Esta es mi primer novela. En realidad no es mia. La saque de un libro y la estoy escribiendo aca para que la puedan disfrutar. La historia es muy linda, y es para adolescentes asi que estoy segura de que les va a gustar . Mari
- Capítulo 1 - Gallinas .
- Me parece de terror - dijo Nesta, con una mueca.
-¿Qué cosa? - le pregunté, mientras Lucy y yo volvíamos a entrar a la habitación con provisiones para el pijama party (lo de siempre: algunas Coca Light, Pringles con sal y vinagre y barras de chocolate) . TJ, Nesta y yo nos habíamos quedado en casa de Lucy, después de una fiesta sólo para chicas que ella había organizado. Habíamos terminado de ordenar después de que se fueron las otras invitadas y ahora estábamos listas para parlotear un rato antes de meternos en nuestras bolsas de dormir.
- Sí, ¿de qué están hablando? - repitió Lucy.
TJ señaló un libro de hechizos que yo le había prestado a Lucy al comienzo del verano.
-Eso de convertirse en hermanas de sangre -respondió TJ con voz fantasmagórica-. En el libro de Izzie dice que, si una quiere formar un vínculo de por vida con sus amigas, la mejor manera de hacerlo es que cada una se pinche el dedo con una aguja y luego presionar los dedos entre sí.
-Puaj -dijo Nesta-. ¿No podemos quemar nuestros sostenes, como hacían las mujeres de los años sesenta?
Lucy rio.
-No, ni pienso, porque como no tengo mucho busto que digamos, no tengo nada que quemar.
-Sí lo tienes -replicó Nesta-. Yo lo he visto.
Lucy meneó con la cabeza.
-Lo tiré. No tenía sentido. Fue por algo que comentó Lal. Me preguntó si usaría zapatos aunque no tuviera pies. Le respondí que no, por supuesto. Y me dijo: "Pues entonces, ¿para qué usas sostén?".
-Que atrevido. ¿Qué sabe él? -comenté, mientras apoyaba las bebidas-. Fue demaciado cruel, hasta para un hermano.
Lucy se encogió de hombros.
-Bah, tiene razón. Sólo me lo ponía porque todo el mundo lo hace.
Para mostrarlo. El problema era que no se veía nada, salvo un pliegue de encaje vacío debajo de camiseta. Es mucho más cómodo andar sin nada.
-Hagamos eso de la hermandad de sangre -propuso TJ-. Será divertido y seremos amigas por siempre.
Meneé la cabeza.
-No, es una tontería. Esas cosas las hacen los chicos de la primaria...
-Y lo dice nada menos que Mística Iz, la Reina de la Brujería -observó TJ-. ¿Qué te pasa?
Me encogí de hombros.
-Nada. Me parece infantil. Hace años que tengo ese libro de hechizos.
Lo leí cuando estaba en séptimo año.
TJ puso cara de decepción.
-Para mí es una buena idea. Y es una bella intención, no como esos hechizos que sueles hacer para conseguir chicos y todo eso.
-Sí, hagamos la prueba -dijo Lucy.
-Bueno, hay que esterilizar las agujar, ¿saben? -intervino Nesta.
Lucy puso los ojos en blanco.
-Qué quisquillosa eres.
-No, en realidad tienen razón-dijo TJ-. Es mejor asegurarse.
-Sí, estoy de acuerdo -agregué. Los padres de TJ son médicos, así que si alguien sabe lo que es seguro y lo que no, son ellos.
-Bueno, está bien -dijo Lucy-. Yo lo haré.
-Mientras no duela... -insistió Nesta.
-No será nada -respondió Lucy, mientras buscaba agujas en su costurero. Encontró un sobrecito y lo levantó en el aire-. Vuelvo enseguida.
Voy a ponerme mi uniforme de enfermera y a esterilizar esto.
Volvió al cabo de unos minutos y nos entregó una aguja a cada una.
-Si vamos a hacerlo, hagámoslo bien -dije-. Debemos sentarnos en círculo, y Lucy, ¿podemos encender una vela?
-Ah, de modo qye Mística Iz no estaba tan muerta, ¿eh? -observó Nesta, con una sonrisa.
Lucy buscó una vela, la encendió, apagó la luz y nos sentamos en círculo en el suelo.
Lucy, TJ y yo lo hicimos enseguida. Un pinchazo rápido y listo.
Nesta puso cara de desconfianza y llevó la aguja al pulgar, como si tratara de pinchar la piel muy lentamente.
-No puedo -gimió-. En serio. Odo las agujas y sé que va a dolerme.
-No tienes que pensarlo -le indicó Lucy-. Es apenas un segundo y no sentirás nada más que... un pellizco.
-Para ti será fácil -dijo Nesta, riendo-. pero a mí me da impresión. ¿Estas segura de que estas agujas están bien esterilicadas, Lu? Podríamos contagiarnos alguna enfermedad terrible. No me parece seguro compartir la sangre.
-Gallina -le dije.
-No seas cobarde -bromeó TJ, y le quitó la aguja-. Déjame a mí.
-No, no -exclamó, y giró sobre sí misma en el suelo, tapándose las manos con el cuerpo-. Vas a apuñalarme, o a pinchar una arteria o algo así.
-Confía en mí, soy médica -respondió TJ-. O al menos, mis padres lo son.
-No -dijo Nesta, y volvió a incorporarse-. Lo haré yo -una vez más, empujó suavemente la aguja contra su pulgar-. No... No tiene caso. Lo siento, me da miedo.
-Bueno, si tú no lo haces, no podemos seguir -dijo Lucy-. No estaría bien. TJ, Izzie y yo estaríamos unidas de por vida y tú quedarías afuera. Podría ser de muy mala suerte.
-Vamos, mariquita -dije, masajeándome el pulgar-. Que se me está secando la sangre.
-Perdónenme, pero no puedo -Nesta se inclinó habia atrás y tomó el libro de hechizos, que estaba sobre la cama -. ¿ No habrá alguna otra cosa que podamos hacer para quedar unidas para siempre? ¿Algo que no duela? -Tomó el tubo de Pingles-. ¿Y si todas le pegamos un mordisco a una de éstas y la pasamos? Nos uniremos con una patata frita.
Será lo mismo: compartir el afecto , vincularnos, esas cosas.
No pude evitar reir. Nesta jamás se toma en serio estos hechizos.