El mejor amante subastado Joe y Tu ....(sugerencia : solo para mayores..) CAPITULO FINAL =)

Naras tu

La hija prodigio de la familia Swann y su antiguo gran amor Joe Jonás, juran que están extinguidas las cenizas de su pasado, pero por fuentes nos preguntamos que si alguno de los dos ¿Llevaran las cerillas para revivir el fuego? O ¿sobrevivirá el calor Joe Jonás cuando este dúo dinámico se prenda de nuevo?

-Oh cielos- rugí dejando caer el periódico del sábado en el mueble.
El primer artículo del l periódico me resultaba más embarazoso que lo que había imaginado.
Sentí una rabia que subia y bajaba. ¿Cómo iba a ser capaz de mantener alta la cabeza en el trabajo?
Mire de nuevo el periódico que mostraba una foto de Joe y Yo besándonos a bordo del crucero
¿Quién había tomado la foto? Ni idea. Yo no había visto a ningún fotógrafo en el barco.
Rabiosa, me dirigí a la ducha y me vestí. Era todo culpa de Joe. Conduje hasta su apartamento no pare el coche hasta llegar frente del apartamento de Joe. Llame a la puerta con el puño..
El por su parte tardo un rato en responder. Por su aspecto cuando emergió abriendo la puerta se veia que acababa de despertar.
Lo recorrí de arriba abajo. ¿Cómo podía estar tan sexy recién levantado?
Con la barba incipiente, el pecho desnudo, descalzo y con una erección mañanera que sus calzoncillos no podían ocultar…
y yo mucho menos dejar de notar!!!
Maldita sea!!! Era el hombre mas antojable y sexy del universo!!!
-¿Qué pasa?- pregunto él.
-Léelo- dije lanzándole el periódico a la cara. Concentrándome en no voltear abajo
. –Peor aun, mira la foto.
No quiero que todo el mundo me tenga lastima otra vez cuando te vayas. Ya pase por eso una vez-
El miro el periódico y echo una mirada al artículo mientras echo una carcajada.
-Tienes que dejar de besarme- dije enojada.
-Pues tú deja de devolverme los besos-
-Tu…- balbuceé furiosa, apunto de estallar. -¿Cómo te atreves a echarme la culpa a mí?-
-¿No eres tu quien se pone incitantes vestidos y provocadores tacones todos los días para ir a trabajar?-
-Pues los demás empleados no me están besando. Además, me visto para gustarme a mi misma- repuse sonrojada.
-Si, ya. O quieres llamar mi atención o la de Mozz. ¿De Cuál de los dos?-
- Estupido – murmure ya casi estallando.
El resopló y note en su rostro como estaba intentando controlarse.
-¿Sabes que hora es?-
-Yo…- Había olvidado mirar el reloj. Apenas estaba amaneciendo. –No-
-Son las 5 de la madrugada. Demasiado temprano para tener una pelea, por estas idioteces
Pásate, haré café-
Me quede parada, por un segundo pero igual pase.
Por una parte Joe no estaba vestido. Por otra parte, el tenia un aspecto delicioso. En tercer lugar, odiaba sentirme tan atraída hacia el.
Por ultimo, los empleados de las empresas leerían el artículo y pensarían que era una gafa por caer en lo mismo. Perdería el respeto que tanto me había costado ganarme.
-Cierra la puerta. - dijo el.
A pesar de que sabía que no era una buena idea, entre. Una cosa era hablar de trabajo con el cuando los dos estábamos vestidos y otra cosa era hacerlo cuando el aun tenia marcas de la almohada en el
Hombro y en la mejilla.
-Este no es el tipo de publicidad que nos conviene, Joe -
-No. ¿Pero que podemos hacer? Es ella quien escribe la historia-
-Podemos dejar de darle de que hablar-
-Eres tu la que insistió que saliéramos- me recordó encendiendo la cafetera.
- ¿Tenemos que seguir con las citas? Es mejor que no musito.
Le estaríamos dando mas de que hablar si no lo hiciéramos- dije.
Sirvió el café en las tazas y empezó a prepáralos.
-Hablando de citas, había pensado llamarte hoy. Había planeado un paseo en globo para hoy en la tarde
si estas disponible. – señalo él y se apoyo semidesnudo en la mesa.
En el pasado habíamos tenido incontables charlas mientras nos acariciábamos desnudos. Entonces… ¿Por qué carajos me seguía hipnotizando verlo solo en calzoncillos? No era justo.
Tras recorrer su perfecto torso con la mirada, levante la vista y me di cuenta de que Joe me había sorprendido observándolo. Me sonroje de golpe.
-Estoy disponible. Para el paseo en globo. ¿Por qué no te pones algo de ropa?-
El me miro a los ojos durante diez segundos, me paso mi taza de café, me regalo su famosa sonrisa torcida y se dirigió a su cuarto. Intente apartar la mirada, pero la visión de la cama deshecha me cautivo. Recordé el
beso de la noche anterior y la temperatura de mi cuerpo subió peligrosamente. Le di un sorbo al café y mi corazón se enterneció. Sabia exactamente como a mí me gustaba. La exacta mezcla de café, agua, cremora y azúcar que
solía usar. El lo recordaba. Una sonrisa se dibujo en mi rostro.
¿Cómo podía ser tan estupida? Me sonreía de detalles insignificantes, mi corazón brincaba con sonrisas suyas y mis hormonas se volvían locas de verlo prácticamente desnudo.
No sabía ya como reprimirme. Pero tenia que seguir con mi plan. Aun no me había sacado a Joe de la cabeza y aun no había averiguado porque me había dejado.
Debía aguantar.
Debía ser fuerte.

Aquél era el problema. Cuando se volvio a donde me encontraba .
El deseo entre ambos se hacia innegable. La atracción era mutua.
La atmósfera perfecta. ¿ qué estabas esperando? ¿Cuántas veces había dicho a mis amigas que no me importaría acostarme con el? Claro que eso era antes de que soñara con que alguna vez pudiera hacerlo de nuevo realidad.
El era el hombre más sexy del mundo.
Y podia ser mio de nuevo si queria
—¿Qué sucede? Dijo el mirándome
—¿A qué te refieres?
Él se acercó más.
—Has gemido.
—¿De verdad?
—Y no pareces muy contenta. ¿Te encuentras bien?
El interés de el hacia mi era genuino; de eso estaba segura.
Si optaba por dejar las cosas en un plano amistoso y platónico, él no protestaría.
Y aquello fue lo que hizo que me decidiera.
—Ahora estoy bien —dije; depositando la taza en la mesa.
Avanze un paso. El paso que cambiaría de nuevo mi mundo, que lo cambiaría todo. ¿Y por qué
no? Él era increíble. Y yo era joven, soltera o por lo menos medio soltera y estaba a solas con él.
Le roze el brazo con las yemas de los dedos y él respiró hondo y dejó su taza a un lado
—________—susurró Joe.
Me atrajo hacia sí y me planto un besó en los labios con gentileza.
De inmediato cerre los ojos, inhale su
aliento a cafe y relaje mi cuerpo, apoyándome en él, en su fuerza.
Joe acarició mi piel desnuda en la espalda por el descote, casi
haciéndome cosquillas, haciendo que me esforzarsara para no moverme.
Un roce de su lengua en mi labio inferior, hizo que soltara un suspiro, la otra mano acariciaba mi mano como a un gato. me aferraba a él y oscilaba levemente adelante y atrás.
—Joe —murmure. Profundizándome en sus beso.
El aire opresivo, el eco de su respiración, el cosquilleo de las caricias de él...
Conscientes del otro, ignorantes de todo lo que no fuera la promesa del segundo siguiente.
—¿Qué te gusta,______? —preguntó él con suavidad—.
¿Qué quieres que te haga de nuevo?
—¿A mí? —pregunte intrigada
—A ti, contigo... para ti.
—Todo le dije —el se echó hacia adelante para probar mis labios de nuevo.
—Eso me parece bien —siguió con sus besos el contorno de mis labios superiores
—A mí también.
—Sólo que...
—¿Qué?
—¿Estás segura? asintió.
—creo que si.
Lo tomare como un si me dijo.
—Muy bien.
Me fundí en él, cuando volvió a besarme y acariciarme. Aunque había besado a otros hombres, nunca había sentido nada parecido. A cuando lo besaba a el
Él hacía algo muy sexy con la punta de la lengua e introducía los dedos en el
Cabello como para impedirme que fuera a otra parte.
La mano de él se deslizó por la curva de mi trasero, que se apretó más contra él.
La mano que se apoyaba en mi trasero era una mano firme, como la erección que apretaba mis caderas. El se movía sólo lo suficiente para iniciar la fricción, empezar a poner en marcha mi apetito sexual. Y luego se apartó y la dejó con la boca abierta y decepcionada.
Su sonrisa le dijo que no había terminado... que ni siquiera había empezado. Su pecho era perfecto, musculoso, que daban ganas de lamerlo.
Trague saliva deje de respirar, detuve cualquier movimiento excepto el de mi corazón galopante

Narra Joe:


No se por que pero prefería su cabello suelto en ondas brillantes.
Por alguna razón, disfrutaba de mis deseos carnales.
Mi sexo hirvió ante el pensamiento del encuentro y permitió que una lasciva sonrisa se curveara en mis labios.

—¿Así? —le pregunte deslizando mis brazos alrededor de los
hombros de _______ y la roze apenas con los labios. Le lami
lentamente la comisura de los labios hasta que ella abrió la
boca.
Ella se sorprendió de que no metiera completamente mi lengua en
su boca. En lugar de eso, le mordisquie el labio superior, le lami
el inferior.
Le deposite una serie de besos por todos lados hasta llegar a la oreja.
Le mordisquie su suave carne hasta que casi la hize gritar.
Al apartarme de nuevo, le pregunte:
—¿Así?
—Bueno —dijo —, no tan así.
—¿sabes como me gusta? dijo ella
—Por supuesto que no, inferi yo.
—¿Por qué no? ¿Sabe lo que quiero?
—si lo se, pero a mí no me corresponde.
Me lo tienes que pedir.
Ella solo me miro y solto una pequeña risa
—¿Y por qué diablos no? Me dijo
¿ se supone que uno para recibir tiene que pedir?
se quedó muda, mirandome con esos radiantes ojos que se veian iluminado por el deseo.
—ejemplo —dije acercando mi boca junto
A su oído
—: ¿Qué es lo que quieres ahora?
—No lo sé.
Si lo sabes, dime _______ , ¿ Que quieres que te haga?
Has cambiado, me lo demuestras a cada instante.
ahora tendrás que demuéstramelo alla le dije señalando mi cama.
Sus mejillaz se sonrojaron —la vi vacilar,—:
Te facilitaré las cosas dije ansioso antes que ella se arrepintiera..
¿Quieres que te bese?
Su cuerpo ervia de deseo igual que el mio
Por mi parte yo Sí quería besarla, y más aún, quería sentir su cuerpo.
Quería experimentar, dejar de preocuparme por el pasado.
—¿Quieres que te acaricie?
—Oh, sí —dijo ella—. Por favor.
Al instante deslize mis manos por sus pechos.
Ella siempre había sido particularmente
sensible en esa zona..
Unos pellizquitos y chupadas y
Guau nos hibamos al cielo.
Lentamente, fue arrojando su blusa a un
lado .
mientras yo le facilitaba el trabajo desabrochandole y quitandole el sostén.
Le levante los generosos
pechos y jugue con los pezones.
—¿Te gusta ?
—sí, si —dijo ella jadeando .
—¿Quieres que siga o que haga otra cosa?
Su respiración era tan agitada que ni podía hablar.
—Dime. —le dije inclinandome más y metiendome un pezón erecto
en la boca. Succione más con delicadeza, aumentando la presión
de un modo que ella pensara que iba a explotar—.
—Más, mas dijo
—¿De qué?
Ella trago saliva con dificultad: —Chúpame como
antes.
—Bien — dije tomando
posesión del otro pezón. Mientras succionaba, le apretaba
el otro al mismo tiempo. sentía su pulso haciendo eco
en todo mi cuerpo.

Durante largo rato, jugue con sus pechos, mordisqueándolos
suavemente, pellizcándolos, incitándolos, hasta
que ella estaba hambrienta por recibir más.
—Dime —le susurre—. Tendrás que decírmelo.
—Necesito más —susurró ella, apenas reconocía el sonido de su voz..
—¿Qué es lo que necesitas? dije haciéndola sufrir un poco, aunque yo tambien estaba sufriendo,
ya quería hacerla mia.
______ casi gritó: —No puedo.
—No puedes decirme todavia—
Le coji las manos —. Entonces muéstrame. ¿Dónde quieres que te toque?
De nuevo, ella tragó con dificultad. Luego deslizó mi mano
por su vientre y entre las piernas.
Muy bien. Sé que eso te costó,
pero ya verás lo fácil que se volverá pedir lo que quieres, lo
que necesitas.
Comenze a acariciarla a través de los pantalones sueltos.
Ella se mojaba con mas frecuencia, sus piernas se abrían cada
vez más por cuenta propia, movía las caderas para aumentar
la presión de mis dedos masculinos. Al necesitar contacto más
directo, ella comenzó a desabrocharse los pantalones.
—Yo lo haré —dije al tiempo que le retiraba las
manos de los pantalones—,
pero tendrás que pedírmelo.
—Quítamelos —me dijo con un gemido—. Por favor.