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| Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) | |
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+4Tatu d'Jonas Lady_Sara_JB CristalJB_kjn PidgeJonas 8 participantes | |
Autor | Mensaje |
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~nazz~ Forista!
Cantidad de envíos : 75 Edad : 30 Localización : Chile Fecha de inscripción : 01/07/2013
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 1st 2014, 08:08 | |
| Oh dios lo vio x.x Siguela!!! No lo dejes asi, esta muy buena~~ Que sucedera ahora? x.x | |
| | | Tatu d'Jonas Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 6938 Edad : 32 Localización : Peru Fecha de inscripción : 20/08/2011
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 1st 2014, 09:25 | |
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| | | PidgeJonas Casada Con
Cantidad de envíos : 1666 Edad : 32 Fecha de inscripción : 23/04/2012
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 1st 2014, 17:26 | |
| Wait for you
Capitulo 25 No fui a clase de astronomía el lunes ni el martes. No me atrevía a enfrentar a Joe. No después de haber visto la mirada en su rostro cuando se dio cuenta de dónde provenía la cicatriz de mi muñeca. No después de tener que fingir que todo estaba bien frente a sus padres, antes de irnos. A pesar de que sólo les había conocido durante un corto periodo, pensaba que eran maravillosos y odiaba el hecho de saber que la posibilidad de volver a verlos de nuevo era baja. No después del tenso e interminable viaje a casa del viernes por la mañana, o después de que Joe me siguiera hasta mi apartamento tratando de hablar conmigo.
Y definitivamente, no después de que tratara de venir el domingo por la mañana con huevos y yo no le abriera la puerta.
Pasé la mayor parte del fin de semana en la cama, con los ojos demasiado doloridos por la interminable fiesta de sollozos. Había evitado mi teléfono. Brit envió un mensaje. Jacob envió un mensaje. Joe había enviado un mensaje de texto.
Joe también había tratado de pasar la noche del domingo, así como la del lunes y la del martes. Cada vez que lo hizo fue como un puñetazo en el estómago. Simplemente no podía enfrentarlo, porque esa mirada en su rostro había sido tan mala como la de mi madre.
Había sido unos cinco meses después de la fiesta de Halloween, cuando había decidido que no podía soportarlo más. La avalancha de correos electrónicos, mensajes de texto, llamadas telefónicas y mensajes de Facebook, habían sido malas, pero en la escuela, ¿en la vida real? En los pasillos, los baños, la cafetería, y las salas de clases, la gente no sólo susurraba acerca de lo que habían escuchado que sucedió cuando Blaine y yo fuimos a su habitación. Hablaban abiertamente de ello frente a mí.
Me llamaban cada combinación de puta mentirosa que se les podía ocurrir. Los profesores no lo detuvieron, tampoco el personal. Así que yo y ese marco de pintura que solía mantener la foto de mí y mi mejor amiga, la misma chica que me había llamado puta ese mismo día en el salón lleno de gente en la escuela, habíamos sido amistosos. Mis padres casi no podían mirarme antes de que me cortara la muñeca, pero ¿después? En el cuarto del hospital, mamá lo había perdido. Por primera vez en, como siempre, ella lo había perdido. Había irrumpido en el cuarto privado, papá detrás de ella. Su fuerte mirada se disparó desde mi rostro hasta mi muñeca vendada.
Golpes de pánico habían cruzado sus tan perfectas facciones, y pensé que finalmente iba a tirar de mí hacia sus brazos y a decirme que todo iba a estar bien, que íbamos a salir de esto juntas.
Esa mirada de dolor que había cedido pasó a la desilusión, a la compasión y a la ira.
—Cómo te atreves a avergonzarte a ti misma y a tu familia así, _____. ¿Qué se supone que voy a decirle a la gente cuando se den cuenta de esto? —Había dicho mamá, y su voz había temblado mientras luchaba por mantener la calma en el cuarto del hospital, pero perdió el control. Las siguientes palabras fueron un grito—. Después de todo lo demás, ¿vas y haces esto? ¿No nos has puesto a prueba lo suficiente? ¿Qué está mal contigo, _____? ¿Qué, en nombre de Dios, está mal contigo?
Las enfermeras habían arrastrado a mamá fuera de la habitación.
Curiosamente, lo que recordaba de esa noche había sido la breve mirada de pánico en su rostro y cómo había creído erróneamente que había estado ahí porque se preocupaba por mí.
Esa mirada golpeada había estado en el rostro de Joe, y quería ser alguien más, porque sabía que esa mirada golpeada se volvería eventualmente en algo más, en desilusión, en compasión y en ira.
Y no podía soportar ver lo que sucedería con Joe.
Haría cualquier cosa para evitar eso, incluso si significaba tomar medidas drásticas. En algún lugar, entre la noche del martes y la mañana del miércoles, me había hecho a la idea del estado recurrente de mi vida.
Esto… esta cosa con Joe, había estado condenada al fracaso desde el principio. ¿Realmente podían un chico y una chica que se sentían atraídos el uno por el otro ser amigos? No lo creía. Las cosas se volverían demasiado complicadas. O actuarían sobre los sentimientos o se mantendrían alejados. Habíamos intentado actuar sobre esos sentimientos por un caluroso segundo. Nos besamos un par de veces. Eso fue todo. Y en realidad, no habría llegado más lejos.
No estaba segura de qué sería ir más lejos. Bueno, especialmente ahora que no creía eso. Joe eventualmente se mudaría y yo tendría un corazón completamente destruido. No roto, pero completamente destruido, por Joe… él era material por el que “caer enamorada”.
Y no podía dejar que eso sucediera.
Tal vez ya lo hiciste, susurró una malvada, terrible y perra voz.
Así que la mañana del miércoles fui a mi asesor e inventé alguna excusa sobre la existencia de mucho trabajo escolar y que estaba quedándome atrás. El último día para la completa retirada de una clase había sido a finales de octubre, así que salir de astronomía tendría que tomarse por incompleta.
Un incompleta arruinaría completamente mi promedio, pero la verdad era que estaba bastante bien en el resto de mis clases, por lo que no arruinaría mi nota general.
Había que tomar una decisión. Enfrentar a Joe y tratar con el inevitable corazón roto o tomar el incompleto.
Tomé el incompleto. Y cuando salí de la oficina de mi asesor supe que lo que había hecho no era tomar una decisión. Estaba huyendo. Después de todo, ¿no era eso en lo que era buena? ¿En huir?
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Brit y Jacob intentaron intervenir el siguiente fin de semana. Ambos se presentaron en mi departamento y si no los hubiera dejado entrar, estaba segura de que hubieran tumbado la puerta, o peor, involucrar a Joe
Me senté en mi silla con forma de luna, mirándolos. —Chicos, ¿en serio…?
Brit se cruzó de brazos, con la barbilla elevada tercamente. —Somos tus amigos, y obviamente estás enfrentando una crisis de algún tipo, así que aquí estamos, y no puedes deshacerte de nosotros tan fácilmente.
—No estoy teniendo o enfrentando una crisis. —Dios, ¿Joe les había dicho lo que había visto? Mi estómago cayó, pero me dije a mí misma que él no habría hecho eso. Al menos, eso pensaba.
—¿En serio? —dijo Jacob, volviendo de la cocina—. Desde que volviste de las vacaciones de Acción de Gracias, has estado caminando como un zombie, y no uno del tipo genial y rápido “come-cerebros”. Luces como si hubieras estado llorando, has estado evitando a Joe y de hablar de él, y no hay nada bueno para comer en tu cocina.
Levanté las cejas ante el último comentario. —No he estado evitando a Joe.
—Mentira —replicó Brit—. Hablé con Joe ayer. Dijo que no hablarás con él, responderás sus llamadas telefónicas o a la puerta si es él, y no has estado en astronomía.
Un dolor agudo rebanó mi pecho. Casi pregunté si se había acercado a él, pero pensé que no importaba. Cuanto menos pensara en él, mejor. No decir su nombre ayudaba. Tener a mis dos amigos interrogándome acerca de él no ayudaba.
—¿Ustedes están peleados? —Jacob se dejó caer en el sofá.
¿Lo estábamos? En realidad no. Negué con la cabeza. —No es nada, chicos. No estamos peleados. Sólo no he estado de humor para hablar con él.
Ella me lanzó una mirada suave. —____, eso también es mentira.
Levanté mis manos sin poder hacer nada.
—¿Por qué no has estado yendo a astronomía? —preguntó.
—Dejé la clase.
Se quedó boquiabierta. —¿Has dejado la clase? _____, el último día para dejarla era… oh, Dios mío, ¿Has tomado un incompleto?
—No es nada importante.
Brit se quedó mirándome, igual que Jacob. —¿Te has vuelto jodidamente loca, ____?
Hice una mueca. —No.
Tomando una profunda respiración, Brit miró entre Jacob y yo. — Jacob, ¿puedes volver a la residencia por tu cuenta?
Sus cejas se juntaron. —Eh, sí, no es tan lejos para un paseo, pero…
—Bien —gorjeó ella. Inclinándose hacia adelante, lo besó en la mejilla—. Te veo más tarde.
Jacob se sentó allí por un momento y luego negó con la cabeza. Me dio un rápido abrazo antes de irse. —¿Por qué lo echaste? —pregunté.
—Porque necesitamos hablar de mujer a mujer —respondió.
Oh, querido.
Se inclinó hacia adelante, apretando las rodillas. —¿Qué sucedió entre ustedes dos?
Luché por encontrar una buena excusa de por qué evitaba a Joe.
—¿Es sólo que no creo que establecer una relación con él sea lo correcta?
—De acuerdo. Tienes derecho a decidir eso, pero ¿la amistad no? ¿Hasta el punto de que no puedes estar en la misma clase que él?
—No podemos ser amigos —dije después de unos minutos, ya cansada de esta conversación—. Eso no es justo, ¿bien? Realmente no quiero hablar de esto. No estoy tratando de ser grosera, pero no hay nada que decir. No quiero verlo. Fin de la historia.
No quiero verlo. Lo que pasa es que era sólo parcialmente cierto. Estaba demasiado avergonzada y apenada para verlo, pero lo extrañaba. Había pasado sólo una semana, pero extrañaba sus comentarios sabelotodo, su ingenio y encanto, y… me detuve a mí misma con una sacudida de cabeza.
Brit se apartó el cabello de la frente. —Está bien, pero quiero hacerte una pregunta y quiero una respuesta honesta, ¿vale?
Mis ojos se abrieron. —Está bien.
—¿Él intentó algo?
—¿Qué? —grité.
Encontró mi mirada. —¿Te lastimó o algo?
—Oh, por Dios, no. —Me levanté, apoyando las manos en mis caderas—. Joe no hizo nada. Te lo prometo. No hizo nada malo. Soy yo. Bien. Por favor, no pienses eso de él.
Brit asintió lentamente. —No creía que lo hubiera hecho, pero tenía que preguntar. Tenía que saber.
Se quedó un rato más, cambiando el tema de la conversación a su último enganche con Jimmie, y por un momento me olvidé de Joe y de todo este lío.
Cuando se fue, se detuvo en la puerta y se giró hacia mí. —Sólo en caso de que te lo estés preguntando, cuando hablé con Joe. Él estaba realmente preocupado por ti. Estaba molesto. Lo que sea que sucedió entre ustedes dos, espero que puedan arreglarlo, porque…
—¿Porque qué?
Apretó los labios, exhalando por la nariz. —Porque creo que el chico realmente se preocupa por ti, _____. Y creo que tú de verdad te preocupas por él. Sería una jodida vergüenza si no pueden arreglar esto o resolverlo de alguna manera.
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Con el semestre terminando, me lancé a los finales. Con el incompleto en astronomía, necesitaba destacar en todos mis exámenes para hacerme sentir un poco mejor de algún modo después de tomar una loca decisión. Más de una vez, durante la última semana o así, quise darme una patada en la cara por tomar un incompleto. En esos raros momentos de lógica, me maldecía a mí misma de cada manera desde el domingo. Era una decisión muy, muy estúpida, especialmente por un chico, pero no había nada que pudiera hacer ahora. Había perdido las dos últimas semanas de clases y no había forma de que pudiera recuperar eso.
Cuando terminé mi último final del semestre, música, me dirigí a la estación de tren, donde estaba aparcado mi auto. Enfrentando el brutal viento que parecía soplar directamente contra mis ojos, saqué mi celular.
Había un par de mensajes sin leer de Joe de la semana pasada, uno de un CONTACTO DESNOCOCIDO que aparentemente se cansó de llamarme puta por el buzón de voz y pasó a hacerlo por mensaje de texto. Justo como evité los correos electrónicos de mi primo, hice lo mismo con los mensajes de Joe.
No los borré, sin embargo. No estoy segura de por qué. Simplemente no pude hacerlo.
Había una llamada perdida de Brit. Quería que nos reuniéramos antes de irse a casa por las vacaciones de invierno. Ni ella ni Jacob sacaron a colación el tema de Joe de nuevo, pero colgaba entre nosotros cada vez que estábamos juntos. Después de dejar la escuela, me dirigí a la tienda de comestibles para el largo viaje. Entré por los pasillos, sin encontrar realmente algo apetitoso, sino simplemente lanzando cosas dentro de mi carro.
Al salir, vi a Ollie dirigiéndose a la pizzería del final del centro comercial. Estábamos a menos de un kilómetro y medio de los apartamentos, así que no fue una sorpresa verlo ahí, pero me detuve en medio del estacionamiento, con el corazón latiendo con fuerza. Él no miró en mi dirección, probablemente ni siquiera me vio, pero lo vi y pensé en esa estúpida tortuga.
Un bulto apareció en mi garganta y respiré hondo. Las lágrimas quemaban en mis ojos mientras me obligaba a mí misma a volver a mi auto. Descargué los víveres, concentrándome en la mundana tarea hasta que sentí que la desastrosa bola de emoción retrocedía.
Lo inevitable sucedió cuando arrastré la última de mis bolsas de la compra.
Escuché la puerta de Joe abrirse y supe que no se trataba de Ollie.
Mi corazón dio un salto y traté de abrir la puerta y meter las compras antes de que me viera, excepto que eso no fue posible. Descartando la estúpida idea de dejar los víveres en el pasillo, me incliné, agarrando tantas bolsas como podía.
—____.
Apreté lo ojos, congelada, con tres bolsas colgando precariamente de mis doloridos dedos. Mi garganta se cerró mientras lo sentía acercarse. Era como si mi cuerpo fuera consciente de él en una especie de nivel subconsciente.
—Déjame ayudarte.
Su profunda voz tejió su camino a través de mi pecho, provocándome un escalofrío. Abrí los ojos, pero mantuve mi mirada pegada a lo que podía ver de mi departamento. —Ya lo tengo.
—No parece que sea así —respondió—. Tus dedos se están poniendo púrpura.
Lo estaban. —Estoy bien. —Empecé a ir a mi apartamento, pero Joe se movió más rápido. Me rodeó y todo lo que vi fue su abdomen.
Gracias a Dios que estaba usando un suéter. Su mano quedó a la vista y sacó las bolsas de mis dedos, rozando la mía en el proceso. Retrocedí bruscamente, causando que una de las bolsas se cayera—. Mierda.
Me agaché, agarrando mi acondicionador para el cabello antes de que rodara por las escaleras. Joe se arrodilló, recogiendo el resto de mis artículos desparramados. En sus manos estaban mi champú, pasta de dientes y tampones. Lindo. Maldiciendo en voz baja, me obligué a levantar la vista.
La mandíbula de Joe estaba cerrada y tuve que apartar la mirada rápidamente, porque verlo no era bueno.
—Si te ríes, te golpearé en el estómago —dije, agarrando el resto de las compras.
—No me atrevería a reírme. —Un toque de diversión llenó su tono de voz.
Me siguió a mi apartamento, pasando por delante de mí y poniendo las bolsas en el mostrador. Hice lo mismo, mi corazón latiendo por su presencia en mi cocina. —No tenías que ayudar, pero gracias —dije con las manos temblando mientras sacaba la leche de una de las bolsas. Él aún estaba en la cocina, de pie enfrente de la puerta—. Realmente necesito…
—¿De verdad crees que vas a deshacerte de mí tan fácilmente ahora que estoy aquí? —preguntó.
Metí la leche en la nevera y fui a por las cosas congeladas. —Podía sólo esperar.
—Ja. Divertido. Tenemos que hablar.
Apilando las comidas congeladas, las metí al congelador. —No tenemos que hablar.
—Sí, así es.
—No, no tenemos que hacerlo. Y estoy ocupada. Como puedes ver, tengo alimentos que sacar y…
—De acuerdo, puedo ayudar. —Joe se acercó, dirigiéndose al mostrador—. Y podemos hablar mientras te ayudo.
—No necesito tu ayuda.
—Sí, creo que la necesitas.
Me di la vuelta, dejando la puerta del congelador abierta. El aire frío sopló en mi nuca, pero apenas lo sentí debido el pánico y la rabia que me provocaba tener que enfrentarlo. —¿Qué se supone que significa eso?
—No significa lo que piensas que es, _____. Jesús. —Se pasó una mano por su cabello desordenado—. Todo lo que quiero hacer es hablar contigo. Eso es todo lo que he estado tratando de hacer.
—Obviamente no quiero hablar contigo. —Me acerqué al mostrador, recogiendo el paquete de hamburguesas de carne. Lanzándolo en el congelador, cerré la puerta de golpe. Varios productos se sacudieron dentro y encima de la nevera—. Y tú todavía estás aquí.
Joe tomó una profunda respiración mientras un músculo en su mandíbula empezaba a temblar. —Mira, sé que no estás feliz conmigo, pero tienes que explicarme qué te hice para que te enojaras tanto como para que no me hables o ni siquiera…
—¡No hiciste nada, Joseph! Simplemente no quiero hablar contigo. — Girando sobre mis talones dejé la cocina y me dirigí a la puerta principal—. ¿Bien?
—No, no está bien. —Me siguió hacia la sala de estar, pero se detuvo detrás del sofá—. No es así como la gente actúa, _____. No van y simplemente dejan a una persona o se esconden de ella. Si hay…
—¿Quieres saber cómo no actúa la gente? —Enfadada por la verdad de sus palabras, arremetí—: ¡Las personas tampoco llaman constantemente y acosan a otros que, obviamente, no quieren verlos! ¿Qué te parece eso?
—¿Acosarte? ¿Es eso lo que he estado haciendo? —Joe soltó una áspera carcajada—. ¿Estás bromeando? ¿Que me preocupe por ti es acosarte?
Abrí la boca, pero esa desastrosa bola había regresado, casi estrangulándome. —No debí haber dicho eso. No estás acosándome. Sólo… —Me interrumpí, pasando ambas manos por mi cabello—. No lo sé.
Los labios de Joe se apretaron mientras me miraba. Negó con la cabeza. —Esto se trata de lo que vi, ¿no? —dijo señalando mi brazo y me tensé—. _____, puedes…
—No —dije, sosteniendo mi mano en alto—. No es eso de lo que se trata. No se trata de nada. Sólo no quiero hacer esto.
—¿Hacer qué?
—¡Esto! —Cerré los ojos por un instante, inhalando profundamente—. No quiero hacer esto.
—Por Dios, mujer, ¡todo lo que estoy tratando de hacer es hablar contigo!
Sus palabras provocaron un tirón en mi corazón, pero negué con la cabeza mientras lo miraba a los ojos. —No hay nada de que hablar, Joe.
—_____, vamos… —Joe se mordió el labio inferior, atrayendo mi atención como si hubiera colgado una hamburguesa con queso en el rostro de un hambriento chico de fraternidad—. Está bien, ¿sabes qué? No voy a arrastrarme por carbón ardiendo por esto. A la mierda.
Me estremecí mientras daba un paso al lado. Eso era totalmente merecido, pero dolió... cortando profundamente.
Pasó junto a mí, alcanzando la puerta. —Mira, me voy a casa por las vacaciones de invierno. Estaré yendo y viniendo, así que si necesitas algo… —Se rió de nuevo, el sonido carente de humor mientras pasaba sus dedos por su cabello—. Sí, no necesitas nada.
Un dolor se derramó en mi pecho mientras le veía abrir la puerta.
Joe salió al pasillo y luego se dio la vuelta. —Te vas a quedar aquí, todas las vacaciones sola, ¿no? ¿Incluso en navidad?
Silencio, me crucé de brazos.
Apartó la mirada, apretando la mandíbula. —Lo que sea. Ten una buena navidad, _____.
Joe avanzó hacia su apartamento y esperé escuchar un portazo, pero no lo hizo, y de alguna manera eso fue mucho peor. Cerré mi puerta, con los ojos ya borrosos. Esto era lo correcto. Seguí diciéndome eso a mí misma mientras me alejaba de la puerta. Brit había estado equivocada. No había nada que resolver o arreglar. Era mejor así. Tenía que serlo.
Excepto que no se sentía así en lo absoluto. | |
| | | VaLeexD Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 330 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/04/2012
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 1st 2014, 17:53 | |
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| | | ro$$ 100% fan$ griton@ Casada Con
Cantidad de envíos : 1282 Edad : 29 Localización : Venezuela Wants Jonas Brothers Fecha de inscripción : 21/01/2010
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 1st 2014, 19:52 | |
| ESE MOMENTO ROMPIO MI CORAZON EL SE CANSO Y WOW FUE DURO MY HEART IS IN TWO SIGUELAA | |
| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 1st 2014, 20:53 | |
| ouch como puede terminar asi no puede ser quiero llorar la forma en q se fue joe siguela | |
| | | Tatu d'Jonas Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 6938 Edad : 32 Localización : Peru Fecha de inscripción : 20/08/2011
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 1st 2014, 22:41 | |
| hay no, hay no! eso fue ouch quiero leer maaas lo necesito siguelaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! | |
| | | VaLeexD Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 330 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/04/2012
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 2nd 2014, 10:28 | |
| Siiigueeelaaaaaa porfaaaaa | |
| | | PidgeJonas Casada Con
Cantidad de envíos : 1666 Edad : 32 Fecha de inscripción : 23/04/2012
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 2nd 2014, 11:57 | |
| Wait for you
Capitulo 26 Dos cosas sucedieron el día de Navidad. Mi padre me envió un mensaje para desearme una “Feliz Nvdad”. Nvdad. Ni siquiera podía escribir Navidad. Qué personal. Yo también te quiero, papá
Y nevó esa noche. No había visto nunca la nieve en Navidad.
Hundiéndome en la pequeña vibración de excitación, me puse la chaqueta y un par de gruesas botas, y luego me deslicé fuera de mi apartamento. Aunque sabía que no había nadie en su apartamento, ni siquiera Ollie, eché un vistazo a su puerta cuando llegué a las escaleras. Me preguntaba quién cuidaba de Raphael.
Una sensación de pesadez se instaló en mi pecho mientras me obligué a ir escaleras abajo y hacia fuera debajo del toldo del edificio de apartamentos. Cadenas de luces multicolores colgaban de las ventanas de algunos de los apartamentos. Luces de árboles de Navidad brillaban en otros. Yo no había puesto ninguna decoración. No parecía tener sentido pasar por todo eso, pero sí me había ordenado un regalo de Navidad. Un nuevo bolso, estilo mensajero, de cuero envejecido. Un bolso nuevo para un nuevo semestre.
No sé a dónde me dirigía, pero me encontré en la pequeña parcela de terreno al otro lado del último edificio. Copos acolchados y blancos ya se sacudían contra la tierra y caían densamente. Metiendo las manos en los bolsillos de mi chaqueta, incliné la cabeza hacia atrás y cerré los ojos. Pequeños copos caían sobre mis mejillas y labios. Cada pequeña astilla era fría y húmeda. Me quedé allí tanto tiempo que si alguien miraba por la ventana, pensaría que había perdido mi maldita mente, pero no me importaba. Joe no se había puesto en contacto conmigo desde el día de la compra.
No es que hubiera esperado que lo hiciera, pero sentía un nudo en el pecho cada vez que revisaba mi teléfono y no había nada de él. ¿Cuán retorcido era eso? Le dije que no quería hablar con él, así que se detuvo. Eso era lo que quería, ¿cierto? Un tipo diferente de humedad cubrió mis mejillas, mezclándose con la niebla de nieve, y suspiré. Al abrir los ojos, vi caer la nieve por unos segundos más y luego me dirigí hacia el interior. Mientras estaba fuera de mi puerta, miré hacia la de Joe y susurré—: Feliz Navidad.
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El día después de Año Nuevo, me harté de mi solitario confinamiento e hice lo que quería hacer. En aquel frío y ventoso día, saqué los mapas de Google y conduje a la capital del país para visitar los museos. Me sentí orgullosa de mí misma en el momento en que encontré un lugar para aparcar. No llevaba a una familia de cuatro a la ciudad, pero el crecer cerca de Houston como que me preparó para la locura de este tipo de carreteras. Los museos estaban llenos de familias en su mayoría, y no estaba segura de si eso era normal después de un día de fiesta. Pasé la mayor parte de mi tiempo en la parte del Smithsoniano dedicada a “La Vida Eterna del Antiguo Egipto”. Era verdaderamente increíble ver los artefactos de hace miles de años. Y la momia era muy muy impresionante también.
La nerd de historia en mí se sentía toda emocionada mientras vagaba por los anchos pasillos, a pesar de que estaba sola y cada cuantos minutos, no importa cuántas veces me dijera a mí misma que tenía que parar, pensé que Joe parecía haber querido ver aquello conmigo. De acuerdo, eso había sido justo antes de que él me besara, por lo que podría haber estado de acuerdo con casi cualquier cosa en ese momento. Ni siquiera podía engañarme a mí misma con el pensamiento de que él todavía no estaba en casa, porque cuando salí esta mañana, vi su camioneta plateada estacionada en la parte posterior el estacionamiento. Joe estaba en casa.
Me detuve delante de una pantalla de cerámica. Pensando en sus besos, lo que no ayudó. Hizo todo esto peor. Me volví, espiando una pareja de adolescentes más interesados en la sensación de la boca del otro que en toda la maravilla de historia puesta ante ellos. Una punzada golpeó mi pecho. Bueno, tal vez ir allí no había sido la más inteligente de todas las ideas, pero no podía quedarme en casa hoy.
No cuando era mi cumpleaños.
El gran 2-0.
No había oído de mis padres todavía, me imaginé que ellos me escribirían o algo así, pero para el momento en que salí de la capital, poco antes de las cuatro de la tarde, no había oído nada de ellos. Sí, eso me trajo un hormigueo como de medusas.
Me detuve en el Dairy Queen cerca de mi apartamento y tomé uno de esos pasteles de helado. No era un gran fan de los helados, pero lo que formaba esas cosas crujientes en el centro era absolutamente divino. Con mi pequeño pedazo de torta, me acurruqué en el sofá y pasé a través de la mitad de la primera temporada de Supernatural antes de dormirme a una hora vergonzosamente temprana.
Me desperté en algún momento entre las cuatro y las cinco de la mañana, sintiendo como la niebla había invadido mi cerebro. Sentándome, hice una mueca ante el latido vicioso en mis sienes. Pensando que era por dormir en el sofá en una posición incómoda, me paré.
—Guau. —Presioné la palma de mi mano a mi frente mientras la habitación giraba. Mi piel se sentía caliente. ¿Estaba sudando? Me dirigí hacia mi dormitorio para cambiarme, pero sólo llegué a mitad de camino antes de que cambiara mi rumbo al cuarto de baño. —Oh, Dios —jadeé.
Los calambres se apoderaron de mi estómago y caí de rodillas, levanté la tapa del inodoro. El pastel de helado y todo lo que comí ese día salió, rápido. Era impresionante y no se detuvo durante horas. Tan pronto como pareció que se había calmado, me apoyé en la bañera, descansando mi mejilla sobre la fría superficie. Eso se sintió bien, pero la sensación de calma no duró mucho. Mi estómago estaba apretado y apenas había llegado al baño a tiempo.
Era oficial. Dios había hecho todo el “yo te venceré” golpeándome bajo con un desagradable caso de virus de influenza. ¿Cómo lo había obtenido? ¿Eso importa? Por supuesto que no. Nada importaba cuando yo estaba tirada en el helado suelo de baldosas, mi mejilla estrellada y probablemente ahora llevando los modelos del piso. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado. Sabía que necesitaba una medicina, algo de la tienda. Sí, la tienda era una buena idea. Sopa de pollo. TheraFlu, Pepto...
Tropezando, me arrastré de vuelta a la sala. Las paredes parecían divertidas para mí, confusas y un poco deformadas, como si estuvieran saludándome. Después de una aventura sin importancia, me encontré con mi bolso y las llaves, y llegué a la puerta principal. Justo cuando la abrí, sentí la agitación nefasta en mi estómago. Dejé caer mi bolso y las llaves, y me volví. Las paredes bailaban. No era bueno. Di un par de pasos y mis piernas hicieron la cosa más extraña. Simplemente dejaron de funcionar. Hecho. Nada. Las golpeé contra suelo, pero realmente no lo sentía. Arrastrándome hacia la cocina, porque tenía suficiente consciencia como para no querer hacerlo en la alfombra, llegué hasta el fregadero. Me arrastré hacia arriba y me incliné sobre el lavabo, mi estómago se revolvió hasta que las lágrimas se filtraron por mis mejillas. Oh, hombre, esto apestaba.
Por último, cuando la tormenta parecía haber pasado, me deslicé hacia abajo, apoyándome en los gabinetes debajo del fregadero. Bien. La tienda estaba fuera de cuestión. También lo estaba la cama. No estoy segura de si me tiré o caí, pero estaba de regreso contra el frío suelo. Al menos, en el piso de la cocina había más espacio.
Un dolor profundo se instaló en mis músculos y huesos. La cabeza me latía tan gravemente que no podía abrir los ojos o concentrarme en otra cosa más que en el hecho de que dolía. Parecía como si alguien hubiera empujado un cepillo de lana en mi garganta. Mi cerebro se sentía como si estuviera tratando de correr a través de aguas pantanosas. En realidad nada tenía sentido para mí. Oí el chirrido del teléfono desde algún lugar y luego en algún momento más tarde, sonó y sonó… y volvió a sonar. Me pregunté si se trataba de mis padres. Tal vez se acordaron de que ayer fue mi cumpleaños.
Creí que me había quedado dormida, porque había un estruendo que sonaba muy, muy lejano. Y me pareció oír como la puerta de la sala se abría. Estaba a tal punto que no me importaba si era un asesino en serie. Le daría la bienvenida a cualquiera que estuviera dispuesto a sacarme de mi miseria.
—¿_____? —Hubo una pausa y luego un—: ¡Oh, Dios mío!
El asesino sabía mi nombre y era del tipo que rezaba. Encantador. Manos frías me tocaron la frente. —____, oh Dios mío, ¿estás bien?
El asesino sonaba como Brit, así que obviamente no era un asesino. Me obligué a abrir los ojos en ranuras finas. Su rostro se vio borroso por un segundo. La preocupación grabada en su expresión, y luego la enfoqué.
—Gripe —murmuré—. Tengo gripe...
—Así que es por eso que huele como si hubiera una fiesta de vómito aquí.
Hice una mueca. —Ugh.
—Sí, ugh, todo esto es ugh.
Oí caer algo al suelo y luego las frías manos ya no estaban. La puerta de mi nevera se abrió y maravilloso, hermoso aire frío se apoderó del suelo y de mí. Yo estaba en el cielo, en el maldito cielo.
La puerta se cerró y Brit volvió, agua en mano. —Tienes que beber agua. Vamos, ayúdame para que pueda ayudarte a sentarte.
Murmurando entre dientes, puse mis manos en el suelo, pero mis brazos se sentían demasiado débiles. Ella puso un brazo alrededor de mí y me apoyó en el gabinete. Una botella de agua apareció en mis labios secos.
—No. —Traté de golpearla lejos, pero no podía levantar los brazos—. Voy… a… contagiarte.
—Recibí la vacuna contra la gripe, así que no. Bebe esta agua, _____. Toma. —La puso en mi boca de nuevo, y el agua corrió, quemando mi garganta—. Probablemente duela, ¿eh? Si bebes agua, voy a ir a la tienda y conseguiré algunas cosas, ¿de acuerdo? Creo que tienes fiebre.—Su mano se apretó contra mi frente—. Sí, tienes fiebre.
Creo que bebí el agua y luego creo que planté mi cara en el suelo. Todo estaba borroso. Brit estaba hablándome y creo que yo respondía. Ni idea de lo que salía de mi boca. Me dejó en el suelo en algún momento y entonces la oí de nuevo, en la sala de estar, hablando en voz baja. El dolor en mi cabeza era demasiado para abrir los ojos. Brazos pasaron por debajo de mí y por un segundo estaba flotando.
Entonces me moví, apoyada en algo caliente y duro. Gemí, volviendo la cabeza hacia ello. Había un aroma familiar y tranquilizador que tiraba de mí, arrullándome hasta que estuve acostada en algo mucho más cómodo, y había algo frío y húmedo apretado a mi frente. Dormí y me desperté cada cierto tiempo para darme cuenta de que no estaba sola. Alguien se sentó a mi lado en la cama, con un paño para mis mejillas. Murmuré algo antes de caer dormida de nuevo. No estoy segura de cuánto tiempo duró, pero finalmente abrí los ojos, y fue como salir de un coma. La luz que se filtraba por la ventana era demasiado dura y las palpitaciones todavía estaban en mi cabeza, pero más apagadas que antes. Abrí la boca, pero inmediatamente comencé a toser.
Escuché pasos por el pasillo y de repente Brit estaba en mi puerta del dormitorio, un vaso de agua en una mano y una taza en la otra. —¡Estás viva! Gracias a Dios, empecé a pensar que te había matado accidentalmente al obligarte a pasar los medicamentos por tu garganta.
La miré estúpidamente. —¿Tomé la medicina?
—Sip. —Rebotó hacia mí y se sentó en la cama—. Has tomado la medicina dos veces y estás a punto de volverla a tomar. Tienes que beber toda esta agua. Y entonces necesitas tomar esto: más medicina. Mi madre que es enfermera, por cierto, dijo que ya que parece que la fiebre bajó anoche, deberías estar bien. Bueno, deberías estar mejor.
—¿Anoche? —Cubrí mi boca con mi mano, y empecé a toser otra vez mientras tomaba el agua de ella. Tuvimos que esperar a que pasase—. ¿Qué hora es…?
Brit se sentó en el borde de la cama, sosteniendo la taza humeante. Ya podía oler el limón. —¿Hora? Cariño, “día” probablemente sería una mejor pregunta. Es sábado.
Casi me ahogué en mi agua. —¿He estado fuera por… todo un día?
—Día y medio —dijo, comprensiva—. Cuando me enviaste un mensaje, te llamé y no contestabas, me preocupé. Es por eso que vine. Estabas bastante mal. Mamá dijo que era probable que estuvieras deshidratada.
Reflexionando sobre eso mientras terminaba el agua, puse el vaso sobre la mesita de noche y tomé la taza de ella. Otro ataque de tos me golpeó y sólo por milagro no me lo derramé encima. —¿Te has… quedado aquí todo el tiempo?
—No todo el tiempo. Tuve ayuda.
—Gracias —le dije—. De verdad, muchas gracias. Todavía estaría tirada en el… suelo, si no fuera por ti… y Jacob.
Negó con la cabeza. De repente, algo muy importante se me ocurrió. Me miré a mí misma. Llevaba una camisa de mangas largas para dormir. Mi sujetador estaba puesto y estaba en mis pantalones pijama, oh mi Dios, no tenía mi brazalete. Mi cabeza se alzó de manera rápida, haciendo que el dolor se extendiera a través de mi cara. El brazalete estaba puesto en la mesita de noche.
—¿Tú hiciste…?
—Sí y no —dijo, jugando con la cola de caballo corta en la parte superior de su cabeza—. Te ayudé a ponerte los pantalones.
—Entonces, ¿quién…? —Una sensación de hundimiento me hizo pensar que iba a tener que correr al baño otra vez—. Oh, Dios mío…
Brit hizo una mueca. —No me odies, _____, pero no sabía qué otra cosa hacer. No podía levantarte. Para alguien tan pequeño, pesas una tonelada y tengo más músculos que Jacob. Joe estaba justo al otro lado del pasillo y me pareció la solución más rápida.
Oh mi Dios, ni siquiera podía envolver mi enfermo cerebro en torno a este pequeño pedazo de noticia. Si Brit no me había despojado de mi jersey empapado de sudor, tenía que haber sido Joe, lo que significaba que también fue la persona que colocó el brazalete en la mesita de noche. Cerré los ojos.
—¿Te sientes como si fueras a vomitar otra vez?
—No —le dije con voz ronca—. Así que… ¿así que Joe estuvo aquí?
—Te trajo a la cama y se quedó contigo mientras yo corría a la tienda —dijo, cruzando las piernas—. Cuando volví, había cambiado tu camisa y juró que no le había echado un vistazo a tus atributos. Sin embargo, yo estuve mirando los suyos. Estuvo sin camisa todo el tiempo. A pesar de que tenía todas las ventanas de esta casa abiertas para ventilar todo el hedor.
Todo mi hedor. Joe estuvo con todo mi hedor.
—Fue como la enfermera perfecta. Tenía un paño húmedo en tu cara, manteniéndote fría. —Brit suspiró, un sonido de ensueño—. Incluso se quedó contigo mientras yo limpiaba tu desorden.
—Gracias —le dije otra vez, terminando la taza—. Lo digo en serio, muchas gracias. Te lo debo.
—Así es. —Me dedicó una rápida sonrisa—. También se lo debes a Joseph.
Me dejé caer de nuevo sobre la cama, cerrando los ojos. —Apuesto a que tuviste que rogarle que viniera.
—No —respondió, empujando mi pierna hasta que la miré—. No tuve que preguntarle dos veces. Dejó lo que estaba haciendo y vino aquí para ayudarte. | |
| | | VaLeexD Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 330 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/04/2012
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 2nd 2014, 12:36 | |
| ooh dioooos!!!!!!
pobre _____ todo lo que le pasoooo
obvio joe o iba a dudar en iir
siiiguelaaaaaaaaaaa | |
| | | VaLeexD Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 330 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/04/2012
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 2nd 2014, 12:37 | |
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| | | ro$$ 100% fan$ griton@ Casada Con
Cantidad de envíos : 1282 Edad : 29 Localización : Venezuela Wants Jonas Brothers Fecha de inscripción : 21/01/2010
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 2nd 2014, 13:26 | |
| ay Dios ______ vaya a agradecerle al bello de joseph QUE YA ES TIOOOOOO!!!!!!! UN HERMOSO, SEXY Y MUUUUUYYYY DIVERTIDO TIOOO!!!!! | |
| | | CristalJB_kjn Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 477 Edad : 32 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 24/10/2013
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 2nd 2014, 15:40 | |
| Haaaaaaaaaaa!!! Sta muy muy buena la amo!!!!!!
Me encanta mas porfis mas mas! Jajajajaja es que estade lo mejor bn me voy adios | |
| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 2nd 2014, 18:02 | |
| amo a joe es tan lindo como la cuida me encanta siguela | |
| | | PidgeJonas Casada Con
Cantidad de envíos : 1666 Edad : 32 Fecha de inscripción : 23/04/2012
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 3rd 2014, 17:21 | |
| Wait for you
Capitulo 26 La enfermedad se había quedado y se convirtió en un desagradable y persistente frío que traté obsesivamente con cada medicina sin receta conocida por el hombre. Para el primer día del semestre de primavera, todavía seguía tosiendo, pero me sentía lo suficientemente bien como para ir a clase.
En el camino a la planta baja, me armé de valor y fui al apartamento de Joe. Necesitaba agradecerle, cara a cara y no por mensaje de texto. Con el corazón latiendo como si hubiera corrido arriba y abajo por las escaleras, llamé a su puerta.
Fuertes pisadas sonaron al otro lado de la puerta segundos antes de que se abriera de golpe, revelando a Ollie en todo su desordenado esplendor. Una sonrisa somnolienta cruzó sus labios.
—Hola, me alegra verte levantada y caminando.
—Gracias. —Sentí mis mejillas calientes—. ¿Está Joe levantado?
—Sí, déjame ver. Espera un segundo. —Dejó la puerta entreabierta mientras desaparecía de nuevo en el apartamento. Unos minutos después, minutos que se sintieron como una eternidad, regresó, un poco menos desordenado—. En realidad, él, uh, ya fue a clase.
—Oh. —Sonreí para ocultar mi decepción—. Bueno, te… veré por ahí.
—Sí. —Ollie asintió mientras se pasaba una mano por su cabello hasta los hombros—. Oye, _____, espero que te sientas mejor.
—Lo estoy. Gracias.
Dándole un pequeño saludo, me volví a ajustar la correa de mi bolso nuevo y luego saqué mis guantes mientras me dirigía escaleras abajo y salía a la resplandeciente mañana congelante. Me detuve a unos espacios detrás de mi auto, con el corazón dándome un vuelco.
Allí estaba, la camioneta de Joe.
No se había ido a clase. Estaba en el apartamento. La verdad era tan fría como el clima. Ollie había vuelto a buscarlo, y Joe no había querido verme.
______________________________________
Vi mucho a Joe alrededor del campus las siguientes semanas.
Parecía que teníamos un horario que nos colocaba cerca uno del otro y cada vez que lo vi, estaba con Jase o, como el día anterior, con Steph. Cada vez que lo veía con ella, había un sentimiento desagradable que se asentaba en mi estómago. No tenía derecho a ese sentimiento. Sabía eso, pero no me detuvo de querer tomar vuelo y picar a Steph al estilo karate en la próxima semana.
Pero esa no era la peor parte de localizarlo. La mayoría de las veces él me veía, y si nuestras miradas chocaban, siempre apartaba la mirada. Era como si no hubiéramos sido amigos durante casi cinco meses o no hubiéramos compartido ningún momento íntimo. Era como si ni siquiera nos conociéramos.
Me recordó a cómo se habían vuelto las cosas con mis amigos en la escuela secundaria después de la fiesta de Halloween. Como si nuestro tiempo juntos hubiera sido borrado.
El viernes, se produjo una pequeña abertura. Joe estaba solo, cruzando la calle principal, hacia Knutti, con la cabeza gacha y las manos metidas en los bolsillos de su sudadera con capucha.
—¡Joe! —grité su nombre tan de repente que causó un bastante patético ataque de tos que era residuo de mi resfriado.
Se detuvo, levantando la barbilla. Mechones de cabello oscuro se rizaban fuera del gorro de lana que llevaba. Me esforcé al subir el resto de la colina, con el pecho y las piernas doliendo. Sin aliento, me detuve frente a él.
—Lo siento —dije con voz ronca, respirando profundo varias veces—. Necesito un segundo.
Frunció el ceño. —Suenas terrible.
—Sí, es la peste negra y nunca se va. —Me aclaré la garganta, obligando a mis ojos a encontrar los suyos. Por un momento, mientras miraba fijamente a esos ojos marrones, se me olvidó por qué lo había obligado a detenerse.
Algo cruzó su rostro y luego desvió su mirada, un músculo latiendo en su mandíbula. —Tengo que llegar a clase, ¿así que…?
¿Joe apurándose para llegar a clase? El Apocalipsis estaba a punto de ocurrir. Luché con el impulso de alejarme ese momento, porque era dolorosamente obvio que él no tenía ningún interés en esta conversación, pero me mantuve firme. Se lo debía.
—Sólo quería agradecerte por ayudar a Brit cuando estuve enferma.
Sus labios se fruncieron mientras se centraba en algo más allá de mí.
—No fue la gran cosa.
—Lo fue para mí —dije suavemente, deseando que me mirara—. Así que gracias.
Joe asintió bruscamente y luego respiró profundo. Su mirada parpadeó de vuelta a mí y luego se alejó. Sus hombros se tensaron.
—De nada.
—Bueno... —Me quedé sin nada que decir porque todo lo que se me venía a la mente no debería ser dicho. Como lo siento por ser tan perra. Y desearía que no hubieras visto la cicatriz.
—Me tengo que ir —dijo finalmente, retrocediendo hacia la entrada lateral del edificio, donde varios estudiantes fumaban—. Te veré por ahí.
—Lo siento —solté, con el corazón tartamudeando.
Joe se dio la vuelta, con los ojos entrecerrados y fue como si estuviera esperando algo, pero luego sacudió la cabeza. —Yo también.
No lo detuve de nuevo.
Las lágrimas quemaban la parte trasera de mi garganta y de alguna manera llegué a inglés 102, la cual estaba en el mismo edificio que él. La mañana fue un borrón entumecido y cuando me reuní con Jacob y Brit en el refugio para el almuerzo, apenas seguí su conversación mientras comía mi sándwich. Creo que estaban acostumbrados a ello, sin embargo, porque ninguno lo mencionó.
Mientras Brit y yo caminábamos a Whitehall para economía, le conté sobre mi encuentro con Joe. —No quería tener nada que ver conmigo.
—No creo que ese sea el caso, _____.
—Oh, lo es. Tenía prisa por alejarse como el infierno de mí. En realidad dijo que no podía llegar tarde a clase y, vamos, Joe nunca se preocupa por eso.
Brit tiró de su gorro hacia abajo por encima de sus orejas cuando nos detuvimos cerca del pabellón frente al edificio de ciencias sociales.
—¿Puedo ser sincera contigo?
—Sí.
Entrelazó juntas sus manos cubiertas con guantes. —Sabes que te quiero, ¿verdad? Así que sólo voy a señalar esto. Evitaste a Joe desde Acción de Gracias, y para mí, para él y para el niño Jesús, parece que era eso lo que querías. Que él simplemente se alejara.
Abrí la boca, pero qué podía decir. Eso era lo que quería.
—Así que se alejó. No puedes culparlo por eso. El chico sólo va a aguantar algo, ¿sabes? —Frunció los labios—. Y después de ignorarlo durante tanto tiempo, probablemente no estará encantado de hablar contigo.
—Lo sé —admití—. Es sólo que...
—¿Finalmente sacaste la cabeza de tu trasero y estás preocupada de que sea demasiado tarde?
¿Era eso? No estaba segura, pero esperaba que no, porque al menos con mi cabeza en mi trasero, era un poco menos deprimente.
—Dale algo de tiempo —dijo, dejando caer su brazo alrededor de mis hombros—. Si no vuelve, entonces que se joda.
—Que se joda —repetí, pero realmente no lo sentí.
Brit me apretó de todos modos. —Esa es mi chica.
__________________________________________
La noche del viernes, observé mi tarea de economía, convencida de que era un lenguaje totalmente diferente, diseñado para confundir a las personas como el infierno. La concentración resultaba difícil por varias razones. Muchas veces me encontré mirando la pantalla del televisor, sin ver lo que estaba en la televisión, con la cabeza yendo en diferentes direcciones, la mayoría de ellas llevando de vuelta a Joe.
Me estaba hartando de mí misma.
Mi teléfono se prendió de repente, sonando desde lo profundo de mi bolso. Sacándolo, gemí cuando vi el nombre de la persona que llamaba. Mi primo. Me sorprendió un poco que realmente me estuviera llamando luego de las docenas de correos electrónicos que había ignorado. Pero el hecho de que me llamaba fue lo que me hizo hacer de tripas mi corazón y responder.
—Hola —dije, mi voz monótona.
Hubo un momento de silencio y luego—: ¿Contestaste el teléfono?
—¿Por qué no lo haría? —Sí, eso sonó ridículo incluso para mí—. ¿Qué pasa, David?
—¿Has leído alguno de mis correos? —La arrogancia normalmente presente en su tono estaba ausente. Sorprendente.
—Ah, leí uno o dos, pero he estado ocupada, con la universidad y todo. —Me levanté y empujé el bolso debajo de la mesa de café—. Entonces...
El suspiro de David fue bastante audible.
—¿No sabes nada? ¿Tus padres intentaron ponerse en contacto contigo?
Resoplé. —Uh, no. Se olvidaron de mi cumpleaños.
—Lamento eso —respondió, y prácticamente pude ver su vergüenza—. Pensé que podrían haber intentado contarte lo que ha estado pasando por aquí. De alguna manera tiene que ver contigo.
Entrando a la cocina, fruncí el ceño mientras agarraba un refresco de la nevera. —¿Cómo es que algo allí tiene que ver conmigo?
Hubo una pausa y luego la bomba de todas las bombas fue lanzada.
—Se trata de Blaine Fitzgerald. Ha sido arrestado.
La lata de gaseosa se soltó de mis dedos y resonó en el piso. Rodó debajo de la mesa. Me quedé allí parada, mirando la heladera.
—¿Qué?
—Ha sido arrestado, _____. Por eso he estado tratando de contactarte. Pensé... no sé, pensé que te gustaría saberlo.
Mis piernas se sentían débiles, así que me giré y agarré el mostrador con una mano. La habitación se inclinaba como si estuviera enferma otra vez.
—_____, ¿estás ahí?
—Sí —dije, tragando—. ¿Qué pasó?
—Fue al comienzo del verano, pero se mantuvo en silencio hasta a mediados de agosto más o menos, cuando fue detenido. Hubo una fiesta. Algunos jóvenes estaban allí, por lo que he escuchado —explicó, y cerré los ojos—. Fue una chica con la que fuiste a la escuela. Creo que era un año menor que tú, Molly Simmons.
Recordé ver su nombre en uno de sus correos y haber asumido algo totalmente diferente.
—¿Qué… le hizo?
David no respondió inmediatamente.
—Fue acusado de agresión sexual y varios otros delitos. Va a juicio en junio, pero ha estado en libertad bajo fianza. Las cosas no lucen bien para él. Hay un montón de evidencia. La única razón por la que sé algo de de esto es porque su padre vino al mío para representar su caso. Mi padre rechazó el caso. Quiero que lo sepas.
No sabía qué decir a eso. ¿Gracias por no representar el imbécil? No sabía qué decir en absoluto. Me quedé de piedra. Siempre me había preguntado si Blaine le había hecho lo que me había hecho a mí a otra persona y si mi silencio le permitiría volver a hacerlo. Había esperado que no, había rezado para que no fuera el caso.
—La chica que... violó contactó a tu familia.
No sabía qué me sorprendía más: el hecho de que esta chica había contactado a mi familia o que David había dicho realmente violación.
—¿Qué? ¿Por qué? Yo no he dicho nada. He mantenido mi…
—Lo sé, _____. Sé que no dijiste nada, pero ella fue a la misma escuela secundaria que tú. Oyó los rumores acerca de ti y Blaine y, bueno, sumó dos y dos. Acudió primero a tus padres y estoy seguro de que sabes lo bien que fue.
Necesitaba sentarme antes de que me cayera.
—Cuando se negaron a hablarle siquiera, vino a mí. —David hizo una pausa—. No le dije nada, _____. Ese no es mi lugar, pero creo que ha estado intentado tener contacto contigo. No sé cómo obtuvo tu información.
—No creo que la tenga. —Me dejé caer en el sofá. Por otra parte, borré casi todos los correos que no reconocía—. ¿La chica? ¿Está… bien? Quiero decir, ¿parece como si estuviera bien?
David se aclaró la garganta.
—¿Honestamente? No.
Frotándome la frente, dejé escapar un suspiro bajo. —Por supuesto que no lo está. Esa fue una pregunta estúpida.
—Quizás desees, eh, revisar tu correo electrónico o algo. Realmente lucía como si necesitara hablar contigo y eso fue en agosto.
—Yo no puedo decirle nada. Si lo hago y sale, la familia de él me demandarán mí y a mi familia por millones. —La bilis se levantó en mi garganta—. Es parte de mi cláusula de confidencialidad.
—Lo sé —dijo David—. Pero como dije, pensé que te gustaría saber lo que está sucediendo.
Mi cabeza estaba llena de tantas cosas que apenas podía escoger una pregunta.
—¿Y los cargos? ¿Crees que se van a quedar? ¿Qué va a ir a la cárcel?
—Por lo que ha visto mi padre, los cargos van a quedarse. Va a ir a la cárcel, _____ al menos por varios años.
Mis ojos se abrieron. El alivió me abrumó, tan potente, tan poderoso que era como que me sacaran una tonelada de ladrillos de mi pecho. Nunca en mis expectativas más salvajes había esperado esto. Blaine no iba a ir la cárcel por lo que me había hecho a mí, pero iba a hacerse justicia.
Finalmente. Sólo odiaba que esto tuviera que sucederle a otra chica, una chica que probablemente se enfrentaba a una terrible cantidad de censura en el futuro, pero había continuado. Un poco del alivio se convirtió en culpa y vergüenza. ¿Qué pasaba si le hubiera dicho a mis padres que no? ¿Qué pasaba si me hubiera mantenido firme? Puede que esto no le hubiera ocurrido a Molly. Y sólo Dios sabe a cuántas otras chicas les podría haber pasado esto, que nunca lo supimos. Mi estómago se revolvió ante el pensamiento.
—De todos modos —soltó las palabras David—. Sólo quería hacerte saber.
—Gracias —le dije, realmente sintiéndolo—. Siento no haberte respondido. Pensé... bueno, no importa lo que pensé.
—Sé lo que pensaste. Realmente no te he dado razones para que pensaras otra cosa que no fuera eso. —Hizo una pausa, y mis ojos se ampliaron—. Mira, quiero decirte que lo siento.
—¿Qué?
—Todos estos años, bueno, jamás supe qué había pasado realmente, pero debería haber hecho algo —dijo—. Lo siento. Siento que tuvieras que pasar por lo que pasaste.
La emoción se arrastró por mi garganta. Nada menos que lo increíble había sucedido. No sólo David había sido eliminado de mi imaginaria “lista negra”, esas dos palabras, palabras tan simples, fueron como un faro brillante en medio de la noche. Mis dedos temblaron alrededor del teléfono. Apreté los ojos para cerrarlos, pero una lágrima se escapó.
—Gracias —susurré roncamente—. Gracias. | |
| | | CristalJB_kjn Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 477 Edad : 32 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 24/10/2013
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 3rd 2014, 18:23 | |
| wooooooooooooooooooo!!! que emocionante me gusta muchoooooooo tu novela me encanta esta hermosa espero bn me despido cuídate bye | |
| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 3rd 2014, 18:34 | |
| owww q bueno blaine recibira lo q se merece siguela sra bellisima | |
| | | Tatu d'Jonas Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 6938 Edad : 32 Localización : Peru Fecha de inscripción : 20/08/2011
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 3rd 2014, 20:53 | |
| woooow cada vez amo mas esta nove siguela pooooorfa!!! | |
| | | ~nazz~ Forista!
Cantidad de envíos : 75 Edad : 30 Localización : Chile Fecha de inscripción : 01/07/2013
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 4th 2014, 09:37 | |
| Oh dios Joe no seas asi :cc Siguela por favor aun quiero saber que le paso en la fiesta de navidad xD Esta muy buena!! Siguela x.x | |
| | | PidgeJonas Casada Con
Cantidad de envíos : 1666 Edad : 32 Fecha de inscripción : 23/04/2012
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 4th 2014, 17:07 | |
| Wait for you
Capitulo 27 Todavía estaba en estado de shock la mayor parte del sábado, tanto así que cuando me reuní con Jacob y Brit para nuestra cita de estudio en el café, ni siquiera podía recordar que demonios había hecho con ellos y luego después de comer una rápida cena de macarrones con queso, me di cuenta de que dejé mi bolso en el coche, junto con mi teléfono.
Demasiado distraída y un poco perezosa, ni siquiera me puse los zapatos cuando abrí de golpe la puerta y salí al pasillo, elaboré un corto camino cuando vi a Ollie subiendo las escaleras con una caja de cerveza en sus manos.
—¡Oye! —Sonrió—. ¿Qué estás haciendo aquí… en tus calcetines?
—Uh, estaba corriendo a mi coche para ir por mi bolso. —cambié mi peso—. ¿Tienes sed?
Ollie rió. —Aunque siempre estoy sediento, esto no es para mí. Hay una pelea esta noche y tenemos unas cuantas personas más.
—Suena divertido.
—Sí… —Miró a su puerta, cambiando la caja a su otro brazo—. ¿Por qué no vienes?
Mi corazón brincó. —Oh, no sé nada de eso. Tal vez otro…
—Vamos, la pelea principal no ha empezado todavía, así que no te has perdido nada.
Dudé. —No lo sé…
Ollie sacó el labio inferior, y era tan ridículo, que me reí. —Joe estará encantado de verte.
—Sí, no creo…
—Suena como un plan justo allí —me interrumpió—. No pienses en ello. Ven. Sólo por un momento, ¿de acuerdo? Tal vez podamos tomar a Raphael para dar un paseo.
Me reí de nuevo, pensando en Ollie y la pobre tortuga mientras miraba a su apartamento. ¿Por qué no he de parar por el camino? Sería una cosa normal para hacer y Ollie vivía allí. Él podía invitarme. Y si era honesta conmigo misma, quería ver Joe.
Yo… lo extrañaba.
Tomando una respiración profunda, asentí. —Está bien. Sólo por un rato.
—¡Estupendo! —Ollie ancló su brazo libre a través del mío, y antes de que pudiera cambiar de idea me condujo por el pasillo.
—¡Espera! No tengo zapatos.
—¿A quién le importa? —Me dio una sonrisa tonta mientras cruzábamos la distancia corta—. Los zapatos son sobrevalorados.
Mi ritmo cardíaco se levantó cuando Ollie abrió la puerta. De inmediato, el sonido de risa y lucha se amplificaron hasta que me sentí un poco abrumada. Todo el mundo estaba centrado en la TV. Ollie soltó mi brazo y puso la caja en la nevera. Tomó dos vasos de la encimera de la cocina. ¿Qué demonios hacía yo aquí?
—Jose te da la bienvenida. —Me ofreció uno de los vasos pequeños.
Mi mano temblaba un poco cuando lo tomé. La voz en mi cabeza me dijo que no, pero maldita sea, estaba cansada de esa voz. Era la misma voz que me dijo que le dijera que se fuera a Joe. La misma voz que me dijo que escuchara a mis padres. La misma voz que me dijo que dejara a Blaine llevarme a esa habitación. Esa voz había hecho más que mierda por mí. Me tomé el chupito y de inmediato mis ojos se humedecieron cuando el líquido me quemó la garganta.
—Santo cielo —murmuré, parpadeando rápidamente.
Ollie rió cuando sustituyó el chupito con una botella de cerveza y luego me agarró del brazo, llevándome de nuevo a la sala de estar. — ¡Miren lo que me he encontrado! —gritó.
Varias cabezas se volvieron, y mis dedos se apretaron alrededor del cuello de la cerveza. No vi a nadie, excepto a él y el momento en que puse los ojos en Joe, sabía que esto era una mala, mala idea.
Parecían meses desde la última vez que lo vi. Joe estaba sentado en el sofá, con su gorra de béisbol al revés. Estaba inclinado hacia adelante, gritando a los dos chicos en la televisión que se daban una paliza el uno al otro. La sudadera con capucha rojiza se descomprimió, revelando debajo una camisa blanca. A su lado en el sofá estaba Steph.
Tomé un saludable trago de la cerveza. Ella parecía perfecta, como siempre. Cabello brillante moreno, el jersey negro de cuello apretado se estiraba sobre sus pechos. Debió de haber dicho algo, porque Joe finalmente miró, y fue como un puñetazo en el pecho.
Sorpresa cruzó su cara y entonces su mirada cayó a lo que estaba en mi mano. Sus cejas se alzaron y luego cerró los ojos. Mi corazón dio un vuelco. Para mí, parecía que todo el mundo dejó de hablar y empezó a mirar fijamente, pero en realidad, sólo unos segundos pasaron y nadie probablemente ni siquiera se dio cuenta de nada.
Uno de los lados de sus labios de curvó hacia arriba. —Hola.
—Hola —le contesté sin convicción.
Continuó mirándome por unos momentos más y luego se volvió hacia la pantalla, los hombros rectos y tensos. No me quería aquí. Estaba escrito sobre él, y además, Steph estaba a su lado. Me dirigí hacia la puerta, pero de alguna manera Ollie terminó detrás de mí y lo siguiente que supe es que me había sentado en un sillón vacío, frente a la televisión. Dos chicos sin camisa se pegaban puñetazos el uno al otro en la cara.
Hmm.
Tensa, bebí la cerveza más rápido de lo que probablemente debería. La risa ronca de Steph se metió en mi estómago y comenzó a arañar mis entrañas. En el transcurso de los minutos, ella estaba prácticamente en el regazo de Joe, con una mano envuelta alrededor de su bíceps. Se inclinó y le susurró al oído. Joe sacudió la cabeza, y el puchero más perfecto llenó sus labios. ¿Qué le había dicho?
Alguien, ¿Ollie tal vez?, me dio otro chupito de Jose que calentó a mi estómago y se llevó las garras de Steph.
—Me gustan los calcetines.
Al mirar hacia arriba, vi a uno de los amigos de Joe. No sabía su nombre o realmente reconocí su rostro, pero tenía una bonita sonrisa. Estiré las piernas, moviendo mis dedos de los pies en los calcetines de los colores del arco iris.
—Gracias.
Se pasó una mano por su corto pelo marrón y apretó su nuca. —Así que, ¿normalmente ves las peleas de UFC?
Miré la pantalla. Un hombre entró de nuevo en la jaula. —Esta es la primera vez que veo una de ellas.
—No suenas como si volvieras a mirar una de nuevo.
Al abrir mi boca, me sorprendió oír salir una risita. —Sí, no sé si esto será algo que vea con regularidad.
—Bueno, eso es una lástima —dijo el hombre con una leve sonrisa—. Joe las ordena cada mes y si vienes no esperarás otra cosa.
No dije nada a eso y volví a la televisión, pasando la mano por encima de mi rodilla. Los chupitos y la cerveza estaban haciendo a mis músculos cálidos y mis pensamientos difusos. El tipo me preguntó si quería otra copa y me di cuenta de que mi botella estaba vacía.
—Claro. —La sonrisa que cruzó por mi cara se sentía demasiada amplia y luminosa. Volviendo con una cerveza fría, se sentó en el brazo de mi silla, y más allá de él, vi a Joe mirar hacia arriba y sus ojos entrecerrados. —Aquí tienes.
—Gracias. —Tomé un trago, ahora en el punto en el que fácilmente podía ignorar el desagradable gusto que llenaba mi boca. Mi mirada chocó con Joe por un segundo y me obligué a mirar hacia otro lado.
Terminé mirando al chico a mi lado—. Lo siento. No escuché tu nombre.
El chico dio un codazo a mi hombro. —No creo que lo haya dicho antes. Soy Henry.
—_____ —digo.
Repitió mi nombre con una sonrisa. —Me gusta. Es diferente.
—¿Cómo mis calcetines?
Henry se echó a reír mientras miraba a la pantalla. —Sí, como los calcetines. Así que, ¿vas a la universidad, ____?
Asentí. —¿Tú no?
—Nop. Me gradué hace un par de años. Conozco a Joe desde… bueno, desde esta cosa que hacemos. —Tomó un trago de su cerveza mientras yo trataba de averiguar lo que eso significaba. Me miró, con el ceño fruncido—. ¿Eres lo suficientemente mayor para beber?
Me reí. —Nop.
—Eso creía. Te ves muy joven.
—No soy tan joven. Acabo de cumplir veinte.
—Gracias a Dios que eres legal —dijo, sacudiendo la cabeza mientras sus cejas se levantaron—. No le diré a nadie sobre la cerveza en tu mano.
Ladeé mi cabeza hacia un lado, tratando de averiguar su edad.
—¿Cuántos años tienes?
Bajó la mirada hacia mí. —La suficiente para saber mejor.
Antes de que pudiera elaborar eso, Joe gritó—: Oye Henry, ven aquí un segundo.
Henry se apartó del brazo del sillón y se dirigió en torno a un par de los otros chicos. Steph se sentó y cruzó los brazos mientras Joe le indicaba a Henry que se inclinara hacia abajo. No tenía ninguna esperanza de oír lo que Joe le había dicho, pero Henry se apartó y se dirigió hacia donde Jase estaba apoyado en el tramo desnudo de la pared.
Más curiosa por lo que pasaba allí, sentí el fuerte deseo de hacer un poco de investigación. Abrí la boca, porque por qué diablos no, pero Steph se sujetó del brazo de Joe, y me distraje. Él hablaba en voz baja con ella. Ella apartó la mano y me disparó lo que sólo podría describirse como una mirada de “perra”. Francamente, era una jodida obra de arte y yo estaba un poco celosa de ese nivel de maestría.
Miré a Henry, y miró hacia arriba. Me guiñó un ojo y sonreí en respuesta, sintiendo una especie de vértigo. Mi piel se erizó a lo largo de mi cuello y me dirigí hacia donde Joe estaba sentado. Me miraba, y yo comencé a sonreírle también, pero luego miró a Henry.
Joe murmuró algo, y Steph se puso de pie, yendo hacia el baño de la sala y abriendo la puerta con fuerza. Entonces Joe se levantó, viniendo hacia mí, y mi mareo estaba consumiéndome. Una gran sonrisa tonta estalló en mi cara. Había pasado tanto tiempo desde que hablamos, y lo echaba de menos, de verdad.
Joe era… era especial… para mí, y quería ir atrás en el tiempo, a Acción de Gracias, y no haber reaccionado exageradamente. Quería retractarme de haberme retirado de astronomía y deseaba no haberlo evitado. No quería ser esa chica que hacía estúpidas, estúpidas cosas como esas. Quería que Joe me sonriera como lo hacía antes.
No sonreía ahora, eso es seguro. —¿Vienes conmigo un segundo?
Iría a cualquier parte con él.
Saltando, me balanceé cuando la habitación parecía inclinarse hacia un lado. —Guau.
Apretó la mandíbula mientras me agarró del brazo. —¿Estás bien para caminar?
—Sí. Por supuesto. —Tomé un paso y tropecé con Joe. Me reí al ver la expresión dudosa que cruzó por su rostro—. Estoy bien.
Joe le tiró a Ollie una mirada oscura mientras me llevaba a la cocina iluminada, apoyándome contra el mostrador. Se puso de pie entre yo y la puerta, los brazos cruzados sobre el pecho. —¿Qué estás haciendo, _____? —preguntó en voz baja.
Levanté mi botella. —Beber. ¿Qué estás haciendo?
Sus helados ojos marrones se estrecharon. —Eso no es a lo que quiero llegar y lo sabes. ¿Qué estás haciendo?
Maldita sea. Hola actitud. Traté de darle a Joe la mirada “perra” que Steph había dominado, arrugué la cara hasta que estaba segura de que parecía que estaba teniendo un ataque. Suspiré y me di por vencida.
—No estoy haciendo nada, Joe.
—¿No lo estás? —Levantó sus cejas—. Estás borracha.
—¡No lo estoy!
Me dio una mirada suave. —Típicas últimas palabras de un borracho antes de caer de bruces.
—Eso no ha sucedido… aún.
Joe sacudió la cabeza y luego me agarró del brazo, tirando de mí de nuevo a la sala de estar. Pensé que iba a hacer que me sentara a su lado o algo así, como si estuviera en un tiempo fuera, pero abrió la puerta y me condujo hacia la fría escalera.
—Um… —No era lo que esperaba.
—Necesitas ir a casa, _____. —Soltó mi brazo y señaló a la puerta de mi apartamento como si no tuviera idea de dónde vivía.
Mi boca se abrió mientras apretaba la botella contra el pecho. — ¿Hablas en serio?
—Sí. Estoy malditamente enserio. Estás borracha y esa mierda no va delante de mí.
—¿Qué mierda? —Doy un paso atrás, desconcertada—. Lo siento. Ollie me invitó…
—Sí, y yo voy a patearle el culo más tarde. —Su mandíbula en una línea dura, se pasó la mano por el pelo—. Sólo tienes que ir a casa, _____. Voy a hablar contigo más tarde.
La parte posterior de mi garganta quemó. Mil pensamientos se agolpaban en mi cabeza mientras me miraba fijamente. —Estás enojado conmigo…
—No estoy enojado contigo, _____.
Seguro como el infierno que no parecía de esa manera. Me balanceé de lado a lado.
—No quiero ir a casa. No hay nadie allí, y yo… —Me desvanecí cuando la quemadura en mi garganta creció.
Joe respiró hondo y cerró los ojos. —Voy a venir más tarde y hablaremos, ¿está bien? Pero vuelve a casa. Por favor, sólo ve a casa.
Abrí mi boca, pero no había nada que pudiera decir. Joe realmente me había corrido de su apartamento. Él estaba rogando que me fuera a casa. El humo ahora abarcaba mis pulmones y lágrimas ardientes picaban detrás de mis ojos.
—Está bien —murmuré.
—_____…
—Está totalmente bien. —Volteándome, tropecé al retroceder por el pasillo y hacia mi puerta. Lo escuché abrir y cerrar antes de que pudiera siquiera abrir la mía. Presionando mi frente contra ésta, apreté mis ojos con fuerza, pero una lágrima se escapó, corriendo por mi ruborizada mejilla. | |
| | | CristalJB_kjn Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 477 Edad : 32 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 24/10/2013
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 4th 2014, 17:55 | |
| haaaaaaaa!!! yo quiero leer mas de esta hermosa novela me gusta muchooo pero yo quiero mas pobre se ha de sentir desesperada de sentirse asi y no saber aquien hacerle caso dios que cosas y que tus papas no se acuerden de tu cumple esta muy mal pero en fin jejejeje bn me despido sube mas! | |
| | | Tatu d'Jonas Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 6938 Edad : 32 Localización : Peru Fecha de inscripción : 20/08/2011
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 4th 2014, 21:28 | |
| ahhhh en serio la vas a dejar asi????? no por favoooor te juro que casi lloro!!! SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA | |
| | | VaLeexD Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 330 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/04/2012
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 4th 2014, 23:10 | |
| Oow pobreee ______
Toda triste y desconsoladaa u.u
Siigueelaaa | |
| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 5th 2014, 14:38 | |
| ogh odio q sten asi joe es muy cruel pero tmb ___ no debe de star haciendo eso siguela quiero q sten bn | |
| | | PidgeJonas Casada Con
Cantidad de envíos : 1666 Edad : 32 Fecha de inscripción : 23/04/2012
| Tema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) Febrero 5th 2014, 17:07 | |
| Wait for you
Capitulo 28 Joe me había corrido, y mi apartamento estaba vacío. Yo estaba vacía. Todo estaba vacío. Esto sería sólo yo y mi estúpida botella de cerveza. Está bien. Quizá estaba ligeramente borracha.
Me moví lejos de mi puerta, no segura de a dónde iba, pero no podía ir dentro de mi apartamento. Por un acto de Dios, bajé los cinco tramos de escaleras y salí a la acera sin romperme el cuello. El frío del pavimento se filtró por mis gruesos calcetines, entorpeciendo a mis pies mientras seguía tropezando, tomando otro trago. Encontré un lugar de estacionamiento vacante y dejé caer mi trasero en él. Inclinando mi cabeza hacia atrás, miré fijamente hacia el cielo acribillado de estrellas. Oye, allí estaba la Corona Borealis. Todavía no parecía como una jodida corona. O quizá no era la Corona Borealis. ¿Cómo carajos iba a saber? Sin embargo, las estrellas… eran bonitas, tan lejanas y realmente borrosas. Lágrimas se construían en mis ojos, cubriendo la parte trasera de mi garganta. Mis brazos cayeron entre mis piernas, la botella colgando de mis dedos.
Era oficial. Yo realmente era Señorita Joditardada. Y había jodido todo con Joe, el “qué era” y “qué pudo haber sido”. Porque pudo haber existido algo allí, y yo era sólo tan jodidamente estúpida. Lo peor de todo, había sacrificado nuestra relación y él había sido tan buen amigo. En el corto tiempo que lo conocía, se había convertido en el mejor amigo que he tenido nunca. En serio.
Secando mi mejilla en mi hombro, tomé otro trago. Un frío viento azotaba a mí alrededor, arrojando mi cabello por mi rostro mientras bajaba mi cabeza. Pero no tenía frío, lo que probablemente significaba que estaba bastante borracha.
Era todo un peso liviano.
¿Y por qué estaba sentada en la acera? Honestamente, no lo sabía, pero era mejor que estar dentro de mi apartamento, completamente sola. Y seh, estaba sola aquí afuera, pero no se sentía de esa manera. Estaba bastante segura de que había una ardilla justo por el árbol, así que eso contaba para algo, ¿cierto? Me reí y el viento pareció recoger el sonido, arrojándolo hacia las ramas desnudas, donde ellas traquetearon como huesos secos.
Levantando la botella para tomar otro trago, caí en la cuenta de que estaba vacía. —Bien, cágate en mí… —Todavía, me senté allí, mirando fijamente a través del estacionamiento, realmente no viendo nada. No sé durante cuánto tiempo fue, pero cuando levanté la mirada, no podía ver ninguna estrella detrás de las densas y oscuras nubes, mi rostro se sintió entumecido. Me pregunté lo que Molly estaba haciendo justo ahora. ¿Se sentía diferente que yo, porque ella había hecho lo correcto? ¿Algo mejor o algo peor?
—¡____!
Salté ante el sonido de mi nombre y solté mi botella de cerveza vacía. Chasqueó en el asfalto y rodó debajo del auto de alguien. Ups.
Joe caminó a través de la acera, directo hacia a mí, el viento arrojando mechones de cabello ondulado a través de su frente. ¿Qué pasó con el gorro? Me gustaba el gorro. La mirada en su rostro retorció en mis entrañas.
—¿Qué carajos estás haciendo aquí afuera?
—Yo… yo estoy mirando las estrellas.
—¿Qué? —Se detuvo junto a mí y se arrodilló—. ____, está como a cero grados aquí afuera. Te vas a enfermar otra vez.
Me encogí de hombros y miré lejos. —¿Qué estás haciendo tú aquí afuera?
—Estaba buscándote, tú pequeña idiota.
Mi cabeza se giró hacia su dirección y mis ojos se estrecharon. Podían hacer sólo cero grados aquí, pero el licor era caliente en mi pancita y encendió mi temperamento. —¿Discúlpame? Tú estás aquí afuera, así que también eres un idiota, tú idiota.
Sus labios se torcieron como si estuviera intentando no sonreír. —Te dije que iba a ir a hablar contigo. Revisé en tu apartamento primero. Llamé y no respondiste. La puerta estaba abierta y entré.
—¿Estuviste dentro de mi apartamento? Eso es como rudo.
Me miró sin molestarse por ello. —Seh, te vi sentada aquí por tu ventana.
Le tomaba a mi cabeza un poco más de lo normal procesarlo todo.
—¿Ya terminó la pelea?
Sentándose a mi lado, estábamos hombro a hombro. —No. La pelea principal acaba de comenzar.
—Te la estás perdiendo.
Joe no respondió inmediatamente. Pasó su mano por su cabello, haciendo a los extremos pararse entre sus dedos. —Dios, ____…
Me retorcí, y el licor se derramó en mi estómago. Un músculo en su mandíbula trabajó mientras se concentraba en los autos que yo miraba antes. —¿Verte esta noche? Estaba jodidamente sorprendido.
—¿Por Steph? —espeté, y culpé al alcohol por ello.
—¿Qué? —Me disparó una mirada—. No. Jase la invitó.
—Parecía que ella estaba allí por ti.
Encogió un hombro. —Tal vez ella sí, pero a mí me importa un carajo. —Entonces se volvió hacia mí, la cabeza inclinada hacia un lado, las manos ahora en su rodilla—. ____, no me he enrollado con Steph desde que te conocí. No me he enrollado con nadie desde que te conocí.
Mi corazón tropezó en mi pecho. —Está bien.
—¿Está bien? —Dio una pequeña sacudida a su cabeza—. ¿Ves? No lo entiendes. Tú nunca jodidamente lo entiendes. Me has evitado desde vacaciones de Acción de Gracias. Dejaste la maldita clase y sé que fue por culpa mía, y cada vez que trato de hablar contigo, tú jodidamente corres de mí.
—Tú no querías hablar conmigo el día que te agradecí por ayudarme —señalé.
—Oh, ¿no sé por qué? Quizá porque dejaste terriblemente claro que no tenías nada que hacer conmigo. ¿Simplemente apareces aquí esta noche? De forma jodidamente inesperada, ¿y te emborrachas? No lo entiendes.
Mojé mis fríos y secos labios. Todo lo que dijo era cierto. —Lo siento. Estoy borracha, un poco, y lo lamento, porque tienes razón y… estoy divagando.
Me miró fijamente por un momento y después soltó una corta carcajada. —Está bien, obviamente este no es el momento para esta conversación. Mira, no quería ser todo un cretino allí dentro, haciendo que te fueras, pero…
—Está bien. Estoy acostumbrada a que la gente no me quiera en sus fiestas. —Me puse de pie. Las estrellas parecieron girar un poco por el movimiento—. No es gran cosa.
Joe se levantó, mirándome cuidadosamente. —No es que no te quisiera allí, ____.
—Um… ¿en serio? —Me reí y sonó ronco—. Me pediste que me fuera.
—Yo…
—Corrección. —Levanté mi mano y mis dedos se vieron un poco borrosos—. Me dijiste que me fuera.
—Lo hice. Actué como un idiota, pero en primer lugar tú estás en mi casa, llegas, comienzas a beber y entonces… —Tomó un profundo respiro, dejándolo salir lentamente—. Henry estaba todo encima y tú estabas riendo…
—¡No estoy interesada en él!
—No se veía así, _____. Estás borracha y no te quería haciendo algo de lo que te arrepintieras —dijo—. No sé qué demonios pasa en tu cabeza la mitad del tiempo y no tenía idea de lo que hacías ahí esta noche, pero nunca te he visto borracha y no sabía lo que ibas a hacer. No quería que alguien se aprovechara de ti.
—He estado allí, hecho eso —arrojé imprudentemente fuera, y luego sujeté mi boca cerrada. Oh mi Dios, nunca iba a beber otra vez. Nunca.
Alzo sus manos y entonces se detuvo a medio camino. Sólo me miró fijamente, un terrible entendimiento cruzando por su rostro.
—¿Qué?
Cometí un gran error, un gran, gran error. Huir o hacerle frente, y por supuesto, elegí huir. Comencé a rodearlo.
—Oh, mierda no. —Joe estaba justo delante de mí, las manos en mis hombros—. ¿Qué acabas de decir?
El modo de control de daños se hizo cargo. —No sé lo que dije. ¿Está bien? Estoy borracha, Nicholas. Duh. ¿Quién demonios sabe lo que está saliendo de mi boca? Yo no. Realmente no sé siquiera lo que estoy haciendo aquí afuera.
—Mierda. —Sus ojos eran oscuros, azul medianoche mientras miraba fijamente a los míos—. ¿Qué no me estás diciendo? ¿Qué no me has contado?
Mi garganta se apretó. —¡Nada! Lo juro. Te lo prometo. Solamente estoy dejando correr a mi boca, ¿de acuerdo? Así que deja de mirarme como si hubiera algo mal conmigo.
—No te estoy mirando de esa manera, cariño. —Sus cejas se fruncieron mientras buscaba en mi rostro.
Quería saber qué pensaba, porque yo sabía que tenía que estar mintiendo. Ese pequeño desliz de lengua me tenía desesperadamente tratando de encontrar una manera de borrarlo. Podía mentir y contarle que realmente sólo me había emborrachado una vez avergonzándome a mí misma. Sonaba creíble, pero aparentemente no tenía absoluto control de mi lengua.
Entonces Joe hizo la única cosa que envió a mis pensamientos a girar. Tiró de mí contra él, envolviendo sus brazos a mí alrededor. Me congelé por sólo un segundo o dos y después puse mis manos a sus lados. Cerré mis ojos y presioné mi mejilla contra su pecho. Inhalé su esencia, rodeándome en ella.
—Te he extrañado.
Su mano subió por mi espalda, hundiéndose profundamente en mi cabello estropeado por el viento. —Te he extrañado, cariño. —Se echó hacia atrás, levantándome un buen par de centímetros de mis pies, y luego me puso de vuelta abajo. Deslizando sus manos a mis mejillas, rió—. Te sientes como un pequeño cubo de hielo.
—Me siento caliente. —Y eso era cierto. Mi piel estaba entumecida, pero sentía su abrazo y sus manos deslizándose sobre mí. Levanté mis pestañas y nuestros ojos se encontraron—. Tus ojos son realmente hermosos, ¿lo sabías?
—Creo que son los chupitos de tequila los que hablan —respondió, sonriendo—. Vamos, vamos a llevarte adentro antes de que te congeles.
Joe dio un paso atrás y dejó ir mis hombros. Mis pies estaban un poco borrachos, y cuando se agachó y entrelazó sus dedos con los míos, la más grande y estúpida sonrisa iluminó mi rostro. Era como si él no me hubiera pedido que dejara su apartamento y como si yo no hubiera estado sentada afuera, por Dios sabe cuánto tiempo, como una perdedora. Podría haber sido el tequila y la cerveza, pero quería correr como una lunática.
Por suerte, no intentaría tal cosa, porque las escaleras resultaron ser una bestia difícil. Creo que la distancia entre cada paso había ido cambiando. De vuelta en mi apartamento calentito, Joe cerró la puerta detrás de nosotros. Todavía tenía mi mano dentro de la suya cuando se volvió hacia mí. No dijo nada, y una anticipación nerviosa creció en mi interior.
—Te estás perdiendo la pelea —repetí.
—Así soy yo. —Tiró de mí alrededor del sofá y luego hacia abajo, así que quedé sentada a su lado. Sólo entonces soltó mi mano—. ¿Cómo te sientes?
—Bien. —Pasé mis palmas húmedas a lo largo de mis vaqueros—. Tus amigos probablemente deben estar preguntándose dónde estás.
Joe se recostó contra el cojín, lanzando su brazo en el respaldo del sofá. —No me importa.
—¿No te importa?
—Nop.
Me senté un poco más adelante y lo miré por encima de mi hombro. Parecía estar esperando algo. Incapaz de permanecer sentada, me levanté de un salto y casi caigo de cara contra la mesa de centro. Lo hubiera hecho si Joe no hubiera cogido mi brazo.
—Tal vez deberías sentarte, ____.
—Estoy bien. —Me liberé tambaleante, me moví alrededor de la mesa con cuidado, por si acaso esta decidía moverse conmigo. La energía nerviosa zumbó junto con el alcohol. Pegando mi suéter a mi piel, sintiéndose caliente—. Así que... ¿qué quieres hacer? Puedo, um, encender el televisor o poner una película, pero no tengo ninguna película. Creo que puedo pedir una a…
—____, simplemente siéntate por un rato.
En lugar de hacer eso, cogí una almohada que estaba caída y la puse en el sofá. Enderezarla era un poco difícil, pero revoloteé alrededor de la silla con forma de luna. —¿No crees que hace calor aquí?
Sus ojos marrones se llenaron de diversión. —¿Cuánto has bebido?
—Um... —Realmente tuve que pensar en ello—. No mucho, ¿tal vez como dos o tres tragos de tequila yyy dos cervezas? Creo.
—Oh, guau. —Joe se inclinó hacia delante, sus labios curvándose en una sonrisa—. ¿Cuándo fue la última vez que realmente bebiste?
—La noche de Halloween —solté.
Parecía confundido. —No te vi beber la noche de Halloween.
—No esta última noche de Halloween. —Me levanté, tirando de las mangas de mi suéter, mis dedos rozando el brazalete—. Fue... hace cinco años.
—Guau. Eso es mucho tiempo. —Se deslizó hacia delante y luego se levantó—. ¿Tienes agua embotellada por aquí?
—En la cocina —le dije, humedeciendo mis labios.
Desapareció y volvió a aparecer con bastante rapidez, dándome una botella de agua. —Deberías beber esto.
La tomé, pero no estaba sedienta.
—Así que lo has hecho, ¿qué? ¿A los catorce? ¿Quince? —Se sentó de nuevo en el borde del sofá.
—Catorce —susurré, bajando la mirada a donde sus manos colgaban entre sus rodillas.
—Eso es muy joven para estar bebiendo.
El sudor salpicaba mi frente. Dejando la botella, cogí un lazo para cabello de la mesa de centro y tiré de éste en un moño desordenado. —Sí, ¿no bebías cuando tenías catorce años?
Una pequeña sonrisa apareció. —Me metí una cerveza o dos a los catorce años, pero ¿creí que tus padres eran más estrictos?
Solté un bufido mientras me dejaba caer en la silla con forma de luna. —No quiero hablar de ellos o de beber o de Halloween.
—Está bien.
Sintiéndome sudorosa, tiré de mi suéter hacia arriba. Se me atoró en la cabeza por un segundo y, finalmente, me quité el material fastidioso. Apartando los mechones sueltos de cabello fuera de mi cara, miré a Joe. Tú creerías que yo no tenía una camiseta debajo por la forma en la que me miraba, pero era más que eso.
Me quedé una vez más, queriendo estar lejos de esa conversación, porque Joe me miraba otra vez como si estuviera viendo más de lo que yo mostraba. Pensé en cómo me había mirado cuando vio la cicatriz en mi muñeca y minutos antes afuera. Era la misma mirada.
Parecía como si estuviera armando un rompecabezas y las piezas estuvieran empezando a encajar. Por alguna razón, a través de mis pensamientos desorganizados, pensé en Teresa y en como él había estado cuando se dio cuenta de que ella estaba hablando con un chico. Había tomado la protección de un hermano mayor a un nivel completamente nuevo. ¿Tenía ella...?
Negué con la cabeza y alejé esos pensamientos, porque me hicieron pensar en cómo nadie se preocupaba por mí. Pero no quería que él me mirara de esa manera. No necesitaba que mirara fuera de mí, para preocuparse por lo qué estaba haciendo o lo que sucediera. Yo lo necesitaba para... Mirarme como lo había hecho la primera noche en que me había besado y luego otra vez en la cama en la casa de sus padres. Yo quería que me viera de aquella manera.
—¿Qué estás haciendo?
Me detuve en medio de la cocina y el pasillo. Mis dedos se curvaron alrededor de los bordes de mi camiseta, y había un tipo de interés diferente en su mirada, una cautela entusiasta. Mi corazón latía y mis pensamientos chocaban unos con otros. Me gustaba Joe, mucho. Incluso si eso fuera una locura y estuviera condenado a romper corazones. Mi corazón ya estaba herido. Yo lo echaba de menos y él me echaba de menos, y estaba aquí, ahora, cuando podría estar con sus amigos, con Steph.
Parte de mí dejó de pensar por completo. La otra parte me dijo que hiciera lo que se esperaba, lo que alguien como Joe quería y necesitaba, porque si no era eso ¿por qué estaba él aquí? Porque no estábamos hablando y yo quería ser la chica de antes.
Me quité la camiseta antes de que mi cerebro se encontrara con todo. Curiosamente, esa parte no fue difícil. El aire frío se apoderó de mi piel enrojecida, esparciendo pequeños abultamientos. La parte más difícil estaba arriba cuando escuché inhalar a Joe.
—____.
Mi corazón latió rápido y golpeó mi pulso. La sangre se me subió a la cara, pero aun así levanté la mirada. Él me miraba, la cautela en la línea tensa de su mandíbula se vio ensombrecida por la forma en que su pecho subía como si estuviera respirando tan rápido como yo.
Un poco mareada, me recosté contra la pared, dejando caer mis brazos a los costados. Joe estaba a unos metros de distancia, y yo no lo había visto moverse del sofá. No me estaba mirando a mí. Oh no, era mucho, mucho más que eso. Me sentía devorada por su mirada, me sentía como cuando me había besado, como si estuviera grabando cada detalle en su memoria. Calor viajó por mi garganta, a través de mi pecho, y por los bordes de encaje de mi sujetador negro. Sus labios se separaron, y yo me mordí los míos. Cuando arrastró su mirada hacia arriba, una intensa sensación se levantó en mi estómago. Un calor se vertió en sus ojos, profundizando el matiz brillante. Había una punzada de incertidumbre floreciendo en mi pecho, bajo la deliciosa tensión, y la garganta se me secó. No quería sentir eso. Sólo quería la calidez y la sensación de aliento.
—¿Joe?
Negó con la cabeza, cerrando las manos en puños a los costados. — No lo hagas.
—¿Que no haga qué? —le pregunté.
Sus ojos estaban fuertemente cerrados. —Esto, no hagas esto, cariño.
—¿No es eso lo que quieres? —Tragué.
Los ojos de Joe volaron. —No espero eso, _____.
Mi confianza flaqueó como un delgado árbol en una tormenta y luego colapsó por completo. Tomé airé y se quedó atascado en mi garganta. —Tú no me deseas.
Joe estaba delante de mí en un segundo, tan rápido que ni siquiera había visto que se moviera. Sus manos fueron plantadas a ambos lados de mi cabeza y se inclinó, su cara estaba a centímetros de la mía. La tensión salió de su cuerpo en oleadas. El aire huyó de mis pulmones mientras mi cuerpo se ponía rígido.
—Joder, _____. ¿Crees que no te deseo? —Su voz salió baja, casi como un gruñido—. No hay una sola parte de ti que no desee, ¿entiendes? Quiero estar sobre ti y dentro de ti. Te quiero en la pared, en el sofá, en tu cama, en mi cama, y en cada lugar de mierda que me sea posible imaginar, y confía en mí, tengo una gran imaginación cuando se trata de este tipo de cosas. Así que no vuelvas a dudar de que te desee. No es sobre eso de lo que se trata.
Mis ojos se abrieron mientras la confusión se arremolinaba a través de mí, confundiendo a mis pensamientos, lo cual en este punto, parecía imposible. Se inclinó, apoyando su frente en la mía. El contacto envió a mi pulso a latir con fuerza.
—Pero no así, nunca así. Estás borracha, _____, y cuando estemos juntos, porque estaremos juntos, vas a tener plena conciencia de todo lo que voy a hacerte.
Me tomó unos momentos, pero lo que dijo finalmente se hundió en medio de la bruma de licor y confusión y tenía sentido. Cerré los ojos y volteé la cabeza hacia un lado, sintiendo la forma en que su piel se deslizó al lado de la mía.
—Eres un buen tipo, Joe.
—No, no lo soy. —Exhaló profundamente y su aliento fue cálido contra mi mejilla—. Sólo soy bueno contigo. | |
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