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| Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion | |
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+7MmJg -jonatika- JB_jonas.brothers swettdream DariiJonatik Maxine kenijonas ILoveEzraFitz♥ 11 participantes | |
Autor | Mensaje |
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ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Octubre 27th 2011, 16:58 | |
| A mi no me amenazes Maxi jajaja no te preocupes ahorita subo solo esperame un toque que estamos planiando una Halloween Party con mi promo pero tu tambien tienes que subir cap ___________________________________________ | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Octubre 27th 2011, 18:39 | |
| Te dedico estos tres capis MaxiLibro V: "El descenso"Cap 19: Progreso en el negocio de los abalorios negras¿Qué era, dónde estaba, qué hacía mientras tanto aquella mujer, que al decir de la gente de Montfermeil parecía haber abandonado a su hija?
Después de dejar a su pequeña _______ a los Thenardier prosiguió su camino, y llegó a M. Se recordará que esto era en 1818.
Lea había abandonado su pueblo unos diez años antes. M. había cambiado mucho. Mientras ella descendía lentamente de miseria en miseria, su pueblo natal había prosperado.
Hacía unos dos años aproximadamente que se había realizado en él una de esas hazañas industriales que son los grandes acontecimientos de los pequeños pueblos.
De tiempo inmemorial M. tenía por industria principal la imitación del azabache inglés y de las cuentas de vidrio negras de Alemania, industria que se estancaba a causa de la carestía de la materia prima. Pero cuando Lea volvió se había verificado una transformación inaudita en aquella producción de abalorios negros. A fines de 1815, un hombre, un desconocido, se estableció en el pueblo y concibió la idea de sustituir, en su fabricación, la goma laca por la resina.
Tan pequeño cambio fue una revolución, pues redujo prodigiosamente el precio de la materia prima, con beneficio para la comarca, para el manufacturero y para el consumidor.
En menos de tres años se hizo rico el autor de este procedimiento, y, lo que es más, todo lo había enriquecido a su alrededor. Era forastero en la comarca. Nada se sabía de su origen. Se decía que había llegado al pueblo con muy poco dinero; algunos centenares de francos a lo más, y que entonces tenía el lenguaje y el aspecto de un obrero.
Y fue con ese pequeño capital, puesto al servicio de una idea ingeniosa, fecundada por el orden y la inteligencia, que hizo su fortuna y la de todo el pueblo.
A lo que parece, la tarde misma en que aquel personaje hacía oscuramente su entrada en aquel pequeño pueblo de M., a la caída de una tarde de diciembre, con un morral a la espalda y un palo de espino en la mano, acababa de estallar un violento incendio en la Municipalidad. El hombre se arrojó al fuego, y salvó, con peligro de su vida, a dos niños que después resultaron ser los del capitán de gendarmería. Esto hizo que no se pensase en pedirle el pasaporte. Desde entonces se supo su nombre. Se llamaba Magdalena.___________________________________________
Última edición por NelenaAndNamantha<3 el Octubre 27th 2011, 18:44, editado 2 veces | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Octubre 27th 2011, 18:42 | |
| Cap 20: El señor MagdalenaEra un hombre de unos cincuenta años, reconcentrado, meditabundo y bueno. Esto es todo lo que de él podía decirse.
Gracias a los rápidos progresos de aquella industria que había restaurado tan admirablemente, M. se había convertido en un considerable centro de negocios. Los beneficios del señor Magdalena eran tales que al segundo año pudo ya edificar una gran fábrica, en la cual instaló dos amplios talleres, uno para los hombres y otro para las mujeres. Allí podía presentarse todo el que tenía hambre, seguro de encontrar trabajo y pan. Sólo se les pedía a los hombres buena voluntad, a las mujeres costumbres puras, a todos probidad. Era en el único punto en que era intolerante.
Antes de su llegada, el pueblo entero languidecía. Ahora todo revivía en la vida sana del trabajo. No había más cesantía ni miseria.
En medio de esta actividad, de la cual era el eje, este hombre se enriquecía, pero, cosa extraña, parecía que no era ése su fin. Parecía que el señor Magdalena pensaba mucho en los demás y poco en sí mismo. En 1820 se le conocía una suma de seiscientos treinta mil francos colocada en la casa bancaria de Laffitte; pero antes de ahorrar estos seiscientos mil francos había gastado más de un millón para la aldea y para los pobres.
Como el hospital estaba mal dotado, había costeado diez camas más. Abrió una farmacia gratuita. En el barrio que habitaba no había más que una escuela, que ya se caía a pedazos; él construyó dos escuelas, una para niñas y otra para niños. Pagaba de su bolsillo a los dos maestros una gratificación que era el doble del mezquino sueldo oficial.
Como se sorprendiera alguien por esto, le respondió: "Los dos primeros funcionarios del Estado son la nodriza y el maestro de escuela". Fundó a sus expensas una sala de asilo, cosa hasta entonces desconocida en Francia, y un fondo de subsidio para los trabajadores viejos e impedidos.
En los primeros tiempos, cuando se le vio empezar, las buenas almas decían: "Es un sinvergüenza que quiere enriquecerse". Cuando lo vieron enriquecer el pueblo antes de enriquecerse a sí mismo, las mismas buenas almas dijeron: "Es un ambicioso". En 1819 corrió la voz de que, a propuesta del prefecto y en consideración a los servicios hechos al país, el señor Magdalena iba a ser nombrado por el rey alcalde de M. Los que habían declarado ambicioso al recién llegado aprovecharon dichosos la ocasión de exclamar: "¡Vaya! ¿No lo decía yo?" Días después apareció el nombramiento en el Diario Monitor.
A la mañana siguiente renunció el señor Magdalena.
Ese mismo año, los productos del nuevo sistema inventado por el señor Magdalena figuraron en la exposición industrial. Por sugerencia del jurado, el rey nombró al inventor caballero de la Legión de Honor. Nuevos rumores corrieron por el pueblo. "¡Ah, era la cruz lo que quería!" Al día siguiente, el señor Magdalena rechazaba la cruz.
Decididamente aquel hombre era un enigma. Pero las buenas almas salieron del paso diciendo: "Es un aventurero".
Como hemos dicho, la comarca le debía mucho; los pobres se lo debían todo. En 1820, cinco años después de su llegada a M., eran tan notables los servicios que había hecho a la región que el rey le nombró nuevamente alcalde de la ciudad. De nuevo renunció; pero el prefecto no admitió su renuncia; le rogaron los notables, le suplicó el pueblo en plena calle, y la insistencia fue tan viva, que al fin tuvo que aceptar. El señor Magdalena había llegado a ser el señor alcalde.___________________________________________ | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Octubre 27th 2011, 18:46 | |
| Cap 21: Depósitos en la casa LaffitteContinuó viviendo con la misma sencillez que el primer día.
Tenía los cabellos grises, la mirada seria, la piel bronceada de un obrero y el rostro pensativo de un filósofo. Usaba una larga levita abotonada hasta el cuello y un sombrero de ala ancha. Vivía solo. Hablaba con poca gente. A medida que su fortuna crecía, parecía que aprovechaba su tiempo libre para cultivar su espíritu. Se notaba que su modo de hablar se había ido haciendo más fino, más escogido, más suave.
Tenía una fuerza prodigiosa. Ofrecía su ayuda a quien lo necesitaba; levantaba un caballo, desatrancaba una rueda, detenía por los cuernos un toro escapado. Llevaba siempre los bolsillos llenos de monedas menudas al salir de casa, y los traía vacíos al volver. Cuando veía un funeral en la iglesia entraba y se ponía entre los amigos afligidos, entre las familias enlutadas.
Entraba por la tarde en las casas sin moradores, y subía furtivamente las escaleras. Un pobre diablo al volver a su chiribitil, veía que su puerta había sido abierta, algunas veces forzada en su ausencia. El pobre hombre se alarmaba y pensaba: "Algún malhechor habrá entrado aquí". Pero lo primero que veía era alguna moneda de oro olvidada sobre un mueble. El malhechor que había entrado era el señor Magdalena.
Era un hombre afable y triste.
Su dormitorio era una habitación adornada sencillamente con muebles de caoba bastante feos, y tapizada con papel barato. Lo único que chocaba allí eran dos candelabros de forma antigua que estaban sobre la chimenea, y que parecían ser de plata.
Se murmuraba ahora en el pueblo que poseía sumas inmensas depositadas en la Casa Laffitte, con la particularidad de que estaban siempre a su disposición inmediata, de manera que, añadían, el señor Magdalena podía ir una mañana cualquiera, firmar un recibo, y llevarse sus dos o tres millones de francos en diez minutos. En realidad, estos dos o tres millones se reducían a seiscientos treinta o cuarenta mil francos___________________________________________ | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Octubre 28th 2011, 20:11 | |
| Awwwww Isa!!!!!!!! Muchas graciaaaaas por la dedicacioon!!!!!! y de 3 capis!!!! Me encantaroooooooooooooooooon DEMASIADOOOOOOOOOOOO paso rapidito.. pero obvioo no puedo dejar de comentaar Siguelaaaaaaaaaaaaaaa!!!! p.d Me fascinaaaaa tu noveee *.* Besos!! | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Octubre 28th 2011, 20:14 | |
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| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Octubre 28th 2011, 20:15 | |
| Exigoo Caap Quierooo caaap *.* !! | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Octubre 28th 2011, 20:19 | |
| Gracias por comentar Maxi ahora subo cap Cap 22: El señor Magdalena de lutoAl principiar el año 1821 anunciaron los periódicos la muerte del señor Myriel, obispo de D., llamado monseñor Bienvenido, que había fallecido en olor de santidad a la edad de ochenta y dos años.
Lo que los periódicos omitieron fue que al morir el obispo de D. estaba ciego desde hacía muchos años, y contento de su ceguera porque su hermana estaba a su lado.
Ser ciego y ser amado, es, en este mundo en que nada hay completo, una de las formas más extrañamente perfectas de la felicidad. Tener continuamente a nuestro lado a una mujer, a una hija, una hermana, que está allí precisamente porque necesitamos de ella; sentir su ir y venir, salir, entrar, hablar, cantar; y pensar que uno es el centro de esos pasos, de esa palabra, de ese canto; llegar a ser en la oscuridad y por la oscuridad, el astro a cuyo alrededor gravita aquel ángel, realmente pocas felicidades igualan a ésta. La dicha suprema de la vida es la convicción de que somos amados, amados por nosotros mismos; mejor dicho amados a pesar de nosotros; esta convicción la tiene el ciego. ¿Le falta algo?
No, teniendo amor no se pierde la luz. No hay ceguera donde hay amor. Se siente uno acariciado con el alma. Nada ve, pero se sabe adorado. Está en un paraíso de tinieblas.
Desde aquel paraíso había pasado monseñor Bienvenido al otro.
El anuncio de su muerte fue reproducido por el periódico local de M. y el señor Magdalena se vistió a la mañana siguiente todo de negro y con crespón en el sombrero.
Esto llamó mucho la atención de las gentes. Creían ver una luz en el misterioso origen del señor Magdalena.
Una tarde, una de las damas más distinguidas del pueblo le preguntó:
- ¿Sois sin duda un pariente del señor obispo de D.?
- No, señora.
- Pero, estáis de luto.
- Es que en mi juventud fui lacayo de su familia -respondió él.
También se comentaba que cada vez que pasaba por la aldea algún niño saboyano de esos que recorren los pueblos buscando chimeneas que limpiar, el señor alcalde le preguntaba su nombre y le daba dinero. Los saboyanitos se pasaban el dato unos a otros, y nunca dejaban de venir___________________________________________ | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Octubre 28th 2011, 20:25 | |
| Cap 23: Vagos relámpagos en el horizontePoco a poco, y con el tiempo, se fueron disipando todas las oposiciones. El respeto por el señor Magdalena llegó a ser unánime, cordial, y hubo un momento, en 1821, en que estas palabras, "el señor alcalde", se pronunciaban en M. casi con el mismo acento que estas otras, "el señor obispo", eran pronunciadas en D. en 1815. Llegaba gente de lejos a consultar al señor Magdalena. Terminaba las diferencias, suspendía los pleitos y reconciliaba a los enemigos.
Un solo hombre se libró absolutamente de aquella admiración y respeto, como si lo inquietara una especie de instinto incorruptible e imperturbable. Se diría que existe en efecto en ciertos hombres un verdadero instinto animal, puro e íntegro, como todo instinto, que crea la antipatía y la simpatía, que separa fatalmente unas naturalezas de otras, que no vacila, que no se turba, ni se calla, ni se desmiente jamás. Pareciera que advierte al hombre-perro la presencia del hombre-gato.
Muchas veces, cuando el señor Magdalena pasaba por una calle, tranquilo, afectuoso, rodeado de las bendiciones de todos, un hombre de alta estatura, vestido con una levita gris oscuro, armado de un grueso bastón y con un sombrero de copa achatada en la cabeza, se volvía bruscamente a mirarlo y lo seguía con la vista hasta que desaparecía; entonces cruzaba los brazos, sacudiendo lentamente la cabeza y levantando los labios hasta la nariz, especie de gesto significativo que podía traducirse por: "¿Pero quién es ese hombre? Estoy seguro de haberlo visto en alguna parte. Lo que es a mí no me engaña".
Este personaje adusto y amenazante era de esos que por rápidamente que se les mire, llaman la atención del observador. Se dice que en toda manada de lobos hay un perro, al que la loba mata, porque si lo deja vivir al crecer devoraría a los demás cachorros. Dad un rostro humano a este perro hijo de loba y tendréis el retrato de aquel hombre.
Su nombre era Norm, y era inspector de la policía en M.
Cuando llegó a M., estaba ya hecha la fortuna del gran manufacturero y Magdalena se había convertido en el señor Magdalena.
Norm había nacido en una prisión, hijo de una mujer que leía el futuro en las cartas, cuyo marido estaba también encarcelado. Al crecer pensó que se hallaba fuera de la sociedad y sin esperanzas de entrar en ella nunca. Advirtió que la sociedad mantiene irremisiblemente fuera de sí dos clases de hombres: los que la atacan y los que la guardan; no tenía elección sino entre una de estas dos clases; al mismo tiempo sentía dentro de sí un cierto fondo de rigidez, de respeto a las reglas y de probidad, complicado con un inexplicable odio hacia esa raza de gitanos de que descendía. Entró, pues, en la policía y prosperó. A los cuarenta años era inspector.
Tenía la nariz chata con dos profundas ventanas, hacia las cuales se extendían unas enormes patillas. Cuando Norm se reía, lo cual era poco frecuente y muy terrible, sus labios delgados se separaban y dejaban ver no tan sólo los dientes sino también las encías, y alrededor de su nariz se formaba un pliegue abultado y feroz como sobre el hocico de una fiera carnívora. Norm serio era un perro de presa; cuando se reía era un tigre. Por lo demás, tenía poco cráneo, mucha mandíbula; los cabellos le ocultaban la frente y le caían sobre las cejas; tenía entre los ojos un ceño central permanente, la mirada oscura, la boca fruncida y temible, y un gesto feroz de mando.
Estaba compuesto este hombre de dos sentimientos muy sencillos y relativamente muy buenos, pero que él convertía casi en malos a fuerza de exagerarlos: el respeto a la autoridad y el odio a la rebelión. Norm envolvía en una especie de fe ciega y profunda a todo el que en el Estado desempeñaba una función cualquiera, desde el primer ministro hasta el guarda rural. Cubría de desprecio, de aversión y de disgusto a todo el que una vez había pasado el límite legal del mal. Era absoluto, y no admitía excepciones.
Era estoico, austero, soñador, humilde y altanero como los fanáticos. Toda su vida se compendiaba en estas dos palabras: velar y vigilar. ¡Desgraciado del que caía en sus manos! Hubiera sido capaz de prender a su padre al escaparse del presidio y denunciar a su madre por no acatar la ley; y lo hubiera hecho con esa especie de satisfacción interior que da la virtud. Añádase que llevaba una vida de privaciones, de aislamiento, de abnegación, de castidad, sin la más mínima distracción.
Norm era como un ojo siempre fijo sobre el señor Magdalena; ojo lleno de sospechas y conjeturas. El señor Magdalena llegó al fin a advertirlo; pero, a lo que parece, semejante cosa significó muy poco para él. No le hizo ni una pregunta; ni lo buscaba ni le huía, y aparentaba no notar aquella mirada incómoda y casi pesada.
Por algunas palabras sueltas escapadas a Norm, se adivinaba que había buscado secretamente las huellas y antecedentes que Magdalena hubiera podido dejar en otras partes. Parecía saber que había tomado determinados informes sobre cierta familia que había desaparecido. Una vez dijo hablando consigo mismo: "Creo que lo he cogido".
Luego se quedó tres días pensativo sin pronunciar una palabra. Parecía que se había roto el hilo que había creído encontrar.
Norm estaba evidentemente desconcertado por el aspecto natural y la tranquilidad de Magdalena. No obstante, un día su extraño comportamiento pareció hacer impresión en Magdalena.___________________________________________ | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Octubre 28th 2011, 20:32 | |
| Y por ultimo Cap 24: FaucheleventEl señor Magdalena, pasaba una mañana por una callejuela no empedrada de M., cuando oyó ruido y viendo un grupo a alguna distancia, se acercó a él. El viejo Fauchelevent acababa de caer debajo de su carro cuyo caballo se había echado.
Fauchelevent era uno de los escasos enemigos que tenía el señor Magdalena en aquella época. Cuando éste llegó al lugar, Fauchelevent tenía un comercio que empezaba a decaer. Vio a aquel simple obrero que se enriquecía, mientras que él, amo, se arruinaba; y de aquí que se llenara de envidia, y que hiciera siempre cuanto estuvo en su mano para perjudicar a Magdalena. Llegó su ruina; no le quedó más que un carro y un caballo, pues no tenía familia; entonces se hizo carretero para poder vivir.
El caballo tenía rotas las dos patas y no se podía levantar. El anciano había caído entre las ruedas, con tan mala suerte que todo el peso del carruaje, que iba muy cargado, se apoyaba sobre su pecho. Habían tratado de sacarlo, pero en vano. No había más medio de sacarlo que levantar el carruaje por debajo. Norm, que había llegado en el momento del accidente, había mandado a buscar una grúa.
El señor Magdalena llegó, y todos se apartaron con respeto.
- ¡Socorro! -gritó Fauchelevent-. ¿Quién es tan bueno que quiera salvar a este viejo?
El señor Magdalena se volvió hacia los concurrentes:
- ¿No hay una grúa? -dijo.
- Ya fueron a buscarla -respondió un aldeano.
- ¿Cuánto tiempo tardarán en traerla?
- Un buen cuarto de hora.
- ¡Un cuarto de hora! -exclamó Magdalena.
Había llovido la víspera, el suelo estaba húmedo, y el carro se hundía en la tierra a cada instante, y comprimía más y más el pecho del viejo carretero. Era evidente que antes de cinco minutos tendría las costillas rotas.
- Es imposible aguardar un cuarto de hora -dijo Magdalena a los aldeanos que miraban-. Todavía hay espacio debajo del carro para que se meta allí un hombre y la levante con su espalda. Es sólo medio minuto y alcanza a salir ese pobre. ¿Hay alguien que tenga hombros fuertes y corazón? Ofrezco cinco luises de oro.
Nadie chistó en el grupo.
- ¡Diez luises! -dijo Magdalena.
Los asistentes bajaron los ojos. Uno de ellos murmuró:
- Muy fuerte habría de ser. Se corre el peligro de quedar aplastado...
- ¡Vamos! -añadió Magdalena-, ¡veinte luises!
El mismo silencio.
- No es buena voluntad lo que les falta -dijo una voz.
El señor Magdalena se volvió y reconoció a Norm. No lo había visto al llegar.
Norm continuó:
- Es la fuerza. Sería preciso ser un hombre muy fuerte para hacer la proeza de levantar un carro como ése con la espalda.
Y mirando fijamente al señor Magdalena, continuó recalcando cada una de las palabras que pronunciaba:
- Señor Magdalena, no he conocido más que a un hombre capaz de hacer lo que pedís.
Magdalena se sobresaltó.
Norm añadió con tono de indiferencia, pero sin apartar los ojos de los de Magdalena:
- Era un forzado.
- ¡Ah! -dijo Magdalena.
- Del presidio de Tolón.
Magdalena se puso pálido.
Mientras tanto el carro se iba hundiendo lentamente. Fauchelevent gritaba y aullaba:
- ¡Que me ahogo! ¡Se me rompen las costillas! ¡Una grúa! ¡Cualquier cosa! ¡Ay!
Magdalena levantó la cabeza, encontró los ojos de halcón de Norm siempre fijos sobre él, vio a los aldeanos y se sonrió tristemente. En seguida sin decir una palabra se puso de rodillas, y en un segundo estaba debajo del carro.
Hubo un momento espantoso de expectación y de silencio. Se vio a Magdalena pegado a tierra bajo aquel peso tremendo probar dos veces en vano a juntar los codos con las rodillas.
- Señor Magdalena, salid de ahí -le gritaban.
El mismo viejo Fauchelevent le dijo:
- ¡Señor Magdalena, marchaos! ¡No hay más remedio que morir, ya lo veis, dejadme! ¡Vais a ser aplastado también!
Magdalena no respondió.
Los concurrentes jadeaban. Las ruedas habían seguido hundiéndose, y era ya casi imposible que Magdalena saliera de debajo del carro.
De pronto se estremeció la enorme masa, el carro se levantaba lentamente, las ruedas salían casi del carril. Se oyó una voz ahogada que exclamaba:
- ¡Pronto, ayudadme!
Era Magdalena que acababa de hacer el último esfuerzo.
Todos se precipitaron. La abnegación de uno solo dio fuerza y valor a todos; veinte brazos levantaron el carro; el viejo Fauchelevent se había salvado.
Magdalena se puso de pie. Estaba lívido, aunque el sudor le caía a chorros. Su ropa estaba desgarrada y cubierta de lodo. Todos lloraban; el viejo le besaba las rodillas y lo llamaba el buen Dios.
Magdalena tenía en su rostro no sé qué expresión de padecimiento feliz y celestial, y fijaba su mirada tranquila en los ojos de Norm.
Fauchelevent se había dislocado la rótula en la caída. El señor Magdalena lo hizo llevar a la enfermería que tenía para sus trabajadores en el edificio de su fábrica y que estaba atendida por dos Hermanas de la Caridad. A la mañana siguiente, muy temprano, el anciano halló un billete de mil francos sobre la mesa de noche, con esta línea escrita por mano del señor Magdalena: "Os compro vuestro carro y vuestro caballo". El carro estaba destrozado y el caballo muerto.
Fauchelevent sanó; pero la pierna le quedó anquilosada. El señor Magdalena, por recomendación de las Hermanas, hizo colocar al pobre hombre de jardinero en un convento de monjas del barrio Saint-Antoine, en París.
Algún tiempo después, el señor Magdalena fue nombrado alcalde. La primera vez que Norm vio al señor Magdalena revestido de la banda que le daba toda autoridad sobre la población, experimentó la especie de estremecimiento que sentiría un mastín que olfateara a un lobo bajo los vestidos de su amo. Desde aquel momento huyó de él todo cuanto pudo, y cuando las necesidades del servicio lo exigían imperiosamente, y no podía menos de encontrarse con el señor alcalde, le hablaba con un respeto profundo___________________________________________ | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 1st 2011, 18:01 | |
| Buuu chicas porque no comentan me hacen sentir que no les gusta la nove y seria mejor que la deje voy a subir cap haber si comentan Cap 25: Triunfo de la moralTal era la situación cuando volvió Lea. Nadie se acordaba de ella, pero afortunadamente la puerta de la fábrica del señor Magdalena era como un rostro amigo.
Se presentó y fue admitida. Cuando vio que vivía con su trabajo, tuvo un momento de alegría. Ganarse la vida con honradez, ¡qué favor del cielo! Recobró verdaderamente el gusto del trabajo. Se compró un espejo, se regocijó de ver en él su juventud, sus hermosos cabellos, sus hermosos dientes; olvidó muchas cosas; no pensó sino en _______ y en el porvenir, y fue casi feliz. Alquiló un cuartito y lo amuebló de fiado sobre su trabajo futuro.
No pudiendo decir que estaba casada, se guardó mucho de hablar de su pequeña hija. En un principio pagaba puntualmente a los Thenardier; les escribía con frecuencia, y esto se notó. Se empezó a decir en voz baja en el taller de mujeres que Lea "escribía cartas".
Ciertas personas son malas únicamente por necesidad de hablar. Su palabra necesita mucho combustible y el combustible es el prójimo.
Observaron, pues, a Lea.
Constataron que en el taller muchas veces la veían enjugar una lágrima. Se descubrió que escribía por lo menos dos veces al mes. Lograron leer un sobre dirigido al señor Thenardier, en Montfermeil. Sobornaron a quien le escribía las cartas y así supieron que Lea tenía una hija.
Una de las mujeres hizo el viaje a Montfermeil, habló con los Thenardier, y dijo a su vuelta:
- Mis treinta y cinco francos me ha costado, pero lo sé todo. He visto a la criatura. Esta mujer era la señora Victurnien, guardiana de la virtud de todo el mundo. De joven se casó con un monje escapado del claustro, que se pasó de los Bernardinos a los Jacobinos. Tenía ahora cincuenta años; era fea, de voz temblorosa, seca, ruda, brusca, casi venenosa.
Una mañana le entregó a Lea, de parte del señor alcalde, cincuenta francos, diciéndole que ya no formaba parte del taller, y que el señor alcalde la invitaba a abandonar el pueblo.
Lea quedó aterrada. No podía salir del pueblo; debía el alquiler de la casa y de los muebles, cincuenta francos no eran bastantes para solventar estas deudas. Balbuceó algunas palabras de súplica; pero se le dio a entender que tenía que salir inmediatamente.
Oprimida por la vergüenza más que por la desesperación, salió de la fábrica y se fue a su casa. Su falta era, pues, conocida por todos.
No se sentía con fuerzas para decir una palabra. Le aconsejaron que hablara con el alcalde; pero no se atrevió. El alcalde le daba cincuenta francos, porque era bueno, y la despedía, porque era justo. Se sometió, pues, a su decreto.
Pero el señor Magdalena no supo nada de aquello. Había puesto al frente de este taller a la viuda del monje, y confió plenamente en ella.
Convencida de que obraba en bien de la moral, esta mujer instruyó el proceso, juzgó, condenó y ejecutó a Lea. Los cincuenta francos que le diera los tomó de una cantidad que el señor Magdalena le daba para ayudar a las obreras en sus problemas, y de la cual ella no rendía cuenta.
Lea se ofreció como criada en la localidad, y fue de casa en casa. Nadie la admitió. Tampoco pudo dejar el pueblo, a causa de sus deudas.
Se puso a coser camisas para los soldados de la guarnición, con lo que ganaba doce sueldos al día; su hija le costaba diez. Entonces fue cuando comenzó a pagar mal a los Thenardier.
Lea aprendió cómo se vive sin fuego en el invierno, cómo se ahorra la vela comiendo a la luz de la ventana de enfrente. Nadie conoce el partido que ciertos seres débiles que han envejecido en la miseria y en la honradez saben sacar de un cuarto. Llega esto hasta ser un talento. Lea adquirió este sublime talento, y recobró un poco su valor. Quien le dio lo que se puede llamar sus lecciones de vida indigente fue su vecina Margarita; era una santa mujer, pobre y caritativa con los pobres y también con los ricos, que apenas sabía firmar mal su nombre, pero que creía en Dios, que es la mayor ciencia.
Al principio Lea no se atrevía a salir a la calle. Cuando la veían, la apuntaban con el dedo, todos la miraban y nadie la saludaba. El desprecio áspero y frío penetraba en su carne y en su alma como un hielo.
Pero hubo de acostumbrarse a la desconsideración como se acostumbró a la indigencia. A los dos o tres meses empezó a salir como si nada pasara. "Me da lo mismo", decía.
El exceso de trabajo la cansaba y su tos seca aumentaba.
El invierno volvió. Días cortos, menos trabajo. En invierno no hay calor, no hay luz, no hay mediodía; la tarde se junta con la mañana; todo es niebla, crepúsculo; la ventana está empañada, no se ve claro. Lea ganaba poquísimo y sus deudas aumentaban.
Los Thenardier, mal pagados, le escribían a cada instante cartas cuyo contenido la afligía y cuyo exigencia la arruinaba. Un día le escribieron que su pequeña _______ estaba enteramente desnuda con el frío que hacía, que tenía necesidad de ropa de lana, y que era preciso que su madre enviase diez francos para ella. Recibió la carta y la estrujó entre sus manos todo el día. Por la noche entró en la casa de un peluquero que habitaba en la calle, y se quitó el peine. Sus admirables cabellos rubios le cayeron hasta las caderas.
- ¡Hermoso pelo! -exclamó el peluquero.
- ¿Cuánto me daréis por él? -dijo ella.
- Diez francos.
- Cortadlo.
Compró un vestido de lana y lo envió a los Thenardier, los cuales se pusieron furiosos. Dinero era lo que ellos querían. Dieron el vestido a Samantha; y la pobre Alondra continuó tiritando.
Lea pensó: "Mi niña no tiene frío. La he vestido con mis cabellos". Cuando vio que no se podía peinar, tomó odio a todo, comenzando por el señor Magdalena, a quien culpaba de todos sus males.
Tuvo un amante, a quien no amaba, de pura rabia. Era una especie de músico mendigo que la abandonó muy pronto. Mientras más descendía, más se oscurecía todo a su alrededor y más brillaba su hijita, su pequeño ángel, en su corazón.
- Cuando sea rica, tendré a mi _______ a mi lado -decía y se reía.
Cierto día recibió una nueva carta de los Thenardier: "_______ está muy enferma. Tiene fiebre miliar. Necesita medicamentos caros, lo cual nos arruina, y ya no podemos pagar más. Si no nos enviáis cuarenta francos antes de ocho días, la niña habrá muerto".
- ¡Cuarenta francos!, es decir, ¡dos napoleones de oro! ¿De dónde quieren que yo los saque? ¡Qué tontos son esos aldeanos!
Y se echó a reír, histérica. Más tarde bajó y salió corriendo y siempre riendo.
- ¡Cuarenta francos! -exclamaba y reía.
Al pasar por la plaza vio mucha gente que rodeaba un extraño coche sobre el cual peroraba un hombre vestido de rojo. Era un charlatán, dentista de oficio, que ofrecía al público dentaduras completas, polvos y elixires. Vio a aquella hermosa joven y le dijo:
- ¡Hermosos dientes tenéis, joven risueña! Si queréis venderme los incisivos, os daré por cada uno un napoleón de oro.
- ¿Y cuáles son los incisivos? -preguntó Lea.
- Incisivos -repuso el profesor dentista- son los dientes de delante, los dos de arriba.
- ¡Qué horror! -exclamó Lea.
- ¡Dos napoleones de oro! -masculló una vieja desdentada que estaba allí-. ¡Vaya una mujer feliz!
Lea echó a correr, y volvió a su pieza. Releyó la carta de los Thenardier. A la mañana siguiente, cuando Margarita entró en el cuarto de Lea antes de amanecer, porque trabajaban siempre juntas y de este modo no encendían más que una luz para las dos, la encontró pálida, helada.
- ¡Jesús! ¿Qué tenéis, Lea?
- Nada -respondió Lea-. Al contrario. Mi niña no morirá de esa espantosa enfermedad por falta de medicinas. Estoy contenta. Tengo los dos napoleones.
Al mismo tiempo se sonrió. La vela alumbró su rostro. En la boca tenía un agujero negro. Los dos dientes habían sido arrancados. Envió, pues, los cuarenta francos a Montfermeil.
Había sido una estratagema de los Thenardier para sacarle dinero. ________ no estaba enferma.
Lea ya no tenía cama y le quedaba un pingajo al que llamaba cobertor, un colchón en el suelo y una silla sin asiento. Había perdido el pudor; después perdió la coquetería y últimamente hasta el aseo. A medida que se rompían los talones iba metiendo las medias dentro de los zapatos. Pasaba las noches llorando y pensando; tenía los ojos muy brillantes, y sentía un dolor fijo en la espalda. Tosía mucho; pasaba diecisiete horas diarias cosiendo, pero un contratista del trabajo de las cárceles que obligaba a trabajar más barato a las presas, hizo de pronto bajar los precios, con lo cual se redujo el jomal de las trabajadoras libres a nueve sueldos. Por ese entonces Thenardier le escribió diciendo que la había esperado mucho tiempo con demasiada bondad; que necesitaba cien francos inmediatamente; que si no se los enviaba, echaría a la calle a la pequeña ________.
- Cien francos -pensó Lea-. ¿Pero dónde hay ocupación en qué ganar cien sueldos diarios? No hay más remedio -dijo-, vendamos el resto. La infortunada se hizo mujer pública.___________________________________________ | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 1st 2011, 18:27 | |
| Cap 26: Chrístus nos liveravit¿Qué es esta historia de Lea? Es la sociedad comprando una esclava. ¿A quién? A la miseria. Al hambre, al frío, al abandono, al aislamiento, a la desnudez. ¡Mercado doloroso! Un alma por un pedazo de pan; la miseria ofrece, la sociedad acepta.
La santa ley de Jesucristo gobierna nuestra civilización; pero no la penetra todavía. Se dice que la esclavitud ha desaparecido de la civilización europea, y es un error. Existe todavía; sólo que no pesa ya sino sobre la mujer, y se llama prostitución.
En el punto a que hemos llegado de este doloroso drama, nada le queda a Lea de lo que era en otro tiempo. Se ha convertido en mármol al hacerse lodo. Quien la toca, siente frío. Le ha sucedido todo lo que tenía que sucederle; todo lo ha soportado, todo lo ha sufrido, todo lo ha perdido, todo lo ha llorado. ¿Qué son estos destinos?, ¿por qué son así?
El que lo sabe ve toda la oscuridad. Es uno solo; se llama Dios___________________________________________ | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 1st 2011, 19:16 | |
| Quee te sucedee!!!! como piensaaaas eso! OBVIAMENTE no me gustaa!! ME ENCANTAA!!! ME FASCINAA!!!!! LA AMOOOOOOOOOO UNA DE MIS FAVORITAAS!!! ASI.. qe ni c te ocurra dejarlaaaaaa!!!! pq entonces si.. me voy hasta tu casa y te llevo a DOOS vagabundos mas un payaso muahaha JAJAJA ENSERIO -.- No se te ocurra dejarlaaaa pq yo morireeee!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! y con los caps.. *.* me qede maravilladaa.. siento que soñare con esta nove jeje Siguelaaaaaaa isa Tqm :* | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 1st 2011, 19:18 | |
| Esperareeee mas caaaps !! sip? y disculpa si desaparescoo tanto :$ pero obvioo que comentareee y como kiera paso a leer!! A M O T U N O V E ! ! ! | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 2nd 2011, 14:01 | |
| ayy Maxi me mataron tus comentarios DOS VAGABUNDOS??!?? Y PARA COLMO UN PAYASO ahora la sigoo...Tu siempre alegras mis dias aunque hoy si en mi cole todo fue risas con los chismes sobre la Halloween Party del lunes ahorita pongo cap..solo espera un toque ___________________________________________ | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 8th 2011, 15:36 | |
| Jaja lo siento.. pero cuandoo pusiste eso.. solo se me vinieron las amenazas de los vagabundos y un payaso.. qe me da coshaa xd Jajaja
Por ciertooooooooo
Sigooo esperaaando caap D:
jaja
Donde andaaas :O | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 8th 2011, 15:37 | |
| Aaaaaaaaaaaaaaaaaaah que felicidaaad!!! Paseee de paag!!!! | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 8th 2011, 15:42 | |
| Lo sientoo :$ Cuando paso de pagina soy feliz Jeje Seguiree comentandoo.. esto nooo qiere decir qe este DESESPERADA porque no apareces eeh.. ni tampocooo porqe no subes caap.. Jajaja | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 8th 2011, 15:43 | |
| Nichooolaaas <--- hermoso nombre cierto? Nicholaaaas Nicholaaaas Nicholaaaas Nicholaaaas Nicholaaaas Nicholaaaas
:3 | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 8th 2011, 15:44 | |
| ahora subo cap...Oye Maxi tienes facebook? | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 8th 2011, 15:45 | |
| Yeaahp Maxine Hdz & you? face.. twitter?? msn?? :O bien interrogadaa xd jeje | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 8th 2011, 15:53 | |
| Si tengo facebook y twitter....mi msn esta malogrado...No puedo entrar buu ahorita te agrego...Mi face es Izabelita Galarza y mi twitter es IsaGalarzaP Cap 27: Solución de algunos asuntos de política municipalUnos diez meses después de lo referido, a comienzos de 1823, una tarde en que había nevado copiosamente, uno de esos jóvenes ricos y ociosos que abundan en las ciudades pequeñas, embozado en una gran capa se divertía en hostigar a una mujer que pasaba en traje de baile, toda descotada y con flores en la cabeza, por delante del café de los oficiales.
Cada vez que la mujer pasaba por delante de él, le arrojaba con una bocanada de humo de su cigarro algún apóstrofe que él creía chistoso y agudo, como: "¡Qué fea eres! No tienes dientes". La mujer, triste espectro vestido, que iba y venía sobre la nieve, no le respondía, ni siquiera lo miraba, y no por eso recorría con menos regularidad su paseo.
Aprovechando un momento en que la mujer volvía, el joven se fue tras ella a paso de lobo, y ahogando la risa, tomó del suelo un puñado de nieve y se lo puso bruscamente en la espalda entre los hombros desnudos. La joven lanzó un rugido, se dio vuelta, saltó como una pantera, y se arrojó sobre el hombre clavándole las uñas en el rostro con las más espantosas palabras que pueden oírse en un cuerpo de guardia. Aquellas injurias, vomitadas por una voz enronquecida por el aguardiente, sonaban aun más repulsivas en la boca de una mujer a la cual le faltaban, en efecto, los dos dientes incisivos. Era Lea.
Al ruido de la gresca, los oficiales salieron del café, los transeúntes se agruparon, y se formó un gran círculo alegre, que azuzaba y aplaudía.
De pronto, un hombre de alta estatura salió de entre la multitud, agarró a la mujer por el vestido de raso verde, cubierto de lodo, y le dijo:
- ¡Sígueme!
La mujer levantó la cabeza, y su voz furiosa se apagó súbitamente. Sus ojos se pusieron vidriosos y se estremeció de terror. Había reconocido a Norm.
El joven aprovechó la ocasión para escapar.
Norm alejó a los concurrentes, deshizo el círculo y echó a andar a grandes pasos hacia la oficina de policía, que estaba al extremo de la plaza, arrastrando tras sí a la miserable.
Ella se dejó llevar maquinalmente.
Al llegar a la oficina policial, Lea fue a sentarse en un rincón inmóvil y muda, acurrucada como perro que tiene miedo.
Norm se sentó, sacó del bolsillo una hoja de papel sellado y se puso a escribir.
Esta clase de mujeres están enteramente abandonadas por nuestras leyes a la discreción de la policía, la cual hace de ellas lo que quiere; las castiga como bien le parece, y confisca a su arbitrio esas dos tristes cosas que se llaman su trabajo y su libertad.
Norm estaba impasible: una prostituta había atentado contra un ciudadano. Lo había visto él, Norm. Escribía, pues, en silencio. Cuando terminó, firmó, dobló el papel y se lo entregó al sargento de guardia.
Tomad tres hombres y conducid a esta joven a la cárcel -le ordenó.
Luego, volviéndose hacia Lea, añadió:
- Tienes para seis meses.
La desgraciada se estremeció.
- ¡Seis meses, seis meses de presidio! -exclamó-. ¡Seis meses de ganar siete sueldos por día! ¿Qué va a ser de _______, mi hija? Debo más de cien francos a los Thenardier, señor inspector, ¿no lo sabéis?
Lea se arrastró por las baldosas mojadas, y sin levantarse y juntando las manos, hizo el relato de cuanto había pasado. En ciertos instantes se detenía, sollozando, tosiendo y balbuceando con la voz de la agonía. Un gran dolor es un rayo divino y terrible que transfigura a los miserables. En aquel momento Lea había vuelto a ser hermosa. En ciertos instantes se detenía y besaba tiernamente el levitón del policía. Hubiera enternecido un corazón de granito; pero no enterneció un corazón de palo.
- ¡Tened piedad de mí, señor Norm! -terminó desesperada.
- Está bien -dijo Norm-, ya lo he oído. ¿Es todo? Ahora andando. ¡Tienes para seis meses!
Cuando Lea comprendió que la sentencia se había dictado, se desplomó murmurando:
- ¡Piedad!
Norm volvió la espalda. Algunos minutos antes había penetrado en la sala un hombre sin que se reparase en él. Cerró la puerta y se aproximó al oír las súplicas desesperadas de Lea. En el instante en que los soldados echaban mano a la desgraciada que no quería levantarse, dijo:
- Un instante, por favor.
Norm levantó la vista, y reconoció al señor Magdalena.
Se quitó el sombrero, y saludando con cierta especie de torpeza y enfado, dijo:
- Perdonad, señor alcalde...
Estas palabras, señor alcalde, hicieron en Lea un efecto extraño. Se levantó rápidamente como un espectro que sale de la tierra, rechazó a los soldados que la tenían por los brazos, se dirigió al señor Magdalena antes que pudieran detenerla, y mirándole fijamente exclamó:
- ¡Ah!, ¡eres tú el señor alcalde!
Después se echó a reír y lo escupió.
El señor Magdalena se limpió la cara y dijo:
- Inspector Norm, poned a esta mujer en libertad.
Norm creyó que se había vuelto loco. Experimentó en aquel momento una después de otra y casi mezcladas, las emociones más fuertes que había sentido en su vida. Quedó mudo.
Las palabras del alcalde no habían hecho menos efecto en Lea. Se puso a hablar en voz baja, como si hablase a sí misma.
- ¡En libertad! ¡Que me dejen marchar! ¡Que no vaya por seis meses a la cárcel! ¿Quién lo ha dicho? ¡No será el monstruo del alcalde! ¿Habéis sido vos, señor Norm, el que ha dicho que me pongan en libertad? ¡Oh, yo os contaré y me dejaréis marchar! ¡Ese monstruo de alcalde, ese viejo bribón es la causa de todo! Figuraos, señor Norm, que me ha despedido por las habladurías de unas embusteras que hay en el taller. ¡Esto es horroroso! Despedir a una pobre joven que trabaja honradamente. ¡Después no pude ganar lo necesario y de ahí vino mi desgracia! Yo tengo mi pequeña _______, y me he visto obligada a hacerme mujer mala. Ahora comprenderéis cómo tiene la culpa de todo el canalla del alcalde. Yo pisé el sombrero del joven ese, pero antes él me había echado a perder mi vestido con la nieve. Nosotras no tenemos más que un vestido de seda para salir en la noche. Y ahora viene este otro a meterme miedo. ¡Yo no le tengo miedo a ese alcalde perverso! Sólo tengo miedo a mi buen señor Norm.
De repente, Lea arregló el desorden de sus vestidos, y se dirigió a la puerta diciendo en voz baja a los soldados:
- Niños, el señor inspector ha dicho que me soltéis y me voy.
Puso la mano en el picaporte. Un paso más y estaba en la calle.
Norm hasta ese momento había permanecido de pie, inmóvil, con la vista fija en el suelo. El ruido del picaporte lo hizo despertar, por decirlo así. Levantó la cabeza con una expresión de autoridad soberana; expresión tanto más terrible cuanto más baja es la autoridad, feroz en la bestia salvaje, atroz en el hombre que no es nada.
- Sargento -exclamó-, ¿no veis que esa descarada se escapa? ¿Quién os ha dicho que la dejéis salir?
- Yo -dijo Magdalena.
Lea, al oír la voz de Norm tembló y soltó el picaporte, como suelta un ladrón sorprendido el objeto robado. A la voz de Magdalena se volvió, y sin pronunciar una palabra, sin respirar siquiera, su mirada pasó de Magdalena a Norm, de Norm a Magdalena, según hablaba uno a otro.
- Señor alcalde, eso no es posible -dijo Norm con la vista baja pero la voz firme.
- ¡Cómo! -dijo Magdalena.
- Esta maldita ha insultado a un ciudadano.
- Inspector Norm -contestó el señor Magdalena, con voz conciliadora y tranquila-, escuchad. Sois un hombre razonable y os explicaré lo que hago. Pasaba yo por la plaza cuando traíais a esta mujer; había algunos grupos; me he informado y lo sé todo: el ciudadano es el que ha faltado y el que debía haber sido arrestado.
Norm respondió:
- Esta miserable acaba de insultaros.
- Eso es problema mío -dijo Magdalena-. Mi injuria es mía, y puedo hacer de ella lo que quiera.
- Perdonad, señor alcalde, pero la injuria no se ha hecho a vos sino a la justicia.
- Inspector Norm -contestó el señor Magdalena-, la primera justicia es la conciencia. He oído a esta mujer y sé lo que hago.
- Y yo, señor alcalde, no comprendo lo que estoy viendo.
- Entonces, limitaos a obedecer.
- Obedezco a mi deber; y mi deber me manda que esta mujer sea condenada a seis meses de cárcel.
Magdalena respondió con dulzura:
- Pues escuchad. No estará en la cárcel ni un solo día. Este es un hecho de policía municipal de la que soy juez. Ordeno, pues, que esta mujer quede en libertad.
Norm hizo el último esfuerzo:
- Pero, señor alcalde...
- Ni una palabra, salid de aquí -dijo Magdalena.
Norm saludó profundamente al alcalde y salió.
La joven sentía una extraña emoción. Escuchaba aturdida, miraba atónita y a cada palabra que decía Magdalena, sentía deshacerse en su interior las horribles tinieblas del odio, y nacer en su corazón algo consolador, inefable, algo que era alegría, confianza, amor.
Cuando salió Norm, Magdalena se volvió hacia ella, y le dijo con voz lenta, como un hombre que no quiere llorar:
- Os he oído. No sabía nada de lo que habéis dicho. Creo y comprendo que todo es verdad. Ignoraba también que hubieseis abandonado mis talleres. ¿Por qué no os habéis dirigido a mí? Pero yo pagaré ahora vuestras deudas, y haré que venga vuestra hija, o que vayáis a buscarla. Viviréis aquí o en París, donde queráis. Yo me encargo de vuestra hija y de vos. No trabajaréis más si no queréis; os daré todo el dinero que os haga falta. Volveréis a ser honrada volviendo a ser feliz. Además, yo creo que no habéis dejado de ser virtuosa y santa delante de Dios, ¡pobre mujer!
A Lea se le doblaron las piernas, y cayó de rodillas delante de Magdalena, y antes que él pudiese impedirlo, sintió que le cogía la mano, y posaba en ella los labios. Después se desmayó.___________________________________________ | |
| | | ILoveEzraFitz♥ Gran forista y Jonatica
Cantidad de envíos : 5808 Edad : 29 Localización : Lima - Perú Fecha de inscripción : 19/02/2010
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 8th 2011, 15:56 | |
| En la foto de tu face sales con tu uniforme verdad? ___________________________________________ | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 8th 2011, 16:24 | |
| Sim jaja SEIIS MESEES! lo siento.. me traume con los 6 meses jaja AAAAh Otrooo caap otrooo caap!! chiqitito? Otro caap ! jaja | |
| | | Maxine Casada Con
Cantidad de envíos : 1246 Edad : 27 Localización : Mexico Fecha de inscripción : 12/04/2011
| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion Noviembre 8th 2011, 17:02 | |
| Teee lo suplicoo!! te lo ruegooo!!!
Siguelaaaaa
enserioo me fascina tu nove!! | |
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| Tema: Re: Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion | |
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| | | | Los Miserables (Nick y tu) - Adaptacion | |
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