Placeres Prohibidos (Joe, Nick y tu) HOT Adaptada TERMINADA

CAPITULO 54


_____ inspiró profundamente, se alisó el vestido con las manos, luego miró fijamente a su marido al tiempo que la confusión inundó a la ira y la dejó indefensa ante el arrepentimiento que vio en los ojos de él.

—¿Por qué, Joe? —finalmente suspiró—. ¿Por qué, en el nombre de Dios, querrías que ame a otro hombre?

—Porque nos completa —le contestó con gentileza—. Porque es la única manera en que puedo estar seguro de que ninguna parte de mi pasado está en mí. Es la única manera en que Nick puede entregarse por completo. Y te da a ti un equilibrio, una libertad que no tendrías de otro modo. Porque sin esto, me despierto temblando al pensar qué podría yo hacernos a ambos. Sin esto, Nick continuaría en el mismo condenado camino al que regresó cuando me marché. Sin importarle un carajo de la vida, de un modo u otro, porque el equilibrio se perdió.

—¿Y tú crees que puedes tomar esa decisión por ti mismo por nosotros dos? — ______ negó con la cabeza, mirando a Nick cuando él bajó la vista al suelo, la expresión en el rostro al negar con un movimiento lento de cabeza.

—¿Tú la amas, Nick? —Joe no le quitó los ojos de encima a _____
Nick levantó la vista con un movimiento brusco, y ella lo vio. Vio las emociones que le recorrían el cuerpo con velocidad, cosas que ella no había querido ver antes.

—Si se marcha mañana, ¿llorarías por él,_____ ?

—Eso no es amor, Joe—susurró ella; era ella quien negaba con la cabeza ahora—. Eso no es amor. Y no voy a jugar este jueguecito contigo. Ya no.

Giró sobre los talones y se marchó de la habitación, lentamente, consciente de que los dos hombres la seguían; la expresión de uno era contrapunto de la expresión del otro.
Contrapuntos. Equilibrios. Un equipo que ______ nunca había imaginado y no podía entender del todo.
Bajó las escaleras, notando que Nick le pasaba por el lado y se ponía frente a ella, controlando cada habitación antes de que ella ingresara. Pero el conocimiento era distante, de la misma forma que el estar pendiente de los dos hombres era distante.
De repente, _____ se sintió más sola que nunca en su vida. Suspendida en el aire, observando situaciones en las que no podía entender cómo había acabado involucrada.
Mientras caminaba hacia la cocina para controlar la carne hirviendo alegremente, notó que Nick salía por la puerta de atrás, pero Joe se quedó allí. La casa se estaba convirtiendo en un tiovivo de dos hombres moviéndose y girando a su alrededor.
Detrás de _____ , Joe corrió una silla y ella escuchó un suspiro cuando el marido se sentó.

—Tenía cinco años cuando me di cuenta por primera vez de lo que era el odio

—le dijo, de repente.
_______ giró, sorprendida. Siempre se había negado a discutir su infancia.

—Mi padre insistía en que me hiciera amigo de un muchacho que vivía al otro lado del pueblo. Tobías Blackwood. —Se refregó el rostro con la mano—. La sombra de un muchacho, aunque no me había dado cuenta en ese entonces de los fantasmas con los que vivía o la razón por la cual mi padre insistía tanto en esa amistad. Verás, a mi padre le agradaban las audiencias cuando se enfadaba, y mostrarle a otro niño qué clase de cobarde tenía como hijo lo hacía sentirse un hombre.
_____ sintió el horror reflejado en los ojos de Joe

—Era tarde. Después del atardecer. Tobías y yo nos habíamos quedado fuera tanto como pudimos. No hablábamos mucho, bateábamos en las colinas, jugábamos sin ganas al baloncesto. Pero luego no lo pudimos posponer más. Había llegado la hora de ir adentro. Él comenzó con mi madre durante la cena. Le preguntó qué había hecho ese día. Verás, él la había enviado al mercado por unos víveres mientras realizaba unas tareas fuera. —La expresión de Joe se volvió distante—. Ella le contó lo que había hecho, a quién había visto, cuánto habían costado los víveres, y el estado del maldito cajón de verduras. Y yo podía ver el miedo creciendo en los ojos de mi madre.

Preguntó si había estado el dueño allí. Ella se encogió de hombros y le dijo que no lo había visto. Y esa luz de locura le iluminó los ojos. Y yo supe lo que se avecinaba.
Mientras Joe hablaba, miraba a su alrededor en la cocina. Tiempo atrás, la mesa había estado donde el cuarto de lavado estaba ahora. La madre había continuado comiendo, pequeños mordiscos que se empujaba dentro de la boca –
mientras el padre la acusaba de follarse al almacenero. ¿Cuánto tiempo había durado? ¿Cuántas veces creyó que podría hacerlo sin ser descubierta? Él no podía ingresar al almacén sin que el hombre se sonriera divertido. ¿No sabía ella qué clase de prostituta era? Una vergüenza.

Joe había echado una mirada a Thobias, el niño huérfano estaba mirando fijamente su plato, con las manos sobre el regazo, incapaz de comer. Y luego, el padre de Joe lo miró.
Maldita perra. Has arruinado la comida del niño. Arruinas todo lo que tengo. Tendré que ir a otro pueblo para comprar los víveres porque tú no puedes mantener la falda a la altura de las malditas rodillas.
Las lágrimas habían golpeado el rostro de su madre y eso lo había enfurecido.
Al terminar la cena, él giró hacia Joe , Johnnie, asegúrate de que tu mujer no sea una puta cuando te consigas una.
Luego, simplemente se había detenido. La expresión se le había equilibrado y comenzó a hablar como si no hubiera estado rugiendo durante casi una hora. Como si no acabara de revelar el infierno en el que Joe vivía ante los ojos de otro niño. Un niño que podía contar lo que vio. Quien podía ir a la escuela y hablarles acerca de la vergüenza de la madre de Joe.

—Él nunca dijo nada. —Joe negó con un movimiento de cabeza—. Tobías nunca dijo nada, y yo me aseguré de no tener invitados nunca más después de eso.
Pero había aprendido a sentir odio. Y juré que nunca me sucedería,______ . No se quejó. No rogó. Levantó la vista y le devolvió la mirada, los dientes apretados.

—Nunca volveré a hablar de esto. No quiero discutirlo, nunca más. Con el trascurso de los años, se volvió peor y peor hasta que un día, mi madre cayó enferma —No podía mirarla. Inhaló ruidosamente, recordando su frágil, tímida y pequeña madre—. Tenía fiebre e intentó decir que era simplemente un resfriado. Tres días después, no se podía levantar de la cama. Mi padre la alzó en brazos, la puso en la camioneta y la llevó al médico. Querían ingresarla, pero ella quería ir a casa. Entonces, volvió a casa. Murió la noche siguiente.

—No fue culpa tuya —susurró ella—. Ella debería haberlo dejado, debería haberlo matado.
Él apretó los labios.

—Le dije lo mismo. —Levantó la vista hacia ella, el dolor y la furia la destruían—. Ella decía que hizo el voto, fue su error, en la salud y en la enfermedad, en lo bueno y en lo malo, era su error y Dios se encargaría de ella cuando no pudiera soportarlo más.

—¡Dios! —Se tapó la boca con la mano y observó a Joe, horrorizada.

—Tengo a mi padre en mí —dijo él con calma—. La sangre de ese maldito cabrón corre por mis venas, después de que mi madre falleciera, me fui, lo dejé solo y juré que lo dejaría morir solo, fui a la universidad con una beca. Al estar lejos de él, no tenía que esconder a mis novias, era libre. O eso pensaba.

Hola!! Perdon x no haber podido pasar
estos dias! Pero ni loca dejare la nove eh!
Todo lo q me perdi, estos capis me han dejado
wao, impresionada, si que estan fuertes ese par
Pero lo q mas me ha gustado es el enojo de la
Rayita, ahora si estan en problemas esos dos..
No sabes cuanto me he reido con esta parte:

-Joe, has perdido la cabeza entre algun lugar
de la bosta de vaca, ultimamente?-

como me he reido xd, que graciosa!!!

Please debes seguirla esta super genial, amo esta nove
y podrias hacer un Maraton algun dia!!

Cuidate, besitos!!!

Genial el ultimo capi, Joe le conto su pasaso,
pobre lo q sufrio toda su infancia!!

Debes seguirla quiero saber q le dira y q seguira contandole!!

SIGUELA!!!!!!!

CAPITULO 55


Su primera pareja había sido una alta y delgada rubia. Fue una aventurera sexual y lo había llenado de vida. Y la primera vez que Joe la vio hablando con otro hombre, se aterrorizó. Las palabras habían estado flotando sobre los labios, los insultos en su mente, la paranoia destructiva quemándole la conciencia.

—Un amigo mío lo vio —dijo con calma—. Era unos años mayor que yo, y sabía un poco acerca de la oscuridad que habita en el alma de los hombres. Y me presentó a mi primer trío sexual.

Se inclinó en la silla, mirando a su alrededor en la cocina. Después de la muerte de su padre, él había remodelado todo el lugar. No se veía en absoluto como el oscuro y escuálido hogar que había habitado de niño.
Podía aún sentir a su madre, sin embargo. Cuando su padre no estaba por allí, ella solía reír, jugaba con él cuando era niño y hablaba con él cuando era adolescente. La voz gentil de su madre le colmaba los sueños, a veces. Las lágrimas, las pesadillas.

—¿Cómo has llegado a esto? —Ella hizo un ademán con la mano para englobar la situación en la que estaban ellos ahora.

—Nick. —Una sonrisa burlona le curvó los labios—. Lo conocí en la Academia de Orden Público. Nos presentamos al FBI el mismo día. Él era como el otro lado de mí, la oscuridad que yo mantenía oculta se mostraba en su rostro, la suavidad que él mantenía oculta, yo sabía cómo dársela a mis mujeres. —Se encogió de hombros levemente—. Simplemente fue sucediendo, cuando tú y yo contrajimos matrimonio, pensé que se iría, pensé que podría forzarlo a que se fuera.

Él le devolvió la mirada energéticamente.

—No te he dejado ver o saber la ira en mí porque te amo, ______. Te amo más de lo que un hombre tiene derecho a amar a una mujer

—Joe. —Ella tragó en seco—. El pasado no es excusa...

—El pasado no es la razón de por qué lo hago ahora. —Negó con un movimiento de cabeza—. No es ninguna especie de maldita muleta,______. Y no es una excusa a mano. Eso fue lo que lo empezó, así es cómo evolucionó. Cuando nos casamos, yo lo dejé y aprendí algunas cosas sobre mí mismo. Aprendí que lo extrañaba, aprendí que no puedo observar tu placer y dártelo al mismo tiempo, aprendí que necesito el equilibrio que dejé atrás en Virginia, mi mente ya estaba retorcida desde antes de compartir la primera mujer, y la edad solo lo intensificó. Tú tienes todo lo que soy ahora. Está en ti si puedes vivir con eso.

—Me estás pidiendo que ame a otro hombre. —La voz de ______ estaba llena de desahuciada confusión—. No solo es sexo lo que quieres, Joe. Piensa en esto, si alguna vez tenemos hijos, nunca sabrás si son tuyos, nuestros niños no soportarán los rumores y las habladurías, Joe lo que pides es imposible.

—¿Lo es? ¿O simplemente quieres pensar que lo es? Cómo lidiamos con esto es lo que importa. Cómo tú quieres lidiar con ello, puedo vivir sin ello, pero no voy a negar que lo quiero. Quiero que compartas no solo tu cuerpo, quiero que compartas tu corazón.

—¿Por qué? Maldito seas, aún no me has dado una razón.

—Porque él está tan perdido como lo estaba yo antes de que tú me amaras. Porque él es el único maldito hermano que he tenido. Maldición, ______ , porque nos proporciona placer a los tres y, por Dios, nos completa, y tú lo sabes.
Joe se puso de pie, luchando contra la ola de frustración que le comía el alma. Inhaló ruidosamente.

—He vivido una vida violenta, he hecho enemigos. He estado de encubierto muchas veces, durante períodos de tiempo tan largos, que a veces me preguntaba quién era yo. Nick estaba siempre allí, siempre era un recordatorio. Y él está aquí ahora, protegiéndote a ti cuando yo no puedo. cubriendo mi espalda y la tuya. No pierdes nada si aceptas esto; solo tienes cosas por ganar, _______. Serás amada hasta que los muros exploten por las uniones de tanta emoción. Amada y saciada, completamente, piensa en eso y entonces hazme saber si realmente quieres perderlo.

—No es una buena razón suficiente —gritó ella.

—Es la única maldita razón que tengo ______ —le respondió en un grito también—. Te necesito. te amo hasta que me quema el alma, pero maldita sea, te amo aún más cuando te veo con él.

—¿Por qué? ¿Por qué? —aulló ella.

—Dios santo, no sé por qué —espetó él, iracundo, con una furia interna que no había visto nunca en él quemándole los ojos, la expresión. Un dolor, una abrasadora agonía que _______ sentía ondulándose en el alma. Porque nunca había sabido que existía.

Chicas que bueno que les este gustando la nove, ya veo mas comentarios Yupiiiii jaja, cada vez la nove estara mas interesante, que creen? Aceptaran seguir el juego de Joe y Nick? o diran no y Nick se ira? esperen mas capitulos y no te preocupes Andrea-JB-Nick Jonas gracias por no abandonar la nove. Las quiero gracias por leerla y comentar.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA LA SEGUISTE ME MATARON LOS CAPITULOS NUEVOS ESTAN MORTALES, SIGUELA PORFAVOR

Chicas me quede asi :O al editar una parte de la nove, quien creeria que realmente sucederia algo asi ?? ok comenten y la sigo

Siguelaaaaa por Dios debes subir ahora que nos dijiste eso!!
jaja por que eres cruel?

Buenos dias chicas, sorry ayer no les subi el capitulo porque Joe llego y bue ya me tenia que ir a "dormir" , bue ahora les subo cap, la nove se va poniendo cada vez mas interesante, estoy editando las ultimas 5 paginas de la novela. pero aun falta para que termine de subirla aqui. si tengo por lo menos 4 comentarios subo maraton. Ok a subir el capitulo

CAPITULO 56


—¿Sabes lo que veo cuando lo observo tomándote? —Avanzó hacia ella, el gran cuerpo tirante, rígido por la tensión con una repentina lujuria que ella nunca había visto antes en él.
La empujó hasta la encimera, aferrándola con los brazos, el pecho rozándole los senos a través del vestido que llevaba puesto mientras que el aliento entraba y salía de sus pulmones con un movimiento de sierra. El erotismo de la posición le acarició los sentidos a _______ como fuego invisible.

—Veo perfección —gruñó—. Veo las manos de él tocándote, y no veo a una prostituta, veo belleza, veo vida, te veo entregándote a la pasión más perfecta jamás creada. Tengo la oportunidad de verlo, veo a una mujer tan llena de pasión y amor que se entrega a ello. Veo el amor, ______ .
Inclinó la cabeza, los labios se retrajeron sobre los dientes en una mueca de recordado placer al oscurecerse sus ojos y brillar con el recuerdo. La remembranza marcada en la expresión. Pero también marcaba la excitación de _______ Le quemaba a través del cuerpo, recordándole las fantasías que había permitido construir a lo largo de los años y las ansias que Joe estaba gestando en ella ahora.

—Joe...

—Niégame que no deseas más esas noches que me lleva una eternidad saciar la excitación en ti. —El saberlo le tensó la expresión—. Veo tus ojos, pequeña, en ese momento, veo la necesidad, veo los fuegos ardiendo en ti. No me digas que no has muerto por ello.
Ella quería gemir y casi apenas se las ingenió para reprimirlo. A veces sabía que él veía demasiado, que la conocía demasiado bien.

—Fantasías. —Tragó en seco antes de humedecerse los labios para calmar la sequedad por los nervios—. Las fantasías no deberían contar.

—Las fantasías siempre cuentan, _______ —canturreó él, la sonrisa lenta y sentida—. Tus fantasías significan todo. Lo que quieras, todo lo que necesites, todo me importa, cariño. ¿No lo sabes? Tus fantasías. —Le rozó la frente con los labios—. Cada ansia. —Profundizó la voz—. Cada sueño.
Un temblor le subió por la espalda al tiempo que inspiró profunda y pesadamente.

—Él está tomando lo que es tuyo —susurró ella, sintiendo la pesadez en los pechos, en la entrepierna, ante el recuerdo de Nick tomándola, al sentir a Joe contra ella.

Joe negó con un lento movimiento de cabeza.

—Yo no te poseo, no quiero quitarte nada,_____ . Quiero darte, quiero darte suficiente placer para borrar de tu cabeza todas las nociones preconcebidas del placer. Y quiero observarlo, cuando te hago el amor, me pierdo, me pierdo en ese dulce y caliente coño, me pierdo en tus besos, me pierdo en tu corazón, no puedo ver ni sentir nada más que las explosiones de sensación frente a mis ojos. Pero cuando él te toca, cuando él te toma, puedo ver, y puedo ver que te excita, que te hace arder. Lo amas admite que lo amas.
Los labios de Joe estaban calientes, rasposos con tal placer que le enviaba temblores a todo el cuerpo mientras le acariciaba la mandíbula con ellos. Suaves besos, negro terciopelo rozándole la piel sensible.

—Lo amo —jadeó ella, sin aliento al tiempo que una mano cayó desde la encimera hasta un muslo de ______ —. Pero no es natural.

—¿Quién lo dice? —Los labios le rozaron la mejilla, la voz gutural, salvaje—. ¿Se siente natural, _______ ? ¿Se siente que él debería haber estado aquí todo el tiempo, amándote conmigo? ¿Dándote calor de una punta a la otra? ¿Saciándote, abrazándote?
Claro que sí, y eso la aterraba.

—Alguien va a salir herido —gimió ella—. No quiero que ninguno de nosotros salga herido, no quiero salir herida.
El pensar en los rumores, los chismorreos, todo el mundo conociendo una parte de su vida íntima, era preocupante. Sin embargo, no le causaba pánico, y debería haberlo hecho. Debería haber estado medio histérica al pensar en la gente susurrando acerca de su vida sexual. Acerca de los actos que eran considerados más allá de lo normal. Más allá de lo respetable. Pero no se sentía así. ¿Qué le resultaba más aterrador: el hecho de no tener miedo, o las consecuencias de la falta de temor? ¿Las consecuencias del hecho de que estaba ya a medio convencer?

—Lo mantendremos en silencio —le prometió con voz áspera, levantando la falda del vestido hasta los muslos.

Estaba comenzando a resultarle difícil respirar. El sentir la tela deslizándose por las piernas, las palmas de las manos de Joe acariciándole la piel que revelaba, era demasiado para sus debilitadas defensas. Estaban colapsando, destrozándose, y arrastrándola a un mundo rico en promesas del placer más increíble que ella hubiera conocido hasta ese punto.
Negó con un movimiento débil de cabeza.

—No funcionará así.
Sabía que necesitaba discutir. Necesitaba convencerlo, pero no podía encontrar las palabras para hacerlo. No podía encontrar la voluntad.

—Todo lo que tienes que hacer es disfrutarlo —canturreó él, con los labios acariciándole las orejas al tiempo que ella echaba la cabeza hacia atrás, el debilitado deseo inundándole el cuerpo—. Todo lo que tienes que hacer es dejarnos que te amemos. Sin presiones, pequeña. Sin expectativas. Déjame encargarme de la logística. Soy bueno en eso. ¿Recuerdas?
______ dio un grito ahogado cuando él la levantó, colocándola sobre la encimera antes de aferrarse a las bragas con las manos y quitárselas de las piernas. La seda se deslizó lentamente por el cuerpo, quitadas con experimentadas y cómplices caricias de un hombre que la llevaba hacia la promesa de cosas que ella nunca se habría imaginado que sentiría.

—Joe.

Él extendió el brazo, apagó el fuego, y se arrodilló delante de ella. Era maléfico, era tan condenadamente sexy. la sangre le corría por las venas con feroz placer.

OMJ!!!! es tan elocuente claro si lo dice asi quien no cae.
Dios no tengo voluntad o que?
alli esta, ni dos minitos y ya cai de nuevo
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

OMG!!!! Waaaoooooo!! Que Capitulo xd!!!
Hablando asi, cualkiera caeria ante semejante hombre, es un bombonazo Joseph, xd.. Y Nick ni hablar, me da tanta ternura, pero la Rayis admitio q tmb lo ama!!

Debes seguirla ya y CLARO QUE QUIERO MARATON PERO YA!!! I can't wait!!

SIGUELA

MARATON

MARATON

MARATON


CAPITULO 57 Parte 1


Arrodillado ante ella, le separó las piernas un poco más, con los dedos sobrevolando los húmedos rizos que le protegían los dobleces que pedían sus caricias con dolor.

—Lo observé comer este dulce coño —canturreó él al separarle las piernas—. He visto cómo te humedeciste por él, y lo único que podía pensar era que eras hermosa. Al observarte me muero de ganas de saborearte, de sentirte, aún más. Intensifica mi deseo, profundiza mis ansias. Cuando finalmente logro saborearte... —La lengua se arrastró por la sedosa, empapada grieta entre las piernas de ______n al tiempo que ella gritó su nombre—. Lo único que puedo pensar es lo perfecta que te veías cuando te teníamos entre nosotros dos. Lo único que puedo pensar es lo dulce y pura que sabes.

—Joe, esto es depravado —gimoteó ella, luego dio un grito ahogado cuando él le dio un pequeño beso caliente y le succionó del clítoris.

No fue una lamida ni una caricia. Fue un beso. Estaba besándole el clítoris succionándolo en la boca para lamerlo antes de soltarlo, y comenzar todo otra vez.
Eran besos explosivos, calientes. Le rasgaron lo reprimido en la mente de _______ y la dejaron perdida en el intento de encontrar una objeción a lo que sabía se venía en esa nueva relación.
En cambio, se inclinó hacia atrás, dobló la rodilla hasta llevar el pie sobre la encimera, la otra pierna sobre el amplio hombro de su marido mientras observaba los labios y la lengua acariciarle la sedosa y resbaladiza carne.
Él se echó hacia atrás, pasó la lengua brevemente por el hinchado nudo, luego se inclinó hacia atrás para otro beso. Las palmas de las manos estaban extendidas sobre la cara interna de los muslos, manteniéndola abierta para propinarle caricias que la quemaban a través del alma.

—Amo tus labios sobre mí —susurró ella con un pequeño maullido cuando la lengua dibujó círculos sobre el doliente clítoris—. La lengua.

El cabello negro de Joe le acariciaba los muslos, la barba crecida en las mejillas le raspaba la carne, las manos le separaban un poco más las piernas, permitiéndole tener una mejor vista de las caricias.
El espectáculo de la lengua dibujando lentos círculos sobre el tenso clítoris, rozándolo brevemente, besándolo, los jugos colgando de los labios de Joe como hebras de seda.

—Oh, Joe Sí —suspiró cuando él levantó las pestañas, los grises ojos oscuros, brillando de lujuria y emoción al tiempo que la lengua se estiró, lamió, lavó. Luego los labios encerraron el pequeño botón y le dio otro beso exótico.

—Voy a acabar —gimió ella, con las manos sobre la cabeza de Joe, sosteniéndola contra ella—. Voy a acabar, Joe.

—Acaba por mí, pequeña —gruñó el esposo.

—Chúpame, Joe Más fuerte. Bésame el clítoris más fuerte. —Arqueó la cadera hacia él—. Oh, Dios, eres tan bueno con los labios. Eres tan bueno con la lengua. Oh, Dios. Voy a... —Dio un grito ahogado cuando él introdujo dos dedos en ella, penetrándola con exigencia, sin preocuparse por moverlos allí dentro, sino provocándole una quemazón con una zambullida rápida y feroz—. Acabar...
______ se sacudió con violencia. El placer le atravesó el cuerpo, explotó de adentro hacia afuera al tiempo que gritaba y corcoveaba, y luego por primera vez escuchó las explosiones vibrar desde afuera de la casa.

Un segundo después, intentaba entender por qué el mundo giraba a su alrededor. Por qué razón Joe estaba maldiciendo y ella estaba agachada entre las encimeras en el suelo en lugar de estar sintiendo el pene de su marido introduciéndose en ella.

CAPITULO 57 Parte 2


—¡Abajo! —gritó él cuando ella oyó otra explosión.
Disparos.
El terror le azotó el cuerpo.

—¡Nick está fuera! —gritó ella con voz ronca, la horrorizada mirada se encontró con la de Joe.

—Quédate aquí. —El dedo de él estaba sobre el rostro de _____ la expresión feroz al tiempo que la arrastraba por el suelo, llevándola hasta el cuarto de lavado, luego dentro del pequeño baño interior—. Aquí dentro. —Le colocó un arma en las manos, con la expresión tan salvaje que la aterrorizó—. Si sales de esta habitación te prometo que te dejaré el trasero colorado. ¿Comprendes?
Ella asintió con un enérgico movimiento de cabeza.

—Nick —susurró ella—. Date prisa, Joe Por favor, date prisa.
Una sonrisa renuente se le dibujó en los labios al tiempo que la mirada brilló no solo con la furia por el ataque sino con una satisfacción interna.

—Regresaré enseguida, amorcito. Quédate aquí. Hazlo por mí, pequeña. Mi alma muere si te pierdo.

—Justo aquí —prometió ella, luego gritó de miedo cuando se oyó otro disparo.

Joe cerró la puerta de un golpe y ella no oyó nada más después de eso.
Joe solo se detuvo el tiempo suficiente como para coger la pistola Glock que tenía escondida en la alacena. Controló los cargadores extras al tiempo que cruzó la cocina de una carrera, abrió la puerta de un tirón, y saltó y rodó por el patio hasta que llegó detrás de los gruesos arbustos que crecían en el rincón.
Recorrió el patio con la vista antes de continuar, permaneciendo siempre detrás de los cuidadosamente plantados árboles ornamentales, las densas matas y las decorativas piezas de cemento.

Llegó hasta detrás de la gárgola preferida de ______ una enorme monstruosidad negra casi tan alta como él, con gruesas y pesadas alas desplegadas.
Volvió a escudriñar el área, haciendo una mueca de dolor cuando vio el oscurecido contorno de su amigo debajo del grueso abeto que crecía en los límites del patio.
Maldición, ¿por qué no se le había ocurrido conseguir radiotransmisores?

—Nick —gritó cuando vio a Winston escabullirse desde atrás del otro lado del árbol—. ¿Estás bien, amigo?

Nick se movió al tiempo que el perro, evidentemente más inteligente que sus compañeros humanos, mantuvo el vientre contra el suelo al encaminarse hacia el borde del patio e introducirse a la casa por el mismo camino protegido que Joe estaba utilizando.
Siguiendo las indicaciones que Nick le hacía con la mano, Joe dirigió la mirada hacia más allá del granero y los establos, hacia la colina que se elevaba sobre de la casa al otro lado.
Entrecerró los ojos, recorrió la tierra con la vista, viendo nada más que la suave brisa jugando entre los árboles.

—¡Te cubro! —gritó, sin sacar los ojos del área—. Ve hacia adentro.

Observó, los ojos penetrando en el denso bosque, pero no pudo ver ninguna maldita cosa. Largos minutos después, desvió la vista lo suficiente como para ver a Nick moviéndose sobre su costado.
Tenía el hombro ensangrentado, un grueso surco le cruzaba el bíceps.

CAPITULO 57 Parte 3


—¿Estás bien?

—El maldito me hirió en un flanco —maldijo Nick—. Pude determinar de dónde provenían los primeros disparos, pero después, le perdí el rastro.

—Prepárate. Tenemos que regresar a la casa. —Joe estaba tenso, preocupado por _______ , quitándose de la mente todo lo demás.

—Iré primero, luego te cubriré. —Nick comenzó a moverse cuando Joe lo tomó del hombro y tiró hacia atrás.

—Ya estás herido. Iré yo primero.

—¡Claro que no! Lo último que ______ necesita es un marido ensangrentado. Un tercero ensangrentado es otra cosa, maldición.
Escuchó el dejo de amargura en la voz de su amigo pero lo dejó ir, con los ojos clavados en la colina hasta que Nick acabó de cruzar el patio.
Con el arma en alto, Nick cubrió la rápida estampida de Joe atravesando la porción abierta del patio antes de que ambos ingresaran presurosos a la casa.
Joe cerró la puerta, recargó el arma, luego se dirigió rápido hacia la puerta del baño.

—¿ _______ ?
El picaporte giró. Joe detuvo la puerta que se abría justo a tiempo para evitar que ella viera al ensangrentado Nick.

—Nick está bien. Enciérrate con llave otra vez mientras revisamos la casa.
Tenía el rostro pálido, los ojos oscuros en contraste con la piel blanca como el papel al tiempo que asentía con rápidos movimientos de cabeza y volvía a cerrar y, presurosa, echar llave a la puerta.

—La alarma estaba desconectada mientras estábamos fuera. Revisemos la casa primero.
Nick asintió en silencio, limpiándose una mancha de sangre que tenía en la frente antes de colocarse frente a Joe. La sangre le ensuciaba la corta manga de la camisa y le había chorreado por el brazo. Nick se restregó las manos sobre los pantalones, manchándoselos con más sangre, antes de que ellos comenzaran a inspeccionar la casa.
Joe hizo una mueca de dolor al pensar en _______ viendo la herida o el desastre que estaba haciendo. No corría peligro la vida, era solo un jodido lío, y de seguro, le enfadaría.

—¡Me estoy cansando de este cobarde! —dijo Nick con violencia cuando acabaron con la planta superior y comenzaron a bajar las escaleras—. Me está sacando de mis casillas, Joe. Iba tras de ti. Sin duda.

—Regresé antes de controlar el lugar —murmuró Joe mientras echó una mirada a Winston recostado en el vestíbulo.
El perro se había escabullido dentro de la casa entre él y Nick, tan rápidamente y con tanto sigilo que Joe solo había notado el movimiento de lejos.

—¿Qué sucedió allá afuera? —preguntó.

—Vi a Winston acurrucado bajo los árboles. No vino a mí cuando lo llamé, por lo que fui a ver si no estaba herido. El disparo me llegó cuando estaba a mitad de camino cruzando el patio. Para cuando encontré refugio, estaba más cerca de la línea de árboles y fuera del alcance de la vista que de la casa.

—¿Rifle o revólver?

—Revólver. Apuesto que utilizará un rifle la próxima vez.
Joe negó con un movimiento de cabeza.

—Habría usado un rifle la primera vez. Quiere mantener la igualdad entre los bandos.

— ¡Mierda, qué observación! —gruñó Nick cuando ingresaron al vestíbulo y Joe se encaminó veloz de regreso al baño.

—Es un hecho. Basado en los archivos de las víctimas. Mantiene el campo de juego igualado. Es una prueba. Para ganar, tiene que jugar justo. Tú deberías haber regresado a la casa antes de controlar nada.
Vio la mueca de Nick

—Ella te necesitaba más que yo.

—A ella no le estaban disparando —puntualizó Joe con lógica—. Y no había peligro de que ella se marchara tras comprender algo que no nos hiere a ninguno de los dos. Yo podría haberme encargado de eso último.
Nick lo tomó del brazo y comenzó a caminar atravesando el vestíbulo.

CAPITULO 57 Parte 4


—Deberías haber discutido el asunto conmigo primero —le espetó, entrecerrando los ojos con enfado.
Joe sonrió con un dejo de burla.

—Ya la amabas antes, Nick . ¿Crees que no lo noté antes de que nos marcháramos de Virginia? ¿Crees que no lo escuchaba en tu voz cada vez que lograbas preguntarme por ella cuando me telefoneabas?

—Lo estaba manejando. —La expresión de Nick era tensa ahora.

—¿Lo estabas manejando tan bien que no has compartido una mujer desde que nos fuimos del pueblo?

—Lo estaba manejando. —Bajó el tono de voz, en advertencia—. No estaba enamorado de ella, Joe, hasta que comenzaste a jugar tus jueguecitos.
Joe suspiró al escuchar eso.

—A veces tienes que seguir lo que te dice el corazón, Nick, siempre intento decírtelo. Te lanzas a una investigación de cabeza y tu instinto casi te mata. Cuando se trata de mujeres, te comportas como si estuvieras siguiendo un maldito manual hasta que las llevas a la cama. No encontrarás el amor de ese modo.

—No estaba buscando amor.

—No, no lo buscabas. Ya lo habías encontrado. Por desgracia, otro hombre te lo quitó primero.

—Si la hubiese deseado tanto, habría hecho algo al respecto.
Joe negó con un movimiento de cabeza.

—No mientes nada bien, mi amigo.

—No seas coñazo Joe. Comienzas a sonar como el padre de alguien —gruñó Nick .

—Siempre y cuando no sea como el mío —dijo con un gruñido, parándose una vez más en la puerta del baño y golpeando suavemente

—. Ya es seguro, ______ .
La puerta se abrió con lentitud. Los ojos de ella se dirigieron rápidamente a Joe, luego a Nick. Se bamboleó, cualquier color que hubiera poseído se escurrió del rostro al ver la sangre.

—Es una herida superficial. —Nick observó con sorpresa al horror que le bañaba el cuerpo—. Estoy bien.

—¿Solo una herida superficial? —espetó ella, levantando la vista para mirarlo a los ojos—. ¡Por el amor de Dios! Estás derramando sangre por toda la casa. Al menos intenta actuar preocupado.

______ estaba de pie frente a Nick, quien estaba sentado a la mesa de la cocina, los elementos de primeros auxilios sobre la mesa mientras le limpiaba la herida del brazo.

—Necesitas ir al médico —dijo ella con tono feroz—. Necesitas puntos.
Él era tan testarudo como Joe Se había negado a ir al hospital y a permitirle telefonear a los paramédicos.

—Pon una venda y deja de quejarte —había ordenado con fastidio, como si la preocupación de _____ lo hiciese sentir incómodo. Y probablemente así fuese. Insistía con moverse en la silla más que un niño ansioso por volver a salir a jugar. O un hombre adulto resuelto a retomar una pelea.

—No eres Superman.

—Tampoco me estoy desangrando a muerte.
Lo miró a la cara, entonces. Los labios le temblaron ante la ternura de la expresión, la luz gentil en los ojos azules mientras estiraba una mano y le acariciaba la mejilla.

—Tú y Joe están volviéndome loca, ¿sabes? —le informó ella, intentando reprenderlo por su imprudencia—. No soy doctora ni enfermera, y vendar a los hombres adultos que deberían tener la sensatez de llamar a una, me irrita.

—No querría irritarte —le aseguró, con el tono de voz lleno de vacilante gentileza.
Nick no tenía la más mínima idea de cómo manejar las emociones que corrían entre ellos. Tampoco ______ alegaba saber cómo hacerlo ella misma, pero los intentos de Nick por coger la sartén por el mango eran atractivos. Y, desafortunadamente, solo lograban fortalecer sus propias emociones.
Si se fiaba por la expresión de masculina confusión y cautela, él aún luchaba por reprimirlas, a pesar de que Joe ya sabía de ellas. Y eso la hacía preguntarse cómo eventualmente manejaría él las otras emociones que podrían acabar echando raíces en la relación que Joe había orquestado. En especial las emociones que sabía que Joe tendría dificultades para aceptar.

—¿Eres un hombre celoso? —preguntó ella finalmente, sintiendo los temores del futuro dando tonalidad a su voz.

—Mataría a cualquier hombre, excepto Joe, que se atreviera a tocarte. — Suspiró, con el pulgar rozándole los labios cuando éstos volvieron a temblar—. Estaba equivocado, sin embargo, cuando dijo que yo estaba medio enamorado de ti antes de que él te conquistara el corazón. No lo estaba. Ya te amaba con toda mi alma, _____ .

—No digas eso. —Intentó mantener la voz firme y las emociones bajo control— . Ustedes dos esperan demasiado de una mujer.

—Sí, así es —estuvo de acuerdo finalmente, los ojos entrecerrados, intensos.
Ella siempre había sentido que Nick, así como Joe, veían demasiado profundo en su alma. Sin embargo, Joe era más escurridizo que
Nick. Escondía esa parte peligrosa de su personalidad debajo de capas de control y adorables sonrisas. Una persona podía sentir el peligro acechando debajo del calmo exterior, pero como con todas las ilusiones, disminuía bajo la recelosamente cuidada fachada que presentaba.
Nick, por el contrario, nunca había pretendido ser más de lo que era exactamente. Peligroso para cualquiera que se atreviese a interponerse en su camino, un riesgo emocional para cualquier mujer que osase amarlo.

Hasta ahora.

Listo chicas ya les subi su maraton, espero que les haya gustado

Que si me gusto??? Me parecio genial, increible, estuvo genial, lastima q se pasaron tan rapido los capis..
No me canso nunca de leer esta nove, la amo...

Espero que la sigas pronto quiero saber que va a pasar...

Siguela y gracias x el maraton!