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 Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)

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PidgeJonas
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 11th 2014, 16:50

Wait for you

Capitulo 7


Nubes de tormenta rodaban el jueves por la mañana y lucía como que estaría lluvioso, día con aguanieve en el campus. Por suerte sólo tenía dos clases para holgazanear por delante, así que antes que me dirigiera afuera, agarré un abrigo con capucha y la deslicé sobre mi camisa. Pensé sobre cambiarme mis shorts y sandalias, pero decidí que me estaba sintiendo muy perezosa para ir a hacer eso, era mucho problema.

Le mandé un mensaje a Jacob para ver si quería pasar por un café para mí antes de que llegué a la clase de arte, me deslicé fuera de mi departamento y me fui hacia el hueco de la escalera antes de que la puerta del departamento de Joe se abriera de repente y un tipo saliera, jalando una camisa sobre su cabeza. Su greñuda cabeza de pelo rubio de largo hasta el hombro la atravesó, y lo reconocí como el chico con la tortuga de Joseph—su compañero de habitación.

En el momento en que nuestros ojos se cruzaron, una gran sonrisa se extendió a través de su bronceado rostro, exponiendo una hilera de dientes ultra blancos.

—¡Oye! Te he visto antes.

Mi mirada parpadeó detrás de él. Había dejado su puerta totalmente abierta. —Oye, tú eres... el chico de la tortuga.

Confusión parpadeó a través de su rostro mientras sus sandalias golpeaban en el cemento. —¿El chico de la tortuga? Oh, sí. —Se echó a reír, la piel arrugándose alrededor de sus ojos castaños—. Me viste con Raphael, ¿verdad?

Asentí. —Y creo que te llamas así mismo como Sr. Imbécil.

Dejando salir otra ruidosa risa, se unió a mí en las escaleras. —Ese es mi nombre cuando bebo. La mayoría de los días la gente me llama Ollie.

—Eso suena mejor que Sr. Imbécil. —Sonreí mientras rodeábamos el rellano del cuarto piso—. Yo soy...

—¿_____? —Cuando mis ojos se ampliaron, lanzó una sonrisa amplia mostrando los dientes—. Joe me dijo tu nombre.

—Entonces... um, te diriges a...

—Tú idiota, ¡dejaste la puerta abierta! —La voz de Joe resonó hacia abajo al hueco de las escaleras y un segundo después, apareció en lo más alto de las escaleras, con una gorra negra de béisbol. Una sonrisa torcida apareció mientras nos divisaba y saltó escalones hacia abajo—. Oye, ¿qué estás haciendo con mi chica?

¿Mi chica? ¿Qué? Casi me tropecé con mis pies.

—Le estaba explicando cómo me conocen por dos nombres.

—Oh ¿sí? —Joe dejó caer un brazo sobre mis hombros, y mi sandalia se atoró en la parte de atrás de la otra. Sus brazos se apretaron, jalándome a su lado—. Guau, amor, casi te pierdo ahí.

—Mírense —Ollie bajó a brincos los escalones—, hiciste que la chica se tropezará sobre sus pies.

Joe se echó a reír entre dientes mientras levantaba su mano libre y deslizaba la gorra hacia atrás. —No puedo evitarlo. Es mi encanto magnético.

—O podría ser tu olor —replicó Ollie—. No estoy seguro de haber escuchado la ducha esta mañana.

Jadeó con enojo fingido. —¿Huelo mal, _____?

—Hueles fantástico —murmuré, sintiendo mi cabeza calentarse. Aunque era la verdad. Olía de maravilla, una mezcla de lino fresco, un toque de colonia, y algo más que era probablemente todo él—. Quiero decir que no hueles mal.

Joe me observó por casi un momento muy largo. —¿Te diriges a clases?

Bajábamos los escalones, pero su brazo estaba todavía alrededor de mis hombros y todo el lado de mi cuerpo parecía hormiguear como si se hubiera dormido. Era tan... casual sobre eso. Como si no fuera nada para él y probablemente no lo era. Recordé cómo él y la chica se habían abrazado anoche, pero para mí, era...

No había palabras.

—¿_____? —La voz de Joe bajó.

Me sacudí libre, y vi la forma de la sonrisa extendida de Ollie. Me dirigí hacia abajo en las escalera, necesitando distancia. —Sí, me dirijo hacia la clase de arte. ¿Y ustedes chicos?

Joe fácilmente me alcanzó en el tercer piso. —Nosotros vamos a ir a desayunar. Deberías saltarte la clase y unirte con nosotros.

—Creo que ya me las he saltado lo suficiente esta semana.

—Yo me la estoy saltando —anunció Ollie—. Pero Joe no tiene clase hasta esta tarde, ya que es un buen chico.

—¿Y tú eres un chico malo? —pregunté.

La sonrisa amplia de Ollie era contagiosa. —Oh, soy uno malo, un chico malo.

Joe le disparó una mirada a su amigo. —Sí, como que eres malo en ortografía, matemáticas, inglés, limpiándote a ti mismo, hablando con la gente y podría continuar.

—Pero soy bueno en cosas que cuentan.

—¿Y cuáles son esas cosas? —preguntó Joe mientras salíamos del edificio. Afuera el aire llevaba la ligera esencia de humedad y las nubes lucían rellenas con agua.

Ollie trotó hacia adelante y se giró hacia nosotros y así nos estaba dando la cara mientras caminaba en reversa, completamente ignorando la camioneta roja tratando de retroceder. Alzó una mano bronceada y comenzó a golpetear con sus dedos. —Bebiendo, socializando, esquiando, y fútbol ¿recuerdas ese deporte, Joe? ¿El fútbol?

La fácil sonrisa se deslizó en la cara de Joe. —Sí, lo recuerdo, idiota.

Ollie sólo se echó a reír y se giró, yendo en dirección a donde estaba estacionada la camioneta plateada. Levanté la vista hacia Joe, curiosa.

Miró fijamente hacia adelante, la mandíbula tensa y ojos como astillas de hielo. Sin mirar hacia abajo a mí, metió sus manos en sus vaqueros y dijo—: Nos vemos luego, _____.

Con eso, se unió a Ollie en su camioneta, y juraría que la temperatura cayó para combinar con la repentina frialdad en la actitud de Joe. No le tomaba a un genio o una persona muy intuitiva descubrir que Ollie había tocado un lugar sensible y Joe no había estado de humor para dar más detalles.

Temblando, me apuré hacia el auto y me metí. Ni un segundo cuando una gran lluvia gorda salpicó contra el parabrisas. Mientras retrocedía, levanté la vista, mis ojos encontrándolos. Ambos chicos estaban parados en la plataforma trasera de la camioneta, Ollie sonriendo y Joe con la misma distante expresión enojada y tensa mientras hablaba. Lo que sea que le estuviera diciendo a su amigo, no estaba contento sobre eso.

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Lady_Sara_JB
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 11th 2014, 17:40

extraño
jejeje
pero q pasa con joe?
le interesa o q?
siguela
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CristalJB_kjn
Amiga De Los Jobros!
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 11th 2014, 21:38

OMJ me encantaron los capis
los ame
en verdad no tienes idea
espero que pronto subas capi
por favor.

que crees muero de frio :S no
muero en verdad tiemblo de frio
espero que estés de lo mejor
bien me despido cuídate tqm! bounce 
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 12th 2014, 17:24

Wait for you

Capitulo 8


No tengo ni idea de cómo dejé a Joe convencerme durante la clase de que él condujera en vez de tomar dos coches. Pero la noche del sábado, la noche de nuestra misión —justo antes del anochecer— me encontré subiendo al camión plata maciza. Mi estómago era un nudo desde la noche del viernes, cuando Jacob comenzó a acosarme sobre la fiesta a la que él y Brittany iban a ir. Había sido bondadoso y yo quería ir, pero no me atreví a hacerlo realmente. Además, yo no tenía idea de donde estaba la casa, había llegado tarde, cuando había empezado a enviar mensajes de texto, y había sido arrollador de nuevo. Y ahora estaba tan nerviosa como un ratón en una habitación llena de gatos hambrientos. Como cojo , ya que, nunca había estado en un coche con un hombre antes. Hombre, aun admitiendo eso para mí sonaba increíblemente patético. Como tomar ese pequeño secreto para mi nivel grave de patético.

Joe metió las llaves en el encendido mientras me echaba una mirada. La gorra de béisbol estaba de nuevo, torcida hacia atrás. Detrás de las gruesas pestañas, sus ojos brillaban.

—¿Estás lista?

Tirando de mi ligera chaqueta, asentí. Cuando lo vi ayer por la mañana en astronomía, estaba de regreso en las bromas normales, el coqueteo y ofreciendo galletas. Tenía la esperanza de que eso significaba que lo que había pasado entre él y Ollie se había resuelto.

—¿Estás seguro de que nosotros no podemos sólo hacer esto por aquí?

—Este lugar será perfecto. Nunca te llevaré incorrectamente, cariño.

—Está bien —murmuré, juntando las manos con fuerza. Miré hacia la ventanilla, observando cómo pasamos a través del campus y cruzamos el puente hacia Maryland.

Quince minutos más tarde, Joe se volvió hacia la carretera que conduce al centro del visitante en Antietam National Battlefield. La historia nerd en mí empezó a hacer volteretas, pero estaba demasiada nerviosa por estar aquí con Joe en la noche. No es que le pareciera del tipo de probar cualquier cosa, pero si yo supiera algo, no habría “tipo” cuando se trata de ese tipo de cosas. Mis nervios se sentían abasto y deshilachadas en los bordes.

—¿Estás seguro que se permite estar aquí en la noche? —le pregunté, mirando a su alrededor.

—No. —Estacionó en un lugar del estacionamiento. Sólo había un puñado de coches.

Me quedé mirándolo. —¿Qué?

Se echó a reír mientras apagaba el motor. —Estoy bromeando. Todo lo que tienes que hacer es decirle a uno de los Guardaparques que somos de la Universidad. Estarán bien con eso.

Eso esperaba. La idea de ser expulsados de los campos de batalla por un Guardaparque no estaba en mi lista de cosas por hacer antes de morir. Sin embargo, después de tomar un vistazo rápido a Joe, parecía que había algo extraño.

—¿Estás lista?

Agarré mi bolsa del suelo y abrí la puerta de la camioneta. —Sí, vamos a terminar con esto.

Joe agarró una linterna de la guantera mientras se reía entre dientes. —No suenas muy emocionada.

Le sonreí. —No lo estoy.

—No mientas. —caminó alrededor del capó y se unió a mí, señalando hacia donde una torre de cemento con un top rojo se elevó en el cielo—. Ahí es donde queremos ir.

—¿La torre en el carril de sangre?

Me lanzó una mirada rápida. —¿Has estado aquí antes?

—No.

—Entonces, ¿cómo sabes que es carril de sangre?

Sonreí levemente mientras cogía un mechón de mi cabello, girándolo entre mis dedos. —Soy una especialista en historia, por lo que los principales lugares como este me atrae. Leí sobre ello antes. El día más sangriento de toda la guerra se llevó a cabo en ese pequeño tramo de vino de tierra.

—Sí, eso es lo que dicen. Espera un segundo. —Se volvió hacia donde un Guardaparques cruzaba el campo—. Vuelvo enseguida.

Trotó hacia donde el Guardaparques esperaba. Intercambiron palabras mientras Joe le mostraba su cuaderno. El Guardaparques se rió y se dieron la mano. Incliné mi cabeza hacia arriba y pude ver pequeñas estrellas que brillaban en el cielo azul profundo. El anochecer estaría sobre nosotros en cuestión de minutos. Tomé una respiración profunda y solté el aire lentamente.

Joe regresó a mi lado contoneándose. —Estamos bien para ir. Y no somos los únicos. Hay unos pocos estudiantes por el otro lado de la torre.

—Genial —concordé, manteniendo una sana distancia entre nosotros—. ¿Por qué tanta gente viene aquí a hacer esto? Estoy segura de que hay sitios más cerca del campus.

—No es así. Mira a tu alrededor. —Empujó la linterna en el bolsillo de atrás—. Además de las casas del otro lado de la calle, no hay luces de la ciudad o torres. Es sólo el cielo.

—Y campos de maíz —señalé.

Asintió. —Un montón de campos de maíz.

Llegamos a la parte pavimentada de la calle y se dirigió hacia la torre.

—¿Cuánto tiempo crees tú que esto va a tomar? —pregunté.

—¿Por qué? ¿Tienes una cita esta noche?

Solté una breve carcajada. —Uh, no.

Una ceja oscura se le arqueó. —Suena como que es una idea loca. Que nadie saldría en una noche de sábado para una cita.

Dejé caer el mechón de pelo con el que estaba jugando, y me encogí de hombros casualmente. —No estoy saliendo con nadie.

—¿Por qué la prisa?

Sería vergonzoso y grosero admitir que estaba gravemente incómoda de estar aquí, así que no dije nada.

—¿Te preocupa que te haya traído aquí para mis planes malévolos?

Se formaron nudos en mi estómago. —¿Qué?

Joe se detuvo y se volvió hacia mí. Su sonrisa se deslizó en una mueca. —Oye, _____, sólo estoy bromeando. En serio.

El calor inundó mis mejillas y desentrañó los nudos sustituyéndolo por un fuerte sentimiento de humillación total. —Lo sé. Yo sólo...

—¿Asustadiza? —dijo.

—Sí, eso.

Me estudió un momento más y luego comenzó a caminar de nuevo.

—Vamos. Será oscuro pronto.

Detrás de él, me imaginé a mí misma corriendo directamente en las vallas de madera vieja y ensartándome en uno de los extremos puntiagudos. Dios, tenía que conseguir calmarme. No todos los hombres eran como Blaine. Sabía eso. Lo entendía totalmente. No estaba completamente dañada por mi aflicción.

En el otro lado de la torre, cerca de las placas, dos estudiantes de nuestra clase de astronomía estaban sentados en el banco con sus portátiles en el regazo. Nos saludaron y les devolvimos el saludo. Joe se dirigió un poco más abajo del ancho estacionamiento y luego salió hacia la colina cubierta de hierba con vista al camino de tierra del carril sangriento.

Eligió un sitio y sacó la linterna antes de sentarse. Yo iba unos pasos atrás, escuchando el zumbido de los grillos. El suelo se había secado desde el clima de ayer, pero incluso si estaba mojado, no habría evitado que me siente. Estaba demasiada excitada.

—Únete a mí. —Acarició el lugar junto a él e inclinó la cabeza—. ¿Bonito lugar? Estoy todo solitario por aquí.

Mordiendo mi labio, me senté a unos metros de él y luego me ocupé de encontrar mi cuaderno de astronomía. En el momento en el que lo saqué miré por encima de él y nuestros ojos se encontraron. No podía apartar la mirada. Intenso. Esa fue la primera palabra que me vino a la mente. Su mirada era intensa, como si estuviera viendo a través de mí.

Aclaré mi garganta y fijé mi atención en el cuaderno. Finalmente, Joe habló—: ¿Qué constelación se supone que debemos estar mapeando?

Sostuvo la linterna, mientras yo me deslizaba a través de mis notas.

—Um, la Corona Boreal, creo.

—Ah, la corona del norte.

Lo miré con las cejas arqueadas. —¿La parte superior de tu cabeza sabe eso?

Se ríe. —Tal vez no tomo notas, pero sí presto atención.

Yo estaba bastante segura de que durmió inmensamente la mayor parte de la clase de ayer. Deslicé afuera la cuadricula que el profesor Drage hizo para nosotros y miré el mapa de las estrellas para encontrar la Corona Borealis en él. —Realmente no entiendo cómo alguien ve formas en las estrellas.

—¿En serio? —Deslizó una y miró por encima de mi hombro—. Las formas son bastante obvias.

—No para mí. Quiero decir, son sólo un montón de estrellas en el cielo. Tú probablemente puedes ver lo que quieras ver.

—Mira a los Borealis. —Golpeó con el dedo el mapa—. Obviamente es una corona.

Me eché a reír. —No se ve como una corona. Parece un semicírculo irregular.

Negó con la cabeza. —Mira. Se puede ver ahora fácilmente. Eso es una corona. Vamos a ver las siete estrellas.

Incliné la cabeza hacia atrás mientras tomaba un bolígrafo de mi bolsa. —Veo las siete estrellas, pero también veo un centenar. También veo el monstruo de las galletas.

Joe se echó a reír. Era un sonido agradable, profundo y rico. —Tú eres ridícula.

Mis labios se estiraron en una sonrisa mientras rondaba mi pluma sobre la cuadrícula. No tenía ni idea de qué línea de latitud comenzar. Levanté la vista hacia el Borealis y logré dibujar una línea en la que pensé que conectaría dos puntos.

—¿Sabes de dónde viene el nombre? —Cuando negué con la cabeza, se acercó y tomó la pluma de mi mano. Sus dedos rozaron los míos, y aparté mi mano, plantándola en la hierba exuberante—. Representa la corona dada del dios Dioniso a Ariadna. Cuando se casó con Baco, él puso la corona en el cielo en honor de su matrimonio.

Me quedé mirándolo. —El profesor Drage no enseñó eso en la clase.

—Lo sé.

Lo estudié mientras se echaba hacia atrás. —Entonces, ¿cómo lo sabes?

—¿Por qué no lo sabría?

Incliné mi cabeza hacia un lado arqueando las cejas.

—Está bien. Tal vez la mayoría de la gente no sabe eso en la parte superior de sus cabezas. —Hizo girar el bolígrafo entre sus dedos—. De hecho, participé en esta clase como estudiante de primer año, pero tuve que dejarlo.

—¿En serio?

Asintió, pero no dio detalles.

—¿Tú eres, qué, un junior?

—Sí. Tuve que tomar un año de descanso, lo que me hizo atrasar.

Quería preguntarle por qué, pero decidí que no era de mi incumbencia. —¿Por qué volviste a tomar astronomía? —Decidí que era un tema seguro—. ¿Es una parte de tu especialidad?

—No. Simplemente me gusta la clase y el profesor Drage. —Se detuvo, apagando la linterna—. Estoy estudiando la recreación y el deporte. Me gustaría entrar en rehabilitación deportiva.

—Oh. Tú... —Me detuve cuando la chica detrás de nosotros estalló en un ataque de risa. Echando un vistazo por encima de mi hombro, mis ojos se abrieron.

Los dos estudiantes de nuestra clase eran definitivamente una pareja o bien en el camino de convertirse en una. Sus cuadernos fueron olvidados en el banquillo. Ella estaba en su regazo, sus rostros a centímetros de distancia y la mano de él se deslizó bajo el dobladillo de la falda.

—Ahora eso es una forma interesante de observar las estrellas — comentó Joe.

Me sentía agradecida por el oscuro cielo, porque mi cara empezó a calentarse. Sabía que debía darme la vuelta, porque mirarlos me convertía en una morbosa, pero no pude. Ni siquiera cuando la mano de la chica pasó a través del cabello del chico, tirando de su cabeza a la de ella y empezaron a besarse. Realmente él corría su mano desde su falda, hasta su antebrazo.

Guau.

Joe me dio un golpecito en el brazo con mi pluma, captando mi atención. Me miró... curioso. —¿Qué? —le dije.

—Nada. Es sólo que... —Parecía que quería elegir sus siguientes palabras sabiamente—. Estás mirándolos como si... nunca hubieras visto una pareja hacer eso antes.

—¿Sí?

Asintió. —Así que a menos que fueras criada en un convento, imagino que estuviste en un regazo una o dos veces, ¿verdad?

—No. —Hice una mueca, porque prácticamente grité eso—. Quiero decir, no he estado en el regazo de un chico.

—¿Qué acerca el regazo de una chica?

—¿Qué? ¡No!

Una lenta sonrisa se dibujó en su rostro. —Estaba bromeando, _____.

Apreté los dientes. —Lo sé, es sólo que...

—¿Qué? —Me empujó de nuevo—. ¿Qué?

Mi boca se abrió y pasó el peor tipo de vómito verbal.

—Nunca he estado en una relación. —En el momento en que esas palabras salieron de mi boca me quise patear. ¿Quién admite eso a un extraño? Apreté los bordes de mi portátil y miré a Joe. Me miraba como si acabara de decir que era la Virgen María. Mis mejillas ardían—. ¿Qué? No es una gran cosa.

Parpadeó y dio a su cabeza una pequeña sacudida y miré de nuevo al cielo. —¿Nunca has estado en una relación?

—No. —Me moví, incómoda al máximo. Expuse a mi alma desnuda.

—¿Nada?

—Exacto.

Abrió la boca y luego la cerró. —¿Cuántos años tienes?

Rodé los ojos mientras me movía. —Tengo diecinueve.

—¿Y no has estado ni en una sola relación? —me preguntó de nuevo.

—No. —El papel empezaba a arrugarse bajo mis dedos. —Mis padres... eran estrictos. —Era mentira, pero sonaba creíble—. Quiero decir, realmente estrictos.

—Lo puedo creer. —Joe tocó con mi lápiz su bloc de notas—. ¿Así que has ido a una cita o algo?

Suspirando, miré al papel. —¿Pensé que íbamos a estar mapeando estrellas?

—Así es.

—No, no lo estamos. Todo lo que tengo es una línea pobre y tú no tienes nada.

—Esa pobre línea es entre el Delta y Gamma. —Se inclinó, conectando dos de los puntos—. Aquí está la Theta y esta es la más brillante estrella Alfa. Mira, tenemos medio camino hecho.

Fruncí el ceño al mirar hacia arriba, siguiendo el patrón de las estrellas en el cielo. Infiernos, lo estaba haciendo bien. Luego se inclinó de nuevo, presionando su hombro contra el mío mientras dibujaba una línea perfecta a otro punto en el mapa. Me mordí el labio mientras continuaba sin levantar la vista ni una vez del mapa de las estrellas. Era muy consciente de lo cálido que su brazo se sentía, incluso a través de las dos capas de ropa. La calidez del contacto se extendió hasta mi hombro y pecho, la verdad, hasta mi pulso.

Me miró. —Ahora hemos terminado de mapear las estrellas.

Tragué una respiración fuerte. Nuestros rostros estaban a pulgadas de distancia y demasiado cerca. Mi mirada se posó en sus labios. Se inclinó a un lado y comenzó a aparecer un hoyuelo en su mejilla izquierda. Sus labios comenzaron a moverse, pero no oí una palabra de lo que decía. Quería alejarme, pero yo... no quería hacerlo. La confusión se extendió por mi cuerpo mientras luchaba por no escaparme... y no acercarme más. Era como estar atrapada entre dos imanes opuestos. Tal vez debería dejar de mirar sus labios. Sonaba como un buen plan, porque mirar los labios de un chico era un poco espeluznante, así que me obligué a levantar la mirada. Oh no, movimiento en falso, porque ahora miraba a esos ojos “baja bragas” tal como Jacob se refirió a ellos antes cuando envió un mensaje. Y él tenía razón. Apuesto a que había una legión de bragas desechadas tras Joe donde sea que iba. Debería ser ilegal para un niño tener pestañas tan gruesas como las suyas. El poco calor tolerable se convirtió en cerca de un inaguantable ardor, que corría por mis venas. Me retorcí de nuevo, incapaz de recordar sentimiento como este en mucho tiempo. Al menos no desde la fiesta de Halloween. Tal vez antes.

Definitivamente antes. Había algo acerca de Joe que me hizo olvidar todo, excepto lo que pasaba en ese mismo momento. Sonaba normal. Me gustaba en su mayor parte.

—¿Me estás escuchando?

Parpadeé lentamente. —¿Eh? ¡Sí! Sí. Por supuesto.

Su sonrisa se volvió astuta y me dieron ganas de meterme debajo de un arbusto espinoso. —Sí… entonces. ¿Has estado en una cita?

—¿Qué?

Joe rió en voz baja. —Realmente no me has escuchado en absoluto. Has estado demasiado ocupada mirándome.

—No lo he estado. —Mi rostro ardió con esa pequeña mentirita y apresuradamente me concentré en donde la pareja había estado. Ellos se habían ido ahora.

Me dio un codazo en el hombro. —Sí, si lo estuviste.

Me forcé a levantar la cara. —Estás muy por encima del nivel aceptable de arrogancia.

—¿Arrogante? Sólo estoy diciendo la verdad. —Tiró el cuaderno al suelo y se apoyó en sus codos, mirándome a través de sus pestañas. Esa maldita sonrisa torcida era insufrible en su rostro.

—No hay nada malo con mirarme fijamente. Me gusta.

Mi boca se abrió. ¿Cómo diablos se supone que debo responder a eso? —Yo no estaba mirándote. No realmente. En cierto modo me… deslumbré. Eso es porque es emocionante hablar contigo.

—Todo sobre mí es emocionante —respondió.

—Casi tan emocionante como ver a tu tortuga cruzar la carretera.

—Uh-huh. Sigue diciéndote eso, cariño.

—Sigue llamándome cariño y vas a estar cojeando.

Los ojos de Joe se abrieron como platos. —Oh, escúchate.

—Lo que sea.

—Tenemos que hacerlo.

Mi mente se fue directamente a donde no debería haber ido y mi piel comenzó a picar. —¿Hacer que? ¿Ir a casa? Estoy de acuerdo con volver a casa, justo ahora.

—Ir a una cita.

Obviamente me perdí en una parte importante de esta conversación. Cerré mi cuaderno y agarré mi bolso. —No estoy segura de estar siguiendo esta conversación.

—Realmente no es tan complicado. —Se rió cuando le lancé una mirada—. Deberíamos salir en una cita.

Mi estómago cayó mientras lo miraba. Se veía tan contento medio tendido en el suelo. ¿Estaba bromeando? ¿Estaba drogado? Metí mi cuaderno en mi bolso, junto con mi pluma. —No lo entiendo.

Joe se relajó y estiró los brazos por encima de su cabeza, causando que su camisa subiera exponiendo una parte de su piel bronceada y dos líneas a cada lado de sus caderas… Dios mío. Aparté la mirada y di un trago enorme de aire.

—Normalmente una cita es cuando dos personas salen de noche o a veces durante el día. Realmente, puede que a cualquier hora del día o de la noche. Por lo general involucra una cena. A veces, una película o un paseo por el parque. Aunque, yo no hago caminatas en el parque. Tal vez en la playa, pero como no hay…

—Sé lo que es una cita —espeté, pisando con fuerza.

Permaneció en el suelo y no parecía que fuera a moverse pronto. Debí haber tomado mi propio coche.

—Dijiste que no entendías —señaló animosamente—. Así que estoy explicando lo que significa una cita.

Frustrada… y divertida a regañadientes, me crucé de brazos. —Esa no es la parte que no entiendo y lo sabes.

—Sólo me aseguraba de que estuviéramos en la misma página.

—No lo estamos.

Nicholas bajó los brazos, pero aún había espacio entre su camisa y sus vaqueros. ¿Llevaba bóxer? Todo lo que veía era un cinturón de cuero y vaqueros. Bien. No tenía necesidad de empezar a pensar en eso. — Entonces ahora que ambos sabemos lo que implica una cita, hay que salir a una —dijo.

—Uh…

Joe se rió mientras se sentaba con un fluido movimiento. —Eso no es realmente una respuesta, _____.

—Yo… —¿Una cita? ¿Una cita con Joe Jonas? Dos cosas surgieron a la vez: Inquietud e interés. Di un paso atrás, poniendo distancia entre él y yo y todo lo demás.

—¿No tienes novia?

Sus cejas se dispararon por la sorpresa y se rió. —¿Una novia? No.

—Entonces, ¿quién era esa morena que tambaleaba fuera de tu apartamento la noche del miércoles? —pregunté.

La sonrisa de joe se amplió. —¿Me has estado espiando, _____?

—No, ¡no! ¿Qué? No te estaba espiando. Tengo una vida.

Arqueó una ceja. —Entonces, ¿entonces como sabes acerca de Stephanie?

—¿Ese es su nombre?

—Bueno, sí, tiene un nombre y no, no es mi novia. —Inclinó la cabeza hacia un lado mientras me miraba—. Y no se tambaleaba, puede que arrastrara los pies.

Rodé mis ojos.

—¿Entonces, como sabes sobre ella si no me espiabas? —preguntó mientras cruzaba los tobillos—. Y no me molesta la idea de que me observes. Recuerda, eso me gusta.

Me obligué a tomar una respiración profunda, lenta antes de acercarme y darle una patada en la pierna. —No estaba observándote. No podía dormir y me quedé mirando por la ventana de mi sala de estar. Da la casualidad que te vi acompañándola a su coche.

—Bueno, eso tiene sentido. No tanto como tú parada en la ventana con la esperanza de echarme un vistazo.

Lo único que pude hacer fue mirarlo.

Guiñó un ojo y maldita sea si no se veía bien haciéndolo. —Steph no es mi novia de todos modos. Nosotros no somos así.

Lo que significaba que era más probable conectar y no había nada malo en ello. Y tal vez eso era lo que él quería con esta cosa de la cita. Jacob estaría encantado de oír eso. Nota mental: no decirle sobre esto. — No soy así.

—¿Así cómo? —preguntó.

Así que iba a hacerme decirlo. Por supuesto, ¿Por qué no? —No soy como ella.

—¿La conoces?

Mis ojos se estrecharon. —No me echo un polvo con chicos sólo por diversión, ¿sí? No veo nada de malo en eso. Totalmente sin juzgar, pero esa no soy yo. No estoy interesada. Lo siento.

—Espera un segundo. Estoy confundido. ¿No estás juzgándola, pero has hecho la suposición de que sale con alguien al azar? ¿De qué nos echamos un polvo? ¿No es eso juzgar basándote en suposiciones?

Maldita sea, tenía un punto. —Tienes razón, no sé si eso de lo que se trata. Tal vez ustedes son sólo amigos de la infancia o algo así.

—No es así. —Esa sonrisa traviesa estaba de vuelta—. Nos echamos un polvo de vez en cuando.

Lo miré boquiabierta. —¡Yo tenía razón! ¿Entonces, porque me acusas de ser crítica?

—Sólo lo estaba señalando —respondió, sus ojos brillaron como esas malditas estrellas en el cielo—. Y que conste, no nos acostamos la noche del miércoles. No por falta de interés por parte de ella, sino porque yo no tenía ganas.

Recordé como había lucido la chica y me pregunté qué hombre con sangre en las venas no hubiera tenido ganas. —Lo que sea. Esta es una estúpida conversación.

—Me gusta esta conversación.

Sacudiendo la cabeza, me incliné y tomé mi bolso, pero Joe se puso de pie y lo agarró antes de que mis dedos tocaran la correa. Suspiré mientas tendí la mano.

—Dámelo.

—Estoy tratando de hacerlo.

Le lancé una mirada de disgusto. Riéndose, se adelantó y puso la correa por encima de mi hombro. Sus dedos rozaron mi cuello y no pude evitar que mi cuerpo saltara con el toque ligero. Dio un paso atrás y levantó la linterna.

—¿Ves? Estaba siendo un caballero.

—No creo que seas un caballero —me quejé mientras mis dedos se apretaban alrededor de la correa—. Pero gracias.

Recogió su cuaderno del suelo y nos fuimos hasta donde había aparcado su camioneta, pasando por la ahora desierta banca. Encendió la linterna cuando llegamos al campo, iluminando nuestro sendero. Creo que para probar que yo estaba equivocada, me abrió la puerta cuando nos detuvimos frente a la camioneta. —Mi lady.

—Gracias —le dije, con un sonido un poco más agradable que el anterior.

En lugar de cerrar la puerta, Joe se inclinó contra el marco y puso una mano en el borde de la puerta abierta. —¿Entonces, que hay sobre eso?

—¿Qué hay sobre qué?

Me miró con el mismo intenso interés que tenía antes. —Ir a una cita conmigo.

Me puse rígida. —¿Por qué?

—¿Por qué no?

—Esa no es una repuesta. —Tiré la correa del cinturón asegurándolo.

Me temblaban las manos, así que seguí errando el pestillo.

—¿Qué clase de pregunta es esa? ¿Cómo voy a…? Oye, es sólo un cinturón de seguridad. No tan fuerte. —Se inclinó hacia delante, tomando el control. Sus manos rozaron las mías y salté contra el asiento. Hizo una pausa y me miró, sus labios usualmente inclinados hacia arriba, comenzaron a curvarse hacia abajo. Algo brilló en sus ojos, no sé lo que era. Pero se había ido al segundo de abrochar el cinturón de seguridad en su lugar. Aunque, no se movió—. ¿Por qué no deberíamos salir en una cita?

Me tensé en el asiento, mis manos se volvieron puños en mi regazo. No era que estuviera incómoda con él estando cerca. Era que estaba incomoda con la forma en que noté cada toque leve de su piel o su aspecto.

—Porque… porque no nos conocemos el uno al otro.

Sus labios se curvaron otra vez. Decidí que me gustaba más así en lugar de la cara arrugada.

—De eso se tratan las citas. Llegar a conocerse el uno al otro. —Los ojos de Joe cayeron sobre mi boca—. Sal en una cita conmigo.

—No hay nada que saber sobre mí. —Las palabras salieron en un susurro fuerte, mi pecho se levantó bruscamente.

Inclinó la cabeza hacia un lado. —Estoy seguro que hay un montón que saber sobre ti.

—No lo hay.

—Entonces podemos pasar el tiempo hablando.

—Eso suena divertido.

—Oh, va a ser más emocionante que ver a Raphael cruzar una carretera.

—Ja.

Sonrió. —Pensé que te gustaría.

Sentí el bolsillo lateral de mi bolso vibrar contra mi pierna. ¿Un mensaje de texto? Probablemente de Jacob. Quería alcanzarlo, pero podría terminar golpeando mi cabeza con Joe y no es algo que quería repetir.

—¿Podemos irnos ya?

—¿Podemos ir a una cita?

—¡Dios mío, no te rindes!

—Nop.

Me reí, no podía evitarlo, su sonrisa se extendió en respuesta al sonido. —Estoy seguro que hay un montón de chicas que quieren ir a una cita contigo.

—Las hay.

—Guau. Modesto ¿no?

—¿Por qué debería serlo? —Se echó hacia atrás—. Y quiero ir a una cita contigo. No con ellas.

—No entiendo por qué.

Sus oscuras cejas se levantaron. —Se me ocurren varias razones. No eres como las otras chicas, eso me interesa. Eres torpe de una manera realmente… adorable. Eres inteligente ¿Quieres que te enumere más?

—No. No, en absoluto —le dije rápidamente. Tenía que cortar esto de raíz. Reputación a un lado, él era un dolor de cabeza, mucho más de lo que podía esperar manejar. Él podría esperar cosas que no podía darle. Mantener una conversación con él era bastante difícil a veces—. No quiero ir a una cita contigo.

Joe no parecía sorprendido por mi respuesta o impávido. —Supuse que dirías eso.

—Entonces, ¿Por qué lo preguntas?

Finalmente —gracias a Dios— se apartó y agarró el lado de la puerta. —Porque quería.

—Oh. Bueno, bien me alegro de que lo sacaras de tu sistema.

Sus cejas se fruncieron. —No lo he sacado de mi sistema.

Oh no. —¿No lo hiciste?

—Nop. —Esbozó una sonrisa encantadora—. Siempre hay un mañana.

—¿Qué hay sobre mañana?

—Te lo preguntaré de nuevo.

Negué con la cabeza. —La respuesta será la misma.

—Quizás sí. Quizás no. —Extendió la mano y tocó la punta de mi nariz—. Tal vez digas que sí. Soy un tipo paciente y bueno como dijiste, no me doy por vencido fácilmente.

—Genial —murmuré, pero… oh, hubo una agitación que no conocía en mi pecho.

—Sabía que ibas a verlo de esa manera. — Joe pellizcó la punta de mi nariz y golpeé con fuerza su mano—. No te preocupes. Sé la verdad.

—¿La verdad sobre qué?

Dio un paso atrás. —Quieres decir sí, pero no estás lista aún.

Mi mandíbula cayó.

—Está bien. —Su sonrisa se volvió arrogante—. Soy mucho para manejar pero te puedo asegurar, que te divertirás manejándome.

A continuación, antes de que pudiera reunir una respuesta digna de esa declaración, golpeó mi nariz una vez más y luego cerró la puerta en mi cara.

***

De regreso en mi apartamento, dejé caer mi bolso en el sofá y colapsé a su lado. ¿Ir a una cita con Joe? ¿Estaba loco? Tenía que estar bromeando o simplemente coqueteando. De regreso a casa, él no lo había mencionado otra vez, en lugar de eso, se pasó el tiempo instruyéndome sobre mi horario. Pregunta por pregunta, sacando cada detalle acerca de las clases que tomaba. Para el momento en el que habíamos regresado al edificio, estaba agotada.

Incliné mi cabeza contra la almohada, cerré los ojos. Mi corazón latía bastante rápido tan sólo por sentarme. ¿Hablaba enserio cuando decía que no había echado un polvo con Stephanie el miércoles? Parecía extraño para mí que no lo hubiera hecho si ella realmente había estado toda sobre él.

Honestamente, no tenía importancia. Yo no podía tener una relación de cualquier tipo. Tal vez algún día. Esperemos que un día, porque no quería que fuera así para el resto de mi vida. Con el tiempo quería ser una chica que se entusiasmara cuando alguien le preguntaba si quería ir a una cita en lugar de ser la chica que venía a casa y hacía esto.

Al abrir mis ojos, gruñí. —Soy el señor imbécil o la señorita imbécil.

Empujé mis pies e iniciando medio camino hacia la habitación recordé la vibración en mi bolso.

—Mierda.

Corrí de nuevo al sofá, metí la mano dentro de mi bolso y saqué mi celular. Toqué la pantalla esperando ver un texto de Jacob o Brittany aparecer de repente. En su lugar vi una llamada perdida y un correo de voz.

—¿Qué demonios?

Pasé los dedos por el lateral y descubrí que había puesto la maldita cosa en silencio. Deslizando mi dedo a lo largo de la pantalla lo desbloqueé y vi que la llamada era de número desconocido.

Mi corazón dio un vuelco.

No es la gran cosa. Probablemente era una llamada equivocada o un agente de tele mercado. Fui a la página de correos de voz y mi dedo se cernió sobre el botón eliminar. El pasado elevó su cabeza fea y amarga. ¿Cuantas veces recibía una llamada en broma de personas que bloquean su número? Demasiadas para contarlas, pero eso no podía ser. Mi número era nuevo, como mi correo electrónico…

Maldije otra vez.

Tomando una respiración profunda, golpeé el mensaje y me llevé el teléfono al oído. Hubo una pausa y luego una voz grave. Una indistinguible voz crepitó a través del teléfono—: ¿Sabes lo que les pasa a las mentirosas y zorras? Obtienen un grande y gordo…

Llorando, golpeé el botón de eliminar antes de que pudiera oír nada más. Dejé caer el teléfono contra el sofá en lugar de estrellarlo contra la pared y retrocedí como si fuera una especie de criatura venenosa encaramada en los cojines. Cualquier método de comunicación puede llegar a ser toxico.

¿No es que eso ya lo sé de primera mano? Una risa ahogada se me escapó. Realmente, ¿no tenían nada mejor que hacer? Habían pasado cinco años ¡Cinco años! No podían dejar ir el pasado. Sólo que en el fondo, yo tampoco podía.

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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 12th 2014, 21:11

q horror
pobre ___
siguela
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 13th 2014, 17:37

Wait for you

Capitulo 9


Me estiré en la cama, confusa y desorientada. Era condenadamente cerca de las cuatro de la mañana cuando por fin me quedé dormida y no tenía ni idea de lo que me despertó. Me retorcí en la cama, gimiendo cuando vi que sólo eran las ocho de la mañana.
Un domingo.

Descansando sobre mi espalda, me quedé mirando al techo. Una vez que estaba despierta, no había ninguna esperanza de volver.

Tock. Tock. Tock.

Me senté de nuevo, frunciendo el ceño. Alguien golpeaba a mi puerta. ¿Qué demonios? Quitándome las mantas, balanceé las piernas fuera de la cama. Mi dedo quedó atrapado en la sabana y casi me comí la alfombra.

—Mierda.

Maldiciendo, corrí por el apartamento antes de que el edificio entero se despertara. Me estiré hacia arriba, mirando a través de la mirilla.

Todo lo que podía ver era una masa de cabello oscuro y ondulado.

¿Joseph?

Algo tenía que estar mal. Tal vez el edificio estaba en llamas, porque no podía pensar en ninguna otra razón de por qué él estaría golpeando a mi puerta un domingo por la mañana.

—¿Está todo bien? —Hice una mueca ante el sonido de mi voz.

Joe se dio la vuelta. Una sonrisa torcida apareció, tomando su cara ya extraordinaria y haciéndolo un chico sexy. —No, pero lo estará en unos quince minutos.

—¿Q-q-qué? —Me hice a un lado o me vi obligada a hacerme a un lado cuando entró en mi apartamento, llevaba algo envuelto en papel de aluminio, un cartón de huevos, ¿eh? Y un sartén pequeño—. Joe, ¿qué estás haciendo? Son las ocho de la mañana.

—Gracias por la actualización del tiempo. —Se dirigió directamente a mi cocina—. Es una cosa que nunca he sido capaz de dominar: la narración de los tiempos.

Fruncí el ceño mientras entraba después de él. —¿Por qué estás aquí?

—Haciendo el desayuno.

—¿No puedes hacer eso en tu propia cocina? —pregunté, restregándome los ojos. Después de la asignación de astronomía y la llamada telefónica, él era la última persona que quería ver en el tiempo de mierda de la mañana.

—Mi cocina no es tan emocionante como la tuya. —Puso sus cosas en la mesa y me miró. Su cabello estaba húmedo y más rizado de lo normal. ¿Cómo era posible que se viera tan bien cuando era obvio que acababa de rodar fuera de la cama y se duchó? Ni siquiera había una capa de barba mañanera en sus mejillas suaves. Y estaba en chándal y en su vieja camisa y lucía condenadamente bien—. Y Ollie está desmayado en el piso de la sala.

—¿En el piso?

—Sip. Boca abajo, roncando y babeando un poco. No es un ambiente apetecible.

—Bueno, tampoco lo es mi apartamento. —Él tenía que irse. No tenía nada que hacer aquí.

Joe se apoyó en mi mostrador, cruzándose de brazos. —Oh, no sé nada de eso… —Su mirada se movió desde la parte superior de mi cabeza despeinada y todo el camino hasta la punta de mis dedos curvados. Era como una caricia física, haciendo que mi respiración se atrapara—. Tu cocina, en este instante, es muy apetecible.

Un rubor se arrastró por mis mejillas. —No voy a salir contigo, Joe.

—No te lo pedí en este momento, ¿o sí? —Uno de los lados de sus labios se curvó hacia arriba—. Pero a la larga lo haré.

Mis ojos se estrecharon. —Estás delirando.

—Estoy determinado.

—Más bien como molesto.

—La mayoría diría que increíble.

Puse los ojos en blanco. —Sólo en tu cabeza.

—En muchas cabezas es lo que quieres decir —contestó, volviendo a mi cocina.

—También traje pan de nuez y plátano horneado en mi propio horno.

Sacudiendo la cabeza, miré a su espalda. —Soy alérgica a los plátanos.

Joe se dio la vuelta, levantó las cejas con incredulidad. —¿Me estás jodiendo?

—No. No lo estoy. Soy alérgica a los plátanos.

—Hombre, eso es una lástima. No tienes idea de lo que estás perdiendo. Las bananas hacen del mundo un lugar mejor.

—No te sabría decir.

Inclinó la cabeza hacia un lado. —¿Algo más a lo que seas alérgica?

—¿Además de la penicilina y los chicos que irrumpen en mi apartamento? No.

—Ja ja ja —respondió mientras comenzaba a abrir los gabinetes—. ¿Cuántos chicos débiles e inseguros has asesinado con esa lengua tuya?.

—Al parecer no los suficientes —murmuré. Fui a ajustar mi pulsera y me di cuenta de que no la estaba usando. Mi corazón se cayó—. Ya vengo.

Tarareando para sí mismo, Joe asintió. Me lancé de nuevo a mi habitación y cogí la pulsera de la mesita de noche y me la puse. Un estremecimiento de alivio me recorrió. A mitad de la habitación, miré hacia abajo y maldije de nuevo.

Sin sostén.

La fina tela de mi camisa tensa a través de mi pecho y mis pezones estaban asomados, diciendo hola. —Oh, Jesús.

Tirando la camisa, agarré un sostén deportivo de mi tocador.

—¡Oye! ¿Estás escondiéndote ahí atrás? —gritó Joe—. Porque voy a ir allí atrás y te arrastraré hacia fuera.

El sujetador deportivo se atoró en mi cabeza y los pechos rebotaban por todas partes, palidecí. Le di un tirón hacia abajo, apretándome el seno derecho. ¡Ay! —¡No te atrevas a venir aquí!

—Entonces date prisa. Mis huevos no esperan a nadie.

—Oh Dios mío —murmuré, poniéndome mi camisa. Me moví hacia el pasillo antes de que me diera cuenta de que tampoco me había lavado los dientes. Joe y sus huevos van a tener que esperar.

Cuando regresé a la cocina, tenía varios huevos en agua hirviendo, y un perfecto huevo frito encima de la sartén que había traído. Había encontrado la bolsa de queso rallado en mi nevera y lo estaba salpicando a través de los huevos.

El verlo en mi cocina me ponía nerviosa. Nudos se formaron bajo mi vientre cuando encontró fácilmente los platos y los cubiertos. Me crucé de brazos, arrastrando los pies de lado a lado.

—Joe, ¿por qué estás aquí?

—Ya te lo dije. —Deslizó los huevos en un plato y luego se dirigió con ellos al conjunto bistró que está contra la pared—. ¿Quieres tostadas? Espera. ¿Tienes pan? Si no es así, yo puedo…

—No. No necesito una tostada. —¡Se había apoderado del control completo de mi cocina!—. ¿No tienes a nadie más que molestar?

—Hay un montón de gente de mierda que podría recompensar con mi presencia, pero te elegí a ti.

Esta tenía que ser la mañana más extraña que jamás había tenido. Lo observé un momento más. Renunciando a sacarlo de mi apartamento, me senté en el sillón de gran altura, metiendo mis piernas contra mi pecho.

Cogí un tenedor. —Gracias.

—Elijo creer que quieres decir eso.

—¡Sí!

Me dedicó una sonrisa rápida. —Lo dudo por alguna razón.

Ahora me sentía como una total perra. —Aprecio los huevos. Estoy sorprendida de verte aquí… a las ocho de la mañana.

—Bueno, para ser honesto, tenía la intención de atraerte con mi pan de nuez y plátano, pero esa mierda no está ocurriendo ahora. Así que todo lo que me queda son mis deliciosos huevos.

Dio un mordisco a la delicia de queso. —Es muy bueno, pero no me estás cortejando.

—Oh, estoy cortejando. —Abrió la nevera y cogió una botella de jugo de naranja. Vertiéndolo en dos vasos, se sentó en frente de mí—. Es todo sobre el sigilo. Tú no te das cuenta todavía.

Dejando pasar eso sin conversación de victoria, seguí. —¿No estás comiendo?

—Lo estoy. Me gustan los huevos cocidos. —Joe hizo un gesto hacia la cocina mientras se sentaba en la silla enfrente de la mía. Puso la barbilla en el puño, y me concentré en mi plato. El hijo de puta parecía demasiado adorable y lindo—. Así que, _____ __(TA), soy todo tuyo.

Casi me atragantó con el trozo de huevo. —No te quiero.

—Es una pena —respondió, sonriendo—. Háblame de ti.

Oh infierno no, la mierda de conocerse no estaba sucediendo. — ¿Haces esto con frecuencia? ¿Sólo entras en los apartamentos de las chicas al azar y haces huevos?

—Bueno, no eres al azar, por lo que técnicamente no. —Se levantó y comprobó los huevos hirviendo—. Y podría ser conocido por sorprender a mujeres afortunadas de vez en cuando.

—¿En serio? Quiero decir, ¿haces esto normalmente?

Joe me miró por encima del hombro. —Con mis amigos, sí, y somos amigos, ¿cierto, _____?

Mi boca se abrió. ¿Éramos amigos? Supuse que sí, pero aun así. ¿Era esto normal? ¿O era simplemente Joe así de confiado? Hacía cosas como esta, porque sabía que podía, que nadie le haría irse. La mayoría de la gente probablemente no le gustaría que se fuera. Y yo podría haberlo sacado si realmente quisiera y esa era la verdad. Joe era el tipo de persona que probablemente estaba acostumbrado a conseguir lo que quería.

Al igual que Blaine.

Ese pensamiento revolvió los huevos en mi estómago y puse mi tenedor abajo. —Sí, somos amigos.

—¡Por fin! —gritó, haciéndome saltar un poco—. Has admitido finalmente que nos hemos hecho amigos. Ha tomado sólo una semana.

—Sólo nos hemos conocido durante una semana.

—Aun así tomó una semana —respondió, hurgando los huevos en el agua.

Empujé el último trozo restante de huevo alrededor de mi plato. — ¿Qué? ¿Normalmente te toma sólo una hora para que alguien se te declare mejores amigos para siempre?

—No. —Sacó los huevos, colocándolos en un recipiente. Al llegar a la mesa, se sentó de nuevo. Sus ojos se encontraron con los míos, y era difícil mantener esa mirada. Esos ojos eran realmente de un hermoso tono marron claro y nítido. El tipo de ojos en los que fácilmente podrías perderte mirando—. Por lo general me lleva unos cinco minutos antes de que nos hayamos movido al status de mejores amigos.

Una sonrisa se me escapó mientras negaba con la cabeza. — Entonces creo que soy la rara.

—Tal vez. —Sus pestañas bajaron cuando comenzó a pelar su huevo cocido.

Tomé un trago. —Supongo que es diferente para ti.

—¿Hmm?

—Apuesto a que hay chicas que cuelgan sobre ti. Decenas probablemente matarían por estar en mi lugar y aquí estoy yo, alérgica a tu pan.

Levantó la vista. —¿Por qué? ¿Debido a mi cercana perfección divina?

Una carcajada brotó de mí. —Yo no iría tan lejos.

Joe se rió y se encogió de hombros. —No lo sé. Realmente no pienso en ello.

—¿No piensas en eso?

—Nop. —Metió todo el maldito huevo en su boca. Dejando a un lado eso, tenía modales impecables en la mesa. Masticaba con la boca cerrada, limpiándose las manos en la servilleta, y no hablaba con la boca llena—. Sólo pienso en ello cuando realmente importa.

Nuestras miradas chocaron y mis mejillas se sonrojaron. Pasé mi dedo por el borde de mi vaso. —¿Así que eres un mujeriego reformado?

Hizo una pausa, el huevo a medio camino de su boca. —¿Qué te hace pensar eso?

—Escuché que eras un mujeriego en la secundaria.

—¿En serio? ¿A quién oíste decirlo?

—No es asunto tuyo.

Levantó una ceja. —Con esa boca tuya, no tienes muchos amigos, ¿verdad?

Me estremecí, porque esa era una suposición acertada. —No —me oí decir—. No era bastante popular en la secundaria.

Joe dejó su huevo en el plato y retrocedió. —Mierda. Lo siento. Eso fue una idiotez para decir.

Moví mi mano para despedir el pensamiento, pero cayó en picada.

Él me miraba a través de sus espesas pestañas. —Es difícil creer que no lo fueras. Puedes ser divertida y agradable cuando no estás insultándome y eres una chica linda. Eres realmente ardiente.

—Ah… gracias —me retorcí, manteniendo mi vaso pegado.

—Lo digo en serio. Dijiste que tus padres eran muy estrictos. ¿No te permitían pasar el rato en la secundaria? —Cuando asentí, el terminó el huevo que había dejado caer—. No te puedo imaginar no siendo popular en el instituto. Tienes el trío rockero lista, divertida y caliente.

—Yo no lo era. ¿Bien? —Dejé mi vaso sobre la mesa y empecé a tirar del cordón de mis pantaloncillos—. Era lo opuesto a popular.

Joe comenzó a pelar otro huevo. Me pregunte cuantos iba a comer. —Lo siento, _____. Eso… eso es una mierda. El instituto es un gran problema.

—Sí, lo es. —Me humedecí los labios con nerviosismo—. ¿Tenías muchos amigos?

Asintió.

—¿Todavía les hablas?

—A algunos. Ollie y yo fuimos juntos a la secundaria, pero pasó sus primeros dos años en WVU y se trasladó aquí.

Envolviendo mis brazos alrededor de mis piernas para no inquietarme, apoyé mi barbilla en mis rodillas. —¿Tienes hermanos o hermanas?

—Una hermana —respondió, levantando el último huevo. Una sonrisa genuina apareció—. Es más joven que yo. Acaba de cumplir dieciocho años. Se gradúa este año.

—¿Son cercanos? —No podía imaginar tener un hermano como Joe.

—Sí, somos cercanos. —Una oscura mirada cruzó su rostro y desapareció rápidamente, pero me dejó pensando si realmente eran tan cercanos—. Ella significa mucho para mí ¿Y tú? ¿Algún hermano mayor preocupado por las visitas y pateador de culos por aquí?

—No. Soy hija única. Tengo un primo más grande que yo, pero dudo que fuera a hacer eso.

—Ah, bueno. —Devorando el huevo, se recargó y se dio unas palmaditas en el estómago—. ¿De dónde eres?

Presioné mis labios juntos, tratando de decidir si debía mentir o no.

—Está bien. —Dejó caer el brazo de la parte posterior de la silla de metal—. Obviamente sabes de donde soy, si has oído hablar de mis actividades extracurriculares en la secundaria, pero voy a confirmarlo. Soy de la zona de Fort Hill. ¿Has oído de eso? Bueno, la mayoría de la gente nunca ha oído de Morgantown ¿Por qué no voy a WVU? Todo el mundo quiere saber eso. —Se encoje de hombros—. Sólo quería escapar, pero estar algo cerca de mi familia. Y sí, yo estaba… muy ocupado en la secundaria.

—¿Ya no lo estás? —pregunté, sin esperar realmente una respuesta, porque no era asunto mío, pero bueno, si él seguía hablando, yo no tenía que decir nada. Y estaba… interesada en saber un poco más de Joe, era fascinante en cierto modo. Era como todos los populares, chicos sexy de la secundaria, pero no era un imbécil. Sólo eso, le hizo merecedor de un estudio científico. También, era mejor que quedarme sola siendo acosada por las llamadas y correos electrónicos.

—Depende sobre quien preguntes —se echó a reír—. Sí, no lo sé. Cuando estaba en primero, los primeros meses, ¿entorno a todas las chicas mayores? Probablemente ponía más esfuerzo en ellas que en mis clases.

Sonreí, era fácil imaginar eso. —¿Pero ahora no?

Negó con la cabeza. —Así que, ¿de dónde?

Bien es evidente que su cambio a ex mujeriego no es algo de lo que quiera hablar. Visiones de un embarazo bailaron en mi cabeza. —Soy de Texas.

—¿Texas? —Se inclinó hacia adelante—. ¿En serio? No tienes acento.

—No nací en Texas, mi familia es de Ohio. Nos mudamos a Texas cuando tenía once años y nunca se me pegó ningún acento.

—¿De Texas al Virginia Oeste? Ese es un infierno de diferencia.

Desplegué mis piernas, me levanté y recogí mi plato y el cuenco. — Bueno vivía en la parte infernal del centro de Texas, pero aparte de eso, es un poco de lo mismo aquí.

—Debería limpiar. —Empezó a ponerse de pie—. Hice el desorden.

—No. —Le quité el cuenco donde estaban sus huevos—. Tú cocinas, yo limpio.

Cedió, cortando un poco frustrado el pan. Olía maravilloso. —¿Qué te hizo elegir este lugar?

Lavé los platos y el sartén antes de contestar a su pregunta. —Sólo quería alejarme, como tú.

—Sin embargo tiene que ser difícil,

—No. —Tomé la olla que usó para hervir los huevos—. Fue una decisión muy fácil de tomar.

Parecía sopesar mi respuesta mientras partía el pan. —Eres todo un enigma, _____ (TA).

Me apoyé en el mostrador, mis ojos ampliándose, mientras él comenzaba a partir el pan. —En realidad no. No tanto como tú.

—¿Cómo es eso?

Hice un gesto hacia él. —Además de comerte cuatro huevos duros, estás comiendo la mitad de un pan, y sigues luciendo como si pertenecieras a un anuncio de Bowflex.

Joe se veía absolutamente encantado de oír eso. —Me has estado mirando ¿verdad? ¿Entre tus insultos? Me siento como si fuera un caramelo sabor hombre.

Me eché a reír. —Cállate.

—Soy un niño en crecimiento.

Mis cejas se levantaron y Joe se rió. Cuando terminó la mitad del pan, habló un poco acerca de sus padres. Me dirigí de nuevo a la mesa y me senté, genuinamente interesada. Su padre tenía su propio bufete de abogados y su madre era médica. Eso significaba que Joe era de dinero, no del tipo a los que mis padres rodeaban, pero lo suficiente para pagar su renta. Era obvio que también era cercano a ellos, y lo envidiaba. Al crecer, lo único que deseaba era que mis padres quisieran estar cerca de mí, pero con los beneficios, el jet-set y todas las comidas, nunca estaban en casa, y después de todo lo que había pasado, las pocas veces que estaban ahí, ni siquiera querían mirarme.

—Así que, ¿vas a volar a Texas para las vacaciones de otoño o Acción de Gracias? —preguntó.

Solté un bufido. —Probablemente no.

Inclinó la cabeza a un lado. —¿Tienes otros planes?

Me encogí de hombros.

Joe abandonó el tema y era cerca de medio día cuando se fue. Se detuvo en mi puerta, se volvió hacia mí, moviendo el sartén y el pedazo de pan en sus manos —Así que, _____…

Pegué mi cadera contra el respaldo del sofá. —Así que, Joe…

—¿Qué estás haciendo el martes por la noche?

—No lo sé. —Bajé las cejas—. ¿Por qué?

—¿Qué tal si sales conmigo?

—Joseph —suspiré.

Se apoyó en el sillón. —¿Eso es un no?

—No.

—Bueno, eso es un no.

—Sí, lo es. —Me levanté del sillón y agarré la puerta—. Gracias por los huevos.

Joe se volteó centrándose en donde estoy parada. —¿Qué tal la noche del miércoles?

—Adiós Joe. —Cerré la puerta, sonriendo. Era completamente insoportable, pero al igual que anoche, estuvo a punto de provocar un milagro. Tal vez era el duelo verbal, pero fuera lo que fuera, me hacía actuar… normal. Al igual que antes.

Sip.

Después de bañarme, me paseé por el apartamento debatiéndome entre mensajear a Jacob o a Brittany para ver que estaban haciendo. Finalmente tiré mi celular en el sofá y agarré mi laptop. No pude evitar ver mi correo como siempre.

En mi carpeta de correo basura, había unos cuantos correos con aspecto sospechosos. Dos con mi nombre en el asunto. Después del último correo, aprendí mi lección y hacer clic en borrar traía cierta cantidad de alegría.

La verdad era raro que me llegaran correos ahora. Mientras estaba en la secundaria, había sido una cosa. Había estado rodeada de los chicos, pero ahora, después de que todos se fueran a la universidad. Algo no estaba bien. ¿No tienen nada mejor que hacer? Dudaba que fuera Blaine, porque tan retorcido como era, se quedó lejos de mí. ¿Y la llamada telefónica? Me negué a cambiar mi número. Volver a lo de antes, tres o cuatro llamadas al día, fui a través de una serie de cambios de número y aun así lo averiguaban.

Sacudiendo mi cabeza, hice clic en mi bandeja de entrada y encontré otro correo de mi primo. ¿En serio? Estuve tentada a no hacer clic, pero la estupidez me llamó.

"_____:

Realmente necesito hablar contigo lo antes posible. Llámame cuando sea. Es muy importante. Llámame. David."

Mi dedo se cernió sobre el tapete.

Eliminar.


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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 13th 2014, 18:45

q habra pasado ___?
no entiendo mucho aun
bueno, siguela
esta genial
y me alegro q joe no pierda esperanza
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CristalJB_kjn
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 14th 2014, 16:05

OMJ
no puedo creerlo esta
súper hemosionante la nove
la amo!!! Very Happy
spero que estes de lo mejor
y que hayas tenido un buen
fin de semana.
bn me despido
espero con ansias el siguiente
capitulo bye!
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 14th 2014, 17:01

Al parecer a ustedes les gusta las novelas en las que ya empiezan directo con la parte hot, como la anterior, pero esta novela se llama WAIT FOR YOU, asi que ya entienden por qué. realmente es una linda novela, y me gustaria que no me abandonaran en esta, la proxima novela que subire. si tendra muchas partes hot y bien hot, pero quiero terminar esta primero antes de subir la otra, asi que espero sus comentarios.
Gracias a las que continuan conmigo. besos Smile

______________

Wait for you

Capitulo 10


Durante el próximo par de semanas y cuando el verano finalmente disminuyó, una especie de rutina extraña comenzó a ocurrir. De lunes a viernes, me levantaba e iba a clase. Con cada día que pasaba, comencé a esperar con impaciencia astronomía.

No tanto porque nunca sabía lo que el profesor Drage iba a decir o lo que iba a llevar. Hace unos días, había estado usando un par de jeans gastados y una camisa hippie. Creo que me enfoqué en eso más que otra cosa. Pero con el profesor pantalones locos a un lado, era un determinado compañero de clase el que hacía que los cincuenta minutos fueran malditamente entretenidos.

Entre los comentarios al margen de Joe durante la conferencia de Drage y su conocimiento sorprendentemente exacto sobre sistemas solares, huir de astronomía el primer día realmente había terminado por dar sus frutos en el largo plazo. Con Joe como mi compañero de equipo y de asiento, no había manera de que faltaría a la clase.

Pasé el almuerzo tres días a la semana con Jacob y Brittany, e incluso fui a uno de los partidos de fútbol con ellos. A las fiestas todavía no iba, algo que ninguno realmente podía entender, pero no me abandonaron. Dos veces a la semana, se juntaban en mi casa. No podía estudiar mucho, pero no me quejaba. Me gustaba cuando venían. Bueno, gustar no era una palabra lo suficientemente fuerte. Eran fantásticos y había pasado demasiado tiempo desde que tuve amigos como ellos, a quienes no parecía importarle cuando actuaba como una loca, lo que era bastante.

Por lo menos dos veces a la semana, rechacé a Joe.

Dos veces. A la. Semana.

Fue hasta el punto de que en cierto modo esperaba con interés la forma en que iba a deslizarse en la conversación. El muchacho era implacable, pero era más que una broma entre nosotros que cualquier otra cosa. Por lo menos en mi opinión.

También comencé a esperar ansiosa los domingos.

Cada mañana desde la primera vez, Joe se presentaba en mi puerta a todo tipo de horas impías con huevos y algo que había horneado. El segundo domingo, fue magdalena de arándanos. El tercer domingo fue pan de calabaza —de una caja, había admitido. El cuarto y quinto domingo, fue pastel de fresa y brownies.

Los brownies por la mañana eran la mierda. La cosa realmente era... buena, con la excepción del correo electrónico y teléfono. Al menos una vez a la semana, recibiría una LLAMADA DESCONOCIDA. Borré los mensajes y correos electrónicos sin abrirlos. Había por lo menos quince correos electrónicos sin leer de mi primo. Uno de estos días iba a leerlos, pero no fui capaz de hacer eso o llamar a mis padres.

No me habían llamado, así que no veía el punto.

A principios de octubre, era más feliz de lo que había sido en mucho tiempo. El olor del otoño, algo que había perdido cuando vivía en Texas, estaba en el aire, las mangas largas podían ser llevadas sin parecer un raro, y estudiar para los trimestrales durante el almuerzo incluía M&Ms y Skittles.

—¿Puede alguien por favor decirme donde está Croacia en este mapa? —gimió Jacob—. ¿Hay como una canción que de alguna manera pueda recordarme esto?

—Hungría, Eslovenia, Bosnia —le dije, señalando el mapa de Europa—. Y luego está Serbia.

Jacob me miró. —Maldita perra sabelotodo.

Reventé un Skittle rojo en la boca. —Lo siento.

—¿Puedes imaginar una canción con esos nombres? —Brit mezcló sus papas fritas con mayonesa.

—Eso es muy asqueroso —murmuró Jacob.

Se encogió de hombros. —Es muy rico.

—En realidad, voy a sacar un nerd en ti, así que prepárate. —Agarré un M&M y lo sostuve delante de Jacob. Sus ojos se abrieron como un cachorro a punto de conseguir un premio—. Con la excepción de Hungría, todos los países próximos a Croacia terminan en a. Todos suenan igual. Piensa en ello de esta manera.

Sus ojos se estrecharon. —Eso no sirvió de nada.

Suspiré. —¿Quieres una canción?

—Sí. —Se paró en nuestra mesa, en el centro del Refugio de Ram, y gritó—: ¡Sí! ¡Quiero una canción!

—Guau.

Levantó las manos cuando varios estudiantes se giraron en sus asientos. —¿Qué? ¿Qué? —Se volvió hacia mí—. ¿Eso fue un poco demasiado?

—Sí —le dije—. Definitivamente demasiado.

Brit puso su frente sobre su libro de texto. —En serio —se quejó—. No puedo creer que nos haga trazar un mapa de Europa en nuestro trimestral.

Pensé que había dejado esa mierda atrás en el instituto.

—Dame una canción, nerd —demandó Jacob.

—Oh, Dios mío, eres ridículo. —Sacudiendo la cabeza, puse mis manos sobre la mesa—. Está bien. Aquí tienes. Hungría en lo más alto a la izquierda, lo más alto a la izquierda, Serbia en lo más bajo a la izquierda, lo más bajo a la izquierda. Bosnia en el fondo, en el fondo. Eslovenia en la cima, en la cima. ¿Y dónde está Croacia?

—¿Dónde? ¿Dónde? —cantó Jacob.

—¡Está al lado del Mar Adriático, frente a Italia!

Jacob saltó inmediatamente. —¡Otra vez! ¡Otra vez!

Fui a través de la canción dos veces más, mientras que Brit se quedó boquiabierta ante nosotros. Para cuando Jacob sacó su pluma y comenzó a garabatear países en todo el mapa, mi cara era la sombra de un tomate, pero me reía como una hiena.

Y acertó todo el mapa, con la excepción de Francia, que lo puso donde se supone que está el Reino Unido, pero creo que sólo me estaba probando, porque en serio.

Lancé un M&M en su boca. Rebotó en el labio inferior. Cuando volví a lanzar, lo metí en su boca. Tragó y salió disparado hacia adelante, bajando la cara junto a la mía. —¿Adivina qué?

—¿Qué? —Me incliné hacia atrás.

Parpadeó dos veces. —Aquí viene tu novio.

Mirando por encima de mi hombro, vi a Joe entrar en el Refugio, no con una chica, sino con una a cada lado de él, mirándolo como si fuera el último chico elegible y caliente en el campus. Puse los ojos en Jacob. —No es mi novio.

—Chica, tienes competencia. —Jacob cruzó los brazos sobre la mesa—. Esa es Sally y Susan beta, delta, fiesta-sigma-chi-resaca.

Brit frunció el ceño. —Eso ni siquiera se acerca a un nombre de hermandad.

—Lo que sea.

—No es una competencia, porque no es así entre nosotros. — Lentamente, por supuesto, miré por encima de mi hombro. El trío se había detenido en los sofás. Joe prestaba atención a lo que las dos chicas le decían. Una de las chicas, la rubia, tenía su mano en su pecho y la movía en círculos diminutos. Mis ojos se estrecharon. ¿Estaba dándole un examen a su pecho? Me volví hacia Jacob.
Arqueó las cejas.

—Pueden tenerlo —le dije, lanzando tres Skittles en mi boca.

—No los entiendo a ustedes dos —dijo Brit, cerrando su libro. El tiempo de estudio había terminado—. Se ven casi todos los días, ¿no?

Asentí.

—Viene todos los domingos y te hace el desayuno, ¿no? —agregó.

Jacob me mostró el dedo medio. —Te odio por eso.

—Sí, lo hace, pero no es así. —Gracias a Dios que nunca les hablé sobre él invitándome a salir porque nunca oiría el final de la misma entonces—. Miren, somos amigos. Eso es todo.

—¿Eres gay? —demandó Jacob.

—¿Qué?

—Mira, soy la última persona para juzgar tu preferencia sexual. Quiero decir, vamos. —Hizo un gesto con los pulgares hacia él—. ¿Así que eres gay?

—No —le dije—. No soy gay.

—Yo tampoco, pero sería gay por ti. —Brit sonrió.

—Gracias —me reí—. Sería gay por ti también.

—Qué lindo —dijo Jacob—. No es el punto. Está bien, el condenado espécimen de hombre está todo sobre ti. Oh mi Dios, las abandonó y está viniendo hacia aquí.

Mi estómago se anudó y le recé a Dios, Shiva y Zeus que Jacob no dijera nada que me dieran ganas de matarlo después.

—Maldita sea —dijo Jacob, sacudiendo la cabeza—. Hace que esos jeans parezcan haber sido moldeados para adaptarse a su… ¡Hola, Joseph! ¿Cómo te va?

Cerré los ojos.

—Hola, Jacob. Brittany. —Joe se dejó caer en el asiento a mi lado y dio un codazo a mi brazo—. ____.

—Hola —murmuré, muy consciente de Jacob y Brittany mirándonos.

Cerré mi libro y lo metí en el bolso—. ¿Qué estás haciendo?

—Oh, ya sabes, travesuras y caos —respondió.

—Eso me recuerda a Harry Potter —dijo Brit, suspirando—. Necesito una re-lectura.

Todos nos volvimos hacia ella. Dos puntos brillantes aparecieron en sus mejillas mientras se echaba hacia atrás el pelo rubio.

—¿Qué? No me avergüenza admitir que cosas al azar me recuerdan a Harry Potter.

—Ese tipo de allí me recuerda a Snape —dijo Joe, señalando con la barbilla a la mesa detrás de nosotros—. Así que lo entiendo.

El tipo con el pelo negro azabache se veía más o menos como Snape.

—De todos modos, ¿qué están haciendo? —Joe se movió y su pierna descansó contra la mía. Tragué saliva—. ¿Jugar con M&Ms y Skittles?

—Sí y estamos estudiando para nuestro trimestral de historia para la próxima semana. Tenemos que trazar Europa —explicó Jacob.

—Ouch. —Joe me golpeó con su pierna.

Golpeé su pierna de regreso.

—Pero _____, maravillosa, _____... —Jacob me miró, su sonrisa extendiéndose, y mis ojos se estrecharon—. Nos ha estado ayudando a estudiar.

—Sí —dijo Brit.

Joe me envió una mirada de reojo y me deslicé lejos de él.

Poniendo la barbilla en la mano, Jacob sonrió a Joe. —Antes de que empezáramos a estudiar, le estaba diciendo a _____ que debe llevar el color verde más a menudo. La hace lucir sexy con su pelo.

Mi boca se abrió. No había dicho eso sobre el estúpido cárdigan que llevaba puesto.

—¿Te gusta el color verde en ella, Joseph? —preguntó Brit.

Oh Dios mío.

Joe se volvió hacia mí, con los ojos marrones tan profundos. —El color se ve muy bien con ella, pero se ve hermosa todos los días.

El calor se deslizó por mis mejillas mientras dejaba escapar un suspiro bajo.

—¿Hermosa? —repitió Brit.

—Hermosa —repitió Joe, reclamando la corta distancia que había logrado poner entre nosotros. Le dio un golpe a mi rodilla—. ¿Así que ustedes aprendieron algo del estudio?

Dejé escapar el aliento. —Creo que lo tenemos.

—Gracias a ti. —Jacob miró a Brit, y mi estómago cayó—. _____ inventó esta canción para ayudarme a recordar donde estaban los países.

Oh no.

—Cántale tu canción. —Brit me dio un codazo tan fuerte que reboté en contra de Joe y de regreso.

El interés despertó en los ojos de Joe. —¿Qué canción?

—No estoy cantando esa canción otra vez.

Jacob sonrió hacia Joe. —Es la canción de Croacia.

Le lancé una mirada asesina.

Joe se rió. —¿La canción de Croacia? ¿Qué?

—No —dije de nuevo—. No estoy cantando de nuevo. Ese no es mi talento.

—¿Qué clase de talentos tienes? —preguntó Joe, y cuando lo miré, quedé colgada en la línea de corte de su mandíbula, de la forma en que su pelo rozaba la sien. ¿Qué demonios? Joe estaba mirándome, con las cejas arqueadas—. ¿_____?

—Dile —engatusó Jacob.

Brit asintió. —Los talentos son divertidos.

—Pueden serlo. —La mirada de Joe cayó y contuve el aliento. Se inclinó y no había más que una o dos pulgadas separando nuestras bocas. Oí el jadeo audible de Jacob—. Dime cuáles son sus talentos, cariño.

—Cariño —murmuró Jacob con un suave suspiro.

—Bailar —espeté—. Yo bailaba. Solía bailar.

La curiosidad llenó la cara de Joe. —¿Qué clase de baile?

—No lo sé. —Agarré la bolsa de Skittles y tiré el resto de ellos en mi palma—. Ballet, jazz, tap, contemporáneo, ese tipo de cosas.

—No jodas —exclamó Jacob—. Yo hice tap cuando tenía seis años, durante un mes y luego decidí que quería ser bombero o algo así. Esa mierda fue difícil.

Brit sonrió. —Traté de bailar y descubrí que no tenía ninguna gracia más allá de la coordinación o sacudir el culo. ¿Eras buena en ello?

Me encogí de hombros, incómoda. —Tomé clases durante unos diez años, hice algunos concursos y un montón de conciertos.

—¡Entonces eras buena! —dijo Brit—. Apuesto a que hacías todos esos giros locos y piruetas.

Solía ser capaz de hacer un montón de ellas y era increíblemente flexible, pero en lo que era realmente buena, había sido en los giros —los fouette tour— sin duda la más difícil serie de giros en el ballet. Joe había estado en silencio durante unos momentos, una cosa muy extraña.

—Mi hermana bailó desde que tenía alrededor de cinco años. Aún lo hace. Creo que habría lastimado a alguien si la hacían detenerse.

Empujando el resto de los Skittles en mi boca, asentí. —La danza puede ser adictiva si te gusta.

—O si eres buena en eso —intervino Brit.

Joe me golpeó con el hombro. —¿Por qué lo dejaste?

Me encantaba bailar, amaba cada parte de ello. La formación, el ensayo y sobre todo la anticipación que conduce hasta el momento en que salías al escenario. Nada se sentía como ese momento en el que esperabas en un costado para que tu nombre sea llamado, el primer aliento que tomabas cuando pisabas el centro del escenario y entrabas bajo las luces brillantes. El momento de tranquilidad cuando cerrabas tus ojos mientras esperabas a que la música empezara, sabiendo que todo el mundo estaba centrado en ti.

Encogiéndome de hombros, agarré lo que quedaba de M&Ms. — Supongo que me cansé de ello —dije finalmente. La mentira era grande.

No me cansé de bailar. Lo extrañaba más que nada, pero no podía soportar que la gente me mire—. ¿Tu hermana ha hecho competiciones?

Asintió. —Ha viajado por todos lados y pasó el verano en la Escuela de Ballet Joffrey por una beca.

—Mierda —jadeé, con los ojos muy abiertos—. Debe ser muy buena.

Joe sonrió con orgullo. —Lo es.

La envidia creció como un cáncer, profundo e invasivo. Podría haber sido yo bailando en uno de los centros de educación más conocidos en el mundo. Debería haber sido yo, pero no lo fui y tenía que lidiar con eso.

La conversación sólo se vino abajo después de eso, al menos para mí. Joe conversó con Brit y Jacob mientras estaba perdida en mis pensamientos hasta que llegó el momento de ir a clase. Hice planes para otra sesión de estudio y luego me despedí.

Joe me siguió fuera a la luz del sol y la brisa constante y fresca, que advertía que el clima más frío estaba bien en su camino. No dijo nada mientras caminábamos hacia Knutti Hall. A veces hacía eso, y nunca sabía o podía comenzar a especular sobre lo que podría estar pensando en esos momentos de tranquilidad.

Fue en ese momento, mientras cruzábamos la calle llena de gente y saludó a un grupo de pie en frente del Centro Byrd, que me di cuenta de lo diferente que era a cuando lo vi con las dos chicas anteriores. Eso me molestó y no sé por qué me importaba.

—¿Estás bien? —preguntó cuándo nos detuvimos en los bancos frente a Knutti Hall.

Lo miré a los ojos. —Sí, estoy bien. ¿Tú?

Me dio una sonrisa con los labios apretados y asintió. —¿Todavía seguimos con lo de mañana por la noche?

—¿Mañana por la noche? ¡Oh! La asignación de astronomía. — Como parte de nuestro examen trimestral, Drage nos hacía trabajar en equipo para utilizar el Centro de Observación. Teníamos que entregar nuestras imágenes el miércoles siguiente—. Sí, está bien por mí.

—Bien. —Joe se alejó—. Nos vemos luego.

Comencé a girar, pero me detuve cuando se me ocurrió algo. — ¿Joe?

—¿Sí?

—¿Qué hacías en el Refugio? ¿No tienes normalmente clases, como en este momento?

Sus labios se curvaron hacia arriba y ese maldito hoyuelo apareció. Cuando sonreía así, se sentía como si un globo de repente se hubiera inflado en mi pecho.

—Sí, normalmente tengo clases en este momento — dijo, los ojos de un sorprendente marron claro—. Pero quería verte.

Las palabras me dejaron mientras lo miraba darse la vuelta y ponerse en camino, yendo en la dirección opuesta de mi edificio. Estuve de pie allí durante un momento y luego me di la vuelta. No podía detener la sonrisa que dividía mis labios y permaneció.

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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 14th 2014, 20:42

wow
q tierno
solo qria verla
pero no con dos chicas...
ni q fuera quien
siguela
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CristalJB_kjn
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 14th 2014, 21:52

Omj sta genial nena sabes que amo.tus noves a mi me gustan de todo tipo
de nobelaas asi que jajajaaja sube pronto:)
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 16th 2014, 17:32

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Capitulo 11


—¿Estás seguro de que sabes cómo usar esta cosa? —pregunté, mirando el telescopio.

Joe me disparó una mirada sobre su hombro. —¿Qué? ¿Tú no?

—Nop.

—¿No estabas poniendo atención en clases cuando Drage habló sobre esto y las cámaras de imagen?

Crucé los brazos. —Tú estabas dibujando el elenco de Duck Dynasty cuando él hablaba sobre eso.

Se rió mientras se volvía hacia el telescopio y comenzó a ajustar las perillas y botones y otras cosas que yo no podía recordar.

—Estaba escuchando.

—Uh-huh. —Me acerqué, usando su cuerpo como un escudo contra el viento fresco que batía por el techo del Centro Byrd—. En realidad eres un artista muy bueno.

—Lo sé.

Rodé mis ojos, pero él en verdad lo era. Los bocetos eran perturbadoramente realistas, justo debajo de las barbas.

Se agachó, moviendo una palanca. —He usado un telescopio una o dos veces en mi vida.

—Eso es desatinado.

—De acuerdo. Lo usé cuando tuve clase previamente —se corrigió, dándome una rápida sonrisa mientras se enderezaba. Inclinando su cabeza hacia atrás, revisó el cielo oscuro—. Hombre, no sé si seremos capaces de conseguir mucho antes de que esas nubes se acerquen.

Siguiendo su mirada, hice una mueca. Nubes intensas y tumultuosas oscurecían la mayor parte del cielo nocturno. Había un ambiente húmedo en el aire, un olor a lluvia. —Bueno, es mejor darnos prisa entonces.

—Mandona —murmuró.

Sonreí.

—Ven aquí y te enseñaré cómo usar esto. —Dio un paso atrás, y con un suspiro, tomé su lugar—. ¿Vas a poner atención?

—No realmente —admití.

—Al menos eres honesta. —Joe se inclinó a mí alrededor, poniendo sus dedos en el telescopio. Su brazo rozaba el mío, y no me importaba. Él realmente estaba bloqueando el viento ahora—. Este es Philips ToUcam Pro II. —Señaló a la cosa plateada que me recordaba una cámara web—. Se conecta al telescopio. Con estos ajustes deberías ser capaz de tener una clara imagen de Saturno. Presiona esto y capturará una imagen.

—De acuerdo. —Peiné mi cabello hacia atrás—. No creo que se suponga que debamos conseguir una imagen de Saturno.

—Huh. —Se detuvo—. Oye.

—¿Oye qué?

—Sal conmigo.

—Cállate. —Sonriendo, me incliné hacia delante, presionando mi ojo al telescopio. Y todo lo que vi era completamente negro. La astronomía me odiaba—. No veo nada.

—Eso es porque no he quitado el lente. —Joe se río.

Tiré de mi codo hacia atrás. Se conectó con su estómago, lo cual era equivalente a golpear una pared. —Imbécil.

Aún riendo, se estiró para alcanzar el lente. Joe podría haberse movido, porque yo estaba en su camino, pero no lo hizo. Su frente entero empujó contra mi espalda, y me quedé quieta, cerrando mis ojos.

—¿Qué? —preguntó.

—Habría sido más fácil para ti sólo ir al otro lado y hacer eso — señalé.

—Cierto. —Bajó la cabeza para que sus labios estuvieran al lado de mi oreja—. Pero, ¿qué diversión tendría eso?

Un escalofrío corrió por mis hombros en mi contra. —Ve a divertirte tú solo.

—Bueno, eso realmente no es divertido —dijo—. Trata de nuevo.

Tomando una respiración profunda, presioné mi ojo de nuevo y maldita sea, lo vi. El planeta estaba un poco borroso, pero el débil tono café era visible, al igual que los anillos. —Guau.

—¿Lo ves?

Me aparté. —Sí, eso es muy genial. Nunca había visto un planeta en la vida real. Quiero decir, tomar el tiempo para hacerlo. Es genial.

—Yo también lo creo. —Miró lejos cuando cogió un mechón de mi cabello, quitándolo de mi cara—. ¿Qué se supone que debemos estar mirando?

—Sagitario y luego la constelación de la Tetera y su humo, lo que sea…

Una enorme y fría gota de lluvia salpicó mi frente. Salté hacia atrás, golpeando a Joe. —Oh mierda.

Otra enorme gota de lluvia golpeó mi nariz y chillé. Mis ojos encontraron los de Joe. Maldijo y tomó mi mano. Comenzamos a correr por el techo, nuestros zapatos resbalando en la superficie mojada. Casi habíamos llegado a la puerta cuando el cielo se abrió y lluvia fría caía, mojándonos en segundos.

Él soltó una carcajada mientras yo gritaba. —Oh Dios mío —grité—. Es tan malditamente frío.

Deteniéndose abruptamente, se volvió y tiró de mí contra él. Mis ojos se abrieron cuando estaba de repente e inesperadamente sonrojada contra su duro pecho. Mi cabeza se alzó y nuestras miradas se encontraron. La lluvia corría sobre nosotros, pero en un segundo, no sentí nada.

Sonrió. Esa fue su única advertencia.

Pasando un brazo alrededor de mí cintura, lo metió y me levantó, poniéndome por encima de su hombro. Grité de nuevo, pero el sonido se perdió en su risa.

—Estabas corriendo muy lento —gritó a través de la lluvia.

Agarré la parte posterior de su sudadera. —Bájame, hijo de…

—¡Espera! —Riendo, corrió hacia la puerta, su brazo sujetando mis caderas, sosteniéndome en mi lugar.

Un par de veces se resbaló en los charcos que se formaban, y mi corazón se cayó. Fácilmente pude ver mi cráneo quebrándose. Cada paso me asustaba, causando pequeños gruñidos que escapaban en medio de mis continuas amenazas de hacerle daño físico.

Él las ignoraba o sólo se reía.

Joe patinó hasta detenerse y abrió la puerta. Agachándose, entró en el seco y ligeramente cálido descanso de las escaleras. Aún riéndose, agarró mis caderas. Estaba preparada para ir sobre él al momento en que me dejara ir, pero mientras me bajaba a mis pies, mi cuerpo se deslizó por el suyo, centímetro a centímetro. Debió haber sido nuestra ropa mojada, porque la fricción que se produjo causó que el aire se saliera de mis pulmones.

Sus manos aún estaban en mis caderas, el toque ardiente a través de mis vaqueros. Y me miraba fijamente, el color de sus ojos se oscureció en un azul profundo e intenso que era apasionante y devastador. Esos labios suyos perfectamente formados se abrieron y su cálido aliento, era ligeramente mentolado.

Mi frente entero estaba presionado contra el suyo. La sensación explotó en varias partes de mi cuerpo; profundo en mi estómago, mis músculos se enrollaron, las puntas de mis pechos se apretaron, y mis muslos cosquillearon. Mis manos estaban presionadas en su pecho y no estaba segura de cómo pasó eso. No recordaba haberlas puesto allí, pero allí estaban. Y su corazón latía contra mi palma, un golpe constante que igualaba el mío.

Una mano se deslizó a mi lado, dejando detrás un subidón de escalofríos desconocido. Respiré entrecortadamente cuando sus dedos se arrastraron por mi mejilla, colocando los mechones de cabello mojado detrás de mi oreja.

—Estás mojada —dijo, su voz más profunda de lo normal.

Con la boca seca, tragué. —Tú también.

Su mano se quedó, dedos extendidos así que su pulgar estaba contra mi mejilla. Hizo pequeños y despreocupados círculos en mi piel. — Creo que vamos a tener que intentar esto otra noche.

—Sí —susurré, luchando contra el impulso de cerrar mis ojos y apoyarme en su toque.

—Tal vez debimos haber revisado el clima primero —dijo Joe, y tuve que sonreír ante eso.

Luego se movió sólo una fracción de pulgada. Un ligero movimiento que de alguna manera nos trajo aún más cerca, cadera con cadera. Un estremecimiento sacudió su camino por mi espalda. La consciencia de mi cuerpo y el suyo, todo era abrumador. Estaba respondiendo a él de una manera instintiva, de una manera a la que no estaba para nada acostumbrada.

Mi cuerpo sabía qué hacer, lo que quería, a pesar de que mi cerebro disparaba tantas advertencias, me sentía como Seguridad Nacional durante un Código Rojo. Me eché hacia atrás, rompiendo el contacto. Mi respiración entraba y salía en ráfagas cortas mientras seguía dando marcha atrás, golpeando la pared detrás de mí. Mojada, con la ropa fría y estaba demasiado caliente. Quemándome. Mi voz sonaba extraña cuando hablé—: Creo que… deberíamos terminar por hoy.

Joe se inclinó hacia atrás, apoyando su cabeza contra la pared de enfrente, con las piernas ligeramente separadas. Todo en él parecía tenso y tirante. —Sí, deberíamos.

Ninguno de los dos se movió durante un minuto, y cuando lo hicimos, fue en silencio mientras nos dirigíamos hacia abajo y hacia su camioneta. Lo que sea que había pasado entre nosotros se quedó en un silencio tajante y para cuando llegamos a nuestro edificio, la ansiedad se había apilado en la boca de mi estómago, borrando los pocos momentos en el descanso de la escalera, cuando había sido nada más que sensación en lugar de pensamiento.

Con los músculos tensos, me bajé de su camioneta y corrí bajo el toldo de nuestro edificio. Joe estaba detrás de mí, sacudiéndose la lluvia fuera de su cabello. Rondé en la parte inferior de las escaleras, con los dedos girando alrededor de mis llaves. Necesitaba decir algo. Necesitaba de alguna manera hacer que todo esto desapareciera, porque no quería que nuestra amistad fuera tensa o que cambiara.

Lo descubrí entonces y un movimiento sinuoso empezó en mi estómago. No quería perder a Joe.

En el último mes y semanas, se había convertido en una parte intrínseca de mi vida, metiéndose él mismo dentro de cada uno de mis días, si las cosas iban a cambiar…

Pero no sabía qué decir, porque no sabía qué había pasado en las escaleras. Mi corazón latía a un ritmo escalofriante mientras dio un paso y luego se detuvo, volviéndose hacia mí.

—Sal conmigo —pidió, pasándose una mano por su cabello mojado, empujándolo fuera de su rostro.

—No —susurré.

Y luego el hoyuelo apareció en su mejilla, solté la respiración que estaba aguantando. Comenzó a subir las escaleras. —Siempre hay un mañana.

Lo seguí. —Mañana no va a cambiar nada.

—Ya veremos.

—No hay nada que ver. Estás perdiendo el tiempo.

—Cuando se trata de ti, nunca es una pérdida de tiempo — respondió.

Dado que su espalda estaba ante mí, no vio mi sonrisa. Me relajé. Me calenté. Las cosas eran normales de nuevo y con Joe, todo estaría bien.

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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 16th 2014, 18:26

dios... pense q se besarian
pero bueno...
ni modo....
como me dijo una amiga...
las cosas buenas se hacen esperar
y en tu novela, no puede hacer la excepcion
jejeje siguela
sta hermosa
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 16th 2014, 22:08

Woooooo
espero que pronto pase lo que
sucedio con ella
para que haya tenido q huir de
su estado
sube mas porfis bn me despido cuidate tqm
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 17th 2014, 17:14

Wait for you

Capitulo 12


Veinticinco correos electrónicos de mi primo, que van desde finales de agosto, hasta el 14 de octubre. Eso era absolutamente ridículo. Esperé hasta después de medios tiempos antes de someterme a mí misma innecesariamente a lo que el cabrón estaba seguro que ocurriría cuando abriera uno de esos. Parte de mí quería borrarlos. ¿Cuál era el punto en leer los correos? La misma mierda, distinto día. Pero me recosté en la silla de mi escritorio, exhalando fuerte y desagradablemente.

Me dije a mí misma que los leería el lunes. No lo hice. Me dije que los leería el martes. Nop, no pasó. Hoy es miércoles, seis de la mañana del infierno, y estuve mirando mi bandeja de entrada por treinta minutos.

David tenía la edad de Blaine para el momento en que todo se arruinó. Era tres años más grande que yo—diecisiete. Él era amigo de Blaine, pero no estuvo en la fiesta. Después de todo lo que pasó—la verdad, la verdad, el acuerdo entre los padres, y las mentiras subsiguientes y la tormenta de mierda sin parar en la que se había convertido mi vida, David sabía sobre el acuerdo, pero creía lo mismo que todos los demás. Que tenía un caso loco de remordimiento del comprador.

Pero David había dejado de ser amigo de Blaine, porque para mi primo, si no le hubiera dicho la verdad desde el principio, no le había importado. Todo había sido tan desagradable para David. No lo había hecho un poco más simpático para mí por los últimos cinco años.

Desplazándome hasta el primer correo sin leer que se remonta a finales de agosto. Negué con la cabeza y lo abrí. Inmediatamente. Rodé mis ojos. No podía haber sido tan importante, porque pensarías que uno de ellos podría haber levantado el teléfono y llamarme si lo hubiera sido. Aunque, esa era mi familia. Cada uno de ellos se sentía como si no debieran levantar el teléfono. Estaban muy ocupados para eso, tan importante. Incluso mi primo, quien aparentemente tiene una mierda de tiempo para enviar correos electrónicos.

Ese lo borré.

Pasé al siguiente.

La misma cosa, pero había un par de oraciones más. Algo que ver con una chica de la escuela. Molly Simmons. Era un año más chica que yo y por supuesto no era amiga de esa niña. No podía ni siquiera recordar como lucía. David necesitaba hablarme sobre ella. ¿Está él, como, saliendo con ella y casándose? Si era eso, me sorprendía que me lo dejara saber. Esa es una boda a la que probablemente no asista.

Borré ese correo y estaba por pasar al siguiente cuando mi celular trinó. Dejando caer mis pies en el suelo, lo levanté. Era un mensaje de texto de Britany, quería saber si me encontraría con ella para un café antes de mi clase de astronomía. Le envié un mensaje rápido, diciéndole que sí. Cerrando mi portátil, salté, decidiendo que un café con Brit era millones de veces mejor que pasar por el montón de sentimentalismo de mi correo electrónico

****

En el almuerzo, Jacob actuaba como un conejo chiflado porque no teníamos clases el jueves o viernes debido a las vacaciones de otoño. Él y Britt estaban emocionados por volver a casa. Me sentía feliz por ellos, pero también un poco decepcionada. Un fin de semana de cuatro días era de lo que estaba hecha la vida de los estudiantes universitarios, pero para mí, significaban cuatro días de hacer absolutamente nada más que rebotar por las paredes y convertirme en nerd por leer para mis próximas clases. Pero su humor era contagioso y me encontré a mí misma riendo de como Jacob trataba de convencer a un chico de otra mesa de que si un zombie muerde a un vampiro se convertiría en un zombie-vampiro mientras que el otro chico estaba convencido que se convertirían en un vampiro- zombie. Brit parecía que estuviera esperando a que un zombie se estrellara a través del Refugio y mordiera a todos.

—Así que ¿qué harás por las vacaciones? —preguntó ella.

—Sólo quedarme aquí —dije, y luego añadí mi excusa ya hecha—. Es muy lejos como para viajar por cuatro días.

—Comprensible. —Cogió una servilleta enrollada y lo arrojó a la espalda de Jacob, pero él estaba muy metido en su zombie/fetiche vampiro—. Me voy hoy después de mis clases. —Apoyó su cabeza en mi hombro—. Te voy a extrañar.

—Yo también.

—Vas a estar desolada sin mí.

—Lo sé.

Se sentó derecha, sus ojos brillando con entusiasmo —Tú sabes, siempre podrías venir a casa conmigo.

—Oh, Brit… —Quería abrazar a la chica o llorar. La oferta significaba seriamente mucho para mí—. Gracias, pero es tu tiempo con tu familia y esas cosas.

—Bueno, piensa sobre ello. Si cambias de opinión entre ahora y las tres, envíame un texto y te buscaré rápidamente. —Tomó un trago de su soda—. ¿Qué hará Joseph? ¿Irá a casa?

Buena pregunta. Antes de que pudiera responder, Jacob se volvió como si alguien hubiese gritado su nombre. —¿Qué hay con mi esposo de fantasía?

Brit se rió. —Le preguntaba a _____ si él irá a casa por las vacaciones.

—¿Irá? —preguntó él.

Tirando mi pelo hacia atrás, me encogí de hombros. —No lo sé.

Las cejas de Jacob bajaron —¿A qué te refieres con que no lo sabes?

—Um, sólo no lo sé. No me lo ha dicho.

Ambos intercambiaron una mirada y Brit dijo—: Estoy un poco sorprendida de que no haya dicho nada sobre eso.

La confusión se levantó. —¿Por qué estás confundida?

Jacob me disparó una mirada que decía duh. —Ustedes parecen estar pegados por las caderas…

—No, no lo estamos. —Fruncí el ceño. ¿Lo estábamos?—. No.

—Está bien ¿necesito hacer una lista de cuan seguido están juntos? —Jacob levantó las cejas—. Creo que sería seguro asumir que sabías de sus planes y el tamaño de su polla para el momento.

—Oh Dios mío. —Dejé caer mi rostro en mis manos.

Brit se rió. —Estás haciendo que _____ se ruborice.

Lo hacía.

Jacob rió por lo bajo. —Creo que tienes una relación más cercana con él.

—¿Qué? —Levantando mi cabeza, lo miré fijamente—. No estoy teniendo una relación más cercana con él. Créeme, me ha preguntado… —Me corté a mí misma—. No lo estamos.

—Guau. Guau. Guau. —Jacob prácticamente se cayó—. ¿Te ha preguntado qué?

—Nada. —Me incliné hacia atrás, cruzando mis brazos—. No me ha preguntado nada.

Jacob miró a Brit. —¿Soy yo o ella no está tan tranquila como para quitar una mentira?

—No tan tranquila —comentó Brit, serpenteando hacia mí—. ¿Qué te ha preguntado?

—¡Nada!

—¡Chorradas! —Me dio un puñetazo en el brazo—. ¡Estás mintiendo!

—¡Auch! Yo…

Jacob negó con la cabeza, luciendo como si estuviera a segundos de caerse al suelo. —Somos tus amigos. Está en la ley de la amistad que debes decirnos las cosas que no quieres contarnos.

Mi boca cayó abierta. —¿Qué? Eso no tiene sentido.

—Está en la ley —asintió Brit solemnemente.

—¿Qué te ha preguntado? —insistió Jacob—. ¿Te dijo que comieras más galletitas? ¿Te pidió que seas la mamá de sus bebés? ¿Qué tal que te casaras con él? ¿O sólo calentar su cama cada mañana, tarde y noche? ¿Acaso él…?

—¡Oh Dios mío! —No había forma de salir de esto. Conocía a Jacob. Él sólo seguirá hasta que toda el Refugio pensara que me estaba por casar y teniendo un bebé—. Está bien. Se los diré si prometes no enloquecer y gritar.

Jacob hizo una cara. —Ah, no lo sé.

—¡Lo promete! —Brit le lanzó una mirada—. O lo mutilaré físicamente.

Él asintió. —Lo prometo.

Exhalé con dureza. —Está bien. No es la gran cosa. Dejemos eso claro primero. ¿Todo el mundo lo entiende? Bien. Está bien, Joe como que me invitó a salir…

—¿Qué? —gritó Jacob y varias cabezas se volvieron.

Mis hombros se hundieron. —Lo prometiste.

—Lo siento. —Cruzó su corazón—. Sólo… Guau. Me entusiasmé.

—Te lo puedo decir —le dije con ironía.

Las manos de Brit estaban cruzadas delante de su pecho. —Te ha estado invitando a salir, ¿como en el sentido plural?

Asentí. —Sí, pero he dicho que no cada vez.

—¿Has dicho que no? —gritó, y le disparé una mirada y lo golpeé en su brazo. Me dio una sonrisa brillante—. Lo siento. Lo siento. No me golpees. Las perras dan miedo cuando golpean.

Volviendo a sentarme, lo miré. —Sí. He dicho que no.

—¿Por qué? —demandó

—¿Y él sigue preguntando? —preguntó Brit al mismo tiempo.

—Sí, sigue preguntando, pero es como una… broma entre nosotros. No habla en serio.

Brit tiró de su cabello como si estuviera haciendo hincapié en su salida o algo así. —¿Cómo sabes que no habla en serio?

—Vamos —levanté mis manos—, él no es serio.

—¿Por qué? —Al parecer Jacob estaba atónito—. Eres una chica inteligente y divertida. No te gustan las fiestas, pero eres caliente, y eso como que lo compensa.

—Jesús, gracias.

—Lo que estoy tratando de decir es, ¿cómo sabes que no ha hablado en serio?

Negué con la cabeza. —No lo hace.

—Vuelve a la pregunta importante —dijo Brit—. ¿Por qué le has dicho que no?

—¿Por qué le diría que sí? —¿Podría abrirse un agujero y tragarme?¿Por favor?—. Apenas nos conocemos el uno al otro.

—Oh, ¿qué diablos? Ustedes son como almas gemelas justo ahora. ¿Y cuál piensas que es el propósito de salir con alguien en una cita? — Jacob dio vuelta los ojos—. Es sobre llegar a conocer a alguien. Y tú lo conoces, así que es una excusa lamentable.

Era una excusa lamentable, pero era lo mejor que tenía. —¿Cómo haces para conocer realmente a alguien?

Brit golpeó sus manos a las mejillas y negó con la cabeza. —No es un asesino serial.

—Hablando de asesinos seriales, todo el mundo pensaba que Ted Bundy era un hombre realmente encantador, hermoso. Y mira lo que resultó. Psicópata.

Jacob me miró fijamente, su mandíbula un poco trastornada. —Él no es Ted Bundy.

—No lo entiendo —susurró Brit—. Es como alguien diciendo que la Tierra es plana. Joseph es como uno de los solteros más codiciados en este campus, probablemente en este condado y el estado.

No dije nada.

—Estoy bastante segura de que he sido sorprendida sin palabras. — Brit negó con la cabeza lentamente—. Estoy absolutamente sin palabras. Que alguien capture una foto de esto.

—Ja. —La sonrisa de Jacob hizo que se elevara mi ansiedad—. Aquí viene Joseph. Qué coincidencia.

Me planté cara a la mesa y gemí cuando Brit comenzó a reírse. Bajo la mesa, Jacob pateó mi pierna y dos segundos después, sentí a Joe antes de que siquiera diga una palabra. También me atrajo su aroma fresco. ¿Era raro que lo conociera por su olor? Eso sonaba raro. Era raro.

—Uh, ¿qué haces _____?

En mi cabeza, ensarté tantas bombas de mierda como pude, porque sabía, oh, sabía que Jacob no se quedaría callado.

—Durmiendo la siesta.

—¿Durmiendo la siesta?

—Seh.

Joe tiró de la parte posterior de mi chaqueta. —¿Por qué creo que eso no es lo que estás haciendo?

Le di un encogimiento de hombros incómodo.

Se sentó a mi lado, su mano en mi espalda baja y mi ropa debe haberse hecho más fina, porque podía realmente sentir su mano.

—¿Estás enferma?

—¡Aw, está tan preocupado! —exclamó Jacob—. _____, eres una perra.

Joe se tensó y su tono era bajo y algo que nunca había oído de él antes. —¿Discúlpame?

Levanté la cabeza, los ojos entrecerrados a Jacob. —No estoy enferma.

—Está bien. —Joe miró alrededor, y Brit estalló en un ataque de risa—. ¿Qué está pasando?

Antes de que respondieran, salté—: ¿No se supone que estés en clase?

Frunció el ceño. —Nos dejaron salir antes. No cambies el tema.

Abrí mi boca, pero el maniático Jacob se interpuso—: ______ nos acaba de informar que le has estado pidiendo salir y ha dicho que no, y le explicábamos que está loca.

—Bueno, entonces —la dura mirada se deslizó de su cara, y yo quería deslizarme bajo la mesa—, me gusta esta conversación.

Ugh.

—¿Entonces es verdad? —preguntó Jacob, apoyando sus codos en la mesa—. ¿La has estado invitando a salir?

Joe me dio una mirada de costado. —Lo he hecho, casi cada día desde finales de agosto.

Desde otro lado de mí, Brit chilló como si fuera un juguete de peluche que fue apretado. —¿Desde agosto?

Él asintió. Brit se volvió hacia mí con los ojos como platos. —¿Y no nos has dicho ni una palabra?

—Estoy en cierto modo ofendido —comentó Joe.

Le di un codazo en el costado. —No, no lo estás. Y esto no es como si fuera del interés de todos.

—Pero somos tus amigos. —Jacob sonaba tan lamentable que me empecé a sentir mal. Se volvió hacia Joe—. Nosotros apoyamos totalmente que salga contigo.

Está bien, no me sentía mal por él.

—Me gustan tus amigos, _____. —Joe sonrió ante mi mirada arqueada.

—Oh, pensamos que debería —dijo Jacob—, como hacerlo justo ahora.

—También le dijimos que no eres un asesino serial —intervino Brit.

Joe asintió. —Esa es una recomendación que brilla intensamente. Oye, al menos no es un asesino serial. Voy a ponerlo en mi perfil de Facebook.

Sonreí. Jacob estaba positivamente radiante. —Y ella te comparó con Ted Bundy.

—Te odio —murmuré, alejando mi cabello de mi cara—. No te comparé con Ted Bundy. Sólo dije que nunca llegas a conocer realmente a una persona. Todos pensaban que Ted Bundy era un chico bastante genial.

Joe me miró fijamente, la diversión parpadeaba en sus ojos. — Guau. Esto sólo sigue mejorando.

—¿Perdón? —dije, luchando con una sonrisa.

Él suspiró, volviéndose a mis amigos. —Ella sigue rechazándome. Rompe mi pequeño corazón.

Suspiré. —No habla en serio.

—Parece serio —dijo Brit, con los ojos saltones mientras miraba a Joe. Él la había engañado, maldición. Joe hizo el sonido más triste que el hombre conoce, y rodé los ojos.

—Y ahora cree que soy el siguiente Ted Bundy,

—No creo que seas el próximo Ted Bundy.

—Además, tiene el color de pelo equivocado para Ted Bundy —dijo Brit. Todos la miramos—. ¿Qué? A Ted Bundy le gustaban las chicas con cabello marrón con raya en medio. El cabello de _____ es bastante rojo.

—¿Soy la única persona que encuentra perturbador que sepas eso? —preguntó Jacob.

Brit frunció los labios. —Estoy en psicología. Sé este tipo de cosas.

—Uh-huh —murmuré.

—Como sea, esto no es sobre mí y mi vasto conocimiento de asesinos en serie. Puedo sorprenderte después sobre eso. Esto es sobre ti, _____. —Sonrió mientras la fulminé con la mirada—. Este joven caballero, que no es un asesino en serie, está invitándote a salir. Estás soltera. Eres joven. Deberías decir que sí.

—Oh Dios mío. —Froté mis manos por mi cara caliente—. ¿No es hora de que se vayan a casa, todavía?

La risa profunda de Joe se metió debajo de mi piel. —Sal conmigo, _____.

Aturdida, me volví hacia él. No podía creer que me hubiera pedido salir delante de ellos después de todo esto. —No.

—¿Ven? —Joe sonrió a mis amigos—. Sigue rechazándome.

Jacob negó con la cabeza. —Eres una idiota, _____.

—Lo que sea —me quejé, agarrando mi bolso—. Me voy a clases.

—Te amamos —dijo Jacob, sonriendo.

—Uh-huh.

Brit se rió. —Te amamos. Sólo cuestionamos tus decisiones.

Sacudiendo mi cabeza, me puse de pie. —Tengan cuidado cuando vayan a casa.

—Siempre tenemos cuidado —dijo ella, saltando y dándome un rápido abrazo—. Recuerda lo que dije sobre ir a casa conmigo. Si cambias de opinión, me envías un texto antes de las tres.

—Está bien. —La abracé de vuelta y le di un pequeño saludo a Jacob. Por supuesta, Joe ya estaba de pie, esperando por mí. Arqueé mi ceja hacia él—. ¿Me sigues?

—Como un verdadero asesino en serie —respondió.

Me estremecí mientras cruzábamos el Refugio y nos dirigíamos hacia afuera. —Sabes que no estamos siendo serios, ¿verdad? Y lo siento por decirles algo a ellos sobre eso. Empezaron a molestarme sobre ti y lo próximo que supe…

—Está bien —me interrumpió, dejando caer su brazo sobre mi hombro, mientras nos detuvimos en el grupo de árboles entre los dos edificios—. No me importa.

Mirando hacia él, entrecerré los ojos. —¿No te importa?

Negó con la cabeza, y yo estaba en una especie de charco. ¿Qué persona querría que cualquiera sepa que estuvo invitando a salir a alguien y fue rechazado repetidamente? Yo no querría que eso se supiera. ¿Y porqué Joe seguía invitándome a salir? No era como si fuera la única opción para él. Con el cabello oscuro, los verdaderamente luminosos ojos marrones claros, la cara y el cuerpo para codiciar, Joe era sobradamente hermoso. Dudaba que hubiera una chica en el campus que no pensara eso. Pero él era más que un chico caliente digno de desmayo. Joe era encantador, bueno, dulce y divertido. Era el tipo de chico que quieres llevar a tu casa y mostrar, el tipo de chico que nunca estaba solo por mucho tiempo y por el cual estás con los pies en la cabeza por amor.

Joe tenía muchas opciones, ¿así que por qué no explorarlas? Quizás lo hacía. Contrariamente a lo que Jacob y Brit pensaran, no estaba alrededor de él 24/7. Pasaba mucho tiempo con la chica llamada Steph y siempre lo veía con otras chicas por el campus. El invitarme a salir debía ser algo que no se tomaba en serio. No podía ser, no después de casi dos meses de eso.

Un nudo incómodo se formó en mi estómago. ¿Qué si estaba saliendo con otras chicas? ¿Conectando con ellas? Quiero decir, está en todo su derecho y no me importaría. Totalmente no me importaría.

—Uh-oh —dijo.

—¿Qué?

Dejó caer su brazo, pero atrapó un mechón de mi pelo que volaba por mi cara y lo llevó hacia atrás. —Estás pensando.

Traté de ignorar como hormigueaban mis mejillas cuando sus dedos me rozaron. Quizás tenía un trastorno nervioso. —Lo estoy.

—¿Sobre? —preguntó.

—Nada importante. —Sonreí mientras empujaba lejos los pensamientos de él con otras chicas. No estaba yendo allí—. ¿Vas a casa por el fin de semana?

—Sí.—Dio un paso más cerca, bloqueando la luz del sol. Mientras hablaba, se acercó y recogió mi pelo, separándolos en dos coletas largas a cada lado de la cara—. Me voy mañana en la mañana, brillante y temprano. No volveré hasta el sábado en la noche. Así que sin huevos para ti esta semana.

—Boo.—Me aplastó la muy real creciente decepción. Los huevos el domingo se habían convertido en un elemento básico de fin de semana.

—No llores mucho sobre eso. —Una leve sonrisa apareció mientras me hacía cosquillas en la cara con los bordes de mi pelo—. ¿Vas a aceptar la oferta de Brit de ir con ella a casa?

Negué con la cabeza. —Sólo pasaré el rato aquí y leeré algo.

—Nerd.

—Gilipollas.

La sonrisa se extendió mientras soltaba mi pelo sobre mis hombros. — ¿Sabes qué?

—¿Qué?

Joe dio un paso hacia atrás, metiendo sus manos en los bolsillos de sus jeans. —Deberías salir conmigo esta noche ya que estaré fuera todo el fin de semana.

Me reí. —No saldré contigo.

Mi sonrisa empezó a desaparecer. —¿Cómo es eso diferente de salir contigo?

—¿Cómo invitarte a salir esta noche es diferente a pasar el rato juntos el domingo?

Ah, tenía un buen punto. Mi ritmo cardíaco se aceleró mientras lo miraba. —¿Qué quieres hacer?

Se encogió de hombros. —Ordenar algo de comida y ver una película.

Caminé de lado a lado, de repente muy cautelosa. —Eso suena como una cita.

—Eso no es una cita conmigo, cariño —se rió—. Te llevaría fuera, como en público. Esto son sólo dos amigos pasando el rato, mirando una película y comiendo juntos.

Presionando mis labios juntos, miré hacia otro lado. De alguna manera sabía que eso no era de lo que se trataba, pero de nuevo, ¿Qué diablos sabía sobre chicos y tener amigos hombres? No lo pensé dos veces cuando Brit o Jacob vinieron. ¿Por qué debería tratar diferente a Joe?

Porque él era diferente para mí.

Nada de eso importa, porque quería pasar el rato con él. Joe era divertido. Así que suspiré y dije—: Sí, claro. Ven.

Joe arqueó una ceja. —Guau. Cálmate antes de que te emociones demasiado.

—Estoy emocionada. —Le empujé el hombro—. ¿A que hora vienes?

—¿Qué te parece a las 7?

En la boca del estómago, un nido de mariposas nació y comenzaron a beber bebidas energéticas. —Funciona para mí. Te veo luego.

Llegué a la acera cuando me detuvo.

—¿______?

Me volví. —¿Sí?

Sus labios formaron una sonrisa torcida. —Te veo esta noche.

Mi estómago dio un salto. Esta iba a ser una larga tarde.


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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 17th 2014, 17:32

ESTABA PERDIDA, GUAU UN MONTON DE CAPITULOS POR AQUI
ME ENCANTAAAAAA!!! AMO A JOE EN SERIO, ES DE ARMAS TOMAR
Y TAN JODIDAMENTE DIRECTO, LO AMO
SIGUELA PLEASE
PD: NO HABIA ABANDONADO LA NOVE, ME ENCANTA TAL Y COMO VA, ASI NO LLEVE PARTES HOT, ES SOLO QUE NO TENIA INTERNET Sad
SIGUELAAAA
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 17th 2014, 17:54

SUBE OTRO CAP POFAVUUUUUUUUUUU
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CristalJB_kjn
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 17th 2014, 20:01

Ola haaaaaa eso es trampa
chico listo jaja ame el capi yo quiero
mas si porfis
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 17th 2014, 20:09

me voy a morir esperando el otro cap, si es raro, pero wtf estoy desesperadaa
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Lady_Sara_JB
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 17th 2014, 21:38

primera "cita"
q tierno
siguela
sta hermosa tu nove
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 18th 2014, 17:05

Wait for you

Capitulo 12


El nido de mariposas había pasado de tomar bebidas energéticas a fumar crack. Me alternaba entre sentimientos que iban de querer vomitar a querer correr alrededor de mi apartamento como una lunática. Estaba totalmente exagerando.

De acuerdo con Joe, esto no era una cita. Sólo dos amigos pasando el rato. No era gran cosa, nada para pensar mucho al respecto. No era como si fuera la primera vez que hemos pasado el rato. Era la primera vez que él había preguntado antes de venir.

Me di una ducha, la segunda del día. Limpié el apartamento y luego me cambié tres veces, lo cual fue realmente estúpido, porque terminé poniéndome un par de pantalones de yoga y una camisa de manga larga. Luego, pasé una gran cantidad de tiempo persuadiendo a mi cabello para que quedara en ondas manejables que caían hasta la mitad de mi espalda. Me puse un poco de maquillaje, lo quité por completo y lo volví a aplicar después.

En el momento en que alguien llamó a mi puerta, yo quería golpear mi cabeza contra una pared.

Joe se veía como siempre lo hacía cuando entraba en mi apartamento, absolutamente y asquerosamente divino. Vestido con jeans desgastados y una camiseta con el largo nombre de alguna banda olvidada. Tenía la gorra de béisbol puesta hacia bajo. A un lado, llevaba una pila de DVDs y en el otro una bolsa que olía como a comida china.

Mi estómago gruñó. —¡Oh! ¿Qué tienes ahí?

—La cosa de la que están hechos los sueños.

Moviendo mis dedos, sonreí. —¿camarones salteados?

—Sí. —Me entregó la bolsa y corrí a la cocina como un niño hambriento—. Traje un par de películas más. No tenía ni idea de lo que estás de humor para ver.

Sacando los platos de la cabina, miré por encima de mi hombro.

Joe se quitó la gorra y se pasó una mano por el pelo. Las oscuras ondas eran un lío adorable. Me sorprendió mirando y sus labios se curvaron hacia arriba en un lado. Aparté la mirada, sonrojándome. —Así que, um, ¿qué trajiste?

—Vamos a ver… Tenemos una buena selección aquí. En el género de películas de terror, tengo las dos últimas de Resident Evil.

—¿Dos películas? —Puse los platos sobre el mostrador.

Se rió entre dientes. —No te vas a librar de mí fácilmente.

—Maldita sea. ¿Qué más tienes?

—En el departamento de comedias, tengo la última de Vince Vaughn y Will Ferrell. Para la acción, tengo una película de James Bond, y otra con un montón de golpes y mierda. Y tengo The Notebook.

Me di la vuelta, casi dejando caer los cubiertos. —¿The Notebook? ¿Tienes The Notebook?

Joe se me quedó mirando sin comprender. —¿Qué hay de malo en eso?

—Oh, no hay nada malo en ello. Es sólo una... uh, película para chicas.

—Tengo la confianza suficiente en mi masculinidad y sexualidad para decir que Ryan Gosling está simplemente de ensueño en esta película.

Mi mandíbula cayó al suelo.

Su expresión en blanco se escabulló y se echó a reír. —Estoy bromeando. No tengo The Notebook. Nunca la vi. No traje ninguna película de romance.

Rodé los ojos. —Tú, idiota.

Joe se rió de nuevo.

—Nunca he visto The Notebook, tampoco. No me atraen las películas románticas —admití, abriendo las enormes cajas.

—¿En serio? Creía que toda chica había visto esa película y podía citarla de memoria.

—No.

—Interesante.

—No en realidad. —Agarré una cuchara—. ¿Cuánto quieres?

—Toma lo que quieras y voy a conformarme con lo que sobre. — caminó detrás de mí y me puse rígida. Los pequeños vellos se levantaron en la parte de atrás de mi cuello. Me moví, por lo que estaba de pie a su lado. Inclinó la cabeza hacia mí—. Estás muy saltarina.

—No salté.

—Es una forma de decir.

Derramé un amontonamiento de arroz frito y camarones en mi plato.

—Es una estúpida forma de decir.

Parecía que Joe quería decir algo más, pero cambió de opinión. — ¿Qué película quieres ver?

—Vamos a ir con Resident Evil.

—Una chica tras mi propio corazón. —Escogió los dos DVDs y se dirigió a la sala de estar. Mi mirada lo siguió—. Zombies por la victoria.

Suspirando, sacudí la cabeza. Me deshice de la mayor parte del salteado en su plato y luego los llevé hacia la sala de estar, poniéndolos en la mesa del café. Joe estaba agachado junto a la televisión, jugando con el reproductor de DVD. Prendí la lámpara, dándole luz al cuarto oscuro. —¿Qué quieres tomar?

—¿Tienes leche?

—¿Quieres leche con tu comida china?

Asintió. —Necesito mi calcio.

Mi estómago se revolvió, pero le di un vaso de leche y elegí una lata de Pepsi para mí. —Eso es un poco asqueroso, ¿sabes? —Me senté en el sofá y metí las piernas debajo de mí—. Una extraña combinación.

Se sentó a mi lado con el control remoto en la mano. —¿Alguna vez has probado?

—No.

—Entonces, ¿cómo sabes que es asqueroso?

Me encogí de hombros y tomé mi plato. —Voy a ir con mi suposición de que lo es.

Me miró de soslayo. —Antes de fin de año, voy a tenerte probando leche y comida china.

Sin molestarme en responder a eso, me senté de nuevo y me concentré en mi comida. Joe hizo comenzar la película y se instaló en el sofá, su muslo presionó mi rodilla. Estábamos a unos diez minutos cuando dijo—: ¿Pregunta?

—Respuesta.

—Así que, es el apocalipsis zombie, ¿de acuerdo? Los zombis están saliendo de su culo, corriendo furiosamente a través de edificios y calles. Ya has muerto casi tres veces para este punto y has mutado por el virus T dos veces, lo que parece ser doloroso. ¿Tomarías tiempo en tu rutina diaria, evidentemente agitada, para hacer tu pelo y ponerte maquillaje?

Una carcajada brotó de mí ante su absurda pregunta. —No, en absoluto. Ni siquiera estoy segura de que me tomaría el tiempo para cepillar mi cabello. Y otra cosa. ¿Has notado cómo todo el mundo tiene una sonrisa blanca y deslumbrante? La sociedad se derrumbó como hace seis años. Nadie va al dentista. Sus dientes son amarillos.

Joe terminó su salteado. —¿O cómo el cabello de la chica cambia de color de una película a otra?

—Sí, porque en un apocalipsis zombie, hay una gran cantidad de tiempo de inactividad para conseguir teñir tu pelo.

Se rió entre dientes. —Aún así, me encantan estas películas.

—A mí también —admití—. Son más o menos las mismas cosas cada película, pero no lo sé. Hay algo adictivo sobre mirar a Alice pateando traseros zombies. Y espero que cuando haya un brote de zombis, me vea la mitad de buena que ella, girando para patear a los zombies en la cara.

Riendo, recogió los platos vacíos y los llevó a la cocina. Regresó con una taza de leche y otra lata de soda para mí.

—Gracias —le dije.

Volvió a sentarse al sofá y se hundió un poco, moviéndose más cerca de mí. —Vivo para el servicio.

Sonreí.

Durante la mayor parte de la primera película, seguimos desmenuzando todos los momentos “¿Qué diablos?”, riéndonos de nuestros excesivamente estúpidos y críticos comentarios. Justo cuando Alice estaba a punto de volverse un poco loca sobre Rain, mi teléfono sonó. Pensando que era Brittany o Jacob, ya aburridos de vuelta en casa, me incliné hacia delante. La inquietud corrió por mi espalda cuando vi el LLAMADA DESCONOCIDA en la pantalla. Rápidamente envié la llamada al correo de voz.

—¿No vas a contestar? —preguntó Joe, con sus cejas arqueadas.

Sacudí mi cabeza mientras secretamente apagaba mi teléfono, y luego lo colocaba de nuevo en la mesa de café, con la pantalla hacia abajo. —Creo que es de mala educación contestar el teléfono cuando se tiene compañía.

—No me importa.

Volviendo a sentarme, me mordisqueé la uña del pulgar mientras me concentraba en la TV. En realidad no estaba viendo lo que pasaba, sólo me di cuenta de que la película había terminado cuando Joe se levantó para poner la más reciente. Me dije a mí misma que no debía pensar en la llamada o el mensaje que yo sabía que esperaba. Después de la primera llamada telefónica, había borrado todos los mensajes sin escucharlos. Una vez más, pensé en ir a la tienda de teléfonos y cambiar mi número, pero me parecía que estaba dejando ganar al idiota. Todavía no tenía idea de quién podría ser. No podía ser Blaine, pero ¿qué sabía yo? Quienquiera que fuese, los trataba como a un troll de Internet. No me involucraba. De repente, los dedos de Joe se envolvieron en mi muñeca, haciendo que levantara la cabeza. Me observaba en lugar de a la película. —¿Qué? —le pregunté, bajando la mirada a su mano. Rodeaba mi muñeca completamente.

—Has estado mordiéndote la uña los últimos diez minutos.

¿Tanto tiempo? Bueno, eso era un poco asqueroso.

Bajó el brazo a la parte superior de mi muslo, pero no la soltó. —¿Qué pasa?

—Nada —le contesté—. Estoy viendo la película.

—No creo que realmente estés viendo la película. —Nuestros ojos se encontraron y mi corazón dio un vuelco—. ¿Qué está pasando?

Tiré mi brazo y lo dejó ir. —No sucede nada. Mira la película.

—Uh-huh —murmuró, pero dejó el tema.

Los comentarios fueron menos esta vez y mis párpados comenzaron a caer. Cada vez que parpadeé, parecía tomar más tiempo reabrirlos.

Joe se desplazó a mi lado y me hundí más en el sofá, más cerca de él. Mi costado descansaba contra el suyo y pensé que debía escabullirme, pero era cálido y estaba cómoda, y me sentía demasiado perezosa para poner esfuerzo en ello. Además, a él no parecía importarle. Si era así, ¿no se habría movido o me habría empujado lejos?

Debo haberme quedado dormida durante la segunda película, porque cuando abrí mis ojos, parecía que la TV había cambiado posiciones. Tardé en darme cuenta que estaba —oh, dulce bebé Jesús— ¿cómo terminé aquí?

Acurrucada a mi lado, había una sábana de la parte trasera del sofá extendida sobre mí, y mi cabeza estaba en el regazo de Joe o en su muslo para ser exactos.

Mi respiración quedó atrapada en mi garganta mientras mi corazón tartamudeaba y mis ojos se abrían. Había un ligero peso en mi cadera, el tacto y la forma de una mano—la mano de Joe. ¿Estaba dormido? Oh buen Dios, no tenía idea de cómo había pasado esto. ¿Había hecho esto en mi sueño y ahora el pobre Joe estaba atrapado aquí porque yo dormía sobre él?

Está bien. Tenía dos opciones en este momento. Podría rodar del sofá y hacer una loca carrera a mi habitación o podría realmente actuar como un adulto y ver si estaba despierto.

Sorprendentemente, dejé a un lado toda la parte de actuar como un adulto y lentamente rodé sobre mi espalda. Ese fue un movimiento terriblemente malo, porque la mano en mi cadera se movió cuando lo hice y ahora descansada contra la parte baja de mi vientre. Oh dulce Señor…

Su mano descansó debajo de mi ombligo, extendiéndose hacia el sur y sus dedos alcanzaron la cintura de mis pantalones de yoga. Estaba cerca, realmente cerca de algunos territorios inexplorados. Una bola de hielo se formó en mi pecho, pero abajo, mucho más abajo, algo más ocurría. Agudos hormigueos se dispararon desde mi vientre y se extendió hacia abajo en una cálida ola de escalofríos. ¿Cómo era posible sentirse tan frío y caliente al mismo tiempo?

Su pulgar se movió, y mordí mi labio. Tenía que ser un accidente o algún tipo de movimiento despreocupado en sus sueños. Entonces su pulgar se movió de nuevo, pero esta vez en un lento, perezoso círculo bajo mi ombligo. Oh mierda. Mi pulso pateó y ese calor se incrementó. Su pulgar continuó moviéndose, al menos por medio minuto, hasta que ya no pude soportarlo. Partes de mi cuerpo dolían de una manera totalmente injusta y desconocida, y eso no debería estar pasando.

Pero oh lo estaba. Tomé una profunda respiración, pero no hizo nada para relajar mis músculos o para calmar la tensión que se construía muy dentro de mí. Y si bajaba la mirada, mis pezones estarían presionándose contra la delgada camisa que llevaba. Con cada respiración que tomé, pude sentirlos rozando contra mi sostén. Desesperadamente quería ser esa chica que sabía cómo manejar esto; la clase de chica a la que probablemente Joe realmente quería y a la que estaba acostumbrado.

Pero no era ella. Volví mi cabeza y levanté la vista hacia Joe.

Su cabeza estaba hacia un costado, lejos de la mía y la espalda contra el cojín. Una débil sombra apareció en la fuerte línea de su mandíbula. Había una leve sonrisa en su rostro. Hijo de perra.

—Joe.

Un ojo se abrió. —¿_____?

—No estás dormido.

—Tú lo estabas. —Levantó la cabeza, moviéndola de lado a lado, arreglando un calambre—. Y sí estaba dormido.

Y su mano todavía seguía bajo mi vientre, increíblemente pesada. Una parte de mí quería decirle que quitara sus garras de encima de mí, pero eso no fue lo que salió de mi boca. —Lo siento, me dormí encima de ti.

—Yo no.

Humedeciendo mis labios nerviosamente, no tenía idea de qué decir así que salí con un—: ¿Qué hora es?

Su mirada cayó a mi boca y mi cuerpo entero se tensó de una forma poco placentera. —Pasada medianoche —respondió.

Mi corazón golpeteaba. —Ni siquiera miraste el reloj.

—Sólo sé esta clase de cosas.

—¿En serio?

Sus ojos estaban escondidos. —Sí

—Ese es un talento impresionante. —Mi mano se enroscó en un puño junto a mi muslo—. ¿A qué hora vas a irte en la mañana?

—¿Vas a extrañarme?

Mi expresión se arruinó. —Eso no es lo que estoy preguntando. Sólo estaba curiosa.

—Les dije a mis padres que estaría en casa para el almuerzo. —Con su otra mano recogió unos mechones fuera de mi rostro y esa mano se quedó ahí, en mi cabello—. Así que probablemente tendré que irme entre las ocho y las nueve.

—Eso es temprano.

—Lo es. —Su mano alisó sobre mi cabeza, y mis ojos se cerraron de nuevo, relajándose a pesar de mí—. Pero el viaje es fácil.

—¿Y no vas a volver hasta el sábado a la noche?

—Correcto —murmuró, y sentí su pecho moverse con una profunda respiración—. ¿Estás segura que no vas a extrañarme?

Mis labios esbozaron una pequeña sonrisa. —Van a ser como vacaciones para mí.

Rió entre dientes. —Eso fue completamente cruel.

—¿Lo fue?

—Pero sé que estás mintiendo.

—¿Lo sabes?

—Sip. —Su mano se movió y sentí las puntas de sus dedos rozar mi mejilla. Mis ojos se abrieron. Me sonreía. No era una gran sonrisa que mostrara su hoyuelo, sin embargo—. Vas a extrañarme, pero no vas a admitirlo.

No dije nada, porque trataba de no pensar sobre los próximos cuatro días. Y entonces sus dedos se movieron, trazando la curva de mi pómulo y yo no estaba realmente pensando en nada. Derivaron hacia mi mandíbula y un dedo hizo su camino hacia mi barbilla. El aire lentamente se filtró desde mis pulmones mientras su dedo se movía cerca de mi labio inferior.

Inclinó su cabeza a un lado. —Voy a extrañarte.

Mis labios se separaron. —¿En serio?

—Sí.

Cerré mis ojos ante la repentina quemadura de las lágrimas. No tenía idea de por qué esas tres palabras me afectaron, pero lo hicieron por un pequeñito, minúsculo momento, me admití a mí misma que no quería que se fuera. Eso hizo que quemaran más.

Varios minutos pasaron y el único sonido era el bajo zumbido de la TV. Trazó el contorno de mi labio inferior, sin llegar a tocarlo pero acercándose con cada paso. Me pregunté si alguna vez tocaría mis labios y si yo quería que lo hiciera. Creo que en cierto modo quería.

—Hablas mientras duermes —dijo.

Mis ojos se abrieron de golpe. —¿Lo hago?

Asintió.

Oh Dios. Mi estomago cayó. —¿Estás bromeando? Porque juro por Dios, si lo estás, voy a golpearte.

—No estoy bromeando, cariño.

Me senté, y sus manos cayeron lejos. Me giré en el sofá, enfrentándolo. Mi pulso corriendo por una razón completamente diferente.

—¿Qué dije?

—Nada realmente.

—¿En serio?

Inclinándose hacia adelante, frotó mi rostro con sus manos. — Murmurabas cosas. No pude entender realmente qué decías. —Levantó su cabeza—. Era un poco lindo.

Mi corazón comenzó a calmarse cuando el miedo aflojó su control en mi pecho. Mirando el reloj, vi que eran pasadas las tres de la mañana.

—Mierda, tu habilidad especial para decir la hora apesta.

Joe se encogió de hombros mientras se deslizaba hacia adelante.

—Creo que debería ir a casa.

Abrí mi boca y luego la cerré. ¿Qué estaba por hacer? ¿Pedirle que se quede? ¿Como tener una fiesta de pijamas en mi sofá? Muy suave. Dudé que él estuviera interesado en fiestas en el sofá aptas para todo público. —Ten cuidado cuando manejes —dije finalmente.

Se paró, y me quedé viendo el lugar que había ocupado. —Lo haré.

—Y luego se abalanzó, moviéndose más rápido de lo que yo podía entender lo que hacía—. Buenas noches, _____.

Cerré mis ojos y mis manos se cerraron en puños. —Buenas noches, Joe. —Llegó hacia la puerta antes de que yo brincara, agarrando la parte de atrás del sofá—. ¿Joe?

Se detuvo. —¿Sí?

Tomando una profunda respiración, forcé las palabras a salir. —Me lo pasé muy bien esta noche.

Joe me miró un momento y luego sonrió. El hoyuelo apareció en su mejilla izquierda, y mis propios labios respondieron su sonrisa. —Lo sé.

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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 18th 2014, 19:06

JOE ES DEMASIADO CUCHIIIIII AWWW MUER MUERTA
JAJAJAJAAJ ES QUE ES TANN TIERNO, PUEDO TENER MILES DE COMAS DIABETICOS GRACIAS A EL
Y SEGUIRIA ESTANDO FELIZ, ES DEMASIADO TI.ER.NO
LO AMOO, AMO ESTA NOVE TAN JODIDAMENTE ES UNA BELLEZA
LA AMO!
BUENO BASTA SUENO DESESPERADA PERO SIGUELA PRONTO POR FAVORRR
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CristalJB_kjn
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 18th 2014, 21:42

Haaaaaaaaaa amo la nove esta genial
sube maas sta hermosa bn me despido bye
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Lady_Sara_JB
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 19th 2014, 17:12

owww
amo a joe...
es tan lindo
seria lindo q le diera un beso
dios...
me stoy poniendo cursi
jejeje
siguela
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 2 Icon_minitimeEnero 20th 2014, 17:41

Wait for you

Capitulo 13


Lanzando mi libro de historia sobre el borde de la cama, me recosté y coloqué las manos sobre mis ojos. Apenas era jueves por la tarde y ya me sentía con ganas de arrancarme la piel. Supongo que podría limpiar algo.

Bostecé. Mi celular sonó sobre la mesita de noche, y me giré para agarrarlo. Tenía algo de miedo al mirar la pantalla, así que lo hice con un ojo cerrado. Como si de alguna manera eso mejorara las cosas si era ese idiota amistoso del vecindario.

No lo era. Sentándome, abrí un mensaje de Joe. Sólo dos palabras y ya sonreía como una idiota.

"¿Me extrañas?"

Respondí con un: No.

La respuesta fue casi inmediata. "Si fueras Pinocho, tu nariz cruzaría todo el estado."

Crucé las piernas y me apoyé en la cabecera. "¿Pinocho? Suena como tu nivel de lectura."

"Ja. Me hieres. Profundamente."

"¿Creí que no tenías sentimientos?"

"Mentí. Tengo tantos sentimientos x ti." Antes que pudiera responder, llegó otro mensaje. "Cuando miento, me crece otra cosa."

Me reí en voz alta. "Gracias por compartir eso conmigo."

"D nada. Sólo te mantengo al tanto de todo."

"Puedes ahorrártelo". Mordiéndome el labio, volví escribir: "¿Llegaste a casa?"

Pasaron unos minutos mientras miraba fijamente mi teléfono.

"Sí. La familia me está bañando en afecto. Podrías aprender d ellos."

"Creo que ya tienes suficiente atención."

"Estoy necesitado."

"Oh, no sabía eso."

Pasaron otros pocos minutos. "¿Qué stas haciendo?"

Apoyada sobre mi espalda, crucé las piernas. "Estoy leyendo."

"Nerd."

"Idiota."

"Apuesto q me xtrañas."

Mi sonrisa alcanzó proporciones vergonzosamente épicas. "Apuesto a que tienes mejores cosas que hacer en estos momentos."

"Nop". Algunos segundos después: "¿quién eres?"

Fruncí el ceño cuando me senté.

Y luego: "Lo siento, mi hermana acaba de robarme el celular."

Me relajé. "Suena como una hermana bastante genial."

"Lo es. A veces. Ella está más necesitada que yo. Debo irme."

Le respondí: "Hablamos luego."

El resto de la tarde pasó, y para las nueve de la noche, consideré brevemente tomar algo de NyQuil sólo para poder dormirme. Desde la sala, volví a escuchar a mi celular. Lanzando mi cepillo de dientes al lavado, salí corriendo como loca hasta la sala y desaceleré un poco mientras me acercaba más al teléfono.

"Sal conmigo."

Riéndome, olvidé la pasta de dientes en mi boca y terminé escupiendo un montón de espuma blanca por toda mi barbilla y camisa.

—Jesús, soy una tonta.

Me limpié y luego le respondí a Joe. "Preguntarme por mensaje no es muy distinto a preguntarme en persona."

"Pensé en intentarlo. ¿Qué estás haciendo? Yo le stoy ganando a mi papá en un juego d póker."

Sonreí al imaginármelo con su familia. "Me preparo para ir a la cama."

"Desearía estar ahí."

Mis ojos se abrieron. "¿Qué qué?"

"Espera, ¿estás desnuda?"

"¡¡¡No!!!" Respondí. "Pervertido."

"Demonios. Al menos tengo mi imaginación."

"Eso es todo lo que alguna vez tendrás."

"Ya veremos."

"No, no lo harás."

"Voy a ignorar eso. De acuerdo. Debo irme. Papá me está ganando."

"Buenas noches, Joe"

"Buenas noches, _____"

Después de eso, sostuve el teléfono durante una indecente cantidad de tiempo y lo llevé hasta mi habitación. Últimamente, había tomado el hábito de colocarlo en silencio durante la noche, ya que nunca sabía cuándo llegarían mensajes de LLAMADA DECONOCIDA. Pero esta noche, lo dejé con sonido.

Sólo por si acaso.

__________________________________________

La mañana del domingo no estuvo bien sin Joe, su obsesión con los huevos hervidos, ese bendito sartencito, y todas esas ricuras horneadas. Me desperté temprano, como si algún reloj interno estuviese esperando que él tocara mi puerta. Por supuesto, no sucedió, y tampoco me escribió en todo el día. Me imaginaba que estaba pasando tiempo con su familia y amigos que aún vivían allí.

Intenté no extrañarlo, ya que sólo era un amigo, y aunque deseaba que Brit y Jacob estuvieran aquí, no los extrañaba, extrañaba. No era lo mismo. O quizá sí.

Hice una mueca de asco cuando saqué una caja de cereal. En realidad se me antojaban unos panquecitos de arándanos. Comí mi cereal sintiéndome bastante malhumorada.

Acababa de terminar de lavar el bol, cuando mi teléfono sonó. Corrí hasta la sala de estar y me detuve cuando vi el nombre en el identificador de llamadas.

Mamá.

Ooooh, demonios.

El teléfono siguió sonando mientras me debatía entre contestarlo o lanzarlo por la ventana. Sin embargo, debía contestarlo. Mamá y papá nunca llamaban. Así que debía ser importante. Me encogí de hombros al contestar. —Hola.

—_____.

Ah, allí estaba esa voz, la culta, seca, altamente impersonal, y fría de la Sra. __(TA). Me tragué una cadena de groserías que harían arder sus perfectos oídos. —Hola, mamá.

Hubo un enorme silencio. Mis cejas se alzaron al preguntarme si había marcado mal o algo parecido. Finalmente, habló—: ¿Cómo está Virginia del Norte?

Dijo “Virginia del Norte” como si fuera algún tipo de enfermedad venérea. Rodé los ojos. Algunas veces, mis padres olvidaban de dónde provenían. —Está bastante bien. Te levantaste temprano hoy.

—Es domingo. Theo insistió en desayunar temprano con tu padre en el club. De otra manera, no estaría despierta a estas horas.

¿Theo? Caí sobre el sofá con la boca abierta. Por el amor de los bebés de todo el mundo, Theo era el padre de Blaine. Mis padres, son tan… tontos.

—_____, ¿estás ahí? —La impaciencia llenó su tono.

—Sí. Estoy aquí. —Tomé una almohada y la lancé sobre mi regazo—. ¿Van a ir a desayunar con el Sr. Fitzgerald?

—Sí.

Y eso fue todo lo que dije sobre el tema. Sí. Como si no fuese gran cosa. Los Fitzgerald le pagaron a los __(TA) y fui etiquetada como una zorra mentirosa, pero todo estaba bien, ya que aún podían disfrutar de desayunos en el club.

—¿Cómo está la escuela? —preguntó, pero sonaba aburrida.

Probablemente se encontraba navegando en internet en busca de su próxima operación cosmética—. ¿_____?

Oh, por Dios santo. —La escuela está perfecta. Virginia del Norte es perfecta. Todo está perfecto.

—No me hables en ese tono, jovencita. Después de todo lo que nos hiciste pasar…

—¿Todo lo que les hice pasar? —Estaba viviendo en un universo alternativo.

—Y que aún nos haces pasar —continuó como si no hubiese dicho una palabra—. Claramente estás del otro lado del país, yendo a alguna pequeña universidad en Virginia del Norte en vez de...

—Esta escuela no tiene nada de malo, mamá, ni Virginia del Norte. Naciste en Ohio. No hay mucha diferencia...

—Eso es algo que intento no recordar. —Su rabieta era bastante épica—. Lo cual me lleva al motivo de esta llamada.

Gracias a Dios, al bebé Jesús, y al Espíritu Santo.

—Tienes que venir a casa.

—¿Qué? —Abracé la almohada contra mi pecho.

Suspiró. —Necesitas dejar de juguetear y regresar a casa, ______. Ya dejaste bien claro tu punto haciendo algo tan infantil como esto.

—¿Infantil? Mamá, odiaba estar ahí...

—¿Y a quién debes culpar por eso, _____? —Algo de la frialdad salió de su voz.

Mi boca se abrió de par en par. Esta no era la primera vez que me decía algo como eso. Ni de cerca, pero aún así, se sentía como un golpe en el pecho.

Miré fijamente la ventana, sacudiendo la cabeza con lentitud.

—Sólo queremos lo mejor para ti —comenzó de nuevo, recuperando el frío distanciamiento con una jodida línea—. Eso es todo lo que siempre hemos querido, y lo mejor que puedes hacer es venir a casa.

Comencé a reírme, pero se quedó estancada en mi garganta. ¿Ir a casa era lo que más me convenía? Esta mujer estaba loca. Sólo por hablar con ella sentía que la locura se me pegaba.

—Aquí han sucedido algunas cosas —añadió, y luego aclaró su garganta—. Deberías volver a casa.

¿Cuántas veces había hecho lo que ellos querían? Demasiadas veces, pero esta vez no podía ceder. Ir a casa equivalía a meter mi cabeza en una trituradora de carne y luego preguntar por qué dolía. Tomé una gran bocanada de aire y abrí los ojos. —No.

—¿Disculpa? —Su voz se volvió chillona.

—Dije que no. No volveré a casa.

—_____ _(TA)...

—Debo irme. Fue lindo hablar contigo, mamá. Adiós. —Y luego colgué el teléfono antes que pudiese decir algo más. Lo coloqué en la mesita de café y esperé.

Pasó un minuto, dos y luego cinco. Soltando un suspiro de alivio, colapsé contra el sofá. Sacudí la cabeza, literalmente impresionada por esa conversación. Mi madre estaba desquiciada. Cerré los ojos y masajeé mi sien. ¡Qué manera de empezar un domingo por la mañana!

Un repentino golpe en la puerta me sobresaltó.

Me levanté y rodeé rápidamente el sofá preguntándome quién podría ser. Era demasiado temprano como para que alguno de mis amigos haya vuelto de casa. Demonios, ni siquiera eran las nueve todavía, lo que significaba que probablemente era demasiado temprano para que algún asesino en serie hiciera alguna visita.

Me estiré y vi por la mirilla. —No puede ser. —Mi corazón hizo unas volteretas mientras abría la puerta—. ¿Joe?

Se giró, con una sonrisa torcida en sus labios. En sus manos había una bolsa de supermercado.

—Bueno, me levanté alrededor de las cuatro de la mañana y pensé que podríamos comer algunos huevos. Y comer huevos contigo es muchísimo mejor que hacerlo con mi hermana o mi papá. Además, mamá hizo pan de calabaza. Sé lo mucho que te gusta el pan de calabaza.

Sin palabras, me hice a un lado y lo vi llevar sus bolsas a la cocina. La parte de atrás de mi garganta quemaba, y mi labio inferior hacía un raro baile tembloroso. Un nudo muy profundo en mi garganta se soltó. Mi cerebro se apagó. Ni siquiera cerré la puerta de enfrente ni sentí el aire frío cubrir mis tobillos desnudos. Simplemente avancé, atravesando la distancia entre la puerta y la cocina. Joe se giró justo cuando me lancé sobre él.

Me atrapó y tropezó hacia atrás mientras envolvía sus brazos alrededor de mi cintura. Enterré mi cabeza contra su pecho, con los ojos cerrados y el corazón acelerado.

—Te extrañé.

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