Nunca me Abandones [Joe&__]

Colgó el teléfono y lo tiró a la cama.
Levanto los brazos y se acarició la sien con desesperación, nada estaba saliendo como él quería, absolutamente nada.

____ se había marchado a la primera de cambio, lo había alejado de ella. Y sabía que si no hacía algo pronto la perdería para siempre. Y eso era lo último que deseaba.
Estaba seguro de que ella entró en su vida por alguna razón y por que el destino así lo quiso.
Alzó los hombros y suspiró mientras se organizaba mentalmente. Primero tenía que vestirse y acudir su cita con James, lo había dejado muy intrigado lo que había dicho y mucho más la manera en que lo dijo. Sentía que algo se le escapaba pero no sabía que.

Volvió su vista hacia el armario y se dirigió a él para coger un pantalón negro y una camiseta blanca. Se dirigió al baño a asearse y cambiarse y mientras lo hacía recordó la noche anterior.
Sonrió sin quererlo, aquella noche fue maravillosa y espera que se repitiera.

Bajó las escaleras lentamente esperando encontrarse con ____ de camino hacia la puerta, sin embargo no apareció.
Salió de la casa y al respirar el aire fresco del día se sintió un poco más calmado, sin embargo aquella calma solo duró unos segundos ya que al alzar la mirada al cielo vio que se había oscurecido.

Subió al coche rápidamente y se dirigió a la misma cafetería en la que se había reunido días atrás con su antiguo compañero.
Abrió la puerta con fuerza e inspeccionó el lugar buscando a James que como la última vez, estaba sentado tomando café.
Se acercó a él y retiró la silla para sentarse.
- ¿Cuáles son las nuevas noticias que has encontrado? – Preguntó yendo directamente al grano.
- ¿Quieres un café? , está delicioso – respondió.
Nicholas lo miró entrecerrando los ojos – No, quiero que me digas que es lo que has encontrado. – respondió secamente.

-Está bien, aquí tienes – suspiró entregándole unas hojas.
Las cogió y comenzó a ojearlas una a una.
En las primeras había más información sobre la niñez de ____ y datos sobre sus padres. Frunció el ceño pensando en que eso no tenía mucho de importante y estaba a punto de reclamarle eso a James cuando vio la palabra casada. Parpadeó dos veces antes de volver a leer. No, no eran imaginaciones suyas.
______ estaba casada. Con un hombre.
De repente sintió que sus oídos zumbaban y las manos le temblaban, se había quedado helado.
- ¿Has comprobado esto? – preguntó a James.
- Sí. – respondió su compañero que sabía a lo que se refería sin que se lo hubiera dicho.
Pasaron unos minutos en los que dejó que Nicholas siguiera leyendo mientras observaba atento su expresión.
Sorpresa. Dolor. Enfado. Dolor.
Su cara expresaba claramente sus sentimientos. Lo sorprendió cuando de repente se levantó cogiendo las hojas.
- Nicholas, ¿dónde vas? – preguntó alarmado, sabiendo que no estaba en las mejores condiciones. Hacía tiempo que lo había empezado a notar, pero ahora tenía claro que Nicholas estaba enamorado de _____, aunque ni siquiera él lo había notado.
- Necesito unos minutos. Sólo unos minutos, por favor. – dijo con voz temblorosa mientras le dirigía una mirada triste.
- Está bien. – suspiró James.
Sabía lo que era enamorarse de alguien prohibido, así que lo dejó irse.
Es injusto pensó mientras lo observaba cruzar la puerta. Nick es un hombre bueno, no se merece que esto le ocurra.
Sabía a ciencia cierta lo que su amigo había sufrido a causa de encariñarse con personas que nunca le correspondían.
Lo dejaban, siempre lo dejaban como si no significara nada. Y hubo un tiempo en el cual lo veía sufrir, mucho. Pero se convirtió en un hombre fuerte gracias a aquellos golpes que recibía y nunca más volvió a ver esa expresión de tristeza.
Hasta ahora.
Se levantó y pago su café. Sabía que Nick no iba a volver, lo llamaría mañana, cuando estuviera más calmado.


Mientras James salía de la cafetería, Nicholas iba a toda velocidad en su coche.
Echó una mirada a las hojas que reposaban en el asiento del copiloto.
Golpeó el volante mientras aceleraba más. Sabía que no tenía que acelerar, que podría causar un accidente, así que decidió coger un desvío y paró. Había muchos matorrales y muchos árboles, parecía un bosque. Aunque eso no le importó en lo más mínimo, no sentía ganas de ponerse a pensar en donde se encontraba.
Salió del coche y avanzó rápidamente. No se dio cuenta cuando, pero había comenzado a correr rápidamente, necesitaba quitar esa sensación de su cuerpo. La sensación de que hasta ahí había llegado, que había llegado a un punto sin retorno. Que estaba atrapado y nunca más podría salir. Nunca.
De repente perdió el equilibrio y cayó al suelo, cerca del tronco de un árbol.
Ni siquiera sintió el golpe ni la sangre que comenzaba al salir de sus nudillos al impactar contra el suelo.
Casada. Está casada.
Nicholas, he soñado con un hombre.
No puedo, lo siento.
Tranquila, te ayudaré a descubrir quien eres, lo prometo.

- No, no, no.- Gritó con todas sus fuerzas mientras golpeaba una y otra vez con los puños el tronco del árbol.
Sintió dolor en las manos, pero el dolor de su corazón era más fuerte así que no paró hasta que sintió que las lágrimas le impedían ver. Así no podía golpear el tronco.
Se pasó las manos por la cara limpiándose las lágrimas, pero aún así éstas seguían saliendo.
Sintió rabia, mucha.
- ¿Por qué? ¿Por qué yo? – gritó hacia el cielo mientras levantaba los brazos al aire.
- Nunca he tenido ha nadie, y ahora que por fin encuentro la encuentro, me la quitan. A ella.
- ¿Por qué maldita sea, por qué? – cayó al suelo de rodillas y se abrazó a sí mismo.
Tenía frío. Mucho.
Luego cerró los ojos con fuerza y se quedó allí, en medio de la nada intentando que las lágrimas pararan, pero no tuvo éxito.
Se derrumbó y cayó de espaldas contra el suelo.
Sintió que se transportaba a cuando tenía seis años. Se veía a si mismo en la misma posición. Con las mismas lágrimas cayendo de sus mejillas.
-Mamá, papá. No, por favor, no se vayan. No. – gritaba con todas sus fuerzas.
Pero como siempre nadie podía oírlo. Nunca, jamás podían oírlo.