Capítulo 12
Nicholas sintió pánico mientras los dedos de ella se deslizaban sobre el teclado del ordenador. Observó la pantalla y vio la línea roja saltar de los Estados Unidos a otros tres continentes y, después, volver a los Estados Unidos. . «Está desviando una llamada telefónica», pensó él y consideró dónde podía haber aprendido a hacer aquello y por qué. El punto rojo se detuvo en algún lugar de Virginia.
Inmediatamente, supo que estaba llamando a las oficinas centrales del gobierno en Langley, Virginia.
Un mal presentimiento le recorrió la espina dorsal. Aquello solo podía significar una cosa. Una opción que él no había tenido en cuenta.
Ella no se atrevía a mirarlo mientras hablaba por teléfono.
—Patterson —dijo la voz de su jefe al teléfono.
—Índigo, Alfa, 4—0—8. Codifica la llamada.
___________ estaba temblando. Un pánico que nunca había sentido le invadía todo el cuerpo y hacía que sus músculos se tensaran.
—¿Lo tenéis? —preguntó ella en cuanto pudo hablar.
—¿Dónde diablos te has metido? He estado intentando localizarte.
—Dónde esté yo no importa. ¿Lo tenéis o no? —dijo ella con poca paciencia.
—Sí, ya lo tenemos, pero tú también tienes que venir.
___________ dejó caer los hombros mientras apartaba el teclado.
—Ya lo sé.
—Fuiste muy inteligente al enviar la cinta al senador y a mí la carta. ¿Es que no confiabas en mí, __________ (Tu Apellido)?
—Era mi vida la que estaba en peligro y tenía razones para no confiar en nadie.
En ese momento, no pudo evitar mirar a Nicholas.
El corazón se le partió en mil pedazos al ver la mirada de él.
—Tienes que volver para presentar el informe de la misión y…
—Ya me conozco la rutina; pero ahora mismo no puedo ir.
—Es una orden, ___________ (Tu Apellido).
—Entonces, tendré que desobedecerla.
Patterson cedió.
—¿Cuándo entonces? —preguntó con un gruñido.
—Maldita sea. No lo sé con certeza. Dame algún tiempo —colgó y cortó la línea que la conectaba a través de medio mundo. Cerró el ordenador y dejó el teléfono a un lado.
El silencio era abrumador y __________ tomó aliento antes de hablar.
—No me puedo creer que hicieras que me investigaran.
—¿Por qué no? ¡Tu vida no es otra cosa que un puñado de secretos!
—Sí, lo es. Bueno, lo era.
Él ignoró su respuesta.
—¿Para qué agencia trabajas? ¿El FBI, la CÍA?
__________ agarró su maleta, la abrió y despegó la línea de la parte inferior. Con un cuchillo que tenía allí oculto, rasgó el lateral y sacó una carpeta de cuero negra. La abrió y le entregó a él una cartera de piel igual que la que él llevaba en el servicio secreto.
Él la abrió y miró la placa del interior. De la CÍA.
Nicholas lanzó un juramento.
Ella pestañeó, sintiendo que el precioso mundo que había empezado a disfrutar no hacía mucho comenzaba a hacerse añicos.
—___________ (Tu Apellido). Eso explica por qué no encontraba nada sobre ti —dijo él lanzándole la placa—. ¡Hasta me mentiste con tu nombre!
—Tuve que hacerlo. Estaba protegiendo mi vida y la de cualquiera que estuviera a mi lado.
—Nosotros solo éramos tu tapadera —afirmó él, horrorizado.
—No —negó ella con firmeza—. No esperaba que estuvieras aquí. Lo sabes.
—Podías confiarme tu cuerpo y tu corazón; pero no tus secretos. Yo podía haberte ayudado.
—No, no podías. Nick, escúchame —dijo ella alzando una mano para tocarlo, pero la mirada fría de sus ojos la detuvo—. Mi compañero estaba tramando algo con el bando contrario. Yo lo vi y lo grabé. Después de cubrirme la espalda, envié la cinta a un senador. Después, tenía que ocultarme hasta que lo cazaran. Si no, él podría haber venido por mí.
—¿O por Demetria?
—No. Vosotros no corríais ningún peligro.
—¿Y que habría pasado si tus planes hubieran fallado y tu compañero te hubiera localizado? ¿Me vas a decir que Demi no corría ningún peligro?
—Yo la hubiera protegido con mi vida —dijo ella con firmeza.
—Yo puedo protegerla, maldita sea. Pero si no fuera por ti y tus mentiras, no tendría que hacerlo.
—Estaba intentando proteger mi vida. No podía confiar en nadie.
—¿Ni siquiera en mí? ¿Por qué no?
Bajo su furia se escuchó una súplica. Estaba dolido y herido y necesitaba que lo calmaran.
—Cariño, quería hacerlo, pero sabía que reaccionarías así. Aquel día en el supermercado lo supe. Mira ahora; estoy confiando en ti y lo único que tú haces es gritarme.
La expresión de él era como el hielo y __________ sintió que la distancia entre ellos aumentaba.
—¿Estaba Katherine Davenport metida en esto?
—Ella me dio el trabajo, pero no sabía por qué lo quería.
—¿Ella sabe a qué te dedicas?
—Sí. Pero ni siquiera mi familia lo sabe.
—Así que los dejaste para convertirte en una espía —dijo él con disgusto—. Para utilizar a la gente, para utilizarme a mí.
—Yo no te estaba utilizando. Lo sabes muy bien. Era mi vida la que estaba intentando proteger. Mark Faraday tiene más experiencia que yo. Podía haberme encontrado si hubiera sabido que yo lo había descubierto. Entonces, me hubiera matado —dijo ella.
—¿Por qué estás tan segura?
Ella apartó la mirada.
—Porque eso sería lo que yo hubiera hecho.
Su expresión se tornó dura como el granito y ________ vio que el amor que sentía por ella desaparecía.
—Esto es demasiado serio para que me lo hayas ocultado, _________.
—No había ningún peligro hasta que tú empezaste a investigar mi pasado.
—No es tu pasado. Todavía perteneces a la CÍA. ¿Acaso no sabes ya quién eres?
Sus palabras eran afiladas como cuchillos.
—Pensé que era la mujer a la que amabas.
Las facciones de él se retorcieron de dolor.
—Por lo visto ni siquiera soy eso —añadió ella.
Nicholas se marchó de la habitación sin decir nada y __________ entendió. Nunca conseguiría que la perdonara. Así que hizo lo único que podía para mantener algo de dignidad: preparó la maleta y se marchó.
Nicholas ni siquiera la vio irse. No hacía falta. El sentimiento de pérdida lo invadía hasta lo más profundo de su ser, hasta robarle el aire.
Se sentó en la cama y hundió la cara entre las manos.
____________ pasó por debajo del arco de piedra del Centro de Inteligencia George Bush y no sintió lo que había esperado. No era como volver a casa, no sentía como si se estuviera embarcando en una nueva aventura. Simplemente, se sentía extraña. Sus tacones resonaron sobre el suelo de mármol mientras caminaba por el vestíbulo en dirección al ascensor.
Había pasado tres días informando a sus superiores, al senador y al director. Se negó a decirles dónde se había ocultado durante los dos últimos meses hasta que logró que le prometieran que no se pondrían en contacto con Nick. Ya lo había involucrado demasiado y no permitiría que destruyeran su vida más de lo que ella ya lo había hecho.
Continuó por el pasillo, abriendo puertas dobles hasta que llegó a la oficina de su jefe.
Él apenas levantó la cabeza.
—_________ (Tu Apellido), estoy ocupado.
—Bien. Esto solo nos llevará un par de minutos.
Nicholas entró corriendo en la habitación de su hija y se encontró con la nueva niñera paseándose con la niña en brazos por toda la habitación.
La joven rubia lo miró con desesperación.
—Siento haberlo despertado, señor. Se despierta continuamente llamando a su mamá.
—Lo sé —dijo él, tomando a la niña en brazos—. Vuelva a su habitación. Yo cuidaré de ella.
La niñera hizo lo que le pidió.
Nicholas se sentó en la mecedora y apretó a la niña contra su corazón. Era demasiado pequeña para entender nada; solo sabía que la mujer que había actuado como su madre no estaba con ella. Era cruel. Y Nick se culpaba a sí mismo. Había hecho lo que se había jurado que no haría: separarse de ella. ___________ había confiado en él y él le había fallado al echarla de su lado. Sacándola de su vida.
Ella era una mujer fuerte e independiente. Llevaba sola muchos años y sabía cuidar de sí misma. Por supuesto, podría resolver sus problemas sin su ayuda. Pero, ¿y él?
Por enésima vez se preguntó dónde estaría y qué estaría haciendo.
Se había marchado antes de que él saliera del cuarto. La última imagen que tenía de ella era con la cara llena de lágrimas. Había vaciado su habitación en un momento y le había dejado una nota para informarlo de que llamaría a la agencia para que le mandaran una sustituía inmediatamente.
Como si fuera tan sencillo sustituirla.
Con solo mirar a su casa y a su hija, sabía que a ___________ no solo le importaba el espionaje y la CÍA. Sin embargo, no podía evitar los pensamientos que lo invadían. Pensaba que él nunca podía ser suficiente para ella, que su vida aburrida nunca podría remplazar la intriga y el peligro de ser un agente. ¿No le había costado a él dejar su carrera? ¿Cómo iba a pretender que lo hiciera ella?
Se frotó la cara.
Sin embargo, sin ella, su vida parecía vacía.
____________ se acercó a la casa y observó a su familia. No los había llamado por miedo a que la hubieran rechazado.
Quería salir corriendo; sin embargo, se obligó a dar un paso al frente y a abrir la verja del jardín. La puerta rechinó y varias caras se volvieron hacia ella. Ella dio un paso hacia delante y esperó.
—¿__________? —llamó Michael caminando hacia ella.
Ella asintió.
En el otro extremo del jardín, una mujer joven de pelo negro gritó y salió corriendo hacia ella. Michael fue el primero en tomar a ___________ en sus brazos. En el mismo instante en que la soltó, Cassie se abrazó a ella, llorando. ____________ intentó controlar sus propias lágrimas pero no lo consiguió.
Entonces, escuchó la voz cavernosa de su hermano Richard.
—¡Vaya! ¿Qué es de tu vida?
__________ soltó a Cassie y miró a su hermano mayor.
—Lo siento —dijo sin ocultar las lágrimas.
Su expresión flaqueó. Se miraron fijamente y, entonces, Richard se acercó a ella lentamente y la rodeó con los brazos.
—Todo está bien, __________-. Ya estás en casa.
—Nick me llamó preguntando por ti —le dijo Katherine, mientras le pasaba un vaso de té helado.
Los hielos tintinearon cuando ella agarró el vaso.
—¿Qué quería?
Kate la miró.
—Hablar contigo.
Ella movió la cabeza.
—No puedo verlo, Kate. Sería demasiado doloroso.
—Siempre has ido por lo que has querido, __________. ¿Por qué no lo haces ahora?
___________ se dirigió hacia la ventana del salón de Katherine.
—Lo que yo quiero no puedo conseguirlo. Ya no.
—¿Estás segura?
—Sí. Solo quería paz y tranquilidad. La rutina era tan agradable… Me gustaría tomar clases de baile, hacer fiestas para los amigos y… tener mis propios hijos —casi se ahoga—. Lo tenía todo, Kate. Y yo soy la única culpable de su destrucción.
—Yo no diría eso, cariño.
Ella se volvió de golpe, con el corazón en un puño, y se encontró con Nicholas.
—¿Es cierto que has dejado la CÍA?
No podía decir ni una palabra por la impresión, así que asintió. La manera en que la estaba mirando le paraba hasta el corazón.
—¿Por qué?
—Ya no podía hacerlo. Eché un vistazo a la pistola y comprendí que aquella era la antigua _________. Aquella vida pertenecía a la mujer que había ido a tu casa —tomó aliento—, no a la mujer que había salido de ella.
—Entiendo —dijo él sin poder apartar los ojos de ella.
Desde que había salido de su vida había sentido que se ahogaba y, ahora, por primera vez en muchos días, lograba volver a respirar.
—Siento haberte engañado, Nicholas —dijo ella de repente—. Pero era parte de mi trabajo, tenía…
—Lo sé —la interrumpió él—. Me llevó un tiempo darme cuenta —dijo metiéndose las manos en los bolsillos—, pero ahora sé que estábamos a salvo. No debí echarte de casa cuando confiaste en mí. Me porté como un idiota.
—No. Tú solo estabas…
—Sí, ___________ —dijo él con firmeza—. Eres una mujer sorprendente y yo tenía miedo de no ser suficiente para ti. Sé lo emocionante que es la vida de agente secreto. ¿Cómo podía ofrecerte yo algo mejor?
—Ya lo habías hecho. Me lanzaste una cuerda cuando me estaba ahogando. Era una mujer solitaria que se había olvidado de vivir y de amar.
—No puedo ofrecerte toda la emoción de la vida de espía.
—No la quiero.
—¿Yo solo soy suficiente para ti?
Ella asintió, no podía hablar por el nudo que tenía en la garganta.
Él le acarició la cara y le deslizó la mano por el pelo.
—Te quiero, ___________. Te he echado tanto de menos —dijo él—. No me importa lo que hayas hecho hasta ahora ni cómo te llamaras. Solo quiero que a partir de ahora te llames Jonas.
—Te amo —le dijo ella con ardor.
—Entonces, vuelve a casa conmigo, cariño —murmuró él—. Vuelve conmigo a River Bend y cásate conmigo.
Nick contuvo el aliento.
—No hay nada que más desee en el mundo —respondió ella lanzándose a sus brazos.
Él la beso, ahogándose en sus labios, en su aroma. Sabiendo que tenía el resto de la vida para saciarse de ella.
Antes de que ella apareciera en su vida, se había sentido perdido, errante. Pero ella apareció y le dio una segunda oportunidad.
No podía esperar más tiempo para empezar su nueva vida con ella.
—¡Oye! Aquí hay alguien que quiere la parte que le corresponde —dijo Kate.
Ellos se separaron y vieron a Kate entrar con Demetria en brazos. Cuando la niña vio a _________ extendió los brazos hacia ella.
—¡Mamá! —gritó y ________ la tomó en brazos. (¿No es tierno? Awwwwww)
La vida normal nunca le había parecido tan hermosa.
Se acercó a Nick, respirando su aroma, acariciando el pelo de la niña. Una gloriosa paz la invadió y ____________ le dio gracias a Dios por la nueva oportunidad.
Por tener una vida normal, que era como la misma gloria.