ayy gracias chicas!!! me dan muchos alientos gracias!!
que dios las bendiga!! ya subo capitulo
99 CAPITULO:
Arrastré mis pies sobre el cemento de la acera, obligándolos a ir más rápido de lo normal, luchando por eliminar todos aquellos remolinos de pensamientos y frases inconclusas que repentinamente se habían formado en mi cabeza. Llegué hasta la parada del autobús, esta vez el incómodo trasporte se tardó un poco más en aparecer; sin embargo eso no me trajo ningún inconveniente para la hora de llegada a mi instituto.
Esta vez llegué temprano, y pude ver cuando Nick aparcaba el auto en el lugar en el que siempre lo hacía. Lola venía con él.
Algo se removió dentro de mí. Le hice una mueca a lo que sea que haya sido y seguí caminando hasta la entrada del instituto. Un día largo me esperaba.
Era raro. Dormir pensando en él ya no era mi costumbre; pero ahora los recuerdos se venían a mi mente por si solos. Justo al cerrar los ojos la imagen de Joe viajaba a través de mi cabeza. Su cabello, su sonrisa –que ahora había desaparecido-, sus bellos ojos miel, sus amplias y fuertes manos… era como una tortura, porque empezaba a extrañarlo. Aun con todas aquellas proyecciones de su figura en mi cabeza, dejé que la inconsciencia me arrastrara en un profundo sueño.
A la mañana siguiente, pude despertar por mi misma; era una buena hora y mi último día en aquel horroroso instituto que siempre había odiado. Me bañé y vestí y salí lista para tomar el autobús. No iba a negarlo, una parte de mí estaba completamente emocionada mientras que otra se encontraba ahogada en la melancolía.
Este día fue diferente, quizá por ser el último los profesores se comportaron amigablemente, todos, sin excepción de ninguno. Todos los alumnos de último grado hacían fila para recoger la toga de graduación, típico. Me formé detrás de Leslie Massen y comencé a entablar conversación con ella.
TU: Esto es tedioso-farfullé.
LESLIE: De hecho-coincidió.- Pero al menos, es la última vez que lo haremos.
TU: Sí-suspiré.
Leslie ladeó su cabeza y me miró con sus grandes ojos marrones, emocionada.
LESLIE: Supongo que Joe vendrá a tu graduación y tú irás a la suya, ¿no?-preguntó.
TU: Eemm…-agaché la mirada y me dediqué a observar atentamente el papel que tenía en las manos-No.
LESLIE: ¿Por qué no? ¿Es el mismo día?-inquirió, aun inocente.
TU: No lo sé.
LESLIE: ¿Entonces?
TU: ¿Nadie te lo ha contado ya?-levanté la mirada y la mantuve fija en sus coloreados ojos-Joseph y yo terminamos-dije y entonces pude sentir algo que muy dentro me dolió.
Los ojos de Leslie se abrieron de par en par y su cara se quedó contraída por la sorpresa.
LESLIE: ¿Hace cuánto? ¿Por qué no me lo habías dicho? ¡Por Dios! ¿Tú estás bien?
Hice un esfuerzo enorme, por ignorar aquello que sentía y por contestar a cada una de las preguntas de Les. Tomé una gran bocanada de aire y comencé a hablar, la voz resultó ser más débil de lo que jamás me hubiera imaginado.
TU: Hace como cuatro o cinco días, disculpa que no te lo haya dicho pero sólo Nick y Lola lo sabían y no quería divulgarlo. Yo estoy… bien.-Sólo la última parte, era mentira.
LESLIE: ¿Segura?-enarcó una ceja.
*
CHARLIE: ¡Les! Vas tú-avisó Charlie que era el turno de ella.
Leslie se giró y agradecí en mi fuero interno la interrupción oportuna de Charlie. En cuanto fue mi turno de recoger la toga lo hice rápidamente y salí despavorida de aquel lugar.
No quería la lástima ni la compasión de nadie. Mucho menos de mis amigos.
Afortunadamente llegué a casa, donde nadie me haría interrogatorios ni me refutaría cuando dijera que me encontraba bien.
ALEX: ¡Prima!-me saludó Alex.
TU: ¡Wow! ¿A dónde vas tan guapo?-pregunté, deslumbrada por la vestimenta que llevaba puesta. Una camisa de manga larga en tono azul acero, abotonada y planchada y unos pantalones negros.
ALEX: Tengo una… cita-sus mejillas se enrojecieron repentinamente.
No pude evitar soltar un alarido de alegría.
TU: ¿Raquel?-pregunté, aunque era más que obvio.
Asintió sólo una vez.
ALEX: No quiero llegar tarde así que, te veo al rato prima-tomó su chaqueta y se despidió de mí con un beso en la mejilla.
TU: Que te diviertas-dije justo antes de que saliera por la puerta.
Me dirigí a la cocina y abrí el refrigerador; fruncí el ceño, Alex si que había arrasado con toda la despensa y aun así mantenía un cuerpo delgado.
Fui a la alacena rogando que aunque sea hubiera dejado en paz el paquete de galletas de chocolate que estaba guardado al fondo. Me alegré al ver la caja con cuatro empaques aun, sanos y salvos. Abrí uno y comí de las deliciosas galletas, me serví un vaso de leche para acompañarlas.
Luego de unas cuantas horas, cuando el reloj marcaba diez para las siete; el timbre sonó. Caminé rápido hasta la puerta y cuando la abrí la sonrisa en mi rostro apareció por sí sola.
TU: ¡Kevin! ¡Andrea!-me aventé a los brazos de ésta última y las dos nos unimos en una abrazo.
KEVIN/ANDREA: ¡_____!
TU: ¡Hace tanto tiempo que no sabía nada de ti!-le dije-Con eso de que ya eres una señorita comprometida-me separé y ambas reímos-. Te extrañé, tonta-musité.
ANDREA: ¡Yo también! Y disculpa que haya desaparecido pero…
KEVIN: Ejém…-Kevin se aclaró la garganta haciéndose notar.
TU: ¡Kevin!-lo abracé acomodando mi cabeza en el hueco de su hombro y cuello-. Perdón-dije-. También te extrañé.
KEVIN: También yo, enana-sonrió y nos separamos.
TU: No me digas enana-rezongué-. Soy sólo unos cuantos centímetros más baja que tú, no hay mucha diferencia.
Él rió.
KEVIN: Sí, pero mientras seas más baja que yo seguiré diciéndote enana-bromeó.
Reí y sacudí la cabeza, no iba a ganarle a Kevin jamás.
TU: Bueno, y ¿qué los trae por aquí? ¿Se acordaron de que tenían una amiga abandonada?-bromeé.
KEVIN: Sí, bueno, sentimos eso-dijo Kevin.
ANDREA: Pero queremos pedirte un favor-continuó Andrea.
TU: ¿Un favor? Claro, díganme.
ANDREA: ¿Serías mi dama de honor?-pidió Andrea con los ojos color miel llenos de anhelo.
TU: ¿Tu dama de honor? ¡¿Me lo pides a sólo semana y media de tu boda?!-me quedé atónita.
KEVIN: Ah, bueno, por el tiempo no te preocupes-interrumpió Kevin-. Aplazamos la boda. Será dentro de un mes-anunció.
Abrí los ojos como platos por la sorpresa.
TU: ¿Por qué?-inquirí.
ANDREA: Bueno, queremos que esté toda la familia presente-dijo Andrea.
Hice ademán de desconcierto. ¿A quién esperarían? Según sabía yo, las familias de ambos estarían el día de su boda.
KEVIN: La aplazamos por Joe-aclaró Kevin, sin embargo mi entrecejo se arrugó, aun sin entender.
TU: ¿Joseph?-musité, confundida de pies a cabeza.
KEVIN: Joe se fue de la ciudad-musitó Kevin, como quien no quiere la cosa.
Las palabras me tomaron desprevenida y se me clavaron como aguijones en el corazón. Me dolía mucho más de lo que podría describir, mucho más de lo que podía soportar. Miré hacía la casa de enfrente con una incredulidad que repentinamente se transformó en horror.
*
TU: Pero… pero…-murmuré-¿Cuándo? Yo lo vi el lunes y… y…
KEVIN: Partió hoy en la mañana-anunció su hermano.
Todo el cuerpo se me paralizó, hasta el corazón dejó de latir durante un largo segundo que sentí que me moría.
TU: ¿A dónde fue?-interrogué, aun mirando incrédula hacía la casa que tenía delante de mí.
KEVIN: Eemm…-Kevin y Andrea intercambiaron una mirada significativa y luego él volvió a hablar-_____, no… no podemos mentirte, mira… Joe nos dijo que no le dijéramos a nadie a dónde había ido…
TU: ¿Qué?-posé mi mirada en el apesadumbrado rostro de Kevin-. ¿Ni siquiera a mí?
Guardó silencio durante medio segundo, como no queriendo decir lo que iba a decir.
KEVIN: En especial a ti…-susurró.
Pude jurar que oí el estruendo de algo que se había roto. Entonces me di cuenta de que lo que había estallado se encontraba debajo de mi pecho, cerca de mis costillas.
TU: Pero…-la voz comenzó a temblarme al igual que los labios.
Andrea dio un paso hacía adelante y me abrigó en sus brazos, pero yo me quedé inmóvil, luchando por contener las lágrimas que rogaban por libertad.
ANDREA: Escucha… vamos a dejarte que pienses un poco ¿sí?-me susurraba Andrea mientras me acariciaba el cabello con una mano-. Llámame si te sientes mal, o si necesitas a alguien.
Retiró su abrazó pero seguí inmóvil, aturdida por la noticia que acababa de saber.
KEVIN: ¿Estás bien, pequeña?-inquirió Kevin, con pena en sus facciones.
Asentí, obligando a todas las pesadas gotas cristalinas a regresar por el mismo camino y cerrándoles la salida.
TU: ¿Por qué se fue?-no me aguanté las ganas de preguntarlo.
KEVIN: A buscar un trabajo, ahora que salió de la Universidad quiere… independizarse.
TU: ¿Volverá?-inquirí.
KEVIN: No… lo sabemos-admitió Kevin-. Pero esperemos que sí.
Se despidieron y los vi alejarse hacía la casa de Kevin, con un arrepentimiento pintado en las facciones de ambos.
Cerré la puerta y corrí escaleras arriba. Las lágrimas brotaron a borbotones de mis ojos sin permiso alguno. Me dolía, me dolía. Me aventé a la cama y abracé la almohada escondiendo la cara en ella, tratando estúpidamente hacer parar el llanto que salía sin piedad. Sentía debajo de mis costillas un cruel estrujamiento y tironeo en todas direcciones de mi frágil órgano. Aquel que había latido alguna vez y ahora se encontraba roto. Sí, tenía el corazón roto. ¡Pero qué estúpida había sido! Joseph me odiaba; le había hecho daño y por supuesto, ahora entendía porqué había dejado de quererme. A final de cuentas, Nick y Lola habían tenido razón siempre.
Pero ahora lo había comprendido demasiado tarde, Joseph había partido y me había privado de su destino. Las lágrimas salieron con más intensidad empapando la almohada de mi cama; era todo tan obvio, me había dejado, ya no me quería, se había ido y no quería que yo supiera a dónde… él en realidad me odiaba.
No comí y no salí de mi habitación en el resto del día. Mis ojos ardían tanto y podía sentir el enrojecimiento de éstos, pero la inconsciencia era la única manera que conocía para evitar pensar en el dolor, antes de que este se volviera insoportable.
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