Amante de su marido - Joe y tú - Hot ♥

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SIGUELAAA PRONTOOO

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siguela pliiss!!!!
como la dejas asii

Nuev@ Cantidad de envíos : 44 Edad : 28 Fecha de inscripción : 19/08/2009

__________ se dio la vuelta enfadada en la cama y miró el reloj- despertador que había sobre la mesilla de noche. Eran las tres de la madrugada del lunes. Debería estar durmiendo, no pensando en Joe, recordando cómo se había sentido cuando la había besado y...
Sin embargo, proponérselo era más fácil que hacerlo. Joe había sido un amante apasionado, y le había enseñado cosas de su propio cuerpo que jamás habría imaginado, le había desvelado placeres que nunca había soñado que fueran posibles.
Después de abandonar la casa de sus tíos, que nunca había considerado un hogar, se había mudado con Joe a su pequeño apartamento, pero él le había dicho que no llegarían hasta el final hasta que estuviesen casados.
Joe había nacido en los sesenta, en la época del «amor libre», y su madre nunca había sabido quién era su padre. Aquello lo había marcado, haciéndole sentirse siempre como un bastardo, y no quería que su primer hijo naciese fuera del vínculo conyugal, como le había pasado a él.
Al principio, cuando se habían conocido, Joe se había mostrado reacio a hablarle de su infancia, pero poco a poco ella había conseguido que se abriera a ella, y habían acabado compartiendo un mismo sueño: formar una familia, una verdadera familia en la que sus hijos se sintiesen queridos, la clase de familia que ninguno de los dos había tenido.
—Pero... podríamos usar algún tipo de anticonceptivo —le había sugerido ella, roja como un tomate.
—Podríamos, pero no vamos a hacerlo —había replicado él, en un tono sugerente—, porque, cuando hagamos el amor, cuando te entregues a mí, (tu apodo), quiero que sea piel contra piel, sin un trozo de goma entre nosotros.
Se habían casado en una pequeña ciudad de provincia, donde precisamente había nacido la madre de __________. Le había parecido un gesto muy romántico por parte de Joe. Para poder celebrar allí el enlace, habían tenido que vivir tres semanas allí, antes del día de la boda, y lo habían hecho en una casita alquilada.
Aquellas tres semanas se le habían hecho una eternidad, estando tan enamorada como lo había estado de Joe, pero él se había asegurado de que esperaran. Hasta ese punto era disciplinado.
Y su noche de bodas había sido tan perfecta, y él se había mostrado tan tierno, que __________ no pudo evitar que en ese momento lágrimas de emoción acudieran a sus ojos al recordarla.

—Mami...
La voz de Oliver, llamándola desde su dormitorio, interrumpió sus pensamientos. Se bajó como un resorte de la cama y corrió junto a él.
— ¿Qué pasa, cariño? —le preguntó amorosamente,
encendiendo la luz de la mesilla.
—Me duele... —respondió el niño con voz quejumbrosa y las manos en el estómago.
__________ suspiró y se sentó a su lado. El pequeño había acusado esa dolencia varias veces en los últimos días, aunque solía pasársele al cabo de un rato, cuando estaba con él, así que tenía la sospecha de que sólo era una manera de decirle que le prestase más atención.
— ¿Cuándo va a volver Joe a vernos? —le preguntó el niño de repente, sorprendiéndola.
Era la primera vez que lo mencionaba, y hasta ese momento
__________ había creído que se había olvidado de él.
—No lo sé, Oliver —respondió.
No se sentía con fuerzas para decirle que probablemente no volviese a verlo jamás, aunque sabía que debería haberle dicho la verdad. Siempre había intentado ser sincera con él, a pesar de que era demasiado pequeño para entender algunas cosas, pero aquella vez no se había atrevido, y sabía muy bien cuál era la razón: la ilusión que había brillado en los ojos de su hijo al preguntarle por Joe.
El lunes por la mañana, __________ aparcó su pequeño utilitario en el aparcamiento, se apeó de él, e inspiró profundamente, preparándose para el largo y duro día que la esperaba. ¿Por qué tenía que ser el destino tan cruel con ella?, ¿por qué tenía que haber vuelto Joe a su vida? Detestaba la sola idea de tenerlo como jefe, de tener que verlo cada día durante dos semanas, pero no podía permitirse el riesgo de que cumpliera su amenaza de demandarla. Lo creía capaz de ello.
Mientras entraba en el edificio, se mordió el labio inferior, acordándose de Oliver. Aquella mañana, cuando se había levantado, le había dicho que ya no le dolía el estómago, pero aun así le había dicho a su profesora al dejarlo en el parvulario que la noche anterior se había encontrado mal.
— ¡__________! —exclamó Laura sonriente al verla aparecer con la caja que se había llevado el día anterior—. ¿Has cambiado de opinión y vas a quedarte después de todo?
—Digamos que el nuevo jefe me ha hecho una propuesta que no podía rechazar —farfulló __________, dándose cuenta de lo que había hecho al ver la curiosidad en el rostro de su compañera.
— ¿En serio? —inquirió Laura, boquiabierta, y suspirando con envidia.
—No esa clase de propuesta —aclaró __________ carraspeando.
—Ah —dijo Laura decepcionada—. Pero, ¿no te parece que es el hombre más sexy, maravilloso, e increíble que has visto en tu vida?
—No, no me lo parece —replicó __________ con fastidio, intentando ignorar el vuelco que le dio el corazón en ese momento.
Laura frunció los labios y enarcó una ceja, como diciendo
«ya, seguro».
—Pues debes de ser la única de esta oficina a quien no se lo parezca —le dijo—. Si no fuera porque estoy casada, flirtearía con él. Es un buen partido: guapo, inteligente, rico... y soltero y sin compromiso.
El corazón volvió a darle un vuelco a __________.
— ¿Quién ha dicho que está soltero?
—La esposa de John —la informó Laura—. Según parece, se lo dijo él mismo.
__________ se preguntó qué pensaría su compañera si le dijera que ese hombre que le parecía tan encantador y maravilloso la había dejado por otra cinco años atrás.

Aunque Joe se despidió de su contable y colgó el teléfono con el ceño fruncido, no eran sus asuntos financieros los que lo tenían preocupado. Desde que __________ había reaparecido en su vida se sentía como si estuviesen tirando de él en dos direcciones distintas.
Cuando se divorciaron, se esforzó por apartarla de sus pensamientos, no se llevó ni una foto, ni un recuerdo de ella, se fue a vivir a otra ciudad... Había suprimido de su vida todo lo que pudiera recordársela, pero según parecía no había podido arrancar de su corazón lo que sentía por ella.
Sus caminos se habían vuelto a cruzar, pero nada había cambiado, se recordó enfadado. Las razones por las que se había divorciado de ella seguían existiendo, y seguirían existiendo siempre.

siguela!!!
esta muii muii pero muii buena
me encanta esta nove

siguelaaa

HAHAHHA ASTA ALFIN SUBISTE CAP SIGUELA ESTA BUENISIMA

Siguelaaaa
A mi me encata tu nove.
Siguelaaaaa

me encanto siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

siguelaaa

Ohhhh
Wao
Me encanta la novela (:
La lei entera y me encanto
Y por eso la vuelvo a leer (:
Jajajaja asi que SIGUELA
Ah...Por cierto
oy nueva lectora y
me llamo Naiara (:

Siiguelaaa!!!!

me encaantaa tu noove xD

SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA Amante de su marido - Joe y tú - Hot ♥ - Página 3 Icon_tongue

Siiguelaa!
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Nueva Lectora!!!!
Grax por el Cap
La nove esta buenisima
siguela pronto!!!

Nuev@ Cantidad de envíos : 44 Edad : 28 Fecha de inscripción : 19/08/2009

JAJAJAJA!
Muchas gracias por todo su apoyo chicas!
Enserio:)
Ahorita no subo cap porque ya es tarde, pero mañana sin falta les subo un cap:)
y bienvenidas a las nuevas lectoras!

Nuev@ Cantidad de envíos : 44 Edad : 28 Fecha de inscripción : 19/08/2009

— ¿Te vienes a la cafetería a comer? __________ sacudió la cabeza sin levantar la vista de la pantalla del ordenador.
—No puedo, lo siento, Laura —le respondió a su compañera—. Tengo que acabar esto, y además he traído sándwiches, pero gracias.
La realidad era que, aunque le gustaría comer con sus compañeros en la cafetería de la esquina, siendo como era madre soltera, tenía que mirar mucho los gastos que hacía.
Después de que Laura se hubiera marchado, tomó la bolsita donde llevaba sus sándwiches y una manzana, y se fue al pequeño comedor donde había una máquina de refrescos, otra de café y té, y un microondas para que los empleados que quisieran calentaran la comida que llevasen de casa. Había unas cuantas personas de otros departamentos, pero nadie con quien tuviese mucho trato, así que se sentó sola en una mesa junto a la ventana. Habría querido aprovechar para relajarse, pero se pasó la hora del almuerzo pensando en Joe, y recordando el infierno por el que había pasado cuando se divorciaron.

Había descubierto que estaba embarazada dos meses después de que Joe le dijera que quería el divorcio y saliera de su vida.
Durante esos dos meses, había vivido en una especie de limbo, preguntándose cómo podría seguir adelante sin él. Sus últimas palabras antes de salir por la puerta habían sido tan crueles, que __________ se había sentido como si una mano invisible estrujan su corazón: «pronto me olvidarás, encontrarás a otro hombre, y podrás tener esos condenados niños que tanto quieres. «
El único hombre con quien había querido tener hijos era él, pero Joe ya no la amaba. Le había dejado el apartamento en el que habían vivido juntos, pero al poco de conseguir un empleo había buscado uno más pequeño de alquiler, porque no quería vivir de su caridad.
Sólo un par de semanas después de mudarse había descubierto que llevaba en su vientre a su hijo, un hijo que Joe le había dicho que no quería tener. La vida tenía crueles ironías algunas veces.
Se había dicho que de un modo u otro conseguiría dejar de amarlo, y aunque su mente traicionera la había atormentado muchas veces durante aquellos cinco años con los recuerdos, creía haberlo conseguido... pero se había equivocado. Si hubiese dejado de amarlo, no la habría invadido aquella terrible agitación desde el momento en que había vuelto a verlo. Ya había sufrido bastante con su divorcio; no quería sufrir más.
Acabó de comer, sin ningún apetito, y regresó a su puesto, pero por más que lo intentaba no lograba concentrarse en su trabajo. Una tirantez angustiosa se había instalado en su pecho, y se sentía a punto de explotar. Le daba igual que la demandase por dejar su puesto, se dijo; no podía seguir trabajando en la empresa con él allí. Iba a decirle que se iba... ¡en ese mismo momento!
Muy alterada, se levantó de su silla y se dirigió al despacho que hasta hacía unos días había sido de John, el antiguo dueño de la compañía.

La secretaria no estaba en la antesala, así que __________ pudo saltarse la formalidad de esperar a que la
anunciase, y entró como un torbellino en el despacho, sin llamar siquiera, para encontrarse con que estaba vacío. O al menos parecía vacío. La puerta del pequeño cuarto de baño anexo estaba entreabierta, y la luz estaba encendida. Inspirando profundamente, fue hacia allí, pero cuando ya tenía la mano sobre el picaporte, vaciló. Parte de ella no estaba preparada para aquella confrontación, pero otra quería acabar con aquello cuanto antes.

Aclarándose la garganta, nerviosa, volvió a inspirar y lo llamó:
— ¿Joe? ¿Estás ahí dentro? Quería... hay algo de lo que necesito hablar contigo.
Un tenso silencio siguió a sus palabras, y __________ empezó a perder el valor. Quizá Joe ni siquiera estuviese allí. Quizá simplemente se hubiese dejado la luz encendida. Iba a darse la vuelta y salir del despacho cuando la puerta se abrió por completo, y apareció frente a ella Joe, con el torso desnudo y la camisa en la mano.
Durante unos segundos __________ permaneció allí de pie, incapaz de moverse o de articular palabra, y sin poder despegar la vista de su tórax, con los ojos abiertos como platos y las mejillas teñidas de rubor.
—Sí que estabas... —murmuró.
¿Era aquella su voz, ese sonido débil y jadeante?
—Me había caído café en la manga, y estaba lavando la mancha —explicó Joe.

__________ no estaba escuchándolo. Estaba recordando la primera vez que lo había, visto desnudo, en su noche de bodas, y lo extasiada que se había sentido, pasó la mirada hambrienta por todo su cuerpo: el fuerte cuello, los anchos hombros, los musculosos brazos entre los que la había estrechado, las grandes manos que tanto sabían de caricias, el magnífico tórax, que parecía el de una escultura griega o romana, el estómago liso, sin un centímetro de grasa, con aquel fascinante vello que sus dedos habían ansiado tocar...
__________ empezó a preocuparse al ver la dirección que estaban tomando sus pensamientos, y más aún al darse cuenta de que no eran esos recuerdos lo que la estaban excitando, sino un ansia irreprimible de volver a experimentar los placeres que había experimentado aquella noche, años atrás. Tenía que salir de allí, y rápidamente.
Llena de pánico, se giró sobre los talones para marcharse, pero Joe la agarró por la muñeca, deteniéndola.
— ¡__________!

siguela please
quiero ver lo qe pasa

siiguelaa

ME ENCANTO PLIZZ SIGUELAAAA

HAY COMO LA VAS A DEJAR AHI SIGUELAAAAAAAAAAAAAAAAA

siguelaaaaa

» ♥Amante Y Esposa♥--Nick Y Tu (Adaptaciion)♥
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