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| 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA | |
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+4CristalJB_kjn kar3n Lady_Sara_JB andreru 8 participantes | |
Autor | Mensaje |
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andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 22nd 2013, 15:07 | |
| He vuelto! lamento haberme tardado tanto es que me regalaron un libro y estaba envelesada leyendolo y mas la uni no me daba tiempo! ya subo cap! | |
| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 22nd 2013, 15:18 | |
| Capitulo 15 Eh… —dice Nick con ternura, y me abraza—. Por favor, __________(tn) , no llores, por favor —suplica. Está en el suelo del baño, y yo en su regazo. Le rodeo con los brazos y lloro pegada a su cuello. Él susurra bajito junto a mi pelo y me acaricia suavemente la espalda, la cabeza. —Lo siento, cariño —murmura. Finalmente, cuando ya no me quedan lágrimas, Nick se levanta cogiéndome en brazos, me lleva a su habitación y me tumba sobre la cama. Al cabo de unos segundos le tengo a mi lado y las luces están apagadas. Me rodea entre sus brazos y me abraza fuerte, y por fin me sumo en un sueño oscuro y agitado. * * * Me despierto de golpe. Tengo la cabeza embotada y demasiado calor. Nick está aferrado a mí como la hiedra. Gruñe suavemente en sueños mientras me libero de sus brazos, pero no se despierta. Me incorporo y echo un vistazo al despertador. Son las tres de la madrugada. Necesito un analgésico y beber algo. Saco las piernas de la cama y me dirijo a la cocina. Encuentro un envase de zumo de naranja en la nevera y me sirvo un vaso. Mmm… está delicioso, y el embotamiento mental desaparece al instante. Rebusco en los cajones algún calmante y al final doy con una caja de plástico llena de medicamentos. Me tomo dos analgésicos y me sirvo otro vaso de zumo de naranja. Me acerco a la enorme pared acristalada y contemplo cómo duerme Seattle. Las luces brillan y parpadean a los pies del castillo de Nick en el cielo, ¿o debería decir fortaleza? Presiono la frente contra el frío cristal, y siento cierto alivio. Tengo tanto en lo que pensar después de todas las revelaciones de ayer. Apoyo la espalda en el vidrio y me deslizo hasta el suelo. El salón en penumbra se ve inmenso y tenebroso, con la única luz procedente de las tres lámparas suspendidas sobre la isla de la cocina. ¿Podría vivir aquí, casada con Nick? ¿Después de todo lo que él ha hecho entre estas paredes? ¿Con toda esa carga de su pasado que alberga este lugar? Matrimonio… Resulta algo casi inconcebible y totalmente inesperado. Pero también es verdad que todo lo referido a Nick es inesperado. Y, ante esa evidencia, aparece en mis labios una sonrisa irónica. Nick Jonas, esperar lo inesperado… las cincuenta sombras de una existencia destrozada. Mi sonrisa desaparece. Me parezco a su madre. Eso me duele en lo más profundo, y repentinamente me quedo sin aire en los pulmones. Todas nos parecemos a su madre. ¿Cómo demonios voy a actuar después de conocer este pequeño secreto? No me extraña que no quisiera decírmelo. Pero la verdad es que él no puede acordarse mucho de su madre. Me pregunto una vez más si debería hablar con el doctor Flynn. ¿Me lo permitiría Nick? Quizá él podría ayudarme a llenar las lagunas que me faltan. Sacudo la cabeza. Me siento exhausta emocionalmente, pero disfruto de la tranquila serenidad del salón y de sus preciosas obras de arte; frías y austeras, pero con un estilo propio, también hermosas en la penumbra y seguramente valiosísimas. ¿Podría yo vivir aquí? ¿En lo bueno y en lo malo? ¿En la salud y en la enfermedad? Cierro los ojos, apoyo la cabeza en el cristal, y lanzo un profundo y reparador suspiro. La apacible tranquilidad del momento se ve interrumpida por un grito visceral y primitivo que me eriza el vello y pone en alerta todo mi cuerpo. ¡Nick! ¡Dios santo!, ¿qué ha pasado? Me pongo de pie y salgo corriendo hacia el dormitorio antes de que el eco de ese sonido horrible se haya desvanecido, con el corazón palpitando de miedo. Pulso uno de los interruptores y se enciende la lámpara de la mesita de Nick. Él se debate frenéticamente en la cama, retorciéndose de angustia. ¡No! Vuelve a gritar, y ese sonido devastador y espeluznante me desgarra de nuevo. ¡Santo Dios… una pesadilla! —¡Nick! Me inclino sobre él, le sujeto por los hombros y le zarandeo para que despierte. Él abre los ojos, y son salvajes y vacíos, y examinan rápidamente la habitación vacía antes de volver a posarse en mí. —Te fuiste, te fuiste, deberías haberte ido —balbucea, y la mirada de sus ojos desmesurados se convierte en acusatoria, y parece tan perdido que se me parte el corazón. Pobre Cincuenta… —Estoy aquí. —Me siento en la cama a su lado—. Estoy aquí —murmuro en voz baja, en un esfuerzo por tranquilizarle. Me acerco y le apoyo la palma en un lado de la cara, intentando calmarle. —Te habías ido —susurra presuroso. Sigue teniendo los ojos salvajes y asustados, pero se va serenando poco a poco. —He ido a buscar algo de beber. Tenía sed. Cierra los ojos y se frota la cara. Cuando vuelve a abrirlos parece muy desolado. —Estás aquí. Oh, gracias a Dios. Se acerca a mí y me sujeta con fuerza, y me vuelve a tumbar en la cama, a su lado. —Solo he ido a buscar algo de beber —murmuro. Oh, la intensidad de su miedo… puedo sentirla. Tiene la camiseta empapada en sudor, y cuando me atrae hacia él su corazón late con fuerza. Me mira fijamente, como para asegurarse de que realmente estoy aquí. Le acaricio el cabello con ternura y después la mejilla. —Nick, por favor. Estoy aquí. No me voy a ir a ningún sitio —le digo con dulzura. —Oh, __________(tn) —musita. Me coge la barbilla y la acerca hasta que su boca está sobre la mía. El deseo le invade e instantáneamente mi cuerpo responde… está tan ligado y sincronizado al suyo. Posa los labios sobre mi oreja, en mi cuello, y nuevamente en mi boca, sus dientes tiran suavemente de mi labio inferior, su mano sube por mi cuerpo, de la cadera al pecho, arrastrando la camiseta hacia arriba. Acariciándome, sintiendo bajo sus dedos las simas y las turgencias de mi piel, consigue provocar en mí la ya tan familiar reacción, haciendo que me estremezca en lo más profundo. Gimo cuando su mano se curva en torno a mi seno y sus dedos se agarran al pezón. —Te deseo —murmura. —Estoy aquí para ti. Solo para ti, Nick. Gruñe y me besa una vez más apasionadamente, con un fervor y una desesperación que no había sentido nunca en él. Cojo el bajo de su camiseta, tiro y él me ayuda a quitársela por la cabeza. Luego se arrodilla entre mis piernas, me incorpora presurosamente y me despoja de la mía. Sus ojos se ven serios, anhelantes, llenos de oscuros secretos… vulnerables. Coloca las manos alrededor de mi cara y me besa, y caemos de nuevo en la cama. Está medio tendido sobre mí, con uno de sus muslos entre los míos, y siento su erección presionando contra mi cadera a través de sus boxers. Me desea, pero, de repente, sus palabras de antes, lo que dijo sobre su madre, escogen este momento para volver a rondar por mi mente y atormentarme. Y es como un cubo de agua fría sobre mi libido. Maldita sea… No puedo hacer esto, ahora no. —Nick… para. No puedo hacerlo —susurro apremiante junto a su boca, empujando sus antebrazos con las manos. —¿Qué? ¿Qué pasa? —murmura, y empieza a besarme el cuello, y me desliza la punta de la lengua por la garganta. Oh… —No, por favor. No puedo hacerlo, ahora no. Necesito un poco de tiempo, por favor. —Oh, __________(tn) , no le des tantas vueltas —susurra mientras me mordisquea el lóbulo. —¡Ah! —jadeo, sintiéndolo en la entrepierna, y mi cuerpo se arquea, traicionándome. Todo resulta tan confuso… —Yo sigo siendo el mismo, __________(tn) . Te quiero y te necesito. Tócame. Por favor. Frota su nariz contra la mía, y su súplica tranquila y sincera hace que me conmueva y me derrita por dentro. Tocarle… Tocarle mientras hacemos el amor. Oh, Dios. Se coloca sobre mí, me mira y, a la tenue luz de la lámpara de la mesilla, veo que está esperando mi decisión, y que está atrapado en mi hechizo. Alargo la mano con cautela y la poso sobre la suave mata de vello que cubre su esternón. Él jadea y cierra los ojos con fuerza, como si le doliera, pero esta vez no aparto la mano. La subo hasta sus hombros y noto el temblor que recorre su cuerpo. Gime, y lo atraigo hacia mí, colocando ambas manos en su espalda donde no la había tocado nunca, sobre los omoplatos, y le abrazo. Él entierra la cabeza en mi cuello, me besa, chupa y me muerde, y luego sube con la nariz hasta la barbilla y me besa, su lengua posee mi boca y sus manos se mueven otra vez sobre mi cuerpo. Sus labios bajan… bajan… bajan hasta mis pechos, adorándome a su paso, y mis manos siguen en sus hombros y en su espalda, disfrutando de sus esculturales músculos flexibles y tensos, de su piel empapada aún por la pesadilla. Cierra los labios sobre mi pezón, chupa y tira, y este se alza para recibir a su gloriosa y hábil boca. Gimo y deslizo las uñas por su espalda. Y él jadea en un gemido entrecortado. —Oh, Dios, __________(tn) —dice sin respiración, y es mitad gruñido, mitad grito. Me desgarra el alma, pero también llega a mis entrañas y me tensa todos los músculos por debajo de la cintura. ¡Ah, lo que soy capaz de hacerle! Ahora jadeo, y su respiración torturada se acompasa a la mía. Sus manos van bajando, sobre mi vientre y hasta mi sexo… y sus dedos están sobre mí y luego dentro de mí. Gimo y él mueve los dedos en mi interior de esa forma que él sabe, y yo empujo la pelvis para recibir su caricia. —__________(tn) —musita. De pronto me suelta y se sienta, se quita los boxers y se inclina sobre la mesita para coger un envoltorio plateado. Sus ojos cafes centellean cuando me entrega el condón. —¿Quieres hacerlo? Todavía puedes decir que no. Siempre puedes decir que no —murmura. —No me des la oportunidad de pensar, Nick. Yo también te deseo. Rompo el envoltorio con los dientes y él se arrodilla entre mis piernas, y yo lo deslizo en su miembro con dedos temblorosos. —Tranquila… Vas a hacer que me corra, __________(tn) . Me maravilla lo que mis caricias pueden provocar en este hombre. Él se tumba sobre mí, y en ese momento todas mis dudas quedan relegadas y encerradas en los abismos más profundos y oscuros del fondo de mi mente. Estoy embriagada por este hombre, mi hombre, mi Cincuenta Sombras. De repente se revuelve, cogiéndome totalmente por sorpresa, y estoy encima de él. Uau. —Tú… tómame tú —murmura, y sus ojos brillan con intensidad febril. Ah… Despacio, muy despacio, me hundo en él. Echa la cabeza hacia atrás, cierra los ojos y gruñe. Le sujeto las manos y empiezo a moverme, gozando de la plenitud de mi posesión, gozando de su reacción, viendo cómo se destensa debajo de mí. Me siento como una diosa. Me inclino y le beso la barbilla, deslizando los dientes a lo largo de la barba incipiente de su mandíbula. Su sabor es delicioso. Él se agarra a mis caderas y ralentiza mi ritmo, haciéndolo lento y pausado. —__________(tn) , tócame… por favor. Oh. Me inclino hacia delante y me apoyo con las manos sobre su pecho. Y él grita, y su grito es como un sollozo que penetra con fuerza en mi interior. —Aaah —gimoteo, y paso las uñas con delicadeza sobre su torso, a través del vello, y él gruñe fuerte y se revuelve bruscamente, de manera que vuelvo a estar debajo. —Basta —gime—. No más, por favor. Es una súplica desgarradora. Le cojo la cara entre las manos, noto la humedad de sus mejillas, y le atraigo con mi fuerza hacia mis labios para poder besarle. Y luego me aferro a él con mis manos en su espalda. De su garganta surge un gruñido ronco y profundo mientras se mueve en mi interior, empujándome adelante y atrás, pero no consigo dejarme ir. Tengo demasiadas cosas en la cabeza que me confunden. Estoy demasiado ofuscada con él. —Déjate ir, __________(tn) —me apremia. —No. —Sí —gruñe. Se mueve ligeramente y gira las caderas, una y otra vez. ¡Dios… ahhh! —Vamos, nena, lo necesito. Dámelo. Y estallo, mi cuerpo es esclavo del suyo, envuelto en torno a él, aferrado a él como la hiedra, mientras él grita mi nombre y alcanza el clímax conmigo, y luego se derrumba, con todo su peso presionándome contra el colchón. * * * Acuno a Nick en mis brazos, con su cabeza descansando en mi pecho, mientras yacemos saboreando los rescoldos de la pasión amorosa. Le paso los dedos por el cabello y escucho cómo su respiración vuelve a la normalidad. —No me dejes nunca —murmura. Yo pongo los ojos en blanco, consciente de que no puede verme. —Sé que me has puesto los ojos en blanco —susurra, y capto un deje divertido en su voz. —Me conoces bien. —Me gustaría conocerte mejor. —Volviendo a ti, Jonas. ¿De qué iba tu pesadilla? —Lo de siempre. —Cuéntamelo. Traga saliva y se tensa antes de emitir un interminable suspiro. —Debo de tener como unos tres años, y el chulo de la puta adicta al crack vuelve a estar muy furioso. Fuma y fuma sin parar, un cigarrillo tras otro, y no encuentra un cenicero. Se calla, y un escalofrío aterrador me atenaza el corazón. —Duele —dice—. Lo que recuerdo es el dolor. Eso es lo que me provoca las pesadillas. Eso, y el hecho de que ella no hiciera nada para detenerle. Oh, Dios. Es insoportable. Le abrazo más fuerte, aferrándome a él con brazos y piernas, y trato de que mi desesperación no me asfixie. ¿Cómo puede alguien tratar así a un niño? Él levanta la cabeza y me clava su mirada gris e intensa. —Tú no eres como ella. Ni se te ocurra siquiera pensarlo. Por favor. Le miro y parpadeo. Me tranquiliza mucho oír eso. Él vuelve a apoyar la cabeza en mi pecho, y creo que ha terminado, pero me sorprende comprobar que continúa. —A veces, en mis sueños, ella está simplemente tumbada en el suelo. Y yo creo que está dormida. Pero no se mueve. Nunca se mueve. Y yo tengo hambre. Mucha hambre. Oh, Dios. —Se oye un gran ruido y él ha vuelto, y me pega muy fuerte, mientras maldice a la puta adicta al crack. Su primera reacción siempre era usar los puños o el cinturón. —¿Por eso no te gusta que te toquen? Cierra los ojos y me abraza más fuerte. —Es complicado —murmura. Hunde la nariz entre mis senos, inspirando hondo, intentando distraerme. —Cuéntamelo —insisto. Él suspira. —Ella no me quería. Yo no me quería. El único roce que conocí era… violento. De ahí viene todo. Flynn lo explica mejor que yo. —¿Puedo hablar con Flynn? Levanta la cabeza para mirarme. —¿Quieres profundizar más en Cincuenta Sombras? —E incluso más. Ahora mismo me gusta cómo profundizo en él. Me muevo provocativamente debajo de él y sonríe. —Sí, señorita __________(ta), a mí también me gusta. Se inclina y me besa. Me observa un momento. —Eres tan valiosa para mí, __________(tn) . Decía en serio lo de casarme contigo. Así podremos conocernos. Yo puedo cuidar de ti. Tú puedes cuidar de mí. Podemos tener hijos, si quieres. Yo pondré el mundo a tus pies, __________(tn) . Te quiero, en cuerpo y alma, para siempre. Por favor, piénsalo. —Lo pensaré, Nick, lo pensaré —le tranquilizo, y todo me da vueltas otra vez. ¿Hijos? Santo Dios—. Pero realmente me gustaría hablar con el doctor Flynn, si no te importa. —Por ti lo que sea, nena. Lo que sea. ¿Cuándo te gustaría verle? —Lo antes posible. —De acuerdo. Mañana me ocuparé de ello. —Echa un vistazo al reloj—. Es tarde. Deberíamos dormir. Alarga un brazo para apagar la luz de la mesita y me atrae hacia él. Miro el reloj. Oh, no: las cuatro menos cuarto. Me envuelve en sus brazos, pega la frente a mi espalda y me acaricia el cuello con la nariz. —Te quiero, __________(tn) __________(ta), y quiero que estés a mi lado, siempre —murmura mientras me besa el cuello—. Ahora duerme. Yo cierro los ojos. * * * Abro a regañadientes mis párpados pesados y una brillante luz inunda la habitación. Dejo escapar un gruñido. Me siento aturdida, desconectada de las extremidades que siento como el plomo, y Nick me envuelve pegado a mí como la hiedra. Como de costumbre, tengo demasiado calor. Deben de ser las cinco de la mañana; el despertador aún no ha sonado. Me muevo para librarme del calor que emite su cuerpo, dándome la vuelta en sus brazos, y él balbucea algo ininteligible en sueños. Miro el reloj: las nueve menos cuarto. Oh, no, voy a llegar tarde. Maldita sea. Salgo dando tumbos de la cama y corro al baño. Tardo cuatro minutos en ducharme y volver a salir. Nick está sentado en la cama, mirándome con gesto de diversión mal disimulada mezclada con cautela, mientras yo sigo secándome y cogiendo la ropa. Quizá esté esperando mi reacción a las revelaciones de anoche. Pero ahora mismo, sencillamente, no tengo tiempo. Repaso la ropa elegida: pantalones negros, camisa negra… todo un poco señora R., pero ahora no puedo perder un segundo cambiando de estilismo. Me pongo con prisas un sujetador y unas bragas negras, consciente de que él observa todos mis movimientos. Me pone… nerviosa. Las bragas y el sujetador servirán. —Estás muy guapa —ronronea Nick desde la cama—. ¿Sabes?, puedes llamar y decir que estás enferma. Me obsequia con esa media sonrisa devastadora, ciento cincuenta por ciento lasciva. Oh, es tan tentador… La diosa que llevo dentro hace un mohín provocativo. —No, Nick. No puedo. Yo no soy un presidente megalómano con una sonrisa preciosa que puede entrar y salir a su antojo. —Me gusta entrar y salir a mi antojo. Despliega su gloriosa sonrisa un poco más, de manera que ahora aparece en IMAX de alta definición. —¡Nick! —le riño. Y le tiro la toalla, y se echa a reír. —¿Una sonrisa preciosa, eh? —Sí, y ya sabes el efecto que tiene en mí. Me pongo el reloj. —¿Efecto? —parpadea con aire inocente. —Sí, lo sabes. El mismo efecto que tiene en todas las mujeres. La verdad es que resulta muy cansino ver cómo todas se derriten. —¿Ah, sí? Arquea una ceja y me mira. Se está divirtiendo mucho. —No se haga el inocente, señor Jonas. La verdad es que no te va nada —le digo distraídamente, mientras me recojo el pelo en una cola de caballo y me calzo mis zapatos de tacón alto. Ya está. Así voy bien. Cuando voy a darle un beso de despedida, él me coge y me tira de nuevo en la cama, y se inclina sobre mí, sonriendo de oreja a oreja. Oh. Es tan guapo: esos ojos que brillan traviesos, ese pelo alborotado que le queda después de hacer el amor, esa sonrisa fascinante. Ahora tiene ganas de jugar. Yo estoy cansada, la cabeza todavía me da vueltas por todas las cosas que averigüé ayer, mientras que él está fresco como una rosa y de lo más sexy. Oh, es exasperante… mi Cincuenta. —¿Qué puedo hacer para tentarte a quedarte? —dice en voz baja. Siento un pálpito en el corazón y empieza a latirme con fuerza. Es la tentación personificada. —No puedes —refunfuño, forcejeando para incorporarme—. Déjame ir. Él hace un mohín y desiste. Sonriendo, paso los dedos sobre sus labios esculpidos… mi Cincuenta Sombras. Le quiero tanto, con toda la oscuridad de su devastada existencia. Ni siquiera he empezado a procesar los acontecimientos de ayer ni cómo me siento al respecto. Alzo la cabeza para besarle, agradecida por haberme lavado los dientes. Él me besa fuerte y largamente, y luego de repente me coge y me levanta, dejándome aturdida, sin aliento y temblorosa. —Taylor te llevará. Llegarás antes si no tienes que buscar aparcamiento. Está esperando en la puerta del edificio —dice Nick amablemente, y parece aliviado. ¿Acaso le preocupa la reacción que pueda tener esta mañana? Estaba segura de que lo de anoche… bueno, lo de esta madrugada, le habría demostrado que no pienso salir huyendo. —Vale. Gracias —musito, decepcionada por estar de pie, confundida por sus dudas, y vagamente enfadada porque una vez más no conduciré mi Saab. Pero, en fin, tiene razón: con Taylor llegaré antes. —Disfrute de su mañana de vagancia, señor Jonas. Ojalá pudiera quedarme, pero al hombre que posee la empresa para la que trabajo no le gustaría que su personal faltara a su puesto solo por disfrutar de un poco de buen sexo. Cojo mi bolso. —Personalmente, señorita __________(ta), no tengo ninguna duda de que él lo aprobaría. De hecho, puede que insistiera en ello. —¿Por qué te quedas en la cama? No es propio de ti. Cruza las manos detrás de la cabeza y me sonríe. —Porque puedo, señorita __________(ta). Le miro y meneo la cabeza. —Hasta luego, nene. Le lanzo un beso y salgo por la puerta.
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| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 22nd 2013, 15:19 | |
| * * * Taylor me está esperando y por lo visto sabe que voy tarde, porque conduce como un loco y consigue que llegue al trabajo a las nueve y cuarto. Cuando aparca junto a la acera, me siento agradecida… agradecida por estar viva: conducía de un modo terrorífico. Y agradecida por no llegar espantosamente tarde: solo quince minutos. —Gracias, Taylor —murmuro, pálida como una muerta. Recuerdo que Nick me contó que conducía tanques; quizá también pilote coches de carreras. —__________(tn) —asiente a modo de despedida, y yo salgo corriendo para la oficina. Mientras abro la puerta del vestíbulo pienso que por lo visto Taylor ha superado esa formalidad de «señorita __________(ta)», y eso me hace sonreír. Claire me sonríe cuando cruzo a toda prisa la recepción en dirección a mi mesa. —¡__________(tn) ! —me llama Jack—. Ven. Oh, maldita sea. —¿Qué horas son estas? —me increpa. —Lo siento. Me he dormido —respondo, poniéndome como la grana. —Que no vuelva a pasar. Hazme un café, y después necesito que mandes unas cartas. Deprisa —grita, haciéndome dar un respingo. ¿Por qué está tan enfadado? ¿Qué le pasa? ¿Qué he hecho? Corro a la cocina a prepararle el café. Quizá debería haber faltado al trabajo. Podría… bueno, estar practicando sexo excitante con Nick, o desayunando con él, o simplemente hablando… eso sí que sería toda una novedad. Jack apenas alza la vista cuando vuelvo a entrar en su despacho para llevarle el café. Me lanza una hoja de papel, garabateada a mano de forma ilegible. —Pásalo a ordenador, tráemelo para que lo firme, después haz copias y envíalas por correo a todos nuestros autores. —Muy bien, Jack. Tampoco levanta la vista cuando salgo. Caray, sí que está enfadado. Por fin me siento a mi mesa, sintiendo cierto alivio. Bebo un sorbo de té mientras espero a que se encienda el ordenador. Reviso mis e-mails.
De: Nick Jonas Fecha: 15 de junio de 2011 09:05 Para: __________(tn) ___________(ta) Asunto: Te echo de menos Por favor, utiliza la BlackBerry. x Nick Jonas Presidente de Jonas Enterprises Holdings, Inc.
De: __________(tn) ___________(ta) Fecha: 15 de junio de 2011 09:27 Para: Nick Jonas Asunto: Qué bien se lo montan algunos Mi jefe está enfadado. La culpa es tuya por tenerme despierta hasta tan tarde con tus… tejemanejes. Debería darte vergüenza. __________(tn) ___________(ta) Ayudante de Jack Hyde, editor de SIP
De: Nick Jonas Fecha: 15 de junio de 2011 09:32 Para: __________(tn) ___________(ta) Asunto: ¿Tejemaqué? Tú no tienes por qué trabajar, __________(tn) . No tienes ni idea de lo horrorizado que estoy de mis tejemanejes. Pero me gusta tenerte despierta hasta tarde;) Por favor, utiliza la BlackBerry. Ah, y cásate conmigo, por favor. Nick Jonas Presidente de Jonas Enterprises Holdings, Inc.
De: __________(tn) ___________(ta) Fecha: 15 de junio de 2011 09:35 Para: Nick Jonas Asunto: Ganarse la vida Conozco tu tendencia natural a insistir, pero para ya. Tengo que hablar con tu psiquiatra. Hasta entonces no te daré una respuesta. No soy contraria a vivir en pecado. __________(tn) ___________(ta) Ayudante de Jack Hyde, editor de SIP
De: Nick Jonas Fecha: 15 de junio de 2011 09:40 Para: __________(tn) ___________(ta) Asunto: BLACKBERRY __________(tn) : si vas a empezar a hablar del doctor Flynn, utiliza la blackberry. No es una petición. Nick Jonas Ahora enfadado presidente de Jonas Enterprises Holdings, Inc.
Oh, no, ahora él también está enfadado conmigo. Bueno, por mí que se ponga como quiera. Saco la BlackBerry del bolso y la miro con escepticismo. Mientras empieza a sonar. ¿Es que no puede dejarme en paz? —Sí —contesto con sequedad. —__________(tn) , hola… —¡José! ¿Cómo estás? Oh, es agradable oír su voz. —Estoy bien, __________(tn) . Oye, ¿sigues saliendo con ese tal Jonas? —Eh… sí… ¿Por qué? ¿Adónde quiere ir a parar? —Bueno, él ha comprado todas tus fotos, y pensé que podría llevarlas yo mismo a Seattle. La exposición cierra el jueves, o sea que podría entregarlas el viernes por la tarde. Y a lo mejor podríamos tomar una copa o algo. La verdad es que también necesitaría un sitio para dormir. —Eso me parece estupendo, José. Sí, seguro que podremos arreglarlo de alguna manera. Deja que lo hable con Nick y te vuelvo a llamar, ¿vale? —Muy bien, espero tu llamada. Adiós, __________(tn) . —Adiós. Y cuelga. Oh, vaya. No he visto ni sabido nada de José desde la inauguración de su exposición. Ni siquiera le he preguntado cómo le estaba yendo, o si había vendido alguna obra más. Menuda amiga. Así que a lo mejor el viernes por la noche salgo por ahí con José. ¿Cómo se lo tomará Nick? Solo me doy cuenta de que me estoy mordiendo el labio cuando al final noto que me duele. Oh, ese hombre tiene un doble rasero. Él sí que puede —me estremezco al pensarlo— darle ese puñetero baño a su ex amante, pero a mí seguramente me caerá una bronca solo por querer tomar una copa con José. ¿Cómo voy a manejar todo esto? —¡__________(tn) ! —Jack me saca de golpe de mis elucubraciones. ¿Sigue enfadado? —. ¿Dónde está esa carta? —Eh… ya voy. Maldita sea. ¿Qué le pasa? Escribo la carta en un santiamén, la imprimo y entro en su despacho, nerviosa. —Aquí la tienes. La dejo sobre su mesa y me doy la vuelta para irme. Inmediatamente, Jack le echa un rápido vistazo, crítico y penetrante. —No sé a qué te dedicas ahí fuera, pero yo te pago para trabajar —replica. —Soy consciente de ello, Jack —balbuceo en tono de disculpa. Y noto un rubor que se extiende lentamente bajo mi piel. —Esto está lleno de errores —espeta—. Repítelo. Oh, no. Empieza a sonar como alguien que yo me sé, pero la brusquedad de Nick puedo tolerarla. Jack está empezando a desquiciarme. —Ah, y tráeme otro café de paso. —Lo siento —musito, y salgo de su despacho tan deprisa como puedo. Por Dios. Se está poniendo insoportable. Vuelvo a sentarme a mi mesa, rehago rápidamente la carta, que solo tenía dos errores, y la repaso a fondo antes de imprimirla. Ahora está perfecta. Le preparo otro café, y le dirijo una elocuente mirada a Claire para hacerle saber que estoy metida en un buen lío. Suspiro profundamente, y entro de nuevo en su despacho. —Mejor —murmura de mala gana mientras firma la carta—. Fotocópiala, archiva el original y envíala por correo a todos nuestros autores. ¿Entendido? —Sí. —No soy una idiota—. Jack, ¿pasa algo? Él levanta la vista, y sus ojos azules se oscurecen mientras repasan mi cuerpo de arriba abajo. Se me hiela la sangre. —No. Es una respuesta concisa, grosera y despectiva. Yo me quedo allí plantada como la idiota que decía no ser, y luego vuelvo a salir disparada de su despacho. Quizá él también sufra un trastorno de personalidad. Vaya por Dios, estoy rodeada. Voy hacia la fotocopiadora —en la que, naturalmente, el papel está atascado—, y en cuanto la arreglo, descubro que se ha terminado el papel. Hoy no es mi día. Cuando por fin vuelvo a mi mesa y empiezo a ensobrar, suena la BlackBerry. A través del cristal de su despacho, veo que Jack está al teléfono. Contesto. Es Ethan. —Hola, __________(tn) . ¿Cómo fue anoche? Anoche… Me viene a la mente una rápida secuencia de imágenes: Nick arrodillado, su confesión, su proposición, los macarrones con queso, mis lágrimas, su pesadilla, el sexo, tocarle… —Eh… bien —murmuro de forma poco convincente. Ethan se queda callado, y al final decide pasar por alto mi evasiva. —Estupendo. ¿Puedo ir a recoger las llaves? —Claro. —Pasaré por ahí dentro de media hora. ¿Tendrás tiempo para un café? —Hoy no. He llegado tarde y mi jefe está furioso como un oso al que le hubiera picado una ortiga el culo. —Suena mal. —Suena fatal —digo soltando una risita. Ethan se ríe y me alegra un poco el ánimo —Vale, nos vemos a las tres. Y cuelga. Levanto la vista y Jack me está mirando. Maldita sea. Le ignoro a conciencia y sigo ensobrando. Al cabo de media hora suena el teléfono de mi mesa. Es Claire. —Ha vuelto. Está aquí, en recepción. El dios rubio. Después de toda la angustia que pasé ayer y del día que el malhumorado de mi jefe me está haciendo pasar, es una alegría ver a Ethan, aunque enseguida tenemos que despedirnos. —¿Nos veremos esta noche? —Seguramente me quedaré con Nick. Me ruborizo. —Estás muy pillada, ¿eh? —comenta Ethan con cariño. Me encojo de hombros. Si solo fuera eso… Y en ese momento me doy cuenta de que no solo estoy muy pillada: estoy pillada de por vida. Y lo más extraordinario es que Nick parece sentir lo mismo. Ethan me da un breve abrazo. —Hasta luego, __________(tn) . Vuelvo a mi mesa, intentando digerir lo que acabo de descubrir. Oh, lo que daría por pasar un día sola para pensar en todo esto. De pronto Jack aparece ante mí. —¿Dónde has estado? —He tenido que ir un momento a recepción. Me está poniendo realmente de los nervios. —Quiero mi comida. Lo de siempre —dice con brusquedad, y vuelve a entrar en su despacho. ¿Por qué no me habré quedado en casa con Nick? La diosa que llevo dentro cruza los brazos y frunce los labios: ella también quiere saber la respuesta a eso. Cojo el bolso y la BlackBerry y me encamino hacia la puerta. Reviso mis mensajes.
De: Nick Jonas Fecha: 15 de junio de 2011 09:06 Para: __________(tn) ___________(ta) Asunto: Te echo de menos Mi cama es demasiado grande sin ti. Por lo visto, al final tendré que ponerme a trabajar. Incluso los presidentes megalómanos tienen cosas que hacer. x Nick Jonas Presidente mano sobre mano de Jonas Enterprises Holdings, Inc.
Y otro de él, algo más tarde.
De: Nick Jonas Fecha: 15 de junio de 2011 09:50 Para: __________(tn) ___________(ta) Asunto: La discreción Es lo mejor del valor. Por favor actúa con discreción… Tus e-mails de trabajo están monitorizados. ¿CUÁNTAS VECES TENGO QUE DECÍRTELO? Sí. Mayúsculas chillonas, como tú dices. UTILIZA LA BLACKBERRY. El doctor Flynn puede reunirse con nosotros mañana por la tarde. x Nick Jonas Todavía enfadado presidente de Jonas Enterprises Holdings, Inc.
Y otro más… oh, no.
De: Nick Jonas Fecha: 15 de junio de 2011 12:15 Para: __________(tn) ___________(ta) Asunto: Nerviosismo No he sabido nada de ti. Por favor, dime que estás bien. Ya sabes cómo me preocupo. ¡Enviaré a Taylor a comprobarlo! x Nick Jonas Muy ansioso presidente de Jonas Enterprises Holdings, Inc.
Pongo los ojos en blanco, y le llamo. No quiero que se preocupe. —Teléfono de Nick Jonas, soy Andrea Parker. Oh, me desconcierta tanto que no sea Nick quien conteste que me paro en seco en la calle, y el chico que va detrás de mí masculla enfadado y vira bruscamente para no chocar conmigo. Me refugio bajo el toldo verde de la tienda. —¿Hola? ¿Puedo ayudarla? La voz de Andrea llena el incómodo silencio. —Lo siento… Esto… esperaba hablar con Nick. —En este momento el señor Jonas está reunido —dice muy expeditiva—. ¿Quiere dejar un mensaje? —¿Puede decirle que ha llamado __________(tn) ? —¿__________(tn) ? ¿Es __________(tn) ___________(ta)? —Eh… Sí. Su pregunta me confunde. —Espere un segundo, señorita __________(ta). Ella deja un momento el teléfono y yo escucho con atención, pero no oigo lo que pasa. Al cabo de unos segundos, Nick está al aparato. —¿Estás bien? —Sí, estoy bien. Él respira, aliviado. —¿Por qué no iba a estarlo, Nick? —murmuro para tranquilizarle. —Siempre contestas enseguida a mis correos. Después de lo que te dije ayer, estaba preocupado —añade en voz baja, y luego habla con alguien de su despacho—. No, Andrea. Diles que esperen —ordena rotundo. Oh, yo conozco ese tono de voz. No oigo la respuesta de Andrea. —No, he dicho que esperen —reitera con firmeza. —Nick, ahora estás muy ocupado. Solo he llamado para decirte que estoy bien, en serio… solo que hoy he estado muy liada. Jack ha sacado el látigo. Esto… quiero decir… Me ruborizo y me callo. Pasa un buen rato sin que Nick diga nada. —Así que el látigo, ¿eh? Bueno, hubo un tiempo en que le habría considerado un hombre muy afortunado —dice en un tono bastante sardónico—. No permitas que se te suba encima, nena. —¡Nick! —le riño, y sé que está sonriendo. —Solo digo que le controles, nada más. Mira, me alegro de que estés bien. ¿A qué hora te recojo? —Te mandaré un e-mail. —Desde tu BlackBerry —dice con severidad. —Sí, señor —replico a mi vez. —Hasta luego, nena. —Adiós… Sigue al teléfono. —Cuelga —le regaño, sonriendo. Él suspira profundamente. —Ojalá no hubieras ido a trabajar esta mañana. —Yo pienso lo mismo. Pero estoy ocupada. Cuelga. —Cuelga tú. Puedo notar su sonrisa. Oh, el Nick juguetón. Adoro al Nick juguetón. Mmm… Adoro a Nick, punto. —Ya estamos otra vez… —Te estás mordiendo el labio. Maldita sea, tiene razón. ¿Cómo lo sabe? —¿Ves?, tú crees que no te conozco, __________(tn) . Pero te conozco mejor de lo que crees —murmura seductoramente, de esa forma que me deja sin fuerzas y hace que me derrita. —Nick, ya hablaremos más tarde. Ahora mismo yo también desearía sinceramente no haberme ido esta mañana. —Esperaré su correo, señorita __________(ta). Cuelgo, y me apoyo en el frío y duro vidrio del escaparate de la tienda. Oh, Dios, incluso por teléfono me posee. Sacudo la cabeza para dejar de pensar en Nick Jonas y entro en la tienda, deprimida al pensar de nuevo en Jack.
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| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 22nd 2013, 15:20 | |
| * * * Cuando vuelvo, me pone mala cara. —¿Te parece bien que salga a comer ahora? —le pregunto cautelosa. Él levanta la vista y me mira aún más malhumorado. —Si no hay más remedio… —me suelta—. Cuarenta y cinco minutos. Para recuperar el tiempo que has perdido esta mañana. —Jack, ¿puedo preguntarte una cosa? —¿Qué? —Hoy pareces muy disgustado. ¿He hecho algo que te haya molestado? Se me queda mirando. —Ahora mismo no estoy de humor para hacer una lista de tus fallos. Tengo trabajo. Devuelve la mirada a la pantalla de su ordenador, echándome claramente. Por Dios… ¿Qué he hecho? Me doy la vuelta y salgo de su despacho, y por un momento creo que voy a llorar. ¿Por qué de repente siente tanta aversión hacia mí? Me viene a la mente una idea muy desagradable, pero la ignoro. Ahora mismo no necesito pensar en sus tonterías… bastante tengo con lo mío. Salgo del edificio en dirección al Starbucks más cercano, pido un café con leche y me siento junto a la ventana. Saco el iPod del bolso y me pongo los auriculares. Escojo una canción al azar y pulso el botón de repetir para que suene una y otra vez. Necesito música para pensar. Dejo vagar mi mente. Nick el sádico. Nick el sumiso. Nick el intocable. Los impulsos edípicos de Nick. Nick bañando a Leila. Esta última imagen me atormenta, y gimo y cierro los ojos. ¿Realmente puedo casarme con este hombre? Eso implica aceptar muchas cosas. Él es complejo y difícil, pero en mi fuero interno sé que no quiero dejarle, a pesar de todos sus conflictos. Nunca podría dejarle. Le amo. Sería como cortarme un brazo. Nunca me había sentido tan viva, tan vital como ahora mismo. Desde que le conocí he descubierto todo tipo de sentimientos profundos y desconcertantes, y experiencias nuevas. Con Cincuenta nunca hay momentos de aburrimiento. Recuerdo mi vida antes de Nick, y es como si todo fuera en blanco y negro, como los retratos de José. Ahora mi vida entera es en colores saturados, ricos y brillantes. Estoy planeando sobre un rayo de luz deslumbrante, la luz deslumbrante de Nick. Sigo siendo Ícaro, volando demasiado cerca de mi sol. Suelto un resoplido interno. Volar con Nick… ¿quién puede resistirse a un hombre que puede volar? ¿Puedo abandonarle? ¿Quiero abandonarle? Es como si él hubiera pulsado un interruptor que me iluminara por dentro. Conocerle ha sido todo un proceso de aprendizaje. He descubierto más sobre mí misma en las últimas semanas que en toda mi vida anterior. He aprendido sobre mi cuerpo, mis límites infranqueables, mi tolerancia, mi paciencia, mi compasión y mi capacidad para amar. Y entonces la idea me impacta con la fuerza de un rayo. Esto es lo que él necesita de mí, a lo que tiene derecho: al amor incondicional. Nunca lo recibió de la puta adicta al crack… eso es lo que él necesita. ¿Puedo amarle incondicionalmente? ¿Puedo aceptarle tal como es, a pesar de todo lo que me contó anoche? Sé que es un hombre herido, pero no creo que sea irredimible. Suspiro al recordar las palabras de Taylor: «Es un buen hombre, señorita __________(ta)». Yo he sido testigo de la contundente evidencia de su bondad: sus obras de beneficencia, su ética empresarial, su generosidad… y, sin embargo, él no es capaz de verla en sí mismo. No se cree en absoluto merecedor de amor. Conocer su historia y sus predilecciones me ha permitido atisbar el origen de su odio hacia sí mismo… por eso no ha dejado que nadie se le acercara. ¿Seré capaz de superar esto? Una vez me dijo que no podía ni imaginar siquiera hasta dónde llegaba su depravación. Bueno, ahora ya me lo ha contado y, conociendo cómo fueron los primeros años de su vida, no me sorprende… aunque me impactó mucho oírlo en voz alta. Al menos me lo ha contado… y parece más feliz después de haberlo hecho. Ahora lo sé todo. ¿Eso devalúa su amor por mí? No, no lo creo. Él nunca se había sentido así, ni yo tampoco. Esto es nuevo para ambos. Los ojos se me llenan de lágrimas al recordar que, cuando dejó que le tocara anoche, cayeron sus últimas barreras. Y que tuvo que aparecer Leila con toda su locura para que llegáramos a ese punto. Tal vez debería estar agradecida. Ahora, el hecho de que él la bañara ya no me deja un sabor tan amargo. Me pregunto qué ropa le dio. Espero que no fuera el vestido de color ciruela. Me gusta mucho ese vestido. Así que ¿puedo amar incondicionalmente a ese hombre con todos sus conflictos? Porque no merece menos que eso. Todavía tiene que aprender límites, y pequeñas cosas como la empatía, y a ser menos controlador. Dice que ya no siente la compulsión de hacerme daño; quizá el doctor Flynn pueda arrojar algo de luz sobre eso. Fundamentalmente, eso es lo que más me preocupa: que necesite eso y que siempre haya encontrado mujeres afines que también lo necesitaban. Frunzo el ceño. Sí, esa es la seguridad que necesito. Quiero ser todas las cosas para este hombre, su Alfa y su Omega y todo lo que hay en medio, porque él lo es todo para mí. Espero que Flynn pueda contestar a todas mis preguntas, y quizá entonces podré decir que sí. Nick y yo encontraremos nuestro propio trozo de cielo cerca del sol. Contemplo el bullicio de Seattle a la hora de comer. Señora de Nick Jonas… ¿quién lo iba a decir? Miro el reloj. ¡Oh, no! Me levanto de un salto y salgo corriendo hacia la puerta: llevo una hora entera sentada aquí… ¡qué rápido ha pasado el tiempo! ¡Jack se va a poner como una fiera! * * * Vuelvo sigilosamente a mi mesa. Por suerte, él no está en su despacho. Parece ser que me voy a librar. Miro fijamente la pantalla de mi ordenador, tratando de que mi mente se ponga en modo trabajo. —¿Dónde estabas? Pego un salto. Jack está detrás de mí con los brazos cruzados. —En el sótano, haciendo fotocopias —miento. Él aprieta los labios, que se convierten en una línea fina, inflexible. —A las seis y media tengo que salir para el aeropuerto. Necesito que te quedes hasta entonces. —De acuerdo. Le sonrío con toda la amabilidad de la que soy capaz. —Necesito una copia impresa de mi agenda de trabajo en Nueva York, junto con diez fotocopias. Y encárgate de que empaqueten los folletos. ¡Y tráeme un café! —gruñe, y entra con paso enérgico en su despacho. Suelto un suspiro de alivio y, cuando cierra la puerta, le saco la lengua. Cabrón… * * * A las cuatro en punto, Claire llama desde recepción. —Mia Jonas te llama por teléfono. ¿Mia? Espero que no quiera que vayamos al centro comercial. —¡Hola, Mia! —__________(tn) , hola. ¿Cómo estás? —dice con entusiasmo desbordante. —Bien. Tengo mucho trabajo hoy. ¿Y tú? —¡Estoy de lo más aburrida! Y, para entretenerme con algo, estoy organizando una fiesta de cumpleaños para Nick. ¿El cumpleaños de Nick? Vaya, no tenía ni idea. —¿Cuándo es? —Lo sabía. Sabía que no te lo habría dicho. Es el sábado. Mamá y papá quieren que venga todo el mundo a comer para celebrarlo. Te estoy invitando oficialmente. —Oh, eso es estupendo. Gracias, Mia. —Ya he telefoneado a Nick y se lo he dicho, y él me ha dado tu teléfono de aquí. —Genial. Mi mente ya está dando vueltas: ¿qué demonios voy a comprarle a Nick por su cumpleaños? ¿Qué le compras a un hombre que tiene de todo? —Y la próxima semana podríamos quedar para comer. —Claro. ¿Y qué tal mañana? Mi jefe estará en Nueva York. —Oh, eso sería fantástico, __________(tn) . ¿A qué hora? —¿A la una menos cuarto? —Ahí estaré. Adiós, __________(tn) . —Adiós. Cuelgo. Nick. Cumpleaños. ¿Qué demonios puedo comprarle?
De: __________(tn) ___________(ta) Fecha: 15 de junio de 2011 16:11 Para: Nick Jonas Asunto: Antediluviano Querido señor Jonas: ¿Cuándo, exactamente, pensaba decírmelo? ¿Qué debería comprarle a mi vejestorio por su cumpleaños? ¿Quizá unas pilas para el audífono? A x __________(tn) ___________(ta) Ayudante de Jack Hyde, editor de SIP
De: Nick Jonas Fecha: 15 de junio de 2011 16:20 Para: __________(tn) ___________(ta) Asunto: Prehistórico No te burles de los ancianos. Me alegro de que estés vivita y coleando. Y de que Mia te haya llamado. Las pilas siempre van bien. No me gusta celebrar mi cumpleaños. x Nick Jonas Presidente sordo como una tapia de Jonas Enterprises Holdings,Inc.
De: __________(tn) ___________(ta) Fecha: 15 de junio de 2011 16:24 Para: Nick Jonas Asunto: Mmm Querido señor Jonas: Le imagino poniendo morritos mientras escribía esa última frase. Eso ejerce un efecto sobre mí. __(TI) xox __________(tn) ___________(ta) Ayudante de Jack Hyde, editor de SIP
De: Nick Jonas Fecha: 15 de junio de 2011 16:29 Para: __________(tn) ___________(ta) Asunto: Con los ojos en blanco Señorita __________(ta): ¡¡¡UTILICE LA BLACKBERRY!!! x Nick Jonas Presidente de mano suelta de Jonas Enterprises Holdings, Inc.
Pongo cara de exasperación. ¿Por qué es tan susceptible con los e-mails?
De: __________(tn) ___________(ta) Fecha: 15 de junio de 2011 16:33 Para: Nick Jonas Asunto: Inspiración Querido señor Jonas: Ah… No puede estar sin la mano suelta mucho tiempo, ¿verdad? Me pregunto qué diría sobre eso el doctor Flynn. Pero ahora ya sé qué voy a regalarte por tu cumpleaños… y espero que me haga daño… __(ti) x
De: Nick Jonas Fecha: 15 de junio de 2011 16:38 Para: __________(tn) ___________(ta) Asunto: Angina de pecho Señorita __________(ta): No creo que mi corazón pueda aguantar la tensión de otro correo como este; ni tampoco mis pantalones, por cierto. Compórtese. x Nick Jonas Presidente de Jonas Enterprises Holdings, Inc.
De: __________(tn) ___________(ta) Fecha: 15 de junio de 2011 16:42 Para: Nick Jonas Asunto: Pesado Nick: Intento trabajar para mi muy pesado jefe. Por favor, deja de molestarme y de ser tan pesado tú también. Tu último e-mail me ha puesto a cien. x P.D.: ¿Puedes recogerme a las 18:30?
De: Nick Jonas Fecha: 15 de junio de 2011 16:47 Para: __________(tn) ___________(ta) Asunto: Ahí estaré Nada me complacería más. En realidad, sí se me ocurren una serie de cosas que me complacerían más, y todas tienen que ver contigo. x Nick Jonas Presidente de Jonas Enterprises Holdings, Inc.
Al leer su respuesta, me ruborizo y sacudo la cabeza. Bromear sobre estas cosas por correo está muy bien, pero la verdad es que tenemos que hablar. Quizá después de mi charla con el doctor Flynn. Dejo la BlackBerry y doy por terminada mi pequeña reconciliación. * * * Hacia las seis y cuarto la oficina está desierta. He leído todo lo que me ha encargado Jack. He reservado un taxi para que le lleve al aeropuerto, y acabo de entregarle sus documentos. Echo una mirada ansiosa a través del cristal, pero él sigue concentrado en su llamada telefónica, y no quiero interrumpirle; no, visto el humor que tiene hoy. Mientras espero a que termine, se me ocurre que hoy no he comido. Oh, no… eso no le sentará bien a Cincuenta. Me dirijo rápidamente hacia la cocina para ver si quedan galletas. Estoy abriendo el tarro comunitario de galletas cuando Jack aparece de repente en el umbral de la cocina, mirándome fijamente. Oh. ¿Qué está haciendo aquí? Me fulmina con la mirada. —Bueno, __________(tn) . Creo que este es un buen momento para hablar de tus fallos. Entra y cierra la puerta, e inmediatamente se me seca la boca y en mi mente suena una alarma fuerte e insistente. Oh, no. En sus labios se dibuja una sonrisa grotesca, y sus ojos tienen un brillo profundo e intenso de color cobalto. —Por fin estamos a solas —dice, y se lame el labio superior muy despacio. ¿Qué? —Ahora… ¿vas a ser buena chica y escucharás con mucha atención lo que te diga?
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| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 22nd 2013, 18:07 | |
| caray... cuantas cosas le pasa... primero leila luego nick y sus facetas y ahora su jefe bendito señor siguela | |
| | | CristalJB_kjn Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 477 Edad : 32 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 24/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 22nd 2013, 19:36 | |
| inche viejo no no no no no puedes dejarnos asi a ese tipo lo golpeare neta sihace algo que se olvide de que vaya a tener hijos pero wooo esos chicos estan con todo vd???? jejejejejejeje MAS MAS MAS MAS !!! | |
| | | fernanda Jonas de Nick Forista!
Cantidad de envíos : 88 Edad : 32 Localización : New Jersey Fecha de inscripción : 22/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 23rd 2013, 02:27 | |
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| | | fernanda Jonas de Nick Forista!
Cantidad de envíos : 88 Edad : 32 Localización : New Jersey Fecha de inscripción : 22/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 23rd 2013, 02:33 | |
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| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 24th 2013, 08:52 | |
| Capitulo 16 Los ojos de Jack tienen un destello azul muy oscuro, y sonríe con aire despectivo mientras mira con lascivia mi cuerpo de arriba abajo. El miedo me deja sin respiración. ¿Qué es esto? ¿Qué quiere? De algún lugar del interior de mi mente y a pesar de mi sequedad de boca, surge la decisión y el valor para forzarme a decir algunas palabras entre dientes, con el mantra de mi clase de autodefensa, «Haz que sigan hablando», girando en mi cerebro como un centinela etéreo. —Jack, no creo que ahora sea buen momento para esto. Tu taxi llegará dentro de diez minutos, y tengo que darte todos tus documentos. Mi voz, tranquila pero ronca, me delata. Él sonríe, y cuando finalmente esa sonrisa alcanza a sus ojos, tiene un aire despótico de «me trae totalmente al pairo». Su mirada brilla bajo la cruda luz del tubo fluorescente sobre nuestras cabezas en este cuarto gris y sin ventanas. Da un paso hacia mí, sin apartar sus ojos refulgentes de los míos. Le miro, y veo sus pupilas dilatadas, el negro eclipsando al azul. Oh, Dios. Mi miedo se intensifica. —¿Sabes?, tuve que pelearme con Elizabeth para darte este trabajo… Se le quiebra la voz y se acerca un paso más, y yo retrocedo hasta los desvencijados armarios de la pared. Haz que sigan hablando, que sigan hablando, que sigan hablando. —¿Qué problema tienes exactamente, Jack? Si quieres exponer tus quejas, quizá deberíamos decir a recursos humanos que estén presentes. Podemos hablarlo con Elizabeth en un entorno más formal. ¿Dónde está el personal de seguridad? ¿Siguen en el edificio? —No necesitamos a recursos humanos para gestionar esta situación, __________(tn) — dice desdeñoso—. Cuando te contraté, creí que trabajarías duro. Creía que tenías potencial. Pero ahora… no sé. Te has vuelto distraída y descuidada. Y me pregunté… si no sería tu novio el que te estaba llevando por el mal camino. Pronuncia «novio» con un desprecio espeluznante. —Decidí revisar tu cuenta de correo electrónico, para ver si podía encontrar alguna pista. ¿Y sabes qué encontré, __________(tn) ? ¿Sabes lo que no cuadraba? Los únicos e-mails personales de tu cuenta eran para el egocéntrico de tu novio. —Se para y evalúa mi reacción—. Y me puse a pensar… ¿dónde están los e-mails que le envía él? No hay ninguno. Nada. Cero. Dime, ¿qué está pasando, __________(tn) ? ¿Cómo puede ser que los e-mails que te envía él no aparezcan en nuestro sistema? ¿Eres una especie de espía empresarial que ha colocado aquí la organización de Jonas? ¿Es eso? Dios, los e-mails. Oh, no. ¿Qué he puesto en ellos? —Jack, ¿de qué estás hablando? Trato de parecer desconcertada, y resulto bastante convincente. Esta conversación no va por donde esperaba y no me fío lo más mínimo de él. Alguna feromona subliminal que exuda del cuerpo de Jack me mantiene en máxima alerta. Este hombre está enfadado, es voluble y totalmente impredecible. Intento razonar con él. —Acabas de decir que tuviste que convencer a Elizabeth para contratarme. ¿Cómo pueden haberme introducido aquí para espiar? Aclárate, Jack. —Pero Jonas se cargó lo del viaje a Nueva York, ¿no? Oh, no. —¿Cómo lo consiguió, __________(tn) ? ¿Qué hizo tu poderoso novio formado en las más prestigiosas universidades? La poca sangre que me quedaba en las venas desaparece, y creo que voy a desmayarme. —No sé de qué estás hablando, Jack —susurro—. Tu taxi está a punto de llegar. ¿Te traigo tus cosas? Oh, por favor, deja que me vaya. Acaba ya con esto. Jack disfruta viéndome en esa situación tan incómoda y agobiante, y continúa: —¿Y él cree que intentaré propasarme contigo? —Sonríe y se le enardece la mirada—. Bueno, quiero que pienses en una cosa mientras estoy en Nueva York. Yo te di este trabajo y espero cierta gratitud por tu parte. En realidad, tengo derecho. Tuve que pelear para conseguirte. Elizabeth quería a alguien más cualificado, pero… yo vi algo en ti. De manera que hemos de hacer un pacto. Un pacto que me deje satisfecho. ¿Entiendes lo que te estoy diciendo, __________(tn) ? ¡Dios! —Considéralo, si lo prefieres, como una nueva definición de tu trabajo. Y, si me satisfaces, no investigaré más a fondo qué teclas ha tocado tu novio, qué contactos ha exprimido, o qué favores se ha cobrado de algún compañero de una de esas pijas fraternidades universitarias. Le miro con la boca abierta. Me está haciendo chantaje… ¡a cambio de sexo! ¿Y qué puedo decir? Aún faltan tres semanas para que la noticia de la OPA hostil de Nick se haga pública. No doy crédito. ¡Sexo… conmigo! Jack se acerca más hasta colocarse justo delante de mí, mirándome a los ojos. Su colonia empalagosa y dulzona invade mis fosas nasales… es repugnante. Y, si no me equivoco, el aliento le apesta a alcohol. Oh, no, ha estado bebiendo… ¿cuándo? —Eres una suavona reprimida, una calientabraguetas, ¿sabes, __________(tn) ? — murmura apretando los dientes. ¿Qué? ¿Una calientabraguetas… yo? —Jack, no tengo ni idea de qué hablas —susurro, y siento una descarga de adrenalina por todo mi cuerpo. Ahora está más cerca, y espero mi momento para entrar en acción. Ray estaría orgulloso. Él me enseñó qué hacer. Es experto en autodefensa. Si Jack me toca, si respira siquiera demasiado cerca de mí, le derribaré. Me falta el aire. No debo desmayarme. No debo desmayarme. —Mírate. —Me observa con lascivia—. Estás muy excitada, lo noto. En realidad tú me has provocado. En el fondo lo deseas, lo sé. Madre mía. Este hombre delira. Mi miedo alcanza el nivel de ataque inminente, y amenaza con aplastarme. —No, Jack, yo nunca te he provocado. —Sí, me provocaste, puta calientabraguetas. Detecto las señales. Alarga la mano, y con el dorso de los nudillos me acaricia delicadamente la mejilla hasta el mentón. Y luego la garganta, con el dedo índice, y yo siento el corazón en la boca y reprimo las náuseas. Llega hasta el hueco de la base del cuello bajo el botón desabrochado de mi blusa negra, y apoya la mano en mi pecho. —Me deseas. Admítelo, __________(tn) . Sin apartar los ojos de él, y concentrada en lo que tengo que hacer —en lugar de en mi creciente repugnancia y mi pavor—, poso una mano delicadamente sobre la suya, como una caricia. Él sonríe triunfante. Entonces le agarro el dedo meñique, se lo retuerzo hacia atrás y, de un tirón, lo hago bajar a la altura de su cadera. —¡Ahhh! —grita por el dolor y la sorpresa, y, cuando trastabilla, levanto la rodilla con fuerza hasta su ingle y consigo impactar limpiamente en mi objetivo. Cuando dobla las rodillas y se derrumba con un quejido sobre el suelo de la cocina con las manos entre las piernas, me aparto ágilmente hacia la izquierda. —No vuelvas a tocarme nunca —le advierto con un gruñido gutural—. Y tienes la hoja de ruta y los folletos encima de mi mesa. Ahora me voy a casa. Buen viaje. Y en adelante, hazte tú el maldito café. —¡Jodida puta! —me grita casi gimoteante, pero yo ya he salido por la puerta. Vuelvo a mi mesa corriendo, cojo la chaqueta y el bolso, y salgo disparada hacia recepción sin hacer caso de los gemidos y las maldiciones que profiere el cabrón, aún tirado en el suelo de la cocina. Salgo a la calle y me paro un momento al sentir el aire fresco dándome en la cara. Inspiro profundamente y recupero la calma. Pero, como no he comido en todo el día, cuando esa desagradable descarga de adrenalina remite, las piernas me fallan y me desplomo en el suelo. Con cierto distanciamiento, contemplo a cámara lenta la escena que se desarrolla delante de mí: Nick y Taylor, con trajes oscuros y camisas blancas, bajan de un salto del coche y corren hacia mí. Nick se arrodilla a mi lado, pero yo apenas soy consciente de ello y solo soy capaz de pensar: Él está aquí. Mi amor está aquí. —¡__________(tn) , __________(tn) ! ¿Qué sucede? Me coloca en su regazo y me pasa las manos por los brazos para comprobar si estoy herida. Me sostiene la cabeza entre las manos y me mira a los ojos. Los suyos, grises y muy abiertos, están aterrorizados. Yo me abandono, embargada por una repentina sensación de cansancio y de alivio. Oh, los brazos de Nick. No deseo estar en ninguna otra parte. —__________(tn) . —Me zarandea suavemente—. ¿Qué pasa? ¿Estás enferma? Niego con la cabeza y me doy cuenta de que necesito empezar a explicarme. —Jack —susurro, y, más que ver, percibo una fugaz mirada de Nick a Taylor, que desaparece rápidamente en el interior del edificio. —¡Por Dios! —Nick me rodea con sus brazos—. ¿Qué te ha hecho ese canalla? Y, en mitad de toda esta locura, una risita tonta brota de mi garganta. Recuerdo a Jack, absolutamente conmocionado, cuando le agarré del dedo. —Más bien qué le he hecho yo a él. Me echo a reír y no puedo parar. —¡__________(tn) ! Nick vuelve a zarandearme, y la risa histérica se calma. —¿Te ha tocado? —Solo una vez. Nick, dominado por la rabia, comprime y tensa los músculos, y se pone de pie con agilidad, poderoso, con la firmeza de una roca, conmigo en brazos. Está furioso. ¡No! —¿Dónde está ese cabrón? Se oyen gritos ahogados dentro del edificio. Nick me deja en el suelo. —¿Puedes sostenerte en pie? Yo asiento. —No entres. No, Nick. De pronto ha vuelto el miedo, miedo de lo que Nick le hará a Jack. —Sube al coche —me ordena a gritos. —Nick, no —digo, sujetándole del brazo. —Entra en el maldito coche, __________(tn) . Se suelta de mí. —¡No! ¡Por favor! —le suplico—. Quédate. No me dejes sola. Utilizo mi último recurso. Nick, furioso, se pasa la mano por el pelo y me clava una mirada llena de indecisión. Los gritos en el interior del edificio aumentan, y luego cesan de repente. Oh, no. ¿Qué ha hecho Taylor? Nick saca su BlackBerry. —Nick, él tiene mis e-mails. —¿Qué? —Los e-mails que te he enviado. Quería saber dónde estaban los e-mails que tú me has enviado a mí. La mirada de Nick se torna asesina. Maldita sea. —¡Joder! —masculla, y me mira con los ojos entornados. Marca un número en su Blackberry. Oh, no. Me he metido en un buen lío. ¿A quién telefonea? —Barney. Soy Jonas. Necesito que accedas al servidor central de SIP y elimines todos los e-mails que me ha enviado __________(tn) ___________(ta). Después accede a los archivos personales de Jack Hyde para comprobar que no están almacenados allí. Si lo están, elimínalos… Sí, todos. Ahora. Cuando esté hecho, házmelo saber. Pulsa el botón de cortar llamada y luego marca otro número. —Roach. Soy Jonas. Hyde… le quiero fuera. Ahora. Ya. Llama a seguridad. Haced que vacíe inmediatamente su mesa, o lo primero que haré mañana a primera hora es liquidar esta empresa. Esos son todos los motivos que necesitas para darle la carta de despido. ¿Entendido? Se queda escuchando un momento y luego cuelga, aparentemente satisfecho. —La BlackBerry… —sisea entre dientes. —Por favor, no te enfades conmigo. —Ahora mismo estoy muy enfadado contigo —gruñe, y vuelve a pasarse la mano por el pelo—. Entra en el coche. —Nick, por favor… —Entra en el jodido coche, __________(tn) . No me obligues a tener que meterte yo personalmente —me amenaza, con los ojos centelleantes de ira. Maldita sea. —No hagas ninguna tontería, por favor —le suplico. —¡Tonterías! —explota—. Te dije que usaras tu jodida BlackBerry. A mí no me hables de tonterías. Entra en el puto coche, __________(tn) … ¡Ahora! —brama, y yo me estremezco de miedo. Este es el Nick furioso. Nunca le he visto tan enfadado. Apenas puede controlarse. —Vale —musito, y se apacigua—. Pero, por favor, ve con cuidado. Él aprieta los labios, convertidos ahora en una fina línea, y señala airado hacia el coche, mirándome fijamente. Vaya, vale…Ya lo he captado. —Por favor, ve con cuidado. No quiero que te pase nada. Me moriría — murmuro. Él parpadea y se tranquiliza, bajando el brazo e inspirando profundamente. —Iré con cuidado —dice, y su mirada se dulcifica. Oh, gracias a Dios. Sus ojos refulgen mientras observa cómo me dirijo al coche, abro la puerta del pasajero y entro. Una vez que estoy sana y salva en el Audi, él desaparece en el interior del edificio, y yo vuelvo a sentir el corazón en la garganta. ¿Qué piensa hacer? Me siento y espero. Y espero. Y espero. Cinco minutos eternos. El taxi de Jack aparca delante del Audi. Diez minutos. Quince. Dios… ¿qué están haciendo ahí dentro, y cómo estará Taylor? La espera es un martirio. Al cabo de veinticinco minutos, Jack sale del edificio cargado con una caja de cartón. Detrás de él aparece el guardia de seguridad. ¿Dónde estaba antes? Después salen Nick y Taylor. Jack parece aturdido. Va directo al taxi, y yo me alegro de que el Audi tenga los cristales ahumados y no pueda verme. El taxi arranca —no creo que se dirija al aeropuerto—, y Nick y Taylor se acercan al coche. Nick abre la puerta del conductor y se desliza en el asiento, seguramente porque yo estoy delante, y Taylor se sienta detrás de mí. Ninguno de los dos dice una palabra cuando Nick pone el coche en marcha y se incorpora al tráfico. Yo me atrevo a mirar de reojo a Cincuenta. Tiene los labios apretados, pero parece abstraído. Suena el teléfono del coche. —Jonas —espeta Nick. —Señor Jonas, soy Barney. —Barney, estoy en el manos libres y hay más gente en el coche —advierte. —Señor, ya está todo hecho. Pero tengo que hablar con usted sobre otras cosas que he encontrado en el ordenador del señor Hyde. —Te llamaré cuando llegue. Y gracias, Barney. —Muy bien, señor Jonas. Barney cuelga. Su voz parecía la de alguien mucho más joven de lo que me esperaba. ¿Qué más habrá en el ordenador de Jack? —¿No vas a hablarme? —pregunto en voz baja. Nick me mira, vuelve a fijar la vista en la carretera, y me doy cuenta de que sigue enfadado. —No —replica en tono adusto. Oh, ya estamos… qué infantil. Me rodeo el cuerpo con los brazos, y observo por la ventanilla con la mirada perdida. Quizá debería pedirle que me dejara en mi apartamento; así podría «no hablarme» desde la tranquilidad del Escala y ahorrarnos a ambos la inevitable pelea. Pero, en cuanto lo pienso, sé que no quiero dejarle dándole vueltas al asunto. No después de lo de ayer. Finalmente nos detenemos delante de su edificio, y Nick se apea. Rodea el coche con su elegante soltura y me abre la puerta. —Vamos —ordena, mientras Taylor ocupa el asiento del conductor. Yo cojo la mano que me tiende y le sigo a través del inmenso vestíbulo hasta el ascensor. No me suelta. —Nick, ¿por qué estás tan enfadado conmigo? —susurro mientras esperamos. —Ya sabes por qué —musita. Entramos al ascensor y marca el código del piso—. Dios, si te hubiera pasado algo, a estas horas él ya estaría muerto. El tono de Nick me congela la sangre. Las puertas se cierran. —Créeme, voy a arruinar su carrera profesional para que no pueda volver a aprovecharse de ninguna jovencita nunca más, una excusa muy miserable para un hombre de su calaña. —Menea la cabeza—. ¡Dios, __________(tn) ! Y de pronto me sujeta y me aprisiona contra una esquina del ascensor. Hunde una mano en mi pelo y me atrae con fuerza hacia él. Su boca busca la mía, y me besa con apasionada desesperación. No sé por qué me coge por sorpresa, pero lo hace. Yo saboreo su alivio, su anhelo y los últimos vestigios de su rabia, mientras su lengua posee mi boca. Se para, me mira fijamente, y apoya todo su peso sobre mí, de forma que no puedo moverme. Me deja sin aliento y me aferro a él para sostenerme. Alzo la mirada hacia su hermoso rostro, marcado por la determinación y la mayor seriedad. —Si te hubiera pasado algo… si él te hubiera hecho daño… —Noto el estremecimiento que recorre su cuerpo—. La BlackBerry —ordena en voz baja—. A partir de ahora. ¿Entendido? Yo asiento y trago saliva, incapaz de apartar la vista de su mirada grave y fascinante. Cuando el ascensor se para, se yergue y me suelta. —Dice que le diste una patada en las pelotas. Nick ha aligerado el tono. Ahora su voz tiene cierto matiz de admiración, y creo que estoy perdonada. —Sí —susurro, aún sin recuperarme del todo de la intensidad de su beso y su vehemente exigencia. —Bien. —Ray estuvo en el ejército. Me enseñó muy bien. —Me alegro mucho de que lo hiciera —musita, y añade arqueando una ceja —: Lo tendré en cuenta. Me da la mano, me conduce fuera del ascensor y yo le sigo, aliviada. Me parece que su mal humor ya no empeorará. —Tengo que llamar a Barney. No tardaré. Desaparece en su estudio, y me deja plantada en el inmenso salón. La señora Jones está dando los últimos toques a nuestra cena. Me doy cuenta de que estoy hambrienta, pero necesito hacer algo. —¿Puedo ayudar? —pregunto. Ella se echa a reír. —No, __________(tn) . ¿Puedo servirle una copa o algo? Parece agotada. —Me encantaría una copa de vino. —¿Blanco? —Sí, por favor. Me siento en uno de los taburetes y ella me ofrece una copa de vino frío. No lo conozco, pero está delicioso, entra bien y calma mis nervios crispados. ¿En qué había estado pensando antes? En lo viva que me sentía desde que había conocido a Nick. En que mi vida se había convertido en algo emocionante. Caray… ¿no podría tener al menos un par de días aburridos? ¿Y si nunca hubiera conocido a Nick? Ahora mismo estaría refugiada en mi apartamento, hablando con Ethan, completamente alterada por el incidente con Jack y sabiendo que tendría que volver a encontrarme con ese canalla el viernes. Tal como están las cosas ahora, es muy probable que nunca vuelva a verle. Pero ¿para quién trabajaré? Frunzo el ceño. No había pensado en eso. Vaya… ¿seguiré teniendo trabajo siquiera? —Buenas noches, Gail. Nick vuelve a entrar en el salón y me distrae de mis pensamientos. Va directamente a la nevera y se sirve una copa de vino. —Buenas noches, señor Jonas. ¿Cenarán a las diez, señor? —Me parece muy bien. Nick alza su copa. —Por los ex militares que entrenan bien a sus hijas —dice, y se le suaviza la mirada. —Salud —musito, y levanto mi copa. —¿Qué pasa? —pregunta Nick. —No sé si todavía tengo trabajo. Él ladea la cabeza. —¿Sigues queriendo tenerlo? —Claro. —Entonces todavía lo tienes. Así de simple. ¿Ves? Él es el amo y señor de mi universo. Le miro con los ojos en blanco y él sonríe.
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| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 24th 2013, 09:03 | |
| * * * La señora Jones ha preparado un exquisito pastel de pollo, y se ha retirado para que disfrutemos del fruto de su trabajo. Ahora que ya puedo comer algo, me siento mucho mejor. Estamos sentados en la barra del desayuno, y aunque intento engatusarlo, Nick se niega a contarme qué ha descubierto Barney en el ordenador de Jack. Aparco el tema, y decido en su lugar abordar el espinoso asunto de la inminente visita de José. —Me ha llamado José —digo en tono despreocupado. —¿Ah? Nick se da la vuelta para mirarme. —Quiere traer tus fotografías el viernes. —Una entrega personal. Qué cortés por su parte —apunta Nick. —Quiere salir. A tomar algo. Conmigo. —Ya. —Para entonces seguramente Kate y Elliot ya habrán vuelto —añado enseguida. Nick deja el tenedor y me mira con el ceño fruncido. —¿Qué me estás pidiendo exactamente? Le miro enojada. —No te estoy pidiendo nada. Te estoy informando de mis planes para el viernes. Mira, yo quiero ver a José, y él necesita un sitio para dormir. Puede que se quede aquí o en mi apartamento, pero si lo hace yo también debería estar allí. Nick abre mucho los ojos. Parece anonadado. —Intentó propasarse contigo. —Nick, eso fue hace varias semanas. Él estaba borracho, yo estaba borracha, tú lo solucionaste… no volverá a pasar. Él no es Jack, por el amor de Dios. —Ethan está aquí. Él puede hacerle compañía. —Quiere verme a mí, no a Ethan. Nick me mira ceñudo. —Solo es un amigo —digo en tono enfático. —No me hace ninguna gracia. ¿Y qué? Dios, a veces es crispante. Inspiro profundamente. —Es amigo mío, Nick. No le he visto desde la inauguración de la exposición. Y estuve muy poco rato. Yo sé que tú no tienes ningún amigo, aparte de esa espantosa mujer, pero yo no me quejo de que la veas —replico. Nick parpadea, estupefacto—. Tengo ganas de verle. No he sido una buena amiga. Mi subconsciente está alarmada. ¿Estás teniendo una pequeña pataleta? ¡Cálmate! Los ojos cafes de Nick refulgen al mirarme. —¿Eso es lo que piensas? —dice entre dientes. —¿Lo que pienso de qué? —Sobre Elena. ¿Preferirías que no la viera? —Exacto. Preferiría que no la vieras. —¿Por qué no lo has dicho antes? —Porque no me corresponde a mí decirlo. Tú la consideras tu única amiga. —Me encojo de hombros, exasperada. Realmente no lo entiende. ¿Cómo se ha convertido esto en una conversación sobre Elena? Yo ni siquiera quiero pensar en ella. Trato de volver al tema de José—. Del mismo modo que no te corresponde a ti decir si puedo o no puedo ver a José. ¿No lo entiendes? Nick me mira fijamente, creo que perplejo. Oh, ¿qué estará pensando? —Puede dormir aquí, supongo —musita—. Así podré vigilarle —comenta en tono hosco. ¡Aleluya! —¡Gracias! ¿Sabes?, si yo también voy a vivir aquí… —Me fallan las palabras. Nick asiente. Sabe qué intento decirle—. Aquí no es que falte espacio precisamente… —digo con una sonrisita irónica. En sus labios se dibuja lentamente una sonrisa. —¿Se está riendo de mí, señorita __________(ta)? —Desde luego, señor Jonas. Me pongo de pie por si empieza a calentársele la mano, recojo los platos y los meto en el lavavajillas. —Ya lo hará Gail. —Lo estoy haciendo yo. Me enderezo y le miro. Él me observa intensamente. —Tengo que trabajar un rato —dice como disculpándose. —Muy bien. Ya encontraré algo que hacer. —Ven aquí —ordena, pero su voz es suave y seductora y sus ojos apasionados. Yo no dudo en caminar hacia él y rodearle el cuello. Él permanece sentado en el taburete. Me envuelve entre sus brazos, me estrecha contra él y simplemente me abraza. —¿Estás bien? —susurra junto a mi cabello. —¿Bien? —¿Después de lo que ha pasado con ese cabrón? ¿Después de lo que ocurrió ayer? —añade en voz baja y muy seria. Yo miro al fondo de sus ojos, oscuros, graves. ¿Estoy bien? —Sí —susurro. Me abraza más fuerte, y me siento segura, apreciada y amada, todo a la vez. Es maravilloso. Cierro los ojos, y disfruto de la sensación de estar en sus brazos. Amo a este hombre. Amo su aroma embriagador, su fuerza, sus maneras volubles… mi Cincuenta. —No discutamos —murmura. Me besa el pelo e inspira profundamente—. Hueles divinamente, como siempre, __________(tn) . —Tú también —susurro, y le beso el cuello. Me suelta, demasiado pronto. —Terminaré en un par de horas. * * * Deambulo indolentemente por el piso. Nick sigue trabajando. Me he duchado, me he puesto unos pantalones de chándal y una camiseta míos, y estoy aburrida. No me apetece leer. Si me quedo quieta, me acuerdo de Jack y de sus dedos sobre mi cuerpo. Echo un vistazo a mi antiguo dormitorio, la habitación de las sumisas. José puede dormir aquí: le gustarán las vistas. Son las ocho y cuarto y el sol está empezando a ponerse por el oeste. Las luces de la ciudad centellean allá abajo. Es algo maravilloso. Sí, a José le gustará estar aquí. Me pregunto vagamente dónde colgará Nick las fotos que me hizo José. Preferiría que no lo hiciera. No me apetece verme a mí misma. Salgo de nuevo al pasillo y acabo frente a la puerta del cuarto de juegos, y, sin pensarlo, intento abrir el pomo. Nick suele cerrarla con llave, pero, para mi sorpresa, la puerta se abre. Qué raro. Sintiéndome como una niña que hace novillos y se interna en un bosque prohibido, entro. Está oscuro. Pulso el interruptor y las luces bajo la cornisa se encienden con un tenue resplandor. Es tal como lo recordaba. Una habitación como un útero. Surgen en mi mente recuerdos de la última vez que estuve aquí. El cinturón… tiemblo al recordarlo. Ahora cuelga inocentemente, alineado junto a los demás, en la estantería que hay junto a la puerta. Paso los dedos, vacilante, sobre los cinturones, las palas, las fustas y los látigos. Dios. Esto es lo que necesito aclarar con el doctor Flynn. ¿Puede alguien que tiene este estilo de vida dejarlo sin más? Parece muy poco probable. Me acerco a la cama, me siento sobre las suaves sábanas de satén rojo, y echo una ojeada a todos esos artilugios. A mi lado está el banco, y encima el surtido de varas. ¡Cuántas hay! ¿No le bastará solo con una? Bien, cuanto menos sepa de todo esto, mejor. Y la gran mesa. No sé para qué la usa Nick, nosotros nunca la probamos. Me fijo en el Chesterfield, y voy a sentarme en él. Es solo un sofá, no tiene nada de extraordinario: no hay nada para atar a nadie, por lo que puedo ver. Miro detrás de mí y veo la cómoda. Siento curiosidad. ¿Qué guardará ahí? Cuando abro el cajón de arriba, noto que la sangre late con fuerza en mis venas. ¿Por qué estoy tan nerviosa? Tengo la sensación de estar haciendo algo ilícito, como si invadiera una propiedad privada, cosa que evidentemente estoy haciendo. Pero si él quiere casarse conmigo, bueno… Dios santo, ¿qué es todo esto? Una serie de instrumentos y extrañas herramientas —no tengo ni idea de qué son ni para qué sirven— están dispuestos cuidadosamente en el cajón. Cojo uno. Tiene forma de bala, con una especie de mango. Mmm… ¿qué demonios haces con esto? Estoy atónita, pero creo que me hago una idea. ¡Hay cuatro tamaños distintos! Se me eriza el vello, y en ese momento levanto la vista. Nick está en el umbral, mirándome con expresión inescrutable. Me siento como si me hubieran pillado con la mano en el tarro de los caramelos. —Hola. Sonrío muy nerviosa, consciente de tener los ojos muy abiertos y estar mortalmente pálida. —¿Qué estás haciendo? —dice suavemente, pero con cierto matiz inquietante en la voz. Oh, no. ¿Está enfadado? —Esto… estaba aburrida y me entró la curiosidad —musito, avergonzada de que me haya descubierto: dijo que tardaría dos horas. —Esa es una combinación muy peligrosa. Se pasa el dedo índice por el labio inferior en actitud pensativa, sin dejar de mirarme ni un segundo. Yo trago saliva. Tengo la boca seca. Entra lentamente en la habitación y cierra la puerta sin hacer ruido. Sus ojos son como una llamarada gris. Oh, Dios. Se inclina con aire indiferente sobre la cómoda, pero intuyo que es una actitud engañosa. La diosa que llevo dentro no sabe si es el momento de enfrentarse a la situación o de salir corriendo. —¿Y, exactamente, sobre qué le entró la curiosidad, señorita __________(ta)? Quizá yo pueda informarle. —La puerta estaba abierta… Yo… Miro a Nick y contengo la respiración, insegura como siempre de cuál será su reacción o qué debo decir. Tiene la mirada oscura. Creo que se está divirtiendo, pero es difícil decirlo. Apoya los codos en la cómoda, con la barbilla entre las manos. —Hace un rato estaba aquí preguntándome qué hacer con todo esto. Debí de olvidarme de cerrar. Frunce el ceño un segundo, como si no echar la llave fuera un error terrible. Yo arrugo la frente: no es propio de él ser olvidadizo. —¿Ah? —Pero ahora tú estás aquí, curiosa como siempre —dice con voz suave, desconcertado. —¿No estás enfadado? —musito, prácticamente sin aliento. Él ladea la cabeza y sus labios se curvan en una mueca divertida. —¿Por qué iba a enfadarme? —Me siento como si hubiera invadido una propiedad privada… y tú siempre te enfadas conmigo —añado bajando la voz, aunque me siento aliviada. Nick vuelve a fruncir el ceño. —Sí, la has invadido, pero no estoy enfadado. Espero que un día vivas aquí conmigo, y todo esto —hace un gesto vago con la mano alrededor de la habitación— será tuyo también. ¿Mi cuarto de juegos…? Le miro con la boca abierta: la idea cuesta mucho de digerir. —Por eso entré aquí antes. Intentaba decidir qué hacer. —Se da golpecitos en los labios con el dedo índice—. ¿Así que siempre me enfado contigo? Esta mañana no estaba enfadado. Oh, eso es verdad. Sonrío al recordar a Nick cuando nos despertamos, y eso hace que deje de pensar en qué pasará con el cuarto de juegos. Esta mañana Cincuenta estuvo muy juguetón. —Tenías ganas de diversión. Me gusta el Nick juguetón. —¿Te gusta, eh? Arquea una ceja, y en su encantadora boca se dibuja una sonrisa, un tímida sonrisa. ¡Uau! —¿Qué es esto? —pregunto, sosteniendo esa especie de bala de plata. —Siempre ávida por saber, señorita __________(ta). Eso es un dilatador anal —dice con delicadeza. —Ah… —Lo compré para ti. ¿Qué? —¿Para mí? Asiente despacio, con expresión seria y cautelosa. Frunzo el ceño. —¿Compras, eh… juguetes nuevos para cada sumisa? —Algunas cosas. Sí. —¿Dilatadores anales? —Sí. Muy bien… Trago saliva. Dilatador anal. Es de metal duro… seguramente resulte bastante incómodo. Recuerdo la conversación que tuvimos después de mi graduación sobre juguetes sexuales y límites infranqueables. Creo recordar que dije que los probaría. Ahora, al ver uno de verdad, no sé si es algo que quiera hacer. Lo examino una vez más y vuelvo a dejarlo en el cajón. —¿Y esto? Cojo un objeto de goma, negro y largo. Consiste en una serie de esferas que van disminuyendo de tamaño, la primera muy voluminosa y la última muy pequeña. Ocho en total. —Un rosario anal —dice Nick observándome atentamente. ¡Oh! Las examino con horror y fascinación. Todas esas esferas, dentro de mí… ¡ahí! No tenía ni idea. —Causan un gran efecto si las sacas en mitad de un orgasmo —añade con total naturalidad. —¿Esto es para mí? —susurro. —Para ti. Asiente despacio. —¿Este es el cajón de los juguetes anales? Sonríe. —Si quieres llamarlo así… Lo cierro enseguida, en cuanto noto que me arden las mejillas. —¿No te gusta el cajón de los juguetes anales? —pregunta divertido, con aire inocente. Le miro fijamente y me encojo de hombros, tratando de disimular con descaro mi incomodidad. —No estaría entre mis regalos de Navidad favoritos —comento con indiferencia, y abro vacilante el segundo cajón. Él sonríe satisfecho. —En el siguiente cajón hay una selección de vibradores. Lo cierro inmediatamente. —¿Y en el siguiente? —musito. Vuelvo a estar pálida, pero esta vez es de vergüenza. —Ese es más interesante. ¡Oh! Abro el cajón titubeante, sin apartar los ojos de su hermoso rostro, que muestra ahora cierta arrogancia. Dentro hay un surtido de objetos de metal y algunas pinzas de ropa. ¡Pinzas de ropa! Cojo un instrumento grande de metal, como una especie de clip. —Pinzas genitales —dice Nick. Se endereza y se acerca con total naturalidad hasta colocarse a mi lado. Yo las guardo enseguida y escojo algo más delicado: dos clips pequeños encadenados. —Algunas son para provocar dolor, pero la mayoría son para dar placer — murmura. —¿Qué es esto? —Pinzas para pezones… para los dos. —¿Para los dos? ¿Pechos? Nick me sonríe. —Bueno hay dos pinzas, nena. Sí, para los dos pechos. Pero no me refería a eso. Me refería a que son tanto para el placer como para el dolor. Ah. Me coge las pinzas de las manos. —Levanta el meñique. Hago lo que me dice, y me pone un clip en la punta del dedo. No duele mucho. —La sensación es muy intensa, pero cuando resulta más doloroso y placentero es cuando las retiras. Me quita el clip. Mmm, puede ser agradable. Me estremezco de pensarlo. —Esto tiene buena pinta —murmuro, y Nick sonríe. —¿No me diga, señorita __________(ta)? Creo que se nota. Asiento tímidamente y vuelvo a guardar las pinzas en el cajón. Nick se inclina y saca otras dos. —Estas son ajustables. Las levanta para que las examine. —¿Ajustables? —Puedes llevarlas muy apretadas… o no. Depende del estado de ánimo. ¿Cómo consigue que suene tan erótico? Trago saliva, y para desviar su atención saco un artefacto que parece un cortapizzas de dientes muy puntiagudos. —¿Y esto? Frunzo el ceño. No creo que en el cuarto de juegos haya nada que hornear. —Esto es un molinete Wartenberg. —¿Para…? Lo coge. —Dame la mano. Pon la palma hacia arriba. Le tiendo la mano izquierda, me la sostiene con cuidado y me roza los nudillos con su pulgar. Me estremezco por dentro. Su piel contra la mía siempre consigue ese efecto. Luego pasa la ruedecita por encima de la palma. —¡Ay! Los dientes me pellizcan la piel: es algo más que dolor. De hecho, me hace cosquillas. —Imagínalo sobre tus pechos —murmura Nick lascivamente. ¡Oh! Me ruborizo y aparto la mano. Mi respiración y los latidos de mi corazón se aceleran. —La frontera entre el dolor y el placer es muy fina, __________(tn) —dice en voz baja, y se inclina para volver a meter el artilugio en el cajón. —¿Pinzas de ropa? —susurro. —Se pueden hacer muchas cosas con pinzas de ropa. Sus ojos arden. Me inclino sobre el cajón y lo cierro. —¿Eso es todo? Nick parece divertido. —No. Abro el cuarto cajón y descubro un amasijo de cuero y correas. Tiro de una de las correas… y compruebo que lleva una bola atada. —Una mordaza de bola. Para que estés callada —dice Nick, que sigue divirtiéndose. —Límite tolerable —musito. —Lo recuerdo —dice—. Pero puedes respirar. Los dientes se clavan en la bola. Me quita la mordaza y simula con los dedos una boca mordiendo la bola. —¿Tú has usado alguna de estas? —pregunto. Se queda muy quieto y me mira. —Sí. —¿Para acallar tus gritos? Cierra los ojos, creo que con gesto exasperado.
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| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 24th 2013, 09:03 | |
| —No, no son para eso. ¿Ah? —Es un tema de control, __________(tn) . ¿Sabes lo indefensa que te sentirías si estuvieras atada y no pudieras hablar? ¿El grado de confianza que deberías mostrar, sabiendo que yo tengo todo ese poder sobre ti? ¿Que yo debería interpretar tu cuerpo y tu reacción, en lugar de oír tus palabras? Eso te hace más dependiente, y me da a mí el control absoluto. Trago saliva. —Suena como si lo echaras de menos. —Es lo que conozco —murmura. Tiene los ojos muy abiertos y serios, y la atmósfera entre los dos ha cambiado, como si ahora se estuviera confesando. —Tú tienes poder sobre mí. Ya lo sabes —susurro. —¿Lo tengo? Tú me haces sentir… vulnerable. —¡No! —Oh, Cincuenta…—. ¿Por qué? —Porque tú eres la única persona que conozco que puede realmente hacerme daño. Alarga la mano y me recoge un mechón de pelo por detrás de la oreja. —Oh, Nick… esto es así tanto para ti como para mí. Si tú no me quisieras… Me estremezco, y bajo la vista hacia mis dedos entrelazados. Ahí radica mi otra gran duda sobre nosotros. Si él no estuviera tan… destrozado, ¿me querría? Sacudo la cabeza. Debo intentar no pensar en eso. —Lo último que quiero es hacerte daño. Yo te amo —murmuro, y alargo las manos para pasarle los dedos sobre las patillas y acariciarle con dulzura las mejillas. Él inclina la cara para acoger esa caricia. Arroja la mordaza en el cajón y, rodeándome por la cintura, me atrae hacia él. —¿Hemos terminado ya con la exposición teórica? —pregunta con voz suave y seductora. Sube la mano por mi espalda hasta la nuca. —¿Por qué? ¿Qué querías hacer? Se inclina y me besa tiernamente, y yo, aferrada a sus brazos, siento que me derrito. —__________(tn) , hoy han estado a punto de agredirte. Su tono de voz es dulce, pero cauteloso. —¿Y? —pregunto, gozando de su proximidad y del tacto de su mano en mi espalda. Él echa la cabeza hacia atrás y me mira con el ceño fruncido. —¿Qué quieres decir con «Y»? —replica. Contemplo su rostro encantador y malhumorado. —Nick, estoy bien. Me rodea entre sus brazos aún más fuerte. —Cuando pienso en lo que podría haber pasado —murmura, y hunde la cara en mi pelo. —¿Cuándo aprenderás que soy más fuerte de lo que aparento? —susurro para tranquilizarle, pegada a su cuello, inhalando su delicioso aroma. No hay nada en este mundo como estar entre los brazos de Nick. —Sé que eres fuerte —musita en tono pensativo. Me besa el pelo, pero entonces, para mi gran decepción, me suelta. ¿Ah? Me inclino y saco otro artilugio del cajón abierto: varias esposas sujetas a una barra. Lo levanto. —Esto —dice Nick, y se le oscurece la mirada— es una barra separadora, con sujeciones para los tobillos y las muñecas. —¿Cómo funciona? —pregunto, realmente intrigada. —¿Quieres que te lo enseñe? —musita sorprendido, y cierra los ojos un momento. Le miro. Cuando abre los ojos, centellean. —Sí. Quiero una demostración. Me gustar estar atada —susurro, mientras la diosa que llevo dentro salta con pértiga desde el búnker a su chaise longue. —Oh, __________(tn) —murmura. De repente parece afligido. —¿Qué? —Aquí no. —¿Qué quieres decir? —Te quiero en mi cama, no aquí. Coge la barra, me toma de la mano y me hace salir rápidamente del cuarto. ¿Por qué nos vamos? Echo un vistazo a mi espalda al salir. —¿Por qué no aquí? Nick se para en la escalera y me mira fijamente con expresión grave. —__________(tn) , puede que tú estés preparada para volver ahí dentro, pero yo no. La última vez que estuvimos ahí, tú me abandonaste. Te lo he repetido muchas veces, ¿cuándo lo entenderás? Frunce el ceño y me suelta para poder gesticular con la mano libre. —Mi actitud ha cambiado totalmente a consecuencia de aquello. Mi forma de ver la vida se ha modificado radicalmente. Ya te lo he dicho. Lo que no te he dicho es… —Se para y se pasa la mano por el pelo, buscando las palabras adecuadas—. Yo soy como un alcohólico rehabilitado, ¿vale? Es la única comparación que se me ocurre. La cumpulsión ha desaparecido, pero no quiero enfrentarme a la tentación. No quiero hacerte daño. Parece tan lleno de remordimiento, que en ese momento me invade un dolor agudo y persistente. ¿Qué le he hecho a este hombre? ¿He mejorado su vida? Él era feliz antes de conocerme, ¿no es cierto? —No puedo soportar hacerte daño, porque te quiero —añade, mirándome fijamente con expresión de absoluta sinceridad, como un niño pequeño que dice una verdad muy simple. Muestra un aire completamente inocente, que me deja sin aliento. Le adoro más que a nada ni a nadie. Amo a este hombre incondicionalmente. Me lanzo a sus brazos con tanta fuerza que tiene que soltar lo que lleva para cogerme, y le empujo contra la pared. Le sujeto la cara entre las manos, acerco sus labios a los míos y saboreo su sorpresa cuando le meto la lengua en la boca. Estoy en un escalón por encima del suyo: ahora estamos al mismo nivel, y me siento eufórica de poder. Le beso apasionadamente, enredando los dedos en su cabello, y quiero tocarle, por todas partes, pero me reprimo consciente de su temor. A pesar de todo, mi deseo brota, ardoroso y contundente, floreciendo desde lo más profundo. Él gime y me sujeta por los hombros para apartarme. —¿Quieres que te folle en las escaleras? —murmura con la respiración entrecortada—. Porque lo haré ahora mismo. —Sí —musito, y estoy segura de que mi oscura mirada de deseo es igual a la suya. Me fulmina con sus ojos, entreabiertos e impetuosos. —No. Te quiero en mi cama. De pronto me carga sobre sus hombros y yo reacciono con un chillido estridente, y él me da un cachete fuerte en el trasero, y yo chillo otra vez. Se dispone a bajar las escaleras, pero antes se agacha para recoger del suelo la barra separadora. La señora Jones sale del cuarto de servicio cuando atravesamos el pasillo. Nos sonríe, y yo la saludo boca abajo, con expresión de disculpa. No creo que Nick se haya percatado siquiera de su presencia. Al llegar al dormitorio, me deja de pie en el suelo y tira la barra sobre la cama. —Yo no creo que vayas a hacerme daño —susurro. —Yo tampoco creo que vaya a hacerte daño —dice. Me coge la cabeza entre las manos y me besa larga e intensamente, encendiéndome la sangre ya inflamada. —Te deseo tanto —murmura jadeando junto a mi boca—. ¿Estás segura de esto… después de lo de hoy? —Sí. Yo también te deseo. Quiero desnudarte. Estoy impaciente por tocarle… mis dedos se mueren por acariciarle. Abre mucho los ojos y por un segundo duda, tal vez sopesando mi petición. —De acuerdo —dice cautelosamente. Acerco una mano al segundo botón de su camisa y noto cómo contiene la respiración. —No te tocaré si no quieres —susurro. —No —contesta enseguida—. Hazlo. No pasa nada. Estoy bien —añade. Desabrocho el botón con delicadeza y deslizo los dedos sobre la camisa hasta el siguiente. Él tiene los ojos muy abiertos, brillantes. Separa los labios y respira con dificultad. Incluso cuando tiene miedo es tan hermoso… a causa de ese miedo. Desabrocho el tercer botón y palpo el vello suave que asoma a través de la amplia abertura de la camisa. —Quiero besarte aquí —murmuro. Él inspira bruscamente. —¿Besarme? —Sí. Jadea mientras desabrocho el siguiente botón y me inclino hacia delante muy despacio, para dejar claras mis intenciones. Él contiene la respiración, pero se queda inmóvil cuando le doy un leve beso en medio de esos suaves rizos ahora visibles. Desabrocho el último botón y alzo la cara hacia él. Me está observando fijamente con una expresión de satisfacción, tranquila y… maravillada. —Cada vez es más fácil, ¿verdad? —pregunto con un hilo de voz. Él asiente, y yo le aparto lentamente la camisa de los hombros y la dejo caer al suelo. —¿Qué me has hecho, __________(tn) ? —murmura—. Sea lo que sea, no pares. Y me acoge en sus brazos. Hunde las dos manos en mi cabello y me echa la cabeza hacia atrás para acceder fácilmente a mi cuello. Desliza los labios hasta mi barbilla y me muerde suavemente, haciéndome gemir. Oh, cómo deseo a este hombre. Mis dedos palpan a tientas la cinturilla de su pantalón, desabrocho el botón y bajo la cremallera. —Oh, nena. Suspira y me besa detrás de la oreja. Noto su erección, firme y dura, presionándome. Le deseo… en mi boca. De pronto doy un paso atrás y me pongo de rodillas. —¡Uau! —gime. Le bajo los pantalones y los boxers de un tirón, y su miembro emerge libremente. Antes de que pueda detenerme, lo tomo entre los labios y chupo con fuerza. Él abre la boca y yo disfruto de su repentina perplejidad. Baja la mirada hacia mí, y observa todos mis movimientos con los ojos enturbiados y llenos de placer carnal. Ah. Me cubro los dientes con los labios y succiono con más fuerza. Él cierra los ojos y se rinde al exquisito placer sensual. Sé lo que le hago, y es placentero, liberador y endiabladamente sexy. La sensación es embriagadora: no solo soy poderosa… soy omnisciente. —Joder —sisea, y me acuna dulcemente la cabeza, flexiona las caderas y penetra mi boca más a fondo. Oh, sí, deseo esto, y rodeo su miembro con la lengua, tiro con firmeza… una y otra vez. —__________(tn) … Intenta echarse atrás. Oh, no, no lo hagas, Jonas. Te deseo. Sujeto sus caderas con fuerza duplicando mis esfuerzos, y noto que está a punto. —Por favor —jadea—. Voy a correrme, __________(tn) . Bien. La diosa que llevo dentro echa la cabeza hacia atrás en pleno éxtasis, y él se corre, entre gritos lúbricos, dentro de mi boca. Abre sus brillantes ojos cafes, baja la vista hacia mí y yo le miro sonriendo, lamiéndome los labios. Él me devuelve la sonrisa, y es una sonrisa pícara y salaz. —¿Ah, o sea que ahora jugamos a esto, señorita __________(ta)? Se inclina, me coge por las axilas y me pone de pie con fuerza. De pronto su boca está pegada a la mía. Y gruñe lascivamente. —Estoy notando mi propio sabor. El tuyo es mejor —musita pegado a mis labios. De pronto me quita la camiseta y la tira al suelo, me levanta y me arroja sobre la cama. Coge mis pantalones por los bajos y me los quita bruscamente con un solo movimiento. Ahora estoy desnuda y abierta para él en su cama. Esperando. Anhelando. Me saborea con la mirada, y lentamente se quita el resto de la ropa sin apartar los ojos de mí. —Eres una mujer preciosa, __________(tn) —murmura con admiración. Mmm… Inclino la cabeza a un lado y le sonrío, coqueta. —Tú eres un hombre precioso, Nick, y sabes extraordinariamente bien. Me sonríe maliciosamente y coge la barra separadora. Me agarra el tobillo izquierdo, lo sujeta rápidamente y aprieta la anilla de la esposa, pero no mucho. Comprueba el espacio que queda, deslizando el meñique entre mi tobillo y el metal. No deja de mirarme a los ojos; no necesita ver lo que está haciendo. Mmm… ya ha hecho esto antes. —Ahora, hemos de comprobar cómo sabe usted. Si no recuerdo mal, es usted una rara y delicada exquisitez, señorita __________(ta). Oh. Me sujeta el otro tobillo, y me lo esposa también con rapidez y eficacia, de manera que quedan unos sesenta centímetros de separación entre mis pies. —Lo bueno de este separador es que es extensible —dice. Aprieta algo en la barra y después empuja, y mis piernas se abren más. Uau, noventa centímetros de separación. Con la boca muy abierta, inspiro profundamente. Dios, esto es muy erótico. Estoy ardiendo, inquieta y ansiosa. Nick se lame el labio superior. —Oh, vamos a divertirnos un poco con esto, __________(tn) . Baja la mano, coge la barra y la gira de golpe, cogiéndome por sorpresa y dejándome tumbada boca abajo. —¿Ves lo que puedo hacerte? —dice turbadoramente, y vuelve a girarla de golpe y quedo de nuevo tumbada boca arriba, mirándole boquiabierta y sin respiración —. Estas otras esposas son para las muñecas. Pensaré en ello. Depende de si te portas bien o no. —¿Cuándo no me porto bien? —Se me ocurren unas cuantas infracciones —dice en voz baja, y me pasa los dedos por las plantas de los pies. Me hace cosquillas, pero la barra me mantiene en mi sitio, aunque yo intento apartar las plantas de sus dedos. —Tu BlackBerry, para empezar. Jadeo. —¿Qué vas a hacer? —Oh, yo nunca desvelo mis planes —dice sonriendo, y sus ojos brilla malévolos. ¡Uau! Está tan alucinantemente sexy que me deja sin respiración. Se sube a la cama y se coloca de rodillas entre mis piernas. Está gloriosamente desnudo y yo estoy indefensa. —Mmm… Está tan expuesta, señorita __________(ta). Desliza los dedos de ambas manos por la parte interior de mis piernas, despacio, dibujando pequeños círculos. Sin apartar los ojos de mí. —Todo se basa en las expectativas, __________(tn) . ¿Qué te voy a hacer? Sus palabras quedas penetran directamente en la parte más profunda y oscura de mi ser. Me retuerzo sobre la cama y gimo. Sus dedos continúan su lento avance, suben por mis pantorrillas, pasan por la parte posterior de mis rodillas. Yo quiero juntar las piernas instintivamente, pero no puedo. —Recuerda que, si algo no te gusta, solo tienes que decirme que pare — murmura. Se inclina sobre mí y me besa y chupa el vientre con delicadeza, mientras sus manos me acarician y siguen ascendiendo tortuosas y tentadoras por la parte interna de mis muslos. —Oh, por favor, Nick —suplico. —Oh, señorita __________(ta). He descubierto que puede ser usted implacable en sus ataques amorosos sobre mí. Creo que debo devolverle el favor. Mis dedos se aferran al edredón y me rindo ante él, ante su boca que emprende un delicado viaje hacia abajo y sus manos hacia arriba, convergiendo en el vértice de mis muslos, expuesto y vulnerable. Cuando desliza sus dedos dentro de mí gimo y alzo la pelvis para recibirlos. Nick responde con un jadeo. —Nunca dejas de sorprenderme, __________(tn) . Estás tan húmeda —murmura sobre la línea donde mi vello púbico se encuentra con mi vientre, y cuando su boca llega a mi sexo, todo mi cuerpo se arquea. Oh, Dios. Inicia un ataque lento y sensual, su lengua gira y gira mientras sus dedos se mueven en mi interior. Es intenso, muy intenso, porque no puedo cerrar las piernas, ni moverme. Arqueo la espalda e intento absorber la sensación. —Oh, Nick —grito. —Lo sé, nena —susurra, y para destensarme un poco, sopla suavemente sobre la parte más sensible de mi cuerpo. —¡Aaah! ¡Por favor! —suplico. —Di mi nombre —ordena. —¡Nick! —grito con una voz tan estridente y ansiosa que apenas la reconozco como mía. —Otra vez —musita. —¡Nick, Nick, Nick Jonas! —grito con todas mis fuerzas. —Eres mía. Su voz es suave y letal, y ante un último giro de su lengua sucumbo, espectacularmente, al orgasmo. Y como tengo las piernas tan separadas, la espiral de sensaciones dura y dura y me siento perdida. Soy vagamente consciente de que Nick me ha tumbado ahora boca abajo. —Vamos a intentar esto, nena. Si no te gusta o resulta demasiado incómodo, dímelo y pararemos. ¿Qué? Estoy demasiado perdida en la dicha del orgasmo para elaborar una idea consciente o coherente. Ahora estoy sentada en el regazo de Nick. ¿Cómo ha ocurrido esto? —Inclínate, nena —me murmura al oído—. Apoya la cabeza y el pecho sobre la cama. Aturdida, hago lo que me dice. Él me echa las dos manos hacia atrás y las esposa a la barra, al lado de los tobillos. Oh… tengo las rodillas a la altura de la barbilla y el trasero al aire y expuesto, absolutamente vulnerable, completamente suya. —__________(tn) , estás tan hermosa… —dice maravillado, y oigo cómo rasga el envoltorio de aluminio. Sus dedos se deslizan desde la base de mi columna hacia mi sexo, y se demoran ligeramente sobre mi culo. —Cuando estés lista, también querré esto. —Su dedo se adentra en mí. Jadeo con fuerza y noto cómo me tenso ante su delicada exploración—. Hoy no, dulce __________(tn) , pero un día… te deseo en todas las formas posibles. Quiero poseer cada centímetro de tu cuerpo. Eres mía. Yo pienso en el dilatador anal, y todo se contrae en mis entrañas. Sus palabras me provocan un gemido, y sus dedos siguen deslizándose hasta moverse alrededor de un territorio más familiar. Momentos después, me penetra con fuerza. —¡Ay! Cuidado —grito, y se queda quieto. —¿Estás bien? —No tan fuerte… deja que me acostumbre. Él sale de mí despacio y vuelve a entrar con cuidado, llenándome, dilatándome, una vez, dos, y ya soy suya. —Sí, bien, ahora sí —murmuro, gozando de la sensación. Él gime, y empieza a coger ritmo. Se mueve… se mueve… despiadado… adelante, atrás, llenándome… y es delicioso. Me hace feliz estar indefensa, feliz rendirme a él, y feliz saber que puede perderse en mí del modo que desea. Soy capaz de hacer esto. Él me lleva a esos lugares oscuros, lugares que yo no sabía siquiera que existían, y juntos los llenamos de una luz cegadora. Oh, sí… una luz cegadora y violenta. Y me dejo ir, gozando de lo que me hace, descubriendo esa dulce, dulce rendición, y vuelvo a correrme gritando muy fuerte su nombre. Y entonces él se queda quieto y vierte en mí todo su corazón y toda su alma. —__________(tn) , nena —grita, y se derrumba a mi lado. Sus hábiles dedos deshacen las ataduras, y me masajea los tobillos y luego las muñecas. Cuando termina y por fin estoy libre, me acoge en sus brazos y me adormezco, exhausta. Cuando recupero la conciencia, estoy acurrucada a su lado y él me está mirando fijamente. No tengo ni idea de qué hora es. —Podría pasarme la vida contemplando cómo duermes, __________(tn) —murmura, y me besa la frente. Yo sonrío y me desperezo lánguidamente a su lado. —No pienso dejar que te vayas nunca —dice en voz baja, y me rodea con sus brazos. Mmm… —No quiero marcharme nunca. No me dejes marchar nunca —musito medio dormida, sin fuerzas para abrir los párpados. —Te necesito —susurra, pero su voz es una parte distante y etérea de mis sueños. Él me necesita… me necesita… y cuando finalmente me deslizo en la oscuridad, mis últimos pensamientos son para un niñito de ojos cafes y pelo cobrizo sucio y revuelto, que me sonríe tímidamente.
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| | | fernanda Jonas de Nick Forista!
Cantidad de envíos : 88 Edad : 32 Localización : New Jersey Fecha de inscripción : 22/10/2013
| | | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 24th 2013, 11:27 | |
| demonios siguela me encantaron los capis | |
| | | fernanda Jonas de Nick Forista!
Cantidad de envíos : 88 Edad : 32 Localización : New Jersey Fecha de inscripción : 22/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 24th 2013, 12:05 | |
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| | | CristalJB_kjn Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 477 Edad : 32 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 24/10/2013
| | | | fernanda Jonas de Nick Forista!
Cantidad de envíos : 88 Edad : 32 Localización : New Jersey Fecha de inscripción : 22/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 24th 2013, 21:13 | |
| amo tu hermosa novela Very Happy esta a si de wooooo yo quiero mas novela si que siiii es que en vd me dejas picada mujer!!! jajajajajajajaja no sabes cuantas veces paso x dia para saber si as subidoooo XD en vd no te miento facil unas 26 veces pasooXD Yo apoyo a Cristal también paso muchas veces a el dia a ver si ya subiste cap... | |
| | | CristalJB_kjn Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 477 Edad : 32 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 24/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 25th 2013, 18:59 | |
| protestooo!!!! aki muchas quieres mas de esta novela jajajajajaja XD ok no. bueno siii pero sabe como q eso se escucha raro XD jajajajajja espero0 q subas pronto por favor es que muero lentamente si no subes por santa y el niñito0 Dios???? es mas por Nick! por su hermosa sonrisa y su seriedad que bueno aveces me da miedo jajaja incluso en fotos pero en fin... ammm por joe por esa sexy sonrisa sus bellos ojos y cejas poblanas jajajajajaja q inoptisan jajajaja por kevin!!!! ese nalgon hermoso sexy chulo0o00o0 vamos sube mas!!! | |
| | | CristalJB_kjn Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 477 Edad : 32 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 24/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 25th 2013, 19:03 | |
| hoy pase cuatro veces mas cumplie record jajajajajajaesjajaja XD hoy pase 30 veces en vd cuando estaba escuela... cuando venia de camino cuando estaba comiendo y asi sucesibamente el punto de q las conte CX jaajjaja sube !!!!! | |
| | | Tatu d'Jonas Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 6938 Edad : 32 Localización : Peru Fecha de inscripción : 20/08/2011
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 28th 2013, 09:34 | |
| Holaaaaaaaaaaaaaa tienes una nueva lectora de esta maravillosa novela sabes?... tenia un poco de miedo al leer esta historia y cuando encontre la adaptacion con Nick... taran!! mis ganas de leerla aparecieron y quede totalmente fascinada con la historia y no es tanto por la parte "hot" por llamarla de algun modo si no que la historia de Nick bueno es tan conmovedora el esta tan desprotegido por todas esas sombras que lo acorralan que, me causa mucha ternura igual q a rayita jiji bueeeno... solo decirte de verdad GRACIAS por subir esta novela y si, espero que subas capi PROOONTO PROOONTO porq imaginate lo que es leer tooodo (incluida la primera parte) en 3 dias aproximadamente sin poder parar... y ahora tener que esperar que subas capi uffff... sera una espera interminable asi que porfa espero que puedas subir pronto! ahhhh me olvidaba mi nombre es Tatiana, pero puedes decirme Taty y soy de Peru PD: SUBE CAPITULO PRONTO!!!!!!!!!!!!!!! PD2: Por Favor | |
| | | fernanda Jonas de Nick Forista!
Cantidad de envíos : 88 Edad : 32 Localización : New Jersey Fecha de inscripción : 22/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 29th 2013, 18:04 | |
| Sube mas capítulos por favor!!!!!!! mas capítulos mas capítulos | |
| | | Tatu d'Jonas Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 6938 Edad : 32 Localización : Peru Fecha de inscripción : 20/08/2011
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 29th 2013, 19:51 | |
| siguela por favooor | |
| | | fernanda Jonas de Nick Forista!
Cantidad de envíos : 88 Edad : 32 Localización : New Jersey Fecha de inscripción : 22/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 30th 2013, 11:50 | |
| Sube mas por favor! por favor mas capítulos! | |
| | | fernanda Jonas de Nick Forista!
Cantidad de envíos : 88 Edad : 32 Localización : New Jersey Fecha de inscripción : 22/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 30th 2013, 18:41 | |
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| | | CristalJB_kjn Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 477 Edad : 32 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 24/10/2013
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 30th 2013, 21:28 | |
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| | | Tatu d'Jonas Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 6938 Edad : 32 Localización : Peru Fecha de inscripción : 20/08/2011
| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA Noviembre 30th 2013, 21:37 | |
| haaaaaaaaaaaaay por favoooor necesito mas noveee SUBE CAPI PRONTO PORFAAAAAAAAAAAAAAAAAAA | |
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| Tema: Re: 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA | |
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| | | | 50 sombras mas oscuras Nick y Tu TERMINADA | |
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