Chicaaas! Yo no quería subir capítulo, pero ustedes me convencieron jaja. Aquí les dejo la continuación, está re intenso! Espero les guste
CAPÍTULO 48
Kevin estaba solo, practicando en la piscina una y otra vez aun cuando Joe no se lo había pedido. Seguía sin estar de acuerdo con lo que Nick había hecho, y por eso estaba tan empeñado en derrotarlo. Sólo así sentía que lo podía perdonar.
Luego de dar una vuelta por la enorme piscina, llegó a la orilla. Y ahí, justo en frente de él, estaba parada una linda chica observándolo con detenimiento.
-Hablemos – le dijo ella.
Kevin sonrió irónicamente y finalmente salió del agua...
-Entonces, ¿me estás pidiendo que pierda a propósito? – le preguntó él a Gabriela.
-Si pierdes o ganas no es un problema para ti, pero para ______...
-Ella será expulsada.
-Un chico que desafía a una chica y que se esfuerza tanto para ganarle, ¿no crees que es vergonzoso?
-¿No piensas que es más vergonzoso perder después de esforzarte tanto para ganarle a una chica?
-Así que, ¿estás diciendo que aunque mueras vas a ganar esa competencia? – insistió ella levantando la voz.
-Bueno, no tengo ninguna intención de poner mi vida en riesgo por algo como esto.
-¡Pero no…!
-Pero tú no tienes derecho de venir aquí a gritarme – interrimpió Kevin, ya un tanto irritado.
-¿Qué dices?
-Te lo advertí, ¿no es así? Te advertí que sería mejor detener a ______. Claramente fui al restaurante de papas fritas y te di algunos consejos amistosos para que no saliera lastimada por Joe.
-Ja… no es sólo un restaurante de papas fritas, es de comida rápida – respondió ella, molesta.
-Así que es cierto que los de la misma clase se juntan.
-¿Qué quieres decir?
-El enfermedad de ______ de defender a los débiles, ¿es contagiosa, cierto?
-¡Oye tú…!
-La salida está por ahí – finalizó Kevin y se metió de nuevo a la piscina, dejándola hablando sola.
Gabriela, ya furiosa, no tuvo más opción que retirarse sin haber logrado concenver a Kevin de sabotear la competencia.Luego de que terminé de limpiar las mesas del restaurante me fui a mi casa lo más rápido que pude porque hacía un frío insoportable.
-Estoy en casa – avisé, pero no noté que mi mamá me estaba esperando y me jaló del brazo.
-Ven aquí – me dijo llevándome a la mesa para que me sentara. Ahí estaban ya reunidos mi papá y Oliver también.
-¿Algo ha pasado? – pregunté al ver sus caras.
-Eso es lo que queremos preguntarte – me dijo mi madre - ¿De qué se trata la competencia en la que estás metida y tu salida del Instituto Jonas?
-Ah, eso…
-¡No, cállate! Solamente responde con un sí o un no – me ordenó ella.
-Mamá, acerca de eso…
-¿Engañaste a Joe Jonas con Nick James y ahora serás expulsada de la escuela? –me preguntó Oliver, como si estuviera en un interrogatorio.
-Eso es…
-¿Sí o no? – me presionó mi mamá.
-¡Sí! – admití. Todos se quedaron con la boca abierta.
-Oh, no. ¿Qué haremos? – Se quejó mi mamá - ¿Cómo pudiste hacerlo estando en esa escuela?
-Yo… puedo regresar a la escuela en la que estaba antes.
-¿La anterior? ¡La anterior! – Gritó mi mamá enojada, pegándome en el brazo.
-¡Ah, mamá, basta! Me duele.
- ¿Acaso hay Joe Jonas en la escuela anterior? ¿Lo hay? ¡Habla!
-Cariño, cálmate – le dijo mi papá – Yo sabía desde un principio que esto no estaba en nuestro destino. Todavía tenemos la tintorería. Mientras sigamos vendiendo como ahora…
-¡Papá! Si mi hermana es expulsada, el negocio está terminado. ¡Nadie vendrá a nuestra tintorería jamás! – exclamó Oliver.
-Entonces no es momento para esto. Vamos _____, ve con Joe y pídele perdón – me pidió mi papá.
-Hermana, no recuerdo que te hayan educado para que actúes así. Estoy decepcionado – dijo mi pequeño hermano indignado, haciéndome sentir mal.
-Papá… - alargué para que mi papá me defendiera otra vez.
-_______ entiende que el día que te expulsen de la escuela te quedarás sin el apoyo de esta familia – amenazó mi mamá haciéndome sentir la peor basura del universo – ¿Sabes? Aunque lo reconsidere mil veces, sé que todo es tu culpa. ¿Cómo te atreves a engañar a Joe teniendo un cerebro tan tonto como el tuyo? ¿No te das cuenta de lo que habías conseguido?
-¿Cómo puedes decir eso, cariño? – Dijo mi papá indignado – Después de todo ella se parece a ti en eso.
-Tú… - pronunció mi mamá sin saber qué decir, pues había sido descubierta frente a nosotros.
-¿Eh?... ¿Mamá acaso tú…?
-¡No! _____ no digas ni media palabra – amenazó mi mamá tratando de taparme la boca pero yo me quité.
-______ te digo esto porque lo he experimentado en carne propia – interrumpió mi papá para cesar nuestra pelea - Cuando alguien te engaña es realmente deprimente. Pero cuando la chica pide perdón, es trabajo del hombre perdonarla. Así que…
-¿Así que…?
-¡Discúlpate! ¡Discúlpate! ¡Discúlpate! – gritaron los tres al mismo tiempo.
Mi familia repitió que me disculpara con Joe unas 200 veces más hasta que me cansé de escucharlos y decidí mejor salirme de mi casa. Aprovecharía para ir a la casa de Nick a practicar una última vez en su piscina, antes de la competencia.
Mientras iba saliendo me quedé pensativa. Hasta entonces caí en la cuenta que mis papás tenían razón. En todo ese tiempo aún no me había disculpado con Joe por el daño que le causé, ni siquiera una vez. Pero no estaba segura de que fuera una buena idea disculparme a estas alturas.
Estaba tan distraída en mis pensamientos que no noté cuando un automóvil de lujo se estacionó justo enfrente de mi casa, sino hasta que sus luces me dieron directamente en la cara. Al poner un poco más de atención vi a una persona bajarse del auto, pero no lo pude ver bien hasta que se acercó un poco a mí. Sentí que mi corazón se detuvo… Era Joe.
Él sólo me hizo una seña para que lo siguiera. Yo dudé un poco pero al final lo seguí. Joe caminó unos cuantos pasos hacia adentro del parque que estaba frente a mi casa, supongo que para que tuviéramos un poco de privacidad. Yo lo seguí hasta allá.
Finalmente él se detuvo y yo permanecí a su lado. Nos quedamos varios segundos callados en un ambiente incómodo, sobre todo para mí. Pero entonces, Joe decidió hablar.
-¿A dónde vas tan tarde? – me preguntó.
-Voy a practicar… ¿por qué?
-¿Tanto quieres ganar?
-Nosotros no tenemos otra opción – respondí con un suspiro.
-¿Nosotros? – preguntó él resaltando esa palabra. Yo me quedé callada y Joe suspiró - ¿Por qué tuvo que ser Nick? – Preguntó entristecido - ______, si no fuera por Nick, yo…
-¿Sí? – dije mirándolo fijo a los ojos.
Joe clavó su mirada en mí y sin que me lo esperara me tomó del brazo y me jaló bruscamente hacia él, atrapándome entre sus brazos. Yo me quedé inmóvil, sin saber cómo reaccionar. Joe me apretó un poco más a su cuerpo, asegurándose de que yo no pudiera escapar, y acarició mi cabeza con una mano.
-Aún no es demasiado tarde. – Me susurró al oído, con la respiración agitada – Sólo una vez ______. Di que te gusto… sólo una vez.
Ante tales palabras, sentí un leve cosquilleo en mi estómago. Me quedé quieta por un momento y cerré los ojos, aspirando el embriagante aroma de Joe que tenía cautivado hasta el último poro de mi cuerpo. Sabía que me arrepentiría de lo que estaba a punto de hacer, pero mi conciencia me repetía que eso era lo mejor. Poco a poco hice fuerza para quitar los brazos de Joe que aún me rodeaban, y me alejé de él.
-Lo siento. Lo siento mucho – le dije sin voltearlo a ver.
Joe no podía creer lo que acababa de pasar. Pude notar la manera en la que sus ojos se pusieron brillosos debido a las lágrimas que estaba conteniendo para que no cayeran por sus mejillas.
-¿Sabes lo que estás haciendo, verdad? – Pronunció él con la voz cortada - En este momento el gran Joe Jonas… está rogándote.
-Yo no puedo ayudar con esto – le expliqué.
Joe se rió de forma irónica, quizá para tratar de ocultar la decepción que reflejaba su rostro.
-¿Cómo es que terminó gustándome una chica como tú? - dijo más para sí mismo que para mí.
Yo de nuevo permanecí callada, aguantándome las ganas de pronunciar esas palabras que Joe quería escuchar. Él miró hacia abajo por un momento y su sonrisa desapareció.
-Acabas de perder tu última oportunidad – pronunció de forma ruda - No importa cuánto llores mañana. No voy a ver por ti nunca más.
-Eso es lo que quería – dije con la voz temblorosa.
-Bien. Está bien ______... Entiendo. Entonces vayamos tan lejos como podamos.
Sentí su mirada fija en mí unos cuantos segundos más y al ver que yo no decía nada, él se alejó de ahí golpeando mi hombro al pasar. Yo aguanté las lágrimas lo más que pude hasta que vi que desapareció. Me agaché para quedar en cuclillas y comencé a llorar.
-No voy a lamentarlo… Definitivamente no voy a lamentarlo… Nunca lo lamentaré – me repetí a mí misma varias veces entre lágrimas esperando poder creérmelo yo misma, pero muy dentro de mí sabía que ya estaba arrepentida de dejarlo ir.