°_HoT_::Desesperada Pasíon::_HoT_° → [[Joe y Tu]]

Capitulo 31

Rápido, muy rápido.

Así pasaba el tiempo. Rapidísimo.

Uno.

Dos.

Tres… ¿tres meses ya?

¡Como volaba el tiempo, sobre todo cuando se trataba de _____!

Tres meses. Ese había sido su límite de tiempo. Y él no había puesto queja al respecto. Creía que estaba bien. Tres meses disfrutando de ese lindo cuerpo, haciéndolo sudar junto al suyo. Tres meses, disfrutando. ¿Qué más quería? Sexo, ese era su objetivo. Y lo había cumplido.

Lo malo era que los tres meses habían pasado volando, y aunque en un principio había creído que era tiempo suficiente, ahora descubría que no. Quería más de _____. Más tiempo con ella. Hacerla sudar más. Hacer que los dos vibraran juntos. Estar con ella.

Estar con ella…

Pero ella no quería estar con él.

Cada vez que sacaba el tema, ella lo evadía, lo besaba, o hablaba de otra cosa, y Joe captaba el mensaje «Cállate» y él se había callado, pero ahora el tiempo había pasado, y él no quería que esa “relación” si podía llamarse así… terminase.

No quería. Simplemente, no quería.

-_____ –la llamó, ella miraba el periódico, como cada mañana, simplemente que la situación había cambiado un poco, ahora estaban en su casa, en la de él, ella llevaba su camisa. Sábado. Era sábado. Y miraba su periódico, mientras bebía de una de sus tazas, se había acostumbrado a tenerla allí, y ahora, pensar que iba a despertar, y que ella no estaría… no le gustaba, no le gustaba eso- tenemos que hablar…

-¿De que? –preguntó ella, alzando su preciosa cara, mirándolo con sus grandes ojos, y su cabellera despeinada, estaba… preciosa.

_____ tenía un nudo en el estómago. En una semana se separaría de Joe. Y no lo volvería a ver. Pensaba cambiar de trabajo, aunque eso él no lo sabía. No podía seguir viéndolo. Había puesto un límite de tiempo por que no se quería enamorar de él, no quería sufrir cuando se separaran.

Pero el daño estaba hecho.

Ella se había enamorado. Como una tonta. Y sentía un gran vacío en el corazón al pensar en separarse de él.

-De “nuestro límite” –siguió él, y a ella le dio un vuelco el corazón.

-¿Qué hay que decir, sobre eso?

-Pues que ya vamos a llegar a la fecha.

-Lo se…

-_____…

-¿Qué?

El teléfono de _____ sonó y él se calló, esperó a que ella respondiera. La oyó contestar, y después la vio ponerse blanca, y se levantó de golpe «¡Mamá!» exclamó ella, y la vio temblar en silencio, se acercó a ella, y la abrazó, dejándola hablar, oía sus débiles contestaciones.

-¿Qué pasa? –preguntó cuando colgó.

-Mi padre –contestó ella- mi padre –repitió echándose a llorar.

Él la abrazó, con fuerza, con temor, jamás había visto a _____ llorar, si derramar lágrimas, siempre en estado de éxtasis, pero jamás llorar.

-_____…

-Ha muerto… -gimió- mi padre… -sollozó.

El alma de ella estaba rota, y la de él se partió junto a la suya. Eran uno.

Capitulo 32

_____ era un fantasma, y él su sombra.

Ambos estaban en la casa de la familia de _____, él había descubierto que ella era secretaria por amor… por así decirlo, ya que su familia podía considerarse como adinerada.

Pero eso daba igual.

Lo que a él le preocupaba era _____.

_____ no comía. _____ no dormía. _____ tenía ojeras. _____ estaba más, delgada. _____ no hablaba. _____… no hacía nada.

Se culpaba por no haber estado con su padre, y él ya no sabía que hacer o decirle. Habían echo el amor, y ella había llorado después. Joe la había abrazado.

Era hora de irse, de regresar, hacían dos semanas del entierro de su padre. Ella estaba algo mejor, pero… no mucho. Jamás se la había imaginado así, de hecho, jamás había pensado que estuviera tan unida a su familia.

¡Quien lo iba a decir!

Ella no sabía que hacer o decir. Se sentía mal por que su padre era mucho para ella, siempre la había apoyado en todo, y ella se había ido de casa pronto. Nunca había sido una chica dependiente, de hecho siempre le había gustado la libertad, había cogido como costumbre visitar a sus padres todos los fines de semanas, pero esa costumbre con el tiempo se había ido perdiendo, y se había transformado en una visita al mes…

Y ahora que se había ido, ella quería haber ido a verlo más.

Quería haberle dicho cuanto lo quería.

Aunque sabía que su padre sabía todo lo que ella lo amaba… quería habérselo recordado.

Y ahora estaba el asunto de Joe.

Joe. Joe. Joe. Joe. Joe del que se tenía que separar. El Joe al que tenía que abandonar una vez llegaran a sus respectivas casas… si su padre no hubiera muerto, ellos ya se habrían separado.

Y ella no habría descubierto que lo amaba más de lo que pensaba.

Jamás se había imaginado ese Joe atento, cariñoso… que había tenido a su lado todo el tiempo, se había presentado a su familia como su novio, ¡ni siquiera como su amigo! ¡No, como su novio!

Novio… una palabra que resonaba en su mente.

¡Que más quisiera ella!

Se había acostumbrado a él, a su presencia, a estar con él, casi a… depender de él.

Y ahora lo tenía que dejar.

El alma se le rompía. Y cada vez que lo pensaba las lágrimas la asaltaban, se le mezclaba todo.

Se había convertido en una llorona, algo que jamás le había gustado. Pero era hora de volver a la normalidad.

Empezando de nuevo…

-¿Nos vamos? –preguntó Joe, sacándola de sus pensamientos.

-Si… -contestó la chica sin muchos ánimos. Irse a casa. Renovar la vida; separarse de Joe…- vámonos…

El trayecto fue silencioso, el coche de Joe, que fue en el que fueron se detuvo delante de la casa de _____...

-Bueno… -comenzó ella, pero cuando se dio cuenta su puerta estaba abierta, Joe se la había abierto.

Salió del coche, y no dijo nada cuando él la acompañó a casa, a lo mejor después se iba.

Pero no fue así, entró en el interior, y la abrazó cuando tembló.

-Esto no está bien… -dijo ella. Y no lo estaba, cada uno debería de estar por un lado.

-Si, si lo está _____.

-No Joe –dijo ella serenándose, respirando- Nosotros ya no deberíamos estar juntos –añadió soltándose.

-_____…

-No, Joe. Te agradezco mucho todo tu apoyo, y tu ayuda, pero hicimos un trato.

-No, querida –la censuró él- no hicimos ningún trato. Tú pusiste un tiempo. Yo jamás dije estar de acuerdo con él. Y ahora, te digo que me parece tonto, ambos nos necesitamos.

-Sexo –lo resumió ella en una palabra.

-Un sexo glorioso.

-No es suficiente.

-¿Amor? –ella se quedó callada- ah claro… tampoco –_____ no estaba dispuesta a llorar, por mucho que sus ojos le ardieran, se dirigió a la puerta y se la abrió a Joe. Echándolo.

¿Lo echaba?

-Adiós –si, lo echaba.

-No me voy a ir. –dijo- no, _____.

Antes de que ella se diera cuenta de lo que pasaba, los labios de Joe capturaron los suyos, y la besó con vehemencia, con agresividad, con dureza, ella respondió, y se aferró a él, poco a poco sus labios fueron cediendo y la besó con suavidad, convirtiéndose en un roce que poco a poco acabó con el beso.

-No me voy a ir –repitió él- te amo demasiado como para poder dejarte.

Epílogo

Felicidad… un término que se les quedaba pequeños.

Una sonrisa inmensa se alojaba en los labios de los dos, que abrazados, pegados… juntos, se habían llevado todo el día… el día de su boda.

Joe no podía dejar de sonreír, no podía dejar de mirar a _____, que vestida de blanco, irradiaba belleza, era como un ángel, su ángel, con el que pasaría el resto de su vida… Un calor intenso le recorrió el cuerpo cuando la miró de nuevo, le gustaba como le pestañeaba, y se sonrojaba como una jovencita.

Él le sonreía con picardía, y ella le guiñaba el ojo, a escondidas.

La noche de bodas, una que ambos esperaban con ansias…

-¿Acepta este baile, señora Jonas? –preguntó él, en un susurro, inclinándose por detrás.

-Por supuesto –contestó ella, dándose la vuelta, y rodeando su cuello con los brazos.

-¿Sabes que te quiero? –preguntó él, mientras ella se acurrucaba en su pecho.

-Aja…

-¿Y que estoy deseando de llevarte a casa… a la cama?

-Uhm… estoy deseando llegar.

Largo convite. Interminable. Precioso y feliz, pero interminable.

-Creía que nunca nos íbamos a ir… -susurró ella, mientras, los labios de Joe le acariciaban el cuello.

-Y yo… -_____ gimió cuando él le mordió levemente un pezón.

Estaban casi desnudos, nada más llegar a la habitación la ropa había volado por todos lados, el traje de novia estaba sobre una silla, descuidadamente puesto. Los zapatos de Joe, habían volado por el cuarto, junto con sus prendas, ella se había reído a carcajadas, mientras lo miraba desvestirse, sentada sobre la cama, quitándose su vestido de novia, despacio, con calma.

Demostrando que no tenía ninguna prisa, aunque realmente, se moría de ganas por hacer el amor.

Hacer el amor. Le gustaba…

Joseph, una vez que estuvo solo en calzoncillos, se había acercado a ella, y terminó de quitarle el vestido, _____ se había reído de su impaciencia… si supiera lo que pensaba hacerle…

Solo de pensarlo su sexo de mojaba, chorreaba, contuvo en gemido, Joe, se había lanzado muy rápido, y si no se hacía con la situación, acabaría perdiendo el control.

-Joe… -casi gimió.

-Uhm…

-Ven –dijo separándose de él, y colocándose en la cama.

-¿Qué?

-He preparado una cosita, ven –dijo palmeando la cama- vamos a jugar.

Joseph gruñó, y se acercó a _____, la quiso abrazar, pero ella lo alejó un poco, lo besó con suavidad en los labios, una dulce caricia que lo hizo querer más.

-Ven aquí –jadeó él.

-No, no, nada de eso, he dicho que vamos a jugar…

-¿Qué?

-Túmbate –susurró ella, él la miró dudoso, y ella se lamió los labios; suficiente.

Se tumbó. _____ bajó de la cama, y abriendo un cajón sacó varios pañuelos de seda.

-_____…

-Shh, querido, vamos a disfrutar un poco –él tragó saliva- Te quiero –susurró junto a su oído.

_____ anudó cada pañuelo en una muñeca, amarrándolo al cabecero de la cama.

-_____… no.

-Shh.

Él se calló, e interiormente se quejó por hacerle caso, era él el que la debería de amarrar, y joderla, follarla hasta dejarla sin sentido, enterrarse en su cuerpo con fuerza y hacerla gritar, sollozar de placer…

Una vez estuvo amarrado como por impulso, tironeó de sus brazos.

-Esto no me gusta.

-Oh, te gustará, te lo prometo.

-Si…

-Calla, amor mío.

_____ se acercó a él, y colocándose a horcajadas sobre su vientre, dándole la espalda, se inclinó un poco, besó su polla dura y caliente, por encima de los calzoncillos, y después introdujo una mano dentro de estos, lo oyó gemir, y sonrió.

Cerró la mano en torno a su duro pene, y la subió y bajó, despacio, lo oyó jadear, y aguantar la respiración.

Joseph estaba pensando cuanto durarían los pañuelos si tiraba con fuerza, esa pequeña mano alrededor de su dura polla, hacía mucho efecto, demasiado.

_____ le bajó los calzoncillos como pudo, él la ayudó alzando las caderas, una vez quitados, los lanzó sin mirar.

Se colocó a horcajadas por encima de sus piernas, se retiró el pelo a un lado, colocándoselo sobre un hombro, y lo miró con picardía, con lujuria, Joseph contuvo el aire mientras poco a poco se iba inclinando hacía su duro miembro, se lamió un dedo y lo pasó por toda la extensión en una leve caricia, Joe soltó el aire en un gruñido.

-Suéltame –pidió.

-Nada de eso –susurró ella, antes de cerrar la mano en torno a la base del pene, y capturar la cabeza con su boca, cerró los labios, e inspirando por la nariz, lo tomó todo lo que pudo, después comenzó a subir y bajar, con un ritmo lento, y sensual, gemidos, jadeos, respiración contenida. Joe no sabía donde meterse, cerró los puños quería agarrar a _____ por la cabeza.

-Oh, dios –gimió cuando ella agarró sus testículo, movió sus caderas como pudo, queriendo estar libre, y de pie para empujar las caderas…

Se tensó en la boca de su esposa, y tironeó de los pañuelos, queriendo romperlos, ella aumentó la presión de sus labios, y subió y bajó, notaba su coño chorrear, aceleró los movimientos de su boca, y de sus manos. Segundos después él se corrió, gritando.

Ella permaneció en situación, y después se levantó lamiéndose los labios.

-Ahora… suéltame –pidió con la respiración entrecortada.

-No, no –negó ella moviendo un dedo, alcanzó el otro pañuelo, y se lo paseo por su cuerpo, acariciando sus senos, que se erizaban bajo la suave tela, lo dejó caer por su vientre y se estremeció… tenía tanta calor.
Joseph la vio acercarse, mientras el pañuelo recorría su cuerpo con suavidad. Tragó saliva. ¡Maldita mujer!

-Mira lo que me haces –susurró.

Ella sonrió, y después, le anudó el pañuelo alrededor de los ojos.

-Ey… -ella lo besó.

Joe notó su ausencia, y la llamó, pero ella no respondió, segundos después oyó su respiración, y el colchón hundirse.

Algo frío le acarició los labios, y los entreabrió. Pero aquello se retiró.

_____, se desabrochó el sujetador, se sujetó un pecho, y dirigió su pezón a la boca de Joe, quien la abrió, dejó que lo capturara entre sus dientes, y lo succionara, después se retiró y volvió a coger la fresa, acarició los labios de Joe, y cuando entreabrió los labios dejó que la chupara, antes de que la mordiera la retiró.

-¿Te gustan las fresas, esposo mío?

-No tanto como tu…

_____ sintió una punzada en el coño… ¡Mierda como la excitaba con tan solo dos palabras!

Se llevó sus propias manos a su sexo, y pasó los dedos, notando cuan resbaladiza estaba, sus piernas flaquearon.

-_____, cariño, déjame probarte, dame de comer ese dulce coño que tienes.

¡A la mierda las fresas, y a la mierda la nata!

Bueno, tal vez…

Joe escuchó el free de algo de espay, algo fresco le rozó los labios.

-Abre la boca, cariño… -susurró ella, y le metió un dedo embadurnado de nata, que el lamió, sacó la lengua y la movió de arriba abajo, _____ maldijo, sabía que la intentaba convencer.

No se hizo de rogar. Se quitó las bragas, con cuidado se colocó de forma en que la boca de Joe, tuviera acceso a su coño… estaba tan mojada, tan sensible…

El simple roce de la lengua de su esposo en su clítoris la hizo temblar, se agarró a la cabecera de la cama.

-Suéltame, cariño –pidió él, pero ella se agachó más, y él abrió la boca, lamiéndola, saboreándola, ella gimió, moviendo sus caderas con frenesí, quería… quería…

Su cuerpo tembló e intentó controlarse, alzando un poco la cintura, y paseándola de arriba abajo despacio, dejando que la lengua masculina la acariciara…

Él sopló, ella se agachó más. Su clítoris fue succionado, y ella gimió, mientras su cuerpo temblaba de excitación, su coño palpitaba, se iba a…

-Oh, dios mío –gritó moviendo sus caderas- Ohh, Joe.

Se sujetó a la cabecera para no asfixiar a Joe, si se soltaba, caería redonda en su cara.

Temblorosa, despacio, se levantó.

-Suéltame, cariño –pidió Joe de nuevo, con suavidad.

_____ temblorosa, no se lo pensó y le soltó el primer nudo, de una mano, y antes de darse cuenta de lo que hacía, Joe la sujetó por la muñeca, y la acercó a él, la besó con ansia, con ferocidad, _____ se aferró a su cuello, y se dejó llevar, sus cuerpos sudorosos y pegados, se frotaban el uno contra el otro, él giró sobre sus rodillas, manejando a _____, la puso contra la cabecera de la cama, mientras se desataba el otro nudo.

Separándole las piernas con una mano, acarició su interior, y ella tembló al sentir su contacto.

Le acarició los muslos con suavidad, mientras la miraba a los ojos, agarró su miembro, y dirigiéndolo a su entrada, lo presionó un poco, entrando en ella, ella abrió los ojos, siempre era la misma impresión, gimió cuando por fin, el se internó completamente en ella.

Se aferró a sus hombros, y él al cabecero de la cama, ella estaba atrapada entre sus brazos, sus piernas rodeaban la cintura masculina, y su frente estaba cubierta por una película de sudor, echó la cabeza hacía detrás, mientras él se enterraba nuevamente en ella, con profundidad, con dureza, ella gimió, y tras unas embestidas, su cuerpo comenzó a temblar, su vagina a contraerse alrededor de él, quien seguía empujando, una y otra vez, contrajo su vagina queriendo, haciéndolo perder el control.

_____ gimió, lo notó tensarse, y su propio cuerpo se sacudió en espasmos, se aferró a sus hombros, e hincó sus uñas en su piel.

Gritó su nombre, mientras él gritaba el suyo.

-Te amo –gritaron a la vez, alcanzando el orgasmo, juntos.

Sus cuerpos cayeron en el colchón con fuerza.

-Te amo –repitió ella.

-Y yo a ti…, cielo, no te duermas, que la noche acaba de empezar.



¡¡FIN!!