|
| Mas alla de la atraccion (Joe y tu) Romantica. | |
| | Autor | Mensaje |
---|
Marialex D'Jonas Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 192 Edad : 26 Localización : JubiWorld, JonasLand, TokioLand en la Zimmer 483 y en la habitacion Joe Fecha de inscripción : 19/09/2009
| Tema: Mas alla de la atraccion (Joe y tu) Romantica. Julio 3rd 2010, 22:01 | |
| Sinopsis:
Dos misteriosos jóvenes se encontrarán atraídos de manera inevitable, su atracción es y será tan fuerte que logrará romper las barreras de la realidad.
Sabrina Gray es una joven de 16 años que vive atormentada por oscuros sucesos, es una chica con poca educación y llena de un suspicaz salvajismo, su cuerpo destilaba sensualidad pero ella era inocente y de pocos conocimientos sobre la vida, tenía un hermoso físico con un cuerpo delgado pero bien dotado y una larga melena de cabello usualmente despeinado, su rostro era aniñado, dulce y con sutiles facciones como las de una pequeña de poca edad.
Tras el asesinato de sus padres Sabrina es raptada por un joven de 25 años llamado Lucas que la obliga a servirle y la utiliza como se le plazca, a cambio él le da un techo donde vivir, alimentación y educación ya que esta chica es prácticamente una incivilizada que pasaba su vida en el mar.
Ella cada noche es atormentada por presencias oscuras y tras conocer la absoluta perfección del joven Joseph Jonas su vida da un cambio, conoce el verdadero amor y se da cuenta de que el mundo no se limita a lo sus ojos pueden ver.
Capitulo 1: Primer Encuentro.
Roma – Italia.
oseph se encontraba en un club nocturno poco conocido de Roma, su vaso de Sherry Cobbler reposaba en sus manos mientras él devoraba con la mirada a una sensual chica de cabellos dorados que le bailaba exclusivamente a él. Ella pasó sus manos por su pecho para seducirlo y se sentó sobre sus piernas de frente a él y él no movía ni un centímetro de su cuerpo solo mantenía su picara sonrisa con audacia. Al mirar por detrás de la espalda de la chica rubia del cabaret que tenia sobre su regazo su mirada captó de manera inmediata una imagen que tomó toda su atención. Con curiosidad él siguió observando de manera interesada mientras aquella mujer lo seguía acariciando con lujuria. Lo que él estaba observando mas allá de las mujeres casi desnudas que danzaban sobre él era a una chica muy joven, esa niña abarcó toda su atención, ella estaba inconsciente en brazos de un tipo extremadamente ebrio que se reía a carcajadas con otros robustos y gruesos hombres también ebrios, el aspecto de esa chica daba pena ajena, su vestimenta estaba rasgada y sucia tal y como si se tratara de una mendiga, como si viviera en la calle, llevaba unos cortísimos shorts de tela de Jean que dejaban descubiertas casi por completo sus largas piernas, y llevaba una ancha y larga camisa de color blanca y mangas cortas que cubría casi del todo sus shorts, sin dudar Joseph sabía que era la camisa de un hombre, el cabello de esta chica era una larga y hermosa melena de abundante y espeso cabello oscuro y excesivamente despeinado como si nunca en la vida le hubieran mencionado la palabra peine, esa despeinada pero aun así hermosa cabellera le colgaba en el aire mientras ella estaba cargada en brazos de aquel hombre.
A pesar del aspecto descuidado que daba aquella joven adolescente Joseph sintió que era la niña más atractiva que él hubiera visto jamás, ella era atrayente y tenía algo especial que destilaba brillo y completa belleza, su tez era de un color brillante como dorado o cobrizo por efecto de un bronceado perfecto, tenía los pies descalzos y levemente empolvados por la parte de abajo como si hubiese caminado descalza, sus muñecas estaban cubiertas por gruesas pulseras de cuero marrón y negro, sus manos colgaban por efecto de la gravedad a los lados de su cuerpo inconsciente, su rostro era muy aniñado, tenia largas pestañas que reposaban en sus parpados cerrados, en sus mejillas se podía notar el color rojizo que enternecía aun mas su cara, estaba tan sonrojada que no se podía diferenciar si era efecto de la sangre que le había llegado al rostro o si estaba igual de bronceada que el resto de su cuerpo, sus labios eran delgados pero perfectamente contorneados y con la forma perfecta que deberían poseer los labios femeninos, su nariz era perfilada y delgada, sus cejas eran solo un poco gruesas pero con la forma perfecta. A ella parecía no sobrarle ni faltarle nada.
–yo la haré mía primero. –masculló el tipo que la tenía en brazos.
–vamos puedes compartir a esa belleza con tus amigos. –escuchó decir Joseph a otro de los tipos.
Joseph escuchó con atención y realizó su primer movimiento en varios minutos que llevaba inmóvil. Movió su mano y la colocó sobre la cintura de la bailarina erótica que tenia al frente para apartarla delicadamente como todo un caballero, después de haberse quitado a aquella falsa rubia de encima se acercó hasta los tipos que tenían el cuerpo de la joven en brazos y llevaban una alegre discusión sobre quien se quedaría con el cuerpo.
–señores, permítanme, yo debería ser el primero que posea a la chica. –dijo Joseph con cordial elegancia.
Los hombres detuvieron su discusión y se apresuraron a mirar a Joseph de arriba a abajo hasta que la voz del tipo que tenía a la chica en brazos resonó.
–creo que nadie te ha invitado a unirte a nuestra conversación. –gruñó el tipo con afán.
–dame a la chica ahora. –dijo Joseph.
–estás loco? De verdad piensas que voy a entregarte a mi linda Sabrina?. –dijo mientras acercaba hacia él el inmóvil cuerpo de la joven para darle un beso justo en los labios.
–he dicho que me entregues a la joven. –dijo calmado Joseph pero a punto de perder la paciencia.
–JA!!. –Canturreó nuevamente el grosero tipo–. Ya crees que voy a hacerle caso a un niñito caprichoso como tú. Te mereces una buena paliza.
–será mejor que te arrepientas ahora de querer pelear porque vas a salir mal herido. –dijo Joseph con aire presumido, el tipo lo fulminó con la mirada y pareció haberse enojado demasiado.
–ten. –Le dijo a otro de los hombres que andaban con él mientras le entregaba el cuerpo de la chica–. Creo que tienes ganas de pelear cierto?
–la verdad tu me fastidias. –respondió Joseph con aire burlón–. Hubiese sido más fácil que me dieras a la jovencita esta de una buena vez y te habrías evitado la pena.
El tipo tenía intenciones de alzar su puño para ir directo a golpear a Joseph.
–déjalo Brandon. -le susurró al oído otro de los tipos al hombre que le buscó pelea a Joseph–. Puede ser muy peligroso, he escuchado que ese chico es muy pero muy peligroso.
–está bien. –Dijo Brandon–. Me gustaría comprobarlo.
Brandon se arremangó las mangas largas de su camisa doblándolas a la altura de sus codos mientras Joseph permanecía en silencio aguardando con mucha seguridad y confianza.
Brandon alzó su mano para atacar justo en el rostro a Joseph pero antes de que este pudiera realizar cualquier movimiento Joseph se adelantó y lanzó su puño directo al estomago de Brandon golpeándolo con una increíble fuerza. El tipo se quedó sin aire en el acto y cayó al suelo mientras ponía ambas manos sobre su abdomen y abría ligeramente su boca intentando recuperar el aliento.
–Hey. –Gritó otro de los tipos al ver a su amigo en el suelo de esa forma–. Que sucede contigo?
–qué? –Preguntó Joseph–. Alguien más quiere pelear?.
–vámonos!! He dicho que es peligroso este tipo. –dijo el muchacho más joven pero igual de robusto que los demás refiriéndose a Joseph.
Otro hombre del bando de Brandon atacó a Joseph por la espalda rodeando su cuello con las manos e hizo fuerza para estrangularlo o al menos dejarlo sin respirar.
Joseph vaciló y empezó a quedarse sin aire cuando este hombre apretó su garganta con tal fuerza que estaba comenzando a serle doloroso, la falta del aire estaba haciendo que su rostro cambiara notablemente de color y recién Brandon empezaba a recuperarse del golpe en el estomago que le había dado Joseph. Al cabo de minutos de que Joseph seguía luchando para zafarse de las manos del tipo que lo tenía ahorcando cayó al suelo casi desmayado y sin aliento.
Brandon se incorporó y pateó sus costillas, Joseph se retorció adolorido.
–vaya, vaya. –Dijo Brandon con tono burlón mientras miraba a Joseph tirado en el suelo–. Este es el hombre tan fuerte y peligroso del que hablabas? No, creo que te has equivocado. Que no ves que es un Jovencito llorón?.
De inmediato Joseph recuperó sus fuerzas, sus ojos se oscurecieron, se puso de pie con increíble agilidad y se lanzó hacia Brandon, lo golpeó en todas partes dejándolo nuevamente tumbado en el suelo, cinco hombres más se unieron a la pelea, todos en contra de Joseph. Él los atacó de manera demasiado natural y sin ningún esfuerzo dejándolos a todos adoloridos y tendidos en el suelo.
–dame a la chica. –reclamó Joseph ardido por el enojo.
El hombre aterrorizado de Joseph le entregó en brazos a la chica aun inconsciente. El contacto con la suave piel de la joven Sabrina hizo que Joseph se estremeciera de manera que él no logró entender.
Antes de que pudiera llegar el personal de seguridad a echarlo del lugar él huyó sigilosamente con la chica en brazos.
En las afueras del Cabaret estaba detenido en el viejo callejón sin salida un auto extremadamente antiguo reposando sobre el asfalto, cualquiera podría asegurar que ese auto jamás podría estar andando aun sobre las calles cuando se trataba de un auto autentico de los años 1930 pero estaba tan bien conservado que cualquiera hubiera pagado una millonada o incluso el doble del valor de los autos mas nuevos y modernos por aquel auto de montaje antiguo.
Joseph abrió la puerta del copiloto de ese auto y dejó a Sabrina recostada delicadamente sobre el asiento mientras él tomaba su lugar del conductor y empezó a conducir hasta el primer motel que encontrara para pasar la noche.
Cuando se puso a pensar mientras atravesaba las calles de Roma andando con su auto se dio cuenta de que él mismo no sabía su interés por aquella adolescente con inocentes curvas en su cuerpo. Él no lograba entender porque había peleado con un montón de hombres solo por tener en sus brazos a aquella niñita, ni siquiera sabía que iba a hacer con ella ahora que la tenía. Comenzó a observarla con interés y notó que la habían dejado inconsciente intencionalmente, probablemente la habían drogado o algo por el estilo para que durmiera. Observaba a la chica mientras conducía, era para él demasiado inevitable alejar su mirada de Sabrina, ella estaba angelicalmente dormida con la cabeza ladeada recostada sobre el asiento, su camisa era tan grande y holgada que el cuello de la misma estaba ladeado y dejaba a la vista su hombro y el hueso de su clavícula, él la observaba con un interés que iba más allá del atractivo físico de aquella misteriosa chica. Él no sabía nada de ella, nada en absoluto más que su nombre porque lo había escuchado de Brandon, lo único que él tenía en cuenta era que esos hombres habían estado a punto de hacerle daño y él por alguna inexplicable razón no pudo permitirlo, había sentido una necesidad increíble de protegerla, quizá era por su aspecto inocente que la hacía parecer una niña, Joseph estaba seguro de que ella no llegaba siquiera a los 17 años pero se preguntaba... Como una menor de edad se encontraba en un oscuro club nocturno de ese tipo?
Ella no despertó durante el corto camino hasta el motel casi lujoso que se encontró al conducir por la calle.
Todos miraron con atención a Joseph cuando se bajó a solicitar una habitación en el motel con la chica cargada en brazos, tal vez todos tenían malos pensamientos sobre las intenciones de Joseph. Con un perfecto italiano que recaía en acento ingles solicitó una habitación, él cargaba a la joven en sus brazos con tanta facilidad que parecía pesar menos de un gramo.
Ya en la habitación Joseph se acercó a la única cama que había y colocó con toda la delicadeza posible a Sabrina sobre la cama, la miró de arriba a abajo y se dio cuenta de que la deseaba, tenía una repentina sed de ella, sentía unas increíbles ganas de tocar su dorada piel suave y apetecible.
Aprovechó el estado inconsciente de la joven y sin poder resistir acarició el largo de sus piernas brillantes y largas completamente visibles. Luego posó su mirada con deseo en su esbelto cuello descubierto, colocó sus dedos sobre su cuello y la acarició bajando hasta su descubierto hombro y hasta su clavícula visible. La sensación de la piel de ella bajo la suya le producía una extraña exaltación que hacía que él no resistiera seguir tocándola, era como si cada roce para él fuera como sagrada agua que saciaba su sed de manera satisfactoria como que si hubiese tenido que aguantar días y días en un desierto sin beber una pisca de líquido y ahora le estuvieran dando la bebida más deseable, fría y jugosa que jamás habría soñado que existía. Él deseaba entender que había en ella que le suministraba tanta compasión, lo ablandaba y tocaba una parte de él que creía que ya estaba sin vida.
Él tenía miedo, pero nunca iba a admitirlo, él tenía miedo de sentir algo, tenía miedo a lo que esa chica pudiera hacerle a su fuerza de voluntad, a su corazón endurecido por el tiempo, a su aparente rudeza. Incluso él había llegado a sentir compasión y eso era algo que él había dejado de sentir hacia ya muchos años, él se percató de eso de inmediato y se negó a tocarla de nuevo. Joseph no durmió lo que quedaba de la noche y se quedó sentado en la salita de la habitación simplemente mirándola, había solo una cama y era pequeña además, entonces Joseph decidió simplemente no molestar a la chica y permanecer despierto. Por la ventana se podía observar un hermoso cielo azul oscuro protagonizado por una hermosa luna llena rodeada de estrellas pero él ni siquiera le prestaba atención, para Joseph el atractivo de Sabrina era mucho más fascinante que la hermosa y oscurecida noche en todo su esplendor, así que pasó el resto de la noche mirando el inmóvil cuerpo adormecido de aquella señorita. Una chica aparentemente algo salvaje a juzgar por su descuidado aspecto, su ropa bastante rasgada y su melena de cabello despeinado y rebelde que la hacía ver aun más hermosa.
Él estuvo a punto de llamar a un medico porque se preocupó al notar la claridad del amanecer montándose sobre el cielo y ella aun no daba señales de vida, no se movía ni reaccionaba a nada.
Sigiloso Joseph se acercó a ella para asegurarse de que estaba respirando y para su alivio ella si lo hacía. Delicadamente colocó su cabeza sobre su pecho para escuchar su corazón, lo hizo solo por placer ya que él bien sabia que la chica si estaba perfectamente bien, si respiraba y además había otras maneras más efectivas de tomarle el pulso. Pero él quería sentir los latidos de su corazón directo de su pecho. Su pulso era normal, pero ese leve sonido de cada latido hacia que Joseph se sintiera completamente relajado, el casi imperceptible movimiento del pecho de ella al respirar le proporcionaba a Joseph sentirse vivo y lleno, por primera vez se imaginaba que si había un corazón latiendo en su pecho debajo de su fino traje y debajo de la carne y los huesos de su cuerpo, podía sentir cada gota de sangre bombeando a través de sus venas.
El pecho de ella empezó a moverse con más agitación y eso hizo que él se apartara de inmediato. La miró moverse y retorcerse como si ella estuviese teniendo una pesadilla hasta que de pronto ella se inmovilizó nuevamente, respiró profundamente y seguidamente abrió los ojos.
Narra Sabrina:
Desperté agitada porque estaba empezando a tener otra de mis pesadillas. No supe en donde iba a despertar esta vez, no supe que había sucedido ni donde estaba pero ya yo estaba preparada para esperarme cualquier cosa. Cualquier cosa menos lo que vi. Abrí mis ojos con curiosidad por saber donde estaba metida esta vez.
Me atemoricé de inmediato, yo estaba terriblemente llena de miedo cuando vi a aquel chico, estaba sentado sobre la cama en la que yo estaba recostada a mi lado, no reconocí su rostro pero de alguna manera yo sentía que lo conocía, como si lo hubiera visto antes en alguna vida pasada, y esa misma sensación era la que me hacía dudar de él, me hacía sentirme atemorizada y llena de terror. Rebusqué en mi memoria intentando recordar algo sobre él. De donde salió él? Por qué estaba conmigo? Donde estaba yo? Que me había sucedido? Por qué le tenía tanto miedo a aquel muchacho? Quien era él? Era uno de ellos? Y donde estaba... Lucas?
Me alteré de forma demasiado notable, tenía un nudo en la garganta y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Como podía sentir miedo de un chico tan... Perfectamente hermoso? Yo había estado toda mi vida rodeada de hombres feos, robustos y con cara de matones y nunca sentía miedo, pero esta vez el pánico me invadía cada parte de mi cuerpo, sentí que debía echarme a correr o caer en el llanto, por alguna razón sentía que él quería hacerme mucho daño.
Si imagen me cegaba de manera espeluznante, era como si estuviera brillando, como si tuviera luz a su alrededor, su rostro era perfecto, perfecto con todas sus letras, tenía un brillante cabello negro, corto y liso peinado de manera elegante y casual hacia arriba, tenía una perfecta sonrisa dibujada en el rostro con perfectos dientes blancos que relucían a través de sus carnosos labios rosados, sus mejillas estaban bastante sonrojadas y tenían un ardiente tono rosa, su mirada era intensa y llena de picardía, me miraba como si quisiera comerme y eso me aterrorizaba pero él aparentaba tener una actitud juvenil y relajada. Sus cejas eran espesas y hacían relucir su rostro iluminado, sus ojos eran de color castaño y tenían un brillo suspicaz, su cuerpo era hermoso y dotado, tenia musculosos brazos y musculosos abdominales que se le veían a través de su camisa, era de espaldas anchas y hasta su cuello era musculoso y grueso y hasta apetecible, pero aun así este chico me aterrorizaba. Por qué sentía tanto pánico de un chico tan apuesto y aparentemente perfecto?
Tomé una bocanada de aire para echar un grito audible y enseguida la sonrisa del joven se borró, alzó su mano y la colocó sobre mi boca antes de que yo pudiera soltar el aire con un grito.
La sensación que sentí cuando él colocó su mano sobre mis labios fue impactante, electrizante, y paralizante, fue atrayente y aumentó mi ritmo cardiaco de manera brutal. Mi terror aumento aun más. Que me está haciendo? Pensaba yo. Era como si me estuviera suministrando alguna sustancia mortal que fluía por mi cuerpo.
–hazme el favor y no grites. –dijo el chico con una perfecta voz que entró por mis oídos y golpeó mis tímpanos, su melodiosa voz era como música para mis oídos. Apartó su mano de mi boca de inmediato, intenté tranquilizarme y que mi voz saliera.
–Quien... Quien eres tú?. –balbuceé intranquila y aterrorizada.
–Joseph. –Me respondió él y volvió a esbozar su sonrisa matadora–. Joseph Jonas para servirte.
–Donde... –dije con una tímida vocecita–. Donde está Lucas?
–Quien? –preguntó Joseph.
–Lucas... Mi... Mi Lucas.
–espera... Quien eres tú? Te llamas Sabrina no? –Me preguntó casi con amabilidad–. Yo no sé nada sobre ti, ni Lucas ni nada que tenga que ver contigo pero quiero saber que hacías en el Cabaret?
–Que estoy haciendo aquí? –dije aun mas confundida.
–yo te traje porque unos tipos iban a hacerte daño, iban a tocarte y quien sabe que mas. –sonaba su voz calmada–. Estabas en peligro, ahora dime que hacías en un lugar como ese?
–Yo... Yo te tengo miedo.
–Deberías. –Su respuesta hizo que me aterrorizara aun más–. No has escuchado que soy peligroso?
–no yo... –tragué saliva aun más temerosa–. Yo ni siquiera soy de aquí.
–lo sé. –me dijo–. No quiero ofenderte pero tienes un espantoso acento.
Me quedé muy callada cuando pensé en las palabras de Joseph, él me había confesado que debería tenerle miedo, él me había dado a entender que se decía que él era un tipo peligroso.
–Tengo... Tengo que ir con Lucas. –dije llena de pánico–. Si no le tengo la comida preparada él va a golpearme.
–Qué? –Preguntó Joseph frunciendo el ceño mientras su sonrisa desaparecía de su rostro–. Quién es ese Lucas?
–Lucas es mi novio. –dije insegura y me levanté de la cama para alejarme de ese extraño, guapo y peligroso Joseph, miré a mi alrededor, estaba solo en una habitación pequeña y cómoda, tenía una salita, un cuarto de baño con la puerta entre abierta y yo visualicé directo hasta la puerta principal pensando escapar. Aquel chico no me había mostrado intensiones de herirme ni hacerme daño, solo estaba conversando conmigo pero aun así yo sentía miedo de él. Había una voz dentro de mí que me gritaba que me alejara de él.
Corrí hasta la puerta cerrada que parecía ser mi vía de escape, la puerta de salida. Cuando llegué hasta puerta puse mis manos en la manilla y de un segundo a otro sentí brazos rodearme por detrás la cintura. Ni siquiera lo sentí acercarse a mí, fue sigiloso y silencioso, ágil como un felino. Mi estomago se alteró y sentí un terrible cosquilleo.
–suéltame. –me quejé–. No me toques.
Él no me soltó y siguió rodeándome con más fuerza apretándome el abdomen.
–No tengas miedo pequeña salvaje. –Me molestó que me llamara de ese modo, casi todas las personas solían hacerlo y cada vez me molestaba más–. Sí, es cierto que soy peligroso pero realmente no voy a hacerte daño.
–suéltame. –repetí. Joseph me soltó.
–háblame de ese Lucas, quizás yo pueda llevarte con tu novio. Él te maltrata no es cierto?
–Lucas me ama, y yo lo amo a él.
–por qué dices que te golpeará si no le das de comer? De verdad lo haría? Vives con él?
–no es de tu incumbencia. –respondí.
–bueno... Cambiemos de tema si prefieres. –dijo Joseph. El perfecto chico estaba al frente de mí mirándome–. Donde vives? Puedo llevarte a tu casa.
–yo no tengo casa. –respondí–. No aquí en Roma. Lucas me envío a ese cabaret que le pertenece a uno de sus amigos para que yo pasara la noche allí. Él me dijo que pasaría a recogerme en la mañana.
–es decir que debo llevarte de vuelta hasta ese lugar no es cierto? –dijo Joseph
–sí, pero no quiero volver allí.
–te han hecho daño allí?
–ese tipo entró al cuarto mientras yo dormía, quiso besarme y tocarme, y como yo me resistí él me inyectó algo, lo último que recuerdo es que me tomó en sus brazos y luego lo vi todo negro... Que quieres de mi Joseph? –le pregunté aterrorizada. Yo me preguntaba por qué un tipo como él había querido proteger a una chica como yo. Por qué él quería saber de mí? Por qué me trataba tan bien si a mí nunca nadie me trató bien?
Ese chico estaba tan cerca de mí y era tan guapo que me hacia derretirme de una manera que nunca antes había experimentado. Nunca antes me había llamado la atención un hombre físicamente ni nada por el estilo. El único hombre que había en mi vida era Lucas, él me había dado todo lo que yo tenía desde que mataron a mis padres cuando yo solo tenía 10 años, él era un amigo de la familia y desde entonces él me llevó con sigo y a nadie le importó nada sobre mí, a nadie le importó si yo estaba bien o donde estaba yo, solo Lucas se preocupó por mí y se preocupaba porque yo tuviera cada noche una cómoda cama bajo un techo y porque cada día mi estomago se llenara. Mis propios tíos se quedaron con la casa que mis padres me habían dejado, yo nunca le importé a nadie más que a Lucas y a mis santos padres pero ellos ahora no estaban conmigo, solo me quedaba Lucas y... y ahora por qué este extraño se preocupaba por algo sobre mi?
–no te preocupes Sabrina. –Me susurró Joseph–. Yo no quiero hacerte mal.
Me lo dijo de manera tan convincente que casi mi miedo hacia él desapareció por completo.
Me quedé de pie frente a él y lo vi alzar su mano hasta mi mejilla, me acarició casi como si me conociera de toda la vida, como si fuéramos amigos de toda la vida, incluso si no fuera porque era un completo extraño yo hubiera pensado que me quería, pero aun dentro de mí tenía esa horrible sensación, algo que me decía que me alejara de él, algo que me hacía creer que él iba a hacerme daño.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Joseph para mí era el hombre más hermoso que yo haya visto jamás, solo lo había visto una vez en la vida y ya deseaba probar aquellos labios, pero a la misma vez que lo veía como nunca vi a ningún hombre había algo en su persona que me mostraba que era muy peligroso.
–aléjate de él. –escuché esa voz resonar en mis oídos, pero esa no era la misma voz interna de antes que provenía de mis pensamientos, este era un susurro que provenía de quien sabe dónde y volvía a repetirse una y otra vez, estaba escuchando esas voces nuevamente. Desde la muerte de mis padres empecé a escuchar aquellas voces aterradoras que se dedicaban a atormentarme. Estoy loca? Me preguntaba yo todo el tiempo y temía contarle a alguien sobre eso.
–escuchaste eso? –le pregunté a Joseph esperando que él si me entendiera.
–Qué? Yo no he escuchado nada.
–Joseph tengo miedo. –le dije con absoluta sinceridad. Por más que intentaba nunca iba a acostumbrarme a aquellas voces que solían atormentarme y cada vez eran más escalofriantes. Cada vez sonaban más aterradoras.
–Aléjate de él. –volví a escuchar ese horrible y aterrador susurro, la voz era demasiado horrible, demasiado maligna, no sabía a qué temerle más.
–Joseph tengo miedo. –Volví a decirle con voz cortada por el pánico y ahogada por un nudo en la garganta–. Joseph no lo escuchas? Tengo miedo. Tú tampoco me crees verdad?.
Vi a Joseph fruncir el ceño.
–no tengas miedo, sabes? Estás con Joseph Jonas no tienes por qué tener miedo. Dime que es lo que escuchas? –me dijo con un tono lleno de ternura y me hizo sentir protección.
No quise responderle que estaba escuchando voces, la última vez que se lo mencioné a Lucas él me llamó loca y ni siquiera le dio importancia.
–Joseph llévame con Lucas por favor.
–bien. –Me dijo con sequedad–. Vamos al Cabaret.
Joseph abrió la puerta de la habitación y solo hasta entonces noté que era la habitación de un motel, Joseph se abrió paso a caminar a través del pasillo hasta un elevador sin decirme nada, supuse que esperaba que yo lo siguiera y eso fue lo que hice.
Lo seguí hasta que me llevó a un auto chapado a la antigua, verdaderamente una sorpresa ver un auto como ese, él abrió la puerta del copiloto y supe que aquel era su auto, me quedé de pie en la acera mirando a Joseph y al auto que estaba frente a mí como esperando a que sucediera algo.
–qué esperas? Entra al auto. –me dijo Joseph.
Nunca antes un chico había sido cordial conmigo es por eso que ni siquiera me pasó por la cabeza que Joseph estuviera abriendo la puerta de su auto para mí.
Despistada entré a aquel carruaje de quien sabe qué época. Joseph puso su auto en marcha. Yo lo miraba, miré su perfección.
–donde están tus padres? –rompió Joseph con el silencio.
–yo no tengo padres.
–o sea que si vives con ese Lucas?
–sí, Lucas es el único que me quiere, él me está enseñando a leer. –le comenté mi gran emoción por el agrado que me causaba recordar que Lucas me enseñaba a leer con mucha paciencia.
–No sabes leer? –me miró con extrema sorpresa.
–estoy aprendiendo. –me defendí.
–wow.
El auto se detuvo en las instalaciones de ese cabaret, Joseph se bajó el auto y luego me abrió la puerta para que yo bajara también.
–no quiero entrar allí. –dije con miedo.
–quieres que entre a ver yo solo? –me preguntó el amable Joseph.
–no quiero estar sola.
–Que quieres hacer? Esperamos aquí? Si Lucas viene a buscarte estaremos aquí afuera y si está allá adentro algún día tendrá que salir y nos vera. Te parece? Estás de acuerdo?.
–sí. –dije.
Joseph y yo nos recostamos de su auto, él cruzó sus manos sobre su pecho y apoyó uno de sus pies sobre una de las ruedas del auto mientras su otro pie reposaba en el suelo. Su pose se acercaba a la perfección.
–tú de dónde eres?. –me preguntó Joseph interesado, el sol radiante se reflejaba en su piel perfecta.
–soy de Australia, pero desde que mis padres murieron Lucas me ha llevado a conocer todo el mundo.
–qué edad tienes?. –volvió a interrogarme.
–16.
–y... Tu novio, Lucas qué edad tiene?.
–25.
–umm, lo imaginé. -me dio la impresión de que Joseph estaba diciendo aquello para él mismo.
Yo estaba a su lado recostada del auto, estábamos muy cerca pero sin tocarnos, él no me miraba pero yo si ponía atención a cada movimiento que él hacía. Yo solía confiar ciegamente en muchas personas siempre, y aunque había algo en Joseph que me aterrorizaba eso no quitaba el hecho de que yo confiara en él, me había preguntado un montón de cosas sobre mí y yo le respondí sin dudar y ni siquiera me molesté en preguntar nada sobre su vida, y ni siquiera me interesaba saberlo, lo único que parecía saber sobre aquel chico es que se llamaba Joseph Jonas, que al parecer tenía fama de peligroso y que era increíblemente apuesto y con eso me bastaba.
–por qué me ves tanto?. –dijo Joseph al darse cuenta de que yo no apartaba la mirada de él, apenada bajé mirada al suelo y me quedé mirando mis pies descalzos apoyados sobre el asfalto caliente. Joseph me miró y colocó su cuerpo justo frente al mío, mi cabeza llegaba justo a la altura de su barbilla, el hundió su cara en mi cuello como si quisiera morderme pero en su lugar aspiró aire profundamente.
–hueles muy bien. –dijo Joseph intentando no tocarme pero el aire de su respiración en mi cuello fue casi tan potente como si estuviera tocándome.
Mi corazón palpitaba con rapidez, estaba sintiéndome realmente extraña, era como si mi cuerpo se debilitara y mis piernas se tambaleaban.
–Joseph, aléjate, es incomodo. –Él volvió a aspirar mi aroma respirando profundamente.
Se apartó lentamente.
De pronto escuché el audible sonido de una respiración agitada en mis oídos, supe que no era Joseph, me aterroricé nuevamente cuando supe que eran ellos, otra vez ellos, mi única perdición.
–tu alma le pertenece ahora. –me dijo aquella voz maligna y escalofriante. Solo yo podía escucharla, salté del miedo, cerré mis ojos con fuerza intentando pensar en algo que alejara las horribles voces de mi cabeza.
–te pasa algo? –preguntó Joseph con curiosidad.
Yo no le contesté y puse mis manos sobre mis oídos para no escuchar aquellos susurros diabólicos pero no funcionaba.
–estas bien?. –escuché nuevamente la melodiosa voz de Joseph.
Negué con la cabeza aun con los ojos cerrados y apretados. La presencia de Joseph se sintió aun más cercana, puso las manos en mis hombros y nuevamente sentí su respiración mortal a un costado de mi cuello.
Aspiré su exquisito aroma, el hipnotizante perfume de su cuerpo, su olor era suculento y no quería olvidarlo jamás.
Seguía escuchando repetitivamente aquellas voces, "aléjate de él", "ahora le perteneces", esas voces susurraban en tono horrible y atemorizante.
–Maldita mocosa dónde estabas metida?. –escuché la voz de Lucas gritarme y abrí los ojos. Joseph solo se alejó unos cuantos centímetros y yo miré a mi alrededor buscando con la mirada la voz de Lucas, lo vi saliendo del club nocturno, estaba solo y encaminándose con pasos furiosos hacia mí. Cuando estuvo cerca de mí, Joseph le dirigió una mirada asesina.
–Que haces con este tipo?. –Dijo y me tomó con fuerza del brazo jalándome y apretándome extranguladoramente–. Dormiste con él? Dímelo Sabrina.
–no la toques!. –exclamó Joseph y empujó con fuerza a Lucas, me asusté mucho de ver a Joseph así, su mirada estaba oscurecida, parecía que mataría a cualquiera que se interpusiera en su camino, parecía lleno de odio. Lucas quedó tendido en el suelo y yo me sorprendí al notar la increíble fuerza que parecía tener Joseph.
–Joseph!!. –Dije a gritos–. Está bien, deja en paz a Lucas.
–quien te crees imbécil?. –dijo Lucas levantándose del suelo enfurecido como nunca antes lo había visto. Empezó a caminar hasta Joseph con pesados pasos y supe que iría directo a devolverle el golpe.
–Joseph. –respondió–. Joseph Jonas para servirte.
Me interpuse en el medio del camino entre Lucas y Joseph y coloqué ambas manos en el pecho de Lucas para detenerlo.
–Lucas, detente, está bien, déjalo y vámonos. –Su mirada fulminaba a Joseph–. Adiós Joseph.
Tomé a Lucas de la mano halándolo para que se alejara de Joseph y lo vi tranquilizarse.
Joseph tuvo el descaro de lanzarme una maliciosa sonrisa y no me respondió cuando me despedí, tiré de Lucas para que caminara conmigo y le dimos la espalda a Joseph para marcharnos, yo sentía la intensidad de la mirada penetrante de Joseph clavada en mi espalda, volteé para verlo quizás por última vez y aun él mantenía su sonrisa picara y me miraba de forma sospechosa.
–deja de mirarlo. –me susurró Lucas haciendo que vuelva mi mirada hacia el frente–. Hablaremos mas tarde.
Joseph se iba quedando atrás a nuestras espaldas y yo sentía la necesidad de seguir mirándolo. Nunca mis ojos se habían deleitado con tanta belleza y deseaba con todas las ganas mirarlo por el resto de la eternidad. Era perfectamente hermoso, aunque seguía dándome miedo yo no podía evitar sentir algo que me hacia querer verlo, y hasta tocarlo, ya incluso extrañaba la sensación de su respiración helada golpeando mi cuello.
–a dónde iremos?. –le pregunté a Lucas bastante inquieta y tratando de alejar mis pensamientos de el misterioso Joseph.
–he encontrado una casa abandonada casi en las afueras de la ciudad así que tomaremos un bus para ir allá. –me explicó Lucas con voz molesta y ardida.
–estas molesto?. -pregunté. Y giramos en la esquina lo que me hizo darme cuenta de que cuando volteara mi mirada hacia atrás Joseph no estaría allí–. Conmigo?.
–sí. –respondió.
–lo siento. –me excusé y bajé mi mirada al suelo.
Do Not Copy. Los Derechos de Autor pertenecen a Stephany Owen. © Author: Stephany Owen [http://twitter.com/sstephany] NO Distribuir este contenido ni modificarlo sin autorización de la Autora, este contenido está protegido y registrado, cualquiera que lo copie o plagie será multado o penado. © 201026e8452c-5ea3-4bc4-a577-218542256536 1.03.01
Última edición por Marialex D'Jonas el Septiembre 9th 2010, 04:59, editado 3 veces (Razón : nadie lo lee) | |
| | | Marialex D'Jonas Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 192 Edad : 26 Localización : JubiWorld, JonasLand, TokioLand en la Zimmer 483 y en la habitacion Joe Fecha de inscripción : 19/09/2009
| Tema: Capitulo 2: Presencias Oscuras. Julio 3rd 2010, 22:04 | |
| Capitulo 2: Presencias Oscuras.
espués de un largo camino en el que Lucas ni siquiera me habló y me miraba con furia llegamos a una solitaria casa, sus alrededores estaban aun mas solitarios, la casa estaba envejecida, el suelo del porche que se veía en la parte frontal de la casa estaba cubierto de hojas secas de otoño, el marco de madera de las ventanas viejas se veía en mal estado y sus cristales en su mayoría estaban rotos, no había ninguna luz que pareciera provenir de la casa.
La casa estaba demasiado descuidada por el abandono pero por encima se notaba que alguna vez estuvo muy bien cuidada.
Lucas y yo atravesamos el amplio jardín lleno de plantas demasiado crecidas y descuidadas, el aspecto superficial de la casa atemorizaría a cualquiera pero ni Lucas ni yo teníamos una pizca de miedo, se necesitaba mucho más para que yo sintiera miedo, desde la muerte de mis padres vi tantas cosas horribles que ahora nada me asustaba, nada me había asustado hacia ya unos 6 años... Nada excepto... Joseph Jonas. Su imagen no salía de mi cabeza, lo veía una y otra vez sin entender porque no lograba dejar de pensarlo porque sentía la necesidad de verlo realmente y de que estuviera a mi lado, extrañamente incluso ya extrañaba su aroma, extrañamente ya deseaba volver a mirar esos perfectos ojos y ese rostro tan perfecto y aun más extraño todavía de solo imaginarme volverlo a tener cerca me causaba terror, como si se tratara de un asesino o algo maligno pero hermoso, ni siquiera un asesino podía asustarme de tal manera, jamás había sentido tanto miedo hacia alguien como hacia Joseph, y además había algo aun más raro... Las voces, solía escucharlas cuando estaba sola, pero mientras estuve con Joseph las voces misteriosas se intensificaban.
Lucas golpeó la puerta de madera envejecida y esta se abrió sin mucho esfuerzo, supuse que la madera estaba tan debilitada por las termitas que en cualquier momento podría deshacerse.
La casa solitaria y vacía me causó mucha nostalgia al verla, parecía que antiguamente, hace muchísimos años había sido un lindo hogar, con una linda familia, tal vez la casa había estado deshabitada durante muchísimos años, se notaba que era muy antigua a juzgar por aquellos muebles del siglo pasado cubiertos por polvo, un gran piano igual de antiguo estaba sobre el suelo de mármol, habían adornos costosos de otras épocas, probablemente Lucas tomaría todo y lo vendería para pagar gastos.
Me deleité con esas fascinantes imágenes de aquella casa que en sus tiempos mientras estaba habitada tal vez era aun más hermosa, ciertamente ahora se encontraba en condiciones deplorables debido a la antigüedad que se notaba a simple vista. Había cuadros con imágenes bellísimas de Europa en el siglo XVI, yo sabía poco sobre historia pero había visitado algunas galerías de arte con Lucas y eso me dio algo de conocimientos sobre el tema y sobre la pintura, había extraños jarrones reposando sobre mesas de té que parecían realmente de mucho valor. Pero todo estaba oscuro y tenebroso, había una que otra fotografía de una familia extraña y personas desconocidas que eran tenebrosas pero sin embargo yo era valiente y no me asustaban cosas como esa.
Polvo y telarañas abundaban por cada rincón de la casa increíblemente hermosa.
La fantasía duro poco tiempo.
–ahora si vamos a hablar tu y yo pequeña brincona. –Dijo Lucas con voz molesta y a gritos–.Dime si te acostaste con ese maldito.
–Lucas no. –dije con temblorosa voz, yo sabía de lo que Lucas era capaz de hacer–. Yo ni siquiera sé quién es, te juro que yo no hice nada con él, yo no lo conozco, ni siquiera sé como llegué con él.
–no mientas Sabrina, Andrew me dijo que no supo de ti desde la madrugada, fue a verte al cuarto y tu no estabas!! –Me gritó con fuerza–. Te fuiste con ese tipo toda la noche no es cierto?
–no. –dije con una débil voz apenas audible–. No es cierto, mira yo no sé cómo explicarlo porque un tipo me durmió y...
Mi voz se detuvo en el acto cuando Lucas alzó su mano y me dio una fuerte bofetada haciendo que diera vuelta a mi cara. Solo solté una débil lágrima, ya yo estaba acostumbrada a los golpes, al menos esta vez Lucas no había sido tan rudo como otros días.
–no te creo nada linda. –sonó la voz de Lucas enfurecida–. No te doy más fuerte porque me da miedo arruinar tu belleza.
–Lucas... –Balbuceécon voz quebrada y a punto de llorar–. Te juro que no hice nada.
–no vayas a llorar, me vuelve loco cuando empiezas a chillar. –Él se acercó hacia mí y puso sus labios sobre mi cuello–. Ningún hombre te tocará... Júrame que seré el primero en tenerte.
–si Lucas, te lo juro. –él empezó a besar mi cuello y yo me quedé muy, muy quieta, bajó sus besos hasta mis hombros.
–sabes que lo he hecho todo por ti. Lo sabes no? –Dijo Lucas ysiguió besándome, me rodeó con sus brazos apretándome con fuerza por la cintura–. Sabes que todo lo que hago es por tu bien y porque te amo, no?
–lo sé, Lucas lo sé.
Lucas me jaló por el brazo rústicamente y me apegó hacia su cuerpo para luego lanzarme de manera salvaje en uno de los viejos sofá que se encontraban en la casa, tumbó su cuerpo encima del mío y acarició mis piernas con sus dedos, mi cuerpo se tensó y al igual que siempre lo único que hice fue quedarme inmóvil, Lucas besaba mis labios y yo no respondía a nada, me levantó la camisa para deshacerse de ella.
–Lucas no por favor. –le rogué de verdad que no me tocara. En mi voz se escuchaba el tono de suplica pero Lucas pareció no escucharme, él siguió tocando mi abdomen y mi espalda y cuando quiso subir hasta mi pecho yo cubrí mis senos con mis manos y empecé a llorar suplicando que Lucas no me hiciera nada.
–Maldita sea Sabrina. –Dijo Lucas enfureciéndose como loco–. Cuando demonios piensas dejar que te haga mía? Piensas ser una virgencita toda tu vida?
–Lucas me da miedo... –chillé con voz llorosa, Lucas se levantó de encima de mí, y se apartó con furia interrumpiendo mi dialogo a gritos.
–cállate!! –gritó–. Deja de lloriquear niñita... Adiós, voy a pasar la noche con una mujer de verdad.
Se acercó a la puerta preparado para marcharse.
–me dejarás sola?. –empecé a sollozar–. Sabes que me da mucho miedo estar sola.
Ese era uno de mis únicos temores, era por eso que yo estaba tan aferrada a Lucas, odiaba y me atemorizaba estar sola, jamás pude superar ese temor que incluso cada vez crecía mas. Es por eso que cada noche que pasaba junto a Lucas dormía a su lado y me aferraba con fuerza a él para asegurarme de que no me dejara mientras yo dormía, mi temor era tan grande que prefería estar en compañía de cualquiera antes de estar sola, ese miedo lo había desarrollado luego de que mis padres murieron, ya que cuando estaba sola esas horribles visiones y voces me atormentaban y atemorizaban aun mas.
–eso te pasa por ser una tontita niña llorona que le tiene miedo a todo. Vendré por ti en la mañana Sabrina. –escuché a Lucas muy enojado.
–Lucas no quiero estar sola, te lo pido no me dejes. –mascullé–. No sabes lo horrible que es sentirse como yo me siento cuando estoy sola.
Me ignoró y salió por la puerta rota de la casa vacía.
Estaba sola y asustada sentada sobre un sofá que no me pertenecía, en una casa que tampoco me pertenecía y que ahora que estaba sola si empezaba a asustarme su terrorífico aspecto.
Cuando yo estaba sola era vulnerable a todo, cuando yo estaba sola todo me asustaba. Podía echarme a llorar en cualquier momento, podía empezar a gritar histérica, pero en lugar de eso sucedió algo más extraño. Fijé mi mirada en una habitación que se veía con la puerta entre abierta, me llamó la atención de manera tan increíble que hasta pude olvidarme del hecho que estaba sola.
Vi a través de la puerta entre abierta una cama enorme y antigua, sus sabanas eran apenas de un color rosa desteñido por el tiempo, era de madera solida y sobre el colchón había una muñeca pequeña vestida con un hermoso vestido de época de color blanco y su cabello eran bucles pelirrojos. Una extraña atracción me hizo mover mis pies y empezar a caminar hasta aquella puerta, era como si mis pies se movieran por su propia voluntad y yo no tuviera control de ellos, era como si estuviera poseída y me sentía absolutamente atraída de forma sobrenatural por entrar a ese lugar, mis pies continuaron dando pasos hasta que estuve frente a puerta de madera pintada en color blanco, apoyé ambas manos sobre la misma y la empujé lentamente. Vi el resto del interior del cuarto, parecía ser la habitación de una niña, sus muebles eran de madera ya envejecida por el tiempo, había una caja de música sobre la mesa del tocador que tenía una pequeña muñequita tallada de una bailarina, sobre las dos mesitas de luz habían antiguos libros y una lámpara decorada, cada adorno y cada detalle se veía hermoso aunque estuviera viejo y descuidado, también pude observar una gran ventana con cortinas blancas y rosadas por la que se miraba la luna con aspecto espectacular. Quedé paralizada mirándolo todo con atención y examinando cada detalle de cada objeto, me acerqué hasta la caja de música y antes de que pudiera siquiera tocarla empezó a sonar sola una melodía hipnotizante, me hubiera asustado de no ser porque la música me estaba embobando como jamás lo habría imaginado.
–sonó sola. –Pensé cuando caí en la realidad–.
Seguía sonando aquella música, quise tocar aquella cajita y me puse frente al tocador observando mi reflejo en el espejo, bajé mi mirada hasta la misma cajita de música y moví mis manos para tomarla, pero cuando solo milímetros de distancia separaban mis temblorosas manos de esta escuché una horrible voz ronca y maligna.
–alto!! –Escuché decir a esa voz como si estuviera hablándome al oído–. No toques!!
Aparté mis manos de la cajita y cuando volví mi mirada de nuevo hasta el espejo quedé petrificada al ver esa imagen, mi corazón se paralizó y me aterroricé de manera terrible, sentía que mis pulmones se cerraban por el miedo tan grande que me invadía cada parte del cuerpo, mi piel se erizó, estaba muerta del terror, totalmente sin habla e inmovilizada.
En el lugar donde debía estar mi reflejo en el espejo había otra chica, no era yo la imagen reflejada en el vidrio, era una niña de menos edad que yo, pálida como la nieve y con los labios de color vino tinto, tenia hermosos bucles de color rojizo que le caían sobre el rosto y le llegaban hasta la cintura, fue entonces cuando noté que era la viva imagen de la muñeca que estaba sobre la cama, su cara fuera hermosa si no hubiera estado mirándome con esos ojos que destilaban dolor y me atemorizaban, la niña estaba completamente inmóvil y yo casi pude echarme a llorar por el miedo que llenaba cada parte de mi cuerpo.
Cerré mis ojos para no tener que ver nada, pero luego comenzaron las voces a llamarme.
–Sal de aquí. –Escuché petrificada de miedo–. Le perteneces a él.
Las voces no cesaban, "sal de aquí", "eres nuestra", "ven", "acércate", las voces se contradecían una y otra vez y por más que intentara no podía dejar de escucharlas.
Cubrí mis oídos con mis manos como si eso fuera a funcionar y a alejar las voces de mi cabeza. Entré en el llanto.
–Cállense!! –grité con desesperación y entre sollozos aun cerrando con fuerza los ojos.
Lo veía todo negro y de un momento a otro parecía que ellos me hubieran obedecido y todo estuvo en silencio nuevamente.
Abrí los ojos, con mucha exaltación vi de nuevo la imagen de la niña en el espejo aun mirándome con los ojos ardiendo en fuego.
–ven a jugar conmigo. –me susurraron esos oscuros labios vino tinto. Yo lloré aun más desconsolada, su voz me hacía sentir todavía más pánico. Salí corriendo de la habitación y volví a la sala principal, todo estaba muy oscuro y silencioso, miré hacia las ventanas y en los vidrios vi sombras demasiado negras pero deformes pasar rápidamente, las puertas de las ventanas comenzaron a abrirse y a cerrarse ruidosamente, quise huir y corrí hasta la puerta pero esta se cerró sola de un portazo, puse mis manos en la manilla y la giré pero no se movía.
Aterrorizada golpeé la puerta y seguí llorando.
–déjenme en paz!! –grité y me senté sobre el suelo apoyada en la pared, cerré mis ojos nuevamente pero aun seguía escuchando todos esos ruidos de las ventanas abrirse y cerrarse.
El piano empezó a sonar melodiosamente pero no había nadie tocándolo, cuando abrí los ojos vi las teclas de este hundirse y las notas sonaban perfectamente, mi miedo cada vez crecía mas, mi cuerpo temblaba de pies a cabeza, mis lágrimas rodaban sobre mis mejillas.
–Deténganse por favor!! –grité y sollocé.
Escuché una voz todavía más maligna susurrarme "Sufrirás Mucho". "Morirás Sabrina". Mi llanto sonó más audible. Yo me preguntaba Por qué? Por qué a mí? Yo que hice para merecer esto?.
El siguiente segundo todo se inmovilizó y quedó en silencio, una brisa helada atravesó las ventanas y tocó mi cuerpo helándome la piel y haciendo que me recorra un escalofrío.
Me levanté del suelo y caminé unos pasos hacia el centro de la habitación dándole la espalda a la puerta principal de la casa, me quedé de pie y miré a mi alrededor toda la habitación, mi corazón palpitaba audiblemente y con desespero y mi respiración estaba agitada, no lograba escuchar nada más que el susurro del viento entrando por las ventanas.
–Sabrina Gray no?. –escuché esa voz que hizo que me estremeciera, era la perfecta voz de Joseph que sonó a mis espaldas. Volví mi mirada hacia atrás y lo vi de pie con toda su perfección, su pose era rígida y a la vez relajada, su rostro relucía a la luz de luna y la comisura de sus labios se curvaba en una alucinante sonrisa.
Su presencia debilitó mi cuerpo y nuevamente algo en mi interior me gritaba que debía correr lejos de él y tenerle mucho miedo. Pero esta vez otra parte de mi inconsciente me pedía a gritos que corriera a sus brazos. Su perfección era impactante y su luz me iluminaba y cegaba mis ojos de modo que lo único que podía ver era a él y únicamente a él. Lo miré con suma preocupación y no le dije ni una palabra.
–Sabrina Gray. –continuó él–. Nacida en Australia un 23 de Octubre, tus padres eran muy adinerados antes de que tú nacieras pero perdieron toda su fortuna apostando, así fue como terminaron en una pequeña casucha frente al mar, naciste con potentes dones, tienes el don de la pintura y te apasionaba, solías hacerlo a diario al igual que el surf, pasabas todas tus tardes en el mar ya que no tenias nada más que hacer, tus padres eran tan pobres que apenas les alcanzaba para darte de comer y nunca pudieron ofrecerte una educación como es debida. Eres toda una niñita salvaje y con pocos modales... y aquí entra Lucas... El chico vivía fuera de la isla solo y conocía a tus padres desde joven, todos los meses viajaba a la isla a brindarles apoyo económico y ayudarlos con los que podía, pero Lucas nunca fue un buen tipo. Tus padres murieron en condiciones misteriosas y fuiste raptada por Lucas, tu tía Doroty con tu tío Tim se adueñaron de tu casita en la isla y hasta entonces tú y Lucas se han dedicado a recorrer el mundo, sabes que viven a duras penas y él te hace creer que ha sacrificado todo por ti pero realmente sabes que te maltrata, te obliga a servirlo y hacer lo que él quiera que hagas, te golpea y nunca te ha tratado como te mereces. Me equivoco o no?
Tragué saliva al escuchar cada palabra de Joseph. Como sabia toda mi vida si en la mañana estaba preguntándome todo? Acaso era un loco acosador que estuvo investigando sobre mí? Como supo que yo estaba en esa casa? Me siguió? En qué momento averiguó toda mi vida tan rápido? O será que había estado mintiéndome y realmente él si me conocía y lo sabía todo sobre mí por alguna extraña razón? Definitivamente sea cual fuera la razón por la que Joseph sabia sobre mi triste vida me ponía los pelos de punta.
–dime Sabrina... él te toca? Te besa? Te obliga a acostarte con él?. –Siguió hablando sin que yo emitiera sonido alguno más que el de mí agitada respiración–. Quiero saberlo.
Fue acortando la distancia entre nosotros acercándose con pasos lentos cada vez más. Joseph parecía estar diciendo un monologo ya que yo estaba enmudecida y sin habla.
–se que has sufrido mucho, Lucas te ha maltratado desde siempre, y no conforme con eso sé que escuchas cosas, ellos te aterrorizan todo el tiempo, vives cada noche atormentada por eso no es cierto?. –la voz de Joseph se escuchaba tranquila y pacífica–. Alguna vez te han tratado bien? Alguna vez alguien te ha dicho que te ama y lo hermosa que realmente eres?
Cada paso que daba hacia mí me hacia tambalearme sobre mis pies por el efecto del temblor de mi cuerpo y la debilidad que crecía mas y mas.
Realmente yo sentía mucho miedo.
–alguna vez te miraron sin lujuria desde que te convertiste en una mujercita? –Joseph me miraba como si algo lo estuviera lastimado mientras hablaba–. Han acariciado tu mejilla de esta forma sin pensar en acostarse contigo?.
Se acercó demasiado y tocó mi mejilla acariciándome con sus dedos, el contacto fue relajante y se sentía increíblemente bien, me hipnotizó con su caricia y ni siquiera pensé en lo me él me estaba preguntando, mejor dicho, ni siquiera pensé en nada más que en la absoluta perfección de ese joven.
–Sabrina te han invitado a bailar alguna vez? –Esa fue la única pregunta a la que respondí negando con la cabeza–. Quieres bailar conmigo preciosa?
Sus palabras hicieron volar mi corazón hacia otra dimensión, nunca me habían pedido una pieza de baile, nunca nadie se había preocupado porque alguna persona me diera un buen trato.
Joseph tomó una de mis manos y la entrelazó con la suya, con su otra mano acarició mi brazo para luego tomar mi otra mano y colocarla sobre su hombro y para finalizar terminó de acomodar su postura rodeando con su brazo mi cintura mientras su otra mano seguía alzada entrelazando la mía.
Joseph empezó a tararear una canción que sonaba melodiosa y perfecta de forma inimaginable, el sonido que emitía su garganta era como escuchar un coro de ángeles. Mi cuerpo no respondía, no logré hacer nada más que dejarme llevar por el hipnótico movimiento del cuerpo de Joseph.
Yo jamás en la vida había bailado y mucho menos con alguien, solo lo había visto en películas o en la televisión, pero no tuve que hacer demasiado, puse mis pies sobre los de él y el moviendo de su cuerpo me guiaba, me hacía sentir como si estuviera flotando en el cielo, era como si sentirlo tan cerca me drogara y me hiciera ver por primera vez en mi vida cosas realmente hermosas, estando tan cerca de él me sentía espectacularmente bien, no podía pensar con claridad, lo único que tenía en la mente era... Joseph.
Su voz tarareando la música era lo único que mis oídos escuchaban, su piel era lo más suculento que jamás hubiera sentido al tacto, su aroma seria una marca inolvidable en mi piel y yo seguía respirando con el único motivo de seguir inhalando su perfume, yo tenía los ojos cerrados intentando contener una lágrima que estaba a punto de caer, yo estaba demasiado conmovida por el hecho de que por primera vez desde que mi padres se fueron alguien me estaba tratando bien, ya estaba tan acostumbrada a los maltratos que nunca imaginé que merecía ser tratada bien.
Joseph me había demostrado lo que era sentir que alguien te apreciara, Joseph, un simple extraño, me demostró lo fantástico que se sentía bailar con alguien... Alguien como él. Mi miedo hacia él estaba siendo opacado por todas las hermosas sensaciones y emociones que había dentro de mí.
Durante minutos y minutos estuvimos de la misma forma, moviéndonos muy lentamente demasiado cerca uno del otro, mi cara estaba apoyada en su hombro hasta que abrí los ojos para deslumbrarme con la hermosura de su rostro, él estaba sonriendo, me bastó solo con mirarlo para desear de manera sobrenatural sus labios. Sin poder contenerme acerqué mi rostro al suyo, yo quería sus labios, deseaba saborearlos, probarlos, me acerqué de manera peligrosa para besarlo y mi corazón se lastimó cuando él me apartó para que no lo besara.
Yo lo miré dolida con ganas de llorar.
–no estoy rechazándote. –Se excusó Joseph–. Pero no puedes besarme, debes alejarte de mí, yo soy muy peligroso, soy un maldito egoísta que te hará daño si no te alejas de mí.
No entendí del todo el significado de sus palabras. Que era lo que lo hacía tan peligroso? Para mi había sido un caballero, había sido el único hombre al que yo alguna vez habría deseado besar y el único hombre que me negaría un beso.
–tengo que irme. –me susurró Joseph con sus labios rozando mi oreja.
–No!!! –le hablé por primera vez, más bien le grité y me aferré con las dos manos a su camisa por la parte del pecho halándolo para que no se atreviera a dar un paso, supe que estaba mostrando toda mi desesperación–. No te atrevas a dejarme sola, no sabes las cosas horribles que veo cuando estoy sola, no sabes lo terrible que se siente, no tienes idea de lo agonizante que es, Joseph te suplico que no me dejes sola, te lo ruego.
Yo sonaba desesperada y mi voz casi se ahogaba en llanto por tan solo imaginarme la agonía y el miedo de volver a estar sola.
Joseph pareció sorprenderse al verme en ese estado.
–estas bien?. –me preguntó él
–sí, pero no me dejes sola.
–de acuerdo, me quedaré contigo hasta el amanecer.
Joseph tomó mis manos para apartarlas su camisa y entrelazó sus dedos con los míos.
–por qué confías en mí si te he dicho que soy peligroso?. –Dijo él con tono protector–. Deberías querer huir y correr, deberías tenerme miedo y escapar de mí, deberías estar rogando que me vaya.
–si te tengo miedo pero... No me importa. –le dije–. No me gusta estar sola.
–no debería quedarme.
–quédate!! –le rogué una vez más–. Te lo pido.
Joseph pareció ignorarme y fijó su mirada en el piano.
Se acercó cauteloso hacia aquel viejo piano y se sentó para empezar a tocarlo, puso sus dedos sobre las teclas llenas de polvo y comenzó a tocar hermosa música, era conmovedor e impactante, tocaba piano con una facilidad increíble, sonaba atrayente, artístico, melodioso, en definitiva tenía un don, la música se le daba muy bien, al menos en el piano sí.
Cuando terminó de tocar su pieza, posó su mirada en mí, yo había estado todo el tiempo callada detrás de él, sus perfectos ojos me miraban de forma maravillosa y me sonreía con picardía. Quedé prendida en su mirada, me atraía de un modo que no podía controlar mi cuerpo y mis acciones, me acerqué hacia Joseph con precaución, él era atractivo y esto no era solo algo físico, había algo en él que me atraía tal como las plantas carnívoras atraen a los insectos y de alguna forma yo sentía que estaba cayendo en su trampa y que luego él iba a lastimarme, pero de todos modos me seguí encaminando hacia Joseph, él me continuaba sonriendo, se puso de pie frente a mi cuando yo estuve lo suficiente cerca de su cuerpo, no lo toqué, no le hablé, simplemente me mantuve mirándolo y él también me miraba a los ojos.
–te digo algo? –Joseph rompió el silencio de la noche–. Tú me gustas mucho.
Ay ay ay!! Sus palabras sonaron perfectas para mí, hubiera hecho cualquier cosa que Joseph me pidiera, hubiese dado en ese momento todo lo que tenía por volverlo a escuchar. Cómo un chico tan perfecto como él podía decirle a una zarrapastrosa como yo que le gustaba? Yo perfectamente sabia que cualquier mujer soltaría las babas por aquel muchacho rebosado en perfección, pero que un tipo como él me dijera a mí, una chica con apariencia de ser una chica de la calle, que le gustaba, para mí era demasiado. Solo hombres sucios y sádicos me habían dicho que le gustaba, porque incluso Lucas que era de buen aspecto nunca me había dicho que yo le gustaba, llegó a decirme que era linda y que me amaba pero jamás me demostró que yo le gustaba como algo puro y como se escucha decir los jóvenes en las telenovelas cuando están... Enamorados. Pero aun algunas cosas no me quedaban del todo claras.
–Joseph. –susurré–. Quien eres? Que es lo que quieres de mi? Por qué dices ser peligroso? Me seguiste hasta aquí? Como sabes sobre mi vida?
Joseph hizo una mueca de desagrado.
–no creo que realmente quieras saber esas respuestas.
–por qué? –le pregunté–. Yo necesito saber algo de ti. Qué edad tienes por ejemplo?.
–19 –respondió enseguida.
–dónde naciste?
–Londres - Inglaterra
–por qué te importo? –lo interrogué nuevamente–. Te importo no es cierto? Sino no te hubieras quedado a acompañarme.
–sí. –Respondió Joseph–. Lamentablemente si me importas pero yo mismo no sé por qué.
–lamentablemente? –pregunté haciendo énfasis en aquella palabra. Por qué él lamentaba que yo le importara?
–lo siento pero es lamentable lo terrible persona que soy, puedo hacerte mucho daño, y que me importes supongo que traza tu camino a tu tumba.
Tragué saliva al escuchar cada ruda palabra que salía de su boca. Acaso estaba confesándome que iba a matarme? Si se trataba de eso pues yo tampoco le tenía miedo a la muerte, existían otras maneras de hacerme daño más efectivas que matarme.
–Qué? –dije–. Vas a matarme?
Joseph sacudió su cabeza negando a mi pregunta como si le hubiera causado escalofríos. Por primera vez lo vi titubear como si no tuviera nada para decirme, aunque él siempre parecía tener algo para hablar esta vez parecía haberse quedado mudo, por primera vez noté como se quedaba sin habla. Seguía frente a mí sin tocarme, noté como comenzaba a tambalearse sobre sus pies como si de pronto estuviera mareado.
Apoyó su frente en contra de la mía mientras me miraba a los ojos y entonces volví a escuchar aquellas voces nuevamente. En mis oídos resonó la frase "Aléjate de él". Cerré mis ojos y me exalté, me llené de miedo y se notaba por la manera en que respiraba.
–que tienes? –me preguntó el mismo Joseph sin perder la postura y manteniéndome cerca de él.
–Joseph tengo miedo, ellos me hablan.
–las voces?
–sí, tú si me crees verdad?
–que te dicen Sabrina?
–me dicen que... Que me aleje de ti Joseph.
Escuché a Joseph soltar un suspiro y acarició mis mejillas, su cercanía conmigo no dejaba de sorprenderme, él parecía comportarse como si me conociera de toda la vida, como si me quisiera y yo apenas lo había visto aquel día por primera vez.
–estás cansada? Quieres dormir?
–sí. –le contesté.
No sé como Joseph logró convencerme de volver a entrar a la habitación de la niña nuevamente, pero estando junto a él mi miedo hacia cualquier cosa sobrenatural disminuía.
Terminamos tumbados en la enorme cama, él estaba recostado a un lado de mí y nos separaba la muñeca que seguía en medio del colchón.
Estábamos en silencio, Joseph miraba la luna por la ventana y yo lo miraba a él.
–Joseph?!! –Lo llamé y volteó a verme–. Eres capaz de hacerme daño?
Hubo silencio durante segundos y su mirada me intimidó.
–no estoy seguro.
Después de escuchar su respuesta permanecí callada, mis parpados empezaron a pesarme, y me perdí en sueños espantosos y uno que otro sueño hermoso con Joseph.
La luz cegadora del sol del amanecer me incomodó e interrumpió mi sueño. Abrí los ojos y volteé hacia mi costado, mi vista logró captar solo esa muñeca con aires diabólicos que descansaba en la cama, Joseph no estaba. Yo me preguntaba muchas cosas sobre él, a donde había ido? Y cuando volvería a verlo? Ni siquiera estaba segura de si alguna vez volvería a verlo.
Aproveché la luz del día y tomé del armario de aquella habitación un vestidito tipo pijama que estaba junto a la otra ropa, me lo coloqué para lavar mi único cambio de ropa y además me di un baño. Cuando estaba colocándome nuevamente mi ropa ya seca me di cuenta de Lucas estaba observándome desde el marco de la puerta de la habitación, terminé de vestirme rápidamente. Lucas estaba apoyado contra la pared con una botella de... Cerveza supongo en su mano y me lanzaba una sonrisa maliciosa, noté que estaba ebrio, y yo como una pequeña asustada me quedé de pie mirándolo, fue acercándose hacia mí y entonces me jaló bruscamente del brazo, metió sus narices en mi cuello e inhaló audiblemente mi aroma.
–mmmm hueles muy bien. –Exclamó Lucas–. Para quien te has bañado? Para mí no es cierto? Y también lavaste tu ropa?
Lucas examinó mi ropa tomando entre sus manos la tela de la camisa que él me había regalado hace un montón, yo seguía sin hacer nada, entonces lo vi sacarse toda la ropa quedando solo en ropa interior.
–toma. –me dijo y lanzándome su ropa a la cara–. Ve a lavar mi ropa.
Yo obedecí como solía hacerlo y mientras lavaba la ropa observé a Lucas colocar en su mochila todos los artefactos de valor que poseía la casa.
–hoy vamos a salir a vender todo esto. –Dijo Lucas mostrándome su mochila después de haberse colocado su ropa limpia y seca–. Quizás te compre otra muda de ropa.
–gracias Lucas. –lo abracé por la emoción que me causaba tener más ropa que vestir–. Hoy no me darás lecciones de lectura?
–Sabrina no tengo tiempo para esas tonterías. –dijo con tono amargado.
Lucas enseguida me tomó del cuello y besó mis labios, mis mejillas y mi frente.
–Te amo. –me susurró Lucas.
–también yo.
Yo dependía de Lucas de forma increíble, para aquellos tiempos yo juraba que a Lucas era a la única persona que le importaba, lo poco que teníamos lo había conseguido él con sus sacrificios, todos los días me repetía que él robaba y hacia cualquier cosa por mí y para que yo estuviera bien y realmente me convenció, me dijo que me amaba y yo le creía, me dijo que me golpeaba solo por mi bien para que yo aprendiera y también le creí, pero no tenía nada mas en el mundo y por eso me aferré a lo único y al único que tenia, nadie mas estaba ahí siquiera para maltratarme, y yo prefería los insultos, maltratos y órdenes antes que la soledad, era patético pero yo estaba muerta en vida desde la muerte de mis padres, era débil y vulnerable a cualquier cosa, hubiera caído en cosas terribles si hubiera estado en peores manos o realmente sola, por eso soportaba el dolor sin derramar una lágrima y cada vez me volvía más valiente y fuerte gracias a Lucas y a las malas experiencias.
Nunca había deseado más de lo tenía pero ahora que Joseph había marcado mi vida me hizo preguntarme las respuestas a sus preguntas "se que has sufrido mucho, Lucas te ha maltratado desde siempre" "Alguna vez te han tratado bien? Alguna vez alguien te ha dicho que te ama y lo hermosa que realmente eres?" sus palabras volvían a mis recuerdos, nunca antes me había preguntado si yo merecía un mejor trato, solo me acostumbré a lo que tenia y punto, pero Joseph me hizo pensarlo por primera vez. Merezco algo mejor? Sea cual sea la respuesta yo igual deseaba algo mejor, Lucas era lo más cercano que tenia para sentirme amada pero esta vez deseaba alguien como... Joseph, el chico que bailó conmigo en la oscuridad tarareando música y que me dijo que le gustaba, no era tan caballero como los príncipes en las películas pero si era el hombre más caballeroso y atractivo que jamás haya visto... y por supuesto, peligroso, pero eso era "un detalle menor".
Do Not Copy. Los Derechos de Autor pertenecen a Stephany Owen. © Author: Stephany Owen [http://twitter.com/sstephany] NO Distribuir este contenido ni modificarlo sin autorización de la Autora, este contenido está protegido y registrado, cualquiera que lo copie o plagie será multado o penado. © 2010
Última edición por Marialex el Julio 3rd 2010, 22:09, editado 1 vez | |
| | | Marialex D'Jonas Me Gustan Los Jonas!
Cantidad de envíos : 192 Edad : 26 Localización : JubiWorld, JonasLand, TokioLand en la Zimmer 483 y en la habitacion Joe Fecha de inscripción : 19/09/2009
| Tema: Capitulo 3: La apuesta. Julio 3rd 2010, 22:06 | |
| Capitulo 3: La apuesta.
alimos de aquella casa Lucas y yo, en el camino desayunamos y estuvimos todo el día de aquí para allá mientras yo acompañaba a Lucas a encontrar personas que le compraran aquellos artefactos que robó de la vieja casa.
Al anochecer cuando ya habíamos conseguido suficiente dinero Lucas quiso celebrar con unos amigos y me llevó con él a un casino.
Empezaron a beber y a jugar póker, vi a Lucas perder todo el dinero que había conseguido, apostando.
Yo estaba sentada a su lado y entre cada jugada Lucas besaba mi cuello y mis hombros y bebía tragos de vodka, sus besos estaban empezando a parecerme repugnantes aun cuando él me había metido en la cabeza que era mi marido, mi novio, mi amante y demás.
–y ahora tienes algo más que ofrecer? –le preguntó Arthur (amigo de Lucas) a Lucas.
–creo que he dado todo lo que tengo. –respondió Lucas con voz de borracho.
–yo no lo creo. –Continuó Arthur–. Que tal esta oferta... Una última jugada... Si ganas te doy todo lo que perdiste más todo lo mío... y si pierdes me quedo con todo y tú me das una noche con la chica.
Palidecí al escuchar a aquel sucio y maldito hombre que le había pedido a Lucas acostarse conmigo. Lo único que faltaba era que Lucas aceptara y mi virginidad quedaría en manos de la suerte de un juego póker.
–oye Arthur si ganas puedes compartirla o no? –dijo otro jugador borracho riendo a carcajadas.
–quien sabe? –Le contestó Arthur–. Pero primero él debe aceptar. Qué me dices Lucas sí o no?
Lucas me dirigió una mirada de arriba a abajo.
–yo... –comenzó Lucas a hablar y yo rogaba que por favor no aceptara–. Yo no lo sé... Es que... yo aun no...
–no te has acostado con ella? –Preguntó Arthur en expresión de sorpresa–. Qué? no me digas que te da lástima? O que acaso quieres ser el primero?
–no, no es eso! –Dijo Lucas con inquietud–. Está bien acepto.
Una lágrima corrió por mi mejilla, yo sabía que Lucas volvería a perder y me obligarían a hacer algo que yo no quería. Lucas me miró y al ver mis ojos cristalizados por las lágrimas acarició mi mejilla removiendo aquella lágrima salada.
–no te preocupes. –Me dijo al oído en voz baja–. Voy a ganar... Te lo prometo, sabes que todo esto lo hago por ti, para comprarte ropa y unos bonitos zapatos para que no tengas que andar mas descalza, para darte comida y para que tengas todos los lujos linda.
El juego en el que la apuesta era yo comenzó con extrema tensión, yo miraba cada jugada con una increíble preocupación y casi soltando las lágrimas, Lucas también de vez en cuando me lanzaba miradas preocupadas a diferencia de Arthur y los otros tipos que me miraban riéndose con malicia.
De pronto sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, sentí una extraña presencia y la pesadez de la mirada de alguien clavada en mí, una sensación familiar me invadía, algo tan fuerte y sobrenatural que me asustaba. Levanté mi mirada de la mesa del juego de póker y supe de que se trataba, al mover la dirección de mirada contemplé la perfecta imagen de Joseph de pie apoyado en la barra a unos metros de distancia de mí y no paraba de observarme, nuestras miradas se cruzaron y yo me quedé helada al verlo de nuevo, su presencia me tranquilizaba y relajaba al mismo tiempo que me exaltaba e inquietaba.
Quise hablarle con mis ojos o tal vez telepáticamente de forma que Lucas no notara que estaba allí, ya que si Lucas llegaba a verlo se enfurecería; solo me limité a mirarlo y él también a mí.
Le lancé miradas disimuladas para que Lucas no lo notara, mis ojos no podían evitar mirarlo, examiné su cuerpo de arriba a abajo y él no dejaba de lanzarme sonrisas que calmaban mi preocupación, sentí como si todo iba a salir bien cuando lo vi aparecer, incluso llegué a olvidarme de la estúpida apuesta. Todo marchaba igual hasta que escuché a Arthur reír a carcajadas con ganas, vi a Lucas levantarse de la mesa furiosa y pateó su silla luego de que estuvo de pie.
–es mía. –gritó Arthur y siguió riendo audiblemente hasta el punto de que todos en el casino se quedaron mirándolo.
–no podemos discutirlo? –dijo Lucas.
–no jovencito!!! Ahora déjame llevarme a esta preciosura conmigo. –Arthur se acercó hasta mí y quiso ponerme las manos encima.
–Arthur no vayas a hacerle daño. –me defendió Lucas, yo ciertamente nunca lo había visto tan preocupado por mí, nunca me había demostrado que realmente le dolería si alguien me hiciera daño, pero esta vez parecía estar hablando enserio.
Arthur soltó una carcajada.
–ella lo disfrutará, cierto linda? –dijo Arthur en respuesta.
Ese tipo me daba asco, me repugnaba, lo odiaba. Quiso poner sus manos en mi cabello pero yo retrocedí un paso, eso hizo que hombre se enfureciera y se abalanzó hasta donde yo estaba, me aferré a Lucas y me escondí tras su espalda, Lucas me abrazó con fuerza, entre los brazos de Lucas eché una mirada a Joseph que parecía tenso y molesto.
Lucas me besó en la frente.
–quédate tranquila. –Me dijo Lucas al oído–. Irás con él y luego yo iré por ti, compórtate como la mujer que eres.
Arthur con furia me arrancó de los brazos de Lucas, Lucas no protestó en lo más mínimo, empecé a soltar las lágrimas cuando ese asqueroso me llevaba casi arrastrada con él.
–Lucas...!!! –grité mientras hacía fuerza para zafarme de los brazos de Arthur, todos miraban con atención la escena. Busqué con la mirada nuevamente a Joseph pero no lo vi.
Pataleé en brazos de Arthur haciendo lo posible para que me soltara pero este tipo robusto de unos treinta y tanto años era el doble de mi tamaño y superaba mi fuerza por mucho.
Me sacó del lugar y me llevó hasta la calle solitaria y oscura, Lucas se había quedado adentro y no había hecho nada por defenderme, en ese momento sentí mucho rencor hacia su persona.
Arthur me lanzó contra una pared y me acorraló, mi llanto era bastante audible. Yo apartaba mi rostro cuando él intentaba besarme.
–suéltame asqueroso!!! –exclamé con voz llorosa.
–sshhh!! Una apuesta es una apuesta.
–Joseph ayúdame. –esas palabras salieron de mi boca pero lo dije inconscientemente.
Segundos después vi a Arthur paralizarse, hizo una mueca de dolor e intentó tomar aliento pero cayó al suelo de espaldas y cuando su cuerpo dejó de cubrir mi vista vi a Joseph allí de pie con el cuchillo ensangrentado en sus manos. Me miró fijamente y su respiración se escuchaba entrecortada.
–lo... lo mataste? –dije a duras penas aterrorizada y aun envuelta en llanto.
Joseph asintió con la cabeza, sacó un pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón y le limpio la sangre completamente al cuchillo para luego lanzar el pañuelo sobre el cuerpo sin vida de Arthur, seguidamente guardó su arma en el bolsillo interno de su chaqueta de color negro, me dio la impresión de que Joseph era un profesional, es decir, un experto en el tema de... Matar. Pensé en el hecho de que andaba armado y de la forma en que limpió de manera tan pulcra su cuchillo bien escondido en su ropa. Era un asesino? Si no lo era pues acababa de convertirse en uno.
–Joseph lo mataste!! –mi voz sonaba cortada entre sollozos.
Él se movió con cuidado para no pisar al fallecido y se acercó hacia mí, yo di un paso a atrás.
–no debiste ver eso. –me dijo el precioso Joseph con una cara que lo hacía parecer arrepentido, inocente e indefenso–. Lo hice porque él iba a hacerte daño.
–debería agradecértelo? –le pregunté confundida y con miedo.
–solo si tu quieres.
–Gracias!! –le dije con sinceridad, de verdad no hubiera deseado que nadie tuviera que morir pero agradecía tener aun una de las pocas cosas preciadas de mi cuerpo... Mi virginidad.
–vamos!! –me tomó de la mano jalándome para que caminara con él.
–adónde vamos?. –Dije con timidez al ver que nos alejábamos por las calles a algún lugar lejos del cadáver–. Debo volver con Lucas.
Joseph se detuvo al escucharme.
–Sabrina tú crees que Lucas te quiere pero no es así. Crees que si te quisiera hubiera apostado tu cuerpo? Crees que si te quisiera te golpeara y te tratara mal?
–él si me quiere, y de todos modos si no fuera así yo igual... No tengo a nadie mas... –repliqué.
Joseph se quedó callado como si no tuviera argumento válido para mi respuesta.
Él fue disminuyendo el espacio que nos separaba, me acorraló contra un auto que estaba estacionado en la calle apoyando ambas manos en el mismo y dejándome atrapada entre el auto y su cuerpo, respiró sobre mi rostro, su aliento era frio, acercó cada vez más su rostro hasta el mío y yo me paralizaba cada vez más, mis sentidos enloquecían, bajo mi pecho mi corazón latía agitado y con voraz velocidad.
–Tú tienes algo que... –Joseph dejó la frase en el aire–. Maldita sea no me puedo estar enamorando de ti.
Quise mirarlo a los ojos para captar su expresión pero el volteó su rostro y fijó la mirada perdida en el semáforo que cambiaba de color justo en ese momento, las calles seguían igual de vacías, el cielo se miraba perfecto con miles y miles de estrellas notables a simple vista. La cercanía de Joseph me dejaba sin aliento, me sentía reconfortada a su lado. En qué momento empecé a depender tanto de él? Llevaba unos dos días conociéndolo y no dejaba de pensarlo, añorarlo y soñar con él. Era eso algo explicable? Y para empeorarlo todo Joseph aparecía en cada episodio de mi vida de manera que me hacía necesitarlo cada vez más. No me había dado cuenta de que realmente lo necesitaba como si de eso dependiera mi vida. Lo necesitaba tanto como él agua o la comida... O quizás mucho más que eso, habría incluso cambiado lo único que tenia para comer si me dijeran que eso haría que yo volviera a ver a Joseph y ahora él... Él acababa de maldecir creer estar enamorado de mí? Que para él fuera algo malo enamorarse de mí me lastimaba un poco pero que se estuviera enamorando de mí era mi perdición, me bastaba con que me dijera que me amaba para olvidarme de cualquier cosa como por ejemplo del hecho de que yo no lo conocía en absoluto, de que probablemente podía estar lidiando con un asesino en serie y de igual forma no me importaría, yo era demasiado vulnerable y me aferraba con facilidad a las pocas que me daba la vida... Sean buenas o malas.
–puedo... Puedo besarte? –me pidió Joseph. Era la primera vez que un hombre me pedía un beso, todos los hombres que me habían besado lo hacían a la fuerza y sin preguntar, Joseph me hacía dudar de mi misma, me hacia titubear y no me dejaba pensar de manera lógica, me importaba un bledo lo peligroso que decía ser y cualquier otra cosa, para mí había sido mucho mejor que cualquier hombre que yo jamás habría conocido. Que me haya pedido un beso me llevó hasta las nubes.
–puedes hacer lo que quieras. –le di el permiso que me estaba pidiendo incluso con créditos extra, le ofrecí más de lo que él estaba pidiendo. Lo vi esbozar su sonrisa con aquella picardía que lo caracteriza y el simple hecho de ver su sonrisa montada sobre sus labios me hacia tambalearme de gozo.
–no sientes como si... –empezó a decir Joseph con sus labios a tan solo milímetros de distancia de los míos–. Como si cuando nos tocamos hubiera algo como... no lo se... no sé cómo explicarlo... cuando te toco yo siento que no puedo detenerme, lo que siento es increíble, y siéndote sincero te empezaba a extrañar incluso cuando llevaba apenas dos minutos sin verte... Tú me haces algo que ninguna mujer ha logrado hacerme sentir.
Sentir sus labios tan cerca de los míos me dejaba hipnotizada, idiotizada y me hacía sentir cada milímetro de mi cuerpo revolotear, yo no se lo dije pero si estaba sintiendo exactamente lo que él describió con mucho parecido a lo que yo sentía, pero realmente las palabras se quedaban cortas para tratar de describir tales sensaciones. Joseph era el único chico que me haría sentir algo, había una inexplicable fuerza que me hacía sentirme atraída hacia él.
Podía sentir el fresco aliento que desprendía de sus labios cuando hablaba, no sé cómo logró mantenerse tan cerca de mis labios durante tantos interminables segundos sin besarme, porque yo estaba casi retorciéndome deseando que dejara de hablar y terminara de darme ese beso que me había pedido. –bésame de una vez!! –pensaba yo casi sin fuerza de voluntad para contenerme de saborear sus labios. Mi cuerpo temblaba por el esfuerzo que estaba haciendo para no besarlo, yo quería que él me besara a mí, no pensaba volver a ser rechazada por él, así que aguardé con un inmenso esfuerzo.
Joseph pegó su cuerpo al mío, y cada contacto me daba una sensación placentera, tomó mi rostro entre sus suaves manos, mi cuerpo no paraba de temblar, el roce de sus manos acariciando mis mejillas hacia que me derritiera, era demasiado impresionante estar sintiendo tantas cosas al mismo tiempo y por primera vez, ahora sí que ya no podía mas con mi fuerza de voluntad, si Joseph no me besaba rápido yo saltaría a devorarme aquellos labios.
Tenía mi mirada fija en su pecho para no tener que mirar sus labios sabiendo que no iba a contenerme a besarlos, hasta que Joseph se animó a dar el siguiente paso y levantó mi rostro para mirarme a los ojos, fue acercándose con tanto desespero como el mío y al fin sus labios tocaron los míos.
El primer contacto lo hicimos ambos con los labios cerrados, y yo casi sufro un paro cardiaco al sentirme de forma tan inusual, me estaba derritiendo casi literalmente, mi cuerpo se debilitaba y empezaba a dejar de responder, su beso fue sobrenatural en absoluto. Me aferré a él como nunca lo hubiera hecho, una de mis manos haló su camisa a nivel de su pecho y la otra descansaba en su hombro, yo lo apretaba con fuerza temiendo caerme o desvanecerme por la debilidad que su beso le había causado mi cuerpo, mis piernas temblaban, el tocar sus labios con los míos fue incluso aun mejor que cualquier otro contacto, nunca nadie me había dado un beso siquiera la mitad de bueno, jamás podría compararse tal perfección.
Joseph empezó a morder mis labios y luego se adentró hasta mi boca acariciándome con su lengua. Me aferré con más fuerza a su camisa cerrando mis puños aun más y clavando mis dedos en su fuerte hombro. Perdí los sentidos, mi corazón estaba enloquecido como jamás podría haberlo estado y latía tan rápido y fuerte que incluso podría decir que cualquiera podría escuchar esos latidos a metros de distancia, mi respiración estaba agitada y el movimiento de mi pecho al expandirse y contraerse delataba mi desesperación y mi falta de aliento.
Su beso paso a ser más apasionado y desesperado tal como si fuera el último y primero, aunque probablemente sí lo era, exploré su boca casi por completo y saboreé sus labios con desesperación y además los tuve entre mis dientes. Este era el primer beso que yo daba en mi vida, muchos me habían besado pero yo nunca les respondía devolviendo el beso, esta vez sí tuve la oportunidad por primera vez de juguetear con mis labios y de besarlo como nunca había besado a nadie, me deleité con su sabor suculento y exquisito, era como un manjar de dioses. Noté que la desesperación era mutua cuando él también se aferró a mi cuerpo bajando sus manos a mi cintura y presionándome contra su cuerpo, en ese momento ya mi cuerpo no respondía, escuché la respiración de Joseph agitada también. Intentando recuperar el aliento respiré como pude de forma audible y tan entrecortadamente que el sonido se asimiló a un gemido.
Mis brazos y piernas no daban mas, estaba tan temblorosa y debilitada que no pude evitar soltarme de mi agarre con Joseph. Lancé mis manos a ambos lados de mi cuerpo, casi literalmente me derretí en sus brazos, ya mi cuerpo no respondía y aunque quería seguir besándolo me desvanecí entre su cuerpo, Joseph me agarraba con fuerza para no dejar que cayera, luchando por seguir pegada a sus labios pasé mis brazos alrededor de su cuello pero no fue suficiente, mi cuerpo quedó prácticamente desmayado en brazos de Joseph de manera inexplicable. Cómo un beso podría hacer tal cosa?
Joseph me levantó para cargarme mejor y agarró cada una mis piernas para engancharlas por alrededor de sus caderas.
Mi cuerpo no respondía pero aun podía hablar, apoyé mi cabeza en el hombro de él con las últimas fuerzas que me quedaban mantuve mis brazos alrededor del cuello perfecto de Joseph.
–Joseph que me hiciste? –dije en su brazos.
–no lo sé. Estás bien? Te lastimé? –se escuchó bastante preocupado.
–No!! –Le contesté tratando de aliviar su preocupación–. Joseph después de esto no podré vivir sin ti.
–tienes que volver con Lucas Sabrina. –dijo mientras volvía conmigo en brazos hasta la puerta de entrada del casino.
Se detuvo justo al frente de la entrada del lugar, yo aun estaba colgada en sus brazos e increíblemente idiotizada como para mover mi cuerpo, era como si el beso de Joseph me hubiera drogado, si era ese el caso entonces me volvería drogadicta porque ya deseaba volver a besarlo una y otra vez.
–ya estás bien? –me dijo mientras me colocaba en el suelo, y yo increíblemente logré mantenerme de pie.
–Joseph quiero volver a besarte. –le confesé. Él sonrió de forma instantánea.
–ahora no. –Me dijo manteniendo su sonrisa–. Ve con Lucas, yo debo ocuparme de ciertas cosas.
–no me dejes con ese monstruo. –le supliqué en voz baja.
–te prometo que nos veremos luego Sabrina.
–júralo.
–te lo juro.
Mi corazón aun no paraba de palpitar con desespero. Ya no deseaba separarme ni un milímetro, ni un segundo de Joseph, ya no deseaba ir con Lucas, que Joseph me haya besado me marcó de forma permanente, ahora sentía que le pertenecía y me hacia necesitarlo todavía más, me había vuelto adicta a sus besos con tan solo haberlos probado por primera vez.
–qué esperas? Entra. –me ordenó Joseph.
–no quiero. –me quedé de pie inmóvil.
–por favor. –me pidió.
Me di por vencida, con enojo me acerqué a las puertas y puse mi mano sobre esta para empujarla, antes de abrir miré por última vez el angelical rostro de Joseph que aun me sonreía, con mucho esfuerzo volví a entrar al escandaloso casino. Mi mirada se entristeció cuando vi a Lucas celebrando alegremente con el resto de sus amigos, tomando y riéndose a carcajadas sabiendo que en esos momentos yo podría estar siendo violada por Arthur. Es que acaso yo no le importaba en lo más mínimo?
Lo miré desconsolada hasta que él me descubrió observándolo a lo lejos, se acercó hasta mí lentamente.
–que haces aquí? –preguntó Lucas extrañado.
–Mataron a Arthur. –recordé.
–Qué?
–Alguien le clavó un cuchillo en la espalda y murió. –expliqué–. Debe de seguir tirado en la calle.
–estás loca o qué? –masculló Lucas.
–No!! Es cierto, Arthur está muerto.
–estás segura?
Asentí con la cabeza.
Lucas me jaló del brazo y salió a la calle conmigo.
–dónde está? –preguntó Lucas con calma luego de que estuvimos afuera. Yo miré a todas partes pero increíblemente ya el cadáver no estaba por ninguna parte, no quedaba ni el más mínimo rastro de su sangre derramada en el asfalto.
–ya no está. –siseé.
Lucas me miró enojado como si pensara que yo le estaba mintiendo, y efectivamente así era, él pensaba que yo le metía, segundos después me llamó "mocosa mentirosa" y no creyó una sola palabra de la que yo dije.
Do Not Copy. Los Derechos de Autor pertenecen a Stephany Owen. © Author: Stephany Owen [http://twitter.com/sstephany] NO Distribuir este contenido ni modificarlo sin autorización de la Autora, este contenido está protegido y registrado, cualquiera que lo copie o plagie será multado o penado. © 2010 | |
| | | Contenido patrocinado
| Tema: Re: Mas alla de la atraccion (Joe y tu) Romantica. | |
| |
| | | | Mas alla de la atraccion (Joe y tu) Romantica. | |
|
Temas similares | |
|
| Permisos de este foro: | No puedes responder a temas en este foro.
| |
| |
| |