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 Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)

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Tatu d'Jonas
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 10th 2014, 10:12

QUE ELLA LE CUENTE LA VERDAD, POR EL BIEN DE LOS DOS,
EL FUE TAN HONESTO Y ESO ESO LO QUE MERECE DE PARTE DE ELLA
SIGUELA PRONTOOOO
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Tatu d'Jonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 10th 2014, 11:17

siguelaaaaaaaaaaaaaaaa
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CristalJB_kjn
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 10th 2014, 12:42

Que duro y es bueno saber q alguirn t defienda avemos personas k nos tenemos q defender solas pero lo q hiso el estubo bn de cierta manera
espero q ella le diga la vd por q si no su relacion va a air muy mal :/
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 10th 2014, 16:21

Wait for you

Capitulo 34


Realmente no lo había notado hasta entonces, pero había habido un estrés que Joe cargaba con él, el peso de mantener un secreto que pensaba que destruiría algo que le importaba. Como no había reconocido esto estaba más allá de mí. Pero ahora era bueno… en su mayoría Parte de mí sospechaba que una de sus razones de porque finalmente me lo había contado era porque no creía lo que dije sobre el texto. Quizás esperaba que abriéndose conmigo, yo haría lo mismo.

Deseaba que fuera el caso, pero mi secreto destruiría lo que más apreciaba. Nosotros.

Pero desde que era el día de San Valentín. Me rehusaba a pensar sobre esto. Estaba teniendo el más perfecto día y no iba a arruinarlo. Joe había aparecido en mi puerta en la mañana con una sola rosa roja y con una después de cada una de mis clases. Por la tarde, tenía media docena, las cuales se volvieron dos docenas cuando fue a mi apartamento esa noche. No había estado segura de nuestros planes, así que estaba aliviada de verlo en jeans y un sweater y nada lujoso. Era tarde, después de las nueve, San Valentín había caído un viernes y no estaba segura si aún íbamos a salir.

Agradeciéndole por la rosa. Las llevé a la cocina y las agregué en el florero. Él permaneció en la puerta. —¿Qué estás haciendo? —pregunté. Su sonrisa era maliciosa.

—Quédate donde estás y cierra los ojos.

—¿Tengo que cerrar los ojos?

—Sip.

Arqueé una ceja mientras trataba de ocultar mi emoción creciente.

—¿Así que es una sorpresa?

—Por supuesto lo es. Así que cierra los ojos.

Mis labios se torcieron. —Tus sorpresas dan tanto miedo como tus ideas.

—Mis ideas y mis sorpresas son brillantes.

—Recuerda cuando pensaste que sería una buena idea que…

—Cierra los ojos, _____.

Sonriendo, dudosamente cerré mis ojos. Lo oí alejarse y entonces un par de momentos después volvió a entrar en mi apartamento.

—No espíes.

No espiar era como poner una porción de pastel frente a mí con un tenedor y decirme que no lo coma. cambié mi peso.

—Joe…

—Un par de segundos más —dijo, y escuché algo pesado rodar dentro.

¿Qué era? Más que curiosa, era una lucha no abrir los ojos. Honestamente no tenía idea que estaba haciendo y con Joe, todo era posible.

Su mano se enredó alrededor de la mía. —Mantén tus ojos cerrados, ¿está bien?

—Están cerrados. —Dejé que me guiara fuera de la cocina y dentro de mi sala de estar.

Joe dejó ir mi mano y deslizó su brazo a mí alrededor desde atrás, presionando su mejilla contra mí. Meses atrás odiaba cuando alguien estaba parado detrás de mí, pero me encantaba cuando él lo hacía. El sentimiento de sus brazos, la fuerza de su abrazo, la intimidad detrás de eso.

—Puedes abrir tus ojos ahora. —Sus labios rozaron mi mejilla, enviando escalofríos por mi piel—. O puedes permanecer allí con tus ojos cerrados. Me gusta eso, también.

Me reí mientras colocaba mis manos arriba de las suyas donde descansaban sobre mi estómago y abrí mis ojos. Mi mandíbula golpeó el piso. —Oh mi Dios, Joe…

Ante mí, apoyado en un estrado, en un terrarium de cincuenta galeones completamente decorado con arena y roca, follaje frondoso y un agujero escondido, estaba una tortuga de casi el tamaño de mi mano.

Se rió. —¿Te gusta?

—¿Gustar? —Entumecida, asentí mientras me liberaba, colocando mis manos sobre el vidrio. El pequeño chico dentro empujó su cabeza—. Yo… yo lo amo.

—Bien. —Se paró detrás de mí—. Pensé que Raphael podría usar una cita para jugar.

Me reí de nuevo, pestañando las lágrimas. —No debiste haber hecho todo esto, Joe. Esto es… demasiado.

—Eso no es mucho y todo el mundo necesita una tortuga de mascota. —Agachó su cabeza, besando mi mejilla—. Feliz Día de San Valentín.

Girando, enredé mis brazos a su alrededor y lo besé como si no hubiera mañana. Cuando me alejé, sus ojos eran piscinas de fuego azul. — Gracias.

Me besó de nuevo, suave y dolorosamente tierno. —De nada.

Deslizando mis brazos por su cintura, me apoyé contra su pecho. —¿Es niño o niña?

—Sabes, en realidad no lo sé. Supuestamente podrías decirlo por la forma de su caparazón, pero demonios si lo sé.

Me reí. —Bueno, niño o niña. Voy a llamarlo Michelangelo.

Joe tiró su cabeza hacia atrás y se rió. —Perfecto.

—Sólo necesitamos dos más.

—Cierto.

Liberándome, le sonreí. —Ya regreso. —Me apresuré a mi habitación y tomé la tarjeta que tenía las entradas dentro. Cuando volví al living, Joe estaba ajustando el calor de la lámpara en el terrarium. Giró, sonriendo suavemente—. Feliz Día de San Valentín —dije, empujando la tarjeta en sus manos. Mis mejillas enrojecieron—. No es tan fantástico como tu regalo, peor espero que te guste.

—Estoy seguro que lo hará. —Con sus labios curvados hacia arriba de un lado, abrió cuidadosamente el sobre y sacó la tarjeta. No había escrito mucho en la tarjeta porque no tenía idea que escribir. Había puesto un mensaje rápido y mi nombre.

Contuve mi respiración mientras abría la tarjeta. La media sonrisa se expandió a una sonrisa completa mientras deslizaba las dos entradas entre sus dedos. Espió a través de sus pestañas. —Este es un regalo absolutamente asombroso, cariño.

—¿De verdad? —Uní mis manos, complacida—. Esperaba que te gustara. Quiero decir sé que no jugar fútbol apesta y esperaba que esto no te ponga triste yendo al juego y no tienes que llevarme…

Joe reclamó mi boca como un hombre medio muerto de hambre. No había nada lento sobre el beso, era un nivel diferente de seducción. — Por supuesto que te estoy llevando. El regalo es perfecto —dijo, mordiendo mi labio inferior en una forma que causó calor desparramándose sobre mí, dejándome necesitada—. Tú eres perfecta.

Una insidiosa voz se infiltró. Si sólo supiera cuan lejos de ser perfecta estoy realmente. Empujé lejos ese pensamiento, dejándome caer en sus besos. No fue difícil. No cuando bebía de mí como si hubiera sido privado del hecho por mucho tiempo.

Sus manos cayeron a mis caderas y me empujó a él. Contra mi vientre, sentí su excitación. Joe era un… hombre sexual, así que no era una sorpresa que estuviera duro tan rápido pero siempre me asombraba cuan malamente me quería pero nunca empujaba por lo que sabía que él estaría oh-tan apuntado.

Cuando su agarre en mis caderas se apretó, entrelacé mis brazos alrededor de su cuello. Estábamos en algún acuerdo inconsciente, porque me levantó mientras envolvía mis piernas alrededor de su cintura. Gemí cuando se presionó contra mí y su lengua se deslizó contra la mía.

Comenzó a caminar, y mi sangre tronó en mis venas. Sabía a donde se dirigía y la excitación y el nerviosismo luchó dentro de mí. Me puso sobre la cama y me incliné hacia atrás, hacia el centro. Deteniéndome el tiempo suficiente para tirar su sweater sobre su cabeza, entonces colocó sus manos a cada lado de mi cabeza. El poder y la fuerza de sus brazos y su cuerpo eran abrumadores pero no aterradores.

Alzándome, tracé mi dedo sobre las llamas que rodeaban el sol del lado izquierdo de su pecho. —Me encanta este tatuaje —admití—. ¿Cuándo te lo hiciste?

Una media sonrisa apareció. —¿Realmente quieres saber?

—Sí.

—Es bastante patético.

Seguí el sol alrededor de su pectoral. —Yo seré el juez de eso.

—Lo hice después de la pelea. —Joe se desplazó para que sus rodillas estuvieran contra el exterior de mis muslos y deslizó sus manos bajo mi camisa. Me levanté, ayudándolo a quitarla. No tenía dudas donde esto acabaría. Sólo la arrojó detrás de él—. Estuve un poco en mal estado por un tiempo. No podía volver a la escuela, estaba atascado en mi casa, y había terminado conmigo mismo. Me preocupaba que hubiera algo malo conmigo para perderlo como lo hice.

Mis manos cayeron a mis costados mientras él colocaba una de las suyas en mi estomago desnudo. La punta de sus dedos buscaron el borde de mi sujetador y el cierre frontal.

—Estaba deprimido —admitió. Su cabello cayó hacia delante, cayendo sobre su frente mientas colocaba su otra mano junto a mi cabeza—. Estaba enojado conmigo mismo y con el mundo y con toda esa mierda. —Haciendo una pausa, pasó la mano por mi vientre y luego de vuelta, causando que me moviera. Esa leve sonrisa estaba de vuelta—. Creo que bebí cada licor que mi papá tenía en su bar en el transcurso de un par de semanas. Sabía que mis padres estaban preocupados, pero…

Joe se fue apagando mientras bajaba su cabeza, besando el espacio entre mis pechos. Aspiré una bocanada fuerte y lo hizo de nuevo.

—Jace venía a visitarme seguido. También lo hizo Ollie. Probablemente habría perdido mi mente sin ellos. ¿Puedo? —Levantó la mirada, sus ojos llenos con intención, sus dedos en la traba de mi sujetador.

Mi corazón saltó. Esta era la primera vez para nosotros. Con la boca seca, asentí.

—Gracias —dijo, y pensé que era una cosa extraña por la que agradecer. Su mirada bajó de nuevo y me quitó la respiración.

Desenganchó la delicada traba, pero no apartó las copas—. Fue algo que Jace me había dicho mientras estaba borracho. No sé porque, pero se me quedó grabado.

Di una respiración entrecortada mientras pasaba un dedo por el centro de mi pecho. —¿Qué… qué te dijo?

Joe miró a través de sus espesas pestañas. —Dijo algo como que las cosas no pueden ser tan malas si el sol sale y brilla. Como dije, eso se me quedó grabado. Así que eso es porque tengo un tatuaje del sol. Una especie de recordatorio.

—Eso no es patético —dije.

—Hmm… —Arrancó el borde de mi sujetador y gentilmente lo empujó a un lado y entonces repitió el mismo movimiento con la otra copa. Aire frío atormentó el borde de mis ya duros pechos. Estaba completamente desnuda para él de la cintura para arriba—. Dios, eres hermosa, _____.

Creo que dije gracias, pero no estaba segura si las palabras fueron coherentes o no. Pasó sus manos sobre mis pechos y mi espalda se arqueó fuera de la cama al contacto de su carne contra la mía. Dijo algo demasiado bajo para entenderlo mientras alisaba su pulgar por mi pezón.

Junto a mi cabeza, su brazo estaba flexionado. Joe miró hacia arriba, encontrando mi mirada mientras bajaba su mano al botón de mis jeans. Había una pregunta en sus ojos, y asentí, queriendo saber que iba a hacer más de lo que tenía miedo.

Quitó mis jeans, luego mis calcetines. Comentó sobre el diseño del cráneo y los huesos, pero el martilleo en mi cuerpo hizo difícil prestar atención. Luego deslizó el sujetador por completo y cuando me tuvo sólo en mis bragas, su lenta lectura de mi cuerpo fue como entrar en el llameante sol de agosto en Texas.

Nuestros labios se tocaron mientras aligeraba su peso contra su costado. Los besos eran lentos y profundos mientras su mano viajaba sobre mi pecho. Su toque era burlón y experto mientras sus besos se arrastraban por mi barbilla, hacia mi garganta. Me tensé en ese segundo antes que su caliente boca se cerrara en el borde de mi pecho. Había hecho esto antes a través de mi sujetador, pero nada pudo compararse a la sensación de que no haya nada entre nosotros. Mi sangre se convirtió en lava fundida y mis caderas se movieron inquietas en pequeños círculos. Mientras chupaba profundo, su otra mano viajó hacia abajo, rozando mi piel y entonces se deslizó bajo mis bragas.

Los dedos de mis pies se curvaron mientras su dedo rozaba la protuberancia. Nuevas, más fuertes sensaciones pulsaron a través mío. Mi cabeza cayó hacia atrás mientras lentamente movía su cabeza hacia abajo, sus dedos siguiendo mi longitud.

Levantó su cabeza, sus ojos perforando los míos mientras deslizaba la punta de su dedo en mi interior. Dí un grito ahogado, mis dedos clavándose en sus brazos.

—¿Esto está bien?-—preguntó, su voz profunda y suave como un whisky envejecido.

Tomando una bocanada de aire, asentí de nuevo. —Sí.

Una pequeña, íntima sonrisa tiró de sus labios mientras empujaba un poco más fuerte. Mi cuerpo estaba en llamas cuando tomó ritmo, sus ojos clavados con los míos. Mi cuerpo entero temblaba. El nudo que se formó cuando me tocó era demasiado profundo e intenso.

—Eres tan estrecha —murmuró, y luego su beso me consumió.

Mis caderas se movieron más rápido y torció su mano, presionando sobre la protuberancia sensible. La sensación de su pecho desnudo frotándose contra el mío, su mano en mis bragas, su dedo en mi interior— todo eso era demasiado. Me cerré alrededor de su mano, apretando mis muslos, y rompí el beso, gritando su nombre cuando la liberación tronó a través de mi cuerpo.

Joe hizo un sonido profundo mientras mordisqueaba mi garganta.

—Amo como dices mi nombre.

Apenas podía respirar, mucho menos hablar mientras continuaba moviéndose dentro de mí, trabajando hasta el último espasmo. Cuando los temblores finalmente cedieron, aflojó la mano y yo estaba toda ruborizada y emocionada. Quería darle más de lo que había estado haciendo.

Nerviosa y excitada, presioné mi mano en su pecho ligeramente y rodó sobre su espalda. Tomando una profunda respiración, me senté a horcadas sobre él y antes de perder el valor, me deslicé hacia abajo desabroché sus jeans, deslizándolos por sus piernas.

Joe se sorprendió en el momento que envolví mis dedos a su alrededor y mi cálido aliento sopló sobre su punta. Sus manos inmediatamente se volvieron puños en mi edredón.

—Oh mierda —gruñó.

Sonreí al torturado sonido de su voz y luego cerré mi boca sobre él. Su cuerpo entero se sacudió y se inclinó hacia atrás. Realmente no tenía ni idea cuando se trataba de hacer esto, pero me imaginé que no se necesitaba mucho.

Y no lo hizo. Joe cerró su mano alrededor de la mía mientras lo tomaba y su otra mano descansaba en la parte trasera de mi cuello con la más leve presión, guiando mis menos que hábiles movimientos. No estaba avergonzada o preocupada sobre hacerlo mal. Si su cuerpo y sus profundos gemidos eran mi indicación, lo hacía lo suficiente bien para que disfrutara esto.

Me apartó antes que su liberación lo sacudiera sentado a mitad de camino, capturó mi boca mientras se venía. Me encantó la forma en que su cuerpo se estremeció, pero sobretodo, me encantó que me sentí a salvo y lo suficiente segura para hacer esto. Cansada me aparté, cayendo sobre mi espalda mientras él hacía lo mismo, su pecho subiendo y bajando bruscamente.

—Este fue el mejor puto día de San Valentín.

Una profunda, ronca risa se me escapó. —Tengo que estar de acuerdo.

Su mano encontró la mía entre nuestros cuerpos y la apretó. — ¿Tienes hambre?

—No. —Suavicé un bostezo—. ¿Tú?

—No aún —respondió.

No tenía idea que hora era, pero me sentí sin huesos y tomaría un acto de Dios sacarme de esta cama. O chocolate. Una cosa que sabía era que no quería que él se fuera. Trabajé el valor para preguntar lo que quería.

—¿Quédate conmigo? ¿Por la noche?

La mano de Joe se arrastró por encima de mi hombro desnudo. — No tienes que preguntar dos veces. —Besó el borde de mi hombro—. Vuelvo enseguida.

Rodé de mi lado mientras se iba, tirando de las mantas sobre mí. Escuché el agua corriendo en el baño y luego estaba de vuelta, deslizándose detrás de mí. Con sus brazos alrededor de mi cintura y el largo cuerpo presionado contra el mío, sonreí adormilada y pensé en el sol.

Todo era perfecto.

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CristalJB_kjn
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 10th 2014, 17:16

Wooooooo que hermoso y bello capi lo amoooo kiero mas andale si?
Es que esta d lo mejor
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Tatu d'Jonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 10th 2014, 17:24

ahhhhhhhhhhhh me encantooo
SIGUELA POR FAVOOOOOOOOOOOR
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 10th 2014, 18:23

me enamoro este capitulo
es tan lindo joe
me encanta
siguela
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 10th 2014, 20:28

chama que bello, que bello, jie es tan jodidamente perfecto
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 11th 2014, 14:28

Wait for you

Capitulo 35


El sol estuvo brillando todo febrero y hasta marzo. Pasé la mitad de las vacaciones de primavera estando con Joe y Ollie en casa y luego la parte de después, de vuelta en casa de sus padres e incluso fuimos a pasar el rato con Brit, mientras ella estaba en casa.

Me pareció extraño que Brit no pareciera saber lo que sucedió entre Joe y el ex novio de su hermana, pero no toqué el tema. Lo que Joe me había dicho había sido personal y no importaba mi curiosidad sobre si lo sabía o no, no iba a violar esa confianza entre nosotros. Especialmente cuando había habido tantas oportunidades para que me abriera a él. Era algo que, sin importar las veces que me decía que lo haría, no podía pronunciar las palabras más allá de mi lengua. La idea de confiar en Joe me aterrorizaba. No iba a ser fácil y realmente no sabía ni por dónde empezar.

En lugar de eso, fui a la mía, asegurándome de que mi teléfono nunca estuviera sin supervisión alrededor de Joe. Todavía recibía mensajes y llamadas telefónicas, al menos dos veces a la semana y rehuí mi correo electrónico. Varias veces en los últimos dos meses, casi respondí a los mensajes. O casi abrí mi correo electrónico y respondí a uno de los mensajes. Igual que con Joe, preferí fingir que no pasaba nada a tratar de lidiar con eso. Odiaba esa parte de mí, realmente la odiaba, porque seguía huyendo en lugar de enfrentarme a cualquier cosa.

Mientras el invierno aflojaba su control sobre la pequeña mota del Estado y el suelo comenzaba a descongelarse, Joe trataba de decidir si debía pagar una visita a casa el fin de semana a mediados de abril o pasar el rato aquí y holgazanear mientras Jacob se pasó el almuerzo tratando de convencer a Brit de que lo acompañara a algún tipo de aventura de plantación voluntaria al jardín.

Brit arremolinó su patata frita en un pegote de mayonesa. Ollie la miró, su hermoso rostro se retorció en reverente asco. Ella estaba completamente ajena.

—No voy a pasar mi último fin de semana de cuatro días del semestre sembrando margaritas.

—No son margaritas —suspiró Jacob—. Es un jardín botánico de admiración y amor.

Joe estaba sentado a la mesa, frente a mí. Dejó caer su cabeza sobre mi hombro, ocultando su risa. Me fui al viejo método de la mano sobre la boca.

—Eso suena estúpido. —Brit se llevó la papita cubierta de mayonesa a la boca, y Ollie gimió—. Voy a pasar los cuatro días siendo vegetariana.

—¿Prefieres pasar el tiempo siendo un pepino que hacer que tu alma se sienta feliz?

Los hombros de Joe empezaron a temblar.

—Creo que me iré siendo un trozo de brócoli —respondió Brit.

Frente a nosotros, Ollie finalmente arrastró su mirada lejos del lugar de Brit y miró a Jacob.

—¿Hablas en serio?

—¡Sí! —De un golpe, llevó sus manos hacia abajo—. ¿Por qué no pintar el mundo con hermosas flores de todos los colores diferentes?

Me quedé mirándolo.

—¿Estás drogado?

Jacob lució ofendido... tal vez por dos segundos.

—Puede que un poco.

Riendo, miré a Brit. —Deberías ayudarle a construir su jardín feliz.

Soltó un bufido. —Tú puedes ayudarlo.

—Oh, no. —Joe levantó la cabeza mientras se deslizaba hacia mí, poniendo su mano sobre mi pierna, justo por encima de la rodilla—. Ella es toda mía este fin de semana. No hay jardín de amor.

—¿A menos que esté plantándote a ti en su jardín del amor? — preguntó Jacob.

Puse los ojos en blanco. —Qué bonito.

—Anoche sonaba como si ella estuviera haciendo una plantación.—Ollie movió el pequeño vaso de papel de mayonesa más lejos de Brit—. Al menos por los ruidos procedentes de tu dormitorio.

Mi boca se abrió.

—¡Lo que sea!

—¿Tenías tu oído pegado a la puerta de mi dormitorio? —La mano de Joe subió y mis mejillas estuvieron ardiendo de repente por una razón completamente diferente.

Ollie se encogió de hombros.

—¿Qué más se supone que debo hacer?

—Cotilla —espetó Joe de regreso.

Los tres se lanzaron en una discusión sobre verduras, dejándonos a Joe y a mí afuera de la conversación bizarra, lo que estaba bien para mí. No era fanática de los vegetales.

—Tengo otra gran idea. —Joe apoyó su barbilla en mi hombro, su voz baja.

Volví la cabeza apenas levemente hacia él. —Oh, cielos...

—Te va a encantar.

El calor brotaba de mi pecho y quería decir te quiero, pero estando sentados en el estudio, mientras que nuestros amigos estaban discutiendo los pros y los contras de los espárragos, no parecía el mejor momento para dejar escapar eso. Así que me conformé con un:

—¿Cuál es tu idea?

—Tómate el resto del día libre y relájate conmigo.

Eso sonaba como una idea excelente. —Tengo clase.

—Tienes arte. Eso realmente no cuenta como una clase.

—¿Cómo es eso?

Levantó la cabeza, presionando sus labios en el espacio al lado de mi oreja.

—Me dijiste que casi te quedaste dormida el lunes.

—Casi —reiteré.

Ahora, Joe besó el hueco bajo mi oído y me estremecí.

—Confía en mí. Lo que quiero hacer es mucho mejor que el arte.

Mi mente se fue directamente a una cosa. Sexo. Como sexo real con penetración real. Oh Dios mío, no podía creer que acabara de pensar en eso. ¿Había una falsa penetración de la que no sabía nada? En realidad, algo así.

Habíamos hecho de todo, menos sexo. Nos habíamos tocado, a tientas, había descendido por mi cuerpo y yo por el suyo, ¿pero sexo? No había habido nada de eso en sí, pero la última vez, Ollie afirmaba que por lo que había escuchado, le había parecido que nos dirigíamos allí. Había habido una intención determinada.

Había entrado en pánico y, básicamente, me dejé llevar por Joe. No es que él se quejara, pero no podía seguir haciendo eso. Teníamos que llevar nuestra relación al siguiente nivel. Además, era probablemente la única virgen con veinte años en el campus, ¿y cuánto tiempo esperaría Joe para que estuviese lista? Habíamos estado juntos durante cuatro meses y el tiempo para los chicos es como los años para un perro, así que eran como cuatro años.

La anticipación estremeció todo mi ser, pero bajo la excitación, la inquietud se formaba como una bola de hielo en mi pecho.

Nicholas rodeó mi cintura con sus brazos, tirándome fuera de mi silla hacia su regazo. La gente en nuestra mesa, básicamente nos ignoró, pero los que estaban a nuestro alrededor, empezaban a mirar.

Él ni se inmutó por la atención y echó su cabeza hacia atrás, sonriendo ampliamente.

—Entonces, ¿qué dices?

—Ustedes dos son tan empalagosos que es realmente lindo —dijo Jacob, interrumpiéndonos. Nos fijamos en él—. Si no te saltas arte y huyes con él, voy a patearte el culo.

—Bueno, entonces, ¿cómo puedo decir que no?

Sólo esperaba que cuando llegara el momento, pudiera decir que sí.

______________________________________

Joe era realmente extraordinario.

Y no sé cómo se las arreglaba para sorprenderme continuamente con su consideración o cómo era posible incluso que fuera un ser tan maravilloso. ¿Por qué me tomó tanto tiempo sacar de mi cabeza de mi culo y ver eso? Cuando habíamos dejado la escuela, me encontró en mi coche y me llevó a su camioneta.

—¿Qué estamos haciendo?

—Ya verás.

La media sonrisa secreta me tuvo en vilo. No fue hasta que llegamos a I70 y vi la señal que supe a dónde íbamos. Me volví hacia él y en mi entusiasmo, casi me ahogué con el cinturón de seguridad.

Joe se rió.

—¿Vamos a DC? ¿No es así? —exclamé, prácticamente saltando en el asiento.

Deslizó una mirada socarrona de lado. —Tal vez.

—Y vamos al Smithsonian, ¿no?

—Es muy posible.

Pasé delante, juntando mis manos.

—¿Por qué? —solté—. Quiero decir, sé que la historia te aburre, ¿por qué?

—¿Por qué? —Se rió de nuevo mientras se ponía su gorra de béisbol—. Te dije que iría al Smithsonian contigo y no pude hacerlo en tu cumpleaños, así que pensé… ¿por qué no hoy?

¿Por qué no hoy? Esa era una de las cosas que más me gustaba de Joe. Su habilidad para hacer las cosas en el calor del momento, sin ningún pensamiento o plan detrás de ellos. Literalmente vivía por el momento y nada lo detenía, ni siquiera los problemas en los que se metería, porque se había movido más allá de eso. Sobre todo porque sabía que él aceptaba lo que había hecho y las consecuencias de sus acciones. Puede que le hubiese tomado un par de semanas para que ocurriera, pero había llegado a un acuerdo con él. Admiraba eso en él.

Pasamos el resto de la tarde y parte de la noche yendo de exhibición en exhibición. Joe parecía más interesado en tocarme y robarme besos que en lo que mirábamos y yo estaba bien con eso. Pensé en las parejas que había visto por última vez y me di cuenta de que nos habíamos convertido en una de ellas. Era tan normal, tan perfecto. No había ninguna diferencia entre nosotros y ellos, y me deleitaba con eso.

Ya era tarde cuando llegamos a casa y el jueves no tenía clase, teníamos toda la noche. Mareada con nuestro viaje improvisado, dejé caer algunos bocados de las apestosas tortugas en un tazón pequeño y lo deslicé en la casa de Michelangelo.

Al cerrar la tapa del terrario, Joe vino detrás de mí, colocando sus manos en mis caderas. Me di la vuelta y me estiré hacia arriba, dándole un beso en los labios.

—Gracias por hoy —le dije, rodeando con mis brazos su cuello—. Me divertí mucho.

—Te dije que mi idea era genial.

—Por lo general lo son.

—Mierda. —Sus ojos se abrieron con sorpresa exagerada—. ¿Acabas de admitir eso?

Sonreí. —Tal vez.

—Ajá, siempre has sabido que mis ideas son de diez.

—En una escala de 1 a 100, sí.

—Ja. Ja. —Deslizó sus manos hasta que se posaron en mi caja torácica—. Adivina qué. Tengo otra idea.

—¿Tiene que ver con huevos?

Una risa profunda brotó de Joe y luego tiró de mis caderas contra las suyas.

—No tiene que ver con huevos.

Tenía una buena idea de lo que se trataba. Mi estómago cayó.

—¿No?

Negó con la cabeza. —Pero sí implica algo igual de sabroso.

Mis mejillas se calentaron mientras giraba mi cabeza hacia un lado. Sus labios siguieron el movimiento, trazando mi pómulo.

—Tiene que ver con tu y yo, una cama y muy poca o ninguna ropa.

Cosquillas se dispararon por mi espalda.

—¿En serio?

—Sí. —Joe deslizó su mano hacia abajo, debajo de la cinturilla de los vaqueros para que sus dedos descansaran sobre la redondez de mi trasero. Rozó sus labios sobre mi frente.

—¿Qué te parece?

No estaba pensando. Inclinando mi cabeza hacia atrás, Joe obligó una invitación silenciosa. Sus labios estaban en los míos y luego sus manos debajo de mi camisa. Se separó lo suficiente como para tirar de mi camisa y luego la suya. Nuestros labios se derritieron juntos, empezamos a caminar, con nuestras caderas chocando en el sofá y perdió el equilibrio. Cayó hacia atrás, la mitad en el sofá y la mitad fuera. Risitas se liberaron entre nuestros besos y nuestras risas se extinguieron mientras nuestras manos se involucraban más. Con una habilidad más allá de mí, Joe sacó mis vaqueros mientras estaba tirada encima de él y entonces mostró un tipo completamente diferente de talento.

Sus manos viajaron hacia el norte, abarcando mis pechos, encontrando los pezones cubiertos por satén. Me arqueé contra sus manos, reprimiendo un gemido cuando Joe hizo ese sonido sexy mientras sus caderas empujaban contra las mías. Una oleada de calor inundó mi corazón mientras su mano izquierda, sobre mi pecho, se deslizaba hacia abajo, a la curva de mi estómago. Su mano se deslizó debajo de mi ropa interior. Me acarició con sus palmas, frotando su pulgar en el lugar adecuado y haciéndome gritar. El deseo, la necesidad de perderme en nada más que sensaciones, aunque sólo fuera por unos momentos, se hizo cargo. Mi piel estaba en llamas cuando puse mi peso sobre mis rodillas y me agaché, desabrochando su bragueta.

—_____ —gruñó Joe, empujando en mi palma.

Al oír mi nombre en sus labios, la tensión se construyó dentro de mí. Nuestros cuerpos se sacudieron juntos, pero al mismo tiempo separados. Entonces la tensión se había disparado, rompiendo y destrozando. Tiré mi cabeza hacia atrás, mordiendo mi labio. La felicidad se apoderó de mí.

Joe pasó debajo de mí y lo siguiente que supe fue que él estaba de pie y yo estaba envuelta a su alrededor como un pequeño mono. Mi cuerpo seguía temblando cuando golpeó la cama. En un acalorado vistazo, lo vi desnudarse. Completamente.

Dios mío, era hermoso.

Metió los dedos por debajo de mi ropa interior y levanté mis caderas para que pudiera tirar de ellas hacia abajo. No era la primera vez que me desnudaba, pero era la primera vez en la que ambos estábamos tan desnudos. Había aprendido en los últimos cuatro meses que existían diferentes etapas de desnudez. Esta era la etapa final. Mi estómago se agitaba.

Joe se cernió sobre mí, sus labios trazando un camino a través de mi cuerpo. Tenía los dedos en su pelo suave mientras volvía a subir, reclamando mi boca. Se movió por encima de mí y lo sentí en mi muslo.

Mi corazón tartamudeó y se aceleró.

Un temblor recorrió su cuerpo, o tal vez el mío, haciendo que el suyo también lo hiciera, porque creo que temblaba. No sabía si era de emoción o algo más. Mis manos encontraron su pecho y permanecieron planas allí.

—¿Quieres esto? —preguntó, con la voz tensa mientras se contenía.

—Sí —dije y me lo dije a mí misma. Quería esto. Quería cruzar la línea final con Joe.

Sus ojos se encontraron con los míos por un momento y luego inclinó la cabeza, besándome mientras bajaba su cuerpo sobre el mío. Lo sentí allí, la punta de él deslizándose a través de mi humedad y no sé lo que pasó. Tal vez fue el peso de él encima de mí o la sensación de tenerlo entre mis muslos. Por un momento aterrador, no estaba en mi habitación ni debajo de Joe. Estaba de vuelta en el sofá, mi mejilla presionada rudamente en la tela gruesa. El aire frío corrió por mi cuerpo expuesto más abajo, seguido por una mano áspera y exigente. Traté de empujar la memoria de mi cabeza y concentrarme en lo que realmente sucedía, pero una vez que me arrastró adentro, no pude quitármelo de la cabeza.

Cada músculo de mi cuerpo se entumeció y el nudo de inquietud de ese día más temprano volvió con una venganza. Era como ser golpeada con una ráfaga ártica. Estaba fría por fuera y por dentro. El pánico me clavaba con garras afiladas.

Giré mi cabeza hacia un lado, rompiendo el beso mientras empujaba contra su pecho.

—No. Para. Por favor, detente.

Joe se congeló encima de mí, su pecho subía y bajaba profundamente.

—¿_____? ¿Qué…?

—Bájate. —Mi piel gritaba mientras la presión se cerraba sobre mi pecho—. Bájate. Por favor. Quítate de encima.

Salió de mí en un instante y trepé al otro lado de la cama, agarrando la colcha y tirando hacia arriba. Tiré de mis pies, retrocediendo hasta que llegué a la cómoda. Botellas de loción traquetearon. El ruido sordo al caer al suelo me sacó del recuerdo. Mi corazón latía tan rápido que pensé que iba a vomitar.

—Oh, Dios —susurré con voz ronca. Había una buena probabilidad de que me deshiciera del pretzel cocido que había comido antes.

La luz del pasillo hacía que se generaran sombras extrañas en más de la mitad de la cara pálida de Joe. Sus ojos estaban tan grandes como la luna. Me miró, con el ceño apretado con preocupación.

—¿Te he hecho daño? No lo hice…

—No. ¡No! —Apreté mis ojos cerrándolos—. No me hiciste daño. No lo has hecho aún... no lo sé. Lo siento... —Me interrumpí, sin saber qué decir.

Joe respiró hondo varias veces, plantando sus manos sobre la cama. —Háblame, _____. ¿Qué ha pasado?

—Nada. —Mi voz se quebró—. No pasó nada. Sólo pensé…

—¿Pensaste qué?

Negué con la cabeza. —No lo sé. No es gran cosa…

—¿No es gran cosa? —Sus cejas volaron hacia arriba—. _____, acabas de asustarme. Comenzaste a entrar en pánico, como si te estuviera haciendo daño… o te estuviese obligando a hacer esto.

Horrorizada, sentí que mi estómago caía.

—No me obligabas, Joe. Me gustaba lo que estabas haciendo.

Pasaron varios segundos y luego dijo—: Sabes que nunca te haría daño, ¿verdad?

—Sí. —Lagrimas obstruían mi garganta.

—Y nunca te obligaría a hacer algo que no quieres hacer. — Hablaba despacio, cada palabra precisa—. Lo entiendes, ¿verdad? Si no estás lista, estoy de acuerdo con eso, pero tienes que hablar conmigo. Tienes que dejármelo saber antes de llegar a ese punto.

Apretando la manta, asentí. Hubo otro espacio de silencio y su mirada traspasó la mía. Un cierto nivel de comprensión cruzó su rostro y me mordí el labio. Quería saber lo que pensaba y, de nuevo, no lo quería.

—¿Qué no me estás diciendo? —preguntó, igual que había hecho la noche en el aparcamiento.

No pude decir nada. Su mandíbula se apretó.

—¿Qué te ha pasado?

—¡Nada! —La palabra estalló fuera de mí como un cañón—. No hay nada de qué hablar, maldita sea. Sólo déjalo pasar.

—Estás mintiendo.

Ya está. Lo dijo. Me llamó eso.

Joe tomó una respiración profunda y larga.

—Estás mintiendo. Algo pasó, porque eso… —Hizo un gesto hacia donde nos habíamos retorcido juntos momentos antes—. Eso no fue por no estar preparada. Eso era otra cosa, porque tú sabes, sabes… que yo esperaría por ti, _____. Te lo juro, pero me tienes que decir lo que está sucediendo en tu cabeza.

El pecho me dolía por sus palabras, pero no pude decir nada.

—Te lo ruego, _____. Tienes que ser sincera y honesta conmigo. Dijiste que confiabas en mí. Tienes que demostrarlo, porque sé que hay algo más. No soy estúpido y no soy ciego. Recuerdo cómo actuaste cuando nos conocimos y estoy segurísimo que recuerdo lo que dijiste esa noche que estabas borracha.

Oh, Dios. El suelo se movió bajo mis pies. Llevaba una buena racha.

—¿Y ese mensaje que tienes? ¿Me estás diciendo que no tiene nada que ver con esto? Si confías en mí, por fin me dirás qué demonios está pasando.

—Confío en ti. —Las lágrimas alcanzaron mis ojos, haciéndolo borroso.

Joe me miró por un segundo y luego se puso de pie, agarrando sus pantalones del suelo. Tiró de ellos, cerrando la cremallera, pero no lo abotonó. Me miró, con una expresión tensa.

—No sé qué más hacer contigo, _____. Te he contado toda la mierda de la que no estoy orgulloso. Cosas que casi nadie en este mundo sabe y sin embargo ocultas tu mierda de mí. Ocultas todo de mí. No confías en mí.

—No… yo. —Empecé a avanzar, pero me detuve al ver la expresión de su rostro—. Confío en ti con mi vida.

—¿Pero no con la verdad? Eso es pura mierda, _____. No confías en mí. —caminó junto a mí, en dirección a la sala de estar.

Lo seguí, mis manos temblaban.

—Joe…

—Basta. —Agarró su suéter del suelo y me miró—. No sé qué más hacer y sé que no lo sé todo acerca del mundo, pero sí sé que las relaciones no funcionan de esta manera.

El miedo me dio un puñetazo en el pecho.

—¿Qué estás diciendo?

—¿Qué crees que estoy diciendo, _____? Hay algunos problemas obvios contigo y no, no me mires como si acabara de patear a tu puto cachorro. ¿Crees que rompería contigo por lo que te haya sucedido? ¿Como qué pensaría diferente de ti cuando viera la cicatriz en tu muñeca? Sé que piensas eso y es mentira. —El dolor y la rabia cruda inundó su voz—. ¿Cómo puede haber un futuro para nosotros si no puedes ser honesta conmigo? Si realmente no puedes confiar en que lo que siento por ti es lo suficientemente fuerte, entonces no tenemos nada. Esta es la mierda que termina las relaciones. No es el pasado, _____, sino el presente.

Mi respiración se cortó.

—Joe, por favor…

—No más, _____. Te lo dije antes. Lo único que te pido es que confíes en mí y no me dejes fuera. —Se volvió hacia la puerta—. Y tú no confías en mí y me cerraste de nuevo.

Y así como así, se fue y la puerta se cerró tras él. Llegué a la cama antes de que mis piernas cedieran. Sentada, apreté mis rodillas contra mi pecho. Hubo un crujido en mi pecho, mi corazón y el dolor era muy real. Mi boca se abrió, pero no emitió sonido alguno. Nunca hice un sonido.

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CristalJB_kjn
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 11th 2014, 15:54

Oh dios nooooo k tonto dejarla asi
si segun el no es tonto o idiota x k no tiene un poko mas d paciencia
para ella no es facil pero tambn k mensa x no decirle
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Lady_Sara_JB
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 11th 2014, 18:49

no se a quien culpar
entiendo a joe
no es justo q el se haya abierto cuando ella no lo hace
pero tmb entiendo a la ____
no es facil confesar eso...
demonios
siguela
esta buenisima
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Tatu d'Jonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 11th 2014, 20:35

oh dios no la puedes dejaar ahi por favor Lloron
no cuaando viajare por una semana y no podre leer :'(
ahhh voy a morir
espero que a mi regreso haya muchos capis y una maraton siii?? poooorfis *-*
hazlo por mi vale????
SIGUELAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
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VaLeexD
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 11th 2014, 22:50

Oooh otravez u.u


Pobre ______

Es entendible pero joe se siente traicionado porq no le dice la verdad



Siigueelaaa
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 12th 2014, 15:31

Wait for you

Capitulo 36

Me quedé en la cama y dormí la mayor parte del jueves y el viernes. Una sensación espesa y sofocante me envolvió como una manta demasiado pesada. Había metido la pata. Magníficamente. Ese fue el mantra de autocompasión que me repetí una y otra vez. Era la verdad y era todo en lo que podía pensar. No sé cómo planeé el principio de mis vacaciones de primavera.

Enterrando mi cabeza en la almohada, me quedé lejos de mi teléfono, porque si lo comprobaba y Joe no me había llamado, entonces me sentiría peor. La cosa insustancial era que sabía que no llamaría. Y no había ninguna duda en mi mente que estaba enamorada de él. Había una diferencia entre amar a alguien y estar enamorado y lo había dejado escapar entre mis dedos.

Joe había tenido suficiente. Había confiado en mí, y en cierto modo, le había arrojado esa confianza de vuelta en su rostro. Si él hubiera sabido todo, las cosas podrían haber ido de manera diferente entre nosotros la noche del miércoles. Pero yo había permanecido en silencio. En algún momento durante del sábado, el profundo corte de dolor dio paso a otra cosa. Tiré de la manta fuera y me puse en medio de la habitación, respirando entrecortadamente. Girando alrededor, cogí una botella de loción, y la arrojé al otro lado de la habitación. La botella golpeó la puerta del armario y entonces hizo un ruido sordo en el suelo. Poco satisfecha, agarré otra botella y la lancé más duro. Esa golpeé la pared, rompiendo el yeso. Allí subió mi seguridad.

No me importaba. La ira se levantaba como un vapor caliente. Me giré, tirando de la colcha y las sábanas de la cama. Entonces ataqué a mi armario. Odiaba los aburridos suéteres de cuello alto, las chaquetas de punto, las camisas mal ajustadas. Odiaba todo, pero más que nada, me odiaba a mí misma por hacer esto. Gritando, les di un tirón hacia abajo. Las perchas se sacudieron y cayeron al suelo. Las lágrimas enmascaraban mis ojos cuando me di vuelta, buscando algo más que destruir, pero en realidad no había nada. No hay imágenes para lanzar. No hay cuadros para rasgar desde las paredes. No había nada. Estaba tan cabreada, cabreada conmigo misma.

Pasando al vestíbulo, me apoyé en la pared, apretando mis ojos con fuerza. Respirando pesadamente, incliné mi cabeza hacia atrás y me tragué un grito. El silencio me estaba matando. Y eso es todo lo que alguna vez fui. Silencio. Era todo lo que sabía. Callar. Fingiendo que nada había pasado, que nada estaba mal. Y mira lo bien que resultaba.

Me deslicé por la pared y abrí mis ojos. Estaban tan secos como me sentía en el interior, frágil.

¿A quién tengo que culpar por esto? ¿Blaine? ¿Sus padres? ¿Los míos? ¿Importaba? Ni una sola vez me paré ante mis padres y les dije lo que pensaba. Sólo me callé y lo aguanté—lo aguanté hasta que pude escaparme.

El problema era que, huir ya no funcionaba. Nunca funcionó en primer lugar y ¿cuánto tiempo me tomó para darme cuenta de eso? ¿Cinco años, casi seis? ¿Y cuántos kilómetros? ¿Millares? Y entonces, como una maldita alarma de un reloj, escuché el tono del teléfono desde la sala de estar.

Empujándome sobre mis pies, me quedé parada, la parte posterior de mi cráneo hormigueó mientras vi el destello de LLAMADA DESCONOCIDA a través de la pantalla. Cogí el teléfono y pulsé el botón de respuesta.

—¿Qué? —dije, mi voz temblando.

Nada. Más silencio de mierda.

—¿Qué demonios quieres de mí? —exigí—. ¿Qué? ¿No tienes nada que decir? ¿Sólo has estado llamando y enviando mensajes de texto durante nueve meses? Creo que tienes un montón de mierda que decir.

Hubo otra pausa embarazosa y luego—: No puedo creer que hayas contestado.

Mis ojos se abrieron. Mierda, la voz pertenecía a una chica. La persona que me llamaba y muy probablemente la que me enviaba correos electrónicos era una chica.

Una chica.

Quién sabe lo que me esperaba, pero desde luego no me esperaba una chica.

Sólo pude decir una palabra. —¿Por qué?

—¿Por qué? —La chica tosió una carcajada seca—. No tienes ni idea de con quién estás hablando, ¿verdad? ¿Ni siquiera leíste un solo correo electrónico que te envié? ¿Ni uno solo?

¿Me estaba cuestionando?

—Bueno, cuando vi el contenido de un par de ellos, decidí no torturarme a mí misma.

—He estado enviando correos electrónicos desde junio, tratando de hablar contigo. No había nada malo con el primer par de e-mails que te envié. Si sólo hubieras leído uno de ellos, habrías visto eso. Por otra parte, ¿por qué debería creer que no los leíste desde que tienes tal infame antecedente sobre decir la verdad?

Dejándome caer, fruncí el ceño. —¿Quién eres tú?

—Dios, esto es jodidamente increíble. Mi nombre es Molly Simmons.

Mis ojos se abrieron. —¿Molly?

—Suena como si reconocieras mi nombre. Supongo que lo haces por leer los correos electrónicos.

—No, mi primo me habló de ti. —Yo estaba sobre mis pies otra vez, paseándome—. No he leído tus correos electrónicos. No voy a mentir acerca de eso.

—Bueno, esa sería la primera vez que dices la verdad si ese es el caso —dijo, y oí un portazo.

No sabía qué decir. Conmocionada, yo estaba absolutamente estupefacta.

—No lo sé... Dios, me siento tan mal por lo que…

—No te atrevas a pedir disculpas —interrumpió, su voz afilada como una navaja—. Tú lo siento no significa absolutamente nada para mí.

Mi boca se abrió mientras sacudía mi cabeza, lo que fue una estupidez, dándome cuenta de que no podía verme.

—Eres una maldita puta mentirosa. Por tu culpa…

—¡Oye! En serio. ¿Estás llamándome puta? Tienes que ver que tan desquiciado es esto. —Mi mano se apretó alrededor del teléfono—. Honestamente, cada mensaje repugnante que me has enviado es desquiciado. Y ni siquiera entiendo por qué haces esto.

—¿Por qué? —Volvió la voz chillona—. ¿Hablas en serio?

—¡Sí!

Hubo una respiración audible. —Dime una cosa. ¿Que era verdad? ¿Lo que le dijiste a la policía o lo que Blaine le dijo a todo el mundo? —Contuve mi aliento. —¿Cuál es, _____? Porque si bien era verdad, ¿por qué retirar los cargos a sabiendas de lo que él era capaz de hacer? Porque tenías que saber que había algo malo en él y que lo volvería a hacer.

Mis hombros se derrumban y susurré—: No lo entiendo.

—Oh, lo entiendes completamente. De cualquier manera, eres una mentirosa. —El aliento de Molly crujió por el teléfono—. ¿Sabes por qué quería ponerme en contacto contigo? Porque necesitaba hablar con alguien que hubiera pasado por lo que yo había pasado y pensé... —Su voz se quebró—. No importa lo que pensaba ni por qué lo hice. Ni siquiera te tomaste el tiempo para leer un simple, correo electrónico de mierda. Lo menos que podrías hacer es decirme la verdad.

Cerré mis ojos, apoyando mi frente sobre mi palma. Mi cabeza me daba vueltas todavía desde lo que sucedió con Joe y esto me dejó alucinada. Había habido tantos correos electrónicos desde cuentas que no reconocí. Muchos con mi nombre como el asunto o el de Blaine. Y no los había abierto porque no quería tratar con ello, pero nunca pensé que era ella. Por otra parte, ¿realmente hubiera cambiado algo? ¿Si los hubiera abierto y me acercaba a ella? Dejando a un lado los aspectos legales de la cláusula de confidencialidad. Estaría mintiendo si dijera que pensé que lo haría.

—¿Estás ahí? —exigió Molly.

—Sí. —Aclaré mi garganta, levantando mi cabeza. La pelota en mi pecho deshaciéndose un poco—. Yo no mentí.

—¿Así que es cierto? —Su voz sonaba más cerca del teléfono—. Y retiraste los cargos.

Mi cuerpo se puso tenso como una cuerda enrollada.

—Sí, pero…

—¿Por qué hiciste eso? —Su voz era cruda—. ¿Cómo has podido? ¿Cómo pudiste permanecer en silencio todo este tiempo?

—Yo…

—Eres una cobarde. ¡Te aferras a tu silencio porque eres una cobarde! ¡Todavía eres la misma niña asustada, de catorce años fingiendo haberlo superado años después! —gritó, e hizo que me doliese el oído—. Esto me pasó porque no lo dijiste. Puedes decir lo que quieras, pero esa es la verdad. Y las dos lo sabemos.

Molly me colgó.

Me senté allí, mirando fijamente el teléfono. La ira todavía hervía dentro de mí, pero algo de lo que había dicho se había hundido a través de la neblina roja y tenía sentido.

"¡Te aferras a tu silencio porque eres una cobarde! ¡Todavía eres la misma niña asustada, de catorce años fingiendo haberlo superado años después!"

Ella tenía razón.

Dios, tenía tanta razón. Durante todos estos años y yo nunca había pronunciado las palabras desde esa noche. Me asustaba demasiado decirle a alguien, incluso a Joe. Y era por eso que él había salido de aquí, porque también había tenido razón. No había dejado atrás el pasado y no había ningún futuro a menos que así lo hiciera. Todo lo que había estado haciendo todo ese tiempo era fingir, fingir estar bien, para ser completamente feliz, para ser una sobreviviente.

Y no era una sobreviviente. Durante muchos años, había sido nada más que una víctima en el camino.

Molly no sabía toda la historia. Probablemente no cambiaría nada si lo hacía, pero sobrevivir y ser una sobreviviente son dos cosas diferentes. Eso es lo que yo había estado haciendo todo este tiempo. Apenas resistiendo, esperando el día en que lo que Blaine me había hecho no destruyera todo lo bueno en mi vida.

Dejé caer mi cabeza en mis manos. Las lágrimas brotaron de mis ojos. Había cosas que podría haber hecho de otra manera. Yo no podía cambiar lo que me había ocurrido, pero podría haber cambiado la forma en que reaccioné, sobre todo ahora que estaba tan lejos de los que habían impedido cualquier intento de superarlo. Pero para ser honesta, era más que eso. Siempre había sido más que Blaine. Habían sido mis padres, había sido yo. La única manera en que realmente podría seguir adelante era enfrentar lo que había pasado, era hacer algo por lo que había sido castigada por hacer en primer lugar.

No era el pasado que estaba llegando entre nosotros. Era el presente.

Joe había tenido razón.

De repente, me puse de pie. Me estaba moviendo antes de que supiera lo que hacía. Fue cuando me paré frente a la puerta del apartamento de Joe que mi corazón saltó a mi garganta. Probablemente era demasiado tarde para nosotros, pero si le dijera —si me pudiera explicar a mí misma— entonces eso era un comienzo. De cualquier manera, se lo debía a Joe.

Me lo debía a mí misma.

Llamé a la puerta y oí pasos unos segundos más tarde. La puerta se abrió, revelando a Joe. Sus ojos se cerraron de inmediato y abrió su boca, y sabía que iba a decirme que me fuera.

—¿Podemos hablar? —Pregunté, mi voz se quiebra a la mitad—. Por favor, Joe. No va tomar mucho tiempo. Yo sólo...

Los ojos de Joe se abrieron de golpe y luego se estrecharon sobre mí. —¿Estás bien, _____?

—Sí. No, no lo sé. —Parte de mí quería dar media vuelta y regresar a mi apartamento, pero me negué a permitirme correr. Ya no más—. Sólo necesito hablar contigo.

Tomando una respiración profunda, se hizo a un lado.

—Ollie no está aquí.

Aliviada de que no había cerrado la puerta en mi cara, lo seguí hasta la sala de estar. Joe cogió el control remoto, silenciando el televisor mientras se sentaba en el sofá.

—¿Qué está pasando, _____? —preguntó, y su tono sugería que él no esperaba que yo contestara sinceramente, y dolió.

Me dolió porque él no tenía ninguna razón para esperar que yo sea sincera acerca de cualquier cosa.

Me senté en el borde del sillón, sin saber por dónde empezar.

—Todo. —Y eso fue todo lo que pude decir al principio—. Todo.

Joe se deslizó hacia delante, girando la gorra que llevaba hacia atrás. Un hábito adorable que decía que prestaba atención.

—_____, ¿qué está pasando?

—No he sido honesta contigo y lo siento. —Mi labio inferior empezó a temblar y sabía que estaba a segundos de perderlo—. Lo siento mucho, y es probable que no tengas tiempo para...

—Tengo tiempo para ti, ____. —Encontró mi mirada, la suya era firme—. Quieres hablar conmigo, estoy aquí. Yo he estado aquí. Y estoy escuchando.

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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 12th 2014, 15:47

Wait for you

Capitulo 37


Mientras sostenía mi mirada, pensé en luchar o huir. Instinto. Correr. No tratar con ello. Pero Joe se mantuvo sosteniendo mi mirada y abrió algo dentro de mí. No fue fácil, pero las palabras fueron subiendo. No correría.

La calma me apoderó y tomé aire, lo dejé salir lentamente.

—Cuando tenía catorce años, fui a una fiesta de Halloween —me oí decir, sonando como si estuviera en un túnel—. Estaba allí con mis amigas. Estábamos todas vestidas y había un tipo allí. Era su casa y... y era tres años mayor que yo y amigo de mi primo.

Tomé otra respiración profunda, dejando caer mi mirada a mis manos.

—Él era muy popular. Así que también yo lo era. —Una risa seca, sin sentido del humor salió—. Eso puede no parecer importante, pero lo era. Nunca pensé que alguien como él podía hacer, podría ser como él era. Y tal vez eso fue estúpido de mí, como un error fatal o algo así. No lo sé. —Di una pequeña sacudida de mi cabeza, mientras miraba hacia arriba—. Hablaba con él y bebía, pero no estaba borracha. Te lo juro, no estaba borracha.

—Creo en ti, _____. —Joe cerró sus ojos brevemente mientras juntaba sus dedos bajo su barbilla—. ¿Qué ocurrió?

—Estábamos coqueteando y era divertido. Tú sabes, no le di importancia. Era un buen chico y era lindo. En algún punto, me tiró a su regazo y alguien nos tomó una foto. Nos estábamos divirtiendo. —Me reí de nuevo, otro sonido áspero—. Cuando se levantó y me llevó a una de las habitaciones vacías que estaba en la planta baja, tampoco le di importancia. Nos sentamos en el sofá y hablamos un poco por un rato. Luego, puso sus brazos a mí alrededor. —Froté mis manos continuamente, esperando aliviar los nudos que se formaban en mi estómago—. Al principio no me importó, pero empezó a hacer cosas que no quería que hiciera. Le dije que se detuviera y se rió. Empecé a llorar y traté de alejarme de él, pero era más fuerte que yo, y una vez que me tuvo sobre mi estómago, realmente no podía hacer nada, salvo decirle que se detuviera.

Joe se había quedado petrificado. La única forma de saber que respiraba era por el zumbido constante de los músculos a lo largo de su mandíbula

—¿Se detuvo?

—No —dije en voz baja—. Nunca se detuvo, no importaba lo que hiciera.

Pasó un momento y Joe se enderezó. Parecía como si quisiera pararse pero cambió de idea.

—¿Te violó?

Cerrando mis ojos, asentí. Hablar de eso, era casi como sentir las manos de Blaine

—Todavía soy virgen. —Forcé mis ojos a abrirse—. No me tocó allí. Así no fue como él… me violó.

Joe me miraba fijamente, y vi el momento en que entendió. La comprensión brilló en sus ojos. Sus manos se cerraron en puños en su regazo. El músculo de su mandíbula se aceleró.

—Hijo de puta —dijo, labios apretados—. ¿Tenías catorce años y te hizo eso?

—Sí. —Los nudos en mi estómago crecieron.

Otro momento pasó y Joe pasó sus manos por su cabello.

—Mierda, _____. Sospechaba algo. Pensé que algo así podría haberte pasado.

Envolví mis brazos en mi cintura. —¿Lo hacías?

Asintió. —Era la forma en la que actuabas a veces. Cuán saltarina podías ser, pero sólo esperaba que no fuera tan lejos. Y cuando me dijiste que eras virgen todavía, pensé que esa era la razón.

Esa era una suposición comprensible.

—_____, lo siento, lo siento tanto. Nunca debiste haber pasado por algo como eso, especialmente a esa edad… —Apretó la mandíbula y que parecía que iba a levantarse de nuevo, pero se detuvo—. Por favor dime que ese hijo de puta está en la cárcel por eso.

—Lo está ahora. —Me concentré en la TV muda—. Es una larga historia.

—Tengo tiempo. —Cuando no dije nada, habló de nuevo, y su voz sonaba descolocada—: ¿Qué más, _____? Por favor háblame, porque estoy a segundos de reservar un vuelo a Texas y matar a ese hijo de puta.

Me sacudí hacia atrás, llevando las rodillas a mi pecho. Sabiendo que le debía todo, tomé otra respiración profunda.

—Después que se detuvo, realmente creo que no tenía idea que había hecho algo mal. Me dejó en ese sofá y cuando pude levantarme, sabía que necesitaba decírselo a alguien. Sabía que necesitaba ir a un hospital. Estaba con tanto... dolor —Apreté los ojos con fuerza mientras un estremecimiento sacudió a través de mí. Los minutos siguientes después de que Blaine se fuera habían sido tan horribles como el ataque—. No podía encontrar a mis amigos, pero encontré mi bolso, y terminé saliendo de la casa y seguí caminando hasta que recordé que tenía mi teléfono conmigo. Llamé al 911.

Incapaz de sentarme por más tiempo, tiré mis pies en el suelo y me levanté.

—Terminé en el hospital y me hicieron un examen. La policía apareció y les dije lo que pasó y era la verdad.

—Claro que era la verdad —dijo, con su mirada siguiéndome.

—Para el momento en que la policía abandonó el hospital, la fiesta había terminado, pero Blaine estaba en su casa. Lo arrestaron y se lo llevaron. Fui a mi casa y estuve fuera de la escuela por los dos días siguientes, pero todos descubrieron que fue arrestado por lo que había hecho —me detuve frente a la TV—, y sus padres aparecieron.

—¿A qué te refieres?

Empecé a pasearme de nuevo.

—Sus padres y los míos eran, son amigos del club de campo. Mis padres y los suyos… todo lo que les importaba era su imagen. Mi mamá y mi papá tenían más dinero del que incluso podrían querer, pero… —Un espesor recubrió mi garganta y mi visión se hizo borrosa—. Los Firzgeralds les ofrecieron un trato a mis padres. Que si retiraba los cargos y guardaba silencio sobre lo que pasó, me pagarían a mí y a ellos una escandalosa suma de dinero.

Las fosas nasales de Joe se dilataron.

—Y tus padres les dijeron que se jodan, ¿no?

Me reí, pero salió mas como un sollozo.

—Les mostraron a mis padres la foto que nos tomaron a Blaine y a mí en la fiesta y ellos dijeron que si iban a la corte, nadie le creería a la chica con disfraz de zorra sentada en su regazo. Y mis padres, no querían lidiar con los escándalos. Más bien que todo desaparezca, por lo que aceptaron.

—Mierda —susurró Joe con voz ronca.

—Sucedió tan rápido. No podía creer lo que mis padres me decían que hiciese. No me habían hablado realmente sobre eso antes, pero ellos…. se preocupaban tanto por lo que todos pensaran si todo el asunto se hacía público, las fotos y el hecho de que yo había bebido. Estaba tan asustada y tan confundida y ya sabes, no estaba segura de que siquiera me creyeran. —Empujé mi pelo hacia atrás, odiando lo que iba a admitir—. Así que firmé los papeles.

Joe no dijo nada.

—Acepté tomar el dinero, el cual la mitad fue a mi cuenta así que cuando cumplí los dieciocho, tuve acceso a él, y acepté retirar los cargos y no hablar sobre eso de nuevo. —Dejé caer mis manos a mis lados—. Eso me hace una persona terrible, ¿no?

—¿Qué? —Las cejas de Joe se levantaron—. No eres una persona terrible, _____. Jesucristo, tenías catorce años y tus padres debieron haberles dicho que se jodan. Si hay que culpar a alguien, además del hijo de puta que te hizo eso, es a ellos. Tú no tienes ninguna culpa en esto.

Asentí mientras me sentaba en el sillón reclinable.

—En cuestión de días, todo el mundo en la escuela se volvió en mi contra. Aparentemente, no había nada en el arreglo sobre que Blaine mantenga la boca cerrada. Les dijo a las personas que yo había mentido. Que había hecho todas esas cosas con él de buena gana y que luego lo acusé falsamente. Todo el mundo le creyó. ¿Por qué no lo harían? Retiré los cargos. No hablaría de ello. La escuela fue… fue terrible después de eso. Perdí a todos mis amigos.

Joe pasó una mano por su mandíbula.

—¿Esta es la razón de que dejaste el baile?

—Sí —susurré—. No podía soportar que la gente me mirara y susurrara sobre lo que habían escuchado o hablaran abiertamente sobre eso frente a mí. E hice esto… —Levanté mi brazo izquierdo—. Mi mamá se enojó tanto.

Me miraba fijamente, como si no pudiera comprender la última cosa que dije.

—Se enojó porque tú… —Se fue apagando, negó con la cabeza—. No me extraña que no hayas ido a casa.

—Esa es la razón de que escogiera este lugar, sabes. Es suficientemente lejos como para escapar de todo. Pensé que eso era lo que necesitaba hacer, distanciarme.

—¿El mensaje que vi? ¿Era alguien que sabía lo que había pasado?

Asentí de nuevo.

—El que sea que inventó el dicho que no puedes escapar de tu pasado realmente sabía de lo que hablaba.

El músculo de la mandíbula de Joe saltó más rápido.

—¿Qué más ha estado ocurriendo, ____? ¿Dijiste que este Blaine — escupió el nombre—, estaba en la cárcel? Pero, ¿quién enviaba los mensajes?

Inclinándome hacia adelante, presioné mi frente en mis manos abiertas. Mi cabello se deslizó hacia adelante, ocultando mi cara.

—He estado recibiendo mensajes desde agosto. Simplemente pensé que era algún idiota y los ignoré. Y mi primo ha estado tratando de contactarme, pero lo ignoré también porque… bueno, por razones obvias. Finalmente hablé con mi primo cerca del receso de invierno, la noche antes de venir a tu apartamento.

—¿La noche de la pelea?

—Sí —dije—. Trataba de ponerse en contacto conmigo para decirme que Blaine había sido arrestado por hacer la misma cosa a otra chica al inicio del verano. De hecho, se disculpó. Eso significa mucho para mí, pero… no sabía que esta chica era la que quería ponerse en contacto conmigo todo este tiempo. —Tomando una respiración profunda, le dije cómo ocurrió todo con Molly.

Cuando terminé, Joe negaba con la cabeza.

—Lo que le pasó a ella es terrible y me alegra que ese bastardo esté en la cárcel. Mejor todavía, él debería ser castrado, pero lo que le pasó a ella no es culpa tuya, cariño. No lo obligaste a que le hiciera eso.

—Pero al no decirle a nadie le permití hacerlo de nuevo.

—No. —Joe se puso de pie, sus ojos llenos de fuego—. No te digas esa mierda. Nadie sabe lo que hubiese pasado si no hubieras retirado los cargos. Tenías catorce años, _____. Hiciste lo mejor que pudiste en esa situación. Sobreviviste.

Levanté la cabeza. —Pero eso es todo, ¿sabes? Todo lo he estado haciendo es sobrevivir. No he estado viviendo. Mira lo que nos hice a nosotros. ¡Y sí, hice esto! Te alejé de nuevo.

Su expresión se suavizó.

—Pero me lo estás diciendo ahora.

—¡He estado dejando que lo que me pasó hace cinco años todavía me afecte! ¿Cuándo casi tenemos sexo? No estaba asustada de ti o si habría dolor. No era eso. Estaba asustada de que una vez que empezáramos, que lo que Blaine había hecho, pudiera arruinármelo o que lo arruinaría yo misma. Soy una cobarde, era una cobarde. — Poniéndome de pie, crucé los brazos sobre mi cintura—. Pero es muy tarde, ¿no? Debí haber sido honesta contigo hace meses así sabrías en lo que te estabas metiendo y lamento tanto no haberlo sido.

—_____…

La parte de atrás de mi garganta quemó mientras las lágrimas llenaban mis ojos.

—Lo siento mucho, Joe. Sé que el decírtelo ahora no cambia nada, pero necesitaba explicarte que no habías hecho nada mal. Eres perfecto, perfecto para mí y te amo. —Mi voz se rompió de nuevo—. Sé que no puedes mirarme ahora mismo. Lo entiendo.

Los brazos de Joe cayeron a su lado. Lucía completamente sorprendido.

—_____—me interrumpió, su voz suave, y estaba de repente frente a mí, ahuecando mis mejillas—. ¿Qué dijiste?

—¿Qué no puedes mirarme igual?

—No eso. Antes de eso.

Inhalé. —¿Te amo?

—¿Me amas? —Sus ojos buscaron los míos intensamente.

—Sí, pero…

—Para. —Negó con la cabeza—. ¿Piensas que puedo verte de forma diferente? Te dije que siempre sospeché que algo había pasado…

—¡Pero habías esperado que no fuera eso! —Traté de alejarme, pero las manos de Joe cayeron en mis brazos, impidiéndome correr—. Antes me miraste con esperanza y ahora ya no lo haces.

—¿Eso es lo que en realidad piensas? ¿Ha sido eso lo que te estuvo deteniendo todo este tiempo de decirme?

—Todos me miran diferente una vez que lo saben.

—¡No soy todos, _____! No para ti, no contigo. —Nuestras miradas se encontraron—. ¿Crees que todavía no tengo esperanza? ¿Esperanza en que eventualmente superes esto? ¿De que no te persiga por cinco años más?

No sabía que decir, pero mi corazón se aceleraba mientras él deslizaba sus manos por las mías. Las puso sobre su pecho, justo sobre su corazón.

—Tengo esperanzas —dijo, su mirada nunca abandonando la mía—. Tengo esperanzas porque te amo, he estado enamorado de ti, _____. Probablemente antes de siquiera darme cuenta que lo estaba.

—¿Me amabas?

Joe dejó caer su frente en la mía, y su pecho se elevó bruscamente bajo mis manos.

—Te amo.

Mi corazón tartamudeó.

—¿Me amas?

—Sí, cariño.

Había fuerza en esas palabras, pero había poder en la verdad. Algo se abrió completamente dentro de mí, como una base en una gran pared gruesa que finalmente se venía abajo con el peso. Una tormenta de emociones se desató en mi interior, en busca de una salida. No podía detenerla. Ni siquiera lo intenté. Las lágrimas caían por mi rostro, tan rápido que no podía ver la cara de Joe a través de ellas.

Un sonido vino de la parte de atrás de su garganta y me tiró hacia su pecho, rodeándome con sus brazos con fuerza. Me sostuvo, susurrando suaves, palabras sin sentido. En algún punto, me levantó en sus brazos y me llevó de vuelta a su habitación. Me acostó en su cama y subió a mi lado, acunándome en sus brazos. Una vez que las lágrimas comenzaron, no se detuvieron. Eran de los grandes, del tipo feo de sollozos que no podía hablar ni respirar. Había algo renovador en ese llanto, como si cada lágrima que caía simbolizara que finalmente estaba dejándolo ir.

Lloré por Molly y todo lo que pasó. Lloré por Joe y todo por lo que lo hice pasar. Lloré, porque al final, todavía me amaba. Más que nada, lloré por todo lo que había perdido y por todo lo que sabía ahora que podía ganar.

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Lady_Sara_JB
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 12th 2014, 18:52

wow
q capitulo mas... fuerte Lloron  
q triste todo lo q le paso a ___
entiendo x q no hablo
es normal q cuando algo asi sucede... no quieras hablar
me alegra mucho q joe haya seguido
eso si es amor
lo amo
siguela
me encanta
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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 13th 2014, 16:07

Wait for you

Capitulo 38


Yaciendo a mi lado en la cama, Joe se acercó y cogió un mechón de mi cabello. Hizo girar el mechón castaño rojizo alrededor de sus dedos, y luego golpeó con este el otro lado

—Entonces, ¿qué se siente al ser, finalmente, un estudiante de segundo año en la universidad?

Cogí su mano y desenredé el pelo, sonriendo.

—No soy oficialmente una estudiante de segundo año. No hasta que la escuela empiece otra vez en el otoño.

—Te considero una estudiante de segundo año ahora. —Agarró mi pelo otra vez, esta vez arrastrándolo por mi mejilla—. Lo que yo digo se hace.

—Entonces, ¿cómo se siente por fin ser un estudiante de último curso? Tu próximo año será el último.

—Increíble —respondió, trazando mi labio inferior con la punta de mi pelo—, es una sensación increíble.

Acercándome más a él, envolví mis dedos en el cuello de su camisa.

—Se siente malditamente bien ser una estudiante de segundo año.

—Sería mejor si no te inscribieras en las clases de verano.

—Cierto. —Yo tomaba biología durante el verano para sacarla del camino. Y saldría bien. Joe estaba ayudando con un campamento de fútbol de verano para niños, por lo que estaría aquí la mayor parte del tiempo. Sin embargo iba a extrañar a Brit y Jacob. Ya se habían dirigido a casa.

Sonriendo suavemente, me las arreglé para estar más cerca. Joe abrió los brazos y puse mi cabeza en su hombro, lanzando un brazo y una pierna por encima de él.

—¿Lo bastante cerca? —preguntó.

—No.

Se rió entre dientes mientras sus dedos se arrastraban arriba y abajo de mi espina dorsal. Mi cuerpo se relajó bajo las suaves caricias. Sus labios rozaron mi frente y sonreí.

Las cosas eran diferentes entre nosotros desde que le había dicho la verdad. Había sido rudo e incómodo inmediatamente después. Más bien—admitió Joe— no estaba seguro de cómo proceder adelante con nuestra relación. Al igual que lo que debía decir o hacer, y no era como un cambio milagroso ocurrido durante la noche. Tres semanas habían pasado antes de que algo sexual pasara entre nosotros. No era que él no quería, sino que yo sabía que no había querido presionarme. Me costó tomar el control y, básicamente, atacarlo para que recibiera el mensaje. Por supuesto, no habíamos tenido relaciones sexuales, aún, pero el tiempo se había recuperado con lo lejos que habíamos llegado en ese aspecto. En cierta forma él me miraba de otra manera, pero no era como yo temía. Sabía toda la historia ahora y eso nos cambió.

Para mejor.

Yo era de nuevo la misma, de la manera que era antes. Incluso fui a una fiesta el fin de semana pasado en lo de Jase. Hubo momentos de inquietud ahí, pero Joe había estado para ayudarme a pasar por esto, en lugar de tratarlo por mi cuenta. Había bailado con Joe. Él realmente había disfrutado eso.

No había ningún secreto entre nosotros y teníamos todo el verano por delante para explorar, pero había cosas en mi mente. Resolver los problemas con Joe había sido importante y un paso muy necesario, pero aún había cosas que tenía que enfrentar, todavía necesitaba ocuparme de ellas y eran cosas grandes.

Rodando encima de Joe, me senté a horcajadas sobre sus caderas.

—Hola.

Sus ojos tenían esa mirada pesada, sensual mientras él colocaba sus manos en mi cintura.

—Hola por ahí.

—Así que he estado pensando algo.

—Oh Dios.

—Cállate —me reí y entonces bajé mi cabeza, besando sus labios—. De hecho, he estado pensando mucho. Hay algo que quiero hacer.

—¿Qué? —Sus manos se deslizaron por encima de mis pantalones cortos y descansaron en mis muslos.

Mordí mi labio.

—Quiero ir a casa.

Las cejas de Joe se alzaron.

—¿Te refieres a volver a Texas?

—Sí.

—¿Por cuánto tiempo?

Colocando mis manos sobre su estómago, me senté de nuevo. Un parpadeo de tensión rebotó en su rostro mientras presionaba sobre él. Parte de esto fue a propósito.

—No te vas a librar de mí tan fácilmente. Por tan sólo un día o dos.

Su puño se apretó.

—Maldita sea. Ahí va mi plan maestro de pasar el verano como un soltero loco por el sexo.

Rodé los ojos.

—¿Qué quieres hacer si vuelves allí? —preguntó, pasando sus manos sobre mis muslos.

—Quiero ver a mis padres —admití—. Tengo que hablar con ellos.

—¿Sobre lo que pasó?

—Nunca he hablado con ellos acerca de lo que sucedió, no desde esa noche. —Pasé mis dedos por su pecho—. Tengo que hablarles. Sé que esto suena como que no será divertido, pero tengo que decirles que lo que hicieron estuvo mal.

Joe dejó mis muslos y puso sus manos sobre las mías.

—No suena como una diversión, pero ¿crees que es prudente? Quiero decir, crees que va a ayudarte y no...

—¿Lastimarme? —Sonreí suavemente—. Realmente no hay nada más que mis padres puedan hacer que me vaya a doler, pero siento que tengo que hacerles frente. ¿Eso me hace una mala persona?

—No.

—Tengo que hacer esto. —Tomé una respiración profunda—. También tengo que hablar con Molly.

—¿Qué?

—Tengo que hablar con ella y tratar de explicarle por qué hice lo que hice. Sé que es arriesgado, y si regresa y me muerden en el culo con la cláusula de no divulgación, entonces lo harán, pero si puedo hacerle entender sólo un poco, entonces tal vez la ayudará y ella va a dejar de ponerse en contacto conmigo. —Y eso sería un buen cambio. Desde que hablamos, todavía me enviaba mensajes. Esporádicos, así que supongo que era una mejora, pero quería que se detuvieran. Quería pasarlo por completo.

Los ojos de Joe se encontraron con los míos.

—Yo no sé nada de eso. La chica parece que no es la persona más estable que hay.

—No está loca. Sólo molesta y tiene una razón para estarlo.

—Y tú no eres la razón por la que esto le sucedió. Sabes eso, ¿verdad? No eres responsable.

No dije nada, porque no estaba segura de si eso era verdad. Si no hubiera retirado los cargos, Blaine no habría salido después de lo que había hecho y eso pudo haber sido suficiente para que dejara de hacerlo de nuevo. O no. Esa sería una gran incógnita.

—Tengo que hacer esto por mí y por Molly —dije finalmente. No iba a ser bonito—. No quiero correr más, Joe. Y sé que en realidad no puedo dejar esto atrás. Lo que pasó... bueno, siempre será una parte de mí, pero yo no voy a ser esa. Ya no más.

Joe se quedó en silencio por un momento.

—¿Sabes lo que pienso?

—¿Qué soy impresionante?

—Además de eso.

—¿Qué?

—Creo que ya has llegado tan lejos, _____. Que has aceptado que esto será parte de ti, pero que no eres tú. Simplemente no te has dado cuenta de eso. —Sus manos se movieron a mis caderas—. Pero si quieres hacer esto, entonces vas a hacerlo y voy a estar allí contigo.

—¿Quieres ir con…? —chillé mientras Joe rodó de pronto y estaba sobre mi espalda y él estaba encima mío.

—No vas a hacer esto sola. Infiernos, no —dijo, apoyando su peso sobre el brazo—. Me voy contigo. Y no me dirás que me mantenga fuera. ¿Cuando quieres hacerlo?

—¿Tienes planes para este fin de semana?

Una risa silenciosa sacudió sus hombros.

—Jesús.

—Tengo que hacerlo.

Me dio un beso en la punta de la nariz.

—No creo que lo necesites, cariño, pero si crees que tienes que hacerlo, entonces eso es lo que importa.

Me encantaba su creencia en mí. Era hermoso.

—¿De verdad que quieres venir conmigo?

—Esa es una pregunta estúpida, _____. Y sí, si hay tal cosa como preguntas estúpidas. Esa fue una de ellas. Por supuesto que voy a estar allí contigo.

Mis labios se extendieron en una sonrisa. —Te amo.

—Lo sé.

—Presumido.

—Confiado —respondió, bajando su cabeza a la mía. Me besó suavemente, pero mi cuerpo se agitó a la vida—. Te amo, cariño.

Empecé a envolver mis brazos alrededor de él, pero se sacudió de encima y me agarró la mano.

—¡Oye! Vuelve aquí.

—No. Tenemos cosas que hacer. —Me arrastró fuera de la cama—. Y si empiezas a tocarme, no vamos a hacer nada.

—¿Qué vamos a hacer?

Agachándose de repente, me levantó sobre un hombro y se volvió hacia la puerta.

—Tenemos algunos boletos que reservar

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CristalJB_kjn
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 13th 2014, 16:30

haaaaaaaaaaaaaaaaaaa
tenia mucho q no pasaba dios santo
amo la nove esta hermosa simplemente genial OMJ.Sube mas sii? bn m despido adios
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 13th 2014, 17:40

GUAU tenia 3 dias sin pasarme y un monton de capitulos hay ahora
me encanta joe, es tan bello, mejor dicho no hay palabras para describirlo es perfecto.
llo amo siguela pronto
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 13th 2014, 17:46

me encanta
siguela
amo a joe
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 13th 2014, 23:29

Ooh siigueelaa me encanthaaaa


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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 14th 2014, 14:27

Wait for you

Capitulo 39


Parecía absolutamente loco que estuviéramos en Texas dos días después, pero aquí estábamos, registrándonos en un hotel no demasiado lejos de la casa de mis padres. Como no quería retrasar lo que tenía que hacer hoy, tan pronto como dejamos nuestro equipaje, nos pusimos en camino. No les dije a mis padres que iba a venir, así que no tenía idea de si realmente estarían en casa.

Joe dejó escapar un silbido mientras seguía el sinuoso camino alrededor de una curva, y la finca de mis padres quedaba a la vista.

—Buen Señor, esa es una casa.

—No lo es realmente —le dije mientras mi mirada se arrastraba sobre el cuidado y desnudo césped, y luego sobre la estructura de ladrillo macizo—. Tus padres tienen un hogar. Esto es sólo una cáscara muy grande.

Aparcó el coche alquilado en el centro de la calzada circular, cerca de la fuente de mármol que burbujeaba con agua. Mirándola, sonrió ligeramente.

—No creo que haya visto realmente una casa con una fuente, en frente, en la vida real.

Tomé una respiración profunda, nerviosa, pero decidida.

—Puedo hacer esto.

—Tú puedes. —Me apretó la rodilla con suavidad—. ¿Segura que no quieres que entre?

—Sí. —Lo miré, sonriendo. Por supuesto que lo quería allí conmigo—. Necesito hacer esto por mí misma.

Se recostó en el asiento.

—Si cambias de opinión, envía un mensaje y me tendrás allá.

Me incliné, besándolo suavemente.

—Eres increíble.

Sus labios se curvaron contra los míos.

—Así como lo eres tú.

Lo besé otra vez, luego abrí la puerta y salí. Si me quedaba un rato más, cambiaría de opinión. Mientras cerraba la puerta, Joe me detuvo.

—Sólo recuerda que digan lo que digan no cambia el hecho de que eres una mujer hermosa y fuerte, y nada de lo que pasó fue culpa tuya.

Las lágrimas llenaron mis ojos y una fuerte resolución fortaleció mi columna vertebral.

—Gracias.

Joe hizo un guiño. —Ahora ve a hacer cosas buenas.

Dándole una sonrisa floja, me di la vuelta y subí las anchas escaleras y crucé el porche. Un ventilador en el techo agitó aire caliente y levantó unos mechones de mi cabello. Levanté la mano para llamar y luego sacudí la cabeza. Metí la mano en mi bolsillo y saqué la llave. No necesitaba llamar. La cerradura cedió y con una mirada más atrás, a donde Joe esperaba, entré en la casa de mis padres.

Nada había cambiado. Esa fue mi primera impresión mientras cerraba la puerta silenciosamente tras de mí. Todo estaba limpio y brillante. No había olores o sonidos. Nada que te diera la bienvenida sobre el vestíbulo frío. caminé bajo la araña de oro y entré en la antigua sala de estar.

—¿Papá? ¿Mamá?

Silencio.

Suspiré mientras pasaba por los muebles blancos de mi mamá por los que daría una mierda encajosa si alguien se atrevía a sentarse en ellos. Revisé el comedor y la sala de estar. Finalmente, después de revisar la sala de estudio y luego la cocina, me dirigí escaleras arriba.

Los pasos no hacían ruido. En el segundo piso, me dirigí hacia el final del pasillo, la última puerta y la abrí.

Era mi dormitorio—palabra clave, era.

—Mierda —susurré.

Todas mis cosas habían desaparecido, mis libros, mi escritorio, los carteles y otros pequeños cachivaches que había dejado atrás. No es que importara mucho, pero vaya, nada de esta habitación haría a alguien pensar que yo solía vivir en ella.

—Empacamos tus cosas.

Salté y di la vuelta. Ella estaba de pie en el umbral de lo que solía ser mi habitación, vestida con pantalones de lino de color beige y una blusa blanca escondida. Su cabello rubio rojizo estaba peinado, con el rostro vacío de cualquier línea o imperfección física.

—Mamá.

Una delicada ceja arqueada.

—Tus cosas se encuentran en el ático si por eso es por lo que estás aquí. Tuvimos la ayuda para moverlo hasta allí después de que hablé contigo en el otoño.

—Se te olvidó mi cumpleaños —le espeté.

Inclinó la cabeza hacia un lado en un movimiento elegante y seductivo.

—¿Lo hicimos?

La miré un momento y lo único que podía pensar era que perra. La ira se levantó, pero la empujé hacia abajo. La ira te llevaba a ninguna parte con la Sra. Morgansten. Había que golpearla en su propio juego, manteniendo la calma, estar recogida.

—No estoy aquí por mis cosas.

—¿Quieres volver aquí? —preguntó, y no sonaba esperanzada. Sonaba como si nada. Me pregunté si es que tiene cirugía plástica para su voz. Era tan expresiva como su cara.

—No. —Casi me reí—. Estoy aquí para hablar contigo y papá. ¿Está él en casa?

No respondió inmediatamente.

—Está en la terraza.

La mayoría de gente lo llamaría un porche cubierto, pero no mamá.

—Bueno, vamos.

Sin esperar una respuesta, pasé junto a ella y bajé las escaleras. Vino por detrás y pude sentir sus ojos clavados en mi nuca. Empecé a contar. Llegué a cinco, el último escalón antes de que ella abriera la boca.

—¿Te has cortado el cabello recientemente?

—No.

Hubo un ligero resoplido. —Puedo decirlo.

Suspiré. —Entonces ¿por qué lo preguntas?

Mamá no respondió hasta que llegamos a la guarida que daba al porche.

—¿Por cierto, qué llevas puesto?

—Mierda de una tienda barata —le contesté, a pesar de que eso no era cierto.

Ella se encargó suavemente.

—Muy agradable, _____.

Puse los ojos en blanco cuando abrí la puerta, mitad tentada de volver corriendo por toda la casa y empezar a rodar por todo el mobiliario blanco. Papá estaba sentado en una de las hamacas, leyendo un periódico. Antes de que pudiera abrir la boca, mamá lo hizo.

—Mira quien decidió hacernos una visita.

Papá bajó el periódico mientras miraba hacia arriba. Sorpresa cruzó su rostro.

—_____.

—Hola, papá.

Sentándose, dobló el periódico y lo puso a un lado.

—No te esperábamos.

Ningún “¿Cómo has estado?” o “Feliz de verte”. Me senté en una de las sillas de mimbre.

—Lo sé. No voy a estar aquí por mucho tiempo.

—Quiere hablar con nosotros. —Mamá se quedó de pie—. No puedo entender de que podría ser, pero hay un alquiler en el camino y hay un chico en el coche.

Ignoré el comentario.

—Esto no tiene nada que ver con el alquiler o quién está en el coche.

—Sin duda me espero que no hayas venido hasta aquí para hablar de eso —respondió ella.

Tomé una respiración larga y profunda.

—Hablé con David. —Mi padre se puso rígido, y mamá lucía sorprendentemente tranquila. Buenas señales—. Me habló de Molly Simmons y Blaine Fitzgerald y lo que ocurrió el verano pasado, lo que ocurrirá este verano.

—_____...

—No —dije, cortando a mamá antes de que pudiera decir nada más que seguramente me habría hecho enojar—. No he roto el acuerdo. He mantenido la boca cerrada durante todos estos años. He hecho exactamente lo que ustedes me dijeron que debía hacer.

Mamá se irguió.

—David no tenía derecho a llamarte...

—¿Por qué no? —exigí—. ¿Es contra la ley hacerme saber que Blaine violó a otra chica, así como me violó a mí?

Papá tomó un agudo aliento, pero mamá, se puso más blanca si eso era posible.

—No hay ninguna razón para que eso fuera tan crudo —dijo ella, cruzando los brazos—. Sabemos lo que has dicho...

—Lo que te dije aquella noche en el hospital es lo mismo que le dije a la policía. Blaine me había violado. Fueron ustedes dos los que decidieron que yo debería retirar los cargos, lo que hacía que todo el mundo pensara que yo había mentido.

—_____… —empezó mi padre.

No lo dejé llegar más lejos.

—La razón por la que incluso estoy aquí es porque tengo que dejar de lado lo que me pasó, y la única manera en que puedo hacerlo es diciéndoles a ustedes lo que yo debería haber dicho entonces. — Tomé una respiración, una que necesitaba—. Estaban equivocados. Estuvieron tan increíblemente equivocados en la decisión que tomaron.

Mamá dio un paso adelante.

—¿Perdón?

—Ya me has oído. —Me puse de pie, con las manos en puños—. Deberían haber dicho a sus padres que se jodan. Deberían haber dicho que se fueran al infierno. Deberían haber ido a la policía y decirles lo que sus padres trataban de hacer, en vez de sobornar a su hija por el silencio. ¿Y para qué? ¿Así ustedes no tenían que ir a la corte? ¿Para que nadie hiciera preguntas? ¿Y todavía pudieran ir al club y sin que fuera extraño? ¿Mientras tanto, yo era marcada con una puta mentira por todo el mundo? ¿Y Blaine era libre para hacerlo de nuevo a otra persona? ¿Cuán culpables somos? ¡Deberían haber estado junto a mí y creerme! Deberían haberme conseguido ayuda. Soy su hija. Deberían haber estado pensando en mí.

Papá miró hacia otro lado, y podía entender por qué. Tal vez él siempre había sospechado la verdad. Yo también estaría avergonzada.

—Las cosas no han resultado tan malas para ti, _____. —Mamá dejó escapar una respiración ruidosa—. Después de todo, mira lo que has sido capaz de hacer con ese dinero. Ir a la universidad. Decorar tu propio apartamento. —Frunció los labios—. Lo haces sonar como que no hicimos nada por ti.

—Nancy —le dijo mi padre, levantando la cabeza.

—¿Qué? —Inclinó la cabeza en alto—. Ni una sola vez ella pensó que fue difícil para nosotros.

Miré a mi madre, pero no estaba sorprendida. Una parte de mí deseaba que estuviera y no estuviera tan herida por sus palabras.

—Ya sabes, ese es el problema, mamá. Solo has estado preocupada acerca de cómo todo es tan difícil para ti. —Sacudí la cabeza mientras miraba a mi papá—. Lo estoy haciendo mejor. En caso de que realmente les importe. Estoy haciéndolo bien en la escuela. Tengo amigos y he encontrado un chico maravilloso que sabe lo que me pasó. Así que esas son las cosas que no han resultado mal. Espero que algún día pueda decir lo mismo de nosotros.

Mi padre apretó los labios en la parte posterior de sus dedos, sin dejar de mirar hacia el jardín. Le di una mirada más y me volví hacia mamá. Se encontró con mi mirada con una constante, pero las líneas de expresión comenzaron a mostrarse en las comisuras de sus labios. No importa qué tan afectada se veía, sabía que la había irritado.

—No vine aquí para hacerlos sentir mal —les dije, tragando saliva—. Eso no es de lo que se trata. Tenía que decir algo, por fin. Y necesito que sepan que los perdono, pero no vuelvan a pensar que me pueden decir qué hacer con mi vida, nunca más.

Sostuvo mi mirada un momento más y luego miró hacia otro lado, su mandíbula apretada. Les di a los dos unos segundos para decir algo, pero el silencio se deslizó entre nosotros. Que así sea. caminé hacia la puerta, con la espalda recta y la cabeza alta. No fue forzado. Fue real. Otro peso dejó mi pecho, dejando sólo una cosa por hacer. Pero eso era mañana y hoy... hoy era un buen día.

Sonriendo ligeramente, caminé a través de la sala de estar formal. Al salir, agarré una almohada que probablemente costaba un mes de alquiler y la tiré al suelo. ¿Infantil? Sí. ¿Me hizo sentir bien? Oh, sí.

Cuando salí al porche, vi que Joe estaba fuera del coche, con la gorra de béisbol calada mientras inspeccionaba la fuente de agua. Mi sonrisa se amplió cuando lo vi correr su mano por el agua. Se dio la vuelta y cuando me vio, trotó alrededor del coche y me encontró a mitad de camino.

—¿Cómo te fue?

—Ah... —Me estiré hacia arriba, inclinando la cabeza hacia un lado para que pudiera moverme debajo de su gorra. Lo besé—. Todo salió como esperaba.

Sus manos inmediatamente se posaron en mis caderas, una señal segura de que el beso le había afectado, incluso de pie frente a la casa de mis padres.

—¿Quieres decirme al respecto?

—¿Durante la cena? —Di un paso atrás, y cogió mi mano—. Voy a llevarte a Chuy's...

—¿_____?

Joe se tensó, su agarre en mi mano apretando mientras giraba hacia el sonido de la voz de mi padre. Estaba a medio camino a través del porche, viniendo directamente hacia nosotros.

—Si dice algo ignorante, no puedo prometer que no lo tiraré al suelo aquí mismo, ahora mismo —advirtió Joe en voz baja.

Apreté su mano.

—Esperemos que no se convierta en un problema.

—Sólo digo —murmuró.

Esperamos a que mi papá llegara hasta nosotros. Se paró entre Joe y donde se unían nuestras manos.

—Este es Joe Jonas —lo presenté, porque parecía grosero no hacerlo—. Joe, este es mi padre.

Joe extendió su mano libre, pero su mandíbula estaba apretada y sus ojos eran de un marron oscuro.

—Hola.

Mi padre le dio la mano. —Encantado de conocerte.

Joe no dijo nada.

—¿Qué pasa, papá? —le pregunté.

Sus ojos se encontraron con los míos por un segundo y luego parpadearon en la distancia. De cerca así, en el duro sol de Texas, vi lo mucho que mi padre había envejecido. En ese momento, me di cuenta de que lo que había pasado había hecho mella en él. Él, a diferencia de mi madre, no había sido cubierto a través de numerosos procedimientos y maquillaje.

Mi padre respiró profundamente y luego dijo—: ¿Sabes que es lo que más he extrañado de todo? Extraño verte bailar.

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PidgeJonas
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 14th 2014, 14:59

Wait for you

Capitulo 40


Durante la cena, informé a Joe sobre la conversación que tuve con mis padres. Pensé que podría lanzar su cuchillo de cocina en una pared cuando le dije acerca de la actitud de mi madre.

—En serio —le dije—. No estoy sorprendida. Siempre ha sido… fría y sólo se agravó en los últimos años.

La mandíbula de Joe se flexionó. —Eres mejor que yo.

Me encogí de hombros. Él no pensaría eso si tuviera parte en mi diálogo interno. —Me alegro de haber hablado con ellos. ¿Y papá? Toda la cosa del baile fue su manera de mostrar algún grado de arrepentimiento. Por lo menos entendió lo que estaba diciendo, ¿sabes?

Asintió. —Entonces, ¿cómo te sientes al respecto?

Buena pregunta. Me senté de nuevo. —Realmente no siento nada. Quiero decir, como dije, me alegro de haberlo hecho, pero no lo sé. Es como tener que ir al dentista. No quieres hacerlo, pero sabes que tienes que hacerlo, y después, eres más que feliz por haberlo hecho.

Alcanzándome por encima de la mesa, extendió su mano sobre la mía. —¿Todavía quieres ver a Molly mañana?

—Sí. —Había ido a través de mi correo electrónico después de que hubiéramos reservado nuestros billetes y encontré uno de ella. No fue difícil.

Había muchos. Le envié una nota breve explicando que estaría en la ciudad y quería verla. Había estado sorprendida en parte cuando respondió a la hora para decir sí—. Todavía quiero verla.

Joe miró hacia otro lado, su mandíbula apretada. No estaba contento con la idea, pero me apoyaba, no obstante. Este fue uno de los momentos en que me di cuenta de lo afortunada que era de haberme topado con él en el pasillo fuera de astronomía. Tenía que darme cuenta de eso con más frecuencia. Y lo necesitaba, como necesitarlo.

No quería hablar de mis padres o mi inminente visita a Molly por más tiempo. Quería mostrar a Joe lo mucho que lo amaba. No porque era lo que pensaba que se esperaba de mí, sino porque era lo que quería.

—¿Listo para regresar? —pregunté, mi ritmo cardíaco aumentando de velocidad.

Pagamos la cuenta y recorrimos la corta distancia de regreso al hotel. Todavía era temprano y estando tan cerca de Houston, había mucho que mostrar a Joe, pero me sentía mezquina con mi tiempo con él. No quería compartir.

Joe se sentó en el borde de la cama, su gorra de béisbol se deslizó hacia atrás mientras hojeaba los botones del control remoto. Las cortinas estaban cerradas en la gran ventana de la habitación y sólo un poco de luz solar se filtraba adentro.

—Voy a tomar una ducha rápida. —Recogí mis artículos y empecé a retroceder hacia el cuarto de baño.

Él me deslizó una larga mirada, abrió la boca, y luego asintió. Una cierta luz llenó sus ojos, haciéndome temblar con conocimiento. Sonreí y luego me precipité en el cuarto de baño. Al cerrar la puerta detrás de mí, arrojé mi bolso en el mostrador del lavabo. No había traído nada de ropa conmigo y me pregunté si Joe lo había notado.

Y si lo hubiera hecho, ¿en qué pensaba? ¿Era la misma cosa en la que yo pensaba?

Me di una ducha rápida, consiguiendo sacarme de encima el miedo inevitable del avión. Me tomé el tiempo para aclarar mis pensamientos de la conversación con mis padres. No tardé mucho. Mi pulso ya estaba zumbando y todo mi ser se centraba en él.

Al salir de la ducha, envolví una gruesa toalla alrededor de mi pecho y peiné los nudos de mi pelo. Mi estómago seguía inmerso como si estuviera en una montaña rusa. Me lavé los dientes y no había nada que me ayudara a posponer las cosas.

Al abrir la puerta, encontré a Joe donde lo dejé, excepto que estaba tendido de espaldas, con las piernas colgando sobre el borde de la cama. La gorra descansaba a su lado y el control remoto yacía sobre su plano estómago.

Me detuve en la puerta.

Joe volvió la cabeza y se sentó inmediatamente. Mechones de cabello oscuro caían sobre su frente, rozando sus cejas. Debajo de las pestañas gruesas, sus ojos eran de un vibrante tono de marron.

Con mi piel hormigueando con un millar de diminutos pinchazos de alfiler, me acerqué a donde estaba sentado. Echó la cabeza hacia atrás, su garganta trabajando cuando me detuve delante de él, mis dedos se cerraron alrededor de donde estaba la toalla anudada.

Sus pestañas barrieron hacia abajo y sus labios se entreabrieron. — ____.

Coloqué una mano sobre su hombro, subí a la cama, las rodillas a ambos lados de sus muslos. Sus manos se posaron en mis caderas cubiertas por la toalla. —¿Joe?

Sus labios se inclinaron hacia arriba a un lado y el hoyuelo comenzó a aparecer en la mejilla izquierda. —¿Qué estás haciendo?

—Nada —dije, reconociendo la falta de aliento en mi voz—. Todo.

—Esas son dos cosas opuestas.

—Lo sé. —Bajé sobre su regazo, estremeciéndome cuando sentí su erección a través de sus vaqueros, presionando contra mi calor—. ¿Me besas?

No esperé su respuesta. Incliné mi cabeza hacia abajo y rocé mis labios sobre los suyos una vez, dos veces, y luego otra vez, deslizando la punta de la lengua por el labio inferior y luego en el interior. Su agarre en mis caderas se apretó, pero estaba totalmente en control mientras estimulé su boca abierta, profundizando el beso. Sus labios se movían contra los míos, siguiendo mí ejemplo. Estaba segura de que me fundiría en él, en la cama.

—¿Me tocas? —Mis labios rozaron los suyos—. Por favor. Joe —accedió.

Deslizó sus manos bajo el dobladillo de la toalla. Ambas estaban en mis muslos, deslizándose hacia arriba y abajo lentamente. Cada pasada llevaba los dedos más cerca de donde lo quería desesperadamente. Detuvo una a lo largo de la parte posterior del muslo, mientras que la otra fue tentadoramente cerca de mi centro.

—Ahora —le dije, levantando mi cabeza.

Joe se rió entre dientes mientras sus dedos avanzaban de nuevo. Sus nudillos rozaron mi humedad y luego se retiraron. Un gemido de frustración se me escapó.

—¿Qué quieres? —preguntó, las pestañas ocultando sus ojos.

—Quiero que me toques.

Otro roce de nudillos me rozó una vez más y luego su mano se deslizó por mi pierna.

—Te estoy tocando, cariño.

—Sabes lo que quiero decir.

—No lo creo.

—Por favor. —Dejé caer mi cabeza hacia él—. Por favor, tócame, Joe.

Joe echó la cabeza hacia atrás de nuevo. Nuestras narices se rozaron y luego nuestros labios. —Bueno, cuando lo dices así, creo que entiendo lo que quieres decir.

—Finalmente —gemí.

Se rió de nuevo y luego mordisqueó mi barbilla mientras su mano se desviaba por el interior de mi muslo. Me sacudí cuando él me cogió totalmente. —¿Te gusta?

—Sí.

Sus labios se presionaron en el centro de mi garganta mientras su dedo se deslizaba dentro. —¿Y esto?

Mis ojos se cerraron mientras mi espalda se arqueaba. —Uh-huh.

Joe movió la mano y su pulgar presionando el nudo de nervios. Di un grito ahogado mientras conseguía otro dedo dentro de mí, y su cuerpo se tensó debajo del mío. —¿Qué hay de esto?

Incliné mis caderas hacia adelante, gimiendo mientras mi cuerpo se calentaba. —Oh, sí. Definitivamente eso.

—Definitivamente eso —murmuró, con los dedos bombeando.

Otro gemido se me escapó, pero quería más. Quería sentirlo dentro de mí, necesitaba que él fuera. Un deseo salvaje nació de la lujuria y algo muy, muy fuerte. Al abrir los ojos, los míos se fijaron con los suyos. Poco a poco, desenredé el nudo en mi toalla y dejé que se deslizara por mi espalda, cayendo al suelo.

La mano de Joe se quedó inmóvil y su respiración se aceleró. Alzó su mano libre, ahuecando mi pecho. —Joder, ____…

Puse mi mano sobre la suya, mi corazón golpeando. —No te detengas.

Su pulgar se movía sobre mi pezón endurecido y gruñó—: No estaba planeándolo.

—No es lo que quise decir —le susurré. Llegué abajo con la otra mano, encontrándome con la cremallera de sus pantalones vaqueros—.Te quiero a ti, Joe.

—Me tienes —gimió—. Joder, me tienes totalmente.

Una sonrisa de satisfacción apareció cuando cerré mis dedos alrededor de su muñeca. Con un nivel de control que no me di cuenta que tenía, saqué la mano de entre mis muslos. —Tengo muchas ganas de ti. —Deshice el botón de sus jeans y bajé la cremallera. Mis dedos rozaron su dureza y se estremeció—. ¿No me deseas?

—Más de lo que crees —dijo, bajando las pestañas mientras me apoyaba en la longitud de él. Gimió—. _____…

Me dejé llevar por él, lo suficiente como para tirar de la camisa y lanzarla a un lado. Era todo piel dorada y músculos lisos. —Quiero esto, Joe.

Me agarró las caderas, su pecho subía bruscamente. —¿Estás segura, _____? Porque si no es así, no tenemos…

Silenciándolo con un beso, deslicé mis manos sobre su pecho. —Estoy segura.

Sus manos se flexionaron en mis caderas y luego en un movimiento poderoso, me tenía sobre mi espalda y estaba encima de mí, con sus ojos brillantes e intensos. Se abalanzó, reclamando mis labios en un beso febril con tanto poder y pasión. Luego se levantó, sujetándome con una mirada fundida mientras se despojaba de sus pantalones vaqueros. Mi mirada recorrió su pecho, el tatuaje, los magníficos abdominales, y luego bajé. Joe era enorme y una parte muy ingenua de mí se preguntaba cómo iba a funcionar.

La ardiente mirada de Joe se desvió por mi piel desnuda. Mi corazón se agitó vacilante, mi estómago estaba lleno de expectación.

—Podría mirarte por toda una vida. Nunca envejecería.

—¿Incluso cuando sea vieja?

—Aún así.

Luego se dejó caer, arrastrando sus labios sobre mis piernas y estómago. Llegó a mi pecho, succionando y mordiendo hasta que mi pechos se sentían pesados e hinchados. Joe se tomó su tiempo, moviéndose lentamente sobre mí, lamiendo cada centímetro de mi piel como si tratara de memorizar mi cuerpo o reclamarlo. No me importaba. Podía hacerlo por toda la eternidad. Intenso calor se construyó en mi estómago y se extendió más bajo, convirtiéndose en un glorioso dolor. Por primera vez, no tenía miedo o estaba insegura del deseo despertado.

Quería explorarlo. Quería a Joe para explorarlo.

Mi cuerpo se arqueó contra él, dolorido y tenso mientras él extraía cada respiración, cada suspiro y gemido. Deseo, plagado y poderoso, se extendió a través de mí. Nunca me había sentido así antes.

Joe llevó sus labios a los míos, apoyándose en su brazo, sin dejar de profundizar su boca mientras trabajaba suavemente un dedo en mí y después dos. Pronto me tenía colapsando bajo él. Luego levantó la cabeza y había algo en su mirada embriagadora, salvaje. Se reflejaba lo que sentía dentro de mí. Me estimuló hasta el borde y luego retiró lentamente los dedos.

Gemí. —Joe.

Se rió entre dientes mientras se deslizaba por mi cuerpo y luego su boca estaba sobre la mía, su lengua moviéndose hasta que mi cabeza estuvo vacía y mis caderas ondulándose con abandono. Sentí todo el lugar, medio enloquecida de necesidad, y cuando puso los dedos sobre el manojo de nervios, me vine, gritando su nombre.

Joe se levantó con rapidez, con la mirada fija en la mía mientras mi cuerpo temblaba. Empujó mis muslos separados y había una pizca de inquietud, frío y oscuridad, pero lo aparté. Estaba lista. Su erección se apoyó en mí y luego se deslizó dentro, tal vez un par de centímetros.

—Te amo —dijo Joe suavemente, con una mano plana contra mi mejilla—. Te amo mucho.

Envolví un brazo alrededor de él. —Te amo.

Me besó profundamente mientras dejaba caer una mano sobre mi cadera y luego empujó sus caderas en las mías. Dolor agudo, punzante me atravesó. Lágrimas de sorpresa pincharon mis ojos y se congelaron a la increíble presión de plenitud.

—¿Estás bien? —Respiró, quieto.

Asentí y luego dije—: Sí.

Los ojos de Joe buscaron los míos mientras su brazo temblaba alrededor del mío. Se quedó quieto, enterrado profundamente dentro de mí mientras bajaba su boca a la mía. Me besó despacio, con ternura, y tan profundamente que sentí un tipo diferente de lágrimas creciendo en mis ojos. Mi pecho se llenó de amor y, por último, el sordo dolor se desvaneció y la presión dentro de mí empezó a sentirse bien. Levanté mis caderas tentativamente.

Gimió. —_____…

Lo hice otra vez, meciéndome contra él. Acunó mis caderas, empujando hacia adelante, extrayendo un grito de placer de mí. Agarré sus hombros mientras envolvía mis piernas alrededor de su cintura, llevándolo más profundo. Se movió sobre mí, en mí, la intensidad cada vez mayor hasta que se convirtió en un febril ritmo. La cabeza me daba vueltas con el éxtasis construyéndose dentro de mí. Se movió más rápido y su toque estaba en todas partes, con la boca en mis pechos, penetrándome. Con las caderas apretándome, Joe deslizó una mano entre nosotros y fue demasiado. Tiré mi cabeza hacia atrás, temblando a su alrededor. El momento fue increíble. Los espasmos sacudieron mi cuerpo en fuertes ondas sensuales.

—_____ —gruñó mi nombre, enterrando su cabeza en mi hombro.

Dos golpes rápidos y se vino cuando el último de los temblores ondulaba a través de mí. Nuestros corazones golpeaban juntos, nuestra piel resbaladiza por la humedad. Los minutos pasaron, tal vez horas. No sé. Cuando se retiró lentamente, con cuidado, me besó de una manera que no creo que lo hubiera hecho antes.

—Eso fue… no hay palabras. —Sacudió la cabeza, con los ojos brillantes—. ¿Estás bien?

—Perfecta —le dije, extendiendo las manos sobre los lados de su rostro—. Estuviste perfecto.

Joe bajó su boca a la mía. —Sólo porque estaba contigo.

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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 14th 2014, 17:25

que hombreeeeeee!!!!
QUIERO UN JOE PARA MI, QUE ME CAIGA DE REGALO DE SAN VALENTIN!!!!
SIGUELA POR FA QUE PERFECO ES JOE. SIN PALABRASSS!!! LO A.M.O!
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CristalJB_kjn
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MensajeTema: Re: Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA)   Wait for you (Joe y tú) Romantica-Hot (TERMINADA) - Página 7 Icon_minitimeFebrero 15th 2014, 10:38

haaaaaaaa!
ame los capis hermoso simplemente hermosos espero qie subas mas si que siiiiiiiii!!
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