Sumision ....Hot ..Hot ( Joe y Tu )

Continuacion:

Te mordiste el labio, respirando rápido y fuerte mientras consideraba todo lo que pasaba.
mientras sentias las succiones de joe en tu pezon —Joe te deseo—susurras desesperada, sacudiendo la cabeza. —Quiero que lo digas otra vez. dijo joe con voz ronca —Sigue por favor — fue lo que lograstes articular.
¿Por qué me haces esto? — susurrastes en su oido entre jadeo, mientras comenzaba a humedecerte entre tus muslos, estabas tan caliente que te sentiistes mareada por la necesidad. — Por el amor de Dios, Joe—. ¿Tienes que torturarme de esta manera?
El pasó sus dedos por tu pelo suelto, y enterro su cara entre tus cabellos, para comenzar a dar besos en tu cuello, casi temblando por las caricia contra tu piel extremadamente sensible estabas siendo conducida a la locura, y joe lo sabía.
Joe, te pido que detengas esto —. Tu corazón corría fuera de control. ¿Cómo se suponía que lo negarias cuando tu cuerpo ansiaba tan desesperadamente el de él? Él era como una fiebre en tu sangre.
Eras débil. Lo admitíste y lo odiabas. Odiabas las respuestas emocionales y físicas con las que no podía luchar más. —Recuéstate para mí, ______ —susurró joe suavemente. —Recuéstate, y déjame mostrarte lo que puedo hacer por ti. y te encontrastes obedeciendole tumbandote en el piso.
Él era tan seguro, tan sensual, tan asquerosamente tentador que apenas podías mantener tus sentidos intactos. —Joe —. tu aliento se detuvo por la excitación cuando sus dedos fueron a tus pechos que estaban libres tus pezones duros, ardiendo por su toque.
¿Tienes alguna idea el infierno que he pasado durante los últimos años, queriendo oírte gritar mi nombre mientras te calientas para mí _____ ? Un quejido escapó de sus labios cuando inconscientemente abriste tu boca.
Tu cuerpo estuvo preparado para él entonces, sólo la delgada y pequeña braga de seda negra quedaba cubriendo el frente de tu cuerpo. —Estas humeda para mi ______—susurró joe, sus ojos se centraron en lo palida que era tu piel.

Su mano separó despacio tus piernas. Lo agarrastes por su dorso, mirándolo, hipnotizada por la sensualidad en su expresión, el hambre reflejada en sus ojos, en la curva de sus labios. —Joe —. susurrastes su nombre, tu voz gruesa, suplicante mientras cogía sus manos cuando estas se movieron a la tela de tus bragas. —No puedo… —. No pudo terminar la oración, no pudo obligar a pasar las palabras por sus labios. — Pensastes — ¿No puedes qué, princesa? —preguntó él gentilmente, enganchando sus dedos en el elástico, bajando tus bragas.
¿No puedes ver si lo que hemos esperado durante todos estos años es tan bueno como nuestra imaginación? dijo Joe
Joe te hipnotizaba, pensastes desesperada. Robaba tu voluntad con el sonido de su voz profunda, áspera. Haciéndote enloquecer . temblastes cuando él te quitó el trozo de seda, separando tus piernas más ampliamente.