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| Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu | |
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+6Lau_ilovejonas VaLeexD nasgdangerJONAS ro$$ 100% fan$ griton@ Lady_Sara_JB andreru 10 participantes | |
Autor | Mensaje |
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Lau_ilovejonas Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 192 Fecha de inscripción : 15/09/2012
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Mayo 19th 2014, 17:16 | |
| OMJ Sin palabras Fueron unos capítulos increíbles..... Necesito más!!!! Seguila pronto por favooooor | |
| | | ale-Jonas Forista!
Cantidad de envíos : 54 Fecha de inscripción : 10/05/2014
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Mayo 21st 2014, 17:40 | |
| Hoo por dios... qe intenso :0 Siguela es geneal... | |
| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Junio 3rd 2014, 16:11 | |
| Capitulo 25 Cualquier noción del tiempo ha quedado suspendida; mi mente racional oficialmente clausurada, posibilitando que mi mente sensorial consiga hacerse con el control absoluto y permita el acceso directo a todos los sentimientos y sensaciones que confluyen en el interior de mi cuerpo. Soy propulsada a otra estratosfera. ¡Rendida! ¡Liberada! Puro... éxtasis... sensual... Tórridas y palpitantes vibraciones emanando desde la esencia de mi ser. Una ola tras otra de placer rodeándome con su cadencia. El ritmo, las olas de gozo arrasando mi cuerpo. Vibro, palpito... ¿Será demasiado? ¿Podré soportar un poco más? Así lo espero... Las vibraciones recuperan su intensidad en mi interior, palpitando con fuerza en lo más profundo de mí, pero la acometida se ha suavizado, ya no es tan salvaje e irresistible como antes. No voy a caer por el precipicio como un tronco por una atronadora catarata. Al cabo de un rato mi mente consigue reasentarse en mi cerebro. Me retiran los tapones de los oídos y unos fuertes brazos me sueltan las ataduras y me levantan. Ya no estoy encadenada al suelo. Ahora estoy tumbada sobre algo grande, suave y cálido y siento como si todo mi cuerpo estuviera derritiéndose como una gigantesca nube de blando caramelo puesta al fuego. La acolchada superficie se adapta perfectamente a mis movimientos. Es agradable poderse estirar y estar libre de nuevo. Detecto un delicioso cosquilleo a través de mis pechos que me saca de mi estado líquido. Dios, qué agradable es. Ahora está en ambos lados. Siento la sangre correr por las puntas de mis pezones. Qué erótico. Dejo escapar un profundo suspiro... El cosquilleo se torna en un suave tirón y masaje. Cada pezón tiene una tensión ligeramente distinta, un ritmo distinto... Se vuelve más intenso. Noto una cálida humedad en mis labios. Es difícil decidir en qué concentrarse. Mi boca es obligada a abrirse suavemente por una cálida lengua. Resulta familiar, pero a la vez extraña, como si pudiera estar boca abajo. Me retuerzo levemente bajo la suave presión, pero dejo que las sensaciones producidas por el masaje, los chupeteos y lametones continúen sin tregua... Todas esas lenguas accediendo a mi cuerpo: oh, sí, Nick, ¡desde luego que valía la pena! Ninguna fantasía que mi mente pudiera concitar sería equiparable a esta realidad. Me resulta imposible imaginar cómo se verá desde fuera, mientras los roces y las sensaciones continúan rodeándome. Toda esa atención sobre mi cuerpo me hace sentir increíblemente viva. Al tiempo que mi boca y mis pechos son consumidos, m i atención se vuelve hacia un ligero cosquilleo que asciende constante por cada uno de mis muslos. Automáticamente mis piernas se abren para permitir su avance y que no encuentre el menor obstáculo. Oh, sí, entrad. Es realmente divino. El cosquilleo, los tirones, el masaje, los mordiscos — ni excesivos ni escasos—, todo es tan perfecto que siento ganas de llorar. Hay tantos puntos en los que concentrarse que me dejo llevar, dejo que mi cuerpo absorba la intensidad del deseo y el anhelo dentro de mí. La lengua en mi entrepierna encuentra la entrada. Explora mis profundidades internas siempre con cuidado y, a la vez, de forma deliberada e intensa. Parece como si se moviera entre joyas preciosas, tanteando para encontrar algo raro y valioso. Se me corta la respiración. Lengua y labios chupan y mordisquean sin distraerse nunca de su misión hasta que la lengua finalmente localiza la gema que estaba buscando. Y, con la precisión de un misil, penetra completa y profundamente, arremetiendo incansablemente contra su objetivo. Las lenguas de las otras bocas intensifican su respuesta para replicar a su energía y penetración. El deseo amenaza con devorar todo mi cuerpo mientras las lenguas se multiplican exponencial y frenéticamente buscando un lugar por donde penetrar más profundo, más lejos, más duro, más rápido. Mis oídos, boca, cuello, pecho, ombligo, vulva, el hueco entre los dedos de las manos, de los pies, muñecas, tobillos, rodillas, axilas: es como si ninguna parte de mi cuerpo pudiera quedar sin tocar. Mi cuerpo se arquea violentamente ante la magnitud de mi deseo. Las lenguas, labios y dientes no cejan en su acción a pesar de mis convulsiones, incendiándose al instante en su insaciable búsqueda de más. Necesito que no corran, que bajen el ritmo, aunque deseo con desesperación que no lo hagan. Por el contrario, se aceleran al compás de mi corazón, como un tambor marcando un ritmo tribal de la vida. Una pasión salvaje arde en lo más hondo de mi alma fundiéndose con la esencia de mi cuerpo; ambos latiendo y palpitando irreflexivos como un solo corazón, haciendo fluir la sangre y el voluptuoso orgasmo a los rincones más alejados de mi ser, y girando sobre sí mismos en un estrepitoso vacío, como el ojo de un huracán. Sin latidos. Sin pulso. Sin pensamientos. Sin mente. Me sumerjo en el profundo abismo de la euforia. Y entonces mi cuerpo se incendia y ruge en una violenta y abrumadora corriente de pura energía, explotando, golpeando, bombeando a través de mí como si el centro de mi ser fuera el monte Vesubio en plena erupción sobre Pompeya. Mi mundo entero estalla a tal velocidad que se lleva todo por delante... lejos..., lejos... Mi cuerpo se convulsiona como si reaccionara a una sucesión de eróticas explosiones eléctricas una y otra vez, una y otra vez... Como nunca antes había experimentado..., como nunca creí posible... Bombeando sin cesar a través de cada orificio de mi cuerpo, tornando mi piel en viva y líquida lava. Una oleada tras otra de intenso y sublime placer... Generando orgásmicos flujos de energía... Como si mi cuerpo nunca hubiera alcanzado un verdadero orgasmo. ¿Cuánto puede durar esto? Dejo escapar un silencioso grito, largo y áspero, aunque nadie puede oírlo. Y acto seguido inhalo profunda y desesperadamente como si hubiera vuelto a nacer a la sexualidad, luchando por poder dar mi primera bocanada de aire, buscando con urgencia el oxígeno para sobrevivir. Mi espalda arqueada se libera finalmente de su estado de rígida cautividad mientras jadeo tratando de coger más aire y dejo que el inmediato gozo me traspase por entero. Doy un gemido de alegría, calor, libertad y éxtasis, y abandono el mundo terrenal para experimentar una dicha celestial... Soy la diosa sexual del universo... * * * —Oh, ________(tn) . Eres extraordinaria. Has hecho estallar nuestras mentes. —Y nuestro análisis. —Absolutamente. Más allá de cualquier pronóstico. ¿Hay alguien hablando? No lo sé, y no me importa... Estoy tan lejos... Todo lo que sé es que las vibraciones que recorren mi cuerpo son real y jodidamente increíbles. Estoy absoluta y completamente exhausta. —¡________(sobren) ! ¿Puedes oírme? ¿Estás bien? Toma, bebe esto. Reconozco el olor de un delicioso chocolate caliente. Alguien me ayuda a incorporarme. Estoy en alguna clase de cama, con suaves sábanas de algodón. —Ten cuidado. Está caliente. Algo me toca y me acerca una taza a los labios. Sabe delicioso y su calor se extiende por todo mi pecho. —Nick... —Mi voz es apenas un susurro. —No te esfuerces, esto te ayudará a recuperar la voz. Ten, bebe un poco más. Termino la bebida. —Eso es, ahora acuéstate. Lógicamente estás exhausta, es hora de que descanses. Me vuelve a recostar de nuevo y me cubre con un edredón de plumas, remetiéndolo para dejarme bien afianzada. Es cálido y acogedor y tiene razón, nunca me he sentido tan exhausta. —Duérmete, cariño, ya hablaremos más tarde. Has superado con creces mis sueños más salvajes. —Me besa cariñosamente en los labios y me acaricia la frente. Siento que empiezo a hundirme en un estado de inconsciencia..., sueños..., parece una buena idea. —Todo en orden por aquí. Nuestra tarea ha terminado, al menos de momento. Gran trabajo, doctor Jonas. —Empaquetaremos todas nuestras cosas y dejaremos que ustedes dos continúen su viaje. —Y recuerde, N, las siguientes veinticuatro horas son cruciales. La situación deberá ser monitorizada durante los próximos tres o cuatro días. La confidencialidad es de suma importancia. No debe ver ni hablar con nadie más que usted. Nuestros competidores matarían por estos resultados. —Por supuesto, no hay problema, lo tengo todo bajo control. —Bien hecho, caballeros. Hasta la próxima vez. Ciertamente todo esto ha superado de largo nuestras expectativas. Estamos deseando ver los resultados completos. Manténganos informados mientras tanto. —Lo haré. Las puertas se cierran de golpe. No estoy segura de qué hablan esas voces distantes que se mueven a mi alrededor. Me siento tan relajada... Apenas escucho unos motores vibrando por encima de mí... Y me hundo en un estado de absoluta inconsciencia. Sexta parte La magnitud de una sensación es proporcional al logaritmo de la intensidad del estímulo que la causó. LEY DE FECHNER, 1860 Mis dedos tantean con avidez lo que les rodea. Suaves y lujosos placeres. Exploran un sedoso montículo y descubren su cúspide. Me hago un ovillo satisfecha. ¿Qué es lo que he descubierto? ¿Un pecho? Lo cubro con la palma de mi mano y siento su suavidad. Juego con su pináculo hasta que se endurece, y luego tengo la buena fortuna de descubrir otro. Lo hago cobrar vida hasta dejarlo igual que su pareja. Es la almohada de pechos más suave que cabría imaginar. Y tan receptivos, tan llenos, tan moldeables bajo mi tacto. Continúo mi juego, mis pellizcos... Me gustan demasiado como para apartarme de ellos. Otra mano toca suavemente mi pecho. —Son increíbles, ¿verdad? —dice la voz de Nick muy bajito. Aparto las manos al instante, avergonzada. Creía que estaba sola. —Oh, no sabía que estuvieras aquí. Lo siento. —No hay nada que sentir, ________(tn) . Son tuyos y puedes tocarlos cuanto quieras. —Creo percibir la sonrisa en su voz, lo que me recuerda que aún estoy ciega. Unos fuertes brazos me envuelven, acunándome. —Y por supuesto aún sigo aquí. Te dije que cuidaría de ti. Mis pensamientos son confusos y dispersos. —¿He estado soñando? —Me sonrío a mí misma... Ah, sí, unos sueños y fantasías increíbles, como nada que haya experimentado en mi vida. Mi cuerpo reacciona al instante ante el recuerdo, la intensidad de los sentimientos vibrando a través de todo mi ser. —¿Te encuentras bien? —pregunta Nick ansioso, con un matiz de preocupación. —Oh, sí... pero no estoy segura... ¿qué ha pasado, Nick...?, ¿dónde estamos? Y al hacer las preguntas siento de pronto un dolor apagado en mi trasero e instintivamente me prohíbo hacer ninguna más. —Chist, tú solo relájate. Has pasado por demasiadas cosas. —Me acaricia suavemente el pelo. Aún sumida en la neblina, decido que es mi mejor opción. Y mientras me hundo en su firme y perfecto pecho, levanto una mano hacia mis ojos, confirmando la presencia del antifaz de seda. —Sí, aún está ahí, cariño. Te lo quitaré dentro de poco. —Me besa las manos, apartándolas de mi cara. Y me echa un cálido edredón por encima. Puedo oír su voz resonando en su pecho, pero no sus palabras que parecen arrullar y sosegar mis pensamientos como mullidas nubes flotando en un cielo azul. Estoy en un estado de absoluta dicha, satisfecha por estar caliente y segura a su lado. Podría estar leyéndome un cuento, un poema o un artículo del periódico que me daría igual. Soy incapaz de descifrar sus palabras... Escucho los latidos de su corazón con un oído y quizá la lluvia golpeando contra el cristal con el otro y me concentro en esos dos sonidos antes que en lo que Nick está diciendo. Vuelvo a prestar atención a su voz a tiempo de oírle decir: —¿Tienes sed, hambre? Qué idea tan maravillosa. —¿Queda un poco más de chocolate caliente? Parece caldearme de dentro hacia fuera. —Pues claro, haré un poco más. El colchón se mueve cuando desplaza su peso y de pronto tengo una sensación incómoda, como si fuera a caerme. Aferro ansiosa su brazo. —No pasa nada, cariño, no voy a dejarte. Solo quiero traerte la bebida. Trata de no moverte demasiado. —Resulta tan extraño moverse..., como si fuera increíblemente pesada. Oigo ruido de cacharros. Es como si estuviera en una cocina, lo que resulta un poco extraño tratándose de una habitación de hotel. Regresa y coloca mis dedos alrededor de la taza. No tengo suficiente fuerza para sostenerla. —Déjame hacerlo por ti. —Y acerca el líquido caliente a mis labios. —Ahhh, gracias, haces un chocolate magnífico, Nick. Me imagino aquí sentada, con el antifaz que cubre mi vista, en compañía de Nick y tomando tranquilamente un chocolate caliente, después de todo por lo que he pasado. Me digo a mí misma que no hay mejor ciego que el que no quiere ver. Por alguna razón la idea me provoca un súbito ataque de risa. No puedo contener las carcajadas que surgen de mi interior, aliviando en cierto modo toda mi tensión nerviosa. —¿Qué es tan divertido? —Nick me coge la taza antes de que derrame todo. Apenas consigo coger aire. El estómago empieza a dolerme por los espasmos mientras trato de explicarle a Nick qué es lo que me hace tanta gracia. Soy incapaz de pronunciar las palabras debido al nuevo ataque de risa que se desata en mí. Puedo oír cómo también Nick se está riendo, probablemente de mí. Pero no me importa, no me había reído así en años; es doloroso, pero sienta de maravilla. Me lloran los ojos. Trato de contener los espasmos que me acometen para conseguir que llegue un poco de aire a mis pulmones. A este paso voy a orinarme encim a . Me deslizo hasta el borde de la cama y me desplomo directamente contra el suelo, aún paralizada por las convulsiones. Al momento Nick está a mi lado. —¡Oh, Dios mío, ________(sobren) ! ¿Te has hecho daño? —dice precipitadamente. —Baa-aa-ño —balbuceo entre jadeos. Nick me levanta del suelo y me lleva hasta el cuarto de baño en una fracción de segundo. Mi vejiga estalla de alivio y agradecimiento. Aprovecho la oportunidad para relajar los músculos de mi estómago e inhalar el aire que tanto necesito, mientras mi vejiga continúa liberándose. Miro directamente a sus ojos consternados y me pregunto por qué parece tan preocupado. Tardo un instante en darme cuenta de que, efectivamente, estoy viendo una difusa imagen del rostro de Nick. La excitación recorre mi cuerpo. —¡Puedo ver! Aún está todo muy oscuro y te veo muy borroso, pero aquí estás, delante de mí —constato de forma obvia—. Cuándo..., cómo..., ¿ya han pasado cuarenta y ocho horas?
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| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Junio 3rd 2014, 16:12 | |
| Capitulo 26 —Más o menos. El efecto de las gotas debe de haber desaparecido más rápidamente debido a tu ataque de histeria y el antifaz se te ha soltado cuando te caíste de la cama. O sea que sí, recuperarás totalmente la visión en un par de horas aproximadamente. Sus palabras me producen un alivio instantáneo, a la vez que una extraña tristeza por saber que nuestro tiempo juntos está llegando a su fin. Resulta raro, como abrir los ojos en mitad de una cueva en la que no puedo ver nada salvo lo que está directamente delante de mí. Aún sin recobrar del todo la visión para absorber algo más que su borroso rostro, me siento bastante inestable y muy consciente de que estoy sentada en el retrete mirándole mientras me sostiene. Avergonzada por que me vea así, me limpio rápidamente y me levanto para lavarme las manos, profundamente agradecida por mi recién recobrada independencia. Cuando trato de dar un paso hacia el lavabo, mis piernas inmediatamente se paralizan y me desplomo como un saco. ¡Quién me manda hablar de independencia! —Por eso estoy sujetándote, cariño, todavía no estás bien del todo. Nick pasa sus brazos alrededor de mí y me acerca al lavabo. Algo en su cara me hace sonreírle a través del espejo. —Estaré bien, en serio, no tienes por qué preocuparte..., solo necesito un momento. Levanta las manos en un gesto burlón de rendición, lo que interpreto como una señal positiva. Con un supremo esfuerzo, me apoyo sobre el lavabo y me lavo las manos y la cara. Cuando me giro para mirarlo, las piernas me vuelven a fallar, pero esta vez me coge antes de que golpee el suelo. —¿Qué demonios? No lo entiendo... —Ya se acabó. Como puedes ver, en este momento no eres capaz de cuidar de ti. Y eso es exactamente por lo que yo estoy aquí —añade muy serio. Y tras decirlo, me coge en brazos, me saca del cuarto de baño de vuelta al dormitorio y me deposita con cuidado en el centro de una gran cama. Por alguna extraña razón, mi inutilidad me provoca nuevas carcajadas y ni siquiera consigo levantar la cabeza para protestar. Entonces comprendo que no podré confiar en mis piernas durante un tiempo. La mirada en el rostro de Nick me indica que, en cualquier caso, debo quedarme quieta. —¿Qué voy a hacer contigo? —Al menos tiene una pequeña sonrisa. —¿Qué me habéis hecho? ¿No te parece que esa es la pregunta que importa? —le digo, advirtiendo que mi mente empieza a despejarse de la niebla. —Buena puntualización. Supongo que hay mucho que explicar. —Sí, supongo que sí —asiento. —¿Por qué no empiezas contándome lo que recuerdas? Alzo una ceja escéptica. Oh, ya estamos..., sus astutos trucos para hacer que sea yo la que empiece. Y rápidamente añade, como si leyera mis pensamientos: —________(sobren) , cariño, ya sabes que siempre he sido sincero contigo. —Sí, eso es cierto, incluso a veces demasiado sincero. No logro reunir la energía suficiente para discutir con él, así que dejo que mi mente retroceda a los recuerdos del fin de semana. Tomo conciencia de la peculiaridad de mis recuerdos cuando comprendo que son sentimientos los que surgen en lugar de nítidas imágenes. En algunos casos, tengo la percepción de lo que creo que son mis recuerdos, aunque no aparezcan representados de forma visual sino como una extraordinaria oleada de sensaciones que atraviesan mi cuerpo al revivir esos momentos concretos. Es realmente extraño. Sacudo la cabeza... Mi mente aún no está lista para esta clase de sobrecarga. —Recuerdo el miedo, la excitación, la vergüenza, luego un extraordinario dolor y placer tan entremezclados que me es imposible distinguir cuál era más irresistible. Y después está la tensión sexual y la excitación, la energía rodeándome, como si una fuerza vital circulara a través de mis venas. Pero ahora, de alguna forma, todo parece confuso. Imagino que mis mejillas deben de estar sonrojadas mientras suelto esas reflexiones de forma tan caótica. Él me acaricia el pelo comprensivo y sube la colcha para abrigarme. Está siendo muy atento. —¿Qué le pasa a mi cabeza, Nick? No consigo pensar con claridad. —Es el sedante. Lo habrás eliminado de tu sistema en veinticuatro horas. —¿Qué? ¿Me has suministrado un sedante? —Sí, lo justo para permitir que tu cuerpo pudiera recuperarse. Estaba en el primer chocolate que te di antes de venir aquí. Debí recordar lo mucho que te afectan esas cosas, así que supongo que te llevará algo más de tiempo eliminar su efecto. Siento que la cabeza me da vueltas al oír sus palabras, al tiempo que un recuerdo lejano vuelve a invadir mi mente. Una noche que acudí a un bar en Kings Cross con una pandilla de chicas acabé hablando con unos tíos a los que no conocía. Después de una copa, me empecé a sentir rara y mareada, así que mis amigas llamaron a Nick, porque estaban seriamente preocupadas por mí. Al parecer los tíos desaparecieron rápidamente en cuanto comprendieron que nuestros amigos estaban de camino, así que imaginamos que debían de haber echado algo en mi bebida. Estaba totalmente grogui, no podía levantarme y no recordaba nada. Resultaba aterrador lo rápido que una cosa así me había hecho efecto. Al día siguiente, al despertarme en casa de Nick, lo encuentro zarandeándome y dándome codazos mientras murmura entre dientes. Sintiéndome más débil de lo normal, me doy la vuelta aturdida y continúo en mi sopor. Cuando vuelvo a abrir los ojos, Nick me pasa una taza de té y pienso en lo cariñoso que es. Al sacar el brazo de debajo de las sábanas y alargarlo para coger la taza descubro que mis brazos están cubiertos de marcas azules, rojas y verdes. Intento recordar lo que sucedió la noche anterior, pero mi mente está completamente en blanco, lo que no es una buena señal. Dejo con cuidado la taza de té y echo un vistazo por debajo de las sábanas para encontrar mi cuerpo totalmente desnudo, cubierto por las mismas marcas: líneas, flechas, círculos, todas con un código de colores. Suelto un gruñido de incredulidad, sin querer comprobar si el otro lado está igual, pero inmediatamente comprendo que así es cuando advierto una gran sonrisa en el rostro de Nick. —¿Y bien? —Alzo las cejas mirándole y esperando una explicación. Parece un cachorro excitado, saltando sobre la cama para ponerse a mi lado. —Bueno..., ________(tn) ..., estaba tan aburrido mientras permanecías inconsciente durante tanto tiempo..., y, por otro lado, no quería dejarte sola. Necesitaba asegurarme de que estabas bien. Así que decidí no perder el tiempo y hacer un estudio. Mis ojos se clavan en los suyos mientras continúa. —Y, bueno, como puedes ver, ha valido la pena. Aparta las mantas de la cama. Me quedo tendida junto a él contemplando lo que parece un feo mapa de carreteras. —Quiero decir que me ha servido para hacer un buen repaso de anatomía. Me he olvidado de un par de cosas pero he conseguido delinear los músculos, los órganos, las arterias... —Me mira a la cara y continúa precipitadamente mientras desplaza mi cuerpo para ilustrar sus palabras—. Me da rabia haber fallado con tu apéndice por unos centímetros pero, por lo demás, todo ha quedado bastante exacto. El sistema nervioso está igual, el plexo braquial, el plexo lumbar, las principales arterias del sistema circulatorio, los órganos del sistema digestivo, aunque creo que me he desviado un poco con el duodeno, lo que resulta muy molesto. Los principales componentes del sistema linfático..., todo está bien. El aparato reproductor femenino ha sido muy divertido de dibujar. Obviamente he tenido cuidado en no marcar la vagina, los labios menores y el clítoris, pero he conseguido destacar los labios mayores y el ano, por ejemplo... —Su mano revolotea elegante y deliberadamente sobre cada una de esas partes mientras habla—. Lo que no pareció importarte demasiado hasta que llegué a... —Está bien, está bien. Ya lo he pillado —interrumpo, tratando de apartarlo de mí—. Espero que todo esto se borre. Empieza a besarme en las partes a las que se estaba refiriendo. —Y luego está mi favorita, un lugar muy íntimo que no todo el mundo conoce... Mi cuerpo parece de plomo en comparación con sus besos ligeros y eróticos, tan suaves y, a la vez, tan persistentes, que me devuelven a la vida. No puedo resistirlo. Mi enfado se disipa en el acto mientras mi estudiante de medicina y anatomía se transforma en mi amante y me estudia. Le permito que juegue con mi cuerpo como si fuera un maestro titiritero. Su mágico contacto transfor ma mi armazón de madera en un ser sexualmente despierto. Como siempre sucede entre nosotros. Regreso al presente dándome cuenta de que nada absolutamente ha cambiado entre los dos desde aquellos días hasta ahora, a juzgar por el estado en que me encuentro en este preciso instante y su deseo de utilizar mi cuerpo para sus estudios. Sin embargo, lo primero es lo primero. —¿Durante cuánto tiempo voy a sentirme así? Tengo mi próxima conferencia en... ¿Qué hora es? —Miro ansiosa alrededor de la nebulosa habitación buscando un reloj, pero advierto que estamos prácticamente en una absoluta oscuridad, o al menos yo lo estoy gracias a mi visión aún incompleta. Ni siquiera sé si es de día o de noche. —No pasa nada. Solo son las ocho de la tarde. —Oh, Dios, Nick, ¿cómo has podido? No lo entiendes. Ni siquiera puedo levantarme y debo hacer una presentación ante el Comité de la Asociación Médica Australiana en doce horas. No consigo pensar con claridad. ¿Es que no comprendes lo importante que esto es para mí, para mi investigación? Son mis principales detractores, ¿y tú vas y me pones en semejante estado? ¿Cómo has podido? Se supone que eres un médico responsable, ¡por amor de Dios!— ________(sobren) , por favor, cálmate. No tienes de qué preocuparte. Le interrumpo con vehemencia. —Para ti es fácil decirlo, doctor Jonas. Tu carrera no depende de ello; está claro que no necesitas más fondos para tu trabajo ya que pareces arreglártelas bastante bien por tu cuenta. —Agito una mano alrededor para indicar la suite, pero mi falta de control muscular hace que el gesto parezca ridículo. Continúo, sin inmutarme por mi absoluta falta de coordinación—. Tú no eres el que tiene que enfrentarse a la Asociación y someterse a la crítica de profesionales altamente cualificados, la mayoría de los cuales preferirían desacreditar mi trabajo antes que respaldarlo. ¡Ni siquiera imaginas lo que se siente, porque todos piensan que eres el mesías de la medicina! — Tiemblo de emoción mientras intento acercarme al borde de la cama. Necesito un poco de agua, café, cualquier cosa que me ayude a espabilarme rápidamente. Me tambaleo con la pesadez de un león marino que ha encallado en la arena y trata inútilmente de atrapar a un veloz pingüino. —¿Vas a quedarte quieta para que no tenga que volver a atarte? Acabarás por hacerte daño. Estoy otra vez peligrosamente cerca del borde de la cama, pero sigo decidida a no dejar que me ponga en una posición que arriesgue el futuro de mi carrera. Tiene que entenderlo. Se acerca al borde de la cama, no sé si para prevenir que caiga de nuevo o para impedir que salga, ya no estoy segura de nada. Continúo con mis lentos movimientos de león marino hasta el otro lado. —Por cierto, ¿dónde está mi ropa? Espero que aún siga en el vestidor. —¿Quieres parar un momento? ¡Por favor! —Su voz suena tan desesperada como la sensación que me invade a causa de mis torpes movimientos. —No, Nick, no puedo. Resignada al hecho de que no piensa ayudarme, consigo finalmente llegar a mi destino y, ayudándome con las dos manos, trato de sacar mi pierna, convertida en tronco, fuera de la cama. —Ahhh. ¡Por qué insistes cuando sabes que no lo vas a conseguir! Me agarra por el tobillo antes de que alcance el suelo y rápidamente lo engancha a la argolla de mi muñeca. Solo entonces me doy cuenta de que aún llevo las correas de cuero en cada una de mis extremidades. ¡Vaya suerte la mía! Hace la misma operación con mi lado izquierdo, encadenando mi muñeca y el tobillo juntos y arrastra mi cuerpo hasta el centro de la cama, haciendo que me sea imposible moverme y mucho menos andar. Me rodea de almohadas y me deja medio incorporada, lo que resulta ser mi único y leve consuelo, porque estar tumbada en esa posición me habría dejado cuando menos en un precario equilibrio. Menos mal que practico yoga. —Maldito seas. No puedes mantenerme aquí cautiva, no soy tu maldito juguete. ¿Por qué llevo aún estas ataduras? —le espeto. —Son geniales, ¿verdad? Ahorran tanto tiempo y energía... Si tan solo hubiera podido tenerlas en la universidad, imagínate lo bien que lo habríamos podido pasar... —y guarda silencio mientras su mente se distrae con otras cosas. —¡NICK! Ahora no tengo tiempo para viajar a tu álbum de recuerdos. —Noto la garganta irritada de tanto gritar. —Oh, sí —dice, volviendo a acercarse a mí—. Y ahora, ¿puedes calmarte un momento y dejar que te explique? —Supongo que es una orden y no una pregunta — replico con acidez—. ¡Como si tuviera elección! —No, no la tienes. —A pesar de que suena molesto, cuando se acomoda a mi lado creo percibir que está muy satisfecho de sí mismo. Pongo los ojos en blanco y confío en que su explicación sea rápida. —Para empezar deja que te diga que no vas a ir a ninguna parte. —Hace un gesto con la mano para indicarme que no me moleste en protestar. Le ignoro. —Tengo que hacerlo, Nick. No lo entiendes, ¿verdad? Empiezo a sentirme desesperada y trato de explicarle la importancia de esa reunión y lo mucho que significa para mí. Totalmente exasperada, lucho inútilmente con mis ataduras y, acalorada, rompo a sudar. —Nick, estamos hablando de mi carrera, aquella por la que tanto he trabajado y estudiado. Tú, mejor que nadie, deberías entenderlo... Pone sus largas piernas a ambos lados de mi cuerpo atrapándome, mientras su mano me tapa la boca. —Permíteme que sea perfectamente claro. No vas a abandonar esta habitación hasta que yo lo autorice desde el punto de vista médico o como sea. Esta vez sus manos se ciernen sobre mi boca antes de q u e suelte algún improperio. ¿Acaso resulto tan predecible? Supongo que de debo serlo... La habitación empieza a dar vueltas... De repente todo parece muy extraño..., pierde nitidez..., da vueltas..., me siento muy confusa...
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| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Junio 3rd 2014, 16:58 | |
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| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Junio 7th 2014, 16:37 | |
| capitulo 27 Lo siguiente que sé es que hay una luz brillante enfocando a mi ojo y alguien me está tomando el pulso y la presión sanguínea. Intento levantar la cabeza. No puedo. —¿Ha encontrado ya una vena? ¡Necesitamos ponerle la intravenosa ya! —Aún no, sus venas parecen haberse evaporado —dice una voz de mujer. —A ver, déjeme a mí. Siento un pinchazo en el dorso de la mano. —Hecho. Ponga un esparadrapo. Cariño, ¿puedes oírme? Mírame, soy Nick. —¿Qué... qué ha pasado? ¿Qué es todo esto? —Echo un vistazo alrededor y descubro un gotero, un equipo de monitorización y una enfermera. —Oh, gracias a Dios. Tienes que tomártelo con calma. ¿Me oyes? ¿Lo entiendes? —No... No creo que lo entienda, Nick. No... entiendo... nada en absoluto. —Pues claro que no, cariño, porque no me dejaste explicártelo. —¿Acaso es culpa mía? —digo confusa. —No, no quería decir eso. Dios, qué susto me has dado. Te has desmayado. Y al parecer me vuelve a suceder porque cuando abro de nuevo los ojos la habitación está extrañamente luminosa, lo que me recuerda nuestra conversación antes de que todo este tinglado médico interfiriera. —¿Es de día? ¡Nick! Me he perdido... —No hay nada que perder. —Intenta serenar su voz—. No hay ninguna presentación en la Asociación Médica Australiana. La luz disminuye. —¿La has cancelado en mi nombre? ¿Mi única oportunidad de presentarme? —pregunto incrédula. —No, cariño, por favor, estate quieta. Trata de calmarte. Estás exhausta. Dios, temo que te he presionado demasiado fuerte..., demasiado lejos. —Hace una pausa—. Nunca hubo una presentación para la Asociación. Lo organicé todo para asegurarme de que pudiéramos pasar juntos el tiempo suficiente. —¿Qué? ¿No hay reunión? —Ya no tienes más conferencias durante el resto de la semana. La única que tenías que dar fue la del pasado viernes. —¿Qué?... ¿Cómo?... No entiendo... —Estoy tan cansada que apenas puedo comprender sus palabras. —Son demasiadas cosas para que trates de entenderlas ahora mismo. No tienes nada de que preocuparte salvo descansar, que es lo único que necesitas. —¿No más conferencias?... Todas canceladas... ¿Acaso fue tan mal la primera?... Dijiste que había estado muy bien. —Sorprendentemente la inseguridad se apodera de mí. Me siento realmente débil. —Fue genial, tú ya lo sabes. Ahora cierra los ojos y descansa. —Posa su mano en mi mejilla a la vez que hace un gesto de asentimiento hacia alguien detrás de mí. —No, no puedo descansar, Nick. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy así? Estaré mejor... dentro de poco... para presentar, ya sabes..., será posible... y... ¿por qué tengo puesto un gotero? La realidad se desvanece. * * * Cuando me despierto de nuevo noto que los ojos están adaptándose a su recuperada visión, lo que me hace sonreír. Por un instante me pregunto dónde estoy y mi mente, todavía aturdida, tarda un momento en advertir que Nick me está mirando fijamente con cara de ansiedad desde un sillón en un rincón de la habitación. En pocos segundos, está a mi lado. —Solo quiero comprobar tus constantes —dice antes de que tenga ocasión de pronunciar palabra—. ¿Cómo te sientes? —La luz penetra en mi pupila. Trato inútilmente de mover la cabeza a otro lado. —Confusa, pero mejor que antes, creo. —Observo que la vía aún sigue en mi mano—. ¿Es necesario? —pregunto con voz ronca. —Te lo diré en la próxima hora. Primero hay un par de cosas más que necesitamos comprobar. —Me pasa el tensiómetro alrededor del brazo y se concentra en tomarme la presión sanguínea; al sentir cómo me comprime hago una mueca de dolor. —¿Así que hoy no hay conferencia? —¡No! Puedo leer la ansiedad en su rostro mientras continúa con su chequeo médico. Presiento que ahora no es un buen momento para preguntarle por qué demonios no se va a celebrar. Siempre fue imposible conseguir que Nick se distrajera cuando estaba haciendo su trabajo, de modo que no me molesto en hacerlo. Tiene el ceño fruncido mientras examina decidido mi cuerpo. Levanta las sábanas y por primera vez observo un tubo saliendo de entre mis piernas. —Oh, Dios, por favor, no —le grito incrédula. —¿Qué? Oh, es solo un catéter —dice despreocupadamente volviendo a cubrir mis piernas con la sábana para protegerme de la visión—. Te lo retiraré en cuanto te quite el gotero —explica. De pronto deseo que el gotero me devuelva al estado de inconsciencia en el que estaba. —Bien. Aún no estás perfecta pero no vas mal —dice más para sí mismo que para mí—. ¿Tienes sed? —Mmm. —Asiento al notar lo seca que tengo la boca. —¡Enfermera! ¿Enfermera? ¿Es que aún podría resultar más embarazoso? Me incorpora muy despacio en la cama y me acerca el vaso de agua a los labios con cuidado, como si temiera que fuera a romperme. Le aseguro que no lo haré..., quiero decir, lo de romperme. —Si no te importa prefiero ser yo quien lo juzgue. Genial, aún sigue en modo doctor. Decido que es mejor no discutir con él, porque además no tengo energía para pelearme, y dejo escapar un largo suspiro. —No me gustan todos estos tubos, Nick. Ya sabes que no puedo soportar nada que me recuerde a un hospital. —Lo sé, cariño, solo aguanta un poco más. Necesito estar seguro de que recibes suficiente líquido y solo nos queda un último análisis que hacer, como medida preventiva. No quiero arriesgarme a correr ningún riesgo cuando se trata de ti. Mi cabeza da vueltas al oír sus palabras. —¿Análisis? ¿Riesgo? ¿De desmayarme? —Me pregunto si sueno tan confusa como me siento. —Nada por lo que tengas que preocuparte. Te cuidaré todo lo que haga falta, lo prometo. —Nick, no solo me estás asustando sino que me tratas como si fuera una niña. ¿De qué estás hablando? Baja la frente hasta apoyarla en la mía y me besa suavemente los labios. —Has estado increíble, perfecta. Los resultados de nuestro experimento, tu conexión neuronal, bueno, digamos solamente que nos has abierto una nueva vía de investigación en relación con el sistema límbico. — Desliza lentamente los dedos entre mis pechos, trazando delicados círculos alrededor de mi ombligo y continuando hacia abajo. Después introduce suavemente su mano entre mis piernas, sin tocar el tubo, y masajea ligera y mágicamente mis partes secretas. Su contacto, sus palabras, provocan un profundo zumbido en mi interior. El placer se intensifica a medida que se acerca a su objetivo desatando implacables olas. Mi mente lucha para seguir en el presente mientras divago arrastrada por los deliciosos estremecimientos que recorren mi cuerpo. Es como si él tuviera un mando por control remoto para mi clítoris. No puedo entender por qué reacciono tan instantáneamente a su contacto. Me olvido completamente de preguntarle qué está pasando. El gotero, el catéter, la enfermera..., todo lo que me rodea y a lo que no consigo encontrar sentido. Vuelvo a la realidad cuando retira sus manos y entrega a la enfermera una pequeña muestra de algo que ella rápidamente saca de la habitación. Súbitamente siento ganas de renunciar a todo. Ya no quiero seguir luchando; que Nick haga conmigo lo que quiera. El alivio de mi rendición resulta abrumador. Trato de apartar la vista ante la intensidad de su mirada y finalmente cierro los ojos cuando siento que unas gruesas y húmedas lágrimas se deslizan por mis mejillas. —Estás muy sensible. ________(tn) , lo siento. Has pasado por demasiado. Demasiado en varios sentidos. Y ahora te está pasando factura. Prometo que te lo explicaré todo detenidamente. Solo necesitas descansar durante un tiempo. Deja que cuide de ti. No consigo decir nada. Cuando cierro los ojos, abrazando de nuevo la oscuridad contra la que he luchado hace apenas unas horas, las lágrimas vuelven a deslizarse silenciosas, caprichosas. Siento los ojos de Nick tratando de buscar una explicación, intentando descubrir la vulnerabilidad que yace bajo la superficie de mi cuerpo y mi mente. No tengo adonde ir, ni más capas tras las que esconderme y sé que ya no quiero esconderme más de él, nunca. Me encanta la idea de que intime con mis lugares secretos, especialmente ahora que están tan crudamente expuestos. Quiero estar disponible para que me explore, experimente como desee y cuanto desee. Nunca me he sentido más poderosa y, al mismo tiempo, tan necesitada del poder que ejerce sobre mí. Me siento sorprendentemente orgullosa de que, por la razón que sea, me haya elegido para llevarme en este viaje mientras estoy aquí desnuda, totalmente descubierta, junto a él. Nick pasa sus brazos alrededor de mis hombros, evitando tocar el gotero de mi mano, y me acuna, estrechándome contra su pecho. No quiero estar en ninguna otra parte más que en sus brazos. Mientras rodea mi cuerpo me siento como una niña pequeña totalmente dependiente. Estoy paralizada, incapaz de hacer nada. Mis lágrimas continúan cayendo. Las retira cariñoso de mi rostro, besando lenta y suavemente mis pestañas hasta que las lágrimas remiten. Es ahora cuando realmente me siento exhausta, mucho más que tras un largo parto. Nunca imaginé que ver sus ojos, su rostro, me resultaría tan emotivo. Dijo que iba a abrirme como los pétalos de una floreciente rosa y asegurarse de que experimentara mucho más de lo que nunca había sentido, y lo ha conseguido. Ha visto partes de mí —tanto físicas como emocionales— que puede que yo nunca haya visto ni explorado. Ya no queda nada, ningún deseo de actuar contra él, ninguna necesidad de entenderle más allá, ninguna necesidad de temerle. Ahora sé y comprendo que, aunque me ha hecho traspasar todas las barreras que me había creado a mí misma, me cuidará de corazón mientras esté a su cargo. Siempre lo ha hecho y siempre lo hará. Me entrego completamente a él. Porque, por alguna razón, en el fondo de mi psique sé que todo lo que ha pasado y todo lo que pasará escapa fuera de mi control y, por extraño que parezca, siento una poderosa sensación de libertad al comprenderlo, justo como él me dijo que sentiría. Soy incapaz de decir cuántas veces me adormecí y volví a despertar ni por cuánto tiempo. Recuerdo vagamente a Jerem y entrando y saliendo, haciendo una comprobación tras otra. No recuerdo cuándo me quitaron el gotero y el catéter, lo que es una suerte. No tengo ni idea de si es de día o de noche y, en consecuencia, he perdido la noción del tiempo. Aún sigo sintiéndome increíblemente fatigada, pero, cada vez que recupero la consciencia, mi cabeza parece estar más despejada, lo que resulta un gran alivio. * * * Abro los ojos y le sonrío al verle tumbado a mi lado. —Estás despierta, bienvenida. —Me sonríe—. Necesito darte la vuelta, cariño, y ocuparme de tu hermoso trasero. —Enciende una pequeña lámpara en la, por lo demás, oscura habitación. —Oh, no, otra vez en modo doctor no, por favor — gruño en protesta. —Quédate quieta. Esto quizá te duela un poco, pero se curará muy pronto. —¿Acaso tengo elección? —digo, alzando las cejas. —Ninguna. Estoy encantado de que por fin lo hayas comprendido. La sensación no es tan dolorosa como tierna y no puedo evitar pensar que ha exagerado un poco. Mientras estoy tumbada dejando que cuide de mi trasero, escucho los gruñidos de mi estómago por debajo de mí. Entonces, caigo en la cuenta de que estoy absolutamente hambrienta, lo que parece un buen síntoma. —No te muevas. Solo necesito hacer un último análisis de sangre y entonces podrás comer. —¿Un último? ¿Cuántos has hecho? —Este va a ser el cuarto. Alarga el brazo hacia el carrito con el instrumental médico y lo prepara todo antes de anudar el compresor a la parte alta de mi brazo e inspeccionar las venas con los dedos. Apenas siento el ligero pinchazo en mi vena, pero de todas formas aparto la vista mientras él sigue hablando. —¿Sabes, ________(sobren) , que tienes una sangre muy especial? Biológicamente el tipo __ __(iniciales) es el más complejo de todos los grupos sanguíneos. Tiene menos de mil años de antigüedad y su evolución continúa siendo un misterio. Solo alrededor de un tres por ciento de la población mundial tiene el grupo __ __(iniciales), lo que te hace increíblemente única, pero, por supuesto, yo siempre he sabido que lo eras. Y te he valorado aún más por ello —añade haciéndome un guiño antes de continuar—. Hace poco asistí a una conferencia sobre sus específicas características, un hecho que tiene intrigados tanto a médicos como a científicos, dada su compleja y desconcertante naturaleza. Es todo un enigma. Parece perdido en sus pensamientos. —Hmm, qué suerte tengo, un enigma y además un nombre que coincide con mi tipo de sangre, qué casualidad. Afortunadamente me quita la aguja antes de que empiece a agobiarme, su monólogo sobre mi tipo de sangre me proporciona la distracción justa para que no piense en lo que está haciendo. Coloca rápidamente un algodón con alcohol en el punto donde me ha pinchado y me dobla el brazo para que haga presión sobre él. Sacudo la cabeza derrotada. —¿Así que ahora estás embotellando mi sangre debido a su «singularidad»? —pregunto mirando todos los tubos que ha rellenado. No me extraña que me sintiera tan débil. La enfermera coge los viales y sale de la habitación. —Una parte de la investigación que estamos llevando a cabo Ed y yo implica la «novedad» del tipo de sangre __ __(iniciales) en la raza humana y sus particulares características; por el momento hemos desarrollado algunas hipótesis interesantes. Tu participación en el experimento nos ha permitido confirmar que la sangre __ __(iniciales) tiene fascinantes resultados cuando la mujer es anglosajona, como reflejo de las sociedades en las que la depresión es endémica; resultados que son aún más acusados cuando la mujer ha completado el círculo de maternidad y está en fase premenopáusica, como es tu caso. Esa es la razón por la que necesitamos monitorizar tus niveles hormonales y relacionarlos con los fluidos segregados por tus orgasmos. Justo cuando pienso que es imposible sentirse más asombrada ante tal torrente de información, vuelve a sorprenderme. ¿Se trata de ciencia ficción o de realidad?
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| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Junio 8th 2014, 11:46 | |
| que demonios todo esta muy raro que espera nick siguela | |
| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Junio 9th 2014, 09:59 | |
| Capitulo 28 —¿Y eso es lo que acabas de darle a la enfermera? —Exactamente. Nuestros resultados del fin de semana han sido mucho más concluyentes de lo que esperábamos, así que estamos un paso más cerca de obtener la fórmula a la que aspiramos. Hemos estado analizando la liberación de hormonas en tu corriente sanguínea, estableciendo una correlación con las secreciones de tu glándula prostática durante el orgasmo. Todo ello ha confirmado que la producción de serotonina inducida naturalmente estimula tu sistema nervioso, mucho más aún de lo que habíamos anticipado. Ahora que vamos a continuar monitorizando tus niveles hormonales y tu actividad sexual cada vez que suceda, podremos comprobar y ultimar la fórmula que se nos había estado resistiendo hasta este momento. Dada mi implicación directa en el descubrimiento, la revelación me resulta intrigante y, de alguna forma, perturbadora. ¡Nadie es capaz de llevar una investigación médica tan al límite como Nick! Hace una pausa para que pueda absorber sus palabras, y súbitamente la luz se hace en mi mente. —Te he proporcionado tu gran deseo, Nick. Soy oficialmente tu cobaya humana. —No sé por qué me sorprendo después de todos estos años, aunque mirándolo en retrospectiva resulte tan obvio. —Cariño, sabes que eres mucho más que eso. —Desde que nos conocimos he sido tu cobaya, tu paciente en prácticas..., análisis de sangre, inyecciones, vendajes y escayolas. ¿Qué ha cambiado? Nada. Aún sigues haciéndolo, excepto que ya somos mayores, tenemos más responsabilidades y tú ahora tienes claramente más dinero, poder y acceso a recursos del que nunca tuvimos en la universidad. Todo eso te permite subir las apuestas sobre los riesgos que estás dispuesto a asumir y, Dios me ayude, yo también, al haber considerado unirme a tu proyecto. ¡Soy madre, por amor de Dios! Es extraño que todo esto no se me haya ocurrido hasta ahora. —Oh, vamos, ________(tn) , reconoce que te encanta, siempre te ha gustado. —Se acurruca a mi lado con ojos de cachorro desamparado y me besa. Trato de apartarlo sin mover demasiado el brazo, no vaya a ser que mi sangre acabe manchando las sábanas blancas. —Y además, ¿desde cuándo la maternidad te ha dado permiso para renegar de tu sexualidad? Nick y sus preguntas trampa: ¿cómo demonios respondo ahora a eso? Intento discurrir una réplica perspicaz mientras mi estómago ruge estrepitosamente. La excusa perfecta para cambiar de tema. —Creo que sería capaz de comerme una hamburguesa con todos los extras y una buena ración de patatas fritas. ¿Podrías hacer alguno de tus trucos de magia y conseguírmela? —Estoy seguro de que podría hacerse, pero tenemos una deliciosa sopa de verduras que ya está casi lista. —No, no lo entiendes. Necesito desesperadamente comer grasas saturadas, en serio. Empieza a recoger sus instrumentos médicos. —En todo caso, es buena señal que hayas recuperado tu apetito. Ya iba siendo hora. —Nick, no es justo, después de todo por lo que me has hecho pasar. Mis ojos buscan desesperadamente un teléfono, pero como no veo ninguno trato de deslizarme hasta el borde de la cama. Me coge de los tobillos devolviéndome a mi sitio. —De ninguna manera, __ __(iniciales), tienes que quedarte aquí. Lo digo en serio; no quiero que salgas de la cama. Si intentas moverte te juro que te ataré. Advierto que aún llevo las correas en las muñecas y los tobillos; por lo que el riesgo de que lleve a cabo su amenaza, como ya hizo anteriormente, es bastante probable. —¿Vas a decirme que tienes algún derecho legal para atarme a la cama? La mirada de su rostro me recuerda a una de esas películas de psicópatas donde el desequilibrado psiquiatra puede encerrar a pacientes inocentes supuestamente para su propio beneficio. Dios, no puede ser cierto, ¿verdad? ¿Realmente damos a los médicos semejante poder? Me sonríe para dejar claro que está bromeando, al menos en este momento. —Está bien, está bien, me quedaré quieta, pero ¿cuándo vas a quitarme esto? —Después de que te hayas tomado la sopa. —¡No soy ninguna niña, Nick! —Te aseguro que soy muy consciente de eso, ________(tn) . Tu cuerpo necesita nutrirse bien para poder recuperarse por completo. Me tomo obedientemente toda la sopa hasta que no queda ni una gota. —¿Y bien? —pregunto, cuando he terminado. —Veré lo que puedo hacer. * * * Contenta, saciada y más despejada de lo que he estado desde que llegué el viernes por la tarde, apoyo la cabeza contra el pecho de Nick. También él parece más tranquilo, más cómodo de lo que ha estado hasta ahora. Automáticamente me acaricia el pelo y la cara. Siempre ha sido una persona muy táctil, una cualidad que me gusta mucho de él. —Es un alivio no haber tenido que presentarme ante la Asociación. No creo que hubiera podido hacerlo. —Hmm, debo admitir que tienes mucho que agradecerme —dice bromeando—. En serio, ________(tn) , me has tenido muy preocupado. Vas a necesitar algunos días más para recuperarte, así que no irás a ninguna parte hasta finales de semana. —Sabes que no puedo quedarme, por mucho que disfrutes teniéndome prisionera. Tengo otros compromisos al margen de tus planes. —Cariño, esta semana no tienes ninguna obligación más que dejar que yo te cuide. Y ya sabes que me tomo mi trabajo muy en serio. Alzo la barbilla para mirarle a los ojos y tratar de descifrar sus palabras y cuánto de verdad hay en ellas. —No estás bromeando. —En absoluto. Hasta que te meta de vuelta en el vuelo a Hobart eres única y exclusivamente responsabilidad mía. —¡Pero no puedes hacerlo! Y qué pasa con mis conferencias. Lo de la AMA ha estado bien, pero las otras... —Puedo y lo he hecho. Eres mía durante toda la semana y punto. Te prometo que de ningún modo afectará a tu trabajo. Además ahora una parte de tu trabajo me pertenece. —Parece muy satisfecho consigo mismo cuando añade—: Todo este asunto ha sido cuidadosamente orquestado a muchos niveles, gracias a haber podido contar con fondos ilimitados. ¿Entiendes lo que estoy tratando de decirte? Nuestra cita del viernes por la noche no sucedió por casualidad, ________(tn) . Todo el plan estaba meticulosamente trazado desde hace meses. Nosotros fuimos quienes proporcionamos los fondos para la excursión de tus hijos a conocer al tigre de Tasmania cuando el viaje estuvo a punto de cancelarse, y también quienes subvencionamos tus recientes investigaciones y la supuesta serie de conferencias de esta semana. Solo ahora empiezo a comprender que todo este fin de semana escondía muchas más cosas de lo que podría parecer a simple vista. Soy un simple peón en el gran juego de la vida de Nick. —Pero ¿por qué? —Mi mundo ya no está completo si tú no estás en él. Sus palabras se clavan en mi corazón como la flecha de Cupido, dejándome boquiabierta. —Trae el brazo, creo que ya puedo quitarte las correas. Han cumplido su misión. —Coge una especie de barra magnética de la mesilla y la desliza cuidadosamente a lo largo de la costura de las correas de cuero, soltándolas. No me extraña que no consiguiera quitármelas. Debo de tener una expresión perpleja porque empieza a darme explicaciones—. Están cerradas magnéticamente, se necesita este instrumento para soltarlas, aunque también han servido para tener tu pulso monitorizado todo el tiempo. Ahora sí que tiene un gesto engreído. —¿Invento tuyo? —Me temo que no, pero, como bien sabes, trabajo con gente muy inteligente. ¿Qué oportunidad hubiera podido tener? Curiosamente, su ausencia de mis muñecas y tobillos me hace sentir desconectada, como si me faltara algo importante. —Me alegra que empieces a encontrarte mejor, pero es importante que te quedes en la cama y descanses. Ya tendremos tiempo de discutir todo esto más adelante. Aunque sus palabras suenan amables, siento que son inflexibles y no admiten la menor negociación. Se asegura de que estoy bien remetida bajo las sábanas, me da un beso en la frente y sale de la habitación que, una vez más, está a oscuras, cerrando la puerta tras él. En pocos minutos me quedo dormida. Séptima parte Nuestros ojos velados impiden que podamos ver las cosas que tenemos delante, hasta que llega la hora en que la mente alcanza su madurez, solo entonces las contemplamos, y el momento en que las percibimos deja de ser un sueño. RALPH WALDO EMERSON Cuando vuelvo a abrir los ojos, Nick no está en la habitación, pero para mi alivio la puerta del dormitorio está abierta. Como mis ropas no parecen estar por ningún lado, tiro de la sábana y me envuelvo con ella. La luz que entra por la puerta me ciega momentáneamente y me tomo unos instantes para permitir que mis ojos se adapten a la claridad de la que han estado privados durante tanto tiempo. Al encaminarme hacia el pasillo una súbita sensación de incomodidad se apodera de mí, como si estuviera cruzando el umbral hacia otro mundo. Entonces caigo en la cuenta de que esta habitación no es el segundo dormitorio de la suite del ático. Por alguna razón, había imaginado que habíamos vuelto al Hotel Intercontinental y que Nick había tenido la consideración de montar una habitación de hospital en un sitio diferente de la suite. Sorprendida por esta circunstancia, me ciño instintivamente las sábanas alrededor del cuerpo y avanzo con paso indeciso para adentrarme en un nuevo mundo. —Ah, estás levantada. Acabo de hacer un poco de té verde. Me mira de arriba abajo y deja rápidamente las tazas en la mesa. Mi expresión de asombro no desaparece ni siquiera cuando saca de su bolsillo unas gafas de sol y me las pone, apoyándolas sobre mis orejas, presumiblemente para amortiguar la intensidad de la luz que reciben mis ojos. Le miro boquiabierta, completamente muda, mientras penetro en el amplio espacio arrastrando la sábana, como si fuera una gran cola, detrás de mí. Los colores nublan mi visión, aturdida ante el azul intenso de un cielo sin nubes, el verdor de un enorme y exuberante bosque y la más absoluta ausencia de civilización. Las escarpadas laderas de las montañas ofrecen un impresionante telón de fondo a las cristalinas aguas que centellean bajo el brillo de la arena blanca. Parpadeo con fuerza y tardo unos segundos en absorber el paisaje y continuar con mi silenciosa exploración, incapaz de pronunciar palabra. Mis ojos se pasean por una gran terraza hasta posarse sobre una bañera termal empotrada a nivel del suelo que parece fundirse con el horizonte. Una cocina inmensa se abre a un comedor más o menos convencional y a un salón decorado con una chimenea ultramoderna suspendida en mitad de la habitación y rodeada por el sofá más grande que haya visto jamás. Mis vacilantes piernas serpentean lentamente arrastrando la sábana que cubre mi cuerpo por los diferentes niveles de la habitación, mientras trato de absorber este vasto y remoto entorno. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Todo parece tener forma redonda o circular, lo que resulta insólito para mis ojos. Nick permanece inmóvil y me deja que continúe con mi escrutinio. Doy unos pasos hasta llegar a un pasillo y abro unas puertas dobles de lo que, sin duda, debe de ser el dormitorio principal. La habitación es redonda, rodeada de ventanales, y está construida bajo la bóveda que forman los árboles del bosque. Una lujosa y sofisticada cabaña en un árbol. En el centro de la habitación hay una cama enorme, también circular, con almohadas redondas en los bordes, obviamente hechas a medida y tapizadas con los más delicados hilos de oro. La decoración y los colores de la habitación se funden en perfecta armonía con el entorno, a excepción del llamativo contraste de un enorme ramo de florecientes rosas rojas, donde solo algunas están totalmente abiertas. Justo lo que Nick prometió cuando nos reencontramos. Su belleza me corta la respiración. Siento las lágrimas agolparse en mis ojos a medida que las emociones inundan mi corazón por la enormidad de todo lo que he experimentado con él desde entonces. Para ser sincera, nunca en mi vida me he sentido así. Recorro silenciosamente la habitación, examinando la vista desde cada ángulo. Una vez más, trato de buscar algún signo de presencia humana. Nada. Solo nosotros y la naturaleza. A pesar de que la belleza de lo que me rodea es prácticamente sobrecogedora, no puedo evitar preguntarme en qué lugar de Google Earth estamos. Me desconcierta que todo esto se deba a un asunto de trabajo. Tomo asiento al borde de un increíblemente suave y mullido sofá color arena, abrumada por este entorno totalmente nuevo. Nick entra en la habitación con una sonrisa en la cara y se acerca a mí, abrazándome por detrás. —Lo ves, ya te dije que eras mía durante toda la semana. Me lleva unos segundos conseguir pronunciar las palabras en alto. —Nick, ¿dónde estamos? —En Avalon —contesta con suavidad—. Un lugar donde nadie nos molestará y donde podré cuidar de ti completamente. —Pero ¿dónde está Avalon? —Lamentablemente eso no puedo decírtelo, pero, como puedes ver, es imposible ir a ninguna parte hasta que decida que estás totalmente repuesta. No sé qué decir ni qué pensar. Comparado con esto el momento en el que me quitó el teléfono y me dejó totalmente desconectada parece una gota de agua en el océano. Nick sugiere que ahora que me encuentro mejor deberíamos trasladarnos a esta habitación y sale para organizar el traslado. Totalmente perpleja, me dejo caer en mitad de la cama redonda, abrumada una vez más por la sensación de irrealidad sobre la que acabo de aterrizar. Cuando regresa, tiene el torso desnudo y una toalla alrededor de las caderas. Una señal muy alentadora, pienso, mientras me sonríe y envuelve mi cara con su mano. Un solo vistazo a su musculoso torso y ya estoy rezando para que no sea un sueño. —¿Por qué no cambias la sábana por esta toalla y te unes a mí en un baño caliente? Me tiende una toalla y me envuelvo con ella pasándola por debajo de los brazos. Me coge la mano, me lleva a través del enorme salón y salimos por las grandes puertas de cristal a la terraza. El lugar es increíble. Estoy tan impresionada que no h a g o otra cosa que mirar hipnotizada el magnífico panorama. Nick me quita la toalla y se desprende de la suya, nuestros cuerpos desnudos descendiendo juntos en el agua. Está maravillosamente cálida, pero aun así puedo sentir un leve escozor en mi trasero cuando entra en contacto con el agua. Hago un gesto de dolor que él no deja de advertir. —¿Te duele? Me siento fatal por que aún sigas dolorida. Puedo darte algo para aliviarlo. —No, no hace falta. Estoy bien, de verdad, no necesito más drogas.
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| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Junio 9th 2014, 11:21 | |
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| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Junio 12th 2014, 09:17 | |
| lo siento muchisimo me equivoque Capitulo 29 Me sumerjo completamente en el agua. —Solo estoy un poco conmocionada porque aún no he terminado de digerir todo lo que ha ocurrido. —Y el recuerdo regresa en toda su intensidad, incendiando todo mi cuerpo y mi vientre..., lo que resulta muy extraño. Respiro hondo y cierro los ojos cuando esos pensamientos y emociones vuelven a mi mente en una vertiginosa e imparable avalancha. Rápidamente vuelvo a abrirlos para interrumpir su crecida. Aunque no puedo evitar preguntarme si su intensidad se debe a mi falta de visión cuando los experimenté. —¿Por qué, Nick? ¿Por qué me elegiste? ¿Fue solo por mi grupo sanguíneo y mi perfil de mujer? —Sostengo su mirada, intentando cuestionar su alma, pero al momento aparto los ojos antes de perderme en sus profundidades. Se queda callado durante un rato y se limita a acariciar suave y tiernamente mi cuerpo como si fuera un delicado melocotón. —Jamás podría haber sido nadie más que tú —declara con sencillez y firmeza. Trato de interpretar la intensidad que se esconde tras sus palabras. —Pero ¿los latigazos... o lo que quiera que fueran...? —Me cuesta articular las palabras en voz alta. La sola idea desata una viva punzada carnal y siento el calor emerger en mi cuerpo. Dios, ¿qué esperanza tengo si el solo recuerdo consigue ponerme así? —Estabas sensacional, ________(sobren) . Tuve que hacer un gran esfuerzo para no tomarte ahí mismo. —Nunca en mi vida había estado más asustada, Nick. No tenía ni idea de lo que estaba sucediendo, o de lo que me esperaba y, Dios, no puedo creer que esté diciendo esto, pero toda la experiencia fue literalmente alucinante, a pesar de estar siendo castigada por haber hecho tantas preguntas. Quiero decir, ¿de qué iba todo eso? —Era importante que creyeras que las consecuencias serían reales y cuantificables, para que el miedo fuera auténtico y segregaras las suficientes hormonas, sin tener que llegar al extremo. —Si eso no fue el extremo... Creo que nunca he experimentado emociones tan extremas y volátiles, unos sentimientos tan increíbles... —Siento que mi presión sanguínea se acelera y una energía salvaje palpita a través de mis venas. —Tenía que ir más allá de los límites contigo, ya lo sabes. Sabía que podrías soportarlo, que en lo más hondo de ti deseabas esto mucho más de lo que te atrevías a admitir. Y dime, ¿valió la pena todo ese dolor por el placer que vino después? Una vez más sus palabras desencadenan un fuerte oleaje en mi interior. Son las sensaciones más extrañas que jamás haya experimentado. Como si tuvieran un resorte que extinguiera cualquier signo de arrepentimiento, rabia o dolor. Suaves, cálidas, orgásmicas olas penetrando a través de mí, provocando que todo mi cuerpo se sienta como si irradiara pura sexualidad. —Oh..., ________(sobren) , esto es realmente increíble. Obviamente ya tengo mi respuesta. Se desliza por el agua y me atrapa entre sus piernas. Parece absurdo fingir que discuto con él, fingir que esto no está pasando, de modo que cierro los ojos y dejo que la sensación que recorre mis entrañas se apodere de nuevo de mí. —Estabas húmeda, hinchándote cada vez más a medida que se te azotaba. Era como si lo anhelaras. Sinceramente, cariño, estabas empapada de deseo. Yo estaba ahí, comprobando, monitorizando, asegurándome de que resistías cada escal ó n del camino. Los datos que recopilamos, analizados desde la perspectiva del miedo y el placer, están aún más íntimamente correlacionados de lo que jamás pudimos imaginar... La reacción de mi cuerpo le distrae momentáneamente. El recuerdo me devuelve sensaciones aún con más intensidad. Los penetrantes dedos hundiéndose dentro de mí, sin saber en ningún momento qué sucedería a continuación ni durante cuánto tiempo, y luego ansiando desesperadamente que no se retiraran. —Dios, ________(sobren) , esto es increíble; puedo sentir literalmente tu reacción mientras estamos hablando. Casi no puedo esperar a revisar contigo los resultados con todo detalle; las inesperadas perspectivas. Tenerte a ambos lados del experimento fue todo un acierto y aún sigo fuertemente impresionado por cómo te rendiste al proceso. Tengo tanto que agradecerte... Sé que no fue una decisión fácil de tomar. Significa mucho para mí que lo admita abiertamente. —Aún estoy tratando de asimilarlo todo. No tenía ni idea de que pudiera llegar tan lejos. —Y yo estoy encantado de que por fin empieces a conocer a la mujer que quiero. ¿Cómo podía saber eso de mí antes que yo? —En este momento, mientras hablamos, se está redactando una carta invitándote a ser un miembro exclusivo de nuestro grupo principal de investigación gracias a tus habilidades y conocimientos. Ahora que nuestros estudios avanzan hacia la siguiente fase, es cuando tu implicación resulta fundamental para nuestro éxito. No sé qué decir. Es verdad que di mi consentimiento para participar en la investigación y formar parte activa del pr o c e s o de experimentación. Y también que he experimentado cosas de las que nunca me creí capaz y he sobrevivido. Sin embargo nunca me he sentido tan físicamente degradada y, a la vez, satisfecha. ¿Cómo funciona todo esto en nuestros cerebros? ¿Cómo he sido capaz de experimentar un placer tan puro y absoluto bajo circunstancias tan extremas? Pero más que sobrevivir, la experiencia me ha encantado. ¿Volvería a repetirla? Bajo determinadas circunstancias, desde luego. ¿De verdad quiero conocer las respuestas a todas estas preguntas? ¡Más que nunca! Nick masajea mis hombros como si quisiera hacer desaparecer cualquier posible escrúpulo que pudiera tener y trato de consolarme pensando en el tiempo que vamos a pasar juntos. Poco después me coge con mucha delicadeza y me saca del baño. A continuación seca concienzudamente mis extremidades antes de acurrucarnos en las tumbonas, absorbiendo el calor del sol. —¿Alguna vez pensaste que tu cuerpo sería capaz de experimentar todo lo que ha hecho durante cuarenta y ocho horas, incluso en tus sueños más salvajes? El recuerdo de los múltiples orgasmos sigue aún palpable y Nick me abraza con fuerza a medida que el placer amenaza con volver a colapsar mi cuerpo. Afortunadamente, ya estoy tumbada. Es imposible no sentir otra cosa más que un inmenso agradecimiento hacia él cuando mi cuerpo experimenta semejantes oleadas de placer ante el recuerdo. —Cuéntame, descríbeme lo que te está pasando. Cuando mi respiración se normaliza, trato de explicarle la extraña sensación que me recorre. —Los recuerdos son tan vívidos y tan increíblemente intensos que me siento físicamente sobrepasada. En cuanto lo has mencionado mi cuerpo ha reaccionado inmediatamente. —Aguarda en silencio, esperando paciente a que prosiga. Supongo que ya lo sabe todo, así que decido continuar—. Tenía esta increíble..., bueno..., esa fantasía tan real, como supongo que la denominarías. Realmente increíble. Y estaba tan imbui da en el momento, un momento tan poderoso, que me sentía como si fuera una con el mundo, y luego noté como si hubiera lenguas por todas partes..., no podía concentrarme... Me avergüenza confesarlo en voz alta a pesar de todo por lo que hemos pasado. —Estaban por todas partes, penetrando, introduciéndose en mis profundidades más íntimas. No sé bien cómo describir su plenitud, fue tan inmensa, tan intensa... —Le miro nerviosa mientras estudia mi rostro y analiza mis palabras—. No tengo un recuerdo visual, solamente la absoluta fuerza y magnetismo de las sensaciones que, por un instante, se apoderaron de mi cerebro y consciencia. No puedo comprender cómo un recuerdo puede desencadenar semejante respuesta, Nick. ¿Es eso posible? Porque si no es así, ¿qué me está pasando? Le miro tratando de obtener respuesta. Parece estar reflexionando. —No se trata de ninguna fantasía, ________(sobren) . Todo ha sido muy real. Al oír sus palabras, siento que mi cuerpo se arquea poseído de un primitivo deseo. El rubor me cubre por entero al igual que los estremecimientos de mi vientre mientras él prosigue. —Habiendo bloqueado el resto de tus sentidos solo te quedaba el tacto, hasta que al final añadimos el sonido. Tu proceso cognitivo está conectando la intensidad de tus sentimientos a tu persona física. Es decir, que se han conectado neurológicamente, y esa es la razón por la que tu cuerpo y tu mente reaccionan con tanta intensidad a ese recuerdo concreto o a cualquier cosa que lo desate. Eso es exactamente lo que buscábamos; de hecho, es mucho más de lo que esperábamos obtener. Se trata de una parte crítica de nuestra investigación o, por decirlo de alguna forma, el territorio inexplorado. Con tus conocimientos en psicología sumados al hecho de haberlos experimentado personalmente, terminaremos por aprender mucho más sobre sexualidad femenina de lo que jamás se haya investigado y, no digamos ya, publicado. Me quedo estupefacta al oír sus palabras; la conversación con Samuel y su «elite de investigadores» resurge en mi mente. No hay duda de que se quedará asombrado ante los resultados. Solo pensarlo me provoca una súbita ansiedad. —Nick, no estaría Sam presente, ¿verdad? —No, ________(tn) , no lo estaba. Nunca te haría una cosa así. Solo dos de mis colegas y algunas personas a las que llamamos para ayudarnos a hacer realidad tu «fantasía». —Menos mal. —Es todo un alivio. Mi trasero solo podría resistir haber sido expuesto ante gente anónima. —Pero le he mandado una copia de los resultados y estoy impaciente por discutirlos con él. Si todo sale como planeamos, creo que seremos capaces de desarrollar un fármaco para la depresión como nunca antes se ha visto en el mercado, pero sin los efectos secundarios, algunas veces terribles, de los que están disponibles actualmente, lo que redundará en unos mejores resultados y en una mayor rehabilitación del paciente. —¿Realmente estás tan cerca gracias a todo por lo que he pasado? —Eres fundamental en nuestro éxito, amor. Estás en el mismísimo centro de lo que esperamos conseguir. —No puedo creer que vayamos a trabajar juntos después de todos estos años, Nick. ¿Quién lo hubiera imaginado? Y dime, ¿cuál es exactamente el papel que quieres que desempeñe en el futuro? —Todo eso ya te lo explicaré más tarde, doctora __________(ta). Antes tendrás que firmar una multitud de documentos a efectos legales. * * * Cuando empieza a anochecer Nick enciende el fuego en la chimenea suspendida en mitad de la habitación y se asegura de que esté confortablemente instalada en el sofá. No me deja hacer nada en absoluto, mientras va de un lado a otro organizando las cosas para la cena. Para mi sorpresa y disfrute, saca una copa adecuadamente enfriada de Pouilly- Fumé, mi vino francés favorito. Aún sigo impresionada por lo que me rodea y solo puedo suponer que estamos en alguna parte del hemisferio sur, a juzgar por las estrellas que empiezan a asomar en el firmamento. No sé cómo he llegado hasta aquí, ni tampoco en qué día estamos o qué hora es, no ha mencionado nada sobre mi teléfono o su paradero y tampoco he querido preguntárselo. Presiento que las respuestas a mis numerosas preguntas serían consideradas irrelevantes por el doctor Jonas, de modo que dejo que se esfumen a la vez que los últimos rayos del sol. Después de una deliciosa cena de salmón a la plancha con verduras asiáticas, nos acurrucamos en el sofá a la luz del fuego y tenemos la primera de las muchas conversaciones que mantendremos a lo largo de los siguientes días. A pesar de que aún no me atrevo a hacer demasiadas preguntas, decido arriesgarme. —¿Puedo preguntarte algo? —Por supuesto. —Me siento aliviada por que ya no sea un problema. —¿Qué habría pasado si llego a decirte que «no» el viernes por la noche? —¿Decirme «no» a quedarte o a que te privara de la vista?— Supongo que a ambas. —Te habría convencido. Siempre lo hago. —¿Por qué nunca puedo negarte nada, Nick? —¿Te gustaría poder hacerlo? —Para ser sincera no estoy segura, resulta muy extraño. Una parte de mí quiere hacerlo, mientras que otra no. No puedo evitar pensar en mi matrimonio, y dudo mucho que me vaya a sentir bien cuando regrese a casa, a la cruda realidad. Pero, por otro lado, hace años que Robert y yo no estamos juntos desde un punto de vista sexual. —¿De verdad? ¿Cómo es posible? Yo apenas puedo evitar estar sin tocarte más de una hora o dos. —Sus manos, que hasta ahora estaban reposando, se deslizan suavemente por mi pierna hasta el muslo. —No estoy segura... pero, después de todo esto, no c r e o que pueda volver a mi vida asexual. Hasta este momento no me había importado, pero ahora..., bueno, digamos simplemente que me siento como un volcán dormido que acabara de entrar en erupción gracias a una intensa actividad sísmica. —¿Me estás llamando sísmico, doctora __________(ta)? —Se abre paso entre mis piernas. —Algo parecido, doctor Jonas. En serio, ¿tú qué piensas? —Interrumpo su progreso. —Cuando estamos juntos no tengo la sensación de que hagamos nada malo, ________(tn) , sin importar cuáles sean las circunstancias, y ahora se ha vuelto más importante que nunca. —¿En serio? Por favor, no me digas que solo estamos aquí debido a tu investigación. —No, no exactamente. —Alzo las cejas, esperando a que continúe con su explicación—. Es solo que nuestra relación es más antigua que la que podamos tener con cualquier otra persona. En realidad, hemos estado el uno con el otro intermitentemente casi la mitad de nuestras vidas. Es como si yo estuviera hecho para estar contigo, como si, de alguna forma, hubiéramos estado siempre conectados y necesitáramos descubrir el camino de vuelta para reencontrarnos. Hemos compartido tanto que no pienso en si eso está mal o si es un error. Me cuesta mucho sentirme culpable porque no me importa cómo la «sociedad» ve nuestra relación. Y después de lo que me has contado sobre Robert, creo que te está echando a perder, y te deseo aún más desesperadamente. Como he dicho antes, no puedo imaginar mi vida sin ti, y estar aquí así es solo la guinda del pastel. —Me pellizca los pezones jugando para confirmar esto último y continúa—: Cuando estamos juntos es pura dinamita, y solo ahora empiezo a comprender que he sido un idiota por permitir que estuvieras fuera de mi vida durante tanto tiempo. Ya tienes tus hijos, que es lo que siempre has querido, y un matrimonio, no precisamente brillante por lo que cuentas. Yo tengo mi carrera, que hasta el momento ha sido mi objetivo, pero ahora mi objetivo eres tú. Te quiero, ________(tn) . Siempre te he querido. Y no estoy dispuesto a compartirte mucho más tiempo. Eso es algo que tendrás que meditar en un futuro inmediato. ¿Me quiere y no está dispuesto a compartirme? Su última afirmación suena como una orden que debo poner en práctica. Me quedo atónita ante su calculada y casi ensayada respuesta. Sus palabras resuenan dentro de mí de forma inesperada. Antes de que responda, me coge de las manos. —Deja que te pregunte algo. ¿Querías estar conmigo este fin de semana? ¿Lo habías pensado antes de llegar al hotel el viernes por la tarde?
Última edición por andreru el Julio 2nd 2014, 18:13, editado 1 vez | |
| | | Sra. Laura Jonas Casada Con
Cantidad de envíos : 1308 Edad : 30 Localización : in paris with my husband nick jonas and my 2 sons cindy magali and edward taylor Fecha de inscripción : 07/01/2013
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Junio 22nd 2014, 03:43 | |
| Aaaaaaah me encanta tu novela Siguela siguela siguela | |
| | | Lau_ilovejonas Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 192 Fecha de inscripción : 15/09/2012
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Junio 24th 2014, 13:03 | |
| Hola! Perdón por no haberme pasado antes Tenes que seguirlaaaaa Y eso último que subiste es de otra nove me parece... Besos! | |
| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Julio 2nd 2014, 18:15 | |
| Capitulo 30 Desvío la mirada hacia mis temblorosas manos antes de encontrarme con sus ojos. Solo necesita mirarme durante una fracción de segundo para confirmar la respuesta a su pregunta. —Exacto, y lo mismo me sucede a mí. ¿Te arrepientes? —Esa es una pregunta muy importante, Nick. —Oh, vamos, cariño. Ya hemos llegado muy lejos esta semana, ahora no te hagas la tímida. —Me presiona para que conteste, sujetando mis brazos hacia atrás para así tener libre acceso a mi cuerpo y poder pellizcar mis pezones, que instantáneamente se hinchan y endurecen bajo su contacto. Luego empieza a masajear mis pechos mientras continúo aplazando la respuesta. —Tal vez debería haber llevado sujetador esta noche. —Tal vez no deberías haber llevado nada esta noche. De pronto mi vestido se desliza suavemente hasta el suelo. —Ahora deja de cambiar de tema y contéstame. —Está bien, está bien, no, no me arrepiento. Es muy difícil arrepentirse de algo cuando se está bajo el cautivador hechizo del doctor Jonas... —Prácticamente imposible habría sido la expresión más adecuada, me digo, mientras mi cuerpo empieza a responder a su contacto. —Actividad sísmica, cautivador hechizo... ¿De qué va todo esto? —pregunta con pícara inocencia. El masaje continúa a la vez que sus suaves besos se intensifican en mi cuello. Mis piernas se separan bajo su peso y siento su deseo contra mi entrepierna. —Va sobre mi cuerpo traicionándome a la menor oportunidad en cuanto está contigo, sin importarle nada mis procesos mentales. Algo que voy a tener que empezar a controlar muy pronto, especialmente si vamos a trabajar juntos. —Por favor, prométeme, cariño, que no lo pondrás al principio de tu lista de obligaciones. —Me mordisquea el lóbulo, me coge en brazos levantándome del sofá y me lleva bajo la bóveda circular que constituye el dormitorio principal, depositándome suavemente en la gigantesca cama redonda—. No te muevas ni un centímetro, vuelvo ahora mismo. Me pliego a su petición mientras mi mente divaga al borde de un libidinoso remolino. Doy gracias por estar tumbada. Cuando regresa advierto una sonrisa furtiva en su rostro. Sin duda está tramando alguna nueva travesura. No hay lugar para las palabras cuando sus caricias inician su exploración cada vez más profunda. Oh, Dios mío, aquí vamos otra vez. —¿Es que nunca tienes bastante? —Suspiro. —Contigo, cariño, nunca, pero siempre puedes decirme que no. —Sus palabras susurradas en voz baja en mi oído disparan mi deseo, como si supiera perfectamente que para mí esa no es ninguna opción. —¿Para qué, para que puedas atarme y azotarme hasta que cambie de idea? —Hmm, algo así... —Se ríe y mueve la posición de mi cuerpo hasta ponerme a gatas totalmente desnuda, sin dejar de pellizcarme y acariciarme. —Intenta quedarte quieta, quiero probar una cosa. Siento cómo inserta en mi vagina algo frío, no demasiado grande pero tampoco pequeño, y entonces las vibraciones comienzan, muy despacio al principio, para luego ir incrementándose paulatinamente. No puedo concentrarme en nada excepto en los espasmos que recorren todo mi cuerpo. En pocos segundos estoy humedecida de deseo. Todo mi cuerpo responde instantáneamente al recuerdo de las cálidas vibraciones que sentí cuando estaba atada sobre la plataforma. Las sensaciones despertando con inusitada rapidez. ¿Cómo es posible que suceda esto? Nick se inclina hacia delante y desliza su pulgar en mi ano. Tenso mis músculos esperando que la estrechez lo rechace, pero, para mi sorpresa, noto como si mi cuerpo anticipara con deleite la intrusión. Oh, Dios mío, ¿qué me ha hecho para que me ponga así? Muy despacio el pulgar empieza a trazar círculos hasta localizar un punto especialmente sensible. Lo masajea con suavidad al principio y luego más intensamente, hasta que la sensación repercute en las vibraciones de mi vagina. Gimo. Mi mente empieza a dar vueltas, a la vez que las convulsiones sacuden mi cuerpo ante el recuerdo de las olas de euforia que sentí la otra vez. Una sonrisa torcida asoma en su rostro al ver mi expresión de sorpresa. Claramente está muy satisfecho por mi respuesta. —¿Es agradable? —Sí —jadeo incapaz de decir nada más mientras mi pulso se acelera y sus dedos continúan explorando y creando nuevas sensaciones. Siento una ola de calor emerger de mi vagina y mi ano, a medida que retira su pulgar. Entonces estira el brazo, coge un paquete de condones y desgarra el envoltorio de uno. Se coloca detrás de mí, asegurándose de que esté bien ceñido a su miembro. No puedo evitar lanzarle una mirada interrogante por encima del hombro, aunque su belleza me distrae momentáneamente. —Relájate, cariño, te prometo que iré despacio. Introduce la punta de su ahora lubricado pene en mi ano, empujando con suavidad por la abertura antes de avanzar gradualmente con mucho cuidado, mientras me acostumbro a la invasora presencia en el estrecho conducto. Y me penetra cada vez más hondo, afirmando su posición sobre mí sin perder la intensidad que está creando. Su miembro continúa implacable, colmándome como si estuviera hecho a mi medida, y gimo de placer. Nunca había gozado tanto por detrás. Su posesión es perfecta, invasiva y absoluta. Mientras, su otra mano juguetea con mi clítoris, cada vez con más firmeza e intensidad, y noto que comienzo a perder la cordura. Aplasta mi pecho contra la cama, haciendo que las almidonadas sábanas friccionen mis pezones. Desde su posición más elevada tiene completo control del deseo que está desatando en mí, recreando astutamente la posición que tuve la vez anterior, solo que esta vez sin ataduras. Sus dedos me llevan diestramente hasta el borde del orgasmo, pero sin llegar más lejos y prender la mecha que está a punto de estallar. ¡Oh, Dios! Siento mi ano totalmente saturado cuando su miembro provoca descargas eléctricas a través de todo mi cuerpo y, para mi sorpresa, noto que mi orificio se abre aún más para recibirlo hasta lo más profundo de mis regiones interiores. Suelto un grito, pero no de dolor, sino desde lo más hondo de mi amor por este hombre y el puro y exquisito placer que es capaz de desatar hasta en el rincón más recóndito de mi ser. Estoy literalmente empapada de deseo. Cuando sus dedos llegan al final del juego, apenas puedo contener los gemidos y siento que la pasión me arrastra al precipicio de mi mente y mi cuerpo. Mis gritos continúan constantes mientras alcanzo el clímax una y otra vez, una ola tras otra, no solo con mi cuerpo sino también con los recuerdos impresos al rojo vivo en mi memoria. Totalmente fuera de control. Un instinto animal apropiándose de mis guturales gemidos. Él se desplaza ligeramente y vuelve a suceder otra vez. Y otra. Gimo y jadeo con cada una de las implacables y penetrantes olas y, una vez más, pierdo todo el sentido de mí misma dando vueltas y cayendo de cabeza en un mundo cuya existencia ignoraba hasta este fin de semana. Asciendo hasta mi inconsciente universo orgásmico recién descubierto, absolutamente saciada de sexo. Haría cualquier cosa, iría a cualquier parte por este hombre y las cosas que puede hacer con mi cuerpo. ¿Qué me ha pasado? ¿Soy una maníaca sexual, una adicta? Ni siquiera se me ocurre el término correcto. Nunca en mi vida hubiera podido imaginar tanto placer sexual. ¿Cómo es siquiera posible? Por supuesto, como la mayoría de la gente, había leído sobre la habilidad de algunas personas para tener múltiples orgasmos, pero esto, lo que estoy experimentando, se encuentra fuera de este mundo. La intensidad es tan abrumadora que continúo perdida en las sensaciones durante un buen rato. —¿Es esto normal, natural? Es tan precipitado, tan pleno... —pregunto cuando recupero la cordura y me familiarizo de nuevo con mi entorno. Descubro que Nick tiene la misma expresión de asombro y fascinación que yo siento. Retira con cuidado el vibrador y lo guarda cuidadosamente en una bolsita de plástico—. ¿Más pruebas? —Más resultados, más descubrimientos, por el bien de la humanidad, ya sabes... —Y todo gracias a un sexo arrebatador, impresionante, ¿quién lo iba a decir? —Ni siquiera yo podía imaginar que sería así. —Bueno, me alegro mucho de participar en estos experimentos, doctor Jonas. —El mérito es tuyo, cariño. Durante un buen rato no decimos nada más, perdidos en nuestros pequeños mundos y demasiado saciados; sencillamente satisfechos con nuestros cuerpos, tocando, acariciando, excitándonos. Sobran las palabras mientras prolongamos felices nuestra experiencia, las contagiosas olas de placer y sus réplicas. —Ahora que te tengo aquí voy a aprovechar para ponerte más ungüento. —Es una broma, ¿no? Si lo hiciste hace muy poco —me quejo. —¿Y no crees que será muy efectivo después de nuestra reciente actividad? —pregunta, alzando las cejas. Sacudo la cabeza. —Te prometí que cuidaría de ti y ya sabes lo escrupuloso que soy con mi trabajo. Coloca mi trasero en posición mientras me aplica suavemente el ungüento. Cuando giro la cabeza hacia atrás mirándole por encima del hombro, me lanza un guiño malicioso y un beso. * * * Fiel a su palabra, Nick se pasa el resto de la semana cuidando de mí. Me da de comer, me baña, vigila mis constantes, me da las medicinas que él mismo ha recetado, me estimula física e intelectualmente, me agota emocionalmente, se asegura de que duermo lo suficiente, cepilla mi pelo, masajea mi cuerpo, cura mis heridas y moratones. No tomo ni una sola decisión ni mantengo contacto alguno con el mundo exterior. Es como si el mundo no existiera fuera de Avalon. Estoy a salvo, envuelta en la cuidadosamente construida burbuja del doctor Jonas. Nunca en mi vida me había sentido así. Tan abrumadoramente cuidada, tan abrumadoramente frágil, como si siempre hubiera necesitado sus cuidados de mí. ¿Cómo he podido sobrevivir sin él? Continuamos hablando, riendo, jugando y recordando; es como si estuviéramos en nuestra propia versión de una luna de miel. Un puro gozo. Excepto porque echo de menos a Jordan y Elizabeth y se hace muy duro saber que no puedo contactar con ellos en su aventura. Nunca hemos estado separados tanto tiempo, pero incluso aunque ya estuviera en casa, ellos aún no habrían regresado, lo que, de algún modo, me tranquiliza. Trato de relegar a algún lugar remoto de mi mente la discusión que, a mi vuelta, deberé tener con Robert. Presumiblemente el mundo continúa girando como siempre fuera de este lugar mientras que yo, apartada de cualquier otra realidad, existo solamente en el aislamiento de esta lujosa cabaña de árbol y en el amor y los cuidados de Nick. —Ven aquí, deja que te mida la presión sanguínea. Pareces tener más energía que antes. —¡Otra vez no! Me estás examinando tanto que sin duda voy a ser el caso más estudiado de la historia de la medicina. Ignora mi exagerada afirmación. —Si has recuperado los niveles normales, podríamos ir a la playa. De hecho, vas muy bien. No me extraña que tengas más energía. ¿Por qué no te preparas mientras organizo un picnic para comer allí? Hay una caja en el vestidor con todo lo que puedas necesitar. Me levanto y le miro indecisa, preguntándome en primer lugar si lo dice en serio y en segundo, qué estará tramando esta vez. —Ve y prepárate antes de que cambie de opinión. —Sus palabras me hacen reaccionar al momento. Lanzo un suspiro de alivio al encontrar ropa normal en la caja, gracias a Dios ya no tengo que jugar a los «disfraces». Me enfundo un traje de baño por debajo de un vestido de playa, por si el agua está lo suficientemente caliente para darse un rápido chapuzón. Cojo gafas de sol, un sombrero y crema protectora, sintiéndome más viva y con más energía de lo que puedo recordar. Cuando aparezco, advierto que Nick ya tiene preparada una mochila, así que finalmente salimos por las gigantescas puertas dobles de la cabaña en el árbol. Un camino apto para coches surge desde detrás de la casa hacia la cima de la montaña. Distingo a un hombre alto de pie delante de una cabaña que parece ser un puesto de control. Va uniformado y lleva un rifle colgando del hombro. Nick le saluda con un gesto mientras me conduce en la dirección opuesta, por el sendero que desciende hasta la playa. Varios escalofríos recorren mi espina dorsal cuando una inquietante sensación se apodera de mí. —Pensaba que estábamos totalmente solos. ¿Es eso necesario? —Te lo explicaré todo cuando estemos en la playa. Por primera vez en varios días, advierto un implícito tono de peligro en las palabras pronunciadas por Nick, pero no quiero pensar en ello. Nos instalamos sobre la manta, con el maravilloso festín del picnic desplegado ante nuestros ojos. La espectacular vista con el cielo limpio y cristalino corta la respiración. —Vaya, este lugar es increíble. Espero que no tengamos que marcharnos rápidamente. —Tenemos tiempo de sobra. Es genial poder salir de nuevo al aire libre contigo. —Pero todavía es mejor poder ver lo que te rodea. Me aparta cariñosamente algunos mechones de la cara poniéndolos detrás de mi oreja. —Pero dime, ¿qué tal estás? —me pregunta con voz suave. —Ya me encuentro mucho mejor, gracias. ¿Cómo no iba a ser así? Cuento con tu atención física, emocional, mental y médica a la vez. Pero ¿qué me dices de ti? Parece como si tuvieras demasiadas cosas en la cabeza. —Así es. Hay muchas cosas que necesito explicarte y no podía arriesgarme a hacerlo allí. Hace un gesto con la mano señalando detrás de nosotros. —¿Y eso por qué? —Si te digo la verdad, no estoy seguro de que no haya micrófonos ocultos. Creo que aquí estaremos más seguros. —¿Micrófonos ocultos? Pero ¿de quién? ¿Qué está pasando, Nick? —Le miro nerviosa—. ¿O es preferible que no lo sepa? —Me encantaría no tener que involucrarte en esto, ________(tn) , pero creo que debes saber al menos una parte, puesto que ahora estás en el mismísimo epicentro de todo. Tengo el presentimiento de que la burbuja que Nick ha orquestado tan meticulosamente durante nuestro tiempo juntos está lenta pero decididamente a punto de deshacerse. Me coge la mano y acaricia mis dedos, y durante un momento parece totalmente sumido en sus pensamientos. —Creo que lo mejor es que me digas de qué se trata, doctor Jonas. Asiente y empieza.
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| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Julio 3rd 2014, 20:29 | |
| dios que le tiene que decir siguela | |
| | | Lau_ilovejonas Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 192 Fecha de inscripción : 15/09/2012
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Julio 8th 2014, 21:53 | |
| Seguila seguila seguila seguilaaaaaaaaaa Me da miedo lo que nick le tiene que decir.... | |
| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Julio 10th 2014, 13:00 | |
| Capitulo 31 —No necesito ponerte al día sobre las estadísticas de la depresión; la demanda de un fármaco efectivo es enorme y por lo que parece seguirá aumentando durante la próxima década, especialmente en las economías occidentales. Los antidepresivos constituyen una industria billonaria y todas las grandes compañías farmacéuticas del mundo han emprendido una exhaustiva búsqueda de nuevos medicamentos, investigando distintas vías y extendiendo sus redes a lo ancho y largo del mundo sin reparar en gastos. La búsqueda se ha vuelto aún más urgente a la vista de los recientes estudios llevados a cabo por la FDA2 de los que se infiere que algunos medicamentos antidepresivos pueden estar relacionados con un aumento de las tendencias suicidas comparadas con el placebo. Todo ello ha provocado que las compañías se hayan precipitado a desarrollar un nuevo fármaco. La competencia es feroz y desesperada y, aunque me duela admitirlo, no siempre se actúa con métodos demasiado limpios. Razón por la cual necesitamos tener esta conversación. Se le ve bastante crispado, algo tan inusual en él que no puedo evitar seguirle con atención. —Alguien ha conseguido piratear el ordenador de Sam en las últimas veinticuatro horas y acceder a los resultados que le había enviado. Esa es la razón de haber incrementado la seguridad. Aún no hemos podido descubrir quién ha sido y puede que nos lleve algún tiempo. No quiero asustarte innecesariamente, ________(sobren) , pero si nuestros competidores se topan con el potencial de la fórmula que estamos desarrollando a resultas de este último fin de semana, y tu implicación en ella, bueno, digamos simplemente que podrías estar en peligro. Y ese es un riesgo que no estoy dispuesto a correr. He organizado un servicio de escoltas muy cualificados que, cuando regreses, se harán pasar por tus ayudantes a tiempo completo en la Universidad de Tasmania para garantizar tu seguridad en el trabajo. —¿Lo dices en serio? —Yo te he metido en esta situación y asumo toda la responsabilidad para garantizar tu seguridad. No sé qué haría si te pasara algo. —¿Qué podría pasarme, Nick? ¿Por qué estás tan preocupado? —Todas las farmacéuticas tratan de proteger sus patentes, actuales o potenciales, y las grandes compañías no dudan en gastarse inmensas sumas para conseguirlo. Hasta hay departamentos especiales de investigación en los que se emplea a personas un tanto «diferentes», si entiendes lo que quiero decir. Reclutan a antiguos miembros de las fuerzas especiales, a hackers profesionales, científicos y neurocirujanos, e incluso a jueces retirados que destacan o destacaron en sus respectivas disciplinas. Algunas de las personas mejor entrenadas y capaces del planeta son contratadas a base de exorbitantes sumas de dinero para llevar a cabo ciertos requerimientos de las firmas para las que trabajan. —¿Y tú eres una de esas personas? —No, no exactamente. Tengo un acuerdo específico con una compañía farmacéutica en relación con la producción de un fármaco para la depresión. Estos departamentos especiales solo buscan velar por que la propiedad intelectual de la compañía esté protegida en todas las fases de su elaboración y a cualquier precio. Cuanto más nos acercamos al desarrollo de una fórmula o producto, embarcándonos en el proceso de preparar una patente legal, lo que puede ser un proceso muy largo, más comprometidos están ellos. El espionaje intelectual está a la orden del día en la industria farmacéutica y, para algunas organizaciones, con tal de adquirir los derechos de las patentes, el coste humano es irrelevante. Forma parte de su manera de conducir el negocio. Mi preocupación es que si uno de nuestros competidores está relacionado con el pirateo, lo que aún no se ha confirmado, tal vez quieran verificar los resultados por sí mismos. —¿Quieres decir conmigo? Decir que me he quedado estupefacta sería una obviedad. —No parece probable, aunque no podemos descartarlo. No quiero alarmarte, ________(tn) . No permitiré que te ocurra nada, pero debes aceptar la seguridad que te ofrezco. Y no admitiré un no por respuesta. —¿De verdad crees que puede pasar algo? —Esperamos que no, pero preferimos tomar precauciones adicionales, por si acaso. Mientras tanto, me gustaría darte algo, ________(tn) , no solo como un recuerdo del tiempo que hemos pasado juntos sino con la esperanza de que te ayude a estar a salvo. Su gesto se ha vuelto serio. Saca una pequeña caja de la mochila, la abre con cuidado y coloca un macizo brazalete de plata o platino en mi mano. Lo estudio con atención. Parece tener incrustaciones de diamante rosa y está ilustrado con antiguas inscripciones gaélicas. Su intrincado y delicado diseño contrasta claramente con el peso y la robustez del brazalete. —Nick... —digo. —________(tn) , dado que ahora mismo aún no estoy en posición de poder ofrecerte un anillo, confío en que me prometas que vas a llevarlo y que no te lo quitarás. —Me mira fijamente a los ojos—. ¿Harás eso por mí? Sostengo su mirada. He pasado por todo tipo de situaciones durante esta semana. Me ha presionado y pedido que hiciera cosas que nunca habría podido imaginar y menos aún soñar con hacer... ¿Y ahora voy a discutir con él por llevar esta preciosa pieza de joyería? Puedo percibir lo importante que es para él. —Sí, por supuesto. —Como si hubiera podido decir otra cosa—. Es tan bello... ¿Qué representan estos símbolos? —Son las palabras gaélicas anam cara. Quieren decir «amigo del alma» o «compañero de alma». Siento que el corazón se me derrite e intento tragar saliva para reprimir la honda emoción que amenaza con arrollarme. Nuestros ojos se encuentran y durante un largo instante solo existimos los dos en un lugar lleno de energía y, a la vez, de una pacífica serenidad. Sé que le pertenezco y que él me pertenece a mí. Sin decir nada más, extiendo mi mano hacia él. —Gracias, ________(sobren) . Que nuestras almas sonrían al abrazo de nuestra anam cara. Lo coloca en mi muñeca y asegura el cierre. Escucho un extraño sonido electrónico. Una vez más el brazalete se adapta a mi medida a la perfección. Ni demasiado suelto ni demasiado apretado, lo suficiente para que no pueda deslizarse por mi mano si quisiera quitármelo. Me siento inevitablemente conectada a Nick en todos los sentidos y encantada con este símbolo físico de nuestro amor. —¿Qué es ese zumbido? —no puedo evitar preguntar. —Está codificado digitalmente, sellado alrededor de tu muñeca no solo física sino electrónicamente, lo que permitirá a Sam y a mis equipos acceder a tu localización las veinticuatro horas del día si algo extraño ocurriera. Era muy importante para mí que quisieras llevarlo antes de que pase cualquier cosa rara. Bueno, no había considerado estar conectada a él de forma tan pragmática como esta. Durante un rato me quedo contemplando la preciosa obra de joyería de nueva tecnología, rodeando o tal vez esposando mi muñeca. Mi mente regresa al período en el que trabajé para las minas de diamante rosa de Argyle en el oeste de Australia y a las precauciones adoptadas por la compañía para garantizar la seguridad de la entrega de las preciosas gemas desde la minas hasta Perth. Varios vuelos ficticios a la semana tenían lugar para que nadie supiera en qué avión se llevaban los diamantes, los más raros y caros diamantes del mundo. Ahora estoy sentada contemplando s us baguettes incrustadas en el brazalete. Realmente es increíble si consideras las numerosas y costosas precauciones que adoptan las compañías para asegurar sus envíos. Justo cuando pensaba que esta aventura de Alicia en el país de las maravillas estaba llegando a su fin, sucede esto. Mi estómago da un vuelco ante tantas emociones. Extrañamente, ninguna pregunta aflora a mi mente, solo una serena comprensión. Me siento delante de él consciente de mi respiración mientras acaricio inconsciente el brazalete de plata. Algunas horas más tarde regresamos a la cabaña del árbol tras un breve baño para intentar desprendernos de todos los posibles escenarios siniestros de nuestro futuro y dejarlos en el océano. Al parecer era exactamente el tónico que ambos necesitábamos. Nuestra última noche resulta significativamente más tranquila que todas las anteriores. Nos sentamos cómodamente en silencio, abrazándonos durante largo tiempo, absorbiendo el impacto del camino que por fin vamos a recorrer juntos. Apenas conversamos y, sin embargo, la conexión entre los dos está cargada de emoción. Nuestros juegos amatorios han alcanzado tal intensidad que casi podría decirse que tienen una dimensión espiritual, al tiempo que asumimos que nuestras vidas han quedado irrevocablemente alteradas como resultado de esta experiencia. Ambos comprendemos la importancia de no saber qué nos deparará la vida cuando abandonemos Avalon. Hay un vértigo irresistible en no conocer el futuro. Apenas dormimos unas horas mientras nuestros cuerpos yacen estrechamente entrelazados. * * * Por suerte o por desgracia, el día amanece completamente encapotado, de modo que cuando despegamos en el avión privado, no consigo encontrar ninguna pista del terreno que abandonamos. Un grueso manto de nubes y niebla lo cubre todo hasta que ascendemos por encima de él a la claridad del cielo abierto. Sabía que Nick era un hombre de recursos a la hora de conseguir algo, pero no tenía ni idea de que esos recursos se extendieran también a la meteorología. No sé si estamos volando por encima del agua o de tierra y, por lo que se ve, él no piensa facilitarme los detalles de la ubicación de Avalon. Dice que cuanto menos sepa, más segura estaré y esa debe ser nuestra única prioridad. Pasamos todo el viaje cogidos de la mano. En un momento dado, me quedo dormida, con mi cabeza apoyada en su hombro, y no me despierto hasta que comienza el descenso y se acerca la hora de nuestra inminente separación. Nos abrazamos apasionadamente y derramo unas silenciosas lágrimas antes de bajarme del avión. No quiero soltarle, pero sé que debo hacerlo. Aparentemente mi equipaje será automáticamente transferido y embarcado en mi vuelo a Hobart. Nick continuará en el avión, hasta que finalmente regrese a Boston. Como una autómata, me acomodo en el avión de vuelta a casa, agradecida por los asientos vacíos a mi lado. Trato de asimilar todo lo que ha sucedido en la última semana, el riesgo potencial de mi participación, el futuro de mi vida familiar. Es demasiado para mi cerebro. Cuando me agacho para guardar mi tarjeta de embarque en el bolso, advierto un grueso sobre en el interior. Lo abro y extraigo una nota manuscrita de Nick. A mi maravillosa ________(tn) : He pensado que te gustaría echar un vistazo a esto para que vieras con toda claridad a la mujer de la que estoy enamorado. No te olvides de ella cuando regreses a casa, significa todo para mí. Cuídate, mi amor, hasta que volvamos a vernos. Buen viaje. N. xo Decir que me he quedado sin palabras al ver las fotos delante de mis ojos sería quedarse demasiado corta. ¿Realmente soy yo esa persona? Las contemplo atentamente. • Conferencia el viernes por la tarde en el Salón de Actos de la universidad • Comida con Samuel y su equipo de investigadores • Llegando al vestíbulo del hotel, con el pelo recogido y aspecto muy profesional • Con el vestido rojo y el antifaz • Sentada en la azotea, con los ojos tapados y esposada • Cantando y tocando la guitarra • Con el traje de cuero y las botas • Dos cuerpos forrados de cuero montados en una moto • Tirándonos en paracaídas en caída libre • Feliz en un descapotable negro con las gafas de sol puestas • Flotando desnuda en aguas ennegrecidas • Encapuchada, el cuerpo aprisionado por correas de cuero • En la playa, bañándome con Nick • Vestida, como voy ahora, para el viaje de vuelta a casa Es asombroso descubrir el poder de estas imágenes comparadas con las que yo había fabricado en mi mente. El antifaz parece ocultar mi tensión nerviosa y mi cuerpo tiene el aspecto de una innegable y sensual criatura disfrutando de cada experiencia. Las imágenes desatan una cálida ola en mi psique; las estrecho contra mi pecho. ¿Quién hubiera creído que yo era esta persona? Reflexiono sobre la pregunta que no fui capaz de responder durante el tiempo que estuvimos juntos: «¿Desde cuándo la maternidad te ha dado permiso para renegar de tu sexualidad?». ¿Quién podía imaginar que había estado negándome a mí misma todos estos años? ¿Quién hubiera imaginado que serían necesarias medidas tan extremas como estar ciega, sin poder hacer preguntas, y abierta psicológica, física y neurológicamente a la experimentación del sistema límbico durante un fin de semana, para conseguir reiniciar la pasión sexual que había en mí? Solo Nick, por supuesto.
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| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Julio 10th 2014, 17:52 | |
| siguela que sucedera ahora | |
| | | Lau_ilovejonas Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 192 Fecha de inscripción : 15/09/2012
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Julio 12th 2014, 14:18 | |
| Awwwwe nick es muy tierno con todo eso de la pulsera y la nota en la que le dice que la ama.... Espero que no le pase nada a la rayis y me puero por saber como va a hacer la rayis para seguir con su vida sabiendo que su lugar es al lado de nick..... Tenes que seguirla pronto!!! Besos | |
| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Agosto 9th 2014, 09:09 | |
| Capitulo 32 Entro en casa y recibo a mis maravillosos hijos como si nada en el mundo hubiera cambiado, pero sabiendo en secreto que ya todo es distinto. Les abrazo largamente, estrechándolos y queriéndolos más de lo que nunca creí posible. He decidido que sea ahora o nunca. Mi semana con Nick ha sellado mi destino y me veo obligada a mantener con Robert la discusión que he estado posponiendo durante años. Lo organizo todo para que mi hermana se quede cuidando a los niños y nosotros podamos salir a cenar. No quiero que la conversación sea en casa, aunque dudo si será adecuado tenerla en público. He estado imaginando toda clase de escenarios en mi cabeza sobre la mejor forma de abordar un tema tan delicado. No hacía falta que me preocupara tanto. Al parecer él llevaba tanto tiempo como yo queriendo hablar de nuestro matrimonio. Le cuento que he estado con Nick y lo mucho que me ha impactado. Como me es imposible seguir ignorando por más tiempo su presencia en mi vida. No menciono mi papel en el experimento. Robert permanece sentado al otro lado de la mesa mientras espero alguna reacción que me dé una pista de sus pensamientos. Me quedo desconcertada cuando advierto el alivio en su rostro. Ni rabia, ni lágrimas, solo alivio. Finalmente me explica que él mismo ha estado luchando con su propia sexualidad durante años, intentando siempre convencerse de su normalidad. Pero resistiéndose a hablarlo conmigo porque, como soy psicóloga, no quería que su mujer le analizara antes de haber solucionado por sí mismo las cosas. Además lo último que desea es hacernos daño a mí o a los niños. Me cuenta que él tampoco puede seguir negando esa parte de su naturaleza, que necesita explorar e investigar, descubrir si es o no homosexual. Está convencido de que lo es. ¡Y yo aquí, sentada frente a él, agobiada por cómo iban a afectarle mis noticias, para que ahora me salga con esto! ¡Por fin entiendo nuestra falta de vida sexual! ¿Cómo no me he dado cuenta antes? No puedo evitar preguntarme cómo me habría tomado esta revelación de no haber estado con Nick. Supongo que habría sido demoledor... pero ahora, bueno, de alguna forma hace que todo sea potencialmente posible, aunque hace tan solo unas semanas pareciera lo contrario. Nos abrimos el uno al otro durante la cena mucho más de lo que lo hemos hecho en los pasados cinco años. La conversación fluye y nos conectamos a un nivel más íntimo surgido a partir del respeto mutuo y la amistad. Puedo entender por qué me atrajo este hombre que está sentado delante de mí, el padre de mis hijos. Es un buen hombre con un buen corazón. Solo que ya no compartimos nuestros corazones. Decidimos hacer que esto funcione por nuestros hijos y continuar apoyándonos el uno al otro. Es como si nos hubiéramos quitado un enorme peso que lastraba nuestra relación y ahora fuéramos libres para abrazar la luz de la vida de nuevo. Sonreímos. Nos abrazamos. Nos trasladamos a diferentes habitaciones bajo el mismo techo. Estamos contentos por ese arreglo a corto plazo. Los niños advierten el cambio en nuestro estado de ánimo y nos reímos mucho más de lo que lo hemos hecho en años. * * * Unos días más tarde, justo como Nick había prometido, recibo una carta invitándome a ser miembro de su foro global de investigación. Querida doctora __________(ta): Confío en que se encuentre bien de salud. Me gustaría invitarla formalmente a formar parte de nuestro selecto equipo de investigación especializado en el desarrollo de una cura para la depresión. Sus específicas habilidades y conocimientos son requeridos para el puesto de Jefe de Psicología del Proyecto Zodiac, en el que trabajará en estrecha colaboración con un equipo de acreditados investigadores médicos y doctores. Como bien sabe, el proyecto es altamente confidencial y continuará siéndolo durante al menos los próximos doce meses. Le adjuntamos un acuerdo de confidencialidad que deberá firmar antes de enviarle más información y antecedentes. A medida que nuestra investigación vaya progresando, esperamos publicar los resultados en los próximos dos o tres años, momento en que su significativa contribución a nuestros estudios será formalmente reconocida. En esta fase, la investigación se desarrollará predominantemente a tiempo parcial, por lo que confiamos en que pueda compatibilizarla con su trabajo actual en la universidad. Me he tomado personalmente la libertad de hablar con su decano, que se ha prestado a apoyarnos en este aspecto. También se la requerirá para asistir a distintas conferencias internacionales, la primera de las cuales tendrá lugar en Londres el próximo mes, y cuyos detalles se incluyen en los documentos adjuntos. El pago por sus servicios será considerado y acordado personalmente, en las próximas dos semanas. Sus credenciales académicas, bagaje profesional y reciente experiencia investigadora son de vital importancia para el éxito y progreso de este proyecto y valoramos sinceramente su incomparable contribución. Muchas gracias por el tiempo que ha dedicado para reunirse con nosotros. Esperamos mantener una relación fructífera, amistosa y productiva en los años venideros. Estamos deseando poder darle la bienvenida en el equipo. Sinceramente, Lionel McKinnon Presidente El estómago me da un vuelco cuando termino de leer la carta; unas abrumadoras olas de excitación y temor compitiendo por llamar la atención de mis partes inferiores. Siento cómo mis mejillas se sonrojan. La carta en mis manos parece tan oficial, tan noble, sus connotaciones sexuales tan claramente veladas... Inconscientemente acaricio el brazalete de mi muñeca. —¿Va todo bien? —pregunta Robert alzando la vista de su periódico. Puedo percibir el temblor de mi mano cuando le paso la carta para que la lea. —¿Se trata de la investigación que estuviste discutiendo con Nick? Asiento. —¡Qué maravillosa noticia, enhorabuena! Has trabajado muy duro, te lo mereces. —Me besa en la mejilla—. Esto exige un brindis con champán. No puedo evitar preguntarme qué he hecho yo para merecer a los hombres de mi vida. 2. FDA: Food and Drug Administration o Agencia de Alimentos y Fármacos. Epílogo Aquí estoy, sentada en primera clase, otra novedosa e increíble experiencia, mientras esperamos en la pista para despegar. Ni en un millón de años hubiera podido imaginar que esto podría pasarme a mí. Me siento como si poco a poco estuviera convirtiéndome en la persona que siempre quise ser. Estoy muy excitada por volver a ver a Nick. Las mariposas de mi estómago aún están ahí, igual que antes de reunirme con él en Sidney, pero esta vez son más grandes y de colores más vivos y agradezco su presencia porque me recuerdan que estoy llena de vida y energía. Mi mente vuelve a unos días atrás, cuando estaba trabajando en la ciudad y salí a comer algo. Caminaba tranquilamente por la calle cuando pasé por delante de una tienda que vendía sillas de montar y estribos. Entonces por el rabillo del ojo observé una fusta. Una intensa emoción recorrió con tal ferocidad mi cuerpo que, por un momento, me quedé cegada y sin respiración, y tuve que apoyarme contra la fría luna del escaparate de la tienda. ¡La arrolladora sensación erótica me dejó sin aliento! El constante zumbido de mi interior que sentía desde mi regreso, y al que finalmente había conseguido acostumbrarme, resurgió en forma de electrizantes vibraciones elevándose desde mi clítoris hasta los pezones, que se endurecieron de inmediato. Menos mal que ese día llevaba puesto un sujetador con relleno porque me encontré jadeando y tratando de coger aire mientras una inmensa ola ardiente, como oro líquido, arrasaba mis partes íntimas. Una de mis alumnas, que casualmente pasaba por allí, se detuvo a preguntarme si todo iba bien y si necesitaba ayuda. Aunque solo pude asentir indicándole que estaba bien, se quedó mirándome durante un buen rato, con los ojos abiertos como platos, hasta que conseguí rehacerme y pude asegurarle que me encontraba perfectamente y que se fuera tranquila. Dios mío, si ella supiera... Estoy deseando poder hablar con Nick de estos arrebatos psicofísicos que se abaten sobre mí con la simple visión de un objeto, sonido o recuerdo de ese fin de semana. Una parte de mí se siente mortificada por que me suceda en público, pero, por otro lado, me fascina la incertidumbre de no saber qué podrá desencadenar otro episodio y espero ansiosa la próxima experiencia. Mis vuelos transcurren sin novedad; no hay retraso en Singapur, y por fin llego a Londres a la hora prevista. Cuando salgo por la puerta giratoria de Heathrow, distingo a un chófer esperando con mi nombre en un cartel. ¡Qué agradable es viajar así! Intercambiamos unos respetuosos saludos y él coge mi equipaje. Cuando nos acercamos al sedán negro con la puerta abierta, hay otro hombre esperándome al lado, vestido con un uniforme similar. —Buenos días, doctora __________(ta). Bienvenida a Londres. —Buenos días. Gracias, es estupendo estar aquí. Sonrío mientras me sostiene la puerta y el primer hombre se ocupa de guardar mi equipaje. Cuando me acomodo en el asiento trasero y compruebo que llevo todo conmigo, oigo que alguien me llama desde lejos, por detrás de mí. Miro por encima del hombro y me quedo atónita al ver a Nick y a Samuel corriendo hacia el coche. ¿Qué demonios están haciendo aquí? Creía que no llegarían hasta última hora de la noche. Sorprendida, les saludo con la mano cuando súbitamente el ayudante del conductor cierra de golpe la puerta y echa los seguros desde el asiento delantero. Puedo ver el pánico en los rostros de Nick y Samuel mientras corren hacia nosotros. Justo cuando voy a pedirle al conductor que les espere, el coche arranca a toda velocidad y la inercia me aplasta contra el respaldo del asiento. Les pido que se detengan, explicándoles que les conozco. Nick está corriendo al lado del coche, golpeando las ventanillas traseras. Trato de abrir la ventanilla para hablar con él, pero no hay ningún botón. El cristal de la ventanilla se vuelve negro y dejo de ver su rostro. La puerta está cerrada y cuando me doy la vuelta para mirar al conductor, una oscura barrera se alza entre los asientos traseros y delanteros. Grito y golpeo con fuerza la puerta y el cristal. Vamos a toda velocidad. Empiezo a temblar cuando el recuerdo del rostro agónico de Nick se posa en mi cerebro. Busco a toda prisa mi móvil en el bolso, solo para comprobar que no hay señal. No entiendo nada. Estoy encerrada en un coche sin cobertura telefónica. ¿Quiénes son los conductores? Aporreo los cristales gritando a los hombres, intentando encontrar un sentido a lo que está pasando. Trato de abrir las puertas, compruebo los dos lados, y golpeo los cristales tintados de las ventanillas con la palma de las manos. ¿De qué va todo esto? De pronto me siento confusa, mareada. Y luego dejo de sentir...
FIN
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| | | Lau_ilovejonas Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 192 Fecha de inscripción : 15/09/2012
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Agosto 9th 2014, 19:17 | |
| Como que FIN!?!?!????? No puede terminar ahiiiiiiii!!!!!!!!! Ósea estoy segura que esos hombres son de la competencia que quieren a la rayis para ellos, pero no la podes terminar ahí!!!!!!! Espero que la sigas porque sino me va a dar un paro cardíaco jajajaja Besos! | |
| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Agosto 10th 2014, 13:43 | |
| wow que cambio radical siguela | |
| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Septiembre 8th 2014, 14:14 | |
| Prólogo Si hubiera sabido entonces lo que sé ahora, ¿habría habido alguna diferencia? No estoy segura de cómo ni por qué mi vida cambió tan rápidamente y de forma tan radical, para después continuar como si nada hubiera pasado. Todo empezó un fin de semana que quizás, viéndolo en retrospectiva, nunca debería haber sucedido, pero en el fondo de mi alma tengo la vaga sensación de que era lo que desde un principio tenía que ser... Lo único que sé es que desde entonces vivo inmersa en el ojo de un huracán tanto psicológico como sexual que surgió sin previo aviso ni pronóstico. ¿O puede ser que ignorara las señales? En todo caso, lo hecho, hecho está, y lo que tenga que ser, será. Lo que desconozco es cómo terminará, o si lograré sobrevivir al viaje.
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| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Septiembre 8th 2014, 14:15 | |
| Capítulo 1 _______(tn) Aquí estoy, sentada en la sala de primera clase, algo que para mí resulta otra excitante novedad, con una copa de Taittinger de cortesía y picando unos calamares a la sal y pimienta regados con lima. Me recuesto en el sofá de felpa y miro a mi alrededor las líneas modernas y limpias de la habitación, la iluminación tenue y todo tipo de comodidades inimaginables. La vida está bien. Mejor dicho, la vida es genial, increíblemente genial. No puedo evitar sentirme un poco asombrada de lo bien que ha salido todo. Robert y yo nos estamos llevando divinamente ahora que por fin hemos sido honestos el uno con el otro en lo que respecta a nuestros sentimientos. Juntos hemos estado realmente centrados en los niños, y no tengo duda de que esto ha sido beneficioso para ellos. Ellos son la quintaesencia de la felicidad, y eso me basta para sonreír. Ojalá pudiera decir lo mismo de algunas de mis amigas, que están en un frenético estado de ansiedad ante el repentino giro que ha dado mi estilo de vida. Es cierto que regresar de un viaje de trabajo con un nuevo (antiguo) amante, separarte de tu marido con quien todavía vives felizmente bajo el mismo techo y que de repente se abra paso una nueva carrera internacional en tu vida cotidiana, en Tasmania, representa sin duda un extraño cambio en los acontecimientos de la vida de una. Incluso pensarlo así parece poco realista y demasiado extraño para expresarlo en palabras. Por eso puedo llegar a entender por qué a una pequeña y estrecha comunidad le guste hablar sobre una situación tan escandalosa. Sin embargo, no puedo negar que no me doliera ese matiz sarcástico y duro de algunos comentarios sobre mi fin de semana «ilícito». Peor aún son esas risitas y susurros en los corrillos que se forman y ese levantamiento de cejas en señal de sorpresa cuando paso con Elizabeth y Jordan para llevarlos al colegio. Las palabras que no se pronuncian son las que más me matan. ¿Por qué las personas no pueden sencillamente ser directas y atenerse a sus propias convicciones? ¿O guardarse sus opiniones para sí mismas, no decir nada y dejar de regodearse con esa maraña de chismes maliciosos en la puerta del colegio? Supongo que en gran parte me lo he buscado yo misma. Podría no haber dicho absolutamente nada. ¿Me arrepiento de algo? En absoluto... No hay nada como tener unas buenas amigas con las que compartir toda esa emoción, excitación y asombro con los que he vivido esta locura de montaña rusa en la que he estado montada en los últimos dos meses, aunque, por razones obvias, tenga que omitir deliberadamente los detalles. Para ser honesta, ellas me han ayudado a mantenerme en mis cabales, y por esa razón las quiero. En cualquier caso, dudo que se creyeran mi versión de la realidad, hasta a mí misma me parece difícil. Una de las cosas que tiene el ser madre es que te ves obligada a tratar con las especies más críticas del planeta: otras madres. Desde la lactancia, pasando por la alimentación, la higiene y la disciplina, todas tienen algo que opinar. Una vez que eres madre, parece como si tuvieras un derecho divino a compartir tu experiencia y conocimiento con madres primerizas, menos experimentadas, quienes crees que están desesperadas y verdaderamente necesitadas de tu amplia fuente de conocimientos. No niego que en ocasiones me he podido incluir dentro de esta categoría. Lo que hacemos es compartir nuestros sabios consejos tanto para alimentar nuestros propios egos (y reafirmarnos en la idea de que estamos en el buen camino de la crianza), como para lógicamente ayudarnos a sentirnos mejor en nuestras propias luchas y dificultades. Dicho así, creo que no hay ningún otro grupo en la sociedad que te ofrezca más apoyo cuando lo necesitas, aunque a veces tengas que pagar por ello el precio de recibir algunos juicios de valor realmente pesados. Me vienen continuamente flashes de muchas de las madres que vienen a mi consulta con angustia emocional y con necesidad de copiar mecanismos para tratar los entresijos interpersonales de la maternidad para los que nadie te ha preparado. Y ahora me encuentro como receptora de sus voces ocultas que me preguntan si todavía soy o no una buena madre. Al parecer, lo era antes de mi viaje, pero ¿y ahora? Quién sabe... Y lo estoy empeorando al irme de nuevo, esta vez a Londres durante dos semanas..., ¡con ese hombre! ¿Cómo lo llevo? Es obvio que esto debe de significar que soy muy mala madre, ¿no? ¿Incluso si tuviera que irme por razones de trabajo? Me pregunto si esos juicios de valor serían un poco menos severos si me fuera con unas amigas durante diez días a un retiro de yoga para tener un bien merecido descanso de la rutina diaria de la maternidad. ¿Sería esta elección más fácil de digerir para los demás? En el fondo de mi corazón sé que soy una buena madre y que amo a mis hijos por encima de todo, como ellos a mí. Ellos me dicen todos los días que soy «genial», que digo yo que querrá decir algo. Los padres, por otro lado, han sido comprensivos con Robert, aunque no estoy segura de si conocen su deseo por explorar su tendencia homosexual. ¿Podría esto cambiar las cosas? Estoy contenta de saber que se tomará un tiempopara él cuando vuelva a casa de mi viaje. Creo que es justo lo que necesita antes de embarcarse en esta nueva etapa en su vida. Imagínate el cotilleo si otro hombre se muda a casa... ¡Menudo escándalo! Me río solo de pensarlo. En cualquier caso, eso es decisión suya, y respetaré su privacidad «si» decide hablar con los demás de su cambio de estilo de vida y de «cuándo» lo hace. Sacudo la cabeza para quitarme de encima todo este pensamiento circular. Resulta una pérdida completa de tiempo preocuparse por las actitudes de los demás. Todo el mundo tiene derecho a tener su propia opinión, es solo la manera en la que la comparten lo que me tiene mosqueada. Me quedan unos pocos minutos antes de que anuncien el embarque de mi vuelo y me quede más o menos incomunicada por el largo vuelo a Londres, con solo una pequeña escala en Singapur. Decido aprovechar el tiempo y saco una foto de la decadencia a mi alrededor para enviársela a Nick como mensaje de «gracias por mi nueva vida» con muchos besos y abrazos. Unos sorbos más tarde, mi teléfono suena, es él. —Hola, qué sorpresa. —Hola, cariño. Dios, qué ganas tengo de verte. —Su voz es profunda y me hace temblar de una manera que me encanta. —Humm..., lo mismo digo. —Parece que han pasado siglos desde que sus mágicas manos tocaron mi piel. —Me alegro de que estés disfrutando de la sala de primera clase. —Lo estoy, pero sería mucho más agradable si la estuviera compartiendo contigo. —Ya no queda nada, llegaré a Londres doce horas después de ti. Viajo con Sam. —¿Ah, sí? ¿Estás con él? Eso es genial. No puedo evitar pensar que será un poco raro encontrarme con el catedrático Samuel Webster por primera vez desde el experimento. Fue mi examinador en el doctorado y con el tiempo se convirtió más bien en un padre académico que en un mentor. En el último año, su equipo de investigación se ha centrado en la sexología femenina en el campo de la neurociencia, que es como acabó conectando con Nick y con el Foro de Investigación Global. Me viene a la cabeza el incómodo pensamiento de que él sabe lo que hice... y lo que me hice a mí misma. Pero ahora no puedo hacer nada al respecto, salvo quedar lo más profesional posible en estas inusuales circunstancias, y en mi interior sé que él hará lo mismo. No me importaría si yo estuviera analizando los resultados de otra persona, así que decido adoptar ese enfoque en mi mente. —Tengo que contarte tantas cosas, _______(tn)... Hemos hecho unos avances increíbles en el último mes, esto se está poniendo realmente excitante. —Suenas excitado —sonrío—. Yo tampoco puedo esperar y tengo algunas preguntas que hacerte a ti también. —Eso sin duda, _______(tn). —Su voz resuena en mi oído mientras se me estremecen las nalgas al reconocer el significado de sus palabras. Ay, no, no ahora cuando estoy al teléfono, ¿cómo podría explicar eso? Tengo que concentrarme en otra cosa para desviar los recuerdos y sus efectos físicos y evitar quedarme paralizada en público. —Todavía no he recibido ningún documento, Nick. ¿Tendría que haber recibido algo? Quiero estar lo más preparada posible cuando llegue. —No, todavía no. Preferiría hablar de todo esto en persona. Ahora relájate y disfruta. Vas a estar superocupada cuando llegues aquí, te lo aseguro. Oigo que llaman a embarcar para mi vuelo. —Me tengo que ir, están llamando para embarcar, será mejor que cuelgue. —No te preocupes, AB. Me ha encantado escuchar tu voz. —Tengo unas ganas enormes de volver a verte, Nick, se me está haciendo eterno. —Un calor me inunda la ingle. —Lo sé, cariño... Ya no queda nada. ¿Sigues llevando la pulsera? —Por supuesto. —No es que me la pueda quitar así como así. Echo un vistazo a la pulsera de plata con diamantes rosas incrustados que rodea mi muñeca con un GPS adaptado en un chip. —Bien, me encantaría saber dónde estás. Pongo los ojos en blanco, pero él no puede verme. —A lo mejor deberías ponerte una para que pueda seguirte la pista a ti y a tu estilo de vida de la jet set. —No había pensado en ello, ya veremos. —Se ríe por lo bajo y añade en tono serio—: Es todavía más importante que sepa que estás a salvo. —Me habla de un modo protector, algo que, debo reconocerlo, me hace sentir muy apreciada. —Te quiero, me tengo que ir, última llamada. —Vale. —Parece reacio a terminar la llamada, al igual que yo—. Hasta mañana por la noche, y prométeme que no te meterás en líos. —¿Cuándo me meto yo en líos, a no ser que me encuentre contigo? —¡_______(tn)! —me reprende y añade rápidamente—: Yo también te quiero. —Siento su sonrisa a kilómetros de distancia—. Hasta luego, cariño, cuídate. —Y cuelga. Me quedo absorta mirando el teléfono hasta que la última llamada para el embarque me despierta de mi ensimismamiento. Por desgracia, queda todavía mucho para la noche de mañana entre los cambios de zonas horarias y mi creciente y urgente deseo carnal por el hombre que más quiero.
* * * Estamos esperando en la pista para despegar. Jamás se me hubiera pasado por la cabeza que esto podría ocurrirme a mí. Siento como si progresivamente me estuviera convirtiendo en la persona que siempre he deseado ser. Estoy tan emocionada de volver a ver a Nick que apenas me puedo contener mientras me organizo el asiento con todos los accesorios adicionales de la zona de primera clase. Me siento como cuando tenía siete años y viajé la primera vez en un 747 a Disneylandia para conocer al Pato Donald y Daisy, por razones completamente diferentes, claro está. Naturalmente, esta es la versión solo apta para adultos de esa anticipación sin límites. Sigo sintiendo mariposas en el estómago, igual que antes de encontrarme con Nick en Sidney, pero ahora son grandes y coloridas, y les doy la bienvenida ya que me hacen sentir viva y con energía, más de lo que me he podido sentir en años. Finalmente me acomodo y despegamos hacia ese largo viaje que nos queda por delante. Cuando llego a Singapur enciendo el móvil para enviar rápidamente un mensaje de texto a los niños. No puedo evitar sonreír al comprobar que acabo de recibir un mensaje de ellos, ya en pijama en la camita, mandándome un beso de buenas noches. Se me llena el corazón de amor por ellos, besaría ahora mismo la pantalla. Aprovecho para estirar las piernas y darme un buen paseo por el aeropuerto de Changi tan limpio y organizado, antes de ir a asearme a la sala de primera clase. Miro con ganas las apetecibles duchas con sus cascadas de agua, pero lamentablemente no tengo suficiente tiempo para entretenerme. Cuando voy a mirarme al espejo para asegurarme de que estoy presentable para la siguiente etapa del viaje, me doy cuenta de que la mujer que está en el espejo de al lado me está mirando fijamente. Me pregunto si me lo estoy imaginando y me estoy volviendo un poco paranoica, cuando de repente se dirige a mí con un acento francés bastante formal y refinado. —Disculpe que la esté mirando, pero ¿no es usted la doctora _______(tn)ndra Blake? —Sí, soy yo —le contesto, aunque me quedo un poco sorprendida por su intensidad. —Es un placer. —Su tono se suaviza visiblemente—. Permítame que me presente. Me llamo Lauren Bertrand. Está impecablemente peinada y lleva un vestido muy elegante, con el bolso a juego con los zapatos, como solo las francesas saben hacerlo. Es una mujer increíblemente guapa, una mujer imponente. —Ah, hola. —Nos damos la mano. Me cuesta un rato rebuscar en mi memoria para saber dónde he escuchado su nombre antes hasta que por fin recuerdo que es miembro del foro de investigación de Nick. Es verdad, la doctora Lauren Bertrand. Si no recuerdo mal, es especialista en química. —Trabajo con el doctor Quinn. Es un placer conocerla, bienvenida al equipo. —Su sonrisa parece amable pero sigue siendo profesional. —Igualmente, un placer conocerla. Gracias. —¿Viaja a Londres? —Sí, mi vuelo sale en breve. ¿Usted también vuela a Londres? —Voy a Bruselas a una reunión y después vuelvo a París unos días antes de reunirnos en Londres todo el equipo. La investigación que me envió Nick es fascinante en tantos puntos... Tengo muchas ganas de que llegue nuestro foro y de trabajar con usted más directamente. Los resultados han sido tan sorprendentes e increíbles... Sus ojos recorren mi cuerpo y por un momento parece perdida en sus pensamientos. Su apreciación me hace sonrojarme, y me pregunto qué resultados son exactamente los que le habrán sorprendido tanto. ¿Cómo es que los ha recibido como parte del foro, y por qué yo no he recibido nada? No puedo evitar ruborizarme de vergüenza y me invade la decepción al pensar que me encuentro al otro lado del experimento sin tener ninguno de los análisis para poder criticarlos y revisarlos. Me pregunto si alguno de mis clientes se ha sentido alguna vez así durante nuestras sesiones. Muy probablemente. Doy gracias al oír que llaman para mi vuelo en el momento en que la intensidad de su atenta mirada me hace sentir incómoda. —Bueno, ese es mi vuelo. Buen viaje, supongo que nos veremos en unos días. —Por supuesto, me encantaría volver a vernos. Que le vaya bien, doctora Blake. Ha sido un placer haber tenido la oportunidad de conocerla en persona. —Por favor, llámeme _______(tn). —Gracias _______(tn), hasta la próxima. —Me da la mano, esta vez agarrándome con las dos manos. No sabría descifrar si lo hace por afecto o posesión. Una sensación rara. Me doy la vuelta para marcharme cuando suena su teléfono móvil y lo contesta rápidamente. Su voz suena excitada y entrecortada—. No te vas a creer con quién me acabo de encontrar..., sí..., coge el siguiente vuelo a Londres que sale de Singapur... —Cuando salgo por la puerta, me despide rápidamente con la mano y se da la vuelta para seguir hablando por teléfono. De nuevo en el avión y sobrevolando las alturas, disfruto de unas copas de Cape Mentelle Sauvignon Blanc Semillon. Me gusta tanto el Margaret River del oeste de Australia... El vino casa de maravilla con el pescado a las hierbas y la ensalada. No me puedo resistir al delicioso postre de tarta de queso con fruta de la pasión. Como esta es la parte más larga del vuelo y no he dormido nada en el primero, disfruto poniéndome el pijama y los calcetines de primera clase, nada sexy la verdad, y abato el asiento para convertirlo en una cama y acurrucarme en la suave almohada y las sábanas blancas. Tengo en mente a todas aquellas personas que estén viajando en clase turista, como lo he hecho yo tantas veces, y espero que se las apañen para dormir algo en posición vertical en las horas que nos quedan. Siento las manos húmedas al colocarme los auriculares en los oídos. Dudo si utilizar el antifaz que nos proporcionan. Solo el pensar en quedarme de nuevo ciega hace que me recorra un escalofrío por la columna vertebral y que mis pezones se endurezcan con el roce del suave algodón que llevo puesto. Inspiro profundamente un par de veces para templar el calor que me sube por el cuerpo y aprieto las piernas con fuerza para evitar una potencial emboscada. Rápidamente arrojo el antifaz al final de la cama, lejos de mí. Obviamente no estoy para andar tapándome los ojos después de la experiencia tan extrema de la última vez. Aunque el pensar en ese antifaz, su suavidad, el encaje... me trae automáticamente la imagen de Nick haciéndome cosquillas con las plumas en todo el cuerpo, su paciencia, mi impaciencia... ¡Dios mío! Tengo que dejar de pensar en esto. Gracias a Dios estoy en primera clase y nadie puede ver dónde han ido a parar mis manos sin quererlo. ¡Dios santo, no en un avión con gente a mi alrededor! Me pregunto por un instante qué habrá sido de aquel antifaz. ¿Quizás aún lo tenga Nick? Pero en estos momentos lo que más necesito es dormir y no estos sentimientos eróticos tan intensos que habré de vivir apasionadamente y en todo su esplendor, pero después de esperar todavía 24 horas hasta que por fin esté con él. Parece como si los sentimientos entendieran que el hecho de ponerlos en estado de latencia hará que merezca más la pena la espera, de manera que se sosiegan y me dejan sumergirme en un placentero sueño.
Estoy de pie con un picardías en la ventana de mi habitación y miro atrás para ver el cuerpo musculoso y bronceado de Nick que duerme plácidamente. Su espalda robusta y el pelo despeinado me hacen recordar nuestro reciente encuentro íntimo. Me abrazo de felicidad antes de salir al balcón para ver a Elizabeth y Jordan jugar en el jardín. Les saludo sonriendo con la mano mientras corretean alborozados alrededor del sauce. Entro en la habitación y me doy cuenta de que Nick ya no está en la cama. Qué extraño... Pero si hace tan solo un momento estaba durmiendo tan ricamente. Salgo por la puerta y le llamo mientras bajo por las escaleras. Me pregunto dónde se habrá ido. Entro en la cocina, está vacía y de repente siento frío. Sigo la corriente de aire que viene de las escaleras y me tropiezo y empiezo a rodar escaleras abajo hasta que me quedo tirada al final del todo. Tengo el picardías sucio y roto y casi no puedo mover las piernas, me siento como si me estuviera hundiendo en arenas movedizas. Miro las escaleras encima de mí y me parecen demasiado altas como para poder subir por ellas con las piernas tan pesadas. Me arrastro por el suelo, estilo comando, incapaz de ver a dónde voy. De repente, noto que algo repta por mi cuerpo e inmediatamente me siento muerta de miedo. Cuando la vista se ajusta a la oscuridad, veo el cuerpo de una serpiente larga y gorda. Se para como si sintiera mi presencia. El corazón me va a mil, se me va a salir del pecho. Su lengua bífida se mueve sin parar dentro y fuera de su boca. Levanta la cabeza y se desliza silenciosamente por la parte baja de mi espalda. No me atrevo ni a respirar. Siento que pesa mucho mientras va reptando a lo largo de las líneas de mi cuerpo. El pánico me invade cuando empieza a deslizarse pausadamente con su grueso y oscuro cuerpo entre mis nalgas abriéndose paso a través de lo que queda de mi picardías de seda blanco. Qué sensación más extraña, es como si su movimiento me paralizara. Va dejando mi cuerpo, y finalmente su cola pasa con suavidad por mis pies. De repente se alza como si fuera una vara con forma fálica. Hay una luz que viene de arriba, y puedo ver que es de un color verde dorado brillante, mientras se va enrollando en la Vara de Esculapio, el símbolo de la medicina y la curación. Siento que hay algo místico en todo esto y sigo sin salir de mi asombro ante la presencia de la serpiente. El miedo que tenía antes queda de inmediato reemplazado por una sensación de paz y calma. Cuando estoy a punto de marcharme, siento unas gotas indoloras de sangre formando un charco sobre mi ombligo. Por alguna extraña razón, eso me da fuerzas y sé que debo continuar mi propio viaje hacia la luz. Paso por un arco y por un momento miro hacia atrás para observar el rastro que va dejando mi piel al estar mudando. Cuando doblo la esquina para adentrarme en un destello de luz, mis brazos se convierten en alas y mi nariz en pico. Me asomo con cuidado al aire, extiendo mis magníficas alas y echo a volar sintiendo cómo mi cuerpo coge fuerza cada segundo que pasa. Vuelo más y más alto hacia un majestuoso árbol. Mi vista de pájaro se fija en un búho posado en una rama. Parece como si me saludara con la cabeza, y yo bajo la mía en señal de reconocimiento. Veo el mundo como jamás lo había visto antes, desde esa perspectiva tan alta. Al recoger las alas, rozo un nido lleno de huevos que se acurrucan discretamente en una rama de grandes dimensiones. Uno de los huevos se tambalea peligrosamente hacia el borde de la rama, como si fuera a cámara lenta. Dejo la seguridad de la rama donde estoy para intentar salvarlo y alargo las alas para evitar su caída.
De repente me despierto con la sensación de que me estoy cayendo y doy un grito ahogado, completamente desorientada. ¡Qué sueño más raro! Pero si yo no suelo soñar con animales. Me deja con una sensación de ansiedad y de que pudiera ser un presagio, como si estuviera destinada a elegir un camino que fuera a implicar sacrificios a corto plazo, pero beneficios a largo. Meneo la cabeza para quitarme todas estas imágenes de encima. Ojalá hubiera traído mi diario de sueños. Quizás pueda encontrar una App cuando aterrice que me ayude a interpretar este sueño tan intenso y tan gráfico. Se encienden las luces ante mis ojos, están sirviendo el desayuno. He debido de dormir un buen rato. Me quito el pijama y me pongo de nuevo la ropa de viaje, con ganas de mi inminente llegada, ya queda menos para mi encuentro con Nick y para disfrutar de lo que él haya planeado para mí esta semana. Estoy tan emocionada de estar por fin aquí y de estar pronto en brazos del hombre que amo, el hombre que siempre he amado... No puedo quitarme la sonrisa de la cara.
* * * Por fin, aterrizamos en Londres a la hora prevista. Salgo de Heathrow por las puertas giratorias y veo un chófer esperándome con un cartel con mi nombre. Qué gozada viajar de esta manera, con todo organizado hasta el más mínimo detalle. Nos saludamos mientras él coge mi equipaje. Hay un coche negro de lujo, junto a él nos espera otro hombre vestido con un traje similar al del chófer. —Buenos días, doctora Blake. Bienvenida a Londres. —Buenos días. Gracias, es un placer estar aquí. Sonrío mientras me abre la puerta, y el primer hombre se ocupa de mi equipaje. Mientras me acomodo en el asiento trasero, asegurándome de que tengo todo conmigo, oigo que alguien me llama por mi nombre en algún lugar detrás de mí. Me doy la vuelta y cuál es mi asombro al ver a Nick y Samuel corriendo hacia el coche. No entiendo. ¿Qué diablos están haciendo aquí? Pensaba que no llegarían hasta la noche. Hago señas con la mano al reconocerlos con sorpresa y en ese momento el asistente del conductor cierra la puerta de un empujón y se mete corriendo en el asiento delantero. Veo las caras de pánico de Nick y Samuel que vienen corriendo hacia mí. Justo cuando voy a pedir al conductor que les espere, el coche sale disparado y el movimiento me lanza de espaldas contra el asiento trasero. Les pido que paren el coche y les digo que conozco a esos hombres. Nick viene corriendo tras el coche y golpea la ventana trasera. Veo miedo en sus ojos. Algo no va bien. Intento bajar la ventanilla para hablar con él, pero no hay ningún botón para hacerlo. De repente los cristales se tintan de negro y ya no puedo verle más. Las puertas se cierran automáticamente y cuando me doy la vuelta para hablar con el conductor, se eleva una ventana tintada a modo de separación de la zona del conductor de los asientos traseros. Grito y golpeo la ventana y la puerta. El coche va rápido. Me echo a temblar al recordar la cara angustiada de Nick. Rebusco en mi bolso para coger el móvil y me doy cuenta de que no hay cobertura. No entiendo nada de todo esto. Estoy en un coche con cristales tintados y sin cobertura en el móvil. ¿Quiénes son los conductores? Doy golpes en las ventanas gritándoles. Intento abrir las puertas, comprobando las dos insistentemente, y golpeo con las manos las ventanas hasta que me hago daño. Pero ¿qué es todo esto? De repente me siento grogui, mareada... y ya no siento nada más.
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| | | andreru Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 358 Edad : 29 Fecha de inscripción : 25/04/2011
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Septiembre 8th 2014, 14:17 | |
| Hola como estan? se que me tarde mucho espero que no se hayan cansado de esperar! mil disculpas | |
| | | Lady_Sara_JB Casada Con
Cantidad de envíos : 1582 Edad : 28 Localización : México Fecha de inscripción : 24/03/2013
| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu Septiembre 8th 2014, 20:20 | |
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| Tema: Re: Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu | |
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| | | | Destinada a gozar & Destinada a Sentir Nick y tu | |
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