De la escritora de EL DIARIO: "SECRETOS" [Drama-Romantico]

CAP. 58 REPROCHES

Había estado sumergida en los brazos de Joe aspirando su aroma mientras pegaba mi cara a su pecho, no supe en que momento la llave abierta que ahora eran mis ojos habia parado, quizás me habia quedado seca de tanto llorar.

-Arruine tu camisa-le dije separándome un poco para verlo a los ojos.
-No importa-sonrio débilmente mientras sus labios estaban a centímetros de los mios.

Yo no podía parar de ver sus carnosos labios ligeramente curvados por su sonrisa, mis ojos estaba hipnotizados entre ellos y sus ojos acuosos por algunas lagrimas acumuladas. Tenia unas ganas inmensas de besarlo, de sentir como su boca tocaba la mia y me hacia girar la cabeza con un simple beso en los labios.

-¿Qué voy a hacer sin mi hijo, Joe?-dije sintiendo como el remordimiento me carcomía por dentro, como podía pensar en besar a Joseph cuando nuestro hijo estaba a punto de morir.
-Tienes que ser fuerte y tener fe, puede ocurrir un milagro-dijo convenciéndose más a el que a mi.
-Eso no va a pasar-respondí en un tono que parecía más frio de lo que pensé.

Yo estaba molesta, molesta con la vida, con el destino, con el tal “maktub” o lo que fuera que me estuviera arrebatando a mi hijo, a ese pedacito de Joe que yo habia llevado en mi vientre por nueve meses. Durante todo ese tiempo ese bebe fue lo único que me mantuvo en pie, la ilusión de tenerlo en brazos y saber que una parte de Joe estaba en él me reconfortaba, antes de que apareciera de nuevo en mi vida siempre creí que al ver a mi bebé de cierta forma veria a Joe de nuevo. Y ahora me quedaría sin el y sin Joe porque ahora era más que obvio que él y yo jamas podríamos estar juntos ni aunque yo lograra levantar las empresas de mi padre, lo sacara de la quiebra y después me divorciara de Nicholas, jamás seria capaz de iniciar una relación con el hermano de mi esposo; y aunque a mi no me importaba el que dirán sabia que Joe no me perdonaría cuando yo le dijera la verdad sobre el bebé, además que podía ver en sus ojos cierto aire de reproche por haberme casado con sus propio hermano.

Algo era seguro, si mi hijo moría yo me moría con él pues en cierta forma también perdería lo único de Joe que me quedaba y mi vida sin el no tenia sentido.

-No puedes ser tan pesimista, hasta yo que soy un hombre de ciencia y debería ser objetivo tengo un poco de fe en la voluntad de Dios-
-Tu no entiendes-dije saliendo de mis pensamientos depresivos-Yo tuve un sueño-susurre consiente de lo estúpido que sonaba eso porque, ¿Quién confía en sus sueños?.
-¿Qué clase de sueño?-
-Soñe con Charlie-subi un poco mi mirada para observar directamente sus ojos mientras seguíamos abrazados.
-Bueno, a veces yo también sueño con él. Lo extraño-
-No me entiendes, en este sueño el me mostro a mi bebé y me dijo que no íbamos a poder estar juntos, que uno de los dos tenia que morir para que el otro viviera-pude sentir como su cuerpo se puso tenso-Se que suena absurdo pero él me dijo que si yo despertaba del infarto era porque mi bebé era el que tenia que morir y de pronto me dices que no hay posibilidad de que se salve, ¿Cómo puedo interpretar eso?-

Nuevamente recordé las palabras de Charlie: “Joe tiene derecho a llorar la muerte de su hijo”, una punzada ataco mi estomago de imaginar la reacción de Joe al enterarse de que pretendía ocultarle la existencia de su hijo, que pretendía darle otro padre y ese padre era su hermano al que también en consecuencia había engañado haciéndolo creer que el niño era suyo. ¡Por dios!, ¿en que clase de persona sin consciencia y escrúpulos me había convertido?. Toda esta situación ya habia llegado demasiado lejos, sin darme cuenta llegue a un punto sin retorno y la única manera de que mi consciencia me dejara tranquila era diciendo toda la verdad aunque eso significara que Joe, Nick y toda la familia Jonas me odiara de por vida sin pensar en mi familia, a mi madre prácticamente le daría una embolia solo de saber que me enamore del hermano de Nick y si todo esto se sabia en su circulo social seguro se moría de un infarto.

-No puedes creer que algo que soñaste se vuelva realidad-suspiro-Yo muchas veces soñé que estaría contigo por siempre hasta que fuéramos dos viejitos rodeados de nietos, y ya ves… he aprendido que la vida no es como las películas de Disney la pintan.-

Sus palabras me habían llegado directo al corazón, en todo este tiempo él jamás me había hablado de lo mucho que lo dañe con mi decisión, a pesar de que estábamos juntos casi todo el tiempo siempre hablábamos de otras cosas como si ese “detalle” no existiera; yo no lo había abordado por miedo, me sentía en una zona de confort cuando estaba con el y me aterraba pensar que se alejaría de nuevo si yo le recordaba lo que le había hecho.

-¿Por qué nunca me has reclamado nada?-me separe de sus brazos.
-¿A que te refieres?-
-Que desde que apareciste nunca me has dicho nada sobre mi boda con Nicholas, es como si lo hubieras olvidado-su mirada estaba perdida en la ventana.
-Jamás lo olvidaría pero, ¿Qué caso tiene ya? El que te reclame no cambiaria nada-
-Siempre creí que después de esa noche me odiarías por lo que te hice, por lo que nos hice-aclaré.
-Y lo hice… o al menos eso intente pero para mi es imposible odiarte por más que trate-
-Siento mucho lo que hice, todos los días de mi vida me arrepiento por lo que hice-dije ahora llorando de nuevo.
-No tenias opción, tu me lo dijiste-pude descubrir una pizca de sarcasmo en su frase.
-¡Ja! ¡Ahí esta el reproche!-lo acuse limpiando mis lagrimas.
-¿Y que esperabas?, por supuesto que me duele y me dolerá por siempre. Que no te lo demuestre con odio e indiferencia no significa que no me arda el pecho cada vez que lo recuerdo, cada vez que te veo junto a mi hermano tomando su mano, dándote un beso, presentándose como “su señora” queriendo ser yo el que lo haga y tener que conformarme con el papel del cuñado ante todos.-para cuando me dijo esto ya habia dejando su espacio a mi lado y se alejó de mi como si fuera a dañarlo.
-Tu no tienes idea de como he pagado ese error, esa cobardía de mi parte. Creeme, si tu piensas que yo vivo tranquilamente te equivocas y daría lo que fuera por poder regresar el tiempo-
-Claro, si hubieras sabido antes que yo también era un Jonas todo habría sido más cómodo para ti y hasta para mi porque te tendría a mi lado aunque solo te interesaras por mi dinero-

Sus palabras me helaron; ese hoyo en mi pecho que se había formado con la mala noticia de mi hijo ahora era aumentado al doble en tamaño por las palabras que Joe me decía. Instintivamente lleve mis manos a mi pecho como evitando que se abriera frente a él.

-¿Te sientes bien?, ¿te duele el corazón de nuevo?-pregunto preocupado pero aun podía ver la rabia en sus pupilas.
-Si, me duele el corazón pero no por un infarto-le respondi llorando.
-Bueno, es justo que por una vez sientas lo que yo sentí aquella vez que TÚ-enfatizó-rompiste el mio-
-¡Ya te dije que todos los días de mi vida me arrepiento por eso y si hubiera tenido valor me habría quedado contigo aun que no fueras un Jonas!-
-¡No mientas!, pero claro… ¿Cómo no lo supe desde el principio? Era ilógico que la socialité Alexia Geller heredera del imperio familiar querría formar una familia junto a un pobre medico de clase media con un apellido tan corriente como Hammilton-

Cada una de sus palabras abrían el agujero de mi pecho con más profundidad ardiéndome como quemaduras graves.

-¿En verdad eso piensas de mi?-le dije con el dolor representado por lagrimas.
-Yo no lo pienso, tu lo has demostrado con tus actos. Pero al parecer la vida te dejo caer un balde de agua helada cuando supiste que yo también era un gran heredero, que yo también tenia tanto o más dinero que mi hermano…-
-Cuando esperaba que te desahogaras no creí que serias tan cruel conmigo y tendrías unas ideas tan horribles y equivocadas de mi-
-No son equivocadas-refuto fulminándome con la mirada-¿Qué se siente Alexia, que se siente que te salio el tiro por la culata?
-Vete de aquí-susurre sintiendo mis pulmones sin aire del dolor que me provocaban mis palabras.-¡Que te vayas te digo!-grite muerta de dolor y rabia.
-No me iré, ahora resulta que la ofendida eres tu-dijo con una risa sarcástica.
-¡Vete por tu cuenta o mandaré a que te saquen!-
-Eso lo quiero ver-

Se sentó en un pequeño sillón oliva que estaba en la habitación y subió los pies cruzándolos mientras ponía sus manos en su nuca.

-Si no te vas tú, me iré yo-

Con todas mis fuerzas comencé a arrancar las agujas, cateters y demás aparatos que tenia pegados al cuerpo, como pude me levante de la cama, por un momento sentí un pequeño mareo pero mi enojo y dolor eran mayores así que erguí mi cabeza y camine hacia la puerta.

-¡¿Qué demonios estas haciendo?!-dijo levantándose de golpe del sillón.

No le conteste y atravesé la puerta hacia el pasillo por la hora casi no había gente en los pasillos, de hecho no había nadie que yo pudiera distinguir a mi alrededor.

-¡Alexia!, ¿Qué haces?, ¿Adonde vas?. Aun estas delicada-Oí la voz de Joe a mis espaldas.
-¡Como si te importara!-respondi sin detenerme.

Ni yo sabia hacia donde me dirigía pero podía oír los pasos de Joseph detrás de mi, en ese momento me di cuenta de que yo estaba corriendo por el pasillo del hospital. La vista comenzó a nublárseme y los oídos me zumbaban además que el mareo continuaba pero yo no quería parar.

“¡Genial!, no de nuevo”, pensé antes de sentir mis piernas como gelatina y desplomarme contra el piso inconsciente.

Perspectiva de Joe.

Me sentía como un imbécil al verla inconsciente de nuevo, ¿Por qué tenia que ser tan necia? O mas bien, ¿Por qué yo tenia que ser tan estúpido? Si ya había prometido olvidarme de esa venganza no tenia porque haberle reprochado nada pero todo fue como un impulso al comenzar a hablar ya no me pude contener, fue como si todo el dolor y el coraje volvieran a apoderarse de mi cuerpo y teniéndola ahí, la razón del frio de mi corazón, no puede hacer más que decirle todo lo que había guardado durante este tiempo; aunque solo le dije la parte cruda, no pude llegar a decirle cuanto la había extrañado, las veces que había llorado por ella hasta quedarme dormido. Alexia llegó a mi vida para regenerar mi corazón después de lo que pasó con Cameron pero al mismo tiempo me rompió el corazón aun en pedazos más pequeños de los que la primera lo hizo; con Cameron se trataba de un amor adolescente, un amor de esos que crees que van a durar toda la vida porque aun no se tiene consciencia de que el “Felices para siempre” no existe y la vida siempre te va a traer nuevas pruebas para superar y aunque la amaba, hasta conocer a Alexia supe lo que en realidad significaba un amor maduro, un amor por el que realmente serias capaz de enfrentarme al mismo demonio de ser necesario y hasta cierto punto lo había hecho; una sonrisa llena de sarcasmo apareció en mis labios al recordar ese encuentro solo un mes después de que Alexia se había ido a Italia, ese encuentro que detonó mi idea de venganza.

CAP. 59 CELOS

Habían pasado dos semanas desde que me habían dado de alta del hospital, había podido conocer a mi bebé pero no lo habían dejado salir del mismo conmigo debido a sus problemas de salud, el pobrecito continuaba en la incubadora y no parecía mejorar, yo me pasaba prácticamente todo el día en la clínica cuidándolo aunque solo pudiera verlo a través de una ventana y solo dos veces al día me permitían entrar a observarlo por la pequeña vitrina donde lo mantenían, me aterraba la idea de irme un día y al siguiente regresar y que mi hijo ya no estuviera con vida.

-Señora Jonas, ¿ya fue a comer?-me preguntó una amable enfermera sacándome del transe en el que estaba mientras veía a mi hijo.
-No, no tengo apetito-respondí sin animo.
-Recuerde que usted aun esta en recuperación por la cesaría y su complicación del corazón, no es bueno que se malpase y este tanto tiempo aquí-
-Solo quiero estar junto a él-dije perdiendo mi vista en la ventana de nuevo.
-No se preocupe, Charlie estará bien-sonrió.

Charlie era el nombre de mi hijo, había decido llamarlo así en honor a esa criaturita que hacia un año había iluminado mi vida, Nick estuvo de acuerdo aunque yo se que le habría encantado que el pequeño llevara su nombre, pero era imposible… no podía nombrar al hijo de Joe como su hermano.

Nick también venia todos los días a ver al bebé, antes de ir a la oficina pasaba a dejarme y pasaba una parte de la mañana conmigo y el niño, después se iba y volvía por mi a altas horas de la noche; la verdad a mi no me importaba yo lo único que quería era estar el mayor tiempo posible junto a mi bebé. El que pasaba todo el dia aquí igual que yo era Joseph, después de que salí del hospital casi inmediatamente el comenzó a trabajar ahí como apoyo en pediatría que era su especialidad y era el personalmente quien se encargaba de Charlie, para mi mala suerte tenia que verlo todos los días pero ya estaba aprendiendo a ignorarlo; después de lo que me había dicho el solo verlo me revolvía el hueco en el pecho, el había intentado acercarse a mi y hablarme en miles de ocasiones pero yo simplemente aparentaba que no estaba ahí y lo ignoraba, desde aquella vez no le había dirigido la palabra para nada.

-¿Quiere que le traiga algo de la cafetería?-insistió la mujer de unos 45 años.
-No se preocupe, iré yo-suspiré con resignación, si no iba por mi cuenta esa mujer no pararía de insistir y me sacaría de mis casillas.

Me dirigí a la pequeña cafetería y pedí un sándwich de pollo y una botella de agua, no tenia apetito ni ganas de nada, solo tenia que mantener a mi cuerpo alimentado, lo último que necesitaba era enfermarme de nuevo y no poder venir a ver a mi hijo. Estaba esperando a que trajeran mi orden cuando pude ver a Joseph comiendo con un grupo de médicos en la esquina contraria a donde esta sentada, desvié la mirada inmediatamente y me concentre en mi celular picando cualquier opción del teléfono mientras me hiciera parecer ocupada.

-¿Sándwich de pollo?-oí decir y supuse que era el mesero a entregándome mi orden.
-Si, déjalo ahí gracias-despegué la mirada de mi celular para dedicarle una media sonrisa que inmediatamente se me borró.
-Esto no es una comida completa Ali-me dijo Joe sentándose frente a mi y colocando el plato en la mesa.

Lo ignoré, tome el plato y mi bolsa y me dispuse a cambiarme de mesa pero el fue más rápido y me tomo por el brazo.

-¿Vas a continuar ignorándome?-no respondí y le mostré la mirada más amenazante que pude-Sabes que si tus ojos fueran balas yo tendría suerte de estar en un hospital porque que ya habría caído herido-dijo divertido aun sin soltarme.
-Suéltame Joseph-dije fríamente.
-¡Aleluya! Por un momento creí que ahora eras muda, llevas una semana sin hablarme-se burló mirando al cielo.
-Eres tan divertido, deberías ser payaso-dije con una media sonrisa sarcástica.-Ahora suéltame-exigí.
-No hasta que te sientes a comer conmigo-refutó.
-No quiero que me de una indigestión-
-Oh si eso pasa aquí tenemos muy buenos especialistas-continuo burlándose.
-No estoy de humor para tus bromas estúpidas, solo vine aquí a alimentarme para poder seguir cuidando de mi hijo y en cambio estoy perdiendo el tiempo contigo, si no tienes nada más interesante que hacer, yo si y esta en una incubadora luchando por su vida-mi voz comenzaba a quebrarse- Así que suéltame y déjame comer en paz para poder ir a ver a la única persona que merece mi atención en este mundo-

No sé que tono habré utilizado o la mirada que habré tenido pero Joe me soltó inmediatamente y bajo la mirada susurrando un “lo siento”, tome mi plato y me dirigí a la barra de pedidos para pedir que me empacaran la comida para llevar y así poder comer en el pasillo junto a los cuneros donde estaba Charlie, lo ultimo que quería era quedarme ahí y soportar de nuevo a Joseph, tenerlo tan cerca me hacia daño.

Perspectiva de Joe

Me lastimaba en sobre manera la forma en que me hablaba o en mejores términos, en que no me hablaba. Desde aquella discusión en su habitación del hospital no había hecho otra cosa más que ignorarme y yo no estaba preparado para eso; yo había aprendido a manejar su presencia aunque me rompiera el alma sabiendo que no podía ser mia, yo podía manejar constantes peleas con ella pues tenia que responder hacia cualquier ataque y en caso de quedarme sin palabras siempre podía recurrir a un beso robado, yo sabía que ella lo correspondería; pero definitivamente lo que no sabia hacer era como vivir sin ella en mi vida y eso me había quedado bien claro el tiempo que viví en Nueva York antes de decidir viajar a Italia y ahora con esta actitud que me mostraba no sabía como reaccionar, había intentado por todos los medios hablar con ella, pedirle perdón por haber dicho lo que dije pues aunque no era mentira, estaba consciente de que no era la forma correcta de expresarlo, sobre todo tomando en cuenta que yo había decidido olvidar esa venganza estúpida, por que la amo más que eso… la amo aun por encima de mi dolor y mi corazón roto.

Me dirigí hacia el área de incubadoras para intentar hablar con ella una vez más, me había comportado como un tarado en la cafetería, ella necesitaba que le respetara su dolor y preocupación y sin embargo en vez de apoyarla, mostrarle que yo estaba ahí para ella tenía que salir con mis bromas estúpidas.

Me encontraba preparando un discurso mental sobre lo que le diría, lo había intentado tantas veces que ni siquiera sabía como abordar el tema de nuevo. “Quizás deba dejarlo para después”, pensé al recordar como se había comportado una hora antes, la intensidad y frialdad con las que me había mirado me freían las venas; pero entonces la vi. Ella estaba sentada al fondo del pasillo justo frente a la puerta del área de pediatría riendo, ALEXIA REIA; pero en cierta forma eso no era lo que me desconcertaba del todo sino a quien le dedicaba esas sonrisas que yo tanto amaba… Ella estaba de lo más cómoda platicando con un becario del hospital que había entrado a realizar sus prácticas solo un mes antes que yo entrara a trabajar, su nombre es Raphaël y venía de Francia.

Sin saber como o de donde un calor comenzó a recorrer mi cuerpo amenazando con sacarme los ojos de orbita al ver como Alexia le sonreía y sus ojos brillaba mientras el joven de unos dos años menor que yo le hablaba animadamente. Camine con pasos firmes y hasta podría decir que bastante marcados hasta ellos, yo estaba muerto de celos porque el tipo no solo era casi de la edad de Alexia sino que además era rubio, de tés un poco más bronceada que la que tienen los europeos generalmente, ojos azules, más o menos de mi estatura y de complexión muscular trabajada. Si se tratara de un médico bajito, gordo y calvo tal vez no tendría problema pero con ese tipo podía sentir como la sangre me hervía

-¿Todo bien?-dije interrumpiendo la conversación abruptamente.
-Pardon?-me dijo el chico en francés mientras sentía como los ojos de Alexia se clavaban sobre mi intensamente.-¡Oh disculpe, doctor Jonas!-respondió luego cambiando de idioma.
-No te preocupes-
-Si todo esta bien-completó el muchacho mientras yo mantenía mis ojos fijos en Alexia que ya había borrado su sonrisa-Solo estoy conversando con Alexia-

¿”Con Alexia”?, ¿desde cuando ese mocoso la tuteaba?. En ese hospital todos la llamaba señora Jonas y solo Alessandro era quien la podía tutear.

-Señora Jonas-aclaré mientras apretaba mis dientes tan fuerte que creí que se me romperían.
-Le ruego me disculpe de nuevo, no sabía que era su esposa-dijo visiblemente apenado.

Un sentimiento combinado de felicidad y amargura se formo en mi pecho al oír la conclusión a la que había llegado el muchacho.

-No es mi marido, es mi cuñado-le dijo Alexia ahora sin mirarme.
-Entiendo, una disculpa-
-Pero no te preocupes, tu puedes llamarme Alexia… no es como si fuera más grande que tu o algo así-le pidió ella tocando su brazo mientras yo sentía que me daría un tic en el ojo del coraje.
-¿No deberías estar haciendo tus rondines?-pregunté esperando librarme de él.
-No, el doctor Alessandro me ha dicho que se lo pediría a usted. Yo tengo que irme temprano para la universidad-
-Pues yo te veo aquí perdiendo el tiempo-
-Solo estábamos conversando, además necesito practicar mi francés con alguien-me contradijo Alexia.
-No, el doctor tiene razón… ya debería irme, un placer Alexia-
-El placer es mio, espero verte por aquí seguido así podemos continuar con nuestra platica… quiero saber más de ese museo-le sonrió.
-Dalo por seguro-le contestó de la misma forma-Permiso doctor Jonas-

El chico desapareció en el pasillo dejándonos a Alexia y a mi solos, me tomo 2 segundos darme cuenta como ella se disponía a huir prácticamente de la escena pero la detuve por el brazo.

-¿Desde cuando te llevas tan bien con el tipo ese?-le dije dominado por los celos.
-Primero, suéltame-dijo sería-Y segundo, eso es algo que a ti no te importa.

Sin soltarla la hale por el brazo y la lleve hacia el interior de una habitación que estaba cerca.