|
| No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot | |
|
+26littlestar_adri iseliousjb Carpe Diem eschio GreciaGarcia Ivethzitha Tatu d'Jonas Zoé Zárate Karen11 darley ro$$ 100% fan$ griton@ nasgdangerJONAS aranzhitha HistoriaDeUnAmor BETTY DE JONAS Julieta♥ karenjoonas PidgeJonas jonatik4everrr kelilovejoe Ceecii Jonas mari_jonas_I love VaLeexD FlorJonasJB camilitalovato Trouble 30 participantes | |
Autor | Mensaje |
---|
mari_jonas_I love Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 477 Fecha de inscripción : 16/07/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 10th 2012, 11:43 | |
| | |
| | | aranzhitha Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 285 Edad : 29 Localización : manchester Fecha de inscripción : 26/11/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 10th 2012, 12:51 | |
| | |
| | | jonatik4everrr Novia De..
Cantidad de envíos : 658 Fecha de inscripción : 27/11/2011
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 10th 2012, 21:45 | |
| Termine de leer los caps que me faltaban es que esto estudiando tengo finales :-S | |
| | | BETTY DE JONAS Novia De..
Cantidad de envíos : 613 Edad : 30 Localización : Con los jonas :) (en un cuarto AMANDONOS) Fecha de inscripción : 01/08/2011
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 10th 2012, 22:24 | |
| POR DIOS!!!! Qué pasó????? No puedo creer que la hayas dejado así!!!!! Me encantó cuando Joe lleva a ________ a la limosina para demostrarle que sólo puede pensar en ella... Aunque quiero creer que eso va a ser siempre verdad????? Por fis tienes que seguirla!!!!!!!! | |
| | | aranzhitha Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 285 Edad : 29 Localización : manchester Fecha de inscripción : 26/11/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 11th 2012, 11:44 | |
| capi | |
| | | Trouble Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 209 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/12/2009
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 11th 2012, 14:49 | |
| Capitulo 24 Parte 2
—No tengas miedo. —Se echó sobre mí, colocando su peso sobre mi cuerpo con enorme cuidado. —Estoy demasiado caliente como para tener miedo —Me agarré a él y tiré de mi cuerpo hacia arriba para presionarlo contra la dureza del suyo— Te deseo. Su capullo hurgó entre los labios de mi sexo. Con una flexión de su cadera, me penetró y soltó un bufido al igual que hice yo al sentir aquella conexión abrasadora. Dejé mi cuerpo relajado sobre el sillón mientras mis dedos apenas se aferraban a su delgada cintura. —Te quiero —susurré, observando su cara mientras empezaba a moverse. Cada centímetro de mi piel ardía como si perteneciera al sol y sentía tanta opresión en el pecho por el deseo y la emoción que me costaba respirar— Y te necesito, joe. —Me tienes —susurró mientras deslizaba su polla hacia adentro y hacia fuera— Soy todo tuyo. Me agité y me puse en tensión recibiendo en mis caderas sus implacables y acompasadas embestidas. Llegué al orgasmo con un grito jadeante, estremeciéndome mientras el éxtasis tensaba mi sexo, ordeñándole hasta que soltó un resoplido y empezó a propulsarse dentro de mí. —__(tn). Me balanceé contra sus feroces embestidas y le insté a que continuara. Él me apretó, montándome con más fuerza y velocidad. Mi cabeza se volvió loca y empecé a gemir sin pudor, encantada de tenerlo dentro, aquella decadente sensación de ser poseída y recibir placer sin piedad alguna. Éramos salvajes el uno con el otro, follábamos como bestias salvajes y yo estaba tan excitada por aquella lujuria primitiva que pensé que me iba a morir con el orgasmo que estaba formándose en mi interior. —Se te da muy bien esto, Joe. Muy bien... Él me agarró de las nalgas y tiró de mí hacia arriba para recibir su siguiente estocada, llegando hasta el último extremo de mi interior, obligándome a jadear de placer y dolor. Volví a correrme, apretándome contra él con fuerza. —Ah, Dios, __(tn). —Con un gemido, estalló con fuerza y me inundó con su calor. Balanceando mis caderas, se oprimió contra mi cuerpo y se vació en lo más profundo de mí que pudo llegar. Cuando terminó, respiró hondo y me cogió el pelo entre las manos, besando el lateral de mi húmedo cuello. —Ojala supieras lo que me haces. Ojala pudiera explicártelo. Le sostuve con fuerza. —No puedo evitar ser una estúpida contigo. Es demasiado, Joe. Es... —... incontrolable. —Volvió a empezar, embistiendo cadenciosamente. Pausadamente. Como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Volviéndose más grueso y largo con cada empuje y retirada. —Y tú necesitas control. —Me quedé sin aliento tras una estocada especialmente imperiosa. —Te necesito a ti, __(tn). —Me miraba intensamente a la cara mientras se movía dentro de mí— Te necesito
Joe no se apartó de mi lado ni permitió que yo me fuera del suyo durante el resto de la noche. Mantuvo su mano derecha entrelazada a mi izquierda durante toda la cena, decidiendo de nuevo comer con una mano antes que soltarme. Corinne, que se había sentado al otro lado de él en nuestra mesa, lo miró con curiosidad. —Creo recordar que eras diestro. —Y lo sigo siendo —contestó, levantando nuestras manos unidas de debajo de la mesa y besándome los dedos. Yo me sentí tonta e insegura cuando hizo aquello, consciente del escrutinio de Corinne. Por desgracia, aquel gesto romántico no le impidió hablar con Corinne durante toda la comida en lugar de conmigo, lo cual hizo que me sintiera inquieta y desgraciada. Vi más la parte posterior de la cabeza de Joe que su rostro. —Al menos, no es pollo. Giré la cabeza hacia el hombre que estaba sentado a mi lado. Había estado tan concentrada en tratar de escuchar a hurtadillas la conversación de Joe que no había prestado ninguna atención a nuestros compañeros de mesa. —A mí me gusta el pollo —dije. Y me había gustado el pescado que habían servido para la cena. Había dejado mi plato vacío. —No estaba engomado, la verdad. —Sonrió y, de repente, pareció mucho más joven de lo que indicaba su cabello completamente canoso— Ah, ya veo que sonríe —murmuró—. Y es una sonrisa bonita. —Gracias —contesté antes de presentarme. —Doctor Terrence Lucas —dijo— Pero prefiero que me llamen Terry. —Encantada de conocerle, doctor Terry. Volvió a sonreír. —Sólo Terry, __(tn). Durante los siguientes minutos que estuvimos hablando, llegué a creer que el doctor Lucas no era mucho mayor que yo, sólo prematuramente canoso. Aparte de eso, su rostro era atractivo y sin arrugas y sus ojos verdes, inteligentes y amables. Cambié el cálculo aproximado de su edad a la de la treintena mediada. —Pareces tan aburrida como yo —dijo—. Estos eventos recaudan una considerable cantidad de dinero para el centro de acogida, pero pueden ser muy sosos. ¿Te gustaría acompañarme a la barra? Te invito a una copa. Por debajo de la mesa, puse a prueba el apretón de Joe flexionando mi mano. La suya se tensó. —¿Qué haces? —murmuró. Miré hacia atrás y vi que me estaba observando. Luego vi que levantaba los ojos hacia el doctor Lucas, que estaba detrás. Los ojos de Joe se enfriaron sensiblemente. —Va a paliar el aburrimiento de ser ignorada, Jonas, pasando un rato con alguien que estará más que feliz de prestarle atención a una mujer tan guapa —dijo Terry colocando las manos en el respaldo de mi silla. Me sentí incómoda de inmediato, consciente de la crepitante animosidad que había entre los dos hombres. —Vete por ahí, Terry. —Has estado tan ocupado con la señora corinne que ni siquiera te has dado cuenta de que me he sentado en la mesa. —La sonrisa de Terry se volvió algo nerviosa— __(tn), ¿nos vamos? —No te muevas, __(tn). Yo me estremecí ante el tono gélido de la voz de Joe pero estaba lo suficientemente indignada como para decir: —No es culpa suya que tenga razón. La mano de Joe me apretó hasta dolerme. —Ahora no. Los ojos de Terry se movieron hacia mi cara. —No tienes por qué tolerar que te hable de ese modo. Ni todo el dinero del mundo da derecho a que nadie te esté dando órdenes. Furiosa y terriblemente avergonzada, miré a Joe. —Jonasfire. No estaba segura de poder utilizar la palabra de seguridad fuera del dormitorio, pero él me soltó como si le quemara la mano. Aparté la silla y lancé la servilleta sobre el plato. —Disculpadme. Los dos. Con el bolso en la mano, me alejé de la mesa, con paso tranquilo y regular. Fui directa a los servicios con la intención de retocarme el maquillaje y recomponerme, pero entonces vi el letrero luminoso de la salida y sentí el impulso de irme | |
| | | Trouble Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 209 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/12/2009
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 11th 2012, 14:53 | |
| Capitulo 24 Parte 3
Saqué el móvil cuando salí a la acera y le envié un mensaje a Joe: «No estoy huyendo. Simplemente me voy». Conseguí parar un taxi que pasaba y me dirigí a casa para ocuparme de mi rabia. Estaba deseando darme un baño y abrir una botella de vino cuando llegué a mi apartamento. Introduje la llave en la cerradura, la giré y entré en un vídeo porno. Durante los pocos segundos de estupefacción que mi cerebro tardó en registrar lo que estaba viendo, me quedé fascinada en la puerta, inundando el pasillo que había detrás de mí de atronadora música pop. Había tantas partes del cuerpo participando que tuve tiempo de cerrar de golpe y precipitadamente la puerta detrás de mí antes de que se juntaran. Había una mujer con los brazos y piernas en cruz en el suelo. La cara de otra mujer estaba en su entrepierna. Cary se la estaba tirando como loco mientras otro hombre le penetraba a él por el culo. Eché la cabeza hacia atrás y grité furiosa, absolutamente harta de toda la gente que había en mi vida. Y como competía con el equipo de música, me saqué uno de mis zapatos y lo lancé en su dirección. El CD saltó, lo que hizo que el ménage à quatre que se estaba desarrollando en mi sala de estar tomara conciencia de mi presencia. Me acerqué cojeando, bajé el volumen y, a continuación, me giré hacia el grupo. —Salid cagando leches de mi casa —solté con brusquedad—. Ahora mismo. —¿Quién coño es ésta? —preguntó la pelirroja que estaba debajo de todos— ¿Tu mujer? Hubo un breve destello de vergüenza y culpa en el rostro de Cary y, a continuación, me lanzó una mirada y una sonrisa de gallito. —Mi compañera de piso. Hay espacio para más, nena. —Cary Taylor, no me provoques —le advertí— No está siendo una noche nada, nada buena. El hombre de pelo moreno que estaba encima se salió de Cary, se puso de pie y se acercó despacio a mí. A medida que lo hacía vi que sus ojos marrones estaban anormalmente dilatados y que el pulso de su cuello latía ferozmente. —Yo puedo hacer que mejore —se ofreció con una mirada lasciva. —No te acerques, joder. —Corregí mi postura preparándome para enfrentarme a él físicamente si era necesario. —Déjala en paz, Ian —le ordenó Cary poniéndose de pie. —Vamos, nena —dijo Ian con voz persuasiva, mientras yo sentía asco de que utilizara el apodo con el que Cary me llamaba— Necesitas pasar un buen rato. Deja que yo me encargue. En un momento estaba a pocos centímetros de mí y al siguiente volaba hacia el sofá con un grito. Joe se colocó entre los demás y yo, lleno de furia. —Llévatelo a tu habitación, Cary —masculló— O a cualquier otro sitio. Ian daba gritos en el sofá mientras sangraba por la nariz a pesar de tratar de contenerla con las dos manos. Cary cogió sus vaqueros del suelo. —Tú no eres mi jodida madre, __(tn).
Yo di un paso por delante de Joe. —¿Después de cagarla con Trey no has aprendido ninguna puta lección, imbécil? —¡Esto no tiene nada que ver con Trey! —¿Quién es Trey? —preguntó la rubia de bote mientras se ponía de pie. Cuando pudo ver bien a Joe se atusó visiblemente el pelo y lució lo que claramente era un cuerpo precioso. Sus esfuerzos consiguieron una mirada tan desdeñosa, displicente y poco impresionada que finalmente tuvo la delicadeza de sonrojarse y cubrirse con un ajustado vestido de lamé dorado que recogió del suelo. —No lo tomes como algo personal. Prefiere a las rubias —le dije aprovechando que estaba de mal humor. La mirada que me lanzó Joe fue letal. Nunca había visto en él unos ojos tan furiosos. Literalmente vibraba por la violencia contenida. Asustada por aquella mirada, di sin querer un paso atrás. Maldijo muy enfadado y se pasó las dos manos por el pelo. De repente, agotada y profundamente decepcionada con los hombres que había en mi vida, me di la vuelta. —Saca todo este desastre de mi casa, Cary. Atravesé el pasillo quitándome por el camino el otro zapato de tacón con una patada. Me había deshecho del vestido antes de llegar a mi cuarto de baño y estaba dentro de la ducha menos de un minuto después. Me mantuve fuera del chorro hasta que el agua se calentó y, entonces, me metí debajo. Demasiado cansada para quedarme de pie mucho rato, me agaché y me senté bajo el chorro con los ojos cerrados y los brazos alrededor de las rodillas. —__(tn). Me encogí al oír la voz de Joe y apreté el cuerpo hasta convertirme en una bola más compacta. —¡Maldita sea! —exclamó—. Me estás jodiendo más que ninguna otra persona que conozco. Lo miré a través del velo de mi pelo mojado. Estaba entrando en el baño. Había dejado la chaqueta en algún sitio y llevaba la camisa por fuera del pantalón. —Vete a casa, Joe. Se detuvo y me miró incrédulo. —No voy a dejarte aquí, joder. ¡A Cary se le ha ido la cabeza! Ese gilipollas estaba a punto de ponerte las manos encima cuando he llegado. —Cary no hubiera permitido que eso ocurriera. Pero, de todos modos, no puedo encargarme de él y de ti a la vez. —Lo cierto era que no quería encargarme de ninguno de ellos. Simplemente, quería estar sola. —Entonces, ocúpate sólo de mí. Me aparté el pelo de la cara con un impaciente golpe de la mano. —¿Qué? ¿Se supone que yo debo darte prioridad a ti?
| |
| | | Trouble Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 209 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/12/2009
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 11th 2012, 15:01 | |
| Capitulo 24 Parte 4
Retrocedió como si le hubiese golpeado. —Yo creía que cada uno éramos la prioridad del otro. —Sí, eso creía yo también. Hasta esta noche. —¡Dios! ¿Vas a dejar ya lo de Corinne? —Abrió los brazos—. Estoy aquí contigo, ¿no? Apenas he podido despedirme de ella porque he salido detrás de ti. Otra vez. —Vete a la mierda. No me hagas ningún favor. Joe se metió en la ducha completamente vestido. Me puso de pie y me besó. Con fuerza. Su boca devoraba la mía y sus manos me agarraban los brazos para que no me moviera. Pero esta vez no me ablandé. No sucumbí. Ni siquiera cuando él trató de persuadirme con sugerentes lametones. —¿Por qué? —murmuró, deslizando los labios por mi cuello—¿Por qué me estás volviendo loco? —No sé qué problema tienes con el doctor Lucas y sinceramente me importa una mierda. Pero él tenía razón. Corinne estaba recibiendo demasiada atención por tu parte esta noche. Casi no me has hecho caso durante la cena. —Es imposible que yo te ignore, __(tn). —Tenía una expresión dura—Si estás en la misma habitación que yo, no tengo ojos para nadie más. —Qué curioso. Cada vez que yo te miraba, tú la estabas mirando a ella. —Eso es una estupidez. —Me soltó y se apartó el pelo mojado de la cara—Ya sabes lo que siento por ti. —¿Sí? Me deseas. Me necesitas. Pero, ¿quieres a Corinne? —No me jodas. ¡No!. Cerró el grifo y me atrapó contra el cristal con los dos brazos—¿Quieres que te diga que te quiero, __(tn)? ¿Es eso lo que pasa? Sentí un calambre en el estómago como si me hubiese golpeado con toda la fuerza de su puño. Nunca antes había sentido ese tipo de dolor, ni sabía que existía. Los ojos me abrasaron y me agaché por debajo de su brazo antes de ponerme en evidencia echándome a llorar. —Vete a casa, Joe. Por favor. —Estoy en casa. —Me cogió por detrás y enterró su cara en mi cabello empapado— Estoy contigo. Traté de soltarme, pero estaba demasiado agotada. Físicamente. Emocionalmente. Las lágrimas salieron en torrente y no pude contenerlas. Y yo odiaba llorar delante de nadie. —Vete, por favor. —Te quiero, __(tn). Claro que te quiero. —Oh, Dios mío. —Empecé a golpearle sin sentido. Cualquier cosa con tal de huir de la persona que se había convertido en una enorme fuente de dolor y tristeza— No quiero tu jodida compasión. Sólo quiero que te vayas. —No puedo. Sabes que no puedo. __(tn), deja de pegarme. Escúchame. —Todo lo que dices me causa dolor, Joe. —Es que ésa no es la palabra exacta, __(tn). —Siguió sujetándome obstinadamente con sus labios en mi oído— Por eso no la he pronunciado. No es la palabra exacta para ti ni para lo que siento por ti. —Cállate. Si te importo algo, cállate y vete. —Me han querido antes... Corinne y otras mujeres... Pero ¿qué demonios saben ellas de mí? ¿De quién coño están enamoradas si no saben lo jodido que estoy? Si eso es amor, no es nada comparado con lo que siento por ti. Me quedé inmóvil, temblando, con la mirada fija en el espejo que reflejaba mi rostro con el rímel corrido y el pelo enmarañado junto a la devastada belleza de Joe. Una voluble emoción se había adueñado de sus rasgos mientras me envolvía con fuerza entre sus brazos. Parecíamos no estar hechos el uno para el otro. Y sin embargo, sentía la alienación de estar rodeada por otros que no podían verme realmente o que preferían no hacerlo. Había sentido odio hacia mí misma, provocado por la sensación de ser un fraude, de interpretar una imagen de lo que deseaba ser pero no era. Había vivido con el miedo a que la gente que quería pudiera alejarse de mí si alguna vez llegaba a conocer a la verdadera persona que se ocultaba en mi interior. —Joe... Sus labios rozaron mi sien. —Creo que te he querido desde el momento en que te vi. Luego, hicimos el amor aquella primera vez en la limusina y se convirtió en algo más. Algo más. —Sí, claro. Aquella noche me dejaste y fuiste a ocuparte de Corinne. ¿Cómo pudiste hacerlo, Joe?
Me soltó sólo el tiempo suficiente para cogerme en brazos y llevarme hasta donde colgaba mi albornoz, detrás de la puerta. Me envolvió en sus brazos y, a continuación, me obligó a sentarme en el filo de la bañera mientras él se acercaba al lavabo y sacaba del cajón las toallitas desmaquilladoras. Agachándose delante de mí, me pasó el paño por la mejilla. —Cuando Corinne me llamó durante la cena de beneficencia, fue el momento perfecto para que yo hubiera hecho algo estúpido. —Sus ojos tranquilos y cálidos miraban mi rostro surcado de lágrimas— Tú y yo acabábamos de hacer el amor y yo no pensaba con claridad. Le dije que estaba ocupado y que estaba con alguien y cuando noté el dolor de su voz, supe que tenía que ocuparme de ella para poder seguir adelante contigo.
—No lo comprendo. Me dejaste para irte con ella. ¿Cómo puede eso significar que seguíamos adelante? —La cagué con Corinne, __(tn). —Me levantó el mentón para limpiarme los ojos de mapache— La conocí en mi primer año en la Universidad de Columbia. Me fijé en ella, claro. Era guapa y dulce y nunca decía una palabra desagradable de nadie. Cuando ella vino detrás de mí, yo dejé que me cazara y ella se convirtió en mi primera relación sexual consentida. —La odio —Aquello hizo que sonriera ligeramente—No estoy bromeando, Joe. Me estoy muriendo de celos ahora mismo. —Con ella sólo fue sexo, cielo. Por muy salvaje mente que follemos tú y yo, sigue siendo hacer el amor. Cada vez, desde la primera. Tú eres la única que me ha tenido así. Expulsé el aire con fuerza. —Vale. Me siento un poco mejor. Me besó. —Supongo que se puede decir que estuvimos saliendo. Teníamos exclusividad sexualmente y, a menudo, terminábamos yendo a los mismos sitios como pareja. Aun así, cuando ella me dijo que me quería, me sorprendí. Y me sentí halagado. Yo le tenía cariño. Disfrutaba pasando el tiempo con ella. —Al parecer, sigue siendo así —murmuré. —Escúchame —me reprendió con un golpecito de su dedo sobre la punta de mi nariz— Pensé que quizá podría enamorarme de ella también, a mi modo... El único modo que yo conocía. No quería que estuviera con ningún otro. Así que acepté cuando ella me pidió matrimonio. Yo me aparté hacia atrás para mirarlo. —¿Ella te pidió matrimonio? —No te sorprendas tanto —dijo irónicamente— Me vas a destrozar el ego. Una sensación de alivio me inundó de repente y me sentí mareada. Me lancé sobre él, abrazándolo tan fuerte como pude. Su abrazo fue igual de violento. —Oye, ¿estás bien? —Sí. Sí. Casi lo estoy. —Me aparté y coloqué la mano sobre su barbilla— Continúa. —Dije que sí por los motivos equivocados. Después de dos años saliendo juntos, nunca habíamos pasado una noche entera juntos. Nunca hablamos de ninguna de las cosas de las que hablo contigo. Ella no me conocía, no de verdad, y, sin embargo, yo me convencí de que el hecho de que me quisiera era algo a lo que podía agarrarme. ¿Quién más iba a arreglar las cosas si no era ella? Dirigió su atención a mi otro ojo y me limpió las manchas negras. —Creo que ella esperaba que al estar prometidos alcanzaríamos otro nivel. Quizá yo me abriera más. Quizá pasaríamos la noche en el hotel, algo que ella consideraba muy romántico, por cierto. En lugar de eso, terminábamos a primera hora de la noche porque a la mañana siguiente teníamos clases. No lo sé. Al oír aquello me pareció que debió sentirse terriblemente solo. Pobre Joe. Había estado demasiado tiempo solo. Quizá toda su vida. —Y cuando ella rompió un año después —continuó—, supongo que esperaba que eso reactivara las cosas, que yo me esforzara más por mantenerla a mi lado. En lugar de eso, me sentí aliviado porque había empezado a darme cuenta de que iba a ser imposible compartir un hogar con ella. ¿Qué excusa se me iba a ocurrir para dormir en habitaciones separadas y tener mi propio espacio? —¿Nunca pensaste en decírselo? —No. —Se encogió de hombros— Hasta que llegaste tú no pensé que mi pasado fuera un problema. Sí, afectaba en cierto sentido a mi modo de hacer las cosas, pero todo estaba en su sitio y yo no era un desdichado. De hecho, creía que tenía una vida cómoda y sin complicaciones. —Ay, chico —dije arrugando la nariz— Bienvenido, señor Comodón. Yo soy la señora Complicaciones. Su sonrisa se iluminó. —No nos vamos a aburrir nunca. Joe lanzó la toallita desmaquillante a la basura. Después, cogió una toalla para secar el charco que había dejado en el suelo y se quitó los zapatos. Para mi completo deleite, empezó a quitarse la ropa mojada. —Te sientes culpable porque ella sigue enamorada de ti —dije extasiada mientras le veía. —Sí, así es. Conocí a su marido. Era un buen tipo y estaba loco por ella, hasta que supo que ella no sentía lo mismo y todo se vino abajo. Me miró mientras se quitaba la camisa. —Yo no entendía por qué él lo permitió. Se había casado con la chica que quería, vivían en otro país, lejos de mí, ¿qué problema había? Ahora lo entiendo. Si tú quisieras a otra persona, __(tn), yo me rompería en pedazos, cada día de mi vida. Me destrozaría incluso si estuvieras conmigo en lugar de con ese otro. Pero al contrario de corinne, yo no te dejaría marchar. Quizá no te tendría del todo, pero seguirías siendo mía y me conformaría con ello
| |
| | | Trouble Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 209 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/12/2009
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 11th 2012, 15:13 | |
| Capitulo 25 Parte 1
Entrelacé los dedos en mi regazo. —Eso es lo que me asusta, Joe. No sabes lo que vales. —Lo cierto es que sí. Doce mil millo... —Cierra la boca. —Giré la cabeza y apreté los dedos contra mis ojos— No tiene tanto misterio que las mujeres se enamoren de ti y continúen estándolo ¿Sabías que Magdalene se dejó el pelo largo con la esperanza de recordarte a Corinne? Se bajó los pantalones y me miró frunciendo el ceño. —¿Por qué? Suspiré ante su ignorancia. —Porque cree que es a Corinne a quien quieres. —Entonces es que no está prestando atención. —¿No? Corinne me ha dicho que habla contigo casi todos los días. —No tanto. A menudo no estoy disponible. Ya sabes lo ocupado que estoy. —En sus ojos apareció la mirada caliente que me era tan familiar. Supe que estaba pensando en las veces en que estaba ocupado conmigo. —Eso es una locura, Joe. Que te llame todos los días, que te aceche así. —Lo cual me recordó que ella me había contado que había sido tan posesivo con ella como lo era conmigo. Eso me inquietó terriblemente. —¿Adónde quieres llegar a parar? —preguntó con una voz teñida de diversión. —¿No lo entiendes? Haces que las mujeres pierdan la cabeza porque eres lo máximo. Eres el gran premio. Si una mujer no puede tenerte, sabe que tiene que conformarse con algo inferior. Así que no pueden pensar en no tenerte. Simplemente piensan en locuras para conseguirte. —A excepción de la única a la que quiero —contestó con frialdad—, que pasa gran parte del tiempo corriendo en la dirección opuesta. Me quedé mirándolo con descaro, empapándome de él mientras permanecía allí de pie, desnudo, delante de mí
—Contéstame a una pregunta, Joe. ¿Por qué me deseas a mí, cuando puedes conseguir la perfección? Y no lo digo porque esté buscando cumplidos ni palabras de consuelo. Te estoy haciendo una pregunta sincera. Me cogió y me llevó al dormitorio. —__(tn), si no dejas de pensar en nosotros como algo temporal, voy a tener que darte de azotes y asegurarme de que te gusta. Me dejó en una silla y fue a buscar en mis cajones. Vi que sacaba ropa interior, pantalones de yoga y una camiseta. —¿Has olvidado que duermo desnuda contigo? Me miró. —No vamos a quedarnos aquí. No me fío de que Cary no traiga a más gilipollas borrachos a casa. Cuando nos acostemos, voy a tomarme la medicación que el doctor Petersen me ha recetado y es posible que no esté en condiciones de protegerte. Así que nos vamos a mi casa. Bajé la mirada hacia mis manos retorcidas, pensando en si podría necesitar también protección de Joe. —Yo ya he pasado antes por esta situación con Cary, Joe. No puedo refugiarme en tu casa sin más y esperar que él salga de esto solo. Necesita que esté más cerca de él que nunca. Joe me trajo la ropa y se agachó delante de mí. —__(tn). Sé que tienes que apoyar a Cary. Buscaremos una solución mañana. Cogí su cara entre mis manos. —Gracias. —Pero yo también te necesito —dijo en voz baja. —Nos necesitamos el uno al otro. Se puso de pie. Volvió al vestidor, abrió sus cajones y cogió ropa para él. Yo me levanté y empecé a vestirme. —Oye... Se puso unos vaqueros de cintura baja. —¿Sí? —Me siento muchísimo mejor ahora que conozco la historia, pero Corinne va a seguir suponiendo un problema para mí. —Hice una pausa con la camisa en las manos— Tú quieres que corte de raíz sus ilusiones rápidamente. Guárdate la culpa y empieza a alejarte de ella. Se sentó en el filo de la cama para ponerse los calcetines. —Es amiga mía, __(tn), y está atravesando una etapa difícil. —Piénsalo bien, Joe. Yo también tengo antiguos novios. Con esto estás sentando un precedente de cómo puedo tratarme con ellos. Seguiré tu ejemplo. Se puso de pie con el ceño fruncido. —Me estás amenazando. —Yo prefiero considerarlo como una coacción. Las relaciones funcionan en ambos sentidos. Tú no eres su único amigo. Ella puede encontrar a alguien más adecuado en quien apoyarse durante su época de crisis. Cogimos lo que necesitábamos y volvimos a la sala de estar. Vi el desorden que habían dejado —un sujetador de color aguamarina debajo de una mesita auxiliar y sangre sobre mi sofá de color crema— y deseé que Cary siguiera allí para hacerle entrar algo en razón. —Mañana lo hablaré con él —dije entre dientes, apretando la mandíbula por la rabia y la preocupación— Maldita sea, debí tumbarlo de un golpe cuando tuve ocasión, debí noquearlo y después encerrarlo en su habitación hasta que su cerebro vuelva a funcionar de nuevo. Joe me acarició suavemente la espalda. —Será mejor dejarlo para mañana, cuando esté solo y con resaca. Es más efectivo así. Cuando bajamos, Angus nos estaba esperando. Yo estaba a punto de subir a la parte de atrás de la limusina cuando Joe maldijo en voz baja haciendo que me detuviera. —¿Qué? —le pregunté. —Me he olvidado de una cosa. —Deja que coja mis llaves —Extendí la mano hacia el bolso de viaje que Joe tenía en la mano y donde guardaba mi bolso. —No es necesario. Tengo una copia. —Me lanzó una sonrisa descarada cuando lo miré sorprendida— Mandé que me la hicieran antes de devolvértelas. —¿En serio? Me besó en la cabeza. —Si hubieses prestado atención, habrías notado que tenías la llave de mi casa en tu llavero desde que te devolví las tuyas. Yo ahogué un grito en su dirección mientras él pasaba rápidamente junto al portero y volvía a entrar en el edificio. Recordé el tormento de aquellos cuatro días cuando había creído que habíamos roto y el espantoso dolor que había sentido cuando aquellas llaves salieron del sobre y cayeron sobre la palma de mi mano. Había tenido la llave para estar con él durante todo ese tiempo. Moviendo la cabeza, eché un vistazo a mi ciudad de adopción, enamorada de todo lo que en ella había y sintiéndome agradecida por la loca fuente de felicidad que había encontrado en ella. Joe y yo teníamos todavía mucho trabajo por delante. Por mucho que nos amáramos, eso no garantizaba que pudiéramos superar nuestras heridas individuales. Pero hablábamos, éramos sinceros el uno con el otro y Dios sabía que los dos éramos demasiado obstinados como para rendirnos sin luchar. Joe volvió a aparecer justo cuando pasaban dos grandes caniches preciosamente acicalados junto a su dueña, peinada igual que ellos. Subí a la limusina. Mientras nos alejábamos de la acera, Joe me atrajo a su lado y me abrazó. —Hemos tenido una noche movidita, pero la hemos superado. —Sí, es verdad. —Eché la cabeza hacia atrás y le ofrecí mi boca para que la besara. Él me respondió con un beso suave y dulce, una sencilla confirmación de nuestra preciosa, complicada, desesperante y necesaria conexión. Agarrándome a su nuca, pasé los dedos por su sedoso pelo. —Estoy deseando volver a tenerte en la cama. Él soltó un pequeño y sugerente gruñido y se lanzó a mi cuello con mordiscos y besos que me hacían cosquillas y que conseguían que nuestros fantasmas y sus sombras se desvanecieran. Al menos, durante un rato... | |
| | | aranzhitha Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 285 Edad : 29 Localización : manchester Fecha de inscripción : 26/11/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 11th 2012, 16:31 | |
| ahh no me gusta que Joe este cerca de Corinne La odio porque se esta aprovechando que Joe se siente culpable Y esta metiendo sisaña entre los dos!! Siguela!! | |
| | | FlorJonasJB Forista!
Cantidad de envíos : 75 Edad : 28 Localización : Argentina Fecha de inscripción : 06/04/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 11th 2012, 18:28 | |
| ^this jaja pienso lo mismo que el comentario de arriba. Que lindo capítulo Me encanto, y también el hecho de que fuese tan largo jaja pero no te preocupes te entendemos que estés ocupada con la escuela y esas cosas, yo también a veces. Seguila pronto!! | |
| | | jonatik4everrr Novia De..
Cantidad de envíos : 658 Fecha de inscripción : 27/11/2011
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 11th 2012, 22:24 | |
| | |
| | | HistoriaDeUnAmor Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 165 Edad : 25 Localización : Diria que con el amor de mi vida... Pero aun no me conoce. Fecha de inscripción : 01/02/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 12th 2012, 07:26 | |
| {ÑLañlslasla Que bellos! Amo esta relacion... Con sus altos y bajos pero es... HERMOSA :'D SIGUELA MUJERRRRRR PD: ODIO A CORINE | |
| | | BETTY DE JONAS Novia De..
Cantidad de envíos : 613 Edad : 30 Localización : Con los jonas :) (en un cuarto AMANDONOS) Fecha de inscripción : 01/08/2011
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 12th 2012, 11:19 | |
| SIGUELAAAAAA!!!!! POR DIOS!!!!! No puedo creer como odio a la tal Corinne!!! Ojalá que Joe escuche a ________ y se aleje de ella de una buena vez!!!! Me encantó cuando Joe le dijo a _______ que la quería!!! eso es lo que siente por ella Qué bonito!!! Por fis siguelaaaa!!!! | |
| | | jonatik4everrr Novia De..
Cantidad de envíos : 658 Fecha de inscripción : 27/11/2011
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 12th 2012, 18:59 | |
| | |
| | | aranzhitha Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 285 Edad : 29 Localización : manchester Fecha de inscripción : 26/11/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 12th 2012, 20:29 | |
| | |
| | | HistoriaDeUnAmor Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 165 Edad : 25 Localización : Diria que con el amor de mi vida... Pero aun no me conoce. Fecha de inscripción : 01/02/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 13th 2012, 12:29 | |
| SIGUELAAAAAAAAAAAA | |
| | | mari_jonas_I love Amiga De Los Jobros!
Cantidad de envíos : 477 Fecha de inscripción : 16/07/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 13th 2012, 12:51 | |
| | |
| | | aranzhitha Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 285 Edad : 29 Localización : manchester Fecha de inscripción : 26/11/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 13th 2012, 13:20 | |
| | |
| | | FlorJonasJB Forista!
Cantidad de envíos : 75 Edad : 28 Localización : Argentina Fecha de inscripción : 06/04/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 13th 2012, 14:50 | |
| no nos abandones | |
| | | aranzhitha Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 285 Edad : 29 Localización : manchester Fecha de inscripción : 26/11/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 13th 2012, 18:10 | |
| | |
| | | HistoriaDeUnAmor Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 165 Edad : 25 Localización : Diria que con el amor de mi vida... Pero aun no me conoce. Fecha de inscripción : 01/02/2012
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 13th 2012, 18:36 | |
| MUJERRRRRRRRRRR SIGUELAAAAAAAAAAAAA PORFAVARSS No nos dejess :c | |
| | | Trouble Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 209 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/12/2009
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 14th 2012, 10:59 | |
| Capitulo 25 Parte 2
Amaba Nueva York con la viva pasión que reservaba sólo para una única otra cosa en la vida. La ciudad era un microcosmos de oportunidades del nuevo mundo y tradiciones del viejo. Los conservadores se codeaban con los bohemios. Las excentricidades coexistían con rarezas perfectas. La energía palpitante de la ciudad estimulaba el establecimiento de filiales de empresas internacionales y atraía a gente de todo el mundo. Y la personificación de toda esa vitalidad, de esa decidida ambición y de ese poder reconocido en el mundo entero acababa de follarme hasta que alcancé dos orgasmos tan alucinantes que me dio vergüenza. Según me dirigía silenciosamente hacia el enorme vestidor de Joe Jonas, eché un vistazo a la cama, toda deshecha y revuelta, y me estremecí con el recuerdo del placer. Aún tenía el pelo húmedo de la ducha, y no llevaba más ropa que una toalla alrededor del cuerpo. En hora y media tendría que estar en el trabajo, lo cual me dejaba poco margen para la tranquilidad.Claramente, iba a tener que adjudicar un tiempo determinado a la actividad sexual matutina, si no quería andar siempre deprisa y corriendo. Joe se despertaba dispuesto a conquistar el mundo, y le gustaba empezar esa dominación conmigo. ¿No era afortunada? Como nos adentrábamos en el mes de julio en Nueva York y la temperatura iba en aumento, decidí ponerme un par de ajustados pantalones pitillo de lino natural y una blusa de popelina sin mangas de un tono gris claro que hacía juego con el color de mis ojos. Dado que no se me daban bien los peinados, me recogí el pelo en una sencilla cola de caballo y a continuación me maquillé la cara. Cuando estuve presentable, salí de la habitación. Ya en el pasillo, oí la voz de Joe. Me recorrió un ligero escalofrío al darme cuenta de que estaba enfadado, la voz baja y cortante. No se sulfuraba fácilmente... a menos que estuviera cabreado conmigo. Yo sí que conseguía que levantara la voz y soltara palabrotas, incluso que se pasara las manos por su espléndido cabello. Pero, por lo general, Joe era un ejemplo de contención. ¿Para qué iba a gritar cuando podía conseguir que la gente se echara a temblar con una sola mirada suya o una seca y breve palabra? Le encontré en la oficina de casa. Estaba de pie, de espaldas a la puerta y con un auricular de Bluetooth en la oreja. Tenía los brazos cruzados y miraba fijamente por el ventanal de su ático de la Quinta Avenida, dando la impresión de ser un hombre muy solitario, un individuo apartado del mundo que le rodea, pero completamente capaz de dominarlo. Me quedé apoyada en la puerta, empapándome de él. No me cabía duda de que la visión del horizonte que tenía yo era mucho más imponente que la suya. Desde mi lugar estratégico, se le veía superpuesto a aquellos altísimos rascacielos, que eran una presencia igualmente poderosa e impresionante. Él había terminado de ducharse antes de que yo me levantara a rastras de la cama. Aquel cuerpo, seriamente adictivo, iba ahora vestido con dos prendas de un carísimo traje sastre de tres piezas, una de mis reconocidas debilidades. Viéndole por detrás, se apreciaba claramente la perfección de su trasero y de aquella fornida espalda en camiseta. En la pared había un inmenso collage de fotografías de nosotros como pareja y una muy íntima que él me había sacado mientras dormía. La mayoría eran fotos tomadas por los paparazzi que seguían todos sus movimientos. Era Joe Jonas, de Jonas Industries, quien, a la ridícula edad de veintiocho años, era uno de los veinticinco hombres más ricos del mundo. Estaba convencida de que poseía una parte importante de Manhattan; segurísima de que era el hombre más sexy del planeta. Y tenía fotos mías en todos los lugares en que trabajaba, como si mirarme a mí pudiera ser tan entretenido como contemplarle a él. Se dio la vuelta, girándose con elegancia para atraparme con su gélida mirada miel. Ni que decir tiene que él sabía que yo me encontraba allí, observándole. Saltaban chispas cuando estábamos cerca el uno del otro; había en el aire una sensación de antelación, como el envolvente silencio que preludia el estallido de un trueno. Probablemente había esperado unos instantes antes de volverse hacia mí para darme la oportunidad de echarle un vistazo, ya que sabía que me encantaba mirarle. Oscuro y Peligroso. Y todo mío. ¡Santo Dios!... Aún no me había acostumbrado al impacto de aquel rostro. De aquellos pómulos esculpidos y aquellas claras cejas aladas, los ojos mieles de espesas pestañas, y aquellos labios... divinamente perfilados para ser sensuales y pícaros a un tiempo. Me encantaba cuando sonreían con insinuación sexual, y temblaba cuando se tornaban en una línea implacable. Y cuando me posaba aquellos labios en el cuerpo, le deseaba ardientemente. ¡Joder!, qué cosas se te ocurren . Torcí el gesto, recordando lo mucho que me cabreaban mis amigas cuando les daba por alabar el estupendo físico de sus novios. Y ahora a mí no dejaba de maravillarme la belleza de aquel hombre, complicado, frustrante, herido y escandalosamente sexy, del que cada día estaba más enamorada. Mientras nos contemplábamos el uno al otro, él no suavizó el gesto ni dejó de hablar con el pobrecillo del otro extremo de la línea, pero su mirada ya no era de gélida irritación, sino de pasión abrasadora. Tendría que haberme acostumbrado al cambio que se operaba en él cuando me miraba, pero seguía impactándome de tal manera que me hacía tambalear. Aquella mirada expresaba lo intenso que era su deseo de fo.llar conmigo —lo cual hacía en cuanto tenía oportunidad—, y también me dejaba entrever la pura e implacable fuerza de su voluntad. Una fuerza y un dominio esenciales caracterizaban todo lo que Joe hacía en la vida. —Hasta el sábado a las ocho —terminó; y a continuación se arrancó el auricular y lo dejó en la mesa— Ven aquí, __(tn). Me estremecí por la forma en que pronunció mi nombre, con aquel tono autoritario con que me decía Córrete, __(tn), cuando me tenía debajo de él... llena de él... desesperada por llegar al orgasmo para él... —No tenemos tiempo para eso, campeón. —Retrocedí hacia el pasillo, pues era muy débil en lo que a él respectaba. Casi podía correrme oyendo la suave aspereza de aquella voz serena y educada. Y siempre que me tocaba, yo cedía. Me fui corriendo a la cocina a preparar el café. Él murmuró algo entre dientes y vino detrás de mí, alcanzándome enseguida. De repente me vi inmovilizada contra la pared del pasillo por casi un metro y ochenta centímetros de ardiente y dura masculinidad. —Ya sabes lo que pasa cuando corres, cielo. —Joe me pellizcó el labio inferior con los dientes y luego alivió el pinchazo con la caricia de su lengua— Que te pillo. En mi interior, algo dejó escapar un suspiro de feliz abandono, y mi cuerpo se relajó por el placer de sentirse tan apretado al de él. Le deseaba constantemente, con tal intensidad que dolía. Lo que sentía era voluptuosidad, pero era mucho más también. Se trataba de algo tan precioso y profundo que hacía que el deseo sexual de Joe por mí no fuera el detonante que habría sido con otro hombre. Si cualquier otra persona hubiera intentado someterme con el peso de su cuerpo, me habría dado un ataque. Pero nunca había sido un problema con Joe. Él sabía lo que yo necesitaba y hasta dónde podía llegar. Se me paró el corazón al vislumbrar su sonrisa. Me fallaban un poquito las rodillas frente a aquel imponente rostro. Rozó su nariz contra la mía. —No puedes sonreírme así y marcharte. Dime en qué estabas pensando mientras yo hablaba por teléfono. Torcí los labios con ironía. —En lo guapísimo que eres. Es alucinante la cantidad de veces que lo pienso. Ya va siendo hora de que lo supere. Me puso una mano por detrás del muslo y me apretó aún más contra él, provocándome con un experto meneo de caderas. Era escandalosamente diestro en la cama. Y él lo sabía. —No pienso permitirlo. —¿Eh? —Me corría fuego por las venas y mi cuerpo ansiaba el tacto del suyo— Vaya con don-odio-las-expectativas-exageradas. No me digas que quieres que se te cuelgue otra mujer que te mire embelesada. —Lo que yo quiero —susurró, rodeándome la barbilla con una mano y frotándome el labio inferior con la yema del pulgar— es que estés tan ocupada pensando en mí que no pienses en nadie más. Me faltaba el aliento y respiraba entre cortadamente. La ardiente mirada de sus ojos, su tono provocativo, el calor de su cuerpo y el delicioso olor de su piel me habían seducido por completo. Él era mi droga, y en absoluto quería desengancharme. —Joe —musité, extasiada. Con un suave gruñido, apretó su torneada boca contra la mía, quitándome cualquier noción de la hora que era con un tierno y profundo beso... un beso que casi consigue evitar que me diera cuenta de la inseguridad que acababa de revelar.
Hundí los dedos entre su pelo para sujetarle y le devolví el beso, deslizando la lengua por la suya, acariciándole. Éramos pareja desde hacía muy poco tiempo, menos de un mes. Y lo que era peor, ninguno de los dos sabía cómo llevar una relación como la que intentábamos construir, una relación en la que nos negamos a fingir que no arrastrábamos serios problemas los dos. Me rodeó con sus brazos y apretó con gesto posesivo. —Quería pasar el fin de semana contigo en Florida Keys... sin ropa. —Humm, suena bien. —Mejor que bien. Por mucho que me encantara ver a Joe con un traje de tres piezas, le prefería completamente desnudo. Evité señalar que este fin de semana me era imposible... —Pero este fin de semana tengo que ocuparme de unos asuntos de trabajo musitó, moviendo los labios contra los míos. —Asuntos que aplazas para estar conmigo. —Últimamente salía pronto del trabajo para pasar tiempo conmigo, y yo sabía que tenía que estar saliéndole caro. Mi madre se había casado tres veces, y todos sus esposos eran adinerados y exitosos magnates de una u otra clase. Sabía que el precio de la ambición consistía en trabajar hasta altas horas de la noche. —Pago a otras personas un generoso salario para poder estar contigo. Bonita treta, pero al ver un destello de irritación en su mirada, opté por distraerle. —Gracias. Vamos a tomar un café antes de que se haga tarde. Joe me pasó la lengua por el labio inferior y me soltó. —Me gustaría despegar mañana hacia las ocho de la tarde. Lleva ropa fresca y ligera. En Arizona el calor es seco. —¿Qué? —Pestañeé ante aquella espalda que se alejaba y desaparecía en su oficina—. ¿Es en Arizona donde tienes esos negocios? —Desgraciadamente. ¿Eh?... No tan deprisa. En lugar de arriesgarme a quedarme sin mi chute de café, pospuse la discusión y me dirigí a la cocina. Atravesé el amplio apartamento de Joe, con su deslumbrante arquitectura de antes de la guerra y sus esbeltas ventanas en arco. El ruido que hacían mis tacones al golpetear alternativamente en el suelo de madera noble quedaba amortiguado por las alfombras Aubusson. Decorado con maderas oscuras y tejidos de colores neutros, aquel lujoso espacio se veía iluminado por preciosos objetos de cristal. A pesar de que su casa hablaba a gritos de dinero, no por ello dejaba de ser cálida y acogedora, un lugar confortable para relajarse y sentirse entre algodones. Cuando llegué a la cocina, puse un termo individual en la cafetera de una sola taza sin perder un segundo. Joe apareció con la chaqueta en un brazo y el teléfono móvil en la mano. Coloqué debajo del surtidor otra taza para llevar para él y me dirigí al frigorífico a por la leche semi desnatada. —A lo mejor es una suerte, después de todo. —Me volví hacia él y le recordé el asunto de mi compañero de piso—Este fin de semana tengo que hablar con Cary
Joe se guardó el teléfono en el bolsillo interior de la chaqueta y a continuación colgó la prenda en el respaldo de una de las sillas de la isla de cocina. —Te vienes conmigo, __(tn). Soltando el aire con impaciencia, me eché la leche en el café. —¿Para hacer qué? ¿Para pasarme el día desnuda, esperando a que termines de trabajar y vengas a fo.llar conmigo? Me sostuvo la mirada mientras cogía su taza y daba un sorbo al café humeante con demasiada parsimonia. —¿Vamos a pelearnos? —¿Vas a ponerte difícil? Ya hemos hablado de esto. Sabes que no puedo dejar a Cary después de lo que pasó anoche. —La maraña de cuerpos que me había encontrado en el salón dio un nuevo significado a la palabra follón . Volví a meter la caja de leche en el frigorífico y tuve la sensación de sentirme inexorablemente atraída hacia él por la fuerza de su voluntad.
| |
| | | Trouble Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 209 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/12/2009
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 14th 2012, 11:02 | |
| Capitulo 25 Parte 3
Había sido así desde el principio. Cuando se lo proponía, Joe lograba hacerme sentir sus exigencias. Y era muy, muy difícil no hacer caso a esa parte de mí que me rogaba que cediera a todo lo que él quería. —Tú vas a ocuparte de tus negocios y yo voy a ocuparme de mi mejor amigo, después volveremos a ocuparnos el uno del otro. —No volveré hasta el domingo por la noche, __(tn). Oh... Noté una punzada en el estómago al oír que estaríamos separados tanto tiempo. La mayoría de las parejas no pasaban juntos todo su tiempo libre, pero nosotros no éramos como la mayoría de la gente. Ambos teníamos traumas, inseguridades y una adicción el uno al otro que requería contacto regular para que los dos funcionáramos adecuadamente. No soportaba estar lejos de él. Ni dos horas pasaban sin que pensara en él. —A ti también se te hace insoportable —dijo en voz baja, examinándome de aquella manera suya en que lo veía todo— El domingo los dos estaremos fatal. Soplé mi café y tomé un pequeño sorbo. Me inquietaba la idea de pasar todo un fin de semana sin él. Y aún menos me gustaba la idea de que él pasara todo ese tiempo lejos de mí. Tenía a su alcance todo un mundo de opciones y posibilidades, mujeres que no estaban tan jodidas como yo y con las que era más fácil relacionarse. —Ambos sabemos que eso no es precisamente lo más sano, Joe — conseguí decir pese a todo. —¿Y eso quién lo dice? Nadie más sabe qué se siente siendo nosotros. Vale, eso tenía que reconocérselo. —Tenemos que irnos a trabajar —dije, consciente de que dejar aquel asunto sin resolver nos traería de cabeza todo el día. Lo solucionaríamos más tarde, pero de momento no podíamos hacer nada más. Apoyó la cadera en el mostrador, cruzó los tobillos y se apalancó obstinadamente. —Lo que tenemos que hacer es que vengas conmigo. —Joe —Empecé a dar golpecitos con el pie en la baldosa de mármol travertino— No puedo dejarlo todo por ti. Si me convierto en tu acompañante florero, te aburrirás enseguida. Me cansaría de mí misma. No va a pasarnos nada porque dediquemos un par de días a resolver otros asuntos, aunque no nos apetezca hacerlo. Nuestras miradas se cruzaron. —Eres una fuente de problemas para ser acompañante florero. —Quien los causa sabe reconocerlos. Joe se enderezó, desprendiendo su turbadora sensualidad y atrapándome al instante con su intensa mirada. Era tan caprichoso como yo. —Últimamente has estado sometida a mucha presión, __(tn). No es ningún secreto que estás en Nueva York . No puedo dejarte aquí mientras yo estoy fuera. Tráete a Cary si es necesario. A sí podréis charlar mientras esperas a que termine de trabajar y vuelva para fo.llar contigo. —¡Ja! —Era consciente de que trataba de aliviar la tensión con sentido humor, pero también me daba cuenta de que su verdadera dificultad al separarse de mí era... Nathan . Mi ex hermanastro. La pesadilla de mi pasado a la que Joe parecía tener miedo podía reaparecer en mi presente. Me asustaba admitir que no estaba del todo equivocado. El escudo del anonimato que me había protegido durante años había saltado por los aires al ser tan pública nuestra relación. ¡Dios santo!... realmente no teníamos tiempo para hablar de ese problema, pero yo sabía que Joe no iba a ceder en ese punto. Era un hombre que reclamaba lo que era suyo, se defendía de sus competidores con despiadada precisión, y nunca permitiría que me ocurriera nada malo. Yo era su lugar seguro, lo cual me convertía en algo excepcional e inestimable para él.
Joe miró su reloj. —Es hora de irse, cielo. Alcanzó su chaqueta, luego me hizo un gesto para que le precediera por el suntuoso comedor, donde cogí mi bolso y la bolsa en la que llevaba los zapatos planos y algunas otras cosas. Poco después, llegamos a la planta baja en su ascensor privado y nos montamos en el asiento trasero de su todo terreno Bentley negro. —Hola, Angus —saludé al conductor, que se tocó el borde de su anticuada gorra de chófer. —Buenos días, señorita Tramell —respondió, sonriendo. Era un caballero mayor, con un generoso veteado blanco en su pelo rojizo. Me caía bien por muchas razones, y no era la menor de ellas el hecho de que llevara a Joe en coche desde que éste iba al colegio y se preocupara de verdad por él. Una rápida ojeada al Rolex que me habían regalado mi madre y mi padrastro me confirmó que llegaría puntual al trabajo... si no encontrábamos ningún atasco. Mientras pensaba esto, Angus se adentró hábilmente en el mar de taxis y automóviles que circulaban por la calle. Después de la contenida tensión del apartamento de Joe, el ruido de Manhattan me despertó con la misma efectividad que una buena dosis de cafeína. El estruendo de las bocinas y el ruido sordo de los neumáticos sobre las tapas de las alcantarillas me resultaron tonificantes. A ambos lados de la congestionada calle discurrían torrentes de peatones que caminaban a toda prisa, mientras que los rascacielos parecían estirarse hacia el cielo, manteniéndonos a la sombra pese a que el sol estaba cada vez más alto. ¡Cómo me gustaba Nueva York ! Me tomaba mi tiempo todos los días para empaparme de aquella ciudad, para dejar que me calara hondo.
| |
| | | Trouble Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 209 Edad : 29 Fecha de inscripción : 07/12/2009
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot Diciembre 14th 2012, 11:07 | |
| Capitulo 25 Parte 4
Me acomodé en el asiento de piel de atrás, agarré de la mano a Joe y le di un apretón. —¿Te sentirías mejor si Cary y yo nos fuéramos de la ciudad durante el fin de semana? ¿Quizá un viaje rápido a Las Vegas? Joe frunció el ceño. —¿Soy una amenaza para Cary ? ¿Es ésa la razón por la que ni siquiera te planteas venir a Arizona? —¿Qué? No, no creo. —Cambié de postura para mirarle de frente—. A veces me lleva toda una noche conseguir que se abra. —¿Crees que no? —repitió mi respuesta, haciendo caso omiso de todas las palabras que habían salido de mi boca, salvo las primeras. —Quizá tiene la impresión de que no puede contar conmigo cuando necesita hablar porque siempre estoy contigo —le aclaré, sujetando mi taza con las dos manos al pasar por encima de una alcantarilla— Oye, tendrás que superar esos celos. Joe, cuando digo que Cary es como un hermano para mí, va en serio. No tiene que caerte bien, pero tienes que comprender que él forma parte de mi v ida. —¿Le dices a él lo mismo de mí? —No hace falta. Ya lo sabe. Estoy tratando de llegar a un arreglo... —Yo no hago concesiones. Arqueé las cejas. —En los negocios, seguro que no. Pero, Joe, esto es una relación. Implica un dar y ... El bramido de Joe me cortó en seco. —En mi avión, en mi hotel, y si sales del edificio, te acompañará un equipo de seguridad. Aquella repentina y reacia capitulación me quitó el habla durante un minuto largo. Lo bastante largo como para que él enarcara las cejas por encima de aquellos penetrantes ojos mieles en una mirada que decía o lo tomas o lo dejas. —¿No te parece que eso es un poco exagerado? —observé— Estaré con Cary . —Perdona, pero no puedo confiarle tu seguridad después de lo de anoche. —La postura que adoptó mientras se tomaba su café expresaba con claridad que él daba la conversación por terminada. Ésas eran las opciones que consideraba aceptables. Me habría cabreado de no ser porque comprendía que la arbitrariedad de Joe estaba motivada por su deseo de protegerme. En mi pasado había terribles secretos de familia, y salir con Joe había atraído la atención de los medios de comunicación, una atención que podía llevar a Nathan hasta la puerta de mi casa. A demás, controlar todo lo que le rodeaba era parte de la personalidad de Joe. Venía en el paquete, y yo tenía que asumirlo. —De acuerdo —respondí— ¿Qué hotel es el tuyo? —Tengo varios. Elige el que quieras. —Volvió la cabeza y se puso a mirar por la ventanilla— Scott te enviará una lista por correo electrónico. Cuando te hayas decidido por uno, díselo para que lo organice todo. Volaremos juntos a la ida y a la vuelta. Reclinándome contra el asiento, tomé un sorbo de café y me fijé en cómo apoyaba el puño en el muslo. En el reflejo del cristal tintado de la ventanilla, Joe mostraba un rostro impasible, pero yo notaba su mal humor. —Gracias —murmuré. —No me las des. Esto no me hace ninguna gracia, __(tn). —Se le contrajo un músculo de la mandíbula— Tu compañero de piso la caga y yo tengo que pasar el fin de semana sin ti. No soportaba verle disgustado, así que le cogí su café y coloqué las dos tazas en los soportes del asiento trasero. Luego me senté a horcajadas en su regazo. Le rodeé el cuello con mis brazos. —Te agradezco mucho que cedas en esto, Joe. Significa mucho para mí. Clavó en mí sus temibles ojos mieles. —Supe que ibas a volverme loco desde el primer momento en que te vi. Sonreí, recordando cómo nos habíamos conocido. —¿Despatarrada en el suelo del vestíbulo del Jonasfire? —Antes. Fuera. Fruncí el ceño. —¿Fuera de dónde? —pregunté. —En la acera. —Joe me agarró de las caderas, apretando de aquella manera suya, tan posesiva y autoritaria que me hizo suspirar por él—. Yo salía para ir a una reunión. Un minuto más tarde, y no te habría visto. Acababa de meterme en el coche cuando apareciste por la esquina. Me acordaba del Bentley con el motor encendido junto al bordillo aquel día. Estaba tan impresionada con el edificio que no presté atención al elegante vehículo cuando llegué, pero me fijé en él cuando me marché. —Me fijé en ti nada más verte —dijo con brusquedad—. Se me iban los ojos detrás de ti. Te deseé inmediatamente. Demasiado. Con violencia, casi. ¿Cómo era posible que no supiera que había habido algo más en nuestro primer encuentro de lo que yo creía? Pensaba que habíamos tropezado el uno con el otro de manera accidental. Pero él se iba para todo el día... lo que significaba que había regresado a propósito. Por mí. —Te detuviste justo al lado del Bentley —continuó—, y echaste la cabeza hacia atrás. Levantaste la vista hacia lo alto del edificio y te imaginé de rodillas, mirándome a mí de la misma manera. El tono de voz de Joe hizo que, ruborizada, me revolviera en su regazo. —¿De qué manera? —susurré, hechizada por el fuego de sus ojos. —Con entusiasmo. Con un poco de admiración... de intimidación. —Me rodeó el trasero con las manos y me apretó contra él—. No pude evitar seguirte hasta dentro. Y allí estabas, justo donde había deseado que estuvieras, arrodillada justo delante de mí. En aquel momento, se me ocurrieron unas cuantas fantasías de lo que iba a hacer contigo en cuanto te tuviera desnuda. Tragué saliva, acordándome de que yo tuve una reacción muy parecida hacia él. —En cuanto puse los ojos en ti, me vi follando, aullando, aferrada a las sábanas
—Lo vi. —Deslizó las manos por ambos lados de mi columna vertebral—Y supe que tú también me habías visto a mí. Que habías visto cómo soy... por dentro. Que me habías calado completamente. Y eso fue lo que hizo que me cayera de ****, literalmente. Le había mirado a los ojos y me había dado cuenta de su férreo autodominio, del alma ensombrecida que tenía. Había visto fuerza, avidez, control, exigencia. En mi fuero interno, había comprendido que me absorbería. Fue un alivio saber que él había sentido la misma conmoción por mi causa. | |
| | | Contenido patrocinado
| Tema: Re: No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot | |
| |
| | | | No Escondo Nada ( Joe y tu) Megahot | |
|
Temas similares | |
|
| Permisos de este foro: | No puedes responder a temas en este foro.
| |
| |
| |