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| **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) | |
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+6Wenn ILoveEzraFitz♥ caripe sweetdreamJonas NataliadeJonas #CrazyMoFosOfNialler 10 participantes | |
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#CrazyMoFosOfNialler Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5350 Edad : 26 Fecha de inscripción : 18/05/2012
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 18th 2013, 13:12 | |
| Capitulo 12 Parte I ____ pensó que estaba todo lo satisfecha que podía estar una mujer mientras avanzaba rápidamente hacia las oficinas de Ash, con la capota de su coche bajada y el viento azotándole el pelo. Las últimas dieciocho horas parecían algo que podía haber soñado. Bueno, de acuerdo, si lo hubiera soñado habría cambiado unas cuantas cosas. Nick no era tan cariñoso como sus amantes anteriores. Y no había aquella sensación de saber que a los dos les importaba profundamente, de saber que estaban implicados en algo real y duradero. Pero la verdad era que había conseguido más de lo que podría haber esperado de él. Le había hablado. Y la había abrazado mientras dormían. Y le había mostrado lo dulce que podía ser cuando quería. Algunas preguntas innegables revoloteaban por su mente. ¿Adonde conduciría aquello? ¿Continuaría? Y, la pregunta inevitable que tenía que ver con su padre: ¿estaba Nick utilizándola por alguna razón? ¿El acostarse con ella le hacía sentir que, de alguna manera, se estaba vengando de Henry? Pero sacudió la cabeza ante sus dudas. Se había zambullido en aquello de cabeza, conociendo los riesgos, y tenía que enfrentarse a ellos. Mientras aceleraba para fundirse con el tráfico de la Ruta 19, alargó la mano para encender la radio, dejar que la música la recorriera junto con la cálida brisa, negándose a que nada la deprimiera. Porque, hasta en su falta de perfección, algo en Nick y ella, juntos, sencillamente se sentía... mágico. Quizás realmente hubiera algo cósmico uniéndolos, acercándolos. «Estás volviendo a pensar locuras», se regañó, pero cada día parecía una explicación más plausible para los extraños giros en su corta pero apasionada relación. Por supuesto, ir a la oficina no la ayudaba a levantarle el ánimo. Porque no iba por negocios y, sin embargo, era algo que sentía que tenía que hacer o no podría vivir consigo misma. Una parte de ella deseaba no conocer la indiscreción de Phil, pero, ahora que lo sabía, no podía dejarla dentro de ella. —Oooh, miau —dijo Sadie cuando ____ entró por la puerta con su minifalda de piel de leopardo—. Daría el brazo derecho para poder ponerme eso. _____ se rió. —Eso es un poco radical, Sadie. —De acuerdo, daría el brazo derecho para poder ponerme eso y poder tontear con el sexy y grande Nick Jonas. —¡Calla! —____ abrió los ojos de par en par—. Baja la voz, ¿quieres? Sadie sonrió ampliamente. —Entonces estás tonteando con él. ¿Y es un secreto? No pensaba que fuera un secreto exactamente, pero no estaba preparada para dejar que su padre supiera que estaba viéndose con el hijo de John Jonas. Podría abrir una caja de Pandora muy antigua que era mejor que siguiera cerrada. Por el momento, al menos. —Algo así. Sadie ladeó la cabeza. —¿Y cómo están las cosas con tu pintor guaperas? Pareces mucho más contenta que la última vez que hablamos. —Las cosas están... mejor. —No pudo esconder su sonrisa. —Así que, ¿ya no estoy en apuros por habértelo enviado a casa? —bromeó Sadie. —Estás totalmente perdonada. —Eso me deja la conciencia tranquila. —La mujer mayor guiñó el ojo y alargó la mano hasta el teléfono—. Bueno, ¿a quién necesitas? —A Phil. —Pero mientras pronunciaba su nombre, su voz resonó por el vestíbulo. —Ahí lo tienes. —Sadie volvió a colocar el auricular en la base del teléfono y ____ ya había comenzado a dirigirse hacia el sonido de la voz de Phil cuando Sadie añadió: —Ah, _____. —Cuando ella se giró, los ojos de la otra mujer brillaron con malicia—. Pásatelo bien con ese pintor y dale un beso por mí. —Pero Sadie —respondió—, sabes que Nick no tiene nada contra Arthur. Sadie ladeó la cabeza, meditándolo. —Tienes razón. Pero, ¿crees que podría convencer a Arthur de que se hiciera un tatuaje? ____ se rió mientras se giraba para buscar a Phil, pero su sonrisa de desvaneció cuando recordó la desagradable tarea que tenía entre manos. Se reunió con él en el pasillo, con uno de los supervisores de obra. —Hola —dijo Phil. Llevaba la ropa informal que solía usar, bermudas y una camisa; iba hecho un pincel. Ella intentó forzar una sonrisa, pero no lo consiguió. —Hola, Phil. Craig. —Entonces, se centró en Phil—. ¿Podría verte un minuto? Extendió los brazos de la forma desenfadada en que solía hacerlo. —Tengo uno ahora mismo. ¿Qué necesitas? —A solas. Él arqueó una ceja. —¿Me estás haciendo proposiciones deshonestas, nenita? —Siguió con un guiño que, bajo las circunstancias, casi la puso enferma, y Craig se rió con él. —Ni de lejos —murmuró ella, y esas palabras mataron la sonrisa de Phil. —Oooh, esto suena serio. —Alargó un brazo en dirección a la puerta de su despacho, a unos pasos—. Después de ti. Cerró la puerta y se sentó tras su escritorio, entrelazando los dedos ante él. Ella se sentó al otro lado, aunque apenas podía creerse que estuviera allí haciendo aquello. —¿Qué ocurre? —preguntó él. —Estás engañando a Jeanne. Su expresión tranquila nunca cambió, pero dudó durante un segundo de más. —¿Por qué demonios piensas eso? —Porque te vi —mintió—. En tu fiesta. Deberías haber cerrado la puerta. Frente a ella, él soltó un suspiro sufrido mientras se pasaba una mano por el pelo. Volvió a caer perfectamente en su sitio. —Tienes razón. Debería haberlo hecho. Fui demasiado imprudente. El corazón de _____ se partió un poco ante la confesión. Quizás había esperado contra todo pronóstico que Nick estuviera equivocado. —Phil, ¿cómo has podido? Él la miró. —No te lo tomes a mal, ____, pero no estoy seguro de que esto sea de tu incumbencia. —Os considero amigos míos tanto a Jeanne como a ti; ¿cómo puedo hacer que no sea de mi incumbencia? —Se inclinó hacia adelante, con el corazón latiéndole demasiado rápido—. ¿Lo sabe Jeanne? —Por supuesto que no —dijo él bruscamente—. La mataría. ____ suspiró, sin saber qué decir. —¿Por qué lo haces? El se puso en pie y rodeó el escritorio, hasta acomodarse en la silla con ruedas que había al lado de la de ____. Rodando hasta estar frente a ella, le cogió la mano. —Tienes un corazón tan bueno y puro, nenita... —No me vuelvas a llamar así. —Ahora cada vez que lo decía, la hería, haciéndola sentir más como un objeto que como una persona. Los ojos de Phil se abrieron de par en par, con incredulidad, mientras le soltaba la mano. —Te estás tomando esto demasiado en serio. —Es serio. Y ahora mismo me enferma el simple hecho de mirarte. —Se puso en pie, lista para marcharse, casi arrepentida de haber ido. Phil también se levantó. —Mira, no es que sea el único hombre del mundo que se desvía un poco del camino. Aquel comentario le hirvió la sangre. —Puede que no, pero no sabía que fueras tan baboso como los demás. —Y, por vez primera desde que Nick le había contado lo de Phil aquella mañana, se encontró preguntándose acerca de cada vez que la había tocado o que la había llamado «nenita». Pensaba que compartían una relación inofensiva y con bromas, pero quizás no lo era. Ni siquiera quería pensar en aquel aspecto de la situación, así que finalizó diciendo: —No vuelvas a hacerlo, Phil. —Y se giró para marcharse. —____, espera. Ella se detuvo y miró hacia atrás. —No se lo vas a decir, ¿verdad? Ella negó con la cabeza. —No por ahora, al menos. Pero piensa en tu matrimonio y, si significa algo para ti, empieza a respetarlo. La conversación con Phil la dejó temblando mientras giraba hacia el Macauto para recoger la comida que le había prometido a Nick. Aún no podía creer que aquél fuera Phil, el mismo hombre que conocía y con el que había trabajado desde hacía seis años. Tampoco podía creer que se hubiera enfrentado a él de aquella forma tan osada (no era su estilo), pero se alegraba de haberlo hecho. No sentía que el encuentro hubiera sido un éxito, pero esperaba que al menos le hiciera volver a evaluar sus actos. Volvió a la casa y se encontró a Nick haciendo muchos progresos con la pintura. Insistió en comerse su Big Mac con patatas mientras trabajaba, ya que decía que estaba en racha y no quería parar. Aunque sí que se tomó su tiempo para hablar de un nuevo color para la pintura de las cornisas mientras pintaba, diciéndole que terminaría la capa base aquella tarde y empezaría con ellas al día siguiente. Mientras se retiraba para dejar que Nick se concentrara, deseó que su día hubiera sido tan productivo como el de él, y decidió trabajar un poco para no atrasarse también. Tras dirigirse a su oficina, escarbó entre las facturas de aquella semana; pero, sinceramente, todavía le costaba concentrarse. Su mente giraba con recuerdos de su noche con él y con la duradera sorpresa de descubrir que Phil engañaba a Jeanne. De repente, nada en su mundo parecía igual que ayer. A última hora de aquella tarde, mientras seguía intentando hacer algo, llamaron a la puerta trasera y, mientras bajaba las escaleras, oyó la voz de Nick. —¿_______? | |
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 18th 2013, 13:17 | |
| Parte II Tras cruzar la sala de estar, se lo encontró apoyado en una de las puertas francesas; ella había dejado de cerrarlas con llave cuando él se encontraba allí. Como siempre, sólo verlo hizo que el corazón le hormigueara. —Hola. —Aquí tienes ese color. —Entró, sosteniendo una muestra de pintura—. Se llama muñeca china. Ella le echó un vistazo a la cartulina que tenía entre los dedos y dijo: —Es perfecta. Gracias por escogerla por mí. Nick simplemente se encogió de hombros. —Es mi trabajo, Princesa. Y me estoy preparando para irme, así que te veré mañana. Ella se mordió el labio, en respuesta al persistente vuelco de su corazón. No podía dejar que se marchara sin preguntarle... —Nick, tengo que saberlo... cuando vuelvas mañana, ¿cómo serán las cosas? Él la miró a los ojos y bajó la barbilla. —¿Te refieres a si será como antes? ¿Si vendré a pintarte la casa y levantarte la falda? Ella asintió. Su duda fue breve, pero obvia, antes de decir dulcemente «no» y besarla en la frente. Sin embargo, un nudo de preocupación seguía apretándole el estómago, y Nick debió de vérselo en la cara, porque añadió: —Confía en mí. Ya se lo había pedido antes y, de nuevo, las palabras la hicieron creer en él. No era que pensara que Nick fuera el tío más sincero del mundo, ni el más de fiar, pero no pensaba que la mintiera. Y, después de la noche pasada y de aquella mañana, pensaba que, por fin, quizás tuviera lo que había anhelado con él... una conexión auténtica. —Has hecho un buen trabajo esta noche, colega. Davy sonrió, agitando la mano mientras Nick salía por la puerta de alambre. Acababan de pasar dos horas volviendo a colgar el canalón de la parte delantera de la casa y, aunque Davy sabía que no había hecho mucho más que sostener cosas y pasarle herramientas a Nick, le gustaba cuando su hermano decía cosas así. Habían trabajado hasta que oscureció y, después, bebieron té helado en la cocina. En ese momento se dejó caer en el sofá, sintiendo un cansancio agradable. —No te pongas demasiado cómodo, tienes que ducharte. Él levantó la vista para encontrarse con las manos de Elaine en las caderas, con una mancha de suciedad en la mejilla. Había estado en el jardín trabajando en sus parterres y la parte delantera de su camiseta también estaba manchada. —Parece que tú la necesitas más que yo —dijo él, con una amplia sonrisa. Ella se rió y los ojos le brillaron mientras le tiraba un guante de jardinería. Él lo cogió mientras ella decía: —De acuerdo, tal vez vaya yo primero. —Después de volver a coger el guante, se dirigió a la parte de atrás de la casa; él la oyó dejar las herramientas en la caja de madera que Nick había hecho para ese tipo de cosas. Contento por el aplazamiento, encendió el televisor y fue cambiando de canal, pero no pudo encontrar nada bueno. Durante los últimos días, de hecho, no encontraba nada que captara su atención. Y, cuando dejó el televisor e intentó leer, tampoco se pudo concentrar en eso, aunque sí que quería saber qué le pasaba a Jim Hawkins y a los piratas. Quizás siguiera preocupado por su padre, aunque Nick tenía razón: todo parecía ir bien. O quizás estuviera pensando en el departamento de floristería de Albertson's y en Daisy María Ramírez. —Ah, Davy. —El alzó la vista mientras Elaine volvía a meter la cabeza en la sala, levantando el periódico—. Quería enseñarte esto antes. Pensé que te interesaría. —¿Qué es? —Un artículo sobre esa chica de Albertson's. Dejó de respirar; el pecho le ardió. —Ya sabes, la de la silla de ruedas. Él asintió. —Sí, ya sé. —Hicieron un buen artículo sobre ella en la sección de Gente. —Pero Elaine frunció el ceño—. Tiene espina bífida. —¿Qué es eso? —Es un problema de la médula espinal, algo que pasa al nacer. El artículo lo explica. ¿Quieres verlo? El asintió; temió haberlo hecho con demasiado entusiasmo. Pero ella no pareció darse cuenta, simplemente dejó caer el periódico en el sofá, al lado de Davy. Él esperó hasta que ella se hubo ido para cogerlo y, cuando lo hizo, el corazón le volvió a arder y la calidez se extendió por su pecho. Allí estaba, Daisy María Ramírez, y la foto hasta era en color. Estaba sentada en su mesa, junto a algunas flores, sonriendo. Nunca antes había visto la sonrisa de Daisy y supo instantáneamente que daría cualquier cosa para que le sonriera así a él. Sintiéndose más tranquilo cuando oyó la ducha al final de la sala, la miró durante un largo rato y, después, leyó el artículo. Daisy tenía veintidós años y vivía en Clearwater con sus padres y su hermana menor. La médula espinal no le había crecido bien antes de nacer, así que nunca había podido andar. Antes de trabajar en Albertson's, había trabajado en una floristería tres años, pero había quebrado. El periodista la describía como una chica tímida y tranquila con una sonrisa encantadora. Davy estaba de acuerdo en lo de la sonrisa, y la parte de la timidez y la tranquilidad no le sorprendió. Era como papá y él: diferente. Le encantaba preparar flores, según decía en el artículo, y también le gustaba leer libros e ir a la playa. Su corazón se hinchó al leer aquella última parte, ya que significaba que tenían cosas en común. Se sintió como si la conociera mucho mejor de lo que lo hacía, o como si quisiera conocerla, como si, quizás si ambos vencían su timidez, tuviera cosas que decirle; cosas importantes. El escritor concluía diciendo: «Observar a Daisy creando un arreglo floral es un regalo para los ojos», y Davy deseó haber pensado en ello, ya que era tan cierto. Seguía mirando fijamente la foto cuando la voz de Elaine resonó desde su dormitorio. —La ducha está libre, Davy. Tienes que lavarte y prepararte para ir a la cama. —De acuerdo —respondió gritando y, después, se llevó el periódico a su dormitorio y se agachó para deslizado bajo la cama, encima de los juegos que había allí. Mientras se pasaba el jabón por el pecho bajo el agua caliente varios minutos después, todavía veía la sonrisa de Daisy en su mente. ¿Cómo podía hacer que le sonriera de aquella manera? Fue simulando situaciones en la cabeza, desde «¿Lo suficientemente caliente para ti?», hasta la frase de Nick «tienes buen aspecto, como siempre», pero sabía que nada de aquello funcionaría. Ni siquiera «bonitas flores»; simplemente no tenía valor. Quería pensar que ella vería en él lo que él veía en ella, que, después de decirse «hola» ella comprendería que eran almas gemelas, que sabían las mismas cosas, sentían las mismas cosas, pero, ¿y si aquello no sucedía? ¿Y si abría la boca y ella lo miraba de aquella forma tan familiar? ¿ Con la mirada de «eres raro» o la del cachorro que dormía? Siguió pensando en el artículo. Pensó que era especial que un periódico te dedicara media página, y apostó a que ella se sentía orgullosa, aunque un poco avergonzada. Así era como él se sentiría. Después de ponerse el pijama y darle las buenas noches a Elaine, se fue a su cuarto, sacó el periódico y pensó un poco más en hacer sonreír a Daisy. Y, cuando apagó la luz y se tumbó para dormirse, una idea comenzó a formársele en el fondo de la mente. Cuando iba al colegio, conocía a una hermosa niña que se llamaba Lucy, y siempre se la había imaginado rodeada del oscuro cielo nocturno y de brillantes estrellas, como en la canción «Lucy en el cielo con diamantes». Pero no pensaba así en Daisy; no podía, en realidad, porque Daisy no era oscura como la noche. Daisy era luz del sol y flores. Hasta su nombre era una flor; una de las flores más sencillas y bonitas. Daisy era primavera y verano, color y textura. Lo hacía sentir como el primer momento en que el sol salía de entre las nubes y le acariciaba la cara. Le iba a hacer algo, decidió, algo que dijera todo lo que él no podía decir; le iba a hacer un regalo. Aún no estaba seguro de qué sería exactamente, pero tenía que ser perfecto. Porque observarla arreglando flores era un regalo para sus ojos y quería darle algo igual de especial a cambio. | |
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 18th 2013, 13:25 | |
| Parte III Las mañanas eran el momento preferido de Nick para trabajar; aquellas pocas horas antes de que el calor tropical llegara con toda su fuerza. A menudo hacía más en aquel período de tiempo que en el resto del día. La mañana siguiente se sentía más activo que de costumbre. La humedad de la mitad del verano todavía no había llegado; una breve lluvia por la noche había refrescado el aire. Le gustaba el nuevo color para las cornisas que le estaba poniendo a la casa de __. Y era viernes. A su pesar, se preguntó si acabaría de nuevo en la cama de __ o si se irían cada uno por su lado hasta el lunes. De repente había cosas nuevas que sopesar. Nunca había pretendido prometerle que las cosas fueran a ser diferentes a partir de ese momento, pero, cuando ella se lo había preguntado, por alguna razón no pudo decepcionarla. De todas formas, prometerle que no la usaría por el sexo apenas equivalía a un compromiso, así que quizás pudiera arreglárselas. Tal vez pudiera acostarse con ella, divertirse con ella, disfrutarla, sin que las cosas fueran demasiado en serio. Aquél era el plan, en cualquier caso. Continuó con su trabajo, centrándose en aplicar una capa homogénea de pintura en una de las columnas gemelas que sostenían la marquesina delantera de __ mientras intentaba no pensar demasiado en la mujer de dentro. Es decir, hasta que ella abrió la puerta con un vaso de limonada en la mano. Su cabello recogido revelaba unos pómulos delicados y llevaba unos shorts blancos que resaltaban unas piernas bronceadas. A quién pretendía engañar; había estado pensando en ella, le gustara o no. —La acabo de hacer. Pensé que te gustaría algo que no fuera agua. Él bajó la brocha. —Gracias. —Le cogió la bebida, con sus dedos rozándose ligeramente, y vació la mitad de un largo trago. Rápidamente, se extendió un incómodo silencio y él se preguntó si su brevedad la estaba asustando, haciéndole pensar que las cosas habían vuelto a como eran antes, a pesar de lo que había dicho el día anterior. Se dijo a sí mismo que aún podía hacerlo, podía actuar como un *****, y probablemente fuera inteligente hacerlo. —Bueno. —Ella cambió su peso de un pie al otro—. Si quieres más, está en la nevera. No cerraré la puerta con llave. —De acuerdo —dijo él mientras ella se giraba para marcharse. Entonces dijo—: Espera. Sus ojos azules volvieron a posarse en los suyos y, por alguna razón, aquello lo paralizó. «Anoche te eché de menos». Las palabras le aparecieron en la mente, pero no podía decirlas. Aunque hubiera estado tumbado en la cama preguntándose qué estaría haciendo, deseando que estuviera a su lado. Así que, en vez de eso, le agarró la mano y se acercó a ella, mientras bajaba la boca hasta la suya para darle un beso dulce y lento. Tal vez a ella le gustara hablar, pero él se seguía sintiendo más cómodo besando. Cuando terminó, ella se mordió el labio, vacilante, y él intentó que su cara permaneciera libre de emociones. Sin embargo, cuando ella empezó a marcharse de nuevo, se oyó decir: —¿Te gusta el agua? Ella lo miró, inexpresiva. —¿El agua? —¿El océano? ¿Navegar? Ella parpadeó, todavía vacilante. —Sí. Quiero decir, claro que sí. —¿Quieres hacerlo esta noche? ¿Hacer un crucero a la puesta del sol en unos de los veleros del puerto deportivo? La sonrisita que iluminó su cara dio calidez a su alma de una forma totalmente inesperada. —Me gustaría hacerlo, sí. —De acuerdo —dijo él, un poco estupefacto ante lo fácil que era hacerla feliz. Cuando la puerta se hubo cerrado tras ella, se bebió el resto de la limonada, dejó el vaso en el porche delantero y volvió al trabajo. Pero, ¿qué demonios acababa de hacer? Acababa de pedirle una cita a la hija de Henry Ash, eso había hecho. La primera vez que había mirado a __ a los ojos, todo lo que había podido ver era a Henry y privilegio, cosas que deberían haber sido suyas. Sin embargo, cuando la miraba ahora, era diferente, y la verdad era que había sido más que sexo desde... bueno, desde la primera vez que se habían acostado. Una gran parte de Nick no podía creer que le acabara de pedir una cita (a aquella mujer con la que no tenía intención de comenzar una relación), pero, a su pesar, en otra parte de él manaba la ilusión. —Por Sadie —dijo __, mientras alzaba su copa de vino y miraba a los atractivos ojos de Nick. —Sadie... ¿de Ash? —preguntó él. Descansaban en la larga y estrecha proa de una elegante goleta mientras serpenteaba desde la bahía hasta las aguas abiertas del golfo. Los gritos de las gaviotas competían con el sonido de las olas chocando contra el casco del barco. ___asintió y lanzó una mirada que sospechaba que era avergonzada. —Si Sadie no te hubiera llamado para que me pintaras la casa, no estaríamos aquí. —Supongo que no —concedió él, mientras brindaba con ella. —Me encanta esto —dijo ella, dejando que sus ojos vagaran por el océano mientras el barco se balanceaba suavemente por el oleaje de la noche. Pero lo que realmente quería decir era «me encanta esta noche. Me encanta estar en este barco contigo, me ha encantado saber, sin que me lo dijeras, que lo organizaste para que lo tuviéramos para nosotros solos, aparte del capitán. Me encanta mirar tus ojos oscuros ahora mismo y saber que ambos queremos estar aquí». Algo en su mundo había cambiado el día en que él llegó a su puerta con un aspecto sorprendentemente duro con una camiseta de color burdeos oscuro y vaqueros azules. Sólo cuando se habían embarcado en aquella cita se dio cuenta de que aquello se estaba convirtiendo de verdad en un idilio, del tipo que le quemaba el corazón de una forma mucho más profunda de lo que lo haría simplemente el sexo. Todavía no sabía si aquello iba a durar y le daba miedo siquiera comenzar a pensar en el futuro, pero había empezado a creer que el dolor que había soportado con Nick había valido la pena porque, de alguna manera, los había llevado allí. Y allí era un buen lugar, al menos por el momento. —Por cierto, ayer hablé con Phil. Sobre Jeanne. Los ojos de Nick se abrieron como platos, haciendo que ella se arrepintiera de mezclar romance con vida real. —Estás de broma, ¿verdad? —No, pero no te preocupes, no te metí de por medio. Le dije que yo lo vi con otra mujer en la fiesta. —No me preocupaba por mí. Me preocupaba por ti. —¿Por qué? Él levantó las cejas. —Bueno, apuesto a que no le gustó que metieras las narices en sus asuntos. Ella sonrió, admitiéndolo. —De hecho, no le gustó. Pero no podía saber que la estaba engañando y dejarlo pasar sin hacer algo. —¿Qué dijo? —Intentó actuar como si no fuera nada, me dijo que me lo estaba tomando demasiado en serio. —Siempre he pensado —comenzó a decir, mientras levantaba la copa para tomar otro trago— que la vida ya es lo suficientemente complicada sin meterse en los problemas de los demás. Cuando terminó, buscó sus ojos, pero ella sólo sonrió. —A veces —respondió ella—, los demás necesitan ayuda de verdad y quizás ni siquiera lo sepan hasta que alguien más se mete. antes de que Nick pudiera responder, el callado capitán de mediana edad se acercó desde la parte trasera del elegante barco blanco y dejó una cesta de mimbre cubierta ante ellos. —Su picnic al atardecer —dijo, sonriendo de una forma que hizo pensar a __que realmente disfrutaba de su trabajo o que quizás notaba el mismo romance en el aire que ella. En cualquier caso, le devolvió la sonrisa y, después, la desvió hacia Nick. Dentro de la cesta, encontraron uvas, quesos, mini bocadillos, fruta fresca cortada y galletitas de té diminutas. Ella lo colocó todo entre ellos, en el mantel a cuadros que les proporcionaron y probó el brie en una galleta salada. —Mmm —dijo—. Qué rico. —¿Qué es? —preguntó Nick, mientras observaba el suave queso. Ella sonrió abiertamente al darse cuenta de que él había ido directamente a por un trozo de simple cheddar. —Brie. ¿Quieres? —No. —Se metió un trozo de queso dorado brillante en la boca y ella no pudo evitar pensar que él preferiría estar comiéndose una hamburguesa, así que la conmovió saber que había organizado todo aquello por ella. Ella untó el brie en otra galleta salada y alargó la mano. —Pruébalo. —Seguía pareciendo que tenía dudas, hasta que ella lo reprendió con los ojos y dijo algo que él le había dicho a ella una vez—. No seas crío. Él sonrió, juguetón, y dejó que ella deslizara la galleta en su boca. Ella lo observó masticar, tragar y regarlo con un largo trago de vino. —¿Y bien? —Creo que me ceñiré a las cosas a las que estoy acostumbrado. —Bueno, yo creo que está delicioso. La sonrisa le alcanzó los ojos. —Por eso tú deberías comértelo. La excursión continuó con charlas acerca del pasado, pequeñas cosas que recordaban el uno del otro de cuando eran pequeños, ___recordando a aquel niño larguirucho de la cancha de baloncesto que se había vuelto tan ancho y musculoso. Hablaron de Isadora y __ hizo prometer a Nick en broma que sería más amable con ella. Hablaron de Davy y él todabía no le quería dar pista alguna de cómo se había hecho daño su hermano, pero, igual que cada vez que habían hablado de él, vio amor en sus ojos. Ella sabía que, como anteriormente, él no se daba cuenta de que se estaba abriendo a ella, o habría parado, así que nunca dijo nada que se lo recordara. Vaciaron la botella de Chardonnay y abrieron otra, y un agradable dejo de embriaguez la hizo ser lo suficientemente osada como para introducir uvas juguetonamente en su expectante boca. La brisa del mar azotó su fina falda tipo pareo mientras se abrazaba las rodillas y, cuando se hizo el silencio, echó un vistazo a la amplia y vacía playa que había a su derecha y, después, al horizonte de la izquierda. El sol se iba poniendo, dejando una magnífica puesta de sol de Florida que rayaba un cielo que, por lo demás, era apacible. —¿Así era la noche en que Davy puso nombre a tu empresa? Nick observó el horizonte durante un momento y, después, se giró hacia ella con una expresión dulce. —Más o menos. Permanecieron en silencio mientras la brillante bola naranja descendía por el borde del océano y, cuando desapareció, el cielo se tiñó de tonos más brumosos de malva y azul pálido. Mirando a unos ojos oscurecidos por el oscuro aire, ella se apoyó suavemente en él, y él la rodeó con un brazo. —Nick, los dos últimos días han sido... realmente buenos. —Solía ser más elocuente, pero no sabía de qué otra forma expresar lo que sentía. Él la miró, pero bajó la vista rápidamente. —Sí —dijo en poco más que un susurro. Ella sabía que él no estaba acostumbrado a tales confesiones, aunque fueran así de simples, así que, igual que toda aquella noche, significaba más para ella por el esfuerzo que sabía que exigía. Cuando el velero volvió al muelle, ella pensó que debería estar soñolienta a causa del vino que había tomado, pero seguía estando inquieta por lo que pasaría a continuación. El vino la había relajado, pero no había hecho nada para disminuir la energía sexual que corría por sus venas siempre que estaba en presencia de Nick. Antes de abandonar el barco compartieron un beso lento y prolongado que la llenó de anhelos conocidos. —¿Quieres llevarme a la cama ahora? —susurró, cuando sus labios apenas se habían despegado. El capitán amarraba el barco a escasos metros detrás de ellos.
Parte IV —Ah, sí —dijo él, igual de suavemente, y pronto le dieron las gracias al capitán y caminaron por el muelle hacia el aparcamiento, cogidos de la mano. —O... —Se giró para mirarlo con una sonrisa juguetona—. ¿Es la cama demasiado aburrida para ti? Un leve rastro de fuego ardió en sus ojos. —No si tú estás en ella, Princesa. ___había desarrollado una idea de cuento de hadas de lo que sería el sexo a partir de ese momento. Después de sus dulces besos en el barco, de la relajada conversación que habían compartido durante el picnic, se lo imaginaba igual que lo había hecho cuando era una chica joven e ingenua: lento y dulce, con música romántica de fondo. Pero no estaba destinado a ser. Para cuando el Jeep de Justinhubo aparcado en el camino de entrada de la casa de __-, ambos se apresuraron hasta la puerta y ella buscó las llaves a tientas mientras él la envolvía por detrás. —Dios, cómo te deseo —susurró él mientras caían en a cama un momento después. Las cosas eran rápidas y frenéticas, sus gemidos llenaban el aire y, durante aquellos momentos que hacían que le hormigueara la columna vertebral, su mundo se convirtió sólo en sensaciones; la boca de Nick, las manos de Nick, Nick dentro de ella. Fue sólo después cuando la parte dulce y tranquila sucedió, cuando ella menos se lo esperaba. Él estaba encima de ella, sus cuerpos todavía unidos, y él rozó, con la palma de su mano, su hombro, pecho, cadera, muslo, y vuelta a empezar. Enterrando su mano en su pelo, la besó; suave y dulcemente. Minutos después, él dejó la cama, murmurando algo sobre el baño. «Y puede que se vaya ahora», se advirtió ella a sí misma. «Puede que vuelva a entrar, se ponga los vaqueros y se vaya a casa» «Y no pasa nada si lo hace. No pasa nada porque no puedes esperar que se quede cada noche y, no importa lo que ocurra ahora, esta noche ha sido especial». Ella cerró los ojos y se preparó para eso. Pero entonces sintió cómo se volvía a deslizar bajo las sábanas, apretando su cuerpo desnudo contra ella, justo antes de que le susurrara al oído: —Mañana por la mañana tú haces el desayuno.
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 18th 2013, 13:29 | |
| Parte V —Bueno, ¿qué nos vas a preparar? —preguntó Nick mientras el sol entraba de lleno por la ventana de media luna—. Estoy hambriento. —Se dejó caer para mordisquearle un pecho, satisfecho cuando un sexy gruñido se escapó de la boca de _____. —Para ser un tío que quiere desayunar —susurró ella—, no es que me estés dando ningún incentivo para marcharme. Un último beso en su fruncido pezón y volvió a alzar su cara hasta la de ella. —Tienes razón. Ya he acabado. Ve a traernos algo de comida. Ella rió ante su insistencia. —¿Cómo te suenan unas tostadas? —Genial. —Puede que me lleve un rato. ¿Estás seguro de que no me echarás demasiado de menos? —Te echaré de menos —dijo él—, pero, por unas tostadas, habrá valido la pena. Ella se levantó desnuda de la cama y fue caminando descalza hasta una puerta corredera del armario, de donde recuperó la misma bata corta, sedosa y beige con la que la había visto la primera vez, haciéndole pensar lo mucho que habían cambiado las cosas desde entonces. Él volvió a dormirse mientras ella no estaba y, antes de que se diera cuenta, ella colocaba la bandeja sobre él y volvía a gatear hasta la cama. —Tiene buena pinta —dijo él, mientras se incorporaba, y sin decirle cuánto le gustaba tenerla tan cerca mientras desayunaban. Nunca había desayunado en la cama hasta que ____ apareció, pero podía verle el atractivo; algo en ello prolongaba la intimidad de la noche anterior. Por supuesto, aquello había disparado una señal de alarma en su cabeza; muchas de las cosas que habían pasado durante su cita habían disparado señales de alarma. Pero que le gustara aquello, incluso que le gustara ella, no significaba nada, se dijo. Aquello sólo era diversión, sexo, y mejor que dormir solo, eso era todo. —Bueno, voy a comer con Carolyn hoy y primero iré de compras... así que, aunque odie arrastrarme fuera de la cama, será mejor que me mueva. Sus planes le recordaron que era sábado y que él también tenía planes. —Hoy tengo que trabajar en el calendario de la semana que viene y hacer saber a los chicos dónde tienen que estar. Después de eso, prometí a Davy que lo llevaría al cine, y la puerta del garaje de Elaine necesita una mano de pintura. —Esperaba que ella no le pidiera que volviera aquella noche. La verdad era que tenía mucho que hacer y, además, ya era hora de enviarle un mensaje para que entendiera que no se iba a convertir en algo fijo en su vida. Afortunadamente, ella sólo respondió con: —Parece un día ajetreado. Terminaron de desayunar y, después, Nick le ofreció que se duchara primero, cansado de una semana sin parar. La siguiente vez que la vio, estaba sobre él, con un vesti-dito de playa muy mono. —Tengo que darme prisa, pero quédate el tiempo que quieras. Tienes cara de sueño —añadió. —Bueno, una belleza rubia que conozco me ha estado costando mucho sueño últimamente. Ella sonrió y se inclinó para besarlo. —Adiós, Nick —dijo con calidez.
Él la observó mientras avanzaba hasta la puerta, con el vestido agitándosele por los bien torneados muslos. —Yo... ¿Qué? ¿Él, qué? Hablaré contigo pronto —terminó.
Cuando se hubo ido, él se quedó tendido en la cama, deseando volver a dormirse, pero su mente estaba demasiado despejada para entonces, demasiado alerta. Oyó cómo se levantaba la puerta del garaje y se volvía a cerrar. Escuchó el silencio de la casa. Pensó en lo tranquila que la casa no había estado en varias ocasiones la noche anterior, con el sonido de sus gemidos sustituyendo el silencio. Maldita sea, la verdad era que eran buenos en la cama, juntos. Y tal vez en otros sitios también, tenía que admitirlo, aunque fuera de mala gana. Había disfrutado del crucero de la noche anterior, aunque se había alegrado de dejar atrás el tema de Phil; se sentía mal por habérselo contado. Siempre había evitado involucrarse en los problemas de los demás, ya que no quería que nadie se metiera en sus asuntos. Y, aunque sabía que ____ sólo se implicaba porque le importaban Phil y Jeanne, sospechaba que, al final, se decepcionaría. No conocía bien a Phil, pero nunca le había parecido el tipo de tío que tenía remordimientos. Y los hombres que engañaban solían ser realmente buenos a la hora de justificarlo de algún modo. Las partes que había habido después de aquello habían sido mejores. Volver a recordar aquellos días antes de que su madre muriera y, después, compartir una puesta de sol con la niña que se había convertido en una preciosa mujer, había sido como cerrar un círculo de su infancia. Se dijo repetidamente que sería mejor que tomara el control de aquella situación, que sería mejor que le dejara claro su postura, pero era difícil. Había habido momentos en que las cosas iban tan bien, la charla era tan fácil, que deseaba poder decirle que conocía sus fantasías. Aquello era imposible de mil formas diferentes, por supuesto, pero había comenzado a anhelarcompartir las fantasías con ella, en más que una forma solitaria y distante. Una pesada oleada de culpa lo atravesó mientras miraba hacia la puerta del dormitorio. Estaba solo y su libro de fantasías sexuales seguía descansando al otro lado de la sala, en su oficina. Pero no podía hacerlo. Ya no quería herirla, y un libro así... bueno, había sabido desde el primer vistazo que provenía del lugar más profundo y secreto de su alma y que se estaba entrometiendo de una forma imperdonable. Y aun así... anhelaba más de aquel lado secreto de ella. Quería saber más sobre los pensamientos apasionados de su princesa. Anhelaba el poder de hacer realidad más de aquellas fantasías, de darle cosas que ningún otro hombre haría ni podría, observar cómo sus ojos se encendían con la magia de vivir sus deseos más íntimos. Así de rápido, la tentación palpitó rítmicamente por su sangre. El atractivo de lo prohibido no le dejaba descansar, no le dejaba negarse. A veces era casi fácil olvidar que ella no sabía que él leía sus fantasías, era fácil sentir que era simplemente algo que compartían. En aquel momento, era fácil decirse que, si lo supiera, no lo detendría, que querría que las leyera, querría que supiera exactamente cómo satisfacerla de la mejor forma. Y quizás él fuera como uno de esos hombres que engañaban a su mujer, porque, cuanto más estaba tumbado ahí pensando en ello, más formas encontraba para justificarlo... Hasta que se convirtió en algo contra lo que, simplemente, no podía seguir luchando. Hasta que, finalmente, apartó las sábanas y salió de la cama | |
| | | caripe Casada Con
Cantidad de envíos : 1413 Edad : 31 Localización : Jupiter !! :D Fecha de inscripción : 15/06/2012
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 18th 2013, 20:42 | |
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Me encanta tu novela ! POR FAVOR SÍGUELAAAAAAAAAA Un abrazo!.
Perfecta
The Jonas Brothers are BACK !
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| | | caripe Casada Con
Cantidad de envíos : 1413 Edad : 31 Localización : Jupiter !! :D Fecha de inscripción : 15/06/2012
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 19th 2013, 16:15 | |
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Me encanta tu novela ! POR FAVOR SÍGUELAAAAAAAAAA Un abrazo!.
Perfecta
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
Cantidad de envíos : 39455 Edad : 27 Localización : Con Nick en una playa los dos solos 1313 prometiendonos estar juntos xa siempre 'Colombia' Fecha de inscripción : 14/10/2011
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 19th 2013, 19:18 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 19th 2013, 19:22 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
Cantidad de envíos : 39455 Edad : 27 Localización : Con Nick en una playa los dos solos 1313 prometiendonos estar juntos xa siempre 'Colombia' Fecha de inscripción : 14/10/2011
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 19th 2013, 19:22 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 19th 2013, 19:23 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 19th 2013, 19:23 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 19th 2013, 19:28 | |
| Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa esta GENIAL ! Nick con ____ y sus momentos !!! El crucero !! *-* Y cuando llegan a la casa Sus mañanas mañaneras jajaja Que bien ! Pero Nick va por el libro de _____ Aaaaaaaaaaaaaaaaa Jejeje ESTA BUENISIMAAAAAAAAAAAAAAAA!!! Siguela pronto! XOXOXO | |
| | | caripe Casada Con
Cantidad de envíos : 1413 Edad : 31 Localización : Jupiter !! :D Fecha de inscripción : 15/06/2012
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 27th 2013, 14:37 | |
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Me encanta tu novela ! POR FAVOR SÍGUELAAAAAAAAAA Un abrazo!.
Perfecta
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 28th 2013, 13:51 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 28th 2013, 13:51 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 28th 2013, 13:52 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 28th 2013, 13:52 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Julio 28th 2013, 13:52 | |
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| | | caripe Casada Con
Cantidad de envíos : 1413 Edad : 31 Localización : Jupiter !! :D Fecha de inscripción : 15/06/2012
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Agosto 5th 2013, 17:46 | |
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Me encanta tu novela ! POR FAVOR SÍGUELAAAAAAAAAA Un abrazo!.
Perfecta
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
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| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Agosto 6th 2013, 14:03 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
Cantidad de envíos : 39455 Edad : 27 Localización : Con Nick en una playa los dos solos 1313 prometiendonos estar juntos xa siempre 'Colombia' Fecha de inscripción : 14/10/2011
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Agosto 6th 2013, 14:03 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
Cantidad de envíos : 39455 Edad : 27 Localización : Con Nick en una playa los dos solos 1313 prometiendonos estar juntos xa siempre 'Colombia' Fecha de inscripción : 14/10/2011
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Agosto 6th 2013, 14:04 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
Cantidad de envíos : 39455 Edad : 27 Localización : Con Nick en una playa los dos solos 1313 prometiendonos estar juntos xa siempre 'Colombia' Fecha de inscripción : 14/10/2011
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Agosto 6th 2013, 14:04 | |
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| | | NataliadeJonas Hipermegaultrasuper Fan de los Jonas
Cantidad de envíos : 39455 Edad : 27 Localización : Con Nick en una playa los dos solos 1313 prometiendonos estar juntos xa siempre 'Colombia' Fecha de inscripción : 14/10/2011
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Agosto 6th 2013, 14:04 | |
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| | | caripe Casada Con
Cantidad de envíos : 1413 Edad : 31 Localización : Jupiter !! :D Fecha de inscripción : 15/06/2012
| Tema: Re: **** The Red Diary **** Nick y tu (Volviiii) Agosto 12th 2013, 02:53 | |
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Me encanta tu novela ! POR FAVOR SÍGUELAAAAAAAAAA Un abrazo!.
Perfecta
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