Solo fue una memoria. [Joe & Tu]

Tenia tanto tiempo sin pasar
y solo un capitulo Sad

Sube mas porfa!!

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siguela porfaaaa

Siguela me encanta tu novela esta buenisima y sube capitulo please pronto!!!!

By
Niinoo

Siguela!!

Chicas pueden pasarse x la nove! Es adaptada

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siguela PORFAA

SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA Smile

Bueno, ya estoy aquí. Uf. Acaban de empezar las clases en mi país y he estado un poquito ocupada con eso. Ya empezaron a mandar tareas y pedir cosas. -.-
Pero bueno, jamas me olvido de ustedes. Siempre estoy pensando en que escena seria perfecta para la nove y si les gustaría o no, y esas cosas. No hay un solo día en el que me olvide de ustedes.
Lo siento por no comentarles sobre el regreso a clases, pero tampoco había podido.
Intentare, para la próxima, al menos dejarles saber que estoy viva xD
Estoy terminando el capitulo justo ahora. Se que es poco que solo les suba un solo capitulo, pero es lo máximo que mi cabecita a podido concebir.
Si puedo, les subo uno entre la semana o el viernes.
Las quiero. Se cuidan ♥

Capitulo 54:
Dos semanas más tarde…

Cuando terminé de desayunar deje los trastos sucios en el lavaplatos en silencio. Me encamine hacia la habitación de Alec para ver si había despertado cuando Joe salió de nuestra habitación completamente vestido. A pesar de estar un tanto confusa, le sonreí. Él se acerco a mí y colocó sus manos sobre mis mejillas.

-Tengo que salir justo ahora, linda –me informo, dando un rápido beso en mis labios-. Nos vemos esta tarde, ¿sí?

Fruncí el ceño, ahora totalmente confundida.

Él besó mi frente, sonriendo, y luego pasó a mi lado. Yo me gire hacia él, abriendo los ojos grandísimo, sin entender nada. Me cruce de brazos y espere a que él explicara por si mismo que pasaba.

-¿Te quedas con Alec? -pregunto mientras recogía su billetera y su móvil de la mesa de centro de la sala y los introducía en sus bolsillos. Me miró; expectante. Asentí con la cabeza y suspire, poniendo los ojos en blanco a mi vez.

-¿A dónde vas? –le pregunte, justo cuando él abrió la puerta principal-. Que yo sepa, no tienes nada importante que hacer a esta hora de la mañana.

Él se giro hacia mí y me lanzo un beso en el aire.

-Te amo, nena –dijo un tanto burlón y salió de la casa sin más.

Abrí la boca totalmente indignada y arquee una ceja sin despegar la mirada de la puerta cerrada detrás de él. Suspire profundamente, sacudí la cabeza y luego me gire para entrar en la habitación de Alec, el cual seguía dormido. Busque mi teléfono en mi habitación y llame a Alice, la cual debía estar en la escuela en esos instantes.

-Hola bebé, ¿Qué paso? –contesto ella, con el bullicio típico de la escuela de fondo.

-¿Qué tal va todo con Jaly? ¿Has hecho algún progreso?

-Primero se dice hola, –se quejo-. Modales, linda, se llaman modales. Y no, no he hecho progresos. Se niega a cederte la plaza hasta que se acabe el semestre –carraspeó y añadió-: Víctor dice que tal vez podría darte la plaza libre que hay en el jardín de niños o puedes esperar a que se acabe el semestre y que Jaly tome esa plaza y te devuelva la tuya.

-Genial –puse los ojos en blanco y me tumbe en la cama-. Dos meses más haciendo nada en casa. Joe estará encantado con esto –gruñí.

-Mírale el lado bueno, estarás con Alec más tiempo, y si por fin dan de alta a Stephen, también pasaras tiempo con él. No te quejes tanto.

-Víctor es un idiota. ¡Odio estar encerrada en casa, todo el tiempo! –proteste-. Y sola. Alec está dormido y Joe salió.

-Podrías irte de compras, visitar a tu suegra –se rió un poco con eso; yo puse los ojos en blanco-, visitar a tus padres o llamar a Troy a que te haga compañía. Ha querido hablar contigo desde hace mucho tiempo.

-Sí, bueno, a Joe no le gusta mucho su presencia en casa –suspire-. De todos modos, veré lo que hago. Te dejare dar clases.

-Vale –dijo ella con un suspiro-. Si necesitas algo, llámame ¿de acuerdo?

-Si –sonreí-. Que tengas buen día, Alice.

-Adiós, fea –y me colgó.

Deje el teléfono sobre mi pecho y me entretuve mirando el techo un rato, tratando de pensar en una buena razón por la que Joe hubiera salido tan temprano de casa. No se me ocurrió ninguna. Eso era muy raro de su parte. Pensé en llamarle, pero luego pensé en que tal vez no me dijera nada. Sacarle información a Joe no era tan fácil como buscarlo en Google, y él era muy testarudo. Lo averiguaría más tarde, de todos modos.

Y a pesar de estar pensando en Joe, me encontré marcando el teléfono de Troy y esperando a que él me contestara.

-Hola linda –contesto él con júbilo-. ¿Qué pasa?

-Hola –respondí con el mismo ánimo-. Y solo quiero que vengas a hacerme compañía un rato, ¿quieres? He escuchado que quieres hablar conmigo, así que…

-Alice siempre habla demás –dijo él, riendo levemente-. Y después de que Joe no esté en casa, voy con gusto. Aun tengo ganas de conocer a tu bebé.

-Alec –reí-. Si, seguro. Joe salió y no creo que llegue pronto.

-Genial. Nos vemos en tu casa, entonces.

Colgué, y volví a colocar el móvil sobre mi pecho antes de cerrar los ojos y relajarme un rato. Esto último no duro mucho. Escuche el llanto de Alec a través del monitor de sonido que estaba sobre la mesita de noche y me levante al tiro de la cama para dirigirme a su habitación. Lo saque de la cuna y lo mecí suavemente entre mis brazos. Bese su cabecita, pegándolo a mi pecho, provocando que su llanto amainara un poco. Retire la blusa y la copa de mi sostén a un lado, y Alec envolvió su pequeña boquita sobre mi pezón. Levanto sus lindos ojos marrones hacia mí y yo le sonreí. Él me mantuvo la mirada durante unos hermosos segundos y luego la desvió tras colocar su pequeño puñito sobre mi pecho. Salí de la habitación moviendo los ojos desde Alec hasta el camino por el que iba, hasta que llegue al sofá de la sala y me deje caer suavemente. Le volví a sonreír a Alec y él soltó mi pezón para hacer amago de una sonrisa. Me reí por su tierno intento.

Alec era un bebé que aprendía muy rápido e intentaba imitar todo lo que yo hacía en tan solo sus primeras semanas de nacido. Era vivaz, atento y no era alborotador. Siempre que estaba con Joe lo miraba y lo miraba sin cesar mientras Joe le hacía muecas y le hablaba. Luego, Alec comenzaba a mover su boquita de un lado para otro y a parpadear, queriendo imitarle, pero al final se rendía y se quedaba dormido nuevamente. Joe siempre reía. Alec era un maravilloso milagro. Y me moría por tener por fin a Stephen en casa. Sería maravilloso tratarlo a él también.

-Eres muy listo, Alec –le dije, sonriendo. Él me miro-. Serás como mamá.

Golpeo mi pecho con su puñito y soltó mi pezón, moviéndose en mis brazos. Acomode mi blusa y el sostén y entonces lo acomode en posición vertical sobre mi hombro. Aguante su cabecita con una mano y comencé a golpearle la espalda con delicadeza para sacarle los gases.

Poco después sonó el timbre.

Me levante del sofá y camine hacia la puerta, posicionando el cuerpecito de Alec horizontalmente de nuevo para que no pasara ningún accidente mientras abría la puerta. Troy me sonrió desde el otro lado y se saco las manos de los bolsillos para saludarme con ellas.

-Me parece raro que siempre que me llames sea para que te haga compañía. ¿No te preocupas por mi bienestar? –bromeó.

-Sí, pero tú tampoco me llamas a mí, así que –me encogí de hombros.

-Bien –sonrió, dando un paso para entrar en la casa. Su mirada se desvió de mis ojos para posarse sobre Alec-. ¿Este es el famoso Alec Jonas?

-Él mismo, en persona –reí, colocando a Alec de manera que Troy pudiera verlo.

-Es hermoso –sonrió, extendiendo una mano hacia el bebé. Alec solo movía sus ojitos sobre el rostro del desconocido-. Hola Alec, soy Troy. Estás hermoso. Te pareces mucho a… Joe. Eres la réplica del Jonas. Pero igual eres hermoso.

Yo me eche a reír y Alec hizo una mueca que indicaba que comenzaría a llorar. Troy frunció el ceño, levantando su mirada hacia mi justo cuando Alec rompió a llorar.

-Yo no le hice nada –se defendió-. ¿Por qué se puso a llorar?

-Tal vez lo asustaste –dije, riéndome por la expresión asustada de Troy y el llanto desconsolado de Alec.

Me gire de forma que Alec no viera a Troy y comencé a moverlo y a susurrarle en el oído para que se calmara. Pegue su mejilla a mi pecho y su llanto lentamente fue bajando de tono hasta que cesó. Baje mi mirada hacia él y note que estaba comenzando a quedarse dormido nuevamente. Sonreí y me gire para ver un afligido Troy.

-Lo siento –dijo.

-No importa –sacudí la cabeza-. Alec no te conoce bien, es todo. Te aseguro que cuando te conozca, estará encantado con que estés aquí cada vez que te parezca.

-Si tú lo dices… -se encogió de hombros y suspiró-. ¿Qué tal te va con esto de ser mamá?

-Bien, a pesar de los dolores de espalda, levantarme a mitad de la noche por su llanto, la pesadez de los senos, el cansancio… es todo un reto –reí-. Pero me va bien. Joe me ayuda en todo lo que puede.

-Pues ahora mismo no lo está haciendo –replico.

-Ha salido a hacer algo, es todo –dije-. A él le encanta estar con su hijo. Si no fuera importante, no hubiera salido.

-¿Y a donde fue? ¿Qué es más importante que su familia?

-Troy… -suspire.

-No, piénsalo. ¿A dónde fue, lo sabes?

-No, pero…

-Pero nada –me interrumpió-. Tal vez se fue con Ally y te dijo que sería importante. Tal vez ahora mismo estén los dos juntos en una cama…

-¡Troy, basta! –le grite, haciendo que Alec se sobresaltara en mis brazos. Me relaje y volví a mecer al bebé para volver a dormirlo. Mire a Troy con enojo y sacudí la cabeza-. Ni se te ocurra insinuar que Joe me está engañando. Él jamás haría eso. Nos amamos y nos respetamos, Troy. Nada de mentiras ni engaños. Estamos juntos.

-Eso no quiere decir nada ante una preciosa mujer como es Ally. Y menos si esta desnuda…

-Troy, detente –advertí-. No me vas a hacer dudar de Joe. Hemos pasado por mucho para que esto vuelva a desmoronarse sin más. Déjalo como esta, ¿quieres?

-Solo quería…

-Basta –le interrumpí, mirándolo fijamente con rabia. Él asintió con la cabeza y suspiro.

Yo di media vuelta y lleve a Alec a su habitación para que pudiera dormir más cómodo en su cuna. Acaricie su pequeña cabecita peluda y me incline para besarla antes de salir de la habitación haciendo el más mínimo ruido posible. Troy se había puesto cómodo en el sofá de la sala, mirando directamente hacia sus manos mientras las movía nerviosamente.

-Te han dicho cuando van a entregarte a Stephen? –pregunto, ladeando un poco su cabeza hacia su izquierda, donde yo me había posicionado con los brazos cruzados, mirándole.

-No. El doctor que le atiende dice que iba a mantenerlo en observación durante un tiempo.

-Pero, ¿está bien? –levanto su cabeza y me mostro una expresión preocupada, sinceramente preocupada.

Asentí con la cabeza.

-Dice que está bien a pesar de ser prematuro. Es pequeño, tranquilo y se está desarrollando bien. Cada uno de sus órganos están bien desarrollados y los que no, lo están haciendo bien. Y pronto podrá salir –me encogí de hombros, sonriendo alegremente.

-Eso es estupendo, –sonrió, y extendió un brazo en mi dirección para que yo la tomara. Me halo suavemente hasta que me senté a su lado y él me rodeo con sus fornidos brazos-. Lamento haberte dicho lo que te dije de Joe. Es solo que me enoja que te deje sola sin más. No es justo para ti, y menos ahora que tienen a un bebé.

-Eso no tiene porque retenerlo a mi lado –replique, soltándome de su abrazo para mirarlo a los ojos desde una distancia prudente-. Yo puedo apañármelas sola.

-¿Con gemelos? –encarno las cejas.

-Y hasta con trillizos. No dependo de un hombre para sobrevivir –dije, orgullosa de mi independencia-. Pero Joe es un gran hombre, y nos queremos. Sé que va a hacer lo posible porque esto funcione. Porque no va a cometer los mismos errores del pasado.

-Sí, eso parece –suspiro, desviando la mirada-. Siempre ha sido el hombre que has preferido una y otra vez, sin importarte lo que haga.

Iba a replicarle cuando escuche el tono de mi móvil desde la habitación. Me levante del sofá y prácticamente corrí hacia él. Troy no se movió del sofá ni un solo milímetro. Fruncí el ceño al mirar el identificador de llamadas: era de la casa de mis padres. Conteste, sonriente.

-Hola, preciosa –escuche la grave voz de mi padre, totalmente seria-. Debes venir a casa. Ha pasado algo.

-¿Qué ha pasado? –me asuste.

-Solo ven. Es importante.

Y por el tono de su voz, era mejor que me apurara.

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