo único que pudo decir al ver como sus tirabuzones caían sobre sus pechos enmarcando la cumbre de estos.
(tu name) decidió que si iba a hacer aquello, al menos, lo haría bien. Desde que él la descubrió y ella admitió sus sentimientos, había estado tan ocupada auto-compadeciéndose, que había olvidado lo divertido que podía ser el sexo. Y con Joe era mucho más que eso ¿Por qué no iba a disfrutarlo? Quería que él la apreciase por quien era, pero eso no ocurría. Tenían un trato. Y aunque ella quería aprovecharlo para recuperarlo, de todas formas tenía que acostarse con él. Para qué fingir que era algo desagradable si lo estaba deseando. Pero si iban a tener una relación íntima sería bajo su control. Ya le había hecho bastante daño.
Se acercó a él lentamente con la sonrisa más provocativa que pudo esbozar. Comenzó a quitarle el abrigo suavemente, sin tocar ninguna parte de su piel. Lo que hacía que él desease aún más el contacto.
- Aquí hace calor. Quítate el abrigo -comentó (tu name) mientras se lo quitaba por completo y lo echaba sobre una silla, para regresar rápidamente frente a él. A escasos centímetros de sus labios, observó como él se la comía con la mirada- Vamos a mi dormitorio, porque creo que si me acerco más a ti, nunca llegaremos a la cama.
Él estaba seguro de ello. Desde que se le acercó irradiando sensualidad por cada poro de su piel, en lo único que había pensado era en desnudarla allí mismo y hacerla suya. Se maldijo por tener tan poco autocontrol y ser tan obvio ante ella. Pero no pudo evitar seguir a las curvas insinuantes que se contoneaban ante él hasta el dormitorio.
(tu name) se quitó las botas y se sentó en la cama risueña y sensual. Ladeó la cabeza levemente para observar al crispado chico en la puerta y se rió. Él estaba tan nervioso como ella y la deseaba de igual forma. Pero ella disimulaba mucho mejor.
Así que ella quería jugar. Había conocido a demasiadas mujeres para saber que ella había tomado el control de la situación. Pero él nunca lo permitía. Siempre era él el que hacía que su acompañante sexual se muriese de deseo. Y no iba a ser ella la primera en hacer que su deseo lo controlase a él. Ya lo había hecho con anterioridad. Pero nunca más. Su seguridad en mantener su deseo a raya, se esfumó como si nunca hubiese existido al verla quitarse la blusa y quedarse en sujetador.
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Abril 11th 2010, 16:40 | |
| - Como te veo algo pasivo, pensé en echarte una mano -dijo (tu name) burlona tirándole la blusa a la cara.
Eso fue demasiado para el frágil dominio de Joe. Tiró la blusa a un lado, y con ella su propia camiseta, y se tiró en la cama sobre ella. La tendió de espaldas sobre el colchón, cubriéndola con su esbelto cuerpo. Arremetió contra su boca en un apasionado beso. La apretó fuertemente contra él, aferrándose a su cintura. Ella le devolvió el beso con la misma ansia, hundiendo sus dedos en su oscuro cabello. Una mano se desplazó de la pequeña cintura a un turgente pecho, masajeando el sonrosado pezón que lo coronaba. (tu name) se arqueó de deseo por el contacto, buscando desesperadamente su roce. Él aceptó lo que se le ofrecía y tras deshacerse del sostén, rodeó el duro pezón con sus labios. Jugó y se deleito con él y su gemelo. Bajo sus besos por la suave piel del plano vientre, pasando de largo los rizos dorados, hasta llegar a los muslos. Le quitó con lentitud los vaqueros y las pequeñas braguitas. Besó cada centímetro de piel, mordisqueando el interior de los muslos. Torturándola al no llegar nunca donde más lo deseaba.
- Joe... -musito (t name) desesperada mientras se revolvía sobre las sábanas.
Comprendió la plegaria. Dibujo suaves círculos con un dedo sobre los casi inexistentes rizos que escondían su feminidad. Separó los carnosos pliegues y lo introdujo con anhelo, tan profundo como le fue posible. Ella gimió y él se juró era el sonido más melodioso que había escuchado nunca. Acompañó la siguiente embestida con otro dedo más, haciendo que (tu name) sintiese que iba a estallar de desesperación. Cuando notó como su interior se contraía sobre sus dedos, Joe no fue capaz de controlarse más. Se separó con rapidez de ella, se deshizo de sus pantalones y calzoncillos, buscó en su cartera y miró a (tu name) enseñándole un preservativo. Ella asintió. Como él había imaginado ella ya no tomaba la píldora. Eso provocó una oleada involuntaria de felicidad. No había estado con ningún otro hombre desde él. O al menos, no con regularidad.
Se colocó la protección y volvió junto a ella. Le acarició con ternura el cabello y la besó. Era un beso dulce y profundo, trasmitiéndole todo lo que no era capaz de decirle con palabras. Se colocó sobre ella al notar como la coqueta mujer le acariciaba la pantorrilla con su pequeño pie. Separó más sus muslos y se acomodó entre ellos, teniendo plena accesibilidad a su sexo. (tu name) gimió al notar su dura erección contra la entrada de su ansioso centro de placer. Él se posicionó pero no la embistió. Ella alarmada por no notarlo allí donde quería lo miró. Eso era exactamente lo que él estaba buscando, encontrarse con sus enormes y preciosos ojos. Quería verla y que lo viese en el momento en el que entraba en ella.
Con inquietante suavidad fue entrando en ella. Torturándola con cada centímetro. Disfrutando del océano que mostraban sus apasionados ojos. La embistió con profundidad, como protesta, cuando ella cerró los ojos. Secuestró su cara entre las manos, obligándola a mirarlo. Con lánguido interés ella lo hizo, mordiéndose el labio, disfrutando de la invasión. Él buscó sus labios con desesperación y comenzó a moverse suavemente sobre ella. (tu name) ya estaba demasiado excitada para tanta represión. Lo rodeó por la cintura y lo invitó a que aligerase las embestidas. Y así lo hizo.
Joe intentaba mantener la cordura pero fue imposible seguir respirando cuando notó como ella lo apretaba como si lo quisiese engullir. Los espasmos de ella lo llevaron a él a acompañarla a un éxtasis poco conocido, pero infinitamente más placentero que cualquier otro. Solo con ella podía sentir que volaba dejando atrás cualquier realidad. Solo con ella podía sentir tal grado de felicidad. Solo con ella podía sentir que encontraba su lugar en el mundo ¡Solo con ella! Capitulo 43 No había sido solo sexo para él. Había sido el encuentro con lo que siempre había buscado. Una revelación de lo que ya sabía. En ella estaba su hogar.
Se estremeció de miedo y se apartó rápidamente de ella. Dándole la espalda, fingió intentar dormir.
No podía necesitarla de aquel modo. Ella no debía ser nadie imprescindible en su vida. El único motivo por el que antes lo era, tenía una causa meramente amistosa. Sabía lo importante que era para él. Más que nadie en el mundo. Pero no tenía el poder de usar su cuerpo para torturarlo si no hacía lo que ella deseaba. Ahora sí. Se había vuelto un pelele más a las órdenes de una mujer.
¡Jamás! grito una voz en su cabeza, en protesta por esa afirmación. No se dejaría vencer. No sería el esclavo de nadie, como había sido su padre durante tantos años. No le permitiría utilizarlo a su antojo ¡Nunca!
(tu name) sintió que el corazón se le hacía pedazos cuando él se separó de ella, de una forma tan brusca, nada más terminar con la relación carnal. Se sintió como una prostituta. Sucia y humillada. Solo era un trozo de carne para él.
Habían pasado una tarde como amigos. Y a él no le había importado nada. Como si hubiese sido un espejismo, que solo ella vio.
Habían hecho el amor de una forma tierna y con más amor del que ella nunca se hubiese podido imaginar. Y él le dio la espalda como si no estuviese presente.
No era su amigo. Él que estaba a su lado no era el mismo que ella conocía y amaba ¿Quién había engañado a quién durante tantos años? No podía creerse que la tratase con tanto desprecio.
No eran amigos ni tampoco amantes. Para él solo era un desahogo. Pero si pretendía tal cosa se podía ir buscando a otra. Podría estar enamorada e incluso, desesperada por no perderlo. Pero nunca, jamás, se dejaría tratar de una forma tan denigrante.
Se levantó de la cama de un salto y tiró de la sábana. Se la envolvió alrededor del cuerpo, dejando a Joe desnudo sobre el colchón.
Él la miró sorprendido ¿Qué demonios estaba haciendo? La observó allí de pie, con el ceño fruncido y la sábana liada sobre su perfecto cuerpo ¡Era una diosa! Tan bella que era imposible no desearla.
Continuó mirándola embelesado mientras ella se colocaba las manos en las caderas, preparada para la batalla. Lo fulminó con la mirada, diciéndole sin palabras que se fuese preparando para lo que le iba a caer encima. Pero él hizo caso omiso a su advertencia y siguió admirándola. No iba a dejar que nadie la humillase, se dijo (tu name) furiosa. No es que desease que la abrazase. Solía evitar esas señales de afecto tras un encuentro sexual. Pero no recordaba ni una sola vez en la que él no la hubiese abrazado mientras dormían juntos. En este caso era diferente. Y podía entender que él la tratase más como una amante a la que no quiere tratar con mucho afecto, que como una amiga a la que desea cuidar y proteger con sus amorosos brazos. Pero no de esa forma. No apartándose de ella como si tuviese la peste. No podía, ni quería entender que él la despreciase de una forma tan vil justo después de llegar juntos al puro éxtasis ¡No se lo perdonaría!
- Ya has conseguido lo que querías. Ahora ¡lárgate! -le ordenó furiosa (tu name).
- ¿Qué? -dijo perplejo, no estando seguro de lo que había escuchado.
- ¡Que te largues! ¡Que te esfumes! ¡Desaparezcas! ¡Te vayas! ¡Ya! -gritó perdiendo la poca paciencia que tenía.
- Pero... yo... -es lo único que pudo decir antes de que ella lo echase de la cama a empujones- ¡(tu name)! -la llamó agarrándola por los hombros- ¿qué te pasa? -preguntó confundido.
- ¿Que qué me pasa? ¿Que qué me pasa? -repitió rezando por encontrar algo punzante a su alcance.
- ¡Relájate! -le sugirió sentándola en la cama- Respira hondo y tranquilízate -le pidió él mientras la soltaba lentamente, esperando que no se le tirase encima para matarlo. La creía capaz. Sabía muy bien de lo que era capaz cuando tenía esa cara. La última vez que la vio así tenían once años y acababan de encontrarse con un grupo de niños que habían matado a un perro a golpes. Su ira fue tal que no midió las consecuencias y corrió tras ellos para golpearlos de la misma manera. Si él no la hubiese agarrado y calmado, solo Dios sabe lo que habría ocurrido.
Con los recuerdos del pasado, todo su cariño se arremolino alrededor de ella. Se sentó junto a ella y la abrazó con ternura. No sabía si ella se sentía mejor cuando lo hacía. Pero él se sentía en la gloria cuando la tenía entre sus brazos. La sentía segura, protegida, y solo cuando ella no corría peligro, él podía ser feliz.
(tu name) quería gritarle, reprocharle lo cruel y odioso que era. Pero estaba demasiado conmocionada por su repentino cambio de actitud ¡La iba a volver loca! ¡Que se decidiera de una vez! ¿Iba a ser un déspota y malvado mujeriego o su tierno y adorado amigo? ¡No podía ser ambas cosas! Iba a conseguir que le estallase la cabeza.
Joe notó como ella se relajaba entre sus brazos. Le acarició suavemente el cabello y la miró a la cara. Tenía el ceño fruncido, como si no entendiese sus propios pensamientos. La abrazo un poco más y le besó con ternura la sien. Dejaría que se serenase un poco más antes de preguntarle qué le pasaba.
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| | | The Show Must Go On~ Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Abril 12th 2010, 12:01 | |
| Seguila! Seguila! Ame Los caps! | |
| | | andreisjonas Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Abril 12th 2010, 16:23 | |
| aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaw al fin subes cap me encantaron..ash joe es un odioso es que no se da cuenta que estoy locamente enamorada de el ash....siguela pleaseeeeee | |
| | | OriGabi Amiga De Los Jobros!
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Abril 19th 2010, 19:31 | |
| VOLVISTEEEE!!! GRACIASSSSSSSSSSSS!! | |
| | | bere 15 Forista!
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| | | | Neslie D' Jonas Amo A Los Jonas Brothers!
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Abril 26th 2010, 15:52 | |
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| | | Neslie D' Jonas Amo A Los Jonas Brothers!
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 15th 2010, 15:16 | |
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| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:16 | |
| -¡Estás loco! -exclamó (tu name), tras recapacitarlo mucho.
Joe se sorprendió y se apartó confundido de ella ¿A qué venía ahora eso? No era él el que se había levantado como un energúmeno tirándola de la cama a empujones. Lo había maltratado y encima se atrevía a insultarlo ¿Qué se creía? Se levantó de la cama de un salto y la contempló desde su nueva posición de superioridad, con el ceño fruncido. Si era una de sus tácticas para tenerlo como un perrito a sus pies, ¡estaba equivocada!
- No sé que demonios te hayas fumado, esnifado o tomado. Pero en tu vida me vuelvas a tratar como lo has hecho antes -ordenó finalmente (tu name), levantándose para enfrentarlo.
- ¿De qué hablas? -replicó Joe como si no fuese con él.
- Si estás acostumbrado a darle la espalda a tus conquistas después de obtener lo que quieres de ellas, me parece perfecto. Yo no tengo el más mínimo interés en dormir en tus brazos -mintió (tu name), agradeciendo sonar sincera- Pero que nunca más se te ocurra tratarme como un trozo de carne, al que después de serte útil lo desechas como si no valiese nada -protestó furiosa.
Joe la miró perplejo. No se había dado cuenta de que en su intento de no parecer dependiente de ella, la había apartado con brusquedad. Entendía que se hubiese enfadado con él por dicho trato. Pero ahora era él el ofendido ¿No quería estar entre sus brazos? ¡Perfecto! No volvería a tocarla. Al menos, de una forma tierna y protectora. Ya se estaba descubriendo como era en realidad. No necesitaba a nadie que le diese cariño. Era tan fría como su madre. Una mujer sin corazón, que lo utilizaba para satisfacer sus egoístas propósitos. Él no significaba nada para ella
- Solo quería dormir un poco -espetó Joe en un tono neutro.
- Pues en tu casa tienes una cama muy cómoda esperándote -replicó (tu name) irritada.
Su orgullo le decía que recogiese su ropa y se largase de allí. Su cuerpo le decía que la abrazase, la besase y le hiciese de nuevo el amor. Pero no le hizo caso a ninguno de los dos.
Se acercó lentamente, con pasos pesados y mirada fulminante. Le arrebató la sábana y se acostó tapándose con ella. No podía irse, porque sabía que si lo hacía nunca lo dejaría volver. Se juró que ese era el motivo y no que quisiese dormir con ella. El enfado solo se le pasaría si ella estaba cerca. Si había aprendido algo de ella con los años era que sus enfados eran una tormenta que no se calmaba con ninguna suplica ni explicación. Pero se les pasaban rápido. Volvería a sonreírle en cuanto se calmase un poco. Eso sí, estaba seguro de que se lo recordaría de por vida. Estaba furiosa. Él muy ¡imbécil se había atrevido a ignorarla, meterse en la cama y taparse con su sábana dejándola desnuda en medio de la habitación ¡Desgraciado! No pensaba perdonarle por todo lo que le estaba haciendo. Si creía que se iba a salir con la suya, no podía ser más ingenuo. Pero no esa noche. Dormiría un poco y pensaría en la forma más adecuada de descuartizarlo sin que hubiese pruebas en su contra.
Rodeó la cama para acostarse en el lado opuesta al de él. Se acostó dándole la espalda con un gesto exagerado para que él notase que no lo quería cerca, y tiró de la sábana dejándolo sin su protección. Joe sonrió satisfecho. Estaba furiosa y probablemente estuviese imaginando formas de torturarlo, cada una más dolorosa que la anterior. Pero no era un enfado real. Cuando ella se enfadaba de verdad con él podía ver la decepción en sus ojos, la pena en sus palabras, y no permitía que estuviese en la misma habitación que ella. Solo la había visto una vez así, el día que le dijo que se iba de la ciudad para vivir con su madre. Desde ese día hasta que se marchó no dejó que la viese. Tardó un mes, después de instalarse, en que ella le contestase a una carta o una llamada. Para ello solo había tenido que llamarla diariamente mañana, tarde y noche, y rogarles a todos sus conocidos que le diesen sus recados. Pero ella había cedido finalmente y habían vuelto a entablar la misma íntima relación.
Sonrió con el recuerdo de la pequeña rubia de ojos turquesas llorosos porque él la dejaba. Recordó lo mucho que lo ayudó en los malos momentos aunque en la distancia ella no supiese qué le pasaba.
No pudo evitarlo, se giró la cogió por la cintura y le dio la vuelta hasta estrecharla contra su pecho. La apretó con toda la fuerza que le fue posible sin hacerle daño y hundió el rostro en su pelo.
(tu name) protestó y pataleó intentando quitárselo de encima. Pero notó su cuerpo tenso y un suave estremecimiento que lo recorría. Algo le pasaba. Se dijo que eso a ella no debía importarle. Pero le importaba. Cedería y le daría ese abrazo que él necesitaba. Pero después lo mataría por haberla tratado mal.
Ella se acurrucó sobre su pecho y él saboreó el contacto sintiéndose de nuevo en paz. Y abrazados, ambos conciliaron el sueño. Capítulo 44
El despertador de (tu name) lo despertó. Lo apagó y se estirazó. Notó un pequeño peso sobre su pecho y un dulce olor a moras. Se incorporó un poco y la vio acurrucada aún sobre su pecho, dormida y preciosa. Con el pelo extendido por su brazo y hombro, creando una maraña que le hacía cosquillas sobre la piel desnuda.
¡Desnuda! La miró de hito a hito ¡Era perfecta! Suave, bella y voluptuosa. Deseaba volver a hacerle el amor. Recordó la paz que sintió al poseerla, la felicidad que obtuvo tras adorar aquel maravilloso cuerpo. Quería repetirlo de nuevo.
Pero el miedo y el recuerdo de sus propias palabras regresaron para quedarse. "No dejaría que ninguna mujer lo utilizase a su antojo". No lo permitiría. Se recriminó por haber cedido y haber sido tan débil de haberla buscado para abrazarla, a pesar de que ella misma había afirmado no querer que lo hiciese. Era el peor de los peleles.
(Tu name) comenzó a despertarse y notó la calidez de la piel bajo su tacto. Sonrió al reconocer al dueño del cuerpo esbelto y duro al que estaba abrazada. Se estirazó suavemente y apartó su cabello para verle la cara. Estaba serio y la fulminaba con la mirada. Entonces recordó sus cambios de humor y todo lo sucedido la noche anterior. También que ella estaba enfadada. En ese momento no lo estaba, pero pensaba hacer tremendamente bien el papel. Si él tenía derecho a enfadarse con ella sin razón, ella debería hacerlo también ya que si tenía razones.
Tras levantarse de la forma más rápida que le fue posible, dejando caer una mirada despreciativa sobre él, caminó hacía el baño. Se paró en la puerta y sin girarse se dirigió a él en un tono de fingida tranquilidad.
- En el armario tiene que haber alguna playera tuya, por si quieres cambiarte antes de ir a clases -comentó (tuname) entrando en el baño.
Joe aceptó la sugerencia, aunque pensó que antes no le vendría mal una ducha. Abrió el armario y se encontró con una infinidad de vestidos, blusas, faldas y pantalones, de telas finas y cortes sensuales. Nunca había abierto un armario de ella. Lo normal era que ella estuviese en casa de él, no al revés. Pero cuando él iba a visitarla, solían estar en la puerta de su casa, sentados en la escalera jugando y peleando a una distancia prudente de las ojos indiscretos de su madre.
Tras haber memorizado cada prenda y habérsela imaginado con ellas, y a él quitándoselas, comenzó a buscar algo para ponerse. Encontró un cajón lleno con cosas de él. Ropa, recuerdos, regalos,.. Vio algo que no encajaba allí. Una camiseta que no era suya. Pero le era conocida. Era la misma camiseta que ella había dicho a Lincoln que se quedaría, el día que los había encontrado juntos en casa de este. Ahora entendía que un hombre como él se hubiese fijado en una mujer como ella. Lincoln si había visto lo bella y sensual que era. Pero no se había dejado engañar por ella. Cuando ella se cansó de él y le dio la patada, sin piedad, él no había lloriqueado. Lincoln conocía a las arpías como ella y no se la había tomado en serio. Cuando ella terminó con él...
Hizo cálculos del día en que eso pasó ¡La noche de la fiesta de disfraces! Se habían dado su primer beso cuando ella aún estaba con Lincoln ¿Lo sabría él? ¿Sería verdad que fue ella la que lo dejó a él? ¿O la habría dejado él al enterarse de lo que había hecho?
(Tu name) salió del baño y se quedó algo aturdida al ver como Joe miraba atónito una camiseta. Se acercó un poco, sin que él notase aún su cercanía, y la reconoció. La camiseta que Lincoln le había regalado ¿Qué nuevo delirio estaría maquinando su mal pensada cabecita? Se irritó al pensar en soportar un nuevo número de celos y de furia injustificada. Se acercó a él, llegando por su espalda, le quitó la camiseta y tras doblarla cuidadosamente, la guardó en otro cajón.
Él quería espetarle a la cara todo lo que pensaba de ella. Decirle que era una arpía sin sentimientos, que utilizaba a los hombres a su antojo y que él no sería uno de ellos. Le habrían encantado poder lograr decir todo eso. O cualquier otra cosa. Pero en cuanto la vio, envuelta en la blanca toalla, con el pelo mojado y salpicada de pequeñas gotitas por toda su piel desnuda, fue incapaz de soltar otra cosa que no fuese un gruñido. La observó por toda la habitación, moviéndose como si él no estuviese allí, preparando la ropa que se iba a poner. La muy perversa había elegido un conjunto de ropa interior de encaje negro.
Tras colocar todo sobre la cama se giró para mirarlo con una impaciente mirada.
- Ya puedes entrar en el baño. Por si quieres ducharte o adecentarte un poco -sugirió (tu name) empujándolo en esa dirección- Mientras yo me visto.
Él quería verla vestirse, y desvestirla después. Se dejó arrastrar al baño. Pero una vez llegados a la puerta, cuando ella se giró para regresar al cuarto, él la cogió por la cintura y la metió dentro con él. - Vamos a ducharnos -afirmó Joe desvistiéndose.
- Yo ya me he duchado -aclaró (tu name) señalado su pelo mojado.
- Nadie te dijo que lo hiciese sola -dijo Joe como si hubiese aclarado cualquier duda con una gran explicación.
Tras desnudarse por completo, le quitó la toalla a ella, mientras que esta no dejaba de protestar. La cogió en brazos y la dejó bajo el chorro de agua, acorralándola para que no pudiese salir. Se enjabonó todo el cuerpo y se acercó al chorro de agua donde ella estaba para aclararse. La abrazó para que no se escapase mientras dejaba que el agua templada se llevase cualquier rastro de espuma de su bronceada piel.
Estaba sufriendo la mayor de las torturas. Deseaba rodearle la cintura con sus piernas y que él estuviese muy dentro de ella. Poder besar cada centímetro de aquella deliciosa piel. Pero él no parecía tenerla allí para hacerle el amor. La quería tener cerca para asegurarse de que no se escapaba. Como si fuese un objeto nuevo que había adquirido y quería verlo una y otra vez, hasta que la novedad pasase y el interés por la adquisición se evaporase.
Joe quería poseerla allí mismo. No entendía como se podía controlar. Pero no debía hacerlo. No sería bueno para su orgullo ceder de nuevo. Mentira. El único motivo por el que no la había empujado contra la pared y penetrado con ansia, era que se había olvidado los preservativos en el cuarto. Pero al menos podría disfrutar de su cuerpo y abrazarla con la excusa de retenerla.
Era patético, se dijo. Que fingiese no ser su perrito faldero no hacía menos verdad que se había convertido en él desde que la hizo suya la primera vez. Quizás antes. Puede que siempre lo hubiese sido. Pero con la excusa de que solo eran amigos, no le había importado. Para ella habría sido la relación perfecta. No tenía que dar nada y lo obtenía todo de él. Pero ahora tenía que sacrificarse y cederle su cuerpo ¡No le extrañaba que quisiese recuperarlo como amigo! Así se ahorraba el tener que meterse en su cama.
¿Estaba obligándola a acostarse con él? ¿A su (tu name)? Una voz le dijo que no era su (tu name), que solo era una fachada, puros engaños para atraparlo. Pero él tenía demasiados recuerdos para saber que eso no era verdad. Se protegía de ella, sabía que debía hacerlo sino quería necesitarla tanto que fuese incapaz de vivir sin ella. Pero ¿sería capaz de hacerlo a costa de ella? ¿Podría utilizarla para satisfacer su lujuria y así poder dejar a un lado su obsesión por ella, sin importarle lo que ella sintiese?
La soltó con brusquedad y salió de la ducha a toda prisa dejando a una (tu name) conmocionada y aturdida. Ya empezaba a acostumbrarse a ese estado ¡Que Dios le diese paciencia! Si ese cavernícola la despreciaba otra vez, haría picadillo de cretino con patatas.
Eso le recordó que tenía hambre. Y con sus habituales cambios de humor, que solo Joe comprendía, recogió la toalla. Entró en el cuarto ignorando al hombre allí presente y se vistió, como si nadie la viese. Escuchó un gemido cuando dejó caer la toalla. Un gruñido lo sucedió al colocarse la ropa interior. Y un sin fin de maldiciones se escucharon como fondo mientras ella se embutía unos vaqueros ajustados y una camisa ancha de la cual solo se puso dos botones. Tras ponerse unas botas de tacón del mismo ocre que su abrigo, escondió su melena mojada en un gorro de algodón. Y con prisa porque llegaban tarde a clases, se encaminó a la puerta.
No iba a perder su tiempo peleando con un orangután que ni sabía lo que quería. Desayunaría, iría a clases y después planearía su muerte. Lenta y dolorosa.
¿Y él se había planteado que le estaba haciendo daño? se reprochó Joe, corriendo tras la mujer que estaba apunto de dejarlo encerrado en su apartamento. Para hacerle daño a alguien primero debe tener corazón. Y esa pequeña víbora ni sabía lo que era eso. Se divertía torturándolo. Lo menos que podía hacer a cambio era obtener sus favores. No se iba a recriminar por no tratarla de las mejores formas ¡No se las merecía! Capítulo 45
(tu name) asistió a sus clases algo nerviosa, incapaz de concentrarse en nada en absoluto. Ya era un hecho ¡Eran amantes! ¿Cómo se debía comportar a partir de ahora? Eso era un misterio que no conseguía obtener respuesta. Habían compartido mayor intimidad de lo que nunca había conseguido con nadie. Sin embargo, se sentía más lejos de él que nunca. Se sentía como un barco a la deriva, dejándose llevar por los acontecimientos. Y no estaba acostumbrada a que eso pasase. Lo normal era que todo su mundo estuviese bajo control. Bajo su control. Pero ya nada lo estaba. Sus estúpidas emociones no la dejaban pensar con frialdad ¿Por qué se tendría que haber enamorado de él? Aunque seguramente siempre lo habría estado. Por eso era incapaz de tomarse en serio a ningún hombre. Por eso nunca se había enamorado antes. Ya lo estaba, ¡de él!
¡Maldito fuera! Su vida sería más fácil si él fuese uno más. Mucho más fácil, se dijo suspirando mientras caminaba por los pasillos hasta su última clase. En la puerta como todos los lunes a esa hora, la esperaba Lincoln para dar esa clase juntos. Al pasar junto a él, ni lo miró. Él hizo caso omiso del hecho y le cubrió los hombros con un brazo mientras se encaminaba a su asiento.
La clase comenzó y tras varios intentos por parte de Lincoln por entablar una conversación, (tu name) le pidió que se callase que deseaba atender a esa clase. Él era muy consciente de que eso no era cierto e insistió en darle charla.
- ¿Vas a contarme o vas a esperar a que me cuente él? -preguntó él muchacho, seguro de que sabría lo que ocurría antes de que acabase el día.
- No entiendo qué haces aquí -cambió de tema (tu name) sin inmutarse por la perspicacia de su amigo- ¿No tienes una empresa que dirigir?
- Sí y una novia a la que consentir. Pero tengo tiempo para todas -comentó con una sonrisa pícara.
- Reza para que no lo malinterprete y se lo diga a Mai o te quedarás sin tus apreciados testículos.
- ¡Uy, no! -replicó el joven tapándose la zona mencionada- Les he cogido mucho cariño con los años. Y Mai también. No creo que haga nada en contra de ellos. No podríamos tener hijos, entonces.
- ¿Hijos? -repitió abriendo los ojos como platos- ¡Dime que cuando mencionas tal cosa Mai te pega! -ordenó (tu name) exigente.
- Sí, y no entiendo por qué -informó extrañado.
- Porque la he enseñado bien -contestó risueña mientras se levantaba al terminar la clase.
Miley y ella siempre habían sido de la opinión de que el amor no existe tal cual dicen los cuentos de hadas, solo la satisfacción de las necesidades, carnales o emocionales. Su amiga no tenía las ideas tan claras. Ella pensaba que el amor si existía, aunque fuese doloroso. Pero (tu name) siempre había opinado que si provocaba dolor, no merecía la pena sentir ese devastador sentimiento. Pero claro para ella había sido fácil. Había estado enamorada -aunque no lo supiese- de un hombre que la adoraba y le daría todo lo que le pidiese. Pero ahora que sabía que lo amaba y él la despreciaba, entendía que era doloroso e inevitable. Por mucho que quisiese dejar de amarlo y alejarse, no podía. Lincoln vio la cara de pura tristeza de su amiga y la agarró suavemente por los brazos, haciendo que se parase frente a él. Espero unos segundos a que saliese de sus atormentados pensamientos. Viendo que no lo hacía, colocó con ternura una mano bajo su mentón y lo alzó hasta mirarla a los ojos.
- Preciosa cuéntame qué te pasa -le rogó su amigo preocupado.
- Nada -fue capaz de decir con una leve sonrisa.
- Él te quiere como antes. Es solo que esta confundido. No se esperaba que fueses tan... -no supo como justificarlo más, porque en realidad no lo entendía. Cada día estaba más convencido de que Joe se estaba volviendo loco. Si él hubiese compartido con alguien lo que ellos habían tenido, nunca habría destrozado tal milagro por, Dios sabe qué estupidez que le pasaba por la cabeza a ese cretino. Pero él no era nadie para juzgarlo.
- ¿Tan? ¿Tan qué? Si no le gusta como soy lo podría entender y aceptar. Lo que no soporto es que me desprecie y aún así me busque -comentó (tu name) alterada.
- ¿Qué quieres de él (tu name)? -preguntó intentando poner luz al asunto.
- ¡A él! ¡Lo quiero a él! -afirmó ella tragándose todo su dolor.
- Te conozco. Eres de las pocas personas que son tan claras y sinceras que es imposible no conocer si pones atención -señaló con un tono de admiración- Y como hombre y como amigo, puedo afirmar sin ninguna duda de que si lo que quieres es a él, no te costaría nada conseguirlo.
- ¡En mi cama! ¡Vaya cosa! -exclamó exasperada.
- Puedes conseguir lo que quieras de él. Como siempre has hecho con todos. Pero además, tienes la ventaja de que a él lo conoces mucho más -explicó Lincoln con una sonrisa malévola- Los hombres nunca te han intimidado.
- Pero él no es un hombre. Es Joe ¡Mi Joe! -exclamó (tu name) frustrada- No puedo tratarlo como a los demás. Él no...
¿Por qué no? ¿Por qué no iba a tratarlo como a un hombre más? Él se comportaba como los demás. La buscaba solo por su cuerpo. Ignoraba su personalidad y sus sentimientos como el resto de los hombres. Sería capaz de hacer cualquier cosa por llevársela a la cama, como el resto de los hombres. Definitivamente era un hombre más.
- Veo que ya te has dado cuenta -afirmó Lincoln sonriendo ante la expresión de felicidad que se estaba formando en el rostro de su amiga.
- ¡Oh, sí! -corroboró (tu name) muy sonriente- Si él prefiere ser un hombre a mi amigo, tendrá que correr con las consecuencias -declaró mordiéndose el labio mientras planeaba su siguiente movimiento.
- ¡Al fin! Volvió la (tu name) que todos queremos, admiramos y, especialmente los hombres, tememos -dijo su amigo con sorna.
- ¡Aja! He estado algo confundida por eso de enamorarme y demás -explicó (tu name) como si de algo sin importancia se tratase- Pero mi querido Joe va a conocer a la verdadera (tu name) ¿Piensa que soy mala? Pues no es nada para lo que le espera.
- En realidad, piensa que eres perversa –corrigió Lincoln.
- ¡Y tiene razón! Pero démosle más motivos para que lo piense -dijo la rubia con una sonrisa traviesa- Mientras este distraída maquinando contra ese imbécil, será más difícil que me afecten sus desaires.
- Tomártelo como un reto o un juego es bueno para que no te afecte. Pero no olvides la meta -le recordó el muchacho con comprensión.
- ¿Matarlo? -se burló la chica irritada por todos los recuerdos de la noche anterior.
- ¡Recuperarlo! -rectificó entre risas.
- Yo sabía que terminaba en "arlo".
Tras despedirse, algo más animada, de su amigo, (tu name) se marchó a casa. Tenía toda una tarde por delante de trabajo, donde Joe no la molestaría. Podría pensar con serenidad cual sería su próximo movimiento. Conocía a su amigo como bien había dicho Lincoln. Sabía cuales eran sus puntos débiles. Y entonces recordó algo.
¡El parque!
¡Oh, sí! Sería perfecto para lo que tenía planeado. Joe dejaría claro si seguía sintiendo algo por ella después de esa noche. Si seguía siendo el mismo de siempre, o le daba igual lo que ella hiciese con su vida.
Satisfecha con su plan se dispuso a preparar todo lo necesario. Feliz de poder conseguir entender al neandertal que tenía de amigo. O de amante.
Lincoln quería un hoyo donde meterse. Después de aconsejar a (tu name) que jugase un poco con Joe para que se espabilase y dejase de tratarla tan mal, se lo encuentra hecho un Cristo en su siguiente clase ¡No entendía a su amigo! Si la quería y le afectaba tanto lo que hacía ¿por qué la trataba tan mal?
Se sentó junto a él, que estaba sentado en la última fila, con la cabeza hundida entre los brazos, apoyado sobre la mesa. Esperó a que se incorporara para hablarle, pero no lo hizo.
- Y a ti ¿qué te pasa? -preguntó Lincoln irritado por ser incapaz de comprenderlo.
- ¡Nada! ¡Déjame! -ordenó Joe sin levantar la vista de la mesa.
Estaba de mal humor. Y aunque Lincoln no tenía ningunas ganas de que la pagase con él, decidió quedarse. Había aconsejado a su amiga, y debía hacer lo mismo con él.
- Acabo de tener una clase con (tu name) -sonrió al ver como él lo miraba expectante- Ya se ha ido a casa -dijo mientras su amigo volvía a hundirse sobre la mesa.
Estaba claro que Joe estaba interesado en (tu name). Bueno, todos los hombres que conocía lo estaban. Él mismo lo había estado. Pero Joe tenía el aspecto de ser un hombre atormentado por sus sentimientos.
No entendía como dos personas que se querían tanto no estaban juntas. Eran el ejemplo claro del amor. Sin embargo, seguían haciéndose daño. Pero al menos, | |
| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:17 | |
| sabía por qué lo hacía (tu name). Estaba apunto de sacar otro tema de conversación, ya que no sabía qué decirle. Pero sonó su teléfono. (Tu name) le mandó un mensaje.
"Dile a Joe que hemos hablado y te he comentado que saldré con un amigo esta noche, a un parque" ¿A un parque? ¿Qué parque? No tenía sentido. Pero si ella así lo quería es que era parte de su plan. La ayudaría como ella ayudó a que estuviese con Miley.
- ¿Tú lo conoces? -preguntó Lincoln a su amigo, que aún seguía hundido sobre la mesa.
- ¿Qué? ¿Quién? -miró a su alrededor con desgana, buscando a la persona de la que hablaba.
- Al chico con el que va a salir (tu name) esta noche ¿lo conoces? -preguntó de nuevo, sonriendo por la reacción de su amigo. Estaba claro que el plan de (tu name) funcionaba. Joe estaba tan furioso que parecía querer matarlo a él, aunque solo fuese el mensajero.
- ¡Ella no va a salir con nadie esta noche! -afirmó Joe, seguro de que si ella lo hacía acabaría haciendo una locura.
- Yo solo sé lo que me ha dicho -explicó Lincoln con inocencia.
- ¿Qué te ha dicho? -exigió saber sin paciencia.
- Que esta noche había quedado con un chico -llevó a cabo las órdenes de su amiga, y observó como se le transformaba la cara en pura ira a su amigo- ¡En un parque!
La cara de Joe ya no se podía describir con la ira. Era dolor y sorpresa. Se quedó mirándolo como si viese a través de él. Perplejo. Inmóvil.
"¡En un parque!". No se atrevería a llevar a nadie al parque. No podía hacerle eso. Por muy rastrera que fuese, no podía hacerle algo así. Ella no sería tan cruel. De repente, para Joe todo lo pasado en esos últimos meses desapareció y solo quedó el pasado. Un pasado juntos. En el que vivieron muchas cosas. Tantas historias juntos que era difícil recordarlas todas.
Nadie iría a ese parque con (tu name). Sabía muy bien lo que significaba ese parque. Él mismo le dio el significado. Ella no iría con nadie. No se lo permitiría. Capitulo 46
Lincoln no entendió qué pasaba. Pero si lo que esperaba (tu name) que pasase después de que dijese lo del parque, era que Joe se fuese soltando pestes sobre ella, ¡lo había conseguido! Tenían una relación demasiado extraña para poder entenderla. Se dio por vencido y continuó escuchando la clase.
Joe salió de la universidad como alma que lleva el diablo. No iba a permitir que ella hiciese tal cosa. No llevaría a ningún hombre allí ¡A nadie excepto a él!
Se paró a pocos pasos de su coche, asustado por sus propias palabras ¿Él quería ir al parque con (tu name)? Eso significaba que... ¡No! Si le molestaba era porque tenían un pacto. Ella había prometido no estar con ningún otro hombre e iba a romperlo. Eso era lo que le importaba, se aseguró.
Llegó hasta el departamento de (tu name) y ella no estaba. Tras pensar mil posibilidades, cada una más indecente que la anterior, recordó que estaría trabajando.
Se sentó en el portal y comenzó a recordar lo que sucedió en ese parque.
Una noche en la que se había pasado bebiendo, hacía ya tres años, acabó caminando hasta llegar a la entrada de un parque abandonado cerca de su casa. Poco antes de caer al suelo semiinconsciente, llamó a (tu name) para decirle lo mal que se encontraba. Ella había abandonado todo lo que estaba haciendo y fue a buscarlo. Minutos más tarde aparecía con un gran abrigo que la cubría completamente y una gorra escondiéndole el cabello. Le extrañó que llevase gafas de sol cuando apenas estaba amaneciendo y le pareció verla maquillada.
Ahora entendía que si lo estaba. Probablemente estaba trabajando cuando la llamó. Pero estaba tan borracho que no notó nada diferente en ella. Necesitaba una amiga y allí estaba ¡Que estúpido había sido!
Ella lo había levantado del suelo y le había regañado por alocado. Aún recordaba lo mal que se había sentido por haberla decepcionado. Sin duda, había sido un estúpido.
Habían caminado por el parque esperando que se le pasase un poco la borrachera. La había sentado en un banco y le había confesado que algún día llevaría a su novia a ese lugar y le pediría que se casase con él. Ese sería el lugar donde se le declararía a la que fuese su novia.
No entendía por qué había dicho tal cosa si no quería casarse. No confiaba en las mujeres, como para compartir toda la vida con una de ellas. Sin embargo, en ese momento había estado seguro de que así sería.
Ella se había reído de él, le había acariciado la mejilla y le había dicho que borracho era un sentimental.
- Yo no creo en el amor -le había confesado (tu name)- Así que si alguna vez traigo a alguien a este lugar significará que estaba equivocada, y que me he enamorado.
Desde entonces había bromeado con que, por su promesa, ya no volvería a pisar ese parque, ya que estaba segura de que nunca se enamoraría ¿Y ahora había quedado con alguien para ir al parque? ¿Cómo podía hacerle eso? Él no había llevado a nadie a ese parque, porque mantenía su promesa de que solo llevaría a la que fuera a ser su prometida.
Si ella seguía manteniéndola es que se había enamorado. Y si no, es que utilizaba ese romántico lugar para encandilar a más hombres.
A su pesar, Joe deseaba que hubiese roto su promesa. Era mejor pensar que era una cruel y perversa mujer sin corazón -cosa que ya sabía-, a saber que estaba enamorada.
¡No podía estar enamorada! Si lo estuviese, no habría aceptado el trato. No se habría convertido en su amante. Ella no amaba a nadie más ¡No amaba a nadie! Sin que se diese cuenta, las horas habían pasado y seguía sentado allí, pensando en ella. Imaginándosela con otros hombres. Enamorada de otro. Feliz, sonriéndole y diciéndole cuanto lo amaba ¡No lo soportaba! ¡Ella no podía amar a nadie! Era una mujer sin corazón ¿no? Ellas no se enamoraban ¿Por qué demonios se iba a enamorar de alguien? ¡De alguien que no fuese él!
Se habría recriminado por sus pensamientos, pero en ese momento apareció la protagonista de sus sueños y pesadillas. Llevaba una falda gris ceñida hasta las rodillas y una camisa blanca cruzada ¡Estaba preciosa! Con el maquillaje casi imperceptible y sus rizos dorados haciéndole la competencia al Sol ¡Era una diosa!
(tu name) sonrió satisfecha. Volvía a controlar la situación. Suspiró aliviada. Ya no tenía que temer por lo que él fuese a hacer. Él haría lo que ella quisiese, como todos lo hacían. Los hombres eran unos juguetes fáciles de manejar en sus manos, cuando solo querían meterse en su cama. Y eso era lo único que él quería de ella.
Entonces ¿por qué se sentía tan mal? Nada más verlo, supo que llevaba toda la tarde allí sentado esperándola. Parecía tan dolido. No debería haberlo hecho. Podría haberlo hecho recapacitar de otra manera. No era necesario remover el pasado y hacerle daño.
Pero ¿por qué estaba dolido? Si no recordaba mal, llevarse a un hombre a ese parque significaba que lo amaba ¿qué le importaba a él que estuviese enamorada de otro?
¡Oh, sí! ¡Su trato! Seguramente pensó que perdería sus derechos carnales. Era lo único que le importaba de ella. No la amaba, solo la deseaba.
Había planeado aquello para irritarlo un poco y que fuese a exigirle que cumpliese su parte del trato y no viese a otros hombres. Pero no parecía furioso, sino dolido. Y no lo entendía. Y lo peor era que ella se sentía aún peor que él. Podía usar a los hombres como trapos, pero no a él. Era una realidad que no le gustaba. Pero la única que había.
Aún así decidió mantenerse tan fría como pudiese y seguir con su plan. Aunque la idea de abrazarlo y decirle que todo era mentira no dejase de pasar por su cabeza.
- ¿Qué haces sentado en mi puerta? -preguntó serena, aunque sabía la respuesta.
- ¡Te esperaba! -le confirmó Joe, mientras la fulminaba con ojos dolidos.
- ¡Entra! -le pidió (tu name) mientras abría a toda prisa para evitar mirarlo a la cara.
Dejó sus cosas sobre la mesa y lo miró algo nerviosa sin saber qué decir. Había obtenido lo que quería. Él recordaba lo del parque y la había ido a buscar para asegurarse de que no fuese con nadie hasta allí. Entonces ¿por qué deseaba tanto que se fuese para meterse debajo de una manta y no salir nunca?
- ¿Con quién vas a ir? -preguntó seco, fulminándola con la mirada.
- ¿Qué? -fue incapaz de reaccionar. Sonó su teléfono. Caminó hacía él para cogerlo.
- ¡No lo cojas! ¿Quién es? -insistió furioso.
- Yo... yo... tengo que coger el teléfono.
Dio los últimos pasos hasta alcanzarlo y justo cuando lo cogió, Joe se acercó y conecto el altavoz. Ella no supo qué hacer. Estaba demasiado nerviosa. Así que no hizo nada.
- Preciosa, lo de esta noche se retrasa media hora -anunció una voz masculina al otro lado de la línea.
¿Cómo? No recordaba haber involucrado a nadie en su farsa para hacer creer a Joe que tenía una cita. Reconoció la voz, era Tony ¿Había quedado con él esa noche? Claro que no. Hacía días que no lo veía a solas.
- ¿No lo habrás olvidado, verdad? -sospechó el muchacho al notar el silencio de su amiga.
- No, claro que no. Nos veremos esta noche sin falta -afirmó (tu name) sin saber qué decir.
Ahora solo le quedaba averiguar a donde tenía que ir y saber por qué. No recordaba haber quedado con él en nada. La última vez que hablaron ella estaba muy ocupada organizando los últimos preparativos de la fiesta de Año Nuevo y él la de... ¡Su cumpleaños! ¿Cómo podía haberlo olvidado? Tenía la cabeza demasiado atestada de pensamientos dirigidos, única y exclusivamente a Joe. Había quedado en cenar con su amigo y todos sus compañeros de trabajo. Al estar cerrado el local esa noche, no tenían problemas para reunirse.
- En una hora estaré allí -afirmó (tu name), esta vez segura de lo que decía.
- ¡No la esperes, no irá! -dijo Joe antes de colgar el teléfono sin esperar una replica.
- ¿Qué demonios haces? -protestó la chica irritada.
- No pienso dejarte ir a ningún parque para que te le declares a un patán cualquiera -gritó Joe furioso.
¡El parque! Pensaba que iba al parque. Era mejor que le aclarase las cosas o no la dejaría arreglarse en paz, y tenía poco tiempo.
- No voy a ningún parque. Vamos a cenar a un restaurante -explicó ella serena.
- No irás a ningún lado -le ordenó tajante.
- ¡Tú no eres nadie para ordenarme nada! -le espetó perdiendo la paciencia.
- Tenemos un trato ¡Ningún otro hombre! -le recordó Joe acercándose hasta enfrentarla a tan escasos centímetros que sus respiraciones se entremezclaban.
- Dije que no me acostaría con ningún otro y no lo haré. Pero Tony se ha convertido en uno de mis mejores amigos. Ha estado cuando lo he necesitado, en estas semanas. Y lo he necesitado mucho. Es su cumpleaños y no le voy a hacer el feo de no asistir -le aseguró (tu name) irritada.
¿Uno de sus mejores amigos? ¿Lo había sustituido a él? Parecía que perderlo como amigo no le había afectado mucho, ya se había buscado a otro. No sabía qué le irritaba más, que ese tipo pudiese sustituirlo en la cama o en el corazón de ella. Él era el único al que debía acudir cuando necesitara algo. No iba a dejar que nadie le quitase ese puesto.
- ¡No vas a ir! -afirmó Joe furioso. - ¿Quieres apostar algo? Y te recuerdo que nunca en toda mi vida he perdido una apuesta.
Y él bien lo sabía. Era tan cabezota que hasta que no conseguía lo que quería, no paraba. Pero esta vez no la dejaría salirse con la suya. No iba a dejar que ningún tipo recién llegado se llevase lo que él había conseguido tras años de amistad.
- ¡No irás! -exclamó con expresión férrea y mirada profunda.
(tu name) se asustó al verlo de aquella manera. Nunca lo había visto tan serio, tan frío, tan... hostil. Pero no podía fallarle a Tony. Le había ayudado demasiado en esas semanas, como para decepcionarle ahora.
Si pensaba que se iría sin más, estaba equivocada, pensó Joe. Por una vez sería él el que conseguiría que ella cediese. Hacía años que deseaba que llegase el día en que él dijese algo y ella solo dijese "sí" sin rechistar. Ahora ni siquiera podría hablar, se afirmó a si mismo muy sonriente. Ser su amante le daba una ventaja sobre la posición de amigo. Y pensaba aprovecharla ¡Pero no se iría con ningún otro, a ninguna maldita cena! Capítulo 47
(Tu name) ignoró al hombre exasperado frente a ella, y caminó hasta su cuarto. Tenía que arreglarse en un tiempo récord, y no había lugar para las peleas.
Comenzó a quitarse la ropa y caminar hacia el baño cuando vio que Joe la había seguido hasta allí.
- Si no vas a enjabonarme la espalda te aconsejo que te largues -dijo (tu name) antes de quitarse la ropa interior y entrar en la ducha.
Pero Joe hizo caso omiso de lo que dijo. La sacó de la ducha y la llevó en brazos hasta la cama, mientras ella no dejaba de patalear.
- ¡Suéltame bruto! -exigió mientras le aporreaba el pecho para librarse de él- Tengo que arreglarme para ir al cumpleaños de Tony.
Le importaba bastante poco que fuese el cumpleaños de ese tipo. La agarró de las muñecas, inmovilizándola, al colocarlas por encima de su cabeza y tenderse sobre ella.
- Exijo mi beso -espetó Joe.
¿Su beso? Tenía que esperar a que ella tuviese prisa para salirle con esas tonterías.
- ¡Ok! Dame el beso y suéltame rápido que tengo que irme -le ordenó (tu name) retorciéndose bajo él.
- Muy bien -dijo Joe con una sonrisa malévola.
Por alguna razón a (tu name) eso no le pareció buena señal. Y cuando la soltó y se bajo de la cama, lo pudo afirmar. No entendía lo que hacía. Hasta que se colocó a los pies de la cama y le separó suavemente los muslos ¡No se atrevería!
- ¿Qué haces? -preguntó dando un respingo.
- Voy a darte mi beso del día -afirmó Joe muy sonriente.
- ¡No ahí! -protestó ella atónita por lo que pretendía hacer.
- No se especificó, en ningún momento, que los besos solo pudiesen ser en la boca -informó satisfecho de salirse con la suya.
- Pero... pero...
Fue incapaz de decir nada coherente cuando sintió los labios de él desplazándose por el interior de su muslo. Derramando pequeños besos hasta los rizos dorados de su feminidad. Con dos dedos separó los labios externos, sonriendo al notar su humedad ¡Estaba tan excitada como él!
Ese fue suficiente motivo para no dar marcha atrás y desearla aún más. Le dio un pequeño beso, y al escuchar el gemido de placer que salió de los labios de (tu name) con el contacto. No pudo controlar su hambre de ella. La mordisqueó y lamió suavemente haciéndola gemir sin parar. Él estaba tan excitado como ella. La invadió con su lengua, en el sitio exacto donde deseaba estar, ¡dentro de ella! La saboreó hasta que ella no pudo controlarse más y estalló de deseo. Pero él no paró. Continuó torturándola hasta que en el tercer orgasmo la notó débil bajo su boca.
- Por favor... -suplicó (tu name) sin fuerzas- ¡para!
- ¡Uno más! -afirmó Joe sonriendo antes de bajar de nuevo hasta su exquisito manjar.
Y no tardó en llegar el último y devastador orgasmo, que la dejó tan exhausta que se quedó dormida. Joe se tendió junto a ella. Observándola mientras dormía. Acariciándole su dorado cabello. Devorando con la mirada su desnudo y delicioso cuerpo. La apretó contra él, aferrándola contra su pecho.
¡Era tan bella! Tan maravillosamente bella, que aún no creía que fuese posible. Era tan difícil de asimilar que aquella diosa fuese su amiga, que sin más, no lo creía. Era otra persona. Una perversa ninfa que estaba allí para torturarlo con su sensualidad. Una pequeña arpía de la que no podía enamorarse ¡Y no lo haría!
Si fuese su amiga, con la que había compartido tantas cosas... Ese ser excepcional que siempre estaba cuando lo necesitaba. Traviesa, inteligente y fuerte. Si fuera ella podría correr el peligro de ceder. Y posiblemente cediese encantado. Pero ninguna mujer era así de verdad. Solo había dos tipos de mujeres: bellas y superficiales, de las que te enamoras y les darías el mundo, mientras que ellas seguirían exigiendo más; y las amable y dulces, con las que te casas, aunque no sientas amor, solo para formar una familia.
Él lo sabía bien. Su madre había sido de las primeras. Y probablemente seguiría siéndolo. Su padre le dio su vida para contentarla. Pero ella lo repudió. Lo trataba como un miserable bueno para nada. Y ahora el pobre hombre se había casado de nuevo. Era una mujer fantástica, pero no había pasión entre ellos. Su padre no la besaba y buscaba cada dos segundos como hacía con su madre. No la amaba. Solo era una buena chica con la que casarse. Pero de esa clase de chicas no te enamoras. Apoyó la cabeza sobre la almohada, inclinándose sobre (tu name), mientras esta se acurrucaba en su pecho. La abrazó muy fuerte. Tanto que creyó que podría hacerle daño, y la soltó.
(tu name) no debería ser de las mujeres de las que él podía enamorarse. Tenía todo para tenerlo bajo su control. Era la mujer más bella que había visto nunca. Ingeniosa y apasionada. Virtudes que la hacían un peligro para todos los hombres. Y lo peor era que ella lo sabía y lo utilizaba. Si ella se daba cuenta de que él podía caer en sus redes y decidía seducirlo, ¡estaba perdido!
Le acarició la mejilla con el pulgar, sonriendo suavemente al verla intentar abrir los ojos para despertarse. Sus largas pestañas abanicaron suavemente el aire y su boca se entreabrió. Joe se acercó lentamente y le dio un pequeño beso en los labios.
- Duerme -le susurró separándose tan solo unos centímetros.
Ella le hizo caso y se dejó llevar por un sueño profundo. Joe la apretó más contra él y llenó sus pulmones de su fragancia.
Sabía que tenía que alejarse de ella si no quería convertirse en un esclavo de sus encantos. Pero no podía. Ya solo le quedaba ser lo suficientemente fuerte para que ella no se diese cuenta de que podía hacer con él lo que desease.
Por suerte para él, no era un gran partido, pensó Joe intentando convencerse de que eso era algo bueno. Ella tenía muchos mejores partidos a su alrededor como para elegirlo a él para ser su pelele. No querría casarse con él y formar una familia, aunque fuese una farsa como la suya. Ella elegiría a un millonario de éxito, tan atractivo como ella.
¿Por qué eso no lo reconfortaba? Debería estar feliz de que ella no desease que la amase. Así solo corría el peligro de seguir obsesionado con ella. Pero cuando encontrase a otro todo acabaría y podría volver a su vida normal.
"Encontrase a otro".
Sintió como si le diesen un puñetazo en la boca del estómago. La miró y la apretó de nuevo contra él. ¡Era tan suya! ¡No podían quitársela! Pero ella no se sentía suya. Era una diosa que jamás se fijaría en un cualquiera como él. Solo estaba allí, en sus brazos, porque se conocían desde pequeños, y ella se había acostumbrado a sus atenciones. Sabía lo difícil que era para ella abrirse a la gente. Aunque era tan extrovertida que parecía imposible que eso fuese verdad. Por eso, ahora él tenía la oportunidad de consentirla.
Pero no podía olvidar que era una mujer capaz de destrozarle la vida con una sonrisa. Tenía que mantenerla a raya. Mantener su corazón fuera de ese trato o acabaría dañado. ¡Debía ser como ella! Disfrutar de lo que tienen juntos sin ataduras ni sentimientos. Ser tan manipulador y calculador como ella era. O acabaría enamorándose. O aún peor, ¡perdiéndola! Capítulo 48
Joe continuó observando el magnífico cuerpo acurrucado contra él. Admirando cada centímetro de suave piel, voluptuosas curvas y sedoso cabello. Hasta que un sonido lo suficientemente fuerte para despertarla irrumpió en la habitación.
El teléfono de la sala sonaba sin parar. Decidió levantarse a toda prisa a cogerlo antes de que su bella durmiente se despertara para matarlo.
- ¿Quién? -preguntó soltando un suspiró al llegar lo suficientemente deprisa como para que dejase de hacer ruido.
- Mai ¿Donde esta (tu name)? Todos la estamos esperando desde hace rato -explicó la chica preocupada.
- No va a ir -afirmó él relajadamente.
- Ella no se perdería el cumpleaños de un amigo sin avisar ¿Qué ha pasado? -quiso saber Miley algo irritada.
- ¡Esta dormida! -exclamó con un claro tono de diversión. Al otro lado de la línea hubo un silencio, que se rompió poco después por una risita. Joe se desconcertó un poco. Entendía que ella supiese de lo que hablaba pero no sabía por qué eso le hacía gracia. Un colega se habría reído de su hazaña y habría bromeado sin parar. Pero Mai no era su amiga.
- Alguna vez le tenía que tocar ser la victima -comentó risueña. Hacía unos años no habría entendido nada de esa conversación. Pero tanto tiempo con alguien como (tu name) le había enseñado mucho. Sobretodo a pensar mal, muy mal.
- ¿Qué quieres decir? -exigió Joe notando como se tensaba todo su cuerpo de rabia. La había entendido. Sabía lo que quería decir. Y no se iba a parar a pensar que su pequeña ninfa torturadora había jugado a ese juego con otros hombres. La simple idea le hacía querer romper algo ¡La cabeza de todos esos tipos!
- ¡Nada! -se corrigió inútilmente. También había aprendido que era una bocazas y no paraba de meter la pata.
- ¡No irá! -gruñó Joe, dando por finalizada la conversación. Con toda la intención de colgar y pagar su frustración con algún objeto valioso a su alcance.
- ¡Espera! -le ordenó Miley- Si esta dormida, la despiertas. Si se pierde esta cena, te aseguro que no querrás saber cual será su venganza.
Joe meditó lo que decía la chica. Tenía razón, (tu name) se las haría pagar. No le preocupaba un posible castigo, pero la idea de que rompiese su acuerdo, sí le preocupaba. Aunque él no había hecho nada que estuviese en contra de su acuerdo. Pero ella no estaba atada a ese trato. Podía romperlo cuando quisiese. Aún así se negó a verla rodeada de hombres.
- ¡No irá! -repitió ceñudo.
- Lincoln está aquí. Si quieres venir tú también, lo pasaremos bien ¡Pero despiértala ya!
- ¡No irá! -dijo justo antes de colgar.
No iba a ir a ninguna cena con todos los gigantones que trabajaban con ella. Él sabía como la miraban, como babeaban por ella ¡Todos lo hacían! Aún no sabía como soportaba todo aquello. Ella era una diosa deseada por todos los simples mortales. Sentía que tendría que luchar contra el mundo para tenerla. Por eso era mejor apartarla del mundo y tenerla solo para él.
Caminó hacía la habitación esperando poder descansar un poco y aliviar la angustia que se apretaba en su pecho. Pero esta se multiplicó al no ver a (tu name) en la cama. Escuchó un ruido y se giró para verla salir del baño. Su fresca y deliciosa fragancia le llegó como una oleada de sensaciones. Ya estaba vestida y levemente maquillada. Aunque era evidente que se había duchado, no tenía el pelo mojado, ni había rastro alguno de prisa en su imagen. Había tenido suficiente tiempo para una ducha rápida y alistarse.
Ella le sonrió mientras se colocaba unos pendientes y recogía su bolso.
- ¿Quién era? ¿Mai? -preguntó (tu name) sonriente, haciéndole saber que había estado despierta mientras él hablaba.
- ¡Sí! -corroboró tenso. No sabía qué hacer.
- La llamaré para avisarle que voy de camino -explicó la rubia ignorando su cara de pura furia.
¿Qué podía hacer para impedírselo? Aunque solo era una cena. No iba a pasar nada. Pero allí estarían esos musculitos que siempre la rodeaban. Axel, Tony, los guaperas de los camareros... ¡No, no iría! - ¿Cuanto tiempo llevas despierta? -preguntó cambiando de tema para hacer tiempo.
- Un ratito. Poco antes de que sonara el teléfono. Me mordiste un pecho. Eso me despertó. Pero seguía adormilada hasta que te levantaste -explicó (tu name) sin interés.
- Y aprovechaste para alistarte -le reprochó iracundo.
- ¡Sí! -corroboró ella devastándolo con una sonrisa- No te esfuerces Joe - le sugirió risueña- Por mucho tiempo que te tomes, no vas a conseguir que me quede.
- ¿Y si simplemente, no te dejo salir? -amenazó Joe colocándose como un muro ante la puerta. Ella como respuesta solo soltó una carcajada llena de seguridad, diversión y sensualidad. Lo hacía sentirse como un novato ante una maestra en las artes de la manipulación. Ella miró el reloj y sonrió.
- Cuatro orgasmos no harán que me pierda la cena. Pero puede que cinco sí ¿Quieres comprobarlo? -preguntó coqueta mientras se desabrochaba el vestido.
Eso no se lo esperaba. Estaba confundido. Y excitado, muy excitado. Aunque sabía que era una trampa ¿Cómo no caer en ella teniéndola desnuda frente a él?
Corrió hacía ella besándola apasionadamente. Devorándola. La llevó hasta la cama. Las caricias volaban en uno y otro sentido. Y la unión fue exigente y profunda. Ella lo torturaba con movimientos suaves y profundos, encima de él. Joe tenía claro que quería demostrarle que ella dominaba la situación ¡Y así era!
Ella lo miró con una sonrisa malévola que lo advirtió de que algo se traía entre manos. La vio erguirse sobre él y desplazar una pierna de un costado, para unirla a la otra, que se encontraba en el otro costado, por encima de sus narices. Su fragancia lo devastó al tenderse sobre él de espaldas y cubrirle un hombro y un brazo con su dorada melena, sin deshacer la unión. Su delicioso trasero aplastado contra el estomago de Joe era demasiado para su autocontrol. Pero cuando se arqueó lo suficiente para que la penetración fuese profunda pese a estar de espaldas y con las piernas muy unidas, él no aguantó más y soltó un desesperado gemido.
- ¡Eres perversa! -gruñó contra la suave curva del cuello de la chica.
- ¡Gracias! Me esmero cada día para no decepcionarte -se mofó ella entre gemidos.
¡Y Dios sabía que lo lograba! No creía que algo así pudiese ser. Era un hombre experimentado, muy experimentado. No entendía como era posible que nunca hubiese probado tal deliciosa postura. Probablemente porque no muchas mujeres podían curvarse como una gata en celo como esa perversa ninfa hacía.
Observó las cumbres de sus pechos que se exponían ante su mirada y las atrapó con sus exigentes manos. La tenía a su completa disposición. Sin embargo, era muy consciente de que solo en un sentido de comodidad. Él podía acceder a cada centímetro del cuerpo de la chica. Pero era ella quien dominaba la situación.
Había visitado ya muchas veces el paraíso junto a ella. Pero cuando ella se contoneó sobre él y notó la estrechez que ahorcaba su miembro, descubrió que el paraíso tenía una puerta trasera hacía un lugar mucho mejor.
¡No!, se corrigió ¡No era el paraíso, sino el infierno! Un infierno lleno de pura y maravillosa lujuria. La chica lo miró satisfecha de haber logrado lo que pretendía. Se separó de él y se tendió sobre su pecho descansó su mentón sobre sus manos apoyadas contra el suave bello negro del torso bajo ella. Pudiendo mantenerle la mirada fijamente.
- ¿Te ha gustado? -preguntó (tu name) con una carcajada burlona.
- No ha estado mal -respondió, manteniendo su orgullo. O intentándolo. Era un experto en la materia, se recordó Joe algo inseguro.
- ¡Oh! -susurró mordiéndose el labio inferior provocativamente- Algo me dice que has aprendido algunas cosas esta noche -espetó sardónicamente.
- ¡Tienes mucho que enseñar! -protestó irritado. No soportaba la idea de que hubiese estado con tantos hombres. Y aún menos que lo controlase tan endemoniadamente bien.
- ¿Quieres aprender más? -preguntó (tu name) coqueta.
- ¿Eh? -musitó sorprendido. Quería mantener un poco de dignidad y no ponérsele de rodillas y suplicarle que le dejase hacerle el amor el resto de sus vidas. Pero la oferta era demasiado tentadora para negarse.
- Si quieres -dijo (tu name) mordisqueando el lóbulo de su oreja- morir de deseo y satisfacción esta noche, podemos llegar a un trato -le explicó mientras hacía pequeños círculos con un dedo sobre los diminutos rizos negros de su pecho- Yo voy a la cena y tú dejas de darme problemas. Iba a protestar. Él no era uno de esos idiotas a los que se ganaba con unas caricias. No iba a ceder porque ella...
Se olvidó de lo que iba a decir y del mundo cuando ella le lamió suavemente el cuello mientras le acariciaba la nuca.
¡Perversa y manipuladora! ¡Pero que bien lo hacía!
Se tuvo que rendir. Y aunque no lo dijo, fue claro que aceptaba. Pero no sería un patético pelele más. No la esperaría mientras ella se iba con otros.
- Mai dijo que Lincoln también ha ido -comentó Joe algo inseguro. Ella le sonrió comprendiendo a qué se refería.
- Dúchate rápido y nos vamos -dijo (tu name) y se levantó a toda prisa. Joe vio como recogía su ropa y entraba al baño. Minutos más tarde ambos estaban listos para marcharse.
(tu name) nunca en todo su vida había tenido una prueba de autocontrol parecida. Al parecer él no había notado lo nerviosa que estaba. Lo había abordado muy segura de lo que haría. No era la primera vez que lo hacía. Pero sí era la primera vez que se derretía de placer al hacerlo. Aún así había conseguido aparentar mantener sus emociones bajo control. No sabía cómo. Merecía un premio por ello. Se tomaría una copa nada más llegar al restaurante, quizás dos. Cuando lo vio ducharse, frotándose todo su delicioso cuerpo bronceado, decidió que sería una botella entera.
Solo Dios sabía cómo había conseguido salir de esa cama y no se había degradado hasta el punto de suplicarle que la amara. Pero había logrado contenerse ¡Sería botella y media! Capítulo 49
Tras cenar con sus amigos, Joe notó que (tu name) no era una seductora con todos los hombres. Pudo ver como bromeaba y se burlaba como una más entre sus compañeros de trabajo. Salvo en algunos momentos en los que tuvo que interrumpir a alguno un poco más amable de la cuenta, en general, todos la trataban como la loquita traviesa que él conocía.
Le disgustaba ver que todos tenían una confianza que él creía tener en exclusiva. Pero se decía no tener derecho a reclamarle nada. En ese aspecto. Tras dos semanas compartiendo cama y prácticamente los días completos, se acostumbraron a su nueva relación.
Dormía frecuentemente -todas las noches- con ella e iban juntos a clase. Salvo cuando él tenía que trabajar en la empresa de su padre, o ella tenía que preparar la gran fiesta o trabajar en la empresa de publicidad, siempre estaban juntos.
Solo quedaban unos días para Nochebuena y todos estaban reunidos hablando de lo que harían ese día. (Tu name) notó que Joe llevaba unos días más serio de lo acostumbrado. Aunque empezaba a ser amable y cariñoso, llevaba unos días muy secos.
- ¿Qué tal si hacemos una gran cena en mi casa? -sugirió Lincoln.
- Siempre que yo no cocine, ¡perfecto! -advirtió Miley.
- Por mí, esta bien. Pero... -se interrumpió (tu name) para mirar a Joe que seguía mirando al suelo como si esperase que se abriese la boca del infierno bajo él.
- Joe ¿tú que piensas? -preguntó Lincoln al notar la preocupación que tenía su amiga por él.
- No podré -contestó muy serio, como si pensase en algo que lo martilleaba por dentro.
(Tu name) pudo leer su expresión con total facilidad y miró a sus amigos con un claro ruego, para que se marchasen y los dejasen a solas. Estos lo entendieron y se fueron. (Tu name) se acurrucó al lado de Joe, acunando uno de sus fuertes brazos y apoyando la cabeza sobre su hombro. Él la miró con ternura y le besó la frente. El rastro de dolor de su cara desapareció tras una devastadora sonrisa.
- ¿Qué pasa? -se atrevió a preguntar finalmente (tu name). Llevaba días notándolo extraño. Pensó que había sido en vano todos los esfuerzos de recuperar su confianza. Pero ahora sabía que no era con ella con quien estaba enfadado. Su expresión vulnerable cuando se habían quedado solos, le decía que la necesitaba.
- Nada -susurró besándole de nuevo la frente.
- ¿Por qué no podrás venir a cenar ese día? Tu padre siempre se lleva a su mujer a ver a su familia fuera del país -recordó ella extrañada.
- Y lo hará -corroboró él sin ganas de dar más explicaciones.
- ¿Entonces? -insistió ella- ¿Has quedado para cenar con alguien? -conjeturó ella sin asimilar lo que aquello significaba.
- ¡Sí! -respondió Joe con frialdad.
¡Había quedado con otra! Pasaría la Nochebuena con otra mujer. No es que (tu name) esperase ser la novia oficial esa fiestas pero al menos, si esperaba ser la única. Ese era el acuerdo ¿no? ¡Él no podía irse con otra!
Aunque la idea de que pudiese estar con otra, besarla, acariciarla,... ¡le repugnaba! Fue consciente -pese a sus celos cegadores- del poco deseo que mostraba en que esa noche llegase ¿No quería estar con esa chica? ¿Por qué había quedado con ella entonces?
Observó la cara ceñuda y dolida de Joe. Verdaderamente se encontraba mal. (Tu name) sintió la necesidad de reconfortarlo y lo abrazó muy fuerte. Ante el gesto, Joe intentó sonreír sin mucho éxito. - ¡Ojalá no tuviese que ir! -exclamó con tristeza mientras le acariciaba la mejilla con los nudillos. - Joe...-dijo (tu name) con preocupación- ¿Qué ocurre?
- Mi madre quiere que vaya a conocer a su nueva familia -explicó por fin Joe, con un rastro de furia contenida- Supongo que quiere hacer el papel de madre ejemplar delante de su nueva victima. (Tu name) sabía que él deseaba ver a su madre más que nada en el mundo. Desde que, con dieciséis años, se fuese de su casa para volver con su padre, no la había vuelto a ver. Era comprensible que estuviese resentido. Pero no engañaba a nadie diciendo que no deseaba verla.
- Aprovecha el tiempo que estés allá. No lo pierdas en peleas que no te llevarán a ningún sitio -le aconsejo la chica.
- No quiero pasar esa noche rodeado de extraños -confesó Joe con tristeza.
¿Qué podía decir para reconfortarlo? Ella entendía que sería duro para él. Si ya era difícil enfrentar a su madre después de tanto tiempo, ahora tenía que añadirle a un extraño -con probable familia- a la, ya desagradable, ecuación.
- Dile que prefieres conocerlos en un día menos... especial. Conocerlos poco a poco -sugirió (tu name).
-Ya lo ha pensado. Por eso me hace ir unos días antes. En dos días sale mi avión al infierno -resopló cabizbajo.
- ¡Oh! -fue lo único que se le ocurrió decir a la joven.
Joe miraba al suelo perdido en sus pensamientos. Algo se le ocurrió, ya que ella pudo ver como todo su cuerpo se removía sobre el asiento nervioso. La miró como si fuese la única cosa que había en esa habitación y apartó la mirada. Era obvio que luchaba contra una idea.
- ¿Puedo ayudarte en algo? -dijo Joe por cortesía.
Él la miró con los ojos como platos, como si hubiese adivinado sus pensamientos.
- Yo... yo... -comenzó a decir nervioso, retorciéndose los nudillos. Suspiró y sonrió con calma- Solo había pensado que podías acompañarme.
"¡Acompañarlo!". La idea le retumbaba en la cabeza como si fuese una declaración de sentimientos. Pero no lo era. Solo necesitaba a una amiga que estuviese a su lado. No la amaba. Podría llevarse a cualquiera y sería lo mismo para él. Pero no para ella. Ella lo amaba y compartir aquello con él sería especial y probablemente doloroso.
Cada día estaba más enamorada y sufría más. No le ayudaba ver que cada vez él era más posesivo y estaba más pendiente de ella. Aunque pasaban horas haciendo el amor, también había conseguido algunas horas de risas y juegos, que le recordaba a los viejos tiempos.
Pero no era igual. Ella estaba enamorada y él no. Eso lo cambiaba todo. Pero no quería perderlo. Así que seguiría sufriendo en silencio y mendigándole un poco de amor.
- Yo... -iba a decir (tu name) cuando él la acalló con un gesto con la mano.
- Tranquila, tranquila. Entiendo que tienes planes o trabajas. O... -se interrumpió con sus pensamientos y frunció el ceño.
(Tu name) entendió su gesto y soltó una carcajada. Pensaba que saldría con otro. Le alegraba que eso lo disgustase. Pero era obvio que había estado ausente toda la tarde porque había dejado claro que tenía la noche libre. Seguía de vacaciones hasta la fiesta de Año Nuevo y su trabajo en la empresa le permitía tener libre las fiestas.
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:18 | |
| - Podré ir, si quieres -afirmó ella con una tierna sonrisa.
A él se le iluminó la cara, como a un niño ante un juguete nuevo. Contuvo las ganas de abrazarla y besarla, y solo aprobó la idea.
- Bien -contestó Joe, cruzándose de brazos para no abalanzarse sobre ella.
Llevaba unos días tan estresado con ese tema, que saber que ella estaría con él lo había aliviado tanto como si le quitasen un piano de cola de encima. No quería ver como su madre manipulaba a un pobre hombre otra vez. No sabía si resistiría una cena con esa farsa de familia. Pero lo que menos le gustaba, era saber que dejaría sola a (tu name). La quería a su lado. Siempre a su lado. Esas semanas juntos le había demostrado que no era capaz de quitarle las manos de encima ni un minuto, mucho menos pasar toda una semana sin verla.
Era absurdo plantearse que podría lograr estar lejos de ella. Necesitaba estrecharla entre sus brazos cuando dormía, despertarse con su fragancia. Escucharla reír hacía que su interior se hinchase de ternura y pasión a la vez. Ella tenía que ir con él. Ella quería ser su amiga, y eso es lo que haría una buena amiga. Y aunque ella no lo quisiese a él, si deseaba complacerlo. Todo iría bien mientras la estuviese a su lado. Capítulo 50
La idea de que (tu name) lo acompañase empezaba a no parecerle tan bueno idea a Joe. Si su miedo era lidiar con una mujer sin corazón que lo manejaba a su antojo, no era una buena idea llevar a una que era mucho peor.
Sentado en la terraza de una cafetería junto a Lincoln y Miley, observaba como (tu name) sonreía a un hombre, al que se había apresurado a ir a saludar, dejándolo solo. Y celoso, muy celoso.
El tipo era alto, treinta y pocos, atractivo, y demasiado interesado en lo que (tu name) le contaba, para su gusto. Los fulminó con la mirada a ambos, esperando que algo les pasase. No paso nada. Pero se escuchó una sonora carcajada junto a él. El responsable de dicha burla, Lincoln, le colocó la mano en el hombro y negó con la cabeza, diciendo sin palabras "no cambiarás".
Miley intentó desviar su atención preguntándole por el viaje que harían al día siguiente. Minutos más tarde (tu name) se les unió. La llegada de la rubia provocó un incómodo silencio. Joe miraba su taza de café mientras que la pareja lo miraba a él.
- No conozco a ese tipo ¿Es alguien del trabajo? -preguntó Miley, antes de que lo hiciese Joe de forma menos sutil.
- Es mi jefe en la empresa. Y el dueño del departamento donde vivo -explicó (tu name) sorbiendo un poco de su capuchino despreocupadamente- Es una suerte verlo. Le pagué el primer mes en metálico pero no me ha dado un número de cuenta a la que enviar el resto -comentó sin dar importancia- Pero su secretaria se va a ocupar de todo. No se si lo descuenten de mi sueldo o hagan un tramite... No sé. El caso es que está solucionado.
- ¿Su jefe? -susurró Joe irritado- ¡Como no! -dijo en un suspiro apenas audible.
- Me alegro -dijo educadamente Lincoln, ignorando los celos de su amigo- He pensado -continuó tras una leve pausa- que podríamos ir al cine.
- ¿Otra vez? -protestaron el resto al unísono.
- ¿Qué le has visto a la taquillera que tantas ganas tienes de volver a verla? -se burló su novia.
- ¡Mai, que cruel! La tipa es vieja, fea y gorda. A él el que le gusta es el niño de las palomitas -se mofo (tu name) entre carcajadas.
- Sí, cariño -le apoyó Joe cubriéndola los hombros con un brazo- Es muy sospechoso que vaya tan a menudo por palomitas, agua, golosinas,... ¿Qué te traes con ese chico? -le preguntó a Lincoln con mirada burlona. Olvidándose de lo ocurrido unos minutos antes y disfrutando del contacto de ella. - ¿Es que ustedes no tienen otro entretenimiento que no sea reírse de mi? -los acusó Lincoln ceñudo. Los tres se miraron entre si y después a él.
- ¡No! -contestaron estallando en carcajadas.
- ¡Muy graciosos, muy graciosos!
Finalmente cedieron y fueron al cine, por segunda vez esa semana. Como ya se había vuelto costumbre discutieron por elegir la película. Como siempre, las chicas ganaron, tras dejar fuera de juego a los chicos con sus sensuales caricias y coqueteos. Ellos se dejaron vencer con una sonrisa indefensa, mezclada con diversión.
Durante la película las chicas no dejaron de comentarla, mientras ellos las mandaban a callar -sin éxito- una y otra vez. Se empacharon de dulces, se rieron y discutieron lo que cada uno pensó del argumentó. Como era habitual Joe le llevaba la contraria en todo a (tu name) porque le gustaba verla irritada. Y esa vez lo consiguió con bastante facilidad.
Lincoln y Miley se reían mientras Joe huía de (tu name). Ella lo perseguía con toda la intención de arrancarle la lengua cuando lo pillase. Como niños pequeños corrieron durante minutos hasta que se cansaron y él se dejó ganar. Pero ella solo le dio un suave golpe en el brazo y le dio la espalda con dignidad.
Antes de que (tu name) llegase hasta sus amigos, Joe la rodeó con sus brazos, abrazándola por detrás inmovilizándola de la parte superior. En esa posición caminaron el resto del recorrido, mientras el le mordía suavemente la dulce curva entre el cuello y el hombro.
- ¡Que bonito! -exclamó Lincoln burlón.
En ese mismo instante Joe la soltó y miró a su amigo con pura furia. Aunque eran conscientes de que la pareja de novios estaba más que informada de lo que había entre ellos, siempre fingían que solo eran amigos. Como siempre había hecho ante todo el mundo, negaba tener nada más con ella. Y aunque esta vez si había mucho más, no lo reconocería en público. Jugaban, reían y hasta coqueteaban, pero no daban muestras de ser algo diferente a los amigos de siempre.
Obviamente Lincoln y Miley ignoraban sus intentos por disimular. Ambos hablaban del "trato" que habían hecho, pese a que ellos no lo deseasen. Pero procuraban que no hubiese nadie más presente. (Tu name) se sintió una vez más ofendida. Él se avergonzaba de ella, y seguía apartándola de él como si fuese la peste cada vez que alguien estaba cerca. Pero no era capaz de tener las manos quietas. Ella lo amaba y él adoraba su cuerpo ¿se suponía que debía ser suficiente?
(Tu name) se arregló el pelo de donde Joe había apoyado su cabeza e intentó cambiar de tema, como ya se había acostumbrado a hacer, cada vez que Joe era incapaz de resistirse a no tocarla.
- ¿Vamos a cenar algo? -preguntó agarrándose del brazo de su amiga.
- Dudo que me quepa nada más -protestó Mai frotándose el vientre.
- Eso dices todas las noches -bromeó Lincoln a una distancia prudencial.
- ¡Cochino! -le gritó Mai corriendo tras él.
- Me refería a que siempre dices que no te cabe el postre pero te lo comes -intentó arreglarlo su novio con evidente burla.
- Y después dicen que nosotros peleamos como niños -le dijo (tu name) a Joe mientras los otros correteaban alrededor de ellos.
Finalmente, como los chicos si tenían hambre, acabaron cenando en un restaurante cercano. Al llegar a los postres una morena se acercó a Joe cuando este estaba distraído eligiendo el más apetitoso.
- Te recomiendo el de chocolate -dijo la morena desconcertándolo.
Joe iba a contestar pero estaba demasiado ocupado intentando recordar donde había visto esa cara antes.
- El chocolate es delicioso -continuo la morena coquetamente.
En ese momento (tu name) apareció, ignoró a ambos y observó las tartas que se exponían en la vitrina. Colocándose junto a Joe pero sin siquiera dirigirle una mirada.
Pero este si la miró. Recorrió cada rasgo de su cara mientras ella se relamía observando los postres. Después observó a la morena. Era atractiva y en cualquier otro momento habría intentado acostarse con ella. Pero no podría hacer tal cosa sin pensar en (tu name).
Y entonces la recordó. Era la chica que conoció en el bar. Con la que se acostó imaginándose que era su amiga, antes de saber lo sensual y apasionada que era.
El reconocerla no ayudó a que saliesen palabras de su boca ¿Qué podía decirle a una chica que había tratado tan mal? Aunque ella no parecía ofendida. Aún así, la situación no podría denominarse como cómoda.
Como era incapaz de hablar a la morena decidió hablarle a (tu name).
- ¿Qué haces? -preguntó ceñudo mientras seguía maldiciéndose por no poder evitar querer besar esos dulces labios que ella no dejaba de maltratar con mordiscos sensuales, al mirar los postres.
- Elijo un postre -contestó (tu name), en un tono que dejaba claro que la pregunta era una tontería.
- Pero tú siempre te pides la de chocolate y yo elijo otra diferente, y las compartimos –protestó Joe irritándose.
- ¡Sí! Yo elegiré la de chocolate. Pero como veo que tienes problemas para decidirte, he venido a ayudarte -aclaró ella fulminando a la morena.
- ¿Eres su novia? -preguntó la chica con desdén.
- No, soy el polvo de una noche ¡Espera! ¿Esa no eres tú? -dijo (tu name) sardónica. Ella era el polvo de muchas noches. Pero eso no se lo iba a decir a esa vampiresa. Aunque tuviese claro que solo era eso para Joe, ¡un polvo!
La morena se unió al estupor de Joe y ambos la miraron sin saber qué decir. Unos segundos más tarde, Joe intentaba decir algo coherente, pero fue imposible. Estaba sorprendido por la reacción de (tu name). Ella solía ser muy sarcástica pero no tan directa ¿Y cómo sabía lo de él con esa chica, si ni él la recordaba?
- Me gusta la de queso -afirmó (tu name), como si no hubiese pasado nada- Pero si quieres otra elígela rápido que no quiero estar aquí hasta el año que viene -le ordenó con calma y miró a la chica- Me presentaría, pero me parece una perdida de tiempo y esfuerzo aprenderme tu nombre cuando tengo claro que no nos volveremos a ver. A Joe no le gusta repetir. Aunque... siempre hay excepciones ¿verdad, Joshep? -exclamó fulminándolo con la mirada, dejándolo inmóvil en el sitio. Después le dio la espalda y caminó hacía la mesa.
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| | | angenick Comprometida Con...
Cantidad de envíos : 912 Edad : 31 Localización : Venezuela Fecha de inscripción : 14/12/2009
| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:19 | |
| Joe notó como su corazón era pisoteado por un elefante ¿Lo que había visto en sus ojos era dolor? ¿Ella pensaba que solo era un polvo que se repetía diariamente? Bueno, lo era ¿No? Sí, sí lo era ¡No podía ser nada más! Como amiga había perdido su confianza. Como mujer nunca la había tenido ¡Ni la tendría!
Pero esos ojos... ¡Le había hecho daño! Podía verlo en su mirada. En sus preciosas turquesas. Él dijo que nunca le haría daño y ahora se lo estaba haciendo. Ella no quería estar con él solo lo hacía para no perderlo. Si seguía aprovechándose, acabaría perdiéndola para siempre. Pero no podía alejarse de ella. Ni tampoco estar cerca y no tocarla. Era un egoísta por atarla a él, pero la necesitaba. Capítulo 51
El trayecto en avión se hizo interminable. (Tu name) no sabía a donde mirar para evitar ver a Joe, sentado junto a ella. No era agradable para alguien que no creía en el amor, darse cuenta de que amaba a alguien que nunca la miraría como otra cosa más que una aventura. Lo intentaba asumir. Se había dicho que no importaba mientras lo tuviese cerca. Pero cada vez era más difícil. Y no se sentía con fuerzas de soportarlo mucho más.
Agradeció que Joe no le dirigiese la palabra ni intentase llamar su atención. Sabía que le ocurría algo pero estaba demasiado preocupada por su frágil estado emocional como para preocuparse por el de otra persona. Y no quería añadirle a sus problemas una nueva paranoia de él. Se conformaba con que fuese lo que fuese que ahora pensase de ella, fuese lo suficientemente grave como para no hablarle el resto del día. Pero ¿qué podía pensar que fuese peor que lo que ya pensaba sobre ella? La llegada al aeropuerto fue incómodamente silenciosa, en contraste con el bullicio de alrededor. Fue valiente y lo miró a la cara. Estaba triste, absorto en sus pensamientos. Probablemente temía ver a su madre, pensó (tu name), caminando para recuperar su maleta.
Momentos después, la espectacular Ninel apareció con una radiante sonrisa. Abrazó a su hijo como si quisiese exprimirlo y lo soltó solo para comérselo a besos. Todo el mundo los miraba, pero a la mujer le daba igual.
- ¡Mamá, ya! -protestó Joe irritado- Estás armando un espectáculo -acusó mientras se lavaba la cara con el dorso de la mano.
Su madre ignoró el comentario y comenzó a lavarle ella misma la cara con sus enjoyadas manos. (Tu name) rió ante la imagen. Parecía el niño que ella conoció. Avergonzado por las muestras de amor de su madre. Pero sabía que en el fondo las adoraba.
La risa de (tu name) hizo que la mujer se percatase de su presencia. La miró de arriba a bajo y después a su hijo, con expresión interrogante. Él solo abrió la boca levemente, pero nada salió de sus labios. Ninel se acercó a la joven y la abrazó.
- Hola cariño. Cuanto tiempo sin verte -dijo Ninel sin dejar de abrazarla.
- Pensé que no me había reconocido -confesó (tu name).
- ¡Oh! Claro que sí. Mi hijo y tú eran inseparables. No podías ver a uno sin el otro. Pero me ha extrañado que no me dijese que venías -afirmó la mujer acariciándole la mejilla- Antes eras una muñeca pero ahora eres toda una belleza.
A (tu name) no le costó darse cuenta de que Joe apretaba los dientes al escuchar el comentario. Incluso, creyó poder escucharlo.
- Una auténtica belleza -repitió la señora- Seguro que tienes a todos los hombres locos por ti. Mi pobre hijo se llevará todo el día peleando con ellos -bromeó abrazándola de nuevo. Pudo ver sobre su hombro como Joe la fulminaba con una mirada inquisidora.
- Claro que no -negó con suavidad (tu name), con media sonrisa.
- Estoy segura de que sí. Conozco a mi hijo. Y cuando se refiere a ti, es el más celoso del mundo -explicó Ninel con seriedad- Aún recuerdo la que armó para poder hablar contigo diariamente cuando vivía acá. Él...
- ¡Ya! ¡Suficiente! -interrumpió Joe malhumorado- ¿Podemos irnos ya? Estoy cansado del viaje.
- Pero hijo, si ha sido un viaje muy corto. Yo pensé... -comentó la mujer apenada.
- Eterno. Ha sido eterno -espetó Joe sin más mientras caminaba dándole la espalda a ambas mujeres.
Las bellas féminas se miraron sorprendidas y caminaron tras él. A su paso hombres y mujeres se giraban para mirarlas. Ajenas a este hecho, lo único que ellas escuchaban era maldecir una y otra vez a Joe. Ambas agradecieron la presencia de la otra. (Tu name) estaba segura que iba a necesitar hablar con esa mujer si no para ayudarlos a salvar su vínculo madre-hijo, si para evitar acabar matando al hijo, por ¡imbécil!
¿Quién lo mandaría a él pedirle a (tu name) que lo acompañase?, se recriminó Joe. Había unido a dos mujeres que eran capaces de hacer que una habitación entera -incluso, un aeropuerto- se girase para contemplarlas. Lo único que le faltaba es que se ayudasen entre ellas a ser aún más arrebatadoras. Si el silencio del avión le hizo congelar la sangre, la cháchara que llevaban las dos mujeres durante el trayecto en coche, se la hizo hervir. Se reían, bromeaban y eran tan encantadoras que cualquier hombre caería rendido a sus pies. Pero él las conocía de verdad y no caería en la trampa. Se alejaría de ambas todo lo posible. Ignoraría su existencia.
- ¿Y tienes novio preciosa? -preguntó Ninel a (tu name), haciendo que Joe fracasase en su intento de ignorarlas. Aunque disimuló, mirando por la ventanilla, estaba atentó a la respuesta.
- ¿Novio? -repitió soltando una carcajada- Dudo de que haya un hombre sobre la tierra capaz de soportarme.
Él era capaz de soportarla. Adoraba hacerlo. Y para su desgracia, el resto de los hombres también, se dijo furioso.
- No me creo que una chica tan guapa este solita -insistió Ninel- Seguro que hay alguien. En la universidad en el trabajo. En ese local del que me has hablado, seguro que hay chicos guapísimos ¿No hay ninguno que te llame la atención?
- Mamá ya te ha dicho que no -contestó Joe por ella- ¡No insistas más!
- Seguro que este -dijo señalando a su hijo- tiene la culpa. Apuesto lo que sea a que te los espanta.
(Tu name) no pudo evitar soltar una carcajada ante el tono cómplice y sigiloso de la mujer. Por su parte Joe volvió su atención al paisaje que divisaba por la ventanilla, aún más furioso que antes.
- No, para nada -mintió (tu name) con media sonrisa- En realidad, me apoyó mucho en mi última relación. Pero no duró mucho.
- ¡Oh, pobre! -exclamó Ninel acariciándole el cabello.
- ¡Oh, no! No me malinterpretes. Ambos deseábamos terminar. Estábamos mejor como amigos.
Ahora es el novio de una de mis mejores amigas, y son muy felices -explicó con una sonrisa.
- ¿Y tú? -insistió la mujer- Tienes cara de enamorada... ¡Lo sabía! -gritó sobresaltando a todos- Te has sonrojado, eso significa que estás enamorada.
Joe dejó de ver interesante el paisaje en ese mismo instante, y se giró inmediatamente para ver como (tu name) intentaba esconder el rostro entre su cabello y miraba por su ventanilla. Pero pudo ver que tenía razón su madre, estaba sonrojada.
- No, no estoy... ahm... enamorada. Es solo que... me da vergüenza este tema -mintió (tu name), entre susurros.
- Bueno, pues me alegro. Porque el hijo de Tiziano tiene tu misma edad ¡Y es divino! -afirmó Ninel mordiéndose el labio- ¡Te va a encantar! Y tú a él ¡Estoy segura! Es alto, moreno, de ojos verdes y piel dorada, ¡Es un dios! Y su acento italiano te va a derretir. Además, estudia...
Ninel continuó describiendo las miles de virtudes de su nuevo hijastro y Joe se negó a seguir escuchando o acabaría cometiendo una locura. Ahora también tenía que lidiar con un guaperas, que seguramente caería rendido a los pies de (tu name)¡ ¿Qué hombre no lo haría?
Ese viaje cada vez le parecía peor idea. No le gustaba ver a su madre y (tu name) juntas. No le gustaba que hubiese un tipo que seguramente le haría la vida imposible esa semana. Y sobre todo, no le gustaba que (tu name) no hubiese dicho que estaba ocupada y nada interesada en ese italianucho. Ellos tenían un pacto, y aunque no fuesen pareja, estaban juntos.
- ¡Mamá déjala en paz, ya sale con alguien! -afirmó Joe sin dejar de mirar al exterior del coche. - Pero ella dijo que no tenía novio -replicó ceñuda.
- No tiene novio, pero sale con alguien -explicó el joven sin mucho interés. (Tu name) sintió como si le hubiesen dado una patada en la boca del estómago.
- ¡Oh, que pena! Estoy segura de que te iba a encantar Jean Carlo y él se enamorará de ti nada más verte.
Joe decidió que su nuevo objetivo en la vida era alejar al maldito Jean Carlo y ponerle un saco a (tu name), que impidiese que el resto del planeta pudiese verla. Y no es que estuviese celoso, es que simplemente no le gustaba que el resto del planeta mirase a su... amiga.
- Yo... ahm ¡lo siento! Pero si salgo con alguien -corroboró (tu name), más sorprendida que el resto por su afirmación ¿Salían juntos?
- Bueno, pues entonces solo tendré que buscarle una buena chica a mi Joe -comentó Ninel entre suspiros de resignación.
Joe miró a su madre y después a la muchacha junto a ella, esperando ver en ella los mismos celos que a él lo consumían. No hubo ningún cambio de expresión ¡Oh, sí, sí lo hubo! ¡Se estaba riendo! ¿Era mucho pedir que, al menos, tuviese un poco de miedo a perderlo? No era la clase de mujeres que temen perder las atenciones de un hombre. Ella sabía como él que era la única en su vida. Y Joe odió sentirla tan segura. No sentía nada por él. Y nunca lo sentiría.
- No creo que Joe necesite tu ayuda para eso -le aclaró (tu name)- Es un auténtico rompecorazones. Tiene a todas las chicas de la universidad locas por él. Por no decir del resto. No creo que necesite ayuda para encontrar novia.
- Pero mi hijo no puede acabar con cualquiera. Tiene que ser guapa, inteligente, ingeniosa y que la quiera y lo quiera de verdad.
Joe sintió como se le encogía el corazón. Esa era exactamente, la (tu name) que él había conocido. Y salvo porque ya no había amor entre ellos, seguía siendo tan espectacular y arrebatadoramente deslumbrante.
- Así como tú -dijo Ninel a (tu name), desconcertándola- Es una pena que se vean como hermanos. Habrían hecho una pareja perfecta. Por una vez estaba de acuerdo con su madre. No en lo de hermanos, ya que era absurdo. Pero sí en que ella estaba mejor con él y no buscándole más problemas metiéndose con italianos inoportunos. Capítulo 52
Al fin, el chofer paró frente a una gran casa cerca de la playa. El lugar era precioso, con grandes jardines, bien cuidados. No se veía ningún vecino cercano. Pero era lógico teniendo en cuenta las dimensiones de la propiedad.
Joe fue todo un caballero y cogió las maletas de ambos, después de que su madre lo obligase. Caminaron hasta la puerta, mientras (tu name) alababa el hogar de la orgullosa mujer. Joe estaba acostumbrado a ver a su madre rodeada de ostentosos lujos, por lo que el lugar no le resultó nada espectacular. Siempre habían tenido más dinero del que necesitaban, pero él como su padre no era de los que presumían o lo exhibían en público. Su madre sí. Vivía para ello.
La puerta principal se abrió, dejando salir a un joven con evidente prisa. Iba tan despistado mirando el reloj que casi choca con Joe. Pero fue inevitable que una maleta cayera. Con una agradable sonrisa, la recogió del suelo y se la entregó.
- Discúlpame. Llegó tarde a una... -el joven se quedó en completo silencio al ver a la muchacha tras Joe. Observó la cascada de dorado pelo rizado, las perfectas curvas envueltas en un ceñido vaquero y una escotada blusa, apenas tapada por un entallado abrigo a juego con unas altas botas. Subió de nuevo hasta su rostro y se perdió en su mirada. Se ahogó en el océano que veía en ellos. Y así lo hizo saber con un pequeño gemido.
- Te lo dije -susurró Ninel a la joven. Pero Joe también lo escuchó.
No tenía que ser muy inteligente para saber que ese tipo se interesaría por ella. Todos lo hacían. Era demasiado bella para pasar desapercibida. Iba a ser una semana muy dura, pensó Joe. Y en ese momento, decidió que la pasaría en guardia. No le gustaba nada ese clon de dios griego que tenía frente a él.
- Jean Carlo -lo llamó Ninel, acercándose a él- Estos son Joe, mi hijo, -presentó señalando suavemente con un gesto de mano- y (tu name), una amiga de la familia.
- ¡Oh! -fue lo único que fue capaz de decir el joven, sin dejar de mirarla.
(Tu name) empezaba a sentirse avergonzada por el claro interés del muchacho. No pudo evitar sonrojarse al mirarlo para saludar, porque no dejaba de devorarla con la mirada. Pero su vergüenza se evaporó -en parte- al ver la cara de pura furia de Joe ¡Estaba celoso! Adoraba el lado posesivo de ese neandertal. Era lo único que aún le daba esperanzas de que pudiese sentir algo por ella. Vio como una adolescente de hormonas revueltas, daba saltos en su cabeza de pura alegría por el hecho.
Ninel intentó cortar la tensión del lugar. Veía que su joven amiga estaba incómoda por el excesivo interés de su futuro hijastro. Y este no dejaba de babear en su presencia. Así que era mejor sacar algún tema de conversación. Cualquiera.
- Hijo, te quedarás en la única habitación libre que nos queda -informó Ninel, sacando a todos de sus pensamientos- (tu name) compartirá habitación con Dulce, la hermana de Jean Carlo.
- ¿Qué? -espetó Joe malhumorado.
- Lo siento, hijo. No me avisaste de que vendrías acompañado, y todas las habitaciones están ocupadas. Dul es muy buena chica, (tu name) y ella se llevarán muy bien. Ya lo verás -le dijo a (tu name), en un suave abrazó.
- Tranquila. No me importa compartir habitación -contestó (tu name) tímidamente. A Joe tampoco le importaba compartir la suya. Más concretamente, su cama. Con ella. Y por la cara del italianucho, él pensaba lo mismo.
- Cierto -dijo al fin, Jean Carlo- Dul te encantará. Si necesitas cualquier cosa solo tienes que decírmelo. Puedo mostrarte el lugar. Por aquí no vas a encontrar mucha compañía. La casa está atestada de viejos magnates, amigos de mi padre. Así que si necesitas algo.... Lo que quieras. Solo dímelo.
La idea de querer mantener a ese tipo lejos de (tu name) ya no le parecía atractiva ¡Quería matarlo! Era un descarado. Flirteaba con ella en sus narices ¡Con su (tu name)! ¿Quién se creía que era? (tu name) era suya ¡Suya! Y ningún italiano de cuarta iba a quitársela.
- ¿No tenías prisa? -le recordó Joe al que acababa de declarar como su enemigo.
- Con una belleza así en casa, no puedo irme -explicó Jean Carlo, sin dejar de mirar a (tu name)- ¿Vamos, cara? -le pidió cortésmente, mientras le cedía su brazo para acompañarla hasta dentro. ¿Cara? ¿El ¡imbécil se había atrevido a llamarla cariño en italiano, coqueteándola? Eso fue demasiado para su autocontrol. Dejó caer las maletas al suelo y miró con cara de asesino al joven.
(Tu name) estaba disfrutando de las expresiones de Joe. Pero decidió que era mejor dejarlo todo ahí, o alguien acabaría herido. Y por la cara de Joe, sabía quien sería.
- Gracias, puedo sola -le dijo (tu name) al joven, alejándose rápidamente, hasta llegar junto a Joe- Mejor cojo yo mi maleta -afirmó recogiéndola del suelo- Es la segunda vez que acaba en el suelo y llevo objetos frágiles.
- Bella, déjame a mí -pidió Jean Carlo mientras arrebataba el objeto de sus manos. Aprovechando para acariciar suavemente sus nudillos.
Joe vio el gesto y entró en cólera. Pero antes de que se le echase encima, ella lo abrazó por la cintura, impidiendo que se acercara al joven pícaro. Apoyó la cabeza sobre su hombro y disimuló, distraída, no notar lo que ocurría.
- Estoy cansada -afirmó (tu name) aún abrazada a él.
- ¡Yo también! -espetó furioso. Cansado de todos los hombres que se le tiraban encima.
- Les enseñare sus habitaciones, para que descansen un poco antes de la cena -les indicó Ninel algo desconcertada por la situación.
- Con que nos indiques una habitación será suficiente -informó Joe, abrazando a (tu name) posesivamente.
Jean Carlo se dio cuenta del gesto y miró a Ninel esperando una confirmación de que eran pareja. Pero esta no parecía sorprendida por el gesto.
- Hijo, ya no son niños. No pueden compartir la habitación -explicó Ninel- Solo hay una cama. - Solo indícanos donde está, madre. Estamos cansados.
- Pero... -comenzó a decir Ninel sorprendida- Joseph, estará mejor con Dul, en su habitación.
- No me apetece tener que escabullirme a la habitación de una desconocida y asustarla, a horas indecentes de la madrugada, para poder ver a (tu name). No tengo quince años -protestó Joe, dejando atónitos a todos- Enséñanos nuestra habitación.
El plural de la petición y el brazo posesivo sobre la cintura de (tu name) dejó claro su relación. Ella se sonrojó hasta la raíz y solo escondió el rostro entre su espesa melena.
- ¿Nuestra...? ¿Son...? -intentó asimilar su madre.
- Madre deja de preparar mentalmente la boda y enséñanos donde podemos descansar.
Ninel ignoró el tono seco en el que se dirigió a ella su hijo y fue a abrazar a (tu name).
- Yo sabía que estaban hechos el uno para el otro -exclamó la mujer muy sonriente- Desde que eran pequeños eras la única a la que podía mirar.
Y a las cientos de mujeres con las que se había acostado entre tanto, pensó (tu name) celosa. Pero ella no podía protestar. No eran pareja. Y ella tampoco había sido célibe, precisamente, todo ese tiempo.
- En los años que vivió conmigo no le vi ni una sola novia. Sabía que te echaba de menos. Siempre llamándote y escribiéndote -explicó Ninel orgullosa de su intuición- Han tardado en hacerlo oficial ¿Cuanto tiempo llevan juntos?
(Tu name) estaba ahogada por la idea de que todos pensasen que eran novios. Atónita por no saber qué decir. No podía fingir que eran pareja. Pero tampoco sabía si Joe quería fingir serlo para alejarla de Jean Carlo. Porque era evidente que solo lo había hecho para marcar territorio.
Joe protestó y le pidió a su madre que dejase de delirar con la idea de que ellos estaban juntos. No dijo que fuesen novios. Tampoco lo negó. Se limitó a conseguir lo que quería. Tendría a (tu name) a su lado.
Pensar en pasar toda una semana durmiendo solo hacía que todo el aire desapareciese de sus pulmones. La necesitaba cerca. Tenía que abrazarla mientras dormía, besarla al despertarse, contemplarla mientras se sumergía en un sueño profundo... Capítulo 53
Joe tenía claro que era la persona con menos suerte del mundo. Tras la tarde a solas -cosa difícil porque su madre no dejó de interrogarlos- consiguieron dormir algo. A pesar de que él no deseaba tal cosa. Pero ella se empeñó en descansar. Después de arreglarse y reunirse con los demás para la cena, descubrió que el atractivo de la familia Uckermann, era generalizado. Dulce era muy bella. En el instante de verla y tras observar como ella lo devoraba con la mirada pensó en vengarse de (tu name) y coquetearle un poco a la chica. Para su desgracia, la joven que al principio parecía odiar a (tu name) acabó adorándola como todos. Las chicas bromearon y rieron durante toda la cena. Incluso (tu name) llamaba cariñosamente "gatita" a Dul. Todo le salía mal.
Jean Carlo los había invitado a ir a la playa tras la cena con unos amigos. Obviamente él se había negado. Pero (tu name) había aceptado y tuvo que ir a vigilar que "el manos largas" dejase de ser tan "cortés" con su... amiga. Había decidido que la próxima vez que le pusiese la mano en la cintura para darle paso o con cualquier otra excusa, se la cortaría.
Observó como (tu name) y Dulce charlaban sentadas en una roca, a una distancia prudencial de todos los chicos. Centenares de muchachos con las hormonas revueltas que alabaron cada centímetro de la anatomía de su... amiga.
¡(tu name)! Se llamaba (tu name). No eran... eran... Ella era... ¡suya! Eso era, toda suya, se aseguró furioso Joe, cuando vio como un osado se le acercaba. Dio las zancadas exactas para llegar hasta ellas antes de que el muchacho comenzase su cortejo.
- Hola chicas. Están muy solas acá ¿Por qué no vienen a tomar algo con nosotros más cerca del fuego? -le dijo el muchacho en tono coqueto a (tu name). Joe rechinó los dientes y se mantuvo a escasos pasos escuchando.
- Gracias –contestó (tu name)- Pero aquí estamos bien. Además, cuanto más me acerque allí más frío pasaré.
- No. Si está calentito. Tenemos un fuego -dijo el muchacho señalando lo obvio.
- Sí. Pero no sirve de mucho si no paras de desnudarme con la mirada.
La respuesta de (tu name) dejo atónito tanto al muchacho como a Joe que estaba tras ella. Las chicas aún no lo habían visto, pero estaba lo suficientemente cerca como para enterarse de toda la conversación.
- ¡Que creída! -espetó el muchacho irritado.
- Y este es el momento en el que tú te vas -dijo (tu name) con una sonrisa malévola señalándole el camino.
El joven la miró despectivamente y se marchó. Joe no podía creer que la chica que él conocía hubiese tratado a alguien así. Sabía que a ella no le preocupaba caer mal a la gente, pero siempre hacía todo lo posible para que no pasara. Había sido superficial, engreída y tenía que admitir, que ingeniosa.
- ¡Oh! ¿Cómo haces eso? -protestó Dulce a (tu name), aún sin percatarse de una presencia tras ellas- Te dije que ese chico me gustaba ¡Lo has espantado!
- ¿Prefieres escucharlo piropeándome? -replicó (tu name) con una sonrisa tierna- Déjame a mi que se lo que me hago. En unos minutos volverá y tendrás tu oportunidad.
- ¿Cómo lo sabes? -preguntó la morena de enormes ojos verdes, con curiosidad.
- Está furioso conmigo y quiere replicarme. Pero su intelecto no le da para mucho ¡Es hombre! -bromeó soltándose en carcajadas- Volverá cuando tenga pensado algo hiriente para decirme. Como no tiene ninguna excusa para acercarse te utilizará a ti. Te pedirá que vayas con ellos o algo parecido. Dul iba a replicar insegura de que tal cosa pasase. Joe a sus espaldas le veía lógica a lo dicho pero no creía que fuese realmente tan buena manipulando a la gente, para que todo le saliese tan bien. Pero ambos se tuvieron que tragar su opinión al ver como el chico se acercaba de nuevo.
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| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:19 | |
| -Dul, ¿vienes con nosotros? He pensado que puedes congelarte si te quedas mucho tiempo cerca de la reina de hielo -espetó fulminando a (tu name) con la mirada.
- Cuidado, no te lesiones -respondió (tu name) con total tranquilidad haciendo que el chico la mirase incrédulo- Pensar para alguien que no está acostumbrado puede ser toda una actividad de desgaste -se burló (tu name) haciendo que Dul soltase una carcajada e intentase disimularla inútilmente con la mano- Y no soy "Reina de hielo". Aún soy princesa. Pero cuando me coronen te avisó -concluyó y caminó hacía la orilla dejando a la chica muerta de risa y al joven desconcertado.
Joe sabía que ese chico no estaría muy acostumbrado a encontrase con mujeres tan seguras de si mismas y con tanta agilidad mental. (Tu name) tenía una personalidad realmente única. Sonrió y caminó tras ella.
(Tu name) chapoteada en la orilla. Descalza y con los pantalones remangados. Había sido un día muy largo. Y deseaba que acabase lo antes posible. Había comprobado que era realmente buena manipulando a la gente. Pero ¿por qué debe ser algo malo si las consecuencias son positivas? Al menos, para ella.
Se había negado a hacer el amor con Joe por la tarde porque sabía que lo hacía para marcarla de una forma invisible, no porque la amase. Y eso le repugnaba. Cuando habían bajado para cenar, pudo comprobar que todos habían sido informados de que eran paraje. Incluso, la famosa "Dul" que se lo comió con los ojos nada más verlo, sin importarle que estuviese acompañado. Pero no se pondría nerviosa por ello. Mostrar una debilidad es perder la batalla antes de comenzar. Habló con la chica aunque no tenían nada en común y era evidente que la despreciaba. Poco a poco fue mostrándose como digna de admirar. No fue muy difícil. La chica era bastante superficial y ella era un icono en ese mundo. En cuanto supo que trabajaba en una discoteca de moda y nombró a dos diseñadores, ya la había convencido de que era un modelo a seguir. Realmente le daba pena.
Suspiró mientras le daba una patada a una concha, hundida en la arena húmeda. Ella se caracterizaba por su sinceridad, y en realidad no había mentido en nada de lo que le había dicho, pero el único motivo por el que se había acercado a esa chica era evitar que hiciese contacto con Joe. Y funcionó. La chica, al igual que ella, ignoró a Joe toda la noche. Le dio otra patada a otra concha.
- Ellas no te están haciendo nada. Deja de molestar a las pobres conchas -se burló Joe con sonrisa tierna.
Se giró completamente para observarlo con mayor claridad. La luz de la Luna iluminaba y daba sombras a su rostro con una sensualidad mágica. Tuvo que tragar trabajosamente para poder deshacer el nudo de su garganta. Era endiabladamente guapo.
- Se han puesto en mi camino -replicó (tu name) con fingida tranquilidad. - ¿Como Dul? -preguntó él risueño
(Tu name) se desconcertó ¿Se había dado cuenta de que lo único que pretendía era alejarla de él? Aunque fuese así sería fácil negarlo. Tenía que relajarse. Odiaba como le hacía perder el control sobre ella misma, ese hombre.
- ¿Tienes celos de ella? -replicó (tu name) sardónica.
- Debería. Te has pasado toda la noche con ella -afirmó perdiendo por un instante la diversión en su rostro- Pero te has librado rápido de ella, y se la has encasquetado a otro.
- Ella me pidió que le ayudase a estar a solas con él -explicó la rubia a la defensiva.
- Y tú manipulaste al chico para que hiciese lo que querías -concluyó Joe con expresión insondable.
No sabía como interpretarlo, pero no pudo evitar estremecerse con la idea de que él la despreciase por lo que había hecho. Antes de que pudiese pensar en ello, se encontró a si misma justificándose.
- Hacer que alguien me odie para beneficiar a otro no es algo malo -protestó (tu name).
Y para su sorpresa Joe soltó una carcajada.
- Cariño, tú eras la más beneficiada.
No soportaba que él pudiese ver cuan vulnerable y necesitada de él era. Se había dado cuenta de que lo había hecho por celos. Porque no soportaba la idea de tener que ver a Dulce coqueteándolo. Y aún peor, porque no sabía si él cedería a sus encantos.
- No le encuentro el beneficio a que ese chico me odie. No es que me preocupe en lo absoluto, pero tampoco obtengo nada a cambio -dijo (tu name), convencida de que en otra vida tuvo que ser actriz.
- Te libras de todos ellos y te quedas a solas conmigo. Sin duda, sales ganando -bromeó acercándosele.
- ¡Vaya, que engreído! -replicó risueña.
- Tanto como la reina de hielo -repuso agarrándola por la cintura y rozándole suavemente con la nariz en su mejilla.
- No soy tal cosa -protestó (tu name) sin convicción, cruzándose de brazos, poniendo algo de espacio entre ellos.
- ¡Oh, es cierto! Princesa de hielo -se rectificó besándole la punta de la nariz.
- ¡Tampoco! El hielo se derrite, y no es fácil conseguir tal cosa conmigo -explicó burlona.
- Creo que puedo hacer algo al respecto -aseguró Joe hundiéndose en la curva de su cuello.
- Y yo creo que te valoras demasiado -espetó ella con desdén. Le dio la espalda y comenzó a contonearse alejándose lenta y sensualmente de él.
Era increíblemente sexy, pensó Joe. No podía evitar ponerle las manos encima ni cuando ella le demostraba en sus narices que era la manipuladora que él detestaba.
Ya ni él se creía eso. No la detestaba. Nunca podría hacerlo. La deseaba, la necesitaba. No importaba como fuese. Aunque fuese todo lo que odiaba de una mujer. Era difícil despreciarla cuando lo hacía de una forma tan natural.
Había manipulado a esos chicos como marionetas. Y en lugar de despreciarla por ello, la admiraba por su ingenio. Definitivamente, estaba perdido. Pero se reconfortaba con la idea de que él no caía en esas trampas. O eso creía. Capítulo 54
(Tu name) estaba sorprendida con la actitud de Joe. Se había negado a ir a almorzar con su madre. Finalmente había aceptado cuando ella lo hizo. Pero todo el almuerzo se comportó de una forma fría y distante. Pensaba que había cambiado su actitud con ella. Pero no sabía que con los demás también. A lo largo del día notó que sus acciones escondían un rencor desconocido para ella. Estaba claro que no conocía tanto a ese hombre como creía. Pero le sorprendió aún más ser testigo de una conversación entre ellos que la dejó helada.
- Tu padre me ha dicho que has comprado un apartamento para independizarte -dijo Ninel a su hijo. - Si -corroboró sin interés.
(Tu name) estaba petrificada. No tenía ni idea de que él se fuese a mudar. Y era extraño porque se pasaban el día juntos.
- No sabía que siguieses en contacto con él -continuó Joe fulminando a su madre con la mirada. - Es tu padre. Es natural que estemos en contacto. Además, él me informa de cómo te va, ya que tú apenas te dignas a llamarme.
La chica cada vez se sentía más fuera de lugar. Necesitaba escabullirse pero no había forma de hacerlo, que no fuese muy obvia.
- No hay mucho que contar. Mi vida no es tan... ajetreada como la tuya -espetó con desdén.
Ambas mujeres lo miraron atónitas. Había sido descaradamente cruel, y eso no era normal, en la despreocupada actitud de Joe.
- Te vas a vivir solo, tienes novia... Creo que son suficientes cosas que desconocía y que una madre debe saber -reprochó Ninel indignada.
- Hay cosas con un hijo debe saber y tú nunca le has dicho -replicó Joe con la mirada más fría que ambas mujeres habían visto jamás.
Ninel se quedó perpleja y tembló unos segundos, después sacudió la cabeza como si se negase a que sus pensamientos fuesen ciertos. Esbozó una sonrisa que sorprendió a (tu name), y continuaron con un tema superficial el resto de la tarde.
No sabía qué hacer o cómo comportarse. Notaba la tensión en Joe. Pero no sabía qué ocurría. Al subir a la habitación para cambiarse antes de bajar a cenar no pudo más.
Joe daba vueltas por la habitación, como si se le quedase pequeña, tirando su ropa en cada rincón. Con solo los vaqueros, se sentó en el borde de la cama. Hundiendo sus dedos en sus oscuros rizos, escondiendo de ella su rostro.
- ¿Qué ocurre? -preguntó (tu name) insegura.
- Nada -contestó rápidamente.
- No es lo que parece. Has esparcido tu ropa por toda la habitación -replicó ella dispuesta a enterarse de lo que le pasaba- Estás furioso ¿Por qué?
Él levantó el rostro hasta cruzar la mirada con la de ella. Sus ojos reflejaban dolor, rencor, ansiedad, furia,... ¿miedo? Se veía tan frágil que le corto la respiración. Y una necesidad primitiva de protegerlo y consolarlo se apoderó de ella.
Pero antes de que ella hiciese el más mínimo amago de acercarse a él, él cambio su actitud. Nublando todos esos sentimientos, con una expresión insondable.
- ¡Frustración sexual! -exclamó acariciándola con la mirada- Eso es lo que tengo.
Desde que habían llegado a casa de su madre no habían hecho el amor. (Tu name) se había negado a ser un objeto sexual en presencia de otros. Cada día, cada minuto, estaba más segura de no poder seguir con esa farsa.
Él había intentando seducirla, y en innumerables ocasiones ella había estado apunto de ceder. Pero para suerte de ella, siempre algún obstáculo había impedido que se dejase llevar por la lujuria. Él le había coqueteado a Dulce, y la chica no había sido inmune a sus encantos, a pesar de ser consciente de que "traicionaba" a su nueva amiga. Pero ella se había contenido los celos, porque básicamente no le había quedado otro remedio. Siempre estaban rodeados de gente. Y para suerte de ella -de nuevo, muy afortunada- Jean Carlo siempre estaba dispuesto a distraerla cuando Joe estaba ocupado en otros menesteres.
Los celos de Joe siempre podían más que sus deseos de vengarse, y acababa buscándola para marcarla como "propiedad privada". Suspiró con los recuerdos de esos dos últimos días. Ella quería a ese hombre. Pero cada día descubría que lo desconocía más de lo que pudiese imaginarse. Aunque en otras cosas fuese totalmente predecible.
- Ya te he dicho que no habrá sexo en casa de tu madre -le repitió por decimoséptima vez ese día. Joe suspiró frustrado y se levantó de la cama con brusquedad.
- Habría sido mejor que te quedases en el cuarto de Dul -replicó malhumorado.
- De acuerdo. Siempre puedo ir si no deseas que compartamos la cama -informó (tu name), encogiéndose de hombros con despreocupación.
Él la miró con expresión sombría. Achicó los ojos hasta que fueron dos puntos de pura furia en su rostro. Se levantó, caminó hasta el baño y entró dando un portazo tras de sí.
- ¿Eso es un sí o un no? -preguntó (tu name) a la habitación vacía.
Como respuesta se escuchó un objeto frágil haciéndose pedazos contra la puerta del baño. No estaba de humor para que indagase en el asunto, y mucho menos para sus típicas peleas de "quien puede más". Estaba realmente furioso. Y ella no quería ser la afortunada con la que decidiese desahogar toda su rabia.
Salió de la habitación para evitar ser ella la próxima victima de su enfado. Caminó por los pasillos enormes y desiertos. Todos estarían seguramente preparándose para la cena. Bajó por las escaleras y se sorprendió al ver una luz encendida en un cuarto apartado. Pensando que podía ser Dul o Ninel se acercó.
Desde la puerta pudo ver que efectivamente Ninel estaba dentro. Acurrucada frente al fuego, en los brazos de Tiziano. Era una visión tan romántica que no puedo evitar contemplarla y sonreír.
- Piccola mía, no te preocupes -le decía él besándola con ternura.
- Pero creo que sabe la verdad -comentó Ninel con angustia, sorprendiendo a (tu name), que se quedó estupefacta en el sitio.
- Si lo supiese habría dicho algo. Y con el temperamento que ha demostrado tener, probablemente me habría roto la nariz o algo parecido -bromeó Tiziano abrazando con más fuerza a su mujer.
- Deseo tanto ser tu esposa y que todo se aclare -dijo Ninel en un suspiró.
(Tu name) se detestó por estar espiando. Pero le fue imposible moverse. Sabía que hablaban de Joe ¿Él sabía un secreto sobre su madre? Ella estaba segura de que así era. La actitud de Joe lo demostraba. Fuese cual fuese el temor de la bella mujer estaba justificado, porque Joe estaba evidentemente molesto con ella. Y él no lo estaría sin razón.
- ¿Nunca te dijeron que es de mala educación espiar detrás de las puertas? -pregunto una sensual voz masculina llena de sarcasmo. Capítulo 55
(Tu name) se encogió de sorpresa y vergüenza. La había pillado y no podía más que intentar que la pareja de dentro no la descubriese también. Se giró lentamente con ojos inocentes que suplicaban silencio absoluto. Su descubridor la sonrió con devastador encanto y la agarró de un codo para guiarla lejos de allí.
- Cara, que aficiones más extrañas tienes -comentó con grandes pinceladas de sorna- ¿Qué otros hobbies tienes además del espionaje?
- Rapto bebés y torturo a héroes de guerra -se burló ella, caminando junto a él hasta el jardín. - No creo que haya un solo hombre en el mundo que no se dejase torturar por una belleza como tú -aseguró Jean Carlo con adoración.
Ese chico nunca se cansaba de adularla. Y había algo en él que le resultaba irresistible. No sabía el qué. Era obvio que era uno de los hombres más atractivos que había visto nunca. Pelo moreno y rizado, ojos de un verde tan claro que llegaba a confundirse con un dorado deslumbrante. Su perfecto rostro era tan solo comparable al de su amado Joe. Había conocido a muchos hombres guapos, pero ninguno llegaba a poder hacerle la competencia en sensualidad a Joe. Pero ese chico le hacía recordar esa misma pasión ¿Sería su acento italiano o había algo más? Fuese lo que fuese no era suficientemente fuerte para olvidarse de Joe.
Charlaron durante largo rato dando un paseo, hasta regresar al mismo punto del que partieron. Entraron a la casa para despedirse y arreglarse rápidamente para cenar.
- Estate preparada -le advirtió Jean Carlo con una sonrisa malévola- La cena va a ser muy interesante.
- ¿Y eso? ¿Qué ha pasado? -preguntó curiosa.
- Dul esta furiosa. Mi padre le ha armado tremenda escena esta tarde. Hubo insultos en italiano y todo -se interrumpió en carcajadas- Ella no se va a quedar de brazos cruzados ante las órdenes de mi padre.
- ¿Cuáles órdenes? -quiso saber (tu name)¡, seguro de que no le iba a gustar lo que iba a escuchar.
- Que se alejase del codiciado Joseph. Y es extraño, porque mi hermana suele coquetearle a todo bicho viviente y con tu novio se ha comportado -señaló Jean Carlo frunciendo el ceño- No sé por qué se ha enfurecido tanto mi padre. Aunque Ninel estaba también allí. Supongo que fue ella la que pidió que no se metiese en tu camino. Aunque la advertencia de alejarnos de tu querido novio fue para los dos. Al parecer quieren protegerlo de nuestras malvadas garras -bromeó con una sonrisa pícara.
(Tu name) no se molestó en desmentir el noviazgo. Tiziano más que un favor le había causado un problema. Cuando a una chica superficial y caprichosa se le prohíbe algo es como decirle donde está escondido el tarro de la galletas, no dudará en ir a buscarlo. Suspiró con frustración. No necesitaba aquello. Pero había mucho más que una amenaza a una relación inexistente.
Ella se había librado recientemente de sus secretos -o la gran mayoría-, pero allí flotaba la angustia de esconder la verdad. No entendía qué ocurría allí, pero tenía la desagradable intuición de que iba a explotar una bomba en cualquier momento.
- No te preocupes, cara -susurró Jean Carlo desdibujando con el pulgar el ceño fruncido de ella.
(Tu name) desechó sus pensamientos y volvió a la realidad. Se encontró con unos ojos verdes pendientes de ella. Unos labios carnosos humedecidos de deseo y unas dóciles manos acariciándole el rostro. Se quedó rígida ante él. Antes de que pudiese decir o hacer algo para separarse, escuchó un sonido muy característico. Eran... ¿aplausos?
Se giraron inmediatamente hacia el lugar donde provenía el sonido y se encontró con la esbelta y poderosa figura de Joe sobre el penúltimo escalón, observándolos con ojos chispeantes. Pero ¿qué era lo que se veía en ellos? ¿Diversión o ira?
- ¡Que bonito! -se burló Joe caminando hacía ellos como un enorme muro que se expandía ante ella- ¿He interrumpido el momento tierno? -la ridiculizó cogiéndola por el brazo, apretándola contra él- ¿No decías que nada de sexo en la casa? ¿O solo iba por mí?
Así que había decidido seguir torturándola con desconfianzas e insultos ¡Perfecto! Ella se había hartado de ser la buena chica. No valía para serlo. Y le demostraría lo bien que se le daba no serlo.
- Estaba barajando mis opciones. Como Dul esta enojada, no me resulta nada atractiva la idea de compartir su cuarto -comentó (tu name) con tranquilidad y un rastro de burla- Así que esperaba que Jean Carlo me hiciese un huequito en su cama ¿Crees que lo consiga? -preguntó con fingida inocencia y un fondo de malévola sensualidad. Pudo ver como las chispas de sus ojos ardían con furia. Sonrió satisfecha, antes de que él la cogiese del brazo y la arrastrase escaleras arriba. Y como por primera vez en mucho tiempo se sentía segura de sí misma y con muchísimas ganas de fastidiar a ese hombre, decidió meter más leña al fuego.
- ¡Ciao, amore! -gritó (tu name) a Jean Carlo muerta de risa, mientras era arrastrada- Nos vemos en la cena -dijo antes de perderlo de visto al entrar en los pasillos que llevaban a los dormitorios.
- ¡Ciao, cara! -escuchó replicar al joven entre risas.
Miró a Joe que la sujetaba del brazo, con tanta fuerza que le hacía daño. Pero no se lo iba a decir. Lo último que diría en ese momento era algo que le hiciese saber que podía dominarla, física o emocionalmente.
Abrió con brusquedad la puerta de la habitación y la tiró contra la cama. Se separó de ella solo unos segundos para ir a cerrar la puerta con llave y volvió a ella. (tu name) estaba sentada en medio de la cama con las piernas cruzadas bajo ella y una enorme sonrisa en los labios.
- ¿Crees que esto es un juego? -protestó Joe furioso.
- ¡Tú sabrás! Eres el que lo ha empezado. Yo solo lo he continuado. Y obviamente, lo he ganado -replicó (tu name) ampliando una sonrisa condescendiente.
- No juegues con fuego -advirtió furioso.
- ¿O qué? ¿Me voy a quemar? -espetó (tu name) inesperadamente triste- ¿Qué puedes hacer o decir que me haga más daño del que ya me has hecho? -preguntó rogando porque la irritación de sus ojos para dejar salir las lágrimas, desapareciese.
Vio como cada músculo del cuerpo de Joe se tensaban. La miró con algo parecido a culpa y después de apenas unos segundos, todo rastro de emoción desapareció de sus ojos. Se mantuvo frente a ella, quieto, inmóvil, sin hacer ni decir nada.
- Tengo que arreglarme para la cena -dijo (tu name) corriendo hasta la confortable soledad del baño.
Cerró tras ella y se dejó caer sobre la puerta hasta dar en el suelo. Le había confesado que le estaba haciendo daño. Si la conociese como ella siempre había creído que hacía, ataría cabos. Deduciría que lo amaba. Pero si la conociese, se habría dado cuenta antes que nunca habría estado con él por simple sexo. Si la conociese...
¡Ni ella se conocía a sí misma, en esos momentos! Enamorada de su mejor amigo. Dejándose utilizar. Soportando sus insultos y acusaciones. Y esa mirada de desdén que siempre lo acompañaba. Ella no tenía por qué soportar nada de aquello ¡y no lo haría!
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:20 | |
| Se lavó la cara, miró en el espejo a la (tu name) fuerte y segura de sí misma que había desaparecido hacía meses, y salió del baño. Pero la habitación estaba vacía. Se había ido. Una vez más, daba la espalda a hablar del problema y se encerraba en sí mismo. Pero esta vez no sería ella quien corriese tras él para estar a su lado sin hacer preguntas.
¡No la quería como su amiga! Pues que buscase alguien que soportase y entendiese sus cambios de humor. Que supiese que estaba mal aunque sonriese. Que se sentase durante horas a su lado en silencio sabiendo que necesita a alguien a su lado pero no era capaz de hablar. Ya no sería ella la que hiciese todo eso. Ya no eran amigos.
Y en ese mismo instante lo decidió. Nunca recuperaría lo que una vez tuvieron. Había desaparecido la oportunidad de que él la viese como algo más que un cuerpo que le diese calor en la cama. No había ninguna posibilidad de volver a ser amigos. Y por tanto, era absurdo seguir siendo amantes. Ella solo recibía dolor de esa relación. Destellos de lo que podrían tener juntos y nunca tendrían. Capítulo 56
Al bajar para la cena se encontró con el asiento de Joe vacío. Ninel le dio una vana excusa para su ausencia y ella fingió aceptarla sin pesar. Jean Carlo aprovechó para hacerle compañía y animarla con sus ingeniosos chistes y coqueteos.
¡No se iba a sentir culpable!, se dijo tajante. Ella no era nada de Joe y en cuanto lo viese le dejaría claro que el tiempo de validez del contrato había espirado.
Al llegar el postre se escuchó el sonido de la puerta. Minutos más tarde, Joe entraba al comedor, haciendo que toda la atención se centrase en él.
(Tu name) estaba sorprendida por la aparición. Pero aún lo estuvo más por sus acciones. Caminó hacía ella, cogió a Jean Carlo del cuello de la camisa como si no pesase nada y lo levantó de su asiento, para hacerlo a un lado. Sentándose él al lado de (tu name). No dijo una palabra. Rechazó la comida cuando una sirvienta se la iba a colocar frente a él, y aceptó el postre. Todos continuaron con sus respectivas charlas al verlo comer.
Al terminar la cena e ir todos hacía el salón para tomar una copa, observó como Ninel se acercaba a su hijo para hablar y este la ignoraba, dándole la espalda y caminando hacía ella. No supo qué decir cuando lo tuvo frente a ella. No estaba acostumbrada a verlo tan serio, durante tanto tiempo.
Definitivamente no era quien ella creía que era.
Él la rodeó con una mano la cintura y la guió hasta el jardín. Era el momento de hablar. Y ella tenía mucho que decir. Pero ¿por donde empezar?
Vio como él se sentaba en unas escaleras de piedra y miraba al cielo estrellado como si buscase respuestas. Lo imitó y se sentó junto a él. No le costó ver la decisión en su cara. Había algo concreto que quería contarle. Pero ella sabía que si era sobre ellos, no le gustaría escucharlo. Y si no lo era, iba a hacer que se ilusionase de nuevo con significar algo para él. Y ya le había demostrado que no era nadie en su vida.
Decidió que sería ella la que hablase y terminase con aquel teatro, en cuanto lo vio abrir la boca. El temor dio vida a sus palabras.
-Tenemos que hablar -dijo (tu name) atropelladamente. Joe cerró la boca con brusquedad, como si se tragase sus propias palabras antes de que saliesen al exterior. Con el ceño fruncido la observó e hizo un leve gesto con la mano de cortesía para que continuase.
(Tu name) no tenía claro cómo diría aquello. Pero el amor que sentía por él la estaba consumiendo. Tenía que alejarlo de ella, de su lastimado corazón. Cogió fuerzas de donde no la había y se decidió a hablar.
- Nuestro trato... -intentó decir nerviosa- No creo que sea prudente que continúe.
- ¡Prudente! -repitió él en un susurro y esbozó una pequeña sonrisa sarcástica.
Ella sintió que todo el oxígeno abandonaba sus pulmones, y toda su decisión de continuar con aquello se tambaleó. Pero tenía que hacerlo antes que el daño fuese irreversible. Si es que no era demasiado tarde ya.
- Nos aporta más problemas que ventaja -dijo (Tu name) finalmente decidida a que era lo mejor- No paramos de hacernos daño. Pensamos que podíamos disfrutar de momentos juntos, pero esos momentos se han convertido en una batalla diaria.
La mirada de Joe era inescrutable. Pero estaba pendiente de ella, sin dejar de mirarla ni un segundo, con una leve sonrisa. Nerviosa decidió seguir hablando sin importarle si tenían o no sentido sus palabras.
- Está claro que no podemos ser amantes. Y has dejado claro que no quieres que seamos amigos. Así que es mejor que dejemos la farsa antes de que digamos o hagamos algo que pueda herir más al otro.
Cuando dejó de hablar notó que él se contrajo levemente, como si un dolor insoportable le hubiese cruzado todo el cuerpo. Suspiró y miró al oscuro cielo, esperando que dijese algo.
- Tienes razón -es lo único que dijo Joe, antes de levantarse y caminar hacía el interior de la casa. ¿Tan poco le importaba lo que habían tenido? ¿No lucharía nada por mantenerlo? ¿Ella no le importaba ni lo más mínimo? Pero era lógico. Ella solo le daba sexo. Y no le costaría nada reemplazarla. No tenía por qué afectarle en absoluto.
Antes de que pudiese evitarlo una lágrima se escapó de sus ojos y corrió bajo su mejilla. Se puso en pie rápidamente, se secó la lágrima y se prometió que sería la última que derramaría por ese hombre. Escuchó las voces a lo lejos de los invitados de Tiziano y Ninel. Decidió que no era momento de socializar. Subiría, haría su maleta y le explicaría a Ninel que debía irse. Y se alejaría de Joe para siempre.
Convencida de que sería lo mejor. Y herida por no tener más opción, caminó hasta el cuarto. Al abrir se quedó estupefacta. Joe estaba sentado en el suelo, mirando a la nada. Apoyando la cabeza sobre los pies de la cama y los antebrazos sobre sus rodillas flexionadas. Se permitió un segundo para contemplarlo y después caminó hacía el armario sacando su maleta. La dejó sobre la cama y comenzó a colocar su ropa en ella. Joe no se movió. Cuando toda su ropa ya estaba guardada fue al baño por el resto de sus cosas. Al salir vio que él no se había movido del sitio. Guardó todas sus propiedades en la pequeña maleta y la cerró. Con esfuerzo la bajó de la cama y se paró junto a Joe para despedirse.
- No te puedes ir -dijo Joe sin más, antes de que ella abriese la boca.
- ¿Por qué no? -preguntó ella irritada por la indiferencia en su voz.
- Por varias razones -explicó él ausente y sin mirarla aún- No hay ningún vuelo hasta mañana...
- ¡Oh! -gimió frustrada soltando la maleta.
- Y no puedes dejarme solo -añadió él con voz ahogada.
(Tu name) sintió como el corazón se le encogía de emoción. Lo miró atónita, con ojos como platos y la boca abierta. No creía que lo que acababa de escuchar fuese cierto.
- Me harán muchas preguntas que no deseo contestar -rectificó Joe, mirándola al fin, con indiferencia- Todos creen que eres mi novia. Y si te vas me harán la vida imposible.
- Solo serán unos días. Y estoy segura de que encontrarás la forma de distraerte -espetó irritada. Seguramente se distraería con Dul, pensó furiosa. Él pareció leerle la mente y sonrió.
- No soy tan ingenioso como tú, cariño. Estoy seguro de que me meteré en más de un lío -advirtió él sonriente- ¿Podrías hacer esto por lo que fue nuestra amistad? -le pidió expectante.
- ¿Quedarme el resto de la semana? -preguntó insegura.
- Fingir ser mi novia, unos días –corrigió Joe férreo.
¿Fingir ser su novia? ¿Estaba loco? Lo que ella más deseaba era alejarse de él y le estaba pidiendo que fingiese ser la persona que más cerca estaba de su corazón ¡Estaba loco!
Pero ella estaba aún peor por pensárselo, se recriminó furiosa. Unos días juntos harían que el final de su relación fuese más civilizado. Podría aprovechar para dejarle claro a Joe que lo hacía porque una vez fueron amigos pero que en ese momento ella no deseaba volver a verlo más porque le había hecho mucho daño. Podría...
¿A quien pretendía engañar? No estaba preparada para abandonarlo. Simple y llanamente. Él la necesitaba y una vez más ella se sacrificaría por él.
- De acuerdo -aceptó con voz pesada.
Él se levantó y la miró como si acabase de darle una mala noticia. Después asintió levemente y se marchó de la habitación. Ella rompió su juramento y se echó a llorar sobre el edredón ¿Por qué tenía que enamorarse de alguien que parecía disfrutar haciéndole daño?- Capítulo 57
Desde la noche antes de comenzar esa visita, Joe se sentía el hombre más miserable del planeta. Había visto el dolor en los ojos de (tu name) y se había dado cuenta de que todo lo que hacía era engañarse para poder tener una excusa para tenerla cerca. Si se decía que ella no tenía sentimientos no tenía que preocuparse por herirlos. Pero ella los tenía y él le había hecho daño.
Se había repetido durante el trayecto en avión, una y otra vez que hablaría con ella, que se disculparía y haría lo que fuese necesario para enmendar su error. Pero entonces llegó su madre y después, Jean Carlo. Y los celos nublaron su juicio -una vez más-, siendo incapaz de hacer otra cosa que no fuese herirla aún más.
Habían jugado a un juego peligroso de celos, pero sabía que ella no temía por él. Solo lo quería como un amigo, por lo que no importaba que otras lo deseasen. ¡Y él se aprovechó de su amistad para atarla a él! se reprochó avergonzado.
Sabía que ella lo quería y haría cualquier cosa para no perderlo. Habían sido muchos años juntos. Pero él se había pasado exigiendo y era justo que ella quisiese alejarse de él para siempre. No tenía derecho a pedirle que fuese su amante. Hacía días que se reprochaba por ello. Cada noche se quedaba despierto observándola y ordenándose que al día siguiente le diría que ya no hacía falta que se sacrificase más por él. Nunca la abandonaría. Pero después la abrazaba y su olor y la sensación de la suave piel femenina contra la suya, le decía que no podría vivir un solo día sin eso. Frustrado lo había pagado con ella, siendo grosero y tratándola mal. Pero no podía alejarla de él. Cuando vio todo ese dolor en sus ojos esa misma noche supo que no podía continuar con lo que estaba haciendo. Y huyó.
Caminó durante más de dos horas. Intentó encontrar la manera de seguir junto a ella y no tratarla como a un objeto sexual. Pero no había ninguna. No podían ser amigos, porque deseaba besar cada centímetro de su cuerpo cada vez que la miraba, y no soportaría verla con otro. Ella no era solo un cuerpo bonito, era mucho más.
Pero no había manera de tenerla en su cama sin tratarla como un objeto. Y ella no se merecía ese trato, por mucho que él se hubiese intentado convencer.
Había acabado aceptando que la única solución era alejarse el uno del otro y seguir con sus vidas. Decidió volver a la casa y contarle su decisión. Pero al ver a Jean Carlo en su asiento, junto a (tu name), todo su autocontrol y decisión se había evaporado. Suspiró irritado con el recuerdo, se frotó los ojos y se sentó en las escaleras de piedra del jardín.
Allí había decidido pedirle disculpas por ser un cretino y aprovecharse de ella. Pero ella, siempre más inteligente que él, se le había adelantado, haciendo que terminase su peculiar relación. No supo qué decir. Pensó que si pedía disculpas ella iba a pensar que era una manera de querer seducirla para que cambiase de opinión. Y si seguía allí frente a ella, tan hermosa como estaba, seguramente lo intentaría. Así que se marchó. Se encerró en su cuarto y entonces lo dominó el pánico ¡La iba a perder para siempre!
En estado de shock se había dejado caer en el suelo. No la volvería a ver, ni a tocar. Otros la besarían, se embriagarían con su perfume, se perderían en la inmensidad de su mirada, se extasiarían con su risa. No volvería a disfrutar de esa pequeña seductora nunca más. El corazón se le encogió tanto que creyó haberlo perdido por completo. No podía perderla. Aún no estaba preparado. Bajó a la realidad al ver como ella entraba en el baño y recogía sus cosas. Estaba haciendo la maleta ¿Cuanto tiempo llevaría allí? Había estado tan absorto intentando encontrarle sentido al caos que había en su interior que no la había visto. Pero ella estaba por marcharse y no había encontrado ninguna solución. Así que se limitó a decir que simplemente no podía irse. Soltó la primera excusa que se le vino a la cabeza. Y sin pensar dijo la verdad ¡No podía abandonarlo! La quería junto a él. No se creía capaz de respirar si no era así.
Se levantó con brusquedad de la escalera de piedra y caminó por los jardines. Se había inventado otra estratagema más para mantenerla atada a él. Y encima se lo había pedido en nombre de su antigua amistad ¡Era rastrero! Se detestaba a sí mismo. Pero tenía que hacer algo para no perderla. Era algo temporal. Pero aún no estaba preparado para alejarse de ella para siempre.
Continuó caminando hasta encontrarse con la luz del despacho de Tiziano. Él y su madre se besaban apasionadamente en el interior. Podía verlos con claridad, en la distancia, por los grandes ventanales. Los dejó atrás en su camino.
¡Otra victima más en la lista de su madre!, pensó con pesar. Ella era una mujer sin corazón, incapaz de enamorarse. Por su culpa había juzgado así a (tu name). Pero ellas no eran iguales. (Tu name) era sincera con sus sentimientos. Si odiaba a alguien lo decía y si le gustaba también. Su madre, sin embargo, podía decir estar locamente enamorada de uno y no solo no ser cierto, sino que lo traicionaba de la forma más vil. Había tratado a su padre como un perrito faldero, siempre dispuesto para acatar sus órdenes. Y él había sido testigo del desprecio que obtenía a cambio. No entendía cómo su padre la había aguantado por tanto tiempo.
Lo peor de todo aquello era que había pagado todo su enojo con (tu name), en vez de hacerlo con la verdadera responsable. Suspiró con tristeza y se encaminó hacía su habitación. No estaba seguro de lo que haría esos días pero a pesar de que lo último que deseaba era quedarse en ese lugar, era su única excusa para tenerla cerca.
Al llegar a la habitación, la encontró a oscuras. Caminó a ciegas hasta la cama, hasta que sus ojos se acostumbraron a la escasa luz. Ella estaba acurrucada a un lado de la cama y le había dejado libre el resto, para que se acostase él al llegar.
Rodeó la cama hasta quedar junto a ella. Se arrodilló para quedar frente a su preciosa cara y la contempló. Su melena dorada caía por su hombro y se extendía por la almohada. Estaba hecha un ovillo, con las manos apretadas bajo su rostro. Le acarició la mejilla y rió al ver como ella movía su naricita, como una pequeña brujita que intenta hacer magia con su pequeña nariz.
Se puso de pie y se obligó a alejarse de ella. No podía dormir en la misma cama que ella. No podría controlarse y acabaría como todas las noches, apretándola contra él para sentirla parte de sí mismo. - Duerme, cariño -dijo antes de alejarse de ella.
Lo mejor sería una buena ducha fría. Eso aclararía todas sus dudas y amortiguaría su deseo. Le había rogado hacerle el amor un millón de veces desde que había llegado. Y aunque realmente lo deseaba, en realidad lo más insoportable era la idea de tenerla lejos de su abrazo. Necesitaba el contacto de su piel. No tenía claro como sobreviviría sin ese contacto.
Mientras se duchaba recapacitó en el hecho de no tenerla nunca más, y sintió que su corazón hecho pedazos se perdía por el desagüe.
Al llegar al cuarto aún entre sombras, volvió a esperar a que su vista se acostumbrase. A medida que se acercaba a la cama, sentía que sería un infierno mucho peor de lo que él pudiese imaginar.
El paraíso era estar dentro de ella, y él nunca más lo volvería a sentir.
Caminó de nuevo junto a ella, envuelto en una pequeña, mullida y blanca toalla. Y se deleitó con la preciosa imagen que le dejaba ver la suave luz de la Luna que entraba por el ventanal.
- Te necesito tanto... -le susurró mientras le acariciaba los rizos dorados.
Se acercó suavemente hacía ella, como si tuviese todo el tiempo del mundo y quisiese aprovechar cada centímetro de la aproximación. Rozó suavemente los rosados y carnosos labios femeninos con los suyos y deposito un casto y tierno beso. Un simple beso que le hizo estremecerse. Haciendo que la ducha fría no hubiese servido para nada. Ella era la única persona capaz de tener tal poder sobre él. Su pequeña y traviesa ninfa.
Se colocó algo de ropa para dormir y se acostó en el pequeño sofá de la gran habitación. No se sentía con el suficiente autocontrol para dormir en la misma cama. La miró. Solo estaban a un escaso metro y le pareció que estaba en otro planeta. Un lugar inalcanzable. La había perdido. Y solo tenía unos días para hacerse a la idea antes de perderla por completo. Capítulo 58
Los rayos de sol inundaban la habitación. (Tu name) comenzó a despertarse. Se tapó el rostro con una mano, intentando que la luz no la cegase. Se estiró perezosamente sobre las sábanas y miró la parte intacta de la cama que había reservado para que él durmiese. Después, miró hacía el sofá del cuarto. Estaba sola. Él habría salido temprano esa mañana. Probablemente para no tener que verla. Se tiró sobre el colchón de nuevo y cerró los ojos. No quería pensar en lo que había significado todo lo ocurrido la noche anterior.
Joe la había dejado en el cuarto hecha un mar de lágrimas. Había llorado hasta dormirse, acurrucada en un lado de la cama. Después, había notado un cosquilleo en la cara que casi consiguió despertarla. Pero estaba en un magnifico sueño en el que Joe la amaba y eran felices, y por supuesto ella tenía un fabuloso Ferrari para acompañarlos en esa vida de ensueño. Pero entonces lo había escuchado susurrarle que se durmiese. Él estaba allí, junto a ella, acariciándole la cara. Y le había dicho "cariño". Solo lo hacía sarcásticamente cuando estaba enojado. Pero esa vez su voz era suave, dulce, tan tierna que casi llora de felicidad.
Pero después, no pasó nada más. Vacío. Escuchó la ducha y se dijo que todo era producto del ensueño. Intentó dormir de nuevo, pero no pudo. Escuchó cada paso que dio él en la oscuridad. Notó como se acercaba a ella, y apretó los párpados intentando recordar que debería estar dormida. Iba a acostarse junto a ella, y todo su cuerpo contestó al hecho. Pero no lo hizo. Durmió en ese pequeño -y estaba segura que incómodo- sofá.
"Te necesito tanto..." le había susurrado antes de darle un dulce beso. Y estaba segura que eso no había sido un sueño. Porque pasó las siguientes tres horas intentando darle una lógica a lo sucedido ¿Qué quería decir que la necesitaba? Si fuese tan cínica como le gustaría pensar que era, pensaría que se refería a algo práctico, como que la necesitaba para hacerse pasar por su novia. Pero la verdad era que se había sorprendido a ella misma creyendo en cuentos de hadas en los que el príncipe acaba enamorado de la princesa, y no aprovechándose de su cuerpo para pasar a la siguiente.
¡Cielos, era patética! se dijo irritada. Un casto beso en la comisura de los labios y ya estaba haciéndose toda una película de amor. Él no la amaba. Y si había oído ternura en sus palabras era porque había vuelto el Joe dulce que ella conocía. Con suerte, se quedaría lo suficiente para no acabar matándolo antes de separarse para siempre. Porque ella también había vuelto a ser la que era, y no se dejaría pisotear de nuevo.
Se levantó con decisión de la cama y se metió en el baño. Unos minutos después estaba lista para lo que se le avecinaba. Pero ¿qué sería exactamente? Habían concordado fingir ser novios. Pero no sabía que esperaba de ella exactamente. Seguiría actuando como hasta entonces, se dijo relajadamente.
¿Ignorándolo y coqueteando con su futuro hermanastro? No estaba segura de que esa fuese la imagen de una buena novia. Aunque ella nunca había sido tal cosa. Solo estaría allí unos días, y ese mismo tiempo duraría su amistas con Joe, así que haría todo lo posible para ser la mejor novia del mundo. Después, lo sacaría de su vida y acabarían los problemas.
Sonrió al espejo y se dispuso a salir. Se encontró a Dulce y Joe en la cocina. Ambos hablaban relajadamente y reían sin parar. Pero no se sintió amenazada. Era un ambiente cómodo y distendido. Se preparó un zumo de naranja y se sentó a la mesa, junto a ellos. Pero nada más colocarse al lado de Joe él se levantó.
¡Se acabó el cuento de hadas! ¿Cuanto le había durado? ¿Cinco minutos? Suspiró y sonrió a la muchacha que tenía frente a ella.
- Joe me estaba contando sus planes para hoy -informó Dulce- ¡Es tan romántico!
¿De qué estaba hablando? Iba a hacer esa misma pregunta cuando Joe se sentó de nuevo junto a ella, le colocó un enrome tazón de leche, como a ella le gustaba y sus bollos preferidos ¿Qué estaba pasando ahí?
- ¡Come! Ya se que no te gusta desayunar nada más levantarte. Pero el día será pesado y no se a qué hora podremos almorzar -explicó Joe suavemente evitando mirarla a los ojos.
Estaba atónita, y como una autómata comenzó a engullir bollos. No sabía si estaba en un sueño o en una realidad paralela. Estaba segura de que en cualquier momento aparecería un elefante rosa por alguna parte.
Tras desayunar, sin apenas dirigirse la palabra, él la informó de que se irían a pasear por la playa. Explorarían un poco y se llevarían una cesta de picnic por si les entraba hambre.
Con un pantalón blanco hasta las rodillas, mostrando sus fuertes piernas y una camiseta sin mangas se presentó ante ella, cesta en mano. (Tu name) decidió seguirle la corriente, se colocó un bikini blanco y una minifalda vaquera del mismo color.
- ¿No va a hacer mucho frío para esto? -protestó (tu name).
- Aquí si. Pero en la playa con el Sol que hace hoy, estaremos perfectamente. Colócate una chaqueta hasta que lleguemos -le sugirió con una suave sonrisa.
Dulce. Muy dulce. Demasiado dulce, se dijo (tu name) desconfiada. Aun así, hizo lo que le decía y llegaron a una solitaria playa. Estaba llena de rocas y jugaron entre ellas, escalándolas y recordando las innumerables veces que se habían caído. Normalmente por culpa de ella, porque su espíritu aventurero acababa arrastrando a Joe a todas sus locuras. Y siempre acababan magullados.
- Tengo cientos de cicatrices por tu culpa -acusó Joe risueño.
- Son heridas de guerra -bromeó ella subiendo una enorme roca.
- ¡Ten cuidado! Esta resbaladizo -aconsejó preocupado- Creo que es mejor que volvamos.
- ¡Espera! ¡Ven rápido! Aquí hay algo... -dijo (tu name) perdiéndose unos segundos de su vista para después volver muy sonriente- Hay una cueva preciosa ¡Sube!
Ella lo ayudó con la cesta de picnic y subió. Entraron en la pequeña gruta. Tuvieron que agacharse para poder entrar. Pero se sorprendieron con su enorme interior. Estaba formado por rocas oscuras iluminadas por un foco de luz que venía desde arriba, haciendo un efecto impresionante de colores al impactar con el agua que corría desde las paredes hasta un riachuelo.
- ¡Es precioso! -dijo (tu name) asombrada.
- ¡Increíble! -corroboró Joe, pasando una mano por las fuentes de agua natural que caían de las paredes.
- Yo creía que esta clase de maravillas solo se veían en islas paradisíacas reservadas para millonarios -susurró la chica admirando el paisaje- Aunque supongo que esta lo es.
- ¡Sí! Hasta tú, con lo despistada que eres, deberías haberte dado cuenta de que estamos rodeados de millonarios -se burló el joven salpicándola de agua.
- Tú eres uno de ellos -espetó devolviéndole el gesto.
- ¡Oh! No deberías haberme mojado -afirmó Joe con una sonrisa malévola dirigiéndose lenta y poderosamente hacía ella.
- ¡Tú empezaste! -exclamó huyendo de él.
Por mucho que corrió, fue en vano. Acabó en lo que ellos habían considerado un riachuelo. En realidad los cubría a ambos. Él acabó en el agua intentando sobrevivir a los ataques de ella. Reían sin parar y tragaban agua del mismo modo. La agarró por la cintura para llevarla a la superficie. Ella se estaba despejando el pelo mojado de la cara distraídamente, mientras él intentaba recuperarse del impacto de tenerla tan cerca, entre sus brazos, cara a cara.
Una vez despejado el rostro, (tu name) abrió los ojos y se encontró con la mirada penetrante de Joe. Le costó unos segundos recordar como se respiraba y después se apartó de él suavemente.
- Este lugar es fantástico -dijo (tu name) con una gran sonrisa, apoyando el rostro sobre sus manos, que la mantenía a flote gracias a las rocas de alrededor.
- ¡Fantástico! -murmuró él, perdiéndose en la piel mojada frente a él. La suave espalda cubierta por la melena empapada.
Sonrió al ver como goteaba la preciosa nariz de (tu name) y la seco con un suave gesto con el dedo índice. Tenía que aprovechar esos días porque no tendría ninguno más.
- ¿Quieres comer algo? -sugirió Joe señalando a la cesta de comida que habían llevado. Ella asintió y ambos salieron del agua.
Tras comer algo y reír mucho más, pasearon toda la tarde. Al llegar a la casa, ambos estaban muy relajados. No se dieron cuenta de cuando o por qué, pero llegaron cogidos de la mano y muy sonriente. (Tu name) se iba a separar, ya que no quería que él supiese de sus sentimientos. Pero en ese momento vio a la familia Vitale al completo y decidió que era parte de su papel de novia ejemplar. Era tan extraño, pensó Joe cuando llegaron al cuarto y ella se encerró en el baño para alistarse para la cena. Era la primera vez desde que supo toda la verdad sobre (tu name), que la veía tal y como siempre había sido. Tan bromista y traviesa como recordaba. Pero era muy diferente verla con ese diminuto bikini, que dejaba a la vista cada perfecta y voluptuosa curva. Una necesidad de abrazarla y no soltarla jamás se apoderó de él
¿Cómo un día tan fabuloso como el que había pasado podía resultarle tan doloroso? Ella era maravillosa, más de lo que nunca habría podido imaginarse. Pero él no era digno ni siquiera de compartir el mismo espacio físico con ella. Le deseaba que fuese muy feliz y que encontrase a un hombre que supiese valorar lo mucho que valía. Pero dudaba de que fuese a ser capaz de ser testigo de ello. Lo mejor para ambos sería no verse más. Aunque sintiese que eso fuese imposible. Capítulo 59
(Tu name) estaba más feliz de lo que debería ser aconsejable para su sufrido corazón. Pero habían pasado un día fabuloso y no quería bajar a la realidad. Hasta que salió del baño y se encontró a Joe con la expresión más triste que le había visto jamás, entonces supo que no todo era como parecía ser. Él había disimulado y sonreído en cuanto la había visto. Habían bajado para cenar, encontrándose solo con la familia Vitale, ya que el resto de invitados había abandonado esa misma tarde la propiedad.
Jean Carlo estaba siendo tan considerado con ella como siempre y Joe intentaba no ponerse celoso. Ella pudo ver el evidente esfuerzo que hacía. Notaba como una ráfaga de ira lo invadía y después solo veía pena. No sabía en qué estaría pensando, pero podía ver en sus ojos añoranza.
- ¡Hacen una pareja tan linda! -exclamó Ninel, de nuevo, como hacía sin parar cada vez que los veía juntos.
Por primera vez desde que todo aquello pasó, Joe no corrigió a su madre o protestó por la observación. Solo miró con dulzura a (tu name) y le besó el dorso de la mano.
¡Aquello era una auténtica pesadilla! quiso gritar (tu name). Era más fácil lidiar con el amante egoísta.
Ver la cara de pura tristeza de Joe, la desconcertaba. Cada minuto tenía que ponerse la mano en el pecho para notar los latidos de su corazón, para asegurarse de que no se le había derretido.
- ¡Les tengo que echar una foto! -aseguró Ninel, al ver que ninguno se quejaba por sus comentarios.
Tras la cena, posaron para varias fotos en el jardín. Al menos, alguien tendría el recuerdo de esa relación. Joe la abrazó muy fuerte contra él y ella se estremeció. No estaba segura, pero creyó notarlo temblar. Habría sido por el frío, pensó la chica sin darle importancia.
Se reunieron con el resto en el acogedor salón, para tomar la última copa antes de despedirse hasta el día siguiente. Dulce y Jean Carlo hablaban con el ceño fruncido en el sofá. Eran unos auténticos hermanos típicos. No podían pasar ni cinco minutos sin pelearse. Tiziano les acercó unas copas al verlos llegar, con una gran sonrisa. Joe pensó que era una pena que un hombre tan agradable se hubiese dejado manipular por una arpía como su madre.
Se sentó en un sofá cercano al de los hermanos y sonrió a (tu name) cuando esta lo acompañó. Se veía tan bello y vulnerable, pensó (tu name) con todo su amor acumulado en el pecho. Cualquiera que no lo conociese de verdad -todo el mundo- pensaría que era feliz. Pero ella sabía que escondía mucho en su interior. Destellos de cólera, resentimiento y tristeza le cruzaban continuamente, en sus preciosos y penetrantes ojos.
Charlaron todos un poco más. Todo fue muy educado y sosegado. Y cuando llegó el momento de volver a la habitación, se llevó la sorpresa de volver sola. Joe le había pedido gentilmente que fuese a dormir, que en unos minutos se reuniría con ella.
Obviamente la explicación se la dio para seguir con su papel de novio, pensó (tu name) rápidamente. No se dejaría convencer por la adolescente deseosa de amor que tenía en su interior. Él estaba siendo educado pero eso no significaba nada. Nunca la amaría. Y sería mucho más feliz si lo aceptaba cuanto antes y se alejaba de él para siempre. Con ese pensamiento se metió en la cama e intentó dormir.
Joe por su parte, decidió que la forma perfecta de caer inconsciente era una botella de whisky, y fue en su busca. Se encerró en una sala con un pequeño mini bar y bebió sin parar. Deseando que todo el dolor que se acumulaba en su interior desapareciese. Si se sentía tan desolado teniéndola a su lado ¿como sería de insoportable sin ella? No quería pensarlo así que tomó otro trago más. Y con cada pensamiento sobre la perdida, la culpa y los fantásticos recuerdos, toma tragos sin parar.
Cuando la habitación en sombras se volvió borrosa y los ruidos a su alrededor se escuchaban amortiguados, la puerta se abrió ante él. No consiguió enfocar la vista lo bastante para saber de quien se trataba. Ignoró el hecho de estar acompañado y siguió bebiendo . La figura borrosa se sentó junto a él. Consiguió distinguirlo entre los leves rayos de luz que se filtraban por el ventanal. Tiziano era un hombre grande, corpulento. Con los mismos ojos verdes, casi dorados, de sus hijos. Y el mismo pelo negro rizado.
Ignoró el parecido de la familia pensando que probablemente era normal entre los italianos, esos rasgos tan característicos. Se perdió de nuevo en su copa, sin hacer el menor caso de la presencia masculina.
- ¿Mal de amores? -preguntó el hombre mirando la botella vacía. Joe lo miró entonces con expresión algo confusa.
- ¿Amor? -repitió Joe y suspiró- (Tu name) no es mi novia -confesó con expresión insondable.
- Eso no contesta a mi pregunta -afirmó Tiziano. Joe lo miró sorprendido y asintió.
- Supongo que no, no contesta a tu pregunta -corroboró bebiendo de nuevo.
Tiziano alcanzó un vaso y sacó otra botella. Lleno su vaso y el del joven, y bebió en silencio junto a él.
- ¿No se supone que me debes convencer de que ya he bebido suficiente? -pregunto Joe con sarcasmo.
- Cuando se trata de entender a una mujer, ninguna cantidad de alcohol es suficiente -afirmó Tiziano sorprendentemente serio- Yo pase mi primer año de casado prácticamente borracho. Si no hubiese sido por el nacimiento de Jean Carlo... - le confió con tristeza.
- ¿No amaba a su esposa? -quiso saber Joe, olvidando por un segundo el agujero de su interior.
- Fue un matrimonio de conveniencia entre dos familias amigas tradicionales. Ninguno éramos felices. Tardamos en darnos cuenta de que habría sido mejor negarnos, pero el divorcio no estaba permitido. Así que para mantener el buen nombre de ambas familias seguimos casados -explicó el hombre bebiendo de su copa.
- ¿Siguen casados?
- No. ella murió hace un año -informó Tiziano con un gesto de pena- No nos amamos pero sentí mucho su perdida.
- Habrá sido duro para sus hijos -afirmó Joe.
- Lo venían venir. Llevaba mucho tiempo enferma. Ellos son muy inteligentes, saben que no había amor entre nosotros, y saben lo mucho que amo a tu madre -comentó deseando que él pudiese aceptarlo también.
- Ya veo -fue lo único que Joe le dijo.
Una familia intentando superar una tragedia se aferraba a su madre buscando la felicidad. Era verdaderamente irónico, pensó Joe. Ninel sería la última persona sobre el planeta que curaría sus heridas. Él sabía que ni siquiera había intentado hacer feliz a su propia familia ¿Cómo iba a hacer feliz a otra?
El día que el tuviese su propia familia, no les engañaría ni les haría ningún daño. Él los amaría con todo su corazón y les daría todo a su alcance, pensó Joe con rencor y esperanza. Y la imagen de (tu name) volvió a su mente. Ella había sido toda su familia y él la había engañado y herido. Probablemente no era mejor que su madre.
- ¿Qué ocurre muchacho? -preguntó Tiziano, colocando una mano sobre su hombro para que pusiese los pies sobre la tierra.
- Es todo tan difícil -dijo Joe desesperado- Si la tengo a mi lado, le hago daño. Y si la alejo de mí, sufro yo.
- ¡Oh! -exclamó Tiziano muy sonriente como si supiese la respuesta a esa situación- ¿Por qué crees que le haces daño?
- Ella no se merece que la traten como... -se interrumpió y miró al hombre ¿Por qué estaba compartiendo todo aquello con él? Desechó sus objeciones. Necesitaba desahogarse y continuó- Ella se merece que la traten como una princesa. Que le den amor y las estrellas si es lo que pide -explicó y se interrumpió de nuevo para mirar a su vaso- El whisky me convierte en un auténtico calzonazos.
- No es el whisky -le aseguró Tiziano- Sube arriba, duerme un poco y mañana intenta darle a esa chica un poco de lo que tú crees que necesita.
Joe no estaba seguro de entender lo que le había dicho, pero estaba tan débil que hasta le costaba levantar el vaso. Así que decidió dormir un poco. Se tambaleó hasta la habitación. Y aunque se había dicho que dormiría de nuevo en el sofá, cayó en la cama semiinconsciente. Capitulo 60
Al notar el movimiento del colchón bajo el peso de Joe, (Tu name) se giró para verlo. Apestaba a alcohol. Lo miró con reproche unos segundos y después se levantó para rodear la cama hasta acabar junto a él. Observó su postura y aspecto desaliñado y suspiró pensando en lo difícil que sería desvestirlo estando en ese estado. Comenzó quitándole los zapatos y cuando llegó a la camisa decidió que después de aquello no sería necesario ir al gimnasio en un mes. No es que fuese, pero estaba segura de que al día siguiente tendría agujetas.
Tras meditarlo decidió que sería imposible colocarle el pijama. Tendría que dormir en bóxers. Tampoco sería la primera vez que lo viese así. Humedeció una toalla del baño y limpió la suave capa de sudor de su rostro y nuca, mojó sus labios y lo arropó bajo las sábanas. Se acostó de nuevo, acurrucándose junto a él. Se dijo que lo hacía para estar pendiente a él por si necesitaba algo durante la noche. Siempre había tenido debilidad por aquellas personas que la necesitaban.
Y estuvo pendiente a él. Tan pendiente que fue incapaz de dormir, observándolo. Se apoyó contra su pecho y comenzó a rondar su masculino rostro con dedos ansiosos ¡Era tan perfecto, que debería ser ilegal causar tales estragos en las mujeres! Miró los carnosos labios entreabiertos y no pudo evitar morder el suyo propio por la anticipación. Sabía demasiado bien cual era el sabor de esos labios. No creía que fuese capaz de olvidarlo nunca.
No pudo evitar que escapase un pequeño gemido de sus labios. Acto seguido el hombre que estaba contemplando comenzó a abrir los ojos. Y aunque en la oscuridad debería ser imposible que la viese con claridad, su mirada penetrante le aseguró que la veía completamente.
De una forma posesiva casi animal, la agarró por la cintura ciñendo el cuerpo femenino sobre el suyo. La comenzó a besar con pasión desesperada, y rodó con ella hasta estar dominándola por completo, con su poderoso cuerpo. La habitación se convirtió en una neblina de deseo y confusión. Gemidos y humedad los rodeaba. Besos y caricias vagaban sin objetivo específico. Y millones de sensaciones los inundaban. Sus propios quejidos se escuchaban muy lejanos, sin saber si ellos mismos eran los autores de tales. La unión fue ansiosa y exigente. Una total desinhibición que les hizo sentirse extasiados. Confusos tras la explosión de emociones.
La realidad fue llegando poquito a poco, pasando de largo ante (Tu name) y golpeando directamente sobre Joe. Rodó sobre su espalda y la llevó con ella en un abrazo posesivo. La acurrucó sobre su pecho y comenzó a acariciarle la espalda con manos distraídas ¡Lo había vuelto a hacer! pensó furioso. Se había aprovechado de la compasión de su amiga por su patético estado y le había exigido más de lo que merecía. Se sentía como la peor de las personas. Pero ni eso haría que la soltase en esos momentos.
¡Su piel era tan suave!, se maravilló mientras seguía acariciándola. Él era un cerdo y ella una princesa ¿Cómo podía exigirle que siguiese a su lado? Simplemente no podía. Y por mucho que hubiese cambiado exteriormente seguía siendo la misma (Tu name). La chica que no creía en el amor. La misma que le dijo que el matrimonio era la manera de que los hombres creyesen tener en su propiedad a una mujer. Ella no sentía, ni sentiría nunca, nada por él. Solo hacía aquello para no perder su amistad. Y él como un despreciable asno se había aprovechado de ello.
Había conocido a dos mujeres inolvidables en ella. Una traviesa amiga con la que siempre podía contar. Y una sensual mujer que le hacía estremecerse de placer con una simple sonrisa ¿Cómo podría estar con cualquier otra con dichos antecedentes? Ninguna podría compararse con ella. Su cuerpo se tensó con la idea de que ella estuviese con otros. La idea le causaba tal fatiga que creyó marearse ¡Sería el whisky!, se dijo, sabiendo que no era cierto.
El resto de la noche pasó sin dejar de abrazarla. Sabía que estaba despierta porque la notaba tensarse y relajarse, como si al igual que él no dejase de pensar en lo que allí había sucedido. No quiso hablar por miedo a que ella le dijese lo mucho que lamentaba lo ocurrido. Él no lo lamentaba en lo absoluto, y no podría soportar escucharla decir tal cosa. Así que se mantuvo en silencio hasta que Morfeo lo arrastró a un dulce sueño horas más tarde. Un lugar perfecto donde nada importaba. No existían dudas ni dolor. Pero no era el paraíso. Ese ya lo había encontrado en ella.
Por un fuerte ruido que entró por la ventana, (Tu name) comenzó a despertar. De forma innata, a la defensiva, se incorporó con celeridad y miró a su alrededor buscando la amenaza. No había nada ni nadie. Y como la mañana anterior se tendió sobre las sábanas para rememorar lo acontecido la noche pasada. Habían hecho el amor de una forma tan sensualmente extasiada, que creyó haber sido ella la ebria. No recordaba detalles de lo sucedido, como en otras ocasiones. Solo recordaba el deseo, la pasión y las miles de sensaciones que recorrieron su cuerpo estremeciéndolo de placer. Podría haber muerto de placer esa noche, se aseguró suspirando.
Pero Joe no estaba junto a ella al despertarse. Había sido una desinhibición producto del alcohol y probablemente por la mañana se arrepentía. Y ella debería hacerlo también. Aquello no era bueno para su pobre corazón. Le estaba haciendo crear expectativas que estaban lejos de la realidad. La desease aún o no, solo era sexo para él. Aunque comenzase a tratarla con dulzura y se preocupase por ella. Simplemente se comportaba como un amigo que había tenido un ataque de lujuria. Pero nada más.
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:20 | |
| Se levantó segura de que seguir con su papel y que pasasen los días para irse, era lo mejor. Se vistió con unos vaqueros y una camiseta cualquiera y bajó a desayunar. De nuevo se encontró en la cocina con Joe y Dulce. Pero esta vez si le molestó lo que se encontró. Ella estaba recostada sobre su brazo susurrándole algo al oído y él miraba distraídamente su taza de café. Caminó ante ellos para coger un zumo de naranja y ninguno de los dos se movió del sitio. Se sentó frente a la descarada chica y esta siguió ignorando su presencia. Juró que antes de acabará el día cometería un crimen. Pero ella no tenía derecho a exigirle nada. No eran absolutamente nada.
Pero su novia sí, dijo una vocecita traviesa en su cabeza. Si ella tenía que fingir ser su novia, debería ser en todos los sentidos. Cualquier mujer haría algo ante aquella situación. Y como descuartizarlo le pareció excesivo para un simple papel, decidió al menos separarlos.
- Dul ¿no has dormido bien? -preguntó (Tu name) inocentemente, haciendo que ambos la mirasen.
- ¿Yo? Ahm, sí ¿Por qué? -balbuceó la chica confundida.
- Como tratas a mi novio de almohada, pensé que el sueño se adueñaba de tu autocontrol -espetó con una sonrisa sarcástica- Supongo que simplemente querías mostrarte... amistosa.
La chica se sonrojó y se separó lentamente de Joe. Este pareció regresar a la vida y la miró con ojos burlones.
- ¿Y tú? ¿Has dormido bien? -preguntó Joe con ojos llenos de deseo.
- La verdad es que no -contestó ella relajadamente- Alguien invadía mi espacio en la cama y no me dejaba moverme.
Joe rió divertido. Sin duda era cierto. La había tenido secuestrada entre sus brazos toda la noche. Pero le gustaba la forma burlona en la que lo recordaba. Toda la tensión acumulada por miedo al encuentro se fue diluyendo. No se veía furiosa por lo sucedido. Ella no parecía estar resentida. Y él sintió una oleada muy conocida de deseo. Pero no era el carnal, que se había apoderado de él durante esos últimos meses. Era el deseo de fastidiarla y reírse como hacían antes.
- ¡Uhm! Cuando ya no cabes en la cama es momento de empezar a hacer ejercicio -se burló Joe desconsideradamente.
- No, gracias. Ya tengo bastantes agujetas de anoche -dijo (Tu name), viendo como ambos la miraban con sorpresa- ¡Oh, Dios! ¡Que mal pensados! Tengo agujetas de haberlo desvestido -intentó explicar dejando a Dulce aún más horrorizada y haciendo que Joe se soltase en carcajadas- Lo desvestí porque el señorito llegó borracho y cayó inconsciente sobre la cama ¡No seas mal pensada! -le ordenó a la chica irritada por tener que dar una explicación concreta.
- Son novios pueden hacer lo que quieran -comentó Dulce, sin el menor rastro de enfado.
- Gracias por tu permiso -bromeó (Tu name) relajadamente- Pero no me gusta compartir -miró a Joe- los detalles íntimos. Por eso quería dejar claro mi comentario. Para una vez que es inocente, quiero que se me valore el esfuerzo -bromeó robándole una tostada a Joe de su plato.
Joe la miraba como si nadie más hubiese en la habitación. Y eso la estaba poniendo nerviosa. Consiguió distraerse al ver entrar a Jean Carlo y sentarse junto a ella. Una oleada de satisfacción la invadía al ver la cara de Joe. Y se reprochó por aumentar las esperanzas de que él la llegase a amar. Pero solo estaría unos días más a su lado. Después, tendría que aprender a vivir sin él.
- Cara, ¿cómo amaneciste? -le preguntó Jean Carlo a (Tu name) ignorando al resto.
- Radiante ¿no me ves? -afirmó con una gran sonrisa. Él miró como se ceñía la camiseta a sus turgentes pechos y los vaqueros enmarcaban sus deliciosas caderas y gruñó.
- ¡Oh, sí! ¡Lo veo! -susurró con voz ronca de deseo.
- El escaparate no esta en venta -protestó Joe colérico- Así que si no quieres que lo próximo que veas sea mi puño acercándose a tu cara, te aconsejo que mantengas las distancias.
Todos miraron la perdida de control de Joe sorprendidos. Todos los presentes eran conscientes de los celos que le procesaba al italiano. Pero hasta entonces no había dicho nada para afirmarlo.
(Tu name) no pudo evitar que la adolescente que llevaba dentro diese saltos de alegría. Un deseo de abrazarlo, que casi la hace caerse de la silla, la invadió. Pero solo hacía un papel, se dijo la chica intentando dominar sus hormonas. Aunque siempre había sido celoso. No era ninguna señal. Él no la amaba. Punto.
Una frustración la invadió de repente y la niña mala de su interior luchó por salir.
- Deberías seguir tus propios consejos -dijo (Tu name) con más rencor del que le gustaría haber expresado. Él había dejado que tocasen la mercancía aunque otra fuese la dueña. Y estaba verdaderamente celosa. No podía quitarse la imagen de Dulce sobre él.
Joe frunció el ceño y agachó la cabeza. (Tu name) le reprochaba que no hubiese sido capaz de mantener las manos quietas, se aseguró Joe. Y tenía todo el derecho. Había hecho que confiase en él de nuevo como un amigo y después, se le abalanzó como un perro hambriento. Tenía derecho de recriminarlo.
- Dos chicos peleando por una chica ¡Que bonito! -exclamó Dulce sin emoción- Pero al no ser yo la chica, esto me resulta un tanto incómodo -afirmó mirando a todos a su alrededor y centrándose en su hermano- ¿Por qué no te das por vencido? Está claro que no vas a conseguir nada.
- Dul, cállate -protestó furioso Jean Carlo- Y no te hagas la inocente, que todos sabemos que le coqueteas a Joe para fastidiar a papá.
- Al menos, yo no pretendo separar una pareja como tú -acusó su hermana irritada.
- Si se separan porque yo la cortejo un poco, definitivamente es que no estaban hechos para estar juntos -explicó Jean Carlo ignorando a la pareja junto a ellos- Pero que tú los separas por tus juegos, no tiene excusa.
Joe y (Tu name) se miraron atónitos por la riña entre hermanos. Hablaban de ellos y sin embargo, se sentían fuera de lugar. Ella no pudo aguantar tremendo numerito y carraspeó audiblemente.
- No quiero molestar su entretenida charla. Pero lo que uno u otro haga no afecta a nuestra relación tanto como piensan -informó (Tu name) con expresión serena- Y Dul, estoy bastante acostumbrada a que todas las mujeres deslicen su número de teléfono por el bolsillo de Joe, o lo busquen de forma bastante más explicita que tú.
- Y yo -continuó explicando Joe- aunque no me acostumbre ni me haga ninguna gracia, me he encontrado con hombres bastantes más insistentes de lo que lo hace Jean Carlo. Por ejemplo; mi propio primo -concluyó mirando al italiano- Pero si te le acercas, de verdad que te parto la cara -advirtió con expresión férrea.
(Tu name) sonrió y desdibujó el ceño fruncido de Joe con un dedo ¡Adoraba su vena posesiva! La echaría tanto de menos... Pero se estaba acostumbrando con demasiada facilidad al papel de novia. Y tenía que recordar que solo era un teatro ante la futura familia de Ninel. Después, dejaría que su maltrecho corazón intentase recomponerse. Capitulo 62
Mientras (Tu name) hacía sus maletas, Joe salía a toda prisa del salón para perderse en el despacho de Tiziano en busca de una copa.
¡Menos mal que estaba bebiendo agua!, pensó mientras se secaba el rostro y soltaba una carcajada. Vació la copa de un trago mientras recordaba lo bella que se veía ella cuando se enojaba con él. Lo perfecta que era su sonrisa cuando iluminaba la habitación con ella. Lo devastadoramente inteligente que era. Tan ingeniosa que no conocía a nadie que hubiese conseguido dejarla sin habla. Tan perfecta que hacía que los simples mortales deseasen montarle un altar para adorarla. Tomó otra copa de un trago. Él no era nadie para ella. Un admirador más. Lo único que lo diferenciaba era que estuvo en el momento adecuado en el lugar oportuno. Privilegios de la infancia, que había expirado al aprovecharse en exceso. Un trago más y vuelta a rellenar la copa.
- En lugar de emborracharte ¿por qué no vas a pedirle perdón por tu comportamiento? -escuchó decir a su madre desde la puerta.
¿Perdón? ¿Ella hablaba de pedir perdón? Era irónica que la mujer que jamás tuvo remordimientos por sus actos, se atreviese a darle lecciones de moralidad. No pudo evitar soltar una carcajada.
- (Tu apodo) no se merece que le hables así -protestó Ninel caminando hacía él- No sé qué haya pasado entre ustedes. Pero lo mejor es hablar de ello.
- ¿Desde cuando eres una experta en relaciones? -espetó el joven con furia contenida- Hasta donde yo sé, lo único que sabes hacer es exigir que te complazcan. No tienes el más mínimo conocimiento de cómo devolver el favor.
- ¿Cómo te atreves? -vocifero su madre sorprendida- No voy a permitir que me hables así. Por muy enfadado que estés con tu novia. No tienes derecho de faltarnos al respeto a ninguna de las dos.
- Habré heredado ese defecto de ti -replicó Joe a la defensiva. Estaba harto de callarse lo que sabía, y furioso por la doble moral de la mujer.
- ¡No le hables así a tu madre! -le ordenó la voz autoritaria de Tiziano entrando al despacho.
Ese hombre adoraba a su madre y estaba cegado por ella. Ya era el momento de desenmascararla.
Joe suspiró con arrogancia y en un deje mostrando aburrimiento por la situación, abandonó la copa sobre el escritorio. Miró al hombre y después a su madre.
- ¡Por supuesto! Mi querida y fabulosa madre no se merece tal denigrante trato -dijo Joe con sarcasmo hiriente.
- ¡Hijo...! -balbuceó Ninel atónita por el comportamiento de este.
- Creo Tiziano que deberías saber unas cuantas cosas de mi excepcional madre -comenzó a decir el muchacho- La ex esposa de Jonas solo se casó con él por su dinero. Y ya que estás en la misma posición que él, me parece adecuado que lo sepas.
- ¿Cómo te atreves? -protestó indignada la mujer.
- Eso ya lo dijiste madre -desechó sus palabras con un gestó desconsiderado con la mano- Deja de actuar frente a mí. He tenido toda una infancia para ver a la verdadera Ninel. Mi padre te consentía en todo lo que querías y tú lo despreciabas. Cada día volvía con una joya o ramo de flores nuevo y más caro, y solo sabías insultarlo.
- ¡Eso no es cierto! -se defendió ella- Yo nunca insulté a tu padre. Discutíamos y por eso decidimos divorciarnos. Pero no fue como lo cuentas.
- ¡Yo estaba allí! -gritó Joe invadido por los recuerdos. Recordaba como su padre le entregaba una gargantilla de diamantes y ella ni siquiera la miró, solo mostró su despreció y se fue para no volver nunca a esa casa.
- Lo malinterpretaste. Yo... -quiso explicar la mujer.
- ¡No! -la interrumpió el muchacho colérico- No quiero que te excuses. Sé muy bien lo que pasó.
- No, no lo sabes -intervino Tiziano, dando un paso hacía adelante. Cogió a su mujer por la cintura en un gesto protector y lo miró con expresión indescifrable.
Joe se paralizó por un momento. La seguridad en el hombre y ver temblar a su madre le hizo dudar. Pero los recuerdos de su pasado eran reales. Nada los haría desaparecer.
- Usted no sabe nada de nuestra familia -protestó Joe con frialdad.
- Al parecer sé más que tú -replicó el hombre. Entreabrió los labios para seguir hablando pero su futura esposa lo interrumpió.
- Por favor, no -rogó Ninel casi en un suspiró. Aferrándose al pecho de su amado, luchando contra las lágrimas- Debe hablar con Franco sobre esto. No debe enterarse así.
- ¡No metas a mi padre en esto! -gruñó Joe secamente- No fue él quien fue infiel.
- ¿Ah, no? -comentó sarcásticamente Tiziano, conteniendo a su mujer entre sus brazos- Creo que tienes mucho que hablar con tu padre.
- ¡No te atrevas a insultar a mi padre! -avisó Joe con rabia desmesurada- Él se hizo cargo de mucho más de lo que le correspondía.
Ninel tembló entre los brazos de Tiziano y este la tuvo que sujetar con más fuerza para que no cayera al suelo. El miedo se reflejaba en sus ojos. Su mentón mostraba el tibio movimiento de la sospecha.
- Sí, madre -corroboró Joe sus temores con una sonrisa inexpresiva- Sé hace muchos años, que Franco no es mi padre.
Como él esperaba su madre se echó a llorar. Y Tiziano se congeló de la impresión. Al fin, el hombre sabría qué clase de mujer iba a tomar como esposa, pensó Joe con rencor.
El ambiente era tenso y la pareja en su estupor no dijo nada. Así que Joe decidió continuar con sus palabras hirientes.
- Lo sé todo -repitió Joe con frialdad- Así que ni intentes hacerte la victima.
Los sollozos de Ninel se intensificaron y Tiziano tuvo que cogerla en brazos y llevarla hasta el sofá. Esperando que se tranquilizase con palabras tiernas y dulces besos sobre sus húmedas mejillas. Joe lo miró un tanto confuso y se dijo que él era aún más servicial de lo que había sido su padre.
- Ella lo engañó. Le fue infiel e hizo que cargase con el hijo de otro hombre -explicó Joe su rabia.
- No -negó Ninel insistentemente con la cabeza- Yo no hice tal cosa. Yo... -balbuceó y fue incapaz de seguir debido a las lágrimas que se le atoraban en la garganta.
- Tranquila, piccola mia -le susurró Tiziano con amor- Yo me encargo de esto -le prometió él con dulzura y ella aceptó agradecida.
- No hay nada que arreglar o de que hablar. Ella fue infiel y mi padre tuvo la suerte de librarse de ella. Fin de la historia -dijo Joe inexpresivo- No quiero saber quien es mi verdadero padre, ni te acuso de no decírmelo. Pero no me iba a quedar de brazos cruzados cuando insultas a un hombre que se hizo cargo de un hijo que no era suyo. Hasta hoy en día que no necesito que me mantenga, sigue haciéndolo.
- Y siempre se lo agradeceré -afirmó Ninel entre sollozos- Él se portó muy bien conmigo -paró para tragar trabajosamente y Tiziano la abrazó en señal de apoyo- Yo le agradezco mucho que se hiciese cargo de nosotros.
- ¡Como si le hubieses dado otra opción! -la acusó con desdén.
Tiziano se levantó con brusquedad y lo enfrentó. Caminó hacía él con paso duro y decidido. Mostrando autoridad, pero no intimidante.
- Tu madre se casó estando ya embarazada -explicó Tiziano.
- Sí, de otro hombre -agregó Joe.
- Y Franco lo sabía -aseguró el hombre infranqueable.
- Haz cálculos Joe -rogó su madre- Te he dicho un millón de veces que Franco y yo nos conocimos dos meses antes de casarnos. Y tú naciste tres meses después.
- Lo que significa que estaba embarazada de cuatro meses cuando lo conoció -continuó su futuro esposo por ella.
Joe recordó el día en que se había enterado de que no era el hijo de quien siempre había creído era su padre. Ellos discutían -como era frecuente en esos días- y Ninel le decía que se iría lejos con Joe. Franco le había prohibido que saliese de la ciudad y ella había ignorado la orden. Tras mucho discutir, él le había dicho con mucha claridad "Que no sea mi hijo no hace que lo quiera menos ¡No te lo llevarás!". Y su mundo se había derrumbado para siempre. Su madre había conseguido salir del país, pero solo con la condición de que Joe se quedaría con el progenitor de su elección. Y al saber que Franco no era tal cosa, había decidido irse con su madre. Pero nunca imaginó que Franco lo supiese todo desde un principio.
La habitación le dio vueltas un segundo, pero mantuvo el tipo. Miró a su madre y al hombre que la abrazaba.
- No te creo ¿Por qué se iba a casar contigo estando embarazada de otro hombre? -expuso sus dudas Joe, vacilante.
- Yo buscaba trabajo, porque no tenía como mantenerte -se interrumpió Ninel para acariciar el rostro tenso de Tiziano- Franco me dio trabajo y dos meses después, me llevó a Las Vegas y me prometió que se haría cargo de nosotros, Para mi fue como encontrar un héroe que me salvó la vida. Puede que no lo amase, pero lo quería y lo admiraba mucho. Me pareció suficiente para casarme con él.
- Puedes llamar a Franco para que te lo confirme -agregó Tiziano con sorprendente dolor en la mirada.
Joe volvió a notar como todo giraba sin cesar a su alrededor y tuvo que apoyarse sobre el escritorio. Todo y todos se veían muy lejos de él. Se sentía tan solo y vulnerable que quiso llorar. Pero entonces unos suaves y acogedores brazos, lo rodearon. Miró la deliciosa cara de (Tu name) y se acurrucó sobre su pecho. Capitulo 63
(Tu name) había hecho la maleta y buscó a los anfitriones para despedirse. Pero al encontrarse con tremenda escena en el despacho, se mantuvo paralizada en la puerta. No pudo evitar correr hacía Joe para consolarlo. La necesitaba. Nunca se imaginó que pudiese estar sufriendo tanto. Había pensado lo peor sobre su madre. Y esta segura de que se sentía como un bastardo en casa de su padre. Lo abrazó muy fuerte y dejó que él se recompusiese.
Joe hundió las manos en la espalda de ella, atrayéndola a él. Escondió el rostro en su pecho, intentando controlar sus emociones. Suspiró aclarando sus ideas y se retiró de la calidez de la muchacha. Miró a la pareja que se encontraba en el sofá y recuperó su expresión fría. Su único síntoma de debilidad fue la búsqueda desesperada de la mano de (Tu name). La apretó contra él y se irguió para proseguir la batalla.
- Hablaré con él y lo aclararé. Pero que él supiese que no era mi padre desde un principio, no explica la forma en que lo tratabas -dijo Joe con sequedad- Si no lo amabas, al menos podrías haber mostrado agradecimiento por mantenerte y tratarte como una reina.
- Yo quería mucho a tu padre, sino no me habría casado con él. Y nunca lo desprecié como dices -protestó Ninel con más calma.
- Dudo que sepas lo que es el amor -espetó Joe, sorprendiendo a todos con sus duras palabras- Él te amaba y tú lo dejaste.
- ¡Ya basta! -gruñó Tiziano levantándose de nuevo- Si vas a hablar con Franco, pregúntale de camino el motivo por el que se separaron.
- ¡Ella quería más dinero, o simplemente se hartó de él! -contestó Joe con ligereza.
- ¡Bien! ¿Quieres la verdad? -preguntó Ninel irritada- ¡De acuerdo! Nunca te lo dije porque le agradezco a Franco por su ayuda, más de lo que te puedas imaginar. Pero ya va siendo hora de que te enteres -aseguró la mujer, irguiéndose con orgullo.
- ¡Ilumíname! dijo Joe sardónico. Pero se calló al notar que (Tu name) le soltaba la mano y lo miraba con reproche. Recuperó la mano de la chica entre las suyas y miró a su madre.
- Su actual esposa es su gran amor. Y no lo critico por ello. Pero si por comenzar su relación cuando aún estaba casado conmigo -explicó Ninel irritada.
- Eso no es cierto. Él no la ama de verdad. Solo esta con ella porque es una buena mujer -le aseguró su hijo- No la busca y la mima como hacía contigo.
- No necesita perseguirla porque la tiene siempre que quiere. Es su esposa. Y si a mi me intentaba comprar con regalos era porque se sentía culpable por engañarme -informó Ninel apenada por su hijo- Por eso no aceptaba sus regalos. No me gustaba que intentase comprarme con joyas.
Joe recordó cada detalle de su pasado. Incluso episodios que no sabía que habían sucedido. Siempre estaban su madre y él solos. Su padre llegaba tarde y con un regalo carísimo para ella. Él estaba deseando ver a su padre y culpaba a su madre de que nunca estuviese en casa. Porque el poco tiempo que estaba, lo pasaba discutiendo con ella. Siempre había considerado que su madre era la culpable de no tener a su padre junto a él.
- Pero aunque mi relación con Franco no funcionase, intenté seguir para que tuvieses a un padre a tu lado -dijo Ninel sacándolo de sus pensamientos.
- Y creíste más conveniente darme un padre con el que no tenía ninguna relación ¿O es que mi verdadero padre no quiso saber nada de mi? -sospechó Joe con tristeza.
- ¡No! -musito Ninel horrorizada- Cuando me enteré de que estaba embarazada, él ya no estaba y no supe como contactar con él.
- ¡No importa! No quiero saber nada de ningún otro padre -aseguró Joe, acercándose al teléfono- Voy a hablar con el único padre que he conocido. Quiero aclararlo todo -dijo descolgando el teléfono y esperando a que lo dejasen solo.
Para él Franco Jonas era un mártir que había soportado las mentiras de su mujer, había aceptado un hijo de otro hombre y se había conformado con una gris esposa para compartir su vida. Por ello, a los dieciséis años había decidido volver con aquel magnífico hombre, aunque nunca lo hubiese tratado con mucha intimidad ni fuese su verdadero padre. Pero tras hablar durante una hora por teléfono con él, todo aquello se desmoronó en sus narices. No solo amaba a su esposa, sino que era verdad que había engañado a su madre con ella.
Tras colgar el teléfono, buscó donde sentarse. Toda su visión del mundo había cambiado. Sus teorías sobre las mujeres, la visión de sus padres, hasta la de él mismo. Había formado un vínculo en esos últimos años con su padre, que no se rompería por lo sucedido. Se alegró de saber que ahora era feliz de verdad. Y él lo quería mucho. Pero se despreció por la opinión que había tenido sobre su propia madre. Para ella no habría sido fácil encontrarse embarazada y sola, engañada por el hombre que creyó la protegería de cualquier mal. La había culpado por muchas cosas de las que no era responsable. Y había generalizado su odio a todas las mujeres. Sobre todo, había extendido su rencor hasta marcar con él a (Tu name) ¡Había estado tan equivocado!
Ya habían pasado casi dos horas desde que dejaron solo a Joe. Ninel y (Tu name) estaban angustiadas y preocupadas por él. Tiziano las había estado conteniendo pero no soportó más y las condujo de nuevo hasta el despacho. Al entrar se lo encontraron hundido en el sofá con otra copa en la mano. Tiziano se mantuvo en la puerta con expresión férrea mientras su mujer se entraba en la habitación. (Tu name) corrió hacía él y lo abrazó. Él se incorporó un poco y le devolvió el abrazo. La separó un poco y le besó la frente. Después miró a su madre y la culpa lo hizo desviar la mirada.
- Lo siento tanto mamá. Yo… -comenzó a decir Joe con pena.
- ¡Ah, olvídalo! -replicó Ninel con una sonrisa- Lo importante es que está todo aclarado. Franco tiene su vida y yo la mía. No hay rencor entre nosotros. Y él siempre será tu padre -aseguró sentándose junto a él y quitándole el vaso de whisky.
- ¡Sí! Hablé con papá y todo está aclarado. Él y yo somos más amigos de lo que fuimos cuando era un niño. Nos vino muy bien vivir estos años juntos -dijo Joe mirando fijamente a su madre- Siento mucho como te he tratado mamá.
- Fue todo un malentendido -lo excusó su madre.
- Fui cruel contigo -afirmó el muchacho avergonzado.
- Un poco -dijo la mujer con fingido rencor- La próxima vez, háblalo conmigo.
- Lo siento tanto mamá -repitió Joe apenado.
- Has tenido que sufrir tanto estos años... -pensó en voz alta su madre, mientras le acariciaba el cabello.
- No tengo excusa -se recriminó él.
- ¡Dejemos el drama! -contestó Ninel con una sonrisa y miró a (Tu name)- Estamos preocupando a tu preciosa novia.
"Su novia" ¡Ojalá lo fuera! pensó Joe perdiéndose en el mar de sus ojos. Era tan bella... ¡Y estaba preocupada por él! La había juzgado tan mal como a su madre. Ella no se había ido por su mal educado comportamiento, sino que se había quedado junto a él cuando la había necesitado. La había tratado tan mal, que no había palabras para disculparse.
- Yo... -gimió Joe a escasos centímetros de (Tu name).
- ¡Shh! -dijo ella colocándole un dedo sobre los labios- Después hablaremos. Ahora es momento de estar con tu madre. Aclarar cualquier duda. O festejar porque todo se aclaró finalmente.
Y él estaba feliz por saber la verdad. Pero no era con su madre con quien quería aclarar las cosas. Quería hacerle saber a ella lo mucho que lamentaba lo ocurrido entre ellos. Explicarle que lo hizo por miedo a admitir sus sentimientos. Porque si la trataba como a la mujer que deseaba y necesitaba, no le quedaría más remedio que admitir que la amaba. Y sí, ¡la amaba! Con toda su alma. La amaba tanto que le dolía. Y por eso se había negado a admitirlo. Porque si amarla era doloroso, perderla sería insoportable. Miró el delicado rostro de (Tu name) frente a él y lo acarició con dedos trémulos. Ella era todo lo que necesitaba en la vida. Con quien quería compartir su felicidad. La persona que quería que estuviese a su lado en los malos momentos, cogiéndole de la mano, como hizo unas horas antes. Era la mujer con quien quería compartir el resto de su existencia ¡Su amada! Su amiga. Su mujer. Capítulo 64
Desde la puerta Tiziano veía la escena con expresión sombría. Joe temió que sus palabras hirientes contra su madre, hubiesen convencido al hombre para abandonarla. Sabía que él la amaba pero el miedo y el sentido de culpa se apoderaron de él. Si él dejaba a su madre por su culpa nunca se lo perdonaría.
Se levantó como pudo, evitando los efectos del alcohol y la conmoción de todo lo sucedido esa noche. Caminó hacía el hombre e intentó pensar qué decir.
- Tiziano, yo sé que todo lo que he dicho puede haber afectado un poco a tu visión sobre mi madre -comenzó a decir Joe, inseguro de cómo continuar- Pero yo estaba muy equivocado sobre ella. Ella es una buena mujer.
- Es la mejor mujer del mundo -afirmó Tiziano sin cambiar su expresión triste.
- Yo sé que la amas -continuó el muchacho defendiendo la idea de que estuviesen juntos- No debe afectarte su pasado.
- El pasado me afecta, muchacho. Más de lo que te puedas imaginar -aseguró el hombre. Joe pudo ver como una ráfaga de dolor inundaba los ojos de Tiziano.
Ninel se levantó a toda prisa del sofá y abrazó a su futuro marido. Este le devolvió el abrazo y le acarició la mejilla con ternura.
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:23 | |
| - Si la amas ¿qué importa el resto? -preguntó Joe algo confundido.
(Tu name) desde el sofá sintió una punzada de dolor, por el comentario. Cuando hay amor el pasado no importa. Pero en su caso, el pasado había sido un muro insondable. Lo que dejaba aún más claro que él no la amaba… De repente, se sintió fuera de lugar. Era una conversación privada y ella no era su novia de verdad. Sería mejor que se fuese, pensó (Tu name), mientras se levantaba lentamente.
- ¡Siempre la he amado! -afirmó Tiziano, haciendo que (Tu name) se sentase de nuevo.
Algo iba a pasar, se dijo (Tu name). Estaba segura de que las sorpresas no había acabado esa noche. Y rezaba a Dios para que si era lo que ella estaba pensando, Joe se lo tomase bien. Decidió quedarse. Joe la necesitaría. Aunque no fuese fuerte podría contenerlo un poco.
Joe los miraba sin entender nada y Ninel se apartó de su futuro marido para acercarse a su hijo.
- Hijo, hay algo que debes saber -le aseguró su madre casi en un susurro- Tu verdadero padre no te abandonó. Él no sabía que existías y cuando se ha enterado ha querido contártelo.
- ¿Se ha enterado? -repitió atónito- ¿Mi padre sabe que existo? ¿Y por qué no da la cara?
- Es lo que intentó -dijo Tiziano, para la sorpresa de Joe.
¿Tiziano Vitale era su padre? se preguntó Joe, confuso. Repitió sus palabras en su cabeza una y otra vez. Eso era lo que parecía ¡Era su verdadero padre!
La sorpresa y el estupor lo inundaron. Miró atónito a sus progenitores ¡Sus padres! Y se tambaleó. Sintió de nuevo la ya conocida calidez del cuerpo de (Tu name), y se apoyó en ella.
- Me enamoré de él nada más conocerlo, pero ambos sabíamos que para él solo serían unas vacaciones. Después volvió a Italia y no supe más de él -explicó su madre apresuradamente- Él no sabía que estuviese embarazada...
- ¡No hay excusa! -gruñó Tiziano- Yo debí estar seguro de que nuestros encuentros no habían tenido consecuencias antes de irme ¡Te abandoné! -exclamó con tristeza.
- No es cierto, amor. Tus padres te obligaron a casarte con otra mujer. No sabías que yo estaba esperando un hijo tuyo -lo excusó Ninel desesperada.
- Él tiene motivos para echármelo en cara -afirmó Tiziano- Otro hombre se ocupó de ustedes, cuando debería haberlo hecho yo.
- ¡No te culpes! -le rogó Ninel.
Joe dispersó la maraña de sentimientos que se acumulaba en su interior y se aferró a uno de ellos. Rabia. Se separó de (Tu name) y enfrentó al hombre que le había dado la vida, para aparecer cuando ya no lo necesitaba.
- Por supuesto que se tiene que culpar -vociferó Joe- No estuvo cuando era un niño. Durante años, después de enterarme de que no era hijo de Franco, me sentí como un apestado. Tan insignificante que ni mi propio padre había querido saber de mí ¡Tiene mucho de qué culparse!
- Lo sé, hijo -dijo Tiziano.
- ¡No me llames así! ¡No soy tal cosa! -protestó él iracundo.
- Un momento, Joe -le recriminó su madre- No seas injusto. Tiziano no sabía nada de tu existencia. Y en cuanto se enteró quiso conocerte. Por eso te pedí que vinieses esta semana.
- ¡Una bonita reunión familiar! -exclamó Joe con sarcasmo.
- Quería conocerte -admitió Tiziano, con expresión paciente- Entiendo que estés furioso. Aún lo tienes que asimilar...
- ¡No! -gritó Joe- No hay nada más de qué hablar.
Sus gritos habían despertado al resto de los ocupantes de la casa. Y Dulce y Jean Carlo aparecieron por la puerta.
- ¡No le grites a mi padre! -ordenó Dulce, abrazando a Tiziano.
- Al parecer también es el mío -comentó Joe y rió con arrogancia al ver la cara que ponía la chica- Ahora también quieres gritarle tú ¿eh?
- ¡Eso no es verdad! -gruñó la joven.
- Sí, lo es -aseguró Jean Carlo desde la puerta.
Todos lo miraron atónitos. Nadie se esperaba que el muchacho lo supiese. Este miró a su padre y sonrió.
- A parte del parecido familiar, no es difícil atar cabos -aseguró Jean Carlo con desgana- Insististe mucho para que lo conociésemos. Y hablabas de él como si quisieses vendérnoslo ¡Todo virtudes! Sin embargo, te pusiste colérico cuando viste a Dul coquetearle. Y tú nunca le has negado nada a tu niña consentida. Pero imagino que el incesto te pareció demasiado -se burló el muchacho de su padre, caminando para acercarse al resto.
(Tu name) había hecho unas deducciones parecidas. Siempre que veía a Jean Carlo sentía algo conocido y atrayente. Era el parecido con Joe. Pero en ese momento hacía otra deducción. Si dejaba a Joe allí, acabaría la cosa a golpes. Jean Carlo y él tenían un sentido de la oportunidad igual de distorsionado. Cuando deberían ser cautelosos, decidían ser sardónicos e irritantes. Con dos temperamentales como aquellos, furiosos, en la misma sala, nada podría salir bien.
- Creo que es mejor que descanses un poco -le dijo (Tu name) a Joe- Mañana podrás hablar con más calma.
Pero Joe la ignoró y siguió mirando al que según acababa de saber, era su hermano.
- Sí, hermanito. Ve con mi cuñadita a dormir un poco -bromeó Jean Carlo entre risas- Y si eres un buen hermano podrías compartirla.
Joe hizo el amago de lanzarse contra él, pero Tiziano se le adelantó. El hombre lo cogió por la camisa y lo subió un palmo del suelo.
- Todos estamos muy tensos -dijo Tiziano con voz tranquila y autoritaria, sin soltar a su hijo- Tenemos mucho que aclarar. Pero no voy a permitir que se insulten entre ustedes. Y mucho menos que ofendas a una dama - le advirtió a Jean Carlo, soltándole en el suelo.
- Creo que (Tu name) tiene razón. Vayamos a intentar dormir un poco. O dar vueltas en la cama intentando pensar con claridad -intentó bromear con pesar, Ninel- Mañana continuaremos la charla.
Pero nadie se movió. Los tres jóvenes morenos de idénticos ojos verdes casi miel, miraban a su padre con miles de preguntas en su expresión. Tiziano suspiró abatido. Y (Tu name) supo que tenía que hacer algo. No se aclararía nada si estaban todos presentes. Solo se atacarían los unos a los otros. Estaban a la defensiva e igual de irritables ¡Tenía que hacer algo! Tenía que llevarse de allí a Joe, y permitirle que pensase con claridad. Los ataques de Jean Carlo no contribuirían en nada a aclarar las cosas ¡Tenía que sacarlo de allí!
- Bueno, es hora de irme -afirmó (Tu name), haciendo que todos la miraran- Llamaré a un taxi para que me lleve al aeropuerto. Seguro que a estas horas no pillo tráfico, ni cola para conseguir un billete.
- ¿Irte? -repitió Joe, como si no hubiese entendido el significado de la palabra.
- Sí. Ya tengo hecha la maleta. Solo necesito un taxi -aseguró la muchacha relajadamente.
- Si quieres puedo llevarte, cara -sugirió Jean Carlo con una sonrisa pícara.
Joe miró al descarado provocador y después a la muchacha ¿Irse? ¿En ese momento? No tenía la menor intención de dejarle que hiciese tal cosa. La necesitaba a su lado. Si en un día normal, no verla le hacía gemir de dolor, esa noche que su vida se derrumbaba ante él, no iba a dejar que se alejase ni un centímetro de él.
Cogió de la muñeca con fuerza y decisión a (tu name) y la arrastró hasta la puerta. Pasó junto a su hermanastro, empujándolo con fiereza, con la mano libre. El joven le iba a responder pero su padre se lo impidió. Joe salió del despacho con (tu name) y la condujo hasta las escaleras. Allí se encontró la maleta abandonada de la chica y la recogió con decisión. Subió a grandes zancadas los escalones, haciendo que (tu name) corriera para seguirle el ritmo. Al llegar al cuarto soltó la maleta y a la chica ¡Ella no iría a ningún sitio sin él!
(Tu name) suspiró aliviada. Aliviada no solo por llegar sana y salva hasta el cuarto -cosa que dudo durante el trayecto-, sino porque su plan había funcionado. Cuando Joe se enfadaba le costaba razonar, y sus instintos primitivos se apoderaban de él. Y para la fortuna de ella, el más fuerte de todos ellos era el de posesión. Sabía que no la dejaría ir a ninguna parte estando tan furioso. En ese estado necesitaba controlarlo todo, y que ella lo abandonase entonces no era aceptable. Suspiró de nuevo y se sentó en la cama. Había sido una noche muy larga. Y sería una madrugada interminable. Capitulo 65
(Tu name) se descalzó y acomodó una almohada tras su espalda. Sentada relajadamente sobre la cama, veía a Joe dar vueltas por la habitación.
- No te irás a ninguna parte -bramó Joe, sin dejar de caminar de un lado para otro.
- De acuerdo –aceptó (Tu name) sin resistencia.
- ¡No te irás! -afirmó contundentemente, mientras volvía sobre sus pasos.
- Lo he escuchado la primera vez -aclaró la chica con una sonrisa paciente.
- ¡Bien! -exclamó Joe, parándose al fin.
Aún mirando al suelo y con el ceño fruncido, se dejó caer sobre la cama. Hundiendo el rostro entre sus manos, con expresión abatida. Le iba a estallar la cabeza. Había tanta información nueva que digerir, que era incapaz de asimilar nada. Toda su vida había cambiado en unos minutos. Su madre no era una egoísta y mentirosa, sino que había hecho todo lo posible para mantenerlo y darle un hogar. El que pensaba que era su padre no era el desdichado que él pensaba. Su verdadero padre... ¡No! No quería pensar en él, se dijo Joe, sintiendo que le estallaría la cabeza. Tampoco quería pensar en que nunca había sido hijo único. Tenía un hermano de su edad y una hermana. Y sin duda no quería pensar en los coqueteos que se habían procesado, su hermana y él ¡Todo aquello era una pesadilla!
- ¡Ven aquí, grandullón! -ordenó (Tu name) risueña, mientras lo agarraba por un brazo y tiraba de él para que cállese tendido, junto a ella.
Joe se dejó arrastrar y se tendió junto a ella. Cuando ella volvió a tirar para que subiese lo suficiente para abrazarlo, él la miró, por primera vez desde que entraron al cuarto. Todo el caos de su mente giró a una velocidad que lo mareó y se echó en los brazos de la chica. Ella lo meció suavemente en su regazo y le acarició el cabello.
- No tienes que encontrarle una solución -le aseguró (Tu name), como si leyese su mente- No son problemas, es la realidad ¡No hay soluciones! Solo te queda asimilarlo. Pero no hace falta que lo hagas esta noche ¡Duerme un poco!
La abrazó más fuerte y le besó la frente. Ella tenía razón, no había soluciones. No podía cambiar el hecho de que Tiziano era su padre y Dulce y Jean Carlo sus hermanos. No podía cambiar el pasado y rectificar su mal comportamiento con su madre. No podía hacer nada para que todo lo que había escuchado esa noche no fuese verdad. Y sin duda, no podía hacer nada para dejar de amar a (Tu name), se aseguró Joe emborrachándose con la fragancia de la chica.
- ¡Joe, duérmete! -le reprobó la chica, al notar una oleada de placer cuando él hundió el rostro en su cuello.
Joe se alejó un poco de la tentación de su cuello, con una sonrisa y se apoyó sobre su pecho para intentar dormir.
¡Mala idea! le dijeron todas las alarmas de su cuerpo, al notar los turgentes pechos contra su mejilla. Todo su cuerpo se tensó y se quedó inmóvil, maldiciendo por no poder alejarse. En ese momento habría agradecido que su sangre continuase regando el cerebro y pensando en los miles de pedazos en los que había estallado su vida. Pero no, toda su sangre había emigrado al sur. No debería excitarse en un momento así. No debía aprovecharse de ella de nuevo. Ella lo estaba consolando y si él comenzaba un contacto más intimo ella no lo pararía ¡No podía aprovecharse de nuevo de ella!
(Tu name) se estremeció de placer al notar el aliento de él sobre su cuello y reprimió un gemido al notarlo sobre ella. Pero sabía que se estaba conteniendo, podía notar la tensión de todos sus músculos. Y era lo mejor, se aseguró (Tu name) convencida. Tenía mucho en lo que pensar y una noche de pasión no le ayudaría en nada. Aunque lo podría dejar exhausto y así dormiría, dijo una vocecita maliciosa en su mente ¡Pero, no! ¡No lo haría!
Se giró suavemente, quedando tendida de costado y haciendo que él retrocediese e hiciese lo mismo. Se acurrucó en su pecho y él suspiró aliviado. La abrazó e intentó dormir.
Pasó casi una hora y ni siquiera era capaz de mantener los ojos cerrados. (Tu name) lo notó y fue incapaz de dormir.
- ¿Quieres que hablemos de lo que ha pasado esta noche? -preguntó la chica, alejando el rostro de su escondite.
- No, duerme -dijo Joe, besándole la frente.
- No puedo. Decir en voz alta lo que piensas ayuda.
- Lo dice la más reservada de las personas. Nunca dices en lo que piensas. Aunque tu mente tiene que ser tal caos que seguro ni tú te entiendes -bromeó Joe, pellizcándole la nariz.
- Me di por vencida hace mucho. Solo proceso pensamientos simples. El resto los dejo vagar. Con suerte se unen y crean un sentido propio -le continuó la broma (Tu name).
En la oscuridad de la habitación, abrazados y bromeando, Joe recordó las miles de veces que habían hecho aquello en el pasado. Estaba seguro que siempre la había amado. Ella había sobrepasado incluso, su barrera contra las mujeres. Su aprehensión hacía el sexo femenino y sus dotes manipulativas, no habían sido suficientes para alejarse de ella. Y no era porque la hubiese considerado como un hombre al principio, sino porque sabía -aunque no lo quisiese reconocer- que ella no era así. Podía confiarle sus secretos. Ella lo escuchaba y aconsejaba, sin juzgarlo. Siempre estaba cuando la necesitaba. Y también estaba el pequeño detalle de que tenía un cuerpo increíble ¿Cómo no se iba a enamorar de ella?
- ¿Qué piensas hacer mañana? -preguntó (Tu name), encaminando de nuevo la conversación.
- No lo sé. Podríamos volver a casa -sugirió el muchacho, pensativo.
- No. Nada de escaparse. Eso nunca ayuda -le aconsejó ella abrazándolo- Habla con ellos. Plantea tus dudas.
- ¿Dudas? Ni siquiera sé por donde empezar -dijo exasperado- Mi madre se va a casar con mi verdadero padre y este quiere conocerme ¿Qué se supone que debo hacer?
- ¿Hablar con él? -le susurró suavemente, mientras le acariciaba la mejilla- Yo sé que es solo un extraño para ti. Y no hace falta que lo aceptes como tu padre y olvides quien eres. Pese a todo, eres un Jonas. Te has criado como tal y nadie te va a exigir que dejes de serlo. Pero podrías intentar conocerlo. Ser amigos. Con el tiempo el vínculo irá cambiando. Como te ocurrió con Franco.
- Para mí, Franco siempre ha sido mi padre -aseguró Joe.
- No es cierto. Recuerdo muy bien que se trataban como extraños al principio de vivir juntos -le recordó la muchacha-Incluso, me obligabas a cenar todas las noches con ustedes para no tener que hablar con él.
Era cierto. Ellos no eran padre e hijo, de ninguna forma, salvo legalmente. Aún así había aceptado volver con él. Se había tragado su orgullo, sabiendo que lo mantendría un hombre que no era su padre. Pero en ese momento habría hecho cualquier cosa para volver. Había pasado años lejos de (Tu name). Había conocido chicas y hecho amigos, pero el pensar que ella continuase con su vida sin él era insoportable. Había regresado a su lado y se había pegado tanto a ella, que se había cegado a cualquier cosa que pudiese separarlos. Como el amor. Amarla era la razón más importante para separarse. Ella no creía en el amor y él la amaba desesperadamente.
Intentó que su corazón no se rompiese en mil pedazos y se ocupó de su problema actual. Tenía una nueva familia que desconocía. Aunque tampoco era muy acertada la opinión que había tenido de la antigua, se recriminó culpable.
- No puedo bajar y fingir que nada pasa -dijo Joe, tras meditar la situación.
- Y no hace falta que lo hagas -le aseguró ella con voz serena- Tiziano y Ninel necesitan hablar contigo. Déjalos que expresen todo lo que desean decirte. Escúchalos e intenta entenderlos. No tienes que fingir, solo deja que todo cobre sentido -explicó la chica comprensiva- Y Dul y Jean Carlo están tan sorprendidos como tú por la situación. No puedes reprocharles nada. Cuando los veas actúa con naturalidad. No les debes explicaciones, ni reproches.
- Jean Carlo me debe unas cuantas -afirmó él furioso.
- Es igual de irritable e irritante que tú -bromeó (Tu name) con una enorme sonrisa que lo devastó- Solo te ataca porque esta tan confuso como tú.
- Me da igual que me ataque. Pero podía dejar de "atacarte" a ti.
- ¡Uhm! Cuidado Joecito o voy a pensar que estás celoso -afirmó (tu name), apoyándose sobre el torso masculino, con una sonrisa pícara.
- ¡Lo estoy! Sabes de sobra que no me gusta que te coqueteen -dijo Joe serio.
- Tu adorable instinto de posesión -comentó ella sinceramente, intentando que pareciese sarcástico.
"Posesión", se repitió Joe. Él no la poseía. No era nada suyo. Ni siquiera eran amigos. Aunque la tuviese allí entre sus brazos. Solo era una ilusión. En unos días ella se iría y él... No quería imaginarse qué le depararía el futuro sin ella. Nunca había estado alejado de ella. Ni cuando vivían en países diferentes permitió que hubiese un solo día sin comunicación. Salvo al principio que ella no quería saber nada de él y en una ocasión que desapareció durante semanas. Solo supo que estuvo enferma. Y había sido una tortura no saber nada de ella. En ese momento había decidido volver a su lado. Si ella volvía a enfermar él estaría a su lado. Y pensar que ya no lo estaría más, era devastador.
Capitulo 66
Con mucho esfuerzo, Joe alejó a (Tu name) de entre sus brazos. Aunque su cuerpo se resistía a dejarla, su corazón necesitaba un respiro. Tenía que huir de esa habitación, antes de que acabase padeciendo un infarto. Ella estaba dormida. Él caminó a pies puntillas hasta estar lejos del cuarto.
Los pasillos estaban oscuros y fríos. Y sorprendentemente, se sintió muy cómodo en ellos. Bajó la escalera perezosamente, distrayéndose con cada losa del suelo que veía. Caminaba hacía el jardín, pero una luz lo distrajo. Se acercó lentamente hasta el despacho levemente iluminado y se asomó al interior desde la puerta. No se escuchaba ningún ruido. Ninguna voz. Ninguna discusión, en un lugar donde él había deseado gritar lo suficiente para quedarse afónico.
Solo estaba el cuerpo inmóvil de un hombre. Tiziano parecía dormido. Descansando la cabeza sobre sus antebrazos, en el escritorio. En una mano tenía una copa y la otra estaba apretada con fuerza. Indicativo de que no estaba dormido. Joe recordó todos los consejos de (Tu name). Pensó en lo culpable que puede hacerle sentir el pasado a una persona. Puede que ese hombre no hubiese estado lejos de él a propósito. Pero era un desconocido y pese a que pudiese tener grandes explicaciones, él no podía verlo como nada más. Recordó de nuevo las palabras de la chica.
Suspiró exasperado ¿Podría escucharlo sin que ese hombre diese por hecho que lo aceptaba? La duda lo invadió. Pero de nuevo la imagen angelical de (Tu name) fue en su encuentro. Sonrió dándose valor y recorrió el breve trayecto hasta el escritorio.
- ¿Ahora tengo que quitarte la copa o llenártela? -preguntó Joe burlón, haciendo que el hombre se incorporará inmediatamente para mirarlo.
- Lo único que te he enseñado en mi vida y no te ha quedado claro -se recriminó su padre.
- Soy egoísta. Así que beberé solo -dijo Joe retirándole la copa y llenándola, antes de sentarse en el sofá y beberla de un trago. Con el vaso en una mano y la botella en la otra.
- ¡Bien! No creo que aguantase beber una gota más -aseguró Tiziano, frotándose los ojos cansadamente.
- Supongo que solo está permitido beber hasta desmayarte cuando se trata de una mujer -comentó el joven, vaciando su copa de nuevo.
- Solo está permitido cuando no entiendes algo o no hay solución. Y normalmente, eso siempre implica a una mujer -se mofó el hombre.
- Dijiste anoche - comenzó a decir Joe muy serio- que pasaste el primer año de matrimonio borracho ¿Fue por culpa? ¿Por abandonarnos? -preguntó sin rencor, por simple curiosidad.
El rostro medio risueño de Tiziano, se ensombreció. Parecía haberse perdido en sus pensamientos. Con brusquedad salió de ellos para enfrentarse a la pregunta. Y miró a su hijo con semblante sincero y vulnerable.
- No sabía que Ninel estuviese embarazada -aseguró Tiziano, deseando recuperar su copa- Bebía para olvidar que mi corazón la amaba tanto que era incapaz de estar en la misma habitación que otra mujer.
- Tuviste dos hijos -le recordó Joe.
- Afortunadamente, mi esposa se quedó embarazada pronto. Así nuestras familias no se involucrarían si sabían que no hacíamos una vida juntos. Teniendo un heredero, lo demás era irrelevante.
- ¿Y Dul? -preguntó el joven, desconfiado.
- Fue lo único que me pidió su madre -suspiró Tiziano cansado- Se sentía sola y quería intentar un matrimonio real. Pero yo no fui capaz de dárselo. Así que cedí ante la idea de tener otro hijo.
Había tenido a dos hijos, que gozaron de todas sus atenciones, con una mujer a la que no amaba. Sin embrago, el hijo de la mujer a la que amaba, ni siquiera fue consciente de su existencia. Joe deseó creer su historia. Lo deseó tanto que le sorprendió. Pero al fin y al cabo, pesé a ser un desconocido, era su padre.
- ¿Eras infeliz? -preguntó casi, afirmó, Joe.
- No era la vida que quería -le quitó importancia el hombre, encogiéndose de hombros- Cada noche pensaba qué habría sido de la mujer que había conocido en la playa.
- ¿En la playa? -repitió el chico, sorprendido.
- Sí, aquí mismo -respondió Tiziano muy sonriente- Por eso decidimos venirnos acá a vivir. Ambos estábamos de vacaciones. Aunque lo mío era algo así como la última aventura antes de la horca -bromeó con una falsa sonrisa.
- Amas a mi madre ¿verdad? -afirmó su hijo vaciando de nuevo la copa.
- ¡Mucho! -le aseguró levantándose lenta y trabajosamente- Siempre ha sido la mujer de mi vida.
Tiziano dudo unos segundos, pero después se armó de coraje y se sentó junto a Joe en el sofá. Este no protestó. Y ambos comenzaron a hablar de irrelevancias para distraer la mente de otros asuntos. Joe siguió bebiendo, más por costumbre que por deseo y Tiziano empezó a notar que el alcohol dejaba de hacerle efecto.
Los hombres estaban riendo tras una ocurrencia de Joe, sobre las mujeres y el efecto que tiene el alcohol sobre la percepción de la belleza de estas. Pero ambos se callaron de inmediato y se pusieron muy serios cuando vieron a dos bellas mujeres cruzadas de brazos en la puerta frente a ellas. (Tu name) y Ninel, caminaron hasta ellos con el ceño fruncido y cara de pocos amigos.
- Bajo a desayunar y mira con lo que me encuentro -dijo Ninel irritada.
Joe se giró para mirar por el ventanal y se percató de que habría amanecido hacía horas, sin que ellos se diesen cuenta.
- ¿Les parece bonito emborracharse como adolescentes descerebrados? -protestó la mujer una vez más.
- Yo no estoy borracho, piccola mia -aseguró Tiziano frotándose la sien.
- Es verdad, él esta ya con la resaca -se burló Joe entre carcajadas.
- Eso, ayúdame -replicó risueño, el hombre a su hijo.
- Mamá no seas cruel con él hasta que no se le pase el crudo -se mofó de nuevo Joe.
- Yo que tú -dijo (Tu name) muy seria- me callaba.
Le quitó la copa y la botella. Tras fulminarlo con la mirada se cruzó de brazos, amenazantemente. Joe se puso serio al instante y trago trabajosamente. Miró a su padre, que tenía la misma cara de preocupación. Ninel en cambio miraba a su nuera con una sonrisa e imitaba su gesto, cruzándose de brazos, dispuesta para la batalla.
- Yo creo que ya han bebido bastante -dijo (Tu name), sin mirar a los hombres, sino buscando la aceptación de Ninel.
- Sí, es mejor que duerman un poco -apoyó la mujer.
- Ya hablaré después contigo -le aseguró la joven a Joe como una amenaza inevitable.
- Sí, y yo contigo -imitó Ninel a su nuera, fulminando a su futuro marido.
Los hombres suspiraron y se miraron vencidos. Ellas se giraron y caminaron hasta la puerta con postura rígida. Se pararon antes de salir, en claro indicativo para que las siguieran. Antes de que pudiesen protestar porque los hombres seguían sentados, estos se levantaron a toda prisa. Olvidaron que la habitación les daba vueltas, se miraron indefensos y siguieron a sus mujeres.
Ya en la escalera, las mujeres subían ceñudas mientras los sumisos hombres las seguían cabizbajos. A mitad de trayecto, Dulce y Jean Carlo se pararon para observar la peculiar escena. Jean Carlo abrazó a su hermana con una enorme sonrisa burlona.
- Dul, si alguna vez me ves así, hazme un favor y pégame un tiro -dijo el joven mirando a los fieles corderos persiguiendo a dos simples y arrebatadoras mujeres.
- Prometo hacerlo aunque tenga dudas -aseguró la chica socarronamente.
Las mujeres los metieron en sus habitaciones. Colocando las manos en jarras los miraron de arriba abajo. Les quitaron la camisa, los empujaron contra la cama, haciéndolos caer sentados y les quitaron los zapatos y pantalones. Se alejaron ceñudas y apuntaron con decisión hacía el centro de la cama, exigiendo que se metiesen bajo las sábanas. Cada quien desde su cuarto lo hizo sin replicar. Y ellas salieron de las habitaciones dejándolos escondidos bajo las sábanas. Se encontraron en el pasillo, se miraron con perspicacia y se giraron sobre sus pasos, asomándose al cuarto de su respectivo hombre. Ellos se habían incorporado y al verlas, se acostaron de nuevo, tapándose hasta el mentón. Ellas los fulminaron con la mirada y volvieron a cerrar la puerta.
Ya en la cocina, las dos mujeres muy irritadas, comentaban lo insensatos que eran padre e hijo. Ninel comenzaba a ceder pero (Tu name) se mantenía igual de furiosa que cuando los había encontrado.
- ¿Les llevamos un café? -preguntó Ninel preocupada por los hombres.
- Si no es para echárselo por la cabeza, no -contestó (Tu name) irritada- Se han emborrachado ellos solitos y van a pasar la resaca de igual modo.
- Pero y si nos necesitan -insistió la mujer angustiada.
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:24 | |
| - ¿Acaso ellos han pensado en cómo nos hemos sentido nosotras cuando nos despertamos y no los vimos? -protestó la joven, irritada.
- Es cierto -afirmó Ninel furiosa- Son dos niños egoístas que necesitan una lección. Nosotras nos hemos preocupado por ellos, mientras que ellos estaban de risitas en el despacho, bebiendo -continuó ceñuda- Pero... ¿podríamos llevarles unos cafés? -preguntó tímidamente.
- ¡Oh! -suspiró (Tu name)- ¡De acuerdo!
Las mujeres regresaron a sus habitaciones y colocaron la taza de café humeante junto a la cama. Se sentaron suavemente sobre el colchón, y miraron al hombre que invadía la cama.
Ninel bajó todas sus barreras inmediatamente, al ver como su futuro esposo se frotaba la sien.
- ¿Te duele la cabeza, amor mío? -preguntó la mujer preocupada, mientras se tendía junto a él.
(Tu name) resistió un poco más. Joe estaba dormido, y eso era una ventaja. Parecía que se acababa de pelear con las sábanas, y estas habían ganado y lo tenían de rehén. Lo miró atentamente y suspiró con vencida resignación, mientras lo arropaba adecuadamente. Capitulo 67
Cuando Joe se levantó, ya a mediodía, se vistió a toda prisa para reunirse con su amada y hacer cualquier cosa para que se le pasase el enfado. Bajaba las escaleras perezosamente cuando escuchó tras él, que alguien lo seguía. Miró y esperó a que el hombre ojeroso lo acompañase en la bajada. Tiziano descendía abrochándose los últimos botones de la camisa. Era evidente que también se acababa de despertar y estaba en tan mal estado como él.
- ¿Preparado para el sermón? -preguntó el hombre con una sonrisa.
- Supongo –suspiró Joe, resignado.
- Ninel ha pasado toda la mañana cuidándome, pero en cuanto me vea bien, intentará matarme –aseguró Tiziano, rodeando a su hijo por los hombres, al bajar las escaleras y encaminarse hacía el salón.
- (Tu apodo) es al revés. Se enfada en el momento pero después es incapaz de mostrar rencor. Aunque creo que esta vez hará una excepción -se auto compadeció el muchacho, temeroso.
Entraron en la sala, en busca de sus mujeres y no las encontraron. Solo estaba Jean Carlo hablando por su teléfono móvil. Al verlos colgó y les sonrió.
- ¿Que tal la resaca? -preguntó burlón el italiano.
- Despiadada -contestó el padre, sentándose junto a él, frotándose los párpados.
- Pues despéjense que las chicas están furiosas. Y en cuanto los vean, empezará una guerra -informó Jean Carlo, serio, por una vez.
- Ya lo imaginamos -dijo Joe sentándose frente a ellos.
- Yo no querría estar en sus lugares -aseguró el joven- No tengo muy claro por qué están enojadas, pero han convencido a Dul para que las apoye -explicó Jean Carlo, haciendo que su padre resoplase.
- Tranquilo, que cuando vengan nos harán saber el porqué -afirmó Tiziano, pesadamente- ¡Unas mil veces!
- ¡Sí! -suspiró Joe vencido- Solo nos queda escuchar y callar.
- Por eso yo no tengo novia -admitió Jean Carlo, risueño- No voy a dejar que me armen pleitos por unas copas de más.
El joven estuvo a punto de tragarse sus propias palabras, cuando aparecieron las mujeres por la puerta. Su sonrisa desapareció al instante.
- Supongo que ninguna mujer se enfadará contigo porque te emborraches, porque ninguna se preocupa por tu bienestar -replicó (Tu name), liderando el comité "en contra de los hombres", seguida por Ninel y Dulce, ceñudas.
- Puede ser -admitió el muchacho.
- Ni tampoco, hay quien se ocupe de cuidarte por tu insensatez -prosiguió la chica, con las manos clavadas en su cadera.
- Velando tu sueño, muy preocupada, mientras que tú no pensabas en ella -añadió Ninel, colocando sus manos en la cadera también.
- Los hombres beben sin pensar en que somos nosotras las que los tenemos que aguantar después -intervino Dulce, imitando el gesto defensivo.
- De acuerdo, de acuerdo -aceptó Jean Carlo, levantando las manos, en signo de rendición- Esta guerra no es mía. No quiero ser la primera baja.
- ¡Estas exagerando! -aseguró Joe, pese a la cara de advertencia que tenía su padre- (Tu apodo), tú te has emborrachado tantas veces como yo.
- ¿Cuantas me has tenido que llevar a la cama, desvestirme y quedarte a mi lado como si fuese una enferma que no sabe cuidarse de sí misma? -replicó furiosa.
- ¡Ninguna! -admitió el chico cabizbajo.
- ¡Exacto! -espetó la chica ceñuda- Estábamos preocupadas por ustedes.
- Sí, nos despertamos y no los vimos. Salimos de la cama a toda prisa -explicó Ninel angustiada por el recuerdo- No sabíamos qué les habría pasado. Y cuando (Tu apodo) y yo nos encontramos en el pasillo, pensamos lo peor.
- ¡Y los encontramos juntos y borrachos! –concluyó (Tu name), cruzándose de brazos.
Padre e hijo se miraron, entendiendo qué era lo que podían haber sentido las mujeres. Habrían estado angustiadas pensando que se habrían ido por no enfrentar la situación o que se habían encontrado y estarían peleando. Había muchas posibilidades. Y los hombres agradecieron al cielo que esas mujeres se preocupasen por ellos. La felicidad los invadía. Pero aún la prudencia estaba presente.
- Lo sentimos mucho -aseguró Tiziano acercándose a su mujer- No queríamos preocuparlas -aclaró, acariciándole la mejilla.
- Bajé para pasear un poco y aclarar las ideas -explicó Joe, caminando hacía (Tu name)- Me encontré con Tiziano y estuvimos hablando.
- Y nosotras nos alegramos de que eso pasase -aseguró la joven- Pero ¿tenían que emborracharse?
- En realidad, yo ya lo estaba cuando él llegó -intervino en su ayuda Tiziano.
- ¿Y él decidió imitarte? -replicó (Tu name) ceñuda.
- Estaba inquieto y quería relajarme un poco -explicó Joe acariciándole tiernamente la mejilla.
- Lo entiendo -suspiró la chica- Pero me angustié cuando me desperté y no estabas.
- Lo siento, cariño -dijo Joe estrechándola entre sus brazos con dulzura.
Dulce se había alejado de la escena de reconciliación y observaba a las dos parejas abrazadas, desde el sofá, sentada junto a su hermano.
- Hoy he comprado sin control ¡Me he gastado una fortuna! -aseguró la chica a su hermano, ignorando al resto.
- ¿Me has comprado algo? - replicó burlón.
- Sí, tu regalo de Navidad -contestó Dulce, sin importancia.
- ¿Has esperado hasta ahora para comprarlo? -protestó irritado.
Joe ignoró la nueva pelea entre sus hermanos y condujo a (Tu name) hasta el sofá. Se sentaron y la abrazó, acurrucándola contra su pecho.
- ¿Y tú? ¿Me has comprado algo? -preguntó Joe con una sonrisa picarona.
- No -contestó (Tu name) con ligereza y sin mirarlo a la cara. Segundos después añadió- Te lo compré hace semanas.
La sonrisa de Joe se ensanchó y un brillo de amor inundó sus ojos. Pero (Tu name) estaba acurrucada entre sus brazos, escuchando a los demás, sin prestar atención al efecto que tuvo en él sus palabras. Joe también le había comprado su regalo, sus dos regalos, semanas antes. Había modificado levemente uno de ellos, pero en cuanto los había visto había pensado en ella, sabiendo que le encantaría tenerlos.
- ¡Vamos! -exclamó Ninel sacando a todos de sus respectivas conversaciones y pensamientos- ¡Vamos a comer!
Como una auténtica familia, todos siguieron a la matriarca hasta la mesa, entre risas. Joe no dejaba ni un segundo de abrazar a (Tu name) y Tiziano hacía lo mismo con su mujer. Agarrados de la mano, la joven pareja se sentó a la mesa, frente a los hermanos de él.
- Necesito la mano para comer -le exigió la chica a Joe.
- Tienes otra -contestó él, negándose a soltarla.
- Cuñadita, si tienes problemas para comer, yo puedo dártela en la boquita -bromeó Jean Carlo, sin rastro de malicia.
- Al que le van a tener que dar de comer es a ti, después de que te rompa los brazos -aseguró Joe, fingiendo enfado.
- ¡Eso habría que verlo! -bramó su hermano.
- ¡Cuando quieras! -espetó él.
- ¡Ya, basta chicos! -ordenó Tiziano con una sonrisa- ¡Dejen de pelear!
- ¡Déjalos papá! Están recuperando los años perdidos -bromeó Catherine mirando a sus hermanos con ternura.
- Son muchas peleas de hermanos que recuperar -aseguró Jean Carlo con una sonrisa.
Joe sintió como se le encogía el corazón. "Hermanos". Tenía hermanos, al fin tenía una auténtica familia. Una familia de verdad, no una de acogida. Adoraba a su padre, Franco, pero siempre se había sentido en deuda por recibir su amor. Pero Dulce y Jean Carlo no le estaban regalando su cariño y compasión, eran sus hermanos y bromeaban y lo fastidiaban como si deseasen serlo de verdad. Se sentía increíblemente cómodo en esa situación. Con sus padres, sus hermanos y su…. (Tu name). Capitulo 68
El día anterior, las chicas habían pasado la mañana de compras. Además de porque necesitaban los ingredientes para la gran cena de esa noche, también porque pensaron que Ninel y (Tu name) necesitaban comprar compulsivamente para olvidar el mal trago de esa mañana. Se rieron y compraron mucho. Ninel conocía a la chica desde que era muy pequeña, pero ahora más madura, le pareció una muchacha muy sensata, con la que le gustaba hablar. Dulce, también disfrutó con las charlas feministas y estrategias de venganza contra los hombres insensibles.
La tarde había sido igual de divertida. Todos habían estado en casa reunidos, charlando y riendo. Tiziano y Ninel contaron su historia de amor a todos, y aunque era algo incómodo, todos escucharon atentamente. Jean Carlo bromeó con la idea de que le gustaba más ser el hermano mediano que el mayor.
- Hermanito, te paso toda la responsabilidad de ser un ejemplo a seguir -le había dicho el italiano, fingiendo seriedad.
Aún les quedaba mucho para sentirse como hermanos, pero estaban intentando no ponerles barreras. Como la misma Dulce había dicho "era difícil negar que eran hermanos cuando había tanto parecido entre ellos". Con solo mirarse, la comodidad de la relación iba aumentando.
Esa mañana, las mujeres se habían reunido para comenzar a preparar la cena de Nochebuena. Se colocaron un delantal, repartieron las tareas y comenzaron a parlotear sin descanso. Los hombres habían protestado por dejarlos solos. Para lo que (Tu name) había tenido una respuesta perfecta.
- Tranquilo cariño, que después ustedes harán lo mismo, cuando les toque fregar todo esto -había dicho la chica, señalando los cientos de cacharros sucios por toda la cocina.
Joe había huido y no había vuelto más. Ellas se habían reído y proseguido con su charla. Aunque Ninel tuviese una cocinera que preparaba todas sus comidas, deseaba hacer esta personalmente, con ayuda de su hijastra y nuera. Estas habían aceptado encantadas y habían añadido un plato de su cosecha.
El día anterior juntas y esa mañana de cotilleos, había creado una confianza especial entre las mujeres.
- ¿Ya se ha arreglado lo que fuese que pasase entre Joe y tú, para que hubieses decidido hacer la maleta y marcharte? -preguntó Ninel a (Tu name) probando la salsa que le servía esta- ¡Uhm! ¡Deliciosa!
- ¡Gracias! Es un experimento que hice hace algún tiempo. Me gusta probar cosas nuevas en la cocina -explicó la chica antes de responder a la pregunta.
- Bueno -dijo Dulce, encaminando la conversación- Es evidente que te ibas a marchar por lo grosero que fue en la cena, antes de que todo pasase. Y te quedaste para apoyarlo.
- Así es Dul. Pero después no hemos tenido oportunidad de hablar del tema -afirmó (Tu name), dejándose invadir por la tristeza.
- Pero ¿qué ocurre entre ustedes? -preguntó Ninel preocupada- Olvida que soy su madre. Hoy seré solo una amiga.
(Tu name) sonrió y miró a ambas, insegura. No sabía cómo explicar todo aquello. Se supone que debía seguir fingiendo ¿O no? No tenía nada claro lo que había entre ellos. Y entonces recordó lo que había pasado la noche anterior.
Después de dejar a todos tras la cena, había subido juntos a dormir. Y efectivamente, solo habían dormido. Pero él la había abrazado y envuelto con todo su cuerpo, sin dejarla separarse ni un centímetro. Había sentido sus caricias hasta que se había dormido. Entrelazando una pierna entre las suyas. Y hundido el rostro en su pelo.
Cuando solo eran amigos, muchas veces había dormido en sus brazos y él le acariciaba el cabello hasta que se dormía. Pero no era lo mismo después de admitir que lo amaba. Todo había cambiado tras haber sentido esas manos por todo su cuerpo ¿Se supone que él deseaba recuperar lo que una vez tuvieron? ¿Era así como la estaba tratando? ¿Como una amiga? Aunque pudiese parecer que fuese algo más, siempre la había tratado así cuando solo eran amigos. Por eso la gente pensaba que había mucho más que una amistad. Podría ser que él volviese a verla como la misma de antes. Que el tiempo hubiese curado su herida y viese quién era ella en realidad, haciendo que él desease tenerla de nuevo como amiga.
Eso debería alegrarla. Pero no lo hacía. No lo quería de amigo. Bueno,... sí ¿O no? Estaba confundida. Lo quería a él. De cualquier forma. Siempre que lo tuviese cerca.
- No sé si me podré alejar de él -pensó en voz alta.
Las mujeres la miraron sorprendida y dejaron lo que estaban haciendo, para ir junto a ella.
- ¿Por qué desearías dejarlo? - dijo Ninel, mientras que Dulce apoyaba la pregunta asintiendo efusiva y confundida.
(Tu name) suspiró y miró atentamente a cada mujer. Podía confiar en ellas para hablar del tema. Además, necesitaba hacerlo.
- Cuando empezamos con esto, ninguno estaba muy seguro. Fue todo muy extraño. De pronto somos los mejor amigos y al día siguiente, hay una explosión de sentimientos desconocidos entre nosotros -explicó la chica cabizbaja.
- Tiene que haber sido muy duro para ustedes. Eran amigos con una intimidad definida y ahora todo cambia -afirmó Dulce, comprensiva- Supongo que si se quieren de verdad, solo tienen que adaptarse a la situación.
- Que haya otros ámbitos de su relación que se hayan agregado, desconcertándolos, no significa que sea lo único entre ustedes -aconsejó Ninel, leyéndole la mente- Pueden compartir las mismas cosas que cuando eran amigos, aunque hayas descubierto que lo amas.
- Pero él no me ama –afirmó (Tu name) con tristeza.
- ¡OH, por Dios! ¡Vaya estupidez! -exclamó Dulce abrazándola- Yo no lo conozco mucho. Pero es evidente que te adora. Besa el suelo que pisas.
- ¡Siempre lo ha hecho! -comentó Ninel.
- ¡Exacto! Me trata como siempre ha hecho. Me abraza, besa y cuida como una amiga -explicó la chica removiendo la salsa con la cuchara nerviosamente.
- No te trata como una amiga -aclaró Dulce.
- Sí, sí lo hace. Él ha sido así conmigo siempre. Desde que éramos pequeños. Celoso, posesivo y muy cariñoso. Puede llevar a confusiones, pero esa era su manera de tratarme cuando solo éramos amigos -explicó (Tu name)- Y es así como me trata ahora.
- Pero eso no quiere decir que ahora no te quiere. Sino que siempre te ha querido -anunció Ninel, haciendo que un escalofrío de placer recorriese a (Tu name).
- Me quiere sí, pero no me ama -se negó ella a tener esperanzas.
Sus amigas se miraron impotentes y decidieron no involucrarse más.
- Dile lo que sientes -aconsejó Dulce.
- Y pregúntale a él por sus sentimientos. No des nada por hecho -aconsejó también Ninel.
Dejaron de preparar la cena, para hacer algo de comer. Almorzaron junto a los hombres. Estos notaron que ellas estaban algo serias y procuraron animarlas. Ellas les aseguraron que todo estaba bien. Y al final de la comida, ya se habían dejado embriagar por las constantes bromas de Jean Carlo. Después, ellos habían insistido en recoger y limpiar todo, antes de que ellas volviesen para asegurarse de que sus platos iban como debían, y no acababan quemados o incomestibles.
- Las chicas estaban muy serias -afirmó Tiziano aclarando los platos bajo el grifo.
- Y (Tu apodo) parecía triste -añadió Jean Carlo, mirando a su hermano, mientras secaba un plato.
- Yo no le hice nada -espetó a la defensiva Joe mientras buscaba donde guardar unos vasos.
- ¿han hablado después de la pelea en la que casi se va? -preguntó su padre, adivinando la respuesta.
- No, no hemos tenido la oportunidad -contestó él ceñudo.
- Pues ve ahora, que ni esta noche ni mañana podrás. Y no es aconsejable que lo dejes para cuando se vayan -aconsejó Tiziano, indicándole que se fuese a buscarla.
- ¡Oh, no! Que vaya cuando ya hayamos terminado ¡Nada de escaqueos! -protestó Jean Carlo burlón.
- Sí, mejor voy después -aceptó Joe, en un suspiro.
- ¡Cobarde! -espetó su hermano, con sorna.
No quería hablar con (Tu name). Había visto el dolor en su perfecto rostro. Y no quería escucharla decir lo mucho que había sufrido por su culpa. Si ella quería alejarse de él para siempre lo aceptaría con resignación. O se emborracharía hasta que algo parecido a la aceptación apareciese. Aprovecharía lo poco que le quedaba con ella. Menos de dos días y no la volvería a ver. Emborracharse cada vez le parecía mejor opción. No creía que pudiese ser capaz de aguantar sobrio el perderla para siempre. Capitulo 69
(Tu name) estaba sentada en el tocador, frente al espejo. Asegurándose que no estaba poniendo tanto esmero en arreglarse para impresionar a Joe. No se creyó. Suspiró a la imagen frente a ella y se dio por vencida. No había más que pudiese hacer. Maquillada, peinada y vestida. No había tiempo para cirugías, así que se tendría que conformar con lo que había.
La puerta se abrió y Joe entró distraídamente. Ella se levantó y se paró frente a él. Al verla, se quedó atónito. Y su mirada le hacía sentirse desnuda pese a los metros de tela que la cubrían.
Un vestido gris perla se amoldaba a la figura de ella, haciendo que Joe contuviese la respiración, al pasear la vista por cada curva. Sus hombros y brazos estaban desnudos, debido al gran escote. Y la falda dejaba entrever la forma de sus caderas, aunque no se ciñese a ellas. Era de gran vuelo y con el más mínimo gesto, los metros de tela jugueteaban a su alrededor, acariciando sus muslos. Llevaba el pelo recogido, dejando expuesto su delicioso cuello. Pero decenas de tirabuzones caían por su espalda.
¡Estaba preciosa! ¡Increíblemente bella!
Joe intentó hablar, sin éxito. Se acercó con paso torpe y le acarició un brazo con los nudillos. Bajó la acaricia suavemente hasta su muñeca y la rodeó con su mano. Deslizó el dedo pulgar por su palma y la acarició, haciendo que ambos se estremeciesen.
- ¡Estás preciosa! -consiguió decir al fin.
- ¡Gracias! -contestó (Tu name) con un pudor poco frecuente en ella.
La observó ruborizarse y agachar la vista mientras una de sus delicadas manos se acomodaba allí donde palpitaba su pulso, en el delicado cuello. Como si pudiese frenar su acelerado descontrol. La miró con deseo. Era tan perfecta que cualquier mujer la envidiaría y cualquier hombre la desearía. Tan perfecta, que era imposible no enamorarse de ella cuando la conocías. Tan perfecta, que no podría alejarse de ella aunque quisiese.
- ¡Preciosa! -repitió Joe admirando cada detalle de su imagen.
(Tu name) levantó la vista para encontrarse la suya y deseó no haberlo hecho. Una oleada de fuego líquido recorrió sus venas y sintió arder cada centímetro de su cuerpo. Él la miraba como si fuese la mujer más deseable del planeta. Y así se sentía cuando él estaba cerca.
Al encontrarse con el azul intenso de sus ojos, Joe perdió el poco y nervioso control que mantenía. La agarró por la cintura atrayéndola contra él y buscó sus labios, devorándolos al instante. La besaba con hambre voraz. Lamiendo, succionando y mordiendo suavemente sus labios. No la dejaba escapar de la prisión de su abrazo. Pretendía devorarla por completo. No se sentiría satisfecho de otra manera.
Alguien llamó a la puerta.
(Tu name) escuchó los golpes y se alejó del cálido cuerpo masculino. Pero él no la dejó ir muy lejos. La agarró de las caderas y la apretó de nuevo contra él. Haciendo que (Tu name) gimiese de puro placer al notar su excitación. Pero la puerta volvió a interrumpir y traerla a la cordura. Posó su mano sobre sus labios. Los notó calientes e hinchados. Y el rubor subió a sus mejillas. Entonces, Joe la dejó marchar y corrió hacía el baño.
Maldiciendo entre dientes el hombre fue a abrir la puerta. Lo hizo con brusquedad y fulminó a su hermano que estaba al otro lado de ella.
- ¿Qué quieres? -gruñó sin disimulo.
- ¿Interrumpo algo? -preguntó Jean Carlo perspicaz.
- ¡Sí! ¿Qué quieres? -repitió Joe, sin paciencia.
- ¡Uy, que humores! Venía para invitarlos a una fiesta. Después de la cena los viejos querrán tomar una copa y dormir. O subir a hacer sus cochinadas -bromeó Jean Carlo amistosamente- Dul y yo iremos a una fiesta con unos amigos. Hemos pensado que les gustaría acompañarnos.
- Le preguntaré a (Tu apodo) -respondió Joe, relajándose. capitulo 70
(Tu name) salió del baño y se encontró con la mirada de ambos morenos de ojos penetrantes. Todo su cuerpo se estremeció y el rubor inundó sus mejillas de nuevo.
¿Desde cuando se ruborizaba con tanta facilidad?, le reprendió una vocecilla jocosa.
- Es mejor que no vengan -aseguró el italiano sin dejar de mirar a la chica- Tú eres demasiado celoso y ella está demasiado buena.
Las mejillas de (Tu name) ardían en respuesta. Desvió la vista, pero notaba la mirada de ambos sobre su cuerpo.
- No quiero que acabes descuartizando a todos mis amigos -continuó Jean Carlo, sin dejar de admirar la belleza de la chica- Mejor se quedan y hacen sus propias cochinadas.
Joe habría matado a su hermano por el escrutinio al que la estaba sometiendo. Pero era incapaz de hacer otra cosa más que mirarla y desear quitarle el hermoso vestido ¡con los dientes!
(Tu name) notó que era el momento perfecto para hablar, demostrando que estaba viva y no era una muñeca a tamaño natural, en exposición.
- ¿No ir, a donde? -preguntó la chica, sacando a ambos de su ensimismamiento.
Al fin Joe reaccionó y le golpeó en la nuca a su hermano para que dejase de comérsela con la mirada.
- ¡Auch! -protestó el chico frotándose la nuca- ¡Que bruto! Solo admiraba lo bella que es tu novia. No es para enojarse.
- Búscate una propia -le aconsejó Joe amenazante.
- Pienso buscarme unas cuantas esta noche -replicó con una sonrisa pícara.
(Tu name) puso los ojos en blanco ante los alardes típicos masculinos y se acercó a ellos.
- Serías el hombre más feliz del mundo en mi fiesta de Año Nuevo -aseguró la chica risueña. Cientos de hermosas superficiales a su alcance, sin duda sería el paraíso para él.
- Dul me ha hablado de ella ¿De verdad es tan impresionante? -preguntó el joven curioso. Joe se encogió de hombros y ella sonrió.
- Me he esforzado mucho para que así fuese. El año pasado muchas celebridades estuvieron en ella y todos los locales del país están intentando hacerme sombra este año -explicó (Tu name) irritada- Me lo han puesto muy difícil, pero los superaré una vez más.
- Estás muy segura -comentó el italiano desconfiado- ¿Cómo sabes que no tienen preparadas sorpresas que hagan que tu fiesta sea inferior a ellas?
- Sé exactamente qué hará cada relaciones públicas de cada local de la ciudad. Llevo mis añitos en el negocio y conozco mucha gente -aseguró la joven con una sonrisa- Hay muchos que desean cosas de mi y para ello me regalan información confidencial.
-¿Qué quieren de ti? -preguntó Joe celoso.
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| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:25 | |
| - Entradas para algún partido u obra exclusiva, que los dejé entrar a alguna fiesta, presentarles a alguien al que no tienen acceso, ser mis distribuidores para el local,... o simplemente tenerme contenta por si en algún momento necesitan cualquiera de esas cosas -concluyó la chica devastándolo con una sonrisa.
- ¡Uf! Suena a que eres una mujer importante -afirmó Jean Carlo, impresionado.
- Tengo contactos -respondió ella quitándole importancia, encogiéndose de hombros.
- Hermanito, creo que la vas a tener que estar vigilándola toda la noche sin disfrutar de la fiesta -especuló el italiano, apoyando una mano sobre su hombro en señal de apoyo.
Joe miró a (Tu name) con una mezcla de furia y tristeza. Ella deseó gritar que era su trabajo y que no estaría con ningún hombre. Supo al instante, que él pensaba que no estaría allí para poder vigilarla, como estaba segura deseaba. Y ella deseaba que lo estuviese. Aunque le complicase la noche con sus celos y no la dejase hacer su trabajo. Aunque se pelease con todos los hombres de la fiesta ¡Maldita sea! ¡Aunque la echasen del maldito trabajo! Quería que estuviese allí, con ella.
- Podrías venir si lo deseas -dijo cortésmente la chica.
- ¿Enserio? -preguntó Jean Carlo emocionado- Dul se morirá de gusto cuando se lo diga.
- Estoy segura -contestó ella con una sonrisa.
Jean Carlo se marchó a toda prisa, sin despedirse. Joe cerró la puerta y la miró con una enorme sonrisa.
- ¿Sabes lo que acabas de hacer? -preguntó Joe acercándosele coqueto.
- Invitar a tus hermanos a pasar el Año Nuevo -respondió relajadamente- ¿Te molesta?
- No -contestó con una sonrisa pícara- no me molesta. Pero que ellos vayan a la fiesta implica que tu supuesto novio, o sea yo, también irá ¡Acabas de invitarme a pasar Año Nuevo contigo! -aclaró Joe con una enorme sonrisa.
¡Oh, no! ¡Que horror!, dijo una vocecita sarcástica en la cabeza de la chica. Intentó no reír. Pobre de ella, tendría que hacer todo un sacrificio y pasar la fiesta con él. La risa fue inevitable. Podría torturarla un poco más y que también la acompañase a casa después, pensó jocosa.
Como respuesta a su -al parecer, según él- nefasta aclaración, (Tu name) se encogió de hombros y sonrió sin darle la menor importancia. Joe la miró incrédulo y la persiguió con la mirada hasta que salió de la habitación ¿Le traía sin cuidado? ¿Debía alegrarse o entristecerse? Confundido, decidió mejor ducharse para la cena. Capitulo 71
Una vez listas las chicas se encontraron en la cocina para revisar que todo estuviese listo. Después, observaron bajo lupa cada detalle de la mesa. Una vez que todo estuvo conforme a sus deseos, los hombres bajaban risueños por las escaleras. Las tres bellezas los esperaron y admiraron la visión. Los tres vestidos con elegantes trajes negros amoldándose a los masculinos cuerpos. Estaban aún más atractivos, si eso podía ser posible.
- ¡Que depresión! -exclamó Dulce, en un sollozo.
- ¿Por qué? -preguntó Ninel extrañada.
- Los tres hombres más guapos que he conocidos y son de mi familia -explicó la chica haciendo pucheros- ¡Es para deprimirse!
Todos rieron y se unieron para caminar juntos hasta la mesa. Tiziano besó a su mujer y Joe rodeó por la cintura a (Tu name), en un gesto posesivo casi innato.
Ya en la mesa, las bromas no cesaron. Jean Carlo continuó con su tarea de sacar de quicio a su hermano y Dulce estaba encantada de no ser el centro de las burlas. Tiziano y Ninel estaban radiantes de felicidad por el cuadro ante ellos. Y Joe y (Tu name) estaban pasándoselo en grande aunque a veces se sintiesen un poco fuera de lugar. Todo iba demasiado deprisa para Joe, pero las bromas de su hermano ayudaban a quitarle hierro al asunto. O mejor dicho, lo distraía haciendo que olvidase su caos de vida, al querer matarlo por no cesar de coquetear con (Tu name).
- ¡Uhm! Ninel, esta salsa te salió deliciosa -comentó Jean Carlo, relamiéndose.
- Sí, que lo está. Pero la hizo (Tu apodo) -explicó la mujer, acaparando la salsera.
- ¡Dios! ¿Es que no hay nada que no sepas hacer? -preguntó el chico admirando a (Tu name)- Guapa, inteligente, ingeniosa, divertida,... ¿y también sabes cocinar? ¡Por Dios, cásate conmigo!
- ¡Uhm! -contestó la joven con desinterés- De acuerdo. Pero no te extrañe si no me presento en la iglesia. Soy muy despistada.
- ¡Oh, sí! -aseguró Joe- Una vez planeamos un viaje con todos nuestros amigos. Estábamos muy ilusionados, era la primera vez que iríamos todos sin adultos. Llegó la hora de irnos y ella que no aparecía. Cuando llegué a su casa estaba hecha un ovillo bajo la almohada -dijo sin parar de reír- Me miró como si fuese un extraño y siguió durmiendo.
- No me acordaba de que era ese día -explicó (Tu name) a la defensiva
- No sabes en el día que vives. Después de eso le compré una agenda -comentó risueño.
- Es la única vez que he llegado tarde en mi vida -replicó (Tu name) irritada- Siempre soy la primera en llegar a las citas.
- Eso es cierto. Cuando te acuerdas de que has quedado siempre llegas una hora antes -se burló Joe sin compasión- Y es una tontería porque no tienes paciencia para esperar y antes de que sea la hora ya estás llamando a todos para preguntar por qué tardan tanto.
Como en eso tenía razón no replicó. Pero con toda la seriedad que le fue posible le volvió la cara y se hizo la indignada. Todos rieron y continuaron las bromas hasta el postre, en el que Tiziano y Ninel avisaron que tras la cena irían a visitar a unos amigos que hacían una fiesta cerca. Dieron por hecho que Joe y (Tu name) acompañarían a Jean Carlo y Dulce. Así que estos aceptaron la idea. Tras la cena, tomaron una copa y repartieron los regalos. (Tu name) sorprendió a Joe repartiendo regalos para todos, en nombre de los dos. El resto hizo lo mismo. A Joe se le formó un nudo en la garganta con cada detalle. No esperaba emocionarse tanto, pero ese momento fue realmente hogareño. Parecían realmente una familia ¡Su familia! Hizo un gran esfuerzo por reprimir las lágrimas.
- Compré los regalos la mañana que fui de compras con las chicas -explicó (Tu name) en un susurro, al ver la cara de asombro de Joe.
- ¡Gracias! -exclamó el joven con una enorme sonrisa- No esperaba nada de esto -comentó, señalando a los múltiples objetos en su regazo.
- Ninel ya tenía tu regalo y a Dul le ayudé yo a elegirlo. Lo que me ha sorprendido es que Jean Carlo se haya acordado. Supongo que Dul le habrá avisado de que yo le compré uno en nombre de los dos -especuló la chica.
- Es todo perfecto. Pero me falta un regalo.
Ninguno de los dos había entregado al otro su regalo. (Tu name) sonrió y miró al resto con una sonrisa tierna.
- Muchas gracias por todo, nos han encantado nuestros regalos. Pero voy a secuestrar un segundito a Joecito para entregarle el suyo -comunicó (Tu name) levantándose.
- No será nada obsceno ¿no? Porque si lo es, ¡quiero verlo! -bromeó Jean Carlo, mientras jugaba como un niño pequeño con el regalo que ella le había hecho.
- Sigue matando marcianitos -ordenó (Tu name) despeinándolo como a un niño desobediente- Después bajamos y vamos a la fiesta.
Subieron las escaleras hasta el cuarto, escuchando tras ellos la replica malhumorada de Jean Carlo.
- ¡Son ninjas, no marcianos! Capitulo 72
(Tu name) sonrió y abrazó al risueño Joe, que la miraba con adoración. Al llegar a la habitación (Tu name) fue hasta su maleta y sacó una caja, que ocupaba gran parte de esta. La dejó sobre la cama y lo instó para que la abriese. Joe la miró algo inseguro y se paró frente al regalo. Abrió lentamente la caja y vio dos pequeños papeles en el centro. Pero los reconoció enseguida. Su cara se transformó en pura felicidad. Tuvo que contenerse para no dar saltos de alegría.
- Son entradas... son... son entradas para... ¡Dios! -grito Joe emocionado.
Corrió hacia (Tu name), la cogió por la cintura y comenzó a darle vueltas sin cesar en el aire.
- ¿Cómo demonios las has conseguido? Llevo más de tres meses detrás de una y no hay manera. Y eso que dije que pagaría lo que fuese necesario -explicó Joe admirando los boletos- Aún queda meses para el partido y desde el primer día que salieron a la venta no había manera de conseguir asientos ¡Y estos son increíbles!
- En la caja hay algo más -dijo (Tu name) sin más.
Aún emocionado y concentrado en las entradas, miró la caja sin atención. El fondo estaba cubierto por una tela con los colores de su equipo. La cogió y pudo ver que era una camiseta. Le dio la vuelta para comprobar que era la de su jugador favorito ¡Y estaba firmada!
- ¿Cómo demonios la has conseguido? -preguntó Joe atónito.
- Haces mucho esa pregunta -observó la chica risueña.
- ¿Le llevaste una camiseta para que te la firmase? ¿Cómo...? -balbuceó excitado.
- En realidad, no. No he comprado esa camiseta. Fui a verlo para que me diese esas entradas y me regaló su camiseta. Y ya que estaba allí, me la firmó -explicó sin darle mayor importancia.
Joe la miraba sin parpadear y con la boca abierta. (Tu name) soltó una carcajada por la expresión de su cara y le acarició suavemente la mejilla.
- Ya te dije que conozco a mucha gente -le recordó la chica pacientemente.
- ¿Co... Conoces a...? ¡Lo conoces! -exclamó Joe, intentando asimilarlo.
- Su representante quería algo de mí y no suelo ser de las que dejan las deudas sin cobrar -explicó (Tu name) con una sonrisa- Por cierto, es probable que tu adorado ídolo vaya a la fiesta de Año Nuevo.
Cada vez le parecía más surrealista. Había visto a varios famosos en el local las veces que había ido. Y sabía que los hombres y mujeres más ricos de la ciudad consideraban ese local de los pocos dignos de ser visitados. Pero saber que el único hombre al que había admirado en su vida estaría allí... Simplemente, no podía creerlo.
Apretó contra él la camiseta y las entradas, asegurándose de que eran reales. Miró a (Tu name) con tanto cariño que creyó que podría leer en sus ojos cuanto la amaba. Ella lo conocía bien. Sabía exactamente lo que le gustaba y cuanto significaba para él aquellos regalos. Y por mucho que fingiese que no le había costado nada conseguirlos, sabía que nada es gratis en la vida y menos algo tan valioso.
Caminó hacía ella y la agarró por la cintura con una mano, apretándola contra él. Hizo a un lado los regalos y colocó su mano en la delicada y suave nuca, bajo los tirabuzones dorados.
- ¡Gracias! -susurró Joe sobre sus labios.
La ciñó más a su cuerpo y hundió el rostro en su cuello. Aspiró su aroma hasta emborracharse con él. La habitación estaba en silencio. Solo el sonido de sus respiraciones y la velocidad de sus pulsos, se distinguían entre tantas emociones. Ambos nerviosos balbuceaban intentando pensar en algo que decir. Abrir la boca para luego cerrarla sin nada que saliese de ella, fue lo único que hicieron durante unos minutos. Al fin, Joe se separó de (Tu name), con una sonrisa.
- Ahora me toca a mí darte mi regalo -comentó Joe buscando en su maleta.
Le entregó un paquete muy delgado y rectangular. Le pareció un libro muy fino, al abrirlo vio que así era. Una lágrima rodó por su cara al reconocerlo y se abrazó a él.
- ¡La Cenicienta! -balbuceó (Tu name) entre sollozos.
- En cuanto lo vi, me acordé de ti -explicó él con una sonrisa mientras la abrazaba con fuerza.
Durante unos meses cuando era pequeña había estado viviendo con unos tíos. Para ella solo habían sido unas vacaciones, al principio. Con los días al ver que sus padres no aparecían ni llamaban para preguntar por ella empezó a preocuparse. Su tía para que no estuviese triste le dio algo de dinero para que se comprase lo que quisiese y ella eligió ese libro y lo leyó una y otra vez, cada noche que pasó en ese lugar. Con los años se había enterado de que había sido una de las pataletas de su madre, que para castigar a su marido le había quitado a la niña y huido a casa de sus padres. Como el abuelo de (Tu name) no quería que esta fuese testigo de los berrinches que hacía su madre, la mandaron con su tía hasta que todo se solucionó.
No había tenido señales de ninguno de los dos, pero si de Joe. Aún recordaba la felicidad con la que le contó que tenía su propio cuento, comprado por ella. Se había sentido como una niña mayor al entrar en la tienda y elegir lo que deseaba comprar. Era un cuento de hadas y ella nunca había creído en ellos, pero ese en particular la enternecía.
- Siempre has sido una cenicienta, preocupándote por los demás y dando más de lo que nos merecemos -comentó Joe, acariciándole la mejilla.
(Tu name) estaba absorta en cada página del libro. Cada palabra le hacía sonreír. Miraba las ilustraciones, recordando las miles de veces que había visto unas parecidas. Al llegar a la última, se quedó inmóvil. Bajo la imagen del príncipe y Cenicienta el día de su boda, con los impecables trajes de fiesta, había un post-it pegado.
"Nunca me alejaré de ti", decía la nota, con la clara letra de Joe.
Los ojos de (Tu name) se llenaron de lágrimas de nuevo y miró a Joe. Tragó el nudo de emociones e intentó hablar. Pero un sollozo salió de su garganta en vez de palabras. Joe la abrazó y consoló hasta que sus sollozos descendieron un poco. Después se apartó un poco y la sonrió, inundándola de paz.
- Solo es un detalle -dijo Joe, en su defensa- El regalo de verdad es este -explicó mientras se sacaba una fina caja del bolsillo.
- El cuento es el mejor regalo que me han hecho nunca -afirmó la chica sollozando de nuevo. Apretando el cuento contra su pecho.
- Ya te lo había regalado antes, así que no vale -bromeó Joe. Y le extendió el fino estuche- ¡Ábrelo!
Abrió la cajita lentamente y encontró una preciosa pulsera de oro blanco con seis figuritas colgando de ella. Parpadeó sorprendida por el detalle y miró a Joe. Este sonrió y cogió la pulsera y comenzó a ponérsela.
- Son amuletos -explicó Joe suavemente y cogió entre sus dedos el primero- El angelito lo elegí porque eres mi ángel de la guarda, siempre estas cuando te necesito. La estrella simboliza para mi el cielo, donde sueles perderte cada dos por tres -bromeó consiguiendo que ella dejase de llorar y soltase una carcajada- El símbolo de la música, no es solo porque te encante, sino porque eres muy creativa e ingeniosa. El libro abierto es porque eres una "sabelotodo" -explicó burlón y le beso la punta de la nariz- No, es porque además de ser muy inteligente, eres como un libro abierto. Eres muy clara, pero hay que haber leído mucho para entenderte. La mariposa, la elegí simplemente porque sé que te encantan. Y el corazón... -suspiró pesadamente- Quedaría genial que dijese que es porque tienes el corazón más grande que he visto nunca, pero no simboliza tu corazón -se interrumpió de nuevo para suspirar, tomando fuerzas- ¡Es el mío! Elegí el corazón porque siempre has tenido el mío en tus manos y ahora podrás tenerlo físicamente. Sabes que eres la persona más importante en mi vida. Eres lo único constante en mi vida. Cuando pensé que nunca conocería a mi padre y que mi madre era la peor persona del mundo, solo tú eras un bálsamo para mis heridas. Mi corazón tiene un enorme hueco reservado para ti y siempre estarás en él.
(Tu name) apretó con fuerza su muñeca tapando la preciada pulsera y la acurrucó contra su pecho. No pudo evitar un gemido casi desgarrado, de emoción. Se echó en los brazos de Joe, rodeándole el cuello con sus brazos, y lloró sin cesar. Era lo más bonito que le habían dicho nunca y lo más maravilloso de todo es que sabía que lo decía de verdad. Él seguía queriéndola como antes. Daba igual que no la amase ¡Ella era especial para él! Y eso le bastaba. Capitulo 73
Consiguieron salir de la habitación sin desvelar sus sentimientos. Cosa que les costó muchísimo a ambos. Bajaron por las escaleras cogidos de la mano. Y por primera vez en mucho tiempo, estaban seguros de estar junto a la persona que mejor los conocía del mundo. Se sentían felices y seguros. Como cuando eran pequeños y dejaban de lado a sus compañeros para estar juntos. Nadie era más importante.
- Pareces una princesa bajando por las escaleras -admiró Joe, viendo como el largo del vestido se esparcía a su alrededor.
- Es que lo soy -bromeó ella con una sonrisa dulce.
Llegaron hasta la sala donde les esperaban sus hermanos. Ninel y Tiziano ya se habían ido. Se pararon frente a ellos y su pícaro hermano comenzó a silbar bromista.
- Sí que se han tardado ¿Me estaban haciendo tio? -se burló el italiano, palmeando su hombro.
- ¡Cállate! Me estaba dando su regalo -explicó Joe enseñándole las entradas.
- ¡No! -gritó Jean Carlo quitándoselas de las manos- Definitivamente, quiero una novia como la tuya.
- ¿Y a ti? -preguntó Dulce a (Tu name), ignorando a su hermano emocionado- ¿Qué te ha regalado?
- Esta pulsera -señaló (Tu name), mientras los hombres seguían emocionándose con el que sería el partido del siglo.
- Es preciosa -afirmó la chica y después miró a sus hermanos- Son como niños.
- ¡Peor! ¡Son hombres!
Las chicas se rieron mientras arrastraban a sus acompañantes hasta la puerta. Ellos no dejaron de hablar del mismo tema una y otra vez. Jean Carlo intentó convencer a su hermano para que le invitase a ir con él. Y aunque no lo hubiesen hablado, él tenía la esperanza de ir con (Tu name).
Llegaron a una fiesta bulliciosa. Y, por una vez, Joe no se molestó de que todos se girasen para mirar a la belleza que iba de su brazo. Si uno se atrevía a acercarse era otra cosa. Pero que la mirasen no le importaba. Él sabía mejor que nadie que era la más hermosa del lugar. Y, al menos esa noche, era toda suya. No importaba que todos la deseasen porque ella no se alejaría de él.
¡De acuerdo, sí estaba celoso! Pero no estropearía la noche demostrándolo. A no ser que algún idiota se atreviese a intentar algo. Entonces lo mandaría al hospital y pediría misericordia después, hasta que a ella se le pasase el enfado.
- ¿Y esa mala cara? -preguntó (Tu name), observando como el rostro amado se retorcía con cada pensamiento.
- Nada -disimuló él, con una sonrisa- Este lugar está muy oscuro. No se ve nada.
(Tu name) miró a su alrededor y observó la tenue luz de miles de pequeñas lámparas de colores esparcidas por toda la amplia sala. La diversidad de atuendos, la mayoría muy llamativos. Las risas y la música inundaban el lugar. Era perfecto. Todo estaba tan animado como su feliz corazón. Un fiel reflejo de como se sentía. Y además, no tenía que ocuparse ella de que la fiesta fuese un éxito. Podía relajarse y disfrutar. Y teniendo a Joe a su lado, eso sería muy fácil. Capitulo 74
(Tu name) sonreía ante las expectativas de la noche cuando Jean Carlo se les acercó.
- Bueno -dijo el joven frotándose las manos, como un hambriento ante su festín- es momento de que nos dividamos. Siéntanse como en casa que yo me encargaré de encontrar quien me arrope.
- ¡Ag! Ahórrate detalles -rogó (Tu name) asqueada- Ve en busca de tu victima ahora que están borrachas y vulnerables.
- Graciosa -gruñó Jean Carlo antes de irse hacía una exuberante rubia.
La pareja observó como el italiano hacía reír a la muchacha y se marchaban muy acaramelados. (Tu name) sacudió la cabeza con desaprobación y miró a Joe, como si fuese una copia del depredador que acababa de marcharse.
- Hay que reconocer que es rápido -concedió Joe con una sonrisa.
- Los hay mejores -replicó ella, con una mirada que le decía que se refería claramente a él.
- Yo no soy así -protestó el chico ofendido- Admito que no he sido muy formal en mis relaciones. Pero nunca me he ido con la primera que se me ha pasado por delante -se interrumpió para meditarlo- Quiero decir, que sí, puede que no haya sido muy selectivo, pero nunca las he engañado.
- Joecito -dijo (Tu name) rodeándole los hombros con un brazo, en un gesto fraternal- Te recuerdo que me conozco tus líos amorosos mejor que tú. A diferencia tuya, yo me sé los nombres de todas las mujeres con las que has estado. Al menos, de las que has conocido en nuestro circulo de amigos.
- Yo también los recuerdo -bramó indignado.
- ¿En serio? -preguntó ella risueña- ¿Cómo se llamaba la prima de Taylor con la que estuviste una semana encerrado en su casa de la playa el verano pasado?
Joe se paralizó. No sabía que le conmocionaba más, el darse cuenta que de verdad no recordaba el nombre de la chica o el hecho de estar hablando de ello con (Tu name). No debería extrañarle que ella supiese lo que pasó ¡Cielo santo, él mismo se lo había contado! Pero no era a su amiga, la que conocía todos sus escabrosos secretos, a la que veía frente a él. Sino a la mujer que amaba. Y por mucho que confiase en ella y el tema del que hablasen fuese pasado, le resultaba imposible sentirse cómodo en la conversación. Tras años sin importarle que ella pensase mal de su vida amorosa, ahora su único pensamiento era dejarle claro que no era ningún patán desconsiderado. Él podía amar y hacer feliz a una mujer. La amaba a ella. Y deseaba más que nada hacerla inmensamente feliz.
- No soy ningún bastardo que vaya de una mujer a otra sin consideración hacía ellas -afirmó a la defensiva.
- No era una critica -aclaró la chica, agarrándolo del brazo y caminando hacía algún lugar menos ruidoso- Pero me parece absurdo que finjas ser lo que no eres.
- ¿Y qué soy, según tú? -preguntó él, parándose en seco.
- Un chico que ha aprovechado su atractivo para satisfacer todas sus necesidades -explicó (Tu name), encogiéndose de hombros, sin darle importancia- Todos lo hacemos, si se nos da la oportunidad.
Debería aliviarlo saber que ella no lo juzgaba. Pero no era idiota y sabía que tras ese argumento estaba explicito que ella había disfrutado de esa ventaja tanto como él. Y lo enfurecía pensar en todos los hombres que habrían tenido la fortuna de acapararla en su cama. No, no le gustaba nada esa idea.
- ¿Hay muchos nombres que tú no recuerdes de tu lista? -preguntó Joe irritado.
- La verdad es que sí -admitió (Tu name), ignorando el ceño fruncido del chico- Suelo no escucharlos en exceso para no involucrarme más de lo necesario.
- ¿Por miedo a enamorarte? -quiso saber sin pensar en que podría descubrirse ante ella.
- No -respondió la chica sin percatarse del interés de la pregunta- No me gusta hacerme amiga suyas porque después me dan pena cuando los tengo que dejar. O aun peor los tengo que soportar cerca. Siempre es mejor no relacionarse con alguien cercano.
(Tu name) se arrepintió de sus palabras en cuanto salieron de su boca. Quería hacerle saber que nunca había estado con ningún amigo o compañero de trabajo. Que nunca había tenido nada serio con ningún hombre. Pero en lugar de eso le había dado un argumento para que se alejase de ella ¡Era una maldita estúpida! ¿Cuando aprendería a mantener la boca cerrada? Era novata en esto de preocuparse por los sentimientos de un hombre. Y tenía que admitir que era realmente difícil no herirlos cuando toda su vida lo había hecho como pura diversión. Bajar la autoestima de un hombre y darle a entender que no le interesaba era el juego que más la divertía a la hora de conquistar a un hombre. Y ahora tenía que hacer que él supiese que era alguien especial ¡Era un asco estar enamorada!
- Quiero decir que es más fácil tener algo sin importancia con alguien que no conoces -rectificó la joven- Si es alguien cercano es más probable que te preocupes por él y la relación sea más formal.
- Y no deseas eso -dijo él con un brillo en los ojos que (Tu name) no supo descifrar.
¿Era una pregunta o una afirmación? ¿Intentaba mantener una conversación o...? ¿Estaba proponiéndole algo? ¿Una relación? ¿Con él? ¡No, no era posible! Se estaba dejando guiar por la maravillosa noche que estaban pasando. Él no querría estar con ella de esa manera. No la amaba.
Se habría hundido en su autocompasión si no fuese porque su cuerpo estaba demasiado ocupado en atender a todos los estímulos que le brindaba el potente cuerpo bajo el traje de chaqueta ¡Estaba hermoso! Y si a un hombre se le podía llamar "hermoso" sin duda, era a él. Era la personificación de la sensualidad y misterioso poder de atracción.
- Yo... pretendo que cuando tenga un novio -fingió atragantarse con la palabra y le sonrió burlona- Cuando llegue el hombre capaz de soportarme no será un desconocido al cual no valore. No he estado con ningún amigo porque creo que para estropear una amistad tiene que haber un buen motivo. Y si no es amor, es desperdiciar una amistad.
- Entonces, nunca has estado enamorada -dijo Joe vacilante. Al no obtener respuesta insistió- ¿Y?
- ¿Qué? No has hecho ninguna pregunta -afirmó aliviada de no tener que contestar.
- De acuerdo -aceptó el muchacho, reprochándose por no haber sido más sutil y haber preguntado sin descubrirse- Entonces ¿sí serías capaz de reemplazar una amistad por amor? Y por si te cabe alguna duda, es una pregunta.......... Capitulo 75
¡Oh,sí, era una pregunta! Y ni siquiera ella era capaz de ignorar las connotaciones que el interés por la respuesta implicaba. Él estaba interesado en algo más que una amistad. Y no era sexo a lo que se refería.
De repente el lugar se volvió muy pequeño y agobiante. Y a (Tu name) le costaba horrores respirar. Tenía que responderle. Y aunque la respuesta no la comprometería, el saber que él no escondía su interés por ella la desconcertaba ¿Por qué se estaba planteando una relación con ella? ¿Estaría intentando compensarla por todo el daño hecho?
"¡No! Nada de autocompasión esa noche", protestó una vocecita en su cabeza. Si él se exponía ante ella, ella haría lo mismo.
- Sí -balbuceó (Tu name) e intentó pensar en una explicación.
Joe tomó esa aceptación como la respuesta a todos sus deseos. No se había planteado que pudiese estar siendo tan obvio ante ella. Y realmente le daba igual. Estaba harto de ocultar lo que sentía. A ella y a si mismo. Ya ambos sabían lo que él sentía. Y por si a ella le cabía dudas, la cogió por la cintura y antes de que pudiese decir nada la invadió con un apasionado beso.
(Tu name) fue incapaz de pensar o asimilar nada en esos momentos. Solo sabía que los labios más pecaminosos que había conocido nunca estaban obrando milagros sobre los suyos. Sin darse cuenta de lo que hacía, lo abrazó por el cuello y le devolvió el beso.
La hambrienta unión fue deshecha por Joe. Sin soltarla ni alejarse de ella un centímetro,resopló contra sus labios.
- Me voy a tener que hacer a la idea de que voy a pelearme con todos los hombres del planeta que se atrevan a mirarte -bromeó Joe con una sonrisa tierna en los labios, mientras le acariciaba la nariz con la suya.
Ella entendió lo que quería decir aquello. No eran necesarias más palabras ¡Estaban juntos! No de una forma temporal o sexual. Él quería algo más. Quería estar junto a ella. Y ella lo deseaba más que nada en el mundo.
- Cariño -dijo en tono burlón- hace años que te lías a golpes con cualquiera que se me acerca -aclaró ella antes de echarse sobre sus brazos y perderse en un devastador beso.
Los minutos pasaban y ellos eran incapaces de moverse. Se besaban una y otra vez. Eran incapaces de hablar, más que en susurros de amor.
- Te adoro, estás tan bella -susurró una vez más Joe.
(Tu name) volvió a besarlo otra vez como respuesta. Tenía el corazón acelerado de felicidad, y notaba que él estaba en el mismo estado. Aún no podía creer que de verdad estuviese pasando. Lo abrazó una vez más para asegurarse que no era un sueño.
- No sabes lo que agradezco que compartamos habitación esta noche -bromeó él,besándole el cuello.
Ya no tenían que fingir ser pareja ¡Lo eran! Joe tenía ganas de gritárselo al mundo entero. Ella era toda suya. Y le daba igual cuan posesivo sonase eso. Capitulo 76
¡Oh,sí! Agradecía que toda su familia pensase que eran pareja desde antes. Así podría dedicar toda la noche a deshacerse de ese precioso vestido y besar cada centímetro bajo él. Era fabuloso poder pensar en ello y no sentirse culpable por sus pensamientos. Ella deseaba estar con él y aunque no entendiese el porqué, él estaba feliz de que así fuese.
- ¡Dejen de armar una escena porno aquí en medio! -se burló Jean Carlo mientras pasaba de largo, con una chica bajo el brazo.
- Esa -dijo Joe señalando a la chica- ¿es la misma de antes?
- ¡No! -exclamó (Tu name), observando a la morena que se contorneaba junto a su cuñado.
- ¡Oh! ¿Me pegarás si digo que lo admiro? -preguntó burlón él mientras sonreía con malicia.
- ¡Oh sí! -afirmó ella sin dudar.
- ¡Que cerdo! ¿Cómo puede estar con dos en la misma fiesta? -bromeó Joe sin dejar de reír.
Como respuesta ella lo golpeó en el brazo. Él la agarró y apretó contra él. Y de nuevo se besaron con pasión.
- ¿Se la están pasando bien? -preguntó Dulce, acercándose.
Había desaparecido nada más llegar y todos dieron por hecho que el motivo de su fuga era el chico con el que había tenido un acercamiento aquella primera noche en la playa.
- Fantásticamente bien –afirmó Joe abrazando a (Tu name).
- Pero si lo único que han hecho toda la noche es besarse sin parar -protestó la chica- Podrían intentar bailar o tomar algo.
- Me parece bastante más divertido el besar a mi novia -aclaró él, besándola fugazmente.
¡Su novia! ¡Oh, sí! Ya era oficial. Nada de fingir o de malinterpretar. (Tu name) tuvo que esforzarse por dejar de sonreír como una estúpida y obligar a la adolescente que daba saltos de alegría en su cabeza, que se estuviese quieta.Pero en realidad, quería ser ella la que estuviese dando saltos de pura felicidad.
- Bastante más divertido -corroboró (Tu name), abrazándolo por la cintura.
Joe no se había dado cuenta del miedo que tenía de que ella lo rechazase, hasta que dijo en voz alta lo que más deseaba ¡Que fuese su novia! Y al fin lo era. Una novia real, a la que podía amar y mimar. Consentir sin importarle lo que todos dijesen. No quería pararse a pensar en el motivo por el que ella había aceptado. Una mujer como ella no podía amarlo. La conocía y sabía que así era.Pero ella tendría sus motivos para aceptar y no iba a ser él quien los criticase.
- ¡Vayan a un cuarto y dejen de dar envidia! -bufó Dulce irritada.
- ¿El asno ese te rechazó? -preguntó su hermano sorprendentemente protector.
- No. Solamente aceptó a otra -explicó la chica cabizbaja.
- ¿Qué? -gruñó Joe, soltándose de su abrazo.
Si (Tu name) no lo hubiese agarrado se habría ido a buscar al imbécil que había hecho daño a su hermana. Aunque apenas la conocía, un sentimiento tierno y hogareño le calentaba el pecho cada vez que la veía. No dejaría que ningún idiota le hiciese daño. Miró a la chica de ojos llorosos y la abrazó para consolarla.
- Recuerda hermanito que es tu hermana. Si quieres hacer un trío te aconsejo que busques a otra con la que no te juzguen de incesto -se burló Jean Carlo mientras pasaba junto a ellos abrazado a una pelirroja.
Todos lo miraron mientras se alejaban. Joe y Dulce abrieron la boca intentando expresar con palabras su confusión, a la vez que señalaban a la exuberante mujer que se alejaba con él.
- ¡Sí! -afirmó (Tu name) leyendo sus mentes- Es una distinta.
Hasta ella empezaba a admirar al joven. O la estupidez de algunas mujeres. Ella estaba a favor de divertirse sin ataduras. Pero apoyaba más la idea de que la mujer tenía que conservar su dignidad entre tanto.
Sacudió la cabeza con desaprobación. Había pasado mucho tiempo deshaciéndose de tipos como él. Don Juanes que la tomaban como un reto, para conquistarla. Y cuando todos se habían hecho una idea de que ella era quien elegía con quien estar, había pasado aún más tiempo espantándolos de los alrededores de Miley. Su amiga podía llegar a ser muy ingenua y (Tu name) era muy protectora con ella.
¡Cuanto la echaba de menos! Tenía tanto que contarle. Al día siguiente volverían a casa y en cuanto llegasen la llamaría para una sesión de cotilleo y café. Solo que sustituirían el café por cerveza.
- ¿Qué te ocurre? -preguntó Joe preocupado.
La cara de (Tu name) se había ido entristeciendo con cada pensamiento. Y el miedo había empezado a inundar a Joe. Temía que estuviese reconsiderando lo que había pasado entre ellos.
- Hecho de menos a Mai -sollozó (Tu name), abrazándolo.
Joe suspiró aliviado y le devolvió el abrazo.
- ¿No han hablado en toda la semana? -preguntó él, frotándole suavemente la espalda.
- No. Me olvidé el teléfono en casa -explicó ella cabizbaja.
- Podrías habérmelo dicho o llamar desde la casa. No creo que a Tiziano le importase -dijo Joe, acariciándole la mejilla.
- No quise molestar -aclaró la joven con media sonrisa.
Joe la atrajo hacía él y la besó con más pasión de lo que pretendía. Quería mostrarle ternura, para que supiese cuanto admiraba todo lo que había tenido que soportar esos días. Ella se había ido allí con un tipo que la trataba como una basura y le había ayudado en todo sin exigir nada a cambio. Era la mujer más espectacular que nunca conocería. En todos los sentidos posibles.
- ¡Ag! En serio, vayan a la casa y enciérrense en su cuarto. Todos seremos más felices -dijo Dulce con cara de asco.
- Que mala es la envidia -afirmó Jean Carlo acercándose. Para la sorpresa de todos, solo.
- Chico, eres patológicamente rápido -bromeó (Tu name), cuando él se paró frente a ellos.
- Si me estás acusando de eyaculación precoz, te diría que te lo demuestro cuando quieras, pero probablemente acabaría con un ojo morado -supuso el italiano.
- No -aclaró Joe- Optaría por patearte las pelotas, para que se te quitasen las ganas.
- Es bueno saberlo -comentó el joven agarrándose las susodichas- Les tengo demasiado cariño como para arriesgarlas.
Todos rieron con las bromas de Jean Carlo y las respuestas ingeniosas de (Tu name). Hasta que estos dos se unieron para darle venganza a Dulce. El chico que se atrevió a jugar con ella, se arrepintió de tal cosa, ambos se encargaron de ello. Y aunque deberían tener pena por el estado en el que lo dejaron-semidesnudo en el jardín, unos minutos antes de hacer que toda la fiesta saliese a contemplarlo, atado y amordazado-, no la tenían. Por el contrario, decidieron que escribir sobre su pecho, con un pintalabios "estoy orgulloso de tenerla pequeña", era más divertido.
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| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:25 | |
| Dulce y Joe se mantuvieron al margen. Básicamente porque eran incapaces de hacer nada con el ataque de risa que tenían. Sabían que Jean Carlo y (Tu name) eran traviesos e ingeniosos, y no les cabía la menor duda de que podían ser malévolos, pero cada día se sorprendían más de lo que eran capaces de hacer. Capitulo 77
Desde la puerta del cuarto hasta la cama, había un rastro de prendas. El vestido de (Tu name) se perdía entre las sábanas a los pies de la cama. Los dos cuerpos desnudos yacían unidos en el centro del colchón. Hacía horas que había amanecido. Pero ninguno de los dos deseaba hacer otra cosa más que amarse. Joe le besaba el cuello mientras embestía contra la sensible carne, una vez más. (Tu name) gemía y se aferraba a él, deseando que nunca terminase y rogando a su vez porque la tortura concluyese. Estaban hambrientos el uno del otro. Pero no era la lujuria lo que los movía. Sino el amor. Ambos notaron el cambio.
Joe embistió por última vez con un grito ahogado al notar como ella se estrechaba contra él. No era simple sexo. Ella respondía a sus caricias con tanto amor como él. Jamás dudaría de ella de nuevo. Él la amaba y si ella estaba junto a él era porque también lo quería. Puede que no al mismo grado, pero se conformaba con lo que le pudiese dar.
Rodó sobre su espalda y se la llevó con él. La acurrucó sobre su pecho. Y ambos se permitieron descansar y abandonarse al sueño.
Pocas horas después, el despertador les hizo maldecir. Tenían que preparar las maletas y marcharse pronto al aeropuerto. Pero ninguno de los dos deseaba salir de la cama.
- Tenemos que despedirnos de todos -recordó (Tu name), cuando intentó levantarse y él no le dejó.
- Los veremos en Año Nuevo -repuso él.
-Solo a los chicos. Ninel y Tiziano no irán. Debemos despedirlos -ordenó con calma, como si hablase con un niño desobediente.
- ¡No chero! -protestó Joe haciendo pucheros, mientras se abalanzaba sobre ella.
- ¡Me estás asfixiando! -gimió (Tu name), intentando apartarlo- Joe -dijo con ternura mientras le acariciaba la mejilla- Yo sé que tienes miedo de volver a la realidad. Yo también lo tengo. Pero no me arrepiento de lo que ha pasado entre nosotros. Y no deseo que cambie cuando lleguemos a casa.
Una enorme sonrisa se dibujo en el rostro de Joe. Ignorando las leves protestas de ella y el tiempo que corría en su contra, comenzó a besar cada parte a su alcance, del delicado cuerpo bajo él. Ella dejó de quejarse en cuanto llegó a su intimidad y millones de estrellas comenzaron a danzar a su alrededor. Una vez más hicieron el amor. Fuerte, exigente y con tanto amor, que ambos desearon embotellarlo para no perderlo. Sin apartar la mirada el uno del otro, llegaron al éxtasis de su unión. La felicidad, la paz y el amor, se reflejaba en sus miradas. No había dudas entre ellos. Nunca más.
(Tu name) consiguió convencer a Joe para que se duchase solo, mientras ella hacía su maleta. Después cambiaron los papeles. Cuando todo estuvo listo, a la hora de almorzar, bajaron para encontrarse con toda la familia. Tiziano y Ninel estaban felices pero con un rastro de duda en su expresión. Jean Carlo no se deshizo de sus gafas de sol, que enmascaraban el estado post-borrachera. Y Dulce se limitó a decir mil veces lo mal que se encontraba por la resaca, aunque su aspecto fuese saludable. Echarían de menos a esa familia.
¡Su familia!, pensó Joe. No había motivos para pensar que era la última vez que se verían. Y aun así se entristecía de tener que marcharse. Pero tenía muchos planes por delante. Y más ahora que tenía a (Tu name) a su lado. Todo había sido muy extraño estando allí. Había sido una montaña rusa de emociones. Había aprendido más sobre su familia y sobre él mismo en esa semana, que en el resto de su vida. Y a la vez, se había dado cuenta de que la (Tu name) que conocía seguía estando a su lado. Aunque más hermosa y especial de lo que nunca se podría haber imaginado.
La miró con ojos de enamorado y le besó los nudillos. No importaba cuanto la conociese, cada vez que la miraba su corazón daba un vuelco de felicidad. Aunque supiese todos y cada uno de sus defectos. Como que no soporta ir acompañada de compras porque le atrasan en su afán consumista. O que era incapaz de escuchar una canción, película o poema de amor, sin reírse de lo cursi que sonaba. No era ninguna flor delicada. Y esa fuerza con la que vivía era exactamente lo que lo enamoró de ella. Desde que eran pequeños y le decía que él era su "esclavo". Sin duda, ahora lo sería gustoso. Aunque tenía que reconocer que por entonces también lo era. La mayoría de las veces obedecía a cada deseo que la caprichosa chiquita tenía y si no estaba de acuerdo, ella acababa pegándole hasta que lo estuviese.
- ¿De qué te ríes? -preguntó (Tu name) extrañada.
- Recordaba el día que me negué a ayudarte a robarle la caja de bombones a la profesora -explicó él con una enorme sonrisa.
- ¡Oh! -exclamó la chica sonrojada- No te pegué tan fuerte -protestó hundiéndose en su silla- Es que eras muy quejica.
- ¿De qué hablan? -preguntó Jean Carlo curioso.
- Recordábamos viejos tiempos -dijo Joe, soltando una carcajada al ver como ella se encogía- Una profesora llevó una caja de chocolates a escondidas a clase y pretendía comérselos con el resto de profesores. Pero a (Tu apodo) no le pareció buena idea.
- Yo solo dije que si podía darnos algunos -replicó ella irritada.
- Y como la profesora dijo que no sabía de que bombones hablaba, ella se enojó -explicó Joe, sonriente.
-No me gusta que me mientan -aclaró ella, casi en un susurro.
- Así que decidió vengarse y robar todos los chocolates -concluyó el chico, con un brillo de admiración en la mirada.
- ¡No los robé! Me hice responsable de su distribución -argumentó indignada. Todos rieron con el ingenio de la chica.
- Pero lo peor -continuó Joe su historia- es que me obligó a ayudarla. Y como no quise me puso un ojo morado.
- Pensé que te lo habías hecho jugando al fútbol -dijo la madre con sorpresa.
- ¿Qué querías que dijese? ¿"No, me lo ha hecho una niña que pesa la mitad que yo, porque no quise ayudarla a robar unos chocolates"? -se burló Joe sin dejar de reír.
- Hermano, me decepcionas -comentó Jean Carlo en fingido tono de desaprobación.
- No lo victimicen tanto, que al final se comió la mitad de los chocolates y yo ni los probé -aclaró (Tu name) indignada.
- Era para compensar el daño físico y psicológico que me habías afligido -bromeó Joe con una sonrisa pícara.
- Sabía que te tenía que haber dado en el labio en vez de en el ojo -farfulló (Tu name) irritada.
El almuerzo concluyó y la hora de partir llegó. Todos intentaban disimular la tristeza que les provocaba. Excepto Jean Carlo, que no era dado a ocultar nada en absoluto.
- Te echaré tanto de menos -dijo el italiano a (Tu name), burlón, mientras la abrazaba exageradamente- Si te cansas de este -señalando a su hermano- me llamas y yo te consuelo.
- No te sacrifiques tú tanto, hermanito -protestó Joe, apartándolo de su novia- Ella estará perfectamente bien conmigo -aseguró el joven, abrazándola.
- Tengan cuidado -sollozó Ninel, echándose en sus brazos.
- ¡Tranquila mamá! Te llamaremos en cuanto lleguemos para que sepas que el viaje fue bien -dijo él, alejándose del abrazo de su madre.
Todos callaron al ver que el muchacho se acercaba a su padre. Le extendió la mano y Tiziano la apretó.
- Espero que la lleves a verme pronto -concedió Joe con media sonrisa.
- Será un placer -aceptó Tiziano, disimulando la alegría que le producía saber que su hijo no le daría la espalda.
- Iremos a verlos a tu depa nuevo. Cuando te instales -sugirió Ninel risueña, acercándose a los brazos de su futuro esposo- Y también tienen que venir a la boda. Aún queda unos meses, porque hay miles de detalles que arreglar -continuó la mujer su discurso mientras todos los hombres ponían los ojos en blanco, al pensar en la hermosa mujer discutiendo con floristas, meseros y cura, por cada detalle- Pero no pueden faltar.
- Claro que no, mamá -aclaró Joe, agarrando de la cintura a (Tu name)- Allí estaremos sin falta.
Tras un abrazo más de su madre y de Dulce, y darles los datos de (Tu name) a los hermanos para su encuentro la próxima semana, se marcharon hacía el aeropuerto.Había decidido que su madre no los acompañara o haría una escena en público.Los miró como se iban perdiendo de su vista. La imagen de una familia ¡Su familia!
Toda la tristeza que ese pensamiento le produjo se esfumó en cuanto notó el calor del cuerpo acurrucado sobre su hombro. (Tu name) había sido toda su familia durante toda su vida. Y ahora más que nunca lo era todo para él.
La abrazó con más fuerza y se perdió en su aroma ¡Cuanto la amaba! Capitulo 78
La llegada a casa fue un caos. Miley y Lincoln los esperaban impacientes, con miles de preguntas y reproches por no haber tenido contacto. Ellos intentaban contactar con sus padres para informarlos de que estaban sanos y a salvo, en el departamento de (Tu name). Y Miley no dejaba respirar a su amiga, con un apretado abrazo, al enterarse de la nueva relación.
- ¡No me lo puedo creer! ¿Estás hablando en serio? -preguntó Miley, por decimoquinta vez, desde que se lo había contado.
- Sí Mai -repitió de nuevo la chica, cogiendo una bandeja con algo de comida- Nada de fingir, ni juegos ¡Estamos juntos!
Su amiga chilló y saltó de alegría de nuevo y la volvió a abrazar. Mientras (Tu name) hacía malabares para no caer la comida, los chicos entraban en la cocina.
- Amor, deja respirar a (Tu apodo) -pidió Lincoln con ternura.
- Estoy tan feliz -dijo la chica, mirando a su amiga e ignorando a su novio- Sabía que estarían juntos. Por muy cabezotas que se pusiesen fingiendo que no sentían nada ¡El amor siempre vence a la cabezonería!
- Wey -protestó (Tu name), mirando a Lincoln- te la dejo una semana ¡y me la vuelves fresa!
Joe abrazó a su bromista novia, sin dejar de reír. Era muy fácil enfadarse con ella si te tomabas en serio lo que decía. Pero para aquellos que la conocían, era imposible ¡Nunca hablaba en serio! Era cristalina para él. Sabía que de verdad pensaba que todo aquello era una cursilería. Pero también sabía que sus sentimientos hacía él eran reales. Y cuando ella sonreía, era incapaz de razonar. Solo deseaba complacerla en todo lo que quisiese.
Pasaron todo el día juntos, pese a que Joe no cesaba de quejarse. La quería solo para él. Pero concedió porque ella aceptó que él siguiese con su rutina de dormir juntos. Incluso sugirió que llevase algo de ropa al departamento. Pero él se negó a alejarse de ella. Irían por sus cosas cuando ella pudiese acompañarlo. Y ese no sería el día porque Miley la tenía envuelta en cotilleos, de todos los conocidos de la ciudad. Además, acabaron planeando los últimos detalles de la gran fiesta. Al parecer habían surgidos algunos problemas en su ausencia. Y (Tu name) estaba concentrada en su conversación. Por lo que Joe resignado tuvo que prestar atención a su amigo.
- No pareces el mismo –afirmó Lincoln risueño- Babeas con solo mirarla.
- Eso también lo hacía antes, solo que ahora no disimulo -aclaró él con una gran sonrisa.
- ¿Qué milagro paso en casa de tu madre? -preguntó el chico curioso.
- Conocí a mi verdadero padre y reconocí estar enamorado de mi mejor amiga ¡Lo normal en un viaje! -se mofó Joe, riéndose de la cara de su amigo.
Le contó más detalladamente lo ocurrido con Tiziano y sus hermanos. Miley, cedió su charla para enterarse del chisme y la retomó al terminar. Los chicos rieron ante la imagen de sus novias poniéndose al día de sus vidas. Solo habían pasado una semana separadas y parecía que tuviesen años que explicar. Lincoln volvió su interés por el cambio de actitud de su amigo.
- Entonces ¿la amas? -quiso saber, serio.
-Creo que siempre lo he hecho. No quería ver lo que tenía delante por miedo a que si la veía como una mujer, de verdad se convirtiera en una de ellas. Y como tal se enamorará de un hombre ¡Uno que no fuese yo! -admitió cabizbajo- No sabes lo que siento cuando la imagino con otro.
-¿Ahora te vas a poner en plan celoso? –preguntó Lincoln bromista.
- ¡No! -exclamó Joe, riendo- Yo la conozco bien. Sé que nunca haría algo así. Si está conmigo es porque quiere. Y si quisiese estar con otro, me lo haría saber sin dudar. No es de las que anda a dos bandas por inseguridades.
- Sí. De eso no te puede caber ninguna duda -dijo Lincoln con media sonrisa.
- Nunca hemos hablado de esto pero... -comentó Joe inseguro- ¿Por qué cortaron?
- ¡La besaste! Y como tú has dicho, no está con uno cuando quiere estar con otro ¡Y te puedo asegurar, que quiere estar contigo! -afirmó mirando a las chicas- Ambos hemos encontrado lo que nunca pensamos encontrar. Nuestra relación solo fue una diversión. Quiero decir, que no fue nada importante -se corrigió al ver como se ensombrecía el rostro de su amigo- Compartíamos la misma visión cínica de la vida.
- ¡Yo no soy así! No creía en el amor, por razones equivocadas. Pero en el fondo, siempre quise una familia -explicó Joe, con tristeza.
- Por eso hacen tan buena pareja. Lo que a mi me enamoró de Mai es esa mezcla entre inocencia y picardía -aclaró el joven mirando con adoración a su novia- Es inteligente pero no ve la malicia en las cosas que le rodea. (Tu apodo) se fija en las espinas de una rosa, Mai en su olor. Cada una es como es. Tienen su encanto. Pero mi Mai es única.
-Si dices que estás enamorado nadie te cree -afirmó con sarcasmo Joe- Mai es adorable, es verdad. Pero mi (Tu apodo) eclipsa al mundo sin proponérselo.
Durante el resto de la noche los chicos siguieron alabando las virtudes de sus novias mientras estás los ignoraban para hablar de los últimos romances conocidos. Capitulo 79
Una vez se habían ido sus amigos, (Tu name) y Joe pudieron abrazarse y relajarse al saber que por fin estaban completamente solos.
- He estado pensando en algo -comentó Joe, acariciándole la cintura con los pulgares.
- ¡Que peligro! -bromeó la chica, aferrada a su cuello- Sabes que hacerlo en exceso te puede perjudicar. No estás acostumbrado. Tienes que empezar por pensamientos simples y de ahí ir avanzando.
- ¡Graciosa! -protestó pellizcándole el trasero- Quería comentarte lo de mi nuevo depa.
- ¡Ahm! ¡Tú dirás!
- Pensé que ya era hora de independizarme. He empezado a trabajar, algunas horas a la semana con mi padre. Y cuando acabe el año estaremos licenciados y será un trabajo fijo -explicó Joe, divagando.
- Ventajas de ser el hijo del dueño de la empresa -bromeó la chica sin alejarse de su abrazo.
- Lo que quiero decir -retomó el tema, inseguro- es que pronto tendré el depa a mi disposición. Seré el dueño, lo compré con mis ahorros.
- Está claro que a los niños ricos la paga les llega para más que a los de clase media -se mofó (Tu name) de nuevo.
- ¡(Tu apodo)! -suspiró el joven dándose valor- Lo que intentó pedirte es que dejes este depa de alquiler y te vengas al mío.
- ¿Me estás pidiendo que vivamos juntos? -preguntó (Tu name) sorprendida.
El valor desapareció por completo en Joe. Quiso excusarse diciendo que ellos, como amigos, siempre habían comentado que vivirían juntos. Pero eran pareja y él no deseaba compartir una vivienda ¡Quería un hogar! Saber que ella estaría en casa cuando llegase, o esperarla ansioso a que ella llegase. Quería tenerla a su lado el mayor tiempo posible.
(Tu name) lo miraba como si lo viese por primera vez en su vida ¿Quería vivir con un hombre al que amaba tanto como para destrozarla si la dejaba? Aquella relación perfecta empezaba a tener lagunas. Ella lo último que deseaba era atarse más a él. No soportaría otro abandono. Pensar en crear una nueva vida a su lado para que después se destrozase de nuevo, fue como si le clavasen miles de alfileres en el corazón.
- Piénsatelo ¿sí? -dijo Joe comprensivo.
La besó tiernamente y se encaminó hacía el dormitorio, dejándola inmóvil, en medio de la sala ¿Podía darse en cuerpo y alma a ese hombre sabiendo que la acabaría dejando?- Capitulo 80
La semana pasó más rápido de lo que ninguno pudo imaginar. Entre los trabajos y preparativos para la fiesta, no tuvieron tiempo de pensar en nada más. Apenas estaban juntos por las noches y las aprovechaban para demostrarse todo su amor, aunque fuesen incapaces de admitir cuanto se amaban en voz alta. Joe rogaba por escucharla decir que deseaba vivir con él. Pero no quería presionarla, así que se limitaba a esperar y desesperar. Dudaba a cada minuto de los motivos por los que ella quería estar con él, pero después la tenía entre sus brazos y nada importaba. La amaba y no la iba a dejar escapar. Si ella necesitaba tiempo, se lo daría. Aunque esto le hiciese tanto daño que era incapaz de respirar cuando pensaba en la posibilidad de que lo rechazase. Siempre la había tenido a su lado, e imaginarse sin ella, era completamente insoportable.
(Tu name) pensaba en la idea de vivir juntos a cada segundo. Lo amaba más que nada en el mundo. Siempre lo había sido todo para ella. Pero aún recordaba el pasado. Ella ya sabía lo que era que la abandonasen. Y se juro que nunca más lo harían. Prometió que nunca se involucraría con nadie que pudiese hacerle daño. Y sin duda, Joe era la persona que más daño podía hacerle. No soportaría que se fuese ¡Otra vez!
Año Nuevo llegó. (Tu name) y Joe invitaron a sus hermanos a cenar con la familia de ella. La madre de la chica estaba emocionada con la nueva pareja. Siempre había adorado a Joe e insistía a menudo para que tuviesen algo más que una amistad. Pero a (Tu name) le había parecido absurdo. No porque no le gustase ¡lo adoraba! Sino porque nunca se imaginó de novia con él. Pero allí estaban en una cena familiar, cogidos de la mano, como una pareja formal. Jean Carlo y Dulce se acomodaron en el departamento de Joe, que aunque no estaba listo del todo, era más grande que el de (Tu name).
Tras la cena llegaron, al fin, a la fiesta. Habían reformado el local para la ocasión. Sedas blancas caían en cascadas desde el techo, abrazándose a pilares de diseño. Un número superior de hombres, acompañaban a las bailarinas sobre pequeños escenarios. Toda la minimalista decoración era blanca y fresca. Las luces apenas iluminaban el lugar, pero los cuerpos bronceados de bailarines brillaban bajo una capa de brillantina. El enorme lugar se vería completamente vacío si no fuese por el gentío que lo inundaba y una enorme piscina en el centro. Una especie de acuario improvisado, en el que una chica practicaba una mezcla de natación sincronizada y baile sensual. Los antifaces blancos y sombreros inundaban el lugar, homogeneizando a todos, haciendo que ninguno fuese reconocible. Apenas acababa de empezar y todos hablaban del éxito que estaba siendo.
(Tu name) estaba orgullosa de los resultados aunque no dejó de arreglar problemas desde que llegó. Miró a Jean Carlo que coqueteaba con una bailarina que descansaba, y después a Dulce que charlaba animadamente con un empresario exitoso, que ella misma le había presentado. Sin separarse un segundo de ella, Joe la acompañaba a la última disputa que se había organizado.
- No deberías meterte en las peleas de borrachos -protestó Joe abrazándola por detrás y hundiendo el rostro en su pelo.
- Sí, si los borrachos son dos de los actores más cotizados del momento. Sus managers me matan si les pasa algo a sus caras -explicó (Tu name) medio en broma.
- Entonces ¿nos vamos a llevar toda la noche separando a famosos para que no se desfiguren por la peda? -preguntó malhumorado.
- No. También me tengo que encargar que no armen un escándalo o cometan un error incorregible. Hace un minuto tuve que convencer a ese cantante que tanto te gusta, de que no se fuese a Las Vegas a casarse con una de mis camareras -comentó ella, resignada.
- ¡Uhm, que gran idea! ¿Por qué no nos vamos nosotros a casarnos? Siempre he querido ver Las Vegas -bromeó Joe, besándole el cuello.
- Es una buena manera de asegurarme que no me dejas. Así si lo intentas, te dejo en calzoncillos con el divorcio -se burló (Tu name), deseando que pudiese ser verdad una alianza sin fecha de caducidad.
- ¡Oh! Entonces tendré que quedarme a tu lado a la fuerza ¿Cuando nos vamos? -preguntó burlón con ansiedad.
(Tu name) rió con la parodia de un novio deseando ser atado de por vida a ella. Aunque era lo que más deseaba, sabía que nunca era así. Ella sabía por experiencia que confiar en alguien era igual a que la acabasen abandonando.
Joe la dejó respirar unos minutos al ver a su admirado deportista. Hablaron y discutieron jugadas hasta que el hombre se hartó del fanático y se fue por una copa. Estaba emocionado y no dejaba de repetir una y otra vez la conversación que había tenido con su gran ídolo, mientras (Tu name) seguía vigilando la fiesta. Lo sonreía cariñosamente mientras él seguía hablando. Le hizo un gesto a Tony para que llevase a cabo una pequeña sorpresa que tenía preparada. Segundos más tarde, pequeños y brillantes papelitos inundabas el aire sobre las cabezas de todos. Pero estaba preparado para que no cayesen al suelo, mediante corrientes de aire. Una voz hipnótica comenzó a cantar y surgió de entre las nubes de plata, la cantante más bella y conocida por todos. La muchedumbre aclamó el espectáculo y continuó divirtiéndose con más bebida y bocados exquisitos ¡La fiesta era un éxito!
(Tu name) estaba tan feliz que no podía disimularlo. Había estado tan angustiada de que saliese algo mal, que a esas alturas pensaba que ya se habría desmayado. Pero pronto acabaría todo y no había recibido más que felicitaciones.
Una canción movida y sensual sonaba cuando (Tu name) se acercó a Joe, con una enorme sonrisa. Era el momento de asimilar lo que había entre ellos. Ya no había más excusas. No se respaldaría tras la fiesta o el trabajo. Debía ver con claridad la realidad. Su realidad ¡De ambos!
- ¿De verdad quieres que vivamos juntos? -gritó (Tu name) por encima de la música, contra el oído de Joe.
Joe la miró sorprendido. Era lo que más deseaba ¿Debía decírselo así? ¿Cómo podía dudarlo? Lo que él más quería era tenerla noche y día a su lado. Por supuesto que quería vivir con ella. Y la encerraría en su dormitorio si se dejara.
- Por supuesto -contestó Joe subiendo el tono para hacerse escuchar.
- ¿Por qué? -preguntó ella mirándolo fijamente.
- ¿Qué? -replicó el joven sorprendido.
- ¿Por qué quieres vivir conmigo? Necesito saberlo -explicó (Tu name) mostrando su inseguridad.
Joe volvió a ver a su vulnerable amiga de enormes ojos turquesas que se clavaban en él esperando las respuestas a sus miedos. Y por una vez él las tenía. Ella siempre había confiado en él para consolarla y Joe siempre había temido que ella acabase dándose cuenta de que no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo. Pero esta vez si sabía porqué debía aceptar vivir con él. Debía hacerlo porque él la amaba. Porque él la necesitaba. Porque quería hacerla feliz. Y lo más importante, porque no tenía otra opción. Él no se planteaba una vida sin ella. Eso nunca pasaría.
La abrazó, aplastándola contra su pecho, y besó el cabello. La separó lentamente hasta pararla frente a él.
- No es que quiera vivir contigo -susurró suavemente contra su oído, con una canción más suave de fondo- ¡Es que no puedo vivir sin ti!
De acuerdo, se había enamorado de un romántico. Pero ¿no era para comérselo? Sin duda, era lo que ella deseaba hacer. Lo habría desvestido y demostrado lo mucho que lo amaba allí mismo. En cambio, sollozó levemente y aguanto las lágrimas como pudo ¡Adoraba a aquel hombre! ¿Cómo le iba a negar nada? Sin riesgo no se consigue nada en el mundo. Y ella necesitaba creer que era posible amar y ser amada.
- ¡Oh, Joe! -sollozó contra su pecho y se separó rápidamente para mirarlo muy seria- Ni creas que me voy a ocupar yo sola de la casa.
Joe la miró con una enorme sonrisa y la abrazó, haciéndola girar por los aires ¡Había aceptado! La tendría sola para él. Podría pasar toda la vida observándola mientras dormía, mirando como se contoneaba al cocinar o engañándola para que se duchasen juntos. Pasaría el resto de su vida a su lado. Porque no tenía la menor intención de alejarse de ella nunca más.
La soltó y se separó, mirándola con fingida seriedad. Se frotó la mandíbula mientras la observaba.
- Eso tendremos que negociarlo -bromeó Joe con una sonrisa pícara. CApitUlOO 81
La mudanza estaba siendo un caos. Joe se había empeñado en que abandonase su departamento lo antes posible y había involucrado a todos en el proceso. Sus hermanos habían pasado unos días después de las fiestas con ellos y se habían marchado, afirmando que se verían pronto. Y así lo demostraron cuando una semana después se aparecían con Tiziano y Ninel. Joe había estado encantado de la visita y aún más de la ayuda. No quería arriesgarse de que (Tu name) se echase atrás y obligó a todos a acomodar la nueva vivienda.
(Tu name) llevaba una caja no muy pesada, pero como las anteriores, desapareció de sus manos en cuanto Joe la vio. Empezaba a enfurecerse por el trato. Ella no era una princesita enclenque y no le gustaba que la tratasen como tal. Intentó controlar la oleada de ira y suspiró frustrada.
- Inspira, espira -aconsejó Miley mientras pasaba por su lado con una caja.
- Antes de que acabe el día me he quedado sin novio ¿Te apuestas algo? -gruñó (Tu name), mirándolo furiosa como se cargaba con varias cajas.
- Ya -se rió su amiga- ¡Lo adoras! No lo dejarías por nada del mundo.
- ¿Quién ha hablado de dejarlo? -preguntó la joven, cruzándose de brazos- ¡Lo que voy hacer es matarlo!
- Ok, por mi perfecto. Pero no me hagas desempaquetar para buscar una lima para llevártela a la cárcel -bromeó Miley alejándose.
(Tu name) miró furiosa como todos cargaban paquetes y cajas sin cesar. Hizo un nuevo intento de coger una caja y de nuevo Joe se acercó a toda prisa para recoger su cargamento, mientras la besaba tiernamente. Lo habría descuartizado en ese momento, pero intentaba recordar cómo se respiraba. No le gustaba nada los efectos que tenía ese hombre sobre su autocontrol. Y lo que menos le gustaba era el nuevo trato de damisela en apuros que le había adjudicado. Eran amigos desde hacía años. Él más que nadie sabía que ella podía cargar con todo aquello sin problema ¡Él mismo la había obligado a mover todos los muebles de su cuarto! Y ahora no la dejaba ni despeinarse. Empezaba a estar realmente frustrada.
- ¡Eh, tú! -protestó Jean Carlo acercándose con su butaca favorita- ¿Por qué no haces nada si eres tú la que te mudas?
En lugar de responder, le quitó la butaca de las manos. Segundos después apareció Joe, que inmediatamente le arrebató el objeto de las manos y lo cargó hasta la casa, con una tierna sonrisa. (Tu name) miró a su cuñado como si acabase de demostrar una teoría y suspiró frustrada. Jean Carlo la miró a ella y después a su hermano, y se echó a reír.
- Pobre de mi cuñadita –bromeó el muchacho abrazándola- No la dejan cargar peso.
(Tu name) lo fulminó con la mirada y se separó.
- No me hace ni maldita gracia –gruñó la chica ceñuda.
- Piensa que él lo hace para que no te canses y así no tengas una excusa para rechazarlo esta noche –se burló Jean Carlo, estallando en risas.
- Si quieres morir, no hace falta que te esmeres tanto. Tú me dices y yo te hago el favorcito –amenazó (Tu name) irritada.
- Ok, ok. Voy a cargar que aún queda mucho y Joe grita feo cuando ve a alguien parado. A alguien que no seas tú, claro –se corrigió con malicia, alejándose.
Resignada a no poder ayudar, se ocupó de acomodar lo que Joe le permitía, dentro de la casa. Consiguió que las chicas la acompañasen ¡Si ella no podía trabajar las demás tampoco! Así que observaban como ellos trabajaban mientras ellas se tomaban unas cervezas en la cocina.
- ¡Uhm! El lado machista de mi hijo tiene su parte positiva –dijo Ninel saboreando su cerveza.
- Por su propia salud, más le vale no tener ese lado nada desarrollado –gruñó (Tu name) sacando otra cerveza del frigorífico- No me gusta nada que me trate así.
- Uy, pues si que van a empezar bien la convivencia –bromeó Miley, indagando entre la comida de las estanterías.
- Deja ya de rebuscar ¡Aún no hice la compra y no hay golosinas! -explicó su amiga mirándola con perspicacia- Últimamente te la pasas comiendo todo el día. Parece que estuviese ansiosa.
- O embarazada –añadió Ninel, sin darle importancia.
(Tu name) giró inmediatamente sobre si misma y miró a su amiga. Miley tenía los ojos como platos y la boca abierta por la sorpresa. Su amiga corrió hasta ella y la agarró por los hombros.
- ¿Estás embarazada? –preguntó rápidamente (Tu name).
- ¡Claro que no! –contestó automáticamente Miley.
- Mai… -dijo su amiga en tono de reproche.
La chica no dijo una palabra más y se limitó a mirar a otro lado mientras se acomodaba el pelo. Gesto que (Tu name) había aprendido a interpretar como señal de incomodidad. El silencio en Miley decía más que cualquier discurso en otra persona.
- ¡Voy a ser tía! –afirmó (Tu name) sin dudas.
- ¿Qué? –se escuchó desde la puerta.
Todas voltearon inmediatamente para ver a Joe entrando. Miley se frotó el rostro con irritación y ansiedad.
- ¡Cállense! –Ordenó exigente- No quiero que Lincoln sepa que todos se enteraron antes que él.
- O sea que es verdad que estás embarazada –concluyó (Tu name) con una sonrisa.
- ¡Sí! Pero no digan nada más sobre el tema. No quiero que Linc se entere así –explicó Miley malhumorada.
- ¡Voy a ser tía! –gritó (Tu name) de alegría mientras la abrazaba.
- ¡Que te calles! –gruñó su amiga de nuevo. (Tu name) la ignoró y continuó abrazándola y hablándole a su pancita como si fuese uno más en la conversación. Joe la observó mientras ella mostraba su felicidad por la noticia. Parecía que no estaba tan en contra de formar una familia como él creía. Si quería ser tía quizás más adelante, querría ser madre. La idea de un hijo de ambos le hizo sonreír. Pero tenía que ir poco a poco. Aún había una barrera entre ellos. Y aunque no sabía de qué se trataba, intentaba derribarla con pequeños golpes.
Miley golpeaba las manos de (Tu name) para que dejase de sobarle la pancita y resoplaba frustrada por la insistencia de su amiga.
- No tengo hermanos. Está es mi única oportunidad de ser tía. Así que te aguantas y soportas que consienta a mi ahijado –se justifico (Tu name), abrazándola de nuevo.
- ¡Pues espera a que nazca! –protestó Miley, separándose como pudo.
- ¡Eh! ¡Que yo también te puedo hacer tía! –Afirmó Dulce indignada- Y estoy segura de que Jean Carlo ya lo habrá hecho, en uno de sus descuidos –bromeó haciendo que todos rieran.
El resto de los hombres entraron a la cocina y se hizo el silencio. Al ver a Lincoln, Miley se puso nerviosa y para disimular (Tu name) se la llevo al dormitorio.
- Tienes que contárselo –comentó (Tu name) sentándose en la cama a su lado- Sé que tienes miedo de su reacción o de lo que puede afectar a tu vida. Pero es un asunto de los dos. Y también sé que quieres tenerlo –afirmó ante la cara atónita de su amiga- Si no fuese así, habrías acudido a mí para solucionarlo, hace mucho.
- He pensado mucho en este asunto –corroboró Miley cabizbaja- He decidido tenerlo. Pero tengo mucho miedo.
- Tu vida va a cambiar. Pero no tienes que pensar que vaya a ser para peor. Tienes a un hombre que te quiere a tu lado. Y no pretendo decir que él se vaya a encargar de ti ¡Soy yo! ¡Nunca diría semejante estupidez! –Bromeó (Tu name) abrazándola- Él querrá a ese bebé y lo mantendrá sin problemas ¡Está forrado! –Bromeó de nuevo haciéndola reír esta vez- Tendrás que hacer reformas en tu rutina.
Miley la miró con cara de "estás de broma ¿no?".
- ¡Ok! Cambiará toda tu vida. Pero ¿y qué? Podrás encontrar otro trabajo o modificar los turnos de este si es lo que quieres. Tienes a Linc y a mí a tu lado –explicó (Tu name) sin dejar de abrazarla.
- No quiero ser una mantenida –protestó Miley.
- Tener un hijo no implica que se casen ni nada de eso. Pero por lo que tengo entendido se comportan como un matrimonio hace mucho. Compartir una vida juntos no es cuestión de medir cuanto aporta cada quien al hogar. A él no le cuesta nada llevar dinero a casa. Y tú estás acostumbrada a ser autosuficiente. Van a haber muchas discusiones entre ustedes –aseguró (Tu name), acariciándole el cabello- Pero lo importante es que cada uno tenga su propia vida, aunque la comparta con el otro. No dejes de ser quien eres y no le pidas a él que lo haga.
- ¿Y si se empieza a comportar como un gilipollas y tratarme como si no fuese capaz de hacer nada por mi misma, como ha hecho Joe? –preguntó medio en broma Miley.
- ¡Oh, gracias por recordármelo! –protestó (Tu name) tirándose sobre la cama.
- Todos tenemos que aprender a que los cambios en una relación no hacen que cambien la persona –afirmó su amiga, tendiéndose junto a ella- ¿Tienes helado?
(Tu name) tenía dos cosas claras. Joe tenía que darse cuenta de que lo que había dicho Miley era cierto. Y que su amiga iba a ser una embarazada de lo más antojadiza.
CApiTUlO 82
Por mandato de Miley, (Tu name) y Joe abandonaron su nuevo hogar para cenar con sus amigos. Había pasado la primera semana de convivencia, y habían estado demasiado distraídos "probando" cada una de las habitaciones como para salir o pensar en alguien más que en ellos mismos. Pero Miley los necesitaba e iban a acudir en su ayuda. La chica aún no se atrevía a hablar con su novio del tema y ellos querían ayudar en lo que fuese. Aunque solo pudiesen distraerlos un poco para que su amiga se relajase y cogiese fuerzas para confesar su estado.
(Tu name) seguía emocionada con la noticia. Joe estaba casi tan contento como ella, pero disimulaba el hecho. Había cogido mucho cariño a esa pareja en muy poco tiempo. Y sabía que el futuro bebé sería el más consentido del mundo.
Habían llegado a un local donde podían hablar a pesar de la música. Se sentaron en su mesa favorita. Habían cenado en el restaurante preferido de Miley y tras permitir que esta repitiese por segunda vez postre, habían decidido tomar una copa.
Lincoln estaba ceñudo. No entendía algunos comportamientos a su alrededor. Sabía que Joe estaba supe protector con (Tu name) y no le dejaba ni que moviese ni una silla para sentarse, pero le extrañó ver que se comportaba de igual manera con su novia. También le sorprendió no escuchar las quejas de arrepentimiento de Miley después de hartarse de chocolate. O no escuchar a (Tu name) reñirla -en broma- por su gula. Y aún más sorpresivo, ¡que no le quitase ni una cucharada de su tarta! Todos estaban muy raros y lo miraban a él como si fuese el que no encajaba en aquello. No le gustaba nada la situación.
- Bueno ¿qué quieren tomar? -preguntó Christopher nada más sentarse en el sofá de cuero acolchado junto a sus amigos y novia.
- ¿Tequila? -preguntó (Tu name) a su novio y este aceptó con un leve gesto de cabeza.
- ¿Y tú, amor? ¿También tequila? -preguntó el joven a su novia.
- No, gracias -contestó la chica intentando disimular los nervios.
- ¿Qué? Miley estamos hablando de ALCOHOL. Aquí es cuando tú gritas emocionada y te haces dueña de la botella -bromeó Lincoln risueño- ¿Quieres mejor un vodka? -intentó de nuevo.
- ¡No! -exclamó con rotundidad Miley.
- ¡Ok! O no me estás escuchando o le has cogido una fobia al alcohol que yo desconocía ¿Desde cuando dices no a una copa? -bromeó Lincoln y la miró cada vez más ceñudo- ¿Estás bien? ¿Te ocurre algo?
Era para preocuparse. En cualquier otra persona decir que no se le apetece beber sería comprensible. Pero Miley, al igual que (Tu name), serían capaces de vender a sus novios por una botella de tequila. Ambos lo sabían bien. Y que ella se negase a tomar cuando se habían reunido con ese objetivo, era realmente desconcertante. Tendría que estar realmente enferma para no querer tomar.
Recordó la última vez que Miley se había enfermado y no había podido ni siquiera trabajar. (Tu name) le había llevado su medicina, consistente en una botella de vodka, que se bebieron entre las dos en un abrir y cerrar de ojos. Él se había ido del departamento de su novia, dejándola entre risas con su amiga. Siempre encontraban un buen motivo para emborracharse.
Así que si no era porque estuviese enferma ¿qué podría hacer que Miley no quisiese beber? Y aún peor ¿qué sabía (Tu name) para no convencerla para que se le uniera? Estaba empezando a hacer muchas elucubraciones, se dijo Lincoln intentando quitarle hierro al asunto. Seguramente es que hoy se le apetece otra cosa ¡Solo eso!
- Entonces -continuó paciente- ¿qué vas a querer tomar?
- Un jugo -contestó Miley sin mirarlo a la cara.
¡Se iba a acabar el mundo! Lincoln estaba seguro de ello. Miró a sus amigos esperando burlas o que la animasen a tomar, pero ellos se mantuvieron oportunamente al margen ¡Oh, sí, allí pasaba algo! Pero qué. No encontraba ningún motivo para que ella no quisiese tomarse una copa. No ella. Aunque fuese un simple cerveza. Pero ¿un jugo? Estaba seguro que Miley no lo había probado en su vida. A no ser que estuviese acompañado de una bebida mucho más fuerte y perturbadora.
Intentó pensar de nuevo en los motivos por los que no querría beber. Los desechó. Entonces pensó en que no podría. Pero aún siendo perjudicial para su salud ella había tomado, reprochándole que solo era para acompañarlos ¿Qué haría que ella no pudiese tomar alcohol? ¿Qué lleva a alguien a rechazar una copa? Una persona que adora tomar. Una mujer...
- ¡Estás embarazada! -afirmó sin dudarlo Lincoln, mirando atónito a su novia. - ¿Qué? Yo... ¿qué? -dijo confusa y nerviosa la chica.
- ¡Estás embarazada! -repitió su novio más suave.
- ¡No! ¿Por qué...? ¡No! -intentó mentir Miley sin éxito.
(Tu name) carraspeó como reproche por la mentira y fulminó a su amiga. Esta bajó el rostro con vergüenza y se hundió en su asiento.
- ¡Estás embarazada! -se corroboró Lincoln sin asimilar el significado.
Él también entendía muy bien los silencios de su novia. Y este significaba un enorme "sí" ¡Estaba embarazada! Eso quería decir... ¡iba a ser padre! Había un bebé creciendo en su vientre, fruto de su amor. Miró la pansa de su novia, e intentó imaginárselo. Nacería un pequeño ser de ellos ¡Y él sería el responsable de cuidarlo!
¡Oh, Dios! ¡Iba a ser padre! Con responsabilidades y deberes que afectarían a una pequeña vida a su cargo ¡Un hijo! ¡Su hijo!
- ¡Estás embarazada! -repitió de nuevo el chico palideciendo.
- Tranquilo que a la que le toca parirlo es a ella -bromeó (Tu name) intentando animar a su amiga que miraba asustada a su novio.
Miley sonrió levemente a (Tu name) en agradecimiento de su apoyo. Volvió la mirada de nuevo a su novio, para verlo aún más pálido.
Ella no quería aquello. No deseaba verlo asustado por el compromiso que implicaba un embarazo. Tampoco quería tener que soportar sus miedos ¡Ella ya tenía suficiente con los suyos propios! Por alguna razón había esperado que él lo tomase con más madurez que ella. Y lo había hecho, él no había pataleado sobre una cama. Pero no podía evitar querer llorar por su respuesta ante la noticia.
Lo miró con ojos llorosos y vio la confusión y los sentimientos encontrados en ellos. Después vio a una mujer que pasaba por su lado con un paquete de patatas y su atención se desvió por completo.
¡Patatas! Quería un paquete, o dos ¿Tendrían sus favoritas? Tendría que preguntarlo ¡Oh, sí! Pero no entonces, se suponía que estaban en un momento crucial en el que ella no podía estar pensando en comida. Claro que ella tenía hambre entonces y él tenía más de siete meses para aceptarlo ¡Lo suyo era más urgente!
Miley se levantó decidida, ante la sorpresa de todos.
- ¿A donde vas? -preguntó su novio preocupado.
- ¡Patatas! -dijo sin más Miley antes de salir corriendo hasta la barra del local.
- Puedes estar tranquilo, tu hijo no tendrá ni un solo antojo ¡Ella se los consiente todos! -le comentó Joe amistosamente.
- Yo que tú daba gracias a Dios por los cambios de humor y hambre de las embarazadas, porque llega a no ser así y te mata por la cara que le pusiste -afirmó (Tu name) con un resto de rencor.
- Estoy algo aturdido, eso es todo -explicó Lincoln, en su defensa.
- ¡Estás imbécil! Tienes a tu lado a una mujer que te ama y a la cual amas. De ese amor va a nacer un bebé. El cual todos sabemos que vas a adorar. Así que hazte a la idea pronto antes de que el próximo antojo de Mai sea novio a la brasa -bromeó (Tu name) con malicia.
Lincoln miró a sus amigos y después a su novia. Ella regresaba cargada con bolsas para un regimiento. Se sentó sin mirar a nadie, concentrada en su tarea. Y cuando comenzó a saborear con deleite cada patata de la primera bolsa, no pudo más que sonreír. Amaba a aquella mujer. Con la claridad que sabía que Joe y (Tu name) estaban hechos el uno para el otro, sabía que esa mujer era su futuro. Su destino. Su nueva familia.
Los cuatro estuvieron en silencio, sintiendo que sus vidas iban cambiando y cobrando un nuevo sentido. Sabiendo que todo en sus vidas les había llevado hasta ese lugar. Recordar los desengaños hizo fruncir el ceño a (Tu name). Los malentendidos que habían creado un caos en la vida de Joe. La superficialidad que siempre había rodeado y desesperado a Lincoln. Y probablemente Miley habría pensado en las penurias que le habían llevado hasta ese día, sino estuviese tan concentrada en engullir esas grasas saturadas. Todos la miraron y rieron, sin hacer que ella cambiase su actividad en lo más mínimo. CApiTULo 83
(Tu name) estaba muy preocupada por su amiga. No había dejado de llamarla en todo el día y no le contestaba al teléfono. El día anterior, la velada había concluido con un silencio incómodo. Miley había ignorado a su novio y este se había pasado toda la noche mirando a la joven como si fuese lo único en el mundo. Pero sin decir una sola palabra. (Tu name) y | |
| | | angenick Comprometida Con...
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| Tema: Re: AMIGOS desconocidos (hot) Mayo 16th 2010, 20:26 | |
| Joe se habían abstenido de involucrarse en la disputa esperando a que su amigo enfrentase la noticia. Pero nada había pasado. La pareja se había marchado junta, dejando a (Tu name) muy preocupada.
Y ahora no le atendía el maldito teléfono! quiso gruñir la joven colgando de nuevo. Era la décima vez que lo intentaba. Se hartó de esperar noticias y después de sus clases, se dirigió al departamento de Miley ¡No había nadie! Decidió probar en casa de Lincoln. Al llegar a la enorme mansión, supo que la encontraría allí. Su coche estaba fuera.
No tuvo que esperar mucho para saber de ella, pues fue su amiga la que le abrió la puerta. La cara de la muchacha se iluminó al verla y la abrazo como si hiciese años que no la veía. (Tu name) lo achacó a los cambios hormonales y no dijo nada.
- ¡Gracias a Dios! No sabes lo mucho que te he necesitado hoy ¡Me voy a volver loca! -grito Miley en un gesto desesperado- ¡O acabaré convirtiéndome en una asesina!
-¿Qué pasó? -preguntó (Tu name) confundida, mientras se dejaba guiar hasta el interior de la casa.
- ¿Recuerdas lo callado que estaba Lincoln anoche? Pues ya averigüé el porqué. Andaba planeando la mejor forma de fastidiarme -gruñó la chica, tirándose sobre el gran sofá blanco de la enorme sala.
- ¡Oh! Ya imagino que Joe a su lado debe parecer un feminista -bromeó (Tu name), sentándose junto a ella- ¿No te deja hacer nada como si fueses una invalida, verdad?
- ¡Aparte! Pero de verás ¡se volvió loco! -exclamó Miley, mostrando un rostro temeroso.
- ¡Exagerada! Él solo quiere mimarte y consentirte porque vas a ser la mamá de su bebé -explicó la rubia, quitándole importancia.
- ¿Tú crees? -preguntó su amiga, levantándose y saliendo de la sala- ¡Sígueme y verás!
(Tu name) la siguió con una sonrisa en la cara. Todo estaba bien entre sus amigos. Lincoln parecía haber asimilado su futura paternidad y ahora solo deseaba mostrárselo a su novia. Ella podía entender eso.
Llegaron hasta la primera planta y Miley abrió lentamente una habitación. (Tu name) entró en ella, quedándose paralizada en el centro de esta. Las paredes estaban cubiertas por papel pintado, con un bonito fondo amarillo, nada chillón, y ositos con coloridos globos. Una enorme cuna ocupaba parte del cuarto, abarrotada de un zoológico de peluches de todo tipo. Había todo lo necesario para cuidar y mantener a una guardería de recién nacidos. E incluso, cosas que no necesitaría hasta que el bebé fuese algo más mayor.
(Tu name) miró petrificada la habitación. No se le pasó por alto el indiscutible olor. El papel del cuarto estaba recién puesto, y por tanto el resto también acabaría de ser colocado.
- ¿Cómo...? ¡Si se enteró anoche! -exclamó sorprendida.
- ¿Me lo dices o me lo cuentas? -suspiró Miley cansinamente- Una legión de empleados lo pusieron todo esta mañana ¡Oh y por supuesto a mi no se me permitió ni mirar! No fuese a pasarme algo por estar a menos de un kilómetro de esa cola apestosa que usan para el papel pintado- refunfuñó la chica, girándose para alejarse de la imagen que tanto la hacía enojar.
- Mira el lado positivo, al menos sabes que está de acuerdo con lo de tener el niño -bromeó (Tu name), abrazándola mientras bajaban las escaleras- ¡Y yo me quejaba de Joe!
(Tu name) miró petrificada la habitación. No se le pasó por alto el indiscutible olor. El papel del cuarto estaba recién puesto, y por tanto el resto también acabaría de ser colocado.
- ¿Cómo...? ¡Si se enteró anoche! -exclamó sorprendida.
- ¿Me lo dices o me lo cuentas? -suspiró Miley cansinamente- Una legión de empleados lo pusieron todo esta mañana ¡Oh y por supuesto a mi no se me permitió ni mirar! No fuese a pasarme algo por estar a menos de un kilómetro de esa cola apestosa que usan para el papel pintado- refunfuñó la chica, girándose para alejarse de la imagen que tanto la hacía enojar.
- Mira el lado positivo, al menos sabes que está de acuerdo con lo de tener el niño -bromeó (Tu name), abrazándola mientras bajaban las escaleras- ¡Y yo me quejaba de Joe!
CApitulO 84:
(Tu name) se soltó en carajadas mientras su amiga seguía con el ceño fruncido. Definitivamente ninguna estaba dispuesta a soportar a unos novios sobre protectores. Pero ambas parecían haber decidido esperar a que se acostumbrasen a la nueva situación antes de descuartizarlos por agobiantes.
Las chicas pasaron la tarde juntas, intentando ignorar los cambios que iban sucediendo en sus vidas. Asimilando como podían todo lo que ocurría a su alrededor. Hablaron de trabajo y el futuro. (Tu name) había vuelto a su pluriempleo y Miley había decidido que reduciría su jornada laboral solo a los fines de semana. Así podría tener toda la semana para relajarse y hacer mucho yoga, para así no acabar asesinando a su novio.
Joseph y Lincoln pasaron junto a ellas, cruzando el jardín. Ignoraron la presencia de las dos bellezas tumbadas en hamacas y continuaron su charla.
- No puedo comprarle eso. Aun no sé si será un niño o una niña -explicaba Lincoln, señalando un catálogo que tenía su amigo en las manos.
- ¿Qué más da? ¡Esto es la bomba! Estoy por comprármelo yo! Y ahora ya no hay que diferenciar tanto entre sexos -aseguró Joe, caminando hacía la casa- (Tu apodo) me quitaba todos mis cochecitos cuando éramos pequeños ¡y mírala!
- ¡Por eso! ¿Una hija como (Tu apodo)? No gracias. Ya me va a costar mucho hacer que no se parezca a su madre, para que me tenga que preocupar de eso también -se burló el joven consciente de la presencia de las chicas. Soltándose ambos en risas.
Sus novias se miraron con furia en los ojos. Un juramento estaba escrito en ellos ¡Dormirían solos mucho tiempo!
Las voces de los chicos se iban perdiendo entre las risas y la distancia.
- Ya quisieras tener una chiquita como mi preciosidad -intentó arreglar Joe. Al menos tenía que intentar que no lo mandasen al sofá esa noche.
- No, prefiero una pequeña Mileycita - deseó poder salvarse Lincoln.
Una vez entraron en la casa las chicas se miraron de nuevo y se incorporaron, fulminando el lugar por donde habían visto entrar a sus novios.
- ¿De verdad creen que nos hemos tragado eso? -bufó Miley, cruzándose de brazos.
- Ni idea. Pero puedo asegurarte que hay algo que les va a costar recordar como se hacía -aseguró su amiga con chispas en los ojos.
- ¡Oh sí! Lincoln va a tener que volver a hacer uso de su colección de videos para adultos.
Las chicas se regodearon en los planes para hacer la vida miserable a sus novios, mientras estos continuaban su charla en el interior de la casa.
- ¿Preparado para dormir en le sofá? -preguntó Joe muy sonriente.
- ¡Oh no! Esta casa es enorme, puedo coger cualquier habitación -afirmó al chico, con un suspiro- Cualquiera suficientemente lejos de Mai, como para que no me mate mientras duermo.
- Pues gracias a tus bromas, yo sí que voy a dormir en el sofá -refunfuñó Joe, ceñudo. Tras un silencio de autocompasión, sonrió a su amigo- ¡Como han cambiado nuestras vidas en tan poco tiempo!
- Sí, nosotros seremos papás y ustedes ya viven juntos. Pero... -dijo Lincoln con una enorme sonrisa- yo no podría ser más feliz.
- ¡Uhm! -suspiró Joe pensativo.
- ¿Qué te ocurre? Debería ser yo el acojonado por mi situación, no tú que vives una luna de miel sin boda -bromeó su amigo, palmeándole la espalda.
- Ni boda, ni ataduras, ni compromiso, ni... -suspiró nuevamente- Ojalá pudiese estar tan seguro como lo estás tú de que todo irá bien.
- No seas negativo hombre. (Tu apodo) y tú se conocen de toda la vida. Mejor que tú no la conoce nadie ¿Crees que estaría contigo si no te quisiese? -le reconfortó Lincoln animadamente.
- Sí que la conozco mejor que nadie. Y por eso mismo. Ella no es de las que se permitan ser feliz. Y sinceramente no sé si este conmigo porque es lo que desea en este momento o porque... - se interrumpió el mismo con la idea de que esa otra opción nunca sería realidad.
- ¿Qué te ame? ¿No crees que te pueda amar? -preguntó sorprendido- ¡Joe por Dios! ¿Qué tonterías piensas? Ella no está contigo por un capricho o por inseguridad o ninguna otra babosada que se te haya podido pasar por la mente ¡Ella te ama! Solo hay que verlos para saber lo mucho que se aman.
- No sé lo que sienta exactamente. Tampoco puedo obligarla a que sienta lo mismo que yo. Solo quiero que no se aleje de mí. Y con suerte... -de nuevo se interrumpió para mirar pensativo sus nudillos entrelazados.
- ¿Qué? -quiso saber su amigo.
- Con suerte algún día se conforme con tener una vida normal y desee compartirla conmigo -confesó Joe con un aro de tristeza a su alrededor.
Él la conocía mejor que nadie. Ella nunca en toda su vida había sido común y corriente. Peleaba con todos los niños de su clase para defender a los más débiles, en lugar de hacerse amiga de las niñas y jugar felizmente. Se escapaba de casa sin rumbo fijo en busca de la aventura, acabando normalmente en más problemas de los que nadie se pudiese imaginar. Ella era un pájaro libre que nunca se ataría a nadie. Él solo podía ser un lastre para ella. No podía permitirse imaginar un hogar con una mujer que se guiaba por sus impulsos, infravalorando lo que podía permitirle la seguridad de una familia.
Joe era muy consciente de que él era lo más cercano a una familia que ella tenía ¿Y qué había hecho ella? Le había ocultado casi toda su vida. Ella no confiaba en nada ni en nadie. Tuviese motivos o no. Él la amaba pese a eso, pero sabía que ella aún se cerraba a un futuro juntos. Estaban en una luna de miel como había dicho Linc. Y temía que esta pasase, que (Tu name) se encontrase con la realidad de su situación y se asustase. No quería perderla. Aún no sabía lo que haría, pero tenía claro que perderla no era una opción. CApitulo 85
Las semanas iban pasando y la realidad de su relación iba cayendo sobre la conciencia de (Tu name). Desde que se presentaron ante todos como pareja, ni una sola chica se le había acercado a Joe. Ella estaba feliz por ello, no quería tener que dañar a ninguna estúpida por resbalosa. Pero también se había percatado de que Joe vivía pendiente de ella. No era algo nuevo, siempre lo había hecho. Aunque desde que eran pareja, parecía que no hacía otra cosa. Le gustaba la idea de que la consintiese tanto pero no tenía tan claro si sería una de sus obsesiones circunstanciales, que pasaría cuando encontrase otra cosa con la que entretenerse.
Ella nunca hablaba de sentimientos, así que era normal que no le hubiese confiado su amor. Pero Joe siempre había sido de aquellas personas que le decían "te amo" al panadero por darle el pan caliente. Y en todo ese tiempo aun no le había dicho nada ¿Sería que no la amaba? ¿Que habría confundido los sentimientos sobre protectores y celosos de un hermano mayor con algo más? ¿Se habría dejado deslumbrar por su físico olvidando quien era en realidad y ya iba tomando conciencia?
Miles de dudas se iban agolpando y acumulando cada día más en la mente de la chica. Mientras tanto Joe se dejaba llevar por el miedo. Había notado que (Tu name) estaba demasiado pensativa. Y eso nunca era buena señal en ella. Sus temores de que lo dejara o que se agobiara por su relación, cada vez aumentaban más. Así que había decidido no gritarle al mundo cuanto la amaba. Seguro que ella saldría corriendo en el mismo instante que lo escuchase. Era mucho mejor tenerla cerca y demostrárselo. Ella era capaz de abrazar a un desconocido, sin tener ningún significado. Decía de si mismo que era una "tocona", así que no se espantaría porque su novio estuviese encima de ella todo el rato. Pero saldría huyendo en cuanto se hablase de sentimientos.
Desde hacía años ella ocultaba sus sentimientos a todo el mundo. Joe había pensado al principio que se trataba de un enojo pasajero por haberse mudado con su madre. Pero los años iban pasando y ella nunca más volvió a abrirse de la misma manera. Ese era uno de los motivos por los que se arrepentía de haberse marchado. Haber perdido su confianza, fue lo peor para él. Pero se suponía que con los años deberían haber recobrado ese vínculo y no fue así. Ahora con todo lo que sabía de ella, se preguntaba si no habría pasado algo más que él no supiese.
Miley y Lincoln continuaban peleando por todo lo referente a su futuro hijo. No les solía durar mucho, ya que él siempre acababa cediendo y a ella se le olvidaba por lo que discutían al minuto. Sin embargo, ella disfrutaba de los mimos de todos a su alrededor. Sobre todo de las atenciones de su amiga. A la que no cesaba de pedir favores con la excusa de estar embarazada. (Tu name) se quejaba, tan solo en broma, ya que estaba encantada de consentir a la futura mamá.
Ese día como tantos otros (Tu name) y Joe estaban tendidos en el césped de su facultad, esperando para su próxima clase. Miley apareció tras su abultada barriga, corriendo hacía (Tu name) con cara asustada. Esta se preocupó al ver a su amiga y aún más al ver a Lincoln correr tras ella. Así que se levantó de inmediato y alcancanzo a la chica, que se protegió de su novio, colocándose tras ella. Quedando (Tu name) frente al chico.
- ¿Qué ocurre? -le preguntó a su amiga, sobre su hombro.
- ¡Dile que no se acerque a mi! -exclamó Miley, ahogada por la carrera, hundida en la espalda de su amiga.
- ¿Otra pelea? -intentó saber de nuevo, probando esta vez con él.
- ¡No! Estábamos hablando y salió corriendo -explicó Lincoln, parándose junto a ellas.
- Chicos tienen que dejar de discutir como niños. O no se sabrá quien de los tres es el bebé cuando nazca su hijo -bromeó Joe uniéndose a ellos.
- Vamos Mai -comenzó a decir su amiga- no te escondas de él como si te hubiese confesado un crimen. Seguro no es para tanto.
- ¿Ah no? -dijo la chica con rotundidad- ¡Me ha pedido matrimonio! CApitulo 86
A (Tu name) se le cayó la mandíbula al suelo de la sorpresa. Miraba a su amiga con pavor ¡Oh, sí, ahora la entendía! Ella también habría corrido, pero estaba segura que habría llegado bastante más lejos.
- ¡Oh, es eso! -dijo Joe sin importancia- Era lógico que lo acabase planteando, teniendo un hijo en camino.
Las chicas se miraron asustadas y dieron un paso atrás, alejándose de esos dos hombres que parecían querer atarlas como si fuesen ganados.
- ¡Joe no me ayudes! -gruñó Lincoln al ver las caras de terror de las chicas.
- Yo sólo digo que no es nada descabellado querer casarse con la madre de tu hijo -explicó Joe, aún sin percatarse de los efectos de sus palabras sobre su novia y amiga- Es lo que deberían hacer si quieren formar una familia.
De nuevo las chicas se miraron, sin poder evitar abrazarse como instinto de protección y dieron un nuevo paso atrás.
¿Lo que deberían hacer si querían formar una familia? se preguntó (Tu name), rezando para haber escuchado mal ¿Deberían? ¿Estaba hablando de deber? No podía creerse que lo desconociese tanto como para que él pensase de una forma tan anticuada. Nadie estaba en la obligación o "deber" de casarse con nadie. Solo el amor puede ser una buena excusa y solo si ambos creen en el matrimonio. Y que Joe pensase así le hacía llegar a nuevas conclusiones ¿Sería el deber con ella por todo lo pasado lo que le habría llevado a pedirle estar juntos? ¿Se sentía tan culpable de haberla tratado casi como una prostituta y la "recompensaba" con esa relación? ¡Más le valía que no fuese así! Porque de estar en lo cierto, su "deber" sería amputarle un miembro vital de su anatomía.
- ¡En serio Poncho cierra la put*a boca! -gritó Lincoln con más miedo que enfado, observando a su novia, que lo miraba como un cachorro en sus últimos minutos de vida.
Al fin Joe captó lo que ocurría. Las chicas estaban agazapadas y huyendo de ellos lentamente, con el rostro tan expresivo que se podía leer en ellos sin problema. Su huida fue truncada por el árbol tras ellas, en el que unos minutos antes (Tu name) y Joe descansaban relajadamente. Joe quiso gritarse por su inutilidad. No quería asustarlas de ese modo. Solo quería expresar que "cuando amas a alguien, quieres pasar el resto de tu vida con ella y formar una familia, el matrimonio es una opción a discutir". Pero una vez más lo había fastidiado. Tenía que recordar que no podía hablar de sentimientos frente a ella. No podía expresarle el deseo que tenía de querer amarla el resto de su vida. El rostro de la chica le decía que hacerlo lo llevaría a perderla.
- Lo siento. Esto no es asunto mío. Creo que deberían discutirlo a solas -afirmó Joe, con expresión inescrutable.
- Sí, yo también lo creo -confirmó Lincoln, acercándose a su novia- Mai... -la llamó ofreciéndole la mano.
La chica miró la mano amada y se acurrucó más junto a su amiga. Negó con la cabeza enérgicamente y la abrazó todo lo cerca que le permitió su creciente vientre.
- Chiquita -le susurró (Tu name) a su amiga, acariciándole el pelo- ve a hablar con él y le explicas lo que crees tú al respecto... -se negó a si misma a decir la palabra "matrimonio" en voz alta. Estaba segura que acabaría atragantándose si lo intentaba.
Miley acabó aceptando con reticencia y acompañó a su novio a un lugar más privado. Sin dejar ni un minuto de mirar hacía atrás en busca de la mirada de apoyo de su amiga.
Seguramente Miley no le habría confiado a Lincoln por completo su pasado, pensó (Tu name) deseando que todo se aclarase. La chica tenía como ejemplo un matrimonio frio y formal. Su padre era un dictador que imponía las leyes en su casa sin preocuparse de hacer saber cuales eran los derechos, ya que no los había. Su madre se conformaba con esa relación y se mantenía al margen de las repercusiones que esa actitud absolutista tenía sobre su hija. Además para empeorar el concepto que tenía del matrimonio, Miley había tenido una larga relación con un manipulador que la menospreciaba y hacía sentir inferior solo para que no prosperase en la vida y así tenerla siempre a su merced. Era lógico que no creyese en las ataduras y que desease poder tener una cierta libertad. El saber que un hombre estaba con ella porque deseaba estarlo y no porque un papel lo decía era mucho más gratificante para ellas. Y a (Tu name) le dolió el pecho al pensar que para Joe casarse era una cuestión de "deber" y no de amor. CApitulo 87
Todo lo ocurrido con Miley y Lincoln hizo pensar a (Tu name) ¿por qué se había involucrado en una relación cuando se había prometido nunca hacerlo? ¡Además estaba enamorada! ¿Es que era ¡imbécil!? ¿Nunca escarmentaría? La felicidad no existía y mucho menos para ella. Eso lo había aprendido hacía muchos años. No se podía confiar en nadie y mucho menos en aquellas personas que crees amar. Esta vez no era una excepción.
Recogió su bolso y su abrigo y se dispuso a ir a trabajar. En los últimos días pasaba más horas de las necesarias en la empresa, con la excusa de querer dar una buena imagen. La realidad era que no quería volver a casa y encontrarse con Joe. Por alguna razón, el solo verlo la hacía hervir la sangre ¿No podría amarla tanto como ella a él y así poder dejar ese maldito miedo que la consumía? ¡Oh, no, claro que no! Él volvería a hacerle daño como todos hacían cuando ella bajaba la guardia. Pero esta vez no se lo permitiría. Habían pasado muchos años y ella era mucho más madura como para dejarse vencer tan fácilmente.
- ¿No es demasiado temprano para irte? Apenas has terminado de almorzar -protestó Joe, manteniendo un tono suave, que había aprendido en esos días a fingir.
- ¡Tengo prisa! -dijo (Tu name) sin más, saliendo del departamento.
- ¡Como no! -suspiró Joe mirando la puerta cerrada por la cual había salido su novia.
Empezaba a acostumbrarse a hablarle a las paredes. Solían tener respuestas más amenas de las que ella le procesaba. Estaba evitando hablar sobre el tema porque sería como abrir la caja de Pandora. Sabía que una vez empezasen a hablar no se acabaría la discusión hasta que estuviese todo aclarado y estaba seguro de que no sería en su beneficio. No podía imaginarse que era lo que le ocurría. Era posible que se hubiese hartado de él y que lo considerase un lastre. El fin de semana anterior le había dicho claramente que no deseaba que fuese al "Ritual" porque la distraía del trabajo. Pero sabía que lo que le pasaba era que no quería verlo. Posiblemente allí, rodeada de solteros guapos y ricos, se olvidase de que tenía un compromiso.
¿Compromiso? Pero ¿tenían tal cosa? A lo mejor habría sido más prudente seguir siendo solo amigos. Al menos así no la perdería. Durante años la había tenido más cerca que a ninguna otra y él se había sentido el único en la vida de ella. Pero ahora que debería ser así, se sentía más solo que nunca. Ella no lo amaba y él tendría que aprender a asimilarlo. Pero ¡aún no! Todavía no estaba preparado para alejarse de ella. Aún tenía la esperanza de que todo cambiase y que solo fuese un malentendido. Una mala semana. O cualquier otra estúpida razón que le diese la posibilidad de estar a su lado.
Tras recoger sus cosas decidió distraerse en el trabajo y como hacía en las últimas semanas, se marchó para la empresa de su padre para no volver hasta entrada la noche. Y como todas las noches ella aun no había llegado. Suspiró cansado y se acostó. Si ella no quería verlo, era una estupidez esperarla despierto. Aunque era imposible no hacerlo.
Dos horas después de haberse acostado la escuchó llegar. El traqueteo de sus tacones sobre el suelo, le decía que estaba en la cocina preparándose algo para comer antes de dormir. Su cuerpo se endureció al instante con la imagen de la esbelta rubia contoneándose por la cocina. Le encantaba observarla mientras cocinaba. Sus caderas balanceándose de un lado a otro en busca de los miles de condimentos que utilizaba normalmente, o la manera en que le caía el pelo sobre la cara y ella intentaba retirarlo con una sensual sacudida, lo hacía gemir. No soportaba tenerla tan cerca y a la vez no tenerla en absoluto. No sabía como lo haría para no abalanzarse sobre ella cuando entrase en la habitación. Cuando se cambiase y se pusiese su diminuto camisón... ¿Cómo demonios había resistido en esas semanas? Tenía que recurrir a su autocontrol. No podía...
Un gemido de placer se filtro hasta llegar a él. Recordó haber comprado el postre favorito de (Tu name). Probablemente en ese momento estaría comiéndolo, saboreándolo... Su cuerpo vibró dolorosamente, se levantó de un salto de la cama y caminó hacía la cocina. Con paso pesado y mirada desenfocada de deseo, la encontró sentada en una butaca lamiendo sensualmente una cucharita como si fuese el mejor de los manjares. Su cabello caía sobre su espalda, en un revoltijo de rizos dorados y sus labios no dejaban de torturarlo, relamiéndose. Cualquier rastro de cordura desapareció en él. A una velocidad imperceptible llegó a ella, haciéndola levantarse y apretándola contra él. Era suya, ¡toda suya! Y no hablaba el hombre sino el animal posesivo en él. La deseaba, la amaba y no era capaz de apartarse de ella. Tenía que tenerla allí y en ese momento. cAPitULoo 88
(Tu name) se quedó congelada al verlo. Era puro deseo. Y la miraba como si fuese la última botella de agua en el más caluroso desierto. Era incapaz de articular palabra. Él estaba bello como nunca. Masculino y duro. Puro musculo que se apretaba contra su débil carne, que lo aceptaba sin luchar ¡No debería ser justo que tuviese ese efecto sobre ella! ¡No era nada justo!
Él solo llevaba sus bóxers y la prueba de su excitación estaba más que visible (y Siii xD) y apretada contra el vientre de ella. Y la hacía derretirse. Tragó con dificultad y se perdió en el oscuro brillo pecaminoso de los ojos de él. Prometían lujaría y pasión. (Tu name) no pudo más que gemir. Ese era el motivo por el que llegaba cuando él ya se había acostado, no tenía defensas contra él. Era tocarla y se convertía en gelatina en sus manos.
No hablaron, ni lo intentaron. Joe la cogió en brazos y la condujo hasta la mesa, dejando un rastro de besos en su cuello. (Tu name) cerró los ojos para saborear el delicioso placer que le provocaba y se dejó caer sobre la mesa, exponiéndose por completo ante él. Joe la devoró con la mirada y comenzó a acariciarla suavemente, conteniendo la urgencia de su cuerpo. Quería alargar más el placer. Le subió lentamente la falda, dejando su huella caliente sobre la piel de sus muslos. Masajeó el interior de estos, haciendo que ella no pudiese evitar sollozar ante la tortura. Rozaba la zona más intima de la chica pero no disminuía el palpitante deseo de esta. Ninguna caricia llegaba hasta donde ella más las quería. Quiso gemir indignada, pero se convirtió en un nuevo sollozo al notar las grandes y magistrales manos sobre sus senos. Haciendo a un lado la camisa, se hizo cargo de que también desapareciese el sostén. Ella grito de placer al sentir los dulces labios contra el duro pezón, jugando y mordisqueándolo suavemente. Su lengua hacía la misma labor de diablo, tentándola. Cada lamentón era una subida al cielo. Sus manos vagaban hambrientas por su liso vientre y sensuales caderas.
- ¡Te amo! [AAAii mORiii….xD] -susurró Joe, bajando sus besos, sustituyendo el lugar de sus manos.
(Tu name) era incapaz de razonar y mucho menos de descifrar lo que acababa de escuchar cuando sus besos rondaban sus caderas. Completamente desnuda ante él, gritó de placer, cuando al fin llegó a la zona que rogaba por su atención. La saboreó en su boca, haciendo que ella llegase más allá de la realidad y se topase con el puro éxtasis. Joe continuó su deleite de besos por cada rincón del dulce y sedoso cuerpo bajo él. (Tu name) gimió extasiada y reclamó su boca en un exigente beso. Los bóxers de él fueron desapareciendo bajo las manos ansiosas de la chica. Joe no se pudo contener ni un segundo más y se posicionó para una penetración profunda y lenta. Llegó hasta lo más hondo de ella, en cualquier sentido posible. Se aferró a la fina cintura, embistiéndola con fuerza y más paciencia de la que ella desearía. (Tu name) se retorcía sobre la mesa, con deseo y frustración. Contorneaba las caderas bajo él, exigiéndole más. El contacto del tierno trasero sobre sus muslos fue demasiado para el autocontrol de Joe y la poseyó con fiereza hasta hacerla subir de nuevo al clímax y acompañándola en él.
Una vez saciados, Joe se dejó caer sobre el frágil cuerpo bajo él. Ella parecía una muñeca de porcelana, capaz de romperse al tocarla. Adoraba el sonrojo en sus mejillas después de hacer el amor. Y los rastros sonrojados en toda su piel, producto de la aspereza de su propia piel al restregarla con desenfreno, con habidos besos. Era la personificación de la belleza en esos momentos.
Se obligó a separarse de ella, con un gruñido de protesta hacía él mismo y la cogió en brazos. Ella no dijo ni hizo nada. Solo lo miraba con sus enormes ojos muy abiertos, pendientes a él. La sonrió cuando ella le rodeó el cuello con sus temblorosos brazos y la llevó hasta la cama.
(Tu name) no podía creer lo que había pasado. Nunca pensó que hacer el amor con Joe pudiese ser mejor de lo que ya lo era. Pero esa noche supo que el amor iba creciendo y hacía que las sensaciones aumentasen a su vez.
¡Amor! Eso era lo que había entre ellos. Porque él le había confesado que la amaba. Quería gritar de felicidad, pero quiso ser razonable. En un momento como ese ella misma habría gritado cualquier cosa con tal de que no parase. Probablemente se dejó guiar por la excitación y no pensó lo que decía.
- ¡Te amo! [nAA nAA naAAaa Morii DE nuevO xD]-le susurró de nuevo Joe, en el oído al dejarla sobre la cama y tenderse rápidamente junto a ella.
¡De acuerdo, ahora no lo había dicho en un momento de excitación! ¡La amaba! ¡Oh, sí, ella quería gritar de alegría! ¿Quién dijo que no se podía ser feliz? ¿Ella? Bueno, siempre había sido un poco estúpida ¿Qué más daba si todo funcionase o no, que todo acabase al día siguiente? ¿Qué importaba si se acababa el mundo en ese mismo momento? Él la amaba y eso la hacía tan enormemente feliz que nada más importaba.
Joe estaba preparado para agarrar a (Tu name) cuando intentase huir de él al escuchar su confesión, para besarla si intentaba discutirlo. Estaba preparado para cualquier cosa menos para lo que hizo. Todo su cuerpo se quedó rígido al notarla acurrucarse sobre su pecho ¿El infierno se había congelado? ¿Qué llevaba a la mujer que consideraba el amor un insulto, a abrazarlo después de haberle confesado el suyo?
La apretó más contra él para asegurarse de que no estaba alucinando por el éxtasis del increíble placer que había obtenido de la unión ¡Era real! La tenía allí, sobre su pecho, notando su regular respiración contra sus duros músculos.
Aún inseguro, la aferró más a él, mirando al techo, esperando que en cualquier momento lloviese fuego. O cualquier otro indicio del fin del mundo. CApitulOo 89
Joe se había decidido, si ella quería alejarse de él para siempre, que al menos se fuese sabiendo cuanto la amaba. Pero no esperaba que su reacción ante la declaración fuese tal. Aún no se recuperaba de la imagen de felicidad que había visto en su rostro mientras ronroneaba contra su pecho. Ese si había sido un auténtico momento de éxtasis para él. No podía creerse que en lugar de huir o discutir, lo hubiese besado durante toda la noche y hubiesen vuelto a hacer el amor, cada vez que la chica se despertaba de un corto descanso reparador.
Nunca había estado más confundido ¡Y feliz! La tenía a su lado, le había dicho cuanto la amaba y ella le devolvía tanto amor como recibía. Pero él tenía que saber lo que ella sentía. Si podía tener la esperanza de un futuro juntos. Lo quisiese o no, esta ya se había encendido en su interior. Y si ella no era capaz de hablar de sentimientos, entonces tendría que probarlos. Y él sabía exactamente como hacerlo.
Se levantó de la cama con urgencia y energía, haciendo que (Tu name) a su lado se despertase al notar el repentino frio que la rodeaba, al desaparecer el cuerpo caliente bajo ella. Se frotó los ojos somnolientos y vio al sonriente chico frente a ella. Él se le acercó lento y sensualmente, y la beso suavemente.
- Me voy a duchar. Después te duchas tú mientras yo preparo el desayuno. Pero date prisa ¿ok? -le pidió Joe, con voz ansiosa.
(Tu name) no sabía que hora era. Pero fuese cual fuese era demasiado temprano y ella estaba demasiado cansada para hacer ninguna replica. Así que solo asintió.
Él estuvo listo en pocos minutos y se marchó a preparar el desayuno como había prometido. Tras la ducha, (Tu name) comenzó a vestirse, con una enorme sonrisa en la cara al recordar la noche anterior. Él la amaba y ella ya no tenía que temer vivir ese amor con tanta fuerza como lo sentía. Irían a clases juntos y no huiría de él poniendo como excusa el trabajo. Era tan feliz que podría gritarlo. Y se encontró a si misma dando vueltas por todo el cuarto como una colegiala. Pero todo daba igual ¡Él la amaba!
Una vez lista, compartieron un delicioso desayuno. Ambos se miraban como bobos enamorados y no podían evitar risitas ansiosas de reconocimiento. Veían tanto amor en el otro como en si mismos.
Joe tenía trazado su plan y lo quiso llevar a cabo con urgencia. Cogió a su novia y la arrastró fuera del departamento. Un rato de camino en dirección opuesta a la facultad o cualquier vehículo, (Tu name) dedujo que no irían ese día a clases. Y cuando él se paró frente al escondido y precioso parque supo qué era lo que él quería. Él se había expuesto a ella pero ella no lo había retribuido. Le pedía una confirmación.
- ¡Nuestro parque! -exclamó Joe, como si toda la historia implícita en ello cayese sobre ellos dos.
- ¡Sí! -corroboró (Tu name) con una sonrisa- ¿Entramos? -preguntó la chica extendiéndole la mano.
Joe no supo como lo hizo para cogerla de la mano y entrar con ella al interior, cuando realmente lo que quería era comérsela a besos allí mismo. Él había prometido llevar allí a la mujer con la que querría pasar el resto de su vida. Y algo siempre le había dicho que esa mujer sería ella. Ella mejor que nadie sabía para qué estaban allí. No temía su declaración y además, ella también había prometido algo. Solo iría allí con el hombre que amaba. Y el fuerte apretón en su mano le decía que ese era él.
No pudo contenerse más y la cogió por la cintura elevándola por los aires y girando sin parar con ella en sus brazos. Ocultó el dulce rostro de la chica entre besos y rio sin cesar de pura felicidad.
- No puedo creer que esto sea real -afirmó el joven, dejándola suavemente sobre el suelo.
Ella quiso decirle que ella se sentía igual, que lo amaba y era la mujer más feliz del mundo. Pero él la acalló con un apasionado beso. Aferró su mano y corrieron por el parque hasta que Joe encontró el banco donde habían hecho sus promesas. Se sentaron en él y comenzó a mirarla con adoración mientras le acariciaba la aterciopelada piel del rostro ¡Cuanto la amaba! Sabía que este día llegaría y serías tú a la que traería -confesó Joe, con todo su amor reflejado en el rostro.
- Pues yo estaba convencida de que no volvería a pisar este sitio nunca más -aclaró la chica, riendo junto a él.
- Pues me alegro de que por una vez te equivocases -afirmó él bromista.
- ¡Yo no me equivoco! Simplemente las cosas han salido de forma diferente a como me las había planteado -refunfuñó (Tu name), con fingida irritación.
- ¡Ok! -exclamó el chico abrazándola mientras no cesaba de reír- Pues me encanta tenerte aquí conmigo -explicó mientras la sentaba en sus rodillas y le besaba el cuello- y que tú lo desees tanto como yo.
- ¡Uhm! -fue lo único que pudo decir ella al notar los sensuales labios sobre su sensible piel.
Ese hombre la hipnotizaba. Ella recordaba tener un cerebro por alguna parte ¿Donde lo habría metido? Todo razonamiento o lógica se evaporaba ante su contacto. Y no podía más que suspirar de satisfacción.
- Joe, estamos en un lugar público a la luz del día -farfulló sin desear que cesase pero haciendo un esfuerzo por terminar- No podemos seguir o ambos sabemos como acabaremos.
¡Oh, sí! Él sabía como acabaría. O mejor dicho donde ¡Muy dentro de ella! Pero tenía razón, no era el lugar ni el momento.
- Sí -aceptó Joe esforzándose por levantarse y ayudándola a ella para acompañarlo- Será mejor que caminemos un poco. O no respondo de mis actos.
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