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| El Compañero Perfecto - (Muy HOT) | |
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+8JustKeepDreaming~ DrawyoursmileJB FerJonas12 MARIIA LUIISA P A R A D I S E Wenn nikifriky MenizdeJonas 12 participantes | |
Autor | Mensaje |
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MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 01:26 | |
| Bueno, aquí estoy yo de nuevo Meniz, con una nove un poco hot no es mía, y les dejo el link para que pasen a leer algunas de sus otras novelas
Es este
ya dejo el argumento
Argumento: Josie Williams, la chica más popular del instituto, no podía llegar sola a la reunión de ex alumnos; por eso contrató a Nicholas Jonas para que la acompañara aquella noche. El sexy caballero sería todo suyo durante unas horas en las que compartirían cena, baile y algunos besos de mentira. Pero terminaron la noche haciendo el amor apasionadamente y Josie pensó que lo contrataría para siempre. Nicholas la había acompañado sólo para hacerle un favor; al fin y al cabo no era ningún gigoló, sino un ingeniero… Pero cuando probó los besos de Josie, no pudo negarse a repetir el trabajo una vez más. Sobre todo cuando ella le enseñó su lista de fantasías sexuales, unas fantasías que estaba dispuesto a hacer realidad. ¿Qué pasará cuando ambos se den cuenta de que la lujuria se ha convertido en algo más?
Última edición por MenizdeJonas el Junio 28th 2012, 05:02, editado 1 vez | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 01:27 | |
| bueno chicas como mínimo 3 coments para que suba el primer capi besos xoxo | |
| | | nikifriky Casada Con
Cantidad de envíos : 1889 Edad : 28 Localización : Haciendo maldades con mi befo ::) Fecha de inscripción : 24/04/2010
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 11:05 | |
| Ohhhhhh nueva lecto me encanto Pon kpi soon | |
| | | Wenn Casada Con
Cantidad de envíos : 1547 Edad : 29 Fecha de inscripción : 01/04/2012
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 11:52 | |
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| | | P A R A D I S E Vecina De Los Jonas!
Cantidad de envíos : 339 Edad : 30 Localización : mexico Fecha de inscripción : 07/07/2010
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 19:31 | |
| Hola Nueva Lectora … esta nove esta geniial igual que todas las demas, Miranda Lee es una gran escritora … en fin siguel pleas . Un Beso XOoXo <3 | |
| | | MARIIA LUIISA Amo A Los Jonas Brothers!
Cantidad de envíos : 2180 Edad : 26 Localización : en la luna disfrutando con chizi Fecha de inscripción : 05/04/2012
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 19:36 | |
| wiiii ya estoy aqui te dije que no te ibas a librar de mi jeje ahhh me encanto el argumento jeje ya no puedo esperar a leer los capitulos ahhh me muero bueno hora si me despido jeje bueno siguela cuidate besos bye
PD: bueno ya hora si me voy jeje dejo de molestar | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| | | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 22:16 | |
| CAPITULO 1
Los hombres eran un caso perdido, pensó Josie Williams mientras conducía hacia su trabajo el lunes por la mañana. —Al menos en lo que a mí respecta —murmuró. Tendría que haber sabido que Angus era demasiado bueno para ser verdad. La experiencia tendría que haberle hecho buscar los defectos ocultos en vez de ir como una estúpida tras un sueño imposible… otra vez. Soltó un débil suspiro. A ese paso nunca iba a encontrar lo que buscaba en un hombre. Por Dios, ya tenía veintiocho años, con un matrimonio fallido y una legión de novios ocasionales a sus espaldas. —Soy una gafe —masculló mientras giraba el coche hacia la calle donde había quedado con Kay. Tenía la cita a las nueve y media, y el reloj del salpicadero marcaba ya las diez menos veinte. No era frecuente que ella llegara tarde un lunes por la mañana, sobre todo desde que trabajaba para sí misma. Pero aquel día, tras apagar el despertador, se había quedado en la cama pensando en el fiasco con Angus la noche anterior y en su desgraciada vida. ¿Sería por su culpa? ¿Tenía mala suerte o quizá esperaba demasiado de los hombres? Tal vez fuera eso último, pero ella no podía conformarse con menos de lo que siempre había soñado: amor verdadero y sexo salvaje. Claro que lo del sexo salvaje prefería mantenerlo en secreto. No quería que sus amigas la mirasen igual que su ex marido en su luna de miel, como si fuera una especie de ninfómana desequilibrada. Así que cuando le preguntaban qué era lo que esperaba en un hombre, ella se limitaba a responder: «Compromiso y atención». Pero, a pesar de unas exigencias tan abreviadas, Deb y Lisa opinaban que estaba buscando algo irreal. Y, tuvieran razón o no, Josie se resistía a aceptar la opinión de sus dos compañeras de piso. Deb, una atractiva rubia sin novio desde hacía más de un año, era la más cínica de las dos. Pensaba que todos los australianos eran unos egoístas cuya idea del compromiso y la atención era recordar el nombre de su novia cuando se estaban acostando con ella. Lisa, una voluptuosa pelirroja que acababa de romper con su novio tras encontrarlo en la cama con la vecina, estaba pasando por la fase del odio a todo el género masculino. Josie estaba infinitamente agradecida de que sus padres se hubieran ido de viaje y le hubieran encargado vigilar la casa. Gracias a ello no vería a Deb ni a Lisa hasta el miércoles por la noche, cuando tenían su cita semanal. No se veía con fuerzas para soportar su insufrible mezcla de compasión y sarcasmo, aderezada con una grotesca retahíla de calificativos para los hombres. Por suerte Kay no hablaba como ellas, pensó Josie cuando vio a su empleada esperándola junto a su coche. Kay Harper creía en la capacidad de amor de los australianos. Era comprensible, ya que estaba casada con un hombre fantástico, Colin. Si Kay no hubiera sido tan agradable, seguramente Josie hubiera sentido celos de ella. Aparcó su coche plateado en el hueco libre que había tras el deportivo azul de Kay, quien la esperaba con una sonrisa en su bonito rostro. A pesar de sus treinta y cinco años, Kay aparentaba ser mucho más joven, gracias a sus rasgos étnicos, su esbelta figura y su melena teñida de rubio. Kay era una firme partidaria de cambiar la imagen propia si no gustaba a una misma, como verificaba la operación de nariz que se hizo años atrás. —Siento llegar tarde —dijo Josie con una sonrisa de disculpa mientras salía del coche—. Me he quedado dormida. — ¿En serio? —las cejas teñidas de Kay se arquearon sugerentemente—. Eso suena prometedor. ¿He de suponer que pasaste una buena noche con Angus? Josie puso una mueca de desagrado. ¿Qué podía decir? Mentir era una tontería, pero no quería hablar del tema con nadie, ni siquiera con Kay. —No, no fue así. —Oh, ¿qué pasó? —Nos encontramos con una antigua pareja suya. —Oh, cariño, tuvo que ser una situación muy incómoda. —Ni te lo imaginas. Esa antigua pareja era un hombre. — ¿Qué? —Kay pareció tan anonadada como lo estuvo Josie al descubrirlo—. Pero… pero no sabía que Angus fuera gay. Las dos habían conocido a Angus dos meses atrás, cuando Josie lo contrató para actualizar la página web de su empresa. Y las dos habían pensado que era un hombre de lo más atractivo. —Pero si es gay —siguió Kay—, ¿por qué demonios te pidió salir? —Él dice que no es gay —respondió Josie secamente—. Tan solo bisexual. De hecho, me preguntó si estaba interesada en montar un trío. — ¡Puaj! —exclamó Kay con una mueca de asco. —Lo mismo digo —por muy salvajes que fueran sus fantasías, nunca iban más allá de compartirlas con una pareja heterosexual, y se preguntaba qué le habría hecho pensar a Angus que a ella pudieran gustarle ese tipo de cosas. Tal vez hubiera sido el modo que tuvo de besarlo en su última cita… —Supongo que te alegrarás de haber mantenido tu regla de «nada de sexo hasta la tercera cita» —dijo Kay. De pronto, la miró con espanto—. Mantuviste esa regla con él, ¿verdad? —Sí, gracias a Dios. Pero anoche era nuestra tercera cita y estuve pensando en hacerlo. Tiemblo de pensar en lo cerca que estuve del desastre. Quiero decir… Me he acostado con otros hombres, pero jamás había puesto en riesgo mi salud mental. —Bueno, entonces no ha pasado nada grave. Al y fin y al cabo, no estabas enamorada de él, ¿verdad? — ¿Cómo lo sabes? —Recuerdo cómo estaba yo cuando me enamoré de Colin. Nada que ver con cómo estás tú ahora. — ¿Y cómo estuviste? —Completamente desconcentrada en el trabajo. Lo sabrás cuando te enamores de verdad, Josie, porque en el tiempo que llevo trabajando para ti, eso todavía no ha pasado. —No, supongo que no —reconoció Josie—. Y empiezo a dudar de que alguna vez ocurra. —Ocurrirá. Hay demasiados peces en el mar. —Eso dices siempre. Pero tengo el presentimiento de que todos los hombres interesantes de Sydney son gays. — ¡Tonterías! Sydney está llena de hombres heterosexuales que merecen la pena. —Sí, pero todos están casados con mujeres como tú. Y hablando de ti… —Josie decidió que había que cambiar de tema—, vas a tener que hacer un buen trabajo de decoración con el próximo en cargo. —Oh, oh… Eso me parece un mal presagio. —Confío plenamente en ti. Vamos adentro y te enseñaré nuestro próximo desafío —condujo a Kay al bloque de apartamentos de tres plantas y subieron al segundo piso. — ¿Cuál es el precio inicial? —preguntó Kay con preocupación en cuanto cruzaron la puerta. Josie se mordió el labio. Tenía que reconocer que el apartamento tenía mucho peor aspecto aquel día que cuando lo inspeccionó el sábado. Claro que entonces había estado muy entusiasmada por su inminente cita con Angus, sin contar con que lucía un sol espléndido que iluminaba alegremente las habitaciones vacías con vistas al mar. Pero aquella mañana de lunes el cielo no solo estaba cubierto de nubes. — ¿Josie? —la apremió Kay mientras abría y cerraba uno de los armarios de la cocina. Josie se esforzó por borrar el pesimismo. Ya había pasado por un divorcio, y no tenía intención de volver a hundirse. Era muy difícil no preocuparse por su vida sentimental aquella mañana, pero de ningún modo iba a permitir que eso interfiriera en su trabajo. El trabajo siempre la había ayudado a superarlo todo, lo cual era más de lo que cualquier hombre le había dado. —Cuatrocientos noventa y cinco mil —respondió con renovada convicción. —Déjate de bromas —dijo Kay—. ¿Por este vertedero? —No es ningún vertedero —replicó Josie—. Es un apartamento de dos dormitorios con vistas a Manly Beach. La semana pasada una vivienda similar se vendió en una subasta por quinientos setenta mil. —Seguro que no estaba en estas condiciones. —No, claro que no. Ahí es donde entramos nosotras. —Pero dijiste que la subasta es dentro de dos semanas. Apenas tenemos tiempo… —Es tiempo más que suficiente —insistió Josie—. Y no es la primera vez que hacemos un trabajo así —después de todo, su empresa, Property Presentation Perfect, estaba especializada en ese tipo de remodelaciones. Eso mismo le había dicho al agente inmobiliario el sábado, apoyada con un extenso dossier de la empresa. Cuando el agente pareció dudar, Josie le hizo una oferta que ningún hombre de negocios podría rechazar: —Si no se vende en la próxima subasta, no se cobrarán los honorarios. Y si vende, PPP cobrará cinco mil dólares más un diez por ciento de la cantidad ofrecida. Por lo general, Josie no hubiera ofrecido unos términos tan generosos, pero PPP no estaba pasando por sus mejores momentos en su segundo año de negocios. Esa era una de las razones por las que había necesitado una actualización de la página web. La competencia en Sydney era muy alta en esos tiempos. Con la proliferación de los programas televisivos de bricolaje y carpintería, la gente prefería cada vez más hacer las reformas por ellos mismos que encargarlas a unos profesionales. Sin embargo, había esperanzas de que las cosas mejoraran. Josie había empezado a solicitar trabajo de la forma tradicional, yendo de puerta en puerta. Había comenzado con las agencias más importantes de North Shore, una de las zonas más ricas de Sydney con la suposición de que cada una de ellas tendría al menos un cliente millonario. Solo había encontrado a un agente inmobiliario dispuesto a darle una oportunidad, pero este hombre le dijo que si el trabajo salía bien, muy gustosamente la recomendaría a todos sus contactos. —Tenemos que triunfar con esto —le dijo Josie a Kay—. De lo contrario, tendrás que buscarte otro trabajo y yo tendré que volver a trabajar con mi padre. —Cielos, menuda presión… —comentó Kay—. Bien, está claro que es un desafío. Esta decoración es muy antigua. Los azulejos del baño son rosas y grises, por amor de Dios. Y en cuanto a la cocina… —hizo un gesto despectivo hacia el lóbrego y anticuado diseño—. Solo parece útil para llenarla de porquería. —No después de que le apliques tu toque mágico —la animó Josie. Las posibilidades de Kay con una brocha eran ilimitadas—. Con el color y el mobiliario adecuados este lugar puede valer hasta un millón de dólares. —Hace un rato no estabas tan optimista —observó Kay riendo. —No tiene sentido ser de otra manera —repuso ella encogiéndose de hombros—. ¡Así que deja de ser tan negativa! —Como tú digas… pero recuerda que tenemos menos de dos semanas para conseguir un milagro, lo que significa que no podemos contratar a nuestro personal habitual. Hay que avisarlos con semanas de adelanto. —No hay problema —dijo Josie alegremente—. Además, en esta ocasión no podemos permitirnos contratar a mucha gente. Tendremos que hacer nosotras mismas casi todo el trabajo. El presupuesto solo alcanza para pagar a un electricista y a un fontanero, y el agente me dijo que podíamos contar con el suyo. Están siempre preparados para hacer las reparaciones necesarias en sus alquileres. De lo contrario solo estamos tú y yo, nena —abrazó a su compañera y sonrió. Kay levantó la vista para mirar a los ojos a su alta jefa y se echó a reír. —Como ya he dicho, está claro que no te enamoraste de Angus… A propósito, ¿qué tienes pensado hacer el próximo sábado por la noche? Quiero decir… No tienes a nadie que te acompañe a la reunión de tu clase, ¿verdad? La expresión de horror de Josie le dijo a Kay que su jefa se había olvidado por completo de la reunión con sus compañeros del instituto. No pudo menos que compadecerse de ella. Sabía cuánto deseaba llevar a Angus a esa reunión. Y por qué quería hacerlo. La única vez que Josie había asistido a una de esas reuniones había sido cinco años atrás, después de romper su matrimonio. Le había confesado a Kay lo mal que lo había pasado aquella noche. Se había sentido como una fracasada ante sus compañeros, en especial ante Amber, que había hecho una entrada triunfal en la fiesta del brazo de su novio multimillonario. Por lo visto, esa Amber había sido el suplicio de Josie en la escuela. Una pequeña bruja engreída de pelo rubio, que nunca perdía la ocasión de humillarla. Y puesto que ese año la fiesta iba a celebrarse en la lujosa mansión de Amber, quien había acabado casándose con el magnate, Kay podía entender muy bien la angustia de Josie. —No creo que puedas ir sola otra vez, ¿verdad? —Antes prefiero que me arrojen a los leones —respondió Josie, horrorizada ante semejante posibilidad—. Porque sería precisamente lo que ocurriría. Ser arrojada a los leones, o a las leonas, para ser más precisa. —Supongo que lo dices por Amber, la respetable anfitriona. ¿Sabes? Yo trabajaba con alguien parecido. Una mujer que me odiaba a muerte por ser mejor decoradora que ella. Me atrevo a decir que aquí ocurre algo similar, Josie. Esa princesita se sentía amenazada por ti en el instituto. Eras tú quien la hacía sentirse inferior, no al revés. Te veía como a una rival. — ¿A mí? No sé cómo. Créeme: Amber Sinclair no tenía rival alguna en la escuela. Además de ser la más guapa y la más popular de la clase, era la más lista. Esa chica tiene cerebro, Kay. No es solo una rubia mona. Lo único en lo que pude superarla fueron las matemáticas, pero ella era la mejor en todas las demás asignaturas. No puedo entender por qué la sacaba tanto de quicio; de verdad que no. —Prueba a mirarte al espejo. —Pero en la escuela yo no era guapa en absoluto, Kay. En serio. Era desgarbada, muy alta y demasiado delgada. Tenía el pecho plano y la boca enorme. A diferencia de la mayoría de adolescentes, Josie siempre había tenido la tendencia a hablar sin rodeos, como consecuencia de haber sido hija única, educada por unos padres inteligentes y cariñosos. Desde muy niña la habían animado a participar en conversaciones de adultos y a expresar sus propias opiniones. Pero esa madurez precoz había sido la causa de que las demás chicas del colegio para el que ganó una beca la mirasen como a un bicho raro. En aquel lugar era mejor ser una ovejita dócil o la preciosa y brillante hija de algún banquero multimillonario. —Bueno, pero has mejorado mucho desde entonces —le dijo Kay mirándola de arriba abajo. Ciertamente. Josie poseía una belleza natural a la que no le hacía falta ningún tipo de retoque. Su larga melena oscura no necesitaba una laboriosa sesión de secador y peinado para tener un aspecto fabuloso. Su cutis bronceado podía lucirse sin una gota de maquillaje, al igual que sus ojos negros de largas pestañas. Y su boca, que a ella le parecía demasiado grande, sería la envidia de cualquier modelo. En conjunto, Josie presentaba un aspecto exótico y atractivo sin apenas esfuerzo por su parte. Ni siquiera necesitaba el ejercicio físico para mantener su moldeada figura. Kay, por el contrario, tenía que trabajar muy duro para conseguir su discreta belleza rubia. —Mi aspecto no es lo que cuenta —señaló Josie—. Es ir sola. De repente a Kay se le ocurrió una idea. —Pues no vayas sola. — ¿Por qué sonríes de ese modo? ¿En qué estás pensando, mujer malvada? —En algo deliciosamente perverso. — ¿Vas a prestarme a Colin para esa noche? — ¿Te parece que me he vuelto loca? ¡Pues de eso nada, cariño! Me costó treinta años encontrar a mi príncipe azul, y no tengo ninguna intención de alquilárselo a nadie. Pero de eso se trata precisamente… ¡Vas a alquilar a un guapísimo acompañante! — ¿Que voy a alquilar qué? No puedes hablar en serio. —Desde luego que sí. Incluso puedo decirte a qué agencia has de llamar y por quién preguntar. — ¿Cómo demonios sabes tú esas cosas? ¡Eres una mujer casada! —Sí, pero tengo una prima que me enseñó el catálogo de lo que, según ella, era una agencia muy respetable. Me dijo que solo ofrecen a auténticos caballeros, la mayoría de ellos aspirantes a modelos o actores que quieren ganarse un dinero extra. Por eso son tan guapos. Cora ha contratado sus servicios más de una vez. —Sí, seguro que sí… —dijo Josie riendo. —No, no; no te confundas. El sexo no entra en los servicios que ofrecen. Por lo visto, si se produce el menor escándalo con alguno de estos acompañantes, lo echan de inmediato. —Tu prima debe de ser una mujer muy confiada para contratar a varios hombres, aunque solo sea como acompañantes. —Es piloto de rallys, por lo que no se asusta fácilmente. Además está divorciada, a punto de llegar a los cuarenta y sin un nuevo hombre en su vida. Detesta acudir sola a los actos y ceremonias, de modo que contrata a alguien para que la acompañe. El fin de semana pasado tuvo que asistir a una cena de entrega de premios en la que iba a estar su ex marido, también piloto de carreras. Así que contrató a un hombre irresistible, mucho más joven que ella, y lo hizo pasar por su amante. Es uno de los aspirantes a actor, por lo que no le fue difícil meterse en el papel. Cora dijo que lo hizo a la perfección, y que a su ex le dio un ataque de celos en toda regla —Kay hizo una pausa, satisfecha de que a su amiga empezara a interesarle la idea—. Este tipo en cuestión podría fingir que es tu novio. Se llama Beau Grainger, y según Cora es arrebatador. —No sé, Kay. No me parece correcto. — ¿Qué tiene de malo? —No estoy segura… —Es la solución perfecta a tu problema. Así podrás acudir a la reunión y sentirte bien al mismo tiempo. —Pero no será real. Estaré fingiendo… —Entonces, ¿qué alternativa hay? ¿Quedarte en casa compadeciéndote de ti misma y dejando que Amber la Perfecta crea que no tienes agallas para enfrentarte a ella? Volverá a ser ella quien gane. Sobre todo si te llama más tarde para averiguar por qué no has acudido. —Sí, está claro que me llamará. — ¿Y qué ridícula excusa le darás? Seguro que le contarás una mentira. Y puestos a fingir, ¿por qué no hacerlo al modo que te propongo? Dale un descanso a tu orgullo. Josie se mordió el labio, como hacía siempre que pensaba o se preocupaba por algo. Kay se preguntó si se habría dado cuenta de que, para cuando dejó de morderlo, tenía el labio inferior más generoso y sexy que nunca. Seguro que no. Josie no era consciente del atractivo que desprendía. Nunca se vestía de una forma provocadora ni se aprovechaba de su aspecto. Al menos, no lo había hecho durante los dos años que Kay la conocía. En verdad, la chica parecía un poco nerviosa en todo lo que se refería al sexo. Apenas sacaba el tema por ella misma, sin contar con esas estrictas normas que se imponía, como la de no acostarse con un hombre hasta la tercera cita. Kay pensó que a su amiga le hacía falta enamorarse para convertirse en una mujer distinta. Para ello tenía que soltarse un poco, y atreverse a contratar a un acompañante era un buen comienzo. Pero Josie seguía sin estar convencida. —Si este Beau Grainger es tan guapo, ya estará contratado para el sábado por la noche. —Tal vez, pero hay otros muchos hombres en el catálogo. Cora dice que buscaba en la base de datos del ordenador hasta encontrar a uno que le gustaba. Suena muy morboso, ¿verdad? —Añadió Kay con una sonrisa descarada—. Lástima que no incluyan el sexo —inmediatamente se dio cuenta de que aquel no era un comentario muy afortunado, ya que Josie no estaba de humor para escuchar bromas sobre sexo—. Vamos, llamemos ahora mismo a ver si el increíble señor Grainger está disponible. Si es así, ya puedes ir contratándolo. Si no, habrá que buscar a cualquier otro. Josie se quedó inmóvil, con la expresión en blanco. —Lo haré yo por ti —le ofreció Kay sacando su teléfono móvil. Al poco rato había confirmado que Beau Grainger estaba libre para el sábado por la noche—. Está libre —le susurró a Josie—. ¿Qué quieres hacer? — ¿Cómo? —Josie parpadeó, confusa. No podía creer que los comentarios de Kay le hubieran hecho tener otra fantasía sexual. En ella contrataba a un hombre guapísimo, no como acompañante sino como amante por una noche. Para hacer todo lo que ella le pidiese… Por primera vez en su vida, el amor no entraba en sus fantasías. Ni tampoco el compromiso o la atención. El juego solo consistía en el placer físico con un perfecto desconocido. Un desconocido alto, moreno, con ojos azules, piel bronceada y más habilidades sexuales que Casanova. Mayor que ella, por supuesto. El sexo era su profesión y satisfacer a su clienta era su prioridad. — ¿Quieres contratar a Beau Grainger para que te acompañe a la reunión o no? —le preguntó Kay con impaciencia. Josie intentó sofocar sus fantasías y volvió a la realidad. No se trataba de contratar a un gigoló con quien hacer el amor salvajemente, sino a un atractivo acompañante que la ayudara a salvar su orgullo en la fiesta. Tampoco era buena idea no acudir a la reunión. Cuando Brenda, la perrita faldera de Amber, la llamó la semana anterior para confirmar el número de invitados con vistas a preparar el catering, Josie se había jactado estúpidamente de que asistiría acompañada. Lo único positivo era que no había mencionado el nombre de Angus, por lo que podría presentarse con cualquier hombre y hacerlo pasar por su novio. Y eso no le resultaría difícil a ese Beau Grainger, sobre todo después de haberse hecho pasar por el amante de turno de una mujer madura. — ¿Josie? —la apremió Kay. —Dame el teléfono —se irguió y tendió la mano. Kay sonrió pícaramente y le entregó el aparato. — ¡Dales fuerte, chica! Josie puso una mueca de desesperación. No era cuestión de darle fuerte a nadie. Era una cuestión de orgullo. | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 22:36 | |
| - nikifriky escribió:
- Ohhhhhh nueva lecto me encanto
Pon kpi soon Que bien la primer lectora!!! espero te guste la nove hahaha chau xoxo | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 22:38 | |
| - Wenn escribió:
- new reader!!!!1
siguelaaaaaaaaaaaa
owww gracias por pasarte a leer la nove espero te guste chau xoxo | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 22:41 | |
| - joniike escribió:
- Hola Nueva Lectora … esta nove esta geniial igual que todas las demas, Miranda Lee es una gran escritora … en fin siguel pleas . Un Beso XOoXo <3
oh hola gracias por pasarte a leer la nove y creo lo mismo Miranda Lee es una gran escritora espero te guste la nove chau xoxo | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 22:45 | |
| - MARIIA LUIISA escribió:
- wiiii
ya estoy aqui te dije que no te ibas a librar de mi jeje ahhh me encanto el argumento jeje ya no puedo esperar a leer los capitulos ahhh me muero bueno hora si me despido jeje bueno siguela cuidate besos bye
PD: bueno ya hora si me voy jeje dejo de molestar hahaha hola que bien que te hayas pasado a leer la nove espero no librarme de ti hahaha ok no que bien que te guste a mi también me encanta espero la sigas leyendo, porque se va poniendo interesante poco a poco hahaha chau xoxo | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 25th 2012, 22:46 | |
| bueno girls comenten para que suba capi | |
| | | FerJonas12 Novia De..
Cantidad de envíos : 645 Localización : Ave. Fastlife LA. California Fecha de inscripción : 03/02/2012
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 26th 2012, 00:22 | |
| Nueva lectora! Me ha encantado tienes que seguirla Please necesito leer mas! Porfa siguela! | |
| | | Wenn Casada Con
Cantidad de envíos : 1547 Edad : 29 Fecha de inscripción : 01/04/2012
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 26th 2012, 00:46 | |
| siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 26th 2012, 14:48 | |
| - FerJonas12 escribió:
- Nueva lectora! Me ha encantado tienes que seguirla
Please necesito leer mas! Porfa siguela! oh hola espero la sigas leyendo y te guste Chau xoxo | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 26th 2012, 14:49 | |
| Ya subo el segundo Capi | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 26th 2012, 15:07 | |
| CAPITULO 2 Nicholas Jonas tenía sentimientos enfrenta dos cada vez que volaba a Sydney. Por un lado se alegraba de ver a su hermano menor, y por otro temía lo que pudiera encontrarse desde su última visita. Francamente, nunca hubiera aceptado un puesto en el extranjero de haberse imaginado que, nada más darse la vuelta, su hermano abandonaría la universidad para intentar convertirse en actor. Por aquel entonces, Frankie tenía veintiún años y parecía feliz en la carrera de Medicina. Nicholas sabía que su hermano menor había albergado de niño la secreta ambición de convenirse en una estrella de cine, pero había creído que al crecer se centraría en otros proyectos más serios. Y, por lo visto, no había sido así. También había que reconocer que el deseo de Frankie nunca fue ser médico. Esa había sido la voluntad de su difunta madre, y era Nicholas y no él quien estaba sujeto a una promesa. —Eres mi hermano, Nick—le había espetado Frankie —. No mi padre. Deja que sea yo el responsable de mis equivocaciones. Esto es lo que quiero hacer, así que no te entrometas. Nicholas estaba convencido de que Frankie estaba cometiendo el mayor error de su vida, pero acabó apoyándolo en su decisión, aunque no hasta el punto de no entrometerse y hacerse cargo de todos los gastos mientras su hermano iba de casting en casting. Frankie reconoció que había intentado ingresar, sin éxito, en el Instituto Nacional de Arte Dramático, lo cual demostraba la opinión que tenían los académicos sobre sus dotes interpretativas. —Puedes quedarte en mi casa de Glebe… —le había ofrecido a regañadientes—. La casa que compré con el sudor de mi frente. Pero tendrás que encontrar un trabajo a tiempo parcial para mantenerte. Y eso hizo Frankie. Nicholas se marchó al extranjero, convencido de que su hermano se quedaba friendo hamburguesas. Pero al volver, meses más tarde, descubrió que Frankie estaba trabajando como modelo para una famosa marca de bañadores. Nicholas no era un hombre estrecho de miras, pero sí muy orgulloso de su masculinidad, por lo que no le sentó muy bien que su hermano se paseara por una pasarela con una minúscula prenda ceñida a sus partes íntimas. Y así se lo hizo saber. —Pero pagan muy bien —replicó Frankie —. Y no voy a volverme gay, si es eso lo que te preocupa. Confía en mí. Desde la pubertad, Frankie había estado metiendo en su dormitorio a chicas escasamente vestidas, de modo que Nicholas podía estar seguro de su heterosexualidad. Pero no se trataba de eso, sino de que Frankie le había prometido trabajar en una hamburguesería, y en vez de eso estaba haciendo algo a espaldas de su hermano mayor. ¿Por qué? —He leído cosas sobre el mundo de los modelos —le había dicho a Frankie —. Está corrompido por las drogas. —No más que el resto del mundo —había replicado Frankie —. Y yo no tomo drogas, así que deja de ser tan paranoico. —No soy paranoico. Solo hago lo que nuestra madre me pidió que hiciera. Cuidar de ti. Cuando Frankie puso una mueca de exasperación y volvió a espetarle que no era su padre sino su hermano, Nicholas dejó de discutir con él. Después de todo, Frankie tenía razón. Él no era su padre, aunque se sentía como tal desde que su padre verdadero los abandonara cuando Frankie solo tenía dos meses. Con seis años, Nicholas se encontró siendo el hombre de la casa, y había desempeñado ese papel lo mejor que pudo. Había sido más padre que hermano con Frankie, y no era raro que Frankie se lo tomara a mal. Pero alguien tenía que vigilar al chico. Frankie era demasiado guapo, y no muy inteligente. En el mundo de la moda y del cine se necesitaba tener una buena cabeza, y Nicholas, con un certificado de madurez, aún no había visto eso en su hermano. De modo que allí estaba, aún con un ojo puesto en él. Frankie ya no seguía pavoneándose en bañador, gracias a su nuevo agente, que le había conseguido un pequeño papel en televisión y en algunas películas. En los últimos meses todo habían sido buenas noticias por su parte. Pero el día anterior, cuando Nicholas lo llamó para confirmarle la hora de su llegada, no parecía muy alegre. Nicholas detuvo su carrito. ¿Sería eso lo que había preocupado tanto a su subconsciente durante el vuelo? ¿Acaso su antena de hermano mayor había captado algún problema que Frankie intentaba ocultarle? — ¿Algún problema, amigo? A Nicholas le llevó un par de segundos darse cuenta de que el empleado de aduanas se estaba dirigiendo a él. —No —respondió, y empujó su carrito hacia el mostrador—. Al menos, eso espero —murmuró para sí mismo. Frankie estaba esperándolo en la terminal, lo cual era una sorpresa, ya que solo eran las siete de la mañana de un sábado. Madrugar no había sido nunca una de las virtudes de su hermano, ni tampoco ir a esperarlo al aeropuerto. Cuando Frankie lo vio, sonrió y corrió hacia él. Aquello incrementó la preocupación de Nicholas. Era una bienvenida propia de una estrella del rock… o de un hermano mayor al que pedirle dinero. —Me alegro de volver a verte —lo saludó Frankie dándole un fuerte abrazo. —Yo también me alegro —respondió Nicholas, echándose hacia atrás para buscar en el rostro de Frankie algún signo de drogas o alcoholemia. Por suerte, el aspecto de Frankie era inmejorable, con sus ojos azules tan claros y brillantes como un cielo de verano. Nicholas pensó en otros problemas posibles. ¿Habría destrozado Frankie el cochazo que le dejó prestado? ¿Tendría que pagar una abrumadora factura telefónica? ¿Habría dejado embarazada a una de sus amigas? No podía ser eso último. Si había algo que Nicholas había inculcado a su hermano era la importancia del sexo seguro. Y dados los círculos dudosos por los que ahora se movía, la protección era más importante que nunca. Nicholas no había dejado de repetírselo en las últimas veces que había estado en casa. —Chico, qué buen aspecto tienes —lo alabó Frankie con lo que sin duda era falso entusiasmo—. Menudo bronceado… La verdad es que te sienta bien trabajar en Hawai. ¿No lamentas tener que irte? —No —respondió él, cada más convencido de que algo le pasaba a su hermano—. Siempre me ha gustado mudarme. Eso era cierto. A Nicholas le encantaba su trabajo como especialista en averías para INCON, una empresa americana dedicada a la construcción de centros comerciales por todo el planeta. Encontraba una gran satisfacción en los desafíos que el trabajo le presentaba, resolviendo cualquier tipo de problemas de ingeniería. Pero también le gustaban los cambios en su estilo de vida vivir en sitios distintos y conocer a mucha gente. Era consciente de que, a los treinta años, lo normal sería establecerse en un sitio, casarse y formar una familia. Pero eso no era para él. Nunca. Jamás. — ¿Dónde va a ser esta vez? —le preguntó Frankie. Era extraño que se interesara por esos detalles. Nunca hablaba de otra cosa más que de él mismo—. ¿A qué fabulosa parte del mundo van a enviarte? —Todavía no lo sé. Primero tengo que volver a la oficina central de San Francisco. — ¿Cuándo? —El próximo martes. Tranquilo, si tienes que trabajar ese día puedo tomar un taxi hasta aquí. —No, no. El martes está bien —dijo con una radiante sonrisa—. ¿Y qué vas a hacer en estos diez días? ¿Salir por ahí a desmadrarte? Nicholas sabía que su hermano se estaba burlando de él. Frankie pensaba que era un carroza, pero en el fondo no lo conocía. Solo lo veía en su papel de hermano mayor y figura paterna. Pero si lo viera libre de la responsabilidad fraternal que suponía dar un buen ejemplo, en especial en lo referente a las mujeres, Frankie se quedaría muy sorprendido. —Esta vez no —respondió secamente—. Cuando no esté descansando o haciendo surf, creo que buscaré alguna propiedad por los alrededores para invertir. La semana pasada me pagaron una prima bastante generosa. —Si no te controlas, vas a acabar siendo dueño de media ciudad. ¿Quién habría imaginado que un ingeniero podría ganar tanto dinero? Aunque claro… una estrella de Hollywood cobra más —añadió con una sonrisa—. Cuando gane millones por una película, me compraré una de esas mansiones del puerto. Ya sabes, esas con piscina, pista de tenis y su propio yate amarrado en el muelle. —Hablando de Hollywood —dijo Nicholas mientras se dirigían hacia la salida—. ¿Siguen yendo bien las cosas con tu trabajo de actor? No tuve tiempo de preguntártelo ayer. —Sí y no. El personaje que interpretaba en el culebrón ha muerto, y los productores de la película para la que estaba haciendo las pruebas dicen que soy demasiado guapo para el papel. Pero las cosas pueden mejorar. — ¿En qué sentido? —Esta noche voy a acudir a una fiesta que se celebra en honor de algunas personalidades llegadas de Hollywood. Están buscando a un macizo australiano para que protagonice un nuevo éxito de taquilla. Harry me dijo que yo era el tipo que necesitaban y me consiguió una invitación para que puedan verme en persona. Estos tipos tienen fama de encontrar a sus estrellas en todas partes menos en las pruebas. —En ese caso, no serás el único australiano joven y guapo que esté allí esta noche, Frankie. —Maldita sea, ¿cuándo dejarás de ser tan negativo con mi carrera? Mira, ya sé que la competencia es dura, y sobre todo en Hollywood. Sé que tengo pocas posibilidades, pero aun así tengo que intentarlo. Es lo que siempre he querido hacer. Siempre. Sé que piensas que solo soy una cara bonita, pero también soy un actor condenadamente bueno. Harry dice que tengo lo que hay que tener, y él entiende de esto. —Está bien, está bien; no te pongas tan susceptible. Dime algo más sobre estos tipos de Hollywood. Quiénes son y qué es lo que han hecho. En los cinco minutos que tardaron desde la terminal hasta el coche de Nicholas, que milagrosamente estaba intacto, Frankie no se calló ni para tomar aire. Por primera vez, Nicholas comprobó la verdadera pasión de su hermano por la industria cinematográfica. Conocía toda la filmografía de esos productores, además de los detalles de su vida personal y sus objetivos. Nicholas empezó a entender que nada iba a persuadir a Frankie para que abandonase su sueño. Ciertamente, ninguno de sus consejos. —Estás deseando acudir a esta fiesta, ¿verdad? —No te imaginas cuánto —respondió Frankie —. Y si ocurriera algo que me impidiera ir, no sabría qué hacer. Entonces Nicholas supo lo que angustiaba a su hermano. — ¿Qué podría impedirte asistir? —le preguntó, mientras cargaba las tres grandes maletas en el maletero. Habiendo terminado su trabajo en Hawai, se había llevado de vuelta a casa todas sus cosas. Frankie miró a su hermano y supo que iba a recibir un puñetazo cuando le confesara el problema. Su reacción al saber que trabajaba de modelo a había sido lo bastante mala. ¿Cómo se pondría al enterarse de que ahora trabajaba como acompañante? Pero tenía que contárselo… para poder pedirle que aquella noche lo sustituyera. No había otra solución. Si llamaba a la agencia y cancelaba la cita, su nombre estaría en la lista negra. Y además necesitaba el dinero. El mes pasado se había quedado en números rojos al comprarse ropa nueva, un esmoquin para el trabajo y algo para la fiesta. Y sobre todo, no quería decepcionar a su clienta, quien por teléfono le había parecido una mujer encantadora. Por desgracia, lo que aquella mujer le había pedido suponía un problema. Para él sería muy sencillo hacerse pasar por su novio en una reunión del instituto. Pero Nicholas se negaría a hacer algo semejante. Era demasiado retrógrado como para fingir algo. Tanto, que Frankie se preguntaba si su hermano mayor tendría vida sexual. Era un hombre muy atractivo e interesante que causaba impacto entre las mujeres, pero nunca hablaba de citas ni de sexo como cualquier otro ser humano. Convencerlo para que fuera de acompañante de pago y que a la vez fingiera ser un novio no iba a ser fácil. Pero, por otro lado, Frankie sabía que su hermano lo quería y que haría cualquier cosa por él. Solo tenía que encontrar el modo adecuado de pedírselo. —El problema es que tengo que trabajar esta noche. Nicholas cerró el maletero y lo miró con el ceño fruncido. — ¿No me acabas de decir que en estos momentos no tienes ningún papel? —Y no lo tengo. — ¡Oh, no! —Dijo con un gruñido—. No me digas que vuelves a ser modelo. —No, nada de eso. —Entonces, ¿de qué se trata? —He estado trabajando como acompañante profesional, y esta noche tengo concertada una cita de pago. Yo… eh… esperaba que pudieras ocupar mi lugar y así yo podría asistir a la fiesta. Frankie estuvo a punto de soltar una carcajada al ver la cara de su hermano. La memorizó para utilizara en alguna escena futura, cuando un director le pidiera una expresión de espanto, enojo, incredulidad e indignación al mismo tiempo. —Antes de que me des un puñetazo —le dijo al ver cómo apretaba los puños—, déjame recordarte que no estamos solos en este aparcamiento. Y que no causaré muy buena impresión esta noche si me presento con un ojo morado. —No pensaba pegarte —protestó Nicholas —. Aunque te lo mereces por idiota. Dios mío, ¿se puede saber qué te ha pasado? ¿Tan desesperado estabas por el dinero como para prostituirte? —Oye, no te pases. Ser un acompañante no es prostituirse. Trabajo para una agencia muy respetable, Gentlemen Partners, en cuyos servicios no se incluye el sexo. —Esa no es la opinión general. —Entonces la opinión general está equivocada —replicó Frankie con firmeza, aunque no podía olvidar la cita que tuvo dos semanas antes. No solo había acabado en la cama con la mujer, sino que a la mañana siguiente ella le había puesto una embarazosa cantidad de dinero en las manos, todo por culpa de un estúpido chiste que él había hecho la noche antes. Sin estar muy seguro de lo que hacía, aceptó el dinero y se marchó. Naturalmente, no iba a contarle nada de eso a Nicholas, quien seguía furioso. —Díselo a las revistas sensacionalistas si alguna vez te haces famoso y descubren cómo te ganabas la vida. — ¿Crees que no he pensado en eso? ¿Por qué si no utilizo un nombre falso? Nicholas no podía creer que su hermano fuera tan ingenuo. ¿Qué importancia tenía un nombre con un rostro como el suyo? Su belleza era arrebatadora y muy fácil de recordar. Tal vez esa agencia fuera respetable, pero no pasaba lo mismo con todas. — ¿Cuánto tiempo llevas haciendo esto? ¿Cuántas de estas… citas… has tenido? —Media docena más o menos. No sé por qué te preocupas tanto. Es un trabajo ideal. Gano dinero por la noche y tengo el día libre para asistir a los castings. —Es ideal siempre y cuando no te conviertas en una estrella de Hollywood —señaló Nicholas —. Y eso es precisamente lo que tú quieres llegar a ser, ¿verdad? —Por supuesto. —Entonces te propongo un trato. Te sustituiré esta noche si abandonas esa agencia y buscas otro trabajo. Algo que nunca aparezca en la columna de los cotilleos. ¿De acuerdo? —De acuerdo —aceptó Frankie luciendo una amplia sonrisa—. Gracias, hermano. ¡Eres el mejor! Nicholas esbozó una sonrisa amarga. Frankie siempre se mostraba conforme después de conseguir lo que quería… o cuando él lo rescataba de los problemas en que se hubiera metido. En el pasado había salido muchas veces en su defensa, pero esa era la primera vez que tenía que sustituirlo. Esperaba que algún día pudiera dejar de ser el guardián de su hermano. Pero de momento, era imposible. —Las llaves —le pidió, extendiendo la mano. —Oh, vamos. Deja que te lleve a casa. Te prometo que no correré. —Ni hablar. De camino a casa puedes contarme lo de esa estúpida cita. De qué se trata, dónde, cuándo y con quién… Lo que me recuerda una cosa. ¿Qué nombre utilizas para este trabajo de acompañante? Porque supongo que tendré que utilizar el mismo. —Beau Grainger —respondió Frankie con una sonrisa. Nicholas puso una mueca. ¡Las cosas que tenía que hacer!
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| | | Wenn Casada Con
Cantidad de envíos : 1547 Edad : 29 Fecha de inscripción : 01/04/2012
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 27th 2012, 00:38 | |
| siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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| | | MARIIA LUIISA Amo A Los Jonas Brothers!
Cantidad de envíos : 2180 Edad : 26 Localización : en la luna disfrutando con chizi Fecha de inscripción : 05/04/2012
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 28th 2012, 21:13 | |
| omj siguela me encanto jeje que bueno que no te quieras desaser de mi jeje perdon por no pasar antes pero he tenido una gripa espantosa jaja aunque todavia no se me quita bien jeje estoy de contrabando bueno me voy jeje siguela cuidate bye | |
| | | DrawyoursmileJB Forista!
Cantidad de envíos : 143 Fecha de inscripción : 29/06/2012
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 29th 2012, 03:01 | |
| asjhfudsmjbhv jmsfhkuasdjgmabs Oh dios mio! Es magníficaaa, ya quiero ver que pasa con Nick Que haces que no subes? jajaja. Sube cuando puedas, un beso | |
| | | FerJonas12 Novia De..
Cantidad de envíos : 645 Localización : Ave. Fastlife LA. California Fecha de inscripción : 03/02/2012
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 29th 2012, 07:49 | |
| Claro que la seguiré leyendo!!! Me encanto el segundo capi Tienes que seguirla please! | |
| | | FerJonas12 Novia De..
Cantidad de envíos : 645 Localización : Ave. Fastlife LA. California Fecha de inscripción : 03/02/2012
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 29th 2012, 07:49 | |
| Doble coment por no pasar antes! Ya te dije qe me encanta? No? Pensé que si, bueno ME ENCANTA! | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 29th 2012, 09:43 | |
| Bien Chiquillas hermosas ya subo capi lamento no haber subido antes, pero me entere que para vacaciones en el cole nos dejaron un libro me emocione y lo leí tres veses y bueno se que no es una gran excusa pero ya subo capi Por si alguna le interesa cual era el libro que tenia que leer (que creo que no) es once minutos de Paulo Coelho ya subo el capi le voy a terminar los últimos arreglos
Última edición por MenizdeJonas el Junio 29th 2012, 09:59, editado 1 vez | |
| | | MenizdeJonas Novia De..
Cantidad de envíos : 632 Edad : 28 Fecha de inscripción : 03/10/2011
| Tema: Re: El Compañero Perfecto - (Muy HOT) Junio 29th 2012, 09:56 | |
| CAPITULO 3 Josie se recostó en su baño de burbujas con aroma de vainilla e intentó relajarse y no pensar en la noche que tenía por delante. Ya no había vuelta atrás. La suerte estaba echada. Había contratado a aquel acompañante. Y ya había pagado el importe con su tarjeta de crédito. Realmente, no quería dar marcha atrás. Kay tenía razón: era el único modo de acudir a la fiesta y salvar su orgullo. Pero eso no hacía menos atrevida la idea. Ni menos escalofriante. Beau Grainger podía ser muy buen actor y encajar muy bien en el papel de novio formal, pero… ¿podría ella hacerse pasar por su novia? Solo habían hablado unos minutos la otra noche, y aunque parecía muy agradable, lo único que sabía de él era que tenía veinticuatro años y que era un actor en paro. Tendrían que intercambiar algunos detalles personales de camino a Elizabeth Bay… y también inventarse alguna profesión con más éxito para él, ya que sin duda Amber iba a someterlos al tercer grado. Josie empezó a preocuparse por el inevitable interrogatorio. ¿Y si Amber descubría que todo era una farsa? Peor aún, ¿y si alguien reconocía a Beau de otra cita como acompañante? ¿Cómo era posible que hubiera aceptado el consejo de Kay? ¿Sería tarde para cancelarlo? La gente cancelaba citas en el último minuto. Pero su amiga iba a llamarla a la mañana siguiente para preguntarle cómo había ido todo. Y no le apetecía decirle que se había rajado. No, había que seguir hasta el final y dejar de lamentarse. En menos de tres horas estaría en la reunión de su clase, agarrada del brazo de Beau Grainger. Sintiéndose más animada, se sentó en la bañera y alargó el brazo hacia la revista que descansaba en un borde. Era una de esas revistas femeninas de papel satinado, plagada de artículos de sexo y de fotos de modelos esqueléticas en poses poco favorecedoras. Lisa había llevado esa revista en concreto a la cita semanal del pasado miércoles. Las dos compañeras de piso de Josie eran adictas a ese tipo de publicaciones, en especial a las páginas de consejos, que incluían cartas de lectoras en las que hablaban de sus patéticas relaciones. Tanto Lisa como Deb confesaban que leer las miserias y los errores de las demás las hacía sentirse mejor, y aquella precisa semana incluso Josie podía entenderlas. Estaba hojeando las páginas en busca de los consejos cuando se fijó en una sección del medio: Sorprendentes resultados de nuestra encuesta. ¡Descubre lo que quieren realmente las mujeres! Recordó que Lisa había mencionado aquel artículo cuando llevó la revista. Como era natural, los hombres y el sexo eran los temas de conversación favoritos de Lisa y Deb, sobre todo cuando estaban con algunas copas de más. —La verdad… —había dicho Lisa—, hay muchas mujeres a las que les gustaría hacer ese tipo de cosas. Ojalá encontrase yo a un hombre que pudiera darme la mitad de lo que dice esa encuesta. — ¡La mitad! —Había exclamado Deb—. ¡Yo me conformo con una cuarta parte! Josie había sentido curiosidad y se había hecho el propósito de leer el artículo aquella misma noche. Pero cuando llegó a casa estaba demasiado cansada. Ella y Kay habían trabajado muy duro toda la semana, pintando las paredes del apartamento. Así que se derrumbó en la cama, sin que ni siquiera la lectura más ardiente pudiera despejarla. Pero mientras tomaba un baño relajante, ¿qué mejor tema para distraerla? A Josie siempre le había gustado leer cosas sobre sexo. Siendo adolescente, había devorado todos los libros que pudo encontrar, en espera de poder experimentar aquellas sensaciones por sí misma. Volvió a apoyar la cabeza en la toalla que había colocado en el borde y empezó a leer. El artículo se componía de una serie de listas con diez preferencias cada una. La primera constaba de los diez hombres más sexys del mundo, seguida por los diez australianos más sexys. Todo muy predecible. Actores, cantantes y deportistas. Ninguno de ellos le aceleraba el pulso a Josie, quien tenía su propia idea del hombre más sexy del mundo. El hombre de sus sueños era mucho más accesible que los nombrados en la revista, mucho más real. No tenía que ser famoso ni muy guapo. Solo razonablemente atractivo, con un buen cuerpo, una pasión viva y mucha imaginación. Oh, y además tenía que ser solo para ella. Pero, como decían Lisa y Deb, no era probable que un hombre así existiera. Pasó la página y arqueó sus oscuras cejas al leer el tópico de la lista siguiente. Las diez posturas sexuales preferidas por las mujeres. Y por qué. A Josie se le pusieron los ojos como platos al leer los comentarios dedicados a cada sección. —Oh, cielos… No sabía que se pudiera hacer eso —murmuró con voz ronca. ¿Y cómo iba a saberlo? Su gama de posiciones sexuales se limitaba a una sola: el hombre encima y la mujer debajo. Fin de la historia. Claro que conocía todas esas otras posturas… Bueno, todas menos la número cinco. Nunca había leído nada semejante. Sin embargo, la irritó bastante comprobar que en la lista se incluía la vieja postura del misionero y que volvía locas a muchas mujeres. Ella todavía no se había vuelto loca en la cama, pero si encontrara a un hombre que le diera lo necesario, tal vez lo hiciera. Debería probar suerte con algunas de las posturas mencionadas, por ejemplo la que consistía en apoyar los pies en los hombros del hombre. Con esta postura siempre encuentra mi punto G, era el comentario. Ningún hombre le había encontrado a ella su punto G. Ni siquiera estaba segura de tenerlo. Pero tampoco muchos hombres le habían encontrado el clítoris, ¡y estaba completamente segura de tener uno! ¡Las diez cosas que más les gustan a las mujeres que les hagan en la cama! Josie soltó un gemido al leer la preferencia por el masoquismo. Si de verdad había hombres que hicieran esas cosas por una mujer, entonces el destino había sido muy injusto con ella. Sus parejas habían consistido en dos compañeros de la facultad, un marido santurrón sin apetito sexual, y un puñado de chicos pobremente dotados de los cuales ninguno duró lo suficiente para ser considerado novio. ¡Qué no daría ella por una noche con uno de esos amantes descritos en el artículo! Ya no estaba segura de querer leer el resto. Odiaba sentir celos de las otras mujeres. Lo único positivo era que, al menos, ya sabía que no era una persona anormal. Lo que siempre había querido hacer en la cama era lo mismo que otras muchas mujeres. ¡Y lo que algunas afortunadas conseguían! Pero tal vez… algún día tuviera la suerte de encontrar a un hombre que colmase su propia lista de deseos sexuales. ¡Demonios, estaba siendo optimista otra vez! Kay se sentiría orgullosa de ella. Se echó a reír y volvió la página para leer la última lista, la más extensa de todas. ¡Las diez principales fantasías de las mujeres! Josie cerró los ojos, pero volvió a abrirlos enseguida. Era mejor leerlo… Pero cuando lo hizo, volvió a invadirla otra pequeña ola de alivio. Las fantasías allí descritas no eran muy distintas a las suyas. Algunas eran incluso más salvajes… Claro que solo eran fantasías. No se pensaban para hacerlas realidad, sino solo para experimentar un morboso placer mental. La imaginación se apoderó de ella y la sumergió en su particular mundo erótico… justo cuando el teléfono empezó a sonar. Al principio se irritó por no haber llevado el teléfono inalámbrico al cuarto de baño. Después pensó en no contestar. Pero ¿de qué serviría? Ya se había roto la magia del momento. Además, podía ser algo importante. Tal vez fueran sus padres. Dejó la revista en el suelo, se envolvió con una toalla y corrió hacia el dormitorio. — ¿Diga? —preguntó por el auricular. —Josie, soy Lisa. Sé que estarás ocupada preparándote para esta noche, pero Deb y yo queremos saber lo que te compraste al final. ¿Fuiste a mirar los dos vestidos de los que te hablé? Lisa le había hablado el miércoles pasado de dos vestidos de noche que había visto en una tienda cerca de su trabajo, y había insistido en que a ella le quedarían muy bien. Uno era rojo y otro negro, y tenía razón. Le quedaban de maravilla. Eran mucho más sugerentes que la ropa que solía llevar. Pero sabía que Amber luciría aquella noche algún diseño costosísimo, y por eso debía tener cuidado con su elección. —Te complacerá saber que me probé los dos vestidos —la informó—, y que me compré uno. — ¡Fantástico! —Exclamó Lisa—. ¿Cuál? ¿El rojo insinuante o el negro sensual? —El rojo insinuante —era realmente insinuante, con un escote alto dejando la espalda al descubierto, lo que hacía imposible llevar sujetador. El vestido negro era igual de atrevido, sin tirantes y con la parte inferior ceñida, pero era más corto. La invitación a la fiesta exigía traje de etiqueta, y eso significaba vestidos largos. —Temía que te comprases algo más conservador —dijo Lisa—. Vaya… espera a que Angus te vea esta noche. Va a alucinar. Josie puso una mueca. En la cita del miércoles no les había dicho a sus compañeras ni una palabra acerca de su ruptura con Angus, ni tampoco que había contratado a un acompañante. Les había dejado creer que seguía saliendo con Angus. Era una estúpida. La omisión de la verdad la obligaría a mentir al día siguiente, cuando las tres habían quedado para almorzar. Tal vez pudiera decir que Angus había reconocido su bisexualidad al llevarla a casa después de la fiesta, y que por ello no iba a salir con él nunca más. Sí, eso les diría. Mientras tanto, no quería hablar de él. Ni de la fiesta de esa noche. Se estaba poniendo nerviosa de nuevo, justo cuando su mente empezaba a perderse en las fantasías eróticas. — ¿Crees que vas a acostarte con Angus esta noche? —siguió Lisa. —Yo… eh… creo que esperaré a ver cómo me siento. —Cielos, ojalá tuviera yo tu fuerza de voluntad. Pero a ti no te gusta mucho el sexo, ¿verdad? A Josie no tendría que haberla sorprendido aquel comentario. Si sus compañeras de piso pensaban que era frígida o algo así, era solo por su culpa. Cuando conoció a Lisa y a Den, no había pasado mucho tiempo desde que se divorció de Peter, y aún seguía sufriendo por las acusaciones que Peter le había hecho acerca de sus deseos. Le pareció mejor hacer creer a sus amigas que era un poco rígida al respecto, antes de revelar que era una ninfómana. Aunque después de leer la revista sabía que no era una ninfómana, sino solo una australiana fogosa perfectamente normal. —Eso depende —le respondió a Lisa. — ¿De qué? —De con quién me acueste. Si es con el hombre adecuado, entonces el sexo me vuelve loca. Pero si es con cualquier inútil, la verdad es que no me entusiasma demasiado. —Sí, te entiendo. La mayoría de los hombres no están a la altura de nuestras expectativas. Pero a lo mejor esta noche tienes suerte… Tu pareja bien merece la pena. Josie se preguntó qué le habría pasado al odio de Lisa hacia los hombres, pero prefirió no preguntar. Sus dos amigas podían despotricar contra todo el género masculino después de una ruptura, pero bastaba que un hombre atractivo las mirase para que se volvieran a enamorar. —Tengo que colgar, Lisa. Acabo de salir de la bañera y me está entrando frío. Te veré mañana, ¿de acuerdo? —De acuerdo. Que te diviertas. ¡Divertirse! La diversión era lo último que Josie esperaba tener aquella noche. Se conformaba con superar la velada sin que la verdad le estallara en las narices.
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