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 una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada

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zakuraana
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MensajeTema: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 14th 2013, 15:32

ARGUMENTO
--------- Martinez quedó fascinada al instante por el sexy Casta Coyote que conoció en el bar, pero su coqueteo sensual con él se vio interrumpido cuando vio llegar al bar al hombre que la había atacado.El Enforcer Nicholas jonas estaba encantado por la mezcla de timidez y audacia de --------- y estaba decidido a perseguir y jugar con su sensual presa. Pero sabía que había sido herida por un hombre antes, y juró que --------- era ahora suya para protegerla y amarla, aún si eso significaba ir en contra de la familia de ella y de las órdenes de él.
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zakuraana
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 14th 2013, 15:44

hola soy nueva en este foro espero que les guste la novela es adaptada la autora es lora leigh les voy a poner el primer capitulo
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zakuraana
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 14th 2013, 15:46

Capítulo 1 Parte 1
Tantos sueños y años esperando con dolorosa expectativa.

Windows rock, Arizona.

Ella no podía mantener los ojos lejos de él.
______ Martinez observaba al hombre al otro lado de la barra mientras este levantaba la botella de cerveza helada y bebía. Colocó la boca de la botella en sus labios entreabiertos, echó la cabeza hacia atrás y pareció disfrutar de la fría dentellada del líquido.
La fuerte columna de su garganta se movió perezosamente antes de que él bajara la botella, permitiendo que su mirada diera una barrida a la habitación. Como si no hubiera estado observando cada posible movimiento en el pequeño bar antes y durante el tiempo en que había estado bebiendo.
El enmarañado cabello rubio caía sobre sus anchos hombros mientras que el uniforme que usaba, negro y adaptable al cuerpo, se desplazaba sobre sus músculos con cada movimiento.
Uniforme de misión, así era como lo llamaban, pensó ella fascinada. La tela negra no era muy ajustada, era adaptable y lo distinguía como lo que en verdad era… un arma mortal. Una criatura, que ningún hombre ni bestia debería ser tan *beep* como para enfrentarle.
—Te reto por partida doble —le susurró su hermana en el oído.
Chelsea simplemente no tenía idea de lo que estaba haciendo.
—No va a funcionar, Chel. —Liz, su mejor amiga, se echó a reír desde el otro lado de la mesa.
—Ella no tiene las agallas para ir a por ello. Te lo dije, Holden le exprimió el coraje.
La mención de Holden Mayhew hizo que una sensación oscura y repugnante la rebanara y que un gélido escalofrío le bajara por la espalda. La mirada de él se separó de la de ella y luego regresó, se miraron a los ojos durante un segundo que pareció durar toda una vida mientras hacía una seña al camarero casi distraídamente.
Isabelle se lamió los labios con nerviosismo y los ojos de él estuvieron pendientes de la acción como un gato sobre un ratón.
Un coyote sobre un conejo.
Depredador.
Entornados y oscuros. ¿Eran sus ojos negros o de un azul tan oscuro que la distancia los hacía parecer negros? Desde donde estaba sentada y las sombras proyectadas por la distancia entre ellos podrían haber sido de cualquier color, del marrón oscuro al azul. Una cosa era cierta, estaban absortos y brillaban con interés cuando se encontraban con los de ella.
Aunque ahora le sostenía la mirada mientras alzaba el vaso lleno de hielo que el camarero había colocado a su lado y se lo llevaba a los labios.
Sus ojos, entornados y fijos, permanecían trabados con los de ella cautivándola, sujetándola como ningún otro hombre lo había hecho jamás.
Oh dulce Señor.
Podía sentir su respiración incrementarse, la lujuria arañar en sus sentidos mientras los labios masculinos tocaban el borde del vaso y bebía antes de retornarlo a la barra
¿Whisky?
Por supuesto.
El camarero había llenado el vaso hasta el borde, sin duda esperando una de las propinas que se rumoreaba los Castas eran propensos a dejar.
Era una de las mejores marcas y el favorito de Isabelle.
—No podrías solo devorarlo —murmuró Chelsea a su lado. Y ella podría. Un lametazo lento y delicioso cada vez.
—Vamos, _____. —Liza exhaló intimidada—. No es que pueda contagiarte una enfermedad. O dejarte embarazada. Recuerda, sus esposas tienen que tomar esas pastillas para quedarse embarazadas.
_________ no se molestó en echar una mirada a su amiga.
Los documentales que había visto durante los últimos años sobre los Castas habían sido muy esclarecedores. Eso, combinado con cada artículo al que podían ponerle las manos encima, como así también con cada pasquín que Chelsea arrastraba al apartamento. Esas historias, junto con las historias de su padre y abuelo sobre miembros desaparecidos de la Nación durante décadas, le llenaban la cabeza.
Sin embargo, nunca había estado tan fascinada por otros Castas como estaba por éste. Y él era, a las claras, el más malo de los malos.
Un Casta Coyote. La noticia publicada días atrás sobre la reestructuración de las comunidades Castas había mostrado los nuevos uniformes y la identificación de los Castas Coyotes.
El colmillo blanco y curvo en el hombro izquierdo de la ligera chaqueta del uniforme, la nueva insignia de identificación de los Castas Coyotes, se revelaba claramente a través de la luz tenue del bar. Llevaría una identificación con foto, y si estaba en la Oficina de Asuntos Castas, una insignia oficial y la identificación.
Pero ella habría sabido que era un Casta sin el uniforme o la identificación.
Eran fácilmente distinguibles entre la multitud. Eran las criaturas más perfectas creadas sobre la faz de la tierra, y reflejaban la genética más perfecta que los científicos pudieron idear como ensamblar para crear una belleza masculina ruda, que parecía casi dolorosa de mirar.
Altura, fuerza y salud perfecta. Dientes perfectos, facciones salvajes para los hombres y belleza clásica para las mujeres… perfectos y exquisitamente peligrosos.
Una combinación infernal para una mujer que ahora temía a la fuerza y al peligro.
—Ella no está hablándonos —señaló Liza, la sonrisa era notoria en el tono de la voz.
—Porque él la está mirando —dijo jadeando Chelsea ante la repentina sorpresa—. Oh Dios mío, obsérvalo clavarle los ojos. Está igual de fascinado por ella, Liza. ¿Crees que al fin encontró un hombre al que no dirá “no”?
Isabelle bajó la mirada y cerró los ojos durante un instante, esperando calmar la aceleración de su corazón y el repentino conocimiento de lo que sus amigas y probablemente otros, estaban viendo ahora. Ese intercambio silencioso y hambriento no debería ser compartido. Ella no quería que los demás lo vieran. No quería que comentaran o chismorrearan sobre ello. Parecía demasiado profundo, demasiado íntimo para echarlo a perder de esa manera.
Existían pocos lugares a los que un Casta podría ir dónde él o ella no fueran observados.
Observados, juzgados, criticados y a menudo temidos. Tal como sus amantes, esposas e incluso sus amigos eran odiados, denigrados e insultados. A ella no le importaba si era juzgada, o cómo era juzgada, pero esa mirada era demasiado especial para ponerla en riesgo, incluso aquí en uno de los pocos lugares donde los Castas habían encontrado alguna aceptación.
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zakuraana
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 14th 2013, 15:56

Capitulo 1 Parte 2

La gente de la Nacion Navajo los aceptaba, hacían lo que podian para protegerlos, y los apoyaron cuando la reforma social y política fue necesaria para garantizar su seguridad y supervivencia.
Además, era uno de los pocos lugares donde podrían rastrear sus orígenes. Muchos de los hijos e hijas desaparecidos de la Nación Navajo habían sido llevados a la fuerza por el Consejo de Genética para la investigación Casta y muchas de esas familias estaban desesperadas por reclamar los últimos lazos que habían perdido.
Irresistiblemente atraída por él, ______ levantó los ojos una vez más para encontrar la mirada del Casta que supuestamente se volvía a la izquierda de ella. Como si estuviera vigilando la entrada.
Parecía aburrido. Esperaba con impaciente paciencia, pensó ella, casi sonriendo ante la contradicción. Sabía que la estaba observando; podía sentir su toque como una caricia fantasma sobre su rostro. Una sensación de calor y hambre sensual la inundaba.
Los dedos del casta agarraron el vaso de nuevo mientras llevaba la bebida a sus labios y bebía. Y aunque miraba hacia un lado, ella sabía que él podía ver con exactitud dónde estaba y cada movimiento que hacía. Tal como sin duda sabía que ella no podía apartar los ojos de él.
—Eres una niñita de mamá.
Chelsea se acercó y le susurró al oído, con voz divertida y desafiante.
—¿Qué quieres decir?
_________ levantó su bebida, el mismo whisky caro que el Casta había ordenado.
—Quiero decir, ve a hablar con él, cabeza de chorlito —susurró Chelsea, repentinamente sombría—. Vamos, ___, esta podría ser la respuesta a tus oraciones. Holden no se atrevería a acercarse si supiera que un Casta está interesado en ti. Ni ahora, ni nunca.
Holden. Dios, ella no quería pensar en Holden.
Había luchado para olvidar aquella noche, para erradicar el miedo de su vida y de sus pesadillas. Sin embargo, era imposible. Aquella noche había quedado tan impresa en su cerebro que parecía no poder deshacerse de esos recuerdos.
Y sinceramente dudaba que nada ni nadie fuera a cambiar la mente de Holden, a excepción de una bala. Tal vez incluso la propia muerte. Él no permitiría que nadie, hombre o Casta, se interpusiera entre él y cualquier cosa o persona que decidiera que quería. Y había decidido que no solo desea-------, sino que la tendría. Tanto si ella lo deseaba como si no.
Un escalofrío corrió por su espalda con el pensamiento.
Al mismo tiempo, la mirada del Casta, de repente, estaba trabada con la suya una vez más, sin parpadear, sus ojos oscuros destellaban de manera peligrosa. La miraba atentamente, las fosas nasales ensanchadas, su actitud general parecía en guardia, como si percibiera alguna amenaza.
________ podía sentir que se le secaba la boca, el nerviosismo y una pizca de miedo teñían la excitación que parecía no poder evitar.
Ella deseaba saber más sobre los Castas. Conocer más sobre sus fortalezas e incluso sus debilidades. Asombrosamente, los datos eran imprecisos, aunque los rumores eran numerosísimos.
¿En verdad podía oler su excitación?
¿Podía oler su miedo?
¿Le importaba?
Ella se lamió los labios otra vez. Siempre se había reprimido en lo que a hombres se refiere, siempre se había negado a hacer el primer movimiento. Todavía era virgen, decidida a esperar por el único hombre que haría que la espera valiese la pena. En este caso, no podía resistirse al Casta. Sin embargo, tenía la sensación de que este Casta no haría ese primer movimiento. No con ella. Había algo en el aire entre ellos que le aseguraba que nunca le permitiría esconderse del hecho de que él era lo que ella deseaba. Ella debería ser lo bastante mujer para hacer una invitación que ni él ni nadie que observara pudiera confundir. Si lo quería, tendría que ser lo suficientemente mujer para demostrarlo.
¿Lo era?
Una parte estaba gritando: Diablos, sí.
Mientras la otra estaba gritando: Ni de co/ña.
A la vez que su cabeza y corazón estaban discutiendo si era o no lo bastante valiente, la mujer aceptó el desafío y fue a por él. Se levantó de la silla.
—Umm, esto no es bueno, Chelsea, tal vez deberíamos marcharnos —escuchó murmurar a Liza con un filo de algo que podría haber sido miedo agudizándole la voz. Ignoró el comentario de la otra mujer y en lugar de eso comenzó a atravesar la habitación.
Se sentía atraída por él.
Hipnotizada por esa mirada oscura y se estaba convirtiendo en una persona que no reconocía del todo.
La mujer que siempre había fantaseado ser.
Independiente. Libre. Una mujer enfrentando la aventura más peligrosa de su vida. Una que la podía dejar plena por los siglos de los siglos o con el corazón roto para toda la eternidad.
Siempre le había dicho a su padre que conocería el instante en que encontrase al hombre a quien quería darle su corazón. Ese conocerlo no sería el problema.
Sujetarle sería otra historia.
Y ________ sabía que varias de sus amigas habían pensado que podrían aferrarse a uno de los efusivos, sexuales y experimentados machos que la ciencia había creado, solo para terminar con un corazón roto.
Tener un futuro con un Casta no sería el trabajo más sencillo que una mujer podría aceptar.
O el desafío más fácil. Enamorarse de uno podría ser llamado el colmo de la idiotez.
En ese instante, también sabía que su corazón estaba en riesgo. Si no lo había perdido ya. No es que antes alguna vez hubiese creído en el amor a primera vista. No estaba ahora segura de creer en eso. Pero sabía que una parte suya se lamentaría durante toda una vida cuando este Casta se largara de su vida.
—________ —siseó Chelsea detrás de ella—. Cariño, creo que mejor nos vamos.
La ignoró. Su hermana no parecía presa del pánico, solo preocupada. Preocupada estaba bien.
Ella se sentía como si estuviera planeando por el bar, en poder de su mirada, tan fascinada y absorta en el hombre que la observaba que apenas podía respirar. Era impulsiva. Vivía cada fantasía que hubiera tenido en el momento.
Dando un paso hacia él con la mirada todavía atrapada, los sentidos enfocados en este preciso momento, ---------- trató de alcanzar los dedos masculinos y grandes que sujetaban el vaso.
No se lo quitó.
Usando los dedos, urgió para que el vaso se acercara a sus labios y él obedeció con facilidad. Metiendo el borde de éste en sus labios, lo levantó poco a poco hasta que el líquido helado estaba tocándole la lengua, quemando a través de sus sentidos mientras tomaba un trago lento y sensual de la ardiente bebida.
Cuando él retrocedió, ella se relamió los labios lentamente, percatándose de que él había puesto los suyos en el lugar exacto que habían tocado los de ella.
—Vives de manera peligrosa —murmuró mientras su corazón latía desbocado, retumbando en su pecho y luego interrumpiéndose para precipitarse por sus sentidos y abrumarlos.
—Demuéstralo.
Diablos. No. No había dicho eso. En verdad no.
¿Alguien no había dicho algo sobre nunca jamás desafiar a un Casta, especialmente a un Coyote?
Los labios del Casta se torcieron, un dejo de sonrisa le llenaba los ojos de un azul tan, tan oscuro que eran casi negros.
—Puedo demostrarlo. —La confianza absoluta le llenaba la voz.
Esta vez, ella levantó el vaso de su mano, se lo llevó a los labios y terminó el trago antes de devolvérselo.
Sus dedos cubrieron los de ella cuando lo tomó, una llama saltó en su mirada mientras la plena conciencia sexual pareció cargar la noche.
—Confiado, ¿no? —susurró en broma mientras un cosquilleo de excitación se precipitaba por su cuerpo.
—Mucho —coincidió él—. Y disfrutaría jugando contigo.
¿Un juego? Nunca había jugado juegos sensuales y provocativos. Nunca había desafiado a un Casta y nunca, en ningún momento, había retado a un hombre, humano o Casta, a que la sedujera.
—Entonces, ¿estamos jugando? —preguntó ella en voz baja.
—Podrías decir que estoy de caza —le susurró de manera seductora—. Creo que del bocadito más dulce y tierno que alguna vez he olfateado en mi vida. Podrías volverte una adicción.
Su corazón se disparó, se aceleró y comenzó a latir de prisa por la excitación.
—¿Tengo ventaja?
Ups. ¿De dónde había salido eso?
Él inclinó la cabeza hacia un lado, los ojos entornados solo un poco en las comisuras como si quisiera sonreír.
—¿Tienes intención de usarla?
—Por supuesto. —Iba a ponerse a salvo en el otro extremo del estado para escapar del recuerdo de su atrevimiento.
¿Qué era esa expresión que apareció en su rostro? Casi tierna. Sus ojos brillaron y parecieron llenarse de algo que hubiera llamado cariño en cualquier otro momento.
—¿Estás segura que deseas una ventaja? —Su voz bajó, sexual y caliente, le acariciaba los sentidos con una intimidad que no se esperaba.
—Sería prudente. Solo para estar segura de que sé lo que estoy haciendo, claro está. —No tenía idea de qué diablos estaba haciendo y eso era un hecho.
Él levantó la mano y metió la punta de los dedos en el cabello que había caído sobre su hombro para encontrar la clavícula expuesta a la vez que se acercaba y ponía los labios en su oído.
—Cuando te encuentre, voy a desnudarte, luego te abriré de par en par y lameré toda esa crema dulce y lujuriosa que puedo oler brotando de tu co/ño. Cuando haya ahogado mis sentidos con tu sabor, voy a fo/llarte con mi lengua, a lamerte más y entonces escucharé tus gritos mientras te corres.
Iba a derretirse allí mismo, en el suelo. _________ juraría que sus rodillas casi le fallaron cuando la debilidad sexual las inundó. Tuvo que apretar los muslos ante el repentino mordisco de sensación en el clítoris. El cual inflamado y sensible palpitaba de necesidad, latiendo con una exigencia tan poderosa que no estaba segura de poder desconocerla.
—Voy a morder tu pecho. —Ella suspiró, luego hizo una mueca ante la falta de una explicación explícita.
Pero eso era lo que deseaba.
Deseaba morderle el pecho.
Su mano de repente le sujetaba la cadera, los dedos largos y fuertes doblados sobre el tejido de sus vaqueros mientras ella sentía el cuerpo masculino tensarse, la respiración volverse más profunda y dura.
—¿Estás segura que quieres esa ventaja? —Los labios bajaron para mordisquearle la oreja.
Luego le lamió el borde, excitando las sensibles terminaciones nerviosas debajo de la piel.
Un estremecimiento se precipitó por ella, abrasándola, casi catapultándola fuera de sus sentidos y dentro de un orgasmo sin precedentes.
Apretó los muslos mientras luchaba por detenerlo. ¿O por sucumbir a ello? No estaba segura de cual.
—No lo sé —susurró—. ¿Tal vez no eres lo bastante bueno en este juego para atraparme si la acepto?
Joder no, ella no quería una ventaja, pero esto era divertido. Era lo más divertido que alguna vez había hecho, el tipo de diversión que había soñado tener con un hombre.
Y en retrospectiva, se dio cuenta que quería que la persiguiera. Deseaba este juego más de lo que alguna vez pudo haber imaginado desear algo así.
Él se tensó de nuevo, un gruñidito retumbó entre ellos, excitándola a la vez que un destello de temor le subía deprisa por la espalda.
Podía ver el hambre en la mirada del Casta, sentirlo irradiando de su cuerpo enorme. La fuerza de eso la confundió, al igual que la fuerza de la respuesta que surgió de su propio cuerpo.
—Cuando te atrape, te follaré—le prometió, la voz retumbando en su oído antes de apartarse para mirarla a los ojos—. Durante toda la noche y el día. Posiblemente durante toda la semana.
Apartarse de él, era prácticamente imposible y obligarse a darse media vuelta y marcharse le consumió toda la energía que pudo reunir. Porque no quería irse. Quería permanecer allí con él, frotarse contra él y sentir el calor sensual y el poder que percibía era una parte muy importante de él. Sin embargo, se obligó a moverse. Se obligó a apartar la mirada y volver a la mesa que ella, Chelsea y Liza compartían. Aunque ellas se habían ido. Estaban esperándola en la salida, lo cual era incluso mejor. Irse era la mejor opción, le daría un motivo para tratar de encontrarla. Si se quedaba en el bar, sería bastante anti clímax. Y ella por cierto, no deseaba eso. Smile
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 14th 2013, 16:18

Capítulo 2
El corazón partido en tantos pedazos, noches y noches pasadas mirando a la oscuridad y peguntándome dónde estabas.

Al gunas pesadillas se negaban a irse, incluso en medio de los sucesos más sensuales y eróticos de su vida, el más profundo terror que había conocido insistía en entrometerse.Y ella no hubiera sabido, no se habría dado cuenta de que el monstruo que rondaba sus sueños estaba allí si Chelsea y Liza no la hubieran sacado tan rápido del bar.Holden Mayhew estaba en el bar y había sido testigo de su flagrante coqueteo con el Casta Coyote. Él único que le había dado ventaja. Una oportunidad para estar segura de que esto era loque quería.Y ella le quería con cada fibra de su ser.Tanto que su cuerpo estaba increíblemente sensible, sus terminaciones nerviosas aún palpitando con la necesidad del contacto. De su beso. De cada promesa sensual hecha en el bar débilmente iluminado.Sus dedos acariciándole la piel, sus labios, el mordisco de sus dientes. La sensación de su cuerpo duro contra el suyo.Y anhelaba, le dolía, ardía porque él la tomara.Tal vez debería haber rechazado la ventaja, pero la expectativa de ser perseguida, de ser unapresa sensual, había sido más de lo que podía privarse.----------- se quedó mirando una de las velas perfumadas que titilaba en la habitación, eliminandoel olor a hotel y trayendo una sensación de calma a sus nervios deshechos. No hacía nada poraliviar la pulsación y el latido de una excitación que se estaba volviendo casi abrumadora. Dehecho, el aroma suave y sensual que infundía la cera la podía hacer peor.Pero incluso la expectativa del Casta y del placer que podía sobrepasarla no podían eliminar elmiedo creciente dentro de ella.Alguien había llamado a Holden y le había dicho que estaba allí. Alguien a quien no leimportaba que ella no quisiera tener nada que ver con él. Joder, a él no le importaba que ella noquisiera tener nada que ver con él. Estaba allí y, una vez más, la acosaba.

El parpadeo de la luz de las velas que su abuela había hecho para ella atrajo su atención denuevo. El regalo de su abuela horas antes de que su tío la hubiera llamado al hotel le había sorprendido. Los aromas eran aún más sorprendentes.Lavanda, sándalo y un olor más oscuro y difícil de distinguir que le recordaba a sexualidad oscura y al Casta del que se había alejado antes.Las velas en sí no eran sorprendentes. Su abuela siempre creaba fragancias distintivas con los individuos y sus emociones o problemas en mente. Sin embargo, este aroma subyacente desexualidad

era una sorpresa. Solo deseaba poder dar en el clavo sobre lo que, en verdad, era —¿Qué vas a hacer, -----------? —Era raro que su hermana la llamara por su nombre completo,como todos los demás. Chelsea generalmente utilizaba la versión abreviada de ----, a pesar de que a----------- no le importaba mucho su apodo.—¿Cuánto tiempo estuvo ahí? —susurró Isabel mientras miraba hacia la puerta. Podía percibirla agitación nerviosa rabiando a través de las otras dos mientras sentía el miedo que tironeaba deella. —Llegó justo antes de que te acercaras al Casta —dijo Chelsea en voz baja. —Debería haberte avisado en el mismo momento en que vi a su hermano Harlen hablando porel móvil.Chelsea suspiró.—Yo debería haber hecho algo más que sugerir que nos fuéramos.Bueno, eso respondía a la pregunta de quién podría haber llamado a Holden.Recordaba a distancia a Chelsea diciendo algo acerca de marcharse, había reconocido lapreocupación en la voz de su hermana, pero la había ignorado.Nada había importado, excepto el Casta y la conexión con él. Nada ni nadie había importado.Su fascinación por él era algo tan raro que había pensado que la preocupación que su hermana había sentido había sido a causa de sus acciones y no del hombre que había entrado minutos mástarde.—¿Y él me vio? —susurró.—No te quitó los ojos de encima hasta que saliste del bar con nosotras —le dijo Chelsea, la iraempezaba a endurecerle la voz —. El hijo de puta. Deberías contárselo a papá, -----------. No puedes dejar que te siga haciendo esto."Esto" era acosarla de manera permanente y acecharla. Él se negaba a aceptar el hecho de que ----------- le odiaba.Pasándose los dedos por los largos mechones de su pelo, ----------- se levantó de la silla sobre la que se había arrojado momentos antes y se paseó de un lado a otro de la habitación.No necesitaba esto. No quería enfrentarse a ello. Tenía la esperanza de poder escapar de lapesadilla que Holden Mayhew había introducido en su vida, pero parecía que él estaba decidido aasegurarse de que nunca escapara de ella.
O de él.Por un momento, la oleada de terror y furia que había sentido esa noche se agolpó otra vez ensu interior. La sensación de sus manos, dolorosas en su cruel insistencia, manteniéndola sujeta. Elsonido de su voz mientras se burlaba de ella, decidido a tomar lo que ella no estaba dispuesta adarle. La facilidad con que le había arrancado la ropa fue humillante. Saber que él casi había conseguido llevar a cabo su intento de abusar de ella era tan terrible como enfurecedor.No podía olvidar el hecho de que casi la había violado. Casi le había robado la única cosa quehabía querido salvar para el hombre al que un día le entregaría su corazón. El regalo que sabía que había estado tan dispuesta a dar a un Casta desconocido esta noche.Su virginidad.No había completado la violación, pero ahora el terror era parte de ella, estaba sorprendida dehaber escapado al recuerdo durante esos pocos minutos en que se había atrevido a lo indecible. Un Casta Coyote.—Digo que vuelvas a bajar las escaleras y te lleves a ese Casta grande y cabron a tu cama.Pueden no ser material para
un para siempre
, pero se veía muy interesado, -----------. Podría hacerse cargo de este pequeño problema por ti, si se lo pidieras. Joder, por lo que sé sobre los Castas, todolo que tendrías que hacer es contárselo. Él se ocuparía de ello —sugirió Liza, sus ojos grises llenosde ira.----------- negó con la cabeza mientras caminaba hacia la ventana. En silencio, tranquila,contempló el oscuro paisaje que rodeaba la parte trasera del hotel, cinco pisos más abajo. En sureflejo, pudo ver los rasgos pálidos y demacrados de su propio rostro y lo odió.Dios, deseaba haberle matado cuando tuvo la oportunidad. Simplemente deseaba haber empujado a Liza a un lado y apretado el gatillo. Existía la posibilidad de que pudiera haberes capado de la cárcel. Había sido golpeada, estaba sangrando y desnuda. Hubiera sido tan fácil demostrar el intento de violación.Si hubiera sido lo suficientemente fuerte como para apretar el gatillo. Si no hubiera estado tanaterrorizada de que su padre apretara el gatillo después de lo sucedido, entonces habría seguido adelante y formulado cargos contra él. No había manera de que él pudiera librarse de ello. Chelseay Liza habían estado allí, y todos los empleados y familiares de los miembros del Consejo de la Nación Navajo.Si hubiera presentado cargos, o tuviera el coraje de hacerlo ahora, entonces no estaríareviviendo la pesadilla en la noche en que debería estar disfrutando del juego atrevido y sensualque un Casta Coyote había iniciado con ella.¿Cuánto tiempo había esperado para encontrar a ese único hombre que la haría anhelar entregarse inmediatamente? En verdad, el hecho de que fuera un Casta no la había sorprendido.Había sabido durante años que los hombres que había conocido antes que él no tenían el ladosensual que estaba buscando. La parte femenina que exigía mucho más de un amante que esos quese habían presentado hasta el momento.No es que no hubiera esperado, visto, buscado el hombre que despertaría su sensualidad
Había viajado por el mundo con su padre en su búsqueda de información sobre su hermana desaparecida. Había conocido a jefes de estado, políticos, embajadores, cretinos y peones en su breve período como asistente personal de su tío, justo después de que hubiera sido elegido jefe dela Nación Navajo.Había tenido citas, había besado, se había dejado agasajar y ese hambre elusiva que había sabidoque tenía esperando en su interior nunca se había puesto de manifiesto.Esa impaciencia inquieta, a la espera, siempre la había perseguido, siempre había sido parte deella, hasta esta noche. Esta noche, cuando su mirada se había encontrado con la de un Casta y sehabía atrevido a provocarlo. Esa inquietud se había calmado. Por unos momentos, ni siquiera existió.Y ahora, estaba aterrada de las consecuencias de estirar la mano para alcanzar lo que quería.Levantando la mano, se frotó el pequeño lugar en el oído que el Casta le había mordisqueado.Podía sentir la huella de sus dientes, un recordatorio caliente de ese mordisco suave, una marcacontra su piel.Ni siquiera sabía su nombre.No había puesto atención a la placa de oro de identificación a la izquierda de su muy ampliopecho.Los Castas no mostraban sus nombres como otros militares, policías o agentes. Llevaban unnúmero, ocultando su identidad al observador casual.No es que el número le hubiera servido de algo si buscase su identidad. La única manera desaber a quien correspondía el número era ponerse en contacto con la Oficina de Asuntos Castas ypasar por el aro, besar culos y tener la esperanza de que Jonas Wyatt estuviera de buen humor eldía en que la solicitud cayera en su escritorio, a pesar de que había oído que Wyatt nunca estaba de buen humor. Había rumores de que incluso les negaría esa información a los senadores, benefactores de los Castas y oficiales de policía. —-----------, no estás escuchando —la reprendió Chelsea mientras seguía de espaldas a ellas —Vamos, ese Casta parecía capaz de proteger a un ejército. Ni siquiera tendrías que acostartecon él para convencerle de hacer algo al respecto de Holden.El hecho de que su hermana le hiciera esa sugerencia era un testimonio de lo preocupada queestaba por la situación de -----------. —No quiero un protector —dijo en voz baja, dirigiéndose a las dos únicas mujeres que conocíanel temor que la atormentaba—. No quiero a un hombre en mi cama a causa de Holden, Chelsea.Quiero un amante. Quiero algo más que un escudo. No quiero tener miedo de lo que va a suceder cuando Holden se entere, o si nos ve juntos.Quiero disfrutar de ello mientras lo tengo, para poder aferrarme a los recuerdos cuando se acabe. Esta será mi primera vez, Chelsea, quería que fuera algo especial. ¿Es eso mucho pedir?
Porque pocas cosas duraban para siempre. Su madre se lo había enseñado cuando murió en un accidente la mañana que ----------- cumplía siete años, apenas unas horas antes de la fiesta decumpleaños que ambas habían planeado tan meticulosamente.—Creo que Holden es lo bastante listo como para no enfrentarse a un Casta. Pero eso no implica que haría que el Casta sea algo menos que tu amante, cariño —le aseguró Liza. — Demonios,-----------, es solo que no puedo pensar en nadie que se enfrentara a un Casta por una de susamantes. Me han dicho que son feroces en lo que a ellas respecta. Y que incluso son peores en loque se refiere a sus esposas, o compañeras, como ellos las llaman.Más de un hombre había aprendido la estupidez de desafiar a un Casta por la mujer con quienestaba, tanto si se acostaba con ella como si no. Se decía que los machos Castas eran tanintensamente protectores con las mujeres y los niños que incluso padres y esposos maltratadores,habían sentido el embate de su descontento. Sin embargo, cuando alcanzaba a esposas y amanteseran ferozmente territoriales en lo que se refería a otros hombres o Castas.Pero a pesar de lo que Liza creía, si fuese a buscarlo, si terminase el juego sensual que tanto había querido jugar, entonces también cambiaría el hecho de que estuviese en su cama solo por el placer que compartirían. Sería por la protección que pudiera necesitar. Y eso alteraría por completotodos los recuerdos que pudiera tener de cualquier tiempo que pasaran juntos.Lo que significaba que, hasta que ella se hubiera encargado de la situación de Holden, tener a un Casta en su cama, podía no ser la decisión más sabia. —No importa —suspiró ----------- con brusquedad—. Solo olvídalo. Estamos para lo que sea queel tío Ray nos necesite aquí, terminaremos y luego nos iremos a casa. De cualquier manera, debería haber sido más lista que provocar a un Casta. —Y chica, sí que le provocaste —dijo Chelsea asombrada. — Oh Dios mío, -------. Nunca te he visto así en torno a un hombre. Pensé que los dos ibais a prenderos fuego e incendiar el lugar. Estabais tan calientes como el infierno.Liza negó con la cabeza con una sonrisa burlona curvando sus labios. —Cree lo que quieras, amiga, pero ese Casta no te dejará escapar. Antes de que tu tío acabe estas reuniones con los Castas, vas a ser follada durante toda una semana y más y rogarás clemencia.Ella se conformaría con una vez el viernes y los recuerdos que pudiera guardar después de que todo hubiera terminado.----------- se frotó la oreja de nuevo. Todavía estaba demasiado caliente por él, y la excitación aumentaba segundo a segundo. Lamentó no haber podido quedarse en el bar. Ojalá hubiesepodido bailar con él cuando regresó la banda. Lamentó no haber tenido la valentía de darle sunúmero de habitación.—Contar con él sería una muy mala idea —suspiró—. No debería haber ido con él. Caray, nisiquiera sé su nombre.
—Su nombre es Nicholas —anunció Liza repentinamente—. Mientras compartías su bebida, se lo pregunté a los dos Castas de la mesa de al lado. El grande y oscuro estuvo más que feliz desuministrar su nombre.Las cejas de ----------- se elevaron. Eso era raro para los Enforcers. Rara vez daban información amenos que no tuvieran otra opción.—Sí, el de los ojos azules frunció el ceño y dijo algo acerca de las condenadas hormonas coyote y el calor. Solo Dios sabe lo que significa, porque no hacía calor allí. El otro, sin embargo, el más oscuro, su nombre era Stygian. Estaba divertido y, lo juro por Dios, creo que le oí dar un gruñido de lobo cuando tomaste el vaso de su amigo y te terminaste su bebida. Dudo bastante que sea felino —dijo pensativa, como si estuviera más que un poco interesada.Chelsea y Liza la miraban como si no hubieran descubierto todavía lo que la había poseído.Ni siquiera ella misma sabía que la había poseído. —No quiero hablar más de esto —se quejó mientras se frotaba la oreja, deseando poder borrar lacalidez que le recordaba su toque—. Todavía no puedo creer lo que hice. —Y tan aterrada como estás de Holden, yo todavía no puedo creer que no lo vieras entrar en el bar. —Chelsea estaba sacudiendo la cabeza confusa.Su hermana no estaba más confundida que la propia -----------. Eso no iba con ella. Ella no seacercaba a hombres extraños y seguro que no se atrevería a acercase a un Casta de ninguna especie.Ellos simplemente eran demasiado desconocidos y su temperamento demasiado incierto.Las vírgenes deberían ser más listas, se dijo con exasperación. Ellos eran tan experimentados y sexuales que deberían ser considerados ilegales. Joder, probablemente era ilegal. Eran letales en más de un sentido, pero serían un infierno para el corazón de una mujer.Sabía un montón de ellos y era amiga de varias mujeres Castas, pero no eran sus mejores amigas. Así como los hombres Castas que conocía, nunca habían sido amantes.Sin embargo, le habría encantado entregarse a este Coyote. Una y otra vez.Y le habría gustado continuar el juego esta noche. Tenían amigos en el hotel, podría haber encontrado donde estaba su habitación. Tal vez deslizar algo debajo de su puerta. Desafiarle aencontrarla y luego conseguirse otra habitación.Se habría divertido tanto y si ese brillo juguetón de sus ojos era una indicación, su Coyote habría jugado con ella. Él habría roto todas las reglas. Se hubiera reído ante la femenina indignación. Pero ella se habría divertido mucho.Si no fuera por Holden y su comportamiento imprevisible. —Mira, Holden no sabe que nos quedamos aquí en el hotel. Espera que regresemos a casa —señaló Liza—Nicholas y sus amigos sin duda se encuentran en este hotel. He hablado con mi amiga, María, del registro. Nicholas Jonas, Rule Breaker y Stygian Black están aquí como una de legación Casta para reunirse con tu tío. —Frunció el ceño, y el elegante arco rubio oscuro de sus cejas bajó con preocupación—. ¿Sabes de qué se trata?
----------- negó con la cabeza en lugar de mentir abiertamente a sus amigas. Como ayudante de sutío, sabía que tenía que tener cuidado con divulgar demasiada información confidencial. Y había cosas que sabía que su hermana ignoraba.Sabía por qué su padre, su tío y su abuelo pensaban que estaban allí, aunque no estaba al tantode los detalles.Su tío, el jefe de la Nación; su padre, uno de los representantes legales de ésta, y su abuelo, el chaman habían estado discutiendo sobre un Casta renegado y la búsqueda de él que la Oficina de Asuntos Castas estaba llevando a cabo.----------- había oído que su abuelo temía que los Castas no dijeran toda la verdad sobre por qué ladelegación de la Oficina de Asuntos Castas estaba allí.Temían que tuviera algo que ver con el niño que los Castas sospechaban que el Consejo de la Nación Navajo y la familia Martínez habían estado escondiendo durante más de una década.----------- no sabía si su familia sabía dónde estaban o no. Sin embargo, sabía que, alguien en elConsejo estaba detrás de la desaparición de niños Castas, quien tenía que dejar de existir para la seguridad de ellos. Solo eran coherentes harían lo mismo por cualquier niño humano que hubierasido parte de la investigación Casta. Todo lo que sabía era que había habido un adolescente y una jovencita que su padre había encontrado hacía años y que habían desaparecido de su casa más tarde. Seis Navajos vestidos con vaqueros y caras pintadas con pinturas de guerra, ojos oscuros y feroces, se los habían llevado e ----------- nunca les había visto otra vez. Nunca les había contado nada a Chelsea o Liza sobre ellos. Poco tiempo después, había oído a su padre y su tío hablando de otra chica. Una que su padre había traído después de los otros dos, pero no había sido capaz de escuchar los detalles, y no había visto a la niña. No habría sabido nada de esto si no hubiera sido una niña curiosa y astuta, como a su hermano mayor, Lincoln, le gustaba acusarla.No era la primera vez que la Nación Navajo y la familia Martinez habían interferido en los planes del Consejo de Genética, o cualquiera de sus homólogos. Los Castas eran una parte de la Nación y su pueblo. Eran los hijos e hijas de muchos de sus familiares desaparecidos que fueron secuestrados por el Consejo. Demasiados de ellos llevaban sus genes como para apartarlos. EI --------- sabía que los tres niños que habían escondido todos estos años se los quitaron al Consejo o a alguno de sus homólogos. Formaban parte de la investigación, y la familia Martinez y la Nación Navajo mataría por protegerlos.—La reunión es mañana —le contó ----------- a las dos mientras guardaba los secretos que las otrasde sconocían—. Comienza a las diez. Sé que papá quiere rechazar su solicitud de búsqueda de este Casta renegado porque no confía en sus razones para ello, mientras que el abuelo y el tío Ray no se atreven a negarse.—Tal vez Ashley sepa que está pasando —reflexionó Liza refiriéndose a la mujer Coyote, que era una visitante asidua de Haven, la comunidad de los Castas Lobos y Coyotes en Colorado—.Está en la ciudad esta semana. Llamó la semana pasada para ver si quería ir al spa con ella mientras estaba aquíRubia también, aun que coloreada artificialmente, con reflejos y mechas, Liza era conocida porpasar una cantidad excesiva de tiempo en el spa de la ciudad mimando su cabello, uñas y piel brillante y suave.Hasta cierto punto, ----------- y Chelsea eran clientes regulares del spa, pero Liza y Ashley pasaban más tiempo mimándose que cualquiera de ellas.—No estoy tan preocupada por esto como mi hermana. ¿Qué vas a hacer al respecto, -----------? —preguntó Chelsea cuando tanto ella como Liza le devolvieron la mirada preocupadas —. Si conozcoa Holden, no solo no te dejará en paz. Va a seguir detrás de ti hasta que te atrape con la guardia baja otra vez. Y cuando lo haga, se asegurará de hacerte daño. Ambas sabemos que lo hará.Por alguna razón, a Holden Mayhew se le había metido en la cabeza que le pertenecía. ----------- solo había necesitado una cita para darse cuenta de que era un hombre que no aceptaría un no por respuesta. La segunda cita, un intento de razonar con él y había demostrado que tenía razón. —No sé, Chelsea. —Metiéndose las manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros, se sintió atraída de nuevo a la ventana.—Podrías contárselo al tío Ray —sugirió.No era la primera vez que su hermana, o Dios no lo quiera, su hermano Linc, habían hecho esasugerenci —O a tu padre —señaló Liza con un dejo de burla.Todos sabían que si se lo decía a su padre, Terran Martinez, este probablemente intentaríamatar al propio Holden. Y eso era algo que ella no quería tener que enfrentar. Siempre existía la posibilidad de que Holden hiriera a su padre o atrapara a su hermano desprevenido y le lastimara.O la posibilidad de que su padre o su hermano mataran a Holden y estuvieran dispuestos aenfrentarse a la cárcel por hacerlo. Protegerla a ella y a Chelsea era a veces en lo único en lo queparecían pensar. Como si el espectro que rondaba el secuestro y desaparición de MorningstarMartinez hacía más de treinta años de alguna manera amenazara también a ----------- y Chelsea. —Desearía que vosotras dos no lo supierais —suspiró --------.—Eso sería difícil de lograr —dijo Chelsea arrastrando las palabras—. Si no hubiéramos aparecido, hermana, esa noche habría tenido un final muy diferente para ti.Habría sido violada.Fue Chelsea quien golpeó a Holden en la cabeza con una lámpara y Liza, quien había sacado el rifle que su padre le había dado cuando se había mudado al apartamento con ----------- y Chelsea.Desnuda, aturdida por el ataque, ----------- le había arrancado el arma a Liza, amartillado y lehabría matado ella misma si Chelsea no se hubiera interpuesto entre el arma y Holden.Se le había dado la oportunidad de huir antes de que ella pudiera poner al resto de la población femenina a salvo de cualquier miseria que él pudiera ofrecer.Le habría disparado a las pelotas.

—Un final muy diferente para él si no te hubieras puesto delante del arma—expuso aunque nose dio la vuelta—. Debería haberle matado antes de que tuvieras la oportunidad de dar un paso entre nosotros.Había noches en que deseaba no haber permitido que su hermana la detuviera. Noches en quehabía estado asustada, escuchando su camioneta mientras tronaba por su calle. Su habitación estaba en la parte de adelante de la casa, las otras dos en la parte posterior. Su hermana y Liza, nosabían nada sobre las noches en que Holden la atormentaba y no quería que lo supieran.Si él lo dejara estar. Si la dejara en paz. Pero desde aquella noche se negaba a dejarla en paz. Laacechaba, la determinación de violarla se estaba convirtiendo en una obsesión con la que sabía queiba a tener que lidiar pronto.—Deberías contárselo a tu tío por lo menos —le dijo Liza mientras ----------- miraba a su reflejo en la ventana.Su amiga se levantó de la silla y recogió el bolso del suelo. Vestida con vaqueros y una camisola elegante, la otra mujer se pasó las correas del bolso sobre el hombro desnudo antes de decir: —Tengo que ir a la cama si voy a levantarme a tiempo para estar en la sala de conferencias por la mañana. Piensa en ello, -----------. Eso, o encontrar un hombre, o un Casta, con el que Holden no joderá. De lo contrario, vas a terminar con más problemas de los que Chelsea y yo te salvamos esa noche. Está bastante claro que Holden está loco y los hombres como ese no te dejarán descansar hasta que uno de los dos esté muerto.Esa era Liza. No vacilaba. Y aunque podía parecer fría o insensible, ----------- sabía que no lo era.Su amiga rara vez mostraba sus emociones. Había perdido a su familia cuando no era más que una adolescente y a menudo tenía pesadillas sobre ello. —Sí, yo también tendría que acostarme —suspiró Chelsea, mientras miraba por el cuarto — .Pero me quedo aquí a menos que aparezca un Casta alto y rubio.La obstinada determinación fruncía los normalmente labios carnosos de Chelsea mientras miraba a su hermana, desafiándola en silencio a tratar de que se fuera.----------- se giró hacia las mujeres. —¿Qué haría yo sin vosotras dos?Las lágrimas inundaron sus ojos a pesar de que las contuvo en vez de dejarlas caer.Liza había sido su mejor amiga desde hacía años. Aunque Chelsea era más joven, ----------- nunca había negado a su hermana la oportunidad de acompañarlas y por eso, se había convertido enparte de los lazos de amistad que las vinculaban entre sí. Su amistad estaba grabada en piedra y preocuparse una por las otras siempre había estado ahí.—Serías miserable, solitaria y probablemente vivirías en una casa llena de gatos en lugar de dos locas —gruñó Liza mientras se dirigía a la puerta que comunicaba las habitaciones—. Ahora, adormir un poco. Dejaré la puerta abierta. Si me necesitas, solo grita.Se dirigió a la habitación comunicada mientras ----------- se giraba hacia su hermana.
—Puedes hacer lo mismo. —Casi se rió de la expresión rebelde de su hermana —. No eres alta,rubia ni Casta, así que no voy a compartir mi cama contigo.—¿Y la compartirías con él? —Su hermana puso los ojos en blanco—. Es posible que hayas estado toda caliente y coqueteando con él, pero olvidas, -----------, que soy tu hermana. No vas aentregarle más de lo que has entregado a cualquier otro hombre. Pero tienes razón. Puedes dejar lapuerta abierta. —Se fue a la puerta comunicante en el lado opuesto de la habitación —. Duerme un poco, hermanita. Te veré en la mañana.Por la mañana.----------- se giró hacia la ventana y contempló el paisaje desértico una vez más. Levantando lamano, la puso contra la ventana y apoyó la frente en el cristal.¿Cuántas veces durante los últimos años había hecho esto? Quedarse mirando la noche y preguntándose, ¿por qué estaba tan inquieta, qué estaba buscando? ¿A quién estaba buscando?Al mover los brazos para cruzarlos sobre los pechos, se frotó la parte superior de estos, tratando de expulsar el frío de la carne.Se sentía caliente y fría, nerviosa y a la vez tan cansada que parecía no poder mantener los ojos abiertos. Sin embargo, cerrar los ojos solo traía a su mente la amenaza sensual que Nicholas le había hecho.Que la follaría durante toda la noche. Durante todo el día. Posiblemente durante toda la semana.Su vagina se tensó con el recuerdo de su voz, de su mirada, del modo en que su cuerpo parecía en volverla protectoramente. La idea de tenerlo envolviéndola así, después de follarla hasta el agotamiento hizo que su cuerpo le doliera por esa sensación.Sí, lo deseaba en su cama. Entre sus muslos. Pero por extraño que pareciera, Dios, aún no lo conocía y lo quería en su vida. Quería compartir esa parte de sí misma que nunca antes había compartido.Su corazón.Mientras había estado dentro de su abrazo, se había sentido cálida, protegida y segura.Se había sentido como si nada ni nadie pudiera tocarla, las timarla. Y ese era una sensación muy peligrosa para que ella tuviera.Ahora no era tan inocente. No era tan ingenua y el monstruo que frecuentaba esos miedos senegaba a dejarla ir.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 14th 2013, 16:20

espero que les quste Surprised
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 25th 2013, 12:35

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—Su nombre es ______ Martinez. Es mi prima, Coyote sarnoso e hijo de puta —gruñó Rule mientras clavaba la mirada en la información en la e-pad que sostenía—. Veinticinco años de edad, hija de Terran Martinez y Ellen Johnson Martinez. Su madre, Ellen, falleció. Ella es la asistente personal del hombre fuerte de la Nación Navajo y estará presente en la reunión de la mañana.
Nicholas oyó el filo de preocupación y enojo en la voz de Rule Breaker. No se lo imaginaba. Su compañera era prima hermana de este bastardo. Maldita suerte la suya. Se frotó la nuca, la irritación le tensaba los músculos mientras reprimía su necesidad de encontrarla.
Ahora mismo.
Hijo de puta.
—Es tu prima, pero que yo sepa, ni tú y ni Lawe nunca han proclamado sus vínculos genéticos con la Nación Navajo —señaló Nicholas—. Si lo hubieras hecho, entonces habría aparecido por todas partes en la búsqueda de información cruzada que hice en mi camino hacia aquí. ¿Qué te hace pensar que puedes reclamar el vínculo cada vez que lo consideres oportuno y mantenerlo en secreto en cualquier otro momento?
Él observaba al comandante con serenidad, asombrándose por todas las dificultades que el otro Casta intentaba interponerle en lo que a su compañera concernía.
Todo su cuerpo se tensó con el pensamiento, sus ojos de nuevo enfocados en el comandante.
—Ella es mía—afirmó, tratando de mantener el enfrentamiento apartado de su tono—. No te interpongas entre nosotros, Rule.
—Yo no soy por quien tienes que preocuparte y de todos modos no tenemos tiempo para esto. —Rule lo atravesó con una dura mirada—. Mi punto es que eres parte integral de esta negociación, Nicholas. No puedo permitirme el lujo de tener tu atención dividida.
Nicholas arqueó las cejas.
—Siento causarte inconvenientes, comandante. Me aseguraré de posponerlo solo por ti.
Rule rugió ante el sarcasmo.
—Inconveniente es exactamente lo que es. ¿No puedes permanecer lo más lejos posible de ella solo durante un tiempo? Seguramente aún no es doloroso. Joder, ni siquiera la besaste todavía. No puede ser tan malo.
Nicholas le devolvió la mirada con incredulidad, como Stygian y Ashley estaban haciendo.
—Wow, eso es injusto —murmuró Ashley mientras se repantigaba en la silla en la que se había dejado caer antes—. ¿Crees que tal vez deberíamos programar el acoplamiento como tú programas las sesiones de entrenamiento y esas cosas? De esa manera, no perturbaría tu agenda casi nada.
—Solo desearía que fuera tan fácil —rugió Rule como si ignorara que ella lo había destrozado por su planteamiento con el filo de su lengua.
—Su número de habitación —dijo Nicholas en lugar de molestarse o desafiar al otro Casta.
Rule lo fulminó con la mirada.
—Si vas con ella esta noche, sabes lo que va a pasar. Dame un respiro, Coyote. Al menos espera hasta que hayamos encontrado al bastardo que está cortando en rebanadas a los del Consejo y a los científicos de investigación. Si no te importa.
Nicholas levantó su ceja.
—Es evidente que sí me importa. ¿Tengo que llamar a la planta baja y dar mi acreditación de seguridad para conseguir su número de habitación? Lo haré si no me lo das durante los próximos tres segundos.
No iba a discutir, gruñir o desafiarlo. No necesitaba al comandante para conseguir lo que quería. Solo habría sido más fácil.
Rule lo observaba con sus gélidos ojos azules, sin duda buscando un signo de debilidad. Podría ser el comandante de esta misión, pero no tenía autoridad sobre ningún Casta a la hora del calor de acoplamiento.
También, el comandante había cambiado en el último mes, pensaba Nicholas. Un cambio que había comenzado incluso antes de que su mellizo hubiera comenzado a llevar el aroma de acoplamiento y se retirara del estado activo. Aún cuando Lawe no había reclamado a su compañera, a pesar de eso había demostrado su conciencia retirándose de las misiones.
Rule Breaker y Lawe Justice siempre habían luchado juntos, incluso en los laboratorios donde habían sido creados y entrenados. Se habían cubierto las espaldas uno al otro, habían recibido balas por el otro y se habían cerciorado de que el otro estaba protegido garantizando al mismo tiempo que la misión marchaba con perfección sincronizada.
¿El comandante había cambiado porque su otra mitad biológica ya no estaba allí para cubrirlo? Parecía bastante difícil de creer, sobre todo considerando el hecho de que a veces habían peleado por separado durante los últimos años y habían funcionado con la misma precisión fría como una piedra como lo habían hecho juntos. Cualquier cosa era posible, pero Nicholas no consideraba esto probable.
—Quinientos cuarenta y dos —rugió Rule—. Está justo al otro lado del puto corredor tuyo. Ahora, ¿considerarás al menos mi petición de esperar veinticuatro horas? El calor de acoplamiento y las negociaciones con el tío de tu compañera no van de la mano, Nicholas.
—El cuarto de la vela. —El tono de Ashley sonaba interesado ahora, mientras se sentaba derecha en la silla ignorando el resto de la declaración de Rule.
—Maldición —gruñó Stygian—. No sé qué perfume estaba usando cuando nos acercamos al corredor, pero era tan sexy que creo que incluso yo estaba excitado.
—El que ella usaba más tarde era igual de bueno. No sé de donde consiguió esas velas, pero, fuera de broma, la Coya amaría a la persona que las hiciera. Olían como el cielo anoche. Te juro que el aroma a lavanda me hizo dormir como un bebé —suspiró Ashley.
Y eso era nada menos que la verdad. El perfume de esas velas había sacado el olor rancio y acre del rastro de demasiados desconocidos, uno detrás del otro, del hotel. Era un olor de hotel, uno que todos tenían y que los Castas encontraban desagradable. Pero el aroma de las velas más tarde en la noche había sido relajante, una mezcla tranquilizadora que también había calmado a Nicholas, al igual que la anterior había sido tan evocativa del sexo y la seducción que había agravado su excitación. Debería haber sabido que el perfume venía del cuarto de su compañera. Debería haberse dado cuenta que no había huido lejos.
—Ey, Mal, cariño, asegúrate de averiguar dónde las consiguió —imploró Ashley con gracia—. Así puedo conseguir algunas para la Coya.
La Coya de Ashley, que era la de Nicholas también, era la mujer alfa más querida, en algunos casos reverenciada, de las manadas Coyote.
—Necesitamos todos nuestros sentidos alertas para esta reunión —suspiró Rule, lanzando a Nicholas otra dura mirada—. Lawe llegará en cuestión de días y cuando lo haga, nuestra misión aquí comenzará en serio. Acoplarla ahora solo la pondrá en peligro.
Nicholas sintió algo moviéndose dentro de él. Un oscuro filo de instintiva negativa se encabritó con un cambio en la calma habitual con la que, normalmente, se mantenía centrado.
—Ella ya está en peligro.
Él lo sabía. Lo había percibido. Pero había sido solo después de que su amiga le había susurrado algo y su mirada de repente había rastrillado la habitación con un destello de terror en las profundidades azul cobalto.
—Eso no lo sabes, Nicholas. —A pesar de su negativa, Rule se tensó aún más, el tono de voz cada vez más oscuro.
—Algo la asustó, emanaba un aroma particular de miedo —afirmó Nicholas a la vez que se enderezaba de la pared contra la que había estado apoyándose, la tensión furiosa haciendo que se inquietara—. Un miedo que solo he olfateado después de que nuestras mujeres fueran violadas en los laboratorios.
A continuación los tres Castas lo miraron a la cara prestando inmediata atención.
Un gruñido bajo retumbó en la garganta de Stygian. Los ojos grises de Ashley se entornaron, dejando caer la mano sobre el cuchillo enfundado en su muslo mientras se ponía lentamente de pie, pero fue la reacción de Rule que, a pesar del vínculo genético con ______, lo sorprendió.
Sus labios se apretaron hasta formar una línea fina, las fosas nasales se ensancharon mientras tensaba los dedos contra los apoyabrazos del sillón de cuero donde estaba sentado. La rabia relampagueaba en sus ojos azul hielo, ardiendo como una llama fría antes de que lograra controlar la emoción.
La batalla por el control fue breve, pero a las claras difícil. Volviendo la cabeza poco a poco, el comandante dirigió a Ashley una mirada mientras la comisura de su labio se levantaba y un canino malvado y filoso brillaba a la vez que un rugido cavernoso vibraba en su pecho.
—Tengo la habitación a dos puertas de la de ella —dijo Ashley, la mirada salvaje mientras hacía a Rule un gesto de asentimiento cortante con la cabeza—. Emma está dos puertas para el otro lado. Confía en mí, nadie va a hacerle daño mientras esté en su habitación.
Nicholas y Stygian estaban delante de ella.
¿Y Rule esperaba que él se mantuviera alejado de ella?
¿De su compañera?
¿Su compañera portaba el olor del miedo y del alma con cicatrices de una mujer marcada en una de las peores formas posibles?
¿Tendría la resistencia? Nicholas sabía que no había manera de que permaneciera alejado de ella durante más de unas pocas horas. El hambre por ________ estaba latiendo, no solo en su po/lla, sino en su pecho. La furia protectora que había comenzado a crecer en el segundo en que había visto ese terror en su cara, estaba endureciéndose en su interior.
Ella le pertenecía. Su vida estaba ahora atada a la de él y viceversa. Su salud, felicidad y placer eran ahora su responsabilidad. Y si ________ sabía algo, era como cumplir con sus responsabilidades.
—Su hermana, Chelsea, está en la habitación que se comunica con la de ella y su amiga, Liza, en la otra por el otro lado.
Rule retomó el e-pad, obteniendo información a medida que hablaba antes de levantar la mirada hacia Ashley otra vez.
—Quiero un informe sobre ella y sus amigas por la mañana y por Dios quiero saber a lo que le teme.
—¿Y la otra información que querías que recabara? —preguntó Ashley.
La información sobre cuatro mujeres jóvenes, dos de las cuales posiblemente podrían ser las dos mujeres que los Castas habían estado buscado de manera desesperada.
—Puede esperar —decidió Rule—. Ha esperado durante doce años, puede esperar otro día para comenzar la búsqueda. Lawe debería estar aquí dentro de las dos próximas noches y esperamos que nuestro sospechoso llegue esta noche, si es que él ya no está aquí. A más tardar, llegará inmediatamente antes o detrás de Lawe y Diane. Más bien dudo que vayamos a tener tiempo para cumplir nuestra misión además de la de él antes de que llegue.
Su misión era la de recibir la aprobación del jefe del Consejo Navajo y la del asesor principal para llevar a cabo la búsqueda de un Casta que había estado matando de manera sistemática a científicos e investigadores adscritos al Consejo de Genética y a una compañía de investigación farmacéutica ligada a la investigación y experimentación con Castas.
Ashley asintió con firmeza.
—No debería requerir más que unas pocas horas conseguir datos sobre ellas. Son bastante conocidas, no deberían poder esconder mucho de sus vidas.
Pero Nicholas ya le llevaba ventaja. Él no jugaba a eclipsar al otro dando a conocer a Rule que tenía esto cubierto. Dejaría al comandante jugar al primo hermano, no rechazaría ninguna ayuda para proteger a su compañera.
Pero tampoco dependería nunca de otros para protegerla.
—Las reuniones deberían terminar cerca del mediodía de mañana.
Rule levantó la mirada hacia Nicholas ahora.
—Justo a tiempo para la llegada de Lawe y Diane dentro de dos días. Protégela, entérate de que peligro la acecha. Pero acoplarla antes de que Lawe llegue está fuera de la cuestión, Nicholas.
La orden en su tono era clara.
—Después de eso, puedo garantizar vuestra protección y puedo tener otro equipo para cubrir tus obligaciones. Hasta entonces, por nuestro bien y el de tu compañera, necesitamos que la misión sea prioritaria.
Nicholas asintió con la cabeza bruscamente. No discutió. No era uno de pararse, polemizar o enfurecerse, y sin duda alguna, no estaba por encima de mentir si la situación lo requería. Él era, después de todo, un Casta Coyote. Tomaban el camino de menor resistencia siempre que fuera posible.
Pelear y enfurecerse cuando podía lograr sus objetivos de un modo más eficiente no parecía lógico. Y Nicholas en particular siempre se había sentido mejor rodeando un obstáculo en vez de atravesarlo a puñetazos.
Ignoró la mirada desconfiada de Rule. No era un hombre estúpido y había conocido a Nicholas el tiempo suficiente para saber que no tendría importancia la orden dada cuando su compañera estuviera involucrada, Nicholas haría lo que sintiera mejor.
El comandante tenía esta noche y solo esta, y la tenía porque Nicholas había prometido a su compañera un jueguecito sensual. Un juego del que estaba seguro ella desconocía absolutamente las reglas. Un juego que ninguno de los dos perdería, porque una vez que él la atrapara, el placer les cambiaría la vida.
Y ambos ganarían.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 25th 2013, 12:44

Capítulo 3
Estaba aquí, y buscaba, siempre sabiendo que en algún lugar, tú esperabas.

Espera. ¿Por qué coño había cedido a la petición de Rule y a la supuesta “ventaja” que le había solicitado su compañera?
Idiota. Su Alfa siempre le había dicho que el sentido de juego limpio de Nicholas estaba sobrevalorado.
A la mañana siguiente estaba empezando a creerle.
El calentón lo estaba matando.
En todo en lo que podía pensar era en la mujer. Su compañera.
Se suponía que debía estar pensando en su trabajo y no en follar hasta que ambos se desplomaran exhaustos.
Aunque le estaba concediendo el juego que le había pedido.
Una pequeña nota sensual debajo de su puerta la noche anterior. “Mi cama estaba fría sin ti para compartirla. Te he encontrado, amor. ¿Estás segura de que necesitas más tiempo? MM.”
¿Bastaría para satisfacerla? Si no, siempre estaría el pequeño colgante de oro que había arreglado para que le enviaran. Era un único diente curvado que hacía juego con el emblema que estaba en un lado de su traje de misión así como en su uniforme de Enforcer. Un muestra de que sabía lo que ella era para él. Su compañera. Aunque era consciente de que ________ no lo comprendería hasta que de hecho la tuviera debajo él.
Yendo y viniendo por la habitación, con su polla palpitando y la lengua hinchada, Nicholas luchaba por mantener su atención en la transmisión de vídeo en vivo desde la sala de conferencias. Los participantes humanos no estaban al tanto de los ojos que observaban y diseccionaban cada movimiento y cada palabra.
Aunque eso era todo lo que podía hacer para mantener los ojos apartados de la mujer.
Apartados de su compañera.
Era exquisita.
Tan exquisitamente no perfecta que hacía que cada sueño que había tenido sobre cómo sería su compañera palideciera en comparación.
Las Castas hembras eran perfectas en todos los sentidos. Eran creadas para ser precisamente así, perfectas. Para confundir a los hombres, hacer que sus enemigos bajaran la guardia y agudizaran sus sentidos.
Eran creadas para asegurarse de que los machos en los que enfocaran su atención se convirtieran en más que dispuestos esclavos sexuales de su belleza y su poder sexual.
__________ Martinez era el polo opuesto a lo que debería ser su pareja perfecta, así que él no podía más que sentir un inconmensurable orgullo.
Se había pasado toda la noche inmerso en enterarse de todo lo que pudo sobre la mujer que sabía que era su compañera. Debería haber estado investigando a esos con los que se iba a reunir Rule, pero había sido incapaz de ir más allá de ______. O del hecho de que había encontrado a su compañera en este lugar, en este momento. Como decía Rule, un acoplamiento muy inoportuno.
Su pequeña e inoportuna compañera.
Sonrió al pensarlo.
Un toque tan simple como un mordisquito en la oreja había consolidado lo que ya sabía antes de que incluso hubiera cruzado la sala. Un intercambio tan mínimo que era casi inexistente como el compartir una bebida, y las glándulas debajo de su lengua habían comenzado a inflamarse con la hormona de acoplamiento casi de inmediato. El sabor especiado en su boca, el aumento de lujuria que tenía a su polla tiesa y a su cuerpo dolorido por ella, estaban acabando con su disciplina.
Pero había sabido en cuanto sus ojos se encontraron en la habitación, en cuanto percibió un hambre idéntico al de él surgiendo dentro de ella, de lo que sería ______ para él.
Su promesa de morderle el pecho tenía a esa parte particular de su anatomía doliendo por sentir sus pequeños dientes afilados.
Y no bromeaba. Una vez le pusiera las manos encima, la iba a follar durante una semana. Noche y día. Iba a mantener su polla enterrada tan ceñida y profunda en su interior que incluso la idea de soltarla la haría gritar para pedirle que no.
Había elegido observar la reunión a través de la transmisión de vídeo en vivo más que estar allí.
De ninguna manera habría podido mantener las manos alejadas de ella. De ninguna manera habría aguantado la reunión. Se la habría llevado a rastras de allí en cuestión de minutos y no mucho después la hubiese tenido gritando su nombre de placer.
Eso no habría convencido precisamente a su familia para que le diera a los Castas el permiso que necesitaban para llevar a cabo una búsqueda en el territorio de la Nación Navajo.
—Es bonita.
Había escuchado a Ashley entrar en la habitación pero estuvo a su lado antes de que se hubiera dado cuenta de que ya estaba allí.
—Gracias —murmuró, sintiendo de nuevo una oleada de orgullo.
Era bonita. Muy, muy jodidamente bonita.
El halago debería haber parecido escaso, pero Nicholas no le encontraba falta. Lo último que quería era perfección o auténtica belleza.
Bonita, no obstante, era cálido y compasivo. Estaba lleno de misericordia y dulzura. Al igual que lo estaba su compañera.
Todo lo que se había enterado de ella le aseguraba que su percepción inicial era de lo más precisa.
—Tiene una hermana leal y también una buena amiga en Liza —le aseguró Ashley—. Ninguna de las dos era necesaria después de que comenzara la reunión. Acabo de almorzar con ellas y ninguna estuvo dispuesta a discutir el olor a miedo que va con ella. Se niegan a traicionarla.
—¿Pero admiten que ella tiene motivos para tener miedo? —le preguntó.
Ashley se encogió de hombros.
Nicholas captó el movimiento con el rabillo del ojo antes de volver toda su atención hacia ella.
—Digamos que sé que hay un motivo —le dijo mientras él la fulminaba con la mirada—. Enmudecen cada vez que lo menciono, pero incluso yo puedo percibirlo, así como Stygian admite haberlo olido antes de que ella abandonara la mesa la otra noche y cruzara la sala hacia ti. Fue solo un segundo. Como si se hubiera asustado al pensar en algo.
Él volvió a girarse hacia la pantalla que mostraba la conferencia en la sala de reuniones que estaba teniendo lugar en la segura planta veinticinco, donde también estaban sus habitaciones.
_________ estaba sentada tranquilamente junto a su tío mientras Rule abogaba por el permiso para que la Oficina de Asuntos Castas llevara a cabo una búsqueda oficial en territorio Navajo y pedía la cooperación del Consejo de la Nación Navajo para encontrar un Casta renegado que Rule empezaba a sospechar que estaba en la zona.
La verdad era que ellos sabían que se dirigía hacia allí, si no es que ya había llegado. Un asesino sanguinario Casta que había dejado tras de sí un reguero de muerte y horror entre los pocos científicos investigadores que quedaban de los que habían trabajado en la fabricación de la droga de Phillip Brandenmore antes de su muerte.
—Es difícil prometer cooperación, Comandante Breaker, cuando no tenemos ni idea de quién o qué es este Casta que buscan, o sus lazos genéticos con la Nación. Tampoco ha mostrado pruebas de sus crímenes y no están dispuestos a dar una explicación detallada de por qué piensan que está aquí. Debe tener un motivo para estar en nuestro territorio en este preciso momento. Además no tiene manera de identificar a este Casta renegado. Es como pedirle a Rusia que les permita entrar en sus archivos secretos porque un asesino usó un cuchillo fabricado en la URSS. —Ray Martinez observó atentamente a Rule como si ya sospechara del engaño que éste estaba llevando a la práctica
Y ¿cómo podrían sospechar si no tenían algo que ocultar?
—Igual de difícil es para nosotros hacer la petición porque no tenemos la información que nos pide, Consejero Martinez. Y le aseguro que el renegado tras el que vamos ha tenido mucho más tiempo para idear modos de asesinar a sus futuras víctimas y evitarnos, a menos de que hallemos una pista hasta él. —Rule suspiró mientras miraba a través de la mesa al jefe de la Nación Navajo—. No estoy pidiendo más de lo que estoy dispuesto a dar, señores. Les mantendremos informados a cada paso del camino, pero necesitamos libertad para llevar a cabo nuestra investigación antes de que él vuelva a matar. Y tiene toda la intención de matar de nuevo.
—¿Y a quién pretende matar? No tenemos científicos del Consejo o investigadores por aquí. No tenemos a nadie en la Nación que pudiera ser blanco de un hombre así. —Orin Martínez, el consejero espiritual navajo, tomó la palabra, su mirada de un profundo e interminable azul oscuro mientras miraba directamente al ojo de la cámara que se suponía grababa las reuniones.
Durante un brevísimo instante Nicholas sintió que este humano en particular era muy consciente de cualquier electrónica que lo rodeara, antes de enfocar su atención de nuevo en el líder navajo.
Alto y ancho, con su cabello volviéndose gris, lacio, largo y atado en la nuca,Ray Martinez era un hombre seguro de sí y poderoso para sus sesenta y cinco años.
Estaba en su segundo período de cuatro años como jefe de la Nación Navajo y durante los seis años que llevaba guiando a la Nación, había mantenido las promesas que había hecho para recuperar la Nación y asegurar su prosperidad.
La Nación iba ganando una poderosa presencia en la Casa Blanca así como el senador navajo elegido durante el último período. Los puestos de trabajo aumentaban en los condados que controlaban los navajos y más pequeñas empresas nativas se iban incorporando. Agrega la baja tasa de desempleo y Ray Martinez se había asegurado un lugar en los libros de historia.
—¿Y qué libertad cree que necesitará en esta investigación? —Ray cruzó los brazos sobre la elegante camisa blanca que llevaba y se recostó en la cómoda silla que había ocupado en la cabecera de la mesa de conferencias.
Ahora ahí era donde probablemente Rule iba a meterse en un montón de problemas si no tenía cuidado.
No es que Rule no fuera siempre cuidadoso. Sencillamente a veces olvidaba que el tacto y la cortesía eran esenciales cuando se trataba de estos hombres.
—Necesitaremos acceso a los archivos de la Nación para averiguar la posibilidad de que nuestro renegado pueda haber forjado alguna alianza con alguien de su pueblo, basándose en sus lazos familiares, ADN y relaciones genéticas así como posibles afiliaciones políticas o intereses. No sabemos cuál es su aspecto pero sí tenemos el perfil genético y de ADN usado en su creación, así como un conocimiento detallado de los grupos donde se ha infiltrado en el último año. A muchos de los cuales sé que su pueblo también tiene acceso. Nuestra necesidad de confidencialidad requiere que mantengamos el perfil genético confidencial por el momento, pero en cuanto nos sea posible, le prometo que nos aseguraremos de que tenga esa información también.
¿Cómo podía un hombre quedarse impasible delante de su tío y engañarle tan fácilmente? se preguntaba Nicholas. Porque eso era exactamente lo que estaba haciendo Rule. Quedarse ante ese hombre como si no compartieran sangre y mentirle a la cara.
—Es bueno —murmuró Ashley mientras cruzaba los brazos de manera relajada y una pierna sobre la otra y observaba—. Deberíamos haber hecho palomitas para esto. —En vez de eso, hizo una pompa con el chicle que masticaba.
Ashley y su amor por las gomas de mascar eran casi legendarios.
—Hay veces en las que es demasiado bueno —comentó Nicholas mientras su atención se dirigía de nuevo a la compañera a la que había accedido esperar para tomarla. Se sentía atraído hacia ella como una polilla a las llamas, incapaz de apartar sus ojos y deseoso de tirarse a las llamas que sabía que arderían entre ellos.
Esperar para tomarla era un trato que había lamentado en el instante en que lo hizo.
Por desgracia, había visto la sabiduría en la petición de Rule. Si la hubiera tomado no habría habido manera de que ella hubiera estado en aquella reunión. Y no habría habido manera de convencer a su tío de que no estaba enferma si el acoplamiento comenzaba tan caliente y feroz como sabía que lo haría.
Joder, ya se estaba volviendo malditamente loco y lo único que había hecho era beber del vaso donde ella había bebido y mordisquearle su pequeña orejita. Había querido marcarla.
El impulso de seguir adelante y hundir sus dientes en la base de su cuello donde se curvaba hacia el hombro, había sido casi irresistible.
Habría lamido la pequeña herida, pero la hormona que había empezado a inflamarse en las glándulas bajo su lengua hubiera empezado a llevarse el dolor del mordisco. Habría entrado en su cuerpo en el momento del mordisco y hecho que la necesidad del uno por el otro fuera imposible de negar.
Ya era imposible de negar. Si estuviera en la habitación con él, ya la habría desnudado, follado y anudado.
Su polla palpitaba en sus tejanos. Gruesa y pesada, la carne dura como el acero exigía la presencia de su compañera, exigía que la tomara, la señalara y marcara como suya, sin importar los obstáculos.
—Maldición, a ver si pones bajo control esas hormonas de acoplamiento, Mal —gruñó Ashley a la par que le echaba un vistazo por encima del hombro—. Toda esa lujuria masculina y esa testosterona están a punto de envenenarme.
—Ash, no estás atada a esa silla —refunfuñó él—. Puedes irte cuando quieras.
—Sí, si no quisiera observar cómo Rule urde un poquito de su magia. Solo que no quiero ahogarme con el olor de tu furiosa erección mientras lo hago —bufó ella, su mirada volviendo hacia él antes de girarse hacia los monitores.
La furiosa erección estaba a punto de matarlo. Juraría que su polla jamás había estado tan dura como desde que _________ había guiado su mano, con el vaso entre sus dedos, para dejarle dar un sorbo de su bebida.
Sus ojos habían sido seductores, llenos de calor femenino y hambre. Juraría que en esa mirada había visto a una mujer morirse por saborear el placer que él podría darle. Un placer que Nicholas sabía que los precipitaría a ambos en la completa inconsciencia.
Se obligó a regresar su atención al monitor, forzándose en tratar de descifrar las expresiones de los miembros del Consejo Navajo mientras Rule intentaba convencerlos de darle lo que quería sin condiciones.
No estaba funcionando bien por el momento porque estos hombres tenían algo que ocultar. Algo que temían que los Castas supieran.
La discusión se puso más difícil entre Ray Martinez y Rule. El jefe se negaba a escuchar así como Rule se negaba a rendirse.
—Joven, parece tener un problema en aceptar la palabra “no” —Ray clavaba la mirada en Rule de manera implacable mientras el Casta lo miraba con el ceño fruncido.
Nicholas no sabía por qué los tres hombres Martinez todavía no habían comprendido que su ADN corría fuerte y profundo por las venas del comandante. El parecido con la familia Martinez era malditamente fuerte, pero la pura cabezonería y el rechazo a aceptar una negación eran idénticos.
—No hay intención de faltarle el respeto a usted o al pueblo de la Nación Navajo, señor —le aseguró Rule mientras le devolvía la mirada desde el otro lado de la mesa de conferencias. Parecía a gusto, relajado y seguro mientras los hombres Martinez empezaban a volverse irritables y no se molestaban en ocultarlo—. La situación es demasiado delicada y de mucha importancia como para no concienciarlos de cada uno de los aspectos de las consecuencias si este renegado no es encontrado.
Ray gruñó al oír eso.
—Dicen que tienen un renegado, pero no tienen ni nombre ni identificación y no tienen, según usted, ni idea de quién es o exactamente dónde podría estar ocultándose en tierras navajo. Todo lo que tienen es un perfil genético que se niegan a compartir con el Consejo o con nuestros propios expertos en genética. ¿Aún y así usted espera que le dé una entrada sin precedentes en los registros de nuestra gente y sus ancestros para su búsqueda? ¿Me he dejado algo?
—Eso lo resume todo, señor.
Nicholas frunció el ceño ante la pantalla, su atención puesta en el jefe de la Nación Navajo y en la mirada sutil de conocimiento secreto que de repente se transmitió entre él y su padre.
La mirada fue tan sutil que casi se la pierde. Si no hubiera estado pendiente de ello, si no hubiera mantenido los ojos clavados en él en vez de en Rule mientras hablaba, se la habría perdido.
Nicholas se sentó en la silla frente a las tres pantallas y empezó a observarlos.
Obligándose a ignorar a su compañera, que era una de las cosas más difíciles que había hecho en su vida, se concentró en los tres hombres Martinez. Ray y Terran Martinez, los dos hermanos, tenían cuidado de no mirarse mutuamente en absoluto. Pero Ray era incapaz de evitar darle un vistazo a su padre, Orin, el chaman de la Nación y consejero espiritual. Y la mirada que intercambiaron, a pesar de su brevedad, estaba llena de preocupación.
Su erección todavía estaba allí. El hambre por su compañera también. Pero el entrenamiento para hacer exactamente lo que estaba haciendo estaba saliendo a la palestra. Era un interrogador colaborador. Al menos así lo llamaban en los laboratorios.
Había interrogadores, que hacían las preguntas a los sospechosos y otras personas involucradas.
Y también existían los colaboradores de interrogación, entrenados para observar el proceso de interrogación y notar las mentiras, anomalías y pistas.
Las relaciones públicas significaban más que solo hablar con el público o preparar discursos para reducir la amenaza de propaganda contra los Castas o minimizarla, o mejor aún, inventar su propia versión de mentiras. Había que observar, captando expresiones y ambientes y separar las mentiras de la verdad. Había que captar las miraditas sutiles y las contracciones de músculos debajo de la ropa diseñada para ocultar tales reacciones.
La especialidad de Nicholas eran las relaciones públicas y la guerra de propaganda entre los Castas.
Un área vital de guerra dentro de los muchos laboratorios Castas que una vez habían existido. Después de todo, alguien tenía que saber cómo evitar que las manadas, los líderes y las diversas personalidades se mataran entre sí en vez de darles la oportunidad de colaborar y escapar.
Había sido trabajo suyo y de sus entrenadores filtrar la información que llegaba de muchas fuentes diferentes dentro y fuera de los laboratorios y usarlos para sabotear escapadas o intentos de rescate, así como recoger inteligencia concerniente al conocimiento sobre los Castas.
Era un don con el que él había sido creado y uno en el que sobresalía. Ese don también le había ayudado a él y a sus entrenadores a sembrar inteligencia en los lugares adecuados para asegurar que grupos que fueran afines a los Castas aprendieran sobre ellos y prepararan los rescates.
Protegidos en Rusia, lo suficientemente lejos de la tendencia prevaleciente en los otros laboratorios de la red del Consejo de Genética, Nicholas, dos coyotes más y sus entrenadores habían hecho circular rumores y datos que habían ayudado a que periodistas de investigación se enteraran de los Castas. Esa información comenzó incluso antes de la creación de Nicholas y acabó conduciendo a la gente adecuada a la información correcta y había asegurado que el mundo se enterara de los horrores que padecieron.
Tres generaciones se habían ido en silencio asegurando la supervivencia de los Castas. No había habido forma de hacerlo de manera rápida. No había habido manera de asegurarse que la opinión pública estuviera a favor de los Castas a menos que dicha información viniera con la verdad de los horrores que habían soportado.
—Usted está pidiendo más de lo que nuestra gente estaría dispuesto a darle. Los perfiles genéticos y de ADN son estrictamente confidenciales. ¿Ofrecería así de fácilmente las identificaciones de sus Enforcers, Comandante?
—A usted, sí. —Rule asintió con aire de sinceridad.
—Y una mierda —murmuró Ashley—. Antes se comería su propio brazo.
Nicholas gruñó ante el comentario mientras mantenía su atención en los monitores.
—Es la única manera que tenemos de identificar a quién podría estar buscando este Casta —afirmó Rule con calma—. Tal vez la única manera de encontrarlo. Creo que él buscará a los que considera “familiares”. Puede que incluso reclute su ayuda.
El jefe meneó la cabeza en un “no”, que no era nada más que lo que Rule se había esperado y Nicholas lo sabía. El elaborado engaño del que los Castas eran parte en esta reunión podría explotarles en las manos si la información que poseían era errónea.
Pero Nicholas no pensaba que lo fuera. Gideon estaba buscando al macho Bengala y a dos niñas humanas, una de ellas era Christine Roberts. Su propia madre había revelado que su hija había mencionado a un amigo llamado Terran que estaba dispuesto a ayudarla. Y solo Terran Martinez habría hecho algo en aquel entonces.
Había estado en el área a la vez que la niña Roberts había desaparecido.
Así como sospechaban que estaba al tanto cuando el bengala Judd y la niña humana Fawn habían sido rescatados.
Desafortunadamente en los dos días que habían pasado en Window Rock no habían encontrado nada. Ni una pista de que Gideon o el Casta Bengala Judd y las dos jóvenes que habían escapado de la investigación se encontraran en la zona. Él pasó la mirada del jefe y del consejero espiritual a su compañera, ________.
Ella observaba el proceso con la expresión en blanco, ni sus ojos, ni su cara mostraban ninguna emoción. Cada vez que el comandante Casta hablaba, ella tomaba nota. Jamás miró a su tío, a su abuelo, Orin o a su padre, Terran.
Observaba al Comandante Breaker atentamente con esa expresión insulsa. Lo observaba muy de cerca cada vez que él pedía concesiones en la investigación y era rechazado.
¿Qué estaba buscando?
—Es tan buena como tú —comentó Ashley mientras él mantenía la mirada en la pantalla—. No ha mostrado ni un atisbo de emoción o reconocimiento. Me pregunto cuál será su olor en este momento.
—Hmmm. —Su compañera.
El orgullo lo envolvió. Cualquiera que fuera su actitud estaba con su tío y era obviamente muy, muy buena en ello.
Sentada junto a Terran Martinez estaba la amiga de ________, Liza. Como la asistente legal de Terran se aseguraba de que las carpetas que se necesitaran estuvieran siempre disponibles y desde el principio lo había hecho con una soltura eficiente.
Parecía más que razonablemente preocupada por el tema e ignorante de los secretos que ocultaban los hombres Martinez.
—¿Qué están escondiendo? —se preguntó en voz alta Ashley—. ¿No deberían saber a estas alturas que averiguaremos que mienten, Nicholas? Quiero decir, ¿qué sentido tiene?
Nicholas no hizo comentarios. No apartó su atención de la reunión o de los asistentes. Ray Martinez habría estado mucho mejor si sencillamente hubiera omitido la tipificación genética del registro que mantenían si sentían que eso les podría poner en peligro y haber permitido a los Castas que revisaran el resto. Eso habría disipado las sospechas. De esta manera ellos solo las estaban fortaleciendo, a pesar de sus protestas sobre el derecho de la gente a su privacidad genética.
Fuera lo que fuera, Nicholas sabía que estaban protestando en vano. Rule Breaker y Lawe Justice no habían obtenido sus rangos por rendirse fácilmente.
Mantener a su compañera a salvo sería fácil. Si sabía algo, se habría traicionado a sí misma como el jefe y su consejero lo habían hecho antes.
Ella tenía sus sospechas, eso era obvio, pero su reacción no había sido la suficiente como para sentir que tenía que avisar a Rule de ello. No tenía sentido arrastrarla a las batallas que estaban comenzando a formarse.
Ella estaba a salvo. Y esta noche, sería suya. Maldición, se aseguraría de que no fuera arrastrada más allá de lo que sus sospechas ya la habían llevado.
La había esperado durante demasiado tiempo. Había soñado con ella más que demasiadas noches para arriesgarse a perderla por un asunto en las que las dos partes deberían estar colaborando.
La había ansiado demasiado. Siempre sabiendo que lo esperaba, siempre sabiendo que estaba allí, en alguna parte, tal vez incluso tan perdida en la oscuridad como él. Mirando a las estrellas y preguntándose cuándo acabaría la soledad.
Mientras estuvo fuera de su habitación en la madrugada, inhalando la esencia de las velas y encontrando su olor único entre ellas, sintió que algo se tensaba en su pecho de manera dolorosa.
Debido a que el olor del miedo seguía allí. Ya se tratase de pesadillas o recuerdos, había algo que su compañera temía. Ese miedo era algo que tenía que erradicar de su vida. Simplemente no permitiría que siguiera siendo parte de su vida por más tiempo.
Ahora ella era suya, así como él era suyo.
Y esta noche, se aseguraría de que nada ni nadie ni siquiera tuviera la oportunidad de destruirlo.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 25th 2013, 12:51

Capítulo 4
Tantas veces contuve las lágrimas, me sentía incompleta y asustada porque no estuvieras aquí.

Su tío y su abuelo temían que los Castas hubieran finalmente llegado a localizar a los tres individuos que habían estado escondiendo durante más de una década. _________ sabía muy poco sobre los acontecimientos de aquel verano. Había sido solo una niña y continuaba lidiando con la muerte de su madre y las travesuras de Chelsea.
Tenía apenas trece años. Su madre hacía seis años que había muerto, pero la pérdida de la mujer amable y amorosa había devastado a ________ y a Chelsea durante años y ellas aún no se habían recuperado.
Su padre había tratado con eso desapareciendo más a menudo, yendo casi continuamente en búsqueda de la hermana que se había perdido cuando era un niño.
No había encontrado a la hermana o la prueba de su muerte… lo que había encontrado en cambio era a un adolescente y a una niña. Varios meses después otra niña había aparecido y luego desaparecido en cuestión de horas.
Había pasado tanto tiempo que _______ no podía siquiera recordar cómo eran. Estuvieron en su casa solo cuestión de horas en lo más profundo de la noche. Solo había visto sus caras unos instantes. Caras pálidas, suspicaces, resignadas. Como si hubieran hecho las paces con el mundo y el destino que les esperaba. La parte de la noche que a menudo encontraba a ______ despierta y observando la oscuridad también había sido el momento en que los demás merodeaban en la negrura.
Otros que venían por los niños, se los llevaban y se aseguraban que nunca fueran vistos u oídos de nuevo.
Había estado observando la oscuridad la noche anterior después de dejar a Nicholas, hasta que se encontró cabeceando de sueño cerca del amplio alfeizar de la ventana.
La noche siempre la había llamado, incluso de niña. Sacándola del sueño, parecía que la oscuridad le susurraba en cada brisa que se deslizaba por su casa y en aquellas corrientes de aire en las que ella juraba que sentía los gritos inquietantes de los coyotes aullando a través del aire.
¿Era Nicholas la razón por la que siempre había sentido una afinidad hacia esas criaturas salvajes y a menudo odiadas?
Aunque la gente conocía al coyote. Lo conocían por lo burlón que era, por lo mentiroso, pero también lo conocían por la parte vital de la noche que dominaba con maestría.
Él no era todo malo. Era a partes iguales, humano y un ser sobrenatural, con todos los defectos y mentiras que venían con ellos. Por lo menos, en el mito popular.
Sus labios se curvaron mientras abandonaba la reunión, dejando a los jugadores en el juego que estaban llevando a cabo lidiando con el otro por su propio beneficio. Había hecho su parte. Había observado al comandante Rule Breaker cada vez que presionaba por lo que quería y cada vez que le era denegado. Y siempre había escrito la misma opinión.
Él se lo esperaba.
Sabía que su tío y su abuelo no cederían en cuanto a entregar las identificaciones genéticas de cada uno de los miembros, humanos y Castas, en los registros de la Nación Navajo.
La tipificación genética había comenzado cuando las Castas se habían dado a conocer hacía trece o catorce años antes. De inmediato, cuando el Consejo Navajo cayó en la cuenta del número de sus hijas desaparecidas que habían sido secuestradas para ayudar en la creación de las Castas, se había propuesto garantizar que pudieran identificar cuál de las Castas conocidos eran de los suyos.
Sin embargo, los Navajos no eran los únicos nativos americanos que habían contribuido. Los miembros de las tribus dispersas repartidas a lo largo de los Estados Unidos habían enviado sangre, identificaciones genéticas y todos los detalles que iban con eso. Por si acaso. Por si acaso la sangre Casta podía salvar a un jefe, a un chaman, a un niño, a un guerrero o a una madre.
Por si acaso una hija volvía y un niño nacido de sus óvulos robados, o de su cuerpo, venía en su búsqueda.
En caso de que la hija no volviera y los nietos sí.
_________ sabía que ese era el sueño de su abuelo. Que un día algo de la hija que había perdido pudiera volver a la Nación buscando los lazos de sangre que la familia Martinez y la Nación Navajo representaban.
Como Ashley había hecho con su hermana, Emma.
Habían venido buscando y habían encontrado una familia que no sabía que ellas existían. Aunque pequeña ellos existían y tan oculta como Ashley y Emma pudieron mantenerla, los lazos seguían estando ahí.
Y ________ estaba encontrando un lazo por ella misma, pensaba mientras volvía a su habitación para cambiarse la ropa.
Nicholas.
Él no había estado en la reunión, pero eso no quería decir que ella no hubiera estado pensando en eso.
Él era realmente en lo único en que ella podía pensar.
Su oreja todavía hormigueaba con el recuerdo del mordisco y ese pequeño lametón en la herida leve.
El resto de su cuerpo estaba caliente, había estado caliente y se negaba a enfriarse.
Incluso la rápida ducha fría que se había obligado a tomar no había ayudado. Mientras usaba el suave paño lleno de espuma de jabón entre los muslos, ella juró que eso era más frustrante que intentar masturbarse.
Cada vez que la sedosa espuma y las suaves hebras del paño raspaban su clítoris, era como ser taladrada con un hambre tan caliente que apenas podía soportarlo. Sin embargo, el hecho de que no intentó masturbarse hizo la ducha más rápida.
Se aclaró el cabello y el cuerpo rápidamente, salió de la ducha y se apresuró a prepararse para la noche.
Se puso un maxi vestido suelto de seda, la prenda informal cayendo al suelo sobre sus sandalias le daba una sensación de intensa y femenina sensualidad.
El roce del material fresco y sedoso contra sus endurecidos pezones era casi una caricia insoportable. La sensación de su sujetador había irritado las puntas tiernas hasta que quitárselo había sido imperativo.
El largo cabello negro azabache caía por debajo de sus hombros en ondas largas y suaves después de haberlo secado. Sus ojos azules, casi cobalto se veían más brillantes, de un color más intenso de lo que ella recordaba.
Su tez se veía más clara, sus mejillas más sonrojadas, sus labios parecían casi hinchados por los besos. Acercándose al espejo, ________ miró su reflejo con un ligero ceño. Ni siquiera había necesitado maquillaje como de costumbre. ¿Qué extraño era eso?
¿Eso era lo que la excitación le hacía a una mujer? ¿La expectativa?
Podía lidiar con eso. Su mirada cayó al pequeño talismán que había puesto en una cadena de oro y se lo puso alrededor del cuello.
Un colmillo curvado, el símbolo de los Castas Coyote que él le había dejado. Levantando la mano, acariciaba el colmillo con los dedos mientras la necesidad de su toque se precipitaba por su cuerpo.
Al pasar unos pocos artículos necesarios a un pequeño bolso de piel que hacía juego con sus sandalias, _______ encontró la notita que Nicholas había empujado debajo de su puerta esa mañana. Las rosas estaban en su habitación cerca de la cama. Una sonrisa tocó sus labios al pensar en el Casta. No había esperado que la encontrara con tanta facilidad. La amiga de Liza en el registro del hotel había jurado que nadie había preguntado por el número de la habitación, pero ________ sabía que ellos podían tener otras maneras de encontrar esa información.
Estremeciéndose con el pensamiento de que él fuera capaz de encontrarla con tanta facilidad y preguntándose si la encontraría de nuevo esta noche, dejó la habitación una vez más y se dirigió hacia los ascensores en el centro del ala del hotel.
Había prometido a Chelsea y a Liza que se encontrarían en el bar para tomar una copa antes de la cena. El mismo bar en el que había conocido a Nicholas la noche anterior. El mismo en el que temía que Holden pudiera estar esperándola. Lo único que rogaba es que fuera Nicholas el que la esperara.
Pero si Holden estuviera allí, su hermana y Liza ya la habrían llamado hace mucho tiempo.
No tenía intenciones de quedarse con ellas por mucho tiempo. Su intención en cambio era encontrar a ese terriblemente sexy Coyote si no estaba esperando en el bar. Si no la tomaba pronto, ardería en llamas esperándole.
Juró que se lo comería de la cabeza a los pies y cada punto intermedio cuando le pusiera las manos encima. Una vez que estuviera desnudo, pintaría su cuerpo con la lengua y probaría cada centímetro de su carne.
Entonces…
Su boca se hizo agua.
Entonces, se movería entre sus muslos y lamería cada centímetro de su polla. Quería hacerle todo lo que había soñado con hacerle alguna vez a un amante. Quería meterse su polla en la boca y chuparla ávidamente. Quería saborear su esencia y sentir su cuerpo tenso con la necesidad de correrse. Le deseaba tan desesperadamente que era una verdadera hambre física.
Haría círculos con la lengua sobre el glande y lo sentiría latir mientras lo sorbía dentro de su boca.
Apretó los muslos, la sensación de sus jugos una vez más humedeciendo sus bragas hizo que se mordiera el labio. En verdad no quería tener que cambiárselas de nuevo.
Juró que las había empapado mientras se sentaba en esa reunión pensando en él.
Era todo lo que pudo hacer para mantener la mente en lo que se estaba diciendo y tomar las notas que su tío le pidió que tomara. Sus percepciones sobre las respuestas de Rule Breaker y sobre si pensaba o no que estaba mintiendo en los temas importantes de la conversación. En su opinión, estaba mintiendo en la mayoría de ellos.
Cuando llegó a la reunión, la decepcionó que Nicholas no estuviera allí, pero, si hubiera estado… volvió a apretar los muslos mientras su clítoris palpitaba por la necesidad de ser tocado.
Tal vez debería ir a cambiarse las bragas otra vez.
Frunció el ceño ligeramente cuando escuchó el timbre del ascensor bajando, estaba lista para darse media vuelta y volver a su habitación. Se balanceaba sobre un pie, con clara intención.
Cambiarse las bragas, porque de solo pensar en hacerle una mamada a este semental, alto y rubio ya la tenía toda mojada.
Las puertas del ascensor se abrieron silenciosamente.
Lo vio por el rabillo del ojo. Casi podría jurar que lo presintió.
Lista para correr, prácticamente girando, casi largándose y en lugar de eso, volvió a girar, se enderezó y se metió en el ascensor como si nunca, ni siquiera por un segundo, hubiera considerado no hacerlo.
Volviéndose, apoyó la espalda contra el lado del cubículo y miró a través de la corta distancia a los ojos que brillaban casi negros, de tan azul que eran. En esos ojos, leyó el desafío. ¿Se le había terminado la ventaja? Porque él a las claras la había encontrado y no había duda de que estaba preparado para recompensarla por tomar el ascensor en lugar de correr.
Se echó hacia atrás, sus dedos se cerraron sobre la barra lateral, agarrándola con fuerza, refrenándose.
Oyó que alguien maldecía, un sonido bajo y furioso. Pero no era Nicholas. Sus labios no se movían. Él la estaba mirando, quedándose tan encerrado en el aire de sensualidad que giraba en torno a ellos como ella.
Su mirada se movió rápidamente hacia sus labios una vez más.
Quería besarle. Solo un beso. Solo una muestra de ese sensual y lleno labio inferior, un ligero roce de su lengua contra la de él.
¿Estaría satisfecha con eso?
Nunca. Pero eso aliviaría el dolor de sus labios. Tal vez.
Parecía como si el ascensor se estuviera moviendo en cámara lenta. Se sentía como si ella se estuviera moviendo en cámara lenta.
Trató de mantener los dedos alrededor de la barra lateral, trató de contenerse.
No existía la contención de él.
_________ juró que podía sentirle urgiéndola hacia él. Su mirada era intensa, un remolino de azul marino, una tormenta erótica gestándose a su alrededor.
No estaban solos, pero podían haberlo estado. Podían muy bien haberlo estado.
En lo que a ______ concernía, Rule Breaker y Stygian Black ni siquiera existían.
Su lengua se deslizó, lamiéndose los labios con la repentina visión que pasó por su mente poniéndose de rodillas delante de él.
Su mirada pasó rozando el frente de sus pantalones negros de estilo comando que llevaba. Eran ceñidos, aunque no muy ajustados. Sin embargo, el bulto debajo de ellos era inconfundible.
Tragó saliva. Y era grande.
Sus ojos regresaron a los de él. Se obligó a levantarlos, porque deseaba estar con él a solas, pero sabía que no lo estaba.
Alguien carraspeó mientras ella inhalaba lentamente, luchando por controlarse. El Casta más alto y oscuro exhaló bruscamente. Ni Nicholas ni ______ le miraron.
Sus ojos se movieron hacia sus manos. Él estaba apretando la barra detrás de él, enfrente de ella. Sus nudillos estaban blancos debido a la fuerza de su agarre.
El ascensor se detuvo, las puertas se abrieron y una pareja entró, clavó los ojos en los Castas y echó marcha atrás. Las puertas se cerraron de nuevo.
―Hazte a un lado ―dijo Nicholas. Era un sonido duro y áspero mientras Stygian apretaba el botón correcto. El ascensor se puso en marcha.
Nicholas entonces avanzó, pulsó un botón y _______ oyó a Rule gruñir su nombre. Un verdadero sonido de irritación de un macho felino. El comandante no estaba feliz.
________ y Nicholas le ignoraron. El ascensor se detuvo de nuevo.
―¿En verdad queréis quedaros? ―preguntó Nicholas a los dos hombres sin mirarles mientras las puertas se abrían de nuevo y nadie se movía.
Nadie excepto _______.
Soltando la barra, cruzó la distancia que les separaba. Se sentía como si estuviera siendo empujada hacia él, arrastrada hacia él por alguna fuerza invisible. Sus ojos clavados en los de ella con las pestañas entornadas.
Fue vagamente consciente de los otros dos saliendo del ascensor. Todo lo que le importaba es que se habían ido. No tenía que refrenarse. No tenía que obligarse a no tocarle, saborearle, besarle.
Quería ese beso. El beso que había soñado. Un beso que estaba segura que nunca había sentido.
Se acercó, apoyó las manos contra su pecho y se puso de puntillas, pero sin su ayuda, si él no hubiera bajado la cabeza, eso no hubiera pasado.
Sus manos se deslizaron hacia sus hombros, una contra su cuello mientras sentía la calidez de su aliento contra los labios.
―Te atrapé ―susurró él.
Entreabrió los labios cuando los de él los tocaron, se movieron con sus palabras.
―O yo te atrapé a ti.
De repente no importaba quién atrapó a quién. O si había ventaja o si existía tiempo para pensar o incluso la necesidad de hacerlo. Sus labios cubrieron los de ella mientras la rodeaba con los brazos, acercándola más, levantándola hacia él.
El sabor de ambrosía llenó sus sentidos. Tenía que ser ambrosía. El elixir de los dioses. Tenía que ser algo no muy natural, porque el sabor de su beso se le subió a la cabeza como una droga. Como un placer que no podía negarse porque había esperado demasiado tiempo por eso.
Por Nicholas.
Sus dedos le acunaron la nuca, echándole la cabeza hacia atrás mientras sus labios se inclinaban sobre los suyos, separándolos y el puro fuego atravesó veloz sus sentidos. Su lengua se coló por sus labios, se deslizó sobre la de ella y la tentó, provocándola a que la atrapara.
Ella se la mordió.
Él gruñó.
Unos dedos fuertes se metieron en su pelo, le sujetaron la cabeza manteniéndola en la posición mientras la daba la vuelta, levantándola con su otro brazo y apoyándola contra el lado del ascensor.
Su lengua se coló por sus labios de nuevo y acarició la de ella.
Y ella le volvió a morder.
La euforia se apoderó de ________. La adrenalina corría por sus venas mientras los dedos varoniles se apartaban de su cabello y le acunaban la mandíbula y el beso se volvió más firme, más dominante y exigente.
No estaba pidiendo permiso. No había nada exploratorio en el reclamo, ningún preliminar. Estaba tomándola con su beso, con su lengua y ella sabía lo que él quería.
Por lo que ella estaba sufriendo.
Sus labios se cerraron en torno a su lengua y se la chupó con delicada avidez mientras él la bombeaba en su boca y el sabor más singular, sutil y caliente, llenaba sus sentidos.
No podía definirlo. No podía describirlo.
Quería más.
Un gruñido llenó el aire, un gemido susurrado a su alrededor cuando el beso de repente se volvió más caliente, más hambriento. La excitación que se había estado gestando en su interior se convirtió en una tormenta de fuego, precipitándose por ella, apretando su interior.
Esto era suyo. Él era suyo.
Lo supo en el momento en que sus ojos se encontraron en el bar la noche anterior y lo sabía ahora con sus labios cubriendo los suyos, su lengua bombeando en su boca y sus manos tironeando de su vestido.
―¡Joder! Nicholas. Cariño. Tienes una habitación. ¡Úsala!
________ parpadeó mientras él se apartaba. Sonrojándose, miró, asomada a un lado de su hombro, hacia la entrada del ascensor.
Ashley estaba de pie, apoyada contra el marco del ascensor, sosteniendo las puertas. Los dedos metidos en los bolsillos de sus tejanos ajustados, su pelo rubio cayendo sobre un hombro, sus ojos abiertos de par en par mientras los miraba.
Entonces bajó la mirada y sus cejas se enarcaron.
―Bonitas sandalias, _____, pero creo que deberían estar en el suelo, no alrededor de las caderas de Nicholas mientras estéis en el ascensor.
¿Alrededor de sus caderas?
Sí estaban alrededor de sus caderas.
Él la bajó lentamente. Cuando sus pies tocaron el suelo, su brazo rodeó su espalda y prácticamente la alzó sacándola de la cabina.
―Buenas noches ―dijo Ashley mientras Nicholas deslizaba rápidamente la llave electrónica a través de la cerradura de su habitación y la metía adentro.
Su habitación estaba al otro lado de la suya.
Era solo un pensamiento lejano y seguro que no importaba. Porque él estaba sosteniéndola de nuevo, acercándola bruscamente, moviendo los labios sobre los de ella y derramando el sabor de puro deseo en sus sentidos.
―Te lo advertí ―_______ solo tuvo un segundo para entender las palabras que dijo con voz áspera sobre sus labios antes de que él le quitara el vestido―. Ahora eres mía, _______. Mía.
Mientras él lo levantaba por sus piernas, ella podría haber escuchado una costura que se rasgaba y realmente no le hubiera importado porque estaba prácticamente desnuda en sus brazos y él la estaba alzando y llevándola por la habitación hacia la cama.
―Hiciste promesas ―susurró, mientras la ponía de espaldas y luego se erguía delante de ella.
―Hice promesas ―aceptó él―. Y te prometo, compañera, que tengo la intención de cumplir cada una de ellas. Todo el día. Toda la noche. Posiblemente toda la jodida semana.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 25th 2013, 12:57

Capítulo 5

Tantas noches aullando en la oscuridad, incompleto y buscando.

Nicholas miró a la mujer que sabía que estuvo esperando toda su vida. Las horas que se había pasado arrancando cada trocito de información que pudo encontrar sobre ella solo para confirmar el hecho de que, en efecto, la naturaleza le había dado una compañera que encajaba con él a la perfección.
Una sonrisita se plasmó en los carnosos labios femeninos, la sensual curva seductora y repleta de promesas.
—¿Vas a desvestirte, Coyote Man? —susurró, la ronca necesidad en su voz provocando que la longitud de su polla dura como el acero latiera casi dolorosamente.
Bajó las manos hacia el cinturón de sus vaqueros, se lo habría desabrochado, pero _________ eligió ese momento para moverse. Se arrodilló, cubriendo con sus manos más pequeñas las de él y luego las apartó a un lado.
Observar como ella le aflojaba el cinturón con sus dedos gráciles soltando la hebilla y luego yendo hacia el cierre metálico de sus pantalones estilo comando, casi rompió su control.
Cerró con fuerza los dedos mientras se esforzaba por contenerse, para evitar tocarla. Si la tocaba, no podría refrenarse en absoluto. La tomaría. La poseería y nada lo impediría.
Aquello no es lo que quería para su primera vez.
La primera vez de _______.
Todo su cuerpo se tensó cuando le aflojó los pantalones. Agarrando el dobladillo de su camisa negra, se la quitó, arrojándola a un lado mientras ______ le bajaba la cinturilla de los pantalones y liberaba la gruesa longitud de su polla.
Los coyotes machos no eran como los felinos, que estaban más en la línea, sexual y dotados, a sus homólogos humanos. Los lobos y los coyotes eran otra historia. La anchura no era la normal si no más gruesa, y cuando tenían un orgasmo con sus compañeras, la mitad del miembro se les engrosaba aún más, de cinco a siete centímetros, trabándolos en el interior de ellas.
—Por. El. Amor. De. Dios —susurró ella trazando con los dedos la longitud del pene, disparando descargas de puro placer directo a sus pelotas.
—Está bien. Lo prometo —masculló con rudeza, retirándose solo el tiempo suficiente para rápidamente desatar y sacarse las botas y los pantalones. Desnudo, las glándulas bajo su lengua inflamadas y doloridas a la vez que la hormona del acoplamiento le llenaba la boca, Nicholas estaba tan desesperado por ella que apenas podía respirar.
—No me cabrá nunca —sonaba asombrada mientras el aroma de su turbación llenaba el aire con un filo sutil de inocencia. Pero regresó a él, alargando los dedos una vez más, atrayendo su hambre como él atraía la suya.
—Todo lo que tienes que hacer es desearme —le prometió—. Eso es todo, _______.
No iba a explicárselo, no podía.
Él sabía lo que pasaría.
Su Alfa, Del-Rey, se lo había explicado a la manada justo después de su acoplamiento con la Coya, Anya.
—Nicholas. —Volvió a tragar saliva con fuerza, mirándolo mientras sus dedos sedosos lo trazaban otra vez—. Te deseo más de lo que jamás he deseado nada en mi vida.
Y eso la confundió. Él podía ver su confusión, podía notarla.
No deseaba nada más que tranquilizarla. Aliviaría la confusión y sus temores más tarde. Ahora mismo, la sensación de su toque era demasiado increíble para apartarse.
Extendió las manos hacia ella. Le acunó la nuca cuando los dedos femeninos le rodearon la polla. No toda, por supuesto, su mano era demasiado pequeña, pero lo suficiente para sujetarla firme mientras que con la lengua lamía experimentalmente en torno a la corona de su pene.
Dios, quería follarle la boca. Deseaba observar esos preciosos labios carnosos encerrar la punta de su polla mientras él empujaba superficialmente dentro y fuera.
Ejerció justo la más leve cantidad de presión.
—Tómala, nena —gimió—. Abre tus labios para mí. Quiero sentir mi polla en tu boca.
El hambre estaba a punto de volverle loco. La necesidad de sentirla chupar el glande sensible hacía que todo su cuerpo se tensara hasta el punto de ruptura.
Ella abrió los labios. Frotándolos sobre la punta engrosada de su carne empalmada, haciendo que su pulso se disparara y el ritmo de su corazón se desbocara. Sepultó los dedos en su cabello apretándolos y manteniéndola quieta. Ella levantó la mirada hacia él.
Allí no había temor. Había excitación y un dejo de confusión. Había sentimientos que colmaban sus sentidos y estaba también embargado por el reconocimiento de que había esperado esto durante toda su vida. A esta mujer.
Su toque.
Entonces los labios encerraron la punta de su polla y lenta muy lentamente se deslizó hasta que el glande completo estuvo rodeado por un calor húmedo y succionador.
Un gruñido se escapó de sus labios. Intentó contenerlo. Quiso reprimirlo. Había veces que la presencia del animal era algo que prefería ocultar.
Cuando estaba haciendo el amor a la pura y dulce inocencia, ocultarlo era imprescindible.
Pero en vez de notar u oler su miedo, olió su excitación. Pura, dulce y sexual excitación que llameaba tan caliente y brillante que juró que se estaba hundiendo en sus poros.
Las hormonas se derramaban de su lengua mientras tragaba, con la mirada fija en su compañera, con las manos sujetándole la cabeza mientras se movía contra ella. Observando. Observando sus labios estirarse en torno a su polla, apretarse sobre él, acariciarle con la lengua, azotarlo y estimular las terminaciones nerviosas que desbocaban sus sentidos.
Lo estaba empujando a un borde que no había conocido antes. Cada tirón de sus labios, cada movimiento de su lengua contra la parte inferior de su polla, hacía que las glándulas en su lengua se hincharan aún más, con más fuerza.
La hormona le estaba inundando el cuerpo, embriagándolo. Y la deseaba igual de embriagada. Igual de ligada a él como él lo estaba a ella.
Se retiró, ignorando sus intentos de sujetarle, de apretar los labios sobre la punta demasiado sensible de su polla.
Acunando su rostro en las manos, Nicholas se inclinó, cubriéndole los labios con los suyos, presionando la lengua entre ellos, contra ellos, exigente, desesperado.
Ella apretó los labios sobre la lengua masculina y la hormona se derramó en su interior, bombeando desde las glándulas cuando él de nuevo tomó el control del beso.
Lamiendo, acariciando, placer y hambre se fusionaron para enviarlos en barrena a un placer frenético, ardiente y abrasador que se apoderó de sus sentidos y arrojó a un lado cualquier temor o confusión que ella pudiera haber sentido y cualquier duda por parte de él.
Cuando la necesidad imperiosa de llenarla con el calor de acoplamiento se alivió, la necesidad de saciar el calor con el placer llenaba cada fibra de su ser.
Acostándola de espaldas, Nicholas dejó que sus labios bajaran recorriendo su cuello hasta las curvas llenas de sus pechos mientras ella se arqueaba hacia él. Le pasó los pulgares por los pezones, observando cómo se contraían y se hinchaban más duros mientras un suave gemido de placer abandonaba los labios femeninos inflamados por sus besos.
Su compañera.
Se levantaba hacia él, se arqueaba contra él, necesitada y ansiosa de su contacto.
Y él no quería nada más que dárselo.
_______ lo había sabido. Debería haberlo sabido. Dónde había humo, había fuego, su padre siempre lo decía. Los periódicos estaban repletos de las historias de la adicción del acoplamiento. Un calor que las mujeres humanas no podían resistir. Uno que vinculaba al Casta macho a ella. Uno que creaba un festín interminable y sensual para la pareja.
Ese conocimiento era un pensamiento remoto, una constatación a la que no pudo asirse cuando sintió los labios de Nicholas rodeando la punta, tensa y apretada de su seno.
Ella se lo quedó mirando, deslumbrada, el placer que había sentido antes, sin más que la caricia más breve, aumentaba, haciéndose más profundo, convirtiéndose en algo más vinculante.
La sensación de su boca caliente chupándola, tironeando de su pezón era casi un placer doloroso. El calor afloró en el pezón sensible, irradiando hacia fuera y precipitándose hacia su coño, dónde el clítoris latía con violenta exigencia.
Restregó la lengua contra el sitio sensible, luego con unas rápidas y fuertes lamidas dio golpecitos sobre él, azotándolo mientras una oleada de placer y excitación enviaba dardos de sensaciones eléctricas a través de ella, contrayendo la matriz y derramando sus jugos entre los muslos.
Estaba tan húmeda. Tan caliente. Podía notar la prueba resbaladiza de sus ansias por él mientras se deslizaba por sus muslos e hinchaba los pliegues de su coño por la expectativa.
Yendo de un pecho al otro, sus labios jugaron con minucioso detalle con la pequeña protuberancia prieta. Chupó y lamió, pasando rápidamente la lengua, y aquello adictivo que ella había probado en su beso le sensibilizó los pezones todavía más.
Había notado las glándulas hinchadas bajo la lengua mientras se la chupaba durante aquellos breves segundos. Había probado su beso, una mezcla del aroma de un fuego en invierno, con el condimento de una tormenta de verano.
Cerró con fuerza los dedos en su pelo cuando él le soltó el pezón, solo para desperdigar sus besos por su torso mientras que con las manos le acariciaba los muslos y los abría muy despacio.
Contra la parte externa de su pierna, ________ podía notar la anchura gruesa y pesada de la polla y casi pudo sentir el temor que quería alzarse en su interior. Pero no hubo lugar para las inhibiciones cuando él arrastró los dedos más arriba, deslizándolos a través de la resbaladiza esencia de su hambre y luego acarició los rizos que le ocultaban la carne henchida.
Movió los labios hacia el hueso de su cadera, luego hacia el otro antes de dispersar los besos en el sensible montículo de su coño. Metió los dedos en su hendidura mientras ella se arqueaba para acercarse más a él, desesperada ahora por sentir su beso y su contacto en cada parte del cuerpo.
—Nicholas —gimió, el tono oscuro y sexual de su voz casi la sorprendió.
Movió los dedos lentamente bajando por el estrecho surco entre los pliegues de su coño para encontrar la entrada oculta donde sus jugos se reunían con un calor sedoso.
Giró los dedos cuando se movió más abajo, descansando entre sus muslos, su respiración susurrando sobre el clítoris inflamado.
________ reaccionó ante aquella diminuta caricia, como una brisa tibia soplando sobre su muy sensible nudo de nervios, se encontró moviéndose bruscamente, con las manos plantadas en el colchón y aferrando las mantas debajo de ella.
Él bajó la cabeza.
________ observaba, extasiada, como la lengua sobresalía un poquito y lamía sobre el diminuto punto de placer con resultados devastadores.
—Por Dios, Nicholas —gritó, doblando las rodillas y levantándolas, abriendo las piernas aún más mientras él atraía el clítoris a su boca empezando a succionar con tranquila y ansiosa gula.
Ella nunca lo había hecho antes. Nunca había estado así de abierta, con las rodillas dobladas y los muslos abiertos de par en par y le había dado a cualquier otro hombre el permiso de tocarla íntimamente.
Los dedos que frotaban suavemente la entrada de su vagina empezaron a empujar dentro de ella.
Sus labios y lengua le estaban torturando el clítoris con placer y mientras Nicholas empezaba a empujar los dedos en su interior, ella sintió como se derretía.
Dos largos dedos entraron, girando ligeramente y separándose, estirándola para abrirla.
Los notó rozar las sensibles terminaciones nerviosas internas y enviar impulsos de puro placer recorriéndola de prisa.
Cada célula vibraba con la carga de sensaciones. _______ pudo notarlas fusionándose, tensándose, amenazando con implosionar dentro de ella cuando Nicholas empezó a empujar los dedos superficialmente dentro de la ceñida abertura.
Sintió la presión del frágil escudo de su virginidad cuando sus dedos empezaron a estirarla, debilitándolo.
—Nicholas —gimió cuando él deslizó una de sus manos debajo de su trasero, arqueándola más alto para sus labios y para el dedo que penetraba su sexo—. Es tan bueno. Se siente tan bien. —No podía dejarlo salir. Lo necesitaba tanto. Necesitaba cada contacto posible con cada fibra de su ser.
Le succionó el clítoris más profundo en su boca con la lengua frotando contra éste mientras dedos pujantes empezaban a moverse dentro de ella con mayor exigencia, enviando desgarradoras sensaciones, veloces como un rayo, a través de la matriz, del clítoris, del coño.
—¡Fóllame! —gritó las palabras, la desesperación enlazada con la exigencia, pero ella no tenía ni idea de dónde provenían—. Por Dios, Nihcolas, te necesito. Juraría que te he necesitado toda mi vida.
Un gruñido retumbó contra su sexo.
Apretó el coño sobre los dedos invasores cuando salieron de ella, luego la cabeza de Nicholas descendió, levantándola más cerca con las manos…
Empujó la lengua dentro de la empapada entrada saturada de jugos de su coño.
Como un fuego erótico, con su lengua tan caliente y tan perversamente ansiosa, Nicholas empezó a lamer y a acariciar, follándola con movimientos rápidos y duros mientras _______ sentía su cuerpo tensarse, se sentía al borde de la inconsciencia. Una repentina implosión que le llegó hasta el alma precipitó un grito más allá de sus labios mientras su orgasmo le convulsionaba la matriz y la hacía gritar en un éxtasis delirante.
_________ no podía parar los estremecimientos o las fuertes y atroces contracciones de sus músculos mientras las sensaciones parecían seguir y seguir.
Entonces Nicholas se levantó de golpe entre sus muslos. Cuando se puso sobre ella, sintió la punta de la polla meterse entre los pliegues de su coño. Justo entonces presionó contra su entrada, la polla latía y notó un fuerte chorro caliente de lo que tenía que ser líquido preseminal entrando en ella.
Pero el líquido preseminal no salía a chorros.
Abrió los ojos. Mirándole, ______ lo notó de nuevo, luego sintió una ráfaga como un hormigueo de sensaciones que empezó a invadir los delicados tejidos.
Antes ya había estado cachonda por él. La noche anterior había estado al borde de una masturbación absurda, incluso después de aprender que sin importar cuanto lo intentara, no encontraría el alivio.
Pero ahora… esto…
Esto no era simple excitación.
Cuando soltó otro chorro caliente dentro de la inflamada abertura, ________ sintió nuevas sensaciones empezando a florecer al contacto con la carne.
Se habría derretido en el suelo si no hubiera estado acostada.
El placer se multiplicó por cien y cuando empezó a llenarla con su erección, a estirar los tejidos sensibles hasta casi una tirantez insoportable, ________ supo con absoluta certeza lo que era el fluido.
Los chorros calientes no eran líquido preseminal, al menos no del todo. Fuera lo que fuera, le permitía incluso a la carne más ceñida aceptar esta penetración y estiramiento inaudito y encontrar el placer más increíble en la posesión de ella.
________ contuvo la respiración cuanto le notó tensar los músculos. Él se detuvo un segundo con la mirada trabada en la de ella.
—Solo mírame —susurró él, con el tono incluso más ronco que antes—. Solo mírame, cariño.
En cualquier otro momento ni lo hubiera intentado. Nicholas nunca había tomado una virgen. Nunca había tocado a una mujer que no tuviera experiencia y fuera consciente de lo que iba a obtener.
Pero su compañera. Su dulce y bonita ________ no tenía ni idea.
Moviéndose sobre ella, con una mano sujetándole la cadera, Nicholas sintió otro duro chorro de fluido preseminal rico en hormonas que la llenaba, sin duda provocado por lo ceñido de su coño.
Balanceándose hacia atrás, dejó que los jugos femeninos le facilitaran el paso, se permitió acostumbrarse a ella antes de quitarle la virginidad. Antes de enseñarle exactamente lo diferentes que eran los Castas machos de sus primos humanos.
Ella era virgen, se recordó mientras se retiraba otra vez, con todo su cuerpo ardiendo por la contención, por el lento estiramiento de la membrana virginal dentro de ella para acomodar una posesión sin dolor.
Dios, eso no iba a suceder.
Un gruñido, un gemido de pura ansia frustrada salió de sus labios cuando notó que sus caderas empujaban hacia delante, con demasiada fuerza, con un apuro incontrolado. La anchura de su polla atravesó la fina membrana y entró solo algunos centímetros dentro de ella.
Apretados, apretados músculos comprimieron su polla, se dilataron y tensaron sobre la punta mientras él apretaba los dientes, reprimiendo la necesidad de aullar. Porque sabía que ahora no tenía ni la más mínima posibilidad de detenerse.
_________ se arqueó con un grito cuando sintió tanto la rotura de su virginidad como un placer que la desgarraba, envolviendo sus sentidos y tensando su cuerpo con un éxtasis increíble.
Sus sensibles tejidos internos estaban atenazados sobre el intruso que la penetraba, la punta engrosada latía furiosa cuando ella notó salir otro chorro fuerte y caliente de fluido en su interior.
Sus músculos se tensaron aún más cuando las terminaciones nerviosas volvieron a la vida con entusiasmo.
Obligándose a abrir los ojos, ahora lo miró, observando los rasgos salvajes de su rostro mientras su expresión se retorcía por el remordimiento.
—Tan bueno. —Tuvo que obligar a salir las palabras cuando una sensación atormentó su carne interna nuevamente—. Dios mío, Nicholas, es tan bueno.
Cerró con fuerza las manos en las caderas femeninas, sus labios se abalanzaron sobre los de ella y cuando se echó para atrás, ______ supo que al final había cedido a la necesidad que los desgarraba a ambos.
Empezó a mover las caderas. Su lengua bombeaba en su boca mientras su polla comenzaba a bombear entre los muslos, penetrando los delicados tejidos internos de su coño mientras éste empezaba a moverse y contraerse para mantenerla en su interior
Rodeándole las caderas con las piernas, ________ inclinó y levantó las suyas más alto, orientando su cuerpo hacia el de él mientras se esforzaba por separar el placer del dolor, y falló.
Era como estar perdida en una vorágine de sensaciones eróticas y exóticas. Truenos y rayos retumbaban y chocaban en el interior de su cuerpo. Dedos de ráfagas de sensaciones, calientes y extremas, la recorrieron, le rodearon el clítoris y le estremecieron la matriz.
Cada caricia dentro de las profundidades de su cuerpo la enviaba a volar más alto mientras el sabor del fuego de invierno y la tormenta de verano la embriagaban más aún. La ponían más hambrienta. Hacían la intensidad de las sensaciones algo para ansiar en vez de para temer.
Pero no habría sido necesario el beso adictivo, lo sabía. Nada fuera del contacto, del sabor de este hombre era necesario. Porque él era lo que había estado observando en la oscuridad y lo sabía.
Apartando la boca de la de ella, gruñó otra vez mientras sepultaba sus labios contra la curva de su cuello. De repente, sus caderas se movían más rápido, la carrera por el orgasmo los consumió y se intensificó en ambos.
______ gritó su nombre, le rogó, le exigió. Su vagina se apretaba convulsivamente, su matriz se tensaba mientras el clítoris le ardía y latía con cada roce de su pelvis.
Cada caricia avivaba los fuegos sensuales que ya ardían fuera de control. Clavó las uñas en los hombros de Nicholas cuando notó sus dientes arañando contra la piel sensible entre el cuello y el hombro. La piel hormigueaba ante la sensación de los caninos sobre ella, ante la sensación de su lengua esparciendo esa hambre apasionada sobre ella. La follaba con masculina avidez y la intención sensual de darle placer. Mientras se movía con furia en su interior, la anchura debería haber provocado un dolor agónico con cada empuje y lo hacía… una agonía de placer. Las sensaciones eran un tormento, el éxtasis en aumento se amotinaba a través de ella hasta que sintió su cuerpo empezando a explotar de dentro a fuera.
Era como estar inmersa en una nube de puro éxtasis. Como si el éxtasis mismo la hubiera envuelto, cubriendo cada centímetro y cada célula, reduciéndola a cenizas.
Gritó. Se oyó gritar.
Nicholas clavó los dientes en el cuello femenino con un arrebato repentino de doloroso placer. Entonces, con un empuje final ella notó su orgasmo cuando también comenzó a alcanzarle.
El primer chorro fuerte de semen mientras su polla pulsaba y parecía hincharse todavía más.
Luego más y más.
Abrió los ojos mientras gritos estrangulados de otro orgasmo escapaban de su garganta. Aquella hinchazón, en la parte más sensible de su coño, estirando los músculos convulsivamente apretados y pulsando contra terminaciones nerviosas que de otro modo nunca hubieran conocido la estimulación.
El estiramiento parecía interminable hasta que él estuvo trabado dentro de ella, tan fuerte que ella supo que ninguno de ellos podría escapar.
El chorro de su semen sacudió el cuerpo masculino.
Le pasó la lengua por la herida del cuello.
Y _______ supo, muy adentro, en lo profundo de su ser, supo que la vida nunca más tendría la oportunidad de ser la misma.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 25th 2013, 13:01

Capítulo 6

Había perdido las esperanzas, había perdido la fe.

_______, acostada contra el pecho de Nicholas, frotaba la mano sobre los amplios planos, sintiendo la presencia del vello, casi pelaje, que crecía allí.
Los Castas parecían no tener vello en el cuerpo y, en cierto sentido, era verdad. Lo que tenían en su lugar era un vello superfino, casi invisible a simple vista.
Ni siquiera se sentía como vello, si no más parecido a un pelaje más fino y más suave del que poseían sus primos animales.

Era tibio al tacto, calentado por el cuerpo y la fuerte carne musculosa. El pecho era poderoso, increíblemente amplio y bajo su palma notaba el corazón latiendo a un ritmo lento y constante que la confortaba, incluso cuando nada debería haber sido capaz de confortarla.

El brazo de Nicholas le rodeaba la espalda mientras la sujetaba contra su pecho, manteniéndola caliente a pesar del frío que quería sorprenderla.

—¿Te he hecho daño? —le preguntó, moviendo los labios contra su coronilla mientras con los dedos le acariciaba el hombro.

—No me has hecho daño. —Y no lo había hecho.

El placer había sido tan increíble que todavía no se había recuperado, todavía estaba intentado encontrar el norte mientras su mente se esforzaba por encontrarle sentido.

Una vez la gruesa y potente hinchazón de su polla había remitido, permitiéndole salir de ella, Nicholas se había levantado de la cama y había ido a buscar un paño húmedo en el baño y una toalla seca, procediendo a limpiarla con suavidad.

Ella se había ruborizado violentamente. Mierda, pero si se ruborizaba ahora con solo pensar que él la había limpiado minuciosamente, incluso separando los pliegues de su sexo y pasando el paño delicadamente a través de la estrecha hendidura.

—Fui creado para matar —le dijo de pronto—. Todos lo fuimos. Éramos Castas, ni animales, ni humanos. Cuando los rescatadores nos liberaron, cuando el Alfa Lyons anunció al mundo nuestra presencia, nos enteramos de que aunque Dios no nos había creado, aún así Él nos hizo un regalo.

_______ se incorporó y lo contempló sombríamente, observando la profunda tristeza en sus oscuros ojos azules mientras la miraba.

Nicholas levantó la mano y le rozó con el dorso de sus dedos un lado de la mejilla antes de bajarlos hacia la cadera y sujetándola allí. Como si necesitara alguna pequeña conexión con ella, sin importar cuán leve fuera.

—¿Qué os regaló? —le pregunto en voz baja.

—Nos dio a nuestras compañeras. —Era una respuesta que no se esperaba—. Gracias a todo lo que hemos aprendido en los últimos trece años, existe una única compañera para nosotros. Creada solo para nosotros. Emocional, biológica y físicamente. Tenemos a una compañera que nos espera en algún lugar del mundo, solo tenemos que encontrarla.
Frunció las cejas en un ceño.

—Eso parece horriblemente incierto —dijo ella—. ¿Y si no encuentras a tu compañera?

Él se encogió de hombros.

—Entonces supongo que nuestra existencia sería igual al vacío en el que fuimos creados. Solos. Sabiendo que no podemos tener hijos sin importar lo fuerte que sea el deseo que la mayoría de nosotros tenemos por ellos. Únicamente las compañeras, parece ser, pueden concebir. Solo las compañeras pueden aliviar el alma, ayudar a sanar las heridas y luchar contra las pesadillas que la mayoría de nosotros soportó para sobrevivir en los laboratorios. Ahora, observamos, buscamos y aunque muchos de nosotros lo niega, anhelamos a esa compañera, ________. La única cosa en el mundo que está destinada a ser nuestra, que demuestra que aunque no nacimos, al menos fuimos adoptados por una fuerza más grande que el hombre.

_______ dejó caer la mirada a sus manos que yacían en su regazo, examinando sus dedos entrelazados mientras notaba que el pecho se le oprimía.

La voz masculina resonó ante tales recuerdos oscuros.

—Los Coyotes fueron creados para matar a sus primos —siguió—. Los Felinos y los Lobos, existíamos para ser sus carceleros. Nuestra genética fue cuidadosamente elegida para permitirnos mentir, engañar, torturar y no conocer el remordimiento o la culpa.

Ella alzó la mirada de nuevo. La expresión de él estaba esculpida en mármol, salvaje con sus planos y ángulos, los pómulos altos, el afilado perfil de su mandíbula. Podría haber sido un guerrero de la antigüedad en vez de una creación de la tecnología y el mal.

—¿Estás intentando decirme algo, Nicholas? —le preguntó.

Él arqueó los labios con un atisbo de diversión.

—Te he estado buscando durante lo que parece una eternidad, ______. La noche en que tu mirada hizo contacto con la mía en aquel bar, juraría que te sentí en mi alma. ¿Lo sentiste? ¿Sentiste algo moviéndose en tu interior que no podías explicar? ¿Algo de lo que, al principio, solo querías huir?
Nerviosa, se humedeció los labios.

—Sí. —No iba a mentirle—. No estaría aquí ahora si no lo hubiera sentido.

—Y si entonces hubieras sospechado, lo que pasó antes en esta cama, ¿habrías venido a mí o te habrías alejado?

—¿Crees que lo encontré desagradable? —le pregunto con curiosidad—. Nicholas, estaba rogando, arañando y suplicando. No son signos de desagrado.

—Ni tampoco signos de aceptación —le señaló.

Ella solo pudo sacudir la cabeza mientras echaba un vistazo a la habitación e intentaba relacionarlo con lo que estaba sintiendo.

—Entiendo lo que sentiste —dijo ella por fin mientras volvía su mirada hacia él—. En el instante en que te vi, sentí como si te conociera de toda la vida. Como si pudiera presentarte a mi familia y a mi mundo, y en vez de sentirte perdido en el caos, los conquistarías.

Algo que jamás había pasado antes. La mayoría de los hombres interesados en ella habían huido gritando en el instante en que les presentaba su familia y veían el caos.

—¿Pero? —arqueó los labios de nuevo, aquel pequeño atisbo de diversión burlona y arrogancia que le daban un aspecto tan sexy.

—No dije pero —suspiró—. No lo sé, Nicholas. No imaginé que pasaría esto. —Hizo un gesto con la mano hacia la cama, indicando el “acoplamiento” que había sucedido—. No sé lo que quieres de mí, o lo que se supone que yo quiero de ti. Se dice que los Castas no tenéis relaciones a largo plazo, así que en realidad no pensé en más allá de la mañana.

Él gruñó ante aquello.

—Mientes, incluso a ti misma —le dijo—. Lo veo en tus ojos, _______. Cuando llegue la mañana, no querrás que me vaya más de lo yo podría levantarme y abandonarte.

¿Tenía razón? Claro que tenía razón. No era como si ella tampoco supiera qué hacer ahora con él, pero _______ sabía que quería una oportunidad con él.

—De todas maneras el asunto no es si estoy o no mintiendo —le dijo—. El asunto es esta cosa del acoplamiento, Nicholas, no estoy segura si es algo para lo que esté preparada.

Pero todavía podía saborear su beso y todavía ansiaba más de aquella especia vibrante y el sabor caliente de la misma. No había nada que hubiera podido prepararla para eso.
Nada ni nadie podría haberle contado que esto sucedería y ella se lo hubiera creído.

—Siempre he sido una criatura de la oscuridad, ________ —suspiró él entonces—. Ni formo parte tampoco del mundo en el que fui creado. Te he estado esperando, sabiendo que esa parte tuya estaba aquí fuera, y anhelándote con cada fibra de mi ser. Pero sé que tú no.

Pero ella sí. A menudo había estado observando la noche. Lo había estado buscando. Sabía que él estaba allí fuera pero no tenía forma de saber quién era, o dónde estaba. Y ahora, no tenía ni una pista de cómo manejar la situación en la que se encontraba.

—¿Cómo funciona? —preguntó al final—. ¿Son ciertas las historias de los periódicos?

—En parte —asintió bruscamente—. Son historias que hemos filtrado nosotros a la prensa. Una guerra propagandística, si quieres llamarlo así. Para acostumbrar al público al conocimiento antes de que se enteraran de la verdad. Solo seremos capaces de ocultarlo poco tiempo más. Este es el único modo que tenemos de reducir la amenaza que el calor de acoplamiento puede significar para las parejas, al igual que para aquellos que todavía no han encontrado a sus compañeras.
—A causa del miedo. Porque el hombre no quiere aceptar lo que es diferente. Incluso cuando cree que lo ha creado. —Bajó la mirada hacia sus dedos de nuevo, solo para encontrar los suyos cubriéndolos cuando lo hizo.

—_______, esta batalla es una en la que solo acabas de entrar. No empieces a buscar problemas así de rápido, amor, porque te lo prometo, aparecerán por si solos dentro de poco. —La atrajo hacia él, arrastrándola sobre su pecho, aunque ella hizo muy poco para resistirse.

Debería resistirse a él. Acababa de experimentar algo que debería haber sido muy traumático. Después de todo, cuando él acabó de liberar su placer dentro de ella, la había mordido, se había trabado en ella, gruñido, rugido y declarado “mía”, como si al decirlo fuera así.

El problema era que cuando declaró “mía” ella había sentido una exigencia de réplica dentro de su propio corazón.

—¿Qué me estás haciendo, Nicholas? —susurró mientras él se giraba, tumbándola debajo suyo a la vez que se ponía encima con una oleada de fuerza y poder latente.

—He estado loco desde que te conocí —dijo con voz ronca mientras apartaba la sábana del cuerpo desnudo de ella—. Completamente loco, ______.
Una elegante ceja se arqueó cuando de pronto sus ojos se iluminaron con una diversión interna.

—Suponía que ya estabas loco, Nicholas, porque no he visto demasiadas sugerencias de lo contrario.

Nicholas levantó la ceja.

—Nena, no tuviste tiempo de llegar a esa opinión. Una vez que me llegues a conocer, te darás cuenta que de hecho soy un loco experto. Es una cosa de Castas.

—¿El ser demente? —preguntó—. Después de conocer a Ashley estoy empezando a pensar que más que un asunto Casta, es un asunto Coyote. Solo espero que no sea demasiado contagioso.

Le estaba tomando el pelo. ¿Se había alguien molestado antes en tomarle el pelo?, se preguntaba ella mientras él la miraba con aquella expresión reservada y fría.

Se prometió que no dejaría que aquello la molestara. Si él tenía la intención de quedarse, entonces mejor que se acostumbrara. Chelsea, Liza y ella siempre estaban haciéndose bromas la una a la otra, a veces haciendo travesuras y siempre divirtiéndose. No iba a dejarlo.

—Me quieres hacer reír —se quejó de pronto—. Y si bajo la guardia lo suficiente, ¿qué haré si decides intentar luchar contra el acoplamiento?

—¿Se puede revertir? —Ya estaba ansiando su beso con una fuerza que le tenía la boca babeando y el cuerpo hormigueando. Como alguien necesitado de su próxima dosis de droga, ella necesitaba su beso.

Lo necesitaba a él.

—No hay marcha atrás. —Agarrándole la nuca, la acercó de un tirón para besarla, necesitándolo, necesitándola.

Su lengua no estaba hinchada, el sabor de acoplamiento estaba apenas presente en sus sentidos, pero aún así, la necesidad de besarla, de atarla ahora con el placer, era un impulso primordial.

Atrapando los labios con los suyos, se frotó contra las suaves curvas carnosas, disfrutando la calidez de éstas. Era un beso nacido del frenesí, la misma pasión y hambre que había llameado entre ellos cuando sus ojos conectaron en el bar.

Deslizó la lengua por sus labios, uniéndose con la de ella, frotándola, sintiendo la suavidad sedosa y la mesura de la mujer mientras ella lo aceptaba con delicada inocencia.

No era el calor de acoplamiento. Eran sencillamente un hombre y una mujer, eso era todo. Rodeados por la calidez, la atracción y el estallido de sentimientos que ocurría solo una vez en la vida. Cuando un hombre y una mujer estaban destinados a estar juntos, a estar unidos.

Ese momento había ocurrido en el bar cuando sus ojos se encontraron. Cuando sus vidas se habían fusionado y el destino les había ofrecido aquella sola y única oportunidad.

Una oportunidad. Un momento a destiempo y Nicholas se negaba a perderlo.

Ella era su compañera.

Dejarla marchar no era una opción.

Abrazarla, garantizar su seguridad, su protección y, Dios, amarla. Aquellas eran sus únicas opciones.

Retirándose despacio miró dentro de las suaves profundidades de sus ojos color cobalto y susurró:

—Por primera vez en una larga y solitaria vida, he probado el amor. —Trazando un rastro con la mano desde la nuca por dónde la tenía sujeta a él, dejó la palma acunando la frágil línea de su mandíbula mientras que con el pulgar le rozaba los labios hinchados por el beso—. Tú eres mi compañera, ______. Asustarte es la última cosa que quiero hacer, pero los Castas, como los animales de los que fuimos creados, hacemos caso a nuestros instintos, a diferencia del hombre. Cada instinto que compone la criatura que soy, sabe lo que tú eres para mí. Cortejarte no es una opción. Cortejarte no está en la ecuación porque la naturaleza no permitirá a nuestra humanidad interior el arriesgarnos a perder ese momento único, esa única oportunidad que tenemos para reclamar lo que es nuestro. O permitir a nuestras compañeras la oportunidad de tener miedo o dudas y alejarse. Todo esto es el calor de acoplamiento, cariño. Todo eso es para lo que la naturaleza está hecha. Todo lo demás es opcional, pero permanecer juntos, aprendiendo a nuestro paso y aprender que el verdadero amor, que las almas gemelas, están destinadas ya no es una elección. Ahora forma parte de lo que somos. Es como la muerte y los impuestos. Ineludibles.

Ella tragó con fuerza.

—Los Castas no pagan impuestos.
Confiaba en que ella tuviera que señalar el único defecto del antiguo refrán.
Arqueó los labios divertido. La naturaleza era de hecho la casamentera perfecta, porque esta mujer sería más que un desafío. Lo mantendría alerta. No tendría la oportunidad de ser el coyote perezoso y haragán que todos los de su especie fingían ser.

—Los Castas no pagan impuestos —estuvo de acuerdo—. En cambio tenemos compañeras que nos mantienen a raya.

Ella acomodó la cabeza en el pecho de él, con la mejilla contra su corazón mientras Nicholas dejaba que su mano la acariciara desde el hombro hasta la mitad de la espalda.

—No va a ser así de fácil, Nicholas —susurró—. Sabes que no.

Sabía que no lo sería.

—¿Qué hay del viejo refrán? —le preguntó en voz baja—. ¿Nada que valga la pena es fácil? Si fuera fácil, nena, ¿sería tan importante?

Encontró un rizo que trepaba por su hombro y lo atrapó entre el pulgar y el índice. Frotándolo, experimentando la suavidad, alzó la mirada al techo mientras inhalaba lentamente.

—No, no será fácil. —El olor que captó se lo aseguró. Le quedaba poco tiempo—. Tenemos que vestirnos, nena.

Ella se incorporó y lo miró. Nicholas pudo oler la inquietud, el filo de nerviosismo que crecía en su interior.

—¿Por qué?

—Estamos a punto de tener compañía. —Saliendo de la cama, Nicholas recogió su ropa y se la entregó, luego recogió la suya.

Rule lideraba la manada, por así decirlo. Podía oler la ira de su comandante, al igual que podía oler la ira de los hombres que iban con él.

—¿Qué pasa, Nicholas? —El nerviosismo estaba al límite del miedo cuando ella se pasó el vestido por la cabeza y permitió que la sedosa longitud cayera hasta sus pies.

Mierda, no habían tenido tiempo suficiente, se temía que no lo bastante para combatir lo que sentía que estaba por llegar.

—El comandante Breaker, tu padre, tu tío y tu abuelo se acercan por el pasillo —le dijo—. El comandante está intentando retrasarlos. Breaker nunca se mueve así de lento, lo cual significa que no se dirigen a una reunión. Vienen hacia aquí.
Él miró hacia la cama, y en las sábanas vio la prueba de la inocencia que le había arrebatado poco antes.

—Fantástico —masculló _______—. Justo lo que necesito. ¿Cómo supo cualquiera de ellos dónde estaba?

Exacto. Ni Breaker, ni Stygian habrían informado a los tres hombres del paradero de ________, y su hermana y su amiga no lo habían sabido. Al menos no con certeza.


Un golpe fuerte en la puerta señaló la llegada del grupo.

—¿Cómo has sabido que venían? —le siseó ella cuando un estremecimiento asustado la hizo moverse hacia la puerta.

—Pude olerlos —suspiró—. El comandante está cabreado y tu familia todavía más.

Alcanzó la puerta a grandes zancadas, agarró el pomo y la abrió lentamente, colocándose en la pequeña abertura que hizo.

—¿Puedo ayudarle, comandante? —preguntó a Rule, aunque su mirada se encontró con la del padre de ella, Terran Martinez.

—La familia Martinez está aquí para recoger a la chica —dijo Rule con frialdad—. Entrégala, Nicholas.

La orden rechinó por la independencia y el orgullo que Nicholas sabía que tenía en exceso. Apartó la mirada lentamente del padre y se encontró con la de su comandante.

—Pueden verla, pero nadie se la llevará.

—Y una mierda que no —Terran Martinez estaba a todas luces furioso—. Me llevaré a mi hija a casa, Coyote, lo quieras o no.

Diablos, no quería empezar con mal pie su vida con ______.

Pudo notarla yendo hacia él.

—Siento que debería informarle, comandante Breaker, _______ Martinez no va a abandonar esta habitación. Permitir que alguien la obligue a irse será romper la

Ley de los Castas.

No tenía ni idea de lo mucho o poco que aquellos hombres sabían sobre el calor de acoplamiento.
Había veces que la gente de la Nación sabía más de lo que uno querría que supieran. Estaba informando a su comandante de modo sutil que _______ ahora era su compañera y por tanto bajo la protección de todo Casta. Incluida la de Rule.

—Señor Martinez —dijo Rule en voz baja—. Como le dije, esta reunión será civilizada y el único modo en que la señorita Martinez irá a alguna parte será si ella lo desea.

________ dio un paso al lado de su compañero.

—¿Papá? —La confusión y el dolor se enlazaron en su voz cuando Nicholas le permitió solo un pequeño espacio para encararse a los hombres que se enfrentaban a él desde el pasillo—. ¿Qué pasa?

—Sal de aquí, ______. —Con el rostro pétreo e iracundo, Terran Martinez habló en un tono que enfureció a Nicholas al instante y un gruñido retumbó en su garganta.

_______ le posó la mano en el brazo, un movimiento que fue inmediatamente notado por los cinco hombres que permanecían en el pasillo.

—Tal vez sería mejor si discutimos esto en la habitación —sugirió Rule con calma, y en plan de burla dijo—: Nunca se sabe cuándo o dónde se oculta un maldito periodista.

Y tenía razón, Nicholas sabía que tenía razón, pero no le apetecía nada tener la ira de la familia Martinez invadiendo el aroma del placer de su compañera que llenaba la habitación.

—Nicholas —el comandante Breaker gruñó en un recordatorio de que las paredes no solo tenían oídos si no que también tenían ojos.

Girando la cabeza lentamente, miró a ______. Podía oler su confusión, su miedo y su dolor. Los tres olores eran una afrenta a los instintos protectores que se desencadenaron dentro de él por ella.

—Nicholas, es mi familia —dijo en voz baja—. No los rechazaré.

Ella no había dicho que no pudiera rechazarles, dijo que no lo haría. Conteniendo un suspiro, dio un paso atrás y se armó de valor. Porque tenía el mal presentimiento que este primer examen del mundo contra la unión que había soñado podría muy bien robarle el sueño de su desesperado y ansioso alcance
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 25th 2013, 14:23

Capítulo 7
Y entonces tu sonrisa iluminó mi mundo.

________ no entendía por qué su familia estaba en medio de la habitación de Nicholas, pasando sus miradas demasiado perspicaces por encima de la cama apenas hecha que Nicholas y ella acababan de abandonar. —¿Papá? —miró a su padre confundida —. ¿Qué está pasando? Terran Martinez era más joven que su hermano, Ray, el jefe del pueblo Navajo.Aunque los dos hombres se parecían considerablemente a Orin Martinez, su padre y el chamán de los Navajos.El padre cruzó los brazos sobre su amplio pecho, la camisa oscura tejana que llevaba se tensaba sobre sus bíceps. —¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó, con el tono de voz oscuro por la ira que ella podía leer en sus ojos. —Terran, te lo advierto —habló el abuelo —. No permitas que la ira nuble tu juicio. Puedes ver la verdad de esta situación ante ti. No la avergüences cuando la vergüenza no es necesaria. —Nadie la avergonzará —les informó Nicholas a todos, cuando ________ estuvo a punto de salir indignada y dejarlos a todos peleando entre ellos. A todos excepto a Nicholas. Se lo llevaría con ella,por supuesto. —¿Conoces al hombre con el que estás tratando? —le soltó Terran entonces, impactándola con el latigazo de ira en su voz —. ¿Te has tomado un momento para acceder a la poca investigación que existe sobre él? —¿Por qué lo haría? —Ladeando la cadera y apoyando las manos a cada costado, ahora se enfrentó a su padre —. Nada de lo que hemos leído sobre los Castas en internet ha sido verdad.¿Por qué creería lo que leyera de un individuo? Y era la verdad. La propaganda que había sido colocada en internet había demostrado ser falsa una y otra vez.Los labios de su padre se apretaron en desaprobación, como si estuviera decepcionado que de todos modos ella no lo hubiera hecho.
—Asesinaba a los suyos —espetó Terran con furia —. Pregúntale en qué laboratorio fue creado,hija. Pregúntale si no estaba allí cuando tu tía Morningstar fue asesinada.________ giró en redondo hacia Nicholas. Pero no fue él quien contestó. —Nicholas no estaba en esos laboratorios. —En cambio fue el comandante Breaker quien hablócon tono grave, casi demasiado quedo para entenderlo.Aunque su padre obviamente lo escuchó. —¿Y cómo puede estar tan seguro? —le exigió, la incredulidad clara en su expresión—. Usted de entre toda la gente debería saber lo fácil que aquellos archivos pudieron ser manipulados.La expresión de Rule solo se oscureció. —Sé que no estaba allí, Terran. Nicholas fue creado en Rusia, muy lejos de los laboratorios en losque estaba su hermana.La tensión que empezó a llenar la habitación era asfixiante. ________ podía notar a Nicholas conteniendo la respiración, reprimiendo lo que supiera o cualquier cosa que quisiera decir. —¿Y cómo narices cree que puede estar tan seguro de eso? —comentó desdeñoso Terran —. ¿Ypor qué habría de creerle por encima de alguien que he conocido casi toda mi vida? ¿Quién?________ miró a su padre sorprendida. ¿Quién podría haberle contado algo y sabido de lo que estaban hablando? —Se informó de que había sido creado en aquella base porque no había quedado nadie con vida para negarlo excepto los Castas —expuso Nicholas en voz baja—. Pero no estaba allí. E incluso si hubiera estado, nada podría haber cambiado el resultado del destino de ella, señor Martinez. Nada ni nadie la podría haber salvado aquella noche.La desaparición y la muerte de su hermana, había angustiado a su padre, lo sabía. Tanto que seaseguró de saber dónde estaban sus hijas, al menos más o menos por dónde, cada segundo del día. —¿Ni siquiera el asqueroso Coyote que informó del intento de fuga que otro Casta estaba poniendo en marcha para sacarla de allí? —le espetó Terran en respuesta —. Aquel Casta eras tú,Nicholas Jonas. Estabas allí e informaste del intento. —Y yo he dicho que él no estaba allí —interrumpió Rule de nuevo. —Y está mintiendo por él. ___ ______ estaba impactada al oír a su padre levantar la voz, perder la calma que siempre fue una parte continua y constante suya. —Papá, por favor, no hagas esto. —________ dio un paso adelante, la conmoción y el dolor la embargaron ante la furia en el rostro de su padre —. No sé lo que hizo Nicholas en aquellos laboratorios, pero hiciera lo que hiciera, fue para sobrevivir. Y no creo que jamás pusiera en peligro de manera intencionada a un inocente
No importaba que sus ojos se hubieran movido hacia ella, la mirada entornada e intensa,mientras daba un paso hacia ______. Tal vez no sabía los detalles, las circunstancias o la historia detrás de su huida o la de cualquier otro. Lo que sí conocía era al hombre que la sostuvo en sus brazos y el hecho de que no podía, no habría, participado en la muerte de su tía. De ningunamanera. —______, si alguna vez has confiado en mí, ven conmigo ahora. —Su padre se giró hacia ella,había crecido con aquellos ojos mirándola siempre que ella necesitaba respuestas, siempre que estaba asustada o confundida, y aquella mirada le estaba exigiendo obediencia. Que le siguiera.Que le diera la espalda al hombre que ya había empezado a aceptar en su corazón. —Papá, confío en ti con mi vida —susurró con mucho dolor —. Pero necesito que confíes en mí.Que confíes en que conozco al hombre del que estoy enamorada.Aquello era todo lo que le pedía. Solo por ahora, en este momento, que confiara en ella y le permitiera tomar sus propias decisiones. No podía soportar el ser controlada, ser obligada, sin elección. Ni Nicholas, ni el comandante Breaker lo estaban haciendo.Nicholas permanecía detrás de ella, sin tocarla, tratando de no influenciarla. El comandante le daba la espalda, pero su padre la estaba mirando enfurecido. —Terran, vigila lo que dices —su tío Ray le advirtió como si fuera obvio que la ira de su padres olo estaba aumentando.Ella miró a su tío y a su abuelo y luego otra vez a su padre. Era evidente que solo estaban allí para cerciorarse de que su padre no cometía un error del que no pudiera retractarse. —¿Qué tiene la intención de decir, tío Ray? —preguntó ella en voz baja cuando sintió que su garganta se oprimía por las lágrimas —. ¿Qué tienes la intención de hacer, papá, cuando te digo que no me alejaré de Nicholas sin la prueba de que ha hecho algo horrible? Un error puedo perdonarlo.Algo que fue obligado a hacer en aquellos laboratorios tendría que perdonarlo. Me rompería el corazón que él fuera obligado a ser algo que no era. Que soportara pesadillas por ello. Pero no le daría la espalda. —¿Incluso si hubiera matado a tu tía? —le gritó su padre en respuesta, provocándole un respingo —. ¿Se lo perdonarías? Ella iba a llorar. ______ podía notar las lágrimas próximas. Podía notar su pecho tensándose,sus labios temblando con la necesidad de derramar las lágrimas, su dolor. —Incluso si fue obligado a hacerlo —susurró ella —. Nunca te he mentido, papá. No empezaré ahora. No estoy diciendo que no me partiría en dos. Que no pasaría cada día de mi vida sabiendoel peso insoportable de esto, pero no le echaré en cara lo que ocurrió en aquellos laboratorios. —Entonces yo te re… —¡No! —gritó su abuelo detrás de él mientras otra voz le pasaba por encima.Su padre había estado a una sola palabra de repudiarla.

—Yo estaba en aquel laboratorio —El comandante Breaker dio un paso al frente y habló mientras los ojos de ______ empezaban a abrirse horrorizados por lo que su padre estuvo a punto de decir.Su padre dio media vuelta hacia el Casta. —¿Qué has dicho? —Yo estuve allí —gruñó Breaker—. Me crearon allí. Me entrenaron allí. Y conocí a su hermana.Se lo juro, señor Martinez, por el alma que considero mi posesión más preciada. Se lo juro, Nicholas no estaba allí. Y sé que no estaba, porque yo sí.Su padre pareció encogerse ante sus ojos. Con los hombros caídos y un remordimiento horrorizado que llenaba su mirada cuando se giró hacia ______. Retrocedió lentamente,sacudiendo la cabeza sin creérselo mientras su mirada giraba de vuelta hacia el comandante. —No le creo —susurró—. Y no tiene nada para probarlo.Ante aquello, el comandante gruñó con una ira primitiva y cada vez más intensa.—Tengo la sangre. —¿Y qué diablos prueba eso? —Su padre lanzó las manos hacia arriba en un gesto de ira —.¿Cómo probará algo su sangre? —Probará que soy el hijo de Morningstar Martinez —le espetó —. Y como usted sabe, aquellos bastardos jamás, jamás separaban a los Casta machos de sus madres biológicas. Las utilizaban. Nos ponían a prueba con ellas en compasión y lástima —le gruñó, ahora con pura rabia animal —. Mi sangre lo demostrará, señor Martinez, y entonces en lo que se refiere a su hija, que le jodan. Porque un hombre que le da la espalda a su hija no es un hombre. Es incluso menos que los bastardos dejados de la mano de Dios que crearon a los Castas. —¡Ya basta!______ observó a su abuelo a través de las lágrimas, su expresión cansada y con arrugas le hacían parecer una década más viejo que su edad real. —Ya es hora de hablar de esto sin que esté presente la niña más preciosa. Los pecados y las pesadillas del pasado son para aquellos de nosotros que hemos enfrentado a los monstruos del mundo. No para aquellos por quienes hemos luchado para proteger.Se le trabó la respiración cuando su abuelo se la quedó mirando con toda la ternura y el amor que siempre le había dado.El brazo de Nicholas la rodeó. Como si ya no pudiera soportar más tiempo la separación física entre ellos.Su abuelo asintió como si aprobara el gesto. —Cuida del regalo, tienes mi consentimiento para aceptarlo —expuso entonces su abuelo —.Que con lo que tú has sido bendecido, ningún hombre pueda arrancar de tu alcance. Aun que si eres lo bastante insensato para renegar de su amor, no te veré más que como un llorica que solo sabe culpar a los demás por sus desgracias

—Gracias, señor —dijo Nicholas en voz baja —. Y soy muy consciente del regalo que me han dado. El abuelo se alejó. Cuando lo hizo, su tío asintió hacia ella con cariño antes de seguirle. Era supadre el que dudaba. —Te quiero, sin importar las elecciones o lo que hagas —le dijo al final bruscamente —. Pero sin importar si es hombre o Casta, los que tienen honor nunca se quedarían al margen tan tranquilos mientras uno más de los inocentes y los que no se lo merecen muere en agonía. —Miraba a Nicholas mientras hablaba. —Y yo no lo creo, papá —susurró ella —. A veces, para proteger a los que amas, no tienes más opción que mantener la compostura y ocultar tu horror o dolor para asegurar la protección de los demás. Vi los documentales. Vi las sesiones del Senado que repetían en la televisión año tras año, yo í las historias de los horrores a los que ellos se enfrentaron. Cada Casta que sobrevivió en esos laboratorios, que salió de aquello con vida y juró venganza contra sus creadores y torturadores, son dignos de cada segunda oportunidad que les puedan dar. Si es necesario. —Miró a Nicholas, la certeza fluyendo de ella cuando se encontraron sus miradas. Girándose hacia su padre, manifestó —: Nicholas no necesita el perdón. No estaba allí y si lo hubiera estado, me lo habría dicho antes de que nadie más tuviera la oportunidad—. Ella estaba segura de aquello.Con lágrimas en los ojos, su padre se pasó los dedos por el cabello canoso con corte militar mientras se alejaba. —¿Quién te dijo que Nicholas estaba allí, papá? Él hizo una pausa. Manteniéndose de espaldas a ella, negó con la cabeza e ______ juró que pudo sentir el cansancio con el que dejó caer sus hombros. —Tengo el derecho de saberlo. Es mi vida la que están intentando destruir junto con las negociaciones entre los Navajos y los Castas. —Di mi palabra, ______ —suspiró con voz ronca—. No puedo romperla.Y no lo haría. Sin importar lo que costara. —La próxima vez que ocurra, si tienes que dar tu palabra para guardar el secreto de sus identidades, entonces no me traigas las sospechas referentes a Nicholas —le informó acongojada —.Porque no las escucharé. Quien sea que está intentando destruir estas negociaciones me destruiría amí, a Nicholas y a mi familia sin pensarlo. No quiero oír nada más que tengan que decir.Había hecho una elección e ______ lo sabía. En ese momento había elegido a Nicholas sobre las sospechas, rumores o indicios de maldad ya fueran verdaderos o imaginarios.Lo había elegido a él sobre todos los demás en su vida.Tal vez no conociera cada acto que él había cometido o cada vivencia que él alguna vez tuvo,pero conocía el alma del hombre al que había entregado su corazón. Y sabía que esa alma era la única que se merecía su amor.Que esa alma era la gemela de la suya.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 25th 2013, 14:49

Capítulo 8
Tus labios tocaron los míos
..

No podía soportar sentir el dolor de ______.Cuando la habitación quedó vacía y la puerta se cerró silenciosa mente tras Rule con un clic,Nicholas giró a su compañera hacia su pecho y la abrazó.Por primera vez en la vida no solo notaba el dolor o lo olía. Podía sentirlo con cada fibra de su ser. Le envolvía el corazón, el alma y lo estrujaba con un apretón despiadado. —¿Qué pasa? —susurró ella contra su torso mientras notaba las manos bajando por la tela sedosa del vestido hasta las caderas y luego de vuelta justo bajo los hombros. Allí, los dedos se enredaron con los rizos largos de su cabello, enroscándolos en torno a éstos para echarle la cabeza hacia atrás. —No sé qué pasa, nena —le dijo, manteniendo la voz baja. El dolor, que todavía emanaba de ella, demasiado fuerte para su comodidad.Aquello hizo que el animal en su interior rabiara, desesperado por llevarse el dolor y remplazarlo por algo más. Algo más íntimo. Algo que resonara con placer en vez de con dolor.Bajando la cabeza, dejó que sus labios se posaran sobre los de ella. Suavemente. Las glándulas bajo su lengua se hincharon en respuesta a los sentimientos que se alzaban en él, igual que lo hacían desde el instante en que posó los ojos sobre ella.Dándole golpecitos con la lengua, los entreabrió, dejó que sus labios se fusionaran con los de ella antes de abrirlos más aún y salir al encuentro de su lengua.Como si el sabor del calor de acoplamiento fuera tan adictivo para ella como el sabor del beso de______ se estaba convirtiendo para él. Inmediatamente chupó el sabor de Nicholas y por unos exuberantes, insoportables y extasiados segundos sus labios capturaron la lengua Casta y libaron el calor.Retirándose, inclinó los labios sobre los de ella, se frotó contra ellos, los separó con los suyos, y compartieron el sabor. El calor de acoplamiento los fusionó, pero Nicholas sabía de dónde provenía el calor… de los corazones de dos almas que habían buscado en la noche
Quitándole el vestido, solo pudo gemir de anticipación y ansias crecientes mientras ella le aflojaba los pantalones.Esta vez no había botas que sacar, se había reunido con sus visitantes descalzo, igual que ella. Le llevó solo segundos sacarle las bragas por las piernas y levantarla hacia él, pero la cama no era una opción. Mientras le tocaba los pechos con la palma de la mano y le daba otro beso, con los pulgares dando golpecitos en los pezones duros como guijarros, rozándolos mientras la hacía caminar de espaldas los pocos pasos hasta el sofá, sintió estallar los instintos primitivos que se alzaban en suinterior rompiendo su control.Era su compañera. La necesidad de poseerla, de marcarla, de dejar en ella su huella indeleble, le estaba devastando los sentidos como un fuego salvaje.Aunque antes se había puesto de su lado y lo defendió de las acusaciones en su contra, aún así,había existido una vacilación instintiva. La necesidad de una hija de ceder ante el padre, de obedecer y aceptar la protección que había conocido toda su vida.Aquella indecisión lo había aterrado. Por una milésima de segundo Nicholas sintió puro y desgarrador temor, seguro de que tendría que luchar por ella y arriesgarse a destruirlos a ambos en el esfuerzo.Por el momento, aquella veta de orgullo e independencia la había mantenido con él. Ahora, queDios lo ayudara, el animal en su interior se estaba soltando de sus agarres e imponiendo sudecisión a atarla a él de manera irrevocable. —Nicholas —susurró con un suspiro desesperado, clavándole las uñas en los hombros desnudos mientras él la llevaba caminando de espaldas hacia el sofá antes de permitir que sus labios dejaranun rastro en la columna de su cuello.La oleada en respuesta le subió por la columna, en viando el perfume del calor del verano parallenar sus sentidos. El olor de su pasión, su dulzura, suavidad y lujuria femenina, era el aroma más embriagador. Podía vivir con ello. Podía sobrevivir el resto de su vida sin ningún otro perfume ensu cabeza.El gruñido que retumbó en su pecho lo sorprendió, era más animal de lo normal. Provenía de lomás recóndito de su interior, de las profundidades de su diafragma para vibrar en su garganta yprovocó que, a ______, le subiera un escalofrío por la espalda.Aquella respuesta anunció el olor caliente de su coño y señaló el torrente de sus jugos resbaladizos mientras su cuerpo se preparaba para él.Su polla, ya empalmada y latiendo de ansia pulsaba con una exigencia que nunca antes habíaconocido. Podía notar el fluido del acoplamiento formándose en el miembro mientras sus pelotas se tensaban con un doloroso placer que hizo retumbar de nuevo aquel maldito gruñido. Era incontrolable. Era primitivo y anunciaba una ráfaga de hambre que desnudaría las profundidades de su ser y al animal que allí residía.______ podía sentir la necesidad creciendo como una tormenta dentro de ella, precipitándose por su torrente sanguíneo como una droga decidida a superarla. No solo decidida. Definitivamente

la superaba. Moviéndose por su cuerpo en una oleada de calor mientras los labios de Nicholas abrían un camino de fuego bajando por su cuello.Una vez alcanzó la herida pequeña y sensible que le había hecho antes y la rozó con la lengua,______ juraría que casi tuvo un clímax. Una ráfaga de sensaciones atravesó la marca mientras aplicaba un beso hambriento sobre aquella antes de que los labios masculinos empezaran a de jarun rastro de mordiscos y besos hacia sus pechos.Sus pezones estaban tensos y duros por la excitación. Mientras se arqueaba hacia él, ______notaba el roce del vello fino de su pecho contra ellos, el placer de la fricción le sacó una mezcla de gemido y quejido del pecho.No podía obtener bastante de él. No lo suficiente de su beso, su contacto, o el placer increíble que parecía invadir cada célula de su cuerpo. —No puedo esperar. —El sonido de su voz era en parte animal y en parte humano. Una mezcla a partes iguales de quién y qué era, y de dónde provenía. —Nadie pidió que esperaras —gritó ella mientras las manos masculinas se movían entre sus muslos, encontrando con los dedos la humedad depositada en ellos y siguiéndola hasta los pliegues hinchados de su coño.Abriendo la carne saturada, encontró la entrada apretada y sensible, la bordeó y con un empuje dominante y apasionado llenó el ceñido canal con dos poderosos dedos.______ se puso de puntillas, ahogando un grito contra el pecho masculino mientras su carne se contraía involuntariamente, volviéndose más apretada y ceñida en torno a sus dedos .—Nicholas —gritó su nombre cuando los labios encontraron la punta, apretada y endurecida, de un pezón. Arqueándose más cerca de él, gritó de nuevo cuando se lo empezó a chupar con fuertes y ardientes succiones de su boca.Fuera lo que fuera el sabor increíble que fluía de las glándulas bajo su lengua, ahora aquella presencia incrementaba la sensibilidad del pezón. Lo endurecía todavía más, haciéndose tan duro y puntiagudo que el doloroso placer de aquello hizo que clavara las uñas contra la piel de los hombros de Nicholas.______ giró las caderas, retorciéndolas mientras contraía el coño sobre los dedos masculinos,frotando el clítoris contra el talón de la mano mientras él la curvaba sobre ella.Los jugos femeninos fluían sobre los dedos, saturándolos mientras ella gemía con la creciente desesperación por llegar al clímax.Estaba cerca. Podía sentirlo formándose, quemando en la boca de su matriz, la liberación que estaba tratando de alcanzar con tanta desesperación tensándose a través de ella. —Así no. —Las palabras salieron con un sonido áspero de los labios de Nicholas mientras seincorporaba, inmediatamente sacó los dedos de la ardiente compresión de su coño. —No. Nicholas, por favor…

Él le mordisqueó el hombro. Un jadeo de placer salió de los labios femeninos, se retiró una vez más antes de agarrarla por los hombros, dándole la vuelta con rapidez y empujándola hacia el sofá. —De rodillas —gruñó mientras la empujaba hacia abajo.Aguantando su peso en los codos contra el alto y grueso acolchado del brazo del sofá, lo sintió venir detrás de ella, sobre ella.Cubriéndola como una cálida y sensual manta, una criatura sexual decidida a poseer, Nicholas apoyó la mano al lado de su codo mientras colocaba la gruesa polla en la entrada de su sexo.Inmediatamente salió el fuerte chorro de fluido sexual contra su entrada, calentándola aún más.La carne de allí se volvió más sensible, contra yéndose con fuerza incluso cuando se estiraba con facilidad bajo la penetrante anchura de su polla.Otro chorro de líquido resbaladizo la invadió, incrementando la sensibilidad y el placer que le azotaba los sentidos. Apenas podía respirar. La penetración tirante de su carne interna era como un torbellino de sensaciones tan intensas, tan brillantes que solo podía corcovear en respuesta. Empujó hacia atrás, sintiendo su vagina ciñéndose sobre la gruesa anchura arrastrándola más adentro mientras él movía las caderas contra ella con empujes fuertes y superficiales. —Eres mía. —Con los labios en su oído, hizo la declaración en aquel tono ronco y animal que únicamente aumentaba su excitación. —Eres… ¡Por Dios, Nicholas! —Arqueó la espalda cuando él empujó dentro de ella más profundo, más fuerte, enviando espasmos de sensaciones latiendo por su coño y haciendo eco en el hinchado nudo de su clítoris.Estaba jadeando en busca de aire, diminutos gritos salían de sus labios hasta que gimió de placer mientras él se metía hasta la empuñadura con un empuje final y un último chorro de fluido preseminal que parecía ayudar a la capacidad de su sexo a aceptar la polla increíblemente gruesaque la llenaba a rebosar. —¡Eres mío! —gritó ella, haciendo la misma declaración —. Exactamente igual, Nicholas.Ella sollozaba de placer y no parecía poder detenerse. Inmovilizada como estaba, con las caderas arqueadas hacia él, la mejilla contra el lateral del brazo del sofá, sintió las sensibles terminaciones nerviosas volver a la vida con violencia en su interior cuando él empezó a moverse.La follaba con golpes duros y fuertes. Sepultándose con toda su longitud en su interior, Nicholas no tenía reservas, ni dudas mientras la penetraba con la fuerza de un animal, con una mano agarrándole la cadera y con la otra deslizándose por encima hasta que apoyó el codo contra el de ella.Le aferró los dedos. En un gesto tan viejo como el tiempo y tan íntimo como un beso. —Vamos, nena, fóllame —gimió mientras ella movía las caderas hacia atrás sobre la anchura de su polla —. Déjame seco. Déjame sentir ese dulce coñito poseerme, ______. Las explícitas palabras dichas en su oído hicieron que su cuerpo saltara de placer. Ella no podía permanecer insensible, ni podía parar de moverse, aunque lo intentara. No importaba nada

excepto las tensas espirales de sensaciones que empezaron a tironear de las terminaciones nerviosas en su coño y el latido de su clítoris.Detrás, Nicholas, con estocadas rítmicas, empujaba en su interior hasta el fondo con cada penetración mientras ella gritaba, se retorcía y empujaba hacia atrás sobre el grueso miembro.Se estaba muriendo bajo la avalancha de placer. No había modo de que pudiera sobrevivir, se dijo a sí misma, incluso mientras se precipitaba de cabeza a la liberación ardiente que la esperaba.Cuando se desencadenó, la envolvió en llamas al rojo vivo. Esquirlas de éxtasis desgarrador comenzaron a atravesar sus sentidos y cuando se sepultó por última vez y ese primer despliegue violento de liberación empezó a salir a chorros dentro de ella, notó la increíble presencia del engrosamiento adicional en su polla que la estiraba todavía más.Trabado dentro de ella, su liberación saliendo a chorros en la propia entrada de su útero mientras cada fuerte pulsación de su polla alargaba el orgasmo femenino, ______ sintió que el mundo se desintegraba.Todo excepto la parte de la existencia en la que Nicholas y ella habitaban. Aquello era todo lo que existía, todo lo que los sustentaba.Y dentro de ese mundo, dentro de la bruma ardiente del placer, el dolor y la intensidad voraginosa, nada importaba tanto como el latido de su corazón contra su espalda, los dientes clavados en la carne entre el hombro y el cuello y el hombre mientras la vinculaba como ella sabía que ahora estaba vinculada a él.Nada importaba excepto los vínculos que ______ sabía los mantendrían unidos y el hambre que nunca se aplacaría.Y cuando todo estuviera dicho y hecho, la parte más importante era ser su compañera
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 25th 2013, 15:19

Capítulo 9
Por primera vez en una vida tan larga y solitaria, toqué el amor.
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Ningún Casta o humano había afirmado jamás, que a la Naturaleza en toda su gloria no le gustaba divertirse con los niños que estaba encargada de supervisar.Ellos eran su diversión así como su responsabilidad, y ambas se las tomaba seriamente, eso pensaba Nicholas al día siguiente mientras sostenía a su compañera contra el pecho.Un peso cálido y reconfortante, su cabeza estaba recostada contra su corazón, una mano pequeña descansaba a su lado mientras el suave peso de sus pechos presionaba contra él.Dormir con una mujer nunca había sido una experiencia confortable. En los primeros días de los rescates de los Castas, era común para ellos ser traicionados por sus amantes. Los Ejecutores encontraban mucho más sencillo llevarse a los Castas cuando estaban distraídos con un amante en mitad del coito. En menor medida, no era raro que eso sucediera ahora.Dormir con _____ era otra historia. Había dormido el sueño más profundo que había conocido en su vida mientras la sostenía en sus brazos. No es que hubiera dormido desprevenido. Su parte animal nunca parecía relajar su guardia.Estaba al corriente de cada movimiento del lado de afuera de la puerta, pero en mucha menor medida que antes. La única vez que su sueño había sido alterado, fue cuando una presencia se detuvo demasiado cerca de ésta para la comodidad de su animal. Y eso solo había pasado un parde veces.Ahora, despierto, observaba la salida del sol al otro lado de la estrecha rendija de la ventana,dudando en dejar el tibio peso de su compañera.Sin embargo él tenía una reunión. Librarse de ella no era una opción.Quería saber quién había llamado al padre de _____ y quién intentó obligar a su familia aconvencerla de abandonar sus brazos, usando algo tan traumático como la pérdida de su tía y el suceso trágico de su muerte, contra el padre de _____.La única manera de saber la respuesta a esa pregunta era la reunión que Rule había arreglado con su familia. Terran, Ray y Orin Martinez habían llegado a su habitación con intención de salvar a _____ del monstruo que su puestamente permitió que su tía sufriera una muerte horrenda.
¿Sabía siquiera la familia de Morningstar cómo había muerto? ¿Que, como muchas de las compañeras de los Castas cautivos, había sido diseccionada sin misericordia mientras estaba viva?Sin anestesia, sin nada para mitigar la inhumana crueldad del letalmente afilado escalpelo, ella había sido abierta de un corte y cada uno de los cambios internos debidos a su apareamiento forzado había sido cuidadosamente anotado.Había pocos que hubieran sobrevivido a esa particular práctica de investigación. Y nunca sobrevivió una compañera hembra, humana o no.Depositando un suave beso en la cima de la cabeza de _____, Nicholas se apartó de la calidez de su cuerpo y dejó la cama, sus labios se arquearon con el pequeño gemido somnoliento de descontento de ella.A ella no le gustaba perder su calor más de lo que a él le gustaba verse obligado a asistir a esa reunión en lugar de quedarse con ella. Pero los medios que el mensajero desconocido había utilizado para herir a su compañera, eran inaceptables. Necesitaba saber a quién castigar por el dolor que se había traducido en la lucha de _____ por contener las lágrimas. ―¿A dónde te escabulles? ―la diversión somnolienta le llenaba la voz mientras él la miraba.Rodando de espaldas, _____ le observaba con un brillo decididamente apreciativo en sus ojos azul cobalto. ―Tengo una reunión ―le dijo, encontrando muy duro alejarse de ella y continuar hacia la ducha ―. Aunque no debería demorarse mucho. ―¿Ah, sí? ¿Cuánto? ―ella se estiró invitadoramente debajo de la sábana cuando él se volvióhacia ella desde la puerta del cuarto de baño.La vista de las exuberantes curvas femeninas apenas cubiertas por las sábanas caras y de los la bios sensuales inflamados por sus besos eran una tentación que ningún mortal debería verse obligado a ignorar.Su polla estaba dura como el acero y palpitando, sus pelotas apretadas y desesperadas por correrse.Podría tener que estrangular a su padre hasta obtener las respuestas que necesitaba para asegurarse de regresar rápidamente a ella.Si solo fuera tan sencillo.Apretando su mandíbula contra la sensual exigencia de regresar con ella, Nicholas se obligó aentrar al baño.Sin embargo captó aquella sonrisa que tironeaba de los labios de su compañera. La curvita,adorable y sensual que le garantizaba que tenía muy buenos recuerdos de la noche pasada uno en brazos del otro.Y no todo había sido sexual._____ le había contado acerca de la desaparición de su tía, antes que naciera y la culpa que su padre sentía a menudo por no haber estado con ella.
Ese día él no había ido a la escuela porque quería salir a rastrear. Él y algunos de sus amigos se habían escabullido para perseguir las huellas de un lobo solitario que había estado asolando algunos de los ranchos. Su hermana sabía que no estaba en la escuela y pensó que no se encontraba bien. Pero él siempre había sentido que si hubiera estado con ella, tal vez no se la hubieran llevado.Terran podría haberle asegurado que nada podría haber evitado que se la llevaran.Una vez que el Consejo escogía a una criadora, eran conocidos por llegar a extremos imposibles para conseguirla.La investigación genética que había estudiado a cada Casta había sido exigente. La investigación que había examinado a fondo tanto el ADN requerido de la hembra, así como también la información genética del animal
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 25th 2013, 15:22

Casta, era exhaustiva.Los requisitos del Consejo para cada uno eran altos, pero para la criadora, preferían a aquellas mujeres nacidas con lo que ellos llamaban regalos básicos de la tierra.Nativas americanas, rumanas, irlandesas y escocesas, y cualquier línea de sangre sospechosa de llevar talentos psíquicos. Por alguna razón, esa genética, cuando se combinaba con los predadores escogidos, había creado a los Castas más fuertes y poderosos.Rule Breaker y Law Justice eran dos de tales ejemplos. Aunque ninguno estaba exactamente seguro de cuáles eran las fortalezas máximas de los hermanos. Sin embargo, una cosa era cierta, nohabía duda que la genética que iba en el interior de cada Casta no solo les hacía mejores luchadores sino también mejores manipuladores y líderes.Como comandante, Rule sobresalía cuando había estado inquieto y, por consiguiente más bienirascible como Enforcer.Su hermano, por otro lado, era un estratega distinto a cualquier otro que Nicholas se hubiera enfrentado, aparte de Jonas Wyatt.Vestido y preparado para enfrentar a la familia que ella no sabía que había regresado al hotel.Nicholas salió del cuarto de baño y la observó mientras ella dormitaba en la cama.Había llorado cuando le explicó la muerte de su madre en su séptimo cumpleaños. Sostenerla era todo lo que pudo hacer para aliviar el dolor que ella había sentido aquel verano de hace mucho tiempo.Ella le relató algunas de sus aventuras. Sus viajes a Inglaterra y Roma, a Grecia y a Japón. Él supo de su primera mascota, el gatito que se había escapado cuando _____ tenía diez años, los cambios en su hermano, Lincoln, después de que había vuelto herido del ejército hacía varios años,y las pruebas y tribulaciones de su hermana más joven, Chelsea.Él sabía que Liza era su mejor amiga y que cuando ella le mencionó el hecho de que vivían juntas, hubo un indicio de dolor y miedo cuidadosamente ocultados.Aunque _____ no quería volver a la casa, ni una sola vez le pidió que la protegiera ni le motivo de ese temor.Si Terran Martinez y su familia no tenían las respuestas que él necesitaba hoy, entonces encararía a Chelsea y a Liza. Ellas desconfiaban de él, aunque claramente no le tenían miedo. Tenía

el presentimiento de que ambas chicas estarían dispuestas a hablar, especialmente una vez que lesexplicara los riesgos para cada ser humano involucrado en el en cubrimiento de alguien quehubiera atacado a su compañera.Vestido con un traje gris, una camisa de fino algodón blanco y una corbata a rayas blancas yazules, Nicholas se calzó unos zapatos caros de piel y regresó al dormitorio._____ aún estaba dormitando. Sus ojos estaban cerrados, sus sentidos relajados. El sueño casila tenía otra vez.Moviéndose hacia la cama, besó suavemente la cima de su cabeza antes de en derezarse y abandonar la habitación.Cuanto antes acabara la reunión, más pronto podría volver a su compañera y aprender más delos detalles de su vida, las pequeñas peculiaridades que la hacían única y disfrutar del sentido delhumor que nunca fallaba en dibujar una sonrisa en sus labios.Dejando la habitación, comprobó rápidamente la puerta antes de dirigirse a través del pasillohacia la habitación que una vez había sido de _____, y ahora era de Ashley y Emma Truing.A cada lado, Chelsea la hermana de _____, y su amiga Liza, seguían estando registradas.Las dos chicas habían venido a la habitación la noche anterior después de que _____ las hubiera llamado.Se habían indignado por las mentiras que le habían dicho tanto al padre de _____ como a ella.Volviendo al pasillo, se trasladó rápidamente hacia la pequeña sala de reuniones que el hotel había preparado para la visita de los Castas. Rule había enviado más temprano el mensaje de que la familia Martinez se dirigía hacia la reunión. Sin embargo el jefe le había advertido que Terran notenía intenciones de revelar la identidad del individuo que había llamado.Tal vez no lo sabía. Tal vez no lo haría. Pero Nicholas quería asegurarse de que conocía los riesgos para su hija, y las consecuencias de que _____ fuera herida debido a su renuencia ahablar.Deslizando la llave tarjeta en la cerradura, Nicholas entró en la habitación, entonces se detuvo demanera lenta y cautelosa. Los hombres Martinez no eran los únicos que estaban esperándole.Rule permanecía de pie a un lado de la sala observando en silencio mientras la amiga de_____, Liza, se secaba las lágrimas y Chelsea bajaba la cabeza, mirando sombríamente al suelo.Aquí había más en juego que toda la información que Terran estaba ocultando. ―Señor Jonas ―Terran se puso de pie, su expresión más grave de lo que había estado antes,sus ojos oscuros llenos de pesar ―. Espero que perdone mis transgresiones de ayer. Le pido disculpas así como se las pediré a mi hija después de esta reunión.Nicholas levantó una ceja con curiosidad y echó un vistazo a Rule. El otro Casta se encogió de hombros con un giro incómodo de los mismos. La cortesía formal de la disculpa y el dolor que manaba de Terran era lo suficientemente denso como para hacer que a Nicholas se le pusieran los pelos de punta.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 25th 2013, 15:38

―¿Chelsea? ―miró hacia la joven ―. ¿Todo va bien, hermanita?Sus hombros se sacudieron, contuvo la respiración cuando casi se le escapa un sollozo. Poniendo su mano sobre los labios mientras levantaba la otra en un gesto para parar, le dio la espalda.Nicholas podía oler las lágrimas.La noche anterior, supo que ambas chicas habían actuado de forma extraña después de que______ les dijo lo que su familia había hecho. La ira de su padre parecía haber contrariado especialmente a ambas chicas. ―Evidentemente no está todo bien ―dijo Liza en voz alta en ese momento, sus ojos rojos estaban llenos no solo de dolor, sino también de ira cuando se volvió hacia Nicholas ―. ______ escomo una hermana para mí, Nicholas. Es la mejor amiga que tengo en el mundo. Y cuando nos contó anoche lo que pasó, tuve el presentimiento de que sabía exactamente quién lo hizo, y tenía razón.La mirada de Nicholas fulminó a Terran. La mirada del otro hombre era afligida y llena de rabia.Se volvió hacia Liza. ―¿Vas a decirme quién fue? ―preguntó, con los ojos enfocados en ella.Le temblaron los labios durante un breve segundo antes de que los estabilizara, levantó lamandíbula y dijo: ―El hombre que la atacó en su propia casa y que casi la violó. Si Chelsea y yo no hubiésemos llegado cuando lo hicimos, la habría violado en su propia sala de estar.Las lágrimas se derramaban por los ojos de la chica, sin embargo, continuó con valentía: ―Mi padre me había dado un arma. La saqué del armario y le golpee en la parte posterior de lacabeza. Eso le dio tiempo a ella para alejarse de él. Cuando ella me la quitó, Chelsea y yo leimpedimos que llenara su culo de perdigones. Deberíamos haber dejado que lo hiciera. Pero todolo que podía imaginarme era a él demandándonos a las tres y saliéndose con la suya.Había sabido lo que pasó. Lo cual no tenía nada que ver. Al final no importaba. Una vez tuvierala identidad del hombre, las tres mujeres no tendrían que preocuparse por ser demandadas, ellas de lo único que se tendrían que preocupar era del color que llevarían en su funeral. Negro para eldolor aunque él dudaba que escogieran tan respetable y sombrío color para el evento. Tal vez rojo,pensó, por la sangre que el hijo de puta iba a derramar. ―Liza, quiero ese nombre. ―Le matarás ―gritó Chelsea mientras se daba la vuelta para mirarlo de frente ―. Entonces______ se cabreará con nosotras. Y Dios nos libre que seas arrestado por eso, porque entonces nos matará. No sabes de lo que es capaz cuando está cabreada, Nicholas. ―Obviamente, valiente y audaz ―afirmó con no poca cantidad de orgullo―. Pero prefiero que no sea valiente y audaz otra vez con este individuo en particular, y no hay certeza de que no lo vuelva a intentar ―echó un vistazo a Terran―. ¿Es el mismo hombre que le llamó? ―Es mi hija ―dijo en tono áspero Terran―. Yo tomaré venganza.
―Dios me salve de toda esta culpa y auto castigo familiar ―soltó, enfureciéndose más por momentos ―. Tendré su nombre y lo tendré ahora. Si no, os prometo a las dos que me llevaré a______ lo más lejos posible de aquí y podréis consideraros afortunadas si me puede convencer para visitaros cada cinco años ―se volvió hacia su padre―. Y si ese es el caso, entonces usted puede olvidarse de conocer a cualquier nieto suyo porque mi fe en su capacidad de decirnos lo quesea que pudiera perjudicar a ese niño sería nula. Ahora uno de vosotros haría bien en abrir la boca―su voz se elevó con las últimas palabras, su rabia empezaba a deslizarse más allá de la calma que siempre se había impuesto.Chelsea y Liza le clavaron la mirada sorprendida. ―Holden Mayhew ―Terran le dio el nombre que buscaba ―. Es el gerente…―Del rancho Tri-Bar que bordea al vuestro ―Nicholas asintió con la cabeza mientras sus puñosse apretaban y su cuerpo se tensaba con rabia.El hombre tenía puños como yunques. No es que desentonara para un Casta, pero para una mujer tan delicada y frágil como ______, eso sería como ser mutilada por un oso pardo. ―Yo me ocuparé de ello… ―Una sonido telefónico penetrante empezó a provenir de los teléfonos de Rule y Nicholas.Los ojos de Nicholas se abrieron de par en par cuando lo sacó de su cinturón, con la pantalla activada. ―Él la tiene, nick ―la cara de Emma estaba hinchándose mientras la sangre manaba de su narizy de sus labios partidos ―. Ashley ha caído… Ash… ―el teléfono cayó.Nicholas estaba corriendo hacia la puerta al segundo de que las palabras adquirieran sentido y recorrió la corta distancia pasillo abajo. Era consciente de Rule detrás de él, gritando órdenes y haciendo venir al equipo que se mantenía en un piso inferior. La familia Martinez iba detrás, el padre al teléfono ahora, soltando órdenes también mientras todos corrían hacia la habitación de Nicholas.Stygian estaba cerrando de un golpe la puerta de la sala de arriba cuando ya Nicholas daba lavuelta por el ala en que estaban tanto su habitación como la de Ashley y Emma, y se detenía patinado en la puerta abierta de su habitación.Ashley estaba caída. La valiente, acicalada y femenina Ashley con sus mechones teñidos artificialmente, sus uñas falsas y su inocencia de niña. El orgullo de la manada coyote y hermana pequeña de cada uno.Emma estaba a su lado, débil pero todavía intentando valientemente detener la sangre que manaba del pecho de su hermana mientras sollozaba desconsoladamente con miedo.―Ash… Ash por favor… Por favor no me dejes, Ash… ―estaba gritando, su voz era débil,aturdida por la impresión mientras Nicholas y Rule se ponían de rodillas junto a ella. ―No se despierta, nick ―susurró Emma, volviendo la cara hacia él a la vez que Rule empezaba rápidamente a evaluar la herida y Stygian corría hacia ellos con un botiquín

Lo que la pantalla del teléfono no mostró fue el otro lado de la cabeza de Emma. Su pelo estaba lleno de sangre, goteando mientras ella le miraba con los ojos casi negros por la conmoción.―La tenemos, Emma ―cogiendo los hombros de la hembra coyote rápidamente, echó un vistazo a la habitación que se empezaba a llenar de Castas ―. ¿Dónde está ______, Emma? ¿Has visto a donde se la ha llevado? ―le estaba gritando. El pánico y el terror estaban arañando sus entrañas con garras afiladas.Emma negó con la cabeza, obviamente tratando de luchar contra la vertiginosa debilidad de sus heridas.―Él olía como a aceite de motor ―susurró con dificultad―. Isa pedía a los gritos por Ashley,pero él la golpeó porque ella le quitó el arma de la mano. Está bajo la cama. Él me golpeó primero,apartó a Ashley y agarró a ______. Isa cogió tu camisa ―ella levantó la mirada de nuevo haciaél―. Ella solo lleva tu camisa.―Vamos ―Nicholas estaba de pie, su mirada cortando hacia el rastreador que Rule había traído con ellos.Braden Arness era uno de los mejores que tenían y la mujer a su lado, su compañera, una Navajo empática que podía encontrar una maldita aguja en un pajar.Braden cogió los hombros de Nicholas, pero él lo estaba esperando. Permaneció quieto, el animal en su interior gruñendo por acción mientras el Casta inhalaba el aroma justo debajo de su oreja y otra vez en la parte baja de su cuello.Era ahí donde el aroma de acoplamiento era más fuerte durante las primeras etapas del calor de acoplamiento. Era de ahí de donde Braden tomaría el olor de la compañera de Nicholas, así como dela camisa que ella llevaba.Soltándole, Braden se giró hacia su mujer, Megan, que estaba casi corriendo hacia la puerta. ―Te dije que algo no iba bien ―le recordó con furia a su compañero mientras salían por la puerta ―. Sabía que el dolor que sentí estaba relacionado con esto. Dios, Braden, debí haber ido más allá...―La encontraremos ―prometió Braden―. Está bien, cariño, la encontraremos.Y Nicholas solo pudo rezar porque el rastreador tuviera razón, porque Dios le ayudara si perdía a su compañera. Sin embargo, el desgarrador aullido que salió de su garganta y resonó por los corredores del hotel fue inquietante, lleno de ira y dolor. La compañera de un coyote estaba en peligro. Dios ayudara al bastardo responsable porque ahora la muerte era su única opción.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 29th 2013, 12:35

CAPITULO 10
Sujetaste mi corazón con tus manos.Siento su calidez, su fuerza y su promesa.

Holden no hagas esto, por favor ―el miedo se subía por la espalda de ______ mientras luchaba contra el dolor causado por el contacto repugnante que él tenía en sus muñecas mientras la arrastraba escaleras abajo.Ella no podía creer que esto estuviera sucediendo. No podía creer que él pudiera haber perdidola cabeza hasta el punto de pensar que podía disparar a una de las pocas hembras Coyote,secuestrarla y salirse con la suya.. ―Me estás haciendo daño, Holden ―gritó mientras las sensaciones como dagas apuñalaban sus muñecas en cada punto en el que su piel tocaba la de ella. ―¿Crees realmente que me importa una mierda, estúpida putita? ―gritó furiosamente mientras la arrastraba otro tramo de escaleras. ―. Tú y estas perras de mierda de arriba lo habéis arruinado todo. Todo lo que tenías que hacer era seguir con tu costumbre habitual de ser una perra engreída y quedarte sola después de que ese Casta se fuera. Eso era todo lo que tenías que hacer.Le dio otro tirón fuerte a las muñecas como en represalia por el desaire percibido.El duro tirón mientras daba el paso, hizo que ______ tropezara haciendo que perdiera el equilibrio y se torciera el tobillo. Se cayó de golpe, luchando por agarrarse para reducir las posibilidades de lesiones graves.Holden rechazó soltar sus muñecas mientras ella caía. La falta de apoyo y su incapacidad parasostenerse a sí misma hicieron que cayera por el siguiente peldaño, su cadera colisionó dolorosamente contra el bord.e.. ―¡Joder! Sigue así perra y dejaré que te desangres como hice con esa puta Casta.______ gritó de dolor mientras él tiraba de sus muñecas al mismo tiempo que sus dedos se enterraban en su pelo y usaban un grueso mechón para levantarla. ―¡Te matará! ―le gritó, el dolor y la humillación la enfurecieron. ―. Nicholas te matará, Holden.Sabes que lo hará. Tú, bastardo estúpido, tal vez acabas de asesinar a una de las más queridas hembras Casta del mundo. No hay manera de que él te deje vivir.

Ella le pateó, sollozando por el dolor mientras Holden la lanzaba contra la pared antes demo verla detrás él otra vez. ―Jódete, puta ―se burló―. Él no va a matar a nadie. Va a estar demasiado ocupado persiguiéndote y el resto de ellos seguirán su ejemplo. Y yo estaré muy, muy lejos. ―No puedes huir lo bastante lejos ―ella se resistía, arrastrando su propio peso y luchando contra su agarre cada centímetro del camino. ―. No puedes encontrar un agujero lo suficientemente profundo como para esconderte ―le escupió a la cara―, eres hombre muerto,Ashley no estaba muerta. Ella había visto a la otra chica moviéndose, vio sus ojos abiertos mientras Holden la arrastraba fuera de la habitación de Nicholas hacia la escalera en el a la siguiente.Emma se habría puesto en contacto de inmediato con él. No habría esperado. Dios, tenía que estar lo suficientemente consciente para llamar a Nicholas.¿Dónde estaba él?Ella miró detrás, hacia arriba, luchando por verle fugazmente, por ver apenas a alguien que pudiera informar del secuestro. ―Vas a proporcionarme un montón de dinero, perra ―él se rió de su intento de liberarse, el dolor que atravesaba como un rayo sus muñecas, debilitándola.Aturdida por el efecto confuso de su toque sobre sus muñecas y el anterior golpe en la cabeza que él le había dado, para impedir su salida de la habitación mientras Emma y Ashley entraban corriendo, encontraba muy difícil concentrarse por un segundo. ―No vas a poder gastar ni una moneda―otra vez se tropezó en el siguiente rellano, gritando con la voz quebrada mientras su rodilla golpeaba contra el inflexible metal debajo de ella. ―¡Hijo de puta!, ¿Cuál es tu problema?El golpe en el lado de su cabeza la aturdía. No lo suficientemente real y fuerte como para serincapacitante, solo lo bastante para confundir sus sentidos y arrancar otro grito ronco de sus labios.Holden se echó a reír, aunque el sonido estaba lleno de burla y furia. ―Si hubieras sido lo suficientemente lista como para no luchar conmigo esa noche ―estalló él―.Todo lo que tenías que hacer era acostarte allí y aceptarlo como una buena chica y todo hubiera estado bien, ______. Me habría casado contigo, te habría dado un niño o dos y una vida que hubiera sido buena. Te hubiera tenido a ti, el rancho de tu padre y el respeto que me merezco. Pero tuviste que ir a follar con un Casta, ¿no?. ―Hubiera muerto antes que haber hecho otra cosa que matarte ―gritó con furia mientras el dolor se hacía insoportable―. Te debería haber matado mientras tuve la oportunidad.. ―Pero no lo hiciste, ¿verdad ______? Dejaste que esa hermanita tuya con cara de pocos amigoste detuviera. Ese fue tu segundo error ―él estaba frente a su cara, nariz contra nariz, sus rasgos duros convertidos en una monstruosa máscara de cólera―. El primero fue rechazarme.Una pesada, despiadada mano agarró su mandíbula, empujando su cabeza contra la pared mientras parecía que él trataba de hacerla atravesar el cemento.

―¿Por qué estás haciendo esto? ―gritó ______ mientras él le soltaba la mandíbula.Al segundo siguiente una bofetada con la mano abierta la golpeó en la mejilla. El contacto que a ún mantenía sobre sus muñecas fue la única cosa que impidió que cayera por las escaleras cuando perdió el equilibrio.Estaba débil, el dolor precipitándose por ella era peor de lo que debería haber sido. Mucho peor.Pero él no la dejaría marchar. Seguía tocándola y por alguna razón solo ese toque era como cientos de cuchillas cortando su piel. ―Duele, ¿verdad? ―dijo en tono áspero mientras volvía a arrastrarla escaleras abajo―. Ellos tenían razón sobre eso. Duele lo suficiente como para que ni siquiera puedas luchar conmigo.Ellos, ¿quién demonios eran “ellos”?______ sacudió la cabeza mientras luchaba por encontrar sentido a lo que él estaba diciendo. ―¿Qué me has hecho? ―apenas podía respirar, el dolor estaba aumentando muchísimo. ―No te he hecho nada, estúpida ―escupió él con disgusto―. Te lo hiciste tú misma cuando dejaste que ese sucio Coyote te anudara. Si hubiera sabido que te gustaba follar perros, puta, habría traído el mío para una visita. ______ sacudió la cabeza, se dejó caer contra la pared y tironeó de nuevo de su contacto mientras intentaba que cayeran los dos.Él se rió de sus esfuerzos. ―Tal vez si eres buena chica los hombres que te esperan fuera dejarán que te folle antes de que empiecen a experimentar contigo. Como si no supiera quién demonios eran ―resopló. ―. Solo los científicos del Consejo pagan esa cantidad de dinero por un polvo Casta y solo pagan tanto por una clase especial de polvo ―le sonrió de manera tensa y fría por encima del hombro―. Una compañera. ¿Eres su compañera, dulzura?Nicholas le mataría.Holden no saldría bien librado del hotel…El pensamiento fue anunciado por un aullido que parecía hacerse eco a través del hueco de la escalera, agudo y penetrante, lleno de ira y de promesas de merecido castigo.Nicholas ahora estaba cabreado.______ se desplomó en el peldaño cuando Holden se detuvo. —Te lo dije ―exhaló débilmente―. No va a dejar que abandones este hotel conmigo. Déjame ir,eso te dará una ventaja. Es la única oportunidad que tienes. ―Mueve el culo ―volvió a tironear de las muñecas, su agarre se hizo más fuerte mientras trataba de avanzar más rápido por las escaleras, a la vez que ______ luchaba por demorarlo.Parecía no terminar nunca, pero ella sabía que con cada paso y cada nivel, estaban acercándose ala planta baja.

―¿Cómo te enteraste? ―susurró ella dolorosamente cuando el peso recayó sobre su tobillo y casi se cae de nuevo . ― ¿Cómo supo alguien que era su compañera?Él se volvió hacia ella, empujándola contra la pared, con la mano rodeándole el cuello mientras la fulminaba con la mirada. —Yo te hubiera adorado ―se burló en su cara―. Te hubiera dado cualquier cosa que hubieras querido, pero en su lugar follaste a ese Casta. -Follaste con él y dejaste que te anudara como un jodido animal. ―¿Cómo te enteraste? ―volvió a preguntar, luchando para enfocar sus pensamientos. No había manera de que saliera de esto si no encontraba una forma de luchar más allá del dolor que le nublaba la mente y rodaba por ella en ondas debilitante.. ―Estúpida ―masculló, su voz bajó otra vez hacia el asco―. El calor de acoplamiento tiene una roma. Ellos todavía tienen algunos Castas que saben cuál es su lugar y están siempre en busca de ese aroma. Solo ha sucedido que Nicholas Jonas ha descuidado a su compañera. Y ahora, ella seha ido, adiós, adiós ―él se reía mientras la levantaba de nuevo.―No lo creo.- ______ miró sobre el hombro de Holden y se congeló.La voz era desconocida, perezosa y casi divertida.Holden se volvió bruscamente, su mano fue hacia su cinturón a por el arma que ______ había logrado quitarle de la mano cuando disparó a Ashley. Él no había podido recuperarla. ―Joder ―murmuró él.La risa resonó a través de la escalera mientras ______ clavaba la mirada en el extraño condesconcierto.Tenía que ser un Casta. Un Casta tigre de alguna especie si las dos rayas que se extendían paralelas por su cara eran alguna indicación.―¿Has perdido tu arma, hombrecito? ―El extraño arrastró las palabras mientras extendía unamano detrás de su espalda y sacaba la suya. ―. Eso está bien, yo tengo la mía. La mandíbula de Holden se tensó. Sus dedos se envolvieron en su pelo mientras empezaba allevar otra vez a ______ escaleras abajo, resonó un disparo.La sangre salpicó.______ permaneció cuidadosamente quieta, sus manos ahora libres presionaban contra la pared mientras dejaba vagar su mirada hacia donde Holden estaba tendido sobre los peldaños a sus pies.Sus ojos azules estaban ciegos, sin vida mientras miraba hacia arriba con horror. El lado de su cabeza que había recibido el impacto se veía como si hubiera sido desprendido, dejando al descubierto la carne viva y la en voltura blanca de su cráneo.Nunca había sido guapo, pensó ______, pero se veía mejor muerto que vivo.―¿Estás bien?
______ volvió bruscamente la cabeza.De alguna manera, ella debió deslizarse por la pared porque el extraño estaba acuclillado frente a ella mientras el sonido de voces, altas y enfurecidas se podían oír por encima del golpeteo de pies moviéndose escaleras abajo.Sus ojos cayeron sobre el arma que sostenía de forma casual en sus dedos, mientras apoyaba la muñeca en la rodilla doblada. ―¿Vas a matarme? ―Ella levantó la mirada otra vez y se encontró con el brillo esmeralda de lade él. Había un destello casi febril en ellos, como si estuviera enfermo y dolorido. ―No, no voy a matarte ―dijo de manera gentil, con la mirada llena de tristeza.Las voces estaban cada vez más cerca. Ella juró que pudo oír su nombre gritado desde arriba. ―Nicholas está llegando ―le dijo a él, aunque no estaba segura de si era una advertencia.―Si está llegando ―asintió él y su mirada se ensombreció―. Cuando le haya bajado la descarga de adrenalina, dile que dije que nuestra deuda ahora está saldada. Él salvó mi vida, yo salvé a su compañera. ―Tú se lo dirás. -______ ―Nicholas estaba gritando su nombre.Mientras el extraño saltaba hacia atrás, Nicholas saltó por encima de los escalones superiores mientras Emma, Rule y Stygian corrían escaleras abajo.Él cayó en cuclillas, un gruñido cruel escapó de su garganta mientras encaraba al otro hombre,colocando su cuerpo protectoramente frente a ella. ―Tranquilo, viejo ―murmuró el extraño mientras Nicholas gruñía por lo bajo―. No nos vamosa poner salvajes, ¿eh? . ―¿Qué coño estás haciendo aquí, Gideon? ―gruñó furioso Nicholas.Gideon. Pelo rubio oscuro con las más hermosas franjas marrón dorado. No estaba teñido, era natural. Sus ojos de color verde esmeralda brillaban con dolor y tristeza, pero su postura era relajada y mantenía el arma abajo.Entonces la mirada de Nicholas cayó sobre el cuerpo de Holden, tirado al lado con la mitad de la cabeza volada.Gideon se rió entre dientes.. —Él pensaba que iba a venderla a un equipo de Ejecutores que adivinaron que era tu compañera―Gideon se encogió de hombros. ―. Pillaron su aroma la última noche al pasar por tu habitación.Deberías empezar a usar velas cuando estéis en público, esconden vuestro olor. ―Lo tendré en cuenta ―espetó Nicholas mientras intentaba imaginarse en qué equipo estaba Gideon. Cuando había desaparecido después de dejar el grupo del que Nicholas había formado parte, el rumor había sido que él era puro Consejo. Pero, no había sido visto de nuevo hasta ahora,Nicholas no había sabido si estaba vivo o muerto.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 29th 2013, 12:54

―Hazlo ―Gideon asintió con la cabeza―. Hasta entonces, pasarás un mensaje por mí, ¿verdad?―¿Qué mensaje? ―Gideon siempre tenía un motivo para todo lo que hacía y una agenda que solo él entendía.―Dile a Lawe Justice que esto era solo para ti, no para los Castas en su totalidad o porque me estoy volviendo blando o débil. Te lo debía, incluso más de lo que esto podría pagar ―señaló con la cabeza hacia ______.Nicholas nunca había sentido que Gideon le debiera una mierda, pero ahora estaba más quedispuesto a aceptar la deuda.―¿Qué tiene que ver Lawe con esto? ―espetó Nicholas.―Porque, Gideon es el Casta que estamos buscando, Nicholas ―respondió Rule por él―. No queríamos arrastrarte en medio, por lo que no te informamos de ese hecho.Los ojos de Gideon se en tornaron.—¿No sabías que me estaban buscando?―No lo sabía ―convino Nicholas―. Pero eso no cambia nada, Gideon. Hice un voto con laOficina. No lo romperé.―Y no lo espero ―Gideon asintió con la cabeza―. Pero después de esto, Nicholas, llévate a tu mujer de aquí. Tómala y vete, de otra manera, ambos os veréis inmersos en mitad de esta batalla. Yes una batalla que intentaré ganar.―Gideon ―Nicholas intentó detener su huida.Antes de que Nicholas pudiera hacer nada más que decir su nombre, el otro Casta se había ido.Rápidamente se puso sobre el lado de las escaleras y saltó seis rellanos hacia abajo, una hazaña que incluso Nicholas no habría querido intentar, y se fue.Eso no quería decir que Rule no estuviera intentando atraparle.Stygian y él estaban corriendo escaleras abajo, pero si Nicholas conocía al otro Casta, y lo hacía,no sería atrapado. No esta vez. No hasta que Gideon estuviera preparado.Desaparecido el peligro para su compañera, Nicholas se volvió rápidamente y la apretó contra su pecho. Podía haber estado enfrentándose a Gideon, pero cada sentido que tenía estaba centrado en ella.No había aroma de hemorragia interna. Estaba dolorida, pero no la clase de dolor que indicaba huesos rotos. Estaba magullada, asustada y herida, pero estaba a salvo. ―Nunca más ―susurró él en su oído mientras la sostenía tan cerca de su pecho como podía ―.Nunca más, ______.―Vaya si. La próxima vez, tendré mi propia arma ―entonces ella se apartó lo suficiente como para mirarle, sus labios temblaban mientras las lágrimas llenaban sus ojos y caían por susmejillas―. ¿Ashley? ―susurró.Nicholas se estiró y tocó su mejilla.


—Aún no lo sabemos. El helijet estaba des pegando desde el exterior de la ciudad cuando nosotros salíamos de la habitación ―asintió con la cabeza hacia Emma mientras ésta se sentaba en silencio en el escalón, con expresión dura y distante. ―. Sin embargo sabremos algo pronto.―Él vino sobre nosotras ―ella sacudió confusa la cabeza―. No sé cómo consiguió la llave de la habitación. Ashley y Emma estaban hablando sobre el spa. Nos estábamos riendo de Em porque ella no quería su pelo con reflejos, entonces él estaba allí. Tenía la puerta abierta y disparó a Ashley cuando saltó hacia él.Ella se mordió el labio, el recuerdo de eso obviamente era tan doloroso que las lágrimas estaban cayendo más rápido ahora.―Vamos ―levantándola en brazos la acunó contra su pecho mientras Emma se ponía en pie más lentamente, con los hombros caídos, su expresión tensa por la pena. ―Ella siempre dijo que moriría joven ―susurró Emma con voz ronca, las lágrimas que no podía derramar raspaban su garganta―. La pequeña bruja. Ahora, va a hacer llorar a la Coya y Del-Reyse va a poner todo arrogante y protector, y yo… ―se quebró mientras se le escapaba un sollozo ―.No quiero saber cómo sobreviviré sin Ashley ―susurró antes de subir las escaleras corriendo.Nicholas la siguió más despacio.Emma era joven y no tenía ni idea de lo que significaban muchas de las cosas que había olido osentido. Nicholas sí. Ashley estaba viva y estaba luchando por quedarse así, eso es todo lo que ellos podían pedir.Abrazaba con fuerza a su compañera mientras ella apoyaba la cabeza sobre su pecho y le rodeaba el cuello con los brazos. ―¿Quién es Gideon? ―preguntó, rehusando permitirse creer que cualquier cosa podría llevarsea Ashley de su mundo. Era demasiado vital, una parte importante de las vidas de aquellos aquienes amaba y de aquellos quienes la amaban. ―Una parte del pasado ―le contestó en voz baja e ______ tuvo la sensación de que en el pasado era donde Gideon debería haberse quedado. ―¿Entonces por qué está aquí ahora?Ante eso, Nicholas hizo una mueca.—Para abrir viejas heridas ―dijo con un dejo de lamento―. Esa es la única razón por la que está aquí, ______. Esa es la única razón por la que cualquiera de nosotros vinimos aquí. Para abrir viejas heridas.Ella apoyó la cabeza en su pecho mientras Emma abría la puerta de la escalera hacia el piso en elque estaban sus habitaciones.―Nos quedaremos en tu habitación ―le dijo él mientras la otra chica se dirigía a la puerta de la habitación en la que ______ se había quedado la primera noche.
Cargándola, no la dejó sobre la cama, no la sentó sola en una silla. Mientras Emma cerraba la puerta detrás de ellos en vez de unírseles, Nicholas se hundió en una de las sillas, la abrazó y enterró su cara contra su cuello.―Habría muerto sin ti ―susurró de repente, los músculos de sus brazos se contrajeron mientras luchaba por no abrazarla con demasiada fuerza. Mientras luchaba por meterla bajo su piel, para no arrastrarla hasta las profundidades de su alma.―No digas eso ―aferrándose a él, ______ sabía que eso era verdad, de la misma manera que sabía que habría dado la vida por él, ella sabía que sin él su vida perdería las esperanzas.Tan solo habían pasado unos días desde que sus ojos se habían encontrado en ese bar. Menos de cuarenta y ocho horas, sin embargo como su abuelo le había advertido, cuando encontrara el verdadero amor ella lo sabría al instante y se enfrentaría a la muerte para conservarlo.______ le aferraba con fuerza.―No me dejes ―ella le necesitaba. Necesitaba su toque, su beso, pero más que nada, necesitaba saber que nada ni nadie podrían llegar a separarlos de nuevo.Poniéndose de pie y andando hacia la cama, Nicholas la acostó suavemente antes de tenderse a su lado y tomarla en sus brazos de nuevo.Simplemente para sostenerla. ―Nuestros doctores ya estaban volando para nuestras pruebas, por lo que probablemente estén ya con Ashley ―le dijo mientras ella yacía tan cerca de él como le permitían las ropas―. El calor de acoplamiento era diferente con nosotros que con los otros y nuestros científicos han estado trabajando desesperada mente para averiguar cuál es la causa y como aliviarlo.______ negó con la cabeza. —No quiero saber ―y no quería. Mirándolo, sintiendo su calor, permitiéndose creer que estaba realmente con él, que de verdad estaba en sus brazos en lugar de enfrentándose al destino al que Holden podría haberla enviado―. No quiero saber, Nicholas. Esperé por ti. Todos estos añoso bservé y esperé, sabiendo, de alguna manera, que lo que tendríamos sería diferente. Que valdría la pena las noches solitarias y los miedos de que te hubiera perdido en algún lugar ―ella hizo un breve movimiento de cabeza―. No quiero perder eso.Lo que les había reunido, el calor de acoplamiento, como ellos le llamaban. ¿Era verdaderamente tan diferente, tan único de lo que lo era para aquellos que no tenían genética Casta? ¿O era simplemente una forma amplificada que quitaba el proceso de espera, de negación o alejarse con miedo como hacía mucha gente? De la misma manera en que la tecnología parecía avanzar, así lo hacían los miedos y los bloqueos que se ponían contra el amor.―No quiero perder ni un segundo de lo que somos, Nicholas ―le dijo mientras la cabeza de él bajaba y sus labios tocaban los de ella―. Ni siquiera un segundo.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 29th 2013, 13:08

Epílogo
Tantas veces soñé que tú estabas allí.Entonces el sueño se hizo realidad...

El Alfa de la Manada Coyote, Del-Rey Delgado y su Coya, Anya, estaban de pie en silencio en la sala de espera del hospital. Junto a ellos había más de treinta Castas Coyote que se aseguraban que una fuerte barrera protectora se mantuviera entre la pareja y el pequeño que llevaba el Alfa acuestas. Una versión en miniatura de él, rubio y con ojos castaños.La Coya finalmente se había secado las lágrimas, pero su rostro estaba pálido y sus ojos rojos.Cada Casta de la sala de espera vibraba de rabia y furia impotente. No había nadie a quien de volver el golpe. Nadie a quien matar por crear dolor a su Coya ni por el imperdonable pecado de atreverse a silenciar la risa de Ashley Truing, su sonrisa fácil o la esperanza que representaba para cada Casta Coyote viviente que se opusiera al Consejo. Ella era la mejor y más brillante entre ellos,de muchos modos. Siempre caminaba por donde los ángeles no se atrevían a pisar, jurando que quería vivir la vida en vez de luchar la.Del-Rey miró a su alrededor en la sala para tomar nota del número de Castas que se les había unido hasta entonces. Seguían llegando, volando de todas partes del mundo para estar allí en caso de que se les necesitara.Sorprendentemente su segundo al mando, Brim, también estaba allí. De pie, solo y silencioso en un rincón de la sala, con los brazos cruzados sobre el pecho, el ceño fruncido marcándose profundamente en su expresión. Del-Rey se imaginaba que se sentía responsable. Brim siempre asumía más de lo que debería, especialmente en lo que a las chicas se refería.—Cuando Ashley tenía dos años desarrolló una fiebre que los doctores no parecían poder bajar—susurró Anya de pie a su lado. Sentada en el sofá junto a ella, Emma miraba el suelo—.¿Recuerdas aquella fiebre, Emma?Emma asintió.—Y salió de ella, ¿verdad? Cuando todos dijeron que no podría. Es una luchadora. Ashleyquiere vivir, quiere comprar y quiere arreglarse las uñas y el cabello. Adora hacerlo.Emma levantó la cabeza.
—No, lo disfruta —su voz era áspera—. Te adora a ti, al Alfa, a mí, a Sharone, a Marcy y a Kate.Pero está convencida de que morirá joven y que el mundo no echará de menos a una insignificanteCasta Coyote. —Los hombros de Emma se estremecieron con los sollozos silenciosos una vez másmientras Anya se giraba hacia Del-Rey que tenía su brazo libre alrededor de ella para atraerla hacia sí.El aire de tristeza que pendía sobre la sala de espera era testamento viviente del amor que todos sentían por la joven mujer, demasiado menuda, demasiado frágil, que actuaba como si estuviera hecha de titanio en vez de carne y huesos.Mirando por encima de la cabeza de Anya hacia su hermano, de nuevo su segundo al mando,Del-Rey observó a Brim levantar la cabeza y mirar al techo, parpadeando rápidamente antes de bajarla para volver a mirar al suelo.Ashley era la hermana pequeña de todos, y Brim se tomaba esa responsabilidad seriamente. Él bromeaba, reprendía y a menudo meneaba la cabeza por los tejemanejes de la chica, pero era invariablemente Brim quien convencía a Del-Rey para que le diera a Ashley sus días de spa cuando estaba siendo castigada por ponerse en peligro a sí misma, por auto consentirse y comprarse un par de zapatos nuevos cuando se había olvidado de completar una tarea en Ciudadela, la torre solitaria en una montaña con vistas a Haven que los Coyotes controlaban.Y ahora era Brim el que soportaba el peso de la culpa por permitirle viajar a Window Rock cuando le había rogado tanto que le dejara visitar unas amigas allí.No es que fuera a ser la única Casta allí. Los Felinos y los Lobos habían establecido bases menores allí por invitación de la Nación Navajo una vez que sus lazos genéticos fueron descubiertos. No era tan seguro como Ciudadela, Haven o Santuario, pero era más seguro que otras localizaciones a las que podría haber solicitado ir.Brim había aprobado el viaje y ahora Ashley estaba tendida luchando por su vida por causa de sus amistades y por sus intentos de proteger a la sobrina del jefe navajo.Cambiando el peso de su hijo sobre el hombro, Del-Rey se lo pasó a su guardiana, Sharone,cuando entró un recién llegado.—Del-Rey. —Dane Vanderale, heredero de Vanderale Legacy y el primer híbrido Casta concebido naturalmente del que se tuviera constancia, dio un paso hacia él.—Dane. —No se estrecharon las manos, más bien cuando estuvieron cerca, se agarraron los antebrazos con camaradería.—¿Hay algo que podamos hacer? —el acento de Johannesburgo era más fuerte de lo normal, un claro signo de que Dane estaba furioso.Del-Rey negó bruscamente con la cabeza.—El hombre que hizo esto está muerto. No puedo pensar en nada más que pudiera hacerse amenos que seas un hacedor de milagros y agites la mano sobre esa herida y la puedas arreglar.Dane le agarró del hombro.

—¿Qué me dices de un regalo mucho menor? Mis hombres localizaron a dos soldados que estaban allí para llevarse a la compañera de Nicholas. No habían reportado todavía el acoplamiento y no pondrán en peligro a ninguna otra compañera.El brillo salvaje que llameaba en sus ojos verdes aseguraba a Del-Rey que aquellos soldados tampoco estaban malgastando el precioso oxigeno de nadie.—¿Los identificaste? —le preguntó.Dane hizo una mueca al oír la pregunta, bajando la voz.—Eran Coyotes, Del. Del Consejo. Jamás habían sido parte de Ciudadela.Aquello era en el mejor de los casos, un pequeño consuelo.Restregándose las manos sobre el rostro, se giró hacia su compañera.Anya estaba allí, con los brazos rodeándole la cintura mientras él la ponía a su lado.En aquel momento las doctoras Katya Sobolov y Nikki Armani entraron en la sala de espera.Más de treinta Castas se volvieron hacia ellas, automáticamente moviéndose y separándose para permitir a su Alfa y su Coya reunirse con ellas.—Doctoras. —Del-Rey asintió seriamente.—Todavía está viva —afirmó Katya, su expresión caída y exhausta después de horas en cirugía.—¿Pero? —interrumpió Del-Rey. Juraría que lo estaba sintiendo venir.Katya apartó la mirada por un momento, obviamente luchando contra sus emociones mientras el olor de pena tocaba sus sentidos y se le encogía el pecho.—Pero, las siguientes veinticuatro horas serán las más difíciles para ella —dijo, sombría.—A pesar de su bravuconería y fuerza, Ashley es demasiado delicada para una herida tansevera. Ha perdido mucha sangre, Del-Rey. —Su voz adquirió un toque de emoción—. La bala fuedifícil de extraer y causó un gran daño al entrar. —Su respiración se volvió irregular.—Katya, tus emociones —le recordó Nikki con frialdad antes de volverse al Alfa de los Castas Lobo que había volado con ellas—. Wolfe, Katya necesita algo caliente y dulce para beber. Está cansada.Wolfe y su compañera, Hope, trasladaron a la joven doctora, llevándola a la sala de espera suavemente mientras Nikki se volvía hacia los Coyotes.—He visto sobrevivir a muchos de vosotros de heridas peores —afirmó, su voz resonando confuerza y esperanza—. He visto a mujeres mucho, mucho más débiles, sobrevivir cosas peores.Ahora mismo su supervivencia depende de ella y su deseo de vivir. Y conozco a Ashley, creedme,no quiere que sus hermanas se gasten todo el dinero para sobornos que su Alfa aparta para sus uñas y sus ropas.Hubo una ronda general de risas hasta que Brim se abrió paso entre la multitud y salió de lazona de espera. El estado de ánimo se ensombreció de nuevo
—No quiero arriesgarme a transferirla a Haven o a Ciudadela hasta mañana por la mañana. Para entonces necesitaré un medi-jet cargado con equipamiento y esperando en la zona de despegue del hospital. —Le entregó a Del-Rey una lista—. Contacta con Haven y tu gente en Ciudadela. Hay algunos suministros que solo tiene Ciudadela y que necesitaremos para el transporte.Ashley no iba a librarse sin más de esta, ese era el mensaje que la doctora estaba dándoles.Del-Rey tomó la lista antes de pasársela a su administrador coyote junto a él.—Encárgate.El Casta asintió brevemente antes de irse.—Las emociones de Katya se quebraron después de la cirugía —suspiró Nikki—. Ella es un verdadero demonio en la sala de operaciones. Tan fría y precisa como cualquier cirujano que haya visto. Pero se quebró al hacer la limpieza. Aunque jamás la he visto quebrarse así.—Creció con Ashley —suspiró Del-Rey—. A veces es difícil creer que sean casi de la misma edad.Nikki asintió, concordando.—Creo que va a lograrlo, Del-Rey —le dijo en voz baja—. Es una luchadora y tan testaruda como el infierno. Es todo lo que necesita.Era la única esperanza que podía ofrecerles.Del-Rey se giró hacia los Coyotes reunidos detrás de él.—La llevaremos a casa por la mañana —anunció—. Hasta entonces, cualquier Casta que ataque,o se vea envuelto en un altercado físico o verbal con humano o Casta, o que de alguna manera debilite la protección de Ashley o nuestra capacidad de protegerla, responderá ante mí. ¿Que da claro?Los Castas Coyote podían ser a menudo más impulsivos que otras especies a las que les se les enseñó la paciencia y la lógica sobre la temeridad física.—Está claro, Del. —Uno de los alfas de los equipos asintió firmemente—. Y si alguien necesita un recordatorio, entonces los alfas de los equipos se encargarán de ello.El orgullo se apoderó de Del-Rey. Esto era una gran mejora de los últimos meses desde que había tenido que dejar que unos cuantos Enforcers enfriaran sus temperamentos en una cárcel humana por empezar una pelea de bar. Los Coyotes estaba creciendo, adaptándose, madurando, y la prueba de ello se veía en los rostros de cada uno de los Castas Coyote allí reunidos.—Tienes toda una manada, Del-Rey —la voz de Dane mostró el respeto que Del-Rey y sus hombres habían luchado por alcanzar—. Si necesitas cualquier cosa, lo que sea. —La mirada de Dane se volvió más atenta, más sombría—. Los Vanderale están aquí para ti. Bienvenido a la familia.Esta vez sí hubo un estrecharse de manos y además uno que Del-Rey no se había esperado. No es que lo mostrara. Inclinando su cabeza con calmada aceptación, su saludo fue firme, confiado.

La aceptación de Vanderale era el último obstáculo para asegurar la supervivencia de su gente.Las Empresas Vanderale “dotaban” a Haven y Santuario con juguetes militares y eran contactos esenciales para la mayoría de los contratos de seguridad militar que caían en los cofres de las Castas Lobo y Felina. Del-Rey estaba ansioso por unirse a la familia, por obtener para su gente lo que los Lobos y Felinos estuvieran dispuestos a compartir con los Coyotes.Lo quería para los suyos.Respirando profundamente se giró y dejó que su mirada pasara más allá del vestíbulo y el aladonde estaban manteniendo a Ashley. Brim estaba con ella y esa era la mejor protección que podría tener, pero Del-Rey ansiaba ver a la joven a la que había llegado a llamar “hermana”.Girándose a donde Nicholas y su compañera estaban sentados, uno de los asientos más alejados,Del-Rey se abrió camino hacia ellos. Lamentablemente el aroma del calor, era, por el momento,distante. Los moratones de ______ y las heridas no habían puesto en peligro su vida, pero sí la capacidad de Nicholas para disfrutar de su compañera hasta que se curara. Sin embargo el Coyote parecía feliz de cuidarla. Como todos los compañeros machos Castas, su devoción hacia ella era evidente.Los Castas no tiraban por la borda lo que los hombres humanos daban por descontado. Sus compañeras eran todo para ellos, y Nicholas no era diferente.Se pusieron de pie.—Lo siento, Del-Rey —susurró ______, la prueba de las lágrimas que había estado derramandose mostraba en sus ojos enrojecidos—. Ninguno se esperaba que Holden hiciera algo así.Del-Rey meneó la cabeza.—No se te achaca ninguna culpa —le juró. Miró a ______, a su expresión de agotamiento y las heridas de su cara—. Lleva a tu compañera al hotel, Nicholas, para que pueda descansar. No hay nada que se pueda hacer aquí. Nos iremos a casa a primera hora de la mañana.—Haré como dices, Alfa Delgado —asintió Nicholas—. Y una vez en Ciudadela, tenemos que hablar. Hay información más interesante aquí de lo que ninguno de nosotros podría haber imaginado.Del-Rey levantó una ceja. ¿Más información? Y por lo que parecía era algo que no podía parecer esperar.—Mañana por la noche —prometió entonces Del-Rey—. Hasta entonces, dormid algo.Mientras se alejaban, Del-Rey se sentó en un sofá cercano y observó a sus hombres empezar a desfilar por la sala de espera, yéndose a sus hoteles, a comer o a beber. Solo rogaba que se las arreglaran para mantenerse alejados de los problemas.A esa oración, añadió otra. Una en la que Ashley volviera a ser la brillante y vivaz casta de siempre. Porque si algo le sucedía, Del-Rey se temía que la guerra entre Castas y lo que quedaba del Consejo se caldeara todavía más. Ashley era bien querida por todas las manadas de Lobos y Felinos, se la consideraba una hermana pequeña, a veces irritante, y representaba todos los sueños

de futuro. Porque Ashley reía. Jugaba. Fastidiaba. Pero lo que era más: Ashley les recordaba lo que todos deseaban para sus hijos.Llena de diversión y de vida.Perderla bien podía inclinar la balanza y cambiar la guerra silenciosa con el Consejo a una que el mundo vería claramente con el color de la sangre.Y eso era algo que ninguno de ellos podía permitirse.
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MensajeTema: Re: una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada   una compañera inoportuna{NICK Y TU} HOT adaptada Icon_minitimeEnero 29th 2013, 13:51

Dos días después
Nicholas dejó que sus labios se deslizaran sobre los moretones en el rostro de su compañera mientras yacía recostada ante él, desnuda y excitada. Los dos últimos días el calor de acoplamiento había estado ausente; evidentemente, las heridas que había sufrido su cuerpo eran lo bastante graves como para aplacar sus efectos.Las glándulas bajo su lengua no se habían inflamado, la hormona estaba ausente hasta hacía pocos minutos antes cuando despertó. Ahora se encontraban completamente inflamadas, la polla henchida y pulsando, el ansia palpitando a través de su organismo y llevando con ella el hambre intensificado que afectaba a los Castas y a sus compañeras durante el calor de acoplamiento.No era el único afectado. Su compañera se movía contra él, apretando uno de sus muslos entre los suyos, el húmedo calor de su coño frotándose contra él. El nudo inflamado de su clítoris se frotaba caliente contra su muslo, al tiempo que le clavaba las pequeñas uñas afiladas en los hombros.Los labios masculinos le recorrieron la mandíbula, luego los labios, tentándolos a ambos con la necesidad de saborear la pasión que ardía entre ellos. —Me estás matando —susurró ella, arqueándose hacia él, sus pequeños pezones duros quemando contra su pecho mientras él le rozaba los labios con los suyos. —Te he extrañado, compañera.La hormona no los había atormentado, pero su necesidad de ella aún había estado presente,manteniéndolo semi-excitado y más que demasiado consciente de su cuerpo desnudo contra él,noche tras noche.Volvió a rozarle los labios, gruñendo cuando se los mordisqueó, desafiándolo a hacer del beso lo que necesitaba. Inclinando la cabeza, probó con ansia su sabor, aun conteniéndose, regresando por otro poco de ella, mientras gemía debajo de él, arañándole la espalda con las uñas.La aguda sensación fue lo que causó su perdición. Sumado al hambre feroz, brutal entre ellos,Nicholas separó los labios, separando los de ella, y su lengua avanzó dentro de la boca de ella, que la tomó con un ligero gruñido femenino de necesidad.______ gimoteó de placer, retorciéndose contra él, sus pezones frotándose contra su pecho se añadían al ferviente anhelo que asaltaba el resto de su cuerpo.
Abrazando firmemente su lengua con los labios, mientras esta se movía entrando y saliendo de su boca, ella luchó por cada gota de la hormona del acoplamiento que manaba de su lengua. Esa cualidad única, imperceptible, adictiva del calor de acoplamiento, impulsaba la necesidad pulsante en su interior a un nivel mucho más alto.Ella lo necesitaba.—Ahora —gritó desesperada cuando él volvió a moverse para robar unos besos rudos y hambrientos de sus labios, solo que antes giró la cabeza para saborear la piel de su mandíbula y rozarle el cuello con los dientes —. No te detengas, Nicholas. Te necesito.Y él la necesitaba tanto como ella a él.______ abrió los muslos mientras él se movía, sujetando con impaciencia sus caderas entre las rodillas, mientras él se ubicaba entre ellas, el peso de su gruesa polla presionando entre los pliegues hinchados de su coño.El primer fuerte chorro de fluido pre-seminal calentó la entrada, los músculos se tensaron,contrayéndose rítmicamente sobre la punta ancha mientras comenzaba a empujar dentro de ella.El segundo chorro precedió al primer empuje, poco profundo, que introdujo el glande dentro delas ardientes profundidades de su sexo. Retirándose, volviendo a embestir, con otro chorro relajó la tensión natural de los músculos que se contraían en su interior.A cada chorro de fluido le siguió una embestida más profunda, un placer-dolor tan sensual que la hizo gritar, arqueándose para acercarse buscando más, moría por más, moría por sentirlo hundiéndose en ella, tomándola con la voraz desesperación insaciable que llameaba entre ellos.Acomodándose sobre ella, la sujetó de la cadera con una mano mientras que, dando un profundo gruñido, se impulsó hundiéndose hasta la empuñadura. Aquella primera excitante embestida, profunda y a fondo, liberó el control que había estado manteniendo cuidadosamente.Sus labios se enterraron en la curva del cuello de ella mientras comenzaba a moverse,embistiendo con fuerza en su interior, hundiéndose hasta la base con cada empuje de sus caderas mientras ______ abría los muslos de par en par, tomándolo más profundo todavía. Sus rodillas le sujetaban las caderas, elevó la pelvis y sus gritos escaparon de su garganta mientras experimentaba un placer que se intensificaba con fuerza y rapidez. No había modo de contenerlo. No había modo de detener esta primera y hambrienta necesidad que ardía entre ellos.Se sentía como si no la hubiera follado desde hacía una eternidad. Una vida entera desde que había podido tenerla como lo necesitaba. El orgasmo se alzó en ella abriéndose paso entre las sensaciones inundándoles los sentidos y precipitándose a través de ellos.Sus embestidas se hicieron más potentes, más rápidas. Cada una frotaba y acariciaba terminaciones nerviosas tan intensamente sensibles que no había manera en que hubiera podido contenerse por más tiempo.El orgasmo se abalanzó sobre ellos. Como un violento incendio desatado fuera de control, que estallaba hasta consumir todo a su paso. El éxtasis era una hoguera rebosando su mente, sus sentidos, haciendo explosión en cada célula de su cuerpo mientras sentía el primer potente chorro


de su eyaculación y la pesada hinchazón que la estiraba, la quemaba y enviaba vertiginosamente através de ella una catastrófica oleada de puro delirio.Con los dientes clavados en la base del cuello de ella, Nicholas se estremecía con cada chorro de su propia liberación. Los pulsos de semen eran otra caricia, otra explosión que abrasaba a través de ella.Mientras recuperaban la calma, exhaustos, con la respiración acelerada en el silencio oscuro dela habitación, ______ oía sus débiles gimoteos escapando de su garganta con cada nueva vibraciónde las increíbles sensaciones causadas por la hinchazón que pulsaba contra aquellas terminaciones nerviosas que una vez habían estado ocultas.¿Podría vivir sin esto, sin él?Había esperado demasiado tiempo, había contemplado las noches durante demasiados años y soñado con demasiada intensidad el poder tener ese algo, esa emoción tan desconocida que el desasosiego la había atormentado.Ahora no quería vivir sin él.Soñolienta, lista para volver a quedarse dormida, ______ gimió ante la pérdida al sentir que la turgencia menguaba, escuchando el gruñido de placer de Nicholas mientras se deslizaba fuera de ella y caía desplomado en la cama a su lado.La atrajo contra él, protegiéndola en el calor de su cuerpo, envolviéndose a su alrededor mientras ella suspiraba ante la perfección de la consumación del hambre que ardiera tan caliente y brillante. La mano de él se deslizó sobre su hombro, corriendo hacia atrás las puntas húmedas de su cabello, mientras le besaba la sien con dulzura.—Del-Rey llamó mientras estabas dormida —dijo, con la voz aún grave, más profunda por el orgasmo que acababan de compartir. —¿Ashley? —El miedo interfirió de repente. Levantó la mirada hasta encontrar la suya al pensaren la lucha por la que había pasado su amiga, simplemente para poder vivir.Ya casi la habían perdido dos veces. Los doctores de los Castas Lobo y Coyote habían batallado de sesperadamente para mantenerla con vida. Cada vez, lograron traerla de vuelta, y luego se quedaban sollozando con las hembras Alfa y la manada, mientras colapsaban por el miedo y la desesperación que cada batalla les causaba. —Ella despertó hace unas pocas horas —le dijo—. Preguntó por ti. —La sostuvo en el lugar cuando ella comenzó a levantarse—. La doctora Sobolov me pidió que aguardemos hasta la tarde para ir a visitarla. Aún está débil y se cansa con facilidad. Han vuelto a retrasar su traslado de regreso a Ciuda dela. Del-Rey no quiere arriesgarse a que sufra un revés en su recuperación, o alguna complicación. Está esperando hasta que se encuentre lo bastante bien como para viajar sin las máquinas que la ayudan a vivir.—¿Se pondrá bien? —susurró, desesperada, la culpa que sentía por las heridas de su amiga la desgarraba con un punzante latigazo.
—Se pondrá bien. —El tono de alivio en su voz la tranquilizó de inmediato —. No sanará de la noche a la mañana, y puede llegar a sufrir complicaciones mientras se recupera, como aprendimos con las heridas que sufrió el Alfa de los felinos, al recibir un balazo en el pecho hace más de un año,pero se irá recuperando.Se le llenaron los ojos de lágrimas, que resbalaron por su cara a pesar de que luchaba por contenerlas. Nicholas se las enjugó con la yema del pulgar antes de depositar un beso en la comisura de su boca. —No fue tu culpa, ______ —le susurró, no por primera vez —. Nada de eso fue culpa tuya.—Debería habérselo dicho a alguien —gritó mientras un sollozo desgarrador escapaba de ella —.Debería haberlo matado yo misma. De alguna manera. Cualquier cosa con tal de evitar que esto sucediera.Nicholas negó con la cabeza.—Hay cosas que no pueden evitarse, cariño. Ashley se precipitaba de forma irrevocable hacia un final impredecible. De ésta manera, pudimos limitar las consecuencias y estábamos lo suficientemente cerca para asegurarnos de que recibiera atención médica lo más rápido posible. Ha sido infernal mente imprudente durante los meses pasados, tanto que su Alfa prácticamente la ha tenido encadenada a la base siempre que era posible.A ______ le temblaron los labios. —Solo quiere vivir, Nicholas. Desea experimentar tantas cosas, y siente que tiene tan poco tiempo…—Y casi acorta ese tiempo haciéndolo increíblemente breve —suspiró—. Quizás ahora se tome las cosas con más calma. Aunque sea un poco.Acomodando la cabeza de ella contra su hombro, dio gracias a Dios otra vez de que su compañera se encontrara segura entre sus brazos. Holden Mayhew casi se la había llevado. Por poco la había perdido por la depravada investigación que el Consejo aún seguía persiguiendo. —¿Y ahora qué? —preguntó ______—. ¿A dónde vamos después?Ella no quería dejar la Nación, o a su familia, él lo sabía. Y no tenía ningún deseo de apartarla de ellos. —Ya tenemos cierta presencia aquí, como también una sub-base. —Se encogió de hombros—. Séque Jonas ha estado buscando alguien que la dirija. He solicitado el puesto.Ella se incorporó. Súbitamente, una deslumbrante felicidad rebosó sus sentidos con la esperanza que iluminó su mirada.—¿No tenemos que marcharnos?—Solo cuando sea necesario —le prometió—. Solo si aumenta el peligro. Pero me da la impresión de que tu familia se asegurará de que cuente con la ayuda que necesito para protegerte.Sabía que así sería. Ella era su tesoro, así como lo era su hermana, y Nicholas había encontrado en ellos su propia aceptación. Familia, había dicho su padre. Ahora era parte de ellos
—Te amo, Nicholas —susurró, inclinándose hacia él, con el cabello derramándose alrededor de su rostro mientras posaba los labios sobre los suyos—. Con todo mi ser, te amo.—Y yo te amo, ______ —juró él—. Eres el aliento que me da la vida. Para siempre.—Para siempre —exhaló en un suspiro contra sus labios—. Me encanta oírte decir para siempre,Nicholas. Para siempre.La promesa susurrada de sus anhelos, su amor y los sueños que habían llenado sus vidas.Era para siempre. FIN
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