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 Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/

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fallingfornicholas
NicholasJonasMiller
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Andy_buenfil
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Andy_buenfil
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MensajeTema: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitimeAgosto 24th 2011, 13:44

Sinopsis...

Qué harías si el novio de toda tu vida te dejase plantada delante del altar el día que os debéis dar el sí quiero? Probablemente lanzar objetos cercanos, preferentemente arrojadizos y estamparlos contra el altar mayor, eso o planear un lento y cruel asesinato del novio fugado a manos de hormigas carnívoras del Amazonas… Esto sería lo lógico, pero nuestra heroína de hoy, asiste impasible, impertérrita al abandono de su prometido, sin lanzar objetos, sin cortar cabezas, sin berrear a nadie sus desgracias, lo cual me lleva a plantearos esta pregunta: ¿no os parece un tanto sospechoso? Aquí hay gato encerrado.______ no está tan despechada como debiera.
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Carpe Diem
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MensajeTema: Re: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitimeAgosto 24th 2011, 13:52

Primera y fiel lectora!!
me encanto la sinopsis
apa! una novia no tan sola xD
jajaja tenia que decirlo Razz
siguela me encanto
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MensajeTema: Re: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitimeAgosto 24th 2011, 17:53

¡Waaaaaaaa!
¡Siguela Pleaseeeee!
¿La sigues?
Hay,ojala que siiiiii...¡SIGUE!
¡PLEASE!
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http://amorsecreto.metroblog.com
Andy_buenfil
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MensajeTema: Re: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitimeAgosto 24th 2011, 19:36

Capitulo 1 parte "a"

El enlace Jonas –Welsham habría sido la boda del año si el novio se hubiera tomado la molestia de hacer acto de presencia. Sir Nigel Jonas brillaba tanto por su ausencia en sus nupcias que el padre de la novia se vio obligado a acompañarla hasta el altar, donde esperaba a la sufrida lady ____ la comitiva para la boda con la excepción de su novio. Y donde continuaron esperando.
Belshire:—Ya me encargaré de ese bobo después de la ceremonia —masculló el distinguido séptimo conde de Belshire, cuando se detuvo a un lado de su hija, de espaldas a los desconcertados invitados—. Ese idiota va a llegar con retraso a su propio funeral.
Pasados varios minutos de confusión, el cura y los padres de la novia decidieron que mientras esperaban la llegada del novio, su lugar junto a Jane lo ocupara su hermano mayor, Simon, vizconde Tarleton. Así pues, su hermano fue a colocarse junto a la novia. Y allí continuaron.
Al principio nadie dudaba de que finalmente Nigel aparecería y salvaría a ____ de la vergüenza. Si es que recordaba qué día era, comentó un invitado del tercer banco.
Al fin y al cabo, sir Nigel no tenía fama en la ciudad por tener un intelecto superior, aun cuando su generosidad le había conquistado muchos y leales amigos.
La novia no había querido que la boda se celebrara en la popular iglesia Saint George de Hanover Square. Siendo una jovencita respetable cuyo nombre jamás había estado envuelto en un escándalo, evitaba por norma los acontecimientos grandiosos de mucho alboroto y pompa. De todos modos, ese día los miembros de la alta sociedad abarrotaban el interior de la capilla privada de Park Lane, la mansión del marqués de Sedgecroft en Londres, para asistir a una boda que al parecer no se celebraría.
Lady ______ Welsham, estaban de acuerdo todos los invitados, parecía una princesa. Resplandecía con su vestido de satén blanco que caía sobre un corpiño interior de tul color marfil. La orilla festoneada del vestido parecía flotar delicadamente como espuma sobre sus zapatos recubiertos por diminutas perlas. Un vaporoso velo de encaje Honiton le enmarcaba y cubría la cara, dejando en sombras cualquier emoción que pudiera revelar, para gran desilusión de la embelesada concurrencia.
En su mano brillaba el ramo de capullos de rosas blancas con los bordes de los pétalos teñidos con polvo de oro. Unos guantes de cabritilla blanca le cubrían las esbeltas manos, unas manos que se veían extraordinariamente firmes, si se tomaba en cuenta que su dueña estaba pasando la peor humillación que puede sufrir una jovencita en su vida: ser plantada en el altar. ¿Qué podría haber ocurrido?
Todo Londres sabía que los padres de ______ y Nigel llevaban planeando esa boda desde que ambos empezaron a dar sus primeros pasos en la sala cuna, en pañales. Los diarios que publicaban los ecos de sociedad habían comentado varias veces que rara vez se había visto una pareja de novios tan compatibles. ¿Qué podría haber ido mal?
Caroline:—Si Nigel tarda otro poco más, esas rosas estarán tan secas que se podrá rellenar con ellas una almohadilla —comento amargamente lady Caroline, una de las hermanas de la novia—. Lo voy a estrangular.
Miranda:—Pobre Nigel —dijo lady Miranda, la hermana menor, moviendo la cabeza compasiva—. ¿No crees que podría haberse perdido? _____ dice que necesita un mapa para encontrar su coche.
Caroline entrecerró sus ojos castaño dorados, contemplado a su hermana plantada.
Caroline:—Está llevando bastante bien la humillación, ¿no te parece?
Miranda:—¿Esperarías menos de una Welsham? —susurró Miranda.
Caroline:—No lo sé, pero me parece que este comportamiento tan horroroso es típico de los hombres Jonas. Hay que tener en cuenta que Nigel, con toda su amabilidad y dulzura, desciende de uno de los linajes más notorios de Inglaterra. Fíjate, si no, en nuestro anfitrión de Sedgecroft, que está repantigado ahí en su banco como el señor de los leones con sus pájaras alrededor.
Miranda:—¿Sus qué? —preguntó Miranda, horrorizada.
Caroline:—No puedo gritar la palabra, Miranda. Esa mujer del vestido rosa oscuro es lady Greenhall, la última de sus amantes.
Miranda:—Y ¿la ha traído aquí, a la boda de ____ ?
Caroline:—Salta a la vista.
Miranda:—Bueno, dicen que sus hermanos no son mejores —añadió Miranda—. Todos ellos deberían llevar la “S” de sinvergüenza marcada en la frente.
Caroline:—Me gustaría saber qué piensa el marques de Sedgecroft de todo esto —musitó Caroline—. No parece lo que se diría complacido, ¿eh?
El susodicho anfitrión, el dueño de la capilla, Nicholas Jonas, quinto marqués de Sedgecroft, estaba pensando que la novia tenía el trasero más atractivo que había visto desde hacía muchísimo tiempo. Y no era que fuera aficionado a mirar con codicia a jovencitas vestidas de novia, no, pero llevaba más de dos horas mirándole la espalda. Era imposible que no se le despertara la curiosidad propia de un hombre normal. ¿Qué otra cosa tenía para mirar? Le encantaría saber si el resto de ella sería igualmente atractivo.
Además, adrede evitaba mirar a los invitados sentados en los bancos reservados para sus familiares: diversos primos y tíos medio dormidos; dos ex amantes, una de las cuales había traído a sus hijos patanes, y sus tres hermanos, que estaban medio tumbados en el banco, sin mostrar el menor respeto por la sacrosanta ceremonia.
Si es que la ceremonia llegaba a su normal conclusión desgraciada, es decir, otro hombre atrapado en los grilletes del matrimonio.
En ese momento, uno de sus hermanos, el teniente coronel lord Heath Jonas, que estaba sentado en el banco de atrás, se inclinó hacia él y le dijo, divertido:
Heath:—¿Qué te parece? ¿Empezamos a hacer apuestas sobre si se presenta o no?
Nick:—Será mejor que se presente, o responderá ante mí —contestó Nicholas en tono lúgubre—. Ya me he pasado medio día mirando.… bueno, digamos que mirando algo que normalmente está reservado para los ojos de un marido.
Nigel era su primo, un Jonas que, daba la casualidad, le caía muy bien, en realidad, aunque en esos momentos deseaba darle una paliza, por bobo.
En la hermosa cara de Heath se dibujó una ancha sonrisa.
Heath:—La última vez que vi una colección igual de familiares Jonas en una iglesia fue en el funeral de nuestro padre. ¿Quién invitó a las amantes?
Nick:—Creo que yo —contestó _____, reprimiendo un bostezo—. Llevo tanto tiempo sentado aquí que se me ha agarrotado el cerebro.
Heath:—¿Tú las invitaste a la boda?
Nick:—No es mi boda, gracias a Dios.
Heath:—Bueno, es tu capilla.
Nick:—Por lo tanto, invito a quien me da la gana.
Heath:—A alguien se le podría haber ocurrido invitar al novio.
Nick se cruzó de brazos sobre su levita gris marengo.
Nick::—Esto está durando tanto que estoy tentado de casarme yo con la novia.
Heath::—Di que no.
Nick emitió una risa ronca.
Nick;—No.
Heath:—Por cierto —dijo Heath, reprimiendo la risa—. Anoche tuve que declinar una invitación contigo para cenar en casa de Audrey. ¿Dónde diantres estabas cuando vine a buscarte?
Nick:—Sacando a Drake y a Devon de un antro de juego, para que esta mañana pudiéramos hacer un simulacro de aprobación familiar en esta boda.
Heath:—Creí que las bodas te ponían nervioso.
Los ojos marrones de Nick brillaron con destellos diabólicos.
Nick:—El soltero jurado que hay en mí se está muriendo minuto a minuto.
A Heath se le desvaneció la sonrisa.
Heath:—Y el soldado que hay en mí presiente que el problema sólo ha comenzado. ¿Cómo está la apasionada y ardiente Helene?
Nick: —Considerablemente más fría que la última vez que la vi, por lo menos hacia mí. No logramos llegar a un acuerdo.
Heath:—Ah, ¿así que los ojos se te han ido hacia otra?
Nick:—No.
Heath:—¿No, ____? ¿No todavía?
Nicholas miró disimuladamente alrededor. Sus dos ex amantes parecían estar enzarzadas en una batalla de miradas glaciales. Era posible que hubiera apertura de hostilidades.
Sus hermanos menores, Drake y Devon, y uno de los escandalosos amigos de Drake, habían estado hablando de cierta joven de reputación dudosa a la que conocieron la noche anterior. La conversación se convirtió en acalorada discusión cuando los tres se enteraron de que ella se había prometido a los tres. Una pelea a puñetazos parecía inevitable.
Chloe, la menor de sus dos hermanas, estaba inclinada en su banco hablando en susurros con las damas de honor de la novia, que parecían mucho más afligidas que la novia.
Como granadas en medio de esos tres campos peligrosos estaba un grupo pequeño pero selecto de gente del bello mundo. Políticos, aristócratas, jovencitas debutantes y señoras mayores casamenteras que lo contemplaban más o menos como si él fuera una fortaleza que hay que conquistar.
Sin querer se pasó los dedos por dentro de la corbata, como para protegerse el cuello del dogal del matrimonio. Se sentía ahogado, sofocado, por ese aire de sacrosanto matrimonio, las amantes en guerra, las militantes damas de honor, las responsabilidades que había heredado casi de la noche a la mañana. Nadie, y mucho menos él, había esperado la repentina muerte de su padre el año anterior cuando se enteró de que habían matado a su hijo menor, Brandon, en Nepal. Él seguía sintiéndose culpable por no haber estado ahí para darle la noticia.
El peso de las obligaciones familiares había caído sobre sus anchos hombros como una mortaja. Eran muchísimas las preguntas que había deseado hacerle a su padre, y ya era demasiado tarde. Los afanes egoístas de que tanto disfrutaba antes ya no tenían ningún atractivo para él. Encontraba poco placer en su vida anterior.
No le gustaba el hombre en que se había convertido, y últimamente había comenzado a pensar si podría cambiar alguna vez.
Y ahora ese desastre, su primera prueba pública como patriarca del clan Jonas. ¿Cómo debía actuar ante el abandono de la novia por su bobalicón primo?
Nick:—¿Qué hace uno en esta situación? —masculló en voz baja, para sí mismo.
Heath negó con la cabeza, desconcertado.
Nick: —Es una lástima que nuestra Emma esté tan lejos en Escocia. Ella sabría exactamente qué hacer.
Emma, su hermana mayor, había quedado viuda hacía poco y daba clases de etiqueta a la flor y nata de la aristocracia de Edimburgo para ocupar sus horas de ocio.
Volvió la atención al ocioso y más placentero examen del trasero en forma de corazón de la novia. Muy, muy bonito, pensó. No estaba mal como elección de esposa, en el caso de tener que elegir una. Claro que Nigel ya la había pedido para él; una lástima que no se hubiera presentado para coger el paquete. De todos modos, ¿quién podía saber qué acechaba debajo de ese velo? ¿Una bella o una bestia? ¿Una sirena o una arpía?
Una palmadita en el hombro de su hermano Heath puso fin a su sugerente ensoñación de libertino.
Heath:—La novia es muy hermosa, ¿verdad? —le comentó Heath.
Nick: —Mmm —musitó, juntando las yemas de los dedos de las dos manos bajo su mentón con hoyuelo—. No le he hecho un examen detenido. Supongo que podría serlo. No es algo en lo que yo me fije.
Heath:—Qué mentiroso eres, Nicholas —dijo Heath, ahogando una risita—. Esos ojos marrones tuyos la están devorando en todos sus detalles, hasta las ligas.
Bueno, una de sus cualidades menos admirables no había cambiado; seguía siendo un hombre, aun cuando no estuviera seguro de ninguna otra cosa.
Nick:—Es muy grosero hacer un comentario como ese en una capilla, Heath —dijo, con fingida piedad, mirando con el rabillo del ojo a su ex amante, la señora Parks, que estaba sentada en el otro extremo del banco entre sus dos revoltosos hijos, resultado de un romance anterior al que tuvo con él. Cuando se lió con él era una próspera modista; gracias a su generosa pensión ya no tendría que trabajar nunca más en su vida, y tenía una relación de amistad con él—. ¿He de recordarte, Heath, que estamos en un recinto sagrado?
Heath:—¿Es la primera vez que vienes aquí, _____? —le preguntó su hermano, divertido.
Nick:—La segunda —contestó él, carraspeando para aclararse la garganta.
Nuevamente paseó la mirada por la capilla. Una de las damas de honor se había echado a llorar y la novia la estaba consolando. Los invitados estaban decididamente inquietos, moviéndose nerviosos en sus asientos, preguntándose en susurros qué iba a ocurrir. Él tendría que actuar pronto, inventar alguna ridícula excusa para explicar el comportamiento de Nigel. Comenzó a ensayar mentalmente.
Aunque era muy improbable, no podía descartar la posibilidad de que el maldito imbécil de su primo se hubiera caído por la escalera al resbalársele una de sus zapatillas de satén y se hubiera golpeado la cabeza quedando inconsciente. A los invitados que conocían a Nigel no les costaría nada creer eso.
Volvió la atención a la atractiva mujer que estaba de pie ante el altar con sus blancos hombros muy erguidos. Un hombre tendría que tener un corazón de piedra para no sentir compasión por ella, el deseo de protegerla del sufrimiento infligido por su pariente.
Heath: —Es digna de admiración —le dijo a Heath en voz baja—; no se ha echado a llorar ni ha hecho polvo las flores del ramo en un ataque de histeria, como habrían hecho algunas mujeres que conozco.
Diciendo eso frunció el ceño en broma haciendo un gesto hacia lady Greenhall y la señora Parks, que no tenían fama de ser precisamente sumisas.
En uno de los bancos de ese mismo lado de la nave, un anciano miembro del Parlamento fue despertado por su mujer, y con una exclamación algo confusa preguntó si ya había terminado la maldita boda.
Parks: —No ha comenzado —le susurró la señora Parks, azorada—. Parece que el novio se ha perdido.
El caballero movió la cabeza de lado a lado, mirando compasivo a la abandonada heroína que estaba ante el altar.
—Lo lleva bien, me parece —comentó, con voz bronca—. Estoica, como su padre. Esas son las agallas firmes y resistentes de antaño. El espinazo Welsham es irrompible.
Parks:—La pobre inocente debe de estar destrozada —musitó la señora Parks, sorbiendo por la nariz para contener las lágrimas—. Ser plantada por el hombre al que ha amado toda su vida. Me gustaría saber qué piensa de esto la pobrecilla.


Lo que estaba pensando lady _____ Welsham no se podría repetir ante personas educadas. En primer y principal lugar, ansiaba correr a casa para quitarse el corsé de seda y el pequeño polisón; el armazón de acero de apuntalamiento de las prendas interiores la ceñía como un fuelle, haciéndole difícil respirar. Ya llevaba un buen rato sufriendo. Y seguro que ya era evidente para todo el mundo que la habían dejado plantada.
Su segunda preocupación giraba en torno a su madre, una delicada flor de feminidad que no descendía del linaje sajón más fuerte de su padre. Su madre parecía estar fuera de sí; parecía incapaz de creer que una jovencita, y mucho menos su propia hija, fuera capaz de soportar ese tipo de humillación tan pública.
Belshire:—La única explicación es que hayan asesinado a Nigel —decía lady Belshire vehementemente a quien quisiera oírla.
A lo que contestaba el conde con igual vehemencia:
Conde:—Y asesinado será, no te quepa duda, cuando yo logre ponerle las manos encima.
—Pero es que han estado comprometidos desde siempre —decía su mujer, llorosa—. El día en que nacieron, todos acordamos que en el futuro estaban destinados para este… este desastre.
_______ exhaló un largo suspiro y hundió la nariz en su ramo de novia. Era capaz de soportar la humillación ante la sociedad, pero detestaba ver tan afligida a su madre porque el cuento de hadas que había planeado no tendría al príncipe elegido al final.
La mayoría de los invitados supusieron, lógicamente, que el desanimado suspiro de la novia indicaba que su fortaleza había llegado a su límite. Su tierno corazón de doncella estaba roto; casi era posible oírlo romperse en su pecho. ¿Quién podría no comprenderla? ¿Cómo fue capaz sir Nigel de infligir esa indignidad a la jovencita que le había servido como su constante acompañante y defensora desde que era niño?
Claro que unas cuantas opiniones maliciosas asomaban sus feas cabezas aquí y allá, principalmente entre las jovencitas debutantes que siempre habían envidiado la posición social de ______ y sus tendencias intelectuales, su negativa a seguir al rebaño. Y ahí…
El corazón roto de ______ pegó un salto y le subió hasta la garganta. Su mirada acababa de conectar con un par de seductores ojos marrones que le hicieron bajar un muy inquietante estremecimiento por la espalda. Haciendo un esfuerzo por recuperar el aliento, contempló evaluadora el resto de su irresistible persona, mirando disimuladamente por entre los pétalos con puntas doradas de su ramillete. Vaya, caramba, caramba, caramba. Así que ese era el escandaloso marques de Sedgecroft. Ese magnífico y peligroso espécimen de virilidad sólo podía ser el infame primo del que Nigel solía hablar con tanto desprecio. Ella siempre había tenido el secreto deseo de conocerlo, pero claro, no en una situación como esa.
—Aguanta —le susurró su padre al oído—. Sobreviviremos a esto.
—Los Welsham han soportado cosas mucho peores —añadió su hermano, dándole un torpe golpe en el hombro con el brazo.
Caroline: —No en este siglo —acotó Caroline, mirándolo enfurruñada.
____ asintió solemnemente, sin haber oído ni una sola palabra. Era la primera vez que veía en carne y hueso y tan de cerca a su anfitrión, el notorio marqués de Sedgecroft. Y vaya si no era impresionante el corpachón de carne y hueso también, nada menos que de unos seis pies y unas cuantas pulgadas de altura . ¿Sería verlo lo que le producía ese ligero mareo o sería que el corsé no le dejaba llegar la sangre al cerebro?
Caroline: —Es el marques de Sedgecroft el que está sentado ahí en el primer banco, ¿verdad? —le preguntó a Caroline en un susurro, ocultando la boca tras el ramillete.
La delicada cara de Caroline se ensombreció de preocupación.
Caroline:—Buen Dios, _____ , hagas lo que hagas, no lo mires a los ojos. Podrías caer bajo la maldición de marrones .
_____ se atrevió a echarle otra mirada.
Tu:—¿Qué quieres decir?
Caroline:—Dicen —susurró Caroline— que cuando una mujer mira esos ojos marrones por primera vez se… ah, vamos, pero qué estoy diciendo. Ya te enamoraste de un Jonas y tu suerte no podría ser peor de lo que es ahora. Estoy sufriendo por ti, ______ . Debo decir que lo soportas admirablemente.
Tu:—Es una prueba, Caroline.
Caroline:—Tiene que serlo. Caramba, hay tres de los hermanos de Sedgecroft aquí y todavía no ha habido ningún duelo. Es un milagro que no se hayan derrumbado las paredes de la capilla. No sé dónde se podría encontrar una colección así de entidades imponentes y alborotadoras fuera del Monte Olimpo.
_______ sonrió; ella y sus hermanas tendían a ponerse muy teatrales en los momentos difíciles. Pero era cierto; por lo visto estaban reunidos allí la mayoría de los Jonas para presenciar su humillación pública. Los cuatro guapos hermanos destacaban sobresaliendo por cabeza y hombros entre los invitados menos dotados físicamente. Charlando y riendo a intervalos, los tres menores estaban repantigados perezosamente en los bancos, presididos por el marqués en toda su gloria leonina.
Tragó saliva al sentir bajar otro estremecimiento por el espinazo. El semblante y todo el cuerpo de Sedgecroft hablaba claramente de irritación, y no era de extrañar. Había hecho alarde de hospitalidad ofreciendo su mansión y su capilla para la celebración de la boda de su primo, y, a juzgar por la expresión de su cara, habría que pagar un infierno por ponerlo en esa situación. Ella esperaba estar ya lejos y oculta antes que él perdiera la paciencia. Su idea era escapar de ahí tan pronto como fuera posible.
Miranda:—¿Quieres que te consiga una vinagreta? —le preguntó Miranda, preocupada.
______- se obligó a desviar la mirada de su amedrentador anfitrión de pelo dorado.
Tu:—¿Para qué?
Caroline:—De repente da la impresión de que podrías desmayarte —dijo Caroline, compasiva.
La culpa de eso la tendría el marques de sedgecroft, pensó _____ , sintiendo una punzada de fastidio. Incluso a esa distancia, separados por casi la mitad de la capilla, percibía que era un hombre al que no le gustaba que lo incomodaran. El cielo la amparara si a él se le ocurría investigar personalmente la desaparición de Nigel, aun cuando eso no parecía probable.
Daba la impresión de que él ya estaba bastante ocupado controlando a su propio clan; por no decir nada de las dos mujeres muy atractivas que a cada momento se le acercaban a hablarle en susurros, de una manera que sugería una fuerte relación personal.
Tu:—Reservad la vinagreta para la madre de Nigel —les susurró a sus hermanas, y de repente notó que le ardían las mejillas, al pensar que Sedgecroft y sus amantes eran testigos de su fallida boda—. Creo que se ha desmayado por lo menos cinco veces en la última hora.
Caroline:—Creo que se toma peor que tú este desastre, _____ —dijo Caroline, pensativa.
Miranda: —_______ simplemente es mejor a la hora de ocultar sus sentimientos —musitó Miranda.
A eso siguió un momento de silencio. ______ lo aprovechó para echarle otra mirada disimulada a el marques de Sedgecroft. Parecía estar tan desasosegado como ella.
Simon: —Bueno —dijo Simon entonces—, ¿cuánto tiempo más tenemos que esperar?
_____ bajó una mano para tironearse la falda y sacar la orilla de debajo del pie de su padre. Se sentía como si el peso de todo su traje de novia la estuviera hundiendo. En el aspecto social, claro, ya estaba hundida.
Después de eso era improbable que quisiera casarse con ella algún hombre que valiera la pena. A menos que encontrara un hombre cuya valentía superara con mucho la razón. Sus padres no se atreverían jamás a arreglarle otro matrimonio. Lo más probable era que incluso tuvieran miedo de entrometerse en los asuntos de sus hermanas, con lo que Caroline y Miranda se salvarían de uniones desgraciadas. Las tres tendrían que buscarse maridos solas.
Con dificultad logró reprimir el impulso de lanzar el ramillete al aire y soltar un grito de alegría.
Empezaba a disiparse la nube de desesperación que había ensombrecido esos largos meses de noviazgo. Ya asomaba el sol. Lo había conseguido. Había logrado de verdad evitar el destino que tanto había temido.
—Han pasado tres horas —murmuró su padre, mirando incrédulo su reloj de oro de bolsillo—. Es tiempo suficiente. Simon, ayúdame a llevarla al coche. Pongámonos uno a cada lado por si cayera desplomada por la humillación.
Lady Belshire miró alrededor horrorizada.
—No en público, Howard. Piensa en la multitud de plebeyos que se ha congregado fuera, a la espera de ver a la comitiva de la boda. Lo único que verán será… una novia desplomada.
Tu: —Saldré sola —dijo______ , sintiendo una punzada de culpabilidad por la muerte del sueño de ellos.
Aun cuando eso significaba el renacer de sus esperanzas secretas.
Esa boda nunca había sido el sueño de ella. Ni tampoco el de Nigel.
De hecho, era posible que en ese mismo momento Nigel estuviera haciendo sus promesas nupciales con la mujer a la que había deseado apasionadamente esos últimos cuatro años: la robusta institutriz de los Jonas, que había consagrado diez años de su juventud a gobernar al desmadrado clan en su propiedad del campo.
Ella les envidiaba el futuro a los dos; aun cuando seguramente el padre de Nigel lo desheredaría, dejándolo sin un céntimo, él pasaría su vida con la mujer que amaba.
Y esa mujer nunca había sido ella. Tampoco ella lo había amado nunca, aunque sí le tenía muchísimo cariño, afecto. Casarse con Nigel habría sido equivalente a casarse con un hermano, una unión que ninguno de los dos deseaba, aun cuando nunca lograron convencer de eso a sus respectivos padres.
—¿Qué podría estar haciendo Nigel mientras nosotros estamos aquí como un grupo de idiotas rematados? —masculló su hermano, cogiéndole el brazo para animarla a escapar hacia el coche.
—Suéltame, Simon —dijo ella en un brusco susurro—. Jamás en mi vida he sido del tipo de mujer que se desmaya.
Una inmensa sombra cayó sobre el altar y repentinamente se apagaron todos los murmullos y un profundo silencio envolvió la capilla. Un terrible escalofrío premonitorio recorrió todo el cimbreño cuerpo de Jane. Las expresiones de espanto que vio en las caras de sus hermanas intensificaron su mal presentimiento.
Caroline:—Oh, es él —musitó Caroline, con la cara tan blanca como el vestido de bodas—. Cielo santo.
Tu: —¿Qué él? —preguntó _____ en un susurro, agrandando sus ojos verdes.
Su hermano se había apartado, soltándole el brazo como si hubiera sido una pistola cargada. Él también estaba mirando la sombra, con una fascinante expresión de miedo combinado con «respeto».
Sin pensarlo, ella se aplastó como un escudo protector el ramillete sobre el escote bordeado por seda con encajes, y se giró a enfrentar su destino. Y entonces se encontró ante la cara más indecentemente hermosa que había visto en su vida.
Él. El muy honorable marqués de Sedgecroft.
Nick, que proyectaba una sombra que la cubría toda entera, desde el velo de la cabeza hasta las puntas de sus zapatos de boda. Nick, el de los tormentosos ojos marrones y el cuerpo de músculos de acero, el de fama de sinvergüenza y estilo de vida libertino, el bribón más encantador para divertir a la aristocracia amante de escándalos. El hombre en cuya capilla ella había deseado llevar a cabo su plan. , que se veía avergonzado, capaz y…
¿Qué demonios pretendía hacer ahí en el altar?
Sintió las desbocadas palpitaciones del corazón que hacían vibrar los pétalos de rosas del ramillete que tenía aferrado tan fuerte que le dolía la mano. Por su cabeza pasaron los pensamientos más extraños. Se imaginó que un escultor estaría encantado de esculpir la cara de Jonas , toda esa soberbia estructura ósea de ángulos marcados, ese mentón con hoyuelo…
Por no decir esa boca pecaminosamente modelada y sus hombros varoniles. Trató de calcular cuánta tela necesitaría su sastre para cubrirle la ancha y musculosa espalda. Y ¿sería cierto que él y su última amante hicieron el amor una vez en la Torre?
Su voz profunda la sobresaltó, sacándola de su vergonzosa ensoñación:
Nick:—Me siento profundamente avergonzado.
¿Avergonzado? ¿Él estaba avergonzado? Bueno, tal vez tenía cientos de motivos para confesar eso, pero, por desgracia, ninguno en el que hubiera tomado parte ella. Sus hermanas y ella se miraron desconcertadas.
Tu:—Perdón, ¿ha dicho que se siente…?
Nick:—Avergonzado. Por mi primo. ¿Hay algo que yo pueda hacer?
Tu:—¿Hacer?
Nick:—Sí, respecto a este… —movió su enorme mano barriendo el aire—, este lamentable asunto.
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NicholasJonasMiller
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MensajeTema: Re: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitimeAgosto 24th 2011, 20:24

LA AAMEEE!

ESTA HERMOSA! SIGUELA!
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fallingfornicholas
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MensajeTema: Re: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitimeAgosto 24th 2011, 20:26

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MensajeTema: Re: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitimeAgosto 26th 2011, 22:39

me encanta!! esta genia|.... sigue|aaaa!!!! Very Happy
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karla anchondo
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MensajeTema: Re: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitimeAgosto 26th 2011, 23:48

haaa siiguela encerio estaa genial:D
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Manzanitha
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MensajeTema: Re: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitimeNoviembre 29th 2012, 15:20

Porqe no la sigues esta buenisima Question
No puedes dejarla asi...
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NataliadeJonas
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NataliadeJonas


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MensajeTema: Re: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitimeDiciembre 5th 2012, 18:13

Hola , nueva lectora Smile
Me llamo Natalia y me gusto mucho el primer capitulo Smile Esta muy interesante ! Very Happy

Me gusta mucho... Siguela pronto ! Very Happy

XOXOXO
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MensajeTema: Re: Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/   Mi amado Marqués (Nick & Tu) /adaptada/ Icon_minitime

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