CAPITULO LAAAARRRGGGGOOOO...................
101 CAPITULO:
Me levanté despacio y me quedé mirando a Nick a través de los dos escasos dos metros y medio de distancia que había entre nosotros.
TU: Hola-dije, tímida.
NICK: Hola-contestó. Conocía esa mirada en Nick, aquel par de ojos pardos que expresaban confusión y miedo a lo desconocido.
Me armé de valor y caminé la distancia entre nosotros hasta llegar a él, este momento era bastante incómodo y la verdad es que no tenía ganas de protagonizarlo; tan sólo quería a mi mejor amigo.
TU: Quiero hablar contigo-musité.
NICK: Sí, oí que se lo dijiste a Frankie-dijo-. Pasa.
Abrió la puerta de su habitación y el azul provino de todos lados, Nick amaba ese color. Una guitarra se recargaba en una de las esquinas de su cama y había un montón de papeles arriba de aquel lecho; junto a su almohada estaba aquel oso teddy que Nick había conservado desde pequeño.
El sonido de la puerta al cerrarse atrajo mi atención de nuevo al rostro de él.
NICK:¿Qué te hizo?-preguntó.
Su rostro seguía igual, con la misma mirada que hace unos momentos. Y aunque su pregunta fue un poco confusa, la entendí a la primera.
TU: Nada. Él no ha hecho nada-susurré.
NICK: ¿Entonces?
TU: Sólo… sólo quiero recuperar mi vida, Nick… y tú formas parte de ella… Te extraño-dije con el corazón en la mano.
Los ojos de Nick me miraron confusos, despiertos; mi respuesta no era la que esperaba.
NICK: ¿Qué?-preguntó, medio atolondrado.
TU: Que quiero a mi mejor amigo de vuelta-dije, fuerte y claro.
NICK: ______...
TU: Escucha, Nick-le interrumpí-. Sé que he estado equivocada y que puedo llegar a ser la persona más apática si me lo propongo; pero tenías razón. Soy terca, y no quería reconocerlo por… orgullo-bajé la cabeza-. Quiero a Joseph, lo extraño-una lágrima cayó de mis ojos quebrándome la voz-aunque ya sea tarde.
NICK: ¿Tarde?-inquirió-¿Tarde para qué?-de pronto el entusiasmo saltó a su voz-______ podemos ir con Joe y decirle que…
TU: No-volví a interrumpir-. No podemos. Joseph se ha ido-musité y otra lágrima más pesada y llena de dolor recorrió mi mejilla en una rápida carrera.
NICK: ¿Se fue? ¿A dónde fue?-su voz ya no era tan alegre como lo había sido hace sólo unos segundos.
TU: No, no lo sé-se me quebró la voz-Y él no quiere que yo me entere-dije, con todo el dolor que ya no fui capaz de esconder.
Por supuesto que me dolía aquello, me había ganado el odio de un hombre que una vez me amó, pero lo tenía bien merecido. Sabía que le había hecho daño, y por eso, ni yo misma me perdonaba. Un sollozo ahogado salió de mi pecho.
Nick me miró horrorizado, claro, la historia volvía a repetirse. Bueno, la historia no, pero el final era muy parecido. El dolor era casi el mismo, pero esta vez era más intenso.
NICK: Oh Dios…-Nick corrió hacía mí y me abrigó en sus brazos.
Y allí estaba yo, llorando sobre el hombro en el que siempre habían caído mis lágrimas; abrigándome en los brazos en los que había buscado refugio desde pequeña; llenando mi nariz con el delicioso aroma del cabello de mi mejor amigo; todo eso había vuelto ahora.
TU: Nick, perdóname-supliqué-. No puedo perderte a ti también-lo aferré más a mí.
NICK: No me estás perdiendo, _____. Y no me perderás, nunca. Pero…
TU: Sé lo que tengo que hacer, Nick-me separé de él, me limpié las lágrimas y le miré.
NICK: Sé que sabes, la verdadera pregunta es si puedes hacerlo.
TU: Quiero mi vida como estaba, Nick; cuando él no se encontraba-musité.
Me atrajo de nuevo y me aferró contra su pecho.
NICK: Todo va a salir bien, _____-mientras me acariciaba el cabello.
TU: ¿Me lo prometes?-farfullé.
NICK: Ya lo verás…-musitó.
Aquella hermosa armonía que había encontrado desapareció por un segundo al sonido repiqueteante de mi celular.
Tomé el teléfono entre mis manos y miré el nombre. Nick también se percató de el.
TU: Tengo que irme, Nick-dije, con un nuevo y repentino temblor en la voz.
NICK: ______...
TU: Tengo que terminar con esto, ahora.
Me sonrió para darme ánimos pero aquel ánimo no llegó a los ojos, puesto que en ellos había preocupación. Me besó la frente con ternura.
NICK: Ve, sé que puedes-murmuró.
Le sonreí desganada y salí de su habitación, sentía la sensación de que todo iba teniendo cabida en su lugar nuevamente; mi mejor amigo era de nuevo mi mejor amigo; y ahora, como si lo hubiese invocado, Dan me esperaba en el parque cercano a casa y allí era donde yo tenía que sacarme valor y terminar con lo que no empezó.
Mis pasos eran fuertes, decididos y pisaban con vigor el cemento de la acera. Él me esperaba a unos cuantos minutos más y ahora podía desear que nunca volviera a hacerlo.
El fiero anhelo de que mi vida volviese a su lugar me daba el valor que un día antes no tenía; la insondable culpabilidad me daba ánimos para decirle que se alejara.
Llegué, no sabía cuántos minutos habían trascurrido, sin embargo me parecieron pocos a diferencia del viaje de ida. Lo visualicé a lo lejos, su delgada figura se encontraba reposando en una banca; cuando me acerqué más pude notar que vestía diferente. Llevaba las ropas más limpias y finas que jamás le había visto, me pregunté si venía de alguna fiesta o reunión importante.
Me acerqué y al mirarme me sonrió. Aquellas comisuras elevadas y las líneas a lado de sus gruesos labios quisieron descomponer mi equilibrio. Pero me restauré de inmediato.
DAN: Hola-su voz resonó en mi cabeza con un eco molesto.
TU: Hola-dije.
DAN: Siéntate-se levantó y me indicó con una mano que tomara asiento, luego de que lo hice, él se sentó de nuevo.
DAN: ______, hay algo muy importante que quiero decirte-su labio inferior temblaba levemente.
Esperó a que contestara algo pero yo no moví la boca ni para decir mu. Él prosiguió.
DAN: Yo… te quiero, ______.
Sus palabras me tomaron por sorpresa, ¿me quería? ¿Cómo que me quería? ¿En qué sentido? Mis ojos se abrieron inevitablemente y todos los órganos vitales dentro de mí se pasmaron.
TU: ¿Qué?-pregunté, aturdida.
DAN: Que te quiero-me miró-. Sé que en el pasado fui un idio’ta que te lastimó mucho y me arrepiento de veras; perdón por hacerte sufrir, mil disculpas te pido. No me había dado cuenta de que yo también me había enamorado de ti.
TU: Sunny…-murmuré.
DAN: Sunny fue sólo un deslumbramiento, de quien me enamoré fue de ti.
TU: Dan, es que no…-farfullé pero él me interrumpió.
DAN: Si es por que a Nick o a Lola no les agrado, vámonos.
TU: ¿Qué?-él estaba perdiendo definitivamente la cabeza, y si no me reponía la mía también podía fallar.
DAN: Sí, vámonos a otro lugar, en donde nadie nos juzgue o nos diga qué tenemos que hacer y qué no. Yo te quiero y quiero estar contigo.
TU: ¿Qué?-mi tono de incredulidad era casi amargo, pero luego comencé a hablar lentamente-. Dan, esperé tantos años a que dijeras algo, ¡¿y se te ocurre decirlo ahora?! Quise estar contigo, ser yo tu única compañera; siempre estuve allí, día tras día, noche tras noche pero tú nunca me viste.
DAN: Pero todavía…
TU: No, Dan-le interrumpí-. Ya no. Yo ya… ya no te quiero, no de esa forma.
DAN: Pero, _____...
TU: ¡Dan entiende!-bufé, sintiendo las lágrimas al borde de las comisuras de mis ojos-. ¡Yo amo a alguien más!
Su rostro se descompuso, sus facciones ya no dibujaban expresiones nerviosas ni tensas, ahora pintaban una máscara triste y las comisuras de sus labios tiraban hacía abajo su boca.
Hubo un silencio, incómodo y lleno de aire tenso.
DAN: ¿Y… él te ama?-preguntó, volviendo a bajar la mirada.
Hubo un silencio, incómodo y lleno de aire tenso.
DAN: ¿Y… él te ama?-preguntó, volviendo a bajar la mirada.
No dije nada, me llevé una mano al pecho para intentar detener el dolor que se empezaba a acumular allí; y mis dedos sintieron algo frío y fino que colgaba de mi cuello. Sujeté entre las yemas de estos aquel pequeño dije metálico en forma de llave que nunca me había desprendido y los recuerdos hicieron aparición en mi mente de pronto. “Esto demuestra que solo tú tienes el acceso a mi corazón... La tienes… por siempre y para siempre” la voz de aquel ser al que yo amaba resonó en mi cabeza con aquella melodía dulce que destilaba el tilde de su voz. Y todo el cuerpo se me estremeció.
Miré a Dan, que aun esperaba mi respuesta.
TU: Me lo prometió…-murmuré, casi en un hilo de voz.
Quería reírme de mí misma en ese momento, ¿cómo esperaba que Joe aun me amara? Después de haberle lastimado, eso sí que era una locura. Pero allí, dentro, muy dentro de mí, existía la esperanza de que él aun sintiera algo por mí. Una lágrima cayó de mis ojos.
TU: Lo siento-musité.
Él negó con la cabeza.
DAN: No tienes que disculparte por… querer a alguien más, ______. Yo soy el que tiene que disculparse aquí; sé que tuve mi oportunidad antes y que no la aproveche…-rió, dolido-qué idio’ta ¿no?-miró hacía adelante, frunciendo el ceño-. Igual, me dio gusto verte-musitó.
Sus palabras tenían otro significado, algo que me sorprendió deducir demasiado rápido.
TU:¿Te irás?-pregunté.
Entonces me miró, sus oscuros ojos cafés brillaban con indicios de llanto. A pesar de que podía comportarse como un patán, era tan sensible como un niño de seis años. Algo dentro de mí se removió. Culpa.
DAN: No tengo a qué quedarme. La verdad es que vine sólo por ti… aunque demasiado tarde-hizo un mohín-. Regresaré con mis papás, seguro que quieren que termine la universidad.
TU: Tienes veinte años, Dan. No creo que te atrases tanto.
Soltó una delicada risita.
DAN: Qué ánimos me das, gracias.
Le sonreí, sintiendo como la piel se expandía en la marca que había dejado aquella lágrima que rodó sobre mi mejilla.
DAN: Cuídate mucho, ¿sí?-se acercó y me dio un beso en la mejilla. Por vez primera pude sentir aquellos gruesos labios carmín sobre mí. Esperé por alguna mariposa en mi estómago, pero entonces comprendí que se había acabado todo al sentir solamente el roce de su boca contra mi piel y nada más.
TU: Igualmente-murmuré.
Se levantó de la banca y me miró por última vez.
DAN: El hombre a quien tú amas es muy afortunado-sonrió-. Adiós, _____.
Y comenzó a caminar con las manos en los bolsillos del pantalón y un poco encorvado y luego simplemente se alejó.
Me quedé sobre la banca, sintiendo el aire rozar mi piel y mover mi flequillo; por un segundo me regaló tranquilidad, pero luego pensé en las últimas palabras que él había pronunciado. El hombre a quien tú amas es muy afortunado. Y entonces el aire se volvió agobiante, intoxicador. Joseph, Joseph, Joseph… ¿a dónde había volado mi ángel? El dolor en el pecho se expandió, abriendo una brecha que se consumía todo dentro de mí. Me llevé ambas manos al pecho y cerré los ojos, toqué de nuevo con los dedos aquella llave que pendía de mi cuello.
TU: Me lo prometiste, Joseph-mascullé, hablando entre dientes por el dolor.
Me quedé un rato allí, con las manos sobre el pecho y los ojos cerrados; esperando torpemente que el dolor desapareciera, o si no, que al menos disminuyera.
LOLA: ¿_____?
Abrí los ojos de golpe ante la voz femenina tan conocida para mí. Lola me miraba preocupada y extrañada; casi con la misma mirada que Nick me había regalado hace unas horas.
LOLA: ¿Estás bien?-preguntó, se acercó más y se sentó a mi lado.
TU: ¿Tú… tú… tú no me… odias?-inquirí, con mi voz temblorosa y evadiendo su pregunta anterior; porque a fin de cuentas la respuesta era muy obvia.
LOLA: ¿Odiarte? ¿Estás loca? ______, cómo podría odiarte, eres mi mejor amiga-sus delgados y rosados labios tiraron una comisura hacía arriba.
TU: Yo pensé que…
LOLA: …Te odiaba por lo que había ocurrido con Dan-me completó.
TU: Algo así-torcí el gesto.
LOLA: No seas tonta. Odié que te relacionaras de nuevo con ese idio’ta, pero nunca te odié a ti.
Le sonreí.
TU: Gracias. De igual manera, ya todo terminó-dije.
LOLA: ¿A qué te refieres?
TU: Dan me dijo que… me quería-musité y sus ojos se abrieron de par en par, pero antes de que pudiera farfullar algo continué-. Pero, lo cierto es… que yo sigo amando a Joseph-otra lágrima que no sé supe de donde provino me recorrió la mejilla-. Y Dan lo ha… entendido.
LOLA: Déjame ver si entendí. ¿Dan se te declaró pero le dijiste no porque todavía quieres a Joe?
Asentí un par de veces nada más.
LOLA: ¿Enserio?-su voz tomó un matiz de entusiasmo repentino, como el de Nick. A veces ellos eran tan iguales.
TU: Sí, Lola pero esta vez yo no sé qué hacer.
LOLA: Pues, lo primero es hacerle saber a Joe que lo sigues amando-en sus verdes ojos refulgía la esperanza que a mí me había abandonado.
TU: No sé cómo hacerlo-admití.
LOLA: ¿Por qué no? Por favor, ______. ¡El chico vive enfrente de tu casa! Como si no pudieras ir y…
TU: Él ya no vive allí-gemí interrumpiéndola y Lola paró de hablar.
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CHICAS PERDON POR NO HABER COMENTADO DESDE HACE RATO PERO ESQUE HE ESTADO REOCUPADA CON LOS PREPARATIVOS DE MIS 15
MAÑANA SUBO!!