Surprise Maraton!
"Raptar & Pervertir" (Joe & Tú)
Capitulo 11
-Nunca alejo a nadie- Respondió. -Si nunca ganases un gramo, todavía obtendría un placer inmenso de ti. Si volvieses a ser regordeta de nuevo, como tú lo llamas, no cambiaría mi atracción por ti. Pero te quiero sana, y quiero que seamos prudentes. Necesitas sustento para tener la energía para satisfacer mis necesidades sexuales. Nunca me confundo. Te encuentro absolutamente hermosa-
Sus mejillas se calentaron, y se mordió el labio. Nunca esperó que la revelación de su pasado la llevara hasta aquí.
-Háblame de ti- Dijo ella cambiando de tema.
-No-
-Sólo algo General- Dijo en voz baja.
Su mandíbula se apretó, y ella lo vio debatirse por dentro. Finalmente, suspiró y rodó a su lado, tirando de ella hacia él ahora.
-Tengo una familia. Una gran familia con un montón de personas como yo. Mi padre, mis hermanos, mis primos. Mi pobre madre rodeada de toda esa testosterona. Dos hermanas testarudas-
-¿Cuantos hermanos?-
-Cinco. Sí, hay ocho de nosotros. Creo que a mis padres les gustaba mucho el sexo-
-¿Tú crees?- Ella rió.
-Soy el hijo del medio. En el centro muerto junto con mi hermano gemelo. Nosotros éramos los infernales-
-Nunca lo hubiese imaginado-
-Mentirosa. ¿Quieres que te cuente o no?-
-Continúa.- Ella se inclinó y movió la lengua sobre su pezón plano. Ella sonrió por la forma en que se endureció. Afortunadamente, mordisqueó la punta mientras él gemía. Momentos después, lo empujó sobre su espalda y comenzó a rastrear su tatuaje con la lengua. Sus dedos enterrados en su pelo.
-El ejército me ayudó a enderezarme. Un poco. También aprendí un montón de novedades, cosas eróticas-
-¿Cosas que usaras en mí?- Ella quería probarlo todo. Se había desatado algo sorprendente en su interior.
-Algunas. Otras alcanzan demasiado el sadismo o lo perverso para mí.-
Ella se estremeció, agradecida de que tuviera buen juicio.
-Tengo mi propio negocio- Reveló. -Las mujeres parecen quererme por esto-
-Idiotas.- Resopló _____. Ella sonrió hacia él. -Yo te quiero por tu cuerpo- Se arrastró hacia arriba y puso toda su longitud a lo largo de él. -En serio, si así es como son, nunca trataron de conocerte-
-¿Y tú me conoces?-
-Yo quiero.-
Él la puso debajo de él, y tomó sus manos sobre de su cabeza. Con ellos cara a cara, su polla dura apretaba contra su pierna. Su coño húmedo creció una vez más con la necesidad de él. ¿Podría tener suficiente alguna vez?
Sus ojos se cerraron, y se dio cuenta, que había visto tanto de él como estaba dispuesto a compartir en ese momento.
-De rodillas.- Ordenó, dándole espacio. -Quiero ver las marcas en tu trasero mientras te follo-
-Sí, Amo.- Murmuró. Su exigencia la puso caliente, incluso cuando ella quería un mayor intercambio.
Se apresuró a ponerse a cuatro patas, pero él la reorganizó, empujando almohadas bajo sus caderas y empujando sus hombros al colchón.
Su pulgar pasó sobre su ano. -¿Alguna vez has tenido un hombre aquí?-
Su voz era estrangulada. -No.-
Metió un largo dedo en su coño empapado, y luego lo llevó a frotar la carne virgen.
-Respira, amor. No te hará daño, y mi polla no va a ir ahí hoy-
La yema del dedo empujó dentro, y con voz estrangulada dijo. -Amo, por favor-
-Sólo siente. ¿Se siente mal?- él preguntó.
-No-
-¿Sólo atrevido?- Deslizó su dedo más profundo. Ella gimió ante la sensación inusual.
-Un poco... vergonzoso. Incómodo.- Ella admitió.
-Nada debe ser vergonzoso entre amantes que se preocupan el uno por el otro. Y yo me preocupo por ti- Sus labios apretaron su espalda mientras lentamente empujaba hacia dentro hasta que los nudillos descansaron en el pliegue de su culo. Su pasaje trasero parecía tan lleno. No podía imaginar cómo sería tener su polla allí.
Suavemente, él la follo con el dedo. Ella cerró sus ojos, comenzando a disfrutar de la extraña sensación. Si él quería esto, se lo daría. No era malo. De hecho, estaba creciendo en ella.
-Me agrada que me des tu trasero de esta manera- Le dijo, era evidente la satisfacción en su voz. -Para follar, abofetear, azotar. Que te arrodilles ante mí y me des tu voluntad-
-No soy cobarde- Mantuvo en voz baja.
-Lo sé, lo que hace la sumisión más especial. Tú eres especial-
Alineó la cabeza de su polla con su coño. Mientras continuaba arando su culo, empujó dentro de su coño, llenándola y con un movimiento seguro.
-¡Sí!- Exclamó. ¡Dulce cielo! Podía sentir su dedo contra su polla a través de la fina membrana que los separaba.
-Oh, sí, amor, te sientes tan bien rodeándome. Sí, apriétame así.-
Ella no pudo evitarlo. Su cuerpo se contrajo con sus palabras, endureciéndose, conduciéndole dentro, deseando que la llenara con su polla y semen. Su mano libre la rodeó para provocar su clítoris y ella galopó hacia el olvido. Su polla se mantuvo bombeándola, empujando, buscando su liberación hasta que explotó en un clímax violento que la sacudió, arrastrándolo junto a ella mientras un rayo recorría sus miembros.
Juntos, se derrumbaron.
-Increíble.- Él murmuró, después de un rato, cuando pudieron respirar. De mala gana, se sacó fuera y se dirigió al cuarto de baño. -Cuando salga, vamos a comer.- Gritó.
Su estómago gruñó, recordándole que habían llegado deprisa al final del día y que sin embargo, aun no habían comido. A pesar de sí misma, quería más de la terapia de la tarta de queso. Con suerte habría algo para el postre.
¿Postre? ¿Qué le estaba pasando?
Ella sonrió. Fuera lo que fuese, era del tipo que le gustaba. Y ella le gustaba algo más.
En silencio, salió de la cama y se arrodilló al lado. Su amante se paró, cuando salió del cuarto de baño con una toalla en la mano.
-¿Qué es esto?-
Ella bajó la cabeza. -Siento haber sido tan mala- Ella le miró, y vio sus brazos cruzados sobre su ancho pecho, la toalla todavía colgando de su gran mano. -Tú ¿me azotaras? Yo quiero sentir tu castigo mientras comemos-
-_____.- Suspiró. Él se movió hacia el extremo de la cama antes que ella y se sentó -Ven aquí.-
Impaciente, se levantó y luego se curvó sobre sus piernas. Él suavemente movió su pelo por encima de su hombro. Su índice se arrastró por su espalda antes de sujetarla con el brazo.
Ella cerró sus ojos. Era extraño. Nunca se había sentido tan protegida como cuando estaba sobre su regazo, su torso curvado ligeramente sobre ella, su antebrazo manteniéndola en su lugar.
Para su sorpresa, la toalla caliente se frotó sobre su coño y luego sobre el pliegue de su culo mientras él limpiaba su sexo. El tejido golpeó la madera con un golpe húmedo. Su mano frotándola tiernamente por la espalda.
Capitulo 12
Sí, sí, por favor, suplicó en silencio.
-Ningún movimiento. No te retuerzas.- Ordenó.
_____ suspiró de placer mientras su mano se conectaba con su culo, y dolor de placer se disparó en su interior. Perfecto
-Estás inquieta.- _____ llevaba una de sus largas camisas a pesar de que él estaba desnudo, pero Joe sabía que su culo estaba desnudo sobre la madera de la silla de la cocina.
-Oh, lo siento...- De inmediato se quedó quieta, y él la observó.
-¿Estás bien?- Preguntó.
Ella se movió un poco. -Sí, estoy bien.-
Señor, no la habría nalgueado tan fuerte. Sabía que todavía estaría sensible por la flagelación. No se lo habría hecho si ella no lo hubiera pedido tan amablemente. No podía pensar en una mujer que sería más perfecta para él en el BDSM, con un poco de dolor, se contorsionó.
Tenía que encontrar una manera de mantenerla en su vida. Por supuesto, había que dejar de ser un dulce-culo y revelarle su identidad. No podía ser el Merodeador Enmascarado para siempre. Estuvo a punto de resoplar pensando en ello... El Sr. y la Sra. Merodeador se complacen en anunciar el nacimiento de su primer hijo, bebé Merodeador.
Sí, tenía que encajar.
¡Espera! ¿Estaba pensando en los niños? Su madre siempre le dijo que sabría quien sería su mujer cuando comenzara a pensar en los niños y en el futuro. Bueno, hizo un lío de esto.
-Tengo crema para frotarte- ofreció.
Ella negó con la cabeza y empujó hacia atrás su plato de comida.
-Estoy bien. En realidad, estoy empezando a estar, hum, un poco, excitada. Y todavía tengo hambre, créelo o no. En realidad todo este ejercicio de hoy me dejó rendida.-
No había sido sólo sexo. Después del almuerzo, a sabiendas de que no se encontrarían con nadie, la llevó a un largo paseo por el lago. Hablaron más acerca de sus vidas, pero había mantenido al margen su nombre y qué tipo de negocio tenía.
-Hay dos piezas más del pastel de queso- ofreció. De alguna manera, se las había arreglado para aprender las debilidades que tenía. A _____ le encantaba el pastel de queso. De hecho, no podía recordar a nadie más que conociera que le gustara más.
-Mmm, suena bien. Supongo que podría compartir una de ellas contigo, si también quieres- bromeó.
-Tal vez un bocado, pero hay otras cosas que prefiero morder.-
-¿En serio? ¿Cómo qué?-
-Tal vez te lo muestre dentro de un rato.- Se levantó para obtener su postre antes de empezar mordisquear el interior de sus muslos. Sus bromas, el sonido de su voz, el deseo en su mirada, todo eso hizo despertar su cuerpo. Después de su sesión anterior, sin embargo, se había prometido a sí mismo no tener más sexo hasta la noche. Quería conocerla más que en el sentido bíblico.
Sabía que le gustaban las esposas, ser amarrada, las nalgadas, la sumisión... y sabía que a él le gustaba también, desde un enfoque dominante. A ambos les gustaba escalar rocas, la misma música, y se atrevería a decir, el pastel de queso.
De eso podría decir, que tenían los mismos valores un montón que había observado en los últimos meses, mientras secretamente la codiciaba.
Hablaron sobre sus familias. Cómo su madre había muerto cuando era una niña y cómo su padre se había desvanecido. Desapareciendo cuando tenía veintidós años. No fue sino hasta meses después que descubrió que se había unido a un monasterio.
No estaba amargada por su ascendencia y cómo su vida había estado lejos de ser perfecta.
Era enérgica y decidida a hacer la vida más buena para los demás. Era la razón por la que se había convertido en una enfermera. Era por eso que ella era perfecta para él.
-¿Quieres ver una película mientras comemos el postre?- le preguntó, llevando el pastel a la mesa.
-Claro. No me siento muy secuestrada, ya sabes.-
-¿Quieres que te ate y te meta en un armario?-
Sus ojos se le iluminaron, pero ella negó con la cabeza. Por los cielos, era depravada. Las cosas que podrían explorar en algún momento dado...
-No, creo que voy a pasar. Tal vez en otro momento- se rió ella. -No necesito sentirme secuestrada de todos modos. Creo que estaba buscando otra cosa, pero no lo sabía.-
Dominación. Sumisión. No necesitaba decirlo.
Tal vez no era demasiado pronto para comenzar su próxima escena. Cogió un pequeño recipiente de plástico de la nevera, después su propio pastel de queso y se fue a la cocina.
En la sala de estar, puso un DVD de un programa de televisión del que habían hablado y que a ambos le gustaba.
No estarían mirando durante mucho más tiempo de lo que les tomara comerse el postre de todos modos. Aunque el sofá era lo suficientemente grande para cuatro personas, se sentaron en silencio, hombro con hombro, mientras miraban la interacción ocurrida en la pantalla entre los dos actores principales. Joe no podía creer lo ansioso que estaba por dar el siguiente paso de su juego.
Tan pronto como terminaron de comer, tomó su plato. Juntando la porcelana y los cubiertos ruidosamente en la mesa de café cuando los dejo. _____ miró interrogativamente mientras él se ponía de pie.
-Quítate la camisa.-
-Sí, Amo- respondió ella y rápidamente quitándosela, al darse cuenta que estaban en una escena. Por su tono, esto podía ser uno intenso.
-Separa las piernas- ordenó.
Ella obedeció. Él no dijo una palabra, sólo alcanzó el contenedor de plástico. La liberación del aire al abrir la tapa atravesó la sala silenciosa. Miraba con curiosidad mientras quitaba una pieza pequeña, triangular de dos pulgadas. Esa misma curiosidad multiplicada por diez mientras se ponía de rodillas entre sus las piernas. Con cuidado, él la abrió y apretó el objeto frío contra su clítoris y su apertura. Luego apretó los pliegues cerrados mientras se levantaba.
-Junta las piernas.-
El frío fue dando paso a la sensación de hormigueo, encendiendo su excitación, pero se las arregló para obedientemente presionar los muslos cerrándolos. La volvió a su lado se sentó para que ella se recostara en el largo sofá con la cabeza apoyada en su regazo.
-Cruza los tobillos- le dijo. -Los quiero listos y firmes.-
Mordiéndose los labios, volvió a obedecer.
-Cruza los brazos detrás de tu espalda. Inmediatamente- le espetó que cuando ella dudó.
Capitulo 13
¿Se daba cuenta él de lo mucho que disfrutaba sus órdenes? Rudo. Con sus frías ordenes a su alrededor, casi sentía como si estuvieran de nuevo en el escenario de secuestro. Casi... pero no del todo. Tal vez era una tontería, pero confiaba demasiado en él, para tener miedo ahora.
Le oyó hurgar en el cajón de la mesita de café. Un momento después, trajo una seda para vendarle los ojos.
-Quiero que sientas todo.-
Ya estaba sintiendo mucho. Todo lo que fuera que le había puesto le creaba un cosquilleo en todo su coño, y mientras fue puesta en la oscuridad, se dio cuenta de que era muy intenso, que casi quemaba. Y cada vez más fuerte y más fuerte.
-Quédate quieta- le ordenó cuando comenzó a moverse.
-No puedo...-
-Lo harás.-
-¡Es muy fuerte!-
-¿Te duele?- Preguntó.
-No-
-Entonces quédate quieta.-
Las lágrimas le pincharon mientras la intensidad de la sensación le causaba temblores. La tensión en espiral en su vientre. Necesitaba correrse desesperadamente, pero la pieza de lo que fuera que era no la llevaría allí.
-¿Qué... qué fue lo que me pusiste?-
-Nada perjudicial. Un pedazo de jengibre fresco que saque de la raíz. Un antiguo juguete sexual. ¿Te gusta?-
-Oh, Dios mío...-
-Umm, voy a tomar eso como un sí- dijo mientras retorcía un pezón. Fieras sensaciones asaltaban su centro, desde dos direcciones mientras le pellizcaba y tiraba de sus puntas, aprovechando los jadeos de placer-dolor de ella. La crema inundaba su canal, pero no hizo nada para aliviar el tormento del jengibre.
De repente, la tortura del pezón terminó, y lo escuchó una vez más, buscando a tientas en el cajón.
Oh, por favor, ¿ahora qué? se preguntó. Su conciencia se quedó en el borde de un enfoque nítido y el calor de un espacio difuso donde sólo había placer.
-Quédate conmigo- murmuró. -Puedo decir por tu respiración que estás a punto de salir de mi zona.-
-Bueno- logró decir.
-Quédate totalmente quieta- le ordenó. -El movimiento será castigado y no con nalgadas.-
Se quedó sin aliento mientras plumas rozaban sobre su pecho. Ella apretó los dientes para evitar estremecerse ante el ligero toque. Se arremolinó en un pezón y luego en el otro antes de recorrer su vientre, después por encima de su coño. Él le rozó la parte superior del muslo dirigiendo los filamentos hasta sus brazos. Le hizo cosquillas en el cuello, la mandíbula, el oído antes de regresar a sus pechos.
Las sensaciones eran casi demasiado para soportarlas. Un pequeño grito se le escapó, y sus dedos se clavaron en sus antebrazos que estaban cruzados a su espalda. Se alegró de que él no pudiera ver el movimientos convulsivo de como los retorcía. Quería obedecerle.
Ese espacio difuso la noqueo, y mientras más luchaba para quedarse quieta más fuerte era la presión.
Tal vez, nuevamente, volvió a detectar su "problema", le sorprendió tirando de su pezón. Dejó de lado las plumas y regresó para raspar suavemente con las uñas el costado de su pecho. Después de unos pocos momentos, se alejo del lado de ella. Aunque no podía verlo, lo sintió arrodillarse a su lado. Gimió cuando su boca se apoderó del pezón más cercano a él. Llevando su tenso pico en su caverna oscura, agitándolo con su lengua, empujándolo, raspando los bordes con los dientes.
A pesar de su orden de quedarse quieta, arqueó su espalda, alimentándose de su monte con sus hambrientas succiones.
La tortura sensorial la había existido, pero ahora su coño se inundaba para su íntima posesión.
Lo sintió arrancar el jengibre, luego la bajó a horcajadas a sus muslos.
-Mueve hacia arriba y sácate la venda de los ojos- dijo -No quiero que accidentalmente el jengibre llegue a tus ojos.-
Parpadeó cuando la luz de la lámpara inundó su visión. Cuando se despejó, lo encontró mirando sus brazos. Suavemente, levantó uno y le pasó el pulgar sobre la huella de sus dedos.
-Te has hecho daño.-
-Estoy bien- murmuró. -Sólo trataba de mantenerme quieta.-
Suspiró y sacudió la cabeza. Tiernamente, besó cada brazo. Luego juntó sus caderas, llevándola hasta su polla. _____ gimió cuando su amplia circunferencia la separó, y dejándose caer sobre él.
Llegó tan profundo, estaba tan llena. Le encantaba estar frente a él, tan cerca. Sus manos se deslizaron hasta su pecho luego alrededor de su cuello mientras movía sus caderas.
-Se siente increíble- suspiró ella. Aferrándose a él para mantener el equilibrio, arqueó la espalda. Estaba increíblemente libre en sus brazos, como inclinándose hacia atrás en un columpio mientras volaba por los aires. Con él, podía volar.
Sus manos la sostenían mientras ella se inclinada hacia atrás y giraba. Se inclinó sobre su seno, otra vez llevando su pezón profundamente a su boca.
-Sí-‛ susurró ella. -Oh Dios, me encanta esto.- Ya se sentía al borde de la explosión.
Se enderezó, montándolo en serio, y llevando sus labios a los suyos. Bombeaba en ella, su pubis rozaba su clítoris en un placer tan perfecto.
-Se llama la posición de pilar, en el Kama Sutra- jadeó el momento que intentó respirar. -Conozco un montón de posiciones del Kama Sutra... tiene consejos BDSM en el, ya sabes, no siempre es llamado así.-
-Yo no lo sabía.- Pero sabía que le gustaba esta posición y quería aprender más. ¿Podría él enseñarle?
Su coño se apretó ante la idea de ser su alumna dispuesta. Sus vientres se frotaban mientras se movían juntos.
-_____- jadeó, tirando de su rostro en el cuello. La besó en el hombro luego ligeramente arrastró los dientes sobre su carne expuesta.
Amando su nombre en sus labios, y por un momento, deseó poder responderle con el suyo. El pensamiento fue fugaz mientras los músculos de su vientre de repente se absorbieron, comenzando una cascada de contracciones a través de ella, el más fuerte en su vaina.
La llevó al suelo y la folló con fuerza, directo al orgasmo hasta que se puso rígido por encima de ella y gritó su liberación.
-Sí- exclamó ella cuando su esperma caliente se derramó en ella. Saciada y completa, sonrió. ¿Cómo había llegado a tener tanta suerte?
Finalmente, se hundió en esa bruma embriagadora que la había llamado con tanta insistencia. Etérea y libre, flotaba mientras lejanamente se daba cuenta que él la arropaba y cubriendo a ambos con un afgano. Tenía los brazos apretados alrededor de ella y estaba a salvo y segura y no más sola.
Capitulo 14
Se debía haber dormido en los brazos de su amante porque ella se sorprendió de pronto por el estridente ritmo de Barbie Girl, y que parecía venir de su teléfono.
Estaban en la cama, y no recordaba cómo llegó ahí.
-¿Es mi teléfono?- Preguntó ella mientras él se reía entre dientes.
-Supongo que sí. ¿Barbie Girl? ¿En serio?-
-Es el tono de la llamada de mi mejor amiga. Probablemente volviéndose loca. Se suponía que me llamaría anoche estoy siempre ahí. Y hoy íbamos a conducir por el estado para ir la Feria de Ren. Lo olvidé totalmente. Será mejor que la llame, ¿puedo llamarla?- Cuando le llegó por un momento la verdad, que él la había secuestrado.
Tal vez no estuviera permitido...
La estudió, y ella sabía que estaba pensando lo mismo. La había secuestrado. ¿Podría confiar en ella? ¿Estaba a punto de hacer sonar un silbato en él?
Sus ojos se oscurecieron, pero asintió.
-Tu cartera se encuentra en el primer cajón de la cómoda.-
Ella se inclinó y le besó. Quería decirle que no se preocupara. Había aceptado esto.
Pero las acciones hablaban más fuerte, y ella decidió que se lo mostraría en su lugar. Y tal vez, tal vez, por fin le diría su nombre.
Mia ya había dejado un mensaje en el momento en que _____ cogió el teléfono, por lo que _____ marcó el correo de voz para recuperarlo.
-_____, ¿dónde estás? Estoy muy preocupada. Tu coche esta en el garaje del estacionamiento, pero no hay rastros de ti. Necesito saber de ti, o llamaré a la policía-
____ desconectó el mensaje con pánico. Tenía que llamar a Mia antes de que hiciera algo apresurado como realmente llamar a las autoridades. Eso sería un desastre.
-¿Hola?- Respondió Mia con ansiedad. -¿Dónde estás? ¿Estás bien?-
-Cálmate. Estoy bien, -la tranquilizó _____. Se volvió y miró a su amante que se reclinada más bien tenso en la cama, mirándola. Le sonrió, tratando de tranquilizarlo.
-¿Dónde estás?-
-Estoy... bueno, estoy con un chico. Estamos como en un tipo de fin de semana libre solos en el mundo. Es hermoso aquí-
-¡Que! ¿Quién?-
-Te lo contaré el lunes, cuando tomamos el café. Lo prometo.-
-¡____, espera!-
____ colgó el teléfono y luego lo apagó. Con suerte, le había dicho a Mia lo suficiente para calmarla, pero tendría mucho que explicarle la noche del lunes. Tiró el teléfono en su bolsa luego se volvió hacia el magnífico hombre que estaba esperándola en la cama.
Abrió el cajón detrás de ella y se quedó mirándolo. Pensar en el lunes la hizo pensar en lo que sucedería en algún momento mañana por la noche. Él había prometido que volvería su casa por la mañana.
-Dime tu nombre- dijo.
Se detuvo, y vio el cálculo en sus ojos de nuevo. –Amo- finalmente respondió.
Torciendo el dedo la llamo. -Ven aquí.-
Ella dio un suspiro, descontenta, pero sin embargo fue. -Sí, Amo- respondió ella a través de los dientes apretados. Le dio unas palmaditas en el colchón, y se sentó a su lado.
-Mi nombre no importa en este momento- le dijo. -No es para este fin de semana. No para este juego.-
La realidad se cerraba alrededor de su corazón, aplastando la esperanza que había echado raíces ahí. Este fin de semana era, y sería un juego.
-¿Qué pasa si no quiero seguir sin saberlo?- Exigió.
Sus dedos trazaron su brazo y la piel de gallina se plantó en su carne. Señor, ¿cómo quería a este hombre, con nombre o no. No era justo para su cuerpo hacerle esto a ella.
-Entonces, di tu palabra de seguridad- le dijo.
Las lágrimas le pinchaban los ojos, una gota salada rodó por sus mejillas. No quería ser un juego o una escena o un juguete, y había sido una estúpida al permitirlo en primer lugar. ¿Qué pensaba? ¿Que él se enamoraría de ella después de un fin de semana de sexo caliente y sumisión?
Sus manos se empuñaron en su regazo.
-Sassafrás.-
Joe pensó que su corazón podría detenerse cuando ella lanzó su farol y escuchó la horrible, inocua, pero oh-tan poderosa palabra salir de su boca. Él asintió temblorosamente cuando la realidad se cerró sobre él. Quería quedársela para siempre. Él nunca iba a encontrar otra mujer que le tocara el fondo de su alma. Nunca iba a encontrar a alguien tan perfecta para él.
Se apoyó sobre el codo, la atrajo hacia abajo para un último beso, para saborear su dulce boca antes de su último adiós. Sus labios se separaron en un sollozo, y lo encontró, poniendo todo de sí misma en el acoplamiento de sus bocas.
Sus pechos se presionaron con el de él mientras sus brazos se envolvían apretadamente alrededor de él.
El beso terminó demasiado pronto. Él se reclino de espaldas, mirando sus hermosos ojos azules, consumidos en la pasión que nunca volvería a ver. Tenía la garganta apretada, casi demasiado apretada para hablar.
-Tu deseo se hizo realidad- dijo con voz áspera. -Ser secuestrada. Tener una seducción forzada. Espero que siempre recuerdes esto con cariño. Yo lo haré. Siempre te voy a desear y recordaré siempre esto. Te llevaré a casa.-
-¡No!- Le rogó. -Yo sólo quería... Dime quién eres. Por favor... ¡No! Por favor- le rogó cuando sus dedos encontraron el punto de presión en su cuello. Tenía que ser de corazón frío. No podía dar cabida a sus súplicas. Le había dicho cómo terminaría, y había hecho una promesa. Su honor no le permitía actuar de manera diferente.
Había sido un idiota, y ella terminó de deslizar sus dedos.
-Te amo- le susurró antes de que su mundo se volviera negro. Luego se dedicó a hacer lo que había que hacer para volver a su casa y mantenerla noqueada
Hasta llegar allí. Más tarde, se golpearía a sí mismo por haberlo estropeado todo aquí. Para siempre, sin ella estaba pareciendo un terrible, largo y horrible tiempo.
Me gusta el Cap 14
Bueno quedan 3 Cap para el final quieren que se los suba hoy o luego??