Una Novia Temporal [[ Joe & tu ]] [[Romantic and hot ♥]]

[b]ahh diiooss amee los capss!!! Graciiiaz por ponerr muchoos caps!!! ttu nove es geniiial!! siguueela en kkuantto puuedazz!! si no te juro kke COMbUlCiiONARE aqii mismmmooo!!! xD''

NUEVA LECTORA Una Novia Temporal [[ Joe & tu ]] [[Romantic and hot ♥]] - Página 3 Icon_study

woooo
tu nove esta increible debes seguirla
encerio me encanta la nove
siguela pronto:)

Nueva lectoraaaa..!!! Vamoos siguelaaa Very Happy

estoy de lo mas intrigadaa me encaanta Baila

Saludos desde Republica Dominicana..! Wink

.

voten mucho ya comenzaron su "bombardeo" asi que ya voten muuuuuuuchoooooooo0o0

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diiiiiiiiiiiiiiossss diguelaaa!!!!
es buuenisiimaaa!!!!

SIGUELA

La ameeeeeeeee Enamorada

Sigue!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
porfaas siguelaa
amoo tu noveeee

Bienvenidas a las nuevas lectoras aqui les dejo la parte final del cap.

Después de todo, no había ninguna razón para sentir esa necesidad de posesión hacia Joseph. El día anterior, sin ir más lejos, había llegado a odiarlo... a aborrecerlo... De hecho detestaba tener que fingir ser su novia. ¡Por supuesto! Era solo que...Bueno, tras conocer a Athena, era lógico que sintiera cierta simpatía por Joseph. Y las historias que le había contado en el avión habían sido fascinantes. Eran viejas leyendas griegas que él había oído contar a sus mayores, una mezcla de mito y cuento folklórico. Además, era magnífico no tener que cargar con las maletas. Por lo general, cuando viajaba, o bien iba con amigos o con su abuela, y...

—______...

De pronto ______ comprendió que Joseph esperaba su respuesta.

—Ah, sí, prefiero ir de tour por la ciudad.

—Bueno, pero no tendrás mucho tiempo—advirtió Joe—. El piloto de nuestra avioneta ha debido de llenar ya el depósito de gasolina.

Joseph le había explicado que volarían a la isla en una pequeña avioneta propiedad de su abuelo, pero lo que más había sorprendido a _____ era saber que él mismo sabía pilotarla.

—Por desgracia he tenido que dejarlo, no puedo dedicarle las horas de vuelo que serían necesarias para tener práctica. Además, mi compañía de seguros se mostró muy reacia a hacerme el seguro si pilotaba la avioneta—había explicado entonces Joseph.

—Es por aquí—dijo él poniendo un brazo sobre sus hombros.

_____ observó de reojo el reflejo de ambos en una columna revestida con un enorme espejo. ¿Pero qué hacía, inclinándose sobre el hombro de Joe de esa manera? Como si... como si le gustara ir así, con él... como si le gustara jugar a ser la frágil mujer de aquel poderoso hombre. Inmediatamente _____ se apartó de él.

—A Athena le habría encantado verte hacer eso—dijo él con aspereza y desaprobación—. Se supone que estamos enamorados, _____... ¿recuerdas?

—Athena no está aquí—se apresuró ella a contestar.

—No, gracias a Dios, pero no sabemos quién podría, casualmente, estar observándonos. Somos una pareja... muy enamorada, recién comprometida... y estás a punto de volar a mi casa para conocer a mi familia. ¿No crees que sería natural que...?

—¿Que estuviera nerviosa, preocupada por saber si tu familia pensará que soy lo suficientemente buena para ti?—lo interrumpió _____ enfadada y orgullosa—. ¿Y qué se supone que debo hacer?, ¿agarrarme a ti con desesperación... temerosa del rechazo de tu familia... temerosa de perderte... solo porque...?

______ se interrumpió al ver la mirada impaciente que Joseph le dirigía.

—Iba a preguntarte si no te parece natural que, dadas las circunstancias, yo deseara abrazarte y, tú desearas hacer exactamente lo mismo. ¿No crees que, como amantes, lo natural es que queramos estar siempre en contacto físico el uno con el otro?— Joseph hizo una pausa—. Y, en cuanto a lo que acabas de decir, tengo veintitrés años. Hace mucho tiempo que no necesito la aprobación de nadie para hacer o amar a quien me plazca.

—Pero tú no...—comenzó a decir ______, interrumpiéndose al comprender lo que había estado a punto de decir.

Joseph no necesitaba que ella le dijera que no la amaba.

—¿Yo no qué?—preguntó él.
______ sacudió la cabeza negándose a responder.

***
—Entonces, ¿quieres ir a ver la Acrópolis primero?—preguntó por última vez Joseph antes de bajar de la limusina, tras darle instrucciones al chófer.

—Sí.

—Le he pedido a Spiros que se asegure de que llegas al aeropuerto a tiempo para el vuelo. El cuidará de ti. Lamento mucho tener que dejarte sola—se disculpó Joseph abiertamente.

_______ suspiró emocionada. Luego giró sobre sus talones y comenzó a alejarse de la Acrópolis. Había conseguido convencer al chófer de que no le ocurriría nada si iba sola, y había disfrutado de esa soledad junto a unos de los monumentos más antiguos de Grecia. Por fin había llegado la hora de marcharse. Podía ver la limusina pero, por desgracia, el chófer había desaparecido.

En realidad, junto a su vehículo, había un hombre, pero era muy mayor, de pelo cano. _____ frunció el ceño. En anciano parecía preocupado, se tocaba el pecho como si le doliera. Observó la calle y comprobó que estaba vacía. Estaban solo el anciano y ella. Inmediatamente se acercó a él con cierta ansiedad.

—¿Se encuentra usted bien?—le preguntó preocupada—. No tiene buen aspecto.

Para su alivio, el anciano le contestó en inglés:

—No es nada... el calor... un ligero dolor. He caminado quizá más de lo que debía...

______ seguía ansiosa. Hacía mucho calor. Aquel anciano no tenía buen aspecto, no podía dejarlo a su suerte, y no había nadie que pudiera ayudarlo. El chófer seguía sin aparecer, y no tenía ni idea de cuánto podría costarle llegar al aeropuerto.

—Sí, hace mucho calor—contestó con amabilidad, tratando de no herir su orgullo—. Es agotador caminar con este calor, pero tengo un coche... y chófer... ¿Quiere usted que lo lleve a alguna parte?—ofreció mirando a un lado y otro de la calle, buscando al chófer.

—¿Tiene usted coche?, ¿es este?—preguntó el hombre haciendo un gesto hacia la limusina.

—Bueno, no es mío exactamente, es de... alguien a quien conozco. ¿Vive usted muy lejos?

El anciano sonrió y dejó de tocarse el pecho. De pronto pareció recobrar la salud, y su respiración se hizo más regular.

—Es usted muy amable—sonrió—, pero yo también tengo un coche. Con chófer—añadió sonriendo aún más, hasta el punto de que ______ tuvo la sensación de que se reía de ella—. Eres una buena chica, preocupándote así por la salud de un viejo.

Había un coche aparcado bastante más abajo, en la misma calle, observó entonces ______.

—¿Es ese su coche?, ¿quiere que vaya a avisarlo?

—No, puedo caminar—se negó el anciano de inmediato.

_____ se acercó a él sin darle oportunidad a rehusar su ayuda.

—Quizá me permita usted que lo acompañe...

—Quizá—respondió el anciano clavando la mirada en ella, que ______ sostuvo sin parpadear, y recapitulando al fin.

Llegar hasta el coche del final de la calle fue más largo de lo que _______ había esperado, sobre todo porque el anciano estaba más cansado de lo que parecía dispuesto a admitir.

Al llegar, no obstante, ______ vio con alivio cómo el otro chófer salía a ayudarlos. El anciano había recuperado en parte su buen color.

—Muchas gracias, querida, me alegro mucho de haberte conocido. No me gusta que vayas sola por las calles de Atenas, así que voy a ordenarle a Yannis que te acompañe a tu coche y se quede contigo hasta que aparezca tu chófer.

—No es necesario, de verdad—protestó ______.

Sin embargo el anciano insistió. Una vez en camino, ______ se dirigió a él:

—No necesito que me acompañe, de verdad. Preferiría que se quedara con él; tenía muy mal aspecto cuando lo vi en la calle—luego, tras ver que su propio chófer salía del coche de Joseph, añadió: —Lo ve, no hace falta que me acompañe más. Su jefe... ya sé que no es asunto mío pero... quizá debiera ir al médico.

—Sí, ya ha ido—aseguró Yannis.
Fin de Capitulo

Capítulo 6

_______ miró de reojo a Joseph y después, por la ventanilla de la avioneta, contempló el azul del mar Egeo. Nada más encontrarse en el aeropuerto él se había mostrado tenso, preocupado, ni siquiera le había preguntado por su visita turística por la ciudad. Durante el vuelo a casa de su familia estaba cada vez más nervioso. Finalmente, más por cortesía que por otra cosa, ella le preguntó:

—¿Ocurre algo malo? No pareces muy contento.

De inmediato Joseph frunció el ceño. La miró severamente, y dijo:

—¿Es que estás practicando tu papel de novia _____ y devota? Si lo que quieres es una extra, puedes estar tranquila.

Ante aquella respuesta, ____ sintió de nuevo su inicial hostilidad hacia él.

—Yo no soy como tú, no lo hago todo por dinero. Solo quería saber si ha ido bien tu entrevista.

— ¿Tú?, ¿preocupada por mí? Solo estás aquí por una razón, ______, y los dos sabemos muy bien cuál es.

¿Qué esperaba Joseph?, se preguntó ______ reprimiendo una respuesta insolente.

Después de todo había sido él quien le había hecho chantaje, quien la utilizaba en su propio beneficio. Se había formado una mala opinión de ella, la había juzgado sin darle siquiera la oportunidad de explicarse, y, no obstante, seguía convencido de que él era superior, de que ocupaba un lugar más elevado que ella en la escala moral de valores.

¿Cómo diablos había podido sentir ninguna simpatía por un hombre así? Athena y él estaban hechos el uno para el otro, se dijo impulsivamente.

Sin embargo, reflexionando sobre ello, _______ se dio cuenta, inmediatamente, de que no era justa. Joe podía haber hecho y dicho cosas terribles, pero era un hombre con corazón... un hombre apasionado. Athena, en cambio, era fría como una roca. Sí, era un hombre muy apasionado, recapacitó recordando el beso y estremeciéndose... A pesar de haber sido un beso fingido, a pesar de haberlo hecho única y exclusivamente para que Athena lo viera, Joseph la había hecho sentirse... unida a él a un nivel muy íntimo, personal. Tanto, de hecho, que incluso en ese momento, si cerraba los ojos y se dejaba llevar por la imaginación, podía sentir la presión cálida de sus labios...

—Pues la verdad es que no, no me ha ido bien—continuó Joseph. _____ abrió los ojos atónita ante aquella confesión—. Para empezar, ni siquiera he conseguido ver a mi abuelo. No ha aparecido. No tenía nada más que hacer o, al menos, nada importante, según creo, pero no se ha molestado siquiera en avisarme, y menos aún en darme una explicación. He estado esperándolo durante media hora. Sí se ha molestado, en cambio, en transmitirme un mensaje: dice que sigue sin estar contento conmigo.

— ¿Por mi culpa... nuestra culpa?—preguntó ______ vacilante.

—Mi abuelo sabe que yo no puedo casarme en absoluto con una mujer a la que no quiero; él se casó por amor, igual que mis padres... aunque mi madre tuvo que amenazarlo con huir con mi padre para conseguir su aprobación. Cuando mi padre murió, mi abuelo admitió por fin que lo admiraba. Era topógrafo, y siempre mantuvo su independencia de mi abuelo.

—Debes echarlo mucho de menos—comentó ______.

—Yo tenía quince años cuando murió, y de eso hace ya mucho tiempo. Además, a diferencia de ti, al menos tengo el consuelo de saber que me quería.

Al principio ______ creyó que el comentario de Joseph había sido deliberado, que lo había hecho para herirla. De inmediato se puso tensa. Sin embargo después, cuando él tomó inesperadamente una de sus manos, comprendió que lo había malinterpretado.

—El amor que me dio mi abuela cubrió con creces la falta de amor de mis padres—aseguró ella con convicción.

La mano de Joseph seguía sobre la suya... sobre sus dos manos. Al mirarlas, _____ volvió a sentir, en lo más hondo de su ser, el mismo estremecimiento que había sentido al principio. Sus dedos eran largos, sus uñas estaban bien arregladas, pero sin exageración. Aquellas eran las manos de un hombre, eran lo suficientemente grandes como para cubrir por entero las suyas sin el menor esfuerzo. Aquel era el tipo de mano que transmitía seguridad a una mujer, el tipo de mano capaz de hacerla comprender que él podría cuidar de ella y de sus hijos. Joseph era de esos hombres que sabrían procurar seguridad y bienestar a su mujer y a sus hijos, mantenerlos a salvo.

¿Pero en qué diablos estaba pensando?, se preguntó ______ nerviosa, agitándose en el asiento, tratando de recordar los motivos por los que estaba en ese momento sentada junto a él.

—Bueno, lo que quiero decir es que si tu abuelo no aprueba nuestro compromiso...

Joseph tardó tanto en contestar que _____ creyó por un momento que lo había molestado. Cuando, al final, lo hizo, se dio cuenta de que no era contra ella contra quien él dirigía su ira, sino contra Athena.

—Por desgracia, Athena reclama un derecho de familia que a mi abuelo le agrada, le satisface. El padre de Athena, que era el hermano mayor de mi abuelo, murió hace unos años, pero ella no está dispuesta a que nadie, y menos aún mi abuelo, interfiera en su imperio financiero. Se pasa la vida alabándolo, hasta nublarle el juicio. Mi madre dice que al final todo saldrá a la luz, por decirlo de algún modo, que mi abuelo acabará por darse cuenta de las maquinaciones de Athena.

—Pero Athena ha tenido que darse cuenta de que tú no quieres casarte con ella—alegó _____, incapaz de comprender su actitud.

—Oh, claro que se da cuenta—convino Joseph—, pero no está acostumbrada a que nadie le niegue nada de lo que desea, y ahora...

—Ahora te desea a ti—terminó _____ la frase por él.

—Sí, y por mucho que le diga que yo no la correspondo, tengo que pensar también en mi abuelo.

La avioneta comenzó a perder altura, y Joseph se calló. Al ver a ______ mirar con aprensión por la ventana sus labios se curvaron en una sonrisa.

—Es imposible que pretenda aterrizar en ese pedacito de tierra tan pequeño—comentó _____ con temor.

—Sí, pretende y puede hacerlo. Es mucho más seguro de lo que parece—aseguró Joseph—. Mira—añadió señalando la villa familiar y sus alrededores, consiguiendo llamar su atención y haciéndola olvidar sus temores.

—¡Está todo tan verde!—exclamó _____ abriendo mucho los ojos al ver la forma perfectamente ovalada de la isla, sus verdes jardines, la blancura de sus playas y el precioso color turquesa del mar Egeo.

—Sí, la isla, tiene su propio suministro de agua, pero es insuficiente para mantener una cosecha, por eso está deshabitada—explicó Joseph—. Como ves, está algo alejada de las otras islas, mar adentro en el Egeo.

—Es perfecta—comentó ______—. Como una perla.

Joseph se echó a reír. Sus ojos sonreían emocionados. Tanto, que _____ se ruborizó cuando él comentó:

—Eso exactamente era lo que solía decir mi abuela.

______ gimió al sentir que la avioneta tomaba tierra, comprendiendo entonces que Joseph había llamado su atención sobre otros temas deliberadamente, para evitar que sintiera miedo. Joseph podía ser encantador, entretenido y accesible cuando quería. De haberse conocido en otras circunstancias, él podría haber tenido una opinión muy distinta de ella. Sin embargo era mejor olvidarlo, su situación era ya bastante insostenible sin necesidad, además, de dejar vagar la imaginación.

Joseph la guió hacia la salida de la avioneta con una mirada un tanto dura. Sentía que había una gran contradicción entre su primera impresión de ____ y la opinión que se estaba formando paulatinamente de ella. Hubiera preferido, por su propia tranquilidad espiritual, no tener que rectificar esa opinión. La vulnerabilidad, la indefensión personal de _____, y sus inútiles y orgullosos intentos por ocultarla, lo conmovían mucho más de lo que hubiera podido conmoverlo la frialdad de una mujer como Athena. ____ era una persona cálida, muy humana, muy femenina, y su carácter viril y protector reaccionaba ante ella de la manera más peligrosa que pudiera imaginarse.

Joseph trató de no pensar en lo que había sentido al besarla. Al principio lo había hecho de un modo puramente instintivo, como una respuesta automática al ver que Athena estaba en el apartamento. Había reconocido el denso perfume de su prima de inmediato. No tenía ni idea de cómo había conseguido la llave, pero sospechaba que se la había dado su abuelo. El beso que le había dado a ____, que en principio solo había pretendido ahuyentar a Athena, había acabado por demostrarle algo contra lo que aún se seguía revolviendo: que deseaba a ____. Y no quería desearla, no quería desear a ________ en absoluto. Y menos aún, sentir aquel deseo instintivo de protegerla.

En la ciudad de Atenas hacía mucho calor, pero en la isla el aire era suave y fresco, como una bendición. _______ ocultó su rostro al sol tapándose con la mano y miró insegura al trío de personas que los esperaban en tierra.

—Toma, cariño, te has olvidado de esto—dijo Joseph tendiéndole unas gafas de sol. Aquello sorprendió a _____, pero más aún le sorprendió la ternura de su brazo al rodearla y atraerla hacia sí mientras decía en un susurro: —Nuestro brillante sol griego es demasiado intenso para tus preciosos ojos.

_______ tomó las gafas con dedos trémulos y vacilantes pero, al verla, Joseph se las quitó de nuevo para ponérselas él, añadiendo:

—Cuando estábamos en Atenas, recordé que en Londres no habíamos comprado ningunas gafas, así que pensé que las necesitarías.

Lo había dicho en un susurro, inclinándose sobre ella mientras seguía estrechándola entre sus brazos. La imagen que debían estar ofreciendo a los demás debía ser de gran intimidad, reflexionó _____. Sin duda esa era la razón por la que Joe lo hacía.

Pues bien, ella también podía jugar a ese juego, pensó sin pararse a reflexionar sobre las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer. ______ deslizó una mano por su cuello y se giró hacia él para murmurar:

—Gracias, cariño, eres muy considerado.

Aquello sorprendió a Joseph, comprendió _____ delirante de alegría. Lo veía en sus ojos. Pero también veía algo más, algo viril y peligroso, algo que la hizo estremecerse, soltarse y dar un paso atrás. Aunque, por supuesto, Joe no le permitió alejarse demasiado. En algún momento, sin que ella se diera cuenta, la había tomado de la mano negándose a dejarla marchar, atrayéndola hacia sí para llevarla ante el grupo de personas que los esperaban.

—Mamá, esta es ______...—anunció Joseph presentándola primero a la más mayor de las mujeres.

_____ escrutó a aquella mujer comprendiendo en ese instante que, de haber estado realmente enamorados, el encuentro habría sido crucial. Era el instante en el que se decidiría si ella y la madre de Joseph podrían establecer un verdadero lazo de amistad. Aquella mujer era, físicamente hablando, muy parecida a Athena aunque, por supuesto, era mayor. Sin embargo, nada más mirarla a los ojos, la supuesta similitud desapareció. Los ojos de la madre de Joseph eran cálidos, a diferencia de los de Athena. Era, además, una persona amable, dulce, casi tímida, intuyó _____. El tipo de mujer que solo podía enamorarse de un hombre, y que jamás dejaría de lamentar su pérdida.

—Es un placer conocerla, señora Jonas—comenzó a decir ______.

La madre de William sacudió de inmediato la cabeza y contestó, poniendo una mano sobre sus hombros:

—Vas a ser mi nuera, ______, así que dejémonos de formalidades. Me llamo Denisse, pero puedes llamarme mamá, si lo prefieres, como hacen Joe y mis hijas. Es una chica encantadora, Joe. –Dirigiéndose a Joseph-

—Eso es justamente lo que pienso yo—convino Joseph con una sonrisa.

—Me refiero tanto a su forma de ser como a su aspecto—añadió Denisse.

—Yo también—volvió a convenir Joseph, igualmente emocionado.

Aquello sí que era ser una estrella de cine, reflexionó ____. De no haber sabido lo que Joseph opinaba realmente de ella, su mirada tierna, como de adoración, la habría... la habría convencido por completo... Un hombre como él jamás debía atreverse a mirar de ese modo a una mujer. Y menos aún a una mujer vulnerable, reflexionó indignada, olvidando que, para Joseph, ella no lo era.

—Y esta es Angie, mi hermana—continuó Joseph haciéndola girarse hacia la mujer más joven.

Angie era morena como su madre, pero tenía los ojos claros y una sonrisa tan afable que a ____ le gustó de inmediato.

—Aquí hace mucho calor. La pobre ____ debe estar derritiéndose—comentó Angie con simpatía.

—Podríais habernos esperado en casa—dijo Joseph—. Habría bastado con que mandarais al chófer con el Land Rover.

—No, de ningún modo—negó Angie rotunda, mientras Denisse se encogía de hombros. Luego, mirando con ansiedad a su madre, añadió: —Bueno, él tiene que saberlo...

—¿Qué es lo que tengo que saber?—preguntó Joseph.

—Que Athena está aquí—respondió su madre con una expresión de descontento—. Ha llegado hace un rato y...

—¿Y qué?

—Pues que dice que tu abuelo la ha invitado—continuó Denisse.

—Y ya sabes lo que eso significa, ¿verdad, Joe?—la interrumpió Angie enfadada—. Significa que ha conseguido convencerlo de que debe estar aquí, de que este es su lugar. Y eso no es todo...

—¡Angie...!—comenzó a decir su madre, tratando de hacerla callar.

—Se ha traído a ese tipo, a ese tal Aristotle—continuó Angie negándose a obedecer—. Dice que ahora mismo está inmersa en un importantísimo negocio, y que como él es su contable, lo necesita. Pero vamos a ver, si ese negocio es tan importante, ¿cómo es que puede permitirse el lujo de venir aquí? ¡Dios, la detesto! Esta mañana no hacía más que hablar y hablar sobre lo preocupado que está el abuelo por los negocios, dice incluso que le ha pedido consejo a ella, porque el abuelo cree que tú...

—¡Angie!—exclamó Denisse enojada, consiguiendo por fin que su hija se callara, aunque solo unos instantes

—Lo que no comprendo es cómo el abuelo puede estar tan engañado con ella—continuó Angie, incapaz de contenerse—. ¡Sus maquinaciones son tan evidentes! Solo trata de llegar hasta ti, Joe, de conseguir que te cases con ella.

—Siento mucho todo esto, —se disculpó Denisse ante ____—. Sé que no puede resultarte agradable en absoluto. Tú aún no conoces a Athena, pero...

—Sí, la conoce—la interrumpió Joseph explicando después la escena del apartamento—. No sé cómo consiguió la llave.

—Es una mujer terrible, ¿verdad?—preguntó Angie dirigiéndose a ____—. Yo la llamo la viuda negra, la araña negra.

—¡Angie!—gritó Joseph.

—Pues aún no lo sabes todo, Joe—continuó Angie mirando a su madre—. Athena ha insistido en quedarse con la habitación que mamá había preparado para ____, la que está a continuación de la tuya...

—Te aseguro que traté de detenerla, Joe —la interrumpió Denisse con tristeza—, pero ya sabes cómo es.

—Dijo que ____ podía quedarse con la habitación que hay al final del pasillo. Ya sabes, la que usamos solo cuando la casa está llena—explicó Angie—. ¡Ni siquiera tiene una cama decente!

—Tendrás que hablar tú con ella, Joe, hacerle comprender que no puede quedarse con esa habitación, que ____ la necesita—continuó su madre.

—No, no la necesita—la contradijo Joseph rotundo, deslizando una mano segura por los hombros de ____ y haciéndola su prisionera. Joseph la estrechaba con tal fuerza contra sí que _____ se vio obligada a ocultar el rostro en su pecho, mientras lo oía decir: —______ compartirá la habitación conmigo... y la cama...

Ay! chicas me eqivoqe en adaptar la ultima partecita xdd y lo peor es qe en este momento no me dejan editar ¬¬ Asi que les pongo como debe ser:

—No, no la necesita—la contradijo Joseph rotundo, deslizando una mano segura por los hombros de ____ y haciéndola su prisionera. Joseph la estrechaba con tal fuerza contra sí que _____ se vio obligada a ocultar el rostro en su pecho, mientras lo oía decir: —_____ compartirá la habitación conmigo... y la cama...

Ok. asi esta bien n_n

Olviden el mensaje anterior, ya edite la adaptacion de la ultima partecita xd

Nueva y fiel lectora. aun estoy leyendo pero hasta ahora me gusta tu forma de escribir porfavorr siguela

Hola!! aww la ultiima
partee fue la qe maas
me encaanto xD

me encaanta laa novee xD
ja me imagiino la cara de
athena cuandoo sepaa
qe dormiire en la mismaa
recamara qe la de joe xD

subee cap proonto

qkuiidat besos bye

Aaaaaaaayy..! como la puedes dejar asii..!! NOOOOO..! Por favooor sube la novela prontoooo..! Ufffff..! Compartir habitacion con Joseph... juju

.. Dioos q mente la miiia Embarassed

Tengo q controlarla un poco... Buenoo lo q qiero decir realmente es q me encanta tu nove y q qiero q la siigaaas..! cheers

AMO TU NOVELA! Very Happy

Oyee ya termine de leer y simplemente quiero decir que adoro tu novela, es excelente, espero que la sigas muy prontoo yy adoroo que pongas capis largosss

Casada Con Cantidad de envíos : 1214 Fecha de inscripción : 31/01/2010

siguela

siiiguellaaaaaaaaaaaaaaaa .. Razz

me gusta tu novee !!!

Aún sin ver la expresión de sus rostros, _____ sintió el shock que aquello causó en Denisse y Angie. De pronto comprendía por qué Joseph la estrechaba con esa fuerza: trataba de acallar sus protestas, de evitar que los demás notaran su pánico.

Jamás se habría sentido preparada para algo así. Imposible. Sin embargo sus intentos por rechazarlo y negarse, por asomar la cabeza, solo consiguieron acercarla aún más a él.

La respuesta de Joseph ante los repetidos intentos de _____ por soltarse y llamar su atención no hicieron sino empeorar aún más la situación, porque cuando él inclinó la cabeza, ansioso por escuchar lo que ella tenía que decir, los labios de ____ rozaron inadvertidamente su cuello y su barbilla.

Una sensación líquida, como de derretimiento, invadió a _____ de pronto hasta marearla. Debía ser a causa del calor, del shock. Decididamente, no podía deberse al hecho de sentir la piel de _____ en sus labios, ni al brillo peligroso de sus ojos, clavados sobre ella. Joseph movió imperceptiblemente la mano que tenía sobre su cintura para posarla sobre la curva de sus pechos. Sus dedos se desplegaron sobre ellos haciéndola sentirse... sentirse...

— ¡____ va a compartir la habitación contigo!—exclamó Angie atónita, demostrando con ello el shock que todos, excepto Joseph, debían sentir.

—Estamos comprometidos... pronto nos casaremos...—explicó Joseph con sencillez, añadiendo con crudeza: —_____ es mía, y quiero que todo el mundo lo sepa.

—¡Sobre todo Aristotle!—exclamó Angie—. No sé cómo Athena lo soporta, ese hombre es una víbora, _____. Frío y rastrero, con unos ojillos pequeños y unas manos pegajosas...

—Athena lo soporta porque es muy «creativo» como contable—informó Joseph secamente.

—Quieres decir que no es honesto—tradujo Angie.

—Eso, a mí no me lo has oído decir—advirtió Joseph, mientras los guiaba a todos hacia el Land Rover.

Mientras ellos charlaban, el chófer había ido metiendo las maletas en el coche.

Joseph sostuvo la puerta para Denisse, su hermana y ____, y luego ella lo escuchó preguntarle al empleado por su familia. Éste contestó orgulloso que su hijo estudiaba en la universidad, y Angie entonces comentó, dirigiéndose a ____, a modo de explicación:

—El abuelo no se puso eufórico precisamente cuando se enteró de que Joe había destinado parte del dinero heredado de mi padre para pagar la educación de los hijos de los empleados.

—¡Angie, no eres justa con tu abuelo!—objetó su madre.

¿Joseph había hecho eso?, se preguntó _____ negándose a admitir que estaba impresionada. No podía olvidar el asunto de la habitación. ¿Habría hablado en serio Joseph al asegurar que la compartirían? No podía atreverse a... ¿o podía? Personalmente no le importaba lo más mínimo dónde tuviera qué dormir, aunque fuera la peor habitación de la casa. Siempre y cuando no tuviera que compartirla con él, claro.

—Hoy ha sido un día agotador para ____ y para mí, así que supongo que querrá descansar antes de la cena—dijo Joseph mientras el Land Rover se detenía en un patio pavimentado con una fuente en el centro, cuya agua parecía cantar una dulce melodía.

—Me aseguraré de que no os molesten—respondió su madre—, pero quizá ____ quiera tomar algo ligero, un refresco...

—Yo me ocuparé de eso—dijo Joseph tomándola del codo, guiándola por el pasillo y susurrando, en tono algo amenazador: —Por aquí, ____...

Fin de Capitulo

Capítulo 7

¡No puedo dormir aquí contigo!

____ había seguido a Joseph por los pasillos temblando, llena de confusión, y estaba segura de que él se había dado cuenta. Sin embargo, logró contenerse hasta llegar al enorme dormitorio y cerrar la puerta. No estaba de humor para apreciar el lujo de la habitación. Giró sobre sus talones y se enfrentó directamente a él.

—¡Esto no forma parte del trato en absoluto!

—Según ese trato tú tienes que hacerte pasar por mi novia, y eso incluye hacer cualquier cosa que sea necesaria para convencer a mi familia—respondió Joseph enojado.

—¡No voy a dormir contigo!—protestó _____ acalorada—. No voy a... no tengo...

Apenas se atrevía ni a mirar la enorme cama de matrimonio, el pánico la invadía. Había soportado muchas, muchas cosas. Estaba cansada y acalorada y, sobre todo, tenía mucho miedo.

—Voy a tomar una ducha, y te aconsejo que hagas tú lo mismo—respondió Joseph con total naturalidad, sin darle importancia. ____ se volvió de espaldas—. Luego, cuando estemos más tranquilos, discutiremos con serenidad sobre este asunto.

¡Tomar una ducha! ¡Con él! _____ se le quedó mirando atónita, incrédula. ¿De verdad creía que iba a... que sería capaz de...?

—Puedes utilizar el baño primero, si quieres—añadió él, sereno.

¡Primero! Así que él no pretendía... Aquello la alivió un poco, pero no pudo contener su ira:

—¡No quiero utilizar el baño! ¡Lo que quiero es irme a mi casa! Mi casa, con mi baño y mi dormitorio. Lo que quiero es liberarme por fin de esta estúpida... de esta estúpida farsa... Lo que quiero es...—______ tuvo que interrumpirse. Sus emociones parecían incontenibles—... ¿Cómo has podido dejar que tu madre y tu hermana piensen que... que nosotros...?—sacudió la cabeza, incapaz de terminar.

Pero Joseph no tenía tantos problemas como ella para expresarlo con palabras:

—¿Que somos amantes? ¿Y qué otra cosa crees que pueden pensar? Yo soy un hombre, _____, un hombre maduro, y se supone que tú y yo estamos comprometidos. Si lo estuviéramos de verdad, ¿crees por un minuto que yo no...?

—¿Que tú no qué? ¿Que no querrías probar la mercancía antes de comprarla?—sugirió ______ enojada - ¡Oh, por supuesto, un hombre como tú probaría la mercancía primero para asegurarse de que...!

_____ se cohibió ante la mirada amarga de los ojos de Joseph.—Ese comentario es típico de una mujer como tú—respondió él seco—. Todo lo reduces a términos económicos. Bueno, pues déjame decirte que…

Casada Con Cantidad de envíos : 1214 Fecha de inscripción : 31/01/2010

siguela!!!

no ! porque lo dejas asi ...
Siguela !
Siguela ! =)

Pero ______ no lo dejó terminar. En lugar de ello insistió, en su defensa

—¡Pero si has sido tú quien ha dicho que...!

—Lo que yo he dicho—arremetió Joseph inmediatamente—, o, más bien, lo que iba a decir antes de que me interrumpieras, es que si de verdad te amara no podría contener mi deseo de demostrarte ese amor en un sentido físico, del modo más íntimo que quepa imaginar. No te dejaría ni a sol ni a sombra, no te dejaría apartarte jamás de mi lado. Y mucho menos aún por espacio de una noche entera.

Mientras lo escuchaba, _____ descubrió que se había echado a temblar. Aquellas palabras tocaban las cuerdas más sensibles de su ser, hacían vibrar en ella emociones que ni siquiera sospechaba pudieran existir. La hacían reaccionar muy dentro de ella, despertando un deseo muy femenino, obligándola a derramar unas lágrimas que ni siquiera sabía quisiera derramar. De pronto, al comprenderlo, el pánico la embargó. Su sentido común parecía haber desaparecido, el corazón le latía precipitadamente en el pecho.

Abrió la boca para decirle que había cambiado de opinión, que quería volver a casa a pesar de todos sus chantajes, que no estaba preparada para soportar aquella situación ni un segundo más, pero, de improviso, se dio cuenta de que el pánico que sentía no era por él, sino por sí misma. Sí, era de sí misma de quien tenía miedo, de lo que estaba comenzando a sentir, de lo que estaba comenzando a pensar, a imaginar y a fantasear.

No podía permitirse el lujo de sentir todo eso hacia él. No podía permitirse el lujo de sentirse atraída hacia él. Joseph no era su tipo, en absoluto. Detestaba a los hombres que trataban a las mujeres como él le había tratado, que la juzgaban como lo hacía él. Sin embargo, aquellos razonamientos no lograron hacerla olvidar lo que había sentido, lo que había experimentado al escuchar a Joseph describir cómo se comportaría con la mujer a la que amara.

—No puedo...—comenzó a decir, interrumpiéndose al ver que Joseph levantaba una mano para hacerla callar.

Alguien llamaba a la puerta. _____ se calló y esperó, con la boca seca, mientras él iba a abrir. Después observó a un sirviente entrar con las maletas. No era el chófer del Land Rover, sino un hombre bajito, con el que Joseph comenzó a charlar, en griego, sonriendo de buen humor. Por último, el sirviente la miró y le dio a Joseph unos golpecitos en la espalda, en tono amistoso.

—¿Qué te ha estado diciendo?—exigió saber ______ con curiosidad, una vez que el sirviente se hubo ido.

—Stavros me ha estado diciendo que ya era hora de que tuviera mujer, que no pierda el tiempo, que me decida y que forme una familia. Me voy a la ducha.

______ se ruborizó hasta la punta de los cabellos. Era incapaz de mirar la cama. Estaba sudando y temblando a pesar del aire acondicionado... estaba desesperada por escapar.

Joseph se giró y se dirigió hacia una de las tres puertas que había en el dormitorio.

_____ se quedó mirando la puerta que daba al pasillo, pensando en huir y exigir que la avioneta la llevara inmediatamente de vuelta a Atenas. Pero, si lo hacía, perdería su puesto de trabajo, Joseph se aseguraría de ello. Trató de pensar en otra cosa, en cualquier cosa que pudiera hacerla olvidar la situación en la que se encontraba. Odiaba a Joseph por ponerla en esa situación... por obligarla a hacer cosas que no deseaba. Lo odiaba de verdad... ¿o no?

Incapaz de contestarse a sí misma con sinceridad, _____ contempló la vista desde la puerta doble acristalada. La habitación daba a un enorme patio interior cerrado en el que había una piscina y una bañera de hidromasaje. Pequeños oasis de plantas daban frescura al pavimento a la luz brillante del sol. Había tumbonas con sombrillas dispuestas para tomar el sol. Aquello parecía un paraíso exclusivo, un lugar dedicado al ocio que ______ solo podía mirar con envidia, sabiendo que estaba fuera de su alcance. Sin embargo, en ese instante solo quería estar en su casa.

Joseph no podía pretender que compartieran el dormitorio, y mucho menos la cama. Jamás lo haría.. No podía... era tan...

—El baño está libre.

______ se quedó helada. Había permanecido tan absorta en sus pensamientos que ni siquiera se había dado cuenta de la presencia de Joseph, de pie, justo detrás de ella. Podía incluso oler su fragancia a gel de ducha.

—Voy a pedirte algo ligero de comer, no cenaremos hasta muy tarde. Deberías hacerme caso y descansar un rato. En Grecia se cena tarde, y se acuesta uno más tarde aún.

—Pero yo pensaba que íbamos a tener habitaciones separadas—insistió _____ incapaz de contenerse—. Jamás habría accedido a venir contigo de haber sabido que... ¡No, no te atrevas a tocarme!—protestó al sentir que se acercaba, que alargaba una mano hacia ella.

No podría soportar que la tocara, no podría soportar que él...

Exasperada, se dio la vuelta y corrió hacia la puerta que daba al pasillo. Sin embargo, Joseph consiguió llegar antes que ella y bloquearle el paso agarrándola por los brazos.

—¿Qué diablos crees que estás haciendo?, ¿de qué diablos finges tener miedo? ¿De esto, una mujer como tú?

______ gimió y se estremeció de la cabeza a los pies al sentir los brazos de Joseph haciéndola prisionera, al sentir su boca tomando posesión de la de ella. Él iba en albornoz, pero al luchar para liberarse ____ sintió que tocaba su cálida piel desnuda. Cálido, húmedo, duro, su pecho. Agitó las manos contra su torso, anonadada ante aquel inesperado contacto, buscando un lugar al que asirse para rechazarlo, pero sin encontrarlo.

Joseph la besaba con una pasión voraz que la hacía sentirse débil. La sangre se le subía a la cabeza, era incapaz de contener tanta viril y furiosa sensualidad.

—Deja ya de comportarte como una novicia, como una inocente—lo escuchó ____ decir por un segundo, contra su boca.

Joseph la forzaba a abrir la boca con su lengua, la retenía prisionera obligándola a sentir el calor de sus piernas abiertas mientras daba un paso y la ponía contra la puerta. ______ se tensó al sentir las manos de Joseph sobre sus pechos, al sentir sus dedos pulgares acariciar los pezones y excitarlos, derramando sobre ella un irresistible deseo.

Podía sentir el cuerpo de Joseph caliente, excitado. A pesar de su enojo, _____ sentía un penetrante y femenino deseo, una curiosidad y una excitación que... sentía el peligroso deseo de permitir que su cuerpo experimentara aquellas sensaciones, de ir más allá...

Sin saber lo que hacía, _____ abrió la boca vacilante, permitiéndole penetrar en ella, devolviéndole tímidamente el beso y dejando, más tímidamente aún, que su lengua se derritiera seducida por la de él.

—Joe, ¿estás ahí? Soy yo, Athena... necesito hablar contigo.

____ se quedó helada al escuchar la voz de Athena al otro lado de la puerta. Joseph, sin embargo, no mostró signo alguno de sorpresa, confusión o vergüenza. Retuvo a ______ entre sus brazos impidiéndola soltarse, y abrió.

—Ahora no, Athena. Estamos ocupados, como puedes ver.

—¡Ella está contigo!—soltó Athena enfadada, lanzándole a _____ una mirada venenosa—. ¿Por qué no está en su habitación?

—Está en su habitación—replicó Joseph con frialdad—. Mi habitación es su habitación, mi cama es su cama... mi cuerpo es...

—¡Tu abuelo no permitirá jamás que te cases con ella!—exclamó Athena.

Pero Joseph cerró la puerta sin escuchar una palabra más, haciendo caso omiso de sus insistentes llamadas.
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aahhhhhh!"!!! siguela ! !
me muero ! xP

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