Encuentros Sexuales!!! (Nick y tu) (solo mayores)

Capítulo XIII

“Primer Round”

–Veo que no has perdido la elegancia hija mía– dijo con una hermosa sonrisa mientras entregaba las flores al mayordomo y me envolvía con sus brazos –tu también luces estupenda abuela– le dije con sinceridad, su hermosura era reconocible a pesar del golpe de los años –debemos agradecérselo a Jorge– me dijo refiriéndose al cirujano de la familia, ese que se había hecho millonario a costa de ellas –abuela he venido a hablarte de algo muy serio– una sonrisa de hipocresía afloró por su rostro, algo me decía que ella sabía a lo que había venido –habías tardado demasiado querida, estaba comenzando a preocuparme–
–Quiero saber tus razones– le dije sin subir mi tono de voz aun, aunque quería gritarle hasta reventarle los tímpanos –trae una jarra de té– le pidió al mayordomo quien se desapareció inmediatamente, mi abuela caminaba adelante mientras nos introducíamos en un laberinto formado por arbustos de rosas miniaturas de todos los colores existentes –esas son traídas de la india– me dijo mientras señalabas unas de color particular, o mejor dicho colores particulares, era una combinación de violeta, amarillo y azul, algo completamente hermoso –solo existen dos rosales con ese ejemplar en todo el país y este es uno de ellos–
–Es hermosa, pero no es a eso a lo que he venido–
– ¿Sabes cuánto me costó traerla? ¿Cuánto le costó a tu abuelo ganarse el dinero para traerla? ¿Cuánto le costó a la familia crearse un nombre? ¿Cuánto me costó desaparecer los errores de tu madre y tu tía? Seguro no tienes idea–
–No me importa cuánto te costó gastar el dinero de mi abuelo, tampoco me importa saber cuánto sufriste con mi madre y mi tía, lo que quiero que entiendas es que no eres quien para meterte en mi vida, no te lo voy a permitir y menos si se trata de Nick–
–Yo no espero que lo permitas, yo hago lo que me provoca y lo que creo conveniente para mi familia y ese muchacho no te convenía–
– ¿Cómo te atreves a decir quién me conviene? No te has ganado ese derecho–
–Ya te dije que yo no me gano nada, debes aceptar lo que hicimos y punto, no se te ocurra volver con ese chico o las consecuencias serán peores, no voy a permitir que te comportes como una cualquiera arrastrándote con dos hermanos, no vas a arruinar el nombre de mi familia– en ese momento sentí como las espinas de la rosa que sostenía atravesaban la piel de mi mano, sentía tanta ira recorrer mi cuerpo que lo mejor sería controlarme, comencé a respirar pero no pude llegar al número cuatro de la ley de relajación –¿De qué nombre hablas? Claro ya lo sé, del nombre de mi abuelo porque el tuyo no vale nada, a nadie se le olvida que mi abuelo te recogió de la ruina de tu familia ¿En dónde crees que estarías si mi abuelo no hubiera aceptado tu veneno? Claro seguro te vería en un burdel de la mala muerta intentando sobrevivir– noté como el color del rostro de mi abuela pasaba de un blanco a rojo y luego a purpura, su mano intentó golpearme pero no se lo permití, la sostenía con tanta fuerza que me dolían los dedos –aléjate del chico, no es digno de entrar a nuestra familia, si lo aceptas te olvidas de todo, del dinero, de la herencia, de todo, gastare casa segundo de mi tiempo en hacerles la vida imposible, veo que mi esperanzas puestas en ti se han desaparecido, resultaste ser igual a tu madre–
–Mi madre no es nada al lado mío, si quieres guerra eso tendrás y lamento decirte que me casare con Nicholas y si por casualidad se te ocurre meterte con él ya verás lo que te sucederá– nuestros cuerpos casi rozaban mientras mi mano apretaba su muñeca con más fuerza –ya veré a donde llegas sin dinero–
–Mi padre y Nicholas tiene el suficiente como para enfrentarte, el tuyo te lo puedes llevar a la tumba– no me gustaba referirme al dinero de Nick, debido a que no lo consideraba mío, pero esta era un excepción, aunque era obvia mi mentira, nunca le pediría un centavo a Nick – ¡Señora!– grito el mayordomo mientras corría hacia nosotras, sentí como sus manos me halaban por los brazos con fuerza –no seas igualado– le dije mientras Carlos lo alejaba de mí rápidamente –ha debido golpearte por grosera– dijo mi abuela –fue un placer hablar contigo– le dije mientras daba la vuelta –por cierto si tanto cuentas con tu padre ¿Por qué nos ayudo cuando decidimos alejar al muchacho de quinta ese?– sus palabras fueron como una puñalada, mi padre también había participado en todo , no respondí su comentario, al subir al coche le ordene a Carlos que me llevara a la casa de mi madre, la mano me sangraba mientras intentaba quitar las espinas que me había enterrado, estaba molesta y decepcionada, sentía ganas de llorar pero las lagrimas no brotaban, estaba furiosa, en otro momento la mano me dolería pero ahora no lo sentía, solo tenía ganas de matar a alguien, revisé mi vestido para detallar si había alguna mancha pero la sangre no corrió mas allá de mi muñeca, la limpie como pude y luego me baje del coche frente a la casa de mi madre, estaba entrando al segundo raund, había sobrevivido al primero y había descubierto quien protagonizaría el tercero, mi padre me había fallado –¿Dónde está mi madre?– pregunte inmediatamente a la encargada de la puerta –su madre está con un amigo en el estudio señorita, pero pidió que no la molestaran– dijo la empleada un tanto nerviosa –no te preocupes, yo me hare responsable– le dije mientras dejaba atrás a la mujer de pequeña estatura –¡por favor, vuelva luego!– me suplico mientras sostenía mi brazo derecho, gire mi rostro indignada por la confianza que se habría creado “¿esta era la semana en que todos los empleados me atacarían?” me pregunte con ironía, solo con la mirada fue suficiente para que la mujer me soltara –te dije que yo me haría responsable, te voy a agradecer que te pierdas y que por favor te ubiques– me molestaba tener que hablarle de mala manera a los empleados pero no soportaría otra agresión, camine mientras la ignoraba por el pasillo, al pasar las escaleras llegue a la puerta que abrí sin siquiera tocar –así quería verte, eres la mujer más descarada de este mundo– mi madre al escucharme se puso rápidamente la camisa y el hombre que aun seguía ropa se acomodo la corbata –debiste haber tocado– dijo mi madre nerviosa mientras abotonaba su blusa –necesito hablarte, a solas preferiblemente–
–No me parece que estés usando un tono muy adecuado, además estas interrumpiendo mi reunión, te recomiendo que comiences a comportarte como la dama que eres, la dama que crié–
–Corrección, la dama que crió la señora de servicio de la época, además no es el momento indicado para que me des clases de ética–
–Hablaremos luego– le dijo mi madre al hombre quien le respondió con un guiño de ojo y salió de la habitación, apenas se cerró la puerta a mis espaldas las facciones de mi madre cambiaron completamente, ahora estaba dejando al descubierto su verdadero ser y no sería nada fácil enfrentarla ahora que podía estudiar su mirada de furia directamente.