Cuando la plática entre mi abuelo y Julian termino por fin salimos de la extraña estación de trenes… y digo extraña puesto a que era demasiado pequeña y no tenía la típica caseta, techos y pantallas, no, era extremadamente sencilla y rustica.
Caminaba detrás de mi abuelo con mi maleta agarrada con mi mano izquierda y checando mi Facebook con mi otra mano, tenia mas de 30 publicaciones en mi muro todas con condolencias y ánimos, a todas les puse el famoso “like” y solo puse en mi estado: “Gracias por el apoyo “ y aunque debo admitir que me molesto un poco ahora ya todo el mundo sabia que mi novio había fallecido, por favor! Tenemos boca y pies para ir dar las condolencias personalmente, tenían que publicarlo? Subí la palanca de mi celular hasta llegar a donde se encontraba mi foto de perfil, solté una lagrima era la foto que nos había tomado Enggie accidentalmente cuando estábamos afuera de mi casa diciendo las cosas mas estúpidas que se nos ocurrían, la tomo justo en el momento en que nos reímos y nos volteamos a ver, la foto por una equivocación de mi amiga había quedado en blanco y negro, esa foto era la prueba de que las mejores cosas pasan accidentalmente sin planearlas ni buscarlas.
-Pablo!- grito la ronca voz de mi abuelo una vez que estuvimos fuera de la estación se dirigió a un bote muy lujoso al parecer, dentro de el iba un señor de unos 70 y tantos años, desvié la vista de mi abuelo y al parecer su buen amigo, para encontrarme con un paisaje realmente hermoso y acuoso por así decirlo, el sol empezaba a esconderse detrás de unos edificios realmente elegantes y aunque tenían un diseño muy a los años de la colonización estaban muy bien cuidados –Es hermosa cierto?- escuche decir a alguien a mi lado –Hermosa se queda corto- dije viendo cada detalle de los edificios – Y no has visto ni la mínima parte de ella- dijo Julian después de soltar una pequeña risa, mientras veía al chico de ojos verdosos bajar los pequeños escalones para nada.
Por mi mente pasaba todo lo que podría Venecia tener, los hermosos paisajes, la comida, la gente, su música y el paseo en Gangola, por mi mente paso el chico de los ojos pequeños ojos y piel blanca, que hermoso hubiera sido compartir con el un paseo en gangola lo que toda pareja hace al venir a Venecia. Mis ojos empezaban a aguadarse, al imaginarme aquella imagen, cerré mis ojos y subí mi cabeza, no estaba ni en el momento correcto, ni con la gente correcta como para ponerme depresiva. Una vez que mis ojos se secaron puse una sonrisa en mi rostro, ya se había vuelto una rutina lo de las sonrisas falsas.
Tome mi mochila y baje las escaleras con un poco de dificultad digamos que mi maleta no estaba muy liviana que digamos – déjame ayudarte – dijo Julian con toda caballerosidad – no es necesario no te preocupes, yo puedo sola – dije con una media sonrisa bajando el penúltimo escalón, abecés podía parecer “mamona” con la gente pero era mi forma de ser aunque claro todavía tenia cosas que cambiar, desde hace mucho había creado una actitud algo a la defensiva, con todos, hasta mi familia los únicos que me calmaban era mi abuelo y mi amiga Giselle, ella era la persona mas sincera que podía haber en este mundo, me hacia reír todo el tiempo con cualquier estupides nos reimos.
Decidí mandarle un mensaje:
“Pitos wepitos contigo neta eh… Te extraño mas de lo que te imaginas AI LOVF IU” puse mi celular en mi bolsa trasera del short, Giselle la conocía desde hace ya un año y aunque para algunas personas era poco tiempo para mi era lo suficiente para darle mi confianza, por mucho tiempo siempre tuve problemas con amigas, de hecho, e tenido mas amigos que amigas, siento que las mujeres somos demasiado complicadas, pero Giselle era otra cosa, pitos wepitos contigo… era su frase, la conocí gracias al deporte que practican mis hermanos, su hermano esta en el mismo equipo que ellos, también esta Geovanna, que tiene un hermano de la misma edad pero ella, es mas chica que nosotras, somos como el trio dinámico, pero abecés Geo –como suelo decirle- se aleja por que todavía no comparte los mismos gustos o no la dejan salir a los mismos lugares que a nosotras, las tres somos latinas, que sus padres cumplieron el famoso “sueño americano”, no todo fue fácil, en realidad hasta la fecha no lo es, en la escuela sobre todo.
Volví a mirar la hermosa Venecia que estaba ante mis ojos y desee que no todo esto no fuera tan difícil