ÚLTIMO MARATÓN.
CAPÍTULO 22: ______.
Abrí los ojos con suavidad y fijé mi mirada en el reloj de la mesa de noche.
−¡Demonios! –Me intenté para de golpe, pero los brazos Nicholas me aprisionaban contra su cuerpo. –Nicholas, déjame irme. Tengo que ver a Danielle en 40 minutos, va a matarme.
−Buenos días, preciosa. –Dijo adormilado y mirándome con uno de sus ojos, ya que él otro aún lo tenía cerrado.
−Buenos días, Nick. Suéltame. –Dije irritada. Lo peor que podría hacer era provocar que Danielle se molestara.
−No sin que me des un beso de buenos días, amor. –Dijo con ternura.
−¡Guácala, tienes baba seca en la cara! –Comencé a reír y acerqué mis labios a los suyos. Él colocó una de sus manos sobre mi cabeza, pegándome más a él.
−¿Qué te parece que te hago mía y hacemos esperar a Danielle? Tengo ganas de hacerte el amor, cariño. –Lo miré con el seño fruncido y solté un suave golpe en su hombre, él se quejó.−¡Hey! Eso dolió. –Dijo con voz mimada.
−Chillón. –Susurré sonriente y volviéndolo a besar. –Tengo que irme.
Me retiré de sus brazos y agarré un par de pantalones deportivos y una playera blanca, caminé con prisa al cuarto de Matt y tomé la mochila que siempre usaba cuando salía con él. Matt aún estaba dormido, así que lo cargué con cuidado y corrí a la puerta para salir en dirección al salón de belleza.
−¡Te veo en un rato! –Grité para que Nick me escuchara, cerré la puerta y caminé al elevador. Cuando llegué a la planta baja, me acerqué al portero con calma y le sonreí. –Buenos días, me parece que ayer dejaron un par de paquetes para mí, ¿Los recibió usted?
−Oh, sí. Aquí están sus paquetes, señorita. –Sacó un par de cajas y las puso sobre la mesa. −¿Quiere que las suba a su apartamento?
−En realidad, ¿Podría pedirme un taxi?. –Sonreí y el portero asintió con calma. Hizo una llamada y me regaló una sonrisa. –Su taxi llegará en 5 minutos.
−Mil gracias. –Un par de minutos más tarde, el taxi se estacionó frente al edificio y me acerqué presurosa a él, tomé las cajas y las metí, después entré con Matt, le dí la dirección al taxista y 25 minutos más tarde, bajé con dificultad hacia la estética, Danielle estaba afuera y me miraba con el seño fruncido.
−10 minutos tarde, ______.−Dijo algo enojada.
−Perdón, amiga. Pero Nick no me dejaba venir.
−¿Nick? –Dijo sorprendida?
−Te contaré después, ahora tenemos que arreglarnos, ¿Ya llegaron las demás?
−Sí, están en el área de cabello, yo tengo que ir a mi facial.
−De acuerdo. –Entré al salón y posé el frágil cuerpo de Matt en el sillón de espera, coloqué las cajas a su lado y la mochila.
Inmediatamente, un estilista se acercó a mí y fijó su mirada en mi cabello.
−Ay, cariño. Debemos arreglarlo ahora mismo, es espantoso.
−¿Gracias? –Dije con una sonrisa bromista. Caminé junto a él y se dispuso a acomodar mi cabello.
Más tarde, mi cabello estaba terminado.
Y el maquillaje también estaba terminado.
−Bien, me siento como una barbie o algo por el estilo.−Susurré.−¿Y Danielle?
−Ahí viene−Susurró su prima.
Fijé mi mirada en la puerta del fondo y Danielle salió, su vestido caía como una cascada y ella sonrió, toda la habitación se iluminó con su presencia y nos miró nerviosa.
−¡¿POR QUÉ NO SE HAN PUESTO SUS VESTIDOS?!−Gritó angustiada. Me acerqué a ella y la abracé.
−Todo saldrá bien, has que arreglen a Matt. Iré a cambiarme. Te ves preciosa.−Me alejé de ella y tomé la caja que contenía mi vestido y mis zapatos. 5 minutos más tarde, tenía el vestido puesto y me sentía como un maldito durazno gigante. Me miré en el espejo, y mi mente recordó las sucias palabras de Jordan "Siempre serás la madrina, no la novia". Suspiré con poco ánimo y volví a mirarme "No digas estupideces, tienes a Nick... Y un bebé en camino". Oh, no, Nicholas no sabía sobre mi pequeña sorpresa. Salí del vestidor con el vestido melocotón y ví a las demás damas de honor. Danielle caminaba de un lado al otro y suspiraba, se veía sumamente nerviosa.
−Dani, ¿Puedo hablar contigo un minuto?−Dije acercándome a ella con una sonrisa, ella me miró y asintió con entusiasmo.
−¿Qué sucede?
−Estoy muy feliz por ti y por Kevin, si el verdadero amor existe, ustedes lo son.−Susurré sonriente, ella me abrazó y sonrió.−Me alegra que lo hayas encontrado, y que Kevin te haya encontrado. En serio deseo que su matrimonio dure por siempre y sean tan felices como creo que lo son.
−Gracias, ______. De verdad te quiero. Gracias por llegar a mi vida y ser tan buena conmigo. ¿Y sabes algo? Aún sigo enojada con Nicholas, pero tu rostro se ilumina cuando mencionas su nombre, él te ama ______. Ámalo de igual forma, pero no lo perdones tan fácil, merece su castigo.−Ella rió animada y volvió a hablar.−Eres la madrina de mi boda, y espero ser pronto la madrina de la tuya.
−Te quiero mucho, Dani.−Dije abrazándola.−Tengo algo que decirte, nadie lo sabe. Y no sé como decirle a Nicholas.
−¿Qué pasa?−Dijo preocupada.
−Estoy embarazada.−Su boca se abrió de un golpe y sus ojos me miraron con sorpresa.
−¿Acaso pasó cuando... tú sabes?−Dijo con el seño fruncido.
−Por desgracia, sí.−Dije con un suspiro y la mirada vacía.
−Ese imbécil. Pues, deberías decirle, preciosa.−Dijo colocando su mano derecha en mi hombro.
Cuando estaba por responderle, el claxón de la limusina sonó varias veces y Danielle se paró rápidamente.
−Vamos, ______.−Dijo apresurándome. Caminé en dirección a Matt y lo tomé de la mano, él caminó con dificultad a la entrada y ahí tomé la mochila que había traído.