Un matrimonio poco usual (Joe y Tu) (Hot y Romantica)

Con las pestañas entornadas, fingiendo estar dormida, mirastes a Joe cuando salía del
baño a la mañana siguiente. Completamente desnudo, se estaba secando el pelo. notastes
un nudo en el vientre.y volvistes a cerra los ojos avergonzada.

-Sé que estás despierta –dijo él perezosamente.
-¿Cómo? –preguntastes, abriendo de golpe los ojos.
-¡He hablado y tú has mordido el cebo!
Te reistes, pero fue un desafío. En aquel momento, el vibrante magnetismo de Joe te dejo sin aliento. Joe se acercó a la cama y se sentó en
el borde. Sus poderosos músculos se flexionaron rebosantes de energía. te tendió una tarjeta
de crédito dorada y un fajo de francos.
-Vas a tener que hacer un montón de compras hoy.
-¿Por qué?
-Sorpresa… -dijo él con los ojos relucientes-. .
-¿Es que nos vamos a algún sitio? –preguntastes, incorporándote de golpe.
-Esta tarde. Tú, los niños y yo.
. Estabas atónita. . ¿Por qué se estaba comportando así? pensastes
-Un par de semanas –añadió como si tal cosa.
-¿Y tu trabajo?
-Quiero apartarme un poco… pero hoy tengo que ir a solucionar algunos asuntos… ¿de
acuerdo, preciosa? –y bajando la oscura cabeza, te dio un beso ardiente aunque breve,
y volvió a levantarse con sincera renuncia.
-De acuerdo…
Mientras se vestía, joe oyó lleno de júbilo cómo desafinabas en la ducha. ¡Y pensar
que el había tenido miedo de tu reaccion!
Pero no se había dado cuenta de lo erróneo de sus métodos hasta el amanecer. No estaba
dispuesto a esperar hasta el fin del verano para descubrir el destino que les aguardaba como familia. La solución era tan simple que no comprendía cómo no se le había ocurrido antes.
Tenía que hacer que tu te enamorase de él otra vez. Y entonces ni una bomba nuclear te
apartaría de él…
estabas haciendo las maletas después de toda una mañana de compras en Nantes
cuando el teléfono interno sonó para informarte de que tenía una visita. Un tal señor German.
Bajastes las escaleras corriendo.. German estaba en el vestíbulo vestido con vaqueros
Negros, camisa de diseño y un jersey de rayas sobre los delgados hombros.
Momentos después, entro Joe preguntándose de quien sería el carro aparcando fuera, justo a tiempo para verte lanzándote jubilosamente a los
brazos de Germa.
-¡Qué agradable sorpresa! –con la despreocupación que la da amistad, lo abrazastes para darle un beso en la mejilla, apartándote para después observarlo
.
-¡Vaya! Qué vaqueros tan bonitos… Vas muy a la moda..
-Te he echado mucho de menos. ¿Qué haces aquí? –preguntastes alegremente.
-Se supone que he venido a comprobar la villa que mis padres tienen cercas de aqui… Y estaba preocupado por ti y los niños –admitió
de golpe.
-¿No te dije que no tenias que preocuparte? –suspirastes, sintiéndote culpable-. Joe y
yo…
-Somos locamente felices –dijo Joe antes de que pudiera terminar la oracion.
-¡Ya estás en casa, Joe! Ven a conocer a German… como Dios manda esta vez. Es mi mejor amigo.
Desde una distancia de unos tres metros, Joe le lanzo una mirada a german .
Tu mirastes a Joe, extrañada de ver lo pálido que estaba.
-¿Joe, te pasa…?
-Escucha, vendré a verte otro dia, el domingo–comenzóGerman.
-Oh, vaya por Dios. No estaremos aquí,German. De echo…
-Nos vamos dentro de diez minutos –dijo Joe
-Menos mal que he hecho rápidamente el equipaje –murmurastes con sorpresa y algo de
apuro-. Estaremos fuera un par de semanas, German.
-Puede que más –añadió Joe.

German te miró un poco incómodo.
-¿Puedo saludar a los niños antes de irme?
-¡Pues claro! – dijistes mientras iban escaleras arriba-. Lamento mucho que no puedas
quedarte más tiempo.
-Joe es un tipo muy posesivo –te susurró German al oido-. No le gusta nada
que esté aquí…
-Tonterías –dijistes fielmente-.es sólo que le ha sorprendido verte aquí.
-Pareces muy feliz…
-Lo soy. No deberías haberte preocupado por mí.
-
Tras un breve rato con los niños, acompañastes a german a su coche.
-Te llamaré a finales de mes. Ay, casi lo olvidaba…
Preocupada por todo lo del viaje, no te distes cuenta de lo frio que estaba
Mostrándose Joe hasta que el avión hubo despegado.
-Ni siquiera te he preguntado a donde vamos –murmurastes con sentimiento de culpabilidad.
-A Francia…
-Nunca he estado allí… bueno, ¡hay un montón de sitios en los que no he estado! Dijistes entre risas,.
Joe se puso de pie. Su rostro estaba desprovisto de toda diversión.
–Excuseme … tengo trabajo –terminó con tono glacial.
Con su elegante traje Joe desapareció en la sala de café del jet. Confundida,
Te quedastes quieta unos minutos antes de levantarte e ir tras él. Deseosa de recuperar al
hombre de buen humor que habías visto por la mañana, Te apoyastes sobre el brazo de un sillón
frente a él, separados por el pasillo.
-Me doy cuanta de que no has estado de muy buen humor desde la visita de German…
Joe mantuvo la vista fija en la pantalla de su portátil, pero su perfil se endureció.
Por un momento, un destello de dolor atravesó los ojos entornados de Joe. Se le daba
muy mal mentir. Resplandeciente de júbilo al ver a German penso el
Amistad. ¿A quién se creía que estaba engañando?
Te aclarastes la garganta, pero Joe seguia sin mirarte
-Quieres que me valla… ¿verdad? –comprendistes cuando el silencio se hizo
insoportable.
Después de la escena que has montado esta tarde con German¿qué esperas?
-¿Escena?
-No tengo deseos de seguir hablando del tema –contestó él con rudeza.
-Estás celoso… -susurrastes con el tono de alguien que acaba de hacer un maravilloso
descubrimiento.
Joe cerró de golpe el portátil con tanta fuerza que rebotó. Y se puso de pie.
¿Qué te crees que soy? ¿Un adolescente? ¡Encontrar a tu esposa en
actitud cariñosa con otro hombre es muy ofensivo! No son celos.
Estabas también enfadada ya.
-Di lo que quieras… pero cuando te enfades conmigo, será mejor que aprendas a
enfrentarte a mí. No permitiré que me trates con frialdad. Y por cierto, si has visto algo
ofensivo en mi comportamiento con German ha debido de ser tu imaginación.
Si aja, y como alardeabas junto con el de sus intimidades.
-Nunca he intimado con él… ¡no en el aspecto que tú crees! –respondistes con
aspereza-. Y como no estás celoso… ¡me pregunto cómo has visto esa intimidad sexual
donde nunca la ha habido!
Joe se quedó de piedra, mirando tu rostro encendido.
-¿Nunca…?
-No tengo deseos de seguir hablando del tema –dijistes, dándote la vuelta.
La mano de Joe se posó en tu hombro para retenerla.
-_______ …
-¡No! Sueltame … Estoy muy enfadada contigo.