Encuentros Sexuales!!! (Nick y tu) (solo mayores)

Capítulo XXIX

“Oficina”

Después de recorrer todas las tiendas de mis diseñadores favoritos me sentía realizada, extrañaba tanto comprar sin límites de precios que no podía creerlo, se trataba de una droga, una vez que pase la tarjeta que mi padre me había devuelto y que yo sin más remedio había aceptado, todo se volvió obsesivo, un vestido llevo a otro mientras una cartera me sonsacaba a comprar otra, deseaba todo lo nuevo, al finalizar mi jornada ya había anochecido, las calles de Nueva York brillaban con cierto esplendor que abría la primavera citadina, los clubes abiertos, los restaurantes temáticos reabriéndose y las invitaciones para cocteles y fiestas llenando mi buzón, mi madre en cuestión de horas me había introducido nuevamente en el mundo social, todo parecía volver a ser como antes solo que algo me había cambiado, en aquel entonces no había amado a nadie tanto como amaba ahora y no se trataba de un solo ser sino de dos, mi querida hija y mi amado Nicholas, ya veía las situaciones desde otra perspectiva y aunque estuviera separada de él no podía negar que su amor me había cambiado completamente, me extraño el hecho de que ninguna llamada hubiera entrado a mi celular pues de que me había ausentado todo el día luego de haber estado internada en una clínica, al introducir mi mano en mi bolso descubrí que mi celular estaba apagado, al encenderlo recibí la notificación de varias llamadas perdidas, mi madre, Alicia, Joe y mi padre no habían parado de llamar, pero un número me pareció extraño, incluso tenía un correo de voz en espera, al instante intente escucharlo – ¡¿Por qué no atiende el teléfono?...!– escuché a lo lejos con frustración, el corazón me dio un vuelco total al reconocer la voz, Nick había intentado llamarme desde un número extraño y no se encontraba solo ya que la frase registrada en el mensaje estaba dirigida a una tercera persona, un nudo de dolor y emoción se adueño de mi garganta, unas ganas de inmensas de llamarlo aparecieron en mi interior, pero no sabía de que se trataba, tal vez ya le habían pedido despedir a su primo y en dado caso de que no fuera así no podía debilitar mis planes, mi meta era demostrarle que se había equivocado, en ese instante una llamada del mismo número apareció, las manos se me paralizaron en una reacción más que una decisión atendí la llamada –buenas noches– saludé con desconfianza y aparente ingenuidad, una respiración honda y pausada característica de Nick se escuchaba desde el otro lado –no es ni el momento ni el medio por el que debemos hablar– le dije para demostrarle que estaba descubierto –solo quería saber cómo te sentías– respondió con un tono de voz calmado y retentivo –estoy bien gracias–
–Entonces te deseo buenas noches–
–Igual– le respondí y sin esperar nada mas colgué la llamada, nuevamente estaba llena de furia sus palabras resonaban en mi cabeza como relámpagos que se reafirmaban con el hecho de que no hubiera preguntado por la salud de su hija, la instante volvió a entrar una llamada del mismo número pero decidí no atenderla, lo que necesitara decirme podría hacerlo mañana en la oficina, no podía dejarme envolver nuevamente por sus palabras que eran afrodisiacas para mí – ¿Por qué no me atiendes?– decía el texto que entraba al momento, no podía creer la manera en que actuaba, no parecían cosas suyas, sin duda algo sucedía o Nick estaba demasiado arrepentido, ahora no quería averiguarlo así que para evitar caer en tentaciones apagué mi celular –ya estamos en su casa señorita– dijo Carlos mientras el botones me ayudaba a bajar –necesito que ayude a Carlos con las bolsas– le dije mientras entraba al edificio, la noche pasaba lentamente mientras los nervios se acentuaban mas, sin darme cuenta del momento en que me quede dormida la alarma comenzaba a sonar, aunque mi horario era de ejecutiva debía despertarme dos horas antes para estar lista a tiempo, no había descansado nada, mientras me duchaba descubría nuevos ataques a mi cuerpo, círculos oliváceos se formaban en mi vientre y parte de mi espalda producidos por los movimientos de la bebé, la dosis de analgésicos había aumentado junto a las vitaminas sin embargo aun mi cuerpo se seguía deteriorando, necesité que una de las empleadas me ayudara a vestir al sentir como la presión en mi espalda aumentaba, había elegido un vestido negro que disimulaba mi abdomen con un largo no menor a un dedo de distancia de mis rodillas, un abrigo recto color blanco con botones y esquinas negras logrando desaparecer casi por completo mi vientre, mi cabello estaba lacio y como no lo había cortado en un tiempo llegaba a cinco dedos mas abajo de mis hombros , una esclava sencilla de brillantes adornaba mi muñeca haciendo juego con la gargantilla del mismo modelo que cubría mi cuello, no estaba acostumbrada a aplicarme maquillaje así que solo un brillo para los labios fue necesario además de uno que otro retoque en los ojos con un delineador negro, los zapatos no podían ser otros que de Louis Vuitton negros con tacón de aguja, típicos de una ejecutiva –no sé cómo podrá caminar con esos zapatos señorita–
–Un zapato normal es incomodo pero estos no lo son, por eso son tan costosos, además para lucir bellas hay que ver estrellas–
–Sus piernas se ven muy bien señorita–
–Gracias– le dije mientras le indicaba que cartera utilizaría, Prada con estampados blancos referentes a la colección de aniversario, solo veinte bolsos existían y yo tenía uno de ellos, al estar en el lobby sentía las miradas posarse sobre mí, mi ego se creció al descubrir que aun mantenía mi toque –deberías dejar de verme las piernas y abrir la puerta del coche– le dije a Carlos con mucho humor sin evitar que una carcajada apareciera al notar que sus mejillas y orejas se ruborizaban, dos hombres de un metro noventa aproximadamente y gafas oscuras me esperaban en la entrada del edificio Jonas –Buenos días señorita ta______ nosotros somos los encargados de su seguridad, su padre nos ha enviado– dijeron al unisonó al bajarme del coche –muéstrenme sus credenciales– les ordenó Carlos, al estar todo en regla nos adentramos en el edificio –recuerde, no se quite las gafas hasta poner un pie fuera del ascensor, no salude a nadie que no sea importante y mucho menos demuestre debilidad ante nadie, camine con ese aire de superioridad que usted posee– me susurró Carlos al oído mientras nos acercábamos al elevador, un nudo se formo en la boca de mi estomago al escuchar cómo se abrían las puertas, uno de los guardaespaldas se quedo en la entrada del elevador mientras que el otro me seguía –buenas tardes señorita ta_____ – sin verle el rostro a la que suponía era mi asistente le entregue mis gafas y mi bolso, al final del pasillo se encontraban Nick, Joe y Kevin uno más fúnebre que el otro, pero sin duda hermosos, Nick fue quien llamo mi atención, solo veía su espalda fuerte y compacta, sentía un hormigueo en las manos al recordar todas las beses que la había tocado, sus fuertes piernas y sus manos dentro de los bolsillos del pantalón, una punzada golpeó mi pecho, sentía como las miradas de todos se posaban sobre mí, desde mujeres hasta hombres, incluso los que aun no se habían definido –lleva eso a mi oficina y tu ve con ella, luego te espero en la sala de juntas– le dije al otro guardaespaldas y a mi asistente, Carlos se mantenía a mi lado fiel como un cachorrito, Joe hizo un gesto con el rostro y fue cuando me encontré con las miradas de Nick y Kevin quienes estaban de espaldas hacia mí, los ojos de Nick se agrandaron para luego entrecerrarse mientras miraba fijamente hacia Carlos, mientras que los de Kevin eran sorprendentes, estaban amplios y llenos de brillos, esperaba otra mirada de su parte –buenos días señores– dije al estar cerca de ellos –buenos días tn_____ ¿Cómo estás?–
–Muy bien gracias– le respondí cordialmente a Joe seguido de un guiño de ojos –buenos días tn_____ veo que estas muy bien, de hecho aunque no lo creas me alegra verte– dijo Kevin llenándome de pánico, podría haber enfrentado de mejor manera un ataque de histeria o unos insultos, no esperaba esto –tu también te ves muy bien– le respondí con una amplia sonrisa –hola… –
–hola Nicholas, podemos pasar a la sala de juntas, me imagino que deben estar esperándome los gerentes– dije interrumpiendo a Nick, no estaba preparada para escuchar su voz, ya era suficiente haber visto su rostro perfectamente rasurado, su fuerte cuerpo cubierto por ese corte de Armani que me encantaba pues yo lo había hecho casarse con esa marca, el negro resaltaba su piel blanca y su perfume había penetrado mi cuerpo haciendo arder mis papilas gustativas, deseaba probar sus labios, su olor quemaba mi garganta, sentía millones de lijas atravesar mi garganta con cada respiración al sentir su perfume.

Capítulo XXX

“Indiferencia”

Sentí una mano posarse en el inicio de mis caderas, por un segundo mi cuerpo se petrifico, no podía creer que Nick se hubiera atrevido a colocarme una mano encima –es por aquí– dijo Joe haciendo que mi cuerpo se relajara instantáneamente al darme cuenta de que me había equivocado de personaje, giré suavemente mi rostro hacia él y le dedique una pequeña sonrisa un guiño de ojo fue su respuesta antes de encaminarnos hacia la junta, aunque intentaba ser indiferente con Nick no podía, automáticamente todos mis reflejos y reacciones estaban predispuestas a las de él, todo lo que hacía o dejaba de hacer me importaba o llamaba mi atención, desde esos gestos de tolerancia hasta esos gestos que demostraban la furia que sentía al verme y no ser correspondido, sus manos estaban cruzadas sobre la larga mesa ocupada por doce directores de la compañía, su mirada estaba posada sin ningún tipo de titubeo sobre mí mientras que solo se distraía para tragar saliva, su ceño estaba fruncido marcando las arrugas en su frente, en ese momento sentí como alguien me susurraba algo al oído –señora tiene una llamada– me decía Carlos tan cerca de mi oreja que casi sentía sus labios aunque no me gustara su actitud le daría el regaño necesario cuando fuera el momento –pídele que llamé luego, no dejare la reunión– le respondí de la misma forma, al girar mi rostro hacia el exponente no pude llegar a mi objetivo, las manos de Nick estaban rígidas y su rostro estaba tan rojo como un tomate, su cabeza parecía querer explotar –discúlpenme– dijo mientras se levantaba y salía del salón de juntas, noté como Joe y Kevin cruzaban miradas pero continuaron escuchando, al terminar la reunión me vi en la necesidad de tomarme unas pastillas así que me dirigí hacia mi nueva oficina –Carlos dejé mis pastillas en el coche, búscalas, te esperare en la cocina– le dije mientras salía hacia la cocina para conseguir un poco de agua, en ese momento crucé con Nick en la entrada de mi oficina ya que nuestras oficinas estaban ubicadas paralelamente –deme un permiso por favor– le dije como si se tratara de un simple compañero de trabajo al notar que se encontraba frente a mí, por un momento creí que no me dejaría pasar, su mandíbula se tenso y sus ojos se cerraron por unos segundos, nuevamente me sorprendía haciéndose a un lado, decidí no voltear hacia atrás y continué caminando a pesar de que sentía su mirada caer sobre mis hombros con un peso de cincuenta kilogramos, mi corazón dando vuelcos desesperados me pedía a gritos que lo viera, me pedía con suplicas que lo observara una vez más, pero no podía hacerlo así que decidí caminar aun mas rápido, al llegar al área de la cocina las manos me temblaban, no podía esperar a las pastillas necesitaba tomarme un vaso de agua urgentemente, tomé de la nevera un botella de agua, al girar mi rostro lo vi, estaba al final de la habitación apoyado de una de las columnas con las manos rodeando su pecho y su mirada entrecerrada y sería posada sobre mí, intenté ignorarlo, solo debía soportar unos minutos hasta que llegara Carlos, igual habían un par de personas acompañándonos, escuché suavemente como la puerta se cerraba con delicadeza a mis espaldas, respiré con tranquilidad mientras paseaba mi vista por la habitación que ahora se encontraba vacía, al darme la vuelta completamente me sentí impactada pero no sorprendida porque ya me lo imaginaba, el error lo había cometido al no escapar cuando podía, Nick estaba ubicado a unos escasos centímetros de mi cuerpo, su imponente cuerpo servía de pared entre el mío y la puerta que me servía de escapatoria, rápidamente al sentir su perfume pasear por mi rostro mi corazón comenzó a palpitar con el doble de su velocidad normal –debo salir, tengo mucho que hacer– le dije mientras intentaba escapar por uno de los lados de su cuerpo, pero rápidamente bloqueó mi intento de escape, sentía su mirada clavarse sobre mi rostro pero no quería devolverle la mirada así que me dedique a ver el centro de su fuerte pecho, en un movimiento casi imperceptible se adelanto un paso hacia mí lo que me hizo retroceder, nuevamente dio un paso más y yo de la misma manera le respondí aunque sabía que sería inútil, pensamiento que quedo confirmado al tercer paso cuando el tope de la cocina pego de mi cuerpo Nick astutamente colocó sus manos sobre el tope cada una cubriendo ambos lados por los que mi cuerpo podría salir, suavemente dio otro paso pegando nuestros cuerpos –es mejor que me dejes ir, Carlos está por llegar, solo fue a buscarme las pastillas– note como sus manos apretaban mas el tope al escucharme –no entiendo porque tiene que estarte buscando pastillas– dijo con un tono de voz tan suave que era casi imperceptible –no tengo quien me las busque, además le pago para que me complazca en lo que deseo– le respondí con el mismo tono de voz – ¿podrías verme a los ojos?– me preguntó –no entiendo por qué quieres que te vea a los ojos– respondí evasivamente mientras clavaba con más fuerza mi mirada en el centro de su pecho – ¿Por qué tienes que ser tan testaruda?–
–nuevamente las palabras incorrectas Nicholas, no se trata de que sea testaruda se trata de que no hay necesidad de que te vea a los ojos, lo único que hay que hacer es salir de esta habitación e irnos a trabajar– sentí como su respiración se profundizaba lo que me decía que intentaba clamarse, acercó aun mas su cuerpo al mío desapareciendo completamente la distancia entre nosotros, su cuerpo cobijó el mío con tal suavidad e imponencia que podía sentir su autoridad y seguridad en el ambiente, su mano se deslizo suavemente por mi mano que se apoyaba del mesón hasta llegar a mi hombro, luego se detuvo un par de segundos en mi cuello, su mano masculina acaricio la piel de mi cuello con tal delicadeza que cada una de las terminaciones nerviosas de mi cuerpo tomó vida propia hasta que llego a mi mejilla, con una suave presión subió mi rostro encontrando nuestras miradas, sus ojos se posaron en mis labios mientras uno de sus dedos los delineaba con anhelo y deseo aunque su mirada reflejaba sufrimiento y furia –te amo con todo mi ser– dijo con un tono de voz tan suave, penetrante y sincero que no pude evitar que mi corazón diera otro vuelco, haciendo resaltar su sensual y aterciopelada voz, me limité a solo escucharlo, Nick duró un par de segundos en silencio –te extraño, no puedo dormir en la misma cama donde compartimos tantos momentos– por un momento no sabía como procesar sus palabras hasta que la furia e indignación se fueron apoderando de mi cuerpo –te recomiendo que cambies de cama– sus labios dibujaron una media sonrisa llena de humor negro al escucharme –no se trata precisamente de la cama, ella no es el problema–
–Entonces debes buscar otras soluciones– repliqué, en ese momento su cuerpo se unió mas al mío –tengo una en mente– sus labios se posicionaron mientras mis ojos se perdían en ellos y mis labios instintivamente se preparaban para recibirlo pero mi mano fue más rápida y sin pensarlo lo abofeteé, los ojos de Nick se abrieron mientras una sonrisa llena de sorpresa se dibujaba en sus labios, incluso sus dientes se veían, parecía divertirse – ¿Qué fue eso? No digo que no me los merezca pero no me lo esperaba, incluso podría decir que me gusto–
–Eres un sínico, para qué me hablas suavemente ¿para que caiga? ¿Para que luego me grites y te vayas?–
–no entiendo–
–te haces el estúpido que es diferente, resulta que cada vez que estas excitado vienes y me hablas suavemente, me seduces y yo como estúpida caigo para que luego me humilles y me digas que te engaño y que esta hija no es tuya, luego te vas y punto, yo no soy la mujer que te complacerá tus necesidades sexuales, deberás aprender a satisfacerte tu mismo sino búscate una prostituta, incluso no me dedicare a satisfacer ninguna de tus necesidades, por mi te puedes morir, de hecho cada día me convences más de la clase de hombre que eres– los ojos de Nick se entrecerraron y su mirada se llenó de agonía –no quiero que pienses eso, lamento todo lo que ha sucedido no he querido hacerte sufrir, nunca fue mi intención, también debo aclarar que no deseo otra mujer que no seas tú, eres la mujer perfecta para mi, estamos hechos a la medida mi vida–
–Nuevamente el cinismo por delante, pero ya no me importa, estoy aquí para demostrarte que te equivocas, necesito dejar todo atrás incluyéndote y para eso debo solucionar todos mis problemas, en este momento te odio con tanta intensidad como te amo– los ojos de Nick se cristalizaron y uno de sus dedos se deslizo por mi mejilla para limpiar la lagrima que había empezado a salir –me duele con tanta intensidad verte llorar, preferiría ser torturado antes de verte sufrir–
–entonces no entiendo porque me hiciste todo esto–
–No hay palabras para expresar cuanto lo lamento y de cuanto me arrepiento, estoy dispuesto a hacer todo lo posible para que me perdones–
–No tienes que buscar perdón Nick, no hay nada que puedas conseguir de mi y menos lo que estas buscando hoy, no te daré mi cuerpo, no de forma voluntaria por lo menos y si quieres agregar violación a tus errores eso quedaría en tu conciencia– le dije aunque en mi interior me sentía frustrada al sentir como mi vientre y mi entrepierna me desmentían, en realidad estaba en una línea en la que cualquier paso equivocado me haría caer pues lo deseaba con tal intensidad que no era dueña de mis pensamientos –solo te hare algo que deseo hacer desde que te vi atravesar la entrada esta mañana con toda la hermosura que te caracteriza aunque luego me merezca otra bofetada, la recibiré con pleno orgullo, si te hubieras visto pensarías lo mismo, eres demasiado hermosa–
–No… – no me permitió terminar de hablar cuando una de sus manos se colocó en mi cuello y la otra en mi espalda para acoplar mi cuerpo al suyo haciendo que mi espalda se arqueara, sus labios rozaron los míos con delicadeza para luego enfrentar nuestras lenguas en un duelo de exploración que nos hacia enloquecer, mis manos paseaban por su espalda y mis dedos se enredaban en su cabello, mi cuerpo estaba lleno de deseo al igual que el suyo, ahora quería sentirlo cerca de mí, quería sentir su piel desnuda rozar la mía, sentir sus labios acariciar mi piel, sentir su piel desnuda en mis labios, estaba dispuesta a volver a caer en sus redes, en eso un golpeteo en la puerta me hizo tomar conciencia de lo que sucedía así en un gesto de alarma separé mi lengua de la suya aunque me siguiera buscando hasta que entendió que su momento había terminado, suavemente cerró sus labios aun pegados a los míos, sus dientes tomaron mi labio inferior halándolo con la delicadeza y brusquedad perfecta –dime que él te besa como lo hago yo– dijo suavemente sin separar nuestros labios –no sé de que hablas–
–Del idiota que esta siempre a tu lado, claramente se babea por ti–
–Aun no me besa pero quizás yo si lo besé a él–
–Si lo veo insinuándote algo lo mato y no es una amenaza es una advertencia– fue lo último que dijo antes de separarse de mi lado, cuando iba a mitad de camino se devolvió y en un acto adolescente me robó un beso rápido, su mirada estaba llena de emoción y sensualidad, deslizo su mano por su cabello y luego con una sonrisa me dedico un guiño de ojos –te amo– dijo antes de abrir la puerta.