Bueno, voy colocando el primer capítulo. (:
CAPÍTULO 1: NICK
A mis 28 años, mi vida estaba totalmente resuelta, el dinero abundaba notoriamente gracias a las cadenas de hoteles y empresas que mis hermanos y yo habíamos establecido tiempo atrás. Y además de todo, ¿Qué más podría desear? Las mujeres abundaban en mi vida, nada necesitaba.
El calor que ejercía el Sol sobre mi torso desnudo hizo que despertara después de una larga y desenfrenada noche. Cuando miré a mi alrededor, me encontraba en la habitación de un hotel de segunda, o al menos no se comparaba a alguno de mis cadenas. A lado de mi, se encontraba una joven claramente dormida. Era rubia y por lo que veía, tenía un cuerpo fabuloso. Decidí retirarme antes que ella despertara, así evitaría las mañanas vergonzosas cuando eran chicas de una sola noche. Busqué mi ropa, me arreglé un poco y salí de la habitación sin despertar a aquella chica que descansaba. Seguía sin recordar su nombre, o tal vez nunca me lo dijo; como fuese, el dolor de cabeza a causa de la ingestión excesiva de alcohol el día anterior iba en aumento, y yo necesitaba urgentemente un par de pildoras para calmarlo.
Como costumbre de Sábado por la mañana, me dispuse a desayunar una vez estando en casa. No había algo que disfrutara más, que estar en mi casa, todos los esfuerzos que he hecho al trabajar, han servido a la perfección, mi casa era enorme, no lo sé, perfecta. A mi gusto, lo diría yo.
-Buenos días, Señor Jonas, ¿Una noche agitada?-Dijo Minerva, mi ama de llaves, con una sonrisa cómplice.
-No tienes idea, Minerva, ésta vez si que perdí el control.-Dije sonriendo y sentándome en la barra que estaba en la cocina de mi espaciosa casa.
-¡JÁ! Sí me pagara dos dólares por cada sábado que dice eso, probablemente nadaría yo en dinero, Señor Jonas.-Dijo mirándome con diversión.
-Buena esa, Minerva. ¿Ya está el desayuno listo?-Dije con algo de desesperación, necesitaba comer pronto, mi cabeza estaba por explotar.
-Claro que si, Señor Jonas, en un momento se lo sirve Ellen.
-¿Sabes, Minerva? He estado meditando un poco acerca de ciertas cosas.-Dije, dirigiéndome a aquella mujer que no pasaba de los 60 años y en la que confiaba plenamente desde hace más de 10 años.
-Dígame, Señor Jonas. Sí puedo saber, claro está.-Dijo Minerva, otorgándome una sonrisa dulce y sincera.
-Creo que, debería volver a la Universidad.-Dije, dándole una sonrisa un poco sombría al recordar viejos tiempos.
-Me parece maravilloso, Señor Jonas.-Dijo ella emocionada, mientras Me servía jugo de naranja, unos hot cakes y un par de píldoras para la resaca.
-¿Eso crees? Quisiera terminar la carrera que siempre deseé.
-¿Arquitectura?-Dijo Minerva con una sonrisa en el rostro al recordar cuando Nick era sólo un adolescente con ilusiones.
-Si, ¿Crees que estoy loco? Las cosas van bien en la empresa, podría estudiar en Princeton, creo que lo podría lograr.-Dije, con un aire de esperanza casi irreal.
-Pienso que usted puede hacer todo lo que se proponga.-Dijo Minerva.
-Y tal vez, sólo tal vez, la vuelva a ver.-Dije con una sonrisa llena de tristeza.
-¿A ___(tu nombre)?-Dijo Minerva, mientras le daba un par de palmadas en la espalda.
-Si. Pero lo más probable es que ella ya haya terminado su carrera y sea una mujer realmente exitosa.-Dije mientras comía un poco de mi desayuno. Sentí como se me dificultaba tragar aquel alimento por el sentimiento de recordar a ____.
-Han pasado poco más de 10 años desde la última vez que la viste.-Dijo Minerva, recobrando un vago recuerdo de la cara de aquella niña.
-O probablemente no me recuerde.-Dije con un poco de sentimiento al pronunciar esas palabras.
Minerva sólo sonrió y se dedicó a observarme con detenimiento.