Experiencias Intimas - Joe y tu (solo para mayores)

Capítulo XII

Narración especial

Me cabreaba cuando Ángel me daba sermones, como si él no se comportara peor que yo o como si él no hubiera estado en peores situaciones que en la que yo estaba –Ya te dije Joseph es mejor que enfrentes la situación de una vez, todo se pondrá peor– con ganas de matarlo me di media vuelta para enfrentarlo de una buena vez – ¡Ok suficiente! Entiendo, hice mal y me importa una mierda, que pase lo que tenga que pasar estoy cansado de hacer las cosas bien…–
–Me di cuenta desde el momento en que no hiciste nada bien, creo que estás cansado desde hace mucho– comentó sin dejarme hablar, la sangre me subía a la cabeza mientras sentía como un tic aparecía en mi mandíbula, cuando pensaba responderle me percaté de que ya no me veía y no tenía esa mirada de “te lo dije pendejo” dibujada en el rostro, al seguir su mirada vi lo que observaba, un destello de celos apareció en el medio de mi pecho, al otro lado de la calle estaba tn______ observándonos desde el interior del negocio de su familia, desde aquí se podían ver sus hermosos rasgos, su cabeza estaba ladeada mientras nos observaba, su rojizo cabello seguía la línea de su rostro, sus ojos verdes brillaban a través del cristal, segundos después en un agraciado movimiento se había dado la vuelta como si huyera de nosotros –vamos– le dije a Ángel cuando me puse en movimiento hacia ella, mi compañero soltó un silbido –wow! Es hermosa, ya veo porque estas arriesgando tu gigante y peludo trasero– protesté con un gruñido pero preferí no responder –eres un desgraciado afortunado, he debido ser yo el que la viera primero– volteé dispuesto a golpearlo, se echó un poco para tras, con una satisfecha sonrisa alzó las manos en sinónimo de rendición, colocó dos de sus dedos en su boca e hizo un gesto bastante infantil, la cerró con un candado invisible, puse los ojos en blanco ante semejante humor, si no se pareciera tanto a mi nos habríamos matado hace tiempo, de hecho me llevaba mejor con él que con mis propios hermanos, Ángel me entendía mejor que nadie, él había vivido experiencias similares a las mías, eso nos hacía más amigos que nadie, sin duda daríamos la vida uno por el otro aunque a veces me gustaría patearle el culo y entregarlo yo mismo a los leones para poder silenciarlo, seguro el sentiría lo mismo por mí en varias ocasiones, agiganté mis pasos, el calor era más sofocante de lo normal, el verano estaba azotando toda Italia y según las predicciones duraría por lo menos unas tres semanas más, el calor no era una de mis sensaciones favoritas, al menos no ese estilo de calor, atravesé las mesas justo cuando la puerta del local se abría, todo se volvió silencioso y mi corazón comenzó a martillear más fuerte cuando vi su hermoso cabello rojo como el fuego moverse con naturaleza mientras tn______ salía, con un suave y aparente natural gesto acomodo un mechón detrás de su oreja, me percaté de que no me había detenido a tiempo cuando sentí su cuerpo chocar con el mío, blanda y suave como la recordaba, la tomé entre mis brazos para evitar que fuera parar al suelo como la última vez, mi ingle se tensó ante el contacto, una punzada de lujuria y deseo apareció en mi interior, con su metro ochenta y dos de alto y una silueta que despertaría en cualquier hombre el más bajo de los pensamiento subió ligeramente su rostro para encontrar nuestras miradas, sus ojos oliváceos eran traspasados por el sol haciendo brillar el verde con mayor intensidad transparentándolos, su rostro era tan blanco como el marfil y suave como la piel la seda, quería tocarla, pero seguro mis callosas manos lastimarían la delicada piel de su rostro –¿A dónde vas?– pregunté intentando comenzar una conversación, maldije al darme cuenta del tono que utilicé para preguntar, una de sus cejas de arqueó –no quería que sonara de esa forma– dije torpemente luego –Ok! Basta de todo esto galán– dijo Ángel, protesté con un gruñido ante el tono de burla dibujado en su voz –Un placer, me llamo Ángel– dijo mientras me hacía a un lado y tomaba la mano de tn_____ para llevársela hasta los labios, el tic en mi mandíbula reaparecía, claramente lo hacía para provocarme –es un placer, me llamo tn______– los celos amenazaron con derribarme cuando le dedico una hermosa sonrisa, una sonrisa por la que daría todo, los ojos de Ángel se encontraron rápidamente con los míos, había entendido porque estaba tan locamente obsesionado con ella –ya veo porque Joseph no deja de hablarme de ti, eres muy hermosa– me llevé la mano al rostro al escucharlo, en estos cinco minutos había experimentado tantos sentimientos como un adolescente en la segundaria –entonces me atrevo a decir que también habla de ti–
–Espero que no de la misma manera y entusiasmo con el que habla sobre ti– respondió rápidamente, tn_____ me miró con una sonrisa –eso espero, no creo poder competir contigo– ambos rieron y yo quería que la tierra me tragar –ok, ya basta de tanta camaradería, no has respondido mi pregunta– dije interrumpiéndolos, observando ahora solo a tn______ –adelanté mi turno de trabajo, acabo de salir– interesante – ¿Qué planeabas hacer?–
–Me iría a mi casa a esperar a que me buscaras en la noche– el corazón me latió con una fuerza increíble, la reacción me extraño pero me fascino, era a mí a quien esperaba, ¡a mí! –Entonces podemos adelantar nuestra cita– comenté medio inseguro aunque no lo demostré, tenía miedo de que me dijera que no –claro si es lo que deseas por supuesto– una sonrisa aún más devastadora apareció en su rostro, era tan hermosa que dolía –no tengo ningún problema, el único inconveniente en que no estoy vestida como para un cita– ahogué un bufido, para mi estaba perfecta –no creo que eso sea problema– comentó Ángel, era la única intervención que le agradecía –no lo es, yo tampoco estoy vestido para una cita, así los dos encajamos–
–Sí ustedes lo dicen, está bien, vamos–
–Bueno aquí yo sobro, nos vemos esta noche en el bar, llévala para que lo conozca, fue un placer hermosa dama– se despidió con un beso en su mano nuevamente, si lo volvía a hacer le arrancaría los labios, me hizo un gesto con su dedo del medio y desapareció hacia el otro lado de la calle, dos pasos más adelante se desviaba hacia un grupo de chicas, negué con la cabeza, Ángel nunca cambiaria, aunque yo no era diferente –¿A dónde iremos?– me preguntó mientras caminaba a mi lado, me encogí de hombros más como reacción que como respuesta, la verdad no tenía idea de adonde ir –¿tienes alguna idea? ¿A dónde te gustaría ir?– bajé la mirada para observarla, tenía el ceño contraído – ¿Qué sucede?– le pregunté muerto de la curiosidad, me intrigaba lo que pensaba –nada– su respuesta me lleno más de curiosidad –tienes que pensar en algo, todos pensamos en algo– nuevamente mi tono de voz no era el indicado, segunda maldición en un solo día, giró su rostro nuevamente con la ceja arqueada y su mirada desafiante, me sentí pequeñito por un momento –¿Qué piensas?– preguntó astutamente –Quiero saber qué es lo que estás pensando– frunció sus labios –pensaba que tu amigo y tu son muy atractivos, ver dos hombres atractivos viviendo juntos es muy sospechoso– sus palabras me insultaron, la mandíbula se me aflojó –¡es broma!– dijo rápidamente –de todas formas si necesitas o quieres que te compruebe mi hombría puedes decírmelo–
–Vuelves a ser grosero, aunque admito que me lo merezco, sin embargo la hombría no se mide con las tendencias sexuales, se miden con el carácter y las acciones de la persona– asentí con suavidad –igual sé que no eres del otro bando, hoy lo comprobé– sus ojos destellaban con picardía mientras tomaba mi mano, su suavidad me quemaba y su mirada me hacía querer tenerla desnuda entre mis brazos, mi cuerpo protestaba, quería tenerla –ya sé adónde iremos, espérame aquí–