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 Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]

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¿Te gusta que la nove sea de Kevin&Tu?
A) ¡Para nada!, ¡Me encanta!
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C) No me gusta, me gustaria que la hicieras con otro Jonas
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MaferCastilloJonas
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 23rd 2011, 11:16

OK OK ya va dejame respirarrr! Diossss Mio! AYUDAME! mujer me estas matando con esta nove, porfavor SUBE CAP YA YA YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! please Embarassed hahahahahaha! RAYITA! si es bastante malaaa con kevo, hahahah las pantis! Smile Very Happy
SUBEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! CAP Smile bounce tongue
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Andrea-JB-Nick Jonas
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 23rd 2011, 13:55

Hola martha!!!!!!! Estuvo genial, me encanto el capi...

Espero q subas pronto!!!

Te Kiero muchoooooooooo!!!!!!!!!!!!!
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 23rd 2011, 21:35





Hola chicas, soy Vanessa
la prima de Martha...

Bueno, me vengo a dar la cara por ella, ya que actualmente tiene un mega problemon y necesitaron urgentemente dinero, empeñaron
sus cosas de valor y entre ello, entro su lap top, y otras cosillas

Me dijo que les dijera si le comprendieran que no podra subirles
por estar tan estresada, que motivo, no se..
Esta un poco enferma, con dolores de cabeza intenso...
Y bueno, espero y comprendan...

Les podria hacer el favor de subir cap, pero no estare todo un mes
en mi casa y no podria llevarme su memoria por que luego cuando se recuperara
ella la querria...
Asi que, por favor, pedimos comprension...

A mas tardar, en 20 de Septiembre TODO vuelve a la normalidad


Solo espero que cumpla como lo planeamos...

Nos vemos, chicas
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 26th 2011, 20:52




El caso es que no podre subirles ahora...
No se hasta cuando, una por que no tengo mi lap y mi papa
no lo sabe, asi que tengo que esperar a que me den mi lap...
Mi mama que necesitaba urgente un dinero, me pidio que si
empeñaba mi compu, y pues como decirle que no cuando ella
me cumple todos mis caprichos

Y bueno, un problemon con el internet...
Nos estan metiendo un adeudo que no tenemos y los de la empresa
insisten en que es de nosotros, cuando nosotros no tenemos esa costumbre.
Asi que nos quitaron el internet :S

Y bueno, no podre subirles hasta nuevo aviso..
Aparte de que me cambiare de casa :S

¡Dios! Creo que todo eso causan mi dolor de cabeza XD

Y saben, para colmo, los tontitos de la empresa telefonica e internet
se equivocaron de cable y cortaron el cable, osea que no podre ver
el Wold stach o como se escriba de Joe..

Me dan ganas de gritar, niñas

Bueno, las adoro.
Las quiero muchisisisisisisisisisisisisimo
Cuidense Wink
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Fini
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 27th 2011, 05:56

Hola bueno no te preocupes x mi parte esperare asta k puedas subir cap y siento muxo lo k te esta pasando enserio espero k tus problemas se arreglen pronto y todo te vaya bien cudiat muxo
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 28th 2011, 05:02

HOLA MARTHA!!!!!!!
Tu trankila que te esperare aqui siempre,
xq ya sabes q amo las noves que subes pero
mas xq sabes q eres como una amiga
aunque no nos hayamos visto en persona..

Te mando mucha fuerza y que pronto tus
problemas se resuelvan, todo pasa!

Un beso y cuidate..... Estare x aqui esperando
que regreses!!!!!!











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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 28th 2011, 05:23

Ahhhhh Martha me olvide
de decirte que no te preocupes por lo
del MTV WORLD STAGE xq JOE hacia
el Show y lo grababan solamente.
El 23 de Septiembre a las 9pm sera el
estreno en TV en Aregentina y Mexico.
Luego Confirrmaran otros paises!

Asi q no te lo has perdido!!



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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 29th 2011, 21:39






Gracias chicas...
Encerio, muchas gracias por sus palabras Wink

Y si... ahhhhh dios, vi el video de See No Moe de Joe Jonas y Dulce Maria
¡Crei que ella iba a cantar mas! XD
Encerio, y en el video APENAS LA OIA
Jajajajajajajajajaja.... ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh


Ya subo niñas Wink

















Capitulo 13








Kevin hizo lo que pudo por parecer absorto en lo que decía la supermodelo pero su atención la acaparaba _________, que estaba sentada con sus amigas y los buceadores. También observó, no sin alivio, que David estaba muy ocupado con Chrissy encaramada a su regazo.
Dado que era la última noche para varios invitados, incluyendo al grupo de amigas y al de buceadores, el deber de Kevin era socializar y alternar con sus clientes antes de irse a cenar con __________. Pero lo que quería hacer en realidad era encerrarse en su casa con ella, como ya había hecho varias veces en la última semana.
Lo cual era una locura, teniendo en cuenta que también estaba pasando varias horas al día con ella en la oficina para trabajar en la organización de la boda. Descubrió que después de terminar el trabajo del día, la idea de llevar a __________ a uno de los tres restaurantes del complejo tenía muy poco atractivo para él. La mayor parte de las noches lo que le apetecía era pedirle algo al servicio de habitaciones y pasar la velada viendo las películas favoritas de los dos y haciendo el amor.
Esa misma tarde __________ había trasladado todas sus cosas a la casa de él para que su quinta pudieran ocuparla a la mañana siguiente varios invitados de la boda. Kevin se había plantado allí, a verla deshacer las maletas y guardar su ropa en los cajones, junto a la de Kevin, y a ver cómo colocaba su cuchilla con cuidado en el borde de la ducha. Todo aquello debería haberlo hecho sentir una intensa sensación claustrofóbica pero en lugar de eso, se sentía extrañamente satisfecho.
Aquello se le estaba yendo de las manos. Se estaban haciendo realidad todos sus recelos sobre una posible relación con __________. Siempre había sido la única chica que no había podido olvidar, la chica buena, dulce y sexy que lo había vuelto loco. La había puesto en un pedestal y se había obligado a no tocarla jamás, temeroso de que un solo beso, una caricia, nunca fuera bastante.
mierda, cómo odiaba tener razón. Cuando __________ había llegado a Cayo Holley, Kevin se había convencido de que aquella chica había cambiado con los años. Que la jovencita dulce, divertida y sorprendentemente inteligente por la que había perdido en secreto la chaveta en la universidad ya no existía, si es que alguna vez lo había hecho. Esa chica jamás se hubiera casado con Zac. Ni tampoco hubiera utilizado a Kevin para echar un polvo y vengarse de su marido en su noche de bodas. Kevin comprendió que se había engañado de forma deliberada al pensar que podía mantenerse a distancia y darle lo que querían los dos: una aventura sin compromisos que satisficiera el gusto de ambos por lo prohibido.
Menudo idiota. Desde el momento en que la había visto en la cena de gala familiar, antes de su boda, y había tenido aquella extraña sensación, como si se precipitara, sin control por un acantilado, había sabido que más le valía no acercarse o se arriesgaría a salir chamuscado. Bueno, pues estaba bien jodido, a lo grande. Porque en el poco tiempo que __________ había pasado con él, le había demostrado a Kevin que era todo lo que él había creado en su mente, y mucho más. Trabajaba cada día a su lado y con cada día iba cayendo más y más bajo el embrujo de __________. No le costaba nada imaginársela allí, en su vida. Convertida en su compañera, en su amante.
La observó al otro lado del bar atestado y sintió un nudo en el pecho cuando __________ le sonrió a otro huésped. En los últimos dos días había sentido la tentación más de una vez de pedirle que se quedara. A la mierda con la vuelta a casa, a la mierda con su vida en San Francisco. Podía quedarse allí, con él, y ver a dónde iba aquello. Pero a pesar de la asombrosa conexión que había entre los dos, Kevin no sabía en realidad a qué atenerse. Era obvio que a __________ le gustaba, y que le gustaba estar con él, y a Kevin no le cabía duda de que la joven disfrutaba del sexo.
Pero no era idiota. Sabía que una gran parte de la razón que la había llevado allí había sido poder escapar del caos que tenía en casa, y que había prolongado su estancia para evitar eso mismo. Pero a la hora de la verdad, __________ no estaba lista (si llegaba a estarlo alguna vez) para darle la espalda a su familia y comenzar una nueva vida con él.
—Estamos deseando volver con Nicole y su novio, pero tienes que prometer que no se lo vas a filtrar a la prensa —le decía Nadia.
—Por supuesto —respondió Kevin mientras intentaba obligarse a centrarse en la conversación y no en la ambigua relación que mantenía con __________—. Aquí somos famosos por nuestra discreción.
—¿Discreción? Supongo que eso solo se aplica a tus huéspedes y no a ti mismo.
Kevin se giró al oír la voz. Tenía a Camilla tan cerca que cuando se dio la vuelta, no pudo evitar rozarle los amplios pechos. Y solo por si Kevin no había notado el profundo escote del vestido que llevaba, sin mangas ni espalda, Camilla apretó los brazos con sutileza contra los costados de los pechos hasta que estos amenazaron con escaparse de los confines del vestido.
En otras circunstancias, Kevin habría agradecido la generosa exhibición de carne femenina pero el caso fue que le resultó desconcertantemente fácil centrarse en el rostro de Camilla cuando le contestó.
—No sé muy bien a qué te refieres.
—A ti y a __________ —respondió Camilla al tiempo que sustituía la sonrisa coqueta por un puchero huraño—. A cómo os vais metiendo mano por las esquinas; estoy segura de que a la prensa le encantaría saber cómo ha pasado la chica de un hermano a otro.
Kevin se puso tenso.
—No sé cómo lo iban a averiguar —dijo con tono de advertencia.
—A mí no me mires. —Camilla adoptó una expresión inocente—. No me hace falta darle a la prensa más razones para molestarme.
Kevin, que era muy consciente de la reputación de aquella mujer, bufó.
—Serías capaz de ir al estreno de una camiseta si creyeras que va a haber paparazzi.
La sonrisa de la joven se tensó en las comisuras y sus ojos verdes adoptaron un matiz duro como una piedra.
—En cualquier caso, a mí no me hace falta competir por un espacio en la prensa —dijo con una mirada desdeñosa hacia __________—. Tampoco es que tenga mucho de lo que preocuparme. —Pasó los dedos con ademán seductor por el antebrazo de Kevin—. Escucha, cuando Doña Niña Buena se vaya a casa, si te hace falta una mujer de verdad, dame un toque. El jet de papá está preparado las veinticuatro horas del día.
Kevin contuvo el impulso de limpiarse el sitio donde lo había acariciado Camilla pero antes de que pudiera responder, sintió una presencia cálida y familiar tras él. __________. Ni siquiera tenía que darse la vuelta para saber que estaba allí. Podía oler su perfume suave, a flores, y el aroma limpio de su champú.
Se giró, aliviado, le rodeó la cintura con un brazo y la atrajo en un abrazo ceñido.
—Eh, Botoncito. —Después se inclinó sobre ella y le dio un jugoso beso en la boca.
La expresión de su chica se suavizó pero también le lanzó una mirada recelosa a Camilla, que parecía resuelta a fingir que __________ no existía.
—Todo el mundo va hacia el restaurante —le dijo __________ a Camilla con una gran sonrisa—. Ashley quería que te lo dijera.
Camilla le lanzó a Joe una última y seductora mirada antes de dar la vuelta y alejarse con un pavoneo.
—Una mujer a la que no voy a echar de menos —dijo __________ con fiereza.
Kevin lanzó una risita.
—Parece que nos sentimos un poco territoriales, ¿eh?
—¿Tienes algún problema con eso? —__________ alzó la barbilla, retadora.
—Desde luego que no —sonrió el empresario al tiempo que le cogía esa barbilla testaruda. Y el caso era que no le importaba, lo que daba un poco de miedo. Por lo general, cuando una mujer empezaba a dar muestras de celos, Kevin pensaba que era hora de poner distancia entre los dos—. Me gusta que te pongas celosa.
—Bien —susurró __________ y se alzó un poco para besarlo en el cuello, en el sitio exacto que garantizaba que la polla de Kevin se pusiera en posición de firmes. Al mismo tiempo le metió algo en la mano.
—¿Qué es esto? —consiguió decir él.
—Solo un recordatorio.
Kevin sintió que se le ponía incluso más dura cuando bajó la cabeza y vio la bolita de tela sedosa que tenía en el puño. Las bragas de __________. El tanga de encaje y seda de color rosa pálido de __________. Gimió al tiempo que sonreía. Ni en un millón de años se habría imaginado a __________ __________ (Tu Apellido) dándole el tanga en medio de un restaurante. Era otro de los sorprendentes lados de la joven que Kevin adoraba a la mujer asombrosa, sensual y sexualmente segura de sí misma que había cobrado vida en su cama. Recordó la primera vez que lo habían hecho, solo unas semanas atrás, pero tuvo la sensación de que habían pasado años. Kevin se había preocupado mucho aquella noche, y se había contenido para no asustarla con toda la fuerza del deseo que sentía por ella.
Pero desde la noche que había empezado en la playa y había terminado en su cama, __________ se había deshecho de todas sus inhibiciones. Kevin le había dado rienda suelta a su lujuria porque sabía que __________ podía asumirlo todo y devolverle incluso más. Para gran regocijo de Kevin, había descubierto que detrás de que aquellos ojos grandes e inocentes se ocultaban una mente muy sucia.
—¿Un recordatorio? —preguntó mientras sus ojos examinaban el bar en busca de la ruta de escape más rápida. A la mierda con lo de alternar con los clientes. Tenía que meter a __________ en algún sitio más privado antes de hacerse daño, o hacerle daño a alguien, con la inmensa erección que lucía de repente.
—Un recordatorio de lo que te espera. —__________ se echó a reír y arrastró los dedos por el antebrazo masculino en una clara burla de la caricia de Camilla. Pero en lugar de repugnarle como le había ocurrido con la otra chica, el roce suave de __________ envió esquirlas calientes a todas sus terminaciones nerviosas. Kevin le deslizó la mano por la espalda, hasta la cintura, y le dio a la voluptuosa curva un buen apretón mientras la atraía hacia él con más firmeza.
—Te veo en la cena —susurró __________ al tiempo que se deslizaba de entre sus brazos. Otro beso suave en el cuello y la joven había desaparecido.
Dejándolo solo y dolorido mientras intentaba dominar su erección. Giró el cuerpo hacia la barra con la esperanza de que nadie notara que los pantalones cortos le quedaban antinaturalmente ceñidos en el trasero. _________ se metió en el reservado junto a Greg con una sonrisita satisfecha. Misión cumplida, y con no poca finura, aunque estuviera mal que lo dijera ella. A __________ siempre se le habían dado bien las negociaciones. Nunca perdía la calma ni permitía que la situación se hiciera hostil. ¿Quién habría pensado que sus habilidades le vendrían tan bien en el mundo de las citas?

Camilla le lanzaba miradas asesinas pero __________ se limitaba a responderle con una sonrisa serena. La cara que había puesto Kevin cuando le había dado sus braguitas… Aunque solo fuera eso, era agradable saber que la atención de su amante no estaba decayendo. Le producía un cosquilleo de emoción nada razonable saber que ella, que hasta hacía muy poco tenía una vida sexual francamente normalita, era capaz de poner de rodillas a todo un atleta sexual como Kevin.
Se excusó para ir al baño mientras los demás esperaban los aperitivos.
Acababa de terminar y estaba en la puerta cuando esta se abrió de golpe y la envió tropezando y sorprendida al pasillo. Antes de poder reaccionar, un par de grandes manos bronceadas la volvían a meter de un empujón en el baño.

—¿Pero qué estás…?

Kevin la miró desde su altura con una sonrisa que era decididamente animal.

—¿Crees que me puedes dar las bragas y marcharte tan contenta? —La arrinconó hasta que la tuvo sentada en el mostrador que había junto a los lavabos—. Tienes que aprender a no jugar con fuego, Botoncito.

—¿Y si entra alguien? ¿No tienes clientes de los que ocuparte? —tartamudeó _________, Pero después se quedó callada cuando la expresión de los ojos de Kevin la hizo mojarse en ese mismo instante.

—Tienes razón, será mejor que bloqueemos la puerta.

Con un movimiento tan rápido que a _________ le dio vueltas la cabeza, Kevin la bajó del mostrador y la apoyó en la puerta. Después le levantó la falda hasta la cintura mientras ella le desabrochaba a toda prisa los pantalones cortos y se los bajaba por las caderas.

—Me vuelves loco —gimió Kevin contra el cuello femenino, después se estremeció de dicha cuando la joven le rodeó la erección con los dedos—. Pienso en ti, desnuda y mojada —deslizó dos dedos por la hendidura de __________ como si quisiera demostrar su argumento— y se me olvida todo.

La soltó de repente y le agarró el bolso con un gruñido de satisfacción cuando encontró un condón. A los pocos segundos se lo había puesto. Dobló las rodillas, levantó a __________ todavía apoyada en la puerta del baño, y la penetró con fuerza.

—Eres una niña muy mala, mira que darme las bragas así. —Después le mordió el hombro desnudo.
_________ ahogó sus gemidos en el hombro de Kevin y le rodeó la cintura con las piernas. Una gota de sudor rodó por las mejillas encendidas del empresario.

—En lo único que puedo pensar es en ti, en hacer que te corras —gruñó Kevin—. Por ti me olvido de todo, salvo en meterme dentro de ti, hasta el fondo y con tanta fuerza como pueda.

Las palabras de Kevin, combinadas con la impresión de sentirlo tan duro y pesado en su interior, fueron suficientes para que __________ cayera disparada por el abismo. Las manos masculinas le apretaban el culo en una presa que debería haberle dolido pero __________ se aferró a él sin poder contenerse mientras él seguía martilleándola con las caderas. Después, Kevin se apoderó de su lengua y ahogó su propio gemido cuando se corrió con tal intensidad que se le doblaron las rodillas.

—Creo que si no tenemos cuidado, nos vamos a matar —murmuró Kevin mientras hacía lo que podía por recuperar la compostura.

Justo entonces se oyeron unas voces junto a la puerta. _________ gruñó cuando la puerta se abrió un par de centímetros, solo para que la bloqueara su nuca.

—Solo un segundo —rezongó Kevin.

__________ no pudo evitar lanzar una risita cuando vio el reflejo de los dos en el espejo. Dejando aparte que ella tenía la falda por las axilas y Kevin los pantalones cortos por los tobillos, dejando aparte la ropa desaliñada, era obvio lo que había estado pasando en aquel baño.
La cara de _________ estaba ruborizada con un intenso color rosado y llevaba el pelo pegado a las mejillas en mechones sudorosos. Además tenía la piel alrededor de la boca irritada por el rastro de barba de Kevin, __________ levantó la cabeza y miró a Kevin, que se apoyaba con las dos manos en la pared. El sudor le corría por la cara y estaba jadeando como si acabara de correr los cien metros lisos.

—Esto no va crear muy buena impresión —murmuró él con una risita reticente.

___________ le rodeó el cuello con los brazos y le dio un rápido beso en la barbilla.

—Bobadas. Cayo Holley tiene fama de ser un lugar muy sexy. ¿Qué tiene de malo que el propietario aproveche la coyuntura?

—Sexy es una cosa. Guarro, otra.

__________ le dio un manotazo en el hombro haciéndose la ofendida.

—Solo porque tenga relaciones sexuales en un baño público no significa que sea una guarra. —Por lo menos __________ prefería pensar que no lo era.

—Tú jamás podrías ser una guarra —dijo Kevin mientras se apartaba un poco de ella para poder subirse los pantalones—. Tienes demasiada clase.

—Pero sexy con clase, ¿no? ¿No es que sea una de esas estiradas con clase? —El tono de ___________ era ligero pero estaba un poco preocupada. Había hecho todo lo que había podido durante la última semana para demostrarle a Kevin que era algo más que una princesita buena y malcriada, y le parecía que había hecho algún progreso.

—Con clase y muy, pero que muy sexy, definitivamente —la tranquilizó él mientras la ayudaba a estirarse el vestido—. Tan sexy que si no salimos de aquí pronto, la que esté esperando fuera va a terminar en el baño de caballeros.

* * *

Para cuando se reunieron con el grupo para cenar, Kevin sentía esa clase de relajación que solo se obtiene de una inmensa satisfacción sexual. Pero, por asombroso que pareciera, bastaba con que __________ le rozara el muslo con la mano para que su verga cobrara vida, esperanzada. Por fortuna, el mantel ocultaba todo lo que le pasaba de la cintura para abajo y Kevin aprovechó la circunstancia para deslizar la mano por la pierna bien tonificada de __________, bajo la tela sedosa de la falda, para poder sentir el calor húmedo y suave del sexo de la joven, completamente desnudo bajo sus caricias.
Camilla les lanzó una mirada asesina, como si supiera con exactitud lo que había pasado entre la visita de __________ al baño y su regreso con Kevin del brazo. Kevin le respondió con una sonrisa engreída. Una mujer de verdad, se había llamado Camilla. No tenía ni idea de la diosa del sexo que se ocultaba bajo la imagen de niña buena que __________ cultivaba con tanto esmero. No podía creer que le hubiera llevado tanto tiempo averiguarlo.

Y no podía creer que le quedara tan poco tiempo para disfrutarlo.

Se le hizo un nudo en el estómago y el exquisito mahi-mahi a la parrilla que estaba masticando de repente le supo a tierra. Bajó la mano un poco y la dejó en la rodilla de ___________.

—Bueno, __________, ¿y cuándo vuelves tú a casa? —le preguntó Linds, como si leyera los pensamientos de Kevin.

—El próximo sábado —dijo __________. A Kevin lo animó un poco ver que al menos parecía un poco triste.

—Tienes que llamarme en cuanto vuelvas a San Francisco —dijo Ashley—. Puedes venir a visitarme a la bodega. Y, por supuesto, tienes que venir a mi boda el mes que viene.

—Es muy amable por tu parte —dijo __________.

—Kevin, ¿quizá puedas ir tú también con ella?

La sonrisa huyó de la cara de __________ y Kevin se encontró esperando en tensión la respuesta de su chica.

—Estoy segura de que Kevin tiene mucho que hacer aquí —dijo _________ con tono despreocupado, como si aquello fuera una idea ridícula.

—Por desgracia, estamos al completo. No podría dejar a Nick en la estacada así como así —contestó Kevin, que actuaba como si no sintiera la tentación de seguirla hasta San Francisco como un penoso cachorrito abandonado.

—Además —dijo Camilla con desdén—, tampoco es que __________ pueda pasear a su nuevo amante por el club de campo sin que las cotorras de la alta sociedad se lancen como posesas a por sus pastilleros.

Aunque el comentario pretendía ser burlón, Kevin no pudo negar que Camilla había dado justo en el clavo. Con su pericia sexual recién hallada o sin ella, __________ no era de las que hacía alarde abiertamente de la aventura que estaba teniendo con el hermano de su marido.
__________ se recostó en el respaldo de su silla y clavó en Camilla una mirada gélida.

—Tiene que ser muy triste —dijo _________— saber que la única forma de conseguir llamar la atención es que te conozcan como la arpía más grande del mundo, y que has llevado esa necesidad de atención tan lejos que ya ni siquiera les caes bien a tus propias amigas.

Una gran carcajada estalló entre los labios de Linds, seguida de inmediato por la risita ahogada de Chrissy. Camilla ahogó un grito de indignación y miró a Ashley en busca de apoyo pero esta evitó sus ojos al tiempo que sacudía poco a poco la cabeza y se ruborizaba.

—Es que te pasas, Camilla, y ya no tiene gracia. —dijo Lindsay.

Camilla se levantó y los miró furiosa a todos y cada uno. Pero a través de la arrogancia y la indignación, Kevin vio unos vestigios de vulnerabilidad. Por un momento creyó vislumbrar a una niña pequeña que gritaba, para que alguien, quien fuera, le prestara atención, y durante esa fracción de segundo sintió lástima por ella. Pero la niña quedó oculta de inmediato por una sonrisita engreída de superioridad.

—Puede que sea una zorra, pero nadie se olvida jamás de mi nombre. —Después se fue con paso colérico y agitando su espesa melena castaña.

—Bien hecho —dijo Lindsay, que alzó una copa para brindar por __________—. Es agradable ver que la gatita dulce y bien educada también sabe sacar las uñas.

Todos los demás siguieron su ejemplo y brindaron por __________, por enfrentarse a una de las zorras más grandes del universo conocido. En las pocas semanas transcurridas desde que habían vuelto a verse, aquella mujer divertida, sexy y sorprendentemente dura había dejado pasmado a Kevin a cada momento, y se preguntó una vez más cómo iba a arreglárselas para dejarla marchar.













Capitulo 14

A la mañana siguiente, Jennifer Aniston, la reina incontestable de la audiencia televisiva, llegó con su séquito nupcial a remolque. El caos resultante se recordaría a partir de entonces y para siempre en Cayo Holley como «huracán Jenni».

—Típicos nuevos ricos de Hollywood —murmuró Nick varias horas después, cuando __________ y él se encontraron reorganizando la disposición de las mesas por quinta vez.

—Vamos, Nick, no seamos molestos —lo riñó _________, aunque también estaba algo más que un poco molesta. El ensayo de la ceremonia era en menos de una hora pero en lugar de estar asegurándose de que todo estaba en orden para la cena de esa noche, _________ y Nick estaban atrapados, con el resto del personal, sudando y trabajando bajo el sol tropical.

Jennifer había echado un vistazo bajo la carpa de gasa para mirar la configuración de las mesas para la recepción del día siguiente y de inmediato la había declarado inaceptable. Ni __________, ni la madre de Jennifer, ni siquiera el novio, pudieron convencerla de que había cosas más importantes que reclamaban su atención.

—Mamá, tú no sabes nada, así que calla, ¿estamos? — le soltó Jennifer a su progenitura—. Tenemos que disponerlo para que todo el mundo tenga una buena vista. —Jennifer insistió en que había que reconfigurar toda la distribución de las mesas para que todo el mundo tuviera vistas de la playa. Hasta que se dio cuenta de que, si se distribuían las mesas así, el sol de últimas horas de la tarde cegaría a todos y cada uno de los invitados antes de que se sirviera la tarta. Entonces los obligó a cambiarlo todo otra vez.

—Tengo que irme —les soltó Jennifer entonces—. Tengo una cita para la manicura y la pedicura. Tal y como van las cosas, no me extrañaría terminar con hongos.

La madre de Jennifer, una mujer de rostro dulce de cuarenta y tantos años, tan suave y rellenita como su hija agresiva y huesuda, les ofreció a __________ y Nick una sonrisa de disculpa antes de echar a correr detrás de su hija.

—Miremos el lado bueno —dijo __________ mientras levantaba dos sillas plegables por encima de los hombros—. Podría haber hecho esto mañana, justo antes de la ceremonia. Y al menos así no tendrá tiempo para cambiar el menú.

—Esta noche no —asintió Nick—, pero te apuesto cinco pavos a que intenta cambiar el menú del banquete. —Nick giró de repente la cabeza cuando Mary, la asistente de Jennifer, lo llamó—. Por Dios, no empecemos —murmuró Nick mientras recogía la carpeta y sus notas—. Si me pide que repasemos una vez más «posibles puntos de infiltración», me voy a cortar las venas.

—Vamos, Nick —bromeó __________— es linda.

—Sí —bufó Nick— si te gustan las nenas perfectas y sin nada de cerebro. —Y, a juzgar por la mirada que le lanzó Nick a Mary, quedaba más que claro que le gustaban ese tipo de mujeres. A pesar de sus tensas conversaciones telefónicas, ni a un observador casual se le escaparía la tensión sexual que vibraba entre aquellos dos como un ardiente destello. __________ estaba segura de que para cuando los invitados de la boda dejaran la isla, Nick y aquella chica terminarían enrollándose. Eso si no se mataban antes, claro.

Pero en ese momento ella tenía mayores problemas que solucionar que la posible vida sexual de Nick. A saber, una novia que parecía haber dejado la medicación y puesto rumbo a toda vela a maniaticalandia.
A __________ no le sorprendió en absoluto que a última hora de la tarde Kevin la llevara a un lado para hablar con ella.

—Tenemos un problema —dijo.

_________ hizo todo lo que pudo por concentrarse en lo que le decía su amante, aunque no le resultaba muy fácil porque Kevin no dejaba de frotarle la piel suave de la parte interna del codo con el pulgar.

—Jennifer ha decidido que no podemos servir pargo de ninguna de las maneras, porque eso fue lo que Sarah Maldonado comió en su boda. —__________ puso los ojos en blanco y se preparó para lo peor—.
Así que quiere merluza negra en su lugar.

—Pero eso cuesta el doble, por no mencionar que no puede ser más políticamente incorrecto.

Kevin se pasó los dedos por el pelo.

—Sí, lo sé y he intentado decírselo. Se diría que después de todos los líos que me montó con el presupuesto… —Apretó la mandíbula y le apareció una vena en el cuello.

__________ se puso de puntillas y le plantó un suave beso en la boca con la esperanza de disipar parte de la tensión. Funcionó un poco, a juzgar por el modo en el que la boca, masculina se abrió con impaciencia sobre la suya. ______ se apartó de él de mala gana antes de contestar.

—No te preocupes, yo me ocupo de todo.

Se dio la vuelta pero antes de que pudiera irse, Kevin la agarró de la mano, la atrajo hacia sí y volvió a rodearla con sus brazos.

—Es fantástico, de verdad, tenerte aquí, ayudándome —sus palabras iban puntuadas por el modo en que la apretaba entera contra él en un cálido abrazo—. No sé qué haríamos sin ti.

—Estoy deseando que me demuestres lo agradecido que estás —le contestó __________ con coquetería mientras disfrutaba de la sensación de acariciar la poderosa espalda musculosa bajo la tela de la camisa. Aspiró la fragancia salada y jabonosa que emanaba de la piel del pecho de Kevin y tuvo que contenerse para no mandar a tomar vientos a Jennifer y sus preocupaciones por el menú y arrastrar a Kevin a un sitio un poco más privado—. Pero supongo que será mejor que esperemos hasta un poco más tarde para que me des las gracias —dijo al tiempo que se desprendía de mala gana de sus brazos.

—Más tarde, entonces —dijo Kevin con una sonrisa lobuna. __________ notó con satisfacción que la única frustración que el empresario parecía sentir en ese momento era de naturaleza sexual.

—Más tarde —le respondió a su vez.

* * *

A Kevin seguía asombrándole el modo que tenía __________ de manejar sin ninguna dificultad cada crisis. Resolvió con toda facilidad el fiasco del pescado recordándole sin aspavientos a Jennifer la pesadilla que supondría para sus relaciones públicas que la prensa se enterara de que había servido una especie en peligro de extinción en su banquete de boda.

¿Un vestido de novia que se «encogía» al plancharlo? __________ localizó a una camarera que daba la casualidad de que era una costurera experta y además de estar dispuesta, era capaz de hacer las alteraciones necesarias sin ni siquiera pedir la gratificación que __________ había prometido.

—¿Encogido? Y una mierda. Lo que pasa es que tiene que dejar los hidratos de carbono —se burló Nick mientras observaban a Amalie, la camarera, que estaba dando las últimas puntadas al vestido, perfectamente entallado ya, de Jennifer—. No puedes pasarte toda la vida matándote de hambre y esperar no hincharte como un globo con el primer bollo que te comas.

A _________ se le escapó una risita cansada pero la sofocó de inmediato cuando Jennifer les lanzó a las dos una mirada asesina.

¿Un padrino borracho? __________ se las arregló para llevárselo de la fiesta y quitarle la curda lo suficiente como para que pudiera hacer el brindis de rigor.

¿Invitados que se emparejaban y se iban a montárselo a la playa? _________ alertó a los camareros para que tuvieran cuidado, ya que la arena podía hacer un poco resbaladiza la pista de baile.
En ese momento estaba al borde de esa misma pista de baile, observando a los novios, que giraban como salvajes al ritmo de «Brick House». Parecía un milagro pero Jennifer estaba sonriendo. Hasta Mary, la asistente de Jennifer, había esbozado una sonrisa al oír algo que estaba diciendo Nick.

Kevin se acercó a __________ por detrás y le pasó un brazo por la cintura.

—Mírala —le susurró mientras rozaba con la nariz los rizos que rodeaban la oreja femenina—. Prácticamente resplandece.

__________ suspiró. Kevin ladeó la cabeza para poder mirarla a la cara. Fue entonces cuando notó la extraña y triste expresión de la cara de _________.

—¿Qué te ocurre? Has conseguido convertir a la godzilla de las novias más grande de Hollywood en la encarnación de la novia ruborosa. Deberías estar muy orgullosa de ti misma.

—Gracias —dijo __________ con una sonrisita fugaz—. Parecen muy felices —suspiró.

—Tú no pareces muy feliz por ellos. —Kevin le sacudió un poco el brazo en un intento de sacarla de su depresión.

—Pues lo soy. Me alegro por cualquiera que consiga encontrar a la persona adecuada.

El brazo de Kevin se tensó alrededor de la cintura de la joven.

—Estás pensando en Zac. —El empresario no pudo evitar el tono resentido que se le coló en la voz.

—Sí. No. —_________ se giró para mirarlo—. Es que me resulta duro mirarlos y saber que fui lo bastante débil como para casarme con alguien solo porque, según mis padres, era la persona «adecuada».

__________ alzó la cabeza y lo miró con unos ojos llenos de autodesprecio, unos ojos que resplandecían con un intenso color miel a la luz de las antorchas. Cualquier resentimiento que Kevin pudiera sentir hacia su hermano quedó anulado por la necesidad de consolar a aquella mujer.

—No pienses en él —le dijo atrayéndola hacia sí y masajeándole los hombros para aliviarle la tensión.

—Tienes razón —dijo __________ metiéndole la nariz en el cuello abierto de la camisa—. Solo tenemos dos días más y no quiero que Zac se interponga entre nosotros.

La banda empezó a tocar una balada lenta.

—Vamos —dijo Kevin al tiempo que la sacaba a la pista de baile. Se meció contra ella y moldeó el cuerpo de la joven contra el suyo. Era un placer tenerla entre sus brazos, sentir bajo sus manos la espalda y la cintura esbelta de la joven, y la cabeza femenina acurrucada bajo su barbilla. No quería pensar en la partida de __________. Prefirió concentrarse en aquel momento concreto y en el modo en que aquella mujer encajaba a la perfección entre sus brazos.

__________ rodeó con los brazos la cintura de Kevin y se acurrucó un poco más mientras se movían al ritmo de la música en perfecta armonía. Se arrimó aún más y le cosquilleó la piel cuando Kevin le deslizó las manos por los hombros, que dejaban al descubierto los finos tirantes de su vestido satinado de gasa. El calor emanaba del empresario en oleadas y su aroma, cálido y oceánico, la envolvía.
Estaba enamorada de él. No había forma de negarlo. Había intentado luchar contra sus sentimientos, se había dicho que estaba atrapada en la fantasía que suponía ver hecho realidad al fin su encaprichamiento adolescente. Que se estaba vengando de Zac teniendo al fin la aventura que siempre había querido tener con su hermano menor, la oveja negra de la familia.
Siempre había estado loca por él, desde el instante que le había puesto los ojos encima. Pero siempre había sabido que Kevin jamás sería el hombre adecuado para ella. Era demasiado salvaje, demasiado hostil con el mundo en el que ella había creado. Además, jamás había mostrado el menor interés por ella.

Pero lo que __________ sentía en Cayo Holley iba mucho más allá de un encaprichamiento adolescente. Lo que sentía era profundo y real. Y no era solo que el sexo fuese asombroso. __________ quizá no tuviera mucha experiencia pero no era tonta. Y tendría que haber sido tonta para no reconocer la intensa conexión que sentía con Kevin, algo que iba mucho más allá del dormitorio.
Las manos masculinas se deslizaron hasta su cintura. __________ suspiró cuando sintió el fulgor cálido de la excitación que despertaba entre sus muslos.
Aquel hombre la hacía sentirse tan… bien. No había otra forma de expresarlo. Guapa y sexy. Pero también lista y capaz. Los elogios que había dedicado al modo en que __________ había manejado la boda de Jennifer y todos los desafíos consiguientes significaban más para __________ de lo que Kevin podría entender jamás.
Ni siquiera ella lo había entendido hasta esa noche, cuando el empresario le había dicho que no lo podrían haber hecho sin ella. ¿Cuándo había sido la última vez que se había sentido indispensable de verdad, como si estuviera haciendo algo importante? Su padre siempre la había mirado con ojos críticos, hasta tal punto que __________ trabajaba como una esclava solo para obtener una palabra de elogio de él. Daba igual que sus compañeros le dijeran sin parar lo buena que era, ella siempre estaba luchando por alcanzar el esquivo cumplido de Grant.
¿Y Zac? ¿Cuándo la había tratado Zac como algo más que un adorno sin cerebro? Según él, el cargo de __________ como directora de eventos especiales del Winston no era más que un hobby diseñado para mantenerla ocupada entre un acto social y otro. Y pensar que había sido lo bastante imbécil como para casarse con él, y solo para tener al fin la sensación de que había hecho algo bien a los ojos hipercríticos de su padre.

Era gracioso pero el corto espacio de tiempo que había pasado lejos de la mirada atenta de su familia había hecho maravillas por su autoestima. No recordaba la última vez que se había sentido tan segura de sí misma, tan capaz y tan apreciada. Por una vez no estaba mirando constantemente por encima del hombro, preocupada por si alguien la sorprendía cometiendo un error. No se cuestionaba todo el tiempo a la espera de que alguien (es decir, su padre o Zac) pusieran en duda sus decisiones. Kevin y Nick habían puesto toda su confianza en ella y sus habilidades y le habían proporcionado una energía y un entusiasmo aparentemente sin límites para enfrentarse incluso a la novia más exigente.

Ojalá el trabajo fuera igual en casa. Se acurrucó un poco más contra Kevin mientras se mecían al ritmo de la música y se preguntó si quizá no necesitara un cambio de aires a largo plazo. Quizá, como Kevin, le hacía falta salir del nido de una vez para ver de lo que era capaz de verdad. Ojalá pudiera quedarse allí. Pero desterró de inmediato esa idea. Kevin ni siquiera había insinuado nada parecido al largo plazo y, con confianza o sin ella, __________ no tenía intención de arriesgar el corazón y el orgullo preguntándole si podía quedarse algún tiempo más en Cayo Holley.

Con todo, estaba decidida a hacer grandes cambios, y tan pronto como volviera a casa le iba a pedir a su padre que la trasladara a otro complejo de D&D por un tiempo. Grant tendría que acceder, hasta él entendería que __________ no quisiera trabajar en la misma oficina que Zac. Quizá se mudara a Nueva York, o incluso a Londres. O a St. Barts. Entonces al menos estarían en la misma región geográfica, le sugirió una vocecita astuta. ___________, mentalmente, apartó la idea de un bofetón. Por muy tentadora —aunque absurda— que fuera la idea, __________ no pensaba quedarse sentada en el Caribe suspirando por si a Kevin se le ocurría que le apetecía tenerla como novia.

Levantó la cabeza y lo miró, y sintió un estremecimiento al ver aquel calor ya tan conocido en sus ojos del color del fuego. Tenía unos labios carnosos, un poco separados en una expresión que __________ había llegado a reconocer muy bien en las dos últimas semanas.

La deseaba. Al menos tenía eso.

—Si sigues mirándome así, no vamos a aguantar hasta que Jennifer tire el ramo —bromeó Kevin.

__________ lanzó una risita cuando se desvanecieron las últimas notas de la balada y atrajo a Kevin hacia ella para un último abrazo.

—Ojalá pudiéramos irnos a casa, pero supongo que eso no sería muy profesional.

Una expresión sorprendida cruzó la cara de Kevin, una expresión tan fugaz que ___________ creyó haberla imaginado. Entonces se dio cuenta de lo que había dicho. Había dicho «a casa» para referirse a la quinta de Kevin, como si también fuera suya. Una simple equivocación, comprensible además. Y totalmente insignificante, ¿verdad?

Al parecer no, si se fiaba de la tensión que había surgido en la cara de Kevin.

Desesperada por evitar cualquier otra incomodidad, __________ le dio a Kevin un beso rápido en la mandíbula y se desprendió de sus brazos.

—Tengo que decirles a los camareros que vayan pasando el champán para cortar la tarta —dijo—. Con un poco de suerte, Jennifer no se la estrellará en la cara al novio.











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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 30th 2011, 12:30

Hola Martha!!!!!!!!!!como estas???
Espero q super bien y que se vayan
solucionando tus problemas....


Me encanto, me gusto muchisimo el
CAPI estuvo hermoso!! Kr divinos q son
Kevin y _________ porque son tan dulces
y me encanta como se llevan..
Ojala se den cuenta que los dos estan enamorados
y puedan ver q ninguno quiere separarse.

Me fascina tanto la nove, ya sabes q amo los capis!!!

Ojala puedas volver a subir pronto. Te estare esperando..

Un Besote, mucha suerte y cuidate!!!!!


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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 30th 2011, 21:28

Bueno Andre, ahorita mejor que antes..
Gracias por preguntar Wink

Una Super Mega Ultra Requete Contra Super PREGUNTOTA
En La Cama De Un Millonario, subida por mi
Hice una pregunta de que subire una nove de dos Jonas & Tu...
Pero estan EMPATADAS

Les digo

A) Kevin,Nick&Tu
B) Joe,Kevin&Tu
C) Nick,Joe&Tu



¿Cual escojerian?
Al seguir en Empate, tendre que subirlo a mi manera, eh!
Conste que les doy oportuniodad de elegir...
Aunque si siguen igual, yo pondria inciso A Wink
Ahhh y si votaste, solo dime, para no contar los votos de aca con los de alla Wink




Capítulo 15

—Vamos. —Kevin la observaba con impaciencia mientras __________ se ponía unos pantalones cortos y una camiseta encima del brillante bikini de color coral.

—Ya voy —dijo ella con un gruñido—. Pero no veo a qué viene tanta prisa. Son solo las nueve menos veinticinco.

Kevin podía perdonarle el mal humor. Eran casi las dos de la mañana cuando los últimos invitados de la boda habían dejado al fin la playa y se habían dirigido a una de las quintas más grandes. Y, pensó Kevin con una sonrisita engreída, no se podía decir que __________ y él se hubieran ido a dormir directamente.

Pero ese día era especial y él quería empezar lo antes posible. Iba a tener a __________ solo para él, sin nadie alrededor, el día entero. Sin interrupciones. ¿Cómo no iba a estar impaciente?

—Ya llevo yo crema protectora en la mochila —exclamó Kevin mientras _________ revolvía por el baño.

—Ya lo sé. Estoy agarrando la crema de cacao para los labios —le soltó ella al tiempo que tomaba el tubo de donde lo había dejado con todo cuidado, en el aparador del baño. Justo entre la crema limpiadora y la hidratante.

Por alguna razón estúpida, la colocación de sus artículos de tocador hizo sonreír a Kevin. Lo recordaba de la universidad, la forma que tenía de poner cada cosmético, cada prenda de ropa, en un lugar concreto, y siempre lo devolvía allí después de usarlo. En eso no había cambiado nada. Cuando había llevado sus cosas al chalé de Kevin, este había sentido una emoción extraña mientras observaba cómo hacía sitio con todo cuidado para sus cosas entre el desorden masculino.
Pero Kevin tampoco quería darle vueltas al hecho de que le parecía de lo más natural tener el champú de __________ junto al suyo en la ducha. En ese momento, lo único que quería era tenerla solo para él y ofrecerle un día asombroso.

Había planeado ese día en parte como forma de darle las gracias por todo lo que los había ayudado con la boda. __________ se merecía un premio por renunciar a sus vacaciones para echarles una mano a él y a Nick. Y bien sabía Dios que no habrían sobrevivido sin ella. Decir que no habían estado preparados para la boda de una exigente aspirante a estrella de Hollywood sería quedarse muy cortos.
Mierda. Pero ese nunca había sido su estilo. Kevin siempre hacía las cosas a lo grande o no aparecía, y la primera boda de relieve de Cayo Holley no iba a ser ninguna excepción. Y al parecer todavía no se le había acabado la suerte, porque había llevado a _________ justo a tiempo para salvarle el pellejo.

Así que una excursión en velero alrededor de las islas vecinas y los cayos desiertos era lo menos que podía hacer.

Y, mira por dónde, al mismo tiempo podía satisfacer también sus propias necesidades.

Sonrió mientras __________ bajaba por la playa gruñendo y sujetándose el sombrero con una mano para evitar que la brisa marina de la mañana se lo llevara.

—¿Estamos listos? —exclamó Kevin cuando llegaron al muelle.

—Todo listo para salir, Kevin. —Nathan, un nativo de la isla que trabajaba como marinero de cubierta en los barcos del complejo, hizo destellar una sonrisa blanca que contrastaba con su piel oscura—. Lleva gasolina de sobra y el depósito de agua potable lleno, suficiente para que se duchen si les hace falta. Y he recogido la nevera de la cocina como me pediste.

Una lenta sonrisa se extendió por la cara de __________ al admirar el Placer de Holley, un Beneteau 505 de cincuenta pies. Se parecía muchísimo al que tenía el padre de Kevin, el barco en el que _________ y Kevin habían navegado juntos en el puerto deportivo de San Francisco el último año que él había pasado en Berkeley. Por la forma en que los ojos de la joven se arrugaron tras las gafas de sol de color lavanda, era obvio que se acordaba.

—Kevin —chilló; su porte, por lo general tan sereno, había huido despavorido ante tanta emoción—. Es un Beneteau 505. Ni siquiera sabía que estaba en la flota.

—Ya lo sé. No forma parte de la flota del complejo, es para mi uso personal. Por lo general lo tengo en el dique seco, en Tórtola, pero les pedí a Nathan y Ricky que fueran a recogerlo. Pensé que quizá te gustaría navegar a vela en lugar de a motor todo el tiempo.

__________ prácticamente resplandeció bajo la luz brillante del sol que se reflejaba en el agua.

—Me encantaría. La última vez que navegué fue… Dios, antes de que te fueras.

Kevin se sintió desfallecer un poco al oír eso.

¿Cómo podía haber sido tan idiota? Quizá si se hubiera molestado en llamar, Dios, si le hubiera enviado algún email en los últimos cinco años, quizá __________ jamás habría empezado a salir con Zac. Quizá Kevin habría tenido alguna oportunidad si hubiera luchado por ella.

Kevin tropezó al subir a bordo del “Placer de Holley” y estuvo a punto de mandar su mochila al fondo de la bahía. ¿Qué se creía, que habrían terminado juntos? incluso sí __________ hubiera estado dispuesta a abandonar el nido protector de su familia —y eso era un «si» de proporciones gigantescas—, Kevin se conocía lo suficiente, sabía cómo era en una relación. No, si en aquel entonces hubieran terminado juntos, él se habría aburrido y la hubiera dejado, como había hecho con casi todas las mujeres con las que había salido. Igual que si intentaba convertir lo que tenían en algo más, aquello estaba destinado a fracasar.

Al menos eso era lo que Kevin se decía porque era más fácil enfrentarse a eso que a la idea de que quizá hubiera estropeado la oportunidad de estar con una mujer con la que podría haberse pasado el resto de su vida.

__________ no pareció notar su angustia cuando trepó a bordo con gesto impaciente y se puso a inspeccionar cada centímetro cuadrado de la cubierta antes de bajar a ver lo que tenía que ofrecer la cabina.

Kevin, entre tanto, repasó la lista de detalles con Nathan sin poner los cinco sentidos porque unos cuantos se concentraban por completo en __________ y en aquellos sentimientos espeluznantes y tan poco conocidos que aquella mujer despertaba en él. ¿De verdad se habría aburrido de __________? En la universidad jamás se había cansado de su amistad. Y después de dos semanas de compañía casi constante —por no hablar del sexo continuo—, Kevin no sentía la menor sensación de aburrimiento.
¿Era posible que __________ fuera la mujer de su vida? ¿La única mujer de la que nunca se cansaría, la mujer junto a la que podría despertar durante el resto de su vida?
Era una idea tan aterradora que hasta se mareó un poco.

Porque eso significaba que tendría que creer en «el gran amor», y él no creía. Y estaba bastante seguro después de ver los desastres en los que se habían metido sus padres —hasta la propia __________, diablos— en busca de ese ideal.

Se obligó a sonreír cuando __________ asomó la cabeza por la escotilla y lo ayudó a esquivar el muelle al sacar marcha atrás el barco de la grada. Kevin sintió que su sonrisa se iba haciendo más natural a medida que respondía al entusiasmo contagioso de la joven.
El inusual afecto que sentía por ___________ era producto del deseo contenido durante tantos años, combinado con el cariño sincero de la amistad. La había codiciado durante, Dios, casi diez años, así que tenía sentido que le llevara más de lo normal sacársela de la cabeza, sexualmente hablando.

—Es un día tan bonito —dijo __________—. Aunque supongo que aquí todos los días son bonitos.

Kevin gobernó con cuidado el barco para rodear el arrecife y puso rumbo a un grupito de islas pequeñas que sobresalían como grandes esmeraldas brillantes en el horizonte de color turquesa.

—No dirías lo mismo durante la temporada de huracanes.

__________ hizo una mueca irónica, después alzó la cabeza hacia el sol y Kevin se quedó sin aliento al ver el fulgor brillante que se reflejaba en la curva de la mejilla femenina y destacaba la piel dorada de los pechos, que se henchían por encima del escote redondo de la camiseta de __________.

—Es como en los viejos tiempos.

—No del todo —dijo Kevin.

—¿A qué te refieres?

—En el barco de mi padre nunca te hice lo que tengo pensado hacerte hoy.

__________ suspiró, se colocó detrás de él y le deslizó la mano con gesto seductor por los abdominales. Después posó las puntas de los dedos justo por debajo de la cinturilla de los bermudas que llevaba Kevin.

—¿Ah, sí? ¿Y como qué, por ejemplo?

Los pechos femeninos se acurrucaron con una sensación deliciosa contra la espalda de Kevin cuando __________ se puso de puntillas para darle un mordisquito en el hombro.

—Unos cuantos centímetros más abajo y vas a tener una idea muy clara de lo que tengo planeado —murmuró Kevin.

—Mmm, ¿no me digas?

Al empresario lo atravesó una oleada de calor cuando __________ tuvo la amabilidad de bajar la mano un poco más y provocarlo hasta que se le puso dura y eso sin dejar de sostener el peso de los testículos con la mano.

Kevin bajó de mala gana la mano y la detuvo.

—Pero antes tienes que encargarte de la vela mayor para que podamos salir de aquí.

Todavía estaban a la vista del muelle, donde se habían reunido varios invitados a la boda para hacer un crucero matinal.

Con un puchero fingido, __________ se alejó sin prisas y ocupó su puesto. Kevin fue incapaz de contener la sonrisa.

—¿Qué? —dijo ella a la defensiva cuando notó su expresión.

—La pequeña __________ ha estado a punto de hacerme una paja justo delante de la madre de la novia. A __________ todavía le ardían las mejillas cuando Kevin maniobró para meter el barco en una cala al sur de cayo Sandy, un islote desierto a varías millas de Cayo Holley. No había visto al grupo que se estaba reuniendo en el muelle, y no había sido consciente de que para ellos sería obvio lo que estaba haciendo a solo cincuenta metros de la costa.

Soplaba un viento firme y pudieron salvar a vela casi toda la distancia que los separaba de cayo Sandy. __________ bajó las velas con movimientos eficientes mientras Kevin echaba el ancla. __________ sacó una botella de agua de la bien provista nevera y echó un largo trago mientras saboreaba el sol, el mar y, sobre todo, el guapísimo hombre con el que se encontraba.

Lo miró con total desvergüenza a través de los cristales de las gafas de sol. Seguía dejándola alucinada lo increíblemente sexy que era Kevin. Se había quitado la camisa en cuanto habían salido y se había quedado solo con unas bermudas rojas. El color bronce de su piel resplandecía al sol y los músculos de la espalda le vibraban mientras ataba una cuerda. ___________ se lamió los labios sin querer al fijarse en aquellas manos grandes de dedos largos. Tan grandes, lo bastante como para cubrirle a ella la espalda entera, pero siempre sensibles a cada una de sus necesidades.

Suspiró de forma audible y tomó otro largo trago del agua helada. Estaba empezando a entender lo que quizá había querido decir Zac cuando afirmaba que era adicto al sexo.

Solo que ella no era adicta al sexo. Ella era adicta a Kevin.

Volvió a suspirar.

—¿Ocurre algo? —preguntó Kevin mientras se limpiaba las manos en las bermudas después de atar todas las cuerdas. Aquel hombre era la fantasía definitiva de un día perfecto en la playa, con el cabello oscuro veteado de mechas rubias y marrones y los Raybans enmarcando a la perfección aquella sonrisa amplia y descarada.

—Solo tengo un poquito de calor —dijo _________ acudiendo a su lado y rodeándole la cintura con los brazos.

—Eso es porque llevas demasiada ropa —le contestó Kevin mientras le quitaba la camiseta con un solo movimiento.

__________ levantó la cabeza y le sonrió.

—No sé, todavía tengo mucho calor.

Las manos masculinas se apresuraron a bajarle los pantalones cortos y la dejaron cubierta por cuatro triángulos de tela de color coral y tamaños diversos.

—Y estás increíblemente buena —le dijo.

Los dedos de ___________ se entrelazaron en las densas ondas del cabello de Kevin y alzó la cabeza para recibir su beso. Pero en lugar del beso profundo y carnal que ella esperaba, la boca masculina se mostró sorprendentemente tierna cuando le cubrió los labios y la lengua de besos dulces y ligeros como plumas.

___________ sintió un tirón en el sujetador del bikini y se estremeció cuando la prenda se soltó. Un tirón más y Kevin estaba arrojando el sujetador encima de uno de los bancos de la cubierta.
Después le deslizó las manos por la espalda desnuda y las metió por debajo de la cinturilla de las bragas del bikini; una oleada de humedad brotó entre los muslos de __________ al sentir el tacto cálido de los dedos de Kevin en la piel desnuda del trasero. Antes de poder decidir si quería protestar, Kevin le había desatado las tiras que sostenían las braguitas y se encontró desnuda por completo en un barco, a plena luz del día.

La timidez superó por un momento el deseo y se apartó mientras tanteaba en busca de algo con lo que cubrirse.
Pero Kevin no se lo consintió.

—No hay nadie en varios kilómetros a la redonda —dijo en un susurro cálido que provocó chispas que atravesaron todas las terminaciones nerviosas femeninas—. Estamos completamente solos —continuó Kevin, que hacía las delicias de __________ dibujándole con los dedos la parte inferior de los pechos—, y el otro día no tuviste mayor problema para tomar el sol en topless.

—Pero, es que… estoy desnuda —dijo ella, aunque sabía lo estúpida que parecía.

—Mucho mejor para empezar a quitar esas marcas del bikini, cielo. —Las manos de Kevin le cubrieron la espalda entera cuando la atrajo de nuevo hacia su pecho y __________ gimió contra la boca masculina al sentir el vello áspero de Kevin contra sus pezones.

__________ tenía unos dedos hábiles que no tardaron en desabrocharle a Kevin las bermudas y en unos segundos se los estaba bajando por las piernas bronceadas y llenas de músculos. Después bajó la mano para acariciarlo y una calidez cremosa le estalló entre los muslos al anticipar aquel miembro largo y duro en su interior.

Con un solo movimiento Kevin la agarró entre sus brazos y ___________ cerró los ojos y dejó que la invadiera una pequeña fantasía. El era un pirata y ella la doncella inocente que él había secuestrado para aprovecharse de ella…

—¡Aaaah! —__________ estaba cayendo en picado por el aire pero su grito se interrumpió de repente cuando chocó contra el agua, de culo.

Salió a la superficie escupiendo agua justo a tiempo de que Kevin casi la aplastase al tirarse de cabeza a solo unos centímetros de ella.

—Serás estúpido —chilló _________ mientras usaba la mano para lanzarle a Kevin a la cara todo un muro de agua.

Kevin se apartó el pelo de la cara y aulló de risa.

—Deberías haberte visto la cara cuando te caíste…

—No me caí, me tiraste.

—Solo quería ayudar. —La sonrisa masculina apestaba a falsa disculpa.

_________ se lanzó contra él con un chillido e intentó treparle a la cabeza para hundírsela. A Kevin no le costó esquivarla y la inmovilizó envolviéndole una pierna con la suya y sujetándole los brazos al torso. Se mecieron y se salpicaron hasta que __________ consiguió liberarse y salir nadando hacia la orilla.
Kevin no tardó en alcanzarla y la interceptó cuando el agua les llegaba a las rodillas. ___________ intentaba llegar a la playa tropezando y riéndose pero Kevin rodó encima ella hasta que se sentó con __________ en su regazo y el agua lamiéndoles con suavidad el pecho a los dos.

__________, sin aliento, se apartó de la cara varios mechones de cabello.

—Creo que ya me he enfriado un poco —dijo con una risita ronca. Después se retorció hasta ponerse más cómoda, apoyada en él, y notó contra la cadera la más que evidente erección de Kevin—. Pero creo que no tardarías mucho en calentarme otra vez.

Kevin la atrajo hacia sí para que se apoyara más contra él. __________ había cruzado las piernas, lo que la dejaba abierta al suave asalto de la mano masculina, que se deslizó por el muslo de la joven para atormentarla entre las piernas.

—Ya estás mojada —murmuró—, pero vamos a ver si podemos calentarte también.

__________ ahogó un grito y apoyó la cabeza en el hombro de Kevin. La boca de este capturó los quejidos de la joven, los dedos masculinos se deslizaron por su hendidura y la abrieron para dejar el botón duro de su deseo a merced del suave ataque de Kevin.

Un dedo se deslizó por la entrada del cuerpo de _________ y dibujó un círculo al salir, extendiendo así la suntuosa humedad de la joven, que se mezcló con el agua salada y cálida del mar Caribe.
__________ empezó a gemir cuando Kevin la acarició primero con dulzura y después cada vez con más presión. La mano de la joven se deslizó con gesto inconsciente para agarrar la muñeca de la otra mano que le envolvía con firmeza la cintura. __________ tiró de esa muñeca y le subió la mano hasta que la palma de Kevin le envolvió un pecho.

—¿Qué quieres que haga? —le susurró él, acariciándole con la lengua el lóbulo de la oreja.

A ___________ no le salían las palabras. Era extraño que después de todo lo que habían compartido ella todavía pudiera sentir vergüenza. Pero era tan decadente, estar allí fuera, a plena luz del día.

—Dímelo —dijo Kevin al tiempo que detenía las caricias entre las piernas de __________.

__________ le sujetó con la otra mano la muñeca e impidió que la mano masculina abandonara su puesto entre sus muslos.

—No pares. —Cualquier sentido de la modestia que pudiera quedarle no era rival para la intensidad del deseo que la invadía.

—Dime cómo quieres que te toque —repitió Kevin.

__________ tragó saliva. Y luego, en voz tan baja ¿fue apenas podía oírse ella misma, se lo explicó.

—Tócame los pezones.

Los dedos de la mano izquierda de Kevin rodearon con suavidad el pezón izquierdo de la joven, provocándolo, dándole golpecitos, en una caricia que solo alimentó la frustración femenina.

—¿Así?

—No.

—¿Entonces cómo?

__________ cerró los ojos bajo el sol, bajo la vergüenza que amenazaba con superar la necesidad que sentía de decirle exactamente lo que quería y cómo.

—Pellízcalos —murmuró. Y después, con voz más firme—. Pellízcame los…

Se le quebró la voz en un gemido satisfecho cuando él la obedeció y tironeó con firmeza del duro botoncito.

—¿Es todo?

—Tócame… —gimió _________— entre las piernas, como antes. —Cubrió el dorso de la mano que descansaba entre sus piernas y la apretó contra su sexo basta que él ejerció la presión que ella ansiaba—. Ah, así —murmuró cuando los dedos masculinos se deslizaron por la piel resbaladiza que cubrían—. Dentro —le rogó __________ con un grito cuando sintió la deliciosa sensación de los dedos que la abrían todavía más—. Más aún.

__________ se retorció contra él y continuó jadeando palabras de aliento. Los dedos de Kevin se hundieron y la penetraron mientras clavaba la palma contra el monte de Venus de la joven. Una última y firme caricia y __________ se corrió, estremecida contra él. Kevin la sostuvo contra su cuerpo, la sujetaba con un brazo mientras la acariciaba con la otra mano hasta que le arrancó hasta el último temblor del cuerpo.

__________ suspiró y se relajó contra él. Se sentía bastante orgullosa de sí misma. Para ser una mujer que se había pasado la mayor parte de su vida intentando complacer a otros, no se le daba nada mal exigir que la complacieran a ella.

Se quedó allí varios minutos, reclinada entre los brazos masculinos. Se sentía segura, envuelta en la calidez de Kevin, en su aroma.

—Eres tan dulce —le susurró él rozándole con los labios la piel tierna del hombro.

__________ giró la cabeza y acarició con la mejilla la mandíbula firme de su chico.

Kevin cambió de postura bajo ella e intentó estirar las piernas para colocarse en una posición más cómoda. __________ fue consciente de inmediato de la erección que palpitaba con insistencia contra sus riñones.

Se dio la vuelta y se sentó a horcajadas de Kevin, de modo que su miembro quedó acunado por el calor húmedo del sexo de ___________, todavía palpitante.

—No —gruñó él cuando ella se retorció un poco. Cada movimiento hacía que la verga de Kevin se frotara de una forma deliciosa contra la entrada húmeda de la joven—. Los condones están en el barco —protestó él mientras intentaba sin mucha, convicción levantarla.

—No los necesitamos —dijo ___________ al inclinarse para besarlo—. Levántate.






Capitulo 16



Kevin observó a __________, que se bajó de su regazo y se arrodilló delante de él cuando él se levantó. Por un segundo sintió un ligero mareo, y no le ayudó mucho que ___________ se irguiera un poco y le rodeara los músculos firmes de las pantorrillas con las manos.

El empresario contuvo el aliento al sentir los suaves pechos femeninos apretados contra sus muslos y también su erección creciente, desesperada por sentir la boca de ___________, que se cernía a solo unos centímetros de la cabeza palpitante de su miembro.

Un gemido sordo le retumbó en el pecho cuando ___________ le rozó la parte posterior de los muslos con las palmas de las manos y lo atrajo tanto hacía sí que Kevin pudo sentir el calor de su aliento en la piel hipersensibilizada. Después entrecerró los ojos cuando sintió que __________ se inclinaba hacia delante.

Pero en lugar de envolverlo con la boca como él esperaba, __________ le depositó un beso, primero en una cadera, después en la otra.

—Me encanta lo suave que tienes la piel aquí —le susurró mientras hacía girar la lengua sobre el trozo sin vello que tenía Joe junto a la cadera. El empresario exhaló un suspiro entrecortado.

—Dios, por favor, __________ —jadeó mientras entrelazaba los dedos en los rizos húmedos que enmarcaban la cara ruborizada de la joven.

—Y me encanta lo duro que estás aquí. —___________ alzó los ojos semivelados para encontrarse con la mirada masculina, después se lamió los labios como si no pudiera esperar más para saborearlo—. Me encanta saber lo mucho que te excito. Aunque acabo de correrme, tengo la sensación de que podría correrme otra vez con solo mirarlo.

Kevin había pensado que nada podía excitarlo más que oír a __________ rogarle que le pellizcara los pezones y decirle que le metiera los dedos en la dulzura de su sexo. Pero se equivocaba. Tenerla arrodillada delante de él, tan cerca que podía sentir su aliento caliente en el pene… se le estaba poniendo tan dura que le dolía. Gimió y la sujetó por el pelo cuando ella le agarró la erección con la mano y se la apretó con suavidad antes de acariciarla con mano más firme.

La lengua femenina, delicada y rosa, se escabulló para saborear la gota de humedad que se aferraba a la punta de la verga de Kevin. __________ hizo girar la lengua alrededor de la cabeza, y le dio un golpecito, primero con dulzura y después con más firmeza a lo largo del sensible lado inferior.
El empresario dejó escapar un grito y echó la cabeza hacia atrás cuando los labios de ___________ se cerraron sobre él y lo envolvieron en una succión cálida y húmeda. No era la primera vez que se la chupaba pero nunca con aquella especie de determinación resuelta, aquella especie de… entusiasmo.
__________ parecía concentrada, solo y exclusivamente, en complacerlo con los labios y la lengua.

—Me encanta chuparte el pene —le susurró como sí le leyera el pensamiento. Aquellas palabras, francas y carnales, saliendo de una boca tan dulce fueron casi suficientes para hacer que se corriera allí mismo.

La mano de __________ ajustó sus caricias a las pasadas de su boca a medida que lo devoraba hasta el fondo y luego lo iba soltando, centímetro tras incitante centímetro, para después colmar de atenciones la cabeza henchida con forma de ciruela.

Kevin sintió el impulso de agarrar la cabeza de ___________ y obligarla a metérsela hasta la garganta pero se contuvo y se conformó con permanecer allí, pasivo y confiado, mientras ella imponía el ritmo, besándolo, lamiéndolo, chupándolo, saboreándolo.

El empresario sintió que se le tensaban los testículos y luchó contra el clímax inminente que se cernía sobre él como un tren de mercancías. Quería absorber cada detalle de aquel momento. El calor húmedo de la boca y la lengua de __________, sus preciosos ojos que lo miraban con intención mientras observaban el placer creciente de Kevin, el peso suave de sus pechos que se mecían con suavidad cuando el agua giraba y lamía su cuerpo.

Una mano furtiva se coló entre las piernas de Kevin y le acunó con dulzura los testículos, haciéndolos rodar por la palma mientras su dueña se la chupaba con avidez.

__________ emitió un gemido profundo y Kevin sintió la vibración con cada célula de su cuerpo.
No estaba seguro de querer correrse así, y no sabía si ella querría siquiera. Clavó los ojos en la boca llena y húmeda que se deslizaba por su miembro, grueso y brillante. Después agarró la cabeza de __________ entre las manos para detener sus movimientos.

—Tienes que parar —gimió—. Estoy muy cerca.

La lengua femenina lo rodeó llena de deseo.

—Quiero sentir cómo te corres en mi boca. —__________ lo obligó a soltarle la cabeza y siguió chupándosela hasta que casi se la metió hasta la garganta.

Unas estrellas blancas aparecieron tras los párpados del empresario cuando se corrió, palpitante y denso, casi en la garganta de __________. Después inclinó la espalda cuando __________ siguió succionando sin detenerse, hasta extraerle la última gota de semen.

A Kevin se le doblaron las rodillas con la fuerza de aquel orgasmo, se hundió en el agua y agarró a __________ entre sus brazos mientras se maravillaba del leve temblor que le invadía las manos. ¿Cómo era capaz de hacerle aquello?

—¿Hacerte qué? —preguntó __________ con una nota vacilante en la voz.

Kevin ni siquiera se había dado cuenta de que lo había dicho en voz alta. La abrazó con más fuerza e intentó quitarse de la cabeza, tanta sensiblería como amenazaba con abrumarlo.

—¿Hacerte qué? —repitió __________, que intentaba desprenderse de sus brazos—. ¿He hecho algo mal?

Kevin la ciñó todavía más, la atrajo hacía sí y la obligó a sentarse de cara a él y que le rodeara la cintura con las piernas.

—Dios, no —susurró mientras enterraba la cabeza en la curva suave del cuello femenino y absorbía aquella piel perfumada y cálida antes de saborearla con un mordisquito suave cuando el aroma ya no fue suficiente.

—¿Entonces qué he hecho? —insistió __________ con la voz ahogada por el hombro musculoso de Kevin, ¿Qué podía decirle? ¿Que lo había hecho correrse como nunca en su vida? ¿Que ella, una relativa novata en lo que al sexo se refería, nunca dejaba de sorprenderlo y asombrarlo cada vez que hacían el amor? ¿Que tenía la sensación de que podría hacerle el amor sin parar y que jamás dejaría de desearla y que con solo pensar en eso se moría de miedo?

—Es que no puedo creer lo que me haces sentir —dijo Kevin al fin.

—¿Qué es lo que te hago sentir? —__________ se apartó un poco y le agarró la cara entre las manos para poder mirarlo a los ojos.

Kevin alzó la mano para acariciarle la mejilla y pasarle el pulgar por sus labios carnosos.

—Algo asombroso —dijo el empresario en voz muy baja—. Lo que me haces sentir es absolutamente asombroso.

_________ se quedó mirando a Kevin pero fue incapaz de leer la emoción que se ocultaba detrás de su intensa mirada, oscura como la medianoche. Mil preguntas se confundían en el cerebro de la joven. Puesto que nunca había llevado a Kevin al orgasmo de ese modo, a ___________ le complacía, por supuesto, su respuesta. Pero quizá aquella expresión de agotamiento abrumador fuera de lo más normal, dadas las circunstancias.

Mierda. ¿Asombroso como en «te quiero, eres asombrosa», o más bien «es asombroso lo bien que me siento siempre después de una buena mamada»?

Pero dado que no había nada en la expresión de saciedad de Kevin que indicara una emoción más profunda, __________ se guardó sus preguntas y se limitó a inclinarse y besarlo con suavidad para intentar transmitir toda la ternura que sentía con aquella única caricia.

—Lo que tú me haces sentir también es asombroso.

Algo destelló en los ojos de Kevin, algo ardiente y penetrante, pero desapareció antes de que __________ pudiera identificarlo. Y después, sin previo aviso, Kevin se levantó de golpe; apenas tuvo tiempo de sujetar a __________ antes de que esta cayera de espaldas en el agua poco profunda.

—Tengo hambre —dijo el empresario a toda prisa—. ¿No tienes hambre? Hay una tonelada de comida en el barco. —Se zambulló con limpieza entre las olas y su cabeza oscura reapareció empapada unos metros más allá. Después, con brazadas lentas y elegantes, Kevin se dirigió al barco fondeado.

_________ sabía que tenía que mantener la compostura, al menos hasta el momento de tomar el ferry. Estaba empezando a ver cosas que no existían. Por ejemplo, por un instante habría jurado que había visto algo parecido al amor en los ojos de Kevin, antes de que este se pusiera a nadar sin prisas de regreso al barco. Pero solo porque ella quisiera verlo, eso no significaba que estuviera allí.

Se iba a casa en un par de días y ahí se acababa todo. Solicitaría el traslado y, armada con sus recién hallados conocimientos y experiencias, intentaría ser la mujer fuerte e independiente que sabía que llevaba dentro.

Y una vez que hubiera puesto su vida en perspectiva, vería su aventura amorosa con _______ como lo que era. Una anomalía momentánea en el radar de su vida amorosa, un interludio apasionado que la ayudaría a hacer arrancar su nueva existencia como mujer sexy, soltera e independiente capaz de controlar su propia vida.

No era, se dijo con firmeza mientras metía la cabeza debajo del agua, amor. Por lo menos no del de verdad, del que llevaba al matrimonio, a tener hijos y a frotarse el uno al otro una pomada en los nudillos artríticos.

Recuerda quién es Kevin. El hermano de Zac. El hijo de Paul Jonas. De tal palo, tal astilla, igualito que su hermano. Kevin nunca le había dado a entender que quisiera algo más. Quizá ella se hubiera enamorado de él pero no era tan tonta como para creer que Kevin era el tipo de hombre en el que una mujer podía depositar sus esperanzas.

__________ subió por la escalerilla del barco y se vio envuelta de inmediato por una enorme y gruesa toalla de playa. Levantó la cabeza y vio a Kevin, sonriéndole desde su altura con una expresión tan tierna que ella no tardó en olvidar todo lo que se acababa de decir.

Aunque aquel hombre siempre había sido una especie de chico malo, la oveja negra de la familia, también era generoso con su familia y sus amigos. Y considerado, aquel día era la prueba.

Y era mucho más que eso. Era inteligente, responsable y un hombre con recursos. Había que ser una persona extraordinaria para levantar algo de la nada y convertirlo en una empresa respetada, por no hablar de muy lucrativa, en solo cinco años; pues eso había sido exactamente lo que había hecho Kevin con Cayo Holley.

No era la primera vez que __________ pensaba que su padre y el de Kevin no habían hecho muy buena elección al preparar a Zac para que, con el tiempo, se hiciera cargo de D&D. Zac quizá vistiera y actuara como se esperaba de un ejecutivo con experiencia pero en el fondo solo era un niño mimado al que solo le importaba el poder que podía proporcionarle el cargo.

Le escocieron los ojos con una mezcla de agua salada y lágrimas al contemplar su propia estupidez. A ella también la había cegado la pose de Zac e incluso cuando había comenzado a sospechar la verdadera naturaleza de su prometido, había preferido dejarse engañar por deferencia a los deseos de sus padres.

Se había pasado años centrándose en el hermano equivocado. Desde el principio al que había querido había sido Kevin. Lo amaba con cada centímetro de su dolorido e hinchado corazón.
Sus ojos lo persiguieron con avidez mientras Kevin recogía una cesta de picnic, unas hamacas y una enorme manta para la playa y lo cargaba todo en la pequeña lancha motora que los iba a llevar a la costa.

Pero daba igual si lo quería o no. Kevin no iba a cambiar su estilo de vida ni sus costumbres solo porque ___________ se hubiera enamorado de él. Y ___________ no estaba preparada para darles la espalda a sus obligaciones familiares por algo que no era real.

Se limpió la cara y fue a recoger el bikini y los pantalones cortos de donde Kevin los había dejado. Lo único que tenía que hacer era mantener la compostura hasta la hora de irse y asegurarse de que Kevin jamás se enterara de lo que ella sentía en realidad. Qué fácil era hablar, pensó __________ más tarde mientras ayudaba a Kevin a extender la gigantesca manta en la arena y a desplegar las dos hamacas. El día entero parecía diseñado para seducirla. El velero, la playa privada, aquel picnic ridículamente sofisticado, con su langosta, su vino frío y todo…

Como si Kevin necesitara ayuda. __________ sintió una nueva oleada de deseo mientras admiraba el torso desnudo del hombre que estaba disponiendo el almuerzo delante de ella. Y el susodicho hombre le lanzó una sonrisa picara cuando la sorprendió mirándolo, como si supiera con toda exactitud lo que estaba pensando.

—La comida primero, después el postre —dijo al tiempo que la arrastraba a la manta, a su lado.

__________ se estiró en la arena y atrajo a Kevin hacia sí hasta echarlo encima de ella. Le rodeó el cuello con los brazos y le bajó la cabeza para apoderarse de su boca en un beso lento y profundo.

Kevin respondió con entusiasmo mientras le deslizaba la palma de la mano bajo la camiseta que __________ se había puesto junto con los pantalones cortos. __________ se retorció y suspiró al sentir aquella mano cálida sobre su estómago. Unos segundos después, Kevin le soltó los labios y comenzó a cubrirla de besos por la frente, las mejillas y la nariz. __________ alzó la cara hacía aquella boca; el corazón se le henchía de gozo al sentir la ternura de aquellas caricias.

Después dibujó con las manos los músculos firmes de la espalda masculina. Cómo disfrutaba al sentirlos vibrar bajo la piel ardiente y lisa. Levantó una pierna, la apoyó en la cadera de Kevin y dejó que la pelvis de este se acurrucara en la suave curva de su vientre.

La boca de Kevin volvió a cubrir la suya y comenzó a darle dulces mordisquitos en el labio inferior para luego aliviarla con un ligero lametazo. Después se alzó un momento y la miró sin decir nada. Los ojos miel del empresario resplandecían de deseo, y de algo más. Era como si en ese momento estuviera tan abrumado como __________ por el puro placer de estar allí con ella. Como si él también se sintiera la persona más afortunada del planeta por estar en aquella playa haciéndole el amor.

Dios, cómo amaba a ese hombre. Pero el único sonido que emitió __________ fue un ligero gemido y volvió a atraer su cabeza hacia la de ella para intentar transmitir toda esa emoción en un beso.
Quizá fuera el duro sol del mediodía, quizá fuera el hecho de saber que aquella era una de las últimas veces que podría hacerle el amor, pero, de repente, todo se hizo más vivo, más intenso. El cuerpo de __________ se convirtió en una masa de sensaciones incontrolables envueltas en el calor del sol, la caricia dulce de la brisa y el sonido y el olor del océano.

Y Kevin, la textura de su piel, el vello áspero en algunos sitios y suave como el de un bebé en otros. Su olor, cálido, almizcleño, invadía los sentidos de __________. Quería tocarlo, saborearlo por todas partes, memorizar cada centímetro de su cuerpo y absorberlo como algo propio.

Sus caricias se hicieron más frenéticas a medida que se intensificaba el ansia palpitante que sentía entre los muslos.

—Por favor, Kevin, te necesito dentro de mí —le susurró. Lo deseaba tanto que casi era un dolor físico.

Pero Kevin se negó a incrementar el ritmo.

—Tranquila, Botoncito. Tenemos todo el día y esta vez quiero tomármelo con calma.

_________ gimió cuando Kevin le quitó la camiseta; la tela de algodón le abrasó los pezones ya hipersensibilizados. La calidez del sol los hizo erguirse todavía más, hasta que fueron como diminutos puntos erectos que exigieran los besos y la succión de la boca masculina.

La joven suspiró de alivio cuando vio que Kevin bajaba la cabeza, pero en lugar de ofrecerle la succión firme que __________ ansiaba, rodeó las aureolas con la lengua, primero una, después la otra, con la boca acercándose a un milímetro de donde ella lo necesitaba pero sin llegar a tocarla jamás.

—No me atormentes —murmuró __________ dándole un fuerte tirón de pelos para dejar claro su argumento. Kevin abandonó los pechos de la joven por completo y dibujó un suave camino de besos por la piel lisa del vientre femenino. __________ decidió que tenía que probar con otro enfoque.

Le soltó el pelo, metió la mano entre los dos y le frotó con firmeza la erección que forzaba el grueso nylon de sus pantalones cortos.

—Lo quiero, Kevin, dentro de mí, ya.

Pero en lugar de obedecerla, Kevin lanzó una suave risita y se apoderó sin más de la mano femenina para apartarla de su bragueta.

—Paciencia, __________. Tú ten paciencia y te prometo que la espera merecerá la pena.

_________ abrió la boca para protestar cuando él se apoderó de su otra mano y le sujetó las dos muñecas por encima de la cabeza. Pero cualquier protesta de ________ murió en sus labios cuando Kevin se acomodó mejor sobre ella, le aplastó suavemente los pechos con el torso y encajó el acero de su erección contra el sexo de __________, que ardía y se fundía bajo él.

—Esta vez quiero tocarte por todas partes —susurró Kevin antes de embestirle la lengua con la suya en un ritmo profundo y conocido.

_________ gimió y se retorció bajo él, al borde ya de alcanzar el clímax, y el chico ni siquiera le había quitado los pantalones cortos. Era como si los juegos sexuales de un rato antes ni siquiera hubieran ocurrido. Kevin había despertado en su interior un ansia que jamás quedaría satisfecha del todo.

La boca de Kevin se deslizó por la garganta femenina, cruzó la clavícula y por fin, sí, se cerró sobre el pezón con un tirón firme que levantó las caderas de __________ de la manta. __________ se frotó contra él, luchando por soltarse las muñecas y jadeando con fuerza.

Kevin le soltó las muñecas y __________ le metió de inmediato los dedos en el pelo para apretarlo contra ella. El empresario usó los dedos para atormentar el otro pico erecto, la mordió y la pellizcó hasta que la joven estuvo a punto de volverse loca de placer y dolor.

Las piernas femeninas se entrelazaron con las de Kevin y con la planta del pie __________ le frotó toda la pantorrilla para alentarlo mientras con las manos le masajeaba los músculos de la espalda y los hombros. Kevin tenía la piel cálida, húmeda de sudor, y ___________ pudo oler la excitación que emanaba de él en oleadas.

—Oh, sí —suspiró la joven de placer y anticipación cuando Kevin dibujó un camino de besos cálidos y húmedos por su vientre. El empresario le bajó los pantalones cortos y las bragas del bikini con un solo movimiento.

Después le deslizó la mano por el interior de los muslos con la boca siguiendo el progreso de los dedos. ___________ se estremeció cuando el calor del aliento masculino le rozó el sexo como el más suave de los besos. Su carne, ya muy excitada, se hinchó todavía más y su cuerpo se tensó, ansiando la caricia de aquellos labios y aquella lengua.

—¿Tienes idea de lo mucho que me gusta comerte? —le susurró Kevin. La lengua masculina le trazó con delicadeza la hendidura al tiempo que le separaba los labios con los dedos para abrirla todavía más a su mirada y sus caricias—. Sabes asombrosamente bien. —La lengua de Joe giró alrededor del botón duro del clítoris de __________—. Y cuando te corres en mi boca, me imagino lo que debes de sentir cuando estoy dentro de ti, palpitante, resbaladiza y ceñida alrededor de mi pene.

Kevin enterró la boca en ella con impaciencia, giraba y metía la lengua y le succionaba el sexo con los labios. ___________ ya estaba tan preparada que se corrió en cuestión de segundos chillando el nombre de Kevin.

—¡Ay!

_________ bajó la cabeza y miró a Kevin con los ojos un poco nublados. Resultaba un poco extraño que después de solo dos semanas le pareciera de lo más normal ver la oscura cabeza del empresario enterrada entre sus muslos.

Fue entonces cuando notó que había apretado tanto los puños en el pelo masculino que al pobre tenía que dolerle.

—Oh, lo siento mucho —jadeó.

—No pasa nada —se rió él mientras le frotaba el vientre con la barbilla—. Lo tomaré como un cumplido, solo estabas intentando mantenerme ahí abajo.

_________ agitó la cabeza y se rió, intentó cerrar las piernas y dejarlo fuera pero el empresario no cedió y le sujetó con firmeza las caderas mientras le cubría de besos el vientre.

_________ dejó de reírse cuando lo abrazó con fuerza. ¿Cómo iba a dejarlo, a dejar todo aquello? Aquel pensamiento le provocó tal dolor que se le llenaron los ojos de lágrimas. Parpadeó a toda prisa para espantarlas antes de que Kevin las viera.
¿Pero qué alternativa tenía?
Prefirió entonces concentrarse en la ternura con la que Kevin la acariciaba. Era tan asombrosamente sensible, nunca dejaba de prestar atención a lo que a ella le gustaba para darle el máximo placer. __________ siempre había pensado que era un tópico cuando lo leía en las novelas románticas pero lo cierto era que Kevin conocía su cuerpo mejor que ella misma.

Y el empresario estaba haciendo buen uso de esa habilidad en ese momento. Los dedos masculinos habían comenzado a acariciar la entrada, del cuerpo de _________ para después penetrarla con acometidas firmes que reavivaban el deseo de la joven y anticipaban el momento en que enterraría su verga en ella, en lo más profundo, más allá de lo que ningún hombre había llegado jamás.

—Te necesito dentro de mí —le susurró __________ con la boca pegada al cuello de Kevin. Necesitaba sentir esa unión, la fusión de los dos cuerpos, incluso más de lo que necesitaba el alivio físico. Necesitaba los recuerdos que podría saborear, los recuerdos de aquellos breves momentos en los que Kevin formaba parte de ella de verdad.

—Pídemelo —la provocó él, dominándose.

__________ contuvo una sonrisa. A Kevin le encantaba obligarla a decir obscenidades.

—Fóllame, Kevin. Méteme la verga hasta el fondo.

El empresario detuvo sus palabras con un beso casi salvaje y gimió en la boca femenina al tiempo que se ponía el condón a toda prisa. A los pocos segundos, la punta gruesa y roma de su erección se fue abriendo camino por el sexo de _________, raspando con una sensación deliciosa aquella carne resbaladiza y palpitante. __________ se arqueó hacia él para absorberlo más en su interior y utilizó los músculos para metérselo más.

Lo rodeó con los brazos y las piernas y se arqueó para recibir cada una de las embestidas masculinas. Te Amo. ___________ enterró la boca abierta en el hombro de Kevin para evitar decirlo en voz alta. Te Amo, gritaba su mente mientras ella se corría, apretando los músculos alrededor de su miembro en vibrantes oleadas, dándoselo todo a aquel hombre, el corazón, el alma, cuando el orgasmo la abrasó entera.
Te Amo, susurró __________ en silencio mientras lo veía seguirla al abismo. Los ojos masculinos se clavaron en ella, ardientes, invitándola a compartir su rendición y ceder juntos a aquella sensación tan abrumadora, tan intensa. Kevin se derrumbó sobre ella con un gemido profundo y apoyó la cara en el cojín suave de los pechos femeninos.

__________ lo abrazó con fuerza y cerró los ojos para intentar grabarse en la cabeza cada detalle de ese momento.
No podía tener la eternidad pero el presente era suyo. Y en ese instante, el presente era perfecto. El sol de la mañana golpeó a Kevin en toda la cara. Abrió los ojos mientras se acostumbraba a la luz brillante y sonrió al ver los rizos despeinados que le cubrían el torso desnudo. Después de asearse y vestirse otra vez, __________ y él habían disfrutado de un decadente picnic compuesto por cola de langosta, vino blanco y fruta fresca. Después de echar una siesta a la sombra, habían ido a bañarse desnudos otra vez. Kevin había insistido en volver a echarle a _________ la crema protectora por todas partes, lo que había llevado a que volviera a hacerle el amor.

Al final habían regresado al barco con la intención de poner rumbo de nuevo a Cayo Holley, pero entonces __________ había señalado que atardecería en solo un par de horas, ¿y no sería maravilloso contemplarlo desde el yate? Kevin había accedido con gusto y habían decidido que, puesto que tenían comida y agua potable de sobra, bien podrían pasar la noche en el barco.

La noche había sido perfecta y despejada y él había hecho una cama improvisada con los almohadones de los bancos y las sábanas que había quitado de una de las literas.

—¿Para qué pasar la noche abajo cuando tenemos todo esto? —había dicho __________ mientras se estiraba con pereza y contemplaba el cielo lleno de estrellas.

Era una belleza, tan hermosa con la luz de la luna casi llena destacando cada una de sus curvas que Kevin se había visto obligado a hacerle el amor una vez más.

Pero ya había amanecido y tenían que poner rumbo a casa de una vez. El tenía que volver al trabajo y _________ tenía que hacer las maletas.

Porque se iba al día siguiente.

La rodeó con los brazos con más fuerza, casi sin querer. ___________ cambió de postura en sueños con un pequeño ruidito de protesta.

Kevin prefería no pensar en su partida, la verdad.

Cerró los ojos y por una vez no intentó quitarse de la cabeza las peligrosas ideas que lo rondaban.
¿Y si no se iba? De lo que se trataba aquel viaje era de hacer unos cuantos cambios, ¿no? ¿Y que podía sacudir su vida más que dejar San Francisco del todo? Bien sabía Dios que Nick y él necesitaban ayuda para dirigir el complejo turístico. Era perfecto, __________ tendría un trabajo a su medida y podía mudarse a su casa…

A Kevin le dio un vuelco el corazón y después empezó a latirle más deprisa. Jamás en su vida se había planteado vivir con una mujer y sintió un hormigueo de pánico al pensar que estaba considerando la idea.

Pero más fuerte que el pánico era la voz que le decía que aquella era una gran idea, sin duda. Incluso una idea perfecta…

__________ volvió a cambiar de postura junto a él y _________ abrió los ojos. La joven lo miraba con atención y durante un instante de locura Kevin pensó que quizá sabía exactamente lo que estaba pensando.

__________ lo miraba en silencio; sus ojos ardían con un color oscuro que contrastaba con el tono dorado de su piel. Tenía la boca rosa y borrosa, hinchada por los besos de Kevin. Unas pecas diminutas le salpicaban la nariz y Kevin podía ver cada pestaña que se rizaba en sus ojos, tan largas que casi le tocaban las cejas. Era tan adorable que a Kevin le dolió el pecho.

El empresario observó que una comisura de la boca femenina se alzaba en una sonrisa diminuta y curiosa.

—¿Qué?

Pídeselo. Pídeselo. Dile que no quieres que se vaya, que quieres que se quede aquí, contigo para averiguar si estás enamorado de ella o no.

—Nada. Solo pensaba, en lo hermosa que eres.

Cobarde.

__________ le sonrió todavía más y lo atrajo encima de ella. Ya se lo pediré más tarde, cuando se presente la ocasión. No le sueltas algo como eso a una mujer que se acaba de despertar.

__________ le rodeó la cintura con una pierna y le metió la lengua en la boca. Y no se interrumpe a una mujer cuando es obvio que tiene otras cosas en la cabeza.

Iba a esperar la oportunidad que estaba buscando y entonces le pediría que se quedara, que se arriesgara por él, por los dos. Una oleada de calor lo abrasó entero cuando una manita se cerró sobre su miembro, que se iba endureciendo a toda prisa. Pero luego. Mucho después.












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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 30th 2011, 21:31









Capitulo 17



La oportunidad se presentó cuando regresaban a casa.

_________, al timón del velero, se recostó contra el pecho de Kevin, que le rodeaba la cintura con los brazos, después giró la cabeza y le sonrió.

El empresario la besó, recreándose en el sabor de su boca. La vida era perfecta, como tenía que ser. ¿Por qué había sido tan cobarde hasta ese momento? Jamás se había considerado una persona miedosa. Siempre había ido tras lo que quería. __________ había sido la única excepción. Pero Kevin la quería a su lado, más de lo que había querido nada en su vida y precisamente por eso se había convencido de que nunca podría funcionar, que __________ jamás le daría la espalda a su familia. Pero en ese preciso momento, en aquel barco, mientras lo besaba y parecía poner en aquel beso todo su corazón y su alma, ¿cómo podía dudar Kevin de que ella sentía por él lo mismo que él por ella?

_________ puso fin al beso con un suspiro.

—Ojalá no tuviera que irme —comentó.

Kevin no podría haber pedido un pie mejor aunque él mismo hubiera escrito el guión.

—¿Y si no te fueras a casa mañana?

La joven se puso tensa entre sus brazos y se dio la vuelta para mirarlo.

—¿Por qué no me iba a ir a casa mañana?

—¿Qué prisa hay? Podrías quedarte aquí.

—Kevin, tengo un trabajo, tengo una vida a la que tengo que regresar.

Kevin vaciló un momento. En realidad esperaba que __________ no dejara escapar la oportunidad y le dijera que sí sin dudarlo.

—Aquí necesitamos ayuda —dijo en un intento absurdo de salvar algún resto de orgullo.

—¿Estás diciendo que quieres contratarme? —A __________ se le nublaron los ojos de dolor y a Kevin lo invadió otra oleada de esperanza.

—No, quiero decir, sí, pero hay… Quiero que te quedes por nosotros. —El empresario se pasó una mano por el pelo. Por Dios, se sentía como un crío de trece años invitando a una chica al baile. ¿Dónde diablos había quedado su pico de oro? Agarró el timón cuando se acercaron al muelle de Cayo Holley.

Pero la expresión de __________ se había suavizado al fin y su sonrisa envió un cosquilleo cálido al vientre de Kevin.

—¿En serio?

Kevin sintió que una sonrisa le curvaba los labios. Abrió la boca para contestar pero al meter el barco en la grada se dio cuenta de que había más barcos, barcos que él no conocía, anclados en la playa. Una Zodiac pequeña pasó junto a ellos a toda velocidad, con varios pasajeros disparando sus cámaras sin parar.

—¿Qué diablos?

Kevin y __________ amarraron el barco a toda prisa, recogieron sus cosas y bajaron al muelle. Docenas de personas se arremolinaban alrededor, gritando, y empujándose, y daba la sensación de que la policía de la isla estaba intentando meter a varías personas en el ferry del complejo.

Un hombre saltó hacia ellos chillando cosas incomprensibles. __________ se encogió cuando el hombre le metió algo por la cara y Kevin la atrajo hacia, sí en un movimiento instintivo. ¿Eran paparazzi? A los pocos segundos los había rodeado más gente, por sí necesitaba una respuesta a esa pregunta.
Nick y Mary consiguieron abrirse camino de algún modo entre la multitud, seguidos de varios policías que se las arreglaron para mantener a los fotógrafos a raya para que ellos pudieran salir de allí.

—¡Gracias a Dios que han vuelto! —dijo Nick—. Aparecieron anoche, después de que se fueran. No tengo ni idea de cómo averiguaron…

—Porque hubo una filtración —la interrumpió Mary con voz tensa.

Kevin se encontró con la mirada inquieta de _________. No hacía falta ser un genio para imaginarse quién le había dado el chimento a la prensa.

—Camilla —dijeron los dos al unísono. Nick apretó los puños de pura frustración.

—Jennifer y su marido ya se habían ido, y no es como si hubieran podido fotografiar la boda. —Pero Mary no parecía muy convencida—. Pero eso no es lo peor —continuó Nick—. No fue Jennifer Aniston la que provocó todo este drama, fue… —No dijo nada más porque la interrumpió la aparición de dos hombres tras ella—. __________, hay alguien que quiere verte.

Kevin la oyó ahogar un grito y no supo bien si fue porque él de repente le había apretado el hombro o al reconocer a los dos hombres.
Su hermano Zac y el padre de _________ los miraban furiosos por encima de los rizos oscuros de Nick.
__________ sintió que el cuerpo de Kevin se ponía rígido; después sintió un escalofrío cuando el empresario le soltó el hombro y se apartó.

Zac se adelantó con los puños apretados y sacando pecho.

—¿Qué carajo te crees que estás haciendo con mi mujer?

Kevin, que nunca había sido de los que se achicaban miró furioso a su hermano desde su altura superior.

—En lo que a mí respecta, si no supiste apreciarla cuando era tuya, ahora no tienes nada que reclamar. Por no mencionar —Kevin dio un paso adelante con actitud amenazadora y le dio un golpe a Zac en el pecho con el dedo— que ya no es tu mujer.

—En realidad no ha firmado los papeles de la anulación —dijo _________ mientras les lanzaba miradas nerviosas a su padre y a Zac—. Todavía.

Los ojos de Kevin se llenaron de confusión e ira pero antes de que _________ pudiera intentar explicarse, su padre la agarró del brazo.

—No vamos a discutir esto aquí—dijo. Se volvió hacia _________; la amenaza que ocultaba su voz baja compensaba su falta de volumen—. Observarás que todos los reporteros de la prensa amarilla más sórdida del país están en este mismo instante en ese muelle o en el agua, sacando fotos como locos.

A _________ se le cayó el alma a los pies y sintió que toda la sangre le abandonaba la cara. En pocas horas, minutos quizá, enviarían sus fotos a todas las páginas de chismes de internet. Su foto y su historia se convertirían en pasto de la prensa amarilla durante semanas enteras. ¿Cómo podía haber sido tan tonta? Y encima había arrastrado a Kevin al barro con ella, y la reputación del empresario con él. Pero si se salía con la suya, al menos estaría allí para trabajar a brazo partido a su lado para levantar de nuevo Cayo Holley.

—Tienes razón —dijo con un gran nudo en la garganta—. Vamos a un sitio más discreto.

Echó a andar hacia el edificio principal con la idea de meterse en el despacho.

—_________ —la voz de Kevin irrumpió entre el rugido de miedo que invadía la cabeza de __________. La expresión del empresario era tensa, con las líneas de la cara muy marcadas—. No tienes que ir con ellos.

Pero sí tenía que ir con ellos. Tenía que explicarle; a su padre y a Zac lo que tenía pensado hacer y lo que no con su vida y su tiempo. Y si no les gustaba… por extraño que fuera y por una vez en su vida, podía decir con toda sinceridad que le daba igual.

—Tengo que ir —le dijo a Kevin—. Confía en mí, es lo mejor.

Una vez en el despacho, __________ se giró en redondo y miró a Zac, que parecía sorprendido por la determinación de su mujer.

—¿Porqué no has firmado los papeles de la anulación?

—Porque no va a haber ninguna anulación —dijo el padre de _________. El cuerpo bajo y fornido de Grant lucía unas bermudas y un polo blanco de golf que ya tenía manchas de sudor bajo los brazos. El contraste con Zac era obvio y descarnado. El marido de __________, a pesar de su acalorado genio, apenas había empezado a sudar bajo el intenso sol del Caribe.

—Pues claro que la va a haber —prácticamente gritó _________, a la que complació la expresión sorprendida de su padre. Jamás le había llevado la contraria hasta ese momento pero la sensación era de lo más agradable—. No puedo creer que quieras que siga casada con un hombre que no ha hecho más que ponerme los cuernos, incluyendo el día de mi propia boda.

Grant suspiró y se pasó los dedos por el cabello corto y rubio que empezaba a encanecer.

—No tienes que seguir casada para siempre. Solo un año, quizá dos, hasta que se olvide todo este asunto. Luego, cada uno puede irse por su lado, pero haciendo las cosas con discreción.

La mandíbula de __________ estuvo a punto de golpearla en el pecho de puro asombro.

—¿Estás de broma?

—Tienes que volver a casa y arreglar el desastre que has provocado.

—¿El desastre que he provocado yo?, ¿yo? —_________ señaló con un gesto de impotencia a Zac, que no mostraba el menor signo de vergüenza por su comportamiento—. Pero si fue él el que…

—Me da igual quién empezara —la cortó Gran—. Fuiste tú la que montó el número. (Que vaya a comer caldo de cangrejo)

—Y fuiste tú la que te fugaste con mi hermano —interpuso Zac.

—… y la prensa negativa resultante que hemos recibido ha sido demoledora para la compañía —terminó Grant—. Y ahora, con este fiasco —señaló con un gesto el muelle que se veía por la ventana, donde lo que parecía una legión de periodistas estaba subiendo a bordo del ferry de buen grado o no, a la policía le daba igual—, seremos todavía más el hazmerreír de todos. Tenemos que presentar un frente unido aunque solo sea algo temporal.

El nudo que tenía __________ en el estómago se fue hinchando hasta que casi estuvo a punto de asfixiarla.

—¿Llamas «temporal» a dos años? Estamos hablando de mi vida. —__________ detestó la forma en que se le quebraba la voz, detestó la forma que tenía de mirarla su padre, como si fuera la mayor desilusión del siglo. Y, sobre todo, odiaba el hecho de sentir la tentación de hacer exactamente lo que decía su padre, aunque solo fuera para borrarle aquella horrible expresión de la cara.

Pero no lo iba a hacer porque al fin había aceptado la verdad. Allí no se trataba de ella o de su felicidad. Se trataba de algo más fundamental y siempre había sido así.

—¿Cómo me han encontrado?

—No gracias a esa zorra de Demi, desde juego —dijo Zac.

__________ sacudió la cabeza sin poder creérselo. ¿De veras había sentido algo parecido siquiera al afecto por aquel estúpido mimado?

—Una mujer, Camilla no sé qué, no tuvo ningún problema en llamarnos poco después de alertar a los medios.

—Y, sin embargo, a nadie parece importarle que tú te estuvieras tirando a tu ayudante y que después te la llevaras a las islas Fiji en lo que se suponía que era nuestra luna de miel —dijo _________ con desdén.

Zac al menos tuvo la decencia de ruborizarse.

—Los dos se han comportado como auténticos estúpidos —dijo Grant—. Pero solo queda una solución. El hecho es que este desastre de matrimonio tiene a nuestros inversores preocupados por una posible ruptura entre Paul y yo. Según está el mercado, tenemos que hacer todo lo que podamos para asegurarnos de que los inversores saben que nuestra compañía no se va a desplomar.

—Quieres decir que soy yo la que tengo que hacer todo lo que pueda —le escupió _________. Era increíble. Ridículo. Los beneficios de D&D no dejaban de crecer y compensarían de sobra cualquier escándalo que ella hubiera contribuido a causar. Las acciones no tardarían nada en volver a subir.

Allí de lo único que se trataba era del ego de su padre. Odiaba perder, despreciaba los reveses de cualquier tipo. Esa era su forma de forzar la situación para no tener que admitir que se había equivocado al fomentar el matrimonio de _________ y Zac.

—Lo siento, papá, pero eso es imposible. —__________ se sintió orgullosa de sus palabras. Le había hablado con voz firme y clara, sin la menor señal de vacilación.

—¿Qué? —estallaron Zac y Grant al unísono, con los ojos casi saliéndoseles de las órbitas de la sorpresa.

—No pienso hacerlo. Voy a volver a casa pero solo el tiempo suficiente para hacer definitiva la anulación. Después me voy a ir de San Francisco por un tiempo. —De hecho pensaba volver a Cayo Holley y, con un poco de suerte, para el resto de su vida.

La boca de Grant se abrió y se cerró como la de una carpa sacada del agua.

—Harás lo que yo te diga, o ya puedes considerarte repudiada y desheredada —bramó.

__________ sintió una punzada aguda, como una puñalada en el pecho. Así que así estaban las cosas. A eso se reducía todo.

Lo que siempre había temido pero nunca había querido reconocer del todo. A la hora de la verdad, lo más importante para su padre era la empresa. No su felicidad. A Grant solo le importaba __________ en la medida que pudiera ayudarlo a mantener la imagen limpia y perfecta del imperio D&D, los hoteles de la buena sociedad.

—No puedo creer que me hagas esto.

—Pues créetelo, jovencita —dijo Grant señalándola con el dedo para dejar las cosas claras—. Tienes una reserva en un vuelo que sale de St. Thomas esta noche. Más vale que lo tomes.


A Kevin lo acosaron huéspedes disgustados y empleados preocupados en cuanto __________ se alejó con su padre y su —le ponía enfermo incluso pensar en ello— marido. Hizo lo que pudo por tranquilizar a los huéspedes que estaban enojados (con toda la razón) al ver invadida su intimidad. A la mayor parte de la prensa la había echado la seguridad del complejo turístico y la policía de la isla pero, bueno, ¿qué podía hacer salvo permitirles que se fueran antes y devolverles parte de la estancia? Aunque los paparazzi habían ido con la idea concreta de encontrar a __________, él tampoco podía garantizarles que no distribuyeran otras imágenes.

Allá se iba la reputación de Cayo Holley como uno de los pocos complejos turísticos que podía garantizar la intimidad de sus huéspedes. Era cierto que la filtración de Camilla a la prensa era una anomalía, pero los clientes en potencia no la verían como tal. Frustrado, se pasó una mano por el pelo y empezó a bajar por el muelle, rumbo a su casa. Tras el éxito de la boda de Jennifer Aniston se había sentido como un rey, pero cuarenta y ocho horas después tenía que enfrentarse al peor revés de su carrera.

Pero no era eso lo que le hacía sentirse como si alguien le estuviera devorando las entrañas. No, por muy disgustado que estuviera por las perspectivas futuras de Cayo Holley, era ___________ la que le estaba retorciendo las tripas. Es lo mejor. Tres simples palabras pronunciadas con su voz queda y dulce, pero suficientes para acabar con él.

_________ le había dado la espalda y se había ido corriendo con papi en cuanto este la había llamado con el dedo. A Kevin tampoco le había sorprendido. Siempre había sabido que iba a ocurrir.
Pero estaba muy enojado. Sobre todo consigo mismo, por ser el idiota más grande del mundo y llegar a creer que esa vez iba a ser diferente, por pensar por un solo segundo que __________ se quedaría con él y podrían vivir felices para siempre. Y también estaba enojado con __________, por ser justo la chica que él siempre había sabido que era.

Kevin regresó a su quinta y fue un alivio ver que _________ no había llegado todavía. Agarró una cerveza, salió a la terraza y acarició la idea de largarse antes de que volviera la joven para hacer las maletas. No. No era ningún cobarde. Desde el comienzo había sabido en lo que se estaba metiendo y si no quería salir herido, no debería haberse acercado ni a un metro de __________. No, era hora de que se enfrentara a ella como un hombre cuando fuera a despedirse de él. Era lo mejor, como había dicho ella. Cuanto antes se fuera __________, antes podría ponerse él a trabajar para salvar lo que quedaba de la reputación de Cayo Holley.

—¿Kevin? —Cada fibra del cuerpo del empresario se tensó al oír la voz de _________. A los pocos instantes la joven lo encontró en la terraza. Con el pelo revuelto, los ojos hinchados y la nariz roja de llorar, parecía una niña triste y perdida. Kevin se aferró a los brazos de la hamaca de teca para evitar ir hasta ella y envolverla en sus brazos.

La joven se acercó, se sentó al borde de su hamaca y le puso una mano vacilante en el brazo.

—Siento mucho todo esto. Haré todo lo que pueda para…

Kevin la interrumpió en plena frase.

—¿Por qué no me dijiste que no iba a firmar los papeles de la anulación?
_________ se apartó de un salto, sobresaltada.

—Porque no importaba, no era más que un simple tecnicismo.

—¿Un simple tecnicismo? —La amargura que le abrasaba la garganta estalló en un torrente de bilis—. ¿No te pareció que podía importarme estar follándome a la mujer de mi hermano?

—No pareció importarte mucho el día de mi noche de bodas —le soltó ella.

De acuerdo, en eso tenía razón.

—Déjame adivinar, no te va a dar la anulación en un futuro cercano.

—¿Te lo puedes creer? Papá quiere que siga casada con Zac un año o dos. —__________ se levantó y se paseó, furiosa, por la terraza—. Como si eso no fuera nada.

—Y lo vas a hacer, ¿no? —le dijo él casi con desprecio.

La joven dejó de pasearse y miró a Kevin con actitud derrotada.

—Papá dice que si no lo hago, me va a desheredar. Me va a quitar mi fondo fiduciario, mí asignación, todo.

Bueno, eso dejaba las cosas claras. __________ estaba demasiado acostumbrada a una vida de lujos y comodidades como para arriesgarse a perder su herencia. Y lo que era más importante: el dinero era el símbolo que definía la aprobación de su padre. Si Grant se lo quitaba, se lo quitaba todo. Kevin no tenía ninguna posibilidad, si es que alguna vez la había tenido.

—¿Te vas pronto, entonces?

—Esta noche —suspiró la joven—. Pero solo por un tiempo, solo hasta que lo resuelva todo y pueda cerrar mi apartamento. Después pienso volver.

El corazón de Kevin dio un vuelco y durante apenas un nanosegundo se permitió recobrar la esperanza, se permitió creer que aquella mujer iba a soportar de verdad que la desheredara su familia solo para estar con él. La amaba tanto que eso era lo que quería creer, más que nada en el mundo. Pero sabía mejor que la mayoría que querer que alguien le amase tanto como para hacer sacrificios no era suficiente. El que __________ estuviera dispuesta a correr a casa a la menor orden de su padre era una buena dosis de realidad que le recordaba que a los ojos de aquella familia —a los ojos de _________— él siempre sería la «oveja negra». Siempre tendría que mirar desde fuera su mundo perfecto. Incluso si _________ volvía con él y continuaban con aquélla charada algún tiempo más, al final ella se daría cuenta de que había cometido un error. Kevin les haría un favor a los dos si cortaba ya por lo sano y no alargaba las cosas hasta un final no por inevitable menos desagradable.



—¿Por qué te ibas a molestar en volver? —La pregunta tranquila, casi carente de cualquier emoción de Kevin, le congeló a _________ el corazón en el pecho. Después empezó a latir otra vez, palpitando de aprensión.

—¿Qué quieres decir? Antes estábamos hablando de que me quedara aquí, contigo. Solo porque tenga que regresar a San Francisco por un tiempo, eso no significa que no pueda volver luego aquí. —__________ intentó controlar la histeria que se colaba en su voz. ¿Había confundido por completo lo que le había dicho Kevin en aquellos pocos minutos, antes de que los distrajera el lio que se había montado en Cayo Holley? Porque le había pedido que se quedara, ¿no? ¿No le había dicho que quería estar con ella?

—Fue una idea absurda —dijo Kevin sin más.

__________ consiguió sacar la voz del cuerpo a pesar del puño helado que le atenazaba la garganta.

—¿Y qué hay de nosotros? —Un evasivo encogimiento de hombros fue la única respuesta que recibió. Desesperada, la joven probó un enfoque diferente—. Tú mismo dijiste que necesitaban ayuda. Después de esta semana, sabes lo buena que soy…

—¿Y cuánto tiempo crees que podrías vivir con el sueldo que puedo permitirme pagarte? —le soltó Kevin—. ¿Cuánto tiempo antes de que acudas corriendo a papá para que te devuelva tu fondo fiduciario y me dejes a mí en la ruina?

—¡Sabes que yo no haría eso! —Le bastaría con lo que Kevin pudiera pagarle, lo que fuera.

—Vamos, _________, una cosa es jugar a ser la chica trabajadora durante una semana y otra muy diferente tener que trabajar de verdad para pagar las facturas. Y, con franqueza, ahora mismo tengo metido todo mi dinero en este sitio, no me sobra para cuidar de ti.

—¿Qué hay de nosotros? —preguntó __________ otra vez. Sabía cuál iba a ser la respuesta, se lo decía cada uno de los latidos de su magullado corazón, pero necesitaba oírlo. Necesitaba oírselo decir a Kevin para que no quedara ninguna ambigüedad. Por un instante temió estar a punto de vomitar cuando vio la expresión compasiva en la cara de Kevin.

—_________, los dos sabíamos que esto iba a terminar antes o después. Esto solo adelanta las cosas.
Algo se rompió en el interior de __________ al ver la sonrisa condescendiente del empresario.

La joven no podía creer que fuera el mismo hombre que había trabajado a su lado y que le había hecho el amor con tanta pasión y ternura durante dos semanas. Ese hombre la había mirado con admiración y respeto. Ese hombre la había hecho sentirse querida.

El guapísimo hombre que la miraba en aquel momento sin parpadear era un auténtico, desconocido. El mundo se derrumbó y __________ lo vio todo de repente con una claridad diáfana. Era una idiota. Se había dejado arrastrar por una fantasía, un cuento de hadas en el que Kevin era el príncipe azul que al fin veía en ella a la mujer inteligente y capaz que era en realidad. Pero lo cierto era que Kevin era como todos los demás. La miraba y lo único que veía era a una princesita mimada. Una mujer superficial, con pájaros en la cabeza, incapaz de cuidar de sí misma. Creía haberle demostrado lo contrario durante la última semana pero era obvio que ni siquiera eso había sido suficiente.

—Muy bien —dijo __________; incluso a ella misma le pareció que su voz sonaba vieja y cansada—. Estoy harta de intentar demostrarle a todo el mundo lo que valgo. Sé lo que puedo hacer, sé de lo que soy capaz, pero no pienso matarme intentando hacerte cambiar de opinión. —Lo recorrió entero con los ojos, memorizando cada línea de aquella maravillosa cara y cada músculo de su bien labrado cuerpo—. Pero quiero que recuerdes una cosa —dijo después, sorprendida de lo tranquila y firme que era su voz—. Cuando vuelvas la vista atrás y eches de menos lo que podríamos haber tenido, recuerda que has sido tú. La decisión ha sido tuya. Yo estaba dispuesta a correr el riesgo y meterme de lleno en esto, eres tú el que te das por vencido.

Cinco horas más tarde __________ se encontraba en el aeropuerto de St. Thomas, en la puerta de embarque, esperando la salida del vuelo 95 con destino a Miami. Allí tomaria el enlace que la llevaría a San Francisco. No quería irse a casa pero estaba tan aturdida que era incapaz de pensar en cualquier otra opción. Por el momento se iba a concentrar en conseguir la ayuda de Demi para poner fin a aquella farsa de matrimonio. Después ya se ocuparía de cosas más grandes, por ejemplo, qué iba a hacer con su vida.

Zac y su padre se habían ido en otro vuelo horas antes, a Dios gracias. Era evidente que estaban tan convencidos de que les iba a obedecer que no habían creído necesario acompañarla a casa en persona.

Muy a su pesar, __________ no dejaba de levantar la cabeza cada cinco minutos; parte de ella seguía esperando que apareciera Kevin y se la llevara a Cayo Holley.

Kevin no le había prestado ni la menor atención a su diatriba, en plan «me vas a echar de menos cuando me vaya». Con todo, __________ se alegraba de haberlo dicho. Necesitaba que Kevin supiera lo que pensaba, necesitaba que supiera todo a lo que ella estaba dispuesta a renunciar, pensara él lo que pensara de ella.

O bien no la había creído o le había dado igual porque apenas le había dicho adiós con la mano cuando __________ se había subido al ferry, ni siquiera había esperado a que el barco dejara el muelle para irse.

Por sorprendente que fuera, a __________ no le apetecía llorar. Por suerte se había asentado sobre ella un manto de aturdimiento mientras hacía las maletas y había decidido aferrarse a él con todas sus fuerzas. Sabía que más tarde lloraría pero de momento era agradable darles un merecido descanso a todas esas emociones tan intensas que habían sido sus compañeras constantes en las últimas semanas.

Anunciaron su vuelo y _________ sintió que se quedaba sin aliento y que le empezaba a palpitar el corazón más deprisa. ¿Estaba sufriendo un ataque cardíaco? Tomó unas cuantas bocanadas de aire; le costaba respirar y la invadía una oleada de pánico, oscura e implacable. No sabía lo que le pasaba pero había algo en su interior, una voz que le salía hasta de los huesos, que le gritaba que no se subiera a ese avión. Si lo hacía, arruinaría su vida. Su futuro entero desfiló ante sus ojos. Una imagen de sí misma dedicándole una sonrisa cortés a Zac en alguna reunión social, obligada a soportar su compañía en nombre de las «apariencias», por el bien de la compañía. Se vio rompiéndose los cuernos en el trabajo, en la empresa de su padre, sabiendo que este estaba dispuesto a sacrificar a su única hija en el altar de la imagen pública.

_________ agarró su equipaje de mano y se fue derecha a la terminal principal. Ni borracha pensaba subirse a ese avión. En cuanto tomó la decisión, el corazón empezó a latirle más despacio y respiró un poco mejor. Se sentía, quizá no tranquila, pero al menos no tenía la sensación de estar a punto de sufrir un ataque cardíaco.

Las palabras de Kevin resonaban en su cabeza, ofensivas por lo ciertas que eran. Tenía razón. Kevin no tenía motivos para creer que __________ sabía defenderse sola, en el plano financiero o en cualquier otro; después de todo, llevaba la mayor parte de su vida al cuidado de otros. Pero en lo que a ella, respectaba, esos otros tampoco lo habían hecho tan bien, así que ¿por qué no iba a intentarlo ella? Dudaba que le saliera mucho peor que a los demás.








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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 31st 2011, 01:37

nueva lectoraaaaaaa
seguilaa
porfiss
amo tu nove
me encantaaa
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BETTY DE JONAS
Novia De..
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 31st 2011, 11:33

no la dejes ahi plis!!!!
quiero saber ya que es lo que voy a hacer???
kevin no va a ir a buscarme verdad???? Sad
siguela plis necesito saber
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Andrea-JB-Nick Jonas
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 31st 2011, 15:27

Hola Martha!!!!!
Me encantaron los capis!!!!!!
Gracias x subirlos..........

Porque Kevin no la detuvo, menos mal
q ___________ no se fue!!!!!!


Con lo de la otra nove q piensas subir no
te habia dicho de quien queria que fuera,
es dificil pero elijo la opcion A que es Kevin y
Nick, es dificil elejir pero esa elijo. Porque Nick es
mi preferido y lo amo...... Y Kev xq no hay tantas noves.


Te acordas q me mandaste otras sinopsis por
Mp el otro dia? Me encantaron y son super interesantes.
Si queres me decis y te digo x Mp mi opiñion de cada una
y de cual Jonas me gustaria que sea! Solo dime, ok??


Te kiero y Cuidate y besos!!!!


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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 31st 2011, 18:18

siguelaaaaaaaaaaaa
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SweetHeart(MarthaJonas14)
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeAgosto 31st 2011, 21:13



Welcome normysss10 Welcome

¡Bienvenida!
Gracias por leer la nove... aunque ya falta poco para terminarla :/
Pero gracias por leerla Wink




BETTY DE JONAS
Mmmmmm no se... pero si te podre revelar que posiblemente MAÑANA
le de el FIN...
Asi que nena... dame tu opinion... necesito opiniones URGENTES
Para empezar a adaptarla y solamente publicarla Wink




¡Andre!
Por supuesto que NECESITO TU OPINION
Hay gracias nena, yo tambien AMO a Nick, pero Kevin es mi
durazno del pastel, la que siempre me pone de buenas Wink



Ya Subo...
Mañana Final de Fiesta Privada.












Capitulo 18






Kevin se había quedado observando el paisaje por la ventana de su despacho con la mirada vacía. El sol de la tarde se reflejaba en el agua de la bahía y le impedía ver el ferry que iba a llegar con la última hornada de huéspedes.

Pero no le hacía falta verlo para saber que se estaba acercando. Le echó un vistazo a. su reloj. Las 15:24. Max, el capitán del ferry había dicho que llegaría a las 15:25 y Max siempre era puntual.

—¿Listo para irnos? —Nick le puso una mano en el hombro y lo empujó con suavidad.

Kevin exhaló un fuerte suspiro e hizo lo que pudo por poner cara de fiesta, como había hecho cada semana de los últimos dos meses. Se obligaba a adoptar la máscara del anfitrión cortés y encantador, bajaba al muelle y recibía al nuevo grupo de los más acaudalados del mundo que llegaban en busca de las vacaciones de lujo por antonomasia.

Y cada semana observaba cómo desembarcaba cada huésped con una intensidad inquebrantable. De vez en cuando vislumbraba una figura delgada y pequeña con una melena de rizos rubios y el corazón le daba un vuelco en un instante de esperanza enfermiza.
Y cada una de las veces era otra persona. Kevin sabía que era ridículo esperar que _________ le dijera a su padre y a Zac que se fueran a tomar vientos. E igual de improbable, si no más, que después tomara un avión y volviera a Cayo Holley.

Con todo, no pasaba un solo día sin que resonaran en su mente las palabras de despedida de la joven. Sin que Kevin se preguntara si la decisión de apartarla de su vida no había sido el peor error que había cometido jamás.

—Kevin, vamos, hombre, intenta no poner esa cara, ¿quieres? Ni que te acabaran de atropellar al perro —dijo Nick con tono dulce a pesar de sus palabras—. Estas personas vienen en busca del paraíso y el paraíso no lo dirige un amargado gruñón con mal de amores.

—Yo no tengo mal de amores.

Nick bufó.

—¿Penando por las esquinas? ¿Encerrándote en tu casa cada noche? ¿Sin mostrar ni una pizca de interés por ninguna de las muchas huéspedes solteras que hemos tenido en los últimos dos meses? Si eso no es tener mal de amores, ya me dirás tú.

Kevin miró furioso a Nick, incapaz de discutir la dolorosa y exacta descripción que había hecho su primo de su comportamiento.

—Y si hay alguien que sabe de mal de amores, ese eres tú, ¿no? —Kevin sabía que se estaba comportando como un animal. Solo a él se le ocurría restregarle a Nick por las narices aquella dolorosa ruptura, pero al parecer no podía contenerse.

—Pues mira tú por dónde, así es —le soltó su primo—. Y ahora entiendo lo pesado que debí de ponerme. Así que llámala, dile que la quieres y acaba de una vez. —El joven se detuvo un momento para guardar unos papeles en un archivo—. Además, está afectando a tu trabajo y tenemos demasiado que hacer como para que andes distraído por ahí.

Y era a _________ a la que tenían que agradecer la nueva carga de trabajo. A pesar de todas sus rabietas y quejas, Jennifer Aniston había puesto por las nubes delante de todos sus amigos, incluidos unos cuantos que tenía en la prensa, la asombrosa boda, una auténtica maravilla, que le habían organizado en Cayo Holley. Puesto que se había ido antes de que los paparazzi cayeran sobre la isla como una plaga de langostas, la actriz, por milagroso que fuera, no tenía nada malo que decir sobre Kevin, Nick y el resto del personal del complejo turístico.

Gracias a ella, Nick ya había recibido la reserva de dos bodas más en solo un par de meses y Kevin estaba cortejando de forma activa a una princesa sueca que estaba recorriendo varios hoteles del Caribe. No estaba nada mal, teniendo en cuenta que habían organizado su primera boda solo dos meses antes. Ojalá _________ estuviera allí para ayudarlos, pensó Kevin con tristeza.

Pero no era por su pericia y experiencia en la gestión de eventos por lo que la echaba tanto de menos.
Estaba enamorado de ella, de eso no cabía duda, y el corazón le dolía más y más con cada día que pasaba sin ella.

Se había dado cuenta de que quería a _________ unos cinco minutos después de verla partir. Ese no era el problema.

—Jamás desafiaría así a su padre.

—¿Pero qué es esto, el sistema feudal? _________ te quiere. Si le pidieras que volviera, lo haría en un abrir y cerrar de ojos.

Kevin envidiaba la convicción que teñía la voz de Nick.

—Siempre ha hecho lo que le han dicho sus padres. Siempre hace lo que debe. Es su manera de ser.

—Es obvio que está intentando cambiar, o no se habría metido en la cama contigo.

Kevin lo pensó un momento y por un instante saboreó el regusto fuerte de un sorbito de esperanza. Pero incluso aunque fuera cierto que _________ lo quería, se había ido, ¿no? Solo después de que prácticamente la pusieras de patitas en la calle, le recordó una voz dura.

Pero tenía mis motivos, se recordó también. Las mujeres como _________ no dejaban atrás los estrechos lazos familiares que las ceñían como garras —por no hablar de un fondo fiduciario gigantesco— en nombre del amor. Aquella mujer quizá hubiera madurado un poco, pero en el fondo seguía siendo la misma universitaria que ni siquiera quería que su padre supiera que Kevin y ella eran amigos.

—Tú no entiendes lo que pasa con su familia. _________ lleva toda la vida dominada por su padre, haciendo todo lo que él dice sin cuestionarlo jamás. Y eso no va a cambiar en solo un par de semanas.

Nick clavó en él una mirada analítica.

—¿Sabes lo que pienso? —dijo después de unos segundos. Kevin no estaba seguro de querer saberlo pero se guardó mucho de decirlo—. Pienso que la subestimaste mucho, muchísimo. Quizá yo no la conozca tan bien como crees conocerla tú, pero sé que _________ aquí era feliz. Quizá tengas razón. Quizá lo hubiera dejado todo en un par de meses y hubiera vuelto corriendo a casa con papá, pero no me lo parece. Creo que estás buscando excusas porque eres demasiado cobarde para arriesgar el corazón. En el fondo sigues siendo ese adolescente enfadado al que rechazó su padre y todo su mundo.

—Gracias por el análisis, doctor —le soltó su primo al tiempo que se levantaba de la silla con la fuerza suficiente como para derribarla—. Pero si has terminado con las tonterías, tenemos que ir a recibir a nuestros huéspedes.

Bajaron al muelle envueltos en un silencio tenso. Kevin saludó a los huéspedes e hizo todo lo que pudo por mostrarse cordial y encantador a pesar de la tormenta interna que habían prendido los comentarios de Nick. Su primo se equivocaba. El no tenía miedo: estaba siendo práctico. ¿De qué servía someterse él y someter a _________ a una tortura emocional cuando él ya podía prever el resultado, tan claro como el día?

A menos que te equivoques.

Yo estaba dispuesta a correr el riesgo y meterme de lleno en esto.

Se le hizo un nudo en la garganta cuando recordó la cara de _________, la expresión vencida y resignada que había en sus preciosos ojos marrones. Y eso lo había hecho él. Había acabado con ella. Incluso cuando había vuelto a la quinta de Kevin después de hablar con su padre, a _________ todavía le quedaban fuerzas para luchar. Pero cuando Kevin se había obligado a decirle que se fuera, le había dado el golpe de gracia.

Se ponía enfermo con solo pensarlo. No quería recordarla mirándolo con aquella resignación derrotada. Quería recordarla sonriéndole, mirándolo con el calor de la pasión cuando él sé introducía en el calor generoso de su cuerpo. Mirándolo con amor.

Y lo había tirado todo por la borda. El dolor lo atravesó como una cuchilla al rojo vivo. Nick tenía razón. Era un idiota. Un cobarde. Aquel día, en su quinta, _________ estaba dispuesta a luchar, dispuesta a enfrentarse a su padre, a Zac y a todas las personas que pretendían controlarla. Lo único que quería era su apoyo y en lugar de eso, él había cedido al miedo de que lo hirieran, a su puta cobardía, y la había apartado de su lado.

Debió de notársele algo de lo que lo que estaba pensando porque su primo lo miró.

—Sabes que te quiere —dijo Nick—. Y ella no es una zorra rencorosa. Apuesto a que si le ruegas que te perdone, te da otra oportunidad.

Kevin consiguió esbozar algo parecido a una sonrisa y rodeó el hombro de Nick con un brazo mientras rezaba para que su primo tuviera razón.

—¿Crees que va a ser tan fácil?

—Puede que el orgullo te retenga un poco, pero sí, yo diría que _________ quiere perdonarte. Bueno, volvamos al despacho para que puedas llamarla. Ruega y suplica, pero tráela cuanto antes. Necesito su ayuda con la princesa.

Kevin siguió a Nick, una sonrisa sincera se extendía por su rostro por primera vez en dos meses. _________. Si la llamara ya, su chica podría tomar un avión esa noche y estar de vuelta entre sus brazos por la mañana.

Ojalá fuera tan fácil. Después de regresar corriendo a la oficina, Kevin marcó el número de _________ en San Francisco pero solo para oír un mensaje que decía que el número ya no estaba operativo. No se había proporcionado ningún otro número.

Su compañera en el Winston, con la que Kevin se puso en contacto después, le informó que _________ ya no trabajaba allí y no, no tenía información de su paradero actual.

Kevin se vino abajo y llamó a Zac.

—No sabemos dónde está —dijo Zac—. Grant recibió un email que decía que no pensaba volver a San Francisco pero no decía dónde estaba.

La indiferencia de su hermano hizo que la rabia que se cocía a fuego lento en el pecho de Kevin pasara al punto de ebullición. Zac se rió de un modo que hizo a Kevin desear poder cometer un fratricidio por teléfono.

—Con franqueza, supuse que todavía estaba contigo. No creo que llegara muy lejos sin sus tarjetas de crédito y el colchón de su cuenta corriente.

—¿Así que Grant le cerró el grifo? —preguntó Kevin mientras se apretaba los ojos con el pulgar y el dedo corazón para conjurar el dolor de cabeza inminente que lo amenazaba.

—Sí. Total y absolutamente. Casi le da un ataque al corazón cuando vio que _________ no estaba en ese avión. Pero ya sabes cómo es, jamás deja que nadie lo ponga en evidencia. Ni siquiera _________.

Kevin colgó el teléfono con una bola de ira y angustia en el estómago. Dios, _________ estaba sola por alguna parte, sin dinero y sin que al parecer a su padre le importara un comino. Al contrario de lo que él había pensado, _________ no necesitaba el apoyo de nadie para plantarle cara a su dominante padre. La preocupación, el orgullo y el pesar formaron un nudo que le atenazó las entrañas. Nick tenía razón. La había subestimado. Al darse cuenta se reafirmó en su determinación: la iba a encontrar e iba a utilizar los medios que fueran necesarios para convencerla de que lo perdonara.

Al final, en un último esfuerzo desesperado por encontrarla, Kevin buscó en las listas de antiguas reservas mientras se maldecía por no tomarse nunca el tiempo necesario para introducir la información de los huéspedes en la base de datos informática. Después de revisar lo que le parecieron cientos de hojas y notas manuscritas, al fin encontró el número de la mejor amiga de _________, Demetria.
Kevin suspiró con impaciencia cuando el teléfono de Demi sonó por tercera vez. Maldición. Iba a salirle el contestador. Quizá debería reservar un vuelo para visitarla en persona…

—¿Diga? —la voz de Demi parecía un poco entrecortada.

—Demetria, soy Kevin Jonas.

—¿Qué carajo quieres?

Kevin miró el auricular, sorprendido.

—Estoy buscando a _________ —empezó a decir.

—Mira, te voy a decir a ti lo que le dije a su padre. ________ está bien. Sabe cuidarse sola. No tienes que preocuparte por ella. Y ahora, hazle un favor y déjala en paz.

—Pero la qui…

—No, escúchame tú —se enfadó Demi—. _________ es una de las mejores personas que he conocido jamás y tú has jugado con ella y le has roto el corazón. Por fin tiene la oportunidad de organizar sola su vida y no pienso dejar que la molestes más.

Joe tragó saliva con esfuerzo.

—¿Es feliz?

—Está en ello —respondió Demi.

—¿Quieres decirle…?—El chasquido de la desconexión de la línea lo interrumpió antes de que pudiera terminar—. ¿Que la quiero?

Kevin apretó con impaciencia el botón de rellamada, y maldijo cuando se encontró con el contestador. ¿Quién se creía Demi que era para interponerse entre él y la mujer que amaba? Con todo, consiguió controlar su cólera lo suficiente para dejar un mensaje civilizado. No tenía sentido ponerse en contra a la única persona que parecía saber dónde estaba _________.

—Demi, sé que no tienes motivos para confiar en mí. Y no te culpo por intentar proteger a _________. Sé que crees que soy un imbécil y seguramente tienes razón. Pero también deberías saber otra cosa. La quiero. La he querido desde que ella tenía dieciséis años. La quiero más de lo que nunca pensé que llegaría a querer a nadie. Lo único que pido es la oportunidad de decírselo en persona, así que, por favor, llámame y dime dónde está para que pueda… —Lo interrumpió el pitido agudo que le indicaba que había agotado el tiempo para dejar el mensaje—. Maldición —murmuró mientras colgaba.

Lo único que le quedaba por hacer era quedarse mirando el teléfono como un adolescente con mal de amores y rezar para que la mejor amiga de _________ lo llamara.

—… y o bien puede celebrar la recepción aquí fuera, junto a la piscina —_________ señaló con un gesto la extensa terraza de la piscina, que en ese momento ocupaban varias hamacas—, o podemos instalar unas carpas y una pista de baile provisional en la playa.

Christina, la princesa de Suecia, miró las instalaciones del Ritz-Carlton de St. Thomas con ojo crítico.

—Me gustan sus ideas, pero queremos examinar otras propiedades de la zona antes de tomar una decisión.

________ sonrió y asintió con gesto afable.

—Espero que encuentre lo que busca. Por supuesto, estaríamos encantados sí eligiera el Ritz y haremos todo lo que esté en nuestra mano para complacer cada uno de sus caprichos.

_________ sabía que no era buena idea presionar a Christina para que tomara una decisión antes de que la princesa estuviera lista.

Y aunque una boda real sería todo un éxito, tampoco era que necesitaran el negocio con desesperación. En los dos meses transcurridos desde que se había convertido en la directora de eventos especiales del Ritz, _________ ya había supervisado con éxito media docena de esponsales de diferente magnitud.

Por si eso no fuera suficiente, en ese momento estaba trabajando en un plan para vender bodas organizadas a parejas que quisieran ceremonias más pequeñas sin dejar de albergar al mismo tiempo acontecimientos más importantes. Si no se equivocaba con las cifras., podían llegar a ingresar varios cientos de miles de dólares más al año.

__________ regresó a la oficina de ventas para preparar la reunión que tenía con el director de restauración. No estaba nada mal para una mujer que ni siquiera había podido conseguir una recomendación de su antiguo jefe.

Ni siquiera se había molestado en pedirle a su padre una referencia, temía que a) intentara sabotearla o b) se presentara en la isla en persona, para llevarla a San Francisco. Por fortuna, su currículum hablaba por sí mismo y varios de sus antiguos colegas le habían dado encendidas recomendaciones y habían prometido que mantendrían su paradero en secreto para que no se enterara su familia.
Todavía le parecía un poco surrealista. Allí estaba otra vez, trabajando en otro hotel. Pero esa vez nadie podía acusarla de conseguir el empleo por una cuestión de nepotismo. Y se estaba encontrando con que cuando se trataba de las fiestas de sus clientes, el cielo era el límite, pero cuando de lo que se hablaba era de su presupuesto personal, este tenía un techo bastante más limitado de lo que ella estaba acostumbrada.

Aquel día, al dejar el aeropuerto, había tomado un taxi y había ido a un hotel, y solo para encontrarse con que rechazaban su tarjeta de crédito por falta de pago. En su cuenta corriente solo le quedaba dinero suficiente para cubrir el alojamiento de unas cuantas noches. Desesperada, había llamado a Demi, que, como siempre, tenía la solución perfecta.

Por suerte para _________, el diamante de seis quilates de su anillo de compromiso era de tan alta calidad —al menos una cosa había que reconocerle a Zac, el tipo sabía comprar joyas— que el joyero estaba dispuesto a devolverle, sí no todo el dinero, al menos una cantidad sustancial. En cualquier otra circunstancia, ________ quizá se habría sentido culpable por usar el dinero del anillo, pero en ese caso había cogido el dinero que le había girado Demi y había abierto una cuenta corriente en St. Thomas sin apenas ningún escrúpulo. Después de todo, era lo menos que Zac podía hacer.

Una vez saldadas las cuentas de su tarjeta de crédito y otras facturas, a _________ le había quedado lo suficiente para ir tirando hasta que encontró un empleo remunerado. Menos mal que el Ritz tenía una vacante en su especialidad.

No le pagaban una millonada pero por primera vez en su vida, _________ tenía la seguridad de que la habían contratado porque sus jefes creían en su capacidad y en su disposición a trabajar duro. Aquel trabajo era perfecto para ella, estimulante, divertido y, además, incluía alojamiento y comidas en uno de los complejos turísticos más hermosos del Caribe.

Con todo, el trabajo no era suficiente para que no le decayera el ánimo de vez en cuando. Cuando se fue al pequeño estudio que tenía al final del día, sintió que se instalaba en su pecho una pesadumbre más que conocida.

Miró a su alrededor, a la gran habitación única con su gran cama, la práctica cocina y una sola silla delante, del escritorio, y sintió el peso aplastante de la soledad que se derrumbaba a su alrededor.
Echaba de menos a sus amigos de San Francisco, sobre todo a Demi. Pero todavía era muy temprano para llamarla, Demi todavía estaría en el despacho.
Pero la nostalgia era el menor de sus problemas.

Echaba de menos a Kevin. ¡Dios, cómo lo echaba de menos! Todo le recordaba a él. El olor del océano le recordaba a la bronceada piel masculina. Cada vez que veía un hombre con el pelo castaño, rizado y un poco despeinado se daba la vuelta. Pero solo durante una milésima de segundo, hasta que su cerebro reaccionaba y le recordaba que Kevin estaba en Cayo Holley y que no se merecía que ella anduviera penando por él, no cuando la había echado con tanta frialdad y la había despedido como sí no fuera más que una princesita inútil y mimada de la alta sociedad. Estaba tan convencido de que la conocía que ni siquiera se había molestado en mirar más allá de la superficie.
Cada vez que recordaba las palabras de despedida de Kevin se le llenaban los ojos de lágrimas. El modo en que la había dejado marchar sin luchar, como si ni siquiera mereciera la pena hacer un esfuerzo por ella.

Debería odiarlo; se dijo por milésima vez. O, como mínimo, estar muy, pero que muy enfadada con él. ¿Cómo podía amar a alguien que no tenía fe en ella? ¿Es que era mucho mejor que su padre o Zac? Al igual que ellos, Kevin esperaba que metiera el rabo entre las piernas y se fuera trotando a casa como una niña buena.

________ se sirvió un tazón de cereales. No era la mejor cena del mundo pero era lo único que tenía en su apartamento. Ojalá Kevin pudiera verla en ese momento. No se podía decir que aquella fuera la vida regalada a la que él sin duda pensaba que _________ había regresado. Es decir, si es que se molestaba en pensar en ella alguna vez.

Aquella deprimente idea fue casi suficiente para hacerla perder el apetito. Pero masticó con determinación y se dio la misma charla que se había dado la noche anterior, y la noche antes que esa, y la otra.

Voy a olvidarlo. Y cuando lo olvide, voy a conocer a alguien nuevo. Alguien que me quiera y sepa apreciar a la mujer inteligente, capaz e independiente que soy.

Mantuvo el ánimo, más o menos, exactamente cuarenta y cinco minutos, hasta que se tropezó con El Lago Azul mientras iba cambiando de canal en la tele. La visión de dos amantes caminando en la playa y en el agua le recordaron tanto a su último día con Kevin que se echó a llorar allí mismo.

Sonó el teléfono, así que _________ respiró hondo y se sonó la nariz antes de contestar.

—¿Diga? —dijo, se le quebraba la voz.

—________, Dios mío, ¿te encuentras bien?

La voz preocupada de Demi al otro lado de la línea provocó una nueva oleada de sollozos.

—Estoy b-bien —tartamudeó, solo para que Demi no pensara que había muerto alguien ni nada.

—Solo quería ver cómo estabas. ¿Supongo que no te va tan bien?

—Estoy bien —repitió _________ y esa vez solo le tembló la voz un poco. Se sirvió un vaso de agua fría para quitarse el sabor pegajoso y salado de las lágrimas—. Es solo… Es una estupidez. Es que estoy viendo El Lago Azul y no puedo dejar de pensar en Kevin. —_________ luchó por controlarse—. Sé que es una tontería, a ver, llevo todo este tiempo manteniendo la compostura. —En público al menos. Que Demi supiera, Kevin no era más que otro tipo que le había jugado una mala pasada a _________ y para esta era un alivio haberse deshecho de él.

A _________ le daba vergüenza admitir, incluso delante de Demi, que lo cierto era que había sido lo bastante imbécil como para enamorarse de él.

—_________, estabas enamorada de él y el tío te rompió el corazón —dijo Demi.

________ se irguió, sorprendida.

—No estoy enamorada de él —dijo, aunque su voz carecía por completo de convicción.

Demi lanzó una risita cansada.

—Sé que estás intentando hacerte la dura delante de todo el mundo, pero recuerda con quién estás hablando.

________ se derrumbó en el sofá y cambió El Lago Azul por MTV.

—¿Tan transparente soy?

—Para mí, sí.

—No sé por qué no puedo olvidarlo. ¿Qué hay de esa teoría que dice que para superar una relación hace falta el doble de tiempo de lo que duró la susodicha relación? ¿O es la mitad de tiempo de lo que duró la relación? En cualquier caso, ¡ya han pasado dos meses! A estas alturas ya debería haberme olvidado de él y no desmoronarme cada vez que veo a una pareja caminando por una playa. —Al menos enfadarse con una misma era mejor que la autocompasión—. Y no consigo superar el modo en que dejó que me fuera. Que él supiera, lo mismo podía haber vuelto con Zac, y ni siquiera le importó.

Demi le murmuró algunas palabras de consuelo y después se quedó callada unos segundos.

—De hecho —dijo luego—, eso me lleva al otro motivo que tenía para llamarte. Pensé en no decírtelo pero después me di cuenta que no sería mejor que tus padres si hacía lo que pensaba que era mejor para ti en lugar de dejar que decidieras tú sola.

A _________ se le pusieron de punta unos cuantos pelos de la nuca.

—Tú me dirás.

—Ayer recibí una llamada de Kevin. Te habría llamado antes pero con la diferencia horaria, decidí esperar hasta que hubieras salido de la oficina.

El corazón de _________ le dio una sacudida en el pecho y después empezó a latir con tal fuerza que sintió la vibración en los dedos de las manos y de los pies, pero se recordó sin piedad que no debía hacerse ilusiones.

—¿Qué quería? —le preguntó a Demi.

—Estaba intentando ponerse en contacto contigo. Te había llamado a tu antiguo número y al Winston. Incluso llamó a Zac. Al final me llamó a mí como último recurso.

—¿Le dijiste dónde estoy? —En la fracción escasa de segundo que le llevó a Demi contestar, _________ envió una plegaria ferviente a los cielos. ¿Y si Kevin intentaba ponerse en contacto con ella?

¿Qué iba a hacer? Y lo que era peor, ¿y si sabía dónde estaba y no había intentado ponerse en contacto con ella y tampoco tenía intención de hacerlo?

—No.

_________ cerró los ojos y soltó el aire que había estado conteniendo en los pulmones con un gran suspiro. Pero al alivio lo siguió de inmediato la cólera cuando oyó las siguientes palabras de Demi.

—Le dije que estabas bien, pero que si le importabas algo, que no se acercase a ti.

—¿Por qué tuviste que decirle eso?

—Porque pensé que era lo mejor. Pero después volvió a llamar y dejó un mensaje y… ahora ya no estoy tan segura.

—¿Qué dijo?

—No sé, cosas. —Demi le estaba ocultando algo y ni siquiera intentaba disimular.

—¿Por qué no quieres decirme lo que dijo?

—Porque lo que dijo es mejor que se diga en persona. No quise darle tu número sin preguntarte antes pero creo que deberías llamarlo. Parecía muy preocupado cuando se enteró de que te habían cortado la cuenta.

—Genial, así que está preocupado. Seguramente todavía piensa que apenas soy capaz de sobrevivir sin la cuenta corriente de papá. Seguro que te llamó para quedarse tranquilo, nada más. —A pesar de sus duras palabras, _________ no pudo sofocar del todo la sensación de esperanza que intentaba liberarse del nudo de confusión que le embargaba las tripas.

—Creo que es más que eso —dijo Demi, todavía esquiva—. En serio, deberías llamarlo y averiguarlo. O mejor todavía, vete a visitarlo.

Como si fuera tan sencillo.

—Hace dos meses me decías que se fuera a tomar vientos y que estaba mejor sin él. ¿Por qué crees ahora que es tan buena idea que corra tras él?

Demi hizo una pausa y pensó la respuesta.

—Digamos solo que me parece que se ha dado cuenta de que ha cometido un error. —La joven hizo una pausa y luego lanzó una risita—. Tengo suerte de no estar en la misma habitación que tú, ¿verdad?

_________ se miró el puño apretado. Demetria tenía razón. Si estuviera allí en persona, ________ quizá ya le hubiera dado un buen puñetazo.

—¿Y si vuelve a echarme? —A pesar de la semilla de esperanza que le susurraba que Demi tenía razón, la herida abierta dejada por la fría despedida de Kevin estaba muy lejos de curarse. ¿Y si Demi se equivocaba? _________ no sabía si sería capaz de soportar otro de los rechazos aplastantes de Kevin.

—Fuiste lo bastante dura como para volver a levantarte y déjame añadir que con una rapidez pasmosa cuando tu padre se desentendió de ti. Creo que puedes manejar la situación con Kevin y lo que sea que pase después. Además creo que hay muchas posibilidades de que esto termine como tú quieres.

—Gracias, Dem. Te quiero.

—Yo también te quiero, cariño. Y ahora, vete por él.









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BETTY DE JONAS
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeSeptiembre 1st 2011, 04:09

OMG!!!!!!!!
TENGO QUE IR A BUSCARLO cheers
NO PUEDO CREER QUE UNA NOVE TAN BUENA SE TERMINE
TAN PRONTO!!!! Sad
DEBERÍAS DE PONER UNA SEGUNDA PARTE
ESO SERÍA INCREIBLE Twisted Evil
AQUI YA TIENES UNA LECTORA FIEL
TE LO ASEGURO
Very Happy
PLIS SIGUELA
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SweetHeart(MarthaJonas14)
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeSeptiembre 1st 2011, 21:11









Capítulo 19






—¿Que va a celebrar la boda dónde? —le preguntó Kevin a Nick delante de un plato de crepés de plátano y coco que habían pedido para un desayuno de trabajo.

—El Ritz de St. Thomas —dijo Nick mientras empapaba un crepé en jarabe de arce caliente.

—Pero eso es tan, tan… —Kevin buscó las palabras adecuadas— pedestre —dijo al fin.

Nick arqueó una ceja.

Kevin hizo una mueca al oírse; aquello había sonado muy estúpido.

—Dios, empiezo a parecerme a mi padre.

—Pedestre o no, la ayudante de Christina dijo que a su alteza le impresionó de forma especial la mujer que está a cargo de su departamento de eventos especiales. Dijo que le inspiraba mayor confianza la capacidad del Ritz para satisfacer el nivel de exigencia que pide la princesa.

Una oleada de cólera invadió la cara de Kevin.

—¿Qué pasa, que esto es un hotel de mala muerte?

—Es verdad que dijo que en términos de belleza, Cayo Holley era muy superior, pero al final tanto a ella como a su personal les pareció que el Ritz era más capaz de albergar el acontecimiento.

Kevin maldijo con ganas.

—Hay que ser realistas, Kevin, necesitamos a alguien que sepa de verdad gestionar estas cosas. Hasta ahora no nos ha ido mal, sobre todo por pura suerte. Pero al parecer somos incapaces de encontrar el modo de organizar uno de estos grandes eventos sin descuidar a los otros huéspedes, y eso no es justo.

Kevin se tiró del labio inferior mientras pensaba.

—¿Has dicho que era la persona que organiza los eventos del Ritz lo que decidió a la princesa?

Nick asintió.

Kevin se levantó de un salto sin una sola palabra y agarró su bolso.

—Llama a Max y dile que necesito que me lleve a St. Thomas. De inmediato.

—¿Qué estás haciendo?

—Me voy de caza a los terrenos de la competencia.


* * *

—Gracias por la oportunidad de organizar los esponsales de su alteza. Estamos entusiasmados. Le enviaré unas cifras la semana que viene y podremos empezar a resolver los detalles.

________ colgó y se quedó mirando el teléfono. Al final no había llamado a Kevin la noche antes. Se había metido en la página web del hotel, y había buscado el número principal de Cayo Holley, incluso había tenido el teléfono en la mano antes de detenerse.

La oficina estaría cerrada y no sabía el número privado de Kevin. ¿Y qué posibilidades había de que estuviera en casa a las nueve de la noche? Lo más probable sería que estuviera alternando con los huéspedes, asegurándose de que todo estaba a la perfección en el mundo de fantasía que había construido para ellos.

Quizá incluso peor, podría estar cenando con una hermosa joven soltera que hubiera ido a la isla a pasar las vacaciones y que no llegara con suficiente bagaje familiar como para hundir el Titanic.

Cuando ese pensamiento tan deprimente echó raíces en su mente, decidió posponer la llamada hasta por la mañana, cuando Kevin se encontrase en la oficina, solo. Al menos por el momento.

_________ intentó zafarse de los pensamientos negativos. Si iba a hacerlo, tenía que tener fe, al menos por unos minutos y creer que quizá, solo quizá, Kevin también estaba suspirando por ella.

Llámalo de una vez, chilló una voz dentro de su cabeza.

_________ agarró el teléfono de golpe y marcó el número antes de poder cambiar de opinión.

—Buenas tardes, Cayo Holley, ¿con quién desea hablar?

________ pidió que la pusieran con la oficina de Kevin y cerró los ojos; el corazón se le salía por la boca. Respiró hondo varias veces para calmarse y se concentró en la suave música reggae que brotaba por el teléfono. Un poco hortera. Kevin debería cambiarla.

Hola, Kevin, soy ________. Tengo entendido que estabas intentando hablar conmigo.


Demasiado impersonal.

Kevin, soy ________. No puedo dejar de pensar en ti y quiero verte lo antes posible.

Cierto, pero demasiado necesitado.

Kevin, te quiero desde que tenía dieciocho años, ojalá nunca te hubieras ido, así podría haberme casado contigo y haber tenido tus hijos y nunca habría terminado metida en ese desastre con Zac.


También cierto pero casi bordeando la locura. Y, para ser justos, le echaba casi toda la culpa a Kevin y sí, él se había ido pero había sido ella la que nunca le había dicho a Kevin lo que sentía y la que había terminado saliendo con Zac.

Kevin, te quiero. Quiero estar contigo y espero que podamos retomar lo que teníamos y convertirlo en algo real y duradero.

Hubo un chasquido en la línea y _________ se preparó para decirlo en voz alta.

—Despacho de Kevin Jonas, le habla Nick.

A _________ le llevó un momento serenarse.

—Nick, hola, soy _________ ________ (Tu Apellido). Necesitaba hablar con Kevin.

—Vaya, acaba de irse, hace… no sé, una hora. Fue una cosa muy rara. Dijo no sé qué de la competencia y se largó. No tengo ni idea de a dónde fue.

—¿Sabes cuándo va a volver?

—No. ¿Quieres dejar un número por si me llama?

—No, intentaré llamar más tarde. —Kevin sabría de inmediato que era un número de las Islas Vírgenes. _________ quería decirle ella misma que seguía en el Caribe. Necesitaba ver su reacción. U oírla, al menos.

_________ hojeó sus papeles. Tras pasársele el subidón de adrenalina que había experimentado mientras marcaba el número, se sentía totalmente desanimada.

De repente, su ayudante irrumpió en el despacho.

—_________, siento interrumpirte pero hay un hombre que quiere verte. No quiere decirme…

_________ levantó la cabeza justo a tiempo para ver una mano grande y bronceada que abría la puerta del todo. Un hombre alto y fuerte pasó junto a la ayudante de _________ con gesto decidido.
A _________ se le cayó el bolígrafo de la mano y el estómago hizo un triple salto mortal con una voltereta cuando se miró en aquellos ojos tan dolorosamente conocidos. Aquellos ojos verdes.


—Siento molestarla pero… —La voz de Kevin se fue apagando cuando reconoció a la mujer que lo miraba con la boca abierta desde detrás del inmenso escritorio. El empresario sacudió la cabeza. No podía ser…

________ cerró la boca de golpe e intentó serenarse pero Kevin ni siquiera intentó contenerse, voló por la habitación y la agarró entre sus brazos. ________. Kevin enterró la nariz en su cabello, la rodeó con los brazos y la levantó del suelo. El aroma fresco, a flores, de la joven le ofuscó el cerebro y se sintió tan bien al notar el peso conocido de aquel cuerpo entre sus brazos que por un momento ni siquiera pudo hablar.

_______, al parecer, no sufría de la misma aflicción.

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó intentando apartarse pero Kevin la abrazó con más fuerza, no tenía ninguna intención de soltarla—. ¿Cómo me has encontrado? Demi me dijo que no te había dicho dónde estaba…

Kevin la interrumpió rodeándole la nuca con la mano para inmovilizarla y besarla con pasión. Le buscó la lengua con la suya y disfrutó de su sabor dulce y salado a la vez. Ya respondería a todas sus preguntas después. En ese momento lo único que quería era disfrutar de la increíble buena suerte que le había permitido encontrarla otra vez. Kevin sabía que, esa vez, jamás la dejaría escapar.

________ le devolvió el beso con febril impaciencia, absorbiendo la lengua masculina y hundiéndose en su pecho como si quisiera meterse en su piel. Le brotaban del fondo de la garganta unos gemiditos indefensos que enviaban una sacudida de deseo directamente a la entrepierna de Kevin.

—Esto… ________, ¿Está todo bien? —Kevin oyó la voz de la ayudante. Tenía la sensación de que llegaba desde el fondo de un pozo, apenas capaz de atravesar la bruma de lujuria que le invadía el cerebro.

________ se desprendió de sus brazos y Kevin tuvo que soltarla de mala gana; sonrió cuando la vio alisarse la pechera de la blusa sin mangas y pasarse una mano por el pelo.

—Sí, Meg, todo está bien. Kevin es un viejo amigo. —Solo alguien que la conociera muy bien sería capaz de detectar el ligero temblor de su voz. Esa era ________ impecable y profesional.

Meg salió por la puerta y la cerró tras ella.

Kevin la atrajo de inmediato otra vez.

—No puedo creer que estés aquí de verdad —dijo ________ mientras le recorría la espalda con las manos como si quisiera demostrarse que era él de verdad—. ¿Cómo me has encontrado?

—No te he encontrado. Es decir, no sabía que estabas trabajando aquí.

Kevin sintió que la joven se ponía rígida y la ciñó un poco más para que no pudiera escapar.

—¿Entonces por qué estás aquí?

—Quería averiguar quién le había caído tan bien a la princesa de Suecia para que decidiera celebrar aquí su boda. —Kevin le dedicó el destello de una sonrisa, sonrisa que se desvaneció cuando ________ no le respondió con otra—. Y quería contratar a esa persona para mi hotel.

________ apoyó las manos en el pecho de Kevin e intentó apartarlo.

—¿Has venido aquí para ofrecerme un trabajo?

—No, bueno, sí, pero no a ti en concreto. No tenía ni idea de que la competencia eras tú.

________ apartó la cara pero no tan rápido como para que a él se le escapara el temblor de su encantador labio inferior.

—Creí que estabas contenta de verme.

_______ dejó escapar un suspiro entrecortado.

—Por un minuto pensé… —Después sacudió la cabeza.

—¿Qué? —preguntó Kevin mientras le tomaba la barbilla con una mano y la obligaba a mirarlo otra vez. No pudo resistirse. La atrajo hacia sí, sacó un momento la lengua y trazó la rellenita curva del labio inferior femenino—. Dime qué pasa, Botoncito, para que yo pueda arreglarlo.

________ dejó escapar otro suspiro entrecortado y apartó la cabeza.

—Estoy desilusionada, ¿estamos? Tenía esa estúpida fantasía que quizá habías estado buscándome y habías venido a decirme que…

—¿Decirte qué?

________ se limitó a sacudir la cabeza.

—Da igual. Por cierto, Demi me dijo que la habías llamado, que estabas preocupado.

Kevin apretó la boca en una mueca sombría.

—¿No te dijo nada más? —Recordaba haber dicho unas cuantas cosas más en el mensaje siguiente. O bien Demi no se lo había repetido o a ________ le importaba un bledo. Pues esperaba que fuera lo primero, Dios.

—Creo que eso era lo esencial. Ya ves. —________ extendió los brazos y le mostró con aire sarcástico su pequeña oficina—. A pesar de lo que pensabas, parece que la pequeña y mimada ________ sabe cuidarse sola.

Kevin miró la oficina.

—Creo que lo has demostrado sin dejar la menor duda, además de demostrar que soy el mayor idiota que ha pisado la faz de la tierra.

—No te lo pienso discutir —murmuró ________ pero Kevin pudo ver una leve sonrisa formándose en la comisura de los labios femeninos.

—Mira, sé que fui un estúpido. Debería haber tenido fe en ti pero no la tuve. —Kevin le acarició la mejilla, le rozó un mechón de pelo; le maravillaba pensar que aquella mujer estaba allí, que era real y que al fin él tenía la oportunidad de hacer algo bien— Te he echado tanto de menos que casi me vuelvo loco —admitió. A ________ se le iluminaron los ojos—. Tampoco tienes que alegrarte tanto. Lo he pasado fatal.

—¿Entonces por qué no me has buscado antes?

—No quise permitirme creer que eras capaz de darle la espalda a todo solo para estar conmigo.

Los ojos femeninos se nublaron y apartó la mirada; una vez más a Kevin lo golpeó toda la fuerza de su propia estupidez. No le hacía gracia pero iba a tener que suplicar en serio. Qué importaba. ________ merecía la pena.

—Fui un idiota —repitió.

—Creo que eso ya ha quedado establecido.

Kevin se echó a reír y le agarró una mano, después jugueteó con sus dedos.

—Esto te va a sonar de lo más cursi, pero te deseé desde el primer momento en que te vi. Creo que todo el mundo lo sabía salvo tú. Pero a todo el mundo le faltó tiempo para decirme que ni se me ocurriera acercarme. Que quizá mi padre fuese un Jonas, pero no por eso merecía ponerte ni siquiera un dedo encima.

Las delicadas cejas de ________ se fruncieron en un pequeño ceño.

—¿Qué pasa, que yo no tenía nada que decir sobre el tema?

—Vamos, ________, tú también lo sabías, incluso cuando estábamos en la universidad te asegurabas de que tus padres nunca se enteraran de que salíamos por ahí. Pues claro que yo sabía que podíamos tener un romance de verano, pero a la hora de la verdad tú jamás te enfrentarías a tu familia por mí. —Aunque el tono de Kevin no era acusador, solo franco, _________ se estremeció al oír la verdad.

—Supongo que tienes razón —admitió de mala gana—. Me gustaría decir que ha pasado mucho tiempo y que ya no soy esa adolescente de dieciocho años sin agallas, pero hasta hace solo unos meses, era una mujer de veintiséis años sin agallas dispuesta a casarse con tu hermano para hacer feliz a mi padre. Tampoco es que me sorprenda que pensaras que al final terminaría corriendo a casa con el rabo entre las piernas. —La caída derrotada de los hombros femeninos rompió el corazón de Kevin, que le apretó todavía más la mano.

—Te equivocas. Fui un cobarde, debería haber confiado en ti, debería haberte creído cuando dijiste que estabas lista para arriesgarlo todo. —Se sentó en un sillón de cuero que ________ utilizaba cuando tenía invitados y acomodó a la joven en su regazo—. Yo también estoy listo para arriesgarme y si me das otra oportunidad, te juro que jamás permitiré que lo lamentes.

________ lo besó y se fundió en él con un suspiro cuando la invadió una oleada de amor y deseo. Parte de ella se preguntaba si no debería hacerse la dura, hacérselo pasar peor antes de rendirse por completo. Pero allí estaba Kevin, la quería y ________ no estaba por la labor de perder más tiempo reprimiendo el perdón. Claro que eso no le impediría aprovechar todo lo posible el sentimiento de culpa masculino.

—No creas que por eso vas a poder contratarme tan fácilmente.

—Te puedo ofrecer un puesto muy competitivo —murmuró Kevin entre beso y beso—. Por no mencionar los incentivos adicionales. Ojalá hubiera sabido que estabas aquí —susurró sin abandonar los labios de _______— porque podría haber preparado un paquete mucho mejor.

—De este paquete no tengo ninguna queja —dijo ________
mientras deslizaba la mano entre los dos para apretar la erección que amenazaba con reventarle a Kevin la bragueta.

El empresario emitió una mezcla de carcajada y gemido.

—Sigue sin estar completo. Para empezar, no tengo anillo.

Eso la hizo detenerse en seco. El corazón se le disparó cuando Kevin la levantó con suavidad de su regazo, le cogió los dedos temblorosos entre los suyos y se arrodilló delante de ella.

Después volvió a agarrarle las manos y se las llevó de una en una, poco a poco, a los labios.

—Las dos semanas que pasamos juntos me hicieron comprender algo que sabía desde hace mucho tiempo. Te amo, ________, más de lo que he amado jamás a nadie, más de lo que había creído posible amar a nadie.

________ contuvo la respiración con un sollozo y cayó también de rodillas.

—Yo también te amo, no sabes cuánto —murmuró mientras entrelazaba los dedos en su pelo y atraía la boca de Kevin hacia la de ella.

Por asombroso que pareciera, en los oscuros ojos verdes de Kevin empezaron a brillar las lágrimas y la nuez se le contrajo antes de continuar.

—Sé que seguramente es muy pronto. Después de todo, acabas de salir de un matrimonio. ¿Pero crees que puedes enfrentarte a la idea de volver a ser ________ Jonas otra vez?

_______ se atragantó con un sollozo y le rodeó el cuello con los brazos.

—No es demasiado pronto así que si me lo estás pidiendo, la respuesta es sí.















Epílogo






Era, sin lugar a dudas, la novia más hermosa y sexy que había pisado la tierra. El corazón de Kevin estaba tan henchido que temió que le explotara en el pecho cuando _________ se acercó a él. El vestido de seda destacaba sus dulces curvas y a Kevin le picaban los dedos de ganas de quitárselo. El cabello de la joven, le caía por los hombros y los rizos suaves le rozaban la piel ligeramente bronceada. No llevaba velo que ocultara su pelo sino que se había prendido una sola flor blanca y esponjosa detrás de la oreja derecha. Esbozaba una sonrisa tan grande que casi le cubría toda la parte inferior de la cara, y una felicidad pura y sin adulterar emanaba de sus ojos marrones.

A Kevin le costó respirar cuando la vio acercarse; el corazón le palpitaba con tal fuerza que estaba seguro de que su novia podría verlo a través del lino fino de su camisa. Con el corazón en la garganta, Kevin tomó la mano que le tendió ________ y, de repente, la tormenta furiosa que se había despertado en su interior se convirtió en una calma absoluta. Ya estaba. Al fin sostenía en su mano todo lo que siempre había querido de la vida.


* * *

—¿Pero dónde está? ¿No es hora de cortar la torta? —le preguntó Nick a _______.

_______ le puso una mano en el hombro al primo de su marido para tranquilizarlo.

—No te preocupes. Está allí mismo, hablando con Ian—y señaló al amigo de Kevin, del instituto.

—Esto es mucho más divertido que tu última boda. —Demetria, una vez más dama de honor de ________, se acercó a esta con sigilo y le rodeó la cintura con un brazo.

La joven posó por un instante la cabeza en el hombro de Demi.

—Estoy de acuerdo. Claro que eso podría ser porque esta vez me he casado con el hombre que debía, para variar. —Desde el otro lado de la pista de baile su mirada se encontró con la de Kevin. La mirada velada que le lanzó su marido era tan ardiente que hizo avergonzarse al abrasador sol del Caribe. Al notar al novio distraído, su padrino se dio la vuelta, sonrió y saludó a las mujeres con la copa.

La mirada de ________ volvió a clavarse en Kevin. Estaba deseando pillarlo a solas. Los últimos meses no habían sido fáciles, se los habían pasado yendo y viniendo de St. Thomas. A ________ no le había parecido bien dejar al Ritz en la estacada y se había quedado hasta la boda de la princesa Christina. Al principio Kevin se había mostrado decepcionado pero había terminado por comprender el sentido de la responsabilidad de ________, e incluso la quiso más por ello. Así que durante cuatro meses le había pagado a Max unas cuantas horas extras para que los llevara y trajera de St. Thomas en el Ferry.

El último mes especialmente había sido una tortura porque _______ había insistido en que se abstuvieran del sexo para hacer de su noche de bodas algo mucho más especial. ________ se lamió los labios con gesto inconsciente ante la perspectiva de desnudar a su marido. Oh, sí, los quince segundos escasos que podría aguantar iban a ser muy, pero que muy especiales.

—Y que lo digas, ese sí que es tu hombre ideal —suspiró Demi—. Creo que a mí ningún hombre me ha mirado así jamás.

—No sé que decirte, me parece que el amigo de Kevin, Ian, no te ha quitado los ojos de encima en todo el día.

Demi le echó un vistazo furtivo al padrino de Kevin. Sí, el tipo la estaba mirando y los ojos azules le brillaban bajo unas cejas oscuras y arqueadas.

—Hmm. Me encanta.

________ levantó la cabeza y miró a Demi, sorprendida.

—Creí que ese era tu tipo.

Wendy frunció el ceño.

—Ya no.

Después soltó la cintura de ________ para irse en busca del camarero que llevaba el champán.

Era asombroso lo diferente que era esa boda de la anterior. Al contrario que la última vez, que se había puesto un vestido demasiado sofisticado, en esa ocasión ________ lucía un sencillo vestido de satén, sin mangas. El diseño recordaba a la lencería y rozaba con picardía las curvas de su cuerpo mientras que el bajo le llegaba a los tobillos y permitía vislumbrar los pies de ________, totalmente desnudos salvo por un anillo de platino con un diamante diminuto. Era un regalo de Kevin, que lo había mandado diseñar especialmente para que hiciera juego con el exquisito y sencillo diamante de tres quilates que le adornaba la mano izquierda.

Un pequeño grupo de amigos y parientes se habían reunido en el bar de la playa, bajo una carpa. Hasta los padres de _________ parecían estar disfrutando de la fiesta. Poco después de que Kevin se le declarara, _________ había llamado a su madre, que había demostrado una determinación sorprendente en sus esfuerzos para que padre e hija se reconciliaran. Aunque ________ dudaba que alguna vez llegaran a estar muy unidos, en los últimos meses su padre y ella habían firmado una tregua cada vez más sólida. Por irónico que fuera, a Grant parecía impresionarle más la independencia recién adquirida de su hija que todos los interminables esfuerzos que había hecho la joven para complacerlo en el pasado.

_______ sintió la presencia de Kevin incluso antes de que este la tocara. Se apoyó en su torso y se giró para acariciarle con la nariz la piel cálida de la garganta que el cuello abierto dejaba al aire. Estaba guapísimo con los pantalones negros de lino y la camisa blanca de etiqueta. Al contrario que ella, él sí que iba calzado, con unas chancletas de cuero negras.

Los dos observaron a Nick, que se afanaba por la carpa dándole instrucciones a los camareros y diciéndole a la orquesta la canción que debían tocar mientras ellos cortaban la torta.

—Es francamente agradable que, para variar, sea otra persona la que se ocupe de todo —dijo ________ mientras se acurrucaba contra él.

—Sí, recuérdame que le dé a Nick unas vacaciones —dijo Kevin besándole los rizos. Los dedos masculinos soltaron el capullo de gardenia que ________ se había prendido tras la oreja y la joven sintió los pétalos que le acariciaban la mejilla y el hombro al caer—. ¿Cuándo crees que podemos escabullimos?

El aliento cálido de Kevin le acarició el oído antes de que los dientes del empresario se cerraran sobre su lóbulo en un mordisquito juguetón.

Los pezones de ________ se endurecieron bajo la tela sedosa de su vestido. Ese era el problema del trópico. Cuando te excitabas, no había forma de ocultarlo diciendo que era el frío.

—Supongo que deberíamos quedarnos un poco más… —La humedad le empapó la seda de la tanga de color marfil cuando sintió la erección larga y dura de Kevin que iba creciendo contra su vientre—. Pero conozco cierto baño de señoras al que se le podría dar buen uso…

Y esa vez, cuando sorprendieron al novio de _________ _________ (Tu Apellido) Jonas in flagrante delicto, fue con la absoluta y ruidosa aprobación de la novia.







Fin.














Fiiiiiiiiin
Gracias por leer y haber comentado en la nove
Bueno, Betty, dudo que haya una Segunda Temporada :S
Gracias por su apoyo chicas.
Y he terminado otra nove Wink

La Proxima en subir sera


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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeSeptiembre 2nd 2011, 01:32

Waoooo No me lo puedo creer, qe ya haya terminado la nove, te lo juro!!
AME ese final, me encanto de sobremanera Wink
Qedaron tan felices Enamorada
Ufff' y el nombre de la otra nove me llama michisisisimo la atención!!
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Matha te felicito, al escoger tus adaptaciones en serio, todas y cada una
captan mi atención Very Happy
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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeSeptiembre 2nd 2011, 21:07

MichelleJB escribió:
Waoooo No me lo puedo creer, qe ya haya terminado la nove, te lo juro!!
AME ese final, me encanto de sobremanera Wink
Qedaron tan felices Enamorada
Ufff' y el nombre de la otra nove me llama michisisisimo la atención!!
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Matha te felicito, al escoger tus adaptaciones en serio, todas y cada una
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Aca esta Wink


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A mi me atrapo en el segundo cap Wink
Esta bonita... me enamoro, encerio...

Te espero en la nove Wink



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MensajeTema: Re: Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores]   Fiesta Privada (Kevin&Tu) [Mayores] - Página 3 Icon_minitimeSeptiembre 4th 2011, 03:30

Hola martha!!!!!!!!!!!!!!!


Ay que lindo final, aunque no queria que
se terminara, es una nove hermosa!!
No pense que fuera a terminar tan pronto.

No dudes que seguire las otra noves q
subes....



Te kiero y un beso!!!!!!!





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