Encuentros Sexuales!!! (Nick y tu) (solo mayores)

Capítulo XXXVIII

“Sentimientos”

La mirada de Nick había vuelto a cambiar cinco minutos después de que nos separamos al salir de la ducha, sus ojos inspiraban profundidad y oscuridad de una manera siniestra y deprimente, cada uno de sus gestos revelaban su luto y depresión, Nick se había vestido completamente de negro, desde los vaqueros hasta los lentes de sol –después de desayunar iremos a buscar algunas de tus maletas– dijo fúnebremente sin separar la vista de la congestionada avenida –si quieres puedes dejarme con Alicia un rato para que te despejes, puedes llamar a Joe y tener una tarde de chicos– Nick torció su rostro en una sonrisa de diversión –¿Qué es para ti una tarde de chicos?– preguntó aun con cierta diversión empañada del ambiente oscuro que lo envolvía –No lo sé, cualquier cosa, vayan a un bar a tomarse algo– Nick soltó una pequeña carcajada –gracias por aclararlo, aunque no creo que ese sea el verdadero significado de una tarde de chicos– la sonrisa de Nick no se borraba de su rostro, sus blancos y hermosos dientes chocaban contra las esferas purpuras que bordeaban sus ojos – ¡Nick!– grité al entender a lo que se refería, agité mi cabeza para intentar borrar de mi mente la imagen de Nick y Joe en un bar nudista –no tendrás una tarde de chicos, no mientras estés conmigo– Nick soltó una carcajada mas fuerte –entonces es a un placer al que deberé renunciar el resto de mi vida– dijo luego –eso espero– le dije con tono amenazador, sin borrar su sonrisa enredó mi mano con la suya y se la llevó hasta sus labios –puedes contar con eso– susurró, soltó mi mano y guardo silencio, esa actitud me había dejado extrañada, nunca me había soltado tan rápidamente y menos se había quedado en silencio, siempre buscaba la manera de hacerme sonrojar o reír “Cálmate” me dije a mi misma mientras respiraba pausadamente, tal vez se trataba de puro dramatismo de mi parte, Nick se detuvo frente a un café al oeste de Manhattan, hermoso sin duda alguna, las mesas al estilo parisino las cuales eran atravesadas por las personas que se dirigían en ropa deportiva al Central Park –es muy lindo– le dije a Nick mientras envolvía su brazo con mis manos, besó mi frente sin dedicarme una mirada y continuó caminando –aquí nos sentaremos– dijo mientras me acomodaba la silla en una mesa central del pequeño local, la mesa era redonda y angosta haciendo referencia al estilo del establecimiento, las piernas de Nick se entrelazaron con las mías al sentarse, un suspiro profundo fue acompañante de su gesto mientras tomaba la carta –si no estás a gusto podemos irnos– los ojos de Nick se dejaron colar sobre el menú para verme fijamente –¿Por qué dices eso?– dijo seriamente, enredé en mis dedos uno de los mechones de mi cabello demostrando los nervios que sentía al sospechar que su respuesta fuera negativa, mis ojos estaban clavados como lanzas sobre la carta que apoyaba en la mesa, mi corazón se detuvo al sentir como su pie derecho golpeaba suavemente mi pierna izquierda, ignoré el gesto y sentí como la hacía nuevamente para llamar mi atención, al alzar mi vista sus ojos dueños de un nuevo tono oscuro se clavaban sobre mí –si no hubiera querido venir no estaríamos aquí– dijo a secas –solo lo decía para que no te sintieras comprometido a traerme a desayunar– bajé mi mirada pero luego me vi obligada a subirla al no escuchar su respuesta, estaba completamente segura de que habría una respuesta, algo que me apenara, algo que me intimidara, cualquier cosa, pero luego preferí no haber subido la vista, los ojos de Nick estaban clavados fijamente sobre algo, sus ojeras parecían haber crecido y su boca estaba completamente inexpresiva y muerta, sus labios formaban una línea recta, sus dedos apretaban de tal manera la carta, que el grueso cartón empezaba a ondularse –¿Qué sucede?– le pregunté llena de miedo al ver su expresión tan escalofriante, parecía sacada del personaje maligno del una novela de terror, al no escuchar una respuesta de su parte giré rápidamente el rostro para notar su objetivo, un hombre de edad aproximada a la de Nick se encontraba en la caja del establecimiento, pero lo que Nick veía no era al hombre sino lo que tenía en brazos, un pequeño bebé de tez blanca reluciente como la porcelana, pobre Nick, era víctima de sus propios sentimientos –creo que debemos irnos– dije mientras me colocaba de pie, pero su mirada no se desvió del niño, parecía que nada mas en ese lugar existiera, incluyéndome –por favor, quiero irme– le dije mientras colocaba con cautela mi mano sobre su hombro, inmediatamente alzó la mirada –¿A dónde vas?– me preguntó saliendo de su transe, luché con todas mis fuerzas para evitar un jadeo al notar lo grave de su situación –quiero irme– dije con un tono que no aceptaba replicas –aun no desayunamos–
–Por favor– Nick asentó una sola vez con su cabeza y se colocó de pie, noté como por el rabillo de su ojo le lanzaba otra mirada al niño, inmediatamente lo abrace, Nick entendió que me había dado cuenta de lo que sucedía y respondió mi abrazo –lamento haber arruinado tu desayuno– dijo ya estando el coche en marcha –no arruinaste nada, solo debes admitir que puedo ayudarte– no me respondió –permíteme ayudarte, dime que es lo que sientes– Nick soltó un bufido de manera jadeante, mientras sus manos apretaban aun más el volante –no voy a hacerte daño, solo debes abrirte, te voy a ayudar a lidiar con tus sentimientos, se cómo hacerlo–
– ¡¿Cómo te sentirías si tu hijo hubiese muerto y tu hubieras podido ser capaz de evitarlo?!– dijo alterado –eso es lo que quiero saber, la culpa es un sentimiento muy destructivo– Nick giró su rostro con una mirada llena de furia – ¡no hables de culpa… – Nick no terminó su frase, sus labios se tensaron impidiendo salir las palabras, pero igual llegaron –termina la frase– dije con aparente serenidad amenazante mientras mi manos querían ahorcarlo por el tono de voz que estaba empleando y al notar el camino a donde esas palabras se estaban dirigiendo, volvió a clavar la mirada en la avenida mientras aceleraba –¡Dime! ¡Desahógate!– le dije alentándolo a que soltara lo que sentía aunque eso significara ser herida en el camino, podía resistir todo mientras él se sintiera mejor –se acabo el tema– dijo con aplomo mientras se estacionaba frente al edificio donde habitaba Alicia –no creo que se haya acabado, se como veías a ese niño, en algún momento deberás hablar al respecto– Nick me ignoró, no esperé a que diera la vuelta al coche, para cuando llego a mi lado ya estaba caminando hacia la entrada del edificio –siempre esperas a que te ayude a bajar del coche– dijo mientras se colocaba a mi lado –no quise esperarte–
– ¿Por qué?–
–Muere el tema, no quiero hablar de eso– Nick soltó una carcajada sorda al escucharme –eres vengativa– no le respondí, al estar frente a la puerta Nick enredo mi cintura con sus manos –lamento haberte gritado, estaba fuera de mi juicio– dijo mientras sus labios acariciaban mi mejilla –no se trata de que lamentes el haberme gritado, eso no me importó, lo que quiero es que confíes en mi, dime lo que sientes– sus brazos se tensaron por una milésima de segundo, justo la cantidad de tiempo que tardo en tranquilizarse –deja de hablar tanto y bésame, permítele a un drogadicto en pena probar su único escape, dame la única droga de la que soy adicto, déjate envolver por mis labios, permíteme darnos todo el placer que necesitamos, se que lo deseas tanto o más que yo– me susurró rosando mis labios, al estar lista para responderle la puerta se abrió a mi espalda –si quieren vuelo a cerrar– dijo Joe con tono de burla –no hace falta– respondió Nick con astucia al notar que esa era su vía de escape, sus labios se pegaron lentamente de los míos y luego emprendió su marcha al interior de la casa, me tomó unos segundos salir de las palabras en las que me había envuelto, su tono seductor había sido llevado a su máximo exponente, sus palabras habían llegado como dagas calientes de éxtasis a mi vientre – ¿vienes?– preguntó con una media sonrisa al notar lo que había hecho, sin tomar su mano caminé hacia el interior de la casa, sus palabras me habían emocionado tanto que temía dejar de caminar, debía drenar toda la energía que mi vientre lanzaba a todos los sectores de mi cuerpo –hola, amiga– dijo Alicia sacándome de mis pensamientos.

Capítulo XXXIX

“Vida”

Mi amiga estaba más que sonriente, sus pies parecían andar sobre las nubes –Patricia tiene tres días buscándote, ya tiene unos días en la ciudad– dijo con ánimo mientras me halaba hacia los asientos del mesón de la cocina, había olvidado completamente la llegada de mi hermana, tenia tantos problemas en la cabeza que había logrado aislar todas las buenas noticias, desde el fondo de mi interior brilló una pequeña luz de alegría y tranquilidad, algo por lo que no tenía que preocuparme, mi hermana siempre había sido un pilar de apoyo incondicional, ella era mi Joe femenino pero con la sangre como documento de finiquito –lo había olvidado, la llamaré para ir a cenar– respondí con sinceridad, mi amiga sacó del refrigerador un par de botellas de agua utilizándolas como ganchos para acercarse a mi sin levantar sospechas sobre Nick y Joe que estaban a unos poco metros de distancia, lo suficiente cerca para vernos y lo suficiente lejos para no permitirnos oír de lo que hablaban – ¿Cómo lo ha tomado Nick?– me preguntó Alicia con un susurro innecesario mientras se sentaba a mi lado, al escucharla solté un suspiro de frustración debido a que yo no sabía a ciencia cierta cómo se sentía –es muy confuso, obviamente se siente culpable, pero su mirada rebela agonía, sus gestos son de una persona normal pero deja indicios de frialdad, parece una persona vacía lo que no me deja hacer mi trabajo, no puedo descifrarlo– Alicia me escuchaba con atención mientras fruncía ligeramente los labios –hoy sucedió algo que me inquietó mucho, Nick no alejaba una mirada fría y llena de añoranza de un niño, no era una mirada de obsesión pero tampoco de admiración o arrepentimiento, fue tanta su inmersión en aquella criatura que me ignoro, se olvido completamente de mi presencia, no es modestia, es solo que nunca me había ignorado–
–Te entiendo, cuando ustedes están juntos es como si sus mundos giraran uno con respecto al otro, tus movimientos van acompasados con los de él, de una u otra forma se complementan, tú te mueves y Nick esta a tu lado, él se mueve y tú apareces como su sombra, incluso sus miradas no se pierden– Alicia se detuvo para pensar un poco mientras su ceño se unía cada vez más –Nick está deprimido, tenemos que encontrar que es lo que lo aleja de ese estado– mi amiga acaba de confirmarme lo que en mi interior palpitaba con intensidad pero lo que yo había querido ignorar, era algo que no quería aceptar pero de lo que ya no podría escapar más –La mirada de Nick cambia cuando tiene relaciones conmigo–
–Es interesante pero obvio, sabiendo lo que Nick siente por ti en todos los aspectos, el único problema es que no puedes convertirte en una ninfómana, debe haber algo más que lo despeje–
–Tienes razón, no es que me moleste estar con Nick, pero todos nos cansamos en algún momento– las dos nos vimos fijamente pero inmediatamente soltamos una carcajada –sí, claro, yo no me canso con Joe– dijo ella entre risas –Bueno pero hay cosas que no podemos resistir, si fuera por Nick no pararíamos en días– mientras me reía volteé a verlo y me sorprendí al no encontrar a ninguno, rápidamente lancé una mirada de sondeo para conseguirlos y nada –¿los muchachos salieron?– pregunté imaginando que no lo había notado, tal vez había estado distraída –no lo sé, hace un par de minutos estaban aquí, es posible que necesiten estar a solas un rato– agité ligeramente mi cabeza la recordar la imagen de una tarde de chicos que había tenido “Necesitan hablar” le aseguré a mi subconsciente para evitar cualquier ataque de nervios o celos –voy a llamar a Patricia, voy a almorzar con ella, no he desayunado pero a esta hora no conseguiré quien me prepare un desayuno ¿quieres venir?– dije mientras me ponía de pie –no tranquila, vayan ustedes, necesitan tiempo de hermanas, además tengo un par de cosas que hacer antes de que llegue Joe– las dos sonreímos al notar el doble sentido de la frase, le escribí un texto a Nick mientras tomaba el ascensor “iré a almorzar con mi hermana, tómate un tiempo a solas, se que deseas hacerlo, te quiero” había planeado con Patricia encontraros en un restaurante italiano a dos calles de mi posición actual por lo que podría irme caminando, Nick no respondió mi mensaje, tal vez no lo había leído, comencé a despejar mi mente con las personas que tenia a mi alrededor, todos parecían mundos diferentes, personas blancas, personas oscuras, amantes de la moda y otros que debían ir tras las rejas al combinar prendas incombinables, en varias ocasiones varios chicos me dedicaban miradas de invitación, esas que te suben el ego femenino, pero en este momento no tenía ganas de que otro que no fuera Nick me viera, incluso me irritaba el descaro que empleaban “Grotesco” era lo que pensaba al verlos, de repente sentí como el inicio de una de mis piernas me dolía, era más una incomodidad, tal vez era ocasionado por los zapatos que no había usado más de dos veces, o por la caminata a la que no estaba acostumbrada, la teoría de los zapatos era muy poco probable, la mayoría de mis zapatos habían sido utilizados unas tres veces, me vi obligada a detenerme cuando sentí como una punzada llena de dolor se acentuaba en mi vientre, sentí como dos manos me tomaban del brazo y de esa forma entendí que el dolor estaba amenazando con lanzar mi cuerpo al suelo –¿se encuentra bien señorita?– me preguntó el desconocido que me auxiliaba –creo que si– dije mientras el dolor desaparecía poco a poco –muchas gracias– le dije al señor mientras retomaba mi camino, estaba sorprendida de lo que había sucedido, tal vez estaba entrando en mis días y el cuerpo me cobraba con creces el retraso de casi tres meses que había tenido, realmente dos porque esta era el tercero, la cabeza me estaba dando vueltas y sentía nauseas, el olor a humo de los coches me asfixiaba, necesitaba llegar urgentemente con mi hermana, las piernas me pesaban y por primera vez odiaba la idea de traer conmigo una cartera, liberé dos botones de mi blusa al sentirme asfixiada, gotas de sudor frio corrían por mi frente y mejillas, yo no era una persona que sudara con facilidad “Vomito” dije horrorizada al abalanzarme sobre un recipiente de basura publica para liberar un poco de mis nauseas, al estar frente al restaurante noté que mi hermana estaba entrando, intenté soltar un grito con su nombre pero solo salió un gemido, estaba ahogada, el segundo intento fue fallido pero cuando estaba preparada para el tercero la punzada de mi vientre apareció nuevamente con el doble de intensidad, sin otra opción me dejé caer en el pavimento de la entrada del restaurante, no podía gritar, no podía hablar, solo escucha los comentarios de los mesoneros del local que me auxiliaban “debe ser una indigente” dijo el más joven del grupo mientras yo no hacía más que aguantar el dolor en mi vientre “!Cállate idiota! Obvio es una clienta, con el costo de ese bolso compras el coche que tanto deseas” dijo otro con tono desesperado, por un momento creí que me desvalijarían, pero no me importaba solo quería calmar el dolor intenso que sentía, ya estaba en la etapa en que todo mi cuerpo se retorcía quería que todo acabara – ¡Oh, por dios! ¡Es mi hermana!– escuché gritar a Patricia desesperada, un hombre me tomó en sus brazos y me introdujo en el coche de mi hermana – ¡Apúrense!– grité de manera delirante mientras apretaba con todas mis fuerzas una de las manos de mi hermana – ¡llévanos a una clínica!– le ordenó Patricia al chofer, escuchaba susurros de mi hermana que imaginaba hacían el intento de tranquilizarme, pero el dolor era tan intenso que no pasaban de ser simples susurros, sentía como si mis dolores se hubieran alargado a cada centímetro de mi cuerpo, hasta el cabello me dolía –¡Hagan que pare!– le grité a la enfermera mientras me depositaban en la camilla, de repente sentí como cada parte de mi cuerpo se dormía, no sentía mis piernas, ni mis brazos, la cabeza se relajaba y todo mi cuerpo era liberado de ese dolor, hasta que en un momento que no determiné perdí el conocimiento.
Poco a poco comencé a escuchar susurros vagantes que se iban estructurando en mi cerebro, estaba pasando el efecto de lo que suponía era un tranquilizante, mi cuerpo se lleno de temor al imaginar que volvería a sentir todo el dolor, pero me sorprendí al verme librada de las punzadas –no podemos tomar una decisión sin que ella este consiente– dijo una voz que no reconocía –si ella no acepta, podría…. – nuevamente había vuelto a perder el conocimiento, en mi segundo despertar todo había cambiado, en lo que suponía era la habitación no parecía haber un alma, pero noté que me había equivocado al sentir el peso de algo sobre mis piernas, poco a poco abrí los ojos para encontrarme con la cabeza de Nick apoyada de mis piernas, sus brazos las abrazaban mientras sus ojos estaban cerrados, la otra mitad de su cuerpo estaba apoyada de una pequeña silla evidentemente incomoda, me tomé el tiempo para admirar la tranquilidad que le daban sus sueños, su respiración tenía ese ritmo particular que me encantaba y sus gestos estaban relajados, luego de unos cuarenta minutos empezó a abrir los ojos relajadamente, le dediqué una sonrisa de bienvenida mientras él me respondía de la misma forma, dejándome sin aliento por un segundo, no pronunciamos palabra alguna, solo nos dedicamos a observarnos, a decirnos con la mirada todo lo que sentíamos, el amor que nos teníamos, la preocupación de momentos atrás, estábamos paseando por todas nuestras experiencias juntos, Brasil, La finca, la oficina –te amo– dijo luego de varios minutos rompiendo el silencio –yo también te amo– le respondí, inmediatamente Nick se levantó para dirigir su cuerpo hacia mí, sus largas y gruesas manos cubrieron mis delicadas mejillas y sus labios suavemente se pegaron a los míos de una manera cálida y comprensiva, era como si hubiéramos superado algo, o esperábamos superarlo, su lengua me exploró ligeramente y luego se detuvo en un gesto que parecía estar en contra de su voluntad, sin borrar de sus rostro una sonrisa pegó nuestras frentes –debes descansar, mañana será un día muy largo para ti– besó de manera suave mis labios y luego se separo – ¿me darás un espacio?– preguntó con cierta diversión tatuada en su rostro –duerme en el sofá– respondí con gracia mientras arrimaba mi cuerpo a un lado, sorprendentemente el imponente cuerpo de Nick se acomodó a mi lado en la angosta cama de clínica, su brazo rodeo mis hombros mientras que su mano libre tomaba el control del televisor, giré suavemente mi cuerpo para abrazar el suyo, enredé mi manos en su abdomen mientras apoyaba mi cabeza de su pecho para hundirme nuevamente en su fragancia, como consecuencia volvía a dormirme, mientras que en mi cabeza resonaba con eco la última frase que Nick me había dicho “mañana será un día muy largo para ti” ¿a qué se refería?, lentamente fui dejándome llevar hasta que me hundí en su hermosa respiración.

Fin del tercer tomo de la novela.