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| Passion [Joe & Tu] [Mayores] | |
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+10andreisjonas llollzz I.Love.Joe.11.20 Romi love jonas FeeFii_LauTner Andreina Jonas :) MafeGray Mary ♥ Jonas PameeJB [#__SeeNoMore] 14 participantes | |
Autor | Mensaje |
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[#__SeeNoMore] Comprometida Con...
Cantidad de envíos : 820 Edad : 29 Localización : ¡Con Joe! Always (: Fecha de inscripción : 12/01/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Mayo 29th 2010, 21:23 | |
| GraCiiaZ pOr... zuz cOmenT'z GiirL'z! prOmeToO Mñn' pOnerLez OoTrO Capp zii?? Lazz KiierOo...XXX n' OOO... Byee!! ,,,||,||,||,||,,,By: Donce! | |
| | | Loveya Justtin anD niiCk Novia De..
Cantidad de envíos : 623 Localización : wiith niiCk Or maybbe Justtin! Fecha de inscripción : 03/04/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Mayo 29th 2010, 21:31 | |
| Okeey!! jhajhja espperareeh!! XD | |
| | | llollzz Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 307 Edad : 30 Localización : santo domingo , Rep. dominicana Fecha de inscripción : 27/12/2009
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Mayo 31st 2010, 07:45 | |
| y el cap????? pon cap!!! | |
| | | [#__SeeNoMore] Comprometida Con...
Cantidad de envíos : 820 Edad : 29 Localización : ¡Con Joe! Always (: Fecha de inscripción : 12/01/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Mayo 31st 2010, 15:08 | |
| Capitulo Catorce
Parientes Insistentes
Joe enrolló su proyecto terminado para la nueva Biblioteca Nacional y los ató con dos cintas de color verde oscuro. Entre los dos, y con mucho cuidado hizo gotear el lacre verde y luego le aplicó el sello de Jonas. Con un cepillo y un polvillo dorado, colocó los últimos retoques sobre su escudo de armas. Luego se quedó mirando fijamente al dorado león rampante en pleno campo de batalla.
Él era como el león, siempre enfadado y furioso. Había estado haciéndolo durante toda su vida. ¿Cuándo terminaría? ¿Cuándo dejaría su vida de ser finalmente una batalla?
Cuando _________ dejara sus absurdos ideales y aceptara que ellos aún se pertenecían. Cuando ella se diera cuenta que no podría mantenerlo alejado. Cuando ella entendiera que ellos eran más importantes que la vida llena de traición y mentiras que ella haría que él viviera.
Ella tenía que entenderlo. ¡Debía hacerlo!
Él levantó el proyecto. Tres semanas atrás, éste había significado más para él que cualquier otra cosa. Ayer, mientras _________ había admirado el diseño y los detalles que él señalaba, su interés le había hecho sentirse orgulloso y pleno. La había creído cuando ella había dicho que él obtendría la comisión.
Hoy, a él no le importaba.
Colocó los diseños en un estante.
—¿Están terminados?
Joe se dio la vuelta, para mirar a su hermano.
—Sí —luego él señaló la bandeja cubierta que estaba en la mesa cerca de la ventana—. Tú desayuno está allí.
Frotándose las manos, Nick se sentó y se sirvió un abultado plato de comida.
—Madre no se levanta hasta las once —comentó Nick—. Y odio comer solo.
Joe tomó asiento frente a su hermano y se apoyó en sus puños. La barbilla de Nick estaba sombreada de negro, rojo y azul. Él le había dicho a todo el mundo en el banquete que se había golpeado con una puerta.
—¿Significa eso que debería de esperarte todos los días? ¿Qué tu presencia se convertirá en un hábito?.
Nick se encogió de hombros.
—Tu cocinero es excelente —él miró a Joe mientras masticaba y tragaba su tocino—. Siento lo que pasó anoche. Hablé enojado. Tu vida es asunto tuyo. Tienes responsabilidades para con el título, por no hablar sobre los herederos. No es mi lugar cuestionarte.
—Sí lo es.
Nick sonrió brevemente, señalando con el dedo su barbilla.
—Bien, quizás no tan vehementemente —su cara se tornó seria—. Eres mi hermano, Joe, y estoy de tu lado, hagas lo que hagas. Si sobre paso la línea, es sólo porque me preocupo por ti.
El pecho de Joe se tensó.
—Lo sé.
Nick mordió un huevo escalfado.
—También me disculpé con Madre.
—Ella te perdonó, por supuesto.
—Sí.
—Si yo la hubiera abofeteado, ella me habría arrestado por asalto.
Nick asistió con la cabeza.
—Probablemente —él dejó su tenedor en la bandeja—. Lamento todo eso, Joe. Es que ella ve mucho de Padre en ti —Nick sacudió su cabeza—. Sabes, cuando éramos niños, lo usaba para darme celos.
Joe se frotó la sien.
—¿Sobre qué estabas celoso? Tú recibías todo su amor.
—Siempre solía decir que tú eras igual a Padre. Cristo, todavía lo dice. Pero ella nunca dijo eso sobre mí —sus oscuros ojos sostuvieron los de Joe—. Yo quería ser como Padre, también —él hizo una pausa—. Había un vínculo entre Padre y tú. Y por mucho que lo intenté, nunca pude llegar a formar parte de él.
Joe frunció el ceño.
—¿De qué estas hablando? Padre fue bueno contigo. Amable. Él te amaba.
—¿De verdad lo hizo? Nunca me dijo que así fuera.
El ceño fruncido de Joe se hizo más pronunciado. Su cabeza comenzaba a dolerle.
—Estoy seguro que lo hizo. Sólo tenías diez años cuando él murió. Probablemente no lo recuerdas.
Nick negó con la cabeza.
—No, lo recuerdo bastante bien. Él decía: “Eres un buen muchacho, Nick”, o “Bien hecho, Nick”, pero nunca “Te quiero, Nick”.
La mente de su hermano se sumergió en el pasado.
—Una vez —continuó— cuando estaba practicando el violonchelo, él se detuvo en la entrada para escuchar. Se quedó toda la pieza. Estaba en el cielo porque tú estabas en la otra habitación, pero él se había detenido para escucharme a mí. Incluso toqué hasta el final para así se quedara más tiempo. Cuando finalmente terminé, se acercó y despeinó mi cabello. “Tienes talento, muchacho”, me dijo. “No lo abandones nunca. Me gusta escucharte” —la mirada de Nick regresó a Joe—. Así que nunca lo hice. Siempre toqué. Porque si él no me amaba, al menos amaba mi música.
Joe clavó los ojos en su hermano. Él nunca había sentido la preferencia de su padre, nunca se había dado cuenta de ella.
—Él no era un hombre que expresara su amor, Nick, especialmente cuando las cosas empeoraron entre Madre y él. Recuerdo que sólo me lo dijo a mí en contadas ocasiones.
—Pero él te lo dijo. Siempre cuando pensaba que no estaba cerca. “Te quiero, hijo”, te decía a ti. Luego pasaba su brazo por tu hombro. Lo observé más de una vez, Joe. Y deben haber habido veces de las que no fui testigo.
¡Jesucristo! Dadas las circunstancias, su padre había sido un dechado de imparcialidad.
—Tal vez él me lo decía porque no tenía una madre que me lo diría. Tal vez me lo decía porque no tenía una madre que se detendría a observarme hacer algo, y mucho menos revolverme mi cabello y ofrecerme alguna palabra amable para darme ánimo. Perdóname, pero podría relatar mil peores modos de cómo Madre me desairó mientras derramaba su amor imperecedero sobre ti.
Nick lo miró durante un largo momento.
—Sólo quería decirte que Padre te perteneció. No pensé que te dieras cuenta de eso. Pensé que podría ser un consuelo para hacer frente al favoritismo de Madre.
Joe pasó sus manos a través de su pelo. ¿Por qué ellos seguían teniendo estas inquietantes conversaciones?
—¿Crees que me satisface saber que Padre te defraudó? No lo hace. Él fue un buen hombre, Nick. Intentó ser justo. Tú solamente tendrías que creer eso.
—Y lo creo, y sé que él fue un buen hombre. Por eso quise ser como él.
—Eres como él. Esa es la ironía, Nick. Madre siempre dice que soy igualito, pero no lo soy. Lo eres tú. Eres una mezcla de todas sus mejores cualidades. Eres un hombre de honor, fuerza y nobleza.
—¿Y tú no lo eres? Puedes no llevar las cualidades en tus vestiduras, pero están todas en ti.
Joe negó con la cabeza.
—Tú crees en el amor y lucharas por él. Ese es un rasgo de Padre que no tengo.
Nick mordió un poco de su tostada y miró a Joe mientras masticaba.
—¿Te puedo preguntar algo? ¿Cómo está _________?
—Enferma, llorando e irrazonable.
Su hermano sacudió la cabeza.
—Anoche fue toda una conmoción, incluso para mí. Solamente puedo imaginarme lo que supuso para los dos.
Joe frunció el ceño.
—¿Quién podía haber pensado que ella estaría relacionada con esas personas?
—¿Qué vas a hacer ahora?
—Convencerla de que no tiene importancia.
Nick levantó sus cejas.
—¿Qué?
—Le he explicado la situación —dijo Joe—. Ella sólo tiene que aceptar mi punto de vista.
—Ah, así que quieres que ella permanezca como tu amante mientras te casas y embarazas a su prima —los dedos de Nick se tornaron blancos mientras sujetaba su taza de café—. ¿Lo he entendido bien?
—No exactamente —dijo Joe rechinando los dientes.
—Oh, bien. Por un momento, estuve preocupado por tu cordura.
—¿Qué ha ocurrido? No hace tres minutos, has dicho “estoy de tu lado, hagas lo que hagas”.
—Estoy de tu lado, por lo que tengo que convencerte de que tienes que hacer lo malditamente correcto —Nick se inclinó hacia delante—. Me hubiera ido de la casa de los Lovato contigo anoche. Pero elegiste quedarte. Escogiste a Demetria. Pues muy bien, lo acepto. Entonces vive con esa decisión.
—No dejaré ir _________.
—¡Debes hacerlo!
Joe se levantó y se alejó de la mesa.
—Esta cantinela se está volviendo algo tedioso.
—Si te importa algo, deberás dejarla ir.
Joe abrió de golpe la puerta de su estudio, pero Nick le siguió.
—¡Ya es suficiente! —dijo Joe.
—¡Por el amor de Dios, te vas a casar con su prima!
Joe empezó a subir la escalera. Si su hermano le seguía, lo sentiría.
Hubo un breve silencio.
—No la dejarás ir, porque no puedes.
Joe hizo una pausa cuando su pie iba a dar el siguiente paso.
—No puedes tolerar el pensamiento de vivir sin ella —sólo se escuchaba el tictac del reloj en el vestíbulo—. Sólo que es muy tarde para eso.
Joe agarró el pasamano de la escalera y sintió el temblor de sus rodillas.
—Bien, eso no es nada para ti, ¿no? ¿Crees que la podrás convencer para que se quede contigo? Yo la vi. Vi su cara. Va a dejarte fuera de su vida.
El cuerpo de Joe se puso rígido. ¡Nick estaba equivocado! Nick no sabía lo que ellos tenían. _________ nunca le abandonaría. Ella era de él. Nunca la dejaría ir. ¡Nunca!
—Es temprano para una visita— dijo Abigail a _________ cuando entró en su saloncito.
—Sí, perdóneme.
—Toma asiento, _________.
La seda verde de su falda susurró suavemente cuando tomó asiento frente a Abigail.
Los fríos ojos azules de la mujer se movieron sobre ella lentamente mientras una criada entraba cargando una bandeja con ponche y dos vasos. Abigail frunció el ceño cuando la criada depositó la bandeja.
—Vaya, ¿Es que no puedes entender nada bien? Pedí limonada, no ponche.
Antes de que su ama la pudiera observar, la criada le dirigió una breve pero furiosa mirada a Abigail.
—No había limones en el mercado, señora.
—No me creo eso, Anna. Sirve el ponche y lárgate. Ya hablaré contigo más tarde.
A __________ nunca le había gustado la madre de Demi, pero ahora punzantes astillas de aversión perforaban su corazón. Abigail hacia la vida imposible a todo el mundo. Y estaba forzando el compromiso de Joe con Demi. Era un acto despreciable y reprensible.
—Parece como si apenas hubieras dormido —comentó Abigail después que la criada se retirara—. Realmente, _________, habría sido mejor si te hubieras quedado en casa anoche. Tuve que lavar la alcantarilla después que te marcharas.
__________ deseó poder refrenar su sonrojo de vergüenza, pero nada pudo hacer.
—Mis más sinceras disculpas, señora. Mi enfermedad me vino repentinamente. Nunca habría venido si me hubiera sentido enferma.
—Bien, espero que estés completamente recuperada. Sería muy descortés por tu parte el venir e infectar mi casa. Demetria no puede permitirse el lujo de estar enferma en este momento.
La mujer era la rudeza en persona. ¿Cómo la toleraba Demi día tras día?
—Estoy completamente recuperada, se lo aseguro. Vine a disculparme por cualquier malestar causado anoche y para hablar con Demi.
—Me alegra que reconozcas la necesidad de una disculpa, _________. Toda la velada se echó a perder por tu apresurada partida. Mi prima estuvo preocupada toda la noche, por miedo a caer también enferma. El prometido de Demetria, el conde, me hizo una cantidad de preguntas sobre ti. Fue muy inquietante.
Ahora él conocía su nombre y su relación para Demi. ¿Por qué más se habría interesado?
—¿Puedo hablar con Demi, Señora Lovato?
Abigail se encogió de hombros.
—Demetria ha comenzado a tomar su desayuno en su habitación. Puedes unirte a ella allí, pero no te quedes mucho tiempo.
_________ se puso de pie. Quería alejarse de Abigail.
—Muy bien, muchas gracias.
La dura voz de la mujer le hizo detener en la entrada de la sala.
—¿Dónde está el chal que llevabas puesto anoche? Deberías usarlo con un vestido tan sencillo.
_________ se dio la vuelta.
—Es una prenda muy especial, solo lo utilizo para ocasiones especiales. Y prefiero que mis vestidos sean simples.
—Sí, bien, siempre usas las mejores telas. Pero escatimas en los adornos como bien se nota. De cualquier forma, ¿cómo te has podido permitir semejante chal? Para ser un vicario, ciertamente, a tu padre le debe ir muy bien.
La mujer era repugnante.
—A padre le va bien. ¡Qué gentil es por su parte preguntar! Su salud esta bien como siempre, y recientemente terminó un ensayo maravilloso sobre los méritos de la humildad. Ahora, si me permite…
_________ no esperó el permiso de la mujer, si no que se apresuró a subir las escaleras. Enfurecía mientras trepaba, y sus ojos le ardían por las lágrimas pero parpadeó para aclarar la visión. ¿Con qué derecho Abigail Lovato se comportaba como si ella tuviera que saber cualquier cosa y todo? ¿Qué le incitaba a llevar acabo algo tan monstruoso como el chantaje? ¿Pensaba que la libertad de Joe y su título eran su recompensa? ¿Le importaba que estaba casando a Demi con un hombre que no la quería?
El estómago de _________ estaba agarrotado. Ella sabía demasiado bien el pesar que conllevaba un matrimonio indiferente. Las repercusiones podrían ser terribles.
Cuando terminó de subir, _________ se detuvo en seco. En el vestíbulo, una de las criadas del piso de arriba estaba en un apretado abrazo con un alto muchacho de pelo negro. La mano del joven vagaba bajando por la espalda de la criada y luego se ahuecó sobre su trasero.
_________ suspiró, y un dolor terrible y de pérdida fluyó en ella. Sabía lo que era estar dentro del firme abrazo de Joe y sentir la caricia de su mano buscadora. Pero la dulzura de esos abrazos le estaba negada para siempre.
¿Amaría la chica el muchacho? ¿La amaba él?
La criada se apartó con una risita tonta pero entonces saltó cuando vio a _________. El miedo repentino llenó su cara. El muchacho se veía despreocupado.
_________ forzó una temblorosa sonrisa para aliviar a la pobre chica.
—Está bien —dijo ella—. Sólo voy a la habitación de la Señorita Lovato. Si la memoria no me falla, ¿está al final del pasillo?
La criada osciló de arriba abajo en una reverencia y nerviosamente enderezó su cofia.
—Sí, señorita.
El joven solamente se apoyó contra la pared y enganchó sus pulgares en sus bolsillos con una abierta sonrisa.
_________ le volvió su espalda a la pareja y camino a lo largo del pasillo. Nunca sentiría esa jadeante excitación otra vez. Nunca sentiría a Joe otra vez.
Haciendo una pausa en la puerta de Demi, tomó una profunda e intensa respiración antes de que llamar a la puerta.
La contestación de Demi llegó un poco lenta. _________ sintió cierto alivió cuando se le facilito la entrada para encontrarse a su prima en el medio de la cama, un su desayuno intacto en la bandeja.
—¡Oh, gracias a Dios eres tú! —exclamó Demi—. Temí que fuese una convocatoria de Madre.
_________ frunció el ceño mientras cerraba la puerta. Había sombras oscuras por debajo de los ojos grises de Demi, y sus mejillas y sus labios se veían pálidos.
—¿Estás bien, querida?
Demi sonrió brevemente.
—Ahora que estas aquí, me siento mejor. Oh, _________, estoy tan contenta de verte. Ven y siéntate —Demi se apartó a un lado y empujó la bandeja para dejarle espacio suficiente.
_________ tocó la frente de su prima mientras se sentaba a un lado de la cama.
—No te siento febril. Pero parece como si necesitaras dormir.
—Así es como me siento —comentó Demi—. Estaba tan preocupada por ti anoche. ¿Estás bien?
_________ bajó sus ojos por un momento. ¿Cuándo se sentía bien otra vez?
—No debes preocuparte, querida. Estoy completamente bien —ella alzó sus ojos hasta Demi, la dulce Demi, que era tan inocente y nada sabia.
Pesar, envidia, remordimiento y vergüenza; todo eso hacía ebullición dentro de __________. No hubiera padecido todo esto, si se hubiera comportado como una mujer correcta y virtuosa. Fue su autoindulgencia, su insolente rechazo de que ella sabia que era lo correcto, lo que la había traído a ella a este momento.
—Estoy muy apenada por todo esto, Demi. Espero que sepas que nunca lo hubiera hecho a sabiendas que te lastimaría.
Demi frunció el ceño.
—¿Madre te habló? No deberías prestarle atención, _________. Cree que todo es intencionado, incluyendo la enfermedad, que es una afrenta personal contra ella. Cada pequeña cosa que se salga de sus planes la enfurece —ella negó con la cabeza—. La deberías de haber oído anoche. Enfureció tanto al conde y a su hermano que casi se fueron —sus ojos se llenaron de lágrimas—. No sé lo que hubiera ocurrido si se hubieran ido, _________. Si el conde anula nuestro compromiso, estaré arruinada. No tengo la posición social o de nacimiento para sobrellevar un escándalo y salir ilesa, y no cabe duda de que un conde rompiendo su compromiso con una plebeya después de un cortejo y un período tan escandalosamente breve de compromiso causaría un escándalo mayor. Las personas asumirán que resulté ser inadecuada. Seré una exiliada social, un artículo desechado, sólo interesante para aquellos que estén con una desesperada necesidad de mi dinero.
________ pasó sus brazos alrededor de su prima. Era cierto. Joe no podría suspender tan pronto este compromiso. ¿Pero lo podía culpar en realidad por intentarlo? ¿Qué pasaría con su vida? Ella frotó la espalda de Demi.
—Pero él no se fue, querida —le dijo ella—. Él se quedó. Se quedó cuándo pudo haberse ido.
—Sí —dijo Demi mientras se alejaba del abrazo de _________—. Y dijo que se quedaba por mí. Creo que él, y también su hermano, comprenden que no soy como Madre. Les dije que yo no era así. Y en esta última semana, he intentando hacerle frente un poco más.
________ echó hacia atrás un rizo negro que había caído en la cara de Demi.
—Vaya... ya ves.
La cara de Demi se entristeció.
—Solo que, ________, él no me ha mostrado ni un jirón de ardor desde la tarde en el pabellón. La condesa me trata con absoluto desdén, a menos que estemos en público, donde ella hace gala de adorarme. Y Madre simplemente va de mal a peor. Le pone peros a todo y reprende al personal de toda la casa constantemente —sus ojos cafés se llenaron de lágrimas—. Ella y la condesa se hablan como si fueran dos víboras rabiosas. Y el hermano del conde, quien es uno de los hombres más amables que he conocido, lucía como si se hubiera podido golpearla anoche —Demi escondió su cara entre sus manos—. Oh, ________, deseé que él lo hubiera hecho. Deseé que golpeara a mi madre. Soy horrible, lo sé, pero no lo puedo remediar.
_________ cerró sus ojos. Ella también lo habría querido.
—No eres mala, Demi. Algunas veces las situaciones se mueven de manera casi imposibles y no se pueden mantener los buenos pensamientos. En esas veces, sólo podemos pedir a Dios el perdón e intentar ser mejores.
Demi tomó las manos de _________.
—Tú siempre tienes pensamientos positivos. Siempre haces lo correcto. Desearía ser como tú.
El estómago de _________ le dolía por la congoja. Apretando los dedos de su prima, dijo:
—Nada más allá de la verdad. He tenido un buen número de malos pensamientos, y he tomado decisiones que me han guiado hacia un camino equivocado.
Demi negó con la cabeza.
—Tengo pensamientos terribles cada día, _______. No sabes como es eso. Madre siempre ha sido difícil y criticona, pero desde la propuesta del conde, esta más insoportable. ¡Justamente anoche, despidió a un criado que había estado en nuestra familia durante diez años! Por eso es que escapo con Tía Matty y contigo cada vez que puedo. ¿Sabes cuántas veces he pensado en empacar mis cosas e irme contigo? —su mirada se tornó más amarga—. Aun cuando era una niña, solía soñar que me iba a vivir contigo a la vicaría. Sería otra hermana para ti, y tu padre me hablaría con esa voz tan dulce y firme que tiene. Y nadie me gritaría más o me regañaría por hacer algo que estaba mal.
—Oh, Demi… —dijo __________ suavemente. Su prima la miró con pesar.
—La odio, _________. Lo hago. Algunos días, desearía que estuviera muerta.
__________ tiró de Demi para envolverla en su abrazo. ¿Qué le podía decir ella después de esta confesión? Nada.
—Está bien, querida —susurró ella—. Está bien.
Demi se pegó a ella durante largo tiempo.
Qué círculo vicioso era el odio. Y ahora ella estaba en él también. Finalmente, Demi habló.
—Estoy tan contenta de que hayas venido hoy. ¿Sabes qué?, Si no fuera por ti, no sé lo que haría. Eres siempre un consuelo para mí. ¿Vendrás otra vez mañana?, ¿Lo harás? Por favor, _________.
_________ apretó sus ojos y tomó un profundo aliento.
—Demi, querida, vine aquí hoy para despedirme.
Demi se echó hacia atrás, con la desilusión escrita en su cara.
—¿Qué? ¡No! No, eso no me gusta, no puedes irte —ella agarró las manos de _________—. Ahora te necesito. Tú eres la única que me da un poco de paz. No hay nadie a quien pueda recurrir excepto a ti.
_________ sintió un nudo en el estomago. ¡No podía quedarse, no podía hacerlo!
—Querida, yo… siento nostalgia. Y tú sabes cómo es Tía Matty. Ella cree que el remedio para todo es la actividad —ella puso todo el empeño en sonreír— y por mucho que lo intente, no puedo deshacerme de Zachary Efron.
Lágrimas corrieron por el tenso rostro de Demi.
—¡Te ruego que te quedes, _________! Dentro de una semana, será hora de ir a Jonas House. Debo ser presentada a mi futura familia y toda la nobleza local antes de la boda —su bonita boca se retorció en una mueca de disgusto—. Te necesito allí. Con un prometido que apenas me conoce, la condesa que apenas me tolera, y mi madre que constantemente me humilla, no sobreviviré; no sin ti. ¡Por favor, ven conmigo!
_________ frunció el ceño mientras el dolor apuñalaba su pecho. Diez días en la casa de joe. Diez días ante la poderosa insistencia de Joe para que permanecieran juntos. ¿Cómo sobreviviría ella a eso?
Necesitaría protegerse. Necesitaría a sus hermanas. Y ella tendría que hablar con Joe, él necesitaba entender que su decisión era final. Todo le parecía demasiado difícil y complicado.
¿Aún así cómo podría abandonar a Demi? ¿Y qué si Joe encontraba la carta? Entonces él abandonaría a Demi. ¿Podría evitarlo?
—Por favor, _________ —rogó Demi—. Tu familia está invitada a la boda. Envía una nota a Patience y Prim para que vengan antes. Se pueden reunir con nosotras en Jonas House. Tu padre, también, si así lo desea. Muchos invitados llegan con anticipación. Dos o tres más no serán nada. Pero el tenerte allí, tenerlos a todos ustedes allí, sería todo para mí —sus ojos cafés parecían ahogarse en las lágrimas—. Por favor, _________. Por favor.
_________ bajó su mirada. ¿Podría hacerlo? ¿Podría convencerlo? Joe se preocupaba por ella, eso sí que lo sabia. ¿Podría persuadirle para que permaneciera junto a Demetria? ¿Su influencia seria suficientemente poderosa?
Su pecho le dolió por el peso de la carga.
Ella parpadeó para contener sus propias lágrimas antes de levantar sus ojos hacia Demi.
—Muy bien, querida. Si me necesitas, si puedo serte de alguna ayuda, entonces debo quedarme, ¿no?
Demi abrazó fuertemente a _________.
— ¡Gracias! ¡Gracias!
_________ tembló ante la incertidumbre de su nueva determinación.
—Debo escribir a Patience y Prim de inmediato —murmuró ella—. De inmediato.
Ella necesitaría a sus hermanas. La protegerían de la tormenta que estaba por venir.
La ansiedad y la duda rasgaban sus nervios dolorosamente.
Se aferró a Demi.
¿Sería lo suficientemente fuerte para empujar al hombre que amaba a los brazos de su prima? Cerró sus ojos. ¿Y la odiaría él por eso?
—¿Dónde diablos está? —gruñó Joe.
Él se puso de pie detrás de su escritorio cuando Frankie Wilkes entró en el cuarto.
El joven negó con la cabeza.
—Ella lo ha escondió mu bien, ella es tan… Usted me conoce, milord. Lo que no pueda ser encontrado, lo encontraré.
—Entonces, ¿por qué no la tienes ya?
—La verdad es, milord, ya la he buscao por toas partes. Pero ella es una vieja bruja mu lista, eso es lo que es —él se rascó su barbilla—. No está en ninguno de los sitios habituales.
Joe se inclinó hacia delante y apoyo sus nudillos en la parte superior de su escritorio.
—Entonces debes de mirar en los lugares inusuales.
—Sí —Frankie inclinó la cabeza—. Lo sé —el joven entornó los ojos pensativamente—. Hay una cosa, milord. Hay mucho cotilleo y cuchicheo entre los criaos. Parece que entre ellos tienen un secreto de argún tipo. Me pregunto si no podría ser, que uno se las ingenió pa saber de qué trataba la carta.
El corazón de Joe golpeó contra su pecho.
—Si es así, entonces deben de saber dónde está.
Frankie inclinó la cabeza.
—Podrían. Justamente conquisté a una criada y me he estao metiendo bajo sus faldas en el piso de arriba. Una muchachita mu dulce, pero no mu lista. Así que si ella conoce argo, me lo dirá, también, después de que me la trabaje.
Joe abrió el cajón de su escritorio y, recogiendo una bolsita de cuero, se la lanzó a Frankie.
—¿A qué estas esperando? Regresa al trabajo.
Las monedas tintinaron, y Frankie sonrió abiertamente mientras sopesaba la bolsita en su mano.
—Gracia a uste, milord.
—Aún no me agradezcas. Si no encuentras esa carta, tendré que matarte.
Frankie miró especulativamente a Joe y luego sonrió.
—Usted no pue hacer eso, milord.
Joe echó su pelo hacia atrás.
—Quizá no. Pero si muero, no cobraras. Así es que obtén esa maldita carta.
Frankie sonrió abiertamente.
—Hecho, milord.
Lanzando su gorra encima de su cabeza, el joven empezó a irse.
—Y Frankie—llamó Joe—. En los lugares menos probables... mira en todos los lugares inusuales.
Frankie guiñó un ojo.
—Yo soy el rey de lo inusual, milord. El emperador de lo inusual, soy…
—¡Lárgate! —ordenó Joe.
Después de que el joven se largara con pasos garbosos por la habitación, Joe se desplomó sobre el respaldo del sillón.
Necesitaba esa carta.
Era hora de que esta farsa llegara a su fin. Estaba cansado de las mentiras. Y si tenía que aguantar otro discursito de su hermano, estaba corriendo el peligro de romper algo. Y no quería que ese algo fuera la mandíbula de Nicholas.
Joe se frotó la frente. Cuando él tuviera la carta, sería libre. Libre para perseguir a _________, libre para convencerla de permanecer junto a él. Ella era todo lo que él deseaba. Ahora sabía eso. Su presencia magnificaba todo lo maravilloso y hacia disminuir lo que era terrible. Con ella, él se sentía feliz, vivo. Nunca la dejaría ir. ¡Nunca!
Pero ¿y los herederos?
Apartó a un lado ese pensamiento.
Su cabeza le dolía. Y estaba tan cansado.
Aunque su cama siempre había sido un lugar para dormir tranquilo en el pasado, anoche, había sido un instrumento de tortura sobre el que había dado vueltas y más vueltas, esperando a que llegara el amanecer.
Era la primera noche que él no había dormido con _________ desde que regresara a su habitación. Extrañaba la tibieza cuando se enroscaba a su lado. Extrañaba su olor. Extrañaba su contacto y el tenerla en sus brazos.
La extrañaba.
Sus ojos le escocían, así que los cerró.
Todo estaba mal.
Todo. | |
| | | Loveya Justtin anD niiCk Novia De..
Cantidad de envíos : 623 Localización : wiith niiCk Or maybbe Justtin! Fecha de inscripción : 03/04/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 1st 2010, 12:23 | |
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| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 1st 2010, 18:20 | |
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| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 1st 2010, 18:21 | |
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| | | [#__SeeNoMore] Comprometida Con...
Cantidad de envíos : 820 Edad : 29 Localización : ¡Con Joe! Always (: Fecha de inscripción : 12/01/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 3rd 2010, 16:56 | |
| chicazzzzz.....
sigan comentandoooo... la zkiero... bye...mñn cappp... | |
| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 3rd 2010, 23:07 | |
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| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 3rd 2010, 23:07 | |
| Siguela... please !!!!Siguela... ... please please !!!!!!! Siguela... please !!!!!!! Siguela... please !!!!!!!Siguela... please !!!!!!!Siguela... please !!!!!!! Siguela... please please !!!!!!!Siguela... please !!!!!!! Siguela... please !!!!!!!Siguela... please !!!!!!!Siguela... please !!!!!!! Siguela... please !!!!!!!Siguela... please !!!!!!!Siguela... please !!!!!!! Siguela... please !!!!!!!Siguela... please !!!!!!! Siguela... please !!!!!!!Siguela... please !!!!!!! | |
| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 3rd 2010, 23:07 | |
| IGUELA ♥ SIGUELA ♥ SIGUELA ♥ SIGUELA ♥ SIGUELA ♥ SIGUELA ♥ SIGUELA ♥ SIGUELA ♥ SIGUELA ♥ | |
| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 3rd 2010, 23:07 | |
| Siiguela
please está muii wena..
necesito saber qe pasa
ÜÜÜ | |
| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 3rd 2010, 23:08 | |
| PorFaaaaH! HazLoO Por....Tuz FANS! xD Por...Joe...Nick...Keviin?? Ya Seee.... FranKiie! Por Elviis??! Por Los SueGros!!?? Por Mii!? No se x LoO qee Qiieras!! PeroO..
siguela..!!!
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| | | [#__SeeNoMore] Comprometida Con...
Cantidad de envíos : 820 Edad : 29 Localización : ¡Con Joe! Always (: Fecha de inscripción : 12/01/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 4th 2010, 23:00 | |
| Capitulo Quince
Castigando a Joe
—Si estuviese yo dirigiendo esta producción, Señora Redington, le daría el papel de Bianca, tan dulce es su disposición —declaró Zachary Efron cuando las luces se encendieron para el intermedio de La Fierecilla Domada.
Él secó su frente con su pañuelo, y __________ se preguntó si su asiento del teatro no lo estaría apretando terriblemente.
—Sin embargo la regañona Kate resulta ser la mejor esposa —lanzó Kevin Miller.
—¡Ah, Señor Miller, no cuente el final! — exclamó Tía Matty.
—Mil perdones, Señora Dare.
Tía Matty miró a la muchedumbre mientras la gente se levantaba de sus asientos.
—Simplemente debo cambiar de sitio —dijo ella—. Sin embargo, mi pobre dedo del pie seguramente será pisoteado y yo simplemente no lo podría soportar otra vez. Quizás yo podría apoyarme en su brazo, Señor Efron. Un hombre de su estatura seguramente me prevendrá de ser golpeada y empujada.
Zac echó un vistazo de mala gana a __________.
—Bien, yo...
Tía Matty tomó el brazo de Zac.
—El Señor Miller, tomará a __________ bajo su ala protectora, ¿verdad? —Ella giró, tirando a Zachary con ella—. ¡Oh! —ella miró hacia atrás—. Hay una de aquellas palmeras traicioneras justo en la salida, aquí. Así que, todos, cuiden sus ojos —ella se volvió hacia Zac mientras se adentraban en el pasillo —¿Mencioné, Señor Efron, que __________ casi fue cegada por una fronda de palmera? Son realmente muy peligrosas. Pienso que deberían ser prohibidas de todos los sitios públicos. ¿No lo cree usted?
___________ compartió una pequeña sonrisa con Kevin Miller cuando ellos, también, se adentraron en el atestado pasillo.
Él la miró un momento.
—¿Cómo se siente usted? —preguntó él suavemente.
—Estoy bien, gracias.
Un pequeño ceño frunció su frente, pero él asintió.
—Señora Redington, si hay alguna manera en que pueda servirla, espero que usted me lo permita.
__________ examinó sus vivos ojos verdes. La noche anterior, en su coche, él la había sostenido mientras ella lloraba sobre su hombro.
—Gracias, Señor Miller. Pero usted ya ha sido de la mayor ayuda para mí. Si no hubiese estado allí anoche, no sé lo que yo habría hecho. Le estoy tan agradecida por su gentileza —ella bajó sus ojos—. Lamento que me haya visto en mi peor momento.
—Yo preferiría estar con usted en su peor momento, que con algunas personas en su mejor momento.
__________ rió.
—Es usted un hombre amable.
Él bajó la mirada hacia ella.
—Amable, cortés, agradecida. Esas no son exactamente las palabras que yo estaba esperando.
Ella frunció el ceño. ¿Él pensaba que no era sincera?
—Usted se ha convertido en un buen amigo para mí —ella puso su mano encima de su brazo—. Espero que usted sepa que honro nuestra amistad hablando sólo desde mi corazón.
Él miró su mano en su brazo.
—Lo sé —su sonrisa no alcanzó sus ojos como por lo general hacía. Él asintió—. Lo sé.
Tía Matty y Zac habían girado y los habían esperado.
Zachary puso su enorme mano sobre su corazón.
—Perdóneme, Señora Redington, pero usted se asemeja a una rara flor con ese vestido rosa.
—Yo no era consciente que una rosa podría reclamar la rareza como uno de sus atributos, Señor Efron —ella sonrió para ablandar el sarcasmo de sus palabras.
—Su encantadora cara enrarece el color, Señora Redington.
El hombre era rápido con una respuesta, eso era seguro.
—Díganos, ¿qué piensa usted de la obra? —preguntó Zachary—. Tengo un cariño particular por Petruchio. Un muchacho tan alegre y astuto. Realmente creo que yo podría interpretar su papel maravillosamente.
__________ miró a Zac. Él probablemente sería perfecto para el papel. Ella frunció el ceño cuando un pensamiento le vino.
—¿Nunca pensó usted en subir al escenario, Señor Efron? Usted parece tan apropiado para ello.
Los ojos del hombre se encendieron.
—¿Usted así lo piensa, Señora Redington? La verdad es que lo he considerado.
—Casualmente sé que sus tías no están de acuerdo con semejante pasatiempo —dijo Tía Matty, sacudiendo su cabeza.
Un poco de la luz de la expresión de Zac se marchitó.
—Lamentablemente, no es una profesión que permite una vida estable. Un hombre debe hacer su fortuna en el mundo.
—Algunos hombres son destinados a la fama, no la fortuna —ofreció Kevin.
Zac se hinchó y se irguió un poco más.
—Además —siguió Kevin —, la fortuna a menudo sigue a la fama.
__________ asintió. Déjenlo perseguir el escenario antes que a ella.
Tía Matty frunció el ceño y meneó su dedo.
—Sus tías no aprobarían esto, Señor Efron.
La cara de Zac era todo entusiasmo.
—Simplemente le estoy dando algún pensamiento a la idea, Señora Dare. Un hombre, después de todo, debe seguir su destino.
—El destino es una fuerza poderosa —la grave voz vino desde atrás de __________.
Su estómago volteó, y sus piernas temblaron cuando ella se dio vuelta.
Joe la sostuvo en su mirada café.
—Algunas cosas están destinadas a ser, y no deberían ser resistidas —sus ojos se movieron sobre ella—. ¿Usted está de acuerdo, Señora Redington?
___________ podía oír su sangre precipitándose en sus oídos y, Dios le ayudase, sus pezones hormiguearon y se contrajeron.
—Yo... yo no finjo entender las complejidades del destino, milord. Sólo puedo decir que la gente debe seguir sus corazones, sus mentes, y sus moralidades y esperar que lo que hagan sea correcto.
—Yo no podría estar más de acuerdo —dijo Joe. Él giró y se movió entre __________ y Kevin—. Buenas noches, Señor Miller.
Kevin inclinó su cabeza.
—Buenas noches, milord.
__________ hizo las presentaciones para el resto del grupo. Joe estaba de pie tan cerca que ella podía olerlo. Ella anhelaba tocarlo.
Él saludó a Tía Matty, quien estaba excitada de la emoción, y cabeceó a Zachary, quien se había puesto rojo desde el cuello hasta la línea del pelo.
—Yo... yo debo decir, perdóneme, milord —tartamudeó Zachary—. Si hu-hu-hubiese sabido que era usted el que estaba en el Palacio de Cristal, no me hubiera dirigido a usted tan severamente —Zac tocó ligeramente su frente con su pañuelo—. Yo debo decirle que llegué a lamentar mis acciones aquel día y deseé poder tener la oportunidad de reunirme otra vez con usted, para que poder transmitirle esas excusas —Zac sonrió—. Pero perdí la esperanza de que la oportunidad alguna vez ocurriera —él sostuvo su pañuelo en su pecho e inclinó su cabeza—. Simplemente estoy agradecido que haya ocurrido.
—No requiero su disculpa, señor —dijo Joe rígidamente—. La Señora Redington es quien merece sus disculpas —Joe arqueó una ceja—. Como estoy seguro que usted ya se las ha expresado, no tengo ningún desacuerdo más con usted.
Zac miró con preocupación a __________ mientras Tía Matty se veía confusa.
Kevin dio un paso adelante y miró con el ceño fruncido a su primo.
—¿A qué se refiere el conde?
—¿Puedo? —___________ intercedió—. Fue un malentendido desafortunado que no merece repetirse.
Zac asintió enérgicamente.
—La Señora Redington tiene razón. Y en las palabras del bardo, todo lo que empieza bien, termina bien.
Mientras Kevin ocupaba a Joe acerca de una medida próxima a presentarse ante la Cámara de los Lores y Tía Matty y Zac escuchaban atentamente, ___________ intentaba calmar sus nervios y tranquilizar su corazón.
Ella miró fijamente la curva relajada de su mano enguantada. Ayer, ella podría haber resbalado su mano en el calor de la suya brevemente. Él habría acariciado su palma con sus largos dedos.
Y si ellos hubiesen estado solos, ella habría dado un paso hacia su abrazo y puesto su cabeza contra su pecho, cerrando sus ojos mientras escuchaba al estable latido de su corazón. Él la habría sostenido cerca mientras presionaba sus labios contra su frente y luego contra su boca. Y ella podría haber murmurado te amo, porque su corazón estaba tan lleno que las palabras ya no serían contenidas.
Ella tragó el nudo en su garganta.
Pero eso era ayer.
Ahora iba a ser de esta manera. Cerca, pero nunca tocándose. Deseando, pero nunca teniendo. Sintiendo, pero nunca reconociendo.
—¡__________, Tía Matty!
Girándose con una sonrisa, para ocultar el brillo de las lágrimas no derramadas, ___________ enfrentó a Demi y al hermano de Joe. Ella rápidamente abrazó a su prima.
—Hola, querida.
—Estoy tan contenta que estés aquí —susurró Demetria antes de retirarse.
___________ obligó a su sonrisa a permanecer mientras todos fueron presentados. Ella podía sentir tanto la mirada de Joe como la como de Nicholas sobre ella.
—Estamos aquí con la condesa y Madre —dijo Demi—. Vamos al Pabellón después de la obra. Una orquesta nueva de Austria tocará esta tarde —ella miró rápida y nerviosamente a Joe y luego dijo: ¿Por qué todos ustedes no se nos unen allí?
___________ contuvo el aliento. ¡Dios querido, no!
Joe la miró.
Nicholas miró a Joe.
Tía Matty y Zachary hablaron uno encima del otro en su impaciencia por aceptar.
Kevin la miró con una sonrisa esperanzada.
—¿Quisiera usted, Señora Redington?
—Por favor, __________ — pidió Demi.
La cabeza de ___________ palpitó. Ella quería huir.
—¿Usted ha olvidado que su prima estuvo enferma anoche? —Joe dijo con mucha frialdad—. No la presione.
Un silencio incómodo cayó en el grupo, pero esto dio a __________ un breve momento para ordenar sus pensamientos.
—Gracias, milord, por su preocupación —ella sonrió—. Demi sabe, sin embargo, que estoy bastante recuperada. Nosotros estaríamos encantados de unirnos a ustedes.
Sólo después que las campanas hubieran convocado a los invitados de vuelta en el teatro, y ella hubiera ocupado su asiento entre Zac y Kevin, las luces fueran tenues, y la obra hubiera comenzado, ___________ se permitió derrumbarse.
Lo hizo silenciosa e internamente, con apenas la agitación de una pestaña o el tic de un dedo.
Tal como durante su matrimonio, nadie vería, nadie sabría.
Pero dentro, ella sentía como si nunca antes se hubiese derrumbado. Ella lloró y se arrastró bajo el peso de sus emociones, emociones que eran cien veces más devastadoras que aquellas que había sufrido mientras estuvo casada.
Aquella experiencia la había adormecido.
¿Qué haría con esto?
¿Cuánto tiempo podría ella soportar el dolor?
¿Cuánto tiempo antes de que el grito dentro de ella se hiciera demasiado ruidoso para contenerlo?
Joe miraba a __________ girar a través de la pista de baile con Kevin Miller. Él odiaba la visión de la mano de otro hombre sobre su cintura. Odiaba la fácil familiaridad que ellos parecían compartir.
Sobre todo, él odiaba tener que fingir que ___________ no significaba nada para él. Se estaba muriendo por tomarla en sus brazos, muriendo por gritar al mundo que ella era suya. Estar de pie allí pasivamente, actuando como si ellos no fueran más que meros conocidos, era casi más de lo que él podía soportar.
De algún modo, era la peor mentira de todo.
—No debes mirarla tanto —dijo Nick suavemente—. Madre te esta mirando.
Joe frunció el ceño, pero mantuvo sus ojos sobre ___________.
Su madre y Lovato habían estado horrorizadas de que Demetria hubiese invitado a semejantes humildes invitados a su compañía, invitados que ellos nunca habrían aprobado. Sin embargo, Demi había permanecido sorprendentemente resuelta en su insistencia y, por una vez, él la había apoyado. Desde su llegada, su madre y Lovato habían estado groseras y despectivas, cosa que no lo sorprendió, aunque estuvo claro que las dos prestaron particular atención a __________. Los comentarios viles de Lovato indicaron celos, los de su madre, sospecha.
Él solamente la quería a ella, desesperadamente.
—En aproximadamente dos semanas, ella va a estar relacionada contigo mediante matrimonio —continuó Nick—. Vas a tener que aprender a verla como nada más que una prima lejana.
Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Joe. Él giró hacia su hermano y habló en voz baja, tensa.
—¿Y cómo haré eso, Nick? ¿Cómo enseñaré a mi cuerpo no anhelar el de ella, cuando el olor mismo de ella me pone duro? ¿Cómo obligaré a mi mente cuando cada recuerdo de ella es una alegría? ¿Cómo la trataré como una relación sin importancia, cuando cada fibra de mi ser pide por ella a gritos? —Joe intentó reducir la marcha su corazón—. ¿Cómo, Nick? ¿Cómo haré eso?
Nick solamente lo miro fijo.
—No sé —murmuró.
—Yo tampoco.
La música terminó, y Joe cruzó la pista de baile antes de que Kevin Miller pudiera conducir a ___________ fuera de la pista.
Ella bajó sus ojos cuando lo vio acercarse. Él odiaba eso. Él deseaba que ella lo mirara como lo había hecho antes.
—¿Puedo yo tener el siguiente baile, Señora Redington?
Ella hizo una pausa un momento, y los hombros de él se tensaron cuando pensó que ella en realidad podría rechazarlo.
Pero entonces ella asintió.
—Sí, milord.
Kevin saludó y puso la mano enguantada de __________ en la de Joe.
Él respiró profundamente cuando cerró sus dedos alrededor de los de ella. Esto estaba bien. Él recordó la primera vez que había sostenido su mano en el Palacio de Cristal. Eso había estado bien entonces y todavía lo estaba.
Cuando la música comenzó, él la arrastró hacia la curva de su brazo y la acercó. Ella mantuvo sus ojos bajos, pero él estaba extático solamente por sostenerla.
Él aspiró la vainilla y azahares y, bajo aquella fragancia dulce, él aspiró el olor más dulce de ella, la piel de ___________, el pelo de ___________, el olor que todavía se pegaba, en vestigios, a la almohada que él había apretado durante la noche anterior.
Él bailó con ella hacia el lado lejano de la pista de baile. Él quería mirarla y tocarla en una manera que era real, ningún pretexto, ninguna mentira.
Él extendió su mano a través de la curva apacible de su espalda.
—Puedes mirarme ahora —dijo él suavemente—. Ellos no pueden vernos.
—Otra gente puede. Estamos en un lugar público. Además, ya no importa si están cerca o lejos —contestó ella—. Ya no hay ningún biombo que pueda protegernos.
Él frunció el ceño mientras la giraba.
—¿Qué quieres decir?
Ella finalmente levantó sus ojos a los de él. Tan hermosos ojos.
—Quiero decir que no podemos ocultarnos de nosotros mismos.
—No tengo ningún deseo de hacerlo así.
—Sí, sí lo tienes —ella imploró con sus ojos mientras se movían a ciegas al compás del vals—. Oh, Joe, ¿no lo ves? —su voz tembló—. No podemos estar juntos otra vez. Nunca.
Atontado y frágil por la tensión, él sintió su pecho encogerse.
—Te expliqué todo anoche. Fui y expliqué todo.
—Sí —sus dedos se apretaron sobre su hombro y sus ojos se cerraron brevemente— y aborrezco las circunstancias horribles que nos fuerzan a separarnos. Con todo mi corazón, lo hago. Pero, Joe, conociéndolas a ellas no cambia nada.
Ella va a sacarte de su vida. El terrible presagio se arrastró a través de la piel de Joe. Eso lo hizo desear aferrarse a ello.
—¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo puedes decir eso que cuando sabes que sólo quiero estar contigo?
—¿Piensas que no quiero estar contigo? —sus ojos se llenaron de lágrimas— ¿Piensas que esto no me destruye?
Él se adhirió a un fragmento de esperanza.
—Entonces no nos desperdicies. Voy a tener la carta pronto. Lo puedo sentir, __________. Y luego esta completa charada de mentiras puede terminarse —la música continuaba—. Te quiero. Te necesito.
Ella bajó sus ojos otra vez.
—Lo que queremos ya no es más relevante. A pesar de lo que queremos, a pesar de la carta, mi prima se verá arruinada si tú la abandonas. No puedo ser parte de esto.
Joe intentó respirar. Su pecho estaba tan apretado.
—Te dije todo. Te dije todo, confiando en que entenderías. Confiando que querrías frustrar la maldad y vileza de Lovato tanto como yo. Confiando que no nos abandonarías.
—No puedo hacer nada más —susurró ella.
—¿Y cuándo consiga la carta? ¿Qué entonces? ¿Todavía me rechazarás?
Ella lo miró.
—Consigue la carta si puedes. Deberías tenerla, Joe. Pero que tengas la carta no cambiará nada para mí. Los dados fueron echados cuando el compromiso fue anunciado —ella sacudió su cabeza—. Si abandonas a mi prima a la vergüenza, yo nunca te veré otra vez.
La música aumentó. Su cabeza dolía. Si él solamente pudiera respirar.
—Dices esto ahora, en mis brazos. ¿Pero cómo soportaras las noches y días? —él la acercó más mientras la giraba a través del piso—. ¿Qué harás cuando tu cuerpo pida a gritos satisfacción? Ahora que has encontrado el placer, este te perseguirá, ardiente e implacable.
Cólera y ansiedad bombeaban en sus venas.
—¿Qué harás? ¿Hallar a alguien más? Nadie puede satisfacerte como yo lo hago. Nadie. —Lo sé —jadeó ___________—. Lo sé —sus ojos estaban llenos de angustia—. ¿Pero lloraré de alegría y gritaré mi placer en tus brazos mientras mi prima solloza en su almohada de vergüenza porque el Conde de Langley la ha abandonado? —el corazón de Joe latió con furia y miedo. Él se agarró de una final, débil paja.
—Yo diré que ella me abandonó.
—¡Detente! —la palabra llegó en un susurro ahogado. El labio de __________ tembló cuando ella lo miró—. Nadie creerá eso, Joe. ¿Y qué de Demi? No hay ninguna excusa que pudieras darle que no fuera el peor rechazo —compasiva miseria enturbiaba sus ojos, sin embargo su cuerpo se apoyó en el de él—. No hay nada que pueda hacerse. Nada.
Él vio su mirada atormentada, y un dolor agudo golpeó dentro de él. Él se estremeció mientras desgarraba su vientre y fisuraba bajo sus costillas. Su cabeza palpitó y ___________ se volvió borrosa un momento ante sus ojos ardidos.
—¿Por qué viniste aquí esta noche? —pudo decir él—. ¿Por qué?
—Para decirte estas cosas.
—¿Aquí? — Su voz contenida—. ¿Sobre una maldita pista de baile?
—¿Dónde más, Joe? —sus ojos imploraron por entendimiento—. ¿Dónde más? Mi ventana está cerrada. Y así debe permanecer —sus dedos se tensaron alrededor de los de él—. Lo pensé mejor…
Él estrujó su mano, su mano, que pertenecía en la suya. ¿Cómo podía ella hacer esto? ¿Cómo podía ella?
—¿Lo pensaste mejor? Yo no. Pensé que cuando oyeras las circunstancias, cuando hubieras tenido el tiempo para considerarlas, reconocerías la injusticia que exiges de mí. Pensé que comprenderías la imposibilidad de partir — él parpadeó—. En cambio, nos acusas. Y me condenas a un matrimonio tan horrible e indiferente como el tuyo propio. ¿Por qué no me dices cómo vivir con esto, __________? Porque yo no sé cómo.
Su ceño era dolido.
—Demi se preocupará por ti, si la dejas. Ella quiere preocuparse por ti.
La música bajaba.
—No quiero su preocupación —él se sentía enfermo, enfermo y enfadado mientras algo horrible e inexorable se arrastraba sobre él—. No quiero nada de esto.
—Joe, yo...
—No digas nada más —él sacudió su cabeza—. Me has castigado bastante. Te lo ruego, no digas nada más.
Mientras la música terminaba, Joe sostuvo a __________ un momento más, la sintió un momento más, antes de inclinarse sobre su mano. Él no quería dejarla ir, no quería liberar su asimiento sobre ella. Si él lo hacía, algo calamitoso ocurriría.
Metiendo su brazo en el suyo, él caminó lentamente de vuelta a su fiesta. Él se movía como un doliente en un cortejo fúnebre, retrasando brevemente lo inevitable de examinar la cavernosa profundidad que es el adiós final. Pero con cada paso que él daba, él se sentía cada vez más como si marchase hacia su propia tumba.
Él vio sus caras, su madre, Lovato, Demetria, su hermano, participes todos, sabiéndolo o no, de su fallecimiento.
Y aún así él siguió andando, más profundo y más profundo en la sombra que ellos echaban, hasta que esta lo cubrió completamente. La penumbra fría se filtró a través de él cuando el brazo de ___________ resbaló del suyo, y cuando sus dedos se deslizaron de su manga, la felicidad y la esperanza se extinguieron.
Todo se volvió oscuro.
El entierro era el suyo.
___________ miró fijamente la imagen inacabada de su prima sobre el lienzo. La tardía luz de mañana en el solario de Tía Matty era más oscura que de costumbre, y la lluvia salpicaba las ventanas. Ella podía oír las gotas que golpeaban el cristal con una menguante y suelta intensidad.
Quizás era la luz gris del día lo que parecía traer los ojos cafés de Demi a la vida. Quizás era el humor débil del tiempo que realzaba el dulzor sutil, el dolor, y la incertidumbre la que ellos reflejaban.
___________ miró el pincel en sus dedos. ¿O era el crédito todo de ella? ¿Había el dolor de su destrozado corazón movido su mano y guiado sus pinceladas a una nueva profundidad? ¿Fue su propio dolor e incertidumbre que le permitió capturar tan bien el patetismo de su prima?
Ella cerró sus ojos.
¿O era el amor?
—__________, querida, tienes una visita —llamó su tía.
Los ojos de ___________ se abrieron ante el tono de la voz de su tía. Era alguien inesperado.
¿Joe?
Mientras ella miraba fijamente la entrada al solario, la Tía Matty entró, seguida de nada menos que la Condesa de Langley.
__________ se puso rígida de aversión. Ella había visto los suficiente de la condesa la noche anterior para formarse una mala opinión de ella. De todos modos ella encontró y soportó la fría mirada de la condesa. La mujer cruzó pasando a Tía Matty de un tranco, quien permaneció cerca de la puerta con una expresión calma propia de ella.
—A la condesa le gustaría hablar contigo en privado, mi querida. ¿Hago que traigan algún refresco?
__________ miró a la madre de Joe.
—Eso depende cuánto tiempo la condesa se quedará.
—No mucho tiempo —llegó la fría la respuesta.
__________ asintió a su tía, quien frunció el ceño a la espalda de la condesa.
—Entonces no requeriremos nada. Gracias, Tía Matty.
_______ esperó a que su tía cerrara las puertas dobles del solario antes de quitarse su delantal de pintura. Entonces ella indicó una silla.
—¿Puedo ofrecerle un asiento, Condesa?
La madre de Joe se sentó con un elegante susurro de satén violeta.
Alisando su propio vestido de seda rayada rosada, negra, y crema, __________ tomó la silla al lado de ella.
—¿A que debo esta visita sorprendente, milady?
Los hermosos pero fríos ojos cafés de la condesa la miraron.
—Vine para advertirle.
__________ dobló sus manos en su regazo.
—¿Advertirme? ¿Sobre qué?
—Somos mujeres que tomamos nuestro placer, Señora Redington. Vamos a no fingir que no nos entendemos la una a la otra.
Una punzada de genuino aborrecimiento reverberó por __________, pero ella mantuvo su expresión en blanco.
La condesa miró incrédula.
—Yo vi su cara cuando usted fue presentada a mi hijo en lo de los Lovato. Por suerte, Nicholas y yo fuimos los únicos quienes la vieron. Y luego estuvo anoche. ¿Usted piensa que esto no es obvio para mí? —ella levantó sus cejas perfectamente arqueadas—. Usted es la última amante de mi hijo.
El estómago de ___________ se apretó ante las palabras de la mujer, pero ella permaneció impasible.
—Usted dijo que estaba aquí para advertirme, milady. ¿Lo va a hacer así?
La condesa sonrió.
—No intente actuar natural, Señora Redington —ella se inclinó adelante—. Le dije. Yo vi su cara.
__________ no pudo controlar totalmente una sonrisa propia.
—En serio, Señora Redington, admiro su coraje al iniciar un amorío con un hombre sobre quien usted obviamente sabía poco. Pero al final, esto no fue muy inteligente, ¿verdad?
—Voy a pedirle que se marche —dijo __________—, así que si usted tiene algo de utilidad que decir, sugiero que usted lo haga ahora.
La condesa se reclinó en su silla.
—Manténganse alejada de mi hijo y de su prima.
—No lo haré.
—¿Qué quiere decir, que no lo hará? —ella frunció el ceño—. Él esta teniendo una época bastante dura aceptando la pérdida de su soltería sin que usted remueva la olla. E intento hacerle un favor también, Señora Redington. Usted no conoce a mi hijo de la manera que yo lo hago.
__________ sacudió su cabeza.
—No. No lo hago. Y usted no lo conoce del modo en que yo lo hago.
La condesa se inclinó adelante otra vez.
—Escúcheme, pequeña fulana. Mi hijo nunca ha follado a una mujer por más que unos meses. Pronto él perderá el interés completamente. Su tiempo es corto —ella levantó su barbilla—. Usted no significa nada para él.
No. La palabra hizo eco en la cabeza de __________. Aunque él, él mismo, hubiera dicho palabras similares cuando ellos se encontraron por primera vez, ahora sonaban huecas y falsas.
Ella recordó el modo en que él la miraba, el modo en que él la tocaba, las cosas que él le había dicho sobre su día final juntos. Ella recordó las lágrimas que inundaban sus ojos la noche anterior.
Él se preocupaba por ella.
Profundamente.
—Vamos a no fingir que no nos entendemos la una a la otra, Condesa —dijo __________ con fuerza repentina—. Usted está aquí porque usted esta preocupada de que Joe no pierda el interés en mí. Usted está aquí porque no tiene ni idea qué hay entre su hijo y yo —___________ asintió con clara convicción—. Usted está aquí porque está asustada de lo que no puede entender.
La condesa se rió, pero ___________ podía oír la tensión.
—Realmente, Señora Redington, usted es muy divertida. Estoy aquí para ahorrarnos a todos, su imbécil prima incluida, la humillación pública que nos acontecería si su pequeño repugnante amorío con mi hijo se filtrara.
__________ la miró fijamente. Cuan increíblemente asombroso que ella pudiese hablar de pequeños amoríos repugnantes cuando ella los había enredado a todos en las consecuencias del suyo propio.
—Temí que usted no atendiera razones, Señora Redington —siguió la condesa. Ella abrió su bolso—. Entonces estoy preparada para pagarle —ella le extendió una letra por cinco mil libras.
__________ no movió un dedo.
—¿Sabe Condesa?, Usted me recuerda mucho a Abigail Lovato.
La letra ondeó en su mano.
—¿Qué?
¿Por qué se sentía tan serena ante este soborno?
—Sí, es verdad. Usted y ella, ambas, intentan doblar a la gente a su voluntad. ¿No se vuelve aburrido, siempre torciendo los brazos de la gente a su voluntad? —el ceño de ___________ se hizo más profundo—. ¿Y qué pasará cuando usted ya no tenga más la fuerza, o la belleza, o el poder de conseguir lo que usted quiere? ¿Cómo vivirá?
La condesa retiró su mano y metió la nota en su bolso.
—Veo que usted no puede ser convencida.
—Al contrario, puedo ser convencida. Sólo no puedo ser comprada.
La cara de la condesa se torció en una poco atractiva sonrisa sarcástica.
—Si usted no se aleja, le diré a su primita de sonrisa simplona que usted ha estado jodiendo con su prometido.
___________ no sintió ningún miedo.
—¿Chantaje, Condesa? —ella sacudió su cabeza—. Oh, usted realmente es otra Abigail Lovato.
Los ojos de la mujer se estrecharon.
—¿Qué es lo que usted sabe?
___________ no hizo caso a su pregunta y mantuvo su voz equilibrada.
—Ahora usted escúcheme, Condesa. Le he prometido a mi prima que me quedaré con ella, así ella podrá tolerar mejor su repugnante presencia. Me he prometido que ayudaré a su hijo, de cualquier modo que pueda, a aceptar a mi prima —ella se inclinó adelante—. Así que, si usted quiere que este matrimonio siga como fue planeado, entonces no se meta en mi camino.
La condesa la miró fijamente con incredulidad un momento. Entonces una sonrisa se extendió a través de su cara y ella rompió en risas.
—¡Usted lo ha dejado! —exclamó ella—. ¡Es por eso que él estaba tan increíblemente fatal anoche!
El dolor de ___________ ardió nuevamente.
La condesa se reclinó en su silla y sostuvo su mano en su pecho mientras reía en silencio.
—Usted sabe, él se fue directamente después que usted. Pero no antes de criticarnos a todos nosotros. Estaba segura que usted le había pedido que disolviera su compromiso —ella sacudió su cabeza y lució regocijada—. Bien, si esto no es la vuelta perfecta. Ya era hora que él fuera el abandonado.
¿Cómo podía una mujer, una madre, ser tan odiosa?
Ella se rió de ___________.
—De alguna manera, en realidad predije esto. Aunque yo realmente no lo creyera entonces, le dije usted se cansaría de él.
___________ quiso borrar de una bofetada la sonrisa de su cara.
—¿Por qué usted le diría algo que no creía?
La condesa posó sus ojos sobre ___________.
—Para castigarlo, desde luego.
—¿Y por qué usted debe castigarlo?
—Porque él es el hijo de su padre, y él ha estado castigándome durante toda mi vida.
—¿En serio? —la garganta de ___________ se apretó—. ¿Toda su vida? ¿Cómo un bebé castiga a su madre?
—Le diré como —escupió ella—. Robando su juventud. Haciéndola grotesca con la gordura y la incomodidad hasta que la obligan al confinamiento. Haciéndola chillar de dolor mientras él fuerza su enorme cuerpo a través del suyo. Y luego, llorando, y llorando, y llorando —su voz se elevó con cada repetición—. Adhiriéndose a usted y agarrándole, cuando todo lo que usted quiere es escaparse —su mirada fija se volvió distante—. Cuando pudo andar, él comenzó a perseguirme. Yo me escapaba. Y luego, cuando Nicholas nació, mi querido, tranquilo Nicholas. Él intentó ponerse entre nosotros. Sostenme, mami. Llévame a mí, mami. Bésame a mí, mami. ¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! El mocoso. Lo alejé y le dije que hasta que aprendiera a decir “por favor”, yo no haría nada por él —ella cerró sus ojos y su ceño se hizo más profundo—. Entonces fue por favor, por favor, por favor... todo el tiempo por favor. Llegué a odiar la palabra.
___________ parpadeó para contener sus lágrimas.
—Debe satisfacerle, entonces, que él ahora nunca lo diga.
—¿Él? —la condesa la miró—. Usted llora por él. Pero usted debería llorar por mí. La juventud de una mujer es efímera, Señora Redington, su belleza breve. Una vez que se ha ido, no puede ser reclamada.
—Tampoco puede serlo la niñez.
—¡Le dije, yo no estaba lista para ser una madre! —le espetó la condesa. Ella cuadró sus hombros y suspiró—. Además, él ni siquiera recuerda su infancia. Yo, sin embargo, recuerdo el robo de mi juventud demasiado bien.
—Él no necesita recordar. Su aversión y desdén para él son claros. En una noche, yo pude ver que usted favorece a Nicholas sobre él.
—¿Y qué de su aversión y desdén para mí, Señora Redington? Él es grosero e insufrible, sin embargo usted no dice nada de esto.
—Usted lo comenzó, Condesa. Usted es su madre —la voz de ___________ sonó estrangulada—. Todo lo que un niño quiere es amor.
—Usted no estaba allí. Usted no sabe como era... su padre siempre intentando cargármelo, cuando yo tenía mis manos llenas con Nicholas. Mi querido Nicholas, quien fue tranquilo y cariñoso desde el principio —la condesa levantó su barbilla—. Nicholas es mi hijo. El hijo que yo escogí por mis propias decisiones. Por eso solo, siempre lo favoreceré.
___________ sacudió su cabeza.
—Ojalá Joe hubiera sido capaz de escoger a una madre como usted escogió a un hijo.
La cara de la condesa se volvió una máscara fría.
—Debo irme.
—Sí, debe hacerlo.
Ella se detuvo, pero __________ no se detuvo con ella. La condesa se marchó sin otra palabra.
___________ rompió en sollozos.
¿Por qué? ¿Dios, por qué?
¿Por qué debía ser ella la que castigara a Joe otra vez?
En la húmeda tranquilidad de su jardín, Joe estaba parado al lado de la fuente y parpadeaba para alejar la fría lluvia que lo mojaba. Él miraba fijamente la estatua de Afrodita. Él la había escogido por la hermosura de su cara, la gracia de su figura, y por el modo en que su pelo caía en ondas por su espalda.
Los trabajadores habían venido esa mañana para comenzar a cavar para colocar las cañerías. Él los había despedido. Ya no la quería conectada.
Pero la lluvia había llenado las bandejas poco profundas y parecía correr sin embargo. El agua caía de la cima al medio y luego del medio al fondo. ¿Se desbordaría?
No importaba.
Levantando su mano, él bajó la mirada al alfiler de metal que reposaba en su palma. El agua salpicaba sobre la pequeña perla que decoraba la cima.
Él le había dado a ___________ los alfileres, uno por uno, cuando ella había enrollado su hermoso pelo en su nuca. Él la había mirado mientras colocaba cada uno en su lugar, había alisado un rizo rebelde.
Él se había reído con ella. Él la había detenido con besos y caricias.
Aquel día había sido el más feliz de su vida.
El agua se cayó de su palma en la fuente.
Cada hombre debería tener un día realmente feliz. Solamente uno.
Su mano tembló.
Estaba terminado. Hecho. Acabado.
Él cerró sus dedos alrededor del alfiler.
Una oscura frialdad traspasó sus venas.
Él había vivido sin felicidad antes. Él podría hacerlo otra vez.
Él podría.
Él parpadeó defendiéndose de la lluvia y dejó caer el pequeño pedazo de metal doblado en la fuente.
Él se dio vuelta y se obligó a bajar por el camino. Miró la lluvia salpicar la tierra ante él.
Él había vivido sin ella antes. Él podría vivir sin ella otra vez.
El dolor pasaría, y todo sería como era.
La lluvia entraba rauda en sus ojos. Sus piernas temblaron y lentamente dejaron de moverse.
Las gotas pesadas caían sobre él. Truenos resonaban en algún sitio, a lo lejos.
¡Mentiras! ¡Todas mentiras!
Nada, nunca, sería como era antes.
Él giró y se apresuró de vuelta hacia la fuente. La lluvia caía con tanta fuerza sobre el agua que él no podía ver nada debajo. ¿Dónde estaba? Él hundió sus manos en el frío estanque y palpó buscando al alfiler.
Nada. ¿Dónde estaba? ¿Dónde?
Su corazón palpitó, y un gruñido ahogado escapó de él cuando palpó a través del liso fondo. ¿Y si se había caído en uno de los desagües?
La ansiedad fluyó por él.
¿Dónde estaba? ¡Él lo necesitaba!
Entonces sus dedos rozaron algo. ¡La pequeña perla!
Con un gemido aliviado él cerró su mano sobre el pequeño pedazo de metal doblado y lo sacó del agua.
Lo miró ansioso. Tan encantador, tan delicado.
Cerrando su mano de manera protectora su alrededor, él besó la cima de su puño apretado.
Sus piernas tambaleantes no lo sostendrían. Él cayó sobre el amplio saliente de la fuente y se sentó. Su respiración era forzada.
No. Nada jamás sería como era antes... porque él la amaba.
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| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 5th 2010, 15:17 | |
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| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 5th 2010, 15:17 | |
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| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 6th 2010, 14:58 | |
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| | | Karen11 Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 331 Fecha de inscripción : 03/03/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 7th 2010, 20:53 | |
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| | | OriGabi Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 506 Edad : 28 Localización : Los Teques - Venezuela Fecha de inscripción : 14/12/2009
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 9th 2010, 20:10 | |
| La amé!! ♥ excelente novee!!
SIGUELAAA! | |
| | | Loveya Justtin anD niiCk Novia De..
Cantidad de envíos : 623 Localización : wiith niiCk Or maybbe Justtin! Fecha de inscripción : 03/04/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 11th 2010, 22:36 | |
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| | | [#__SeeNoMore] Comprometida Con...
Cantidad de envíos : 820 Edad : 29 Localización : ¡Con Joe! Always (: Fecha de inscripción : 12/01/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 12th 2010, 17:10 | |
| Capitulo Dieciseis
Declaraciones
Desde debajo de la sombra de su amplio sombrero de paja, __________ miró fijamente a través del tranquilo lago hacia la encantadora rotonda. Un lugar donde uno podría disfrutar del té o un poco de música, ese era uno de los principales lugares de interés de Jonas House. Árboles de distintas alturas enmarcaban la vista.
Un puente Románico la había traído al lugar en el que ella ahora se encontraba. Aquí todo era tranquilo y pacífico, el único sonido que se oía era el gorjeo ocasional de los pájaros. El cielo se veía claro y azul encima de ella, y el aire era calmo.
Las tierras eran las más hermosas que ella alguna vez hubiera visto, tierras para inspirar alegría y serenidad. En los siguientes días, el sonido de voces y risas se filtrarían a través del lago y extenso césped, mientas los invitados de la boda exploraran muchas de las vistas, monumentos y dependencias que conformaban el circuito alrededor de la casa principal.
Y la casa en sí misma, un enorme señorío Palladian con alas extendidas, se llenaría con excitados invitados, invitados que no sabían nada de la miseria, la deshonra y el odio que afectaba a los protagonistas principales del acontecimiento del que habían venido a ser testigos; invitados que no sabían nada de los secretos y mentiras que conducía todo hacia ese inevitable final.
__________ dio vuelta y anduvo despacio a lo largo del borde del lago. Ella había visto a Joe casi cada tarde durante la pasada semana en Londres. Pero no había tenido oportunidad de abogar por el caso de Demi. Intercambiando el diálogo más breve, más trivial, ellos siempre estaban en presencia de otros.
Actuaron como meros conocidos, y Joe bien podría haber sido simplemente eso, ya que __________ apenas podía reconocerlo. Mientras la semana avanzaba, las sombras oscuras se habían hecho más profundas bajo sus ojos. Taciturno, y con un ceño fruncido constantemente grabado entre sus cejas, él parecía haber olvidado hasta la mínima cortesía para aquellos que él despreciaba.
Su madre y Abigail Lovato se llevaron la parte mas fuerte de su ira, pero Demi no la evitó completamente. Él las evitaba e ignoraba delante de otros. En privado, las rechazaba cada vez.
__________ no sentía ninguna compasión por la condesa y Abigail, pero Demi sufría. El romper el compromiso estaba fuera de cuestión, ella no podría soportar ese escándalo. Ella lloraba cada día sobre el hombro de ___________ mientras revelaba sus sentimientos. Demi en secreto disfrutada de las réplicas furiosas de Joe a Abigail, pero se abatía y lloraba cuando él enviaba un dardo hacia ella. Ella lograba una independencia cada vez mayor de su madre, y lo más doloroso, intentaba por todos los medios ganar el respeto de Joe Pero nada de lo que ella hacia producía algún cambio en él.
__________ miró un par de cisnes aterrizar sobre el lago.
Esta había sido una semana horrible y terrible. Si no había estado consolando a Demi, intentaba consolarse a sí misma. Ella había dormido poco, porque de noche echaba mucho de menos a Joe. La pintura había sido su único consuelo.
Ella se sentó sobre un banco bajo y observó a los encantadores pájaros que se deslizaban a través de la superficie del agua cristalina.
Ella estaba agotada.
Cerró sus ojos y recordó su ultimo día juntos.
Al principio ella se había negado sus recuerdos, pero ahora se concentraba en ellos. Estos eran todo lo que ella tenía, y eran suyos.
Ella lo veía reírse, sus ojos hermosos que se arrugaban en las esquinas. Lo veía mirarla con absorta atención mientras rompía sus ropas interiores. Veía su vulnerable incertidumbre mientras ella abría su regalo, y su renuencia a dejarla ir mientras ataba lentamente las cintas de su sombrero bajo su barbilla.
Su pecho se apretó y ella intentó suspirar.
―¡__________!
―¡__________!
Su roto corazón se sobresaltó. Sus ojos se abrieron y ella saltó sobre sus pies cuando oyó los gritos familiares.
¡Patience! ¡Prim!
Ella sollozó y comenzó a correr hacia las dos jóvenes que venían desde el puente. Los rizos rojos brillantes de Patience ondearon y el sombrero de Prim voló hacia atrás cayendo en sus hombros cuando ambas corrieron para encontrarla.
Lágrimas caían por la cara de __________.
¡Ellas estaban aquí!
Ella sollozaba con dolor. Jadeó, pero de todos modos corrió.
Sólo un momento más. Sólo un momento más y ella sentiría sus brazos consoladores alrededor de ella.
―¡Patience! ¡Prim! ―su voz se quebró y su grito no tuvo ninguna fuerza. Pero ella podía verlas a través de sus lágrimas, podía ver sus pasos acelerarse y como ella reducía el suyo.
Ella abrió sus brazos. Y ellas estuvieron allí.
―¡Gracias a Dios! ―sollozó ella cuando sintió el contacto familiar y el olor de ellas―. ¡Gracias a Dios!
Sus rodillas se doblaron y ellas cayeron con ella a la tierra herbosa bajo un árbol. Los brazos de Prim la rodearon y gentilmente le quitó su sombrero de paja. __________ lloró contra su pecho mientras Patience sostenía su mano y murmuraba palabras para que se calmara con un tono de voz suave.
Ellas estaban aquí. Ella no estaba sola.
Ella lloró hasta que pareció que no tenía más lágrimas. Silenciosamente puso su cabeza en el regazo de Prim, y mientras Patience acariciaba su frente, ella les contó todo a sus hermanas.
La escucharon con la atención fija en ella. Susurraban palabras de consuelo y les brotaron lagrimas de simpatía.
Ella no dejó de hablar hasta que no contó toda la historia.
―Oh, ___________ ―Prim sollozaba con una voz entrecortada―. Oh, mi querida hermana…
Patience miraba a __________ con su verde mirada fija y penetrante. Sus ojos estaban húmedos y un ceño fruncido estropeaba su frente.
―¿Cómo hiciste eso?
La pregunta de su hermana podría referirse a algo o a todo. Pero eso no importaba porque la respuesta era la misma.
―No sé.
―Tampoco lo sé ―Patience la apoyó más cerca y alisó el pelo de _________―. Deberías tener el hombre que amas. Tú mereces el amor ―ella sacudió su cabeza―. Mereces ser feliz, no este dolor terrible.
_________ casi se rió de la suave vehemencia de su hermana.
―¿Y qué de Demetria?
―Sí ―Prim dijo pensativamente―. ¿Qué de Demetria?
―¿Qué de Demetria? ―el ceño fruncido de Patience se hizo más profundo―. ¿Qué de ti? ¿Qué del conde? ―sus ojos verdes brillaron―. ¡Eso es el amor! ¡Eso es la felicidad! Eso es todo lo que tu matrimonio no era. ¿Vas a alejarte? ¿Vas a entregar tu amor, tu felicidad, a alguien más?
―No a alguien. A Demi.
―¿Y qué si Demi sabía? ―Prim se sentó más derecha y uno de sus rizos rubios rojizos cayó hacia delante―. ¿Ella todavía quiere este matrimonio, sabiendo que lo obligaron?
―Ese no es mi secreto para contarlo, Prim. De todos modos, si este matrimonio no se realiza, Abigail publicará la carta.
―Esa bruja ―dijo Patience susurrando.
__________ giró su dedo en el rizo de Prim.
―Además, Demi realmente lo quiere. Ella lo idolatra por cada dardo que él lanza contra su madre.
―Yo podría idolatrarlo por eso, también ―dijo Patience.
__________ dejo escapar una breve sonrisa.
―Estoy tan contenta de que estén ambas aquí. Les he fallado terriblemente a ustedes más de lo podría reconocer.
Los ojos celestes de Prim se posaron sobre ella con preocupación.
―Estamos aquí ahora y te amamos.
Patience presionó un beso en la frente de __________ y luego la acarició con su mano.
__________ dejo que sus ojos se cerraran.
―Sólo descansa ―susurró Patience―. Estamos aquí.
Joe se apoyó contra el tronco de un roble viejo y las miró. ___________ colocaba su cabeza en el regazo de una de sus hermanas, esa debía ser Primrose, porque la de los rizos rojos que sostenía la mano de __________ sólo podría ser Patience. Ellas la consolaban, acariciándola.
Su pecho se apretó. Desde la noche de la fiesta del compromiso, esta era la primera vez que él había visto a ___________ tan completamente vulnerable. Él quería ir hasta ella, sostenerla y consolarla. Decirle…
Pero ella no le permitiría eso. Sus hermanas la protegerían ahora. Ellas eran su protección y su apoyo.
Él inspiró profundamente. Sus brazos aún la ansiaban. Su cuerpo rogaba por ella. Y su corazón le pertenecía.
Si él pudiera ofrecérselo, tal vez ella no lo rechazaría. Si él le diera todo… Tal vez entonces … Tal vez ambos podrían sobrevivir.
―Tienes un visitante en la biblioteca ―dijo Nick suavemente cuando se acercó al lado de Joe―. Es Frankie Wilkes.
Joe se estremeció. ¿Tenía la carta? Él miró fijamente a través del amplio césped hacia __________. Para él, esto no era importante. Esto sólo era importante para Nick ahora.
―¿Quiénes son ellas? ―Nick había seguido su mirada.
―Las hermanas de __________. Patience y Primrose.
―Nombres encantadores ―dijo su hermano perezosamente mientras miraba a través de la distancia. Él sacudió su cabeza―. Es bueno que ellas estén aquí. Ella las necesita.
―Sí. Ella las necesita ―Joe se volvió hacia la casa―. ¿Vienes?
―En un momento ―contestó Nick con sus ojos todavía enfocados sobre las hermanas.
Joe hizo una pausa.
―Hay algo sobre ellas, ¿no es así?
Su hermano asintió y frunció el ceño.
―Sí. ¿Qué es?
Joe miró a ___________ bajo el cuidado de sus hermanas.
―Es un contacto persistente. Dice: “Eres la primera y única preocupación”. Susurra, “no tengo ninguna prisa por abandonarte y me quedaré contigo mientras me necesites”.
―Sí ―murmuró Nick―. Eso es.
―Uno desea sentirlo, experimentarlo.
Nick lo miró.
―Sí.
Joe asintió.
―Yo lo hago. Es la mejor cosa en el mundo.
Él giró, olvidándose de su hermano, y se dirigió hacia la casa. Encontró a Frankie en la biblioteca, intentando leer el título de un libro sobre el lomo del mismo.
―Bue día, milord ―el muchacho empujó su pelo negro, retirándolo de su frente y frunció el ceño―. ¿Etá bien, milord?
Joe sabía que él lucía ojeroso.
―¿La tienes?
―No, milord. Pero sé quien la tiene.
Joe frunció el ceño.
―¿Qué significa eso?
―Significa, milord, que la carta fue contrada en la inesperada posesión de su prometida, la señorita Demetria Lovato.
El ceño de Joe se hizo más profundo.
―¿Qué?
Frankie asintió.
—Resulta que esa doncella de ahí arriba a la que sonsaqué —él le guiñó un ojo— la información; le dio la carta el mismo día que ella llegó aquí. Así que esa perra, Lovato, no sabe nada de su pérdida.
Joe presionó sus dedos en su frente. ¿Qué diablos significa esto? Esto significa que ella sabía. Ella debía saberlo, aún cuando no había dicho nada o no había revelado nada.
―¿Por qué? ¿Por qué la criada le dio la carta a Demetria?
—Ella dice que se lo dio poque les gusta mucho a todos. Quería que supiera lo que pasaba, para que no la pillaran desprevenida. Ella dijo que, por mucho que le doliera, la señorita Demetria debería saber como era su mamá.
Al parecer, esto no hizo ninguna diferencia en su novia.
—De cualquier forma, milord, toy pensando que ahora debía ser fácil conseguirla, es como quitarle un camelo a un niño. Ella está aquí. Estará entre sus cosas.
Joe cabeceó, pero permaneció silencioso. ¿__________ sabría que su prima tenía la carta?
―Yo tendré la carta cuando estén sirviendo la cena. Sí. ―Frankie cabeceó―. Uste tendrá la carta esta noche, milord.
¿Entonces? Joe miró a Frankie.
―¿Dónde estaba la maldita cosa?
Frankie señaló al techo.
—Esa perra la ocultó detrás una moldura’el techo. Es algo nuevo pa mi lista de lugares pa esconder cosas —cruzó los brazos sobre el pecho—. La única razón por la que los criados la encontraron fue porque el mayordomo la vio bajando e una escalera que había dejado la doncella de arriba que acababa de terminar de limpiar el polvo. Y ellos sabían que ella no se subiría a una escalera sin ninguna razón.
Frankie se rascó detrás de la oreja.
—Lo que me lleva al siguiente punto, milord. Como ya le mencioné, todos los sirvientes de la casa odian a esa perra, Lovato. Y puedo decir por los siseos y susurros que algo está cociéndose.
Un músculo en el cuello de Mark se apretó.
―¿Como qué?
Frankie se encogió de hombros.
—No lo sé. Pero resulta que ella ha estado comportándose mal con ellos durante años. Además de tratarles como la mie&$a, les descuenta de sus pagas por cualquier razón. El pasado invierno descontó a todo el personal. También despidió a una de las criadas después de que se cayera por las escaleras de la cocina y se rompiera una pierna. El invierno estaba avanzado y no pudo encontrar trabajo, así que se vio forzada a empezar a alzarse las faldas en los callejones por una moneda... Era la sobrina de la doncella de abajo —Frankie sacudió la cabeza— pero ahora es una pu*a bebedora de ginebra. Hay más, desde luego, pero esta es probablemente una de las peores cosas que ha hecho.
Joe presionó su mano contra su frente. Esto no debería sorprenderlo. La crueldad siempre anda de la mano con la maldad, y eso es lo que Abigail Lovato es, el mal personificado. Ella tomó la vida de muchas personas. Él no podía odiarla más de lo que ya lo hacia.
—Sé que los criados están metidos en algo. ¿Quiere que vuelva después de que consiga la carta? ¿Para ver si puedo averiguarlo?
―Supongo ―a Joe le dolía la cabeza―. Sí. Consigue la carta y luego ve.
―Ta bien, milord ―Frankie caminó hacia la puerta pero entonces se detuvo―. ¿Ta uste bien, milord?
Joe miró al muchacho.
―No ―otro músculo se le movió―. Consigue la carta, Frankie.
El muchacho asintió y desapareció por la puerta.
Joe pasó su mano por su pelo mientras paseaba por la biblioteca. La carta estaba aquí, en su propia casa. Demi la tenía. Él la tendría pronto. ¿Qué demonios, además de lo de la malvada Lovato, podrían estar tramando en la casa? Quizás eso no tenía nada que ver con él. O quizás sí.
Hundiendo su mano en el bolsillo de la chaqueta, tocó el alfiler de __________. Él tendría la carta esta noche, pero para ellos, esto no haría ninguna diferencia. Había sólo una cosa que él podría darle ahora, sólo una cosa que podría importarle a ambos.
La esperanza y la desesperación iban de la mano mientras él abandonaba la biblioteca. Él tenia que decírselo ahora.
Pasó junto a su madre en el vestíbulo. Ellos ni se miraron ni se hablaron el uno al otro. Pero él hizo una pausa cuando vio a Patience y a Prim que bajaban por la escalera.
Ellas llevaban sombreros de paja y ala ancha, y aunque ellas tuvieran colores muy diferentes, él podía ver la belleza de ___________ en sus caras.
Sus ojos nunca lo dejaron mientras descendían y en el momento que ellas se detuvieron en la escalera él se inclino.
―Señorita Patience. Señorita Primrose. Bienvenidas a Jonas House. Soy su anfitrión.
Ellas hicieron una reverencia y le agradecieron por su hospitalidad.
Ambas sonrieron con versiones similares de la sonrisa de ___________. Y sus ojos, aunque diferente de los suyos, reflejaron una profundidad similar en espíritu e inteligencia. Incluso la curva de sus frentes y el juego de sus barbillas eran exactas a las de ___________. Esto lo desarmó. Ya que a pesar de las semejanzas, ellas eran completamente diferentes.
Lo que hacía a __________ "_________" faltaba, su elegancia refinada, su sutileza, su suavidad, y la fuerza tranquila con la que enmascaraba su vulnerabilidad. Y luego estaba el modo en que ella lo miraba…
―Por favor, perdónenme por mirarlas fijamente ―su voz era áspera―. Pero yo veo tanto de su hermana en ustedes dos.
―Perdóneme a mí, milord, pero usted luce tan lleno de dolor como nuestra hermana ―los ojos verdes de Patience lo examinaron―. Y temo por la vida de un corazón roto.
―Yo también, pero la cosa no dejará de bombear. De algún modo bombea. Bombeando sólo la necesaria cantidad de sangre para sostener la vida, pero no bastante para vivir de ello ―él se paso la mano por su pelo. Estaba tan cansado―. Les prometo a ambas que yo repararía el corazón de ___________ si ella me dejara. Recogería todos los pedazos y los mantendría unidos con mis manos desnudas si ella me dejara. Y mientras el suyo estuviera entero, yo podría vivir.
―Dígale eso, milord ―Prim señaló la escalera―. Vaya y dígale todo lo que está en su corazón. Ambos merecen eso, al menos.
Ellas abrieron un espacio para que él continuara subiendo la escalera.
Dando un paso entre ellas, Joe ascendió. En lo alto de la escalera él dio vuelta en dirección de su propio cuarto. Una vez allí, cruzó hacia la chimenea y alumbrado por una lámpara, presionó el panel que abría el pasillo oculto que iba hacia la recámara de ___________. Un conde del pasado lo había construido así para que él pudiera tener un acceso discreto hasta donde estaba su amante. Ahora, él caminó el breve trecho hasta __________. Su corazón palpitó, y su paso alternativamente aceleraba o disminuía.
Cuando él llegó frente al panel que se abría hacia el cuarto de ella, hizo una pausa e intentó calmar su respiración.
Apoyó su frente contra la madera fresca y rezó por tener la fuerza necesaria.
Con un chasquido suave, el panel se abrió y él dio un paso silencioso sobre la alfombra Aubusson.
Su corazón palpitaba y su estomago se apretó.
__________ estaba sobre la cama en su ropa interior. Con la luz del sol que se filtraba, su pelo era un río castaño muy brillante a través de las almohadas. Él suspiró. Los olores de vainilla y azahar se sentían en el aire.
Él quiso decir su nombre, llamarla, pero no podía hablar por sí mismo. Un dolor muy antiguo, del que él apenas podía acordarse mantuvo una mano apretada sobre su boca. No la llames, le murmuraba. ¡No lo hagas! Ella te rechazará.
Él cerró sus ojos. Pero esta era una mujer diferente, un tiempo diferente. Él debía llamarla o la perdería para siempre. Él debía hacerlo.
Él formó su nombre sobre sus labios, pero ningún sonido vino. Él tomó aire y lo empujó por su garganta apretada, pero sólo escapó un susurro.
¡Al diablo! Él tragó y cerrando su mano alrededor del alfiler de ella, él arrancó con fuerza su nombre como si fuera un canto ronco.
—__________…
Ella se sentó en la cama. Su pelo cayó alrededor de sus hombros.
—¡Joe!
―Yo ―¿dónde estaba su maldita voz? Él tragó otra vez―. Tengo que hablar contigo.
Ella le miró fijamente e innumerables emociones parecieron tocar sus rasgos.
―Este no es el lugar ―su voz tembló.
―Debe ser. No hay ningún otro.
Ella se bajó de la cama y se movió deliberadamente despacio a través del cuarto hacia donde su vestido se encontraba sobre un mueble.
¡No! La ansiedad lo atravesó.
―Tengo que decirte algo. Tengo que decirte algo ahora.
Ella mantuvo sus ojos bajos y levantó su vestido.
¡No! Él comenzó a temblar. Su pecho se sintió como si estuviera siendo atado con hierro.
―__________, debo decirte. Debo …
―Te encontraré en el jardín ―le dijo ella suavemente y se volvió, camino hacia la puerta del cuarto. No. Ella no podía irse.
―Pero tengo que decirte ―dijo él, siguiéndola―. ¡Debes quedarte!
Ella alcanzó la manija.
No. Él luchó por respirar aunque no pudo decir las palabras.
―Sólo un momento…
Ella hizo presión sobre la manija y la puerta se abrió.
No. Él no podía respirar. ¡Él no podía respirar!
¡No!
Él tomó un tembloroso respiro y puso su última esperanza en un susurro desesperado.
―Por favor … Por favor, no te vayas.
Ella se congeló, y su vestido cayó a sus pies.
Lágrimas que pertenecían a un muchacho manaron de él.
―Por favor, ___________, no huyas de mí.
Ella giró y se agarró del marco de la puerta. Sus labios temblaron.
―No me voy. Me quedaré.
Sus ojos doloridos se cerraron un momento por el alivio, y él cerró la pequeña distancia entre ellos.
Ella estaba tan cerca.
Su corazón retumbó en su pecho.
Si él no decía las palabras ahora, nunca las diría.
Aún así los viejos temores y los viejos dolores ardían con una nueva intensidad.
Su cabeza le daba vueltas. Él examinó sus hermosos ojos que lo miraban con ternura, dolor, deseo y esperanza.
Esperanza... Su única esperanza.
―Vine para decirte... vine para decirte que te amo.
La cara de ___________ se derrumbó, y con un sollozo, ella giró su cara contra la jamba y lloró.
―Te amo ―repitió él.
Con un grito ahogado, ___________ se lanzó en sus brazos.
¡Oh, Dios! Su corazón explotó y sus piernas se doblaron. Él cayó sobre sus rodillas y se adhirió a ella.
―Por favor, no llores ―murmuró él, presionando su mejilla en la curva de su cintura. Él sintió sus lágrimas sobre su cara, pero su voz era firme―. Una vez, hace mucho, rogué por amor. Juré que nunca lo haría otra vez. Pero te lo pido ahora, __________. Por favor, ámame ―las manos de ella resbalaron por su pelo y él presionó su cara contra ella―. Por favor. Porque, te amo. Te amo con todo lo que soy y todo lo que alguna vez seré. Te amo en esta vida y en la siguiente. Te amo. Te amo.
Ella se inclinó, y su voz estaba llena de lágrimas.
―Nunca tienes que rogarme amor. ¡Nunca! Te doy mi amor libremente, con un corazón lleno. Te amo, Joe. Te amo.
Él refregó sus ojos cerrados, pero de todos modos, lloraba. Ellos se derrumbaron juntos al piso, y años de dolor, pena y negligencia salieron de él.
Él había esperado toda su vida por las palabras de ella. Él la había esperado toda la vida.
Él sabía ahora que el amor era el resplandor que no había podido ver. Aunque lo hubiera tenido en su cara y lo hubiera estudiado en su dibujo de él, había permanecido en un misterio. ¿Cómo podría él reconocer algo que nunca había tenido, algo que él hasta ahora no reconocía? Ahora que lo entendía, era demasiado tarde.
Finalmente, él había ganado el amor de una mujer, el amor perfecto de __________ y ahora debía vivir su vida sin él.
Él sollozó y sollozó contra el pecho de ella mientras lo sostenía y mecía. Y mientras él lloraba, ella lo sostenía. Y las únicas palabras que ella le decía, una y otra vez eran: Te amo.
__________ no tenía idea de cuanto tiempo lo sostuvo. Aunque él quedó silenciosamente en sus brazos, ella lo seguía sosteniendo. Él le había dado el único regalo que ella podría aceptar. El único regalo que ella no podía negarse. Su amor.
―Creo que te amé desde del principio ―murmuró ella―. Nuestro último día juntos, casi te lo dije ―sus lágrimas caían silenciosamente por sus mejillas―. Y luego todo se cayó a pedazos, y pensé que nunca te lo diría. Pensé que yo te amaría siempre, aunque nunca tuviera tu amor a cambio.
Los brazos de Joe se apretaron alrededor de ella.
―Yo te lo habría dicho antes. Pero no reconocí mis propios sentimientos ―su voz era ronca―. Pero estos días sin ti han sido tan dolorosos, que yo ya lo sabía. Sólo el amor hace tanto daño.
__________ sollozó y dejó caer su mejilla contra la cima de su cabeza.
―Quiero que sepas que mi corazón siempre será tuyo. No importa lo que ocurra, siempre, siempre te amaré.
―Entonces soñaré con tu amor.
Su corazón latió de nuevo.
―Y yo con el tuyo ―ella enrosco el pelo de él y respiró el sutil aroma limón verbena que siempre asociaría con él―. Cuando me encontré contigo, mi corazón estaba muerto. Vivía solamente por el deber y la obligación hacia otros. Pero tu me reviviste. Me hiciste vivir. Me hiciste rememorar mis sueños, recordarme a mí misma ―ella cerró sus ojos sobre sus lágrimas―. A pesar de este final desesperado, me equivoqué al inventar tantas excusas. Eres la cosa más espléndida que alguna vez me ha pasado ―ella besó su frente―. No pensé que fuera a sobrevivir sin ti, pero me has dado la única cosa que lo hace posible: tu amor. Con tu amor. Puedo sobrevivir.
―Entonces eso debe ser suficiente para mí ―su voz estaba repleta de pena y resignación―. Y cuando vea a tu prima, me recordaré que tu bondad hacia ella me prueba la dignidad de tu amor.
___________ sollozó y su estómago se revolvió.
―Te amo ―ella apretó sus brazos alrededor de él―. Te amo.
Ella tendría que estar lejos. Sería extremadamente doloroso verlo en compañía de la sonriente Demetria. Aunque esto fuera lo que ella hubiera deseado, para que él tratara a su prima con bondad, ella no podía mirarlo. Ella debía estar lejos. Siempre.
Ella suspiró profunda y entrecortadamente.
―Ven. Déjame mostrarte algo.
Joe se alejó de ella muy lentamente y el corazón de ___________ se detuvo cuando examinó su cara. La infelicidad estaba escrita en cada rasgo. Sus hermosos ojos estaban enrojecidos, hinchados y llenos de sangre. Él respiraba a través de los labios separados y la sensual curva de su boca caía profundamente en las esquinas. Su pelo caía sobre su frente y su mano se sacudió cuando él la extendió para ayudarla a levantarse.
Manteniendo su mano entre las suyas, ella lo llevó hasta la pequeña base que había colocado en la esquina del cuarto.
―Esto es para ti ―le dijo ella.
Con cuidado, retiró la hoja de la pintura terminada. La luz cayó sobre el retrato; Demi miraba hacia ellos, Demi con toda su hermosura, su dulzura y su conmovedor dolor e inseguridad.
Joe lo miró fijamente. Su expresión no cambió mientras sus enrojecidos ojos se movieron sobre el cuadro.
―Pensé… ―__________ se mordió el labio temblando―. Pensé que si pudieras verla como yo la veo…
Su voz temblaba demasiado para seguir.
―Es magnífico.
Su voz era plana y desolada. Él la miró con sus ojos desolados.
―Pero pensé que era un cuadro de ti. Lo miraré y yo te veré. Lo miraré y soñaré contigo ―las lágrimas caían lentamente ahora―. Lo miraré y recordaré los breves pero felices momentos que pasé en tus brazos. Y mientras viva mi vida en compañía de tu prima, anhelaré la vida que pude haber tenido; una vida contigo, una vida con amor.
__________ apenas podría ver a través de sus lágrimas.
La mano de Joe resbaló detrás de la cabeza de ella y él presionó sus labios con fuerza y firmeza contra su frente. Entonces él agarró la pintura y desapareció por la apertura en la pared. El panel se cerró silenciosamente detrás de él.
__________ se arrodillo y cubrió su cara con sus manos. Su estómago estaba apretado y su cabeza comenzó a girar. Ella se sentía enferma, tan enferma pero las lágrimas no pararon. ¡Oh, Dios! Su estómago se revolvió. Ella corrió a la bacinilla. Ella jadeó y resolló.
Pero esto no ayudaba en nada. Ella purgó su interminable pena en el tazón.
Joe ascendió la escalera lentamente. Él había montado toda la tarde, intentando aliviar su mente del dolor y la pérdida. Había intentado pensar sólo en su amor, pero los pensamientos lo llevaban a pensar en todo lo que él nunca tendría.
Él se sentía miserable y exhausto, y cada paso era muy agotador.
―¡Milord!
Él giró y encontró a Demetria mirándolo desde vestíbulo.
Él no la quería.
―¿Sí?
―¿Puedo hablar con usted?
¡No!
―¿Ahora?
―Si no le importa, mi señor.
Joe camino hacia la escalera y la bajó. demi lo encontró, y cruzaron el pasillo hacia la biblioteca. Después que se cerró la puerta, él camino hacia las ventanas y miró hacia el jardín trasero. Abigail Lovato daba un paseo por sus rosas. Él dio vuelta manteniendo distancia.
Demi estaba de pie directamente detrás de él.
Él retrocedió.
―¿Sí?
Ella lo miró nerviosa.
―Parece estar muy cansado, milord. Entonces no le quietaré mucho tiempo ―ella metió la mano en su bolsillo―. Sólo quería darle esto.
Ella sacó su mano del bolsillo y ofreció una antigua carta atada con una cinta verde y descolorida. Joe bajó la mirada hacia la dirección de Abigail Lovato escrita con la familiar letra de su madre.
La carta. Él sintió alivio, pero ninguna alegría.
Su mano tembló cuando él la tomó lentamente entre sus dedos. Tirando la cinta, él abrió el papel descolorido y dejó que sus ojos pasaran levemente sobre las palabras. El original era exactamente igual a la copia que Abigail Lovato había enviado a su madre.
Finalmente, la maldita carta fue entregada en sus manos por la persona misma quien, por todo lo que ella sabía, tenía más que perder haciéndolo.
Él miró a Demi.
―¿Por qué me da esto?
―¿Eso significa algo para usted, milord?
―Lo hace.
Demi retorció sus manos.
―Una de mis criadas me la dio, milord. Ella la encontró oculto en el cuarto de mi madre y me aconsejó que lo leyera inmediatamente. Ella dijo que había algo en ella que yo debería saber sobre usted.
Joe frunció el ceño.
―¿Y ahora qué, señorita Lovato? Le pregunto otra vez, ¿por qué me da esta carta?
Demi alzó la vista hacia él, y sus ojos grises eran brillantes.
―Porque intento amarle, milord. Y si debo alguna vez amarle y ser su esposa, entonces yo sólo debería conocer lo mejor de usted ―ella sacudió su cabeza―. No leí la carta, milord.
El ceño de Joe se hizo más profundo, y otra sombra cayó sobre él.
―¿Qué?
―Dije, que no leí la carta. Y que no lo quiero hacer ―ella asió sus faldas―. He estado rompiéndome la cabeza para decidir que hacer con ella, vacilando entre la tentación de leerla y la determinación de tirarla al fuego. Entonces comprendí que yo sólo debía dársela. El hecho de que mi madre la tuviera bien escondida me hace pensar que en algún momento, tenia la intención usarla contra usted.
Joe la miró fijamente, atontado. Esto, él nunca lo hubiera predicho.
―Como su prometida… ―ella se ruborizó―. Como su esposa, mi lealtad es hacia usted, milord. Y si puedo protegerle de cualquier maldad dirigida hacia usted, incluyendo la de mi madre, entonces es mi deber y placer hacerlo.
Joe no sabía qué decir. Él miró fijamente los ojos cafés de Demi y la vio por primera vez. Él vio a una muchacha herida para quien, a pesar de la crítica constante, la esperanza todavía tenia algún sentido. Vio la inocencia y la virtud; inocencia por no conocer la conexión entre la carta y su compromiso. Vio el comienzo de una fuerza oculta bajo timidez. Él la vio, finalmente.
Había sido más fácil odiarla. Ahora él no podría hacer eso. Despacio, él tomó su mano entre las de él.
―Gracias por su lealtad ―murmuró. Él presionó un beso en la parte de atrás de su mano y luego inclinó su cabeza―. Buenas tardes.
Una pequeña sonrisa y un agresivo ceño fruncido predominaban sobre su cara. Ella hizo una reverencia.
―Buenas tardes, milord.
Cuando la puerta se cerró detrás de ella, Joe caminó hasta la chimenea. Esta ya había sido encendida en preparación de la tarde. Él le lanzó una última mirada a la causa de su ruina, luego la tiró en las llamas.
Él miró como el hambriento fuego convertía cada trocito de ella en cenizas.
Nicholas estaba a salvo.
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| | | OriGabi Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 506 Edad : 28 Localización : Los Teques - Venezuela Fecha de inscripción : 14/12/2009
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 13th 2010, 19:22 | |
| DONCEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!
POR LO QUE MAS QUIERASS!!
SIGUELAAA!! | |
| | | [#__SeeNoMore] Comprometida Con...
Cantidad de envíos : 820 Edad : 29 Localización : ¡Con Joe! Always (: Fecha de inscripción : 12/01/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 13th 2010, 20:02 | |
| Ya faltan 2 capss!!! Waaaaaaaaaaaaaa!!! Y lo peor es ke... ahroa me voi a demorar en subir cap esta semana vienen los examenez!!! y voi a ver si tengo o no tiempo en poder subirles los 2 caps y el epilogo... asi ek comenten chicasss!!! las kiero muchoooo.....byeeeeeee | |
| | | Loveya Justtin anD niiCk Novia De..
Cantidad de envíos : 623 Localización : wiith niiCk Or maybbe Justtin! Fecha de inscripción : 03/04/2010
| Tema: Re: Passion [Joe & Tu] [Mayores] Junio 13th 2010, 20:17 | |
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