Encuentros Sexuales!!! (Nick y tu) (solo mayores)

Capítulo XXX

“Aclaratorias”

Aborde el coche negro cuyo interior estaba aun más oscuro que la noche nublada típica del invierno en el que los copos de nieve comenzaban a forrar el asfalto de las calles lujosas en las que nos encontrábamos –Nevara fuerte, debemos irnos– dijo Nick con ansiedad mientras ponía el coche en marcha con cierto cuidado de no derraparse entre las lisas capas de hielo, sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo, un escalofrió provocado tanto por el frio como por todas las interrogatorios que estaría por plantearle a Nick, al verme estremecer estiro su mano para prender la calefacción que golpeo cálidamente mi rostro, mis manos frías fueron envueltas por una de las suyas lo suficientemente grande como para hacerlo, gire mi rostro en dirección a él y una cálida sonrisa me recibió, sentí como todo mi cuerpo tomaba vida propia haciéndome dudar si valía la pena hacerle todas esas preguntas, le devolví la sonrisa con toda la emoción que sentía, sentí vergüenza al pensar lo ridícula que me vería, debía tener la misma mirada que una adolescente enamorada y me sentía como tal, cada vez que Nick me tocaba las mitológicas mariposas bailaban sin pudor alguno en mi estomago haciéndome olvidar respirar o pestañar por miedo a perderme un segundo de sus movimientos perfectamente hermosos –buscaremos la bolsas mañana– me dijo antes de bajarse del coche, habíamos llegado a nuestro destino, Nick abrió mi puerta para luego ofrecerme una de sus manos para ayudarme a salir, su chaqueta estaba lista para recibirme y protegerme de la nieve en el diminuto trecho que recorreríamos desde el auto hasta la entrada de la residencia, me envolvió con sus brazos y me guio hasta la entrada del hermoso edificio que estaba adornado con los colores característicos de la navidad, el dorado brillaba entre los muros de mármol mientras el rojo lo neutralizaba haciendo el contraste necesario, el toque verde lo daban las plantas que rodaban a la majestuosa recepción, hacia tanto tiempo que no entraba a ese edificio que luche por contener un par de lagrimas de las que dudaba mientras buscaba el motivo de su presencia, tal vez era nostalgia, desde que Nick se había separado de mi no lo pisaba, el mismo recepcionista de aquella época me recibió con una sonrisa a la que respondí con gusto, el ascensor se abrió en el apartamento de mi amor, todo estaba tal cual lo recordaba, los mismos muebles colocados el mismo espacio, todo estaba exacto a mis recuerdos, Nick beso mi frente y se encamino a la cocina, lo seguí muerta de la curiosidad y lo vi tomando entre sus manos un pastillero no más grande que una polvera, dos pastillas se introdujeron en su garganta para luego ser tragadas con facilidad –Cuando pretendías decírmelo amor– le dije encontrando el momento preciso –ahora entiendo tu silencio sepulcral– me dijo con una sonrisa amarga –me hubiese gustado enterarme por ti, lo que no entiendo es porque no me lo habías contado–
–No sé, todos los días me prometía decírtelo pero algo me hacia querer dejarlo para el día siguiente– su mirada estaba clavada en el piso mientras sus fuertes brazos sostenían junto a su espalda su cuerpo de un mesón –no es algo que este fuera de las normalidades en una relación ¿Te sentirías bien si te ocultara algo de esa magnitud? Lo que me preocupa es que no me hayas tenido la confianza suficiente para contármelo– Nick se acerco a mi lentamente con su intensa mirada clavada sobre mí, sus brazos me rodearon con una suavidad digna de un ángel, siempre seria una incógnita para mí, cómo una persona físicamente tan fuerte podía ser tan delicado y preciso, mis piernas se paralizaron y por un momento la mirada se me nublo, no podía distinguir o sentir nada más que su cuerpo a mi alrededor, sus labios muy suavemente se pegaron lo suficiente del lóbulo de mi oreja como para rosarlo –si confió en ti, lo suficiente y aun mas como para confiarte mi vida, aun el día en que creí que todo terminaba tenía la esperanza de que aparecieras para salvar mi alma, hay muchas razones para ocultarte las cosas pero la desconfianza no es una de ellas preciosa– su voz era tan hermosa y melodiosa que rodee su cuello con mis brazos para poder sostenerme y no ir a parar torpemente al suelo, accidentalmente mis labios rasaron su cuello y sentí como su cuerpo se estremeció, alce la mirada para ver directamente el rostro de Nick pero no pude hacerlo, no me dejo subir el rostro lo suficiente como para encontrar nuestras miradas, sus labios interceptaron los míos en un beso que se salto los preámbulos, sentí como su lengua paseaba por el interior de mi boca, los brazos de Nick perdieron la cordialidad que los caracterizaba y sus manos desaprecian la caballerosidad del ambiente mientras se abrían paso entre las telas de mi vestimenta demostrando un deseo inminente de poder sentir mi piel desnuda entre sus dedos, sentí como crujía mi ropa a medida de que perdía la paciencia, recordé cual había sido el detonante, un simple roce con mis labios basto para hacerlo perder los estribos consientes de su mente, Nick se inundaba en un personaje totalmente diferente en la intimidad, alguien lleno de vida y lujuria de una manera muy característica, sus brazos me rodearon la cintura y me alzaron sobre uno de los mesones de la inmensa cocina, mis pantalones salieron con una facilidad como si se tratara de seda, lo que era difícil recordando el yeso que acompañaba mi cuerpo producto de esa noche en que se jugaban nuestros destinos, mis manos se entrelazaban entre sus cabellos que estaban más largos que de costumbre, note que estaba completamente desnuda cuando sentí como el frio de la punta de su lengua aparecía entre mis pechos y abdomen haciendo que mi columna vertebral se encorvara y vibrara de placer, Nick se separo de mi y sin quitar su mirada de la mía comenzó a desnudarse frente a mí, deseaba ayudarlo hacerlo con mis dientes y mis manos pero mi cuerpo no me lo permitía, no era dueña de mis funciones motoras en ese momento, una sonrisa se dibujo en su rostro al ver como se dibujaba en mi rostro el deseo que sentía por él –¡ven!– le pedí mientras alzaba mi mano en su dirección, aun sonriente tomo mi mano y la beso mientras sus labios caminaban por mi brazo hasta llegar a mi cuello y luego encontrase con mis labios, sentí como un detonante de placer se introducía en mi, ahora mis labios demandaban mas los suyos y mi nivel de emociones crecía al sentir como sus músculos se estiraban y tensaban constantemente en un conjunto de movimientos para llenarme seguida y constantemente de ese placer tan lujurioso, su parte trasera se convertía en el pecado de mis manos que se posaron ahí para sentir todo detalladamente –te amo– me susurro Nick acelerado –yo también te amo– le responde sorprendida por haber pronunciado palabra alguna en este momento, casi no podía respirar cuando sentí como mis pulmones botaban todo el aire que conservaban de golpe y mi dedos se clavaban en él, mis dientes como reacción se adueñaron de su cuello y puede sentir como los suyos de marcaban en uno de mis pechos, luego note que no eran los dientes sino los labios absorbiendo y ahogando el grito que producía la explosión de emociones que estábamos sintiendo en esa partícula de segundo, su sudor se sentía exquisito en mi paladar, aunque ya habíamos acabado Nick me seguía apretando contra su cuerpo y sus labios no se separaban de mi hombro derecho –lo siento, no volveré a ocultarte nada preciosa– me dijo aun con la respiración agitada, sonaba completamente sincero pero había algo que aun faltaba que me aclarara, Miley aun rondaba por mi cabeza y no era algo que pudiera ignorarse de alguna manera.